Fantasmas níveos.[Moderado D. Alwynn]

Drum, isla de invierno. 06:00.
El sol empieza a despuntar tras los huecos de las pintorescas montañas de la zona. Hace frío, pero no más que el típico de la isla, el cielo amenaza con precipitar, y las aves marinas se han escondido.

Llevas esperando demasiado tiempo, se suponía que la misión debería de haberse entregado hace ya rato. Aún no hay rastros de las aves del correo, cuan decepcionante...más, un momento.

Una rápida sombra se extiende entre las frías aguas del puerto, como un torpedo emerge, levantando pequeños trozos del hielo que se arremolina contra la madera y la piedra de las estructuras.

Es un pingüino. Con pajarita. Y gafas de sol. Lleva un informe en las plumas, tras sacarlo, te lo tiende con su ala-leta. Dedica una mirada de ligoteo a tu ave acompañante, y vuelve a marcharse. Cosas más raras se han visto en el gobierno.

"Corren rumores de la presencia de revolucionarios en las montañas STOP Han interceptado mercancías gubernamentales STOP Recupere las mercancías a toda costa STOP Comunicaciones DEN-DEN interceptadas. No las use STOP Encontrará su equipo en el tonel de manzanas de la tienda de comestibles del final de la calle STOP El mensaje se autodestruirá STOP "

¿Quizás explotaría? No, acto seguido de terminar su lectura el ave acuática saldrá de nuevo, desmenuzando el papel con sus aletas y pico. Vuelve a despedirse y retrocede, lanzándose de nuevo al agua.

Al menos, Arimisa parece en su ambiente preferido.

Una vez llegues a la tienda, no tendrás problema alguno para tomar del tonel tus pertenencias, obviamente no iban a mandar a un CP con armas fácilmente visibles, además, un abrigo de piel de armiño negro, así como otras protecciones contra el frío se encuentran en el recipiente; además hay una pequeña nota escrita a mano, en cursiva, una letra un tanto rimbombante.
" Es la prueba para tu ascenso "

Estaba en Drum, era bastante temprano por la mañana, el cielo empezaba a aclararse. Pero unos oscuros nubarrones que amenazaban con dejar caer lluvia o nieve se pasaban por encima. Las aves marinas todavía no habían salido. Ni siquiera las aves de correo, que se suponía que debían de haber llegado hacía rato aparecían en la lejanía. Estaba empezando a impacientarme, solo estaba en aquella isla para una misión, pero si no llegaba no podía hacer nada. Justo cuando estaba pensando en irme hacia la posada para contactar por el den den mushi, una sombra cruzo por debajo de las aguas del puerto. Venia directo hacia mí por lo que me prepare para esquivarlo si era necesario. Cosa que no tuve que hacer pues era pingüino, hizo saltar varios trozos de hielo que había arremolinados el los maderos que sujetaban el muelle y callo delante mía. Llevaba pajarita y gafas de sol al más puro estilo agente del CP, incluso sus plumas parecen un traje como el que usa la mayoría de nuestro grupo. Me entregó un informe mientras parecía querer ligar con Arimisa, esto ya era el colmo ese pájaro parecía más del CP que muchos de los miembros en activo. Mientras yo comenzaba a leer el informe el desapareció.

"Corren rumores de la presencia de revolucionarios en las montañas STOP Han interceptado mercancías gubernamentales STOP Recupere las mercancías a toda costa STOP Comunicaciones DEN-DEN interceptadas. No las use STOP Encontrará su equipo en el tonel de manzanas de la tienda de comestibles del final de la calle STOP El mensaje se autodestruirá STOP "

No estaba segura de cómo se iba a destruir por lo que lo solté. Con una velocidad endiablada el pingüino volvió a salir del agua, recogió y trituró el informe para volver a irse despidiéndose con la aleta al estilo militar. Bueno al menos Arimisa parecía contenta, había ligado con un pingüino que aparentaba más rango que nosotras por su comportamiento y estábamos en un clima bastante apropiado para mi zoan y ella. Mientras la miraba revolotear alegremente por encima del puerto y las primeras casa me dirigí al tonel por mi armadura, mis armas y cualquier otra cosa que me hubieran mandado. Justo en la parte superior del tonel, nada más abrirlo había una nota manuscrita por mi maestro en buena caligrafía:

" Es la prueba para tu ascenso”

