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Impel Down, diez de la mañana.
- Dexter y Asderdeker:
- Estáis enfrente de las puertas de la justicia, esperando a que os abran y os permitan entrar a la famosa cárcel. Un oficial salta hacia el barco y se acerca hacia vosotros con mirada seria.
-Shichibukais, ¿qué hacéis y qué queréis? -Pregunta de forma seria- No recuerdo que se os haya pedido que paséis por aquí.
No tiene muchas intenciones de dejaros entrar, o eso parece por la mirada de desprecio que os dirige. Asderdeker... ¿no sientes más hambre de lo normal? Y ese oficial está bastante gordito, jugoso.
- Kyle:
- ¿Qué día de mierda para patrullar por las puertas de la justicia, no? Saltas junto al oficial ya que te está entrenando para proseguir tu... carrera... por Impel Down. ¿Por qué estás enfrente de dos Shichibukais?
- Kogáto:
- Estás dormido y te das cuenta de una cosa. Odias a Shun. ¿No hay mucho que hacer en una cárcel cerrada, no?
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Asder se encontraba en frente de las puertas de la justicia de Impel Down. Al parecer había viajado junto al otro Shichibukai, Dexter. Estaban allí para sacar a Kogáto y ya de paso, darle una lección a aquel sucio mentiroso. El pirata no tenía cara de estar de buen humor y por si fuera poco, tenía mucha hambre. A penas iba vestido con tan solo unos pantalones azules, nada más. Tenía el cabello largo y sucio, sus hombros eran negros y sus brazos verdes de lagarto. En su mano derecha un cuchillo gigantesco y en la izquierda un grandioso tenedor.
Un oficial regordete saltó al barco, preguntando que hacían allí. Asder empezó a mirarlo de arriba a abajo y en su imaginación, aquel hombre parecía transformarse en un grandioso trozo de pescado asado. Sacudió la cabeza y volvió a verlo normal, mientras sacaba una sonrisa algo sádica.
- Vengo a por Kogáto. Tengo cuentas pendientes con él, así que ábreme la puerta.
Parecía darle una orden a aquel oficial, como si no le importase su posición. Iba a machacar a aquel traidor mentiroso y también descubriría la verdad. Cada vez estaba más enfadado y tenía más hambre, lo mejor sería no cabrear a la bestia.
Un oficial regordete saltó al barco, preguntando que hacían allí. Asder empezó a mirarlo de arriba a abajo y en su imaginación, aquel hombre parecía transformarse en un grandioso trozo de pescado asado. Sacudió la cabeza y volvió a verlo normal, mientras sacaba una sonrisa algo sádica.
- Vengo a por Kogáto. Tengo cuentas pendientes con él, así que ábreme la puerta.
Parecía darle una orden a aquel oficial, como si no le importase su posición. Iba a machacar a aquel traidor mentiroso y también descubriría la verdad. Cada vez estaba más enfadado y tenía más hambre, lo mejor sería no cabrear a la bestia.
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Y de un saltó acabé en la cubierta de aquel barco. Era totalmente distinto al último barco pirata en el que había estado, pero la sensación era completamente igual. Querer ser libre y estar con amigos, divirtiéndose; y no aquella tensión innecesaria de la marina. Ya desde hacía mucho me había dado cuenta de que aquel no era mi lugar, necesitaba otra vida, una como la de Naia.
Miré enfrente de mí y vi cómo mi oficial se dirigía a aquellos dos piratas como shichibukais. ¿Qué hacían allí sin ser llamados? Se supone que solo vienen a lugares protegidos por la marina y el gobierno cuando son llamados. O también, cómo no, cuando quieren algo.
Sonreí y me dirigí a mi superior con toda la seguridad del mundo tras lo que dijo uno de ellos.
- Señor, mis disculpas. Hace cuestión de un par de horas recibimos un comunicado avisándonos sobre su llegada. Pensé que ya le habría llegado el aviso. Si me permite, les puedo guiar hasta su destino.
Mentí. Era nuevo por ahí y siempre podía decir que me había equivocado de personas. Como mucho me dirían que no era apto para ser guardia de aquel lugar, pero eso era algo que yo ya sabía bastante bien. Mientras esperaba la respuesta de mi oficial pasé la mano por mi revuelto pelo blanco para ordenarlo un poco, mostrando una sonrisa incluso más infantil e inocente que antes.
Miré enfrente de mí y vi cómo mi oficial se dirigía a aquellos dos piratas como shichibukais. ¿Qué hacían allí sin ser llamados? Se supone que solo vienen a lugares protegidos por la marina y el gobierno cuando son llamados. O también, cómo no, cuando quieren algo.
Sonreí y me dirigí a mi superior con toda la seguridad del mundo tras lo que dijo uno de ellos.
- Señor, mis disculpas. Hace cuestión de un par de horas recibimos un comunicado avisándonos sobre su llegada. Pensé que ya le habría llegado el aviso. Si me permite, les puedo guiar hasta su destino.
Mentí. Era nuevo por ahí y siempre podía decir que me había equivocado de personas. Como mucho me dirían que no era apto para ser guardia de aquel lugar, pero eso era algo que yo ya sabía bastante bien. Mientras esperaba la respuesta de mi oficial pasé la mano por mi revuelto pelo blanco para ordenarlo un poco, mostrando una sonrisa incluso más infantil e inocente que antes.
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La Joya se detuvo frente a las puertas de la Justicia. Ante el Shichibukai, Impel Down se alzaba. Su compañero Asderdeker parecía impaciente por entrar a la prisión, aunque no acababa de entender el por qué. ¿De verdad deseaba arriesgar su vida para que Jin se salvara? Aquel estúpido psicópata... "Psicópata y amigo", dijo de repente una voz en su cabeza, y su gesto se suavizó. De pronto, detenidos y listos para solicitar la salida de aquel loco, una pareja de Marines saltó al barco, un oficial y un muchacho joven de aspecto distraído.
-Shichibukais, ¿qué hacéis y qué queréis? -Preguntó de forma seria el oficial- No recuerdo que se os haya pedido que paséis por aquí.
¿En serio era necesaria esa pregunta? Un hombre de la tripulación de Asderdeker, la Bestia salvaje había sido apresado y llevado hasta ahí, ¿Y esperaban que se quedaran de brazos cruzados? Cada vez Dexter estaba de peor humor, y ya cansado de las idioteces del gobierno para fingir que se mantenía unido cuando estaba más resquebrajado que nunca estuvo a punto de explotar. Pero el chaval de pronto habló, explicándole que venían sobre aviso. Mentira, sin duda, pero calmó el ansia homicida que empezaba a tener el Shichibukai, y los malos humores de su acompañante.
-¿Que qué hemos venido a hacer?- dijo, con una voz sosegada, dando un paso al frente, poniéndose frente a él-. Habéis metido en esa prisión cochambrosa a mi primer oficial, ¿Y aún te atreves a preguntármelo?- sus ojos tronaron repentinamente, y volvieron a su tonalidad gris habitual, sólo para que pudiera gritar-. ¡Mira, alfeñique vestido de marinerito! ¡He matado a un Yonkou y derrotado a otro, he parado la guerra contra los Gyojins en Mariejoa y ahora tengo que estar aquí en vez de en el restaurante flotante del East Blue que he reservado para dentro de tres horas! ¡Así que me da igual que no nos hayan llamado! ¡Me da igual tu puta cara! ¡Si no sacas a Jin Surfer de esa cárcel lo vais a pagar muy caro!- acercó lentamente la boca a su oído, y en un tono frío, casi glacial, continuó-. Te lo prometo- alejó la cara del hombre, y terminó-. Así que trae aquí a los Almirantes, al Alcaide o a quien sea, y saca a Jin Surfer de ahí. Y no volváis a tocar a uno de mis hombres. ¿Entendido?
Se dio un momento la vuelta, y miró a Asderdeker, a su lado.
-Tengo comida y bebida en las bodegas. Mientras sacan a Kogáto nos podemos tomar algo- cuando terminara todo aquello hablaría con Jin sobre eso de que se hiciera llamar Kogáto, pero de momento tenía que sacarlo de ahí.
-Shichibukais, ¿qué hacéis y qué queréis? -Preguntó de forma seria el oficial- No recuerdo que se os haya pedido que paséis por aquí.
¿En serio era necesaria esa pregunta? Un hombre de la tripulación de Asderdeker, la Bestia salvaje había sido apresado y llevado hasta ahí, ¿Y esperaban que se quedaran de brazos cruzados? Cada vez Dexter estaba de peor humor, y ya cansado de las idioteces del gobierno para fingir que se mantenía unido cuando estaba más resquebrajado que nunca estuvo a punto de explotar. Pero el chaval de pronto habló, explicándole que venían sobre aviso. Mentira, sin duda, pero calmó el ansia homicida que empezaba a tener el Shichibukai, y los malos humores de su acompañante.
