Byakuro Kyoya
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Byakuro había llegado a Little Garden tras varios días de viaje. Tenía pensado encontrarse con Dexter allí. Había hablado con él para reunirse de nuevo y ponerse al día, y ¿qué mejor lugar que la isla en la que ambos se conocieron? El chico había dejado a Yoko en el barco, practicando las doce primeras katas del Ryu Yoshiki mientras se dirigía al centro de la isla, y ahora caminaba por la jungla, con un paso calmado, mientras a su alrededor el calor, la humedad y los mosquitos parecían querer acabar con él. Y lo peor era, que aquellos mosquitos no eran comunes, sino del tamaño de un pájaro mediano, lo que convertía sus puntiagudos hocicos en una dolorosa aguja llena de infecciones. Muy desagradable, ciertamente, por lo que el chico iba con su haki de armadura activo, para evitar que aquellos molestos animales le perforasen la piel y se alimentasen de su sangre. Joder, que era suya, y aquellos animales eran unos acaparadores. El cazador sacó su Den-Den Mushi y un dial de color rojo: un dial láser. Apuntó al cielo con él, fijándose antes en no darle a ninguna criatura, y disparó toda la carga energética del mismo.
- Dexter-chan, he llegado. Ese láser he sido yo. Ven a buscarme, por favor, con el paso del tiempo he perdido algunas facultades, y no me apetece tener que escalar hasta lo más alto de la colina a base de fuerza bruta. Tal vez me notes algo... cambiado. -tras la petición, se quedó a la espera, observando los alrededores: en aquel lugar crecían plantas de todo tipo, y los animales parecían haber quedado estancados en una era muy antigua: mosquitos gigantes y dinosaurios eran la prueba visible de ello.
En ese momento el cazador escuchó un leve gruñido, procedente de su izquierda. Se giró a tiempo para ver un enorme felino con enormes colmillos que sobresalían de la parte superior de la mandíbula. El animal saltó sobre él, y el chico apenas tuvo tiempo para reaccionar. Se hizo a un lado, pero el animal no tardó en moverse de nuevo hacia él. Byakuro lo miró con enfado y apuntó con su bastón a la cabeza del animal, para a continuación moverlo como si fuera un palo de billar y lanzar una onda de choque con él, imbuida en flamas vitales. El animal recibió el golpe y retrocedió un par de pasos, para a continuación alejarse por la espesura. Byakuro observó el cielo, esperaba que Dexter no se retrasase mucho,
- Dexter-chan, he llegado. Ese láser he sido yo. Ven a buscarme, por favor, con el paso del tiempo he perdido algunas facultades, y no me apetece tener que escalar hasta lo más alto de la colina a base de fuerza bruta. Tal vez me notes algo... cambiado. -tras la petición, se quedó a la espera, observando los alrededores: en aquel lugar crecían plantas de todo tipo, y los animales parecían haber quedado estancados en una era muy antigua: mosquitos gigantes y dinosaurios eran la prueba visible de ello.
En ese momento el cazador escuchó un leve gruñido, procedente de su izquierda. Se giró a tiempo para ver un enorme felino con enormes colmillos que sobresalían de la parte superior de la mandíbula. El animal saltó sobre él, y el chico apenas tuvo tiempo para reaccionar. Se hizo a un lado, pero el animal no tardó en moverse de nuevo hacia él. Byakuro lo miró con enfado y apuntó con su bastón a la cabeza del animal, para a continuación moverlo como si fuera un palo de billar y lanzar una onda de choque con él, imbuida en flamas vitales. El animal recibió el golpe y retrocedió un par de pasos, para a continuación alejarse por la espesura. Byakuro observó el cielo, esperaba que Dexter no se retrasase mucho,
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Estaba sentado en el mascarón, con un den den mushi en la mano, esperando la llamada de Byakuro. ¿Qué podía querer el ilusionista después de tanto tiempo en Little Garden? No se habían visto desde la muerte de Zero, y se rumoreaba por ahí que había muerto. Si era verdad, después de Mariejoa, que había caído, aquella llamada significaba descubrir al usurpador de su identidad. Sin embargo, de lo contrario se encontraría por fin con su viejo amigo tras tanto tiempo. ¿Cuánto había pasado? ¿Tres, cuatro meses? Todo sin saber nada de él, e incluso al parecer las vivre cards habían ardido. ¡El gobierno lo había reemplazado! No alcanzaba a entender cómo podía ahora alguien pasarse por él... Lo iba a matar como no fuera el de siempre.