Tras recoger mi equipo del tonel me lo puse todo, menos el abrigo, a pesar de ser muy bonito llamaría menos la atención si no lo usaba. Al parecer mi maestro por fin había pensado en una promoción y como no iba a ser diferente a las otras veces me impuso una prueba. No sabía de qué dificultad seria, lo que si sabía es que le demostraría lo mucho que había mejorado en este tiempo y le haría estar orgulloso. Poco a poco se había convertido en otro para mí, junto a mi profesor de la academia. Sin más me encamine hacia las montañas por el camino, cuando estuve lejos de la ciudad me interné entre los árboles. Tras comprobar que nadie me seguía, me quede un rato detrás de un árbol esperando, pase a mi forma completa y junto a Arimisa volamos hacia un par de árboles cercanos. Allí espere otro poco comprobando que ciertamente no había seguido nadie con mis sentidos agudizados por la fruta. Luego mire hacia las montañas, había varios grupos de ellas y algunas parecían como torres salidas de la tierra casi totalmente verticales. Empezaría a investigar por ellas, si había gente escondida esos lugares serían los más convenientes, si es que tenían medios para subir.

Después de varia horas volando llegue a la primera “torre”, di varias vueltas antes de posarme. Tenía más o menos quinientos metros de radio y algunos árboles. Por el resto parecía vacía, no buscaría huellas por que las nevadas las habrían hecho desaparecer. Tampoco vi en mi búsqueda montículos sospechosos ni nada fuera de lo común en los árboles. Decepcionada me dispuse a acampar allí, pero lo pensé mejor y recorrí las paredes de la torre en busca de algún hueco. Encontré uno del tamaño suficiente para que Arimisa y yo pudiéramos dormir, aunque yo debería hacerlo en forma completa.  Por suerte para mi había descubierto que las cosas cabían junto a nosotras mientras dormitáramos y no sería necesario buscarles otro sitio. Además haríamos guardias para dormir por si acaso veíamos a alguno de los revolucionarios de los que nos habían informado. Arimisa bajo a cazar mientras yo inspeccionaba mejor aquel pequeño escondrijo, no había marcas de que fuera artificial ni si quiera de rastros de animales. Cuando Arimisa volvió cenamos y nos pusimos a descansar del largo trayecto.

- " Ve a por lash coshash Tony, que tu ya te hash levantado". Eshtúpida shea mi pequeña vejiga. - maldecía uno de los revolucionarios, además de tener que orinar en este abusivo clima, debía de llevar leña para la estufa, que ya languidecía.

Por suerte Tony tenía mucho parecido a un castor, paletas grandes, un abrigo marruzco, un olor insoportable, e incluso una lengüeta que sobresalía de sus pantalones, con el típico motivo de "waffles".
Retorcía los muelles de su fiel compañera, una navaja suiza del tamaño de un perro pequeño, recortando las ramas más secas de las coníferas, ocultas entre sus hermanas.Había recogido cuantas ramitas podía con su corta y rechoncha figura, se rascó la incipiente calva de aquel corto cabello que luchaba por falsear su alopecia.

- Creo que esto sherá shufishiente.- destacaba como un lunar en la nívea piel del terreno. Le era difícil andar en aquellas condiciones, cuanto ansiaba volver a su taller.

Suplemento de la voz de Tony:

Arimisa me despertó a mitad de la noche, había movimiento abajo. Se oía a alguien entre los árboles, no sabría decir que hacia pero podría investigarlo. Recogí las armas y despegué junto a Arimisa, bajamos planeando gracias a la forma de nuestras plumas no hacíamos ruido al volar, cosa que me había venido muy bien en múltiples ocasiones. Cuando estábamos llegando a la zona donde se escuchaba el ruido, pude distinguir una casa no muy lejos de allí y un rastro en la nieve que iba hasta un hombre con pinta de castor. El hombre bajito y con pinta de castor tenía una especie de lengüeta que salía del pantalón, a modo de cola de castor. Estaba medio calvo. Todo él estaba cubierto por un abrigo marrón que lo hacía destacar bastante entre todo lo blanco. No sabía si aquel tipo era un lugareño o uno de mis objetivos, de momento solo lo observaría e intentaría descubrir quién era, y en caso de ser revolucionario averiguar cuantos eran.

- Creo que esto sherá shufishiente.- Escuche decir al hombrecillo.

Le pedí a Arimisa que vigilara los alrededores y me avisara si alguien se acercaba, tenía los mismos sentidos o mejores que yo, por lo que confiaba plenamente en ella. Cuando el hombrecillo empezó a andar lo observé desde la rama del árbol, esperaría a que estuviera más lejos para remontar el vuelo y seguirlo sin que me descubriera. Esperaba que se dirigiera a la casa, si era así podría espiarlo desde lejos. Caminaba bastante lento, no era muy ágil parecía, aquello me daría cierta ventaja en combate abierto si era fuera de su casa. Tardo un rato en llegar a la casa, yo lo seguía como si de un animal en busca de comida se tratase por si de casualidad me descubría. Una vez entró en la casa me pose cerca de una de las ventanas y me dispuse a escuchar a ver si entendía algo, también active el haki mantra.

