¡A por los enemigos! [Moderado Rango 4]

Os encontráis en vuestro barco, acercándoos a la isla del vicio y las apuestas: Casino Island. Frente a vosotros hay un puerto preparado para acoger vuestro navío. Hay mucho movimiento en los muelles, pero por suerte tenéis reservada una plaza. Ryohei ha recibido una carta conforme ha ganado una estancia de una semana en esta isla, con todos los gastos pagados. Parece que el benefactor es una persona influyente en la isla, y desea hablar de negocios con la familia Vongola. En cuanto amarráis el barco, os encontráis con que no tenéis indicaciones de a dónde debéis ir. ¿Esperaréis en el puerto u os aventuraréis en las calles llenas de gente y casinos?

Lo que tenéis frente a vosotros es una calle principal de hoteles y casinos, un paseo que parece ir rodeando toda la isla por la costa y a lo lejos, a un par de kilómetros, lo que parece ser una enorme montaña rusa ¿un parque de atracciones, tal vez?

Un joven niño se encontraba en la cocina de un barco. Era el gran, aunque pequeño, Ushi. Un chico de seis años que vestía con un pijama de vaca y unos cuernos dorados a los lados de la cabeza. Tenía un cabello afro y oscuro y unos ojos grandes y color esmeralda. Estaba comiendo sin parar todo tipo de comidas grasientas. Albóndigas, huevos fritos, patatas fritas... Parecía que su estómago no tenía un final.

- Ñam ñam ñam. ¡Qzé rca cñmidña! - Exclamó con la boca llena, casi ni se le entendía.

De pronto escuchó la voz de su jefe, debían prepararse. Corrió hasta su camarote mientras se metía en la boca un trozo enorme de pastel, casi tan grande como su cabeza. - ¡Gapido, Gprido! - Gritaba mientras masticaba el trozo de pastel. Entro corriendo en su camarote y empezó a preparar las cosas. Agarró una mochila de color verde y empezó a llenarla con las armas que había conseguido. La mochila estaba casi a reventar, se la colocó en la espalda y abultaba casi más que él.

Salió pitando del camarote, no sin antes coger unas golosinas para empezar a comer de camino a cubierta. Allí vio a su jefe, y sin dejar de comer golosinas trató de hablar con él. - Mtmslo a tsds. Ñom ñom ñom. - No había quien lo entendiese. Miró al paisaje y vio todas las luces de los carteles lumínicos que habían en aquella isla. Sus ojos brillaban como estrellas, y una vez tragado las golosinas, comenzó a babear.

Aquello le fascinaba. Luces de colores por todos lados por aquel callejón. No dudó en saltar desde cubierta a tierra, cayendo de culo. Empezó a llorar mientras daba vueltas alrededor de Ryohei.

- ¡B-Buah! ¡¡Duele, duele!! - Era un exagerado. Con la akuma que poseía no se podía haber hecho tanto daño, pero eso daba igual, necesitaba llamar la atención.

Ryohei, el niño no parece muy contento con tu explicación. Empieza a saltar por el aire, rebotando como un muelle y cambiando bruscamente de dirección a tu alrededor. Pese a tus sensores, no puedes ver por donde se está moviendo, aunque tu mantra te advierte de que te va a atacar por la derecha y... ¡derechaizquierdaderechaizquierdaderechaizquierda! Suelta una potente ráfaga de golpes a toda velocidad contra ti, todos ellos imbuidos de la misma forma que el ataque anterior.

Puño meteoro a 260 km/h en ráfaga + Haki armadura nivel 3

- ¡Nadie toca a mis hombres y sale impune! -grita el niño, mientras aterriza de nuevo. En ese momento, un hombre aparece corriendo apresurado, y te grita:
- ¡Señor Vongola, por favor, este es un lugar peligroso para usted! ¡Acompáñeme! -el hombre parece uniformado como un mafioso. Tal vez te lleve a tu destino. El niño parece querer intervenir, pero tras un instante de duda, chasquea los dedos y tanto él como sus esbirros se alejan.

Mientras tanto, Ugetsu, te ofrecen una abundante bandeja con manjares de ese mar, acompañados de una bebida exquisita. Parece que vuestro anfitrión no ha querido reparar en gastos. No puedes evitar llamar la atención de un par de mujeres de aspecto rico y generoso escote que se acercan a ti y tratan de flirtear contigo. Mientras, Ushi sigue durmiendo, con una enorme pompa de moco saliéndole de la nariz.

- ¡Aaaw, que monada! -dice una de las mujeres, mientras espachurra al niño vaca contra su pecho-. ¿Es su hijo? -te pregunta.

Unas nubes hechas de algodón de azúcar, rosas y esponjosas. Entre ellas descansa un pequeño niño con disfraz de vaca, apoyando sus diminutas manos en aquella masa suave. Un olor llega hacia él, parece que entre aquel mar de nubes corretean deliciosos pescados fritos, pero vivos. No sólo eso, es como si pudiese olfatear un sabroso manjar con su pequeña nariz. Pero algo inesperado ocurre. Las nubes de algodón de azúcar se vuelven más duras, como si se tratase de gelatina. Estas aplastan la cara del niño hasta el punto de dejarlo sin respiración. Su cara empieza a volverse roja mientras unos mocos verdes y viscosos salen de su nariz. Parece que es su final...