Y entonces la señal se vio clara. Láseres, como no podía ser de otra forma en él, a la vez que la voz del cazador resonaba en sus oídos, pidiéndole que fuera a buscarlo. "En fin, supongo que no hay problema", se dijo mientras alzaba un ligero vuelo hasta la orilla y olfateaba el aire, buscando un rastro que seguir. Al fin y al cabo el láser podía haber cambiado de posición relativa debido a la alta humedad y guiándose por su memoria no eidética (al parecer contrariamente al 80% de la población mundial) corría el riesgo de no encontrarlo si sus cálculos fallaban.
Por suerte un ruido en la maleza y un animal corriendo que por algún motivo lo ignoró le dieron la pista definitiva a dónde andaría Byakuro. Justo delante de sus narices. Desde luego no podía decir que fuera el mismo, habiendo cambiado hasta su tono de pelo, pero en esencia permanecía como el mismo muchacho de cabello púrpura de hacía unos años, y le recordaba ligeramente a la ilusoria muchacha de aquella partida de póker. Si no era él, llevaba un disfraz muy convincente.
-Vaya por dios, Bya. Te sienta fatal morirte- dijo, con una sonrisa-. ¡Mira lo pálido que estás! ¿Has pisado la calle desde la última vez que nos vimos?
No podía evitar alegrarse por verlo de nuevo, y sin esperar respuesta trató de darle un abrazo.
-No te mueras otra vez, ¿Eh? O te las verás conmigo- susurró.
Y entonces la señal se vio clara. Láseres, como no podía ser de otra forma en él, a la vez que la voz del cazador resonaba en sus oídos, pidiéndole que fuera a buscarlo. "En fin, supongo que no hay problema", se dijo mientras alzaba un ligero vuelo hasta la orilla y olfateaba el aire, buscando un rastro que seguir. Al fin y al cabo el láser podía haber cambiado de posición relativa debido a la alta humedad y guiándose por su memoria no eidética (al parecer contrariamente al 80% de la población mundial) corría el riesgo de no encontrarlo si sus cálculos fallaban.
Por suerte un ruido en la maleza y un animal corriendo que por algún motivo lo ignoró le dieron la pista definitiva a dónde andaría Byakuro. Justo delante de sus narices. Desde luego no podía decir que fuera el mismo, habiendo cambiado hasta su tono de pelo, pero en esencia permanecía como el mismo muchacho de cabello púrpura de hacía unos años, y le recordaba ligeramente a la ilusoria muchacha de aquella partida de póker. Si no era él, llevaba un disfraz muy convincente.
-Vaya por dios, Bya. Te sienta fatal morirte- dijo, con una sonrisa-. ¡Mira lo pálido que estás! ¿Has pisado la calle desde la última vez que nos vimos?
No podía evitar alegrarse por verlo de nuevo, y sin esperar respuesta trató de darle un abrazo.
-No te mueras otra vez, ¿Eh? O te las verás conmigo- susurró.
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Byakuro observaba aún el cielo azul sobre su cabeza cuando una voz llamó su atención, proveniente de uno de los extremos del claro. Una voz conocida. Cuando desvió la vista hacia allí, pudo ver una silueta conocida, con un abrigo que sin duda era característico de aquella persona: Dexter. El enorme hombre parecía haber crecido aún más desde la última vez que se habían visto, y ahora se acercaba con una sonrisa hacia él, con ambos brazos extendidos. El cazador respondió al abrazo y dijo:
- No ha sido precisamente una experiencia agradable, te lo aseguro... -el chico suspiró resignado-. Además, he perdido facultades. Aunque puedo nadar de nuevo, eso sí... -en ese momento, una imagen de Klaus llegó a su mente, y tuvo que reprimirse para no llorar.
El cazador suspiró, tratando de calmarse y miró a Dexter a los ojos:
- Sin embargo parece que a ti el tiempo te ha sentado bien, Dexter-chan. ¿Has crecido desde nuestro último encuentro contra Zero? -preguntó con una sonrisa, tratando de ignorar la imagen a fuego de Klaus en su cabeza.
- No ha sido precisamente una experiencia agradable, te lo aseguro... -el chico suspiró resignado-. Además, he perdido facultades. Aunque puedo nadar de nuevo, eso sí... -en ese momento, una imagen de Klaus llegó a su mente, y tuvo que reprimirse para no llorar.
El cazador suspiró, tratando de calmarse y miró a Dexter a los ojos:
- Sin embargo parece que a ti el tiempo te ha sentado bien, Dexter-chan. ¿Has crecido desde nuestro último encuentro contra Zero? -preguntó con una sonrisa, tratando de ignorar la imagen a fuego de Klaus en su cabeza.
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El cazador aceptó el abrazo y expresó que para él tampoco era una experiencia agradable. ¿Y qué? Menos agradable era la impotencia de no poder ayudarlo, de no poder salvarlo. Contuvo un par de lágrimas de alegría por verlo vivo de nuevo, y trató de evitar comentar lo horrible que le quedaba el pelo blanco. Tal vez no fuera lo mejor escucharlo en aquel momento, cuando recién había "revivido". Sin duda, fuera lo que fuese, debió ser una experiencia traumática y no era buena idea andar recordándoselo.
