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Lily Morgan
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Regresar a casa. ¿Existe una acción más peligrosa y emotiva para el alma? El viento ha soplado con fuerza durante toda la travesía, y de este modo, ha calmado las incipientes lágrimas que estaban dispuestas a resbalar por mis mejillas. Todo un reto estar aquí de una pieza en un día como el de hoy. El barco mercante de los Hermanos Estuvall ha bajado la pasarela haciendo oficial la llegada al puerto de Water Seven. En un barco no muy distinto a éste inicié mis primeros pasos hace dos años, mas lamentablemente todavía no me hacen regresar de forma definitiva. Les hago entrega en una pequeña bolsa de la cantidad que acordamos al iniciar el viaje y termino de recorrer la distancia que me separa de tierra firme.
La humedad se cuela por mis fosas nasales con embriagada soltura. Motivo de más para reajustar mi gabardina, invitándola a cubrir mi cuello e incluso parte de mi rostro. Mis pasos suenan firmes, decisivos, sobre los adoquines del desparejado puerto. Por el rabillo del ojo, echo un vistazo a la sombra que se proyecta de mí en el suelo. Mi silueta se ha estilizado un poco en este tiempo, y mi larga melena ha caído presa del movimiento hipnótico de mis caderas, cosa que antes era una sanguijuela graciosa con poco o nada que ofrecer a la vista. Además, una forma alargada apropiadamente envuelta sobresale por encima de mi cabeza a modo de antena.
Quiero creer que la vida que dejé aquí ha tratado bien a quienes me vieron crecer, precisamente porque me marché. Pero dudo estar preparada para un reencuentro. Todavía sigo buscando respuestas a lo que pasó aquel día en el que nuestra familia se rompió y no descansaré hasta que lo averigüe. Retiro de mi rostro varios mechones que el aire ha puesto en mi contra. Se me encoge el corazón ante la posibilidad de que mi madre pueda hallarse ante las mismas tumbas. ¿Sería capaz de reconocerme? Lo dudo. Pero no me gustaría marcharme sin dejarle alguna pista de que su pequeña Lily la quiere.
De forma distraída revuelvo por mis bolsillos hasta sacar una pequeña libreta, en la que garabateo un lirio en una de sus hojas en blanco. Me gustaría tanto poder entregarle en persona esta cosa tan tonta... Apenas pude despedirme de ella la primera vez, sosteniendo su mano mientras dormía. Su rostro risueño es el mejor recuerdo que he podido llevarme de este lugar y , sin duda, es el que me acompaña todas las noches hasta que me duermo. Escribo unas líneas cortas por detrás de la hoja y la arranco de la libreta, el papel se desliza por mis dedos hasta entrar en el bolsillo. Se nota liviano, como si las palabras difíciles no fuesen pesadas.*
Ya casi no recordaba la larga caminata hasta el Cementerio. Tras un intenso paseo, ante mis ojos se atisba el lúgubre páramo gris formado por losas de piedra en forma de cruz, y algunas de madera, que anuncian la llegada al descanso eterno. Me hago hueco entre ellas para pasar, hasta llegar ante la tumba de mi padre. Cierro los ojos y les muestro mis respetos con las manos sobre mi pecho en posición de plegaría.
-Esto nunca fue fácil para nadie-. Emito en un leve susurro, sereno y suave, hasta que se pierde por completo sonido alguno de mi voz.- Pero se construyó algo hermoso de aquello, una familia de individuos rotos. -Me pongo en cuclillas y deposito bajo una pesada piedra el dibujo para mi madre.- Algún día volveremos a estar todos juntos.
*Nota: Y tan livianas, se ha olvidado la libreta encima del poyo de la ventana más próxima. La ha dejado ella misma sin percatarse de ello.
La humedad se cuela por mis fosas nasales con embriagada soltura. Motivo de más para reajustar mi gabardina, invitándola a cubrir mi cuello e incluso parte de mi rostro. Mis pasos suenan firmes, decisivos, sobre los adoquines del desparejado puerto. Por el rabillo del ojo, echo un vistazo a la sombra que se proyecta de mí en el suelo. Mi silueta se ha estilizado un poco en este tiempo, y mi larga melena ha caído presa del movimiento hipnótico de mis caderas, cosa que antes era una sanguijuela graciosa con poco o nada que ofrecer a la vista. Además, una forma alargada apropiadamente envuelta sobresale por encima de mi cabeza a modo de antena.
Quiero creer que la vida que dejé aquí ha tratado bien a quienes me vieron crecer, precisamente porque me marché. Pero dudo estar preparada para un reencuentro. Todavía sigo buscando respuestas a lo que pasó aquel día en el que nuestra familia se rompió y no descansaré hasta que lo averigüe. Retiro de mi rostro varios mechones que el aire ha puesto en mi contra. Se me encoge el corazón ante la posibilidad de que mi madre pueda hallarse ante las mismas tumbas. ¿Sería capaz de reconocerme? Lo dudo. Pero no me gustaría marcharme sin dejarle alguna pista de que su pequeña Lily la quiere.
De forma distraída revuelvo por mis bolsillos hasta sacar una pequeña libreta, en la que garabateo un lirio en una de sus hojas en blanco. Me gustaría tanto poder entregarle en persona esta cosa tan tonta... Apenas pude despedirme de ella la primera vez, sosteniendo su mano mientras dormía. Su rostro risueño es el mejor recuerdo que he podido llevarme de este lugar y , sin duda, es el que me acompaña todas las noches hasta que me duermo. Escribo unas líneas cortas por detrás de la hoja y la arranco de la libreta, el papel se desliza por mis dedos hasta entrar en el bolsillo. Se nota liviano, como si las palabras difíciles no fuesen pesadas.*
Ya casi no recordaba la larga caminata hasta el Cementerio. Tras un intenso paseo, ante mis ojos se atisba el lúgubre páramo gris formado por losas de piedra en forma de cruz, y algunas de madera, que anuncian la llegada al descanso eterno. Me hago hueco entre ellas para pasar, hasta llegar ante la tumba de mi padre. Cierro los ojos y les muestro mis respetos con las manos sobre mi pecho en posición de plegaría.
-Esto nunca fue fácil para nadie-. Emito en un leve susurro, sereno y suave, hasta que se pierde por completo sonido alguno de mi voz.- Pero se construyó algo hermoso de aquello, una familia de individuos rotos. -Me pongo en cuclillas y deposito bajo una pesada piedra el dibujo para mi madre.- Algún día volveremos a estar todos juntos.
*Nota: Y tan livianas, se ha olvidado la libreta encima del poyo de la ventana más próxima. La ha dejado ella misma sin percatarse de ello.
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Las puertas del Umi Reshan se abren con su característico chirrido, indicándome que ya puedo salir. Un escalofrío me recorre el cuerpo en cuanto pongo el primer pie de vuelta sobre suelo firme. Fuerzo los labios para no perder mi característica sonrisa, oculta ante la idea de estar de vuelta en la isla de la que me vi obligado a huir hace ya demasiado tiempo - De vuelta al hogar... - Me recoloco la chaqueta de cuero sobre los hombros antes de empezar a andar, rebuscando entre sus bolsillos mi moneda de la suerte. Empiezo a hacerlo girar entre mis dedos en el momento que la encuentro, sintiendo como la paz mental vuelve lentamente a mi ser, al tiempo que la corriente costera trata de alborotar mis cabellos, sujetos por una larga coleta en este momento. Para empezar ¿Por qué estoy tan alterado? Solo es una visita improvisada, no es como si tuviera fe en que pudiera servir de algo. O eso me empeño en repetirme constantemente.
Water 7, la ciudad en la que más tiempo he llegado a vivir, esa misma ciudad que por mera vergüenza no debía visitar. Han sido muchos años convenciéndome de que no tenía ninguna otra salida, pero un pensamiento en apariencia egoísta siempre estuvo ahí "Si, debías huir por el bien de todos. Pero deberías haberte llevado contigo lo que ansiabas proteger" Y aunque al principio solo parecía eso, un pensamiento egoísta, la información obtenida con el tiempo me demostró que la única manera de proteger las cosas es no perderlas de vista. Aunque tu mismo seas el causante del peligro.
Distraído por los pensamientos que rondan mi cabeza, un rayo de luz me toma desprevenido, logrando cegándome por completo. Siempre imaginamos las visitas a los cementerios como algo lúgubre y desalentador, pero lo cierto es que hoy hace demasiado sol. Parpadeo algo molesto por un descuido tan estúpido e impropio de mí y miro alrededor, sorprendido de la distancia que he recorrido mientras mi mente navegaba sin rumbo entre remordimientos absurdos con los que ya no puedo hacer nada al respecto. Ese no soy yo.
- Una libreta. - En cuanto vuelvo a mi estado de ánimo normal, me fijo en una libreta abandonada en medio de la nada ¿Alguien se la ha olvidado? La recojo sin pensarlo demasiado, nunca viene mal tener un lugar en el que anotar las cosas, si bien aún no examino su interior. En lugar de ello observo los alrededores sin dejar de jugar con el medallón que sostiene mi otra mano, hasta observar a una joven alejándose mientras guarda una pequeña hoja en su bolsillo ¿La libreta es de su propiedad? Tiene un caminar atrayente, pero aparte de eso no puedo decir nada mas de ella, se encuentra de espaldas y a demasiada distancia.
Prácticamente sin querer me encuentro siguiéndola. No es que haya logrado una nueva afición por acosar a jóvenes con buenas caderas, si no que por el momento parecemos compartir el destino al cual nos dirigimos, nada extraño en estas fechas considerando que no solo una familia perdió seres queridos, las coincidencias existen. Finalmente la pierdo de vista en cuanto se adentra en el cementerio. Nunca me ha gustado caminar rápido sin ninguna razón que me apremie.
Necesito un par de segundos para atreverme a entrar en el cementerio, es un lugar al cual tengo demasiado respeto, algo irónico si consideramos mi profesión. Despejando las estúpidas dudas que puedo tener me adentro en el mismo. Comienzo a planificar que clase de estrategia voy a usar para poder pasearme a lo largo de todo el día por este lugar, después de todo las posibilidades de que la primera persona con la que me cruce sea Lili son matemáticamente improbables, es más, ni si quiera tengo demasiadas esperanzas en verla aparecer. Si ahora es una revolucionaria como parece indicar todo lo que he investigado, aparecer en su isla de origen tan cerca de la base de sus principales enemigos jurados, sería un suicidio demasiado alocado incluso para ella.
- Claro que ¿cuándo he logrado predecir tus acciones siquiera aproximadamente? Siempre rompiendo todos los cálculos pre-establecidos... ¿Verdad?- Las palabras surgen como un susurro imperceptible, producidas ante mi reacción al ver de nuevo a la chica de antes. Está arrodillada frente a la tumba que debo vigilar. Su rostro ahora se me muestra claro, con los rasgos que memoricé con todas mis fuerzas antes de marcharme, creyendo estar consciente de que no podría volver nunca. Ha cambiado enormemente, pero el lugar en donde está postrada y las características marcas en sus mejillas despejan cualquier posible atisbo de duda. La joven de bellas caderas capaz de olvidarse una libreta con facilidad, con un caminar demasiado apurado e insuficiente consciencia del peligro como para no estar atenta a ser observada en un cementerio abandonado... Es sin duda Lily Morgan.
Me mantengo observándola con detenimiento. No puedo evitar sentir culpabilidad al verla ahí tirada. A lo largo de los años he logrado asegurarme de que padre no fue el culpable de su desgracia, pero irónicamente eso solo me hace más culpable de su estado. Nadie importante para mi tenía en cuenta los pecados de aquel que me educó, y fue mi estúpido ideal de limpiar un nombre tan podrido que prácticamente supuraba corrupción lo que me hizo perderlos. Si no hubiera empezado a investigar quizás todo sería distinto. Por desgracia eso es cosa del pasado y no debo dejar que me afecte, ahora tengo que hacer las cosas lo mejor que pueda. Pero antes de nada decido regalarla unos minutos de tranquilidad con su padre. Es lo mínimo que les debo.
- Siento importunarte pero... Te he visto mientras venías ibas por la calle, y como por desgracia ha resultado que teníamos el mismo destino... Aquí tienes, te olvidaste esto por la calle. - Me acerco a ella con completa naturalidad, solo ocultando mis ojos bajo unas gafas polarizadas de pequeños cristales circulares, suerte que el sol aún no ha caído. Mi cabello cambió de color al comer la CaO CaO, la estatura y constitución han cambiado por completo, de fijarse en el rostro el detalle mas evidente será una cicatriz antes inexistente y ya no tengo voz de adolescente, ni si quiera el mismo tono de habla. Solo podría reconocerme por los vagos recuerdos que guarde de mi rostro, ahora más cuadrado, y por supuesto, por mis ojos... Que por algo he cubierto tras unas lentes - Ahora te dejaré sola con tus pensamientos. Pero te estaré esperando al salir... Te intentaría tranquilizar diciéndote que no planeo nada extraño hacia tu persona, pero la conversación que nos atañe quizás sea peor. Tengo información para ti sobre tu amigo perdido, Shingetsu Nyx. Que sigue vivo... Al menos por ahora. - Me despido de ella con una reverencia casual, que cubre con elegancia lo difícil que me está resultando todo esto por dentro. Y sin más, me dirijo a la salida del cementerio, en donde la espero mientras jugueteo con algunos mechones sueltos de mi cabello.
Water 7, la ciudad en la que más tiempo he llegado a vivir, esa misma ciudad que por mera vergüenza no debía visitar. Han sido muchos años convenciéndome de que no tenía ninguna otra salida, pero un pensamiento en apariencia egoísta siempre estuvo ahí "Si, debías huir por el bien de todos. Pero deberías haberte llevado contigo lo que ansiabas proteger" Y aunque al principio solo parecía eso, un pensamiento egoísta, la información obtenida con el tiempo me demostró que la única manera de proteger las cosas es no perderlas de vista. Aunque tu mismo seas el causante del peligro.
Distraído por los pensamientos que rondan mi cabeza, un rayo de luz me toma desprevenido, logrando cegándome por completo. Siempre imaginamos las visitas a los cementerios como algo lúgubre y desalentador, pero lo cierto es que hoy hace demasiado sol. Parpadeo algo molesto por un descuido tan estúpido e impropio de mí y miro alrededor, sorprendido de la distancia que he recorrido mientras mi mente navegaba sin rumbo entre remordimientos absurdos con los que ya no puedo hacer nada al respecto. Ese no soy yo.
- Una libreta. - En cuanto vuelvo a mi estado de ánimo normal, me fijo en una libreta abandonada en medio de la nada ¿Alguien se la ha olvidado? La recojo sin pensarlo demasiado, nunca viene mal tener un lugar en el que anotar las cosas, si bien aún no examino su interior. En lugar de ello observo los alrededores sin dejar de jugar con el medallón que sostiene mi otra mano, hasta observar a una joven alejándose mientras guarda una pequeña hoja en su bolsillo ¿La libreta es de su propiedad? Tiene un caminar atrayente, pero aparte de eso no puedo decir nada mas de ella, se encuentra de espaldas y a demasiada distancia.
Prácticamente sin querer me encuentro siguiéndola. No es que haya logrado una nueva afición por acosar a jóvenes con buenas caderas, si no que por el momento parecemos compartir el destino al cual nos dirigimos, nada extraño en estas fechas considerando que no solo una familia perdió seres queridos, las coincidencias existen. Finalmente la pierdo de vista en cuanto se adentra en el cementerio. Nunca me ha gustado caminar rápido sin ninguna razón que me apremie.
Necesito un par de segundos para atreverme a entrar en el cementerio, es un lugar al cual tengo demasiado respeto, algo irónico si consideramos mi profesión. Despejando las estúpidas dudas que puedo tener me adentro en el mismo. Comienzo a planificar que clase de estrategia voy a usar para poder pasearme a lo largo de todo el día por este lugar, después de todo las posibilidades de que la primera persona con la que me cruce sea Lili son matemáticamente improbables, es más, ni si quiera tengo demasiadas esperanzas en verla aparecer. Si ahora es una revolucionaria como parece indicar todo lo que he investigado, aparecer en su isla de origen tan cerca de la base de sus principales enemigos jurados, sería un suicidio demasiado alocado incluso para ella.
- Claro que ¿cuándo he logrado predecir tus acciones siquiera aproximadamente? Siempre rompiendo todos los cálculos pre-establecidos... ¿Verdad?- Las palabras surgen como un susurro imperceptible, producidas ante mi reacción al ver de nuevo a la chica de antes. Está arrodillada frente a la tumba que debo vigilar. Su rostro ahora se me muestra claro, con los rasgos que memoricé con todas mis fuerzas antes de marcharme, creyendo estar consciente de que no podría volver nunca. Ha cambiado enormemente, pero el lugar en donde está postrada y las características marcas en sus mejillas despejan cualquier posible atisbo de duda. La joven de bellas caderas capaz de olvidarse una libreta con facilidad, con un caminar demasiado apurado e insuficiente consciencia del peligro como para no estar atenta a ser observada en un cementerio abandonado... Es sin duda Lily Morgan.
Me mantengo observándola con detenimiento. No puedo evitar sentir culpabilidad al verla ahí tirada. A lo largo de los años he logrado asegurarme de que padre no fue el culpable de su desgracia, pero irónicamente eso solo me hace más culpable de su estado. Nadie importante para mi tenía en cuenta los pecados de aquel que me educó, y fue mi estúpido ideal de limpiar un nombre tan podrido que prácticamente supuraba corrupción lo que me hizo perderlos. Si no hubiera empezado a investigar quizás todo sería distinto. Por desgracia eso es cosa del pasado y no debo dejar que me afecte, ahora tengo que hacer las cosas lo mejor que pueda. Pero antes de nada decido regalarla unos minutos de tranquilidad con su padre. Es lo mínimo que les debo.
- Siento importunarte pero... Te he visto mientras venías ibas por la calle, y como por desgracia ha resultado que teníamos el mismo destino... Aquí tienes, te olvidaste esto por la calle. - Me acerco a ella con completa naturalidad, solo ocultando mis ojos bajo unas gafas polarizadas de pequeños cristales circulares, suerte que el sol aún no ha caído. Mi cabello cambió de color al comer la CaO CaO, la estatura y constitución han cambiado por completo, de fijarse en el rostro el detalle mas evidente será una cicatriz antes inexistente y ya no tengo voz de adolescente, ni si quiera el mismo tono de habla. Solo podría reconocerme por los vagos recuerdos que guarde de mi rostro, ahora más cuadrado, y por supuesto, por mis ojos... Que por algo he cubierto tras unas lentes - Ahora te dejaré sola con tus pensamientos. Pero te estaré esperando al salir... Te intentaría tranquilizar diciéndote que no planeo nada extraño hacia tu persona, pero la conversación que nos atañe quizás sea peor. Tengo información para ti sobre tu amigo perdido, Shingetsu Nyx. Que sigue vivo... Al menos por ahora. - Me despido de ella con una reverencia casual, que cubre con elegancia lo difícil que me está resultando todo esto por dentro. Y sin más, me dirijo a la salida del cementerio, en donde la espero mientras jugueteo con algunos mechones sueltos de mi cabello.
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Mi cuerpo da un respingo cómico, no esperaba que una voz masculina irrumpiese de esa forma en mi intenso debate interno. Pero sinceramente lo agradezco. Me reincorporo con lentitud ofreciéndole una de mis manos con rapidez para recoger mi libreta, que con amabilidad me tiende un caballero desconocido. Por unos segundos mis gélidos dedos entran en contacto con su piel, no sé en qué momento se han puesto así, tan solo espero no invitarle a pensar que soy una aparición fantasmal y asustarle con ello.
Correspondo con la sonrisa más cordial que me permite expresar la situación, aunque queda algo fofa, más parecida a una mueca circense. Me ha pillado con la guardia realmente baja y ya no puedo permitirme ser tan descuidada con este tipo de detalles. Guardo la libreta en el interior de uno de los bolsillos de mi gabardina, mientras revoloteo con mi vista por aquí y por allá, como si estuviese midiendo el aspecto del joven.
-Un día alguien me devolverá mi cabeza... Gracias.-comento con sinceridad. Pero al llevar de nuevo la vista al suelo caigo en lo inoportunas que pueden resultar mis palabras en un sitio como este.
Junto mis manos con nerviosismo hasta que finalmente carraspeo desviando la mirada hacia la tumba de mi padre. Lo mejor será no darle mayor importancia, he aprendido que ciertas torpezas resultan graciosas e incluso simpáticas en algunos casos. Pero no está de más que muestre mis respetos hacia los que ya no están, porque quizás alguno sí perdió literalmente la cabeza- y nadie se la ha devuelto todavía-.
La atmósfera se cubre por un aire solemne en cuanto el silencio se hace de nuevo a nuestras espaldas. El caballero me informa de que me esperará a la salida realizando un gesto galán, pero jamás habría imaginado que el motivo sería Nyx.
-¿V-vivo?
Mis pupilas se contraen por un segundo, justo en el mismo instante en el que también se corta mi respiración. Observo cómo la silueta del hombre que estaba a mi lado se va perdiendo lentamente entre las tumbas, y mi corazón golpea con tanta fuerza que casi es capaz de salir disparado por mi boca... Cuando mi vista ya no le alcanza, me desplomo de rodillas contra el suelo produciendo un sonido corto y seco.
Hace demasiados años que no escucho ese nombre a través de los labios de nadie. Como si fuese posible borrar una existencia del mundo Nyx se había evaporado. No obstante el que aquel hombre amable lo trajese al presente en un día como hoy indica que sabe quién soy, ¿pero a qué precio? Esta es una de esas situaciones en las que uno se encuentra entre la espada y la pared.
-Padre... ¿Qué debería hacer?- Toco la tierra con las palmas de las manos y me dejo vencer hacia delante. No se me habría ocurrido “volver a mirar” en el lugar de partida, y menos aún cuando un contacto creyó tener una pista lejos de aquí. Pero jamás nadie me había dado su nombre, y sé que esa información no se ha podido filtrar de mí.
Una ráfaga ligera de un viento suave roza mi mejilla como si la acariciase. Si alguien puede aportarme algún dato, por pequeño que sea, no lo rechazaré aunque me suponga correr riesgos innecesarios. Parece que finalmente me he decidido. Tras un par de minutos, me alzo en pie y procedo a retirar la tierra que se ha pegado a mi piel, para después hacer lo mismo con mis ropas. No quiero que corra más tiempo y que eso suponga perder de vista a ese misterioso informante. No sé cuándo será la próxima vez que pueda volver a escaparme para hacerle una visita a mi padre aunque, quién sabe, quizás algún día me la haga él a mí. Maldición quiero saber que todo va bien por la isla y que mi madre sigue en buenas manos. ¿Si no es así para qué me marché? Ya meditaré sobre ello, ahora Nyx.
Salgo del cementerio buscando con la mirada al caballero que quería hablarme sobre Nyx. Sería imprudente decirle abiertamente que tomaré muy en serio sus palabras. Pero todavía más sus acciones. Al divisar un hombre que concuerda con sus dimensiones me acerco hacia él con las manos en los bolsillos.
-El tiempo que puedo dedicar a los difuntos ha terminado. ¿Cómo puedes asegurar que quién-tú-sabes, está vivo?.- Clavo mi mirada de forma intensa sobre los cristales de sus lentes. Además de procurar conferirle a mis palabras cierto tono autoritario. Aunque lo cierto es que la sola posibilidad de que pueda contarme algo, cualquier cosa, me llena de una energizante esperanza.
Correspondo con la sonrisa más cordial que me permite expresar la situación, aunque queda algo fofa, más parecida a una mueca circense. Me ha pillado con la guardia realmente baja y ya no puedo permitirme ser tan descuidada con este tipo de detalles. Guardo la libreta en el interior de uno de los bolsillos de mi gabardina, mientras revoloteo con mi vista por aquí y por allá, como si estuviese midiendo el aspecto del joven.
-Un día alguien me devolverá mi cabeza... Gracias.-comento con sinceridad. Pero al llevar de nuevo la vista al suelo caigo en lo inoportunas que pueden resultar mis palabras en un sitio como este.
Junto mis manos con nerviosismo hasta que finalmente carraspeo desviando la mirada hacia la tumba de mi padre. Lo mejor será no darle mayor importancia, he aprendido que ciertas torpezas resultan graciosas e incluso simpáticas en algunos casos. Pero no está de más que muestre mis respetos hacia los que ya no están, porque quizás alguno sí perdió literalmente la cabeza- y nadie se la ha devuelto todavía-.
La atmósfera se cubre por un aire solemne en cuanto el silencio se hace de nuevo a nuestras espaldas. El caballero me informa de que me esperará a la salida realizando un gesto galán, pero jamás habría imaginado que el motivo sería Nyx.
-¿V-vivo?
Mis pupilas se contraen por un segundo, justo en el mismo instante en el que también se corta mi respiración. Observo cómo la silueta del hombre que estaba a mi lado se va perdiendo lentamente entre las tumbas, y mi corazón golpea con tanta fuerza que casi es capaz de salir disparado por mi boca... Cuando mi vista ya no le alcanza, me desplomo de rodillas contra el suelo produciendo un sonido corto y seco.
Hace demasiados años que no escucho ese nombre a través de los labios de nadie. Como si fuese posible borrar una existencia del mundo Nyx se había evaporado. No obstante el que aquel hombre amable lo trajese al presente en un día como hoy indica que sabe quién soy, ¿pero a qué precio? Esta es una de esas situaciones en las que uno se encuentra entre la espada y la pared.
-Padre... ¿Qué debería hacer?- Toco la tierra con las palmas de las manos y me dejo vencer hacia delante. No se me habría ocurrido “volver a mirar” en el lugar de partida, y menos aún cuando un contacto creyó tener una pista lejos de aquí. Pero jamás nadie me había dado su nombre, y sé que esa información no se ha podido filtrar de mí.
Una ráfaga ligera de un viento suave roza mi mejilla como si la acariciase. Si alguien puede aportarme algún dato, por pequeño que sea, no lo rechazaré aunque me suponga correr riesgos innecesarios. Parece que finalmente me he decidido. Tras un par de minutos, me alzo en pie y procedo a retirar la tierra que se ha pegado a mi piel, para después hacer lo mismo con mis ropas. No quiero que corra más tiempo y que eso suponga perder de vista a ese misterioso informante. No sé cuándo será la próxima vez que pueda volver a escaparme para hacerle una visita a mi padre aunque, quién sabe, quizás algún día me la haga él a mí. Maldición quiero saber que todo va bien por la isla y que mi madre sigue en buenas manos. ¿Si no es así para qué me marché? Ya meditaré sobre ello, ahora Nyx.
Salgo del cementerio buscando con la mirada al caballero que quería hablarme sobre Nyx. Sería imprudente decirle abiertamente que tomaré muy en serio sus palabras. Pero todavía más sus acciones. Al divisar un hombre que concuerda con sus dimensiones me acerco hacia él con las manos en los bolsillos.
-El tiempo que puedo dedicar a los difuntos ha terminado. ¿Cómo puedes asegurar que quién-tú-sabes, está vivo?.- Clavo mi mirada de forma intensa sobre los cristales de sus lentes. Además de procurar conferirle a mis palabras cierto tono autoritario. Aunque lo cierto es que la sola posibilidad de que pueda contarme algo, cualquier cosa, me llena de una energizante esperanza.
Shingetsu Nyx
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Mantengo la mirada en el suelo, mientras el resto de mis sentidos e instinto se mantienen atentos a cualquier tipo de acercamiento indeseado, tal y como fui entrenado por Idel. Nadie se acerca lo suficiente como para suponer una amenaza. O al menos es así hasta que Lily me alcanza, aparentemente dispuesta a escucharme.
- ¿Quien tu sabes...? Si es un pobre intento de mantener su anonimato, creo que hay mejores maneras que parecer un par de nerds hablando sobre el villano de alguna extraña novela... Aunque he de reconocer, que habría que ser pobre de recursos para usar un término así al referirse a un enemigo de gran calibre. - Me muerdo la lengua con disimulo, forzándome a no sonreír. No puedo evitar mostrar trazas de mi habitual cinismo, pese a estarme arriesgando a despertar sus sospechas por ello, pero al menos puedo evitar hacerlo mientras sonrío con la malicia que me caracterizaba desde antes de conocernos.
- Si te sientes más cómoda con nombres clave, podemos referirnos a nuestro conocido común como Maximilian. Creo que apreciaría la ironía de un nombre tan aburguesado.
La observo a través de mis lentes, esperando algún tipo de gesto con el que me indique estar de acuerdo con mis palabras. Además, esto es el primer paso para hacerla entender que "conozco a Nyx", una situación que ya empieza a resultarme demasiado extraña. Una vez recibo su respuesta, emprendo una marcha pausada hacia el interior de la ciudad. La gente tiende a pensar que el mejor lugar para hablar sin arriesgarse a ser escuchado es un emplazamiento solitario y asilado, un error clásico. Cuando se trata de ocultar la información que debes darle a alguien, o sencillamente aparentarlo, las multitudes y los lugares con muchas escapatorias siempre son los más seguros.
- Mis palabras deberían haberte dado algún indicio capaz de probarte que se de lo que hablo, pero entiendo que necesitas algo más tangible para creerme. De todos modos la información no es gratis, así que... ¿Qué tal un intercambio? - Sin dejar de caminar la indico con la mirada que giremos a la izquierda por la siguiente avenida, adentrándonos en la zona residencial de alta cuna. Nadie debería conocerla en este lugar, y a mi aún menos. - Te demostraré que sé de qué hablo con datos sobre vosotros que solo podría conocer de sus propias palabras, y de paso te daré un dato de su estado actual... A cambio, me dirás qué opinas de estos detalles sin cortarte y me contarás algo sobre ti. Si mientes, lo sabré. - No espero ningún tipo de respuesta, y así lo hago saber al elevar la mano ligeramente, indicando que no he terminado de hablar - El primer pago es gratis. A fin de cuentas la confianza se gana con pequeñas acciones.
Sigo caminando hasta apoyarme sobre la barandilla de uno de los canales más cercanos, observando a los Yagara y Rabuka que se pasean por el mismo. Espero hasta que Lily se decida a colocarse a mi lado, o al menos a una distancia lo suficientemente cercana como para poder seguir hablando sin alzar demasiado la voz. Solo entonces, cuando ya he pensado cuidadosamente lo que debo decir, vuelvo a hablar.
- Un sueño un barco... Permítete decirme que es un bello ideal. Ese es mi primer dato, y como puede resultar injusto, añadiré que, si ese es tu sueño, el suyo era ser un puente de paso que ayudara a soñadores como tú. Ahora mi información sobre su estado actual, empezaré con su desaparición. – Me permito una pequeña pausa para tomar aire, casi como si fuera un recurso teatral. - Hace años se esfumó sin dejar rastro para evitar que la gente que te rodeaba o tu misma desaparecierais, lo hizo sin avisar… y su pago hacia vuestros cazadores, fue unirse al gobierno como un fiel soldado del Cipher Pol.
Las palabras quedan suspendidas en el aire como una amenaza invisible. Sé que ella ahora forma parte de la armada revolucionaria, pero no es un dato que pueda dar alegremente si no quiero perder la poca confianza que hace posible este encuentro. Ahora bien... ¿Cómo reaccionará al saber que soy un soldado que han jurado exterminar a aquella hermandad de la que ahora forma parte?
- ¿Quien tu sabes...? Si es un pobre intento de mantener su anonimato, creo que hay mejores maneras que parecer un par de nerds hablando sobre el villano de alguna extraña novela... Aunque he de reconocer, que habría que ser pobre de recursos para usar un término así al referirse a un enemigo de gran calibre. - Me muerdo la lengua con disimulo, forzándome a no sonreír. No puedo evitar mostrar trazas de mi habitual cinismo, pese a estarme arriesgando a despertar sus sospechas por ello, pero al menos puedo evitar hacerlo mientras sonrío con la malicia que me caracterizaba desde antes de conocernos.