- ¡Socorro! ¡Voy a morir ahogado! - Grita Ushi al despertarse de golpe. Por suerte o desgracia no era nada más que un sueño. Aunque no todo. Al parecer si se estaba quedando casi sin respiración ya que su cara estaba entre dos enormes pechos. Se separó con fuerza y se bajó de un salto. - ¡Suéltame maldita vaca de ubres gigantes! ¡Casi me matas! - Grita para al acabar, tratar de recuperar todo el aire perdido. El olor a mar sigue ahí, y entonces se da cuenta de la deliciosa comida que hay preparada. Raudo y veloz se abalanza hacia el plato y agarra un gran trozo de pescado que se lleva a la boca, para poco después escupirlo con rabia. - ¡¿Pero qué es esto?! ¿No tienen ningún dulce? ¡Quiero dulces! - Grita mientras sus ojos comienzan a brillar por culpa de la acumulación de lágrimas que reflejan la luz.

Sus ojos se destinaron sobre una copa rellena un líquido dorado con unas burbujas subiendo y explotando al alcanzar la superficie. Estiró su brazo dispuesto a agarrar la copa para así dar un buen trago de aquello. Con suerte podría ser algún jugo de frutas o refresco con gas, pero también cabía la posibilidad de que fuese alcohol, y todos sabemos que pasa si un pequeño niño bebe alcohol, nada iría bien.

Off-Rol:

Vongola:

Ushi y Ugetsu:

Si seguís el curso de los acontecimientos, os acabaréis encontrando (cada uno con su guía) frente a la puerta de lo que parece una sala bastante grande en uno de los pisos superiores.

Cuando llegáis a la altura de la puerta, ésta se abre, mostrando un enorme salón de banquetes, con una kilométrica mesa en el centro del mismo. En la cabecera de la mesa veis a un hombre vestido con una chaqueta oscura de corte impecable. El hombre alza una copa de vino y saluda.

- Bienvenidos a mi pequeña morada. -dice, mientras extiende la mano hasta una de las fuentes de comida que cubren la mesa. Además de su plato hay otros tres asientos a lo largo de la enorme mesa, un situado en el extremo opuesto al suyo y dos en la mitad de la misma, estando así los comensales aislados-. Por favor, tomad asiento, no os sintáis incómodos... -dice mientras mantiene la sonrisa-. Aquí todos somos amigos, ¿no?

Tras vosotros, aparecen un par de hombres trajeados con gafas ahumadas, cosa harto innecesaria debido a la escasa iluminación. Pero en fin, allá ellos y sus excentricidades. El hombre os observa, sin dejar ni por un instante de sonreír. Parece estar evaluando todos vuestros gestos y movimientos.

- ¿Qué os ha parecido la isla? ¿Es de vuestro agrado? -pregunta.

Ah si directo al grano, así me gustan las cosas. Vera señor Vongola Ryohei estoy en una tesitura... digamos de dificultades, mi heredero y prosimo lider de la familia ha desaparecido. Naturalmente no tengo pruebas pero todo parece indicar que ha sido apresado por la familia rival.

Podéis observar como un hombre susurra algo al oído del jefe.

Bien según parece ya han conocido a algunos miembros rivales, verán ellos y yo tenemos desde tiempos de mi abuelo un pacto de no agresión, ellos se quedan su territorio y yo el mio, nadie mete las narices en los asuntos de nadie y así la marina y la población no esta descontenta, a nadie le gusta una guerra en su ciudad ¿ no están de acuerdo caballeros? Pero desvarió, déjenme ir directo al grano, lo que quiero que hagan es infiltrarse en el terreno de la familia rival, seguro que lo han visto su sede es el enorme parque de atracciones de la isla, pueden ver sus instalaciones desde cualquier parte de la isla, una vez allí han de localizar a mi hijo y traerlo sano y salvo. Pueden optar de la manera que mejor crean, destapar sus asuntos turbios sin bajas civiles seria magnifico, tenemos muchos contactos con la marina y las fuerzas de seguridad independientes de la isla. La destrucción masiva de todo también es posible, aunque eso perjudicaría los negocios. En fin que me da igual como lo hagan mientras los erradiquen y salven a mi hijo. Como recompensa les dejare heredar el territorio de mi enemigo y estableceríamos un sistema de negocios juntos. Por supuesto esta conversación jamas ha tenido lugar y sera totalmente negada. ¿Están interesados señores?

Podeis ver genuina preocupacion en su cara, a pesar de que no diriais si de verdad es sincero en todo lo que si esta claro es que os necesita y es una persona que respeta las tradiciones.

Un par de matones os escoltan a la salida, no os ponen ningún problema y os permitirán la entrada cuando lo deseéis para descansar, comer o lo que haga falta. Para ello os han preparado unas habitaciones para vosotros, pero si preferís alojaros por vuestra cuenta no tienen ningún inconveniente.

Ahora os encontráis en la calle en donde un flamante coche impulsado por tortugas Kame es puesto a vuestra disposición, el lujo es la principal característica de este vehículo. Podéis desplazaros por toda la isla con el ademas en la guantera tenéis a vuestra disposición una buena suma de dinero, parece ser que la mafia sabe como cuidar a su gente.

Ahora bien os toca mover ficha y decidir que hacer, tenéis un trato que cumplir.

Son las cuatro de la tarde y esta acaba de comenzar, hace buen clima y luce el sol multitud de transeúntes pululan por las calles asombrados de vuestro flamante coche que espera ser arrancado y conducido por vosotros.