-Sobre lo de nadar... Tengo algo para ti- dijo, recordando aquello que llevaba en el abrigo. Pensaba tenerlo como recuerdo, pero la verdad sea dicha tampoco es que le sacara mucho partido-. La Akuma de Zero, la Inku Inku no mi- sacó una pequeña caja de un bolsillo. Tan sólo había una fruta negra con espirales en su interior, y se la tendió-. Tal vez en algún momento prefieras no nadar y unos nuevos poderes pueden llegar a ayudarte.
Comenzó a caminar, ignorando que Byakuro insinuara que había crecido otra vez. Esperaba que no, porque se estaba dejando el dinero en ropa hasta el punto de no poder más. Sus armarios casi reventaban entre ropas viejas y nuevas, y apenas sí sabía cuál elegir muchas veces. "En fin, qué se le va a hacer"...
-¿Tú crees que todavía andará por ahí esa mafia prehistórica? Me apetece un buen muslo de dino para comer. Es una ocasión perfecta para una barbacoa al aire libre, en el mismo sitio donde nos conocimos. Así celebramos que estás vivo, ¿Qué te parece?- sonrió. Aunque no podía ignorar su desaparición, que volviera era la mejor noticia posible. Además, luego le tenía que dar el otro regalo.
-Sobre lo de nadar... Tengo algo para ti- dijo, recordando aquello que llevaba en el abrigo. Pensaba tenerlo como recuerdo, pero la verdad sea dicha tampoco es que le sacara mucho partido-. La Akuma de Zero, la Inku Inku no mi- sacó una pequeña caja de un bolsillo. Tan sólo había una fruta negra con espirales en su interior, y se la tendió-. Tal vez en algún momento prefieras no nadar y unos nuevos poderes pueden llegar a ayudarte.
Comenzó a caminar, ignorando que Byakuro insinuara que había crecido otra vez. Esperaba que no, porque se estaba dejando el dinero en ropa hasta el punto de no poder más. Sus armarios casi reventaban entre ropas viejas y nuevas, y apenas sí sabía cuál elegir muchas veces. "En fin, qué se le va a hacer"...
-¿Tú crees que todavía andará por ahí esa mafia prehistórica? Me apetece un buen muslo de dino para comer. Es una ocasión perfecta para una barbacoa al aire libre, en el mismo sitio donde nos conocimos. Así celebramos que estás vivo, ¿Qué te parece?- sonrió. Aunque no podía ignorar su desaparición, que volviera era la mejor noticia posible. Además, luego le tenía que dar el otro regalo.
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Byakuro observó la caja que le tendía su amigo. En su interior, protegida por una mampara de cristal muy mona, y reposando en un almohadón de color bermejón, se encontraba una pequeña fruta negra como la noche y con unas pequeñas filigranas espirales en toda su superficie. Su aspecto bajo la luz del sol era oleoso, como inconsistente. Byakuro no la había llegado a ver tras el combate de Zero, habían decidido quedarse cada uno con una de las frutas del Yonkou y su pareja, al igual que repartirse a medias los territorios del mismo. Era extraño ver aquella fruta que tantos problemas les había dado ahí, con un aspecto tan inofensivo como una simple ciruela.
- ¿Estás seguro? -preguntó mientras cogía la cajita y se la metía en la bolsa que llevaba colgada del hombro-. Gracias, en cualquier caso...
Ambos empezaron a caminar con paso calmado por entre los enormes árboles tropicales que poblaban aquel pequeño paraíso perdido en el tiempo en el medio del océano. A lo lejos, un enorme dinosaurio de cuello largo como un pequeño edificio rumiaba con tranquilidad de las enormes hojas de una palmera. El cazador observó al animal, mientras escuchaba a Dexter proponer el hacer una barbacoa para celebrar su regreso de entre los muertos. Sin duda era una proposición tentadora.
- Por favor -respondió-, me muero de hambre, y si mis papilas no se han atrofiado con el tiempo, y si no recuerdo mal, la carne de dinosaurio alado mafioso es de lo más jugoso que recuerdo haber tomado.
- ¿Estás seguro? -preguntó mientras cogía la cajita y se la metía en la bolsa que llevaba colgada del hombro-. Gracias, en cualquier caso...
Ambos empezaron a caminar con paso calmado por entre los enormes árboles tropicales que poblaban aquel pequeño paraíso perdido en el tiempo en el medio del océano. A lo lejos, un enorme dinosaurio de cuello largo como un pequeño edificio rumiaba con tranquilidad de las enormes hojas de una palmera. El cazador observó al animal, mientras escuchaba a Dexter proponer el hacer una barbacoa para celebrar su regreso de entre los muertos. Sin duda era una proposición tentadora.