- Si te sientes más cómoda con nombres clave, podemos referirnos a nuestro conocido común como Maximilian. Creo que apreciaría la ironía de un nombre tan aburguesado.
La observo a través de mis lentes, esperando algún tipo de gesto con el que me indique estar de acuerdo con mis palabras. Además, esto es el primer paso para hacerla entender que "conozco a Nyx", una situación que ya empieza a resultarme demasiado extraña. Una vez recibo su respuesta, emprendo una marcha pausada hacia el interior de la ciudad. La gente tiende a pensar que el mejor lugar para hablar sin arriesgarse a ser escuchado es un emplazamiento solitario y asilado, un error clásico. Cuando se trata de ocultar la información que debes darle a alguien, o sencillamente aparentarlo, las multitudes y los lugares con muchas escapatorias siempre son los más seguros.
- Mis palabras deberían haberte dado algún indicio capaz de probarte que se de lo que hablo, pero entiendo que necesitas algo más tangible para creerme. De todos modos la información no es gratis, así que... ¿Qué tal un intercambio? - Sin dejar de caminar la indico con la mirada que giremos a la izquierda por la siguiente avenida, adentrándonos en la zona residencial de alta cuna. Nadie debería conocerla en este lugar, y a mi aún menos. - Te demostraré que sé de qué hablo con datos sobre vosotros que solo podría conocer de sus propias palabras, y de paso te daré un dato de su estado actual... A cambio, me dirás qué opinas de estos detalles sin cortarte y me contarás algo sobre ti. Si mientes, lo sabré. - No espero ningún tipo de respuesta, y así lo hago saber al elevar la mano ligeramente, indicando que no he terminado de hablar - El primer pago es gratis. A fin de cuentas la confianza se gana con pequeñas acciones.
Sigo caminando hasta apoyarme sobre la barandilla de uno de los canales más cercanos, observando a los Yagara y Rabuka que se pasean por el mismo. Espero hasta que Lily se decida a colocarse a mi lado, o al menos a una distancia lo suficientemente cercana como para poder seguir hablando sin alzar demasiado la voz. Solo entonces, cuando ya he pensado cuidadosamente lo que debo decir, vuelvo a hablar.
- Un sueño un barco... Permítete decirme que es un bello ideal. Ese es mi primer dato, y como puede resultar injusto, añadiré que, si ese es tu sueño, el suyo era ser un puente de paso que ayudara a soñadores como tú. Ahora mi información sobre su estado actual, empezaré con su desaparición. – Me permito una pequeña pausa para tomar aire, casi como si fuera un recurso teatral. - Hace años se esfumó sin dejar rastro para evitar que la gente que te rodeaba o tu misma desaparecierais, lo hizo sin avisar… y su pago hacia vuestros cazadores, fue unirse al gobierno como un fiel soldado del Cipher Pol.
Las palabras quedan suspendidas en el aire como una amenaza invisible. Sé que ella ahora forma parte de la armada revolucionaria, pero no es un dato que pueda dar alegremente si no quiero perder la poca confianza que hace posible este encuentro. Ahora bien... ¿Cómo reaccionará al saber que soy un soldado que han jurado exterminar a aquella hermandad de la que ahora forma parte?
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Las palabras del hombre despiertan en mí sentimientos contradictorios, por un lado son tan inesperadas que cortan ligeramente la tensión del momento- lo confieso, me gustaría estamparle un puñetazo en el hombro por atreverse a bromear con algo tan serio-, pero por otra parte tengo un objetivo muy claro y es que voy a conseguir que me cuente todo lo que sabe; por las buenas o por las malas. Subo y bajo mis hombros con indiferencia para indicarle que acepto su “nombre”.
- Bien, como sea.
Rasco mi nariz con disimulo, tiene gancho el nombre... y en parte me hace rememorar ese ápice travieso que guardaba Nyx. Sí le habría gustado que en una conversación con nombres clave, él hubiese sido un “Maximilian”. Me invita a creer que realmente han podido pasar un tiempo juntos, dicen que “la esencia -o el diablo- está en los detalles”.
Sigo sus pasos a una distancia prudencial, y siento un cosquilleo nervioso en el estómago. Le abordaría con miles de preguntas en una décima de segundo. Nos estamos adentrando de nuevo en el interior de la ciudad, así que no es difícil deducir que por algún motivo desea que nos encontremos a vista de todo el mundo. Ladeo el rostro dubitativa ante su idea del intercambio, siendo consciente de que nuestros pies han alcanzado al Barrio Aristócrata. ¿No está llevando esto demasiado lejos?
Me coloco a su lado sosteniéndome con ambas manos sobre la barandilla. Me gustaría creer que en estos dos años mi carácter se ha fortalecido, madurado o quizás que ha tomado un matiz astuto. Pero mi reacción espontánea ante la forma que tiene de demostrarme que conoce muy bien tanto mis aspiraciones como las de Nyx, deja mucho que desear. Muerdo mi labio de forma impertinente y le miro. Reconozco que tiene talento para abrir paso al suspense y conseguir mi atención. Me giro con violencia en cuanto deja de hablar, recostándome contra la barandilla para cruzarme de brazos.
-¿Y confiar en la mano que le estaba dando caza antes que en su familia?- No puedo evitar el tono airado y me abalanzo sobre el desconocido increpándolo. Pero rectifico a tiempo, antes de que pueda considerarlo como un ataque personal. Desvío la mirada hacia un lado dando paso a que mis mejillas se ruboricen y vuelvo a recostarme contra la barandilla.- S-solo digo que, de ser así, no tendría por qué haber seguido ese camino solo. Es complicado proteger a alguien desde la distancia...-y más si tenemos en cuenta las sucias artimañas de esos perros del Gobierno, apunto para mis adentros.- Pero esa es una cuestión que resolveré con él.
Lo único que puedo asegurar es que necesito caminar y tomar aire. No esperaba que la primera persona con información acerca de Nyx conociese detalles tan personales y, además, de que estuviese al tanto de los planes del Gobierno. O al menos en el pasado. -Si no te importa, desearía continuar hablando mientras caminamos ¿vale?.- Inicio mis pasos por el camino paralelo al canal que se encuentra al otro lado del puente. Poder distraer la vista con la gente que camina animosamente y va en las embarcaciones me ayuda a controlar la tensión. Froto mis manos con aparente nerviosismo. -Veo que para ser un simple informante has recibido detalles bastante íntimos. ¿Te envía él? -mi curiosidad termina por florecer.
Dando credibilidad al tema del Gobierno, no me extrañaría que hubiesen torturado a Nyx para saberlo todo sobre él. Aunque de una forma extraña y retorcida Nyx sabía darle un sentido a las cosas. Es decir, si está vivo tengo la convicción de que está tramando algo. Es posible que si tiro de ese hilo... me encuentre con más respuestas de las que posiblemente, por el camino que vamos, no quedaría saciada ni en diez horas.
-Maximilliam es un tipo listo, podría incluso haber escrito un código cifrado si hubiese querido estar en contacto conmigo... como el que deja un rastro con migas de pan -comento con picardía haciendo como que busco por el suelo bajando la cabeza-. Ah no, igual demasiado obvio. Si tuviese que decirme algo posiblemente lo tomase como un juego al principio. Dime, -alzo la mirada para buscar la de mi informante tras esas lentes opacas y caigo en la cuenta de que no tengo ningún nombre para dirigirme a él. Durante unos segundos espero a que resuelva mi duda en cuanto a cómo debo llamarle.- … ¿Hay algo en especial que desees saber de mí? Entiendo que ahora es mi turno de aportar datos ¿sí?. Si te soy sincera, nunca he hecho un intercambio de información con un tercero que tuviese que ver con un tema tan personal para mí. Por eso, querido, he decidido que voy a darte detalles que son ciertos sobre mí y otros que no lo serían ni en un millón de años. Así cuando debas venderle esta información a Maximilliam, sólo él podrá conocer el contenido de esta conversación.
Mi sonrisa se estira dulcemente, por muchos años que hayan pasado Nyx debería conocerme igual de bien que yo le conozco a él. Aunque desgraciadamente hayan cambiado cosas, me aferraré a la esperanza de que su espíritu siga siendo el mismo. Llevo mis manos hacia la espalda y las entrelazo a la altura de mis lumbares. Inspiro y con lentitud dejo que las palabras acudan fluidas a mis labios.
-Salvando esos años oscuros en los que desapareció, mi vida ha sido tranquila y tradicional por lo que pese a haber estado enamorada de él, no descarto un enlace matrimonial en pocos años. Las cosas cambian ¿no? Necesito que alguien esté a mi lado, y quizás niños.- adopto una expresión dubitativa- Pero no sé si el Gobierno da permisos para ese tipo de eventos... Por otra parte he emprendido un negocio que me ilusiona, los barcos siempre fueron mi pasión y ahora se dibuja el mejor horizonte que jamás habría imaginado. Por lo que buscarme en Water Seven siempre es una opción ganadora si algún día...-”viene en persona”, hago una pausa pensando las palabras sin llegar a decirlas. Siento que mis mejillas se están volviendo completamente rojas por lo que enmudezco. Desvío la mirada hacia las aguas del canal caminando en silencio hasta que susurro. -Ojalá lo haga, le echo de menos.
- Bien, como sea.
Rasco mi nariz con disimulo, tiene gancho el nombre... y en parte me hace rememorar ese ápice travieso que guardaba Nyx. Sí le habría gustado que en una conversación con nombres clave, él hubiese sido un “Maximilian”. Me invita a creer que realmente han podido pasar un tiempo juntos, dicen que “la esencia -o el diablo- está en los detalles”.
Sigo sus pasos a una distancia prudencial, y siento un cosquilleo nervioso en el estómago. Le abordaría con miles de preguntas en una décima de segundo. Nos estamos adentrando de nuevo en el interior de la ciudad, así que no es difícil deducir que por algún motivo desea que nos encontremos a vista de todo el mundo. Ladeo el rostro dubitativa ante su idea del intercambio, siendo consciente de que nuestros pies han alcanzado al Barrio Aristócrata. ¿No está llevando esto demasiado lejos?
Me coloco a su lado sosteniéndome con ambas manos sobre la barandilla. Me gustaría creer que en estos dos años mi carácter se ha fortalecido, madurado o quizás que ha tomado un matiz astuto. Pero mi reacción espontánea ante la forma que tiene de demostrarme que conoce muy bien tanto mis aspiraciones como las de Nyx, deja mucho que desear. Muerdo mi labio de forma impertinente y le miro. Reconozco que tiene talento para abrir paso al suspense y conseguir mi atención. Me giro con violencia en cuanto deja de hablar, recostándome contra la barandilla para cruzarme de brazos.
-¿Y confiar en la mano que le estaba dando caza antes que en su familia?- No puedo evitar el tono airado y me abalanzo sobre el desconocido increpándolo. Pero rectifico a tiempo, antes de que pueda considerarlo como un ataque personal. Desvío la mirada hacia un lado dando paso a que mis mejillas se ruboricen y vuelvo a recostarme contra la barandilla.- S-solo digo que, de ser así, no tendría por qué haber seguido ese camino solo. Es complicado proteger a alguien desde la distancia...-y más si tenemos en cuenta las sucias artimañas de esos perros del Gobierno, apunto para mis adentros.- Pero esa es una cuestión que resolveré con él.
Lo único que puedo asegurar es que necesito caminar y tomar aire. No esperaba que la primera persona con información acerca de Nyx conociese detalles tan personales y, además, de que estuviese al tanto de los planes del Gobierno. O al menos en el pasado. -Si no te importa, desearía continuar hablando mientras caminamos ¿vale?.- Inicio mis pasos por el camino paralelo al canal que se encuentra al otro lado del puente. Poder distraer la vista con la gente que camina animosamente y va en las embarcaciones me ayuda a controlar la tensión. Froto mis manos con aparente nerviosismo. -Veo que para ser un simple informante has recibido detalles bastante íntimos. ¿Te envía él? -mi curiosidad termina por florecer.
Dando credibilidad al tema del Gobierno, no me extrañaría que hubiesen torturado a Nyx para saberlo todo sobre él. Aunque de una forma extraña y retorcida Nyx sabía darle un sentido a las cosas. Es decir, si está vivo tengo la convicción de que está tramando algo. Es posible que si tiro de ese hilo... me encuentre con más respuestas de las que posiblemente, por el camino que vamos, no quedaría saciada ni en diez horas.
-Maximilliam es un tipo listo, podría incluso haber escrito un código cifrado si hubiese querido estar en contacto conmigo... como el que deja un rastro con migas de pan -comento con picardía haciendo como que busco por el suelo bajando la cabeza-. Ah no, igual demasiado obvio. Si tuviese que decirme algo posiblemente lo tomase como un juego al principio. Dime, -alzo la mirada para buscar la de mi informante tras esas lentes opacas y caigo en la cuenta de que no tengo ningún nombre para dirigirme a él. Durante unos segundos espero a que resuelva mi duda en cuanto a cómo debo llamarle.- … ¿Hay algo en especial que desees saber de mí? Entiendo que ahora es mi turno de aportar datos ¿sí?. Si te soy sincera, nunca he hecho un intercambio de información con un tercero que tuviese que ver con un tema tan personal para mí. Por eso, querido, he decidido que voy a darte detalles que son ciertos sobre mí y otros que no lo serían ni en un millón de años. Así cuando debas venderle esta información a Maximilliam, sólo él podrá conocer el contenido de esta conversación.
Mi sonrisa se estira dulcemente, por muchos años que hayan pasado Nyx debería conocerme igual de bien que yo le conozco a él. Aunque desgraciadamente hayan cambiado cosas, me aferraré a la esperanza de que su espíritu siga siendo el mismo. Llevo mis manos hacia la espalda y las entrelazo a la altura de mis lumbares. Inspiro y con lentitud dejo que las palabras acudan fluidas a mis labios.
-Salvando esos años oscuros en los que desapareció, mi vida ha sido tranquila y tradicional por lo que pese a haber estado enamorada de él, no descarto un enlace matrimonial en pocos años. Las cosas cambian ¿no? Necesito que alguien esté a mi lado, y quizás niños.- adopto una expresión dubitativa- Pero no sé si el Gobierno da permisos para ese tipo de eventos... Por otra parte he emprendido un negocio que me ilusiona, los barcos siempre fueron mi pasión y ahora se dibuja el mejor horizonte que jamás habría imaginado. Por lo que buscarme en Water Seven siempre es una opción ganadora si algún día...-”viene en persona”, hago una pausa pensando las palabras sin llegar a decirlas. Siento que mis mejillas se están volviendo completamente rojas por lo que enmudezco. Desvío la mirada hacia las aguas del canal caminando en silencio hasta que susurro. -Ojalá lo haga, le echo de menos.
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Puedo sentir las intenciones asesinas aflorar del interior de su ser. De entre todas las reacciones posibles, la de querer echarse encima mía por "Insultar la memoria de su amigo", llega a resultar extrañamente placentera. Escucho el resto de sus palabras con curiosidad. Por ahora no parece darle excesiva importancia a la situación que se la está exponiendo, o al menos no lo parece.
Asiento cuando me indica que preferiría seguir andando. Mientras no nos crucemos con nadie que la conozca, o aun menos probable que me conozca, no debería haber ningún problema si en lugar de quedarnos quietos seguimos paseándonos. Tampoco es como si tuviera la sospecha de poder estar siendo espiados por una tercera persona, solo soy precavido por naturaleza. En cualquier caso, no puedo evitar sonreír cuando se decide a preguntarme si me envía "El".
- Mas o menos. Mi último trabajo me ha traído cerca de esta isla, y Maximilian tenía la esperanza de que pudieras visitar hoy a tu padre. Por mi parte no creía que fueras a hacer un movimiento tan obvio. Has tenido suerte de que nadie te siga los pasos. - Resulta irónico que pese a estarme presentando con dos personajes distintos, ambos coincidan en este punto.
Luego decide entregarme un mensaje a mi, bueno, mas bien a "Nyx". Llegados a este punto debería agradecer que entre otras cosas, el gobierno me haya enseñado a mantener una expresión neutra en caso de ser necesario, o estaría barriendo el suelo con mi barbilla. Por suerte soy capaz de discernir que esta parte es falsa, pero... Hay cierta mala intención oculta en sus palabras, quizás ella misma no sea capaz de verlo, pero no son las "mentiras" mas adecuadas para la situación actual. De cualquier modo el código utilizado cojea en su inicio, dado que si seguimos la secuencia de pistas utlizada el mensaje completo sería "Pese a haber estado enamorada de él, no sé si el Gobierno da permisos para ese tipo de eventos... Por otra parte he emprendido un negocio que me ilusiona, ahora se dibuja el mejor horizonte que jamás habría imaginado. Ojalá lo haga, le echo de menos." Y eso es únicamente por deducir que alguna verdad debe encontrarse en el primer párrafo... Algo que de por si quizás resulte demasiado presuntuoso.
- Interesante elección de palabras, sobretodo si van dirigidas a el hijo del asesino de tu padre... Por cierto, esta es una frase que no contiene verdad alguna. - Mantengo su mirada a través de mis lentes oscuros, dudando si debería entregarla esta información. - No era su hijo sanguíneo, eso lo sabes... Quizás lo que no sepas es que tampoco fue el culpable del incendio. No al menos de ese en concreto. Resultando en una divertida anécdota todo el odio que generó el malentendido a su alrededor. Y por otra parte, investigar lo relacionado al incendio fue lo que inició las desapariciones, y lo mismo que le obligó a tomar la decisión anteriormente mencionada. Si me permites hacer una observación, fue una secuencia de decisiones increíblemente estúpidas. Pero sigamos con los detalles que mas pueden interesarte.
Resulta evidente que el saber nuevos datos sobre la muerte de su padre debe ser tentador, o esa es mi impresión, pero no estamos aquí para hablar de algo que ya no puede cambiarse. Solo me estoy dedicando a crear un puzzle a parte, para cuando esté preparada para saber la verdad... Si es que llega a estarlo.
- Veamos... Tengo que escoger mis siguientes palabras con especial cuidado. - Me llevo una mano a la barbilla, pensativo pese a tener perfectamente claro lo que pretendo decir. - Digamos que tengo cierta información sobre un grupo de "amigos" con los que te has estado moviendo últimamente... Y permítete decir querida señorita, que si bien la elección de Maximilian fue estúpida, la tuya no se queda corta. Pero lo mas interesante de todo, es que hace unas semanas Maxi se encontró con uno de tus nuevos amigos y bueno... Lo que le hizo no fue algo especialmente bello o delicado. Me atrevería a decir que fue excesivamente cruel. ¿Sabes por que llegó a alcanzar este extremo? - Sin dejar de andar, inclino el rostro mientras la miro de soslayo, permitiéndome una ligera sonrisa mientras la señalo con un gesto casual. - Esa criatura sabía donde estabas, así como tu actual condición... Y no quería decirle nada. Así que le disolvió y arranco cada milímetro de piel músculo y entrañas, hasta dejar solo huesos. Luego escondió a sus superiores cualquier rastro de información sobre tu existencia... Lo que quizás sea aún mas peligroso. - Me encojo ligeramente de hombros, como si le restara importancia al asunto. - Solo quiero que entiendas en lo que se ha convertido durante estos años, y aunque es cierto que dentro de su podrida mente cualquier cosa es aceptable con tal de mantenerte a salvo... ¿Aún así deseas encontrarle? Es mas que probable que ya no se parezca en nada a lo que recordabas. Por otra parte tal y como están las cosas, podrías encontrártelo en el campo de batalla y acabar con el sin reconocerle aunque le tuvieras justo en frente. Y esa es precisamente mi pregunta... Con todo lo que sabes y suponiendo que decidas créeme. ¿Que harías si tu misión te ordenara acabar con su vida?
Puedo estar siendo demasiado cruel. Pero si quiero mantenerla a salvo, lo primero que debo saber es hasta que grado está comprometida con el sueño revolucionario. Por que si esos cabrones han conseguido lavarla el cerebro por completo... Les perseguiré hasta el mismísimo infierno para acabar con ellos. Y esta vez, no será solo trabajo.
Asiento cuando me indica que preferiría seguir andando. Mientras no nos crucemos con nadie que la conozca, o aun menos probable que me conozca, no debería haber ningún problema si en lugar de quedarnos quietos seguimos paseándonos. Tampoco es como si tuviera la sospecha de poder estar siendo espiados por una tercera persona, solo soy precavido por naturaleza. En cualquier caso, no puedo evitar sonreír cuando se decide a preguntarme si me envía "El".
- Mas o menos. Mi último trabajo me ha traído cerca de esta isla, y Maximilian tenía la esperanza de que pudieras visitar hoy a tu padre. Por mi parte no creía que fueras a hacer un movimiento tan obvio. Has tenido suerte de que nadie te siga los pasos. - Resulta irónico que pese a estarme presentando con dos personajes distintos, ambos coincidan en este punto.
Luego decide entregarme un mensaje a mi, bueno, mas bien a "Nyx". Llegados a este punto debería agradecer que entre otras cosas, el gobierno me haya enseñado a mantener una expresión neutra en caso de ser necesario, o estaría barriendo el suelo con mi barbilla. Por suerte soy capaz de discernir que esta parte es falsa, pero... Hay cierta mala intención oculta en sus palabras, quizás ella misma no sea capaz de verlo, pero no son las "mentiras" mas adecuadas para la situación actual. De cualquier modo el código utilizado cojea en su inicio, dado que si seguimos la secuencia de pistas utlizada el mensaje completo sería "Pese a haber estado enamorada de él, no sé si el Gobierno da permisos para ese tipo de eventos... Por otra parte he emprendido un negocio que me ilusiona, ahora se dibuja el mejor horizonte que jamás habría imaginado. Ojalá lo haga, le echo de menos." Y eso es únicamente por deducir que alguna verdad debe encontrarse en el primer párrafo... Algo que de por si quizás resulte demasiado presuntuoso.
- Interesante elección de palabras, sobretodo si van dirigidas a el hijo del asesino de tu padre... Por cierto, esta es una frase que no contiene verdad alguna. - Mantengo su mirada a través de mis lentes oscuros, dudando si debería entregarla esta información. - No era su hijo sanguíneo, eso lo sabes... Quizás lo que no sepas es que tampoco fue el culpable del incendio. No al menos de ese en concreto. Resultando en una divertida anécdota todo el odio que generó el malentendido a su alrededor. Y por otra parte, investigar lo relacionado al incendio fue lo que inició las desapariciones, y lo mismo que le obligó a tomar la decisión anteriormente mencionada. Si me permites hacer una observación, fue una secuencia de decisiones increíblemente estúpidas. Pero sigamos con los detalles que mas pueden interesarte.
Resulta evidente que el saber nuevos datos sobre la muerte de su padre debe ser tentador, o esa es mi impresión, pero no estamos aquí para hablar de algo que ya no puede cambiarse. Solo me estoy dedicando a crear un puzzle a parte, para cuando esté preparada para saber la verdad... Si es que llega a estarlo.
- Veamos... Tengo que escoger mis siguientes palabras con especial cuidado. - Me llevo una mano a la barbilla, pensativo pese a tener perfectamente claro lo que pretendo decir. - Digamos que tengo cierta información sobre un grupo de "amigos" con los que te has estado moviendo últimamente... Y permítete decir querida señorita, que si bien la elección de Maximilian fue estúpida, la tuya no se queda corta. Pero lo mas interesante de todo, es que hace unas semanas Maxi se encontró con uno de tus nuevos amigos y bueno... Lo que le hizo no fue algo especialmente bello o delicado. Me atrevería a decir que fue excesivamente cruel. ¿Sabes por que llegó a alcanzar este extremo? - Sin dejar de andar, inclino el rostro mientras la miro de soslayo, permitiéndome una ligera sonrisa mientras la señalo con un gesto casual. - Esa criatura sabía donde estabas, así como tu actual condición... Y no quería decirle nada. Así que le disolvió y arranco cada milímetro de piel músculo y entrañas, hasta dejar solo huesos. Luego escondió a sus superiores cualquier rastro de información sobre tu existencia... Lo que quizás sea aún mas peligroso. - Me encojo ligeramente de hombros, como si le restara importancia al asunto. - Solo quiero que entiendas en lo que se ha convertido durante estos años, y aunque es cierto que dentro de su podrida mente cualquier cosa es aceptable con tal de mantenerte a salvo... ¿Aún así deseas encontrarle? Es mas que probable que ya no se parezca en nada a lo que recordabas. Por otra parte tal y como están las cosas, podrías encontrártelo en el campo de batalla y acabar con el sin reconocerle aunque le tuvieras justo en frente. Y esa es precisamente mi pregunta... Con todo lo que sabes y suponiendo que decidas créeme. ¿Que harías si tu misión te ordenara acabar con su vida?
Puedo estar siendo demasiado cruel. Pero si quiero mantenerla a salvo, lo primero que debo saber es hasta que grado está comprometida con el sueño revolucionario. Por que si esos cabrones han conseguido lavarla el cerebro por completo... Les perseguiré hasta el mismísimo infierno para acabar con ellos. Y esta vez, no será solo trabajo.
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Me abrazo la cintura al escuchar cómo sigue relatando la cadena de sucesos que al parecer llevaron a Nyx a marcharse de Water Seven y unirse al Gobierno. La razón que desató aquel incendio que arrebató la vida no solo a mi padre, si no a un número importante de gente, es algo que he terminado perdonando. Pero conocer este hecho tuvo que hacerle mucho más daño a él, de lo que podría ser para mí, así que entiendo su desesperado esfuerzo por intentar atar cabos pese a todo. Conduzco mis manos hacia la altura de mi pecho y respiro hondo.
Mi mirada se vuelve gélida con sus siguientes palabras. No solo ha osado mencionar el hecho de que conoce mi conexión con los Revolucionarios, si no que además se ha permitido el capricho de relatar con todo lujo de detalles un escenario hipotético en el que Nyx y yo entraríamos en un combate de intereses a muerte. Relajo mis hombros con la certeza de que la persona que está a mi lado maneja una poderosa red de información. ¿Nyx sería capaz de asesinar a un hombre inocente solo por conseguir sus objetivos?
No existe ninguna misión que justifique la muerte de un miembro de mi familia. Si toma decisiones erróneas me corresponde a mí, recriminárselo o impedírselo. Al igual que tampoco puedo responder por los actos de mis “amigos”.- comento con la mirada al frente llena de determinación y las palabras se vuelven pesadas resonando de forma atronadora.- Desconozco en qué ha podido convertirse en estos años, pero tarde o temprano lo encontraré y lo averiguaré con mis propios ojos. Créeme que en ese momento pasarán tres cosas de forma muy clara; luego el tiempo dirá.
Si hubiese dedicado siquiera un segundo de mi vida en pensar en todas y cada una de las posibilidades sobre cómo sería el Nyx que me iba a encontrar, solo habría enloquecido más. Cuando llegue ese día nadie podrá arrebatarme a un hombre que bien podría estar muerto. La situación actual implica la formación de muchos bandos, diferentes formas de entender qué supone la Paz y la felicidad de la gente. Espero que pase lo que pase, siga con vida.
Llevo mis manos a los bolsillos de mi gabardina sin saber cómo proseguir con la conversación. Pese a todo lo que ya conoce, temo filtrar detalles relevantes y que pudieran poner en peligro este camino hacia Nyx. -Oye, si Ny... ¡digo Max! se ha tomado tantas molestias en tener noticias mías, ¿no te despellejará a ti también en cuanto le des esta información? -le observo de forma inquisitiva con una sonrisa abierta. Me desvío para dar unos pasos que me acerquen más a la orilla del canal. Me inclino para recoger unas piedras planas y las lanzo contra la superficie del agua. Echaba de menos esta actividad ociosa y mundana que tanto practiqué de niña. En cuanto siento su presencia cerca de mí, retomo la conversación.-Te lo pondré fácil. Dime dónde y cuándo puedo reunirme con él. Cuanto antes lo acordemos, menos tiempo tendrá de “ Arrancar cada milímetro de piel músculo y entrañas, hasta dejar solo huesos”.
Sería incorrecto decir que si Nyx se ha convertido en un “monstruo” a manos del Gobierno, yo no he aprendido nada en manos de los Revolucionarios. Todavía siento algunas arcadas cuando pienso en los métodos de mi querido mentor. No me conformaré sólo con saber que sigue “vivo” y que ahora pertenece a los trajeados. No puedo desaprovechar esta oportunidad de volver a verle.
Mi mirada se vuelve gélida con sus siguientes palabras. No solo ha osado mencionar el hecho de que conoce mi conexión con los Revolucionarios, si no que además se ha permitido el capricho de relatar con todo lujo de detalles un escenario hipotético en el que Nyx y yo entraríamos en un combate de intereses a muerte. Relajo mis hombros con la certeza de que la persona que está a mi lado maneja una poderosa red de información. ¿Nyx sería capaz de asesinar a un hombre inocente solo por conseguir sus objetivos?
No existe ninguna misión que justifique la muerte de un miembro de mi familia. Si toma decisiones erróneas me corresponde a mí, recriminárselo o impedírselo. Al igual que tampoco puedo responder por los actos de mis “amigos”.- comento con la mirada al frente llena de determinación y las palabras se vuelven pesadas resonando de forma atronadora.- Desconozco en qué ha podido convertirse en estos años, pero tarde o temprano lo encontraré y lo averiguaré con mis propios ojos. Créeme que en ese momento pasarán tres cosas de forma muy clara; luego el tiempo dirá.
Si hubiese dedicado siquiera un segundo de mi vida en pensar en todas y cada una de las posibilidades sobre cómo sería el Nyx que me iba a encontrar, solo habría enloquecido más. Cuando llegue ese día nadie podrá arrebatarme a un hombre que bien podría estar muerto. La situación actual implica la formación de muchos bandos, diferentes formas de entender qué supone la Paz y la felicidad de la gente. Espero que pase lo que pase, siga con vida.
Llevo mis manos a los bolsillos de mi gabardina sin saber cómo proseguir con la conversación. Pese a todo lo que ya conoce, temo filtrar detalles relevantes y que pudieran poner en peligro este camino hacia Nyx. -Oye, si Ny... ¡digo Max! se ha tomado tantas molestias en tener noticias mías, ¿no te despellejará a ti también en cuanto le des esta información? -le observo de forma inquisitiva con una sonrisa abierta. Me desvío para dar unos pasos que me acerquen más a la orilla del canal. Me inclino para recoger unas piedras planas y las lanzo contra la superficie del agua. Echaba de menos esta actividad ociosa y mundana que tanto practiqué de niña. En cuanto siento su presencia cerca de mí, retomo la conversación.-Te lo pondré fácil. Dime dónde y cuándo puedo reunirme con él. Cuanto antes lo acordemos, menos tiempo tendrá de “ Arrancar cada milímetro de piel músculo y entrañas, hasta dejar solo huesos”.
Sería incorrecto decir que si Nyx se ha convertido en un “monstruo” a manos del Gobierno, yo no he aprendido nada en manos de los Revolucionarios. Todavía siento algunas arcadas cuando pienso en los métodos de mi querido mentor. No me conformaré sólo con saber que sigue “vivo” y que ahora pertenece a los trajeados. No puedo desaprovechar esta oportunidad de volver a verle.
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No trato de ocultar la expresión de disgusto que toma mi rostro ante sus primeras palabras... ¿Ninguna justificación? Parece que tiene el discurso revolucionario más dentro de su cabeza de lo que me esperaba. Ni si quiera me importa que en ese momento esté manteniendo su mirada sobre mí, en un intento de dar fuerza a sus palabras... Lo que dice está mal. Ninguna causa puede tener inmunidad completa a las acciones acometidas o recibidas. Es cierto que he eliminado a algunos que no lo merecían, pero también a otros con los que la muerte era quedarse corto...
