[PASADO][PRIV. REIRA TORU Y NAGATO] ¿TE HE DICHO QUE TENGO VÉRTIGO?

Skypiea, la isla de las nubes, se veía todo tan paradisíaco. Todo el suelo eran nubes hasta el supuesto mar también. los habitantes parecían ángeles. ¿Acaso había muerto y había llegado al paraíso? No, por desgracia recordaba como había llegado allí y de solo pensarlo me dolía todo. Las vistas eran fantásticas, una ciudad entera en las nubes, todo tan fantástico que no podía creer que estuviera despierto.

Desembarcamos en la playa y baje a la orilla. Me tiré en el suelo como si no pudiera acabar de creerme que estuviera allí. Me rebocé como una croqueta un par de veces antes de levantarme y cambiar completamente a algo más serio. -No esta mal esta isla... Normalita diría yo

Estaba en la playa tomando el sol tranquilamente en bikini, sobre una playa. Rayas lilas más claras y más oscuras como siempre. Mantenía los ojos cerrados bajo unas gafas de sol que parecían de aviador. Joder, al parecer se me había olvidado quitármelas antes de quedarme dormida. ¿Y a quién se le ocurría quedarse dormida al sol? Pues a mí, está claro. Empezaba a notar la piel tirante y demasiado caliente. Con lo fácil que me quemaba sería mejor que me moviera... ¿Qué tal se nadará en un mar de nubes? Espera... ¿se podía nadar ahí realmente? ¡Un momento! Yo no podía nadar en ninguna parte. Estúpida y asquerosa fruta.

Me levanté como pude, con una pereza increíble. Quien diría que yo llegaría a un lugar como ese. Desde luego estaba bien para tomarse unas vacaciones. Aunque en el fondo mi vida entera eran como unas vacaciones, mezcladas con trabajos temporales y pequeños robos ocasionales. De alguna forma tenía que comer.

Eché a caminar por la orilla de aquel extraño mar, mientras las nubes o la niebla lamían mis pies. Sinceramente odiaba esas gafas de sol aunque las necesitara por la claridad de los ojos así que las dejé sobre mi pelo. Cerca de la playa se veía como un barco y un chico se rebozaba en la arena. ¿Qué cojones? Bueno, no pensaba cuestionarlo. De todos modos me fui en su dirección por si le pasaba algo. Y me llevó la mano a la pierna, donde conservaba la correa con los bisturíes, de forma inconsciente. Una chica no debe descuidar su seguridad por llevar un bikini bonito.

¿Se podrá hacer un castillo? Era como un niño al que le habían comprado un juguete. Sonreía de manera tonta, todo me parecía tan maravilloso y extraño a la vez que no sabía que hacer en ese momento.

sonrisa tonta:

Comencé a amontonar arena como si estuviera jugando hasta que me di cuenta de que los del barco me miraban raro y me levanté lentamente mientras me estiraba. -Chicos es seguro y solido, podéis bajar.- Había controlado perfectamente la situación. Era un gran estratega cualquiera diría que no. Empecé a reírme yo solo hasta que por el rabillo del ojo pude ver a una chica que se acercaba en bikini. ¿Un ángel? Era bastante bonita lo cual no cabía duda de que pudiera ser un ángel. Esto cada vez iba a mejor. Saludé con la mano despreocupado como indicándola que estábamos ahí.

En cuanto se acercó un poco más me di cuenta de que no, a aquel hombre no le pasaba nada. De hecho jugaba con la arena y hacía castillos o bueno... algo parecido, como si de un niño pequeño se tratara. Jo, no debía ser muy mayor que yo. Aunque no sé que hacía juzgándolo, era como si yo hubiera madurado muy rápido por ciertas razones que no vienen al caso así que no se nos podía comparar de aquella manera.