- Menos más que has vuelto, estamos congelados.- mencionó con disgusto una voz femenina. Vela era una muchacha lánguida y enfermiza, envuelta en mantas miraba con cansancio la apagada chimenea, sus ojos destellaban una sombra de maquillaje azul ya corroída por el tiempo, su pelo se pegaba a su triangular rostro, una extraña albina.

Había sido criada como esclava, y no había sido más que un pájaro enjaulado, una belleza sólo para los oídos. No podíamos culparla de su estado.

A su lado residía su salvador, un enorme mamotreto de leonesca y añil melena, afilaba una gladius, que conjuntaba con su armadura de piel y placas, el cerrado casco de gladiador reposaba a su lado.

- Claid, ya podrías haber ido tú, seguro que habrías tardado menos- se quejaba el paticorto roedor.

- Vela, cocina.- más que una orden pareció una petición por su tono, nunca hablaba demasiado. Allí en la sala no se encontraban más que los muebles típicos de una pequeña choza de cazadores, una cama, un armario, un par de trofeos sobre la chimenea y pieles amontonándose en el suelo.

El instinto de Claid le decía que algo no iba bien, y dedicaba miradas a las ventanas de su alrededor.

La nieve empezó a caer mientras el guiso era preparada por las femeninas manos. Un pequeño tropezón con una piel de oso al llevar la olla dejó al descubierto un tablón descuadrado,¿una trampilla?.

- Menos más que has vuelto, estamos congelados.- Pude llegar a escuchar, no sabría decir si era el inicio de la conversación o parte de ella.

La chica que había hablado era lánguida y  parecía enferma, estaba envuelta en mantas y miraba con cansancio hacia la chimenea, sus ojos destellaban  con una sombra de maquillaje azul, ya corroído por el tiempo. Su pelo se pegaba a su triangular rostro, una extraña albina. Aquella joven chica no tenía pinta de ser de estas tierras al igual que sus otros acompañantes. El único que parecía más capaz era un enorme mamotreto de leonesa y añil melena, que tampoco parecía provenir de esta isla. Afilaba un gladius, que conjuntaba con su armadura de piel y placas, el cerrado casco de gladiador reposaba a su lado.  Viendo a esos dos podía decirse que parecía un gladiador acompañado por una extraña y un castor, seguí mirando por si acaso hablaban de algo que pudiera servirme.

- Claid, ya podrías haber ido tú, seguro que habrías tardado menos- se quejó el castor al hombre alto, al menos ya empezaba a saber algún nombre cosa que podría servirme en el futuro.

- Vela, cocina.- Le pidió Claid a la chica que ahora sabia, que se llamaba Vela. No parecían los típicos cazadores, aunque el gran fardo de pieles en el suelo podía decir lo contrario.

La casita era típica, una estufa pequeña, una cama un armario y una pequeña cocina sin muchas cosas donde vela se puso a cocinar. Sobre la estufa un par de trofeos de caza, en el armario no sabía que podía haber pues desde mi posición no alcanzaba a verlo. Claid miraba bastante hacia las ventanas, por suerte gracias a mi entrenamiento en el Kami-e  junto al haki era capaz de esquivar sus miradas a tiempo. La nieve empezó a caer aquí fuera, no me preocupaba mucho, tenía buena protección contra el frio y me haría más difícil de seguir si algo pasaba. Vela termino de preparar el guiso, y mientras lo llevaba su pie se enganchó en una de las pieles del suelo, una grande de oso negro haciendo que esta se levantara a la vez que la chica se caía con el guiso. Durante un instante pude ver un tablón algo diferente, ¿Podía ser una trampilla? Debía tratar de averiguarlo, pero con aquellos hombres dentro y la tormenta sería difícil. Aunque quizá tuviera suerte si tenían que salir por algo de comida fuera podría apresar a uno mientras estuviera separado del grupo, podían dejar a la chica sola, sería lo más fácil, pero eso sería demasiada suerte. De momento seguiría espiando esquivando las miradas de Claid o cualquiera que intentara verme.

Era suficiente, había algo fuera y él lo sabía. Se levantó.

- Voy a hacer guardia.- Vela reprimió un "por favor". Tony esperó a que saliera para añadir la porción de guiso del gladiador a la suya propia.

- ¿ Qué?- miró mal a la muchacha, que le miraba con cierta reprimenda maternal.- Voy a mi taller...- mencionó al engullir aquel cuenco.

Levantó un poco la trampilla, entrando a aquel extraño sótano. Allí se encontraban tres de las cinco cajas metálicas, que intentaba abrir con todas sus herramientas... aunque él prefería la madera no había nada que un poco de fuerza bruta no solventara.