- Primero. No has llegado a darme nada de información a cambio, aunque aceptaré tu opinión sobre el sueño que defiendes como una respuesta válida por esta vez. Solo recuerda que tenemos un trato. Segundo. Si en estos momentos llego a tener que preocuparme por mi bienestar, no será por el gobierno a no ser que me descubran... Si no por la mujer armada que tengo ante mí. ¿Nada justifica el asesinato de alguien perteneciente a tu familia? No respondas, aún no. Y tercero... Me envía el para ver hasta donde han sido capaces de lavarte el cerebro. Dejemos las explicaciones en que hay una sencilla razón por la que sus deseos son mis deseos. - Vuelvo a girarme, reanudando la marcha mientras me encamino directo a salir de la zona rica de la ciudad.
- Un bando nunca justificará la eliminación de uno de los suyos por alguien del bando contrario, independientemente del que sea... Pero es más que evidente que ambos hacen lo mismo. - Para cuando salimos de la zona noble, nuestros pasos nos guían directamente hacia un sector más oscuro, más recóndito. - Al final son las dos caras de una moneda, y el caso es que si ese es tu actual punto de vista, ahora él es tu enemigo. ¿Quién es inocente? ¿Quién culpable? Unos son culpables de romper la ley existente, los otros culpables de imponer leyes injustas... Unos estiman que sus acciones son las correctas por que defienden el bien y el orden, pero no intentan hacer nada contra leyes que incluso muchos de ellos saben que son injustas. Los otros estiman ser los verdaderos héroes al luchar contra un sistema que ellos consideran injusto, pero no dan soluciones reales y justifican acciones ilegales por una brújula moral que nadie fuera de su familia ha aceptado. Y yo te pregunto... ¿Cuál es tu opinión al respecto? ¿Quieres saber cuál es la suya? Pero lo más importante de todo ¿Estarías dispuesta a sacrificar tu vida por la causa que abanderas?
Me deslizo entre las calles de Water seven, cada vez hacia lugares más oscuros, no solo en iluminación, si no en esencia. No tardamos en entrar al peor barrio de la isla. El aroma de agua salada se ve sustituido por el de basura y orines, las paredes perfectamente pintadas y encaladas por ladrillos mohosos y agrietados, no se puede ver un solo metro de suelo sin suciedad o desperfectos... No es como si Water seven fuera la isla más peligrosa de los mares, pero todas tienen sus barrios marginales.
- Así es el mundo. Puedes pasar de la normalidad al lujo y del lujo a la mayor decadencia en un solo instante... ¿Qué opinas de la política del gobierno de recoger a muchos de sus agentes directamente de orfanatos o de la calle? En lo personal opino que es una manera más que evidente de evitar una mente capaz de pensar por sí misma... ¿Te parece mejor o peor que los métodos revolucionarios de recoger a muchos de sus miembros directamente de orfanatos o de la calle?
Guardo silencio el resto del camino. Mantengo la atención por si decide responder ahora mis preguntas, aunque carecerán de importancia hasta que la enseñe lo que hemos venido a ver, pues no es una elección meramente casual. En cuanto lo veo, reanudo mi marcha hacia una casa aparentemente abandonada. En el marco de una puerta de entrada rota, hay grabado un símbolo revolucionario. Por el color del mismo puede notarse que fue hecho muchos años atrás.
- Te presento al hogar Darmson. - Me detengo ante la puerta, sin adentrarme en el interior mientras hablo en un susurro que solo mi compañera pueda percibir. - Yurisa Minami, nombre de soltera de la señora Darmson, era una conocida revolucionaria que llegado un buen día sencillamente desapareció. Años más tarde fue descubierta oculta en este hogar. Había decidido tener una familia, apartarse de la revolución... Pero fue descubierta mientras varios agentes investigaban a otro revolucionario que había sido visto en la isla, un reclutador. Se decidió que debía ser apresada junto a su esposo y ajusticiada por sus crímenes. - Con un gesto teatral imito el momento en el que la puerta fue echada abajo - Una operación exitosa. En menos de una semana los dos rebeldes habían perdido la cabeza. Pero tenían un hijo... - Mientras hablo, me adentro con lentitud en la casa, observando a mi alrededor por si pudiera haber algún invitado no deseado a parte de nosotros mismos. - Su hijo fue confinado en un orfanato, tal y como dictaminaba la ley de Water seven en ese momento, pero escapó y perdieron su rastro. Parecía como si alguien le hubiera ayudado a ocultarse. Tardaron años en saber la verdad.
Con las manos en la espalda, camino hasta colocarme al lado de una caja de madera de grandes dimensiones llena de polvo. Aparto toda la capa más externa de suciedad con un manotazo y procedo a sentarme encima de la misma. Doy un par de palmaditas en el área aún libre de la caja, indicando a Lily que puede tomar asiento si así lo desea. Que lo haga o no ya es algo fuera de mi alcance.
- Fue reclutado por la revolución, por el mismo agente al cual se buscaba cuando se descubrió a sus padres. Supongo que fue sencillo. ¿Oye, quieres unirte a nosotros y vengar la muerte de tus padres a manos de un gobierno corrupto? No parecía un reto complicado, mucho menos al tratarse de una mente infantil. - No puedo evitar reírme mientras hablo. Puede parecer cruel o incluso mezquino, pero la realidad es que mi risa es debida a los paralelismos de esta historia con la mía propia... La diferencia es que Idel nunca intentó lavarme el cerebro, por eso soy capaz de ver lo podrido que está mi propio bando. - Varios años más tarde, el joven y entrenado Darmson asaltó un centro de entrenamiento del gobierno. Mató a los jóvenes que estaban siendo enseñados, llegó a violar a un par de estos alumnos llevado por el resentimiento, supongo que mujeres dentro de su gusto. Finalmente fue alcanzado por los instructores y asesinado en el acto... ¿A quién culparías de este desenlace? ¿Merecían morir los agentes en instrucción? Es cierto que inicialmente era solo un niño, no podemos saber si habría elegido el mismo camino de no ser reclutado, entrenado y guiado a odiar al gobierno. Así que vuelve a mirarme con odio si lo deseas, pero creo que se merecía morir por lo que hizo ese día.
- Aún a día de hoy no hemos sido capaces de encontrar al reclutador que le captó en Water seven. Seguramente el principal culpable de lo ocurrido. Es demasiado fácil dar forma a una mente rota, demasiado sencillo hacer que acepte formar parte de un movimiento cuya existencia desconocía, que llegue a aceptarlo como una decisión propia aunque no lo sea... Y aún más simple que si algo sale mal, el nuevo héroe revolucionario se convierta en un terrorista. - No trato de ocultar el veneno que contiene cada una de mis palabras. - Lo más irónico de todo, es que casi nunca encontramos a los reclutadores... Y cuando lo hacemos, suelen tener una vida normal, sin dificultades y con facilidad para acceder a su grupo de potenciales reclutas.
Una vez más, dejo que el silencio nos rodee. Para cuando creo que puede haber tenido tiempo a pensar examino su rostro, en busca de cualquier signo que me indique si puedo seguirla forzando, si debo tener cuidado de ser atacado... Una reacción habitual cuando insultas el credo de un seguidor que a ha sido cegado por su dios. Algo que espero que no le pase a ella.
- La existencia de un poder opresor nunca justifica la creación de una célula terrorista. Soy el primero en reconocer que el gobierno no es la opción correcta, así como que la revolución tiene grandes hombres. Pero al igual que el gobierno, también tiene a las mayores escorias, hombres y mujeres dispuestos a todo por su ideal. ¿Qué pasará con estas personas si algún día gana la revolución? ¿Podemos estar seguros de que no se formará otro gobierno corrupto de la noche a la mañana...? Solo lo repetiré una última vez... He venido a ver si aún conservas tus ideales primigenios, o si estos ya han sido completamente eclipsados por el sueño revolucionario. Si Nyx no se ha mostrado aquí, es porque si resulta ser el último caso... Tendré que detenerte antes de que quizás hoy, quizás en un año, inicies un ataque suicida contra el gobierno. Porque ellos fueron los que conspiraron para incendiar Water seven aquel año.
- Primero. No has llegado a darme nada de información a cambio, aunque aceptaré tu opinión sobre el sueño que defiendes como una respuesta válida por esta vez. Solo recuerda que tenemos un trato. Segundo. Si en estos momentos llego a tener que preocuparme por mi bienestar, no será por el gobierno a no ser que me descubran... Si no por la mujer armada que tengo ante mí. ¿Nada justifica el asesinato de alguien perteneciente a tu familia? No respondas, aún no. Y tercero... Me envía el para ver hasta donde han sido capaces de lavarte el cerebro. Dejemos las explicaciones en que hay una sencilla razón por la que sus deseos son mis deseos. - Vuelvo a girarme, reanudando la marcha mientras me encamino directo a salir de la zona rica de la ciudad.
- Un bando nunca justificará la eliminación de uno de los suyos por alguien del bando contrario, independientemente del que sea... Pero es más que evidente que ambos hacen lo mismo. - Para cuando salimos de la zona noble, nuestros pasos nos guían directamente hacia un sector más oscuro, más recóndito. - Al final son las dos caras de una moneda, y el caso es que si ese es tu actual punto de vista, ahora él es tu enemigo. ¿Quién es inocente? ¿Quién culpable? Unos son culpables de romper la ley existente, los otros culpables de imponer leyes injustas... Unos estiman que sus acciones son las correctas por que defienden el bien y el orden, pero no intentan hacer nada contra leyes que incluso muchos de ellos saben que son injustas. Los otros estiman ser los verdaderos héroes al luchar contra un sistema que ellos consideran injusto, pero no dan soluciones reales y justifican acciones ilegales por una brújula moral que nadie fuera de su familia ha aceptado. Y yo te pregunto... ¿Cuál es tu opinión al respecto? ¿Quieres saber cuál es la suya? Pero lo más importante de todo ¿Estarías dispuesta a sacrificar tu vida por la causa que abanderas?
Me deslizo entre las calles de Water seven, cada vez hacia lugares más oscuros, no solo en iluminación, si no en esencia. No tardamos en entrar al peor barrio de la isla. El aroma de agua salada se ve sustituido por el de basura y orines, las paredes perfectamente pintadas y encaladas por ladrillos mohosos y agrietados, no se puede ver un solo metro de suelo sin suciedad o desperfectos... No es como si Water seven fuera la isla más peligrosa de los mares, pero todas tienen sus barrios marginales.
- Así es el mundo. Puedes pasar de la normalidad al lujo y del lujo a la mayor decadencia en un solo instante... ¿Qué opinas de la política del gobierno de recoger a muchos de sus agentes directamente de orfanatos o de la calle? En lo personal opino que es una manera más que evidente de evitar una mente capaz de pensar por sí misma... ¿Te parece mejor o peor que los métodos revolucionarios de recoger a muchos de sus miembros directamente de orfanatos o de la calle?
Guardo silencio el resto del camino. Mantengo la atención por si decide responder ahora mis preguntas, aunque carecerán de importancia hasta que la enseñe lo que hemos venido a ver, pues no es una elección meramente casual. En cuanto lo veo, reanudo mi marcha hacia una casa aparentemente abandonada. En el marco de una puerta de entrada rota, hay grabado un símbolo revolucionario. Por el color del mismo puede notarse que fue hecho muchos años atrás.
- Te presento al hogar Darmson. - Me detengo ante la puerta, sin adentrarme en el interior mientras hablo en un susurro que solo mi compañera pueda percibir. - Yurisa Minami, nombre de soltera de la señora Darmson, era una conocida revolucionaria que llegado un buen día sencillamente desapareció. Años más tarde fue descubierta oculta en este hogar. Había decidido tener una familia, apartarse de la revolución... Pero fue descubierta mientras varios agentes investigaban a otro revolucionario que había sido visto en la isla, un reclutador. Se decidió que debía ser apresada junto a su esposo y ajusticiada por sus crímenes. - Con un gesto teatral imito el momento en el que la puerta fue echada abajo - Una operación exitosa. En menos de una semana los dos rebeldes habían perdido la cabeza. Pero tenían un hijo... - Mientras hablo, me adentro con lentitud en la casa, observando a mi alrededor por si pudiera haber algún invitado no deseado a parte de nosotros mismos. - Su hijo fue confinado en un orfanato, tal y como dictaminaba la ley de Water seven en ese momento, pero escapó y perdieron su rastro. Parecía como si alguien le hubiera ayudado a ocultarse. Tardaron años en saber la verdad.
Con las manos en la espalda, camino hasta colocarme al lado de una caja de madera de grandes dimensiones llena de polvo. Aparto toda la capa más externa de suciedad con un manotazo y procedo a sentarme encima de la misma. Doy un par de palmaditas en el área aún libre de la caja, indicando a Lily que puede tomar asiento si así lo desea. Que lo haga o no ya es algo fuera de mi alcance.
- Fue reclutado por la revolución, por el mismo agente al cual se buscaba cuando se descubrió a sus padres. Supongo que fue sencillo. ¿Oye, quieres unirte a nosotros y vengar la muerte de tus padres a manos de un gobierno corrupto? No parecía un reto complicado, mucho menos al tratarse de una mente infantil. - No puedo evitar reírme mientras hablo. Puede parecer cruel o incluso mezquino, pero la realidad es que mi risa es debida a los paralelismos de esta historia con la mía propia... La diferencia es que Idel nunca intentó lavarme el cerebro, por eso soy capaz de ver lo podrido que está mi propio bando. - Varios años más tarde, el joven y entrenado Darmson asaltó un centro de entrenamiento del gobierno. Mató a los jóvenes que estaban siendo enseñados, llegó a violar a un par de estos alumnos llevado por el resentimiento, supongo que mujeres dentro de su gusto. Finalmente fue alcanzado por los instructores y asesinado en el acto... ¿A quién culparías de este desenlace? ¿Merecían morir los agentes en instrucción? Es cierto que inicialmente era solo un niño, no podemos saber si habría elegido el mismo camino de no ser reclutado, entrenado y guiado a odiar al gobierno. Así que vuelve a mirarme con odio si lo deseas, pero creo que se merecía morir por lo que hizo ese día.
- Aún a día de hoy no hemos sido capaces de encontrar al reclutador que le captó en Water seven. Seguramente el principal culpable de lo ocurrido. Es demasiado fácil dar forma a una mente rota, demasiado sencillo hacer que acepte formar parte de un movimiento cuya existencia desconocía, que llegue a aceptarlo como una decisión propia aunque no lo sea... Y aún más simple que si algo sale mal, el nuevo héroe revolucionario se convierta en un terrorista. - No trato de ocultar el veneno que contiene cada una de mis palabras. - Lo más irónico de todo, es que casi nunca encontramos a los reclutadores... Y cuando lo hacemos, suelen tener una vida normal, sin dificultades y con facilidad para acceder a su grupo de potenciales reclutas.
Una vez más, dejo que el silencio nos rodee. Para cuando creo que puede haber tenido tiempo a pensar examino su rostro, en busca de cualquier signo que me indique si puedo seguirla forzando, si debo tener cuidado de ser atacado... Una reacción habitual cuando insultas el credo de un seguidor que a ha sido cegado por su dios. Algo que espero que no le pase a ella.
- La existencia de un poder opresor nunca justifica la creación de una célula terrorista. Soy el primero en reconocer que el gobierno no es la opción correcta, así como que la revolución tiene grandes hombres. Pero al igual que el gobierno, también tiene a las mayores escorias, hombres y mujeres dispuestos a todo por su ideal. ¿Qué pasará con estas personas si algún día gana la revolución? ¿Podemos estar seguros de que no se formará otro gobierno corrupto de la noche a la mañana...? Solo lo repetiré una última vez... He venido a ver si aún conservas tus ideales primigenios, o si estos ya han sido completamente eclipsados por el sueño revolucionario. Si Nyx no se ha mostrado aquí, es porque si resulta ser el último caso... Tendré que detenerte antes de que quizás hoy, quizás en un año, inicies un ataque suicida contra el gobierno. Porque ellos fueron los que conspiraron para incendiar Water seven aquel año.
Lily Morgan
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fuerza
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Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
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Agudeza
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Saberes
Akuma no mi
Varios
Continuo lanzando las piedras contra la superficie del agua aunque no por ello dejo de encontrar desconcertantes las palabras del hombre. ¿Mi familia es el sueño que defiendo? No se me habría ocurrido interpretarlo así, pero cuanto más se explica más me demuestra que piensa que estoy hablando de los Revolucionarios. Como si de una nube de humo se tratase, que el nombre de Nyx vuelva a salir en la conversación eclipsa todo lo anterior. Dejo de jugar con las piedrecitas del lago y salgo con las manos en alto para indicarle que no pienso atacarle- pese al enorme palo que decora mi espalda-.
Está reanudando la marcha, por lo que me veo obligada a seguirle. Hemos salido del Barrio Aristócrata y nuestros pies están tomando un rumbo que no me gusta nada. Por desgracia lo conozco y deseo desde lo más profundo de mi ser que este barrio ya no me conozca a mí. ¿Está loco? ¿Qué pretende? Escucho en silencio, con expresión grave, su opinión acerca de la moralidad subyacente del Gobierno y de la Revolución. Miro de reojo los callejones sucios, empobrecidos, que cada vez más con más frecuencia transforman el ambiente. Levanto la solapa de mi gabardina aligerando el ritmo, podría decirse que los cubos de basura tienen ojos y oídos demasiado agudos. Cuanto antes atravesemos estas callejuelas de mala muerte mejor.
Es una guerra que se repite cada ciclo, querido extraño, y que está en la naturaleza de la supervivencia. Es despiadada, cruel y solo atiende a intereses egoístas. -Entierro mi nariz sobre la solapa de mi gabardina con la intención de zafarme del repulsivo hedor a orín procedente del suelo y las esquinas.-Los niños y la gente sumida en la desesperación siempre han sido carne de cañón; sin libertad para decidir, manipulados por el anhelo de vivir y buscar justicia. Es cierto que la Revolución nace de ese mismo sentimiento de impotencia, rabia y dolor. Entiendo que la distancia que nos recorre por dentro a ambos lados no es tan grande. En cuanto a mi sueño, como bien has apuntado hace un rato, es bien distinto a las razones por las que sería capaz de sacrificar mi vida.
Muerdo mi lengua con precaución de no dar demasiados detalles a la ligera. Una cosa es hablar de política con un desconocido y otra muy distinta confesarle mi mayor punto débil. Aunque bien pensado, no es nada que no le haya dicho ya.
Parece que se ha decidido a entrar en una de las casas en deplorable estado que se encuentran en esta zona. Se ha mantenido en silencio pero el aire se sigue respirando tenso. La vivienda da la impresión de que lleva desocupada bastante tiempo. Debo andar con especial cuidado, es posible que pudiese tratarse de una emboscada. En el marco de la puerta puede apreciarse el símbolo simpatizante con la Revolución. Pero se encuentra viejo y demacrado, agrietado, como si por él hubiese pasado un terrible incidente. Y justo cuando deslizo mis dedos sobre la madera sintiendo sus astillas, la inclinación de las mismas con respecto a su eje... El extraño desconocido comienza a narrar una historia. Mis ojos abiertos como platos no se apartan de la puerta que siguen estudiándola y en parte, absorbiendo todo el dolor posible procedente de su relato. El desconocido explora la estancia y pasa a invitarme a tomar asiento a su lado, de manera hipnótica obedezco y sigo escuchándole en silencio. Hasta que finalmente, el relato toma fin saldándose con el peor desenlace posible.
Durante un momento juraría que se ha detenido para observar mi rostro pero toda mi atención se la llevaban sus palabras, de tal modo que si así fue nunca lo sabré con certeza. Estoy segura que si pudiésemos escuchar todas y cada una de las historias de Water Seven esta no sería la peor. Sería una de tantas que como la mía, la de Nyx y las de centenares de nombres, un rostro amable en un momento muy vulnerable y desgraciado de su vida les ha hecho creer en una esperanza emponzoñada. Pero quizás Water Seven no fuese un lugar tan grande después de todo, recuerdo cómo el alargado Tenerbrax era capaz de escabullirse por los pasadizos como si fuera una serpiente. También he podido saber de buena tinta que mi Akuma No Mi la consiguió en el Mercado Negro a costa de unos cuantos favores. Ese embaucador y maquiavélico cabrón...
No aguanto más e impulsada por una creciente inquietud alzo mi cuerpo hasta ponerme en pie. Camino despacio explorando con delicadeza la sala en la que nos encontramos. La casa está revuelta, pocos objetos quedan en pie o no han sido robados.
Puedes decirle a Nyx que no comparto esto. Me dedico a hacer barcos en secreto porque quiero que todo el que se acerque a mí tenga la oportunidad de salir ahí fuera y luchar por algo que le importe. Tienes razón en apuntar que no existe un bando correcto,- me giro hacia la dirección en la que se encuentra mi interlocutor con una mirada amarga, luego avanzo hacia uno de una de las esquinas para observar con atención la estructura que parece mantener la casa.- derrocar un sistema para imponer otro no cambia nada. No creo en esa grandes revoluciones, si no en las que vivimos diariamente dentro de nosotros. Si alguien me hubiese dado una oportunidad no habría conocido a mi mentor. A otro revolucionario, ¿quién sabe?
Me encojo de hombros como muestra de desconocimiento y poco a poco mis labios se estiran en una línea delgada pero sincera. Avanzo hacia la posición en la que se encuentra el enviado de Nyx, sin prisa, hasta colocarme enfrente de él. Debo reconocer que es la primera vez que durante nuestra conversación me he sentido cómoda. No esperaba que viniese a mostrarme las calamidades que se viven en mi isla- como en tantas otras- pero reconozco que no me ha importado conocer su punto de vista.
Cuando las personas que más quieres ya no están contigo aprendes que nunca las vas a dejar. Podría no haber venido aquí, lo sé. Podría haberle rendido respetos a mi padre desde cualquier otro sitio, lo sé.- Saco una libreta y con celeridad comienzo a tomar unas notas en una hoja en blanco. Luego la arranco y se la entrego.- Pero nadie tiene la culpa de las decisiones que tomamos, salvo nosotros mismos, y eso implica no faltar a una promesa.
La promesa no hace referencia a mi padre si no al hecho de que cuidaría de mi madre. Pese a que no soy capaz de verla en persona, he venido para asegurarme de que todo va bien. Las cartas no son un medio seguro y todavía no he ganado el suficiente renombre como para que alguien me eche de menos. Sé que en el futuro debo idear algo mejor, pero aunque así no fuera, que me haya alistado en la Armada Revolucionaria no es excusa de nada. Al igual que tampoco me impediría ir a ver a Nyx.
Está reanudando la marcha, por lo que me veo obligada a seguirle. Hemos salido del Barrio Aristócrata y nuestros pies están tomando un rumbo que no me gusta nada. Por desgracia lo conozco y deseo desde lo más profundo de mi ser que este barrio ya no me conozca a mí. ¿Está loco? ¿Qué pretende? Escucho en silencio, con expresión grave, su opinión acerca de la moralidad subyacente del Gobierno y de la Revolución. Miro de reojo los callejones sucios, empobrecidos, que cada vez más con más frecuencia transforman el ambiente. Levanto la solapa de mi gabardina aligerando el ritmo, podría decirse que los cubos de basura tienen ojos y oídos demasiado agudos. Cuanto antes atravesemos estas callejuelas de mala muerte mejor.
Es una guerra que se repite cada ciclo, querido extraño, y que está en la naturaleza de la supervivencia. Es despiadada, cruel y solo atiende a intereses egoístas. -Entierro mi nariz sobre la solapa de mi gabardina con la intención de zafarme del repulsivo hedor a orín procedente del suelo y las esquinas.-Los niños y la gente sumida en la desesperación siempre han sido carne de cañón; sin libertad para decidir, manipulados por el anhelo de vivir y buscar justicia. Es cierto que la Revolución nace de ese mismo sentimiento de impotencia, rabia y dolor. Entiendo que la distancia que nos recorre por dentro a ambos lados no es tan grande. En cuanto a mi sueño, como bien has apuntado hace un rato, es bien distinto a las razones por las que sería capaz de sacrificar mi vida.
Muerdo mi lengua con precaución de no dar demasiados detalles a la ligera. Una cosa es hablar de política con un desconocido y otra muy distinta confesarle mi mayor punto débil. Aunque bien pensado, no es nada que no le haya dicho ya.
Parece que se ha decidido a entrar en una de las casas en deplorable estado que se encuentran en esta zona. Se ha mantenido en silencio pero el aire se sigue respirando tenso. La vivienda da la impresión de que lleva desocupada bastante tiempo. Debo andar con especial cuidado, es posible que pudiese tratarse de una emboscada. En el marco de la puerta puede apreciarse el símbolo simpatizante con la Revolución. Pero se encuentra viejo y demacrado, agrietado, como si por él hubiese pasado un terrible incidente. Y justo cuando deslizo mis dedos sobre la madera sintiendo sus astillas, la inclinación de las mismas con respecto a su eje... El extraño desconocido comienza a narrar una historia. Mis ojos abiertos como platos no se apartan de la puerta que siguen estudiándola y en parte, absorbiendo todo el dolor posible procedente de su relato. El desconocido explora la estancia y pasa a invitarme a tomar asiento a su lado, de manera hipnótica obedezco y sigo escuchándole en silencio. Hasta que finalmente, el relato toma fin saldándose con el peor desenlace posible.
Durante un momento juraría que se ha detenido para observar mi rostro pero toda mi atención se la llevaban sus palabras, de tal modo que si así fue nunca lo sabré con certeza. Estoy segura que si pudiésemos escuchar todas y cada una de las historias de Water Seven esta no sería la peor. Sería una de tantas que como la mía, la de Nyx y las de centenares de nombres, un rostro amable en un momento muy vulnerable y desgraciado de su vida les ha hecho creer en una esperanza emponzoñada. Pero quizás Water Seven no fuese un lugar tan grande después de todo, recuerdo cómo el alargado Tenerbrax era capaz de escabullirse por los pasadizos como si fuera una serpiente. También he podido saber de buena tinta que mi Akuma No Mi la consiguió en el Mercado Negro a costa de unos cuantos favores. Ese embaucador y maquiavélico cabrón...
No aguanto más e impulsada por una creciente inquietud alzo mi cuerpo hasta ponerme en pie. Camino despacio explorando con delicadeza la sala en la que nos encontramos. La casa está revuelta, pocos objetos quedan en pie o no han sido robados.
Puedes decirle a Nyx que no comparto esto. Me dedico a hacer barcos en secreto porque quiero que todo el que se acerque a mí tenga la oportunidad de salir ahí fuera y luchar por algo que le importe. Tienes razón en apuntar que no existe un bando correcto,- me giro hacia la dirección en la que se encuentra mi interlocutor con una mirada amarga, luego avanzo hacia uno de una de las esquinas para observar con atención la estructura que parece mantener la casa.- derrocar un sistema para imponer otro no cambia nada. No creo en esa grandes revoluciones, si no en las que vivimos diariamente dentro de nosotros. Si alguien me hubiese dado una oportunidad no habría conocido a mi mentor. A otro revolucionario, ¿quién sabe?
Me encojo de hombros como muestra de desconocimiento y poco a poco mis labios se estiran en una línea delgada pero sincera. Avanzo hacia la posición en la que se encuentra el enviado de Nyx, sin prisa, hasta colocarme enfrente de él. Debo reconocer que es la primera vez que durante nuestra conversación me he sentido cómoda. No esperaba que viniese a mostrarme las calamidades que se viven en mi isla- como en tantas otras- pero reconozco que no me ha importado conocer su punto de vista.
Cuando las personas que más quieres ya no están contigo aprendes que nunca las vas a dejar. Podría no haber venido aquí, lo sé. Podría haberle rendido respetos a mi padre desde cualquier otro sitio, lo sé.- Saco una libreta y con celeridad comienzo a tomar unas notas en una hoja en blanco. Luego la arranco y se la entrego.- Pero nadie tiene la culpa de las decisiones que tomamos, salvo nosotros mismos, y eso implica no faltar a una promesa.
La promesa no hace referencia a mi padre si no al hecho de que cuidaría de mi madre. Pese a que no soy capaz de verla en persona, he venido para asegurarme de que todo va bien. Las cartas no son un medio seguro y todavía no he ganado el suficiente renombre como para que alguien me eche de menos. Sé que en el futuro debo idear algo mejor, pero aunque así no fuera, que me haya alistado en la Armada Revolucionaria no es excusa de nada. Al igual que tampoco me impediría ir a ver a Nyx.
- Papeluco:
- Nota escrita: Basta de niños. Te lo prometo.
Shingetsu Nyx
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Precisión
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Akuma no mi
Varios
Palabra tras palabra, en cuanto empieza a hablar me percato de que me he apresurado con las conclusiones sacadas, alarmado por una mala interpretación de lo que decía. Su principal sueño sigue siendo el que yo conocía; crear barcos capaces de enfrentar a su vez los sueños de quien los capitanee. Pese a todo, sigo sin entender que es lo que la llevó a unirse a la revolución, pero eso no es importante. Soy la mayor prueba viviente de que alguien puede formar parte de una armada sin compartir sus aspiraciones... O incluso rechazándolas por completo. Quizás solo sean una herramienta. Quizás la única salida que había, en un momento en el cual no la quedaba otro camino a seguir.
Alzo la mirada cuando la veo acercarse, sin dejar de prestar atención a sus palabras, avergonzado por lo que he llegado a decir llevado por el temor de haber llegado demasiado tarde. ¿Así que no faltar nunca a una promesa? Sonrío con cierta amargura... No sabría decir si todos lo vivido los últimos años ha sido por mantener una promesa, o por no tener la suficiente precaución de no arriesgarme a romperla. De igual manera, va siendo el momento de recuperar viejas promesas pendientes. Y la primera se halla ante mí, tan cerca que casi puedo sentir su respiración.
Al final, cuando se trata de ellas, mi ánimo sigue encendiéndose con demasiada facilidad... Después de tanto tiempo, sigo siendo un imbécil. La primera vez que ha nombrado la palabra "familia" no se refería a la Armada Revolucionaria, si no a su madre, y al parecer a mí mismo. Debido a lo que estábamos hablando en ese momento, había llegado a deducir que se refería a los revolucionarios, quizás llevado por el rechazo inconsciente a la idea de que, después de tanto tiempo, siguiera teniéndome tanto aprecio.
- Supongo que tengo que disculparme. Es evidente que he entendido mal tus palabras.
Poco más tengo que decir al respecto. Si hubiera analizado sus palabras con algo más de tranquilidad, quizás habría sido capaz de entender su verdadero significado. O quizás mis putas tendencias emo sean, para empezar, el problema de haberme excluido de su "familia". En cualquier caso, si hay algo claro tras todo lo que hemos hablado, es el hecho de que ahora mismo ella tiene mucho mejor amueblada la cabeza que yo, por lo que no tengo nada que temer. Así que, de vuelta a las promesas que debo retomar, supongo que solo quedan dos cosas por decir.
- De todos modos... Sigues teniendo que mejorar tu capacidad de observación. Sobre todo en lo referido a los detalles más pequeños, como algunas cosas que he podido decir tras dejarme llevar hace unos segundos. - Río por lo bajo, dejando que una sonrisa cómplice se asome en mis labios - Ella se encuentra bien. Una de las pocas ventajas de formar parte de Cipher Pol, es el hecho de que nuestra base está a dos pasos de esta isla. En cuanto empecé a tener días libres, y la suficiente confianza como para no ser seguido, comencé a pasarme por aquí. Quería comprobar que, aparte de aquello que no puedo cambiar, no la había ocurrido nada malo. Después de todo, es lo mínimo que la debo. Por desgracia, para entonces ya era tarde para vigilarte a ti. Por más inquietante que pueda sonar.