-¿Que qué hemos venido a hacer?- dijo, con una voz sosegada, dando un paso al frente, poniéndose frente a él-. Habéis metido en esa prisión cochambrosa a mi primer oficial, ¿Y aún te atreves a preguntármelo?- sus ojos tronaron repentinamente, y volvieron a su tonalidad gris habitual, sólo para que pudiera gritar-. ¡Mira, alfeñique vestido de marinerito! ¡He matado a un Yonkou y derrotado a otro, he parado la guerra contra los Gyojins en Mariejoa y ahora tengo que estar aquí en vez de en el restaurante flotante del East Blue que he reservado para dentro de tres horas! ¡Así que me da igual que no nos hayan llamado! ¡Me da igual tu puta cara! ¡Si no sacas a Jin Surfer de esa cárcel lo vais a pagar muy caro!- acercó lentamente la boca a su oído, y en un tono frío, casi glacial, continuó-. Te lo prometo- alejó la cara del hombre, y terminó-. Así que trae aquí a los Almirantes, al Alcaide o a quien sea, y saca a Jin Surfer de ahí. Y no volváis a tocar a uno de mis hombres. ¿Entendido?
Se dio un momento la vuelta, y miró a Asderdeker, a su lado.
-Tengo comida y bebida en las bodegas. Mientras sacan a Kogáto nos podemos tomar algo- cuando terminara todo aquello hablaría con Jin sobre eso de que se hiciera llamar Kogáto, pero de momento tenía que sacarlo de ahí.
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Los ojos de Kogáto empezaron a abrirse lentamente en la oscuridad de aquel sitio, notaba como los clavos de Kairouseki le impedían moverse además de aquel asqueroso aire infectado que respiraba. El moreno sentía los quejidos de los demás tipos que había por allí, no había demasiado debido a que no mucha gente tenía el precio que tenía él. El poco tiempo que llevaba el moreno en la prisión había bastado para trastornarse un poco, no paraba de repetirse múltiples veces en su cabeza “Soy Jin, Soy Jin, Yo soy Jin” el odio que encima sentía por ese maldito cazador del diablo era increíble, nunca antes había pisado una maldita prisión desde dentro de una celda. Era una pena que conociera un poco las instalaciones debido a la visita que hizo en su tiempo como agente del cipher pol 3 junto a Shiroi.
- Lo noto en mi interior…
Dijo en un leve susurro mientras empezaba a marearse un poco “Soy Jin…” La voz en su cabeza no paraba de revolotearle. Ese sitio a decir verdad era horrible pero algo le decía que pronto iba a salir de ahí, Madara no tardaría en enterarse y entrar, lo que no esperaba era lo que estaba a punto de ocurrir, estaba demasiado débil para saber mediante su mantra quién estaba a punto de entrar. “No eres Jin” Escuchó de repente en su cabeza mientras abría los ojos como platos. “¿Quién eres?” Se estaba volviendo loco al parecer, hablaba solo en su cabeza como si tuviese alguien más con él. “Jin”
- Lo noto en mi interior…
Dijo en un leve susurro mientras empezaba a marearse un poco “Soy Jin…” La voz en su cabeza no paraba de revolotearle. Ese sitio a decir verdad era horrible pero algo le decía que pronto iba a salir de ahí, Madara no tardaría en enterarse y entrar, lo que no esperaba era lo que estaba a punto de ocurrir, estaba demasiado débil para saber mediante su mantra quién estaba a punto de entrar. “No eres Jin” Escuchó de repente en su cabeza mientras abría los ojos como platos. “¿Quién eres?” Se estaba volviendo loco al parecer, hablaba solo en su cabeza como si tuviese alguien más con él. “Jin”
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Impel Down, diez de la mañana.
- Dexter, Asderdeker y Kyle:
- El Marine baja la cabeza, asustado de la situación. Mira a Kyle con rabia y le suelta un empujón. Eso te va a costar una noche en su camarote para que pueda llegar a perdonarte.
-¡Dejadlos entrar! -Grita, mientras las puertas se abren- Dirigios hacia el Alcaide y ahí habláis con él. Si él lo permite, por mi parte estará bien, señores Shichibukais. Él es la autoridad máxima y yo no tengo voto ni palabra. -Dice asustado.
Solo tenéis que entrar y seguir un pasillo con pegatinas de gatos hasta un despacho, donde está sentado el Alcaide acariciando a uno de ellos, o eso os explica el oficial. Está fuera, ubicado cerca de la entrada al primer nivel. Vais hacia allí y entráis.
-Nyan, ¿qué hacéis aquí? -Os pregunta sorprendido, frunciendo el ceño.- Nyan, sois los Shichibukais. -Exclama frunciendo aún más el ceño.- ¿Qué queréis? -Exclama una vez más, ya serio y sin su tono nyan. Esta vez, se levanta de detrás de su escritorio y apaga los fondos de pantalla.
Podéis observar que hay como cincuenta gatos en ese despacho tan grande. Por lo demás, no hay nada raro, solo seis espadones de Kairoseki atrás suyo y... Una Saijo Wazamono encima de su mesa. Encima están acostados veinte gatos.- Spoiler:
- Kogáto:
- ¿Crees poder pensar algo más que ser Jin? Si solo piensas eso, acabarás aburriéndote. Te fijas en que abren tu celda y se queda abierta. ¿Qué está pasando? No hay nadie alrededor, la puerta se abre y ya está.
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Al parecer Dexter había asustado al oficial, que cedió ante la presencia de los dos Shichibukais y Asder seguía teniendo hambre. Unas puertas se abrieron y entraron por un pasillo lleno de pegatinas de gatos. Un rugido se escuchó de repente, como si un león cabreado se quejase. Era el estómago de la bestia. El despacho del alcalde estaba lleno de poster y demás cosas de gatos, aquel tipo era realmente extraño.
Aún más extraño fue su voz, que intentaba imitar el maullido de un gato. Asder soltó una pequeña risilla, mientra soltaba un verdadero maullido, como si de un gatito monoso intentase llamar la atención. Para el era un desafío, un combate de imitaciones donde el pirata era todo un experto. Aunque bueno, no era momento de tonterías. Su cara se volvió seria y miró de arriba a abajo al alcalde, mientras le ordenaba traerle a su ex-compañero.
- Trae a Kogáto aquí y ahora. Rápido. - Dijo mientras sus ojos rojos se lanzaban contra los del alcaide.
Parecía desafiarle, tenía intenciones de conseguir al traidor fuese como fuese y por eso estaba allí. No iba a irse de aquel lugar si conseguir lo que quería y lo mejor era dárselo, un Asder con hambre y de mal humor es un peligro para la sociedad.
- Tengo que hablar con él. - Aclaró la Bestia.
Ahora se relamió los labios, viendo como detrás de aquella mole habían seis espadones preciosos que llamaban la atención del pirata. Dijese lo que fuera aquel alcalde, Asder haría su movimiento. Con una simple palabra se movería a la velocidad del sonido hacia la espalda del hombretón, para estar más cerca de aquellos espadones. Si se lo permitían, claro.
- ¡Bang~!
Aún más extraño fue su voz, que intentaba imitar el maullido de un gato. Asder soltó una pequeña risilla, mientra soltaba un verdadero maullido, como si de un gatito monoso intentase llamar la atención. Para el era un desafío, un combate de imitaciones donde el pirata era todo un experto. Aunque bueno, no era momento de tonterías. Su cara se volvió seria y miró de arriba a abajo al alcalde, mientras le ordenaba traerle a su ex-compañero.
- Trae a Kogáto aquí y ahora. Rápido. - Dijo mientras sus ojos rojos se lanzaban contra los del alcaide.
Parecía desafiarle, tenía intenciones de conseguir al traidor fuese como fuese y por eso estaba allí. No iba a irse de aquel lugar si conseguir lo que quería y lo mejor era dárselo, un Asder con hambre y de mal humor es un peligro para la sociedad.
- Tengo que hablar con él. - Aclaró la Bestia.
Ahora se relamió los labios, viendo como detrás de aquella mole habían seis espadones preciosos que llamaban la atención del pirata. Dijese lo que fuera aquel alcalde, Asder haría su movimiento. Con una simple palabra se movería a la velocidad del sonido hacia la espalda del hombretón, para estar más cerca de aquellos espadones. Si se lo permitían, claro.
- ¡Bang~!
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Mi oficial me empujó como en todas aquellas noches especiales; que bonitos recuerdos, entrenando a la luz de la luna. Bueno. Esbocé una sonrisa mientras miraba de reojo a los Shichibukais y les seguía a sus espaldas hasta el interior de aquella cárcel. Sinceramente que viniera alguien que no fuera directo a su celda era un acontecimiento, de normal era bastante aburrido estar en aquel lugar.
Me había pasado por el despacho del Alcaide en contadas ocasiones: cuando llegué para presentar mi solicitud, para un par de recados y poco más. Hay que decir que, aunque era un señor extraño, me encantaban los gatos y no me cansaba de mirarlos y, cuando podía y no me echaban miradas asesinas, de acariciar a alguno; pero esa vez simplemente quedé expectante con una sonrisa, a un par de metros por detrás de los Shichibukais esperando a que me dieran alguna orden; dentro de lo que cabe estaba de parte de aquellos dos piratas, pero solo podía rebatir algunas órdenes, otras tendría que cumplirlas.