Vi como me hacía un ademán; parecía querer que me acercara. ¿O no era a mí a quien se lo decía? Me giré para mirar hacia atrás esperando encontrar a otra persona pero al no encontrarla volví a posar mi mirada en él. Vaya, pues sí que era a mí. ¿Por qué no? No tenía nada mejor que hacer y me aburría un montón allí tumbada, además de que me estaba quemando. Me acerqué más, hasta que estaba más o menos a un metro de él.

-Hola. Te vi tirado en la arena y pensé que te pasaba algo pero... ya veo que solo juegas -le dije sonriendo amablemente. -¿Cómo te llamas?

La chica se acercó hasta donde estaba, yo sonreía como un idiota, me encantaba este sitio y el ángel además se acercaba a nosotros. Cada vez estaba más cerca y pude darme cuenta de la sonrisa de idiota que portaba y me puse serio rápidamente. Llegó hasta mi y la sonreí como saludo, lo siguiente que dijo ella.... Me hizo enrojecer bastante. ¿Que me pasaba algo raro? ¿Tan tonto parecía? Vaya primera impresión que se habrá llevado el ángel de los de abajo. Acababa de decepcionar a todos los de abajo.

-Yo no jugaba, inspeccionaba el terreno- Tosí un poco mientras me enrojecía, me había cazado completamente. -Soy Nagato y hemos llegado aquí de casualidad. ¿Y tu nombre ángel?

-Pues menuda casualidad, apuesto a que no ha sido un viaje nada agradable -dije con cara de pena, pensando en las peripecias que había pasar para llegar hasta allí. Aunque sin duda valía la pena. -Me llamo Reira Toru. ¿Y por qué me llamas "ángel"? -pregunté arqueando una ceja.

Me saqué unos mechones de pelo que me venían a la cara con desgana, y luego lo pensé mejor y me hice un moño con una goma que llevaba en la muñeca. Tenía tanto calor que hasta me caían algunas gotas de sudor por el cuerpo. "Ugh, que horror." Sin duda, cuando acabara de hablar con él volvería a la casa donde me alojaba, me sentaría en un banco en el porche y me tomaría un batido bien fresquito... Mirando al mar. Bueno, mar de nubes. Sin duda era muy relajante. Aunque quizás debería buscar algo de provecho que hacer y dejar de vaguear de una vez.

Paré de pensar tanto y miré al chico de nuevo.

-Y... ¿qué te trae por aquí?

Pensar en como había llegado hasta allí me recordó el dolor de los golpes y la adrenalina del momento. Todavía tenia ganas de más y si no fuera por el mareo que me había producido me hubiera gustado hacerlo otra vez. La pregunta que me surgía ahora era: ¿cómo íbamos a bajar? Solo de pensarlo me temblaban las piernas. ¿Otra vez algo tan raro y magnífico como a la subida? ¿O simplemente íbamos a caer y a estrellarnos contra el agua? Seguro que esto sería una aventura inolvidable.

-Me llamo Reira Toru. ¿Y por qué me llamas "ángel"? Dijo ella a la vez que arqueaba una ceja. ¿No era un ángel? Creía que las personas que vivían aquí lo eran. Aún así lo parecía lo cual me hacía dudar bastante. -Pues... Creí que eras un ángel. Las personas que viven aquí son ángeles y bueno pues tu...- Empecé a sonrojarme como si me fuera a transformar en un tomate. Creí que era un ángel no solo por done estábamos y ahora me avergonzaba de haber pensado en ello.

-La verdad es que ya que habíamos llegado hasta esta isla me gustaría verla, seguro que tiene cosas de gran valor arqueológico o simplemente poder tomar un descanso en las nubes.- Dije respondiendo a su última pregunta. No me había parado a pensar que haría si llegaba aquí pero ya que estaba podría aprovechar el momento.

Sonreí, encantada. Era una tontería pero sí, ¿me gustan los piropos, vale? Y hacía tiempo que no oía nada que se pareciera a uno. Los hombres de mar no son especialmente delicado a la hora de hablar, por lo general...

-Es muy halagador por tu parte pero no, no soy un ángel -reí mientras me giraba para enseñarle la espalda. Mi piel era sonrosada e incluso parecía que empezaba a tener un ligero bronceado. -¿Ves? No tengo alitas.