Doy un largo suspiro y empiezo a rebuscar por mis bolsillos con la diestra, mientras me retiro las gafas del rostro con la siniestra, semi-oculto por la oscuridad de la casa abandonada. Al terminar de hacerlo extraigo algo importante de la chaqueta, mientras aprovecho para ponerme en pie de nuevo, dejando con un movimiento suave una moneda sobre la mano de Lily. Tras ello camino hacia la luz que se filtra por el portón destruido, en donde mis ojos, lo único que no ha cambiado en todos estos años, quedan a la vista de la joven ante mí. La misma que, ahora mismo, debería estar sujetando entre sus manos el medallón taumatropo que aún a día de hoy atesoro, ese objeto que nunca le prestaría a nadie a quien no pudiera entregarle mi propia vida.
- Si te soy sincero, no sabía cuánto tiempo aguantaría un disfraz tan sencillo como este. No sé si debería sorprenderme o preocuparme... En cualquier caso, no creo que necesites más pistas ¿Verdad Bunny?
Alzo la mirada cuando la veo acercarse, sin dejar de prestar atención a sus palabras, avergonzado por lo que he llegado a decir llevado por el temor de haber llegado demasiado tarde. ¿Así que no faltar nunca a una promesa? Sonrío con cierta amargura... No sabría decir si todos lo vivido los últimos años ha sido por mantener una promesa, o por no tener la suficiente precaución de no arriesgarme a romperla. De igual manera, va siendo el momento de recuperar viejas promesas pendientes. Y la primera se halla ante mí, tan cerca que casi puedo sentir su respiración.
Al final, cuando se trata de ellas, mi ánimo sigue encendiéndose con demasiada facilidad... Después de tanto tiempo, sigo siendo un imbécil. La primera vez que ha nombrado la palabra "familia" no se refería a la Armada Revolucionaria, si no a su madre, y al parecer a mí mismo. Debido a lo que estábamos hablando en ese momento, había llegado a deducir que se refería a los revolucionarios, quizás llevado por el rechazo inconsciente a la idea de que, después de tanto tiempo, siguiera teniéndome tanto aprecio.
- Supongo que tengo que disculparme. Es evidente que he entendido mal tus palabras.
Poco más tengo que decir al respecto. Si hubiera analizado sus palabras con algo más de tranquilidad, quizás habría sido capaz de entender su verdadero significado. O quizás mis putas tendencias emo sean, para empezar, el problema de haberme excluido de su "familia". En cualquier caso, si hay algo claro tras todo lo que hemos hablado, es el hecho de que ahora mismo ella tiene mucho mejor amueblada la cabeza que yo, por lo que no tengo nada que temer. Así que, de vuelta a las promesas que debo retomar, supongo que solo quedan dos cosas por decir.
- De todos modos... Sigues teniendo que mejorar tu capacidad de observación. Sobre todo en lo referido a los detalles más pequeños, como algunas cosas que he podido decir tras dejarme llevar hace unos segundos. - Río por lo bajo, dejando que una sonrisa cómplice se asome en mis labios - Ella se encuentra bien. Una de las pocas ventajas de formar parte de Cipher Pol, es el hecho de que nuestra base está a dos pasos de esta isla. En cuanto empecé a tener días libres, y la suficiente confianza como para no ser seguido, comencé a pasarme por aquí. Quería comprobar que, aparte de aquello que no puedo cambiar, no la había ocurrido nada malo. Después de todo, es lo mínimo que la debo. Por desgracia, para entonces ya era tarde para vigilarte a ti. Por más inquietante que pueda sonar.
Doy un largo suspiro y empiezo a rebuscar por mis bolsillos con la diestra, mientras me retiro las gafas del rostro con la siniestra, semi-oculto por la oscuridad de la casa abandonada. Al terminar de hacerlo extraigo algo importante de la chaqueta, mientras aprovecho para ponerme en pie de nuevo, dejando con un movimiento suave una moneda sobre la mano de Lily. Tras ello camino hacia la luz que se filtra por el portón destruido, en donde mis ojos, lo único que no ha cambiado en todos estos años, quedan a la vista de la joven ante mí. La misma que, ahora mismo, debería estar sujetando entre sus manos el medallón taumatropo que aún a día de hoy atesoro, ese objeto que nunca le prestaría a nadie a quien no pudiera entregarle mi propia vida.
- Si te soy sincero, no sabía cuánto tiempo aguantaría un disfraz tan sencillo como este. No sé si debería sorprenderme o preocuparme... En cualquier caso, no creo que necesites más pistas ¿Verdad Bunny?
Lily Morgan
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Akuma no mi
Varios
Parpadeo como si acabasen de tirarme un cubo de agua fría en la cara sin entender nada. ¿Pero de qué demonios está hablando? ¿Quién...? Y la pregunta queda suspendida en el aire mientras continúa hablando. La inercia me lleva a dar un paso hacia atrás cuando él se levanta y avanza hacia la zona que tiene mejor iluminación. Sus ojos al descubierto son de un color violeta que casi nadie tiene. Palpo entre mis dedos la moneda que me ha entregado el peliblanco, sin llegar a mirarla, con la certeza de creer conocer de qué se trata. Mis piernas temblequean en cuanto le escucho llamarme por el mote que tenía cuando éramos pequeños.
Mis ojos se cubren por completo de lágrimas, rebosantes, ante la alegría de tenerle a escasos metros de mí. Ha pasado tanto tiempo, ha sido tan dura la agonía de no tener ninguna noticia suya que jamás habría imaginado, que llegado el día sería incapaz de reconocerle. Alzo mi antebrazo hacia mi cara en un intento vano por cortar mis lágrimas las cuales continúan saliendo despedidas sin control. Durante unos segundos la emoción me paraliza, está ahí, de pie a escasos metros de mí ¿de verdad, es él? Finalmente, hago acopio de las fuerzas suficientes para avanzar con celeridad hasta su posición y abrazarme en un salto a él.
-P-p-pero, ¿qué te han hecho?- Son las primeras palabras que puedo articular mientras una enorme sonrisa brota con espontaneidad.- Tu ojo...-Miro más detenidamente su cicatriz- tu pelo...-Hago el ademán de querer tocarlo pero me contengo.- ¡¡Tú!!- Expreso con alegría apoyando la cabeza sobre su hombro.
Es una sensación tan cálida, tan soñada, que me atrevería a tildarla de irreal. Al escuchar su respiración soy consciente de nuestra proximidad física y por ende, del espacio vital que he invadido. Mis mejillas se acaloran con más facilidad que de costumbre y siento cómo se agita mi respiración. Todo por cuanto he pasado se funde en este momento, único e irrepetible, en el que llevo creyendo durante años. Mis dedos se aferran con fuerza a sus ropas; está aquí, es real. Pero incluso en estos segundos de paz no puedo evitar saltar de forma impulsiva de su hombro y darle una bofetada. Aunque si enfrenta mi mirada podrá comprobar que en mis ojos no hay rabia o resentimiento.
-No mueras, por favor. Prométemelo..- Le imploro desde lo más profundo de mi alma. Cierro los ojos acercándome con lentitud hacia sus labios con la intención de tocarlos... Alargo mis dedos, dubitativa, hasta que le planto un beso sin pensármelo dos veces. Sé que quizás debería haber invertido el orden, pero pese a que una parte de mí conocía perfectamente qué ocurriría en cuanto me reuniese con Nyx, no es algo que pueda ensayarse. Con lentitud me aparto de él, agacho mi cabeza todavía con el corazón desbocado y la vergüenza sobre mis coloridas mejillas.
Mis ojos se cubren por completo de lágrimas, rebosantes, ante la alegría de tenerle a escasos metros de mí. Ha pasado tanto tiempo, ha sido tan dura la agonía de no tener ninguna noticia suya que jamás habría imaginado, que llegado el día sería incapaz de reconocerle. Alzo mi antebrazo hacia mi cara en un intento vano por cortar mis lágrimas las cuales continúan saliendo despedidas sin control. Durante unos segundos la emoción me paraliza, está ahí, de pie a escasos metros de mí ¿de verdad, es él? Finalmente, hago acopio de las fuerzas suficientes para avanzar con celeridad hasta su posición y abrazarme en un salto a él.
-P-p-pero, ¿qué te han hecho?- Son las primeras palabras que puedo articular mientras una enorme sonrisa brota con espontaneidad.- Tu ojo...-Miro más detenidamente su cicatriz- tu pelo...-Hago el ademán de querer tocarlo pero me contengo.- ¡¡Tú!!- Expreso con alegría apoyando la cabeza sobre su hombro.
Es una sensación tan cálida, tan soñada, que me atrevería a tildarla de irreal. Al escuchar su respiración soy consciente de nuestra proximidad física y por ende, del espacio vital que he invadido. Mis mejillas se acaloran con más facilidad que de costumbre y siento cómo se agita mi respiración. Todo por cuanto he pasado se funde en este momento, único e irrepetible, en el que llevo creyendo durante años. Mis dedos se aferran con fuerza a sus ropas; está aquí, es real. Pero incluso en estos segundos de paz no puedo evitar saltar de forma impulsiva de su hombro y darle una bofetada. Aunque si enfrenta mi mirada podrá comprobar que en mis ojos no hay rabia o resentimiento.
-No mueras, por favor. Prométemelo..- Le imploro desde lo más profundo de mi alma. Cierro los ojos acercándome con lentitud hacia sus labios con la intención de tocarlos... Alargo mis dedos, dubitativa, hasta que le planto un beso sin pensármelo dos veces. Sé que quizás debería haber invertido el orden, pero pese a que una parte de mí conocía perfectamente qué ocurriría en cuanto me reuniese con Nyx, no es algo que pueda ensayarse. Con lentitud me aparto de él, agacho mi cabeza todavía con el corazón desbocado y la vergüenza sobre mis coloridas mejillas.
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Akuma no mi
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Al parecer he generado un cortocircuito en su mente. ¿Quizás me he excedido con este "juego"? Pasa unos segundos completamente estática, probablemente intentado descifrar si de verdad soy yo. No es como si tuviera prisa, pero debo reconocer que ahora mismo estoy algo asustado. Desconozco cuál va a ser su reacción, por lo poco que se, puedo haber hecho otro análisis negativo y terminar acuchillado en el peor barrio de Water Seven. En los últimos años me he enfrentado a decenas de pruebas mortales y misiones de gran peligro, pero esta es la primera vez que siento un profundo temor ante la idea de que todo salga terriblemente mal.
Para cuando se echa corriendo sobre mí, siento el impulso de ponerme en guardia. Es instintivo, siempre me ha gustado tenerlo todo perfectamente controlado, y esta situación se me escapa de las manos, en parte porque así debe ser... Por eso puedo permitirme sentir miedo.
Por suerte no decide apuñalarme. Su reacción excede por completo mis expectativas, saltándome encima para abrazarme. Debería estar enfadada, merece estarlo. Desaparecí de la peor manera posible, y aunque fuera por su bien y el de su madre, eso no me exime de la culpa... Pese a todo la recojo en el aire, recibiéndola entre mis brazos tal y como desea, permitiéndola "jugar" con mi aspecto, demasiado cambiado como para que pudiera reconocerme. Permitiendo que se refugie en mí, como si fuera una niña pequeña. Sin embargo no logro tranquilizarme, sigo sin tener control sobre la situación que se desarrolla.
- Lo sé. No puedo culparte por no reconocerme físicamente. - Para empezar no esperaba que lo hiciera, esa es la única razón de haber usado únicamente unas gafas negras como disfraz.
Aparece como una sensación extraña, quizás producto de la inquietud que siento en este momento... Una visión nítida, en la que puedo verla golpeándome en el rostro con fuerza, antes de quemarse a sí misma la mano con la cal viva desprendida de manera incontrolada por mi logia. Al instante siguiente empiezo a ver como Lily mueve su brazo. Sin pensar demasiado en ello, me concentro al momento en cancelar el poder de mi Akuma no mí en el rostro, lográndolo justo a tiempo de recibir el golpe, sin repercusiones negativas para ella. Es cierto que podría haber apartado la cara, pero en el fondo es lo mínimo que me merezco. Mientras me acaricio la mejilla, puedo ver en sus ojos que no lo ha hecho con resentimiento ¿Cuánto tiempo llevaba guardando la bofetada? Al final solo sonrío con cierta ironía, en parte por el golpe, en parte por las palabras que me dedica tras el mismo.
- ¿Quieres decir de nuevo? No es algo que tenga planeado hacer, tranquila. ¿Pero qué hay de ti? - pregunto con seriedad - Nunca has sido especialmente cuidadosa, y ya he comprobado que eso no ha... ¿Lily estas bien?
Cierra los ojos y extiende la mano hacia mí. Lo primero que hago es volver a recogerla entre mis brazos, preocupado por cualquier tipo de desfallecimiento que pueda estar sufriendo... De nuevo, no es lo que creía. Esta vez no siento alarma alguna que me alerte de sus intenciones, cuando la tengo contra mis labios ya es demasiado tarde como para tratar de apartarme sin resultar demasiado brusco. Nuestros labios se encuentran sin remedio, como una caricia suave, tan corta que casi podría parecer una ilusión. Al terminar y apartarse, su rostro se muestra enrojecido, está claramente avergonzada por lo que acaba de hacer, pero los sentimientos que ha puesto en ello son reales. Pero en mi caso no puedo hacer otra cosa que mantener los ojos cerrados, contrariado, mordiéndome con fuerza e intranquilidad el labio inferior, mientras me cubro el rostro con la mano derecha.
- Lo que habías dicho antes... ¿Era cierto? - Me refiero al momento en que incluyó en su código un mensaje en el que decía amarme. No necesito una respuesta, esta ya me la han dado sus acciones. - Pensaba que era una de las partes que debía retirar.
Me percato, quizás demasiado tarde, de que mi reacción ha sido el peor tipo de comportamiento que podía mostrar tras una acción tan pura. Dejo nuevamente el rostro al descubierto retirando la mano con lentitud, mostrando una sonrisa quizás algo forzada. No es que haya hecho nada malo, ni mucho menos, pero el problema es real. Con un solo gesto me ha convertido en una debilidad para ella.
- Esto no debía ocurrir, es lo peor que podía pasar. Generalmente creo saber cómo vas a actuar, lo que vas a hacer. Es entonces cuando pasas a ser tan impredecible que das miedo, y lo peor es que siempre te sales con la tuya. He hecho tantos sacrificios... ¿Por qué crees que me he puesto en tanto peligro solo para encontrarte? No es algo que haría por un amigo. - Me acerco con rapidez hasta ella, colocando una mano con calidez en su mejilla, aún sonrojada, clavando mi mirada sobre la suya, con un brillo peligroso reflejado en los ojos, delatando parte de mis intenciones - Dadas las circunstancias todo indica que esto va a ser un problema más pronto que tarde, y pese a todo... ¿Qué se siente al anteponer un deseo a la razón tan egoístamente? Casi lo he olvidado... Así que vas a ayudarme a recordarlo.
No digo nada más, ya he hablado demasiado. En lugar de eso dejo que mi mano se deslice lentamente, pasando con suavidad de la mejilla a enredarse entre los cabellos de su nuca, atrayendo de nuevo sus labios mientras me inclino para interceptarlos. Es un error, me prometí protegerla, y para ello tengo que procurar que ni si quiera mis sentimientos se interpongan, ser un mero ángel guardián, no una debilidad o un lastre emocional. Pero todos esos pensamientos desaparecen en cuanto acaricio sus labios con los míos, tal y como siempre quise desde hace años. Los presiono con dulzura, dejándome llevar por la sensación que me causa mientras la rodeo por la cintura, sintiéndola a mi lado, sabiendo que es algo real, y no solo un sueño del que volveré a despertar herido por el entrenamiento del día anterior. Al final separo los labios, aunque sigo teniéndola rodeada con el brazo, no quiero que se aparte de mí, ahora no.
- Podría acostumbrarme a este tipo de egoísmo. Aunque puede que sea tanto la peor como la mejor decisión que he tomado. - sonrío con dulzura. - ¿Y ahora qué?
Para cuando se echa corriendo sobre mí, siento el impulso de ponerme en guardia. Es instintivo, siempre me ha gustado tenerlo todo perfectamente controlado, y esta situación se me escapa de las manos, en parte porque así debe ser... Por eso puedo permitirme sentir miedo.
Por suerte no decide apuñalarme. Su reacción excede por completo mis expectativas, saltándome encima para abrazarme. Debería estar enfadada, merece estarlo. Desaparecí de la peor manera posible, y aunque fuera por su bien y el de su madre, eso no me exime de la culpa... Pese a todo la recojo en el aire, recibiéndola entre mis brazos tal y como desea, permitiéndola "jugar" con mi aspecto, demasiado cambiado como para que pudiera reconocerme. Permitiendo que se refugie en mí, como si fuera una niña pequeña. Sin embargo no logro tranquilizarme, sigo sin tener control sobre la situación que se desarrolla.
- Lo sé. No puedo culparte por no reconocerme físicamente. - Para empezar no esperaba que lo hiciera, esa es la única razón de haber usado únicamente unas gafas negras como disfraz.
Aparece como una sensación extraña, quizás producto de la inquietud que siento en este momento... Una visión nítida, en la que puedo verla golpeándome en el rostro con fuerza, antes de quemarse a sí misma la mano con la cal viva desprendida de manera incontrolada por mi logia. Al instante siguiente empiezo a ver como Lily mueve su brazo. Sin pensar demasiado en ello, me concentro al momento en cancelar el poder de mi Akuma no mí en el rostro, lográndolo justo a tiempo de recibir el golpe, sin repercusiones negativas para ella. Es cierto que podría haber apartado la cara, pero en el fondo es lo mínimo que me merezco. Mientras me acaricio la mejilla, puedo ver en sus ojos que no lo ha hecho con resentimiento ¿Cuánto tiempo llevaba guardando la bofetada? Al final solo sonrío con cierta ironía, en parte por el golpe, en parte por las palabras que me dedica tras el mismo.
- ¿Quieres decir de nuevo? No es algo que tenga planeado hacer, tranquila. ¿Pero qué hay de ti? - pregunto con seriedad - Nunca has sido especialmente cuidadosa, y ya he comprobado que eso no ha... ¿Lily estas bien?
Cierra los ojos y extiende la mano hacia mí. Lo primero que hago es volver a recogerla entre mis brazos, preocupado por cualquier tipo de desfallecimiento que pueda estar sufriendo... De nuevo, no es lo que creía. Esta vez no siento alarma alguna que me alerte de sus intenciones, cuando la tengo contra mis labios ya es demasiado tarde como para tratar de apartarme sin resultar demasiado brusco. Nuestros labios se encuentran sin remedio, como una caricia suave, tan corta que casi podría parecer una ilusión. Al terminar y apartarse, su rostro se muestra enrojecido, está claramente avergonzada por lo que acaba de hacer, pero los sentimientos que ha puesto en ello son reales. Pero en mi caso no puedo hacer otra cosa que mantener los ojos cerrados, contrariado, mordiéndome con fuerza e intranquilidad el labio inferior, mientras me cubro el rostro con la mano derecha.
- Lo que habías dicho antes... ¿Era cierto? - Me refiero al momento en que incluyó en su código un mensaje en el que decía amarme. No necesito una respuesta, esta ya me la han dado sus acciones. - Pensaba que era una de las partes que debía retirar.
Me percato, quizás demasiado tarde, de que mi reacción ha sido el peor tipo de comportamiento que podía mostrar tras una acción tan pura. Dejo nuevamente el rostro al descubierto retirando la mano con lentitud, mostrando una sonrisa quizás algo forzada. No es que haya hecho nada malo, ni mucho menos, pero el problema es real. Con un solo gesto me ha convertido en una debilidad para ella.
- Esto no debía ocurrir, es lo peor que podía pasar. Generalmente creo saber cómo vas a actuar, lo que vas a hacer. Es entonces cuando pasas a ser tan impredecible que das miedo, y lo peor es que siempre te sales con la tuya. He hecho tantos sacrificios... ¿Por qué crees que me he puesto en tanto peligro solo para encontrarte? No es algo que haría por un amigo. - Me acerco con rapidez hasta ella, colocando una mano con calidez en su mejilla, aún sonrojada, clavando mi mirada sobre la suya, con un brillo peligroso reflejado en los ojos, delatando parte de mis intenciones - Dadas las circunstancias todo indica que esto va a ser un problema más pronto que tarde, y pese a todo... ¿Qué se siente al anteponer un deseo a la razón tan egoístamente? Casi lo he olvidado... Así que vas a ayudarme a recordarlo.
No digo nada más, ya he hablado demasiado. En lugar de eso dejo que mi mano se deslice lentamente, pasando con suavidad de la mejilla a enredarse entre los cabellos de su nuca, atrayendo de nuevo sus labios mientras me inclino para interceptarlos. Es un error, me prometí protegerla, y para ello tengo que procurar que ni si quiera mis sentimientos se interpongan, ser un mero ángel guardián, no una debilidad o un lastre emocional. Pero todos esos pensamientos desaparecen en cuanto acaricio sus labios con los míos, tal y como siempre quise desde hace años. Los presiono con dulzura, dejándome llevar por la sensación que me causa mientras la rodeo por la cintura, sintiéndola a mi lado, sabiendo que es algo real, y no solo un sueño del que volveré a despertar herido por el entrenamiento del día anterior. Al final separo los labios, aunque sigo teniéndola rodeada con el brazo, no quiero que se aparte de mí, ahora no.
- Podría acostumbrarme a este tipo de egoísmo. Aunque puede que sea tanto la peor como la mejor decisión que he tomado. - sonrío con dulzura. - ¿Y ahora qué?
Lily Morgan
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Akuma no mi
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Y en un segundo el mundo se paraliza, o esa es la sensación que tengo al menos desde mi pose de tortuga replegada en su caparazón. Por mucho que he desarrollado en mi imaginación este momento, nunca me paré a pensar qué sucedería después de tocar sus labios con los míos. Mis ojos se abren más al escuchar de nuevo el tema de la declaración ¡¡es cierto lo había olvidado!!
Quería que fuese un mensaje que Nyx recibiese en diferido, pero ya no me queda otra que seguir aguantando en pie como el soldado que espera a su señal en primera línea de combate. Llevo la mirada hacia la moneda de Nyx que todavía sigue entre mis dedos, juego con ella en silencio conteniendo la respiración. Las palabras del peliblanco resuenan en mi cabeza con la misma contundencia que como cuando éramos pequeños y quería inculcarme algo de sensatez. Deposita su mano sobre mi rostro con ternura, mi piel se eriza al recibir su contacto, y de esta manera me apaciguo sintiendo esa calidez que ha sido anhelada durante tanto tiempo. Definitivamente el peso de su mirada recae contra la mía, no tengo las armas suficientes para hacerle frente y mis labios se entreabren expresando un interrogante ahogado.
Recorre la corta distancia que nos separa, con movimientos lentos por mi pelo y nuca, para fusionarnos en un beso que eleva mi alma hacia el mismísimo cielo. Mi corazón se acelera conmovido por la afluencia de sentimientos ocultos que brotan desde lo más profundo de mi ser. Estiro mis brazos alrededor de su cuello y dejo que mis dedos se queden atrapados en su pelo. Él me tiene aprisionada por la cintura de una forma en la que jamás había sido alcanzada por nadie.
-Ahora nos hemos condenado, Nyx- le susurro con una sonrisa tímida y las mejillas enrojecidas.- Pero no ha sido el destino.- Beso con ternura su cuello hasta acercarme a su oreja izquierda.- Vivamos con egoísmo lo que hemos elegido.
Lentamente retiro las manos de su nuca sin llegar a apartarme de él, le dejo su taumatropo sobre el pecho para que lo recoja y lo guarde. A fin de cuentas, de una forma poética, podría interpretarse como que le estoy devolviendo su espíritu. Debo confesar que hasta ahora no me había atrevido a soñar que podría ser correspondida. Me faltarían horas para contarle todo lo que he querido decirle en estos años. Mis miedos, mis esperanzas, mis errores, mis derrotas...Y de repente nada de eso tiene ya importancia. Sé que la próxima vez que nos encontremos, volveré a estirar mis brazos sobre él y el mundo quedará detenido por unos minutos.
- ¿Tan fuertes se han vuelto tus demonios estos años para que me hayas estado preguntando con tanta insistencia si los aceptaba?- pregunto asimilando un poco mejor toda la conversación que hemos mantenido hasta que ha decidido revelarse ante mí.
Unas pisadas irrumpen en medio de la sala, con celeridad busco orientarme hacia el sonido y veo como un grupo de pandilleros están sonrientes mostrando sus navajas. Hemos bajado la guardia y nos hemos convertido en una presa fácil. Me desprendo de Nyx con expresión de fastidio, llevo mi brazo derecho hacia la tela que cubre mi naginata y tiro de ella para deshacerme de la cobertura que envuelve mi arma.
-Vaya, vaya, un nidito de amor.- Sus ojos se estiran al percibir el pincho afilado que sobresale por encima de mi cabeza.- Dadme lo que tengáis de valor y saldréis de aquí con vida. Me da igual que vayáis armados, nosotros somos más. Una rata llama a la compañera, orgullo compartido de los que viven en agujeros de mierda.- Se lleva la mano al bolsillo, puede que quiera sacar un arma o puede que esté tramando cómo llamar a sus refuerzos.
Debería creer en el karma si este delincuente fuese uno de los que me lastimaba y me postraba contra el suelo cuando frecuentaba estas calles. Uno de esos impresentables que se llevó mi preciosa naginata para venderla. Pero no puedo llegar a una pesquisa tan clara simplemente porque se haya asustado de mi pequeñina, entiendo que resulte intimidante cuando no se la conoce. Miro en dirección hacia Nyx por el rabillo del ojo, supongo que al igual que yo él también se habrá puesto en alerta. ¿Debería confiar en que posiblemente su cabeza ya esté tramando algo?
Tomo mi naginata con mi diestra y ayudándome a cargar con ella con el brazo, embisto de forma horizontal contra el desconocido con celeridad. La hoja se queda incrustada entre la pared y una parte de su camisa. Sus ojos desorbitados se preguntan cuán cercana ha quedado el filo de mi arma de alguno de sus órganos vitales.
-Lárgate de aquí. –le sugiero en un tono que no admite discusión.
Pero en ese instante siento que algo no va bien, no sabría explicar por qué pero me agacho instintivamente conmovida ante la imagen hostil de un objeto pretendiendo atentar contra mi persona. En esa fracción de segundo, tan pronto como toco el suelo, un cuchillo rompe el cristal de la ventana y vuela apuntando a mi cabeza. Mierda, se me ha olvidado tomar precaución con las ventanas de la vivienda, eso podría haberme matado si no hubiese sido por aquella intuición extraña de futuro. Al menos tiene un aliado fuera de la casa y parece un tirador con una puntería bastante buena, a juzgar por la altura en la que se ha quedado clavado el cuchillo.
Podríamos tomar a éste tipo como rehén pero eso alargaría nuestra estancia en este barrio y no sería recomendable. Agachada doy una zancada para deslizarme hacia delante en un solo movimiento. En cuanto paso el hueco de la ventana me levanto y permanezco a un palmo de la cara del hombre. Sin soltar mi naginata, asegurándome que no puede escapar levanto el brazo y lo noqueo con el codo. Luego trato de desincrustar mi naginata de la pared.
Una vez que puedo sostener el arma entre mis manos de nuevo, me quedo pegada a la pared mirando a Nyx. Es cuestión de minutos que alguien aparezca por la puerta para comprobar qué ha sucedido con el hombre que ahora está tendido en el suelo inconsciente.
-Puedo hacer de cebo, si lo necesitas. –le susurro. –O salir ahí fuera. Tú siempre calculabas mejor nuestras posibilidades. –Le sonrío aguardando a sus órdenes.
Quería que fuese un mensaje que Nyx recibiese en diferido, pero ya no me queda otra que seguir aguantando en pie como el soldado que espera a su señal en primera línea de combate. Llevo la mirada hacia la moneda de Nyx que todavía sigue entre mis dedos, juego con ella en silencio conteniendo la respiración. Las palabras del peliblanco resuenan en mi cabeza con la misma contundencia que como cuando éramos pequeños y quería inculcarme algo de sensatez. Deposita su mano sobre mi rostro con ternura, mi piel se eriza al recibir su contacto, y de esta manera me apaciguo sintiendo esa calidez que ha sido anhelada durante tanto tiempo. Definitivamente el peso de su mirada recae contra la mía, no tengo las armas suficientes para hacerle frente y mis labios se entreabren expresando un interrogante ahogado.
Recorre la corta distancia que nos separa, con movimientos lentos por mi pelo y nuca, para fusionarnos en un beso que eleva mi alma hacia el mismísimo cielo. Mi corazón se acelera conmovido por la afluencia de sentimientos ocultos que brotan desde lo más profundo de mi ser. Estiro mis brazos alrededor de su cuello y dejo que mis dedos se queden atrapados en su pelo. Él me tiene aprisionada por la cintura de una forma en la que jamás había sido alcanzada por nadie.
-Ahora nos hemos condenado, Nyx- le susurro con una sonrisa tímida y las mejillas enrojecidas.- Pero no ha sido el destino.- Beso con ternura su cuello hasta acercarme a su oreja izquierda.- Vivamos con egoísmo lo que hemos elegido.
Lentamente retiro las manos de su nuca sin llegar a apartarme de él, le dejo su taumatropo sobre el pecho para que lo recoja y lo guarde. A fin de cuentas, de una forma poética, podría interpretarse como que le estoy devolviendo su espíritu. Debo confesar que hasta ahora no me había atrevido a soñar que podría ser correspondida. Me faltarían horas para contarle todo lo que he querido decirle en estos años. Mis miedos, mis esperanzas, mis errores, mis derrotas...Y de repente nada de eso tiene ya importancia. Sé que la próxima vez que nos encontremos, volveré a estirar mis brazos sobre él y el mundo quedará detenido por unos minutos.
- ¿Tan fuertes se han vuelto tus demonios estos años para que me hayas estado preguntando con tanta insistencia si los aceptaba?- pregunto asimilando un poco mejor toda la conversación que hemos mantenido hasta que ha decidido revelarse ante mí.
Unas pisadas irrumpen en medio de la sala, con celeridad busco orientarme hacia el sonido y veo como un grupo de pandilleros están sonrientes mostrando sus navajas. Hemos bajado la guardia y nos hemos convertido en una presa fácil. Me desprendo de Nyx con expresión de fastidio, llevo mi brazo derecho hacia la tela que cubre mi naginata y tiro de ella para deshacerme de la cobertura que envuelve mi arma.
-Vaya, vaya, un nidito de amor.- Sus ojos se estiran al percibir el pincho afilado que sobresale por encima de mi cabeza.- Dadme lo que tengáis de valor y saldréis de aquí con vida. Me da igual que vayáis armados, nosotros somos más. Una rata llama a la compañera, orgullo compartido de los que viven en agujeros de mierda.- Se lleva la mano al bolsillo, puede que quiera sacar un arma o puede que esté tramando cómo llamar a sus refuerzos.
Debería creer en el karma si este delincuente fuese uno de los que me lastimaba y me postraba contra el suelo cuando frecuentaba estas calles. Uno de esos impresentables que se llevó mi preciosa naginata para venderla. Pero no puedo llegar a una pesquisa tan clara simplemente porque se haya asustado de mi pequeñina, entiendo que resulte intimidante cuando no se la conoce. Miro en dirección hacia Nyx por el rabillo del ojo, supongo que al igual que yo él también se habrá puesto en alerta. ¿Debería confiar en que posiblemente su cabeza ya esté tramando algo?