- Por favor -respondió-, me muero de hambre, y si mis papilas no se han atrofiado con el tiempo, y si no recuerdo mal, la carne de dinosaurio alado mafioso es de lo más jugoso que recuerdo haber tomado.
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Dexter comenzó a avanzar entre la maleza, evitando pisar a los pequeños insectos de varios centímetros de longitud que paseaban por el lugar y a los que, si cortaba el camino, trataban de trepar por él. No quería que un puñado de hormigas gigantes lo usaran como camino de emergencia, por lo que la opción más sensata era respetar la naturaleza. Al menos si no podía coger un lanzallamas y quemar a todos aquellos putos bichos y ¡Joder! Otra abeja enorme que lo confundía con una flor que se movía. Era una mierda todo ya, pero al menos no era como la primera vez que estuvo, cuando unos pterodáctilos trataron de extorsionarlo para que se uniera a una secta de adoradores del no comer carne de ave prehistórica y... y...
Y se cayó. De morros. Contra el suelo, a unos diez metros por debajo de donde antes estaba. Había encontrado una especie de madriguera donde algún bicho viviría. Si era capaz de hacer cosas como aquella seguro que estaba delicioso con unas especias, casi seguro. Miró un poco por los lados, y se limpió la ropa sacudiéndose el polvo y la tierra... Y lo que parecía un resto de excremento que le hizo dejar ahí el tercero de los 287 abrigos exactamente iguales que había comprado porque, al parecer, todos sufrían percances extremadamente raros. El último, por ejemplo, había caído sobre una boñiga en una madriguera. Pero en fin, el vivo al hoyo y el muerto al bollo...
-Bya, aquí hay una madriguera- dijo, mirando hacia arriba, esperando que el cazador bajase junto a él, aunque fuera despacio, o saltando sobre él.
Observó cómo el lugar donde estaba hacía una curva a unos veinte metros y luego no se podía ver más. Estaba seguro de que algo interesante se ocultaría en aquel lugar, y el animal que lo hizo estaba ahora de todo menos seguro. "Prepárate bicho, que tengo hambre", pensó, mientras esperada la llegada de Byakuro.
-Y respecto a la fruta... Te vendrá muy bien, estoy seguro. Es poderosa y muy útil. Y para alguien tan imaginativo como tú no será problema ingeniártelas para hacerte fuerte con ella. Ahora vamos a por el topo gigante, que quiero probar cosas nuevas.
Y se cayó. De morros. Contra el suelo, a unos diez metros por debajo de donde antes estaba. Había encontrado una especie de madriguera donde algún bicho viviría. Si era capaz de hacer cosas como aquella seguro que estaba delicioso con unas especias, casi seguro. Miró un poco por los lados, y se limpió la ropa sacudiéndose el polvo y la tierra... Y lo que parecía un resto de excremento que le hizo dejar ahí el tercero de los 287 abrigos exactamente iguales que había comprado porque, al parecer, todos sufrían percances extremadamente raros. El último, por ejemplo, había caído sobre una boñiga en una madriguera. Pero en fin, el vivo al hoyo y el muerto al bollo...
-Bya, aquí hay una madriguera- dijo, mirando hacia arriba, esperando que el cazador bajase junto a él, aunque fuera despacio, o saltando sobre él.
Observó cómo el lugar donde estaba hacía una curva a unos veinte metros y luego no se podía ver más. Estaba seguro de que algo interesante se ocultaría en aquel lugar, y el animal que lo hizo estaba ahora de todo menos seguro. "Prepárate bicho, que tengo hambre", pensó, mientras esperada la llegada de Byakuro.
-Y respecto a la fruta... Te vendrá muy bien, estoy seguro. Es poderosa y muy útil. Y para alguien tan imaginativo como tú no será problema ingeniártelas para hacerte fuerte con ella. Ahora vamos a por el topo gigante, que quiero probar cosas nuevas.
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Byakuro caminaba, algo inquieto, por la densa jungla de la isla, al lado de su imponente amigo. Los enormes insectos sobrevolaban a ambos, de forma que de pronto parecía que hubiesen empequeñecido hasta el tamaño de una ardilla. Bueno, Dexter tal vez el de una ardilla dopada con esteroides y hormonas de crecimiento.
De pronto, la enorme ardilla con abrigo de pieles desapareció en el suelo. Unos segundos después, Byakuro escuchó una voz proveniente del agujero que se había formado casi por arte de magia bajo los pies de Dexter.