- Bueno, veremos cómo se desarrollan los acontecimientos
- Tus planes son una mierda. Nunca salen como los planeas, ¿lo sabes? -resonó una voz en mi cabeza, con tono de superioridad.
- ¿Y sabes que tú eres un plasta de mierda, verdad? -respondí esbozando aún más mi sonrisa.
- Vete a la mierda.
- Me amas, guapo.
Y ahí se acabó la conversación. Me mandó a la mierda, pero en verdad con el mismo amor con el que yo lo trato a él. En el fondo nos amamos muchísimo. Volví la mirada al chico de pelo negro y blanco y seguí en mi mundo.
Me había pasado por el despacho del Alcaide en contadas ocasiones: cuando llegué para presentar mi solicitud, para un par de recados y poco más. Hay que decir que, aunque era un señor extraño, me encantaban los gatos y no me cansaba de mirarlos y, cuando podía y no me echaban miradas asesinas, de acariciar a alguno; pero esa vez simplemente quedé expectante con una sonrisa, a un par de metros por detrás de los Shichibukais esperando a que me dieran alguna orden; dentro de lo que cabe estaba de parte de aquellos dos piratas, pero solo podía rebatir algunas órdenes, otras tendría que cumplirlas.
- Bueno, veremos cómo se desarrollan los acontecimientos
- Tus planes son una mierda. Nunca salen como los planeas, ¿lo sabes? -resonó una voz en mi cabeza, con tono de superioridad.
- ¿Y sabes que tú eres un plasta de mierda, verdad? -respondí esbozando aún más mi sonrisa.
- Vete a la mierda.
- Me amas, guapo.
Y ahí se acabó la conversación. Me mandó a la mierda, pero en verdad con el mismo amor con el que yo lo trato a él. En el fondo nos amamos muchísimo. Volví la mirada al chico de pelo negro y blanco y seguí en mi mundo.
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Paso a paso hacían camino, y entraron a un edificio que, finalmente, se encontraba lleno de pegatinas de gato y olor a hez. ¿Era normal que todo eso se juntara en una cárcel de máxima seguridad? Todo era muy raro aquel día, la verdad, y quería terminar rápido.
-Asder, no hagas ninguna tontería- dijo, sin dejar de avanzar y quedar frente a lo que, no tanto por su apariencia, sino por su petrificante aura, era el alcaide de Impel Down.
Parecía un hombre obsesionado con aquellos animales, gatos. Fotos, peluches, de todo relacionado con gatos, y, obviamente, alrededor de cincuenta gatos en la habitación, muchos de ellos durmiendo sobre una espada. Una espada famosa y que veía por tercera vez en su vida. "Después del colmillo ha venido a ti...", pensó, mirando el arma sin hacer mucho caso a la actitud despectiva del hombre. Estaba acostumbrado a ese trato, aunque fuera de un simple funcionario de prisiones, y le preocupaba más liberar a Jin que una lucha estúpida contra un aliado del gobierno. Sin embargo, debería ejercer su papel.
-Soy un aliado del gobierno- dijo, con voz fría-, y mi primer oficial ha sido arrestado y traído aquí injustamente. Le ha sido sumada una recompensa que no le corresponde y lo quiero de vuelta ya. Tiene brotes psicóticos y en Mariejoa olvidó tomar su medicación, por eso se puso a decir gilipolleces en medio de Mariejoa- sacó de su bolsillo una cajita con Ivankovs. Siempre las llevaba por si acaso, y para mentir sobre esas cosas ayudaban mucho-. ¡Trae a Jin Surfer de vuelta aquí ya! O elevaré una queja a tus superiores- hizo una pausa-. Me prometieron inmunidad para mi tripulación, que podía confiar en vosotros. Y a la mínima que podéis me traicionáis- Liberó su haki del rey sobre Asderdeker-. No empeores la cosas, Asder.
Miró fijamente al Marine a su lado, y casi sonrió. Luego dirigió sus ojos al Alcaide, esperando una disculpa y la vuelta de Jin a la superficie. Si no lo traían su mejor opción era ponerse en contacto con la misteriosa voz que le había dado el cargo, aunque a saber cómo lo conseguía.
-Asder, no hagas ninguna tontería- dijo, sin dejar de avanzar y quedar frente a lo que, no tanto por su apariencia, sino por su petrificante aura, era el alcaide de Impel Down.
Parecía un hombre obsesionado con aquellos animales, gatos. Fotos, peluches, de todo relacionado con gatos, y, obviamente, alrededor de cincuenta gatos en la habitación, muchos de ellos durmiendo sobre una espada. Una espada famosa y que veía por tercera vez en su vida. "Después del colmillo ha venido a ti...", pensó, mirando el arma sin hacer mucho caso a la actitud despectiva del hombre. Estaba acostumbrado a ese trato, aunque fuera de un simple funcionario de prisiones, y le preocupaba más liberar a Jin que una lucha estúpida contra un aliado del gobierno. Sin embargo, debería ejercer su papel.
-Soy un aliado del gobierno- dijo, con voz fría-, y mi primer oficial ha sido arrestado y traído aquí injustamente. Le ha sido sumada una recompensa que no le corresponde y lo quiero de vuelta ya. Tiene brotes psicóticos y en Mariejoa olvidó tomar su medicación, por eso se puso a decir gilipolleces en medio de Mariejoa- sacó de su bolsillo una cajita con Ivankovs. Siempre las llevaba por si acaso, y para mentir sobre esas cosas ayudaban mucho-. ¡Trae a Jin Surfer de vuelta aquí ya! O elevaré una queja a tus superiores- hizo una pausa-. Me prometieron inmunidad para mi tripulación, que podía confiar en vosotros. Y a la mínima que podéis me traicionáis- Liberó su haki del rey sobre Asderdeker-. No empeores la cosas, Asder.
Miró fijamente al Marine a su lado, y casi sonrió. Luego dirigió sus ojos al Alcaide, esperando una disculpa y la vuelta de Jin a la superficie. Si no lo traían su mejor opción era ponerse en contacto con la misteriosa voz que le había dado el cargo, aunque a saber cómo lo conseguía.
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- ¿Ya es la hora de comer?
Dijo irónicamente aquel moreno al observar como la puerta se abrió de repente, no es que pudiera hacer mucho pero lo siguiente que hizo fue soltar un pequeño suspiro mientras ahora pensaba en lo que estaba pasando. Su ojo derecho se cerró mientras que el izquierdo se quedó mirando fijamente la puerta abrirse, si no tuviera aquellos clavos y aquella mierda de aire contaminado, saldría fácilmente del lugar. Ese jodido cazador había tenido la culpa e iba a pagarlo muy caro, debía planear algo para escapar del lugar pero es que era jodidamente imposible, no se le venía ninguna idea a la cabeza. “Soy Jin coño, debe de haber algo que pueda hacer” Pensó mientras tragaba un poco de saliva y continuaba confuso al no saber que estaba pasando.
Dijo irónicamente aquel moreno al observar como la puerta se abrió de repente, no es que pudiera hacer mucho pero lo siguiente que hizo fue soltar un pequeño suspiro mientras ahora pensaba en lo que estaba pasando. Su ojo derecho se cerró mientras que el izquierdo se quedó mirando fijamente la puerta abrirse, si no tuviera aquellos clavos y aquella mierda de aire contaminado, saldría fácilmente del lugar. Ese jodido cazador había tenido la culpa e iba a pagarlo muy caro, debía planear algo para escapar del lugar pero es que era jodidamente imposible, no se le venía ninguna idea a la cabeza. “Soy Jin coño, debe de haber algo que pueda hacer” Pensó mientras tragaba un poco de saliva y continuaba confuso al no saber que estaba pasando.
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- Los demás:
- El hombre mira atento a Asderdeker, de forma violenta. Se levanta y se pone entre las espadas y el Shichibukai, ya que está paralizado. Se agacha e intenta pegarle un puñetazo imbuido en armadura nivel 3. Una vez ocurrido el ataque, se levanta mientras le dice al león "No se toca, estúpido" y vuelve a acercarse a la mesa. Suspira y mira una vez más a Dexter. "Parece ser que tú si tienes tres dedos de frente. Pero ha traicionado al Cipher Pool y atacado al mismísimo Gorosei. Gente leal como Krauser por acciones como estas no han sido perdonados, y sí expulsados. ¿Por qué deberíamos darte a Kogáto? Y menos aires de superioridad. Te lo tienes muy creído por ser un perro de la Marina. ¿No?" le contestó mientras soltaba una mirada fría. "Igualmente, si sacáis a ese descerebrado, volverá a hacer lo mismo, o algo incluso peor." puso los pies sobre la mesa, con exceso cuidado de no dar a ningún gato. Volvió a mirar a Dexter y bostezó con cierto vacile. "Convénceme. Si no es así, baja a buscarlo tú mismo, si tanto lo quieres."