Tomo mi naginata con mi diestra y ayudándome a cargar con ella con el brazo, embisto de forma horizontal contra el desconocido con celeridad. La hoja se queda incrustada entre la pared y una parte de su camisa. Sus ojos desorbitados se preguntan cuán cercana ha quedado el filo de mi arma de alguno de sus órganos vitales.
-Lárgate de aquí. –le sugiero en un tono que no admite discusión.
Pero en ese instante siento que algo no va bien, no sabría explicar por qué pero me agacho instintivamente conmovida ante la imagen hostil de un objeto pretendiendo atentar contra mi persona. En esa fracción de segundo, tan pronto como toco el suelo, un cuchillo rompe el cristal de la ventana y vuela apuntando a mi cabeza. Mierda, se me ha olvidado tomar precaución con las ventanas de la vivienda, eso podría haberme matado si no hubiese sido por aquella intuición extraña de futuro. Al menos tiene un aliado fuera de la casa y parece un tirador con una puntería bastante buena, a juzgar por la altura en la que se ha quedado clavado el cuchillo.
Podríamos tomar a éste tipo como rehén pero eso alargaría nuestra estancia en este barrio y no sería recomendable. Agachada doy una zancada para deslizarme hacia delante en un solo movimiento. En cuanto paso el hueco de la ventana me levanto y permanezco a un palmo de la cara del hombre. Sin soltar mi naginata, asegurándome que no puede escapar levanto el brazo y lo noqueo con el codo. Luego trato de desincrustar mi naginata de la pared.
Una vez que puedo sostener el arma entre mis manos de nuevo, me quedo pegada a la pared mirando a Nyx. Es cuestión de minutos que alguien aparezca por la puerta para comprobar qué ha sucedido con el hombre que ahora está tendido en el suelo inconsciente.
-Puedo hacer de cebo, si lo necesitas. –le susurro. –O salir ahí fuera. Tú siempre calculabas mejor nuestras posibilidades. –Le sonrío aguardando a sus órdenes.
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Todo transcurre con tranquilidad. No es solo que no se aparte, además se deja llevar por la decisión tomada y corresponde mis actos. De haber sabido que esto podía ser así hace años ¿Habría cambiado algo? Apartando esa idea, disfruto de cada instante de nuestra unión, mirándola con detenimiento desde más cerca que nunca, cuando se aparta para tomar aire. Hace años me contentaba con observar desde lejos sus ojos, sus labios... Quizás algo más. Por eso resulta tan extraño que, después de todo lo que ha ocurrido, haya resultado tan fácil llegar a tenerla entre mis brazos.
Tomo el taumatropo en cuanto soy consciente de que me lo está devolviendo, guardándolo en uno de los bolsillos internos de mi chaqueta, sin dejar de mostrar una leve sonrisa pese a las dudas que aún recorren mi mente. Pero ella tiene razón, después de tanto tiempo, de tantos fracasos, he decidido que en lo referido a ella viviré con egoísmo, ya no hay ninguna opción de dar marcha atrás, y tampoco es como si quisiera hacerlo. Ahora me pregunta sobre algo distinto, la razón de por qué insistí tanto en hacerla saber aquello en lo que me he convertido. Mi sonrisa se torna algo más maliciosa mientras desvío la mirada, y entonces lo veo... De pie, en la entrada, un hombre se dirige hacia nosotros a paso lento.
Las siguientes palabras no dejan muchas dudas al respecto de las intenciones que le llevan a molestarnos. Su posición es relajada, no parece estar listo para entrar en combate, y más pronto que tarde eso le va a salir caro. Primero sopeso la posibilidad de matarlo y enterrarlo en cal viva por joderme el momento, descarto la opción con rapidez, dado que quizás resulta ligeramente extremista, por el momento no han hecho nada que lo merezca, por el momento... Opto por dejar que Lily dé el primer paso, es un buen momento para ver cómo actúa. Una vez decidido, no puedo evitar empezar a reír por lo bajo ante la atónita mirada del delincuente. Había escuchado casos directamente de la boca de agentes del C.P. o marines, pero encontrarte tú mismo con este tipo de situaciones... No todos los días unos pandilleros o ladrones de poca monta intentan asaltar a un agente del gobierno, hoy no es su día de suerte.
- Disculpadme, pero es que es una situación tan ridícula... - digo antes de dar un paso atrás y "ocultarme" tras Lily, quien ya parece haber empezado a actuar por su cuenta.
Supongo que era algo que se veía venir. A fin de cuentas, la idea inicial era estar aquí solo el tiempo suficiente como para mostrarla el lugar, marchándonos luego a otro emplazamiento más seguro. Además, esta es una buena oportunidad para observar como es capaz de defenderse, son solo unos matones de poca monta y ella una revolucionaria con, como mínimo, entrenamiento básico de combate. Debería ser capaz de encargarse de varios de ellos, y lo cierto es que tengo curiosidad por verla en acción.
El primer paso que realiza es quizás demasiado apurado. Aunque como muestra de poder no tiene precio, si su rival tuviera un mínimo de experiencia, no solo sería inútil, si no que se arriesgaría a tener que continuar el resto del combate sin arma, al facilitar que le fuera robada. Por mi parte, no puedo dejar de preocuparme de todas las ventanas y puntos ciegos que nos rodean. Es así como me pongo alerta al escuchar como los cristales se rompen, y al mirar en la dirección adecuada, ya hay un cuchillo volando hacia la cabeza de la castaña. Muevo la mano con la intención de apartarla de la trayectoria del mismo, pero ella ya ha comenzado a agacharse antes de que la alcance, por lo que en lugar de ello, calculo al milímetro el camino que va a seguir aquel cuchillo, deteniéndolo en el aire al sujetarlo del mango, justo sobre la cabeza de Lily.
Va siendo el momento de pasar a ser parte del combate, con esto en mente observo la zona desde la que ha venido el ataque aéreo, dejando que la revolucionaria termine con su víctima personal. En el poco tiempo que ha transcurrido de combate, ya han delatado una de sus posiciones; incluso un tirador experto requeriría de algún tipo de técnica especial, para que un simple cuchillo atravesara la ventana sin desviar su trayectoria... Incluso una bala alteraría milimétricamente la misma, ya no hablemos de un artilugio lanzado a mano. Por lo fácil que me ha sido atrapar el cuchillo en el aire, no hay secreto alguno oculto en su lanzamiento, el haber usado una habilidad especial para potenciar el lanzamiento queda descartado. Solo queda acudir a la opción lógica, primero han roto la ventana y luego han lanzado el cuchillo, o han sido tan torpes de romper aún más la misma, al lanzar el arma por un agujero ya existente. Con esto en mente, me desplazo con rapidez y sigilo hacia la ventana, esperando frente a la misma mientras Lily continúa con su combate. En cuanto desincrusta la naginata y alertado por el ruido que causa dicha acción, se asoma por la ventana la cabeza de otro de nuestros asaltantes, que debe ser el lanzador de cuchillos casi con un cien por ciento de seguridad. Le paso el cuchillo para que lo atrape, distrayendo así su atención el tiempo suficiente como para sujetar su cabeza con ambas manos, sin soltarle elevo los pulgares y traspaso con fuerza sus cuencas oculares, produciendo un sonido similar al que hace la gelatina al estrellarse contra el suelo desde cierta altura. El hombre, que deja caer el cuchillo por la sorpresa, grita con todas sus fuerzas mientras se derrumba al otro lado de la ventana.
- Cualquier que intente destruir la belleza sin razones justificadas... Sencillamente no merece volver a apreciar la misma - susurro mientras me giro con indiferencia, caminando hacia Lily mientras extraigo un pañuelo de tela de mi bolsillo, pasando a limpiarme los pulgares con tranquilidad. Quizás esto responda a su anterior pregunta sobre mi oscuridad.
Al llegar a su lado observo que la víctima que le ha atacado sigue con vida, así que supongo que he hecho bien en no matar al mío, pese a que mis métodos quizás han podido resultar demasiado violentos para sus ojos... Claro que no tanto como para los ojos del afectado. Para el caso, era un criminal con intenciones asesinas hacia ella, no tengo que justificar nada en absoluto. Antes de responder sus dudas, me agacho para registrar al cabecilla del grupo, tomando directamente de su cinturón un mosquete de cañón corto.
- Prefiero salir primero. Con el grito de su compañero estarán alterados, que a fin de cuentas era el plan, y quizás lleven más armas de fuego... Es mejor hacer que vacíen la pólvora contra mí. Luego, cuando esto haya ocurrido, sal y eli... - corto mis palabras, consciente de que iba a decirla que acabara con sus vidas sin saber lo que puede implicar para ella - Neutraliza a quien haya a la izquierda, yo haré lo mismo con la derecha. - Es una expresión menos radical, aunque irónicamente es más usada en comunicados oficiales para tratar asesinatos.
Puede parecer un plan estúpido, pero la realidad es que es imposible que ninguno de estos pandilleros de poca monta tenga el poder necesario para dañarme, literalmente. Claro que ella no sabe eso, que es la razón por la que empiezo a caminar hacia el exterior mientras sonrío con malicia... Sonrisa que mantengo en cuanto recibo el primer disparo directo al pecho, justo al asomarme por la puerta. Se escuchan dos tiros más, que también logran atravesar pecho y espalda sin demasiada dificultad, pese a lo cual no pierdo mi sonrisa en ningún momento. Observo a aquellos que me han disparado, son cuatro en total, tres con armas de fuego como las de el que debe ser su jefe, el cuarto es un enano que empuña un cuchillo militar. Es imposible haber fallado a esa distancia, más cuando parecían haberme dado de lleno, pero la realidad es que no muestro herida alguna. Por su puesto, es más fácil para las mentes simples el pensar que no han sido capaces de darme, a asumir una respuesta tan sencilla como que si lo han hecho, pero sin efecto alguno. En momentos como este, adoro haberme comido esa fruta Logia.
- Ha sido peligroso, podríais haberme dado - comento con tono cómico mientras me levanto la camiseta, mostrando que no hay rastro alguno de heridas - ¿Alguien más...? ¿No? Entonces supongo que eso es todo... Adelante querida, son tuyos. - Es la señal para Lily, ahora que no tienen munición no debería tener problemas contra ellos.
Confiando en la joven, doy la espalda a los criminales a la izquierda, encarando a los otros dos presentes, consistentes en uno de los tiradores y el enano con cuchillo. El tirador cae al momento, tan rápido como soy capaz de apretar el gatillo de la pistola que le había sustraído al primer criminal, cayendo al suelo cuando la bala atraviesa limpiamente su rodilla. Con esto es suficiente para quedarme solo ante el metro y medio restante de problema. Hay que decir que parece ser el más listo de todos, porque es el único que se ha dignado a encapucharse para ocultar su identidad. En cuanto empiezo a caminar hacia él, se abalanza dispuesto a apuñalarme, pero estoy mucho más preocupado por lo que pueda estar ocurriendo a mis espaldas que por este retaco, quizás debería girarme a mirar mientras se entretiene cortando a un usuario elemental... De nuevo la misma sensación, un aviso de peligro y a continuación su cuchillo se hunde entre las costillas, a la derecha de mi columna ¿Puede apuñalarme? Abandonando al instante la idea de girarme para mirar a Lily, intercepto la puñalada agarrándole de la muñeca, que retuerzo hasta que logro quitarle su arma, instantes antes de lanzarlo a él contra el suelo. Tras un gemido de dolor, el trapo que usaba como máscara se cae, permitiéndome ver que solo se trata de un muchacho que aún no ha terminado de crecer, no de un criminal con problemas de estatura.
- ¿Qué demonios ha sido eso? - Pero no le pongo atención, estoy más atento en intentar comprender qué ha sido lo que me ha "obligado" a defenderme, observando el arma en mis manos... Un cuchillo militar, en el que puede leerse las iniciales Va.R.G. - Si esto me hubiera atravesado, había sido peligroso. Lo que me ha avisado ha sido... ¿Mantra? - VA. Si no me equivoco son las siglas de Vice Almirante. Mientras lo examino, deslizo la punta del mismo contra el dorso de mi mano, haciendo que una leve línea de sangre aparezca. Es un cuchillo con aleación de piedra marina - Eso podría haberme dejado mal en varios aspectos. ¿Tu padre era un marine chico? - pregunto mirando al joven en el suelo, que ahora me observa paralizado por el terror. Tras unos segundos de duda, asiente con lentitud - Entonces esto te pertenece legítimamente. - Dicho esto, arrojo el cuchillo a sus pies. "No más niños." No es solo la opinión de Lily, los niños están completamente fuera de mis límites incluso como agente... Es de las pocas cosas buenas que aprendí de Idel. Además, si me quedará el cuchillo para uso personal, posiblemente terminaría cortándome yo solo. - Supongo que eres algo así como el huérfano de un antiguo soldado, da igual. Hoy mismo irás a la sede de la marina, les dirás que quieres trabajo, mostrarás ese cuchillo y dirás tu verdadero nombre. Da igual que ahora seas un don nadie, eso te abrirá las puertas a un futuro más brillante que este estercolero.
Me giro para observar a Lily, quien ya debería haber terminado hace un rato con sus problemas, caminando hasta quedarme a su lado. Al hacerlo, dirijo unas últimas palabras al muchacho, quiero dejarle claro que debe salir de las calles.
- Ahora huye antes de que vengan a detener a las ratas que te acompañan. Si mañana sigues aquí, no tendré la misma piedad... O quizás te maten ellos creyendo que les has traicionado. A decir verdad, no te quedan demasiadas salidas. - Mi tono es serio y amenazador, aunque lo cierto es que como mucho le daría una pequeña paliza para incitarle a huir. - Y hazte un favor, no olvides nunca lo que se siente al encontrarte en la más profunda miseria. Acabará siendo una bendición. - No pienso dedicarle más palabras, y sé que está demasiado asustado como para volver a intentar apuñalarme. Tengo la esperanza de que al menos se planteé hacer lo que le he dicho... Siendo el hijo de un ex-marine de alto rango, nadie le negará su ingreso, luego, una vez superados los primeros años de instrucción, será libre de escoger otro camino si así lo desea, pero ya habrá pasado la parte más difícil.
- No te preocupes - digo en un susurro a la revolucionaria - La marina no es como el gobierno. No ponen pegas en caso de no volver a alistarte tras tu primer periodo, le irá bien. Ahora... Será mejor que nos marchemos antes de que vengan sus futuros compañeros. Hemos hecho mucho ruido. - Me gustaría poder darle un futuro mejor, pero una vez que se ha adentrado en las bandas... Lo mejor es que sencillamente cambie de aires, y la mejor opción a su alcance es la Marina.
Tomo a la joven castaña del brazo y tiro para colarnos entre los callejones, dispuesto a salir del barrio bajo. Aún tengo muchas cosas que hablar con ella.
Tomo el taumatropo en cuanto soy consciente de que me lo está devolviendo, guardándolo en uno de los bolsillos internos de mi chaqueta, sin dejar de mostrar una leve sonrisa pese a las dudas que aún recorren mi mente. Pero ella tiene razón, después de tanto tiempo, de tantos fracasos, he decidido que en lo referido a ella viviré con egoísmo, ya no hay ninguna opción de dar marcha atrás, y tampoco es como si quisiera hacerlo. Ahora me pregunta sobre algo distinto, la razón de por qué insistí tanto en hacerla saber aquello en lo que me he convertido. Mi sonrisa se torna algo más maliciosa mientras desvío la mirada, y entonces lo veo... De pie, en la entrada, un hombre se dirige hacia nosotros a paso lento.
Las siguientes palabras no dejan muchas dudas al respecto de las intenciones que le llevan a molestarnos. Su posición es relajada, no parece estar listo para entrar en combate, y más pronto que tarde eso le va a salir caro. Primero sopeso la posibilidad de matarlo y enterrarlo en cal viva por joderme el momento, descarto la opción con rapidez, dado que quizás resulta ligeramente extremista, por el momento no han hecho nada que lo merezca, por el momento... Opto por dejar que Lily dé el primer paso, es un buen momento para ver cómo actúa. Una vez decidido, no puedo evitar empezar a reír por lo bajo ante la atónita mirada del delincuente. Había escuchado casos directamente de la boca de agentes del C.P. o marines, pero encontrarte tú mismo con este tipo de situaciones... No todos los días unos pandilleros o ladrones de poca monta intentan asaltar a un agente del gobierno, hoy no es su día de suerte.
- Disculpadme, pero es que es una situación tan ridícula... - digo antes de dar un paso atrás y "ocultarme" tras Lily, quien ya parece haber empezado a actuar por su cuenta.
Supongo que era algo que se veía venir. A fin de cuentas, la idea inicial era estar aquí solo el tiempo suficiente como para mostrarla el lugar, marchándonos luego a otro emplazamiento más seguro. Además, esta es una buena oportunidad para observar como es capaz de defenderse, son solo unos matones de poca monta y ella una revolucionaria con, como mínimo, entrenamiento básico de combate. Debería ser capaz de encargarse de varios de ellos, y lo cierto es que tengo curiosidad por verla en acción.
El primer paso que realiza es quizás demasiado apurado. Aunque como muestra de poder no tiene precio, si su rival tuviera un mínimo de experiencia, no solo sería inútil, si no que se arriesgaría a tener que continuar el resto del combate sin arma, al facilitar que le fuera robada. Por mi parte, no puedo dejar de preocuparme de todas las ventanas y puntos ciegos que nos rodean. Es así como me pongo alerta al escuchar como los cristales se rompen, y al mirar en la dirección adecuada, ya hay un cuchillo volando hacia la cabeza de la castaña. Muevo la mano con la intención de apartarla de la trayectoria del mismo, pero ella ya ha comenzado a agacharse antes de que la alcance, por lo que en lugar de ello, calculo al milímetro el camino que va a seguir aquel cuchillo, deteniéndolo en el aire al sujetarlo del mango, justo sobre la cabeza de Lily.
Va siendo el momento de pasar a ser parte del combate, con esto en mente observo la zona desde la que ha venido el ataque aéreo, dejando que la revolucionaria termine con su víctima personal. En el poco tiempo que ha transcurrido de combate, ya han delatado una de sus posiciones; incluso un tirador experto requeriría de algún tipo de técnica especial, para que un simple cuchillo atravesara la ventana sin desviar su trayectoria... Incluso una bala alteraría milimétricamente la misma, ya no hablemos de un artilugio lanzado a mano. Por lo fácil que me ha sido atrapar el cuchillo en el aire, no hay secreto alguno oculto en su lanzamiento, el haber usado una habilidad especial para potenciar el lanzamiento queda descartado. Solo queda acudir a la opción lógica, primero han roto la ventana y luego han lanzado el cuchillo, o han sido tan torpes de romper aún más la misma, al lanzar el arma por un agujero ya existente. Con esto en mente, me desplazo con rapidez y sigilo hacia la ventana, esperando frente a la misma mientras Lily continúa con su combate. En cuanto desincrusta la naginata y alertado por el ruido que causa dicha acción, se asoma por la ventana la cabeza de otro de nuestros asaltantes, que debe ser el lanzador de cuchillos casi con un cien por ciento de seguridad. Le paso el cuchillo para que lo atrape, distrayendo así su atención el tiempo suficiente como para sujetar su cabeza con ambas manos, sin soltarle elevo los pulgares y traspaso con fuerza sus cuencas oculares, produciendo un sonido similar al que hace la gelatina al estrellarse contra el suelo desde cierta altura. El hombre, que deja caer el cuchillo por la sorpresa, grita con todas sus fuerzas mientras se derrumba al otro lado de la ventana.
- Cualquier que intente destruir la belleza sin razones justificadas... Sencillamente no merece volver a apreciar la misma - susurro mientras me giro con indiferencia, caminando hacia Lily mientras extraigo un pañuelo de tela de mi bolsillo, pasando a limpiarme los pulgares con tranquilidad. Quizás esto responda a su anterior pregunta sobre mi oscuridad.
Al llegar a su lado observo que la víctima que le ha atacado sigue con vida, así que supongo que he hecho bien en no matar al mío, pese a que mis métodos quizás han podido resultar demasiado violentos para sus ojos... Claro que no tanto como para los ojos del afectado. Para el caso, era un criminal con intenciones asesinas hacia ella, no tengo que justificar nada en absoluto. Antes de responder sus dudas, me agacho para registrar al cabecilla del grupo, tomando directamente de su cinturón un mosquete de cañón corto.
- Prefiero salir primero. Con el grito de su compañero estarán alterados, que a fin de cuentas era el plan, y quizás lleven más armas de fuego... Es mejor hacer que vacíen la pólvora contra mí. Luego, cuando esto haya ocurrido, sal y eli... - corto mis palabras, consciente de que iba a decirla que acabara con sus vidas sin saber lo que puede implicar para ella - Neutraliza a quien haya a la izquierda, yo haré lo mismo con la derecha. - Es una expresión menos radical, aunque irónicamente es más usada en comunicados oficiales para tratar asesinatos.
Puede parecer un plan estúpido, pero la realidad es que es imposible que ninguno de estos pandilleros de poca monta tenga el poder necesario para dañarme, literalmente. Claro que ella no sabe eso, que es la razón por la que empiezo a caminar hacia el exterior mientras sonrío con malicia... Sonrisa que mantengo en cuanto recibo el primer disparo directo al pecho, justo al asomarme por la puerta. Se escuchan dos tiros más, que también logran atravesar pecho y espalda sin demasiada dificultad, pese a lo cual no pierdo mi sonrisa en ningún momento. Observo a aquellos que me han disparado, son cuatro en total, tres con armas de fuego como las de el que debe ser su jefe, el cuarto es un enano que empuña un cuchillo militar. Es imposible haber fallado a esa distancia, más cuando parecían haberme dado de lleno, pero la realidad es que no muestro herida alguna. Por su puesto, es más fácil para las mentes simples el pensar que no han sido capaces de darme, a asumir una respuesta tan sencilla como que si lo han hecho, pero sin efecto alguno. En momentos como este, adoro haberme comido esa fruta Logia.
- Ha sido peligroso, podríais haberme dado - comento con tono cómico mientras me levanto la camiseta, mostrando que no hay rastro alguno de heridas - ¿Alguien más...? ¿No? Entonces supongo que eso es todo... Adelante querida, son tuyos. - Es la señal para Lily, ahora que no tienen munición no debería tener problemas contra ellos.
Confiando en la joven, doy la espalda a los criminales a la izquierda, encarando a los otros dos presentes, consistentes en uno de los tiradores y el enano con cuchillo. El tirador cae al momento, tan rápido como soy capaz de apretar el gatillo de la pistola que le había sustraído al primer criminal, cayendo al suelo cuando la bala atraviesa limpiamente su rodilla. Con esto es suficiente para quedarme solo ante el metro y medio restante de problema. Hay que decir que parece ser el más listo de todos, porque es el único que se ha dignado a encapucharse para ocultar su identidad. En cuanto empiezo a caminar hacia él, se abalanza dispuesto a apuñalarme, pero estoy mucho más preocupado por lo que pueda estar ocurriendo a mis espaldas que por este retaco, quizás debería girarme a mirar mientras se entretiene cortando a un usuario elemental... De nuevo la misma sensación, un aviso de peligro y a continuación su cuchillo se hunde entre las costillas, a la derecha de mi columna ¿Puede apuñalarme? Abandonando al instante la idea de girarme para mirar a Lily, intercepto la puñalada agarrándole de la muñeca, que retuerzo hasta que logro quitarle su arma, instantes antes de lanzarlo a él contra el suelo. Tras un gemido de dolor, el trapo que usaba como máscara se cae, permitiéndome ver que solo se trata de un muchacho que aún no ha terminado de crecer, no de un criminal con problemas de estatura.
- ¿Qué demonios ha sido eso? - Pero no le pongo atención, estoy más atento en intentar comprender qué ha sido lo que me ha "obligado" a defenderme, observando el arma en mis manos... Un cuchillo militar, en el que puede leerse las iniciales Va.R.G. - Si esto me hubiera atravesado, había sido peligroso. Lo que me ha avisado ha sido... ¿Mantra? - VA. Si no me equivoco son las siglas de Vice Almirante. Mientras lo examino, deslizo la punta del mismo contra el dorso de mi mano, haciendo que una leve línea de sangre aparezca. Es un cuchillo con aleación de piedra marina - Eso podría haberme dejado mal en varios aspectos. ¿Tu padre era un marine chico? - pregunto mirando al joven en el suelo, que ahora me observa paralizado por el terror. Tras unos segundos de duda, asiente con lentitud - Entonces esto te pertenece legítimamente. - Dicho esto, arrojo el cuchillo a sus pies. "No más niños." No es solo la opinión de Lily, los niños están completamente fuera de mis límites incluso como agente... Es de las pocas cosas buenas que aprendí de Idel. Además, si me quedará el cuchillo para uso personal, posiblemente terminaría cortándome yo solo. - Supongo que eres algo así como el huérfano de un antiguo soldado, da igual. Hoy mismo irás a la sede de la marina, les dirás que quieres trabajo, mostrarás ese cuchillo y dirás tu verdadero nombre. Da igual que ahora seas un don nadie, eso te abrirá las puertas a un futuro más brillante que este estercolero.
Me giro para observar a Lily, quien ya debería haber terminado hace un rato con sus problemas, caminando hasta quedarme a su lado. Al hacerlo, dirijo unas últimas palabras al muchacho, quiero dejarle claro que debe salir de las calles.
- Ahora huye antes de que vengan a detener a las ratas que te acompañan. Si mañana sigues aquí, no tendré la misma piedad... O quizás te maten ellos creyendo que les has traicionado. A decir verdad, no te quedan demasiadas salidas. - Mi tono es serio y amenazador, aunque lo cierto es que como mucho le daría una pequeña paliza para incitarle a huir. - Y hazte un favor, no olvides nunca lo que se siente al encontrarte en la más profunda miseria. Acabará siendo una bendición. - No pienso dedicarle más palabras, y sé que está demasiado asustado como para volver a intentar apuñalarme. Tengo la esperanza de que al menos se planteé hacer lo que le he dicho... Siendo el hijo de un ex-marine de alto rango, nadie le negará su ingreso, luego, una vez superados los primeros años de instrucción, será libre de escoger otro camino si así lo desea, pero ya habrá pasado la parte más difícil.
- No te preocupes - digo en un susurro a la revolucionaria - La marina no es como el gobierno. No ponen pegas en caso de no volver a alistarte tras tu primer periodo, le irá bien. Ahora... Será mejor que nos marchemos antes de que vengan sus futuros compañeros. Hemos hecho mucho ruido. - Me gustaría poder darle un futuro mejor, pero una vez que se ha adentrado en las bandas... Lo mejor es que sencillamente cambie de aires, y la mejor opción a su alcance es la Marina.
Tomo a la joven castaña del brazo y tiro para colarnos entre los callejones, dispuesto a salir del barrio bajo. Aún tengo muchas cosas que hablar con ella.
Lily Morgan
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Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Le devuelvo la mirada, pero Nyx se ha posicionado junto a otro de los raterillos. Podría llegar a creer que por instinto sus manos han ido directas hacia los ojos de aquel hombre, pero sería demasiado suponer; que no sabía lo que estaba haciendo en el momento en el que ha presionado sus dedos contra sus cuencas. Ese hombre jamás recuperará la visión de nuevo. La sangre que recorre las venas de mi viejo amigo de la infancia no entiende de misericordia. Mis fosas nasales se agrandan marcando el inicio de una respiración agitada. Pero me temo que tal impacto hace que no llegue a salir palabra alguna de mi boca.
¿Se trataba de una demostración? ¿Otra muestra de ese carácter que desconozco? Aunque lo más importante, o al menos considerado, sería preguntarse ¿era necesario? El hombre que ha arrojado un cuchillo contra mí no tenía ningún problema en que mi cabeza hubiese sido atravesada por él. Tampoco es cuestión de ser cínicos. Aparto la vista ante las lágrimas del hombre resbalando por su rostro mientras con una mano trata de cubrirse y con la otra busca orientarse.
Su plan obedece a una ejecución bastante simple. Esas palabras técnicas, claras y concisas me incitan a creer que está acostumbrado a este tipo de acometidas. Asiento lentamente, sin intención de resolver mis inquietudes, para permanecer cercana a la puerta. Nyx sale despreocupado por la puerta, con la convicción de quién se guarda un as bajo la manga. Los disparos no se hacen de esperar impactando contra el pecho del peliblanco.
-¡¡Nyx!!- susurro de forma tosca y fuerte asustada.
Sus pasos avanzan firmes hacia el frente, sordos ante el ataque de más disparos. Es como si fuese invulnerable ante una acción que es prácticamente mortal para cualquiera. Pero puedo verlo con mis propios ojos, las balas no causan ningún efecto en él. Con esto puedo dar fe de que no sólo ha sido su mente lo que ha cambiado. Los rostros de los maleantes de poca monta muestran el desconcierto de no saber a qué se están enfrentando. ¿Acaso lo sé yo? El Gobierno ha modificado hasta el último centímetro del cuerpo y la mente que conocía de Nyx. Pero estoy convencida de que han sido incapaces de doblegar su espíritu.
Cuando se levanta la camiseta se puede comprobar que no existe rastro alguno del impacto de las balas. Realmente da la sensación de que su cuerpo las ha absorbido. ¿Habrá sido así? ¿Pero cómo es eso posible? Parpadeo obligándome a volver al presente. Me ha dado la señal para que vaya a por aquellos contendientes que se han quedado a la izquierda.
Echo un vistazo antes de descubrir mi posición, en parte gracias a la atención que está despertando Nyx sobre ellos, para comprobar de cuántos debo hacerme cargo. Son dos siluetas masculinas; un tuerto que no da crédito a la información que recibe de su único ojo y un grandullón descamisado con vendas en los nudillos.
Doy un suspiro acompañado por un paso al frente, debajo del brazo semiinclinado llevo mi naginata. Me presento frente a sus ojos haciendo un saludo con los dedos índice y corazón sobre mi frente, con ello consigo que su atención se desvíe con cierta sorpresa en mi dirección. No espero a que se preparen o se posicionen de alguna forma en especial. Inicio un giro sobre mi eje, salto hacia delante y tiro al primero de ellos, –el tuerto- en cuanto avanza hacia mí asestándole un golpe lateral. El cual cae contra el suelo con un profundo corte en el brazo. Mi arma sobrevuela ligera hacia un lado y otro, tomando más velocidad en cuanto le imprimo con mis pies una dirección que acompañe su movimiento rítmico hacia delante y hacia atrás.
-¿Algún problema, corazón de melón? – pregunto de forma sarcástica. No puedo evitar dar un salto de izquierda a derecha mientras trata de retroceder con torpeza. Finalmente me coloco enfrente suyo con la hoja de mi naginata a la altura de su gaznate. - Sé q-q-ue vosotros no sois el problema, estas calles están infestadas de tipos iguales o peores. P-por desgracia, conozco demasiado bien este barrio, crecí en él y cuidaré de él. Espero impaciente nuestro próximo encuentro. -le comento con gravedad.
-¿Quiénes sois vosotros? ¿Qué es lo que buscáis?- consigue articular con dificultad.
-Hace no mucho una mocosa con una lanza caminaba por estas calles porque quería morir, ¿eres su fantasma o algo así?- El último hombre en pie no espera a que llegue su oportunidad y saca un cuchillo con la intención de encararme.