Vela suspiró, preocupada por la actitud de Claid.

Claid patrullará las cercanías de la casa, no parece tener muchos problemas para desplazarse en el nevado entorno, siquiera llevando tan pesada armadura. Sería mejor evitarle en combate cuerpo a cuerpo.

La ventana en la que estás no tiene cerrojo, aunque también podrás entrar por la puerta si quieres.

Vi como Claid se levantaba, y se dirigía hacia la puerta, di un pequeño salto y con un batir de alas subí hasta el tejado para evitar que me viera si daba una vuelta a la casa, y de verme solo vería un pájaro posado.

- Voy a hacer guardia.- escuché decir a Claid cuando ya estaba saliendo por la puerta.

Se encamino hacia la izquierda de la casa, no parecía importarle la nieve y avanzaba con decisión. Volví a bajar a la ventana a tiempo de ver como el castor abría la trampilla y decía que bajaba al taller. Así que no solo eran cazadores, que hacia un taller en una casa en medio de la nada, y encima en un sótano. No tenía sentido a menos que fueran los que estaba buscando, aun así tenía que asegurarme de ello. Dentro de la casa en la parte de arriba estaba solo la mujer, pero estaría encerrada en caso de que viniera el grandullón con la espada. Además de eso estaba el enano en el sótano, debería ser lista y más sigilosa que normalmente. Espere a ver qué pasaba, cuando la mujer se puso a recoger los platos para lavarlos, me dio la espalda, me puse en la forma hibrida, abrí la ventana y me cole sigilosamente por ella. La cerré lo más despacio que pude y cogí uno de los cuchillos, me había traído dos de ellos y dos de las pistolas, las tenía en un cinturón que sujetaba por debajo de las tupidas plumas para que no se viera. Si alguien me miraba fijamente en vuelo y tenía vista de águila podría llegar a ver las armas puestas en él, pero posado las tapaban las alas. Me acerque a la chica por detrás ya en forma humana, primero le tape la boca, luego le cogí una mano, tirando de ella retorcí el brazo en la espalda y le propine una patadita en la rodilla para desequilibrarla y que no pudiera hacer nada.

-Si me respondes a lo que te pregunte y no gritas, no te pasara nada. Tu compañero de fuera no podrá oírte y el de abajo, bueno si le tienes aprecio mejor que no suba. ¿Quiénes sois, y que hacéis en mis montañas?

Suelta el plato, que estalla contra el fregadero, cede ante tu dominación; emite un pequeño quejido, es harto débil.

-¿Quien...?- baja la mirada, tanto por el dolor como porque sabe que no le contestarás. - Estamos de vacaciones... eso es todo.

No hay duda en su tono, al fin y al cabo es la social del grupo. Más mentir a un agente es un delito penado, muy penado.

Ya dentro escuchas el forcejeo de gubias contra el metal del sótano.

La cogí muy por sorpresa, mis habilidades habían mejorado mucho gracias al duro entrenamiento. Ahora podía moverme casi por cualquier sitio sin hacer el menor ruido, y gracias al haki mantra predecir los movimientos y anticiparme.  Aun así dejó caer un plato que se estrelló contra el fregadero. No parecía que el castor se hubiera enterado pues se oía el ruido de la gubia abajo

-¿Quien...?- empezó preguntado, pero un pequeño tirón de la muñeca la hizo comprender. - Estamos de vacaciones... eso es todo.- Me respondió mientras nos dirigíamos cerca de la cama, que sería el lugar perfecto para “esconderla” a plena vista. La chica parecía bastante asustada, peo sería la mejor fuente de información de los tres sin necesidad de recurrir a la violencia. Mientras pasábamos por delante de la trampilla pude ver al castor forcejear con una caja metálica, la verdad era fue una situación muy cómica ya que cuando partió la gubia llegó a morder la caja. Mientras no subiera no pasaría le pasaría nada al pobre infeliz.

-Sabes, mentir a un agente del gobierno está muy mal.- le dije mientras forzaba un poco más el brazo.- Tu amigo ese que parece un castor es muy descuidado le he podido ver abajo y no eran cosas de vacaciones lo que tenía.- hice una pequeña pausa para que se impacientara un poco.- Vamos a hacer una cosa, tú me respondes bien a las preguntas y yo no mató a tu querido Claid. Así que empecemos, ¿Quiénes y cuántos sois? ¿y por qué robar esas cajas del gobierno y donde están todas? Tic, Tac, Tic, Tac.

Spoiler:

Ahora sabía que era un agente, pero debía hacer tiempo, debía de esperar a que Claid viniera, Tony no iba a presentar un rival aceptable para un agente...