Me di la vuelta y oí la respuesta a mi pregunta de por qué se encontraba allí.

-¿Valor arqueológico? Me parece haber oído algo de eso hace poco... déjame pensar -decía mientras me llevaba la mano a la nuca y miraba hacia el cielo. Aunque bueno, en el cielo ya estábamos y realmente no miraba a ninguna parte, sólo trataba de ordenar mis pensamientos. -Creo que hay una tierra o isla, o lo que sea donde hay ruinas de pueblos más antiguos. Tengo entendido que en el pasado era tierra sagrada y no se podía acceder a ella pero ahora no sé. -A mí también me entraba curiosidad pero no sabía llegar e ir sola no parecía la mejor de las ideas- Y si quieres descansar, puedes hablar con algunos de los habitantes y seguramente te dejarán estar en alguna casa vacía como a mí.

Esperaba haberle sido de ayuda aunque fuera sólo un poco.

-Bueno, yo creo que me voy ya. Pasáoslo bien por aquí -dije inclinando vagamente la cabeza a un lado y sonriendo. Me giré y comencé a caminar hacia donde había dejado mi toalla y mis cosas. Para mis adentros iba pensando si no sería interesante conseguir un trabajo de guía turística, al parecer no se me daba muy mal por el momento.

La chica comentó que sabía algo y me ofreció un par de indicaciones para poder descansar en este sitio. No conocía nada de aquí y ella parecía, a pesar de no ser un ángel, saber algo más que yo. Además me convenía su ayuda y tampoco era por pasarme de listo pero no estaba nada mal. -¿Te gustaría acompañarme a la zona antigua? Se que no nos conocemos de mucho ni nada pero yo no se nada de por aquí y me gustaría investigarlo y bueno... podría ser divertido.... digo peligroso. ¿Qué me dices?- En el tono se notaba inseguridad por el hecho de estar pidiéndolo a una chica. No solía ser vergonzoso pero era extraño en ese caso.

Los del barco decidieron quedarse a hacer un par de reparaciones pues se había dañado el barco así que dormirían en él. -Bueno y ya de paso podrías enseñarme algo esto. Ando muy perdido y la orientación no es lo mio.- Dije mientras me rascaba la nuca y reía un poco. No mentía, posiblemente si me encerraran en un laberinto moriría allí. Mi orientación es nula. Además necesitaría un sitio para dormir ya que no me quedaría en el barco. Iban a hacer reparaciones y seguro que les molestaba pues tampoco soy bueno en esas cosas.

Sopesé el ofrecimiento a acompañarlo a las ruinas con cuidado. ¿Qué sabía de él al fin y al cabo? No parecía mal tipo pero era un completo desconocido. Además de que, ¿había dicho que era divertido para luego cambiar esa palabra por peligroso?  Me reí un poco, sin pretender burlarme de él. Al parecer algo en mí lo ponía nervioso o al menos su rostro denotaba cierta turbación. No era el primero al que le pasaba esto en mi presencia pero no por ello dejaba de hacerme cierta gracia. No pensaba que yo hiciera o dijera nada como para causarles esa incomodidad.

-Sí, ¿por qué no? -dije mientras me encogía de hombros. -Tampoco tengo mucho que hacer, aunque será mejor que descanses primero y vayamos mañana o en un par de días. Respecto a lo de la orientación... yo tampoco soy muy buena en eso, pero nos las apañaremos.

Le sonreí de forma breve. Parecía majo. Señalé en dirección a la toalla que había dejado tirada en medio de la playa.

-Cojo mis cosas y nos vamos. Seguro que el chico que me dio las llaves de la casa vacía no tiene problema en que te quedes, hay habitaciones de sobra.

Me acerqué al desorden que había montado mientras tomaba el sol y metí todo en la mochila, para luego dirigirme todavía en bikini hacia las construcciones de la línea de playa, donde moraba por unos días.