- Kogáto:
- ¡Anda, una persona aparece! Se acerca a ti. Ese Marine parece ser bien corrupto... Tiene un guante de Kairoseki alrededor de la mano... Con pequeñas puas. Empieza a girar el puño mientras te rasga la lengua, el paladar y las encías. Qué tortura más horrible.
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Un jodido torturador, aquello era totalmente ilegal según tenía entendido pero había excepciones en todos lados y a él le tocaba un jodido corrupto. “Ha llegado la hora…” Resonó en su cabeza de repente, aquel tipo metió su extraño guante en la boca del moreno, pero este estaba atontado por el Kairouseki y no podía hacer nada, el dolor era intenso pero estaba seguro de que podía soportarlo. Si se había llevado en el pecho mil agujazos del jefe del CP9, eso no le iba a matar, no podía gritar debido a que tenía la boca ocupada con las púas, cerró los ojos con fuerza. Si pensaban que con aquello iban a detener su ansia asesina es que eran subnormales, lo estaban empeorando todo y la maldad de Kogáto estaba aumentando por momentos, aunque era más correcto llamarle Jin.
Abrió los ojos de repente mirando al guardia con una expresión seria y calmada, como si pasara de todo el mundo, su actitud estaba siendo de pasota. Le daba igual todo aquello, lo único que le jodía era el dolor que sentía por las malditas y pequeñas púas. “Maldito insecto… cuando salga de aquí te arrancare la cabeza… yo soy el infierno” Se dijo así mismo entre pensamientos mientras ahora trataba de aguantar aquella tortura con toda la sangre fría posible. Estaba en un nivel muy alto y complicado a decir verdad, pero el día en que saliera iba a reinar de verdad el terror.
Abrió los ojos de repente mirando al guardia con una expresión seria y calmada, como si pasara de todo el mundo, su actitud estaba siendo de pasota. Le daba igual todo aquello, lo único que le jodía era el dolor que sentía por las malditas y pequeñas púas. “Maldito insecto… cuando salga de aquí te arrancare la cabeza… yo soy el infierno” Se dijo así mismo entre pensamientos mientras ahora trataba de aguantar aquella tortura con toda la sangre fría posible. Estaba en un nivel muy alto y complicado a decir verdad, pero el día en que saliera iba a reinar de verdad el terror.
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De repente, la Bestia nota algo extraño en su cuerpo, una sensación de miedo que hace que se paralice. No puede mover ni un solo músculo de su cara, ni siquiera puede gesticular palabra y ve como el loco de los gatos se agacha, lanzando un potentoso puñetazo directo a su estómago. El cuerpo de Asder se lanza hacia atrás, cayendo al suelo de espaldas. El dolor es tanto que cae una lagrimilla por uno de sus ojos, mientras empieza a quejarse.
- Maldito idiota. No había tocado nada, solo mirado. ¡¡Estúpido!!
Aún así aún no podía moverse, tan solo sufrir en el suelo mientras escuchaba la conversación que aquellos tendrían.
- ¡Quiero aplastarle la cara a ese maldito mentiroso de Jin, o Kogáto, o quien quiera que sea! Así que me lo das ahora... ¡O bajo yo mismo! - Soltaba aún aguantando el dolor sin poder moverse.
- Maldito idiota. No había tocado nada, solo mirado. ¡¡Estúpido!!
Aún así aún no podía moverse, tan solo sufrir en el suelo mientras escuchaba la conversación que aquellos tendrían.
- ¡Quiero aplastarle la cara a ese maldito mentiroso de Jin, o Kogáto, o quien quiera que sea! Así que me lo das ahora... ¡O bajo yo mismo! - Soltaba aún aguantando el dolor sin poder moverse.
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El shichibukai observó al Alcaide de Impel Down. Tenía razón en sus palabras, y Kogato era un asesino. Sin embargo no podía dejar que se pudriese ahí. Estaba en la misma situación que con Kedra. Era una amenaza para el mundo, pero había algo que los unía y no podía olvidarlo. Daba igual lo que hiciese, aquel tipo era como su hermano pequeño, y tenía que sacrlo de ahí. "Convencerte... Eso es fácil", pensó, mirando a su paralizado compañero. Había estado a punto de cometer una estupidez, y no podía permitirlo. "En fin, es el momento de probar".
-Kogato no atacó al Gorosei, tan sólo mató al líder del Cipher Pol 9- "Tan sólo", como si fuera poco. Había conocido a Ivanovich, y no era precisamente un hueso blando-. Su único delito desde que se alistó al Cipher Pol ha sido matar a un hombre que fue inmediatamente reemplazado- no estaba muy seguro, pero denotaba convicción en sus palabras, como si considerase defendible la postura del asesino-. Además, todos los miembros de la banda de un Shichibukai quedan exonerados de cualquier crimen que pudieran haber cometido, por lo que Kogato, miembro de mi tripulación, no debe estar aquí- hizo una pausa, pensando muy bien sus siguientes palabras-. Si los Shichibukais no podemos confiar en el Gobierno, ¿Qué nos impediría aliarnos con los Yonkous y destruir lo poco que queda del gobierno mundial?- estaba caminando sobre terreno pantanoso, pero debía hacerlo si quería sacar de ahí a Jin-. Yo no le tengo miedo al gobierno, tengo un contrato con él. Un contrato que si incumple yo no respetaré, y dudo que ninguno de mis colegas lo haga- parecía una amenaza en toda regla, debía suavizarla un poco-. Si Kogato vuelve a matar a una sola persona, yo mismo lo cazaré. Y para demostrarlo, si lo traes ante mí le arrancaré un brazo de cuajo y lo dejaré como aval.
Se quedó mirando al Alcaide. si aquello funcionaba tendría que mutilar a Jin para salvarle la vida, y tal vez así aprendiera a no hacer el gilipollas por ahí.
-La única traición de Kogato ha demostrado la incapacidad de un gobierno que ahora necesita a los Shichibukais, Alcaide. Hoy no pienso derramar sangre que no sea la de mi camarada, pero en el futuro si hoy el gobierno me falla declare guerra abierta. Y no me vuelvas a llamar perro de la Marina, es un apodo que me repatea.
-Kogato no atacó al Gorosei, tan sólo mató al líder del Cipher Pol 9- "Tan sólo", como si fuera poco. Había conocido a Ivanovich, y no era precisamente un hueso blando-. Su único delito desde que se alistó al Cipher Pol ha sido matar a un hombre que fue inmediatamente reemplazado- no estaba muy seguro, pero denotaba convicción en sus palabras, como si considerase defendible la postura del asesino-. Además, todos los miembros de la banda de un Shichibukai quedan exonerados de cualquier crimen que pudieran haber cometido, por lo que Kogato, miembro de mi tripulación, no debe estar aquí- hizo una pausa, pensando muy bien sus siguientes palabras-. Si los Shichibukais no podemos confiar en el Gobierno, ¿Qué nos impediría aliarnos con los Yonkous y destruir lo poco que queda del gobierno mundial?- estaba caminando sobre terreno pantanoso, pero debía hacerlo si quería sacar de ahí a Jin-. Yo no le tengo miedo al gobierno, tengo un contrato con él. Un contrato que si incumple yo no respetaré, y dudo que ninguno de mis colegas lo haga- parecía una amenaza en toda regla, debía suavizarla un poco-. Si Kogato vuelve a matar a una sola persona, yo mismo lo cazaré. Y para demostrarlo, si lo traes ante mí le arrancaré un brazo de cuajo y lo dejaré como aval.
Se quedó mirando al Alcaide. si aquello funcionaba tendría que mutilar a Jin para salvarle la vida, y tal vez así aprendiera a no hacer el gilipollas por ahí.
-La única traición de Kogato ha demostrado la incapacidad de un gobierno que ahora necesita a los Shichibukais, Alcaide. Hoy no pienso derramar sangre que no sea la de mi camarada, pero en el futuro si hoy el gobierno me falla declare guerra abierta. Y no me vuelvas a llamar perro de la Marina, es un apodo que me repatea.
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- Kyle:
- Está fuera del moderado por petición propia. Al no haber ningún tipo de peligro y ser de la propia marine, sale sin problema. Aquí la moderación:
El joven marine se volvió por su marcha para seguir en su turno en silencio, sin notificárselo a nadie. Aquella noche le esperaría unas horas en el despacho del alcaide. Debía ayudarle a poner la comida para los gatos.
- Asderdeker, Dexter:
- Las palabras no hacen efecto en el alcaide. O eso parece, hasta que hace una pequeña mueca tras escuchar la propuesta del dragón azul. Asiente con la cabeza y lleva la mano a un botón de la mesita que le comunica con los demás pisos.