- Bya, aquí hay una madriguera. -la voz sonaba algo amortiguada, posiblemente por una caída de unos metros. El cazador se agachó para observar el lugar: en efecto, había un desnivel interesante hasta el suelo. Pero era superable.
El chico empezó a bajar, con la agilidad de un mono, por el pequeño agujero, hasta alcanzar a su compañero. Parecía la guarida de un topo gigante, o algún tipo de criatura similar. La galería excavada en el suelo parecía seguir durante un buen trecho, serpenteando durante una distancia que Byakuro no fue capaz de concretar. El chico suspiró, mientras sus pasos y los de Dexter sonaban en la húmeda tierra.
- ¿A dónde demonios lleva esto? -preguntó el cazador en voz alta, aunque casi más para sí mismo que para Dexter. Estaba claro que aquel túnel podría continuar durante kilómetros antes de que ambos encontrasen al animal causante.
Miró al pirata shichibukai con un aire de perspicacia, antes de preguntarle:
- ¿Y qué has estado haciendo desde la última vez que nos vimos? -preguntó el albino, arqueando una ceja, gesto que tal vez no se viera bien en aquella penumbra densa que los rodeaba como un manto de oscuridad. El cazador sacó su brújula onírica para iluminar un poco los alrededores y seguir caminando.
De pronto, la enorme ardilla con abrigo de pieles desapareció en el suelo. Unos segundos después, Byakuro escuchó una voz proveniente del agujero que se había formado casi por arte de magia bajo los pies de Dexter.
- Bya, aquí hay una madriguera. -la voz sonaba algo amortiguada, posiblemente por una caída de unos metros. El cazador se agachó para observar el lugar: en efecto, había un desnivel interesante hasta el suelo. Pero era superable.
El chico empezó a bajar, con la agilidad de un mono, por el pequeño agujero, hasta alcanzar a su compañero. Parecía la guarida de un topo gigante, o algún tipo de criatura similar. La galería excavada en el suelo parecía seguir durante un buen trecho, serpenteando durante una distancia que Byakuro no fue capaz de concretar. El chico suspiró, mientras sus pasos y los de Dexter sonaban en la húmeda tierra.
- ¿A dónde demonios lleva esto? -preguntó el cazador en voz alta, aunque casi más para sí mismo que para Dexter. Estaba claro que aquel túnel podría continuar durante kilómetros antes de que ambos encontrasen al animal causante.
Miró al pirata shichibukai con un aire de perspicacia, antes de preguntarle:
- ¿Y qué has estado haciendo desde la última vez que nos vimos? -preguntó el albino, arqueando una ceja, gesto que tal vez no se viera bien en aquella penumbra densa que los rodeaba como un manto de oscuridad. El cazador sacó su brújula onírica para iluminar un poco los alrededores y seguir caminando.
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Dexter miró hacia arriba mientras esperaba la caída de Byakuro, pero fue deslizándose y moviéndose por las paredes con bastante soltura, más de la que recordaba. De hecho, lo notaba más débil, pero parecía haber mejorado en bastantes aspectos... ¿Qué habría hecho en todo ese tiempo "muerto"? Como mínimo dejar de teñirse el pelo. Era imposible que estuviera completamente blanco tras tan sólo un par de meses... Pero así era. También era apreciable que Klaus ya no reposaba en su hombro, pero tal vez no fuera momento de preguntar y, probablemente, nunca lo fuese. Si a él le había pasado lo mismo que a Robin... Tal vez ni siquiera querría recordarlo.
-Desde la última vez que nos vimos- dijo, tratando de recordar lo más importante-, he estado practicando carpintería. Tengo algunas cosillas ya preparadas, y en el Ojo hay ahora un equipo de ingenieros para ayudarme con las cuestiones más complicadas. Tal vez deberías pasarte un día o dos a visitarla, ya no se parece en nada al sitio donde machacamos a los hermanos Joya.
De repente un ruido inundó toda la caverna y la poca luz natural que había casi se extinguió. Podía oler un animal, y lo presentía enorme. Las garras resonaban metálicas en la tierra que se hendía, y un gruñido más propio de un tejón que de un topo le irritaba en los oídos. ¿Qué demonios estaba bajando sobre ellos?
-Bya, ten cuidado con eso- dijo, señalando a lo que se les venía encima y se lanzaba a por él a toda la velocidad que parecía poseer. Era como si viera comida en lugar de a él, aunque claro, un tipo que no mide ni la quinta parte que tú... Él también lo habría visto como una presa.
"En fin, qué bicho más asqueroso", pensó mientras con ambas manos sujetaba los morros de aquella cosa, evitando que los cerrara y le hiciera algún daño. Los dientes parecían afilados, y la verdad sea dicha no le agradaba la idea de estar recibiendo sus babas encima. Menos mal que tenía el abrigo para limpiarse, porque menudo asco.