- Claid y yo estamos de vacaciones, Tony encontró tres cajas en esta cabaña que pertenece a su familia desde hace mucho tiempo, seguramente alguien se las dejó aquí, y como es su casa se las ha apropiado. - aunque perdieran tres de las cajas, al menos podrían recuperar las otras que oportunamente escondio Clayd en aquel inhóspito paraje.

- Eso es todo. -afirma, con miedo, pero sin duda en su voz. Al fin y al cabo tenía que decirle a su amo que era la persona más bella y amable del mundo a diario. Debía saber mentir. - Se que está haciendo su trabajo, pero Clayd es demasiado protector, podríamos meternos en problemas que no queremos... pero le daremos las cajas si es lo ha venido a buscar.

Un grito de "Eureka" viene del piso inferior. Por fin, la ha abierto.

Una fruta con espirales.

- Claid y yo estamos de vacaciones, Tony encontró tres cajas en esta cabaña que pertenece a su familia desde hace mucho tiempo, seguramente alguien se las dejó aquí, y como es su casa se las ha apropiado. -Me dijo la chica, apreté un poco más su brazo, no podía más o podría partirlo, y de momento no quería hacerlo. Tardo un poco en contestar ya entre gimoteos.

- Eso es todo. -Parecía que no sabía nada más, pero cuando relaje un poco su brazo pareció que algo le vino a la cabeza. - Sé que está haciendo su trabajo, pero Clayd es demasiado protector, podríamos meternos en problemas que no queremos... pero le daremos las cajas si es lo ha venido a buscar.- Aquello me pareció muy bonito, pero no me fiaría de alguien como ella tan fácilmente. Así que la deje inconsciente de una llave y la puse en la cama cuidadosamente, si entraba Claid no sabría si estaba dormida o inconsciente. El siguiente era el Castor, que al parecer se llamaba Tony.

Me acerque a la cocina a por uno de los cuchillos, el hombrecillo de abajo podría ser más duro. A pesar de su aspecto, no sabía dónde podría estar Claid, pero fuera parecía que la tormenta se mantenía, por suerte para mí ya que si Claid estaba preocupado no creía que volviera hasta recorrer todos los alrededores. Cuando me estaba acercando a la trampilla escuche un “Eureka" desde el piso de abajo, al parecer aquel hombrecillo había conseguido abrir una de las cajas. No era posible, era una fruta del diablo. Sus espirales raras, tamaño antinatural y similitud a la que yo misma tome no me dejó lugar a dudas. Tenía que evitar a toda costa que la comiera, con toda la velocidad que me permitió mi cuerpo baje en silencio, aquel castor ya tenía la fruta levantada y parecía ansioso por comerla. Tuve que actuar rápido, apunte con el cuchillo. Calme la respiración me centre totalmente en el enano con el haki mantra, prediciendo todos sus movimientos y con un movimiento fluido de muñeca se lo lance donde debía de estar la columna vertebral, al fin los conocimientos médicos me servían de algo.

Mantra:

El pequeño hombre grita de dolor, la cuchilla ha perforado hasta tocar hueso, estimulando de horrible manera sus centros de dolor, la mano se le agita y la fruta rueda por el suelo, internandose en las entrañas de la oscura sala.

Claid alza la vista, "Lo sabía" corre hacia la casa, espada en mano, predispuesto a la batalla.

Mientrastanto, en un paraje recóndito unos ojos persiguen a la rapaz, le guían. Encontrará a quien tenía que supervisar desde un principio.

( Han mandado un cp de mayor rango a vigilar, sin interrumpir mucho, que quieras que no eres CP1, es una misión importante para tenerte sola).

Mi ataque no fue tan efectivo como yo había esperado, solo le golpeo en la columna clavándose poco en ella, seguramente solo hasta el hueso. Pero grito como si le estuvieran arrastrando al mismo infierno. La fruta por suerte para mi cayó rodando por la habitación, ya la buscaría luego ahora debía de ocuparme de ese hombrecito. La escena que tenía delante era el castor temblando por el dolor delante de una caja que tenía claramente el símbolo del gobierno, y otras dos cajas un poco más allá. Resultaría bastante difícil razonar con aquel hombre en ese estado, y el grito no creía que hubiera salido de la casa, aunque lo hubiera hecho, ninguna huella llegaba a la casa y si Claid se asomaba vería a Vela dormida. Así que no creía que me diera problemas de momento, espero que Arimisa lo viera salir y lo estuviera siguiendo. Centrándome en la situación saque las pistolas, apuntado al castor, mientras giraba para apartarme de las escaleras, me coloque detrás de las cajas del gobierno.