-Traed a Kogáto. Es aliado de un shichibukai y por ende, una persona que no debe estar ahí.- Deja de pulsar el botón y suspira mirando de reojo al otro shichibukai.- Ignoraré tu vano intento y las intenciones que tenías con esa velocidad. Veamos, Dexter. Vamos a poner varias condiciones a esto. No quiero que le quites solo un brazo, quiero que se quede sin ninguna extremidad. -Lleva la mano al cajón de la mesa y saca una píldora roja- Si se toma esto, el proceso bioquímico encargado para la cicatrización, actuará a escasos segundos. Le acortará diez años de vida, pero no morirá desangrado. Mi condición es que lo dejes inútil, como debe ser. Y tú serás quien lo haga. -Acaba aclarando mientras saca un papel y escribe.- Fírmame aquí. Si Kogáto realiza otro crimen y tú no vas a cazarlo, serás expulsado inmediatamente de tu cargo. Tendrás un mes de tiempo si aquello vuelve a pasar, ya que nos pueden traicionar con facilidad.
Pasa una pluma y arrastra el papel hacia ti con el dedo índice. ¿Qué haréis? Mientras tanto, Kogáto y el torturador entran. El torturador deja a Kogáto en una silla y podéis verlo demacrado, débil, y con toda la boca ensangrentada.
- Kogáto:
- El marine sigue torturándote, hasta tal punto de arrancarte todo el paladar. Saca unas pinzas para proceder a extraer tus dientes, pero las palabras del alcaide lo paran. Suspira y te agarra de los hombros con unos guantes de kairoseki puro. Eso te debilita aun más, pero se podría decir que ya estás acostumbrado. Te lleva hacia el ascensor y te deja delante de los shichibukais.
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"Una vida así es peor destino que la muerte", pensó el shichibukai, cavilando sobre las posibilidades que tenía en aquel momento. Obviamente no iba a firmar ningún papel, ni iba a amputar nada más de lo que había dicho en un primer momento. Aquella niñera amante de los gatos no daba órdenes más que las que él mismo estaba dispuesto a acatar, y condenar a alguien a vivir como un árbol no era lo que el Zafiro Negro estaba dispuesto a hacer. "Está bien, no queda más remedio...". En su mente se acumulaban las tribulaciones, y tanto pensamiento fue movido por una única imagen cuando fue testigo. Kogato.
Sangrante y apuntalado por todas partes, lleno de esquirlas de lo que, a juzgar por la terrible debilidad que lo acompañaba, debía de ser Kairoseki.
-Jin... Amigo- dijo, en tono neutro, mientras en su mano surgía una cuchilla de viento, y alrededor de él se propagaba un viento con tono azulado, mientras en su cuerpo se acumulaba electricidad estática. Poco a poco la habitación se llenaba de una masa azulada de viento, cada vez corriendo más rauda a su alrededor, hasta el punto de empezar a despeinarlo. La hoja se volvió etérea, y de su cinturón desenganchó los guantes de terciopelo rojo, aquellos guantes que se ponía cuando debía enfrentarse a las decisiones más duras-. Jin... Lo siento.
El aire se iba cargando, cada vez más. Iba a darle una ejecución digna de un rey. Las chispas de electricidad saltaban ya del cuerpo de Dexter, y entre partícula y partícula se desplazaban por el aire, haciendo incluso crepitar algunos metales que había en la zona, y erizando el pelo de los gatos. El aire cada vez más denso se movía veloz en la estancia, levantando impresos y papeles varios, y haciendo que su abrigo casi tratara de flotar.
-Kogáto... Jin... No importa cuál sea tu verdadero nombre- dijo, cargando una esfera de energía en su mano-. Eres mi Nakama, y si has de morir prefiero ahorrarte la agonía. Tendrás la muerte que llevo años reservando para Kedra, amigo- calló un instante mientras en su rostro serio una lágrima se derramaba, solitaria y amarga. Terminó la frase con un hilo de voz, casi inaudible-. Adiós hermano.
Su altura se elevó a tres metros y medio, recubriéndose de una coraza escamosa azul metálica, y surgiendo a su espalda un par de alas. Había entrado en su forma híbrida. Habría utilizado la completa, pero el espacio era muy reducido, y entonces en casi toda la estancia el viento cesó. Alrededor del Pirata una masa en movimiento azul y chispeante, tan densa que apenas era distinguible la imagen del Shichibukai. Toda aquella energía, junto a su onda pura, era lo destinado a acabar con la vida de aquel pobre desgraciado. "Haki del rey", pensó, dirigiendo toda aquella ira hacia Kogáto, tratando de paralizarlo de terror, y un aura anaranjada comenzó a cubrirlo.
-Turbo- dijo llanamente, y a toda la velocidad que daba su cuerpo, unos cuatro mil kilómetros por hora, se lanzó contra el cuerpo del Alcaide, liberando toda la energía cuando estuviera lo suficientemente cerca. ¿Por qué aquel cambio tan improvisado de planes? Salvar a un asesino de un hombre que, en cierta medida, era justo. Tal vez la respuesta estaba en que esa fue la justicia que una vez le falló, o en la mirada desesperada de un criminal que merecía su última oportunidad. ¿Qué importaba ya la razón? Tan sólo se había lanzado contra aquel hombre con la esperanza de matarlo de un golpe. Nadie jamás sabría nada de lo sucedido en Impel Down. Una fuga silenciosa, una muerte inesperada y, con suerte, un gobierno que no se daría cuenta de todo aquello.
Cuando llegara hasta el Alcaide, lo que no llevaría más de una milésima de segundo, todo el viento que lo rodeaba explotaría hacia él con la potencia casi de sus puños, mientras la Onda Dragón se liberaría en su pecho con la potencia completa de un golpe suyo, amplificados ambos por la aceleración que estaba sufriendo desde cero hasta cuatro mil. Como aquello no era suficiente, en su garra izquierda se había formado una doble hoja de viento sólido que lo partiría a la mitad si aquel golpe le daba. ¿Algo más? Nadie lo vería, ya que con su colored Energy evitaba que la gente se diera cuenta, pero iba completamente imbuido, todo él, en haki armadura.
The Last Dragon [AB]: Onda Dragón+Turbo+Fuerza Primordial+Gigantesca bala de viento+Haki armadura nivel 3+descarga de relámpagos+storm sword+forma híbrida
Sangrante y apuntalado por todas partes, lleno de esquirlas de lo que, a juzgar por la terrible debilidad que lo acompañaba, debía de ser Kairoseki.
-Jin... Amigo- dijo, en tono neutro, mientras en su mano surgía una cuchilla de viento, y alrededor de él se propagaba un viento con tono azulado, mientras en su cuerpo se acumulaba electricidad estática. Poco a poco la habitación se llenaba de una masa azulada de viento, cada vez corriendo más rauda a su alrededor, hasta el punto de empezar a despeinarlo. La hoja se volvió etérea, y de su cinturón desenganchó los guantes de terciopelo rojo, aquellos guantes que se ponía cuando debía enfrentarse a las decisiones más duras-. Jin... Lo siento.
El aire se iba cargando, cada vez más. Iba a darle una ejecución digna de un rey. Las chispas de electricidad saltaban ya del cuerpo de Dexter, y entre partícula y partícula se desplazaban por el aire, haciendo incluso crepitar algunos metales que había en la zona, y erizando el pelo de los gatos. El aire cada vez más denso se movía veloz en la estancia, levantando impresos y papeles varios, y haciendo que su abrigo casi tratara de flotar.
-Kogáto... Jin... No importa cuál sea tu verdadero nombre- dijo, cargando una esfera de energía en su mano-. Eres mi Nakama, y si has de morir prefiero ahorrarte la agonía. Tendrás la muerte que llevo años reservando para Kedra, amigo- calló un instante mientras en su rostro serio una lágrima se derramaba, solitaria y amarga. Terminó la frase con un hilo de voz, casi inaudible-. Adiós hermano.
Su altura se elevó a tres metros y medio, recubriéndose de una coraza escamosa azul metálica, y surgiendo a su espalda un par de alas. Había entrado en su forma híbrida. Habría utilizado la completa, pero el espacio era muy reducido, y entonces en casi toda la estancia el viento cesó. Alrededor del Pirata una masa en movimiento azul y chispeante, tan densa que apenas era distinguible la imagen del Shichibukai. Toda aquella energía, junto a su onda pura, era lo destinado a acabar con la vida de aquel pobre desgraciado. "Haki del rey", pensó, dirigiendo toda aquella ira hacia Kogáto, tratando de paralizarlo de terror, y un aura anaranjada comenzó a cubrirlo.
-Turbo- dijo llanamente, y a toda la velocidad que daba su cuerpo, unos cuatro mil kilómetros por hora, se lanzó contra el cuerpo del Alcaide, liberando toda la energía cuando estuviera lo suficientemente cerca. ¿Por qué aquel cambio tan improvisado de planes? Salvar a un asesino de un hombre que, en cierta medida, era justo. Tal vez la respuesta estaba en que esa fue la justicia que una vez le falló, o en la mirada desesperada de un criminal que merecía su última oportunidad. ¿Qué importaba ya la razón? Tan sólo se había lanzado contra aquel hombre con la esperanza de matarlo de un golpe. Nadie jamás sabría nada de lo sucedido en Impel Down. Una fuga silenciosa, una muerte inesperada y, con suerte, un gobierno que no se daría cuenta de todo aquello.