¿Soy una especie de historia de terror entre delincuentes del barrio? Bien podría haber muerto aquel día. Chasqueo la lengua y doy un resoplido, pero si llegara a consolidarme como una especie de fantasma que ronda por los suburbios de Water 7 podría venir de vez en cuando y vigilar esta zona. Pero para eso, hoy debería realizar una pelea ejemplar. Además, después de haber visto a un “inmortal” que atraviesa balas… ¿por qué no? Muerdo mi labio con picardía con la vista fija sobre mi oponente. Derramo un poco de tinta sobre el suelo y con el extremo contrario al filo trazo dos pequeñas nubecitas con expresión triste y ojos caídos.
Es cierto. Busco venganza.-En un movimiento teatral le doy un pisotón y las nubes con forma de auras se van elevando hasta quedar suspendidas a cada uno de mis lados. Miro de reojo a ambos llevándome mi mano derecha con dramatismo hacia el rostro para cubrir una parte de él mientras mis “auras” sobrevuelan alrededor mío.
Su expresión es genuinamente de terror con los ojos abiertos de par en par y sus cuerpos temblequeando por la tensión. El que estaba en el suelo comienza a hiperventilar emitiendo un agudo sonido como muestra de su condición de presa del pánico. Una de las auras se acerca a su posición haciendo que su rostro ya palidezca por completo y pase del blanco marfil al morado. Su compañero viéndose solo arroja el cuchillo y opta por salir corriendo. Es cuando el hombre tuerto decide que es momento de implorar por su vida y tras apartar el filo de mi arma decide irse entre gimoteos. Esto podría haber sido un combate de verdad, pero supongo que soy débil ante este tipo de oportunidades más “creativas”. Una vez les he perdido de vista, las “auras” vuelven al extremo de mi naginata y se destruyen.
Tomo la tela de nuevo para cubrir meticulosamente la hoja y una parte de la barra de madera que conforma su empuñadura dispuesta a recorrer de nuevo la distancia que me separa de Nyx. Una vez envuelta la coloco sobre mis hombros y paso mis brazos por encima de ella, formando una cruz. Al caminar mis caderas se contonean al ritmo medio de mis pasos con alegría.
Parece que Nyx ha terminado de solventar su parte del problema y está de charla con un jovencito cuyos gestos faciales transmiten una sensación asustadiza. El peliblanco recorre parte de la distancia que nos separa, tengo curiosidad por saber de qué estaban hablando antes de mi llegada. Pero antes, guardo mi arma a la espalda y los contemplo en silencio esbozando una sonrisa tranquila ante las palabras finales que parece dedicarle. ¿Existen posibilidades de que este joven sopese la opción de alistarse en la Marina, pese a haber sido captado por una de estas corruptas bandas? Mis cejas se enarcan reflejando sorpresa ante la convicción de Nyx de que sea posible. Pese a sus métodos, me atrevería a afirmar que considera que las nuevas generaciones merecen una oportunidad. Este sentimiento tan noble refleja una faceta que es íntimamente familiar para mí, pese a ser un actual agente del Gobierno de tajantes acciones en combate. Tardaré un tiempo en hacerme a la idea, no lo niego.
Me toma del brazo apresurando el paso para salir cuanto antes de este agujero. Supongo que nos hemos dejado llevar por la emoción del encuentro y nos hemos olvidado lo que en este barrio es una sentencia sabida por todos; poner un pie en él significa que vas a tener problemas. Aún en silencio no me atrevo a valorar la actuación de mi viejo amigo en el enfrentamiento, pero tampoco de mi nuevo amante momentos antes de vernos en esa tesitura. Tampoco sé si me habría dejado llevar por la rabia si me hubiese encontrado con los pandilleros que tantas veces enfrenté de niña por estas calles. Y ni mucho menos, si la silueta que hubiese aparecido por el marco de la puerta de esa casa hubiese sido la de Tenerbrax.
Mis dedos se deslizan con suavidad entre los dedos de Nyx que sostienen mi brazo. Mi mayor pecado ha sido siempre el de ser una cabecita loca, y no pretendo cambiarlo ahora alternándolo por ese tipo de preocupaciones serias que no dejan a uno dormir por las noches. Necesitamos llegar a un lugar tranquilo en el que no seamos molestados con inoportunas interrupciones. Los callejones parecen obedecer al deseo de escapar de este barrio si los conoces lo suficiente. Finalmente, uno de ellos termina por conducirnos ante una de las calles principales atestadas de gente. Son horas propicias para el comercio, los paseos o el regreso a casa para comer. Le señalo a Nyx un pequeño puesto ambulante de fideos, que no sé si recordará de antaño, en el que por un par de monedas te sirven un cuenco excelente.
Madre decía que un bol de fideos podía salvar cualquier día malo. Pero creo que el día de hoy se merece una pequeña celebración con sake. – mi voz suena pausada y melosa.
Ladeo la cabeza hacia arriba para indicarle con este gesto la dirección hacia unos cubos de basura por los que trepábamos cuando éramos niños. El objetivo que teníamos era alcanzar la segunda ventana de la vivienda y subir hasta el tejado. Las vistas de la ciudad eran preciosas dependiendo del momento del día desde ese lugar. Es cierto que hemos dejado de ser lagartijas escurridizas y que con toda probabilidad ya no podríamos tomar esa ruta sin ser vistos por alguien. Pero supongo que crecer no es del todo malo, jamás me habría atrevido a besar a Nyx con mis hormonas de adolescente. Aparto la mirada de nuestro atajo sonriendo con nostalgia. Palpo uno de mis bolsillos en busca de unas monedas sueltas con las que pagar dos cuencos de ramen y una botella de sake para llevar.
-¿Todavía recuerdas tu sitio favorito de Water Seven?-le pregunto con aire curioso mientras nos están sirviendo el pedido. –No sé qué habrá sido de los “refugios” que conquistábamos de niños.- Me encojo de hombros esbozando una expresión divertida a la espera de su respuesta.- Supongo que si queda alguno en pie no sería una mala opción.
¿Se trataba de una demostración? ¿Otra muestra de ese carácter que desconozco? Aunque lo más importante, o al menos considerado, sería preguntarse ¿era necesario? El hombre que ha arrojado un cuchillo contra mí no tenía ningún problema en que mi cabeza hubiese sido atravesada por él. Tampoco es cuestión de ser cínicos. Aparto la vista ante las lágrimas del hombre resbalando por su rostro mientras con una mano trata de cubrirse y con la otra busca orientarse.
Su plan obedece a una ejecución bastante simple. Esas palabras técnicas, claras y concisas me incitan a creer que está acostumbrado a este tipo de acometidas. Asiento lentamente, sin intención de resolver mis inquietudes, para permanecer cercana a la puerta. Nyx sale despreocupado por la puerta, con la convicción de quién se guarda un as bajo la manga. Los disparos no se hacen de esperar impactando contra el pecho del peliblanco.
-¡¡Nyx!!- susurro de forma tosca y fuerte asustada.
Sus pasos avanzan firmes hacia el frente, sordos ante el ataque de más disparos. Es como si fuese invulnerable ante una acción que es prácticamente mortal para cualquiera. Pero puedo verlo con mis propios ojos, las balas no causan ningún efecto en él. Con esto puedo dar fe de que no sólo ha sido su mente lo que ha cambiado. Los rostros de los maleantes de poca monta muestran el desconcierto de no saber a qué se están enfrentando. ¿Acaso lo sé yo? El Gobierno ha modificado hasta el último centímetro del cuerpo y la mente que conocía de Nyx. Pero estoy convencida de que han sido incapaces de doblegar su espíritu.
Cuando se levanta la camiseta se puede comprobar que no existe rastro alguno del impacto de las balas. Realmente da la sensación de que su cuerpo las ha absorbido. ¿Habrá sido así? ¿Pero cómo es eso posible? Parpadeo obligándome a volver al presente. Me ha dado la señal para que vaya a por aquellos contendientes que se han quedado a la izquierda.
Echo un vistazo antes de descubrir mi posición, en parte gracias a la atención que está despertando Nyx sobre ellos, para comprobar de cuántos debo hacerme cargo. Son dos siluetas masculinas; un tuerto que no da crédito a la información que recibe de su único ojo y un grandullón descamisado con vendas en los nudillos.
Doy un suspiro acompañado por un paso al frente, debajo del brazo semiinclinado llevo mi naginata. Me presento frente a sus ojos haciendo un saludo con los dedos índice y corazón sobre mi frente, con ello consigo que su atención se desvíe con cierta sorpresa en mi dirección. No espero a que se preparen o se posicionen de alguna forma en especial. Inicio un giro sobre mi eje, salto hacia delante y tiro al primero de ellos, –el tuerto- en cuanto avanza hacia mí asestándole un golpe lateral. El cual cae contra el suelo con un profundo corte en el brazo. Mi arma sobrevuela ligera hacia un lado y otro, tomando más velocidad en cuanto le imprimo con mis pies una dirección que acompañe su movimiento rítmico hacia delante y hacia atrás.
-¿Algún problema, corazón de melón? – pregunto de forma sarcástica. No puedo evitar dar un salto de izquierda a derecha mientras trata de retroceder con torpeza. Finalmente me coloco enfrente suyo con la hoja de mi naginata a la altura de su gaznate. - Sé q-q-ue vosotros no sois el problema, estas calles están infestadas de tipos iguales o peores. P-por desgracia, conozco demasiado bien este barrio, crecí en él y cuidaré de él. Espero impaciente nuestro próximo encuentro. -le comento con gravedad.
-¿Quiénes sois vosotros? ¿Qué es lo que buscáis?- consigue articular con dificultad.
-Hace no mucho una mocosa con una lanza caminaba por estas calles porque quería morir, ¿eres su fantasma o algo así?- El último hombre en pie no espera a que llegue su oportunidad y saca un cuchillo con la intención de encararme.
¿Soy una especie de historia de terror entre delincuentes del barrio? Bien podría haber muerto aquel día. Chasqueo la lengua y doy un resoplido, pero si llegara a consolidarme como una especie de fantasma que ronda por los suburbios de Water 7 podría venir de vez en cuando y vigilar esta zona. Pero para eso, hoy debería realizar una pelea ejemplar. Además, después de haber visto a un “inmortal” que atraviesa balas… ¿por qué no? Muerdo mi labio con picardía con la vista fija sobre mi oponente. Derramo un poco de tinta sobre el suelo y con el extremo contrario al filo trazo dos pequeñas nubecitas con expresión triste y ojos caídos.
Es cierto. Busco venganza.-En un movimiento teatral le doy un pisotón y las nubes con forma de auras se van elevando hasta quedar suspendidas a cada uno de mis lados. Miro de reojo a ambos llevándome mi mano derecha con dramatismo hacia el rostro para cubrir una parte de él mientras mis “auras” sobrevuelan alrededor mío.
Su expresión es genuinamente de terror con los ojos abiertos de par en par y sus cuerpos temblequeando por la tensión. El que estaba en el suelo comienza a hiperventilar emitiendo un agudo sonido como muestra de su condición de presa del pánico. Una de las auras se acerca a su posición haciendo que su rostro ya palidezca por completo y pase del blanco marfil al morado. Su compañero viéndose solo arroja el cuchillo y opta por salir corriendo. Es cuando el hombre tuerto decide que es momento de implorar por su vida y tras apartar el filo de mi arma decide irse entre gimoteos. Esto podría haber sido un combate de verdad, pero supongo que soy débil ante este tipo de oportunidades más “creativas”. Una vez les he perdido de vista, las “auras” vuelven al extremo de mi naginata y se destruyen.
Tomo la tela de nuevo para cubrir meticulosamente la hoja y una parte de la barra de madera que conforma su empuñadura dispuesta a recorrer de nuevo la distancia que me separa de Nyx. Una vez envuelta la coloco sobre mis hombros y paso mis brazos por encima de ella, formando una cruz. Al caminar mis caderas se contonean al ritmo medio de mis pasos con alegría.
Parece que Nyx ha terminado de solventar su parte del problema y está de charla con un jovencito cuyos gestos faciales transmiten una sensación asustadiza. El peliblanco recorre parte de la distancia que nos separa, tengo curiosidad por saber de qué estaban hablando antes de mi llegada. Pero antes, guardo mi arma a la espalda y los contemplo en silencio esbozando una sonrisa tranquila ante las palabras finales que parece dedicarle. ¿Existen posibilidades de que este joven sopese la opción de alistarse en la Marina, pese a haber sido captado por una de estas corruptas bandas? Mis cejas se enarcan reflejando sorpresa ante la convicción de Nyx de que sea posible. Pese a sus métodos, me atrevería a afirmar que considera que las nuevas generaciones merecen una oportunidad. Este sentimiento tan noble refleja una faceta que es íntimamente familiar para mí, pese a ser un actual agente del Gobierno de tajantes acciones en combate. Tardaré un tiempo en hacerme a la idea, no lo niego.
Me toma del brazo apresurando el paso para salir cuanto antes de este agujero. Supongo que nos hemos dejado llevar por la emoción del encuentro y nos hemos olvidado lo que en este barrio es una sentencia sabida por todos; poner un pie en él significa que vas a tener problemas. Aún en silencio no me atrevo a valorar la actuación de mi viejo amigo en el enfrentamiento, pero tampoco de mi nuevo amante momentos antes de vernos en esa tesitura. Tampoco sé si me habría dejado llevar por la rabia si me hubiese encontrado con los pandilleros que tantas veces enfrenté de niña por estas calles. Y ni mucho menos, si la silueta que hubiese aparecido por el marco de la puerta de esa casa hubiese sido la de Tenerbrax.
Mis dedos se deslizan con suavidad entre los dedos de Nyx que sostienen mi brazo. Mi mayor pecado ha sido siempre el de ser una cabecita loca, y no pretendo cambiarlo ahora alternándolo por ese tipo de preocupaciones serias que no dejan a uno dormir por las noches. Necesitamos llegar a un lugar tranquilo en el que no seamos molestados con inoportunas interrupciones. Los callejones parecen obedecer al deseo de escapar de este barrio si los conoces lo suficiente. Finalmente, uno de ellos termina por conducirnos ante una de las calles principales atestadas de gente. Son horas propicias para el comercio, los paseos o el regreso a casa para comer. Le señalo a Nyx un pequeño puesto ambulante de fideos, que no sé si recordará de antaño, en el que por un par de monedas te sirven un cuenco excelente.
Madre decía que un bol de fideos podía salvar cualquier día malo. Pero creo que el día de hoy se merece una pequeña celebración con sake. – mi voz suena pausada y melosa.
Ladeo la cabeza hacia arriba para indicarle con este gesto la dirección hacia unos cubos de basura por los que trepábamos cuando éramos niños. El objetivo que teníamos era alcanzar la segunda ventana de la vivienda y subir hasta el tejado. Las vistas de la ciudad eran preciosas dependiendo del momento del día desde ese lugar. Es cierto que hemos dejado de ser lagartijas escurridizas y que con toda probabilidad ya no podríamos tomar esa ruta sin ser vistos por alguien. Pero supongo que crecer no es del todo malo, jamás me habría atrevido a besar a Nyx con mis hormonas de adolescente. Aparto la mirada de nuestro atajo sonriendo con nostalgia. Palpo uno de mis bolsillos en busca de unas monedas sueltas con las que pagar dos cuencos de ramen y una botella de sake para llevar.
-¿Todavía recuerdas tu sitio favorito de Water Seven?-le pregunto con aire curioso mientras nos están sirviendo el pedido. –No sé qué habrá sido de los “refugios” que conquistábamos de niños.- Me encojo de hombros esbozando una expresión divertida a la espera de su respuesta.- Supongo que si queda alguno en pie no sería una mala opción.
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En cuanto nos hemos alejado lo suficiente del peligro, reduzco considerablemente la marcha, comprobando con un rápido y meticuloso vistazo que nadie nos esté observando. Sintiendo que estamos a salvo, termino por detenerme del todo, indicándola con un gesto que la sigo a donde quiera guiarme.
- ¿De qué te conocían esos maleantes? - pregunto con curiosidad - No he podido ver tu combate, pero si oír lo suficiente. ¿Es una historia que quieras contar?
Pasado el momento de euforia, me doy cuenta de que no se prácticamente nada de lo que la ha podido ocurrir en estos últimos años. Soy consciente de que posiblemente habrá muchas experiencias duras, pero incluso si hubiera alguna demasiado oscura, debo conocerla. Después de todo, sigo considerando como mío el pecado que la ha llevado hasta su situación actual. No debería haberla dejado sola.
Sonrío al ver como señala un puesto de fideos cercano. No es mala idea hablar mientras comemos, ya que con que nos apartemos un poco, nadie intentará escuchar a hurtadillas. Asiento con lentitud y la sigo hasta el lugar indicado, dejando que los recuerdos de juventud llenen mi mente con memorias de cuando todo era más fácil... Claro que en realidad nunca lo fue.
- Me parece bien que pidamos algo de comer, pero luego seguramente deberíamos ir a un lugar algo más íntimo. - O como mínimo no quedarnos en el puesto, a menos de un metro del cocinero que nos sirva lo pedido. - Estoy prácticamente seguro de que no hay ningún peligro, pero cuantas menos personas me escuchen ir contra ciertos detalles menores de mi juramento, más seguro sentiré mi cuello.
Dicho esto, terminamos de acercarnos al puesto de fideos, tomando asiento mientras Lily hace el pedido en nombre de ambos... No protesto, después de todo ha pedido justo lo que quería, pero se me hace extraña la tranquilidad con la que se comporta, como si todos estos años no hubieran pasado en lo más absoluto.
- ¿Podría ponernos todo para llevar? Le pagaré los cuencos si existe esa opción - interrumpo al cocinero, aún completamente centrado en la preparación de los platos - De paso añada unos dangos al pedido, parecen haber sido hechos con bastante cariño. - Puedo ver los dulces de reojo, en una pequeña parte del mostrador. Cada palillo tiene cuatro bolas perfectamente envueltos en azúcar.
El cocinero asiente con una sonrisa mientras termina de mezclar los ingredientes. El caldo parece haber sido preparado con varias horas de antelación, quizás incluso días, tal y como mandan las buenas tradiciones. Caldo de pollo y marisco aromatizado con salsa de soja, fideos ondulados, acompañados de pequeñas trazas de algas y espinacas, bambú encurtido, panceta asada, alga nori y naruto. Resulta un menú bastante apetecible. Relamiéndome ante el menú, devuelvo la mirada sobre Lily, sonriendo con naturalizad mientras la observo.
- Se me ocurre un buen lugar, tranquilo y con ciertos recuerdos... Después de todo aún hay varias cosas que necesito saber, y tú también tendrás preguntas que hacer. Pero te cedo la última palabra a la hora de elegir el entorno.
Voy a procurar evitar preguntarla nada al respecto de su ingreso en la revolución. Cuanto menos sepa de la misma, más podré protegerla en caso de que mis superiores descubran este vínculo. Nadie resiste eternamente los interrogatorios del CP, al final siempre terminas diciéndonos lo que deseamos saber, salvo que mueras en el proceso, claro. Además, cabe señalar que tras haber vuelto a prometerla que no desapareceré, morir no es una opción viable.
Finalmente, tras lo que son aproximadamente cinco minutos, el pedido está listo para llevar, en dos cuencos cubiertos con una fina chapa de madera y una bolsa de papel para los dulces, sin olvidar la botella. Sin dudarlo un instante, saco algo de dinero y lo deposito sobre el mostrador, la cantidad exacta más un extra por el favor realizado al prepararnos un pedido para llevar.
- Yo me ocupo. Estoy completamente seguro de que mis jefes me pagan mejor que los tuyos - susurro en un tono cómicamente malicioso - ¿Entonces como queda todo...? ¿Debo seguirte a algún lugar concreto? Puedo ser yo quien guíe nuestros pasos, pero mi última elección, no habla demasiado bien sobre mi capacidad para elegir el lugar correcto al que ir.
- ¿De qué te conocían esos maleantes? - pregunto con curiosidad - No he podido ver tu combate, pero si oír lo suficiente. ¿Es una historia que quieras contar?
Pasado el momento de euforia, me doy cuenta de que no se prácticamente nada de lo que la ha podido ocurrir en estos últimos años. Soy consciente de que posiblemente habrá muchas experiencias duras, pero incluso si hubiera alguna demasiado oscura, debo conocerla. Después de todo, sigo considerando como mío el pecado que la ha llevado hasta su situación actual. No debería haberla dejado sola.
Sonrío al ver como señala un puesto de fideos cercano. No es mala idea hablar mientras comemos, ya que con que nos apartemos un poco, nadie intentará escuchar a hurtadillas. Asiento con lentitud y la sigo hasta el lugar indicado, dejando que los recuerdos de juventud llenen mi mente con memorias de cuando todo era más fácil... Claro que en realidad nunca lo fue.
- Me parece bien que pidamos algo de comer, pero luego seguramente deberíamos ir a un lugar algo más íntimo. - O como mínimo no quedarnos en el puesto, a menos de un metro del cocinero que nos sirva lo pedido. - Estoy prácticamente seguro de que no hay ningún peligro, pero cuantas menos personas me escuchen ir contra ciertos detalles menores de mi juramento, más seguro sentiré mi cuello.
Dicho esto, terminamos de acercarnos al puesto de fideos, tomando asiento mientras Lily hace el pedido en nombre de ambos... No protesto, después de todo ha pedido justo lo que quería, pero se me hace extraña la tranquilidad con la que se comporta, como si todos estos años no hubieran pasado en lo más absoluto.
- ¿Podría ponernos todo para llevar? Le pagaré los cuencos si existe esa opción - interrumpo al cocinero, aún completamente centrado en la preparación de los platos - De paso añada unos dangos al pedido, parecen haber sido hechos con bastante cariño. - Puedo ver los dulces de reojo, en una pequeña parte del mostrador. Cada palillo tiene cuatro bolas perfectamente envueltos en azúcar.
El cocinero asiente con una sonrisa mientras termina de mezclar los ingredientes. El caldo parece haber sido preparado con varias horas de antelación, quizás incluso días, tal y como mandan las buenas tradiciones. Caldo de pollo y marisco aromatizado con salsa de soja, fideos ondulados, acompañados de pequeñas trazas de algas y espinacas, bambú encurtido, panceta asada, alga nori y naruto. Resulta un menú bastante apetecible. Relamiéndome ante el menú, devuelvo la mirada sobre Lily, sonriendo con naturalizad mientras la observo.
- Se me ocurre un buen lugar, tranquilo y con ciertos recuerdos... Después de todo aún hay varias cosas que necesito saber, y tú también tendrás preguntas que hacer. Pero te cedo la última palabra a la hora de elegir el entorno.
Voy a procurar evitar preguntarla nada al respecto de su ingreso en la revolución. Cuanto menos sepa de la misma, más podré protegerla en caso de que mis superiores descubran este vínculo. Nadie resiste eternamente los interrogatorios del CP, al final siempre terminas diciéndonos lo que deseamos saber, salvo que mueras en el proceso, claro. Además, cabe señalar que tras haber vuelto a prometerla que no desapareceré, morir no es una opción viable.
Finalmente, tras lo que son aproximadamente cinco minutos, el pedido está listo para llevar, en dos cuencos cubiertos con una fina chapa de madera y una bolsa de papel para los dulces, sin olvidar la botella. Sin dudarlo un instante, saco algo de dinero y lo deposito sobre el mostrador, la cantidad exacta más un extra por el favor realizado al prepararnos un pedido para llevar.
- Yo me ocupo. Estoy completamente seguro de que mis jefes me pagan mejor que los tuyos - susurro en un tono cómicamente malicioso - ¿Entonces como queda todo...? ¿Debo seguirte a algún lugar concreto? Puedo ser yo quien guíe nuestros pasos, pero mi última elección, no habla demasiado bien sobre mi capacidad para elegir el lugar correcto al que ir.
Lily Morgan
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Podría decirse que me he despistado; aún con las monedas en la mano el peliblanco ha sido más ágil a la hora de abonar la cuenta de la comida. Esbozo una pequeña risa cómplice, aunque la intento cubrir modestamente con mi mano derecha, tras escuchar que considera una mala elección el último destino al que me ha conducido. Bueno, lo cierto es que yo tampoco habría elegido el barrio de los Tenryuubitos como primera opción. Ni el cementerio, claro está, de haber sabido que estaba a punto de reencontrarme con él.
Sopeso una nueva alternativa acariciando mi barbilla con los dedos índice y pulgar. Siento cierta nostalgia por recorrer una vez más el astillero por el que tantos buenos recuerdos formamos juntos. Pero hasta una descerebrada como yo entiende que ese es el último lugar por el que deberíamos encaminar nuestros pasos. No todas las heridas tienen porque cerrarse de golpe el mismo día.
-Te confieso, por si esta información puede resultarte útil en el futuro, que siento predilección por los espacios pequeños. –Mis ojos comienzan a posarse inquietos sobre la muchedumbre que empieza a rodearnos, algo normal teniendo en cuenta que es la hora punta de la comida. Me aterra pensar que un día pueda morir aplastada por una manada de gente. Un creciente malestar me obliga a tomar a Nyx con urgencia del brazo y comenzar a caminar, pese a no tener todavía claro el destino. -Se me ocurre que puedo enseñarte algo mientras comemos y brindamos.- Una sonrisa sincera y alegre emerge de mis labios mientras le doy un pequeño apretón en el brazo aún algo asustada.
Muerdo mi labio con marcado nerviosismo y como viene siendo costumbre para estos casos; una salida se presenta clara y liviana como método de escape. ¡¡La playa!! Sí, estará desierta a estas horas con la bajamar, pero no es sólo por eso. Si la marea no ha terminado por consumirlo durante estos años, había un lugar desde el que cuando la marea estaba en su punto más bajo se podían ver los restos de un barco varado mucho tiempo atrás. Si la memoria no me falla, en una pequeña cavidad entre los acantilados se podía contemplar el navío que en antaño debió lucir glorioso. Era uno de los rinconcitos de esta isla en los que me paraba a meditar a menudo. Muchas veces soñé con reparar a ese viejo y demacrado gigante del mar, pero la falta de dinero y medios me lo impedía. Puede que esa fuese la primera inspiración que me llevó a dibujar un plano de barco.
-No creo que esos tipos me conociesen realmente. Un rumor se hizo popular por los barrios bajos, y me aproveché, eso es todo.- Le miro con esa expresión que uno intenta poner cuando quiere soltar un mentira piadosa, con el rostro completamente rojo por el atrevimiento. Agito una de mis manos para restarle importancia. Al menos yo no les conocía a ellos.- ¿Te has vuelto inmune a los disparos, Nyx-kun?- pregunto con curiosidad saliendo del tema y contemplando los agujeros que han dejado las balas en su vestimenta.
Conforme nos vamos acercando al puerto la humedad se va haciendo más palpable sobre la piel. Atraparía este instante del tiempo si fuese consciente de cómo hacerlo. Sonrío ante la visión del mar en el horizonte y emocionada tomo su mano tirando de él para que aligere el paso. Los pescadores y las familias se han retirado para comer a lo que han aprovechado las gaviotas para hacer lo propio. No me importa en absoluto cubrir mis botas de arena guiando a Nyx por las inmediaciones del acantilado en busca del hueco con el barco varado. Finalmente, una maltrecha popa sobresale llena de agujeros, musgo y flora marina. Como todo buen tesoro dentro de unas horas volverá a estar oculto bajo el mar.
- Una tarde estaba tan enfadada con mi madre que me escapé hasta aquí. No recuerdo por qué fue, pero me senté y en vez de llorar me quedé mirando esta preciosidad. La dibujé y bueno… al día siguiente se me ocurrió que podía echar una mano con los planos en el astillero. Todo tiene un comienzo ¿no?
Suelto su mano con delicadeza y poso mis brazos por detrás de mi espalda a la par que balanceo mis pies con inocencia, dedicándole además una sonrisa sincera. Con paso lento me adentro en el hueco comprobando algún par de rocas planas sobre los cuales poder sentarnos. Luego le hago un ademán con la mano para indicarle que se acerque. Estoy completamente segura de que en este lugar nadie nos molestará. Me siento en la roca depositando ambas manos encima de mis rodillas. No deberían haberse quedado fríos los cuencos de ramen, cuando tengo miedo me consta que puedo llegar a ser bastante rápida. Pero la humedad que aquí se respira invita a degustarlos cuanto antes.
-Me alegra mucho estar contigo, Nyx. Aunque debo confesar que tu muerte tampoco me habría detenido, no sé cómo pero habría encontrado la manera de seguir hablando contigo. -Y eso probablemente habría borrado mis memorias a la larga. –Aprecio mi cordura, o lo que quiera que sea que tengo yo en su lugar, pero no más que tu compañía. -Ruedo los ojos de forma teatral para terminar en una carcajada. Luego mi tono cobra seriedad sin perder la amabilidad que me caracteriza- De ti no sé nada, así que creeré todo cuanto desees contarme.
Es posible que todavía no desee hablar, no es mi intención presionarle y tampoco me sentiría decepcionada si en este reencuentro no hablamos de ello. No entiendo todavía por qué decidió confiar antes en El Gobierno que en mí, pero eso no me hace desviarme de lo que es importante. Él es real.
Sopeso una nueva alternativa acariciando mi barbilla con los dedos índice y pulgar. Siento cierta nostalgia por recorrer una vez más el astillero por el que tantos buenos recuerdos formamos juntos. Pero hasta una descerebrada como yo entiende que ese es el último lugar por el que deberíamos encaminar nuestros pasos. No todas las heridas tienen porque cerrarse de golpe el mismo día.
-Te confieso, por si esta información puede resultarte útil en el futuro, que siento predilección por los espacios pequeños. –Mis ojos comienzan a posarse inquietos sobre la muchedumbre que empieza a rodearnos, algo normal teniendo en cuenta que es la hora punta de la comida. Me aterra pensar que un día pueda morir aplastada por una manada de gente. Un creciente malestar me obliga a tomar a Nyx con urgencia del brazo y comenzar a caminar, pese a no tener todavía claro el destino. -Se me ocurre que puedo enseñarte algo mientras comemos y brindamos.- Una sonrisa sincera y alegre emerge de mis labios mientras le doy un pequeño apretón en el brazo aún algo asustada.
Muerdo mi labio con marcado nerviosismo y como viene siendo costumbre para estos casos; una salida se presenta clara y liviana como método de escape. ¡¡La playa!! Sí, estará desierta a estas horas con la bajamar, pero no es sólo por eso. Si la marea no ha terminado por consumirlo durante estos años, había un lugar desde el que cuando la marea estaba en su punto más bajo se podían ver los restos de un barco varado mucho tiempo atrás. Si la memoria no me falla, en una pequeña cavidad entre los acantilados se podía contemplar el navío que en antaño debió lucir glorioso. Era uno de los rinconcitos de esta isla en los que me paraba a meditar a menudo. Muchas veces soñé con reparar a ese viejo y demacrado gigante del mar, pero la falta de dinero y medios me lo impedía. Puede que esa fuese la primera inspiración que me llevó a dibujar un plano de barco.
-No creo que esos tipos me conociesen realmente. Un rumor se hizo popular por los barrios bajos, y me aproveché, eso es todo.- Le miro con esa expresión que uno intenta poner cuando quiere soltar un mentira piadosa, con el rostro completamente rojo por el atrevimiento. Agito una de mis manos para restarle importancia. Al menos yo no les conocía a ellos.- ¿Te has vuelto inmune a los disparos, Nyx-kun?- pregunto con curiosidad saliendo del tema y contemplando los agujeros que han dejado las balas en su vestimenta.
Conforme nos vamos acercando al puerto la humedad se va haciendo más palpable sobre la piel. Atraparía este instante del tiempo si fuese consciente de cómo hacerlo. Sonrío ante la visión del mar en el horizonte y emocionada tomo su mano tirando de él para que aligere el paso. Los pescadores y las familias se han retirado para comer a lo que han aprovechado las gaviotas para hacer lo propio. No me importa en absoluto cubrir mis botas de arena guiando a Nyx por las inmediaciones del acantilado en busca del hueco con el barco varado. Finalmente, una maltrecha popa sobresale llena de agujeros, musgo y flora marina. Como todo buen tesoro dentro de unas horas volverá a estar oculto bajo el mar.