-Buenas noches, perdona mis modales. Normalmente te hubiera matado por lo que ibas a hacer, pero hoy tienes suerte. Tus compañeros ya no pueden ayudarte así que no quieres más dolor dime lo que quiero y te dejare tranquilo. Bien vamos a ello. ¿Quiénes os encargaron robar estas cajas? ¿Y cómo sabíais que tenían dentro?

Mientras esperaba una respuesta apuntaba a su cuello y corazón, con una pistola a cada sitio respectivamente, si se lanzaba a por mí lo mataría si intentaba huir también.

Aquel pobre hombre se retorcía de dolor, alargó sus pequeñas manos al mango del cuchillo, extrayendolo y callendo de rodillas, mientras este mismo se precipitaba contra los tablones, clavándose.

Respira fuertemente, no era alguien que combatiera a cuerpo, nunca de cerca, siempre con elaboradas trampas y artilugios. No le agradaba el dolor como a otros.

- Nunca... les vemos directamente, nos llegan por Den-den...-titubea, temiendo por su vida- Pues... para eso las he abierto, no sabíamos que contenían- La curiosidad mató al castor.Llora, mientras un torrente de mocos se mezcla con sus lágrimas.

Repugnante.

Los pasos se han detenido lejos de la puerta, Arimisa se posa en el quicio de la ventana, para después ulular en alarma. Algo ocurre.

A doscientos metros ha comenzado el combate, cargando con la gladius las partículas de metal estallan en contra de aquellos metálicos guanteletes, fintas y cortes sobre los ojos se lanzan; Clayd sangra, ¿qué clase de monstruo es el que combate?

La blanca capa ondea, mientras la sangre tiñe la nieve. No va a tocarle.

( Clayd se encuentra combatiendo a un hombre ataviado de un níveo color, capa y gafas de sol incluidas, que porta dos guanteletes con garras curvas de metal, se encuentran bastante lejos, pero con tus ojos de búho podrás ver al menos a Clayd, y a esta blanca sombra)

El enano trato de estirarse para agarrar el cuchillo, le permití hacerlo, confiaba en mis habilidades y no pensaba que ese pobre infeliz fuera a suicidarse. Cuando por fin consiguió coger el mango se lo sacó de golpe, cayendo de rodillas al suelo de madera mientras el cuchillo le caía de la manos y se clavaba detrás de el a escasos centímetros. Respiraba bastante agitado y por su cara parecía que había tenido bastante dolor para una vez.

- Nunca... les vemos directamente, nos llegan por Den-den...-consiguió decir, refiriéndose a la primera pregunta seguramente, y tras una pequeña pausa en la que cogió aire mientras temblaba- Pues... para eso las he abierto, no sabíamos que contenían. – termino al fin de decir, parecía decir la verdad.

Sus lágrimas, ahora se mezclaban con los mocos que segregaba por el miedo, la llorera y vete tú a saber que más, era una escena totalmente repugnante. Estaba claro que aquel hombrecito me contaría todo mientras no supiera que Claid seguía vivo, fuera de la cabaña.

-Muy bien, veamos donde está todo lo que robasteis desde que llegasteis y el den den mushi que usáis para contactar. – pregunte ya abiertamente. – si me contestas te daré a elegir como y donde acabaras, aún tienes varias opciones de salvarte.

Mientras hablaba oí la señal de aviso que le había enseñado a Arimisa, seguramente Claid volvía a la cabaña, o venia otra persona, aquello era malo, y ya era tarde para salir, bueno subiría a echar un vistazo.

-Esa es mi lechuza, bien traerá el mensaje con el inventario completo- me invente- por tu bien no te muevas a menos que quieras elegir la opción del dolor. - le dije para intimidarlo y que no hiciera boberias.

Me desplace bordeando las cajas y al castor, sin dejar de apuntarle ni de mirarle. Subí despacio los escalones, intentado no perder vista al sujeto. Debido a la oscuridad y a la tormenta no veía muy bien así que decidí hacer dos cosas. La primera allí donde estaba pasar a forma hibrida, para que me viera el castor. Y la segunda lo más rápido que pude acercarme a la ventana, abrirla y mirar para ver solo lo que parecían la sombra de Clayd y la de algo blanco a su lado. Parecían luchar, mejor para mí pensé. Volví rápidamente a la escalera, si ese castor se había movido moriría.

"Tiene una akuma... además de agente tiene akuma. Oh dios, salvame", atemorizado se encogió, tapandose con su "cola". Vaya revolucionario...

- Ahí están tres de las cajas... y el den-den interceptor- señaló sin mirar, hacia la penumbra del sótano, desde el que podía escucharse un pequeño "Beru-beru".

Arimisa se posiciona en tu hombro, mirando con interés a aquello que parece ser un roedor de tan absurdo tamaño.