-Un cable, por favor- terminó diciendo. No quería dañar a ese bicho; era tan feo que seguro sabía mal. Y al fin y al cabo, matar algo si no se va a comer está muy feo.
-Desde la última vez que nos vimos- dijo, tratando de recordar lo más importante-, he estado practicando carpintería. Tengo algunas cosillas ya preparadas, y en el Ojo hay ahora un equipo de ingenieros para ayudarme con las cuestiones más complicadas. Tal vez deberías pasarte un día o dos a visitarla, ya no se parece en nada al sitio donde machacamos a los hermanos Joya.
De repente un ruido inundó toda la caverna y la poca luz natural que había casi se extinguió. Podía oler un animal, y lo presentía enorme. Las garras resonaban metálicas en la tierra que se hendía, y un gruñido más propio de un tejón que de un topo le irritaba en los oídos. ¿Qué demonios estaba bajando sobre ellos?
-Bya, ten cuidado con eso- dijo, señalando a lo que se les venía encima y se lanzaba a por él a toda la velocidad que parecía poseer. Era como si viera comida en lugar de a él, aunque claro, un tipo que no mide ni la quinta parte que tú... Él también lo habría visto como una presa.
"En fin, qué bicho más asqueroso", pensó mientras con ambas manos sujetaba los morros de aquella cosa, evitando que los cerrara y le hiciera algún daño. Los dientes parecían afilados, y la verdad sea dicha no le agradaba la idea de estar recibiendo sus babas encima. Menos mal que tenía el abrigo para limpiarse, porque menudo asco.
-Un cable, por favor- terminó diciendo. No quería dañar a ese bicho; era tan feo que seguro sabía mal. Y al fin y al cabo, matar algo si no se va a comer está muy feo.
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El cazador asintió ante la invitación de Dexter:
- Claro, me encan... -en ese momento un ruido y un brusco temblor del suelo le hicieron girarse: un enorme tejón gargantuesco con aspecto de hambriento los observaba, con las fauces abiertas de par en par. Dexter agarró las mandíbulas del animal, aguantándolas para que no pudiera cerrarlas en un mordisco posiblemente letal.
Byakuro metió la mano en el bolsillo y extrajo un pequeño dial de color rosáceo. Apuntó a la boca abierta del enorme animal y gritó, para hacerse oír por encima del estruendo.
- ¡Dex-san! ¡Aguanta la respiración! -un chorro de gas del mismo color que la caracola salió despedido de la punta en dirección a la boca del animal. Apenas había descargado el primero cuando el cazador agarró otro y soltó otra dosis más. Esperaba que aquello sirviese para hacer que el animal se relajase y no los atacara. Pero por si acaso no funcionaba, el cazador tenía un plan: de sus manos surgieron dos cadenas energéticas de color blanco que cejo caer hasta que rozaron el suelo. Si tenía que pelear, aprovecharía la ventaja que le daba el atacar a distancia.
Mientras tanto, metió su mano en la bolsa que colgaba de su hombro y sacó otra caracola. Si el animal resultaba ser muy peligroso, utilizaría eso para acabar con él, aunque esperaba que no hiciera falta.
- Claro, me encan... -en ese momento un ruido y un brusco temblor del suelo le hicieron girarse: un enorme tejón gargantuesco con aspecto de hambriento los observaba, con las fauces abiertas de par en par. Dexter agarró las mandíbulas del animal, aguantándolas para que no pudiera cerrarlas en un mordisco posiblemente letal.
Byakuro metió la mano en el bolsillo y extrajo un pequeño dial de color rosáceo. Apuntó a la boca abierta del enorme animal y gritó, para hacerse oír por encima del estruendo.
- ¡Dex-san! ¡Aguanta la respiración! -un chorro de gas del mismo color que la caracola salió despedido de la punta en dirección a la boca del animal. Apenas había descargado el primero cuando el cazador agarró otro y soltó otra dosis más. Esperaba que aquello sirviese para hacer que el animal se relajase y no los atacara. Pero por si acaso no funcionaba, el cazador tenía un plan: de sus manos surgieron dos cadenas energéticas de color blanco que cejo caer hasta que rozaron el suelo. Si tenía que pelear, aprovecharía la ventaja que le daba el atacar a distancia.
Mientras tanto, metió su mano en la bolsa que colgaba de su hombro y sacó otra caracola. Si el animal resultaba ser muy peligroso, utilizaría eso para acabar con él, aunque esperaba que no hiciera falta.
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Dexter contuvo la respiración durante un instante, mientras una nube de algo que obviamente no podía oler lo rodeaba, y pareció relajar al animal, que dejó de intentar cerrar su enorme boca. Por desgracia, Byakuro desconfiaba de su estado y lanzó otro, esta vez cogiendo a Dexter desprevenido. Olía a rosas y rocío, y no pudo evitar embriagarse con recuerdos de Mariejoa y otros que los años habían tratado de borrar. Incluso aquel día que había jugado al póker con el cazador y habían decidido visitar a Zero y señora.