- Una tarde estaba tan enfadada con mi madre que me escapé hasta aquí. No recuerdo por qué fue, pero me senté y en vez de llorar me quedé mirando esta preciosidad. La dibujé y bueno… al día siguiente se me ocurrió que podía echar una mano con los planos en el astillero. Todo tiene un comienzo ¿no?
Suelto su mano con delicadeza y poso mis brazos por detrás de mi espalda a la par que balanceo mis pies con inocencia, dedicándole además una sonrisa sincera. Con paso lento me adentro en el hueco comprobando algún par de rocas planas sobre los cuales poder sentarnos. Luego le hago un ademán con la mano para indicarle que se acerque. Estoy completamente segura de que en este lugar nadie nos molestará. Me siento en la roca depositando ambas manos encima de mis rodillas. No deberían haberse quedado fríos los cuencos de ramen, cuando tengo miedo me consta que puedo llegar a ser bastante rápida. Pero la humedad que aquí se respira invita a degustarlos cuanto antes.
-Me alegra mucho estar contigo, Nyx. Aunque debo confesar que tu muerte tampoco me habría detenido, no sé cómo pero habría encontrado la manera de seguir hablando contigo. -Y eso probablemente habría borrado mis memorias a la larga. –Aprecio mi cordura, o lo que quiera que sea que tengo yo en su lugar, pero no más que tu compañía. -Ruedo los ojos de forma teatral para terminar en una carcajada. Luego mi tono cobra seriedad sin perder la amabilidad que me caracteriza- De ti no sé nada, así que creeré todo cuanto desees contarme.
Es posible que todavía no desee hablar, no es mi intención presionarle y tampoco me sentiría decepcionada si en este reencuentro no hablamos de ello. No entiendo todavía por qué decidió confiar antes en El Gobierno que en mí, pero eso no me hace desviarme de lo que es importante. Él es real.
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Me dejo llevar por ella, sorprendido por su naturalidad cuando me toma nuevamente del brazo, sigue siendo la misma cabeza loca de hace años, o al menos así es en apariencia. Sin hacer preguntas, la sigo mientras escucho sus palabras, sonriendo ante las mismas cuando me indica que prefiere los lugares cerrados... En realidad, puede que si hayan cambiado algunas cosas. Luego responde a mi pregunta sobre el combate ¿Un rumor? Bueno, no parece creíble pero... Es suficiente. Oculta algo, pero no voy a presionarla para decir nada más, es lo que me he prometido a mí mismo. Si en algún momento llega a estar preparada para hablar, entonces estaré listo para escucharla.
- ¿Inmunidad a las balas? - sonrío ante su siguiente pregunta - Algo por el estilo. Digamos que no debo preocuparme por los ataques de pandilleros comunes, pero ni soy inmortal, ni debo tomarme a mis enemigos a la ligera. Hoy podría haber sido apuñalado de no defenderme, y no debería salir a mar abierto sin un buen flotador. - Es despistada, pero sé que no es tonta... Con esto debería ser suficiente para que entienda lo que me ha ocurrido, o al menos en parte, dado que quiero conservar algo de misterio.
Observo el lugar al que me está guiando. A estas alturas, se me hace casi evidente a donde nos dirigimos, siendo una elección que goza de cierta ironía para nuestra situación actual. El barco varado de la costa este... Para cuando empieza a contar la historia del día en el que lo descubrió, mis labios se curvan divertidos y maliciosos, dibujando una sonrisa que refleja a la perfección estas emociones.
- Conozco esa historia... O bueno, gran parte de ella - respondo en cuanto tengo oportunidad para ello - En aquel entonces, mi mente infantil había decidido que la mejor manera de pagar la deuda, contraída por el supuesto pecado de mi padre y la bondad de tu madre, era vigilar a su tesoro... Así que ese día te vi venir a la playa. Cuando te presentaste en los astilleros al día siguiente, dedicándome una mirada de odio profundo, pensé que me habías descubierto. - Hago una leve pausa, durante la que no puedo evitar reír por lo bajo, recordando aquel extraño día - Dicho así, supongo que puede resultar bastante inquietante ¿No?
No negaré que he cometido muchos errores, pero no acepto ese suceso como uno de ellos. Al principio, solo lo hacía como una especie de estúpida manera a través de la que redimirme, pero más adelante, pasó a convertirse en mi medicina. No era nada parecido a una obsesión, sencillamente quería ayudar a todos los que habían decidido no odiarme por mis supuestos pecados, pero no tenía el valor de hacerlo directamente.
- Posiblemente sea por eso... - comento con un susurro mientras miro alrededor, en busca de algún lugar donde sentarnos - No se si llegaste a saberlo, pero fue de una manera muy parecida el como pasé a formar parte del astillero. Me colaba en este todas las noches, les adelantaba las pocas partes del trabajo que podía entender, sobre todo aquellas que fueran para ayudar en la reconstrucción de viviendas tras el gran incendio... Un día el capataz salió de un barril. Al parecer se había escondido allí para descubrir al duende que les hacía parte del trabajo. Al ver que era yo me tomó como aprendiz, aunque no sin antes perseguirme por medio Water Seven.. - No puedo evitar empezar a reírme al recordar aquel día. - Cuando le vi salir de un barril sucio y grasiento... Pensé que quería matarme, así que mi reacción natural fue correr. No me enteré hasta que logró atraparme de cuáles eran sus intenciones reales.
Finalmente, veo a pocos metros un gran trozo de madera de aproximadamente metro y medio, de aspecto desgastado y enmohecido por el paso de los años, posiblemente arrastrado por la corriente. Tomo asiento sobre un borde del mismo, ofreciendo a Lily el hueco a mi lado mientras la entrego uno de los dos boles de ramen, no quiero que se enfríen. Hecho esto, retiro la tapa de madera del recipiente que me pertenece, y separando previamente los palillos de madera que venían junto al menú, empiezo a degustarlos con tranquilidad, en completo silencio mientras observo el mar, interminable hasta donde llega el horizonte. Aún se me hace extraño volver a estar con ella como si nada.
¿Por dónde debería empezar...? Ha dejado claro que no la importa que partes de mi pasado decida contarla, y aunque en realidad no tengo nada que desee ocultar, hay ciertos detalles que quizás, por su propia seguridad, no debería mencionar. No creo que sea necesario contarla como fui entrenado si no lo pregunta, podría resultar aburrido, y sucede igual con la mayoría de mis misiones... Tampoco necesito dejarla claro que, al menos una vez, he ajusticiado a uno o más de sus camaradas, eso ya lo he dicho antes de "mostrarme" ante ella. En ese caso... ¿Qué me queda?
- Entrenamientos y misiones... Poco más tengo que contar. - Rompo el silencio, pasando a llevarme una nueva porción del ramen a la boca, sorbiendo su sabor mientras pienso. En cuanto se me ocurre algo de lo que hablar, trago la comida. - Te sorprendería saber que no todos los agentes son unos psicópatas,pese a que pueda parecerlo desde el exterior... Claro que, eso te lo está diciendo alguien que ha aprendido a normalizar hasta cierto punto el extremismo, así que quizás sea una opinión ligeramente adulterada. - Sonrío con una clara carga irónica dibujada en mis labios, haciendo una pausa a mis palabras mientras la miro a los ojos - Quiero conseguir poder real, subir cargos... Y quizás entonces lograr cambiar algo desde dentro. Sé que es un sueño prácticamente imposible, pero me gustaría crear un puente para un futuro mejor... Ese siempre ha sido mi sueño, es algo que no ha cambiado, aunque si lo hayan hecho mis métodos para alcanzar el mismo. Lo más irónico es que no tardé demasiado en aceptar mi nueva condición, incluso he llegado a apreciarla como una oportunidad. Sí, es cierto que me obligaron a alistarme para cesar las investigaciones... También es cierto que, de no haberlo hecho, posiblemente me habrían dado razones para unirme al bando contrario, pero así es la vida. Al final gobierno y revolución, marina y piratas, son solo las múltiples caras de un dado trucado. De modo que... puedes preguntarme lo que quieras.
Guardo silencio nuevamente, guiñándola un ojo en el proceso, justo antes de volver a atacar a mi bol de ramen con voracidad. La mezcla de sabores en la boca es excepcional, también resulta un agradable cambio al paladar después de tantos ranchos militares en la base... Tengo que conseguir ascender cuanto antes, tanto por mi libertad de movimientos, como para mejorar mi alimentación.
- Con todo lo vivido... Creo que solo he llegado a sentir auténtico terror cuando volví a Water Seven con mi primer permiso, descubriendo que habías desaparecido de la isla y que lo último que se sabía de ti no era nada tranquiilzador. Pero entiendo que yo lancé la primera piedra, así que perdóname por ello.
- ¿Inmunidad a las balas? - sonrío ante su siguiente pregunta - Algo por el estilo. Digamos que no debo preocuparme por los ataques de pandilleros comunes, pero ni soy inmortal, ni debo tomarme a mis enemigos a la ligera. Hoy podría haber sido apuñalado de no defenderme, y no debería salir a mar abierto sin un buen flotador. - Es despistada, pero sé que no es tonta... Con esto debería ser suficiente para que entienda lo que me ha ocurrido, o al menos en parte, dado que quiero conservar algo de misterio.
Observo el lugar al que me está guiando. A estas alturas, se me hace casi evidente a donde nos dirigimos, siendo una elección que goza de cierta ironía para nuestra situación actual. El barco varado de la costa este... Para cuando empieza a contar la historia del día en el que lo descubrió, mis labios se curvan divertidos y maliciosos, dibujando una sonrisa que refleja a la perfección estas emociones.
- Conozco esa historia... O bueno, gran parte de ella - respondo en cuanto tengo oportunidad para ello - En aquel entonces, mi mente infantil había decidido que la mejor manera de pagar la deuda, contraída por el supuesto pecado de mi padre y la bondad de tu madre, era vigilar a su tesoro... Así que ese día te vi venir a la playa. Cuando te presentaste en los astilleros al día siguiente, dedicándome una mirada de odio profundo, pensé que me habías descubierto. - Hago una leve pausa, durante la que no puedo evitar reír por lo bajo, recordando aquel extraño día - Dicho así, supongo que puede resultar bastante inquietante ¿No?
No negaré que he cometido muchos errores, pero no acepto ese suceso como uno de ellos. Al principio, solo lo hacía como una especie de estúpida manera a través de la que redimirme, pero más adelante, pasó a convertirse en mi medicina. No era nada parecido a una obsesión, sencillamente quería ayudar a todos los que habían decidido no odiarme por mis supuestos pecados, pero no tenía el valor de hacerlo directamente.
- Posiblemente sea por eso... - comento con un susurro mientras miro alrededor, en busca de algún lugar donde sentarnos - No se si llegaste a saberlo, pero fue de una manera muy parecida el como pasé a formar parte del astillero. Me colaba en este todas las noches, les adelantaba las pocas partes del trabajo que podía entender, sobre todo aquellas que fueran para ayudar en la reconstrucción de viviendas tras el gran incendio... Un día el capataz salió de un barril. Al parecer se había escondido allí para descubrir al duende que les hacía parte del trabajo. Al ver que era yo me tomó como aprendiz, aunque no sin antes perseguirme por medio Water Seven.. - No puedo evitar empezar a reírme al recordar aquel día. - Cuando le vi salir de un barril sucio y grasiento... Pensé que quería matarme, así que mi reacción natural fue correr. No me enteré hasta que logró atraparme de cuáles eran sus intenciones reales.
Finalmente, veo a pocos metros un gran trozo de madera de aproximadamente metro y medio, de aspecto desgastado y enmohecido por el paso de los años, posiblemente arrastrado por la corriente. Tomo asiento sobre un borde del mismo, ofreciendo a Lily el hueco a mi lado mientras la entrego uno de los dos boles de ramen, no quiero que se enfríen. Hecho esto, retiro la tapa de madera del recipiente que me pertenece, y separando previamente los palillos de madera que venían junto al menú, empiezo a degustarlos con tranquilidad, en completo silencio mientras observo el mar, interminable hasta donde llega el horizonte. Aún se me hace extraño volver a estar con ella como si nada.
¿Por dónde debería empezar...? Ha dejado claro que no la importa que partes de mi pasado decida contarla, y aunque en realidad no tengo nada que desee ocultar, hay ciertos detalles que quizás, por su propia seguridad, no debería mencionar. No creo que sea necesario contarla como fui entrenado si no lo pregunta, podría resultar aburrido, y sucede igual con la mayoría de mis misiones... Tampoco necesito dejarla claro que, al menos una vez, he ajusticiado a uno o más de sus camaradas, eso ya lo he dicho antes de "mostrarme" ante ella. En ese caso... ¿Qué me queda?
- Entrenamientos y misiones... Poco más tengo que contar. - Rompo el silencio, pasando a llevarme una nueva porción del ramen a la boca, sorbiendo su sabor mientras pienso. En cuanto se me ocurre algo de lo que hablar, trago la comida. - Te sorprendería saber que no todos los agentes son unos psicópatas,pese a que pueda parecerlo desde el exterior... Claro que, eso te lo está diciendo alguien que ha aprendido a normalizar hasta cierto punto el extremismo, así que quizás sea una opinión ligeramente adulterada. - Sonrío con una clara carga irónica dibujada en mis labios, haciendo una pausa a mis palabras mientras la miro a los ojos - Quiero conseguir poder real, subir cargos... Y quizás entonces lograr cambiar algo desde dentro. Sé que es un sueño prácticamente imposible, pero me gustaría crear un puente para un futuro mejor... Ese siempre ha sido mi sueño, es algo que no ha cambiado, aunque si lo hayan hecho mis métodos para alcanzar el mismo. Lo más irónico es que no tardé demasiado en aceptar mi nueva condición, incluso he llegado a apreciarla como una oportunidad. Sí, es cierto que me obligaron a alistarme para cesar las investigaciones... También es cierto que, de no haberlo hecho, posiblemente me habrían dado razones para unirme al bando contrario, pero así es la vida. Al final gobierno y revolución, marina y piratas, son solo las múltiples caras de un dado trucado. De modo que... puedes preguntarme lo que quieras.
Guardo silencio nuevamente, guiñándola un ojo en el proceso, justo antes de volver a atacar a mi bol de ramen con voracidad. La mezcla de sabores en la boca es excepcional, también resulta un agradable cambio al paladar después de tantos ranchos militares en la base... Tengo que conseguir ascender cuanto antes, tanto por mi libertad de movimientos, como para mejorar mi alimentación.
- Con todo lo vivido... Creo que solo he llegado a sentir auténtico terror cuando volví a Water Seven con mi primer permiso, descubriendo que habías desaparecido de la isla y que lo último que se sabía de ti no era nada tranquiilzador. Pero entiendo que yo lancé la primera piedra, así que perdóname por ello.
- OFF:
- Disculpa si algunos segmentos han quedado ligeramente caóticos, perdí el post casi al completo y lo he re-hecho sobre sus cenizas.
Lily Morgan
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Mi mano derecha cubre mis labios, y parte de mis coloradas mejillas, no puedo parar de reír ante los recuerdos confesados por Nyx. Me pregunto qué clase de cosas vio de mí, nunca he sido una niña demasiado típica. Me desplazo de mi roca para tomar asiento a su lado, sobre el pedazo de madera que ha encontrado. Luego estiro mis brazos para alcanzar el cuenco de ramen que me ofrece, separo los palillos y voy degustándome en atrapar en primer lugar las verduras. Me limito a comer despacio y, sin perder de vista esos ojos púrpuras tan hechizantes, escucho cada una de sus palabras.
Ha tomado un camino complicado. El Gobierno no es reticente a los cambios, más bien se esfuerzan por todo lo contrario hasta el límite de corroerles el poder y el control. No quiero ni imaginar qué sucedería si alguna de las acciones futuras de Nyx llegasen a ser interpretadas en contra de sus intereses. Dentro de la Revolución se le podría dar el soporte necesario para que su propósito tuviese una carta blanca de escape. Pero por ahora es un agente que cumple órdenes, esto implica que ya ha tenido encontronazos con varios revolucionarios y que no dudarían en apostar en su contra si sus tratos con El Gobierno se torciesen. Enemigos al frente y a la espalda… Mi rostro se torna preocupado a la luz de los acontecimientos y tras entender sus verdaderas intenciones. Tengo que encontrar la forma de protegerle si eso llegase a suceder.
-Nuestros caminos nunca serán fáciles ¿no?- termino agregando al final de su relato con una sonrisa amable.- Como si corriésemos por distintas calles del mismo laberinto…
Me consta por lo que he visto, y lo que ha terminado contándome, que en estos años Nyx se ha hecho muy fuerte y espera continuar siéndolo en el futuro. Dejo mi cuenco de ramen a un lado, subo mis piernas para abrazarlas y deposito la cabeza sobre el hombro del peliblanco.
- No supe controlarme Nyx… tu desaparición significaba que otra persona bien apreciada en mi corazón me había sido arrebatada. Sin posibilidad de lucha, un día despierto y la peor de mis pesadillas se ha hecho realidad por tercera vez. Primero por una desgracia natural, luego una enfermedad y finalmente un secuestro.-Emito un suspiro a la par que giro mi cabeza con los mofletes sonrosados contra su hombro. Aprovecho la cercanía para dejarme impregnar por su fragancia corporal. Todavía deseo omitirle las partes desagradables de mi historia; pero si termina enterándose, que lo hará, no le esconderé la verdad de lo que me sucedió cuando desapareció.- Si al menos hubiese tenido algo a lo que llorarle… Y entonces comprendí que mi misión sería hacer que os sintieseis orgullosos de mí.
Me reincorporo lentamente de su hombro para volver junto a mi cuenco de ramen, inicio con timidez varios pinchacitos para devorarlos posteriormente con gran voracidad. Están riquísimos, mi expresión facial es de verdadero jubilo en cuanto se deslizan por mi garganta, soltando en el proceso un pequeño gritito de agrado. Este tipo de cosas son por las que uno considera que han pasado décadas en regresar al hogar. Echo un vistazo a la botella de sake perfectamente encorchada y no puedo evitar resistirme a abrirla ofreciéndole al peliblanco el primer trago.
- Esto… Nyx-kun…-le llamo con suavidad en un medio susurro como si se tratase de un secreto.- ¿C-c-crees que ya podemos hacer cosas de personas mayores? - le indico con un tono de voz prudente llevándome un dedo sobre el labio, que le confiere cierto toque infantil a mis palabras, pese a estar sosteniendo una botella de alcohol. Agacho la cabeza con una mirada inocente puesta sobre el peliblanco –Es hora de que dejemos de comportarnos como unos críos ¿no?-Decido acercarme hasta su oreja consciente de que mi pulso se ha acelerado.- Dicen que se puede descubrir el alma de una persona cuando se comparte hasta el último trago de una botella de sake. ¿Quieres que desnude mi alma al completo, para ti? – Con suavidad me aparto de su oreja y alzo mi dedo meñique en señal de juramento con una sonrisa amplia y un subido color en las mejillas.- Además, las promesas más puras se celebran con sake.
Ha tomado un camino complicado. El Gobierno no es reticente a los cambios, más bien se esfuerzan por todo lo contrario hasta el límite de corroerles el poder y el control. No quiero ni imaginar qué sucedería si alguna de las acciones futuras de Nyx llegasen a ser interpretadas en contra de sus intereses. Dentro de la Revolución se le podría dar el soporte necesario para que su propósito tuviese una carta blanca de escape. Pero por ahora es un agente que cumple órdenes, esto implica que ya ha tenido encontronazos con varios revolucionarios y que no dudarían en apostar en su contra si sus tratos con El Gobierno se torciesen. Enemigos al frente y a la espalda… Mi rostro se torna preocupado a la luz de los acontecimientos y tras entender sus verdaderas intenciones. Tengo que encontrar la forma de protegerle si eso llegase a suceder.
-Nuestros caminos nunca serán fáciles ¿no?- termino agregando al final de su relato con una sonrisa amable.- Como si corriésemos por distintas calles del mismo laberinto…
Me consta por lo que he visto, y lo que ha terminado contándome, que en estos años Nyx se ha hecho muy fuerte y espera continuar siéndolo en el futuro. Dejo mi cuenco de ramen a un lado, subo mis piernas para abrazarlas y deposito la cabeza sobre el hombro del peliblanco.
- No supe controlarme Nyx… tu desaparición significaba que otra persona bien apreciada en mi corazón me había sido arrebatada. Sin posibilidad de lucha, un día despierto y la peor de mis pesadillas se ha hecho realidad por tercera vez. Primero por una desgracia natural, luego una enfermedad y finalmente un secuestro.-Emito un suspiro a la par que giro mi cabeza con los mofletes sonrosados contra su hombro. Aprovecho la cercanía para dejarme impregnar por su fragancia corporal. Todavía deseo omitirle las partes desagradables de mi historia; pero si termina enterándose, que lo hará, no le esconderé la verdad de lo que me sucedió cuando desapareció.- Si al menos hubiese tenido algo a lo que llorarle… Y entonces comprendí que mi misión sería hacer que os sintieseis orgullosos de mí.
Me reincorporo lentamente de su hombro para volver junto a mi cuenco de ramen, inicio con timidez varios pinchacitos para devorarlos posteriormente con gran voracidad. Están riquísimos, mi expresión facial es de verdadero jubilo en cuanto se deslizan por mi garganta, soltando en el proceso un pequeño gritito de agrado. Este tipo de cosas son por las que uno considera que han pasado décadas en regresar al hogar. Echo un vistazo a la botella de sake perfectamente encorchada y no puedo evitar resistirme a abrirla ofreciéndole al peliblanco el primer trago.
- Esto… Nyx-kun…-le llamo con suavidad en un medio susurro como si se tratase de un secreto.- ¿C-c-crees que ya podemos hacer cosas de personas mayores? - le indico con un tono de voz prudente llevándome un dedo sobre el labio, que le confiere cierto toque infantil a mis palabras, pese a estar sosteniendo una botella de alcohol. Agacho la cabeza con una mirada inocente puesta sobre el peliblanco –Es hora de que dejemos de comportarnos como unos críos ¿no?-Decido acercarme hasta su oreja consciente de que mi pulso se ha acelerado.- Dicen que se puede descubrir el alma de una persona cuando se comparte hasta el último trago de una botella de sake. ¿Quieres que desnude mi alma al completo, para ti? – Con suavidad me aparto de su oreja y alzo mi dedo meñique en señal de juramento con una sonrisa amplia y un subido color en las mejillas.- Además, las promesas más puras se celebran con sake.
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Continúo degustando con tranquilidad el ramen, procurando tomar un poco de cada ingrediente con cada nuevo pellizco al cuenco. Tendría que estar ciego para no ver la preocupación reflejada en el rostro de Lily, pero no es algo que pueda cambiar... Abandonar nunca fue una opción real, no al menos con mi nivel actual de poder. Pese a todo lo ocurrido, aún sigo viendo mi situación actual como una gran oportunidad, y aunque comprendo que desde fuera pueda ser vista como una locura sin sentido, podríamos usar esas mismas palabras para definir gran parte de mi vida. Nada nuevo bajo el sol.
- Todo estará bien mientras tengamos claras las normas del juego y como romperlas, a fin de cuentas siempre existe la posibilidad de superar un laberinto atravesando las paredes. - Dejando un instante los palillos, la aparto un mechón de cabello con sutileza, jugando con su atención sobre mí mientras la observo - Soy incapaz de imaginarnos plenamente satisfechos con una vida sencilla, ¿no resultaría demasiado aburrido?
Parece ser la chispa necesaria para comenzar a hablar sobre lo que la llevó a alistarse en el movimiento revolucionario, y sus palabras son como un jarro de agua fría sobre la cabeza. Siempre he sabido que gran parte de la culpa sobre sus decisiones recaía sobre mis actos, pero escucharlo de primera mano no deja de resultar indirectamente hiriente, pero… ¿Sentirnos orgullosos por luchar del lado de la revolución? Desconozco cuál sería la opinión de su padre, y preguntarle a su madre sobre la misma sería, probablemente, un desperdicio de tiempo... Pero resulta evidente que en mi caso no es algo por lo que enorgullecerse. Por más que algo se haga con la intención de cambiar el mundo a mejor, si se ha hecho de manera voluntaria, y sus métodos incluyen acciones tan rastreras como arrastrar a ciudadanos a la guerra, atacar no solo a puestos corruptos, si no a aquellos cuyo poder no es válido según sus ideales y finalmente acudir a las mismas bajezas que, “el enemigo", con tal de poder enfrentarlo... Resulta evidente que no es la opción correcta. Pero sigue siendo culpa mía, por no haber estado ahí para detenerla a tiempo, aunque... ¿Habría sido capaz? Mientras pienso en ello, termino el cuenco de ramen, dejándolo apoyado sobre el suelo.
- Espero no encontrarme nunca con tu reclutador... – pronuncio con un tono completamente sereno. No es una elección casual de palabras. Siempre he procurado ejecutar mis encargos con completa profesionalidad, la venganza no debe tener cabida en ellos o terminaría siendo corrompido... Pero no podría evitar disfrutar rompiendo su cuerpo y alma de la manera más cruel posible. Es un terreno peligroso.
No resulta demasiado difícil sacarme de mis fantasías asesinas, solo precisa de un inocente susurro y una perfectamente mal interpretable pregunta para lograrlo. De haber seguido comiendo probablemente me habría atragantado, pero en lugar de eso sencillamente alzo una ceja con la duda reflejada en el rostro, ahora mismo mi cerebro está funcionando a mil por hora. Puedo recordar que, antes de desaparecer, Lily ya solía acudir a ciertos juegos de palabras "impropios" pero... Me ha tomado por sorpresa, y no deja un solo respiro entre cada insinuación.
Finalmente logro sonreír con fingida inocencia, disfruto de estos juegos tanto o más de lo que ella parece hacerlo. Siempre me han gustado los juegos de palabras, los dobles sentidos y su malinterpretación. Es algo que se ha potenciado con el paso de los años, ganándose mi interés si Lily está implicada… O más bien, dado el sentido de sus palabras, siendo mi mayor interés el que sea ella implicada. Acepto la botella que me entrega y la doy un pequeño trago, volviendo a dejarla en sus manos mientras el alcohol se desliza por mi garganta.
- Una celebración, sake, promesas de adultos y un enlace de cuerpos... Suena interesante - Digo mientras entrelazo mi meñique con el suyo, aprovechando esa situación para atraerla tirando con suavidad, invitándola a sentarse sobre mi regazo - Dime que nueva promesa quieres forjar, y procura no quedar demasiado perjudicada por la bebida, o de lo contrario no podremos disfrutar del postre... Aunque también podríamos empezar directamente por el último plato, así evitaríamos estropear su pureza. - Dejo caer mi mirada por el contorno de su rostro hasta la altura de los labios. Desde la barbilla, lo que continúa el descenso es mi mano libre, dejándola caer a modo de caricia por su cuello, hombros y espalda, volviendo a fijar la mirada directamente sobre sus pupilas - Lo ideal sería un punto intermedio, la perfecta mezcla entre euforia y autocontrol, que permitiese saborear su dulzura sin nublar el gusto. Diría que por ahora un par de tragos son suficientes. - La caricia continúa hasta donde termina su espalda, y más allá de la misma... Concretamente hasta recoger una bolsa situada tras nuestro asiento improvisado, donde aún se encuentran los dangos que, acompañando el gesto con una mirada inocente, la ofrezco tomar. - Eso no ha cambiado bunny, si muerdes primero… yo lo haré inmediatamente después – finalizo, sin abandonar el doble sentido culinario de mis palabras.
- Todo estará bien mientras tengamos claras las normas del juego y como romperlas, a fin de cuentas siempre existe la posibilidad de superar un laberinto atravesando las paredes. - Dejando un instante los palillos, la aparto un mechón de cabello con sutileza, jugando con su atención sobre mí mientras la observo - Soy incapaz de imaginarnos plenamente satisfechos con una vida sencilla, ¿no resultaría demasiado aburrido?
Parece ser la chispa necesaria para comenzar a hablar sobre lo que la llevó a alistarse en el movimiento revolucionario, y sus palabras son como un jarro de agua fría sobre la cabeza. Siempre he sabido que gran parte de la culpa sobre sus decisiones recaía sobre mis actos, pero escucharlo de primera mano no deja de resultar indirectamente hiriente, pero… ¿Sentirnos orgullosos por luchar del lado de la revolución? Desconozco cuál sería la opinión de su padre, y preguntarle a su madre sobre la misma sería, probablemente, un desperdicio de tiempo... Pero resulta evidente que en mi caso no es algo por lo que enorgullecerse. Por más que algo se haga con la intención de cambiar el mundo a mejor, si se ha hecho de manera voluntaria, y sus métodos incluyen acciones tan rastreras como arrastrar a ciudadanos a la guerra, atacar no solo a puestos corruptos, si no a aquellos cuyo poder no es válido según sus ideales y finalmente acudir a las mismas bajezas que, “el enemigo", con tal de poder enfrentarlo... Resulta evidente que no es la opción correcta. Pero sigue siendo culpa mía, por no haber estado ahí para detenerla a tiempo, aunque... ¿Habría sido capaz? Mientras pienso en ello, termino el cuenco de ramen, dejándolo apoyado sobre el suelo.
- Espero no encontrarme nunca con tu reclutador... – pronuncio con un tono completamente sereno. No es una elección casual de palabras. Siempre he procurado ejecutar mis encargos con completa profesionalidad, la venganza no debe tener cabida en ellos o terminaría siendo corrompido... Pero no podría evitar disfrutar rompiendo su cuerpo y alma de la manera más cruel posible. Es un terreno peligroso.
No resulta demasiado difícil sacarme de mis fantasías asesinas, solo precisa de un inocente susurro y una perfectamente mal interpretable pregunta para lograrlo. De haber seguido comiendo probablemente me habría atragantado, pero en lugar de eso sencillamente alzo una ceja con la duda reflejada en el rostro, ahora mismo mi cerebro está funcionando a mil por hora. Puedo recordar que, antes de desaparecer, Lily ya solía acudir a ciertos juegos de palabras "impropios" pero... Me ha tomado por sorpresa, y no deja un solo respiro entre cada insinuación.
Finalmente logro sonreír con fingida inocencia, disfruto de estos juegos tanto o más de lo que ella parece hacerlo. Siempre me han gustado los juegos de palabras, los dobles sentidos y su malinterpretación. Es algo que se ha potenciado con el paso de los años, ganándose mi interés si Lily está implicada… O más bien, dado el sentido de sus palabras, siendo mi mayor interés el que sea ella implicada. Acepto la botella que me entrega y la doy un pequeño trago, volviendo a dejarla en sus manos mientras el alcohol se desliza por mi garganta.
- Una celebración, sake, promesas de adultos y un enlace de cuerpos... Suena interesante - Digo mientras entrelazo mi meñique con el suyo, aprovechando esa situación para atraerla tirando con suavidad, invitándola a sentarse sobre mi regazo - Dime que nueva promesa quieres forjar, y procura no quedar demasiado perjudicada por la bebida, o de lo contrario no podremos disfrutar del postre... Aunque también podríamos empezar directamente por el último plato, así evitaríamos estropear su pureza. - Dejo caer mi mirada por el contorno de su rostro hasta la altura de los labios. Desde la barbilla, lo que continúa el descenso es mi mano libre, dejándola caer a modo de caricia por su cuello, hombros y espalda, volviendo a fijar la mirada directamente sobre sus pupilas - Lo ideal sería un punto intermedio, la perfecta mezcla entre euforia y autocontrol, que permitiese saborear su dulzura sin nublar el gusto. Diría que por ahora un par de tragos son suficientes. - La caricia continúa hasta donde termina su espalda, y más allá de la misma... Concretamente hasta recoger una bolsa situada tras nuestro asiento improvisado, donde aún se encuentran los dangos que, acompañando el gesto con una mirada inocente, la ofrezco tomar. - Eso no ha cambiado bunny, si muerdes primero… yo lo haré inmediatamente después – finalizo, sin abandonar el doble sentido culinario de mis palabras.