Cuando llegara hasta el Alcaide, lo que no llevaría más de una milésima de segundo, todo el viento que lo rodeaba explotaría hacia él con la potencia casi de sus puños, mientras la Onda Dragón se liberaría en su pecho con la potencia completa de un golpe suyo, amplificados ambos por la aceleración que estaba sufriendo desde cero hasta cuatro mil. Como aquello no era suficiente, en su garra izquierda se había formado una doble hoja de viento sólido que lo partiría a la mitad si aquel golpe le daba. ¿Algo más? Nadie lo vería, ya que con su colored Energy evitaba que la gente se diera cuenta, pero iba completamente imbuido, todo él, en haki armadura.
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Mientras Asder seguía paralizado, podía escuchar las palabras de Dexter. Era extraño, al parecer estaba más enfadado que la bestia, ya que quería cortarle un brazo a Jin. Pero eso no era todo. El alcaide solo soltaría a Kogáto si le cortaban todas las extremidades. Eso era pasarse, aunque se tratase del que mató al que le salvó la vida. No podía permitir eso, el Shichibukai no podía permitirlo. Pudo sentir como traían a su ex-compañero, sentándolo en una silla, magullado, sin poder moverse y casi sin parpadear. El hombre león cerró los ojos un instante, para luego mirar con odio al que fue el subcapitán de su banda.
- Tú y yo debemos hablar. Debes explicarme porqué no me contaste que tú eras Kogáto. Y cuando me pueda mover... - Decía mientras su cara se ponía roja del exceso de fuerza para poder moverse. - Te aplastaré la cabeza...
Pero no fue todo, ahora veía como el Shichibukai Dexter estaba decidido a mutilar a Jin. Asder empezó a gruñir como si de un perro acorralado se tratase, mientras usaba todas sus fuerzas para moverse. No podía evitar aquello por mucho que quisiese. Sus músculos no le respondían y su ex-compañero estaba a punto de ser mutilado. No quería que aquello pasase, ni siquiera Jin se merecía vivir de aquella forma. Entonces el corazón de la bestia, blando como una almohada, empezó a llorar. Una tristeza inundó su ser, pensar que su compañero acabaría así... "Aún así... Quiero a este idiota." Pensaba. Deseaba poder levantarse y parar los pies a Dexter. Seguro que había una solución, escapar de aquel lugar con Jin y si fuera necesario, acabar con el alcaide.
Cuando el Shichibukai Dexter parecía decidido a mutilar a su amigo, todo dio la vuelta. De pronto y con velocidad, en su forma de bestia se lanzó a por el alcaide. El no poder mover el cuerpo no le dejaba ver con claridad aquello, tan solo las fuertes ráfagas de viento de aquel lugar le hacían cerrar los ojos. Al menos ahora Jin podía salvarse, aunque el problema sería si el Alcaide sobreviviese ante aquel ataque. Si había algo que tenía claro, era que NID iba a ser suya, para evitar que personas sufriesen de tal forma, por muy malas que fuesen.
- Tú y yo debemos hablar. Debes explicarme porqué no me contaste que tú eras Kogáto. Y cuando me pueda mover... - Decía mientras su cara se ponía roja del exceso de fuerza para poder moverse. - Te aplastaré la cabeza...
Pero no fue todo, ahora veía como el Shichibukai Dexter estaba decidido a mutilar a Jin. Asder empezó a gruñir como si de un perro acorralado se tratase, mientras usaba todas sus fuerzas para moverse. No podía evitar aquello por mucho que quisiese. Sus músculos no le respondían y su ex-compañero estaba a punto de ser mutilado. No quería que aquello pasase, ni siquiera Jin se merecía vivir de aquella forma. Entonces el corazón de la bestia, blando como una almohada, empezó a llorar. Una tristeza inundó su ser, pensar que su compañero acabaría así... "Aún así... Quiero a este idiota." Pensaba. Deseaba poder levantarse y parar los pies a Dexter. Seguro que había una solución, escapar de aquel lugar con Jin y si fuera necesario, acabar con el alcaide.
Cuando el Shichibukai Dexter parecía decidido a mutilar a su amigo, todo dio la vuelta. De pronto y con velocidad, en su forma de bestia se lanzó a por el alcaide. El no poder mover el cuerpo no le dejaba ver con claridad aquello, tan solo las fuertes ráfagas de viento de aquel lugar le hacían cerrar los ojos. Al menos ahora Jin podía salvarse, aunque el problema sería si el Alcaide sobreviviese ante aquel ataque. Si había algo que tenía claro, era que NID iba a ser suya, para evitar que personas sufriesen de tal forma, por muy malas que fuesen.
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Kogáto fue llevado a una extraña sala, no abrió los ojos debido a lo malherido que estaba, sangraba por la boca como si aquello fuese una fuente, le habían reventado por dentro y casi no podía hablar, el dolor era muy intenso y hacía todo lo posible para poder aguantarlo. Abrió lentamente los orbes y pudo fijarse en quién estaba allí, era su antiguo compañero de banda, Dexter. Miró un poco más y pudo ver a Asder “Hostia…” Pensó al mismo tiempo que ahora le miraba a los ojos. No sentía miedo por muy raro que fuese, la verdad es que le transmitía seguridad, no podía hablar debido a lo mal que estaba y el Kairouseki no ayudaba en nada. Escuchó las palabras del hombre animal y sonrió de lado, sobre todo por lo último, lucharía con él si era necesario, pero no podía hacer nada.
En ese momento escuchó las palabras del dragón ¿Iba a matarle de verdad? El asesino sonrió de lado mientras miraba a su verdugo a los ojos, sin miedo, sin mostrar debilidad ni nada parecido. Además mencionó algo sobre Kedra, ese capullo debía de estar muerto ¿Qué había querido decir? Hasta a la hora de la muerte aquel sádico pensaba en maldades, justo cuando iba a recibir el ataque cerró los ojos sin que su sonrisa se apagase. Pero encones vio que Dexter había atacado al Alcaide, sus ojos se abrieron como platos al no poder creerlo y frunció el ceño cabreado “Dexter… tú…”. Nunca habría esperado eso de una persona que no fuese su hermano o capitán, por ello estaba impresionado, lo peor fue la sensación de miedo que comenzó a recorrerle el cuerpo, no podía moverse y para colmo estaba temblando ¿Qué coño estaba pasando?
En ese momento escuchó las palabras del dragón ¿Iba a matarle de verdad? El asesino sonrió de lado mientras miraba a su verdugo a los ojos, sin miedo, sin mostrar debilidad ni nada parecido. Además mencionó algo sobre Kedra, ese capullo debía de estar muerto ¿Qué había querido decir? Hasta a la hora de la muerte aquel sádico pensaba en maldades, justo cuando iba a recibir el ataque cerró los ojos sin que su sonrisa se apagase. Pero encones vio que Dexter había atacado al Alcaide, sus ojos se abrieron como platos al no poder creerlo y frunció el ceño cabreado “Dexter… tú…”. Nunca habría esperado eso de una persona que no fuese su hermano o capitán, por ello estaba impresionado, lo peor fue la sensación de miedo que comenzó a recorrerle el cuerpo, no podía moverse y para colmo estaba temblando ¿Qué coño estaba pasando?
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El brutal ataque de Dexter acaba impactando en el alcaide. Este no estaba seguro del todo de la actitud del shichibukai, lo mejor era que no se habían dado cuenta del botón que había pulsado. Más que para comunicarse, era para pedir refuerzos. La megafonía de la sala del alcaide siempre estaba activa, y todo el ruido y el impacto de Dexter, junto con la conversación que mantuvisteis, ha retumbado por toda la cárcel.
Jamás confió en vosotros, únicamente os guió por una trampa. Si su sacrificio era el necesario para tumbar a dos shichibukais, que así fuera. Los odiaba con toda su alma, y eso fue lo último que pensó tras morir.
Quedan unos minutos para que llegue una horda de barcos de la marina. Una alarma suena y veis como el verdugo corre hacia la mesa del ex-alcaide, mete la mano en un cajón y saca un Den Den Mushi dorado. Dirige su dedo hacia este de lo más rápido y lo clica. Si alguien tiene conocimientos de ese artefactocofcofDextercofcof debería notificarlo y huir de la forma más rápida. No os van a enfrentar, todos tienen un miedo horrible a los dos shichibukai. Pero si dejáis testigos...
Tenéis dos opciones. Elimináis testigos y enfrentáis a la buster o os vais con el rabo entre las piernas. De las dos formas, seguramente perdáis el rango según vuestras acciones. ¿Os toca ganar recompensa, no?
Jamás confió en vosotros, únicamente os guió por una trampa. Si su sacrificio era el necesario para tumbar a dos shichibukais, que así fuera. Los odiaba con toda su alma, y eso fue lo último que pensó tras morir.