-Byakuro... ¿Qué demonios era eso?- preguntó bajando los brazos mientras esquivaba al topo gigante para no acabar bajo él-, ¿Y por qué tengo ganas de terminar lo que dejamos pendiente en Rainbase?
Sonrió por un momento, haciendo un quiebro que lo llevó casi a caer de culo. De hecho, podríamos obviar el casi: Cayó de culo. "¿Por qué me siento así?", se preguntó, mirándose las manos. No tenía nada raro, pero ese dial le había hecho algo. Tal vez por eso el cazador le había dicho que contuviese la respiración. Se preocupaba tanto por él, qué adorable.
-Creo que el bicho este ya no es un problema, gracias Bya- dijo, levantándose. ¿Por qué se sentía así? ¿Qué demonios tenía el dial? No es que fuera una sensación desagradable, pero no era cómodo. Había mucha gente por delante a la que cruzarse, y un túnel que recorrer, ¿Por qué no paraba de pensar en Arabasta? El día que decidieron desafiar a Black Dance después de desafiarse entre ellos. Habían quedado de terminar con eso, pero nunca llegaron a hacerlo, y tras tanto tiempo... ¿Por qué no repetirlo?
Miró a la cara a su viejo amigo, con una sonrisa. ¿Sabría en qué pensaba? Quién sabe.
-Anda, Bya, vamos a buscar un sitio tranquilo...
-Byakuro... ¿Qué demonios era eso?- preguntó bajando los brazos mientras esquivaba al topo gigante para no acabar bajo él-, ¿Y por qué tengo ganas de terminar lo que dejamos pendiente en Rainbase?
Sonrió por un momento, haciendo un quiebro que lo llevó casi a caer de culo. De hecho, podríamos obviar el casi: Cayó de culo. "¿Por qué me siento así?", se preguntó, mirándose las manos. No tenía nada raro, pero ese dial le había hecho algo. Tal vez por eso el cazador le había dicho que contuviese la respiración. Se preocupaba tanto por él, qué adorable.
-Creo que el bicho este ya no es un problema, gracias Bya- dijo, levantándose. ¿Por qué se sentía así? ¿Qué demonios tenía el dial? No es que fuera una sensación desagradable, pero no era cómodo. Había mucha gente por delante a la que cruzarse, y un túnel que recorrer, ¿Por qué no paraba de pensar en Arabasta? El día que decidieron desafiar a Black Dance después de desafiarse entre ellos. Habían quedado de terminar con eso, pero nunca llegaron a hacerlo, y tras tanto tiempo... ¿Por qué no repetirlo?
Miró a la cara a su viejo amigo, con una sonrisa. ¿Sabría en qué pensaba? Quién sabe.
-Anda, Bya, vamos a buscar un sitio tranquilo...
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Byakuro observó a su compañero dar media vuelta y caer de culo de forma graciosa. Al menos parecía que el enorme animal se había calmado con las dos dosis de feromonas, y se había relajado por completo.
La pregunta del Shichibukai lo dejó desconcertado. ¿Rainbase? ¿Qué demonios tenía que ver Rainbase con todo aquello? Su cerebro empezó a hacer relaciones a toda velocidad. Se habían encontrado en la ciudad de Arabasta, compartiendo momentos íntimos, jugando al póker, bebiendo y había sido entonces cuando habían decidido ir a por el Yonkou Zero. ¿Se refería a derrocar a otro Yonkou? El cazador no sabía qué pensar acerca de eso. Lo miraba sin comprender muy bien qué quería decir.
- ¿Quieres decir... seguir con lo que empezamos aquel día? -el chico suspiró. Aún no tenía suficiente fuerza para vencer a gente del nivel de un Yonkou. Demasiadas cosas habían ocurrido y no estaba en su mejor forma-. Tal vez tenga que...
Otro flash le vino a la mente. Ellos dos, provocándose el uno al otro en un ambiente cargado y lleno de aromas dulces. Espera... ¿Dexter había aguantado la respiración como él le había pedido? ¿No habría aspirado un poco? Mierda, aquello tenía mucho sentido. El dragón le indicó que se fueran a un lugar más relajado y tranquilo. Mierda, mierda, mierda, seguro que era eso. El chico suspiró. Hacía tiempo que no veía a su amigo, y sinceramente, aquel no le parecía el mejor lugar para... eso. Aunque pensándolo bien (y con algo de ayuda de las feromonas residuales del ambiente), no era una mala idea reencontrarse así. Y Dexter era un hombre atractivo.
