Xiba Jundo
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
–Pom pom pom, vuelo como un caracol, extracto de rosas, raras mariposas, y un bonito escorpión.– Vale, lo admito, no es que sepa improvisar buenas canciones, sin embargo es lo que pasa cuando me aburro. ¿Y qué? ¡Vamos! Que al menos rima. Y mientras llegaba en tren a la isla -because yes, puedo llegar en tren a una isla. Bueno, yo y todo el mundo, ya que el lugar al que me dirigía tenía esa opción, Water Seven.-. Hacía tiempo que no pisaba aquellos lares, admirar aquellas aguas y saborear aquella deliciosa comida. Sin embargo en esta ocasión no podría disfrutar al completo de aquello que recordaba, puesto que me encontraba ahí por "trabajo". Y quien dice trabajo, dice necesidad, y así mismo quien dice necesidad dice antojo, e igualmente el antojo es la espontaneidad. Resulta que mientras paseaba haciendo el pino por las calles de Jaya -sí, paso demasiado tiempo allí, y en ocasiones me aburro mucho...-, vi un cartelito de "Se Busca". Resultase ser que una especie de... ¿Boxeador? Había cometido varios delitos y había una recompensa por el de... ¿Dinero? Vale, está bien, no le había prestado mucha atención al anuncio, pero simplemente necesitaba una excusa para hacer algo, llevaba mucho tiempo vagueando ya, y bueno, conseguir algo de dinero por mantener una batalla parecía una buena oferta.
Así pues investigué un poco y parece ser que se encontraba últimamente aquí, en Water Seven. Merodeando y escondiéndose, puede que no sea sencillo dar con él, pero ahí se encontraba una parte del encanto sobre la aventura. En fin, y allí estaba yo, que acababa de bajar del tren. Alzando la vista y ampliando horizontes visuales observé atentamente el "puerto" en el cual me encontraba. Una superficie de piedra “horneada” por el sol para coger ese color tostado, edificios marítimos algo arcaicos y comercios por doquier. Grupos de personas felices, paseando, cuando en este momento un luchador peligroso podía atacarles. Cierto es, que de lo poco que me quedé del personaje al que tenía que venir a capturar es que con sus propios puños mató a treinta personas a la vez. Desconocía si sería por aburrimiento o por provocación, pero igualmente eso demuestra lo incontrolable que sería. *Grrr*. Oh, vale, bien, me había entrado el hambre… Y no se puede cazar a ningún malhechor con el estómago vacío, así pues, ¿qué tal si primero me iba a comer algo? Bollitos rellenos, cocidos… Se me caía la baba sólo de pensarlo. Bien, eso sea dicho y hecho. Así que lo primero que hice fue mirar los puestecillos costeros en busca de algo delicioso para comer, y de ser posible, los bollitos tradicionales, aunque seguramente tuviera que acabar buscando en los adentros de la ciudad. ¡La aventura comienza!
Así pues investigué un poco y parece ser que se encontraba últimamente aquí, en Water Seven. Merodeando y escondiéndose, puede que no sea sencillo dar con él, pero ahí se encontraba una parte del encanto sobre la aventura. En fin, y allí estaba yo, que acababa de bajar del tren. Alzando la vista y ampliando horizontes visuales observé atentamente el "puerto" en el cual me encontraba. Una superficie de piedra “horneada” por el sol para coger ese color tostado, edificios marítimos algo arcaicos y comercios por doquier. Grupos de personas felices, paseando, cuando en este momento un luchador peligroso podía atacarles. Cierto es, que de lo poco que me quedé del personaje al que tenía que venir a capturar es que con sus propios puños mató a treinta personas a la vez. Desconocía si sería por aburrimiento o por provocación, pero igualmente eso demuestra lo incontrolable que sería. *Grrr*. Oh, vale, bien, me había entrado el hambre… Y no se puede cazar a ningún malhechor con el estómago vacío, así pues, ¿qué tal si primero me iba a comer algo? Bollitos rellenos, cocidos… Se me caía la baba sólo de pensarlo. Bien, eso sea dicho y hecho. Así que lo primero que hice fue mirar los puestecillos costeros en busca de algo delicioso para comer, y de ser posible, los bollitos tradicionales, aunque seguramente tuviera que acabar buscando en los adentros de la ciudad. ¡La aventura comienza!
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