Quedan unos minutos para que llegue una horda de barcos de la marina. Una alarma suena y veis como el verdugo corre hacia la mesa del ex-alcaide, mete la mano en un cajón y saca un Den Den Mushi dorado. Dirige su dedo hacia este de lo más rápido y lo clica. Si alguien tiene conocimientos de ese artefacto
Tenéis dos opciones. Elimináis testigos y enfrentáis a la buster o os vais con el rabo entre las piernas. De las dos formas, seguramente perdáis el rango según vuestras acciones. ¿Os toca ganar recompensa, no?
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Dexter observó el mojón que quedaba en el suelo donde segundos antes había estado el alcaide. Partido a la mitad, calcinado por el calor de la electricidad y reventado por una onda de aire comprimido que llegó ni corta ni perezosa para acabar con su vida. Acababa de lanzar aquel golpe contra el hombre más poderoso de la prisión, y lo había dejado completamente destrozado. Pero entonces algo sucedió, y supo que todo podía irse a la mierda de repente. ¿Qué demonios hacía allí un Den Den mushi dorado? Casi por acto reflejo, una bala de viento atravesó al hombre que se encargó de transportar a Kogato hasta allí entre ceja y ceja. ¿Cómo sabía ese hombre que allí había un aparatejo con tanto poder oculto? No podía ser.
Tomando de nuevo su forma humana agarró la espada Kokuto Yoru y a Kogato con otro brazo para salir disparado a unos quinientos kilómetros por hora hasta su barco, donde guardaba los objetos que iban a ser su salvación. Una chaqueta de Capitán Marine y un uniforme marine femenino, además de la chaqueta de Almirante que Lion D. Karl llevó en su último día de vida. Tan sólo tenía que cogerlo todo y volver con Asder.
-¡Nemo!- gritó, y su navegante se presentó casi al instante. Dexter le dio el anillo que servía de llave para el barco-. 5 metros de altura, máxima velocidad, y no te detengas hasta llegar a Tornados- soltó a Kogato en el suelo-. Y dile a Uracha que cure a nuestro amigo.
Tardó cosa de un minuto entre ir, hablar, colocar la espada en su cuarto y recoger lo que estaba buscando. Se guardó en el pantalón dos ivankovs y dejó su chaqueta allí. No sabía cuanto tiempo tenía, pero era poco. Tragó una de las Ivankovs y volvió al interior del despacho mientras el barco se alejaba a toda prisa del lugar.
-Amiga- dijo a Asderdeker, con una voz parcialmente femenina. El cambio empezaba a efectuarse-. Tómate esto y ponte esta ropa- le trató de meter en la boca la pastilla y ella se acercó al centro de megafonía. No sabía si aquel plan funcionaría, pero esperaba que sí. "En cuántos líos estoy metiendo a esta mujer", se dijo, y habló por la megafonía-. ¡A la atención de todas las unidades de contención de Impel Down!- gritó, fingiendo preocupación-. Informa la capitana de la marina Alleria Windrunner. El traidor Lion D. Karl está vivo. ¡Ha secuestrado a Dexter Black y al Shichibukai Asderdeker y liberado a su cómplice jin Surfer, matando al Alcaide en el proceso! Comienza el plan de evacuación. Abandonen sus puestos de inmediato y salgan del subsuelo cuanto antes, declaro el estado de emergencia. En unos minutos una Buster Call caerá sobre la prisión. Los criminales verán su final ahí.
Se quitó la parte de arriba de la ropa, dejando la camisa en el suelo y colocándose tan sólo el chaleco, que en su cuerpo femenino aparentaba tan sólo una camiseta elegante, y se quitó los zapatos, dejando sus pies al amparo del suelo. Ahora debía salir al exterior a esperar a los oficiales.
-¿Te lo puedes creer, Marilynn?- dijo a Asderdeker, con una voz entre preocupación y sorpresa, tratando de hacerle entender que iban a mentir. Aquel hombre ya los había jodido una vez, quién sabe si lo haría otra vez muerto-. Ese traidor sigue llevando encima su chaqueta de almirante. ¿Cómo puede tener tan poca vergüenza?
Tras decir aquello salió al exterior, vestida como una aparente marine, con el Den Den Mushi en una mano, la capa de Karl arrastrando en la otra y esperando aliviar todo aquel caos. "Ya tenemos los barcos encima. Fabuloso", pensó, mirando a la flota acerarse.
Tomando de nuevo su forma humana agarró la espada Kokuto Yoru y a Kogato con otro brazo para salir disparado a unos quinientos kilómetros por hora hasta su barco, donde guardaba los objetos que iban a ser su salvación. Una chaqueta de Capitán Marine y un uniforme marine femenino, además de la chaqueta de Almirante que Lion D. Karl llevó en su último día de vida. Tan sólo tenía que cogerlo todo y volver con Asder.
-¡Nemo!- gritó, y su navegante se presentó casi al instante. Dexter le dio el anillo que servía de llave para el barco-. 5 metros de altura, máxima velocidad, y no te detengas hasta llegar a Tornados- soltó a Kogato en el suelo-. Y dile a Uracha que cure a nuestro amigo.
Tardó cosa de un minuto entre ir, hablar, colocar la espada en su cuarto y recoger lo que estaba buscando. Se guardó en el pantalón dos ivankovs y dejó su chaqueta allí. No sabía cuanto tiempo tenía, pero era poco. Tragó una de las Ivankovs y volvió al interior del despacho mientras el barco se alejaba a toda prisa del lugar.
-Amiga- dijo a Asderdeker, con una voz parcialmente femenina. El cambio empezaba a efectuarse-. Tómate esto y ponte esta ropa- le trató de meter en la boca la pastilla y ella se acercó al centro de megafonía. No sabía si aquel plan funcionaría, pero esperaba que sí. "En cuántos líos estoy metiendo a esta mujer", se dijo, y habló por la megafonía-. ¡A la atención de todas las unidades de contención de Impel Down!- gritó, fingiendo preocupación-. Informa la capitana de la marina Alleria Windrunner. El traidor Lion D. Karl está vivo. ¡Ha secuestrado a Dexter Black y al Shichibukai Asderdeker y liberado a su cómplice jin Surfer, matando al Alcaide en el proceso! Comienza el plan de evacuación. Abandonen sus puestos de inmediato y salgan del subsuelo cuanto antes, declaro el estado de emergencia. En unos minutos una Buster Call caerá sobre la prisión. Los criminales verán su final ahí.
Se quitó la parte de arriba de la ropa, dejando la camisa en el suelo y colocándose tan sólo el chaleco, que en su cuerpo femenino aparentaba tan sólo una camiseta elegante, y se quitó los zapatos, dejando sus pies al amparo del suelo. Ahora debía salir al exterior a esperar a los oficiales.
-¿Te lo puedes creer, Marilynn?- dijo a Asderdeker, con una voz entre preocupación y sorpresa, tratando de hacerle entender que iban a mentir. Aquel hombre ya los había jodido una vez, quién sabe si lo haría otra vez muerto-. Ese traidor sigue llevando encima su chaqueta de almirante. ¿Cómo puede tener tan poca vergüenza?
Tras decir aquello salió al exterior, vestida como una aparente marine, con el Den Den Mushi en una mano, la capa de Karl arrastrando en la otra y esperando aliviar todo aquel caos. "Ya tenemos los barcos encima. Fabuloso", pensó, mirando a la flota acerarse.
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El increíble ataque de Dexter acabó con la vida del Alcaide, mientras que Asder no podía hacer sino otra cosa más que mirar. No solo eso, sino que el vergudo sacó un extraño DDM de oro y pulsó un botón. El Shichibukai León ya podía empezar a moverse, por lo que se levantó del suelo, aunque notaba su cuerpo dormido. El hombre que pulsó aquello, cayó instantes después al suelo, muerto. Dexter agarró una espada del suelo y a Jin para así salir volando, mientras que el pirata Asderdeker no entendía nada y se quedaba extrañado.
Estaba cabreado, aquel lugar era horroroso. Un sitio donde los humanos y a saber que más sufrían día tras día por los que se suponían que era la justicia. "¿En serio esto es legal?" Se preguntó. No debería estar permitido aquello, y más mutilar a una persona así como así. Chasqueó la lengua mientras cerraba los ojos, concentrando energía por la impotencia de no haber hecho nada. Había estado tumbado en el suelo, mientras el cuerpo de su excompañero estaba en peligro. Avanzó hacia donde estaban los espadones que parecían gustarle, y una vez los agarró, explotó.
- Boom..
Una explosión de dieciséis metros de radio rodeó a la bestia, haciendo bolar en pedazos la habitación en la cual estaba. Los escombros estaban por todo el lugar, pero él no hacía otra cosa más que apartarlos con pequeñas explosiones. Cuando estaba decidido a largarse del lugar, Dexter con una voz femenina apareció, metiéndole una cosa extraña en la boca a Asder, que tragó casi por inercia.