- Por favor, dime que puedo hacer para no meterme en problemas, yo no sabía nada, solo soy un "mandao".

La pelea está por finalizar, ciego se debate a su alrededor, intentando localizar a su enemigo, infructuosamente. Cae, exhausto, las garras se cierran en torno a su cuello, arrastrándolo hacia la casa con lentitud.

Owlman. Fantasma níveo.:

Su voz es un desgarro, un ronco susurro, una hoja sobre la carne.
- ¿Cómo va la misión?

Cuando mire por las escaleras, el castor seguía allí, ahora más encogido de miedo, y tratando de taparse con la “cola”.  Qué pena daba aquel tipo, pero aún podía ser útil. Arimisa se posó en mi hombro al no haberle extendido el brazo, y se quedó mirando al hombre con la cabeza ladeada. Que estaría pensando para mirar así a aquel hombre, si podía llamarse así.

- Ahí están tres de las cajas... y el den-den interceptor- me logro decir, en cuanto se percató de que lo miraba. Estaba señalando hacia uno de los laterales, gracias a la forma hibrida pude ver las otras dos cajas y un Den-Den que había mencionado, el cual, estaba sonando. "Beru-beru"

- Por favor, dime que puedo hacer para no meterme en problemas, yo no sabía nada, solo soy un "mandao". -Casi suplico en hombrecillo, aprovecharía aquella situación.

- De momento, coge la llamada. – Le tendí el Den-den. – dependiendo de lo bien que lo hagas tu vida será más larga o corta. –Pareció que lo entendía, por qué cogió el den-den.

Pero antes de que pudiera un hombre de blanco apareció por la puerta, parecía que estuviera un reflejo de mi pero en hombre. Su voz era rara, como un susurro ronco, cortante cuando saludo, luego pregunto con el mismo tono:

- ¿Cómo va la misión?- no siguió al ver mi gesto y el Den-den en la mano de Tony.

-Ahora que por lo que veo Claid esta derrotado, espero que no hallas matado, mejor. Tony cógelo y actúa como siempre pero pídele que venga a por las cajas, que Claid no quiere dárselas y estás haciendo esto a sus espaldas.

Tragó saliva cuando el den-den abrió su imitadora boca.
- ¿Hola? Hola hola hola.... caracola, de castor.- era una voz aguda, infantil y exageradamente nasal.
- Si, aquí Tony... verás, tenemos un problema.
- El problema es que me has dejado llamarte castor sin enfadarte, así no tiene gracia ninguna. Ya tiene que ser grave.
- Clayd no quiere devolver las cajas, insiste en quedarse algunas para él y Vela.
- Clayd, ¿Clayd el que conocemos? No parece muy propio de él. Me lo hubiera esperado de tí, que con lo gordo que eres hubieras querido comer una... ahora que caigo...
- Yo no estoy gordo- dijo para sí, con susurro.
- Os dije que no abrierais las cajas...-la jovialidad se tornó en un seco páramo, un escalofrío de maldad.- ¿Porqué desobedeces órdenes Castor-chan?
- No... no era mi intención- empezó a ponerse nervioso- Cla...Clayd quería ver que había dentro, y me pidió que abriera una...
- Clayd es... ¿No estará por ahí, verdad?
-...no, no...
- Pues es un mamaostias, no es como tu y como yo... ¿verdad Tony?
Se ilusionó, a pesar de que no sabía quien era debía de ser alguien en un alto puesto del ejército revolucionario.
- Porsupuesto señor... entonces, ¿vendrá por las cajas? Y tambien para dar una lección al melenudo.
- Oh, no, no necesito moverme mucho para eso... sigue con el plan.- un pitido emana del cráneo del peliazul, tan agudo como un hervir de té. Los ojos del otro agente se abren, mientras lanza el cuerpo fuera, rompiendo cristales.

Bum. Adiós al cráneo del muchacho. Un humeante cuello se desangra en el cráter exento de nieve que se ha formado en donde antes estaba su testa.

- Creía que no estaba por ahí... eso ha sonado un pelín cerca. ¿Qué estáis...tramando?

¿Cuando se lo habían implantado? ¿Y si también lo tenía él?
¿Que les diferencia entonces del maligno gobierno?

Se llevó una mano a la nuca, con sus pequeñas manos de uñas descuidadas, con temor.

La paletuda cara se gira, su expresión lo dice todo "No has sido culpa mía, por favor, no dejen que me maten".

Evalué al recién llegado, que era CP seguro. Su forma de mirarme, como traía a Clayd y como me había hablado me habían dado las pistas. Además no pareció tener interés en atacarme, debía estar allí para ayudarme o controlarme, debí imaginar que mi maestro mandaría a alguien, no le gustan los fallos. Le hice una señal a Tony para que empezara.