- Claro, Dex-chan... vamos a buscar un lugar más... apartado. -el cazador sonrió mientras le extendía la mano para ir juntos por el túnel buscando, tal vez, una salida.
La pregunta del Shichibukai lo dejó desconcertado. ¿Rainbase? ¿Qué demonios tenía que ver Rainbase con todo aquello? Su cerebro empezó a hacer relaciones a toda velocidad. Se habían encontrado en la ciudad de Arabasta, compartiendo momentos íntimos, jugando al póker, bebiendo y había sido entonces cuando habían decidido ir a por el Yonkou Zero. ¿Se refería a derrocar a otro Yonkou? El cazador no sabía qué pensar acerca de eso. Lo miraba sin comprender muy bien qué quería decir.
- ¿Quieres decir... seguir con lo que empezamos aquel día? -el chico suspiró. Aún no tenía suficiente fuerza para vencer a gente del nivel de un Yonkou. Demasiadas cosas habían ocurrido y no estaba en su mejor forma-. Tal vez tenga que...
Otro flash le vino a la mente. Ellos dos, provocándose el uno al otro en un ambiente cargado y lleno de aromas dulces. Espera... ¿Dexter había aguantado la respiración como él le había pedido? ¿No habría aspirado un poco? Mierda, aquello tenía mucho sentido. El dragón le indicó que se fueran a un lugar más relajado y tranquilo. Mierda, mierda, mierda, seguro que era eso. El chico suspiró. Hacía tiempo que no veía a su amigo, y sinceramente, aquel no le parecía el mejor lugar para... eso. Aunque pensándolo bien (y con algo de ayuda de las feromonas residuales del ambiente), no era una mala idea reencontrarse así. Y Dexter era un hombre atractivo.
- Claro, Dex-chan... vamos a buscar un lugar más... apartado. -el cazador sonrió mientras le extendía la mano para ir juntos por el túnel buscando, tal vez, una salida.
Dexter Black
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Parecía que Byakuro lo había comprendido. Se sentía muy alegre en aquel momento, y recordar la excitación de ese lejano día en Arabasta lo hacía querer repetirlo y llegar más allá. ¿Como hombres o como mujeres? Ésa era la pregunta, aunque el turnarse no lo descartaba, y más recordando lo que pareció disfrutar Byakuro como Byakura. Aunque él no podía decir que ese momento hubiera pasado sin pena ni gloria a sus recuerdos. Era uno de los pocos desde hacía mucho que consideraba felices, y la presencia del cazador no era casual. Con el tiempo se había convertido en uno de sus grandes amigos y su pasión pospuesta.
Tomó de la mano al cazador y comenzaron a caminar por aquella romántica madriguera que parecía en parte hecha de excrementos, sin dejar que ello enturbiase el momento. Por lo menos él, que tan sólo quería salir a la superficie y repetir aquella sesión de poker en un ambiente más relajado. Pero como siempre el destino se ponía en contra de eso. Finalmente llegaron a un camino sin salida aparente. Sin embargo, había algo que le llamaba mucho la atención. Parecía como si fuese distinto el suelo del lugar, menos arenoso. ¿Tal vez algo en la zona que ocultaran con un topo guardián?
-Bya, creo que aquí vamos a encontrarnos con algo- soltó su mano y se dirigió a la pared. Era rugosa casi por completo, pero el uniforme marrón estaba interrumpido por un botón rojo tan chillón que podría haberle provocado otitis-. Voy a pulsarlo, igual es una habitación secreta- sonrió con audacia mientras apretaba, haciendo que ante él el enorme muro desapareciese ocultándose en el suelo. Y ante él había... ¿Qué demonios era lo que estaba viendo?
Tomó de la mano al cazador y comenzaron a caminar por aquella romántica madriguera que parecía en parte hecha de excrementos, sin dejar que ello enturbiase el momento. Por lo menos él, que tan sólo quería salir a la superficie y repetir aquella sesión de poker en un ambiente más relajado. Pero como siempre el destino se ponía en contra de eso. Finalmente llegaron a un camino sin salida aparente. Sin embargo, había algo que le llamaba mucho la atención. Parecía como si fuese distinto el suelo del lugar, menos arenoso. ¿Tal vez algo en la zona que ocultaran con un topo guardián?
-Bya, creo que aquí vamos a encontrarnos con algo- soltó su mano y se dirigió a la pared. Era rugosa casi por completo, pero el uniforme marrón estaba interrumpido por un botón rojo tan chillón que podría haberle provocado otitis-. Voy a pulsarlo, igual es una habitación secreta- sonrió con audacia mientras apretaba, haciendo que ante él el enorme muro desapareciese ocultándose en el suelo. Y ante él había... ¿Qué demonios era lo que estaba viendo?
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