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Nuestros dedos se entrelazan en una acción que Nyx aprovecha para atraerme hacia él y en la que me ofrece sus piernas como asiento. Sosteniendo la botella, de la cual ya se ha servido, me deleito en esta distancia que ahora nos separa. Siento su respiración increíblemente cerca de mí y mi corazón bombea con energía estremeciéndome ante la posibilidad de que surja un contacto físico en los próximos segundos.
Su mano se desliza por mi rostro, embelesada trato de seguirla agradeciendo de buen grado el arrumaco. Mi piel se eriza disfrutando del momento como si aguardase esas caricias que atraviesan mi cuerpo desde antaño. Asiento a sus palabras antes de darle un sorbo largo a la botella de sake y guardar el resto pero sin poner el tapón de nuevo. El licor recorre mi garganta de forma ardiente y energizante. Cuando uno va a desnudar su alma no tiene por qué ser de forma brusca, se puede permitir hacer un striptease.
- Prometo darte un beso en la sien cuando te duela la cabeza y dibujarte una sonrisa siempre que te vea.
Llevo mi mano hacia sus cabellos con la intención de acariciarlos. Mi dedo se desliza por el contorno de su rostro hasta llegar a la barbilla y ahí se posa sobre su labio inferior. Luego miro hacia uno de los dangos con gesto travieso mientras una idea provocativa pasa por mi mente. Lo sostengo justo delante de su boca, le doy un pequeño mordisco desde mi perspectiva con el que no llega a desprenderse del palillo. Faltaría que él mordiese...
- Con cierto gusto probaré primero, incluso si eso implica morder veneno y, de ser así, ¿de verdad morderás inmediatamente después? -pregunto con tono pícaro.
No puedo evitar que mi mirada observe sus labios con deseo esperando una posible acción a mis palabras. Agacho la cabeza y me recuesto contra su pecho para sentir el latido de su corazón. Es una sensación cálida e irreal casi inimaginable desde que las cosas entre nosotros cambiaron de forma tan radical.
- Prometo…-se hace el silencio –resonar con fuerza si tu corazón se llena de oscuridad. Incluso cuando la lluvia torrencial pretenda sepultarnos, no permitiré que derrames ni una sola lágrima. Daré el primer mordisco y así siempre nos quedará el postre... puro, dulce, sin que nuble el gusto. Como a ti te gusta.
Muerdo mi labio restregándome contra su pecho algo intranquila. En todo momento me he encargado de seguir sosteniendo nuestros dedos meñiques entrelazados. Es muy importante para mí demostrarle el compromiso que se desprende de cada una de mis palabras. Pero ahora ha llegado su turno. Deposito ambas manos sobre su rostro, desuniendo nuestros dedos para que él tome la iniciativa como desee, con una sonrisa maliciosa y sin ocultar la perversión de mis intenciones.
-Oh vamos, quítate al menos esa camiseta que cubre tu alma... ¿Qué me prometes tú, mi glotón? Acabo de darle un mordisco a tu otro lado. Debería prepararme para una terrible contra.
Su mano se desliza por mi rostro, embelesada trato de seguirla agradeciendo de buen grado el arrumaco. Mi piel se eriza disfrutando del momento como si aguardase esas caricias que atraviesan mi cuerpo desde antaño. Asiento a sus palabras antes de darle un sorbo largo a la botella de sake y guardar el resto pero sin poner el tapón de nuevo. El licor recorre mi garganta de forma ardiente y energizante. Cuando uno va a desnudar su alma no tiene por qué ser de forma brusca, se puede permitir hacer un striptease.
- Prometo darte un beso en la sien cuando te duela la cabeza y dibujarte una sonrisa siempre que te vea.
Llevo mi mano hacia sus cabellos con la intención de acariciarlos. Mi dedo se desliza por el contorno de su rostro hasta llegar a la barbilla y ahí se posa sobre su labio inferior. Luego miro hacia uno de los dangos con gesto travieso mientras una idea provocativa pasa por mi mente. Lo sostengo justo delante de su boca, le doy un pequeño mordisco desde mi perspectiva con el que no llega a desprenderse del palillo. Faltaría que él mordiese...
- Con cierto gusto probaré primero, incluso si eso implica morder veneno y, de ser así, ¿de verdad morderás inmediatamente después? -pregunto con tono pícaro.
No puedo evitar que mi mirada observe sus labios con deseo esperando una posible acción a mis palabras. Agacho la cabeza y me recuesto contra su pecho para sentir el latido de su corazón. Es una sensación cálida e irreal casi inimaginable desde que las cosas entre nosotros cambiaron de forma tan radical.
- Prometo…-se hace el silencio –resonar con fuerza si tu corazón se llena de oscuridad. Incluso cuando la lluvia torrencial pretenda sepultarnos, no permitiré que derrames ni una sola lágrima. Daré el primer mordisco y así siempre nos quedará el postre... puro, dulce, sin que nuble el gusto. Como a ti te gusta.
Muerdo mi labio restregándome contra su pecho algo intranquila. En todo momento me he encargado de seguir sosteniendo nuestros dedos meñiques entrelazados. Es muy importante para mí demostrarle el compromiso que se desprende de cada una de mis palabras. Pero ahora ha llegado su turno. Deposito ambas manos sobre su rostro, desuniendo nuestros dedos para que él tome la iniciativa como desee, con una sonrisa maliciosa y sin ocultar la perversión de mis intenciones.
-Oh vamos, quítate al menos esa camiseta que cubre tu alma... ¿Qué me prometes tú, mi glotón? Acabo de darle un mordisco a tu otro lado. Debería prepararme para una terrible contra.
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Sigue mis movimientos sin dudarlo, demostrando que cada una de sus palabras pasadas eran completamente verídicas. Resulta extraña la rapidez con la que puede cambiar todo. Ayer mismo seguía mi búsqueda desesperada, mirando debajo de cada piedra con tal de encontrarla. Hoy, no solo he dado con ella, si no que ha cumplido todos mis deseos de un modo que nunca habría pensado.
Procuro acomodarme sobre nuestro asiento improvisado mientras la escucho, atento a cada uno de sus susurros y movimientos. A parte de su voz, lo único que puedo escuchar es la brisa marina, acompañada del suave oleaje que acaricia la costa, acunándola con una suave marea que, a causa de su subida, se encuentra mucho más cerca de nosotros ahora mismo. Nuestro encuentro, el paseo, declaraciones, combates... Han pasado muchas cosas, pero solo ahora, al observar el oleaje y ver como el sol empieza a ocultarse tras el mismo, acompañado por oscuras nubes de tormenta de las que acabo de percatarme, es cuando me hago consciente de todo el tiempo que ha pasado.
Sonrío ante el tono pícaro empleado al preguntarme si mordería algo envenenado si ella se implicara. Entiendo el mensaje oculto, y por eso sencillamente muerdo la porción restante de Dango, masticándola con tranquilidad, disfrutando de su sabor. Tanto la acción tomada como el brillo de mis ojos responden de la misma manera "¿Acaso dudas que lo haría?". Ya mordí una manzana claramente envenenada por su bien en el pasado.
La recojo entre los brazos cuando se refugia en mi pecho, acariciando su cabeza mientras la observo, aún escuchando sus palabras... Su pulso está acelerado, y casi parece que sus palabras pudieran comenzar a entrecortarse nuevamente en cualquier momento. Pero pese a la aparente paz que reflejan sus acciones, las palabras que emite son algo más... Provocadoras. Así que mientras termina de hablar, doy un nuevo bocado a mi brocheta de dangos, relamiéndome los labios para cuando ella ha terminado de hablar, momento en que la entrego los dulces restantes, dejándola acomodarse mientras posa las manos sobre mi rostro.
- ¿Esas son tus promesas? Son arriesgadas, pero solo me queda creer en ti, es lo mínimo... - digo en un susurro - Entonces yo haré todo lo posible por no volver a faltar a tu lado. Me esforzaré por darte días de paz, y si lo deseas, noches de tormenta... Si he de derramar alguna lágrima lo haré solo ante ti, porque eres la única que merece esa confianza, y por qué creo en tus palabras al decir que podrás consolarme. - Hago un breve silencio, que aprovecho para robarla un fugaz beso. - Y que, por más que deba adentrarme en las sombras, siempre guardaré para ti una llama imperecedera, junto a los pecado que desees compartir conmigo...
Lo que acabo de decir es... Increíblemente empalagoso, por que negarlo. Pero son parte de las palabras que ya me arrepentí de no haberla dicho hace años, y no soy dado a cometer dos veces los mismos errores. No quiero volver a arrepentirme de mi cobardía, por más que pueda resultar egoísta.
Procuro acomodarme sobre nuestro asiento improvisado mientras la escucho, atento a cada uno de sus susurros y movimientos. A parte de su voz, lo único que puedo escuchar es la brisa marina, acompañada del suave oleaje que acaricia la costa, acunándola con una suave marea que, a causa de su subida, se encuentra mucho más cerca de nosotros ahora mismo. Nuestro encuentro, el paseo, declaraciones, combates... Han pasado muchas cosas, pero solo ahora, al observar el oleaje y ver como el sol empieza a ocultarse tras el mismo, acompañado por oscuras nubes de tormenta de las que acabo de percatarme, es cuando me hago consciente de todo el tiempo que ha pasado.
Sonrío ante el tono pícaro empleado al preguntarme si mordería algo envenenado si ella se implicara. Entiendo el mensaje oculto, y por eso sencillamente muerdo la porción restante de Dango, masticándola con tranquilidad, disfrutando de su sabor. Tanto la acción tomada como el brillo de mis ojos responden de la misma manera "¿Acaso dudas que lo haría?". Ya mordí una manzana claramente envenenada por su bien en el pasado.
La recojo entre los brazos cuando se refugia en mi pecho, acariciando su cabeza mientras la observo, aún escuchando sus palabras... Su pulso está acelerado, y casi parece que sus palabras pudieran comenzar a entrecortarse nuevamente en cualquier momento. Pero pese a la aparente paz que reflejan sus acciones, las palabras que emite son algo más... Provocadoras. Así que mientras termina de hablar, doy un nuevo bocado a mi brocheta de dangos, relamiéndome los labios para cuando ella ha terminado de hablar, momento en que la entrego los dulces restantes, dejándola acomodarse mientras posa las manos sobre mi rostro.
- ¿Esas son tus promesas? Son arriesgadas, pero solo me queda creer en ti, es lo mínimo... - digo en un susurro - Entonces yo haré todo lo posible por no volver a faltar a tu lado. Me esforzaré por darte días de paz, y si lo deseas, noches de tormenta... Si he de derramar alguna lágrima lo haré solo ante ti, porque eres la única que merece esa confianza, y por qué creo en tus palabras al decir que podrás consolarme. - Hago un breve silencio, que aprovecho para robarla un fugaz beso. - Y que, por más que deba adentrarme en las sombras, siempre guardaré para ti una llama imperecedera, junto a los pecado que desees compartir conmigo...
Lo que acabo de decir es... Increíblemente empalagoso, por que negarlo. Pero son parte de las palabras que ya me arrepentí de no haberla dicho hace años, y no soy dado a cometer dos veces los mismos errores. No quiero volver a arrepentirme de mi cobardía, por más que pueda resultar egoísta.
Lily Morgan
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Mis ojos se agrandan conmovidos sin tener idea de qué decir o hacer a continuación. Y es entonces cuando él decide plantarme un beso prometiéndome que: «Guardará para mí una llama imperecedera». La determinación de sus palabras me arranca de los labios una sonrisa boba. A lo mejor las promesas de los adultos no son tan diferentes a las de los niños, después de todo. Es como si al fin hubiese conseguido librarme de una gran losa con la que no he tenido más remedio que cargar estos años.
- Menos mal. – agrego, el rubor se hace patente en mis mejillas. –Tus promesas me dan valor para seguir creyendo en la humanidad. Existe una forma de regresar.
Desvío la mirada con vergüenza. Mi madre no estaba equivocada cuando afirmaba que la voluntad podía cambiar los corazones de la gente. Incluso la de aquellos dispuestos a cometer atrocidades impensables. No dejo de sentir que la verdadera Revolución se encuentra ahí, en detenerse ante la llamada hacia la oscuridad. ¡¡Eso es brillante, todavía queda esperanza en esta guerra!! Si tan solo supiese cómo hacerlo…
Pese a mantenerme en silencio, en mi interior está naciendo una llama que durante meses había permanecido dormida. Oh Nyx, compañero… no te haces a la idea de cuánto te he necesitado. ¿Qué es un “Maker” sin su musa? Tomo otro sorbo de la botella de sake con ímpetu y me pongo en pie. El aire en esta gruta es diferente, mucho más denso. ¿Es posible que esté cambiando el tiempo? Eso quiere decir que, dentro de poco, comenzará a cubrirse de agua de nuevo y que nos enterrará junto al barco si no nos movemos.
- Quiero presentarte a alguien. Antes de que sea demasiado tarde. – suelto de repente, con una sonrisa tímida y la vista puesta en el cielo.
Me giro dispuesta a iniciar mis pasos, pero tropiezo conmigo misma y caigo de bruces contra la arena húmeda. Para no preocupar a mi acompañante, alzo el dedo índice sin perder la sonrisa con la intención de indicarle que: «Estoy bien». Palpo entre mis bolsillos uno de los rotuladores, alegrándome cuando consigo dar con él entre el resto de cosas que guardo. Me levanto de un salto en dirección hacia la proa del barco encallado. Deslizo la mano por la enmohecida figura del mascarón. El tiempo no ha sido clemente con ella; rota por algunas partes, ha dejado de conservar sus extremidades. Antaño fue un dragón orgulloso del que ahora tan solo quedan dientes partidos y escamas desgastadas.
- Mi pobre explorador… -Mi rostro se contrae por unos segundos apenado. – ¿Y si pudiese revivir lo que ha sido destruido? –Echo la mano hacia un bolsillo para sacar una libreta y me apresuro en hacer el dibujo de un conejo. Doy un toquecito sobre la hoja, aguardando con alegría su llegada. Del papel brota la tinta, dando relieve a un pequeño conejo de expresión vacilona. Camino hacia Nyx con el conejo entre las manos como si fuese mi mayor tesoro. –Te presento a mi ayudante. Algún día todo cuanto acontece en mi imaginación será real y, cuando eso suceda, podré salvar el mundo a mi manera. Pero las tormentas ponen los pelos de punta a cualquiera y a Bunny-Bum todavía más…- Un escalofrío recorre mi cuerpo con solo mencionarlo. Guiño un ojo al peliblanco y añado. –Ha llegado el momento de que abandonemos uno de mis escondites favoritos, es su hora de morir para que siga siendo secreto.
- Menos mal. – agrego, el rubor se hace patente en mis mejillas. –Tus promesas me dan valor para seguir creyendo en la humanidad. Existe una forma de regresar.
Desvío la mirada con vergüenza. Mi madre no estaba equivocada cuando afirmaba que la voluntad podía cambiar los corazones de la gente. Incluso la de aquellos dispuestos a cometer atrocidades impensables. No dejo de sentir que la verdadera Revolución se encuentra ahí, en detenerse ante la llamada hacia la oscuridad. ¡¡Eso es brillante, todavía queda esperanza en esta guerra!! Si tan solo supiese cómo hacerlo…
Pese a mantenerme en silencio, en mi interior está naciendo una llama que durante meses había permanecido dormida. Oh Nyx, compañero… no te haces a la idea de cuánto te he necesitado. ¿Qué es un “Maker” sin su musa? Tomo otro sorbo de la botella de sake con ímpetu y me pongo en pie. El aire en esta gruta es diferente, mucho más denso. ¿Es posible que esté cambiando el tiempo? Eso quiere decir que, dentro de poco, comenzará a cubrirse de agua de nuevo y que nos enterrará junto al barco si no nos movemos.
- Quiero presentarte a alguien. Antes de que sea demasiado tarde. – suelto de repente, con una sonrisa tímida y la vista puesta en el cielo.
Me giro dispuesta a iniciar mis pasos, pero tropiezo conmigo misma y caigo de bruces contra la arena húmeda. Para no preocupar a mi acompañante, alzo el dedo índice sin perder la sonrisa con la intención de indicarle que: «Estoy bien». Palpo entre mis bolsillos uno de los rotuladores, alegrándome cuando consigo dar con él entre el resto de cosas que guardo. Me levanto de un salto en dirección hacia la proa del barco encallado. Deslizo la mano por la enmohecida figura del mascarón. El tiempo no ha sido clemente con ella; rota por algunas partes, ha dejado de conservar sus extremidades. Antaño fue un dragón orgulloso del que ahora tan solo quedan dientes partidos y escamas desgastadas.
- Mi pobre explorador… -Mi rostro se contrae por unos segundos apenado. – ¿Y si pudiese revivir lo que ha sido destruido? –Echo la mano hacia un bolsillo para sacar una libreta y me apresuro en hacer el dibujo de un conejo. Doy un toquecito sobre la hoja, aguardando con alegría su llegada. Del papel brota la tinta, dando relieve a un pequeño conejo de expresión vacilona. Camino hacia Nyx con el conejo entre las manos como si fuese mi mayor tesoro. –Te presento a mi ayudante. Algún día todo cuanto acontece en mi imaginación será real y, cuando eso suceda, podré salvar el mundo a mi manera. Pero las tormentas ponen los pelos de punta a cualquiera y a Bunny-Bum todavía más…- Un escalofrío recorre mi cuerpo con solo mencionarlo. Guiño un ojo al peliblanco y añado. –Ha llegado el momento de que abandonemos uno de mis escondites favoritos, es su hora de morir para que siga siendo secreto.
Shingetsu Nyx
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Akuma no mi
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Inesperadamente, emito una pequeña carcajada como respuesta a su primera frase. No trato de faltarla el respeto o herirla, y eso se nota tanto en el gesto de mi rostro, como en la rapidez con la que escondo mi desliz al silenciarme con un dedo sobre los labios. Ha pasado demasiado tiempo que escuché a alguien defender a la humanidad y su futuro. ¿Tan bajo hemos caído?
- Supongo... Que sí que existe cierta esperanza - respondo, con el tono más dulce que soy capaz de expresar.
La observo ponerse en pie, momento que aprovecho para estirarme y desentumecer mi cuerpo, demasiado tiempo estático en una misma posición. No puedo evitar quedar ensimismado con sus movimientos. Quizás sean sencillos, solo camina en dirección a el barco varado, pero en mis ojos, ahora mismo representa lo más puro que existe, algo demasiado cercano a una diosa. Además, no deja de ser una buena oportunidad para observar el movimiento de sus caderas.
Por eso no me preocupo cuando, tropezando con un obstáculo inexistente, o quizás sus propios pies, cae contra el suelo. No se ha hecho daño, tal y como indica con rapidez, elevando una mano como aviso. Y yo puedo seguir observándola con detenimiento, disfrutando de los pasos previos antes de volver a ponerse en pie. Siempre procurando no ser detectado por su mirada.
Una vez llega al mascarón podrido y abandonado del barco, yo mismo me pongo en pie para dirigirme a su lado. Principalmente para no alejarme demasiado de ella, después de haberla encontrado es lo último que quiero. Pero también para observar de cerca lo que sea que quiera enseñarme. ¿Tendrá algo que ver con el barco? Sé que siempre ha sentido un incomprensible amor por estos amasijos de madera, por eso no me extrañaría que me sorprendiera con algún nuevo truco. Pero lo que ocurre...
Al principio sencillamente saca un estuche y papel. Comienza a dibujar un pequeño personaje caricaturesco, el cual recuerdo perfectamente de nuestra infancia "Bunny-Bum". Nada raro, hasta que este sale del papel y se coloca sobre sus manos, como tinta tangible y viviente "Akuma no mi". No esperaba que ella también hubiera conseguido una habilidad demoniaca en este tiempo, y mucho menos una que la encajara tan bien.
- Puedes dar vida a tus creaciones... - No salgo de mi ensimismamiento, acariciando con curiosidad al pequeño conejo bípedo - Es sólido hasta cierto punto... ¿Esto es lo que has hecho mientras no te observaba? Me refiero al combate de hace un rato. - Lejos de asustarme o inquietarme, me parece precioso... Ante todo y pese a ser un agente del gobierno, también soy un inventor. Curioso por naturaleza, creador y descubridor... Y ella puede darle vida al arte. - Ahora mismo te admiro y envidio a partes iguales. Las posibilidades de esto son... Están muy por encima de lo que mi "Demonio" es capaz de hacer.
Llevado por el entusiasmo, he acabado por mencionar sin querer mi propia Akuma no Mi... Es cierto que, entre los disparos recibidos y sus preguntas al respecto, ya resultaba bastante evidente que pudiera deberse al poder de una logia, pero quería seguir guardándolo en secreto por un tiempo. Abandonando esa idea, junto ambas manos y empiezo a hacer que la cal surja de las mismas. Primero, sencillamente la dejo caer en forma arenosa, permitiendo que se filtre entre mis dedos, mostrando que soy capaz de generarla a voluntad... Luego creo una pequeña esfera, compuesta del elemento en estado sólido.
- Procura no tocarla directamente. Con la cantidad de humedad en el aire de por aquí... Te expondrías a quemaduras químicas bastante molestas - Dicho esto absorbo mi pequeña creación - Estoy hecho de esto. Es increíblemente versátil, e irónicamente útil para un agente como yo... Pero lo cambiaría por algo como lo tuyo, bueno, no exactamente el tuyo. Soy un desastre en todo lo referido a la pintura...
Creación, el poder supremo lo mires por donde lo mires. Si es como pienso, los únicos límites que tiene ahora mismo son su imaginación y creatividad. Y Lily Morgan puede ser muchas cosas, entre las que habría que mencionar patosa y quizás algo cabeza-hueca... Pero es posiblemente la mente más creativa y soñadora que nunca he conocido. Y eso... Es el piropo más grande que podría dedicarle nunca a nadie. Claro que no voy a decirlo en alto, no por ahora. Principalmente por que acaba de caerme una gota de agua en la frente, indicativo de que la tormenta está a punto de empezar.
- ¡Está empezando a llover!. - Señalo efusivamente, como si no resultara bastante evidente - Es culpa mía, pese a que me lo habías advertido, me he distraído. - El tono culpable de mis palabras, pierde toda su credibilidad (que ya era poca) al contrastarlo con la enorme sonrisa en mi rostro. - ¿Dónde nos resguardamos? ¿El barco, alguna gruta de la bahía, o corremos hasta la ciudad aunque nos empapemos? Personalmente desconfiaría de la primera opción.
- Supongo... Que sí que existe cierta esperanza - respondo, con el tono más dulce que soy capaz de expresar.
La observo ponerse en pie, momento que aprovecho para estirarme y desentumecer mi cuerpo, demasiado tiempo estático en una misma posición. No puedo evitar quedar ensimismado con sus movimientos. Quizás sean sencillos, solo camina en dirección a el barco varado, pero en mis ojos, ahora mismo representa lo más puro que existe, algo demasiado cercano a una diosa. Además, no deja de ser una buena oportunidad para observar el movimiento de sus caderas.
Por eso no me preocupo cuando, tropezando con un obstáculo inexistente, o quizás sus propios pies, cae contra el suelo. No se ha hecho daño, tal y como indica con rapidez, elevando una mano como aviso. Y yo puedo seguir observándola con detenimiento, disfrutando de los pasos previos antes de volver a ponerse en pie. Siempre procurando no ser detectado por su mirada.
Una vez llega al mascarón podrido y abandonado del barco, yo mismo me pongo en pie para dirigirme a su lado. Principalmente para no alejarme demasiado de ella, después de haberla encontrado es lo último que quiero. Pero también para observar de cerca lo que sea que quiera enseñarme. ¿Tendrá algo que ver con el barco? Sé que siempre ha sentido un incomprensible amor por estos amasijos de madera, por eso no me extrañaría que me sorprendiera con algún nuevo truco. Pero lo que ocurre...
Al principio sencillamente saca un estuche y papel. Comienza a dibujar un pequeño personaje caricaturesco, el cual recuerdo perfectamente de nuestra infancia "Bunny-Bum". Nada raro, hasta que este sale del papel y se coloca sobre sus manos, como tinta tangible y viviente "Akuma no mi". No esperaba que ella también hubiera conseguido una habilidad demoniaca en este tiempo, y mucho menos una que la encajara tan bien.
- Puedes dar vida a tus creaciones... - No salgo de mi ensimismamiento, acariciando con curiosidad al pequeño conejo bípedo - Es sólido hasta cierto punto... ¿Esto es lo que has hecho mientras no te observaba? Me refiero al combate de hace un rato. - Lejos de asustarme o inquietarme, me parece precioso... Ante todo y pese a ser un agente del gobierno, también soy un inventor. Curioso por naturaleza, creador y descubridor... Y ella puede darle vida al arte. - Ahora mismo te admiro y envidio a partes iguales. Las posibilidades de esto son... Están muy por encima de lo que mi "Demonio" es capaz de hacer.
Llevado por el entusiasmo, he acabado por mencionar sin querer mi propia Akuma no Mi... Es cierto que, entre los disparos recibidos y sus preguntas al respecto, ya resultaba bastante evidente que pudiera deberse al poder de una logia, pero quería seguir guardándolo en secreto por un tiempo. Abandonando esa idea, junto ambas manos y empiezo a hacer que la cal surja de las mismas. Primero, sencillamente la dejo caer en forma arenosa, permitiendo que se filtre entre mis dedos, mostrando que soy capaz de generarla a voluntad... Luego creo una pequeña esfera, compuesta del elemento en estado sólido.
- Procura no tocarla directamente. Con la cantidad de humedad en el aire de por aquí... Te expondrías a quemaduras químicas bastante molestas - Dicho esto absorbo mi pequeña creación - Estoy hecho de esto. Es increíblemente versátil, e irónicamente útil para un agente como yo... Pero lo cambiaría por algo como lo tuyo, bueno, no exactamente el tuyo. Soy un desastre en todo lo referido a la pintura...
Creación, el poder supremo lo mires por donde lo mires. Si es como pienso, los únicos límites que tiene ahora mismo son su imaginación y creatividad. Y Lily Morgan puede ser muchas cosas, entre las que habría que mencionar patosa y quizás algo cabeza-hueca... Pero es posiblemente la mente más creativa y soñadora que nunca he conocido. Y eso... Es el piropo más grande que podría dedicarle nunca a nadie. Claro que no voy a decirlo en alto, no por ahora. Principalmente por que acaba de caerme una gota de agua en la frente, indicativo de que la tormenta está a punto de empezar.
- ¡Está empezando a llover!. - Señalo efusivamente, como si no resultara bastante evidente - Es culpa mía, pese a que me lo habías advertido, me he distraído. - El tono culpable de mis palabras, pierde toda su credibilidad (que ya era poca) al contrastarlo con la enorme sonrisa en mi rostro. - ¿Dónde nos resguardamos? ¿El barco, alguna gruta de la bahía, o corremos hasta la ciudad aunque nos empapemos? Personalmente desconfiaría de la primera opción.
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Parece que he atrapado la atención del peliblanco con mi amigo de tinta. Sabía que cautivaría la ilusión en sus ojos, al demostrarle que el pequeño conejo puede estrecharle la mano personalmente y responder ante sus caricias. Siempre se siente una punzada en el corazón al ver de nuevo a un viejo amigo, pero todavía más si éste intenta abrazar tu dedo. Sonrío con confianza durante el reencuentro hasta que menciona algo de un "demonio". Mi semblante se torna preocupado, pero a la par expectante, esperando a que se explique mejor.
De sus manos aparece algo parecido a la arena, pero de un tono mucho más blancuzco, danza libremente hasta formar una esfera. «¿Qué es lo que estoy mirando?». Me pregunto con impaciencia y curiosidad. Nyx me advierte que podría resultar peligroso si lo tocase. Mis ojos se agrandan ante semejante revelación. Su demonio se vuelve más peligroso con el agua, mientras que el mío en cambio, se disuelve. Pero si, además, puede tornarse en algo tan compacto como la esfera, puede salvarle la vida y ser responsable de cosas tan increíbles como resistir el impacto de balas.
-Es algo tan simple como asombroso. –comento, a la par que giro la cabeza para observarlo desde diferentes ángulos.
En cuanto Nyx percibe que ya ha comenzado a llover, instintivamente coloco una de mis palmas encima de la cabeza de Bunny-Bum. No soy muy ducha en cuanto al clima pero, y espero equivocarme, estas nubes que se forman de repente son las que apenas te dan cuartel para buscar un refugio.
-Supongo que se terminó el pic-nic por hoy. –bromeo, encogiéndome de hombros con aire resuelto. –Me temo que, si no abandonamos a este viejo navío, no podrá resucitar como es debido. Por otra parte, las grutas de la bahía se irán inundando por completo con la subida del mar y la lluvia… por lo que la última opción que nos queda es… ¿Salir corriendo y decir: «¡¡ Jerónimo !!»?
Mis ojos se clavan asustados en los del peliblanco, casi deseando que su maravillosa cabecita tenga un plan mejor. Bunny-Bum ha levantado una pata mostrando su determinación a salir corriendo con la amenazante tormenta sobre su cabeza. Mientras sigo esperando, desde el fondo de mi corazón, que se le ocurra otro plan; subo a Bunny-Bum al cuello de mi camisa y le ofrezco mi mano al peliblanco, con la intención de que si no nos queda otra salir corriendo a su señal.
De sus manos aparece algo parecido a la arena, pero de un tono mucho más blancuzco, danza libremente hasta formar una esfera. «¿Qué es lo que estoy mirando?». Me pregunto con impaciencia y curiosidad. Nyx me advierte que podría resultar peligroso si lo tocase. Mis ojos se agrandan ante semejante revelación. Su demonio se vuelve más peligroso con el agua, mientras que el mío en cambio, se disuelve. Pero si, además, puede tornarse en algo tan compacto como la esfera, puede salvarle la vida y ser responsable de cosas tan increíbles como resistir el impacto de balas.
-Es algo tan simple como asombroso. –comento, a la par que giro la cabeza para observarlo desde diferentes ángulos.
En cuanto Nyx percibe que ya ha comenzado a llover, instintivamente coloco una de mis palmas encima de la cabeza de Bunny-Bum. No soy muy ducha en cuanto al clima pero, y espero equivocarme, estas nubes que se forman de repente son las que apenas te dan cuartel para buscar un refugio.
-Supongo que se terminó el pic-nic por hoy. –bromeo, encogiéndome de hombros con aire resuelto. –Me temo que, si no abandonamos a este viejo navío, no podrá resucitar como es debido. Por otra parte, las grutas de la bahía se irán inundando por completo con la subida del mar y la lluvia… por lo que la última opción que nos queda es… ¿Salir corriendo y decir: «¡¡ Jerónimo !!»?
Mis ojos se clavan asustados en los del peliblanco, casi deseando que su maravillosa cabecita tenga un plan mejor. Bunny-Bum ha levantado una pata mostrando su determinación a salir corriendo con la amenazante tormenta sobre su cabeza. Mientras sigo esperando, desde el fondo de mi corazón, que se le ocurra otro plan; subo a Bunny-Bum al cuello de mi camisa y le ofrezco mi mano al peliblanco, con la intención de que si no nos queda otra salir corriendo a su señal.
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