Se sentía extraño, cada vez más pequeño, delicado... Su cuerpo estaba cambiando, sus músculos desapareciendo, su pecho aumentado. Se había convertido en una mujer. Estaba sorprendido, no entendía nada de lo que estaba sucediendo ni porqué había cambiado. Se puso la ropa que Dexter le ofreció sin decir nada, mientras dejaba las espadas en el suelo y palpaba sus blandos pechos.
- Interesante... Parecen gelatina. ¿Me los podré comer? - Decía mientras seguía observando sus lujuriosos pechos.
Entonces escuchó lo que Dexter, ahora una mujer, dijo. "¿¡Karl está vivo!?" Al parecer el que menos debía creer en las palabras aquellas, era el que más creyó. Sonrió como nunca mientras agarraba las espadas del suelo. "No puede ser. ¡Mi primo sigue vivo!"
Mientras se perdía en su imaginación, Dexter le habló, pero diciéndole un nombre extraño, Marilynn. ¿A caso estaba delirando? El idiota no entendía nada, no sabía que estaba sucediendo, tan solo pensaba en encontrar a su primo y enseñarle lo fuerte que se había vuelto. Miró a su compañero, feliz y no esperó ni un segundo.
- Lo siento, Dex, pero debo buscar a mi primo.
Tan pronto como habló, salió corriendo. Empezó a correr de un lado a otro con su haki mantra activado. El problema era que no encontraba la presencia de su primo, y por mucho que le llamase a gritos, no lo encontraba. ¿De verdad estaba vivo? ¿Y si lo estaba, estaría allí? No tardaría mucho en perderse si seguía corriendo sin ton ni son.
Estaba cabreado, aquel lugar era horroroso. Un sitio donde los humanos y a saber que más sufrían día tras día por los que se suponían que era la justicia. "¿En serio esto es legal?" Se preguntó. No debería estar permitido aquello, y más mutilar a una persona así como así. Chasqueó la lengua mientras cerraba los ojos, concentrando energía por la impotencia de no haber hecho nada. Había estado tumbado en el suelo, mientras el cuerpo de su excompañero estaba en peligro. Avanzó hacia donde estaban los espadones que parecían gustarle, y una vez los agarró, explotó.
- Boom..
Una explosión de dieciséis metros de radio rodeó a la bestia, haciendo bolar en pedazos la habitación en la cual estaba. Los escombros estaban por todo el lugar, pero él no hacía otra cosa más que apartarlos con pequeñas explosiones. Cuando estaba decidido a largarse del lugar, Dexter con una voz femenina apareció, metiéndole una cosa extraña en la boca a Asder, que tragó casi por inercia.
Se sentía extraño, cada vez más pequeño, delicado... Su cuerpo estaba cambiando, sus músculos desapareciendo, su pecho aumentado. Se había convertido en una mujer. Estaba sorprendido, no entendía nada de lo que estaba sucediendo ni porqué había cambiado. Se puso la ropa que Dexter le ofreció sin decir nada, mientras dejaba las espadas en el suelo y palpaba sus blandos pechos.
- Interesante... Parecen gelatina. ¿Me los podré comer? - Decía mientras seguía observando sus lujuriosos pechos.
Entonces escuchó lo que Dexter, ahora una mujer, dijo. "¿¡Karl está vivo!?" Al parecer el que menos debía creer en las palabras aquellas, era el que más creyó. Sonrió como nunca mientras agarraba las espadas del suelo. "No puede ser. ¡Mi primo sigue vivo!"
Mientras se perdía en su imaginación, Dexter le habló, pero diciéndole un nombre extraño, Marilynn. ¿A caso estaba delirando? El idiota no entendía nada, no sabía que estaba sucediendo, tan solo pensaba en encontrar a su primo y enseñarle lo fuerte que se había vuelto. Miró a su compañero, feliz y no esperó ni un segundo.
- Lo siento, Dex, pero debo buscar a mi primo.
Tan pronto como habló, salió corriendo. Empezó a correr de un lado a otro con su haki mantra activado. El problema era que no encontraba la presencia de su primo, y por mucho que le llamase a gritos, no lo encontraba. ¿De verdad estaba vivo? ¿Y si lo estaba, estaría allí? No tardaría mucho en perderse si seguía corriendo sin ton ni son.
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Kogáto fue recogido por el dragón y tras ser llevado al barco quedó en la cubierta con el ojo derecho entrecerrado y el izquierdo abierto. Aun se sentía paralizado y no sabía la razón, era como si el miedo no le dejara moverse y aquello le fastidiaba. Por suerte su viejo nakama Uracha estaba tratándole ahora, lo que le hizo sentirse algo mejor. Por el momento estaba fuera de aquel jodido infierno. Abrió los ojos con fuerza de repente “Necesito ir a ayudar a Dexter” Pensó en ese momento, en cuanto no tuviera el Kairouseki y pudiera moverse, saldría disparado con todas sus energías hacia la prisión y empezaría el espectáculo de llamas y fuego por todos lados.
Dark Satou
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Notáis algo, o más bien Asderdeker nota algo al activar su mantra. Hay una presencia aterradora en ese piso, tan brutal que induce un temor exagerado. En la sala de atrás, se abre una puerta y sale un hombre corpulento, muy alto y moreno. Parece ser casi exacto al que mató Dexter anteriormente. Pero este tiene su boina característica. -Espero que sepáis lo que cuesta encontrar un doble en este mar, estúpidos shichibukais.- Exclama mientras cruje los puños y sale con Kokuto Yoru entre sus manos. ¿No habíais agarrado una? El doble, la espada... Pistas demasiado evidentes de que se trataba de una trampa. El mismo alcaide se había encerrado tras escuchar que los shichibukais llegaban. Rompe un Den Den Mushi que tenía en su mano y explota entre carcajadas.
-¡Jihihihi! Os han escuchado todo. ¿Cómo podéis ser tan estúpidos como para caer en algo tan evidente?-Se para a observar a la forma femenina de Dexter.- Karl no está aquí, y dudo que cualquiera os crea. La mayoría de vicealmirantes tienen haki, y es un insulto para ellos que mintáis de esa forma. La presencia del legendario traidor haría retumbar la mismísima isla, no como la vuestra, novatos.
Parece enfadado, pero a la vez feliz. Han llegado a los cuarteles del mismísimo alcaide que sois unos traidores. Por ahora tienen el reporte de Dexter, el cual ha asesinado a un vicealcaide sin razón y coaccionado a un alcaide. De Asderdeker todavía no se sabe nada, puesto que estaba paralizado y aun no ha ocasionado un daño grave hacia la entidad de la cárcel. Los barcos llegan y empiezan a preparar los cañones, la Buster se acerca.
Así mismo, el alcaide ha logrado observar por cámaras el ataque de Dexter y ser más precavido ante el poderío de este. Tal vez no vuelva a servir aquel turbo una vez más.
Mientras tanto, Kogáto huye tranquilamente. Sus heridas necesitarán ser curadas pero... de cierta forma eres libre.
-¡Jihihihi! Os han escuchado todo. ¿Cómo podéis ser tan estúpidos como para caer en algo tan evidente?-Se para a observar a la forma femenina de Dexter.- Karl no está aquí, y dudo que cualquiera os crea. La mayoría de vicealmirantes tienen haki, y es un insulto para ellos que mintáis de esa forma. La presencia del legendario traidor haría retumbar la mismísima isla, no como la vuestra, novatos.
Parece enfadado, pero a la vez feliz. Han llegado a los cuarteles del mismísimo alcaide que sois unos traidores. Por ahora tienen el reporte de Dexter, el cual ha asesinado a un vicealcaide sin razón y coaccionado a un alcaide. De Asderdeker todavía no se sabe nada, puesto que estaba paralizado y aun no ha ocasionado un daño grave hacia la entidad de la cárcel. Los barcos llegan y empiezan a preparar los cañones, la Buster se acerca.
Así mismo, el alcaide ha logrado observar por cámaras el ataque de Dexter y ser más precavido ante el poderío de este. Tal vez no vuelva a servir aquel turbo una vez más.
Mientras tanto, Kogáto huye tranquilamente. Sus heridas necesitarán ser curadas pero... de cierta forma eres libre.
- Aclaraciones de la moderación:
- Puesto que tanto como Señor Nat, como Asderdeker desconfían de mi criterio de moderación, he accedido a continuar el moderado por petición de Kogáto.
Así mismo, esta trama ya estaba pensada desde el primer día que accedí a moderaros a los cuatro. Tengo pruebas del Word con la fecha por si no me creéis.
Sois libres de pedir un cambio de moderador. Tal vez os sea más ameno la dificultad de un rango S por otra persona, pero no se puede pasar con tal facilidad. Caer en trampas tan obvias (cuando no había aclarado que realmente no era este, y podría haber bloqueado el ataque de Dexter con una de sus técnicas).
Edit: En el torneo de Dressrosa mostrabas tu forma tanto masculina como femenina, así que a ojos del mundo esa forma no es secreta. Sabrán que eres Dexter hagas lo que hagas.
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