¡A la olla! [Pasado] [Privado Xanxus y Low]

Me había perdido. Tenía un trabajo en aquella isla. ¿Cómo era su nombre? Shi... ¿Shimotsuki? Bueno, allí. De camino me vi enredado en una pelea pirata y me desvié de mi camino. No tenía ideas para salir de allí y llegar a otra isla conocida ya que esta parecía totalmente deshabitada. No había barcos, todo estaba inundado por vegetación y solamente escuchaba el sonido de pájaros.

Solamente veía árboles, árboles, pájaros y más árboles. Parecía una simple isla desierta. ¿Qué haría? Podía ir a ciegas, pero podría acabar en el mismísimo West Blue. Quizás, por raro que me pareciese, pudiera vivir alguien allí.

Me estaban matando aquellos mosquitos que no paraban de picarme. Me sentía débil ya que los sitios cálidos no eran demasiado de mi agrado. ¿Y si aquí estaba mi final? Era un final tonto, no podía terminar así. Con todas mis fuerzas seguí caminando pero lo único que hacía era aumentar el número de mosquitos a mi alrededor. Pegando al aire terminé por exterminarlos a todos pero finalmente, caí rendido al suelo.

Tardé un tiempo en despertar. No me encontraba muy bien. Y era normal, tenía menos sangre de lo normal y estaba cansado. Seguí tirado en el suelo hasta que mi cuerpo se recuperó y podía moverse con normalidad, sin caerse.

Me fui en la primera dirección que más me gustó, no sin antes conseguir varios mosquitos a mis espaldas. O la sangre de gyojin está muy buena o hay demasiados mosquitos. Seguí caminando totalmente recto hasta encontrar una de sus costas en la cual se encontraba un pequeño bote. ¡Había alguien más en la isla!

Con más ánimo me fui a buscarlo. Iba a ser difícil pero, si lo encontraba, todo hubiera valido la pena. Podría salir de aquella isla invadida por los mosquitos y los pájaros. Tardé mucho tiempo en llegar a encontrar a alguien.
Y en cuanto llegué a decirle siquiera una palabra, me disparó en todo el pecho y me tiró al suelo.

-¿Pero qué modales son esos?

Me levanté y me presenté para luego preguntar si sabía como salir de aquí y en qué dirección.

-Soy Lowell, Lowell Jakall. Encantado. ¿Sabes como salir de esta isla? Quiero ir al East Blue.

El hombre me ignoraba totalmente. No quería saber nada de mí en absoluto.

-¿Sabes por dónde ir acaso? Yo tampoco sé. Y dos mentes son mejores que una, ¿no?

Me acerqué y con o sin su consentimiento, lo seguiría. En su propia mirada se notaba que no tenía ni idea de que camino tomar para salir de esta isla. Lo estuve siguiendo y terminar por llegar a la... ¿civilización? Eran pequeñas casitas, como de indígenas. Es más, se veía algunos de ellos deambulando por el centro de la aldea.

En cuanto los vi, salí tranquilamente de entre los árboles, las hojas y los matorrales que rodeaban la aldea.

-Ey, chicos. ¿Sabéis como salir de esta isla? ¿Y por qué me miráis con esa cara?

La situación era muy tensa. Un silencio atroz que se cortaba por el piar de algunos pájaros y el movimiento de animales salvajes. Yo les miraba con cara de buenos amigos y ellos se relamían los labios. ¿Quienes eran?

Los muy brutos salieron en busca nuestra, seguramente a comernos. Sí, parecía un pez pero no sabía como tal. Puse las dos manos en las espadas y las saqué, en la izquierda la ligera y en la derecha la pesada.

-Lo siento, anda. Te ayudo si te puedo poner una regla. ¿Puedes intentar no matarlos?

Salí corriendo hacia el primero que venía hacia nosotros y le pegué un cabezazo lo más fuerte posible, mandándolo al suelo irremediablemente. Me acerqué a otro y le hice un corte en el pecho lo suficientemente profundo para que no se moviera con facilidad. En ese momento me lanzaron varias lanzas y las intenté parar todas cubriéndome con las dos espadas, mas una de ellas se me clavó en el hombro. Me la saqué, haciendo discurrir un chorro de sangre por mi hombro.

La lancé hacia otro de ellos a la máxima velocidad posible y se le quedó totalmente clavada en el hombro, inmovilizándole la mano.

-Ahí me he pasado, lo siento. - Decía mientras le pegaba con el contrafilo de la espada a otro y lo dejaba K.O - Mejor sin dejar marcas.

Me acerqué a mi ''acompañante'' tranquilamente para darle el relevo, mas en ese momento me lanzaron otra tanda de lanzas. No me daba tiempo a sacar la espada y pararlas eficazmente sin llevarme alguna que otra en la pierna o el hombro de nuevo.

Desperté de golpe, totalmente acalorado y sudando bastante. Desde luego, los gyojins no llevábamos bien el calor. Abrí los ojos lentamente, con sueño y cansancio que pesaban bastante sobre mis hombros. Una fogata. Había una maldita fogata al lado nuestra. ¿Ahora nos querían comer? El chico también estaba a mi lado, amordazado con unas cuerdas un poco más finas que las que me retenían, seguramente por el hecho de que yo fuera gigantesco comparado con él. Preguntó de golpe por un plan y medité unos momentos.

Solamente había una cuerda a la altura de los hombros para inmovilizarlos y otra a la altura de los pies para que no saliéramos corriendo. Lo ponían demasiado fácil, de verdad... Miré hacia el chico y sonreí, mostrando la gran fila de dientes afilados que poseía y miré a la cuerda.

-¿Nos vamos ya? - Solté en tono sarcástico.

Mordí la cuerda al momento, haciendo varias rajas en ésta. Pegué otro mordisco y un tercero, y la cuerda finalmente se rompió en pedazos. Seguí en la misma postura para que los habitantes no sospecharan de que me estaba escapando. Así, le pegué un mordisco a las que retenían al hombrecito y desaté las que estaban en mis piernas con las manos. Me habían enfadado. No solo lucharon con nosotros, sino que después nos quisieron comer. Suspiré y dije:

-¿Nos vamos o nos los cargamos?