- ¿Hola? Hola hola hola.... caracola, de castor.- la voz del hombre, si era esto y no un crio por el tono de su voz; era aguda, muy aguda casi me hacía daño a los oídos. Además de esos parecía que hablaba alguien con la nariz totalmente tamponada, como si la tuviera llena de mocos.

- Si, aquí Tony... verás, tenemos un problema.

- El problema es que me has dejado llamarte castor sin enfadarte, así no tiene gracia ninguna. Ya tiene que ser grave.

- Clayd no quiere devolver las cajas, insiste en quedarse algunas para él y Vela.

- Clayd, ¿Clayd el que conocemos? No parece muy propio de él. Me lo hubiera esperado de ti, que con lo gordo que eres hubieras querido comer una... ahora que caigo...

- Yo no estoy gordo- alcancé a escuchar como lo susurraba, pero no creo que el otro hombre lo hubiera oído, aunque por como lo trataba o hablaba creo que se lo hubiera esperado.

- Os dije que no abrierais las cajas...- pasó de la voz anterior a una fría y seca, tratando ya el asunto con seriedad, e incluso una pizca de enfado.- ¿Por qué desobedeces órdenes Castor-chan? 

- No... no era mi intención- El castor empezó a ponerse nervioso, y yo le hice un gesto para que se calmara, y continuara.- Cla...Clayd quería ver que había dentro, y me pidió que abriera una...

- Clayd es... ¿No estará por ahí, verdad?

-...no, no... –consiguió articular el hombrecillo.

- Pues es un mamaostias, no es como tú y como yo... ¿verdad Tony?- ahora aquel hombre lo trataba como un igual, no sabía lo que estaba sucediendo, y quería tener al menos a uno contento y controlado.

- Por supuesto señor... entonces, ¿vendrá por las cajas? Y también para dar una lección al melenudo.- Parecía un poco más animado que hace un momento, y algo más relajado.

- Oh, no, no necesito moverme mucho para eso... sigue con el plan.- un pitido empezó a sonar arriba, era como un silbato de alta frecuencia. Un instante después se escuchó una de la ventanas romperse y el hombre búho pasar de un salto por encima de la trampilla. Justo después de que pasara por encima se escuchó una explosión fuera. Tarde unos segundos en comprender, acababa de hacer explotar a Clayd con algún tipo de bomba a control remoto

- Creía que no estaba por ahí... eso ha sonado un pelín cerca. ¿Qué estáis...tramando?

Aquello fue un giro inesperado, aun así tenía a la chica y a Tony. A este último pensaba usarlo para llegar hasta el tipo del Den-den pero sería difícil al parecer. El castor ahora me miraba con una súplica, como diciendo: no me mates, o no dejes que me mate, vista la demostración de hacía unos momentos. Le susurre al oído lo que debía decir al otro hombre, y este lo iba diciendo, pero entrecortado, como al principio con nervios y miedoso:

-Estoy en el sótano él estaba fuera de guardia, por eso ha sonado cerca. Pero había escondido las cajas y ninguno del os dos sabemos dónde, pero podíamos quedarnos el siguiente cargamento.- lo hacía muy bien y puede que me sirviera de muchísima ayuda, si sobrevivía a lo que pasara después, quien sabe quizá hasta podría convertirse en mi primer informante dentro de la revolución.

Una pequeña risa.

- No no no... necesitaba que la misión Macedonia fuera un éxito... por suerte tomé las medidas necesarias... tan solo tendré que rastrear las posiciones que registré de cada uno sobre el mapa de la isla... te daré las coordenadas en la próxima conversación...

Un ¿éxito?

- Eso sí, tendrás que ir muy rápido... si no quieres hacer bum. Y tendré que mandar a un mejor soldado para protegeros, por si hay peligro... y supongo que para tranquilizar a Vela... pobre pobre Vela...- otra risa.

Una mezcla de esperanza y pavor se mezclaron en la cara del calvete.

- ¿Sigues ahí? Hooolaa....
- Si, si señor. Esperaremos... iré preparando las cosas para irnos...
- Ah, una cosa más Castor-chan...
Tragó saliva, atemorizado.
- Si... por un casual todo esto falla... y por lo tanto, una parte deliciosamente opcional de mi plan... me encargaré expresamente de convertir tu vida... en una aflicción.

No sabía que significaba eso, pero no había sonado nada agradable.

Colgó el den-den, y acto seguido la titubeante y peluda mano del carpintero.

Owlman volvió, quedando en la escalera.

-...tendré que enseñarte cosas, para que seas un aliado útil.

Fin: