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Te levantas en una vieja cama, a pesar de que el cuartel llevaba sin usarse unos cuantos años las camas no han empeorado, aunque puede que una de las tablas este suelta y ese dolor de riñones que has tenido todas la mañanas se deba a ella, igual deberías mirarla cuando vuelvas a la noche. Ahora al igual que los otros días debes continuar explorando los viejos túneles, almacenes y depósitos repartidos por el subsuelo de la zona del cuartel. Tus compañeros del turno de noche han descrito ruidos, figuras y gritos en medio de la noche que venían de los túneles del sur, por lo que tu grupo deberá ir a inspeccionarlo, aunque salís en un par de horas, ¿Qué harás hasta entonces?
Gusi
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Gusi se incorporó en la cama, quedándose sentado en uno de los laterales. Con un movimiento pesado, levantó los brazos para estirarse y un fuerte crujido sonó en su espalda. Lo cual le produjo un gran alivio, pues llevaba días con un dolor de riñones horrible.
Lentamente se fue incorporando de pie, colocándose unas chancletas y arrastrándolas, se dirigió al baño. Donde con los ojos cerrados por la cantidad de legañas que tenía, se puso a orinar. Bueno, o a intentarlo, ya que una tercera parte de lo que orino callo en su respectivo lugar. Una vez termino, con movimientos tambaleantes, se dirigió al lavabo y giro el grifo. El cual se veía que estaba viejo y le costaba escupir una mísera gota, produciendo un ruido chirriante y desagradable. Después de un minuto eterno, empezó a salir un chorrito de agua. Pudiendo por fin, lavarse la cara y abrir los ojos.
A pesar de tan desastrosa estancia estaba contento por tener una habitación individual y con lavabo. Odiaba tener que dormir en literas, algunos de sus compañeros roncaban como bestias. Y tener que usar baños compartidos era horrible, como hubiera entrado antes alguien con problemas intestinales, dejaba un olor vomitivo durante todo el día. Por no hablar de los riachuelos de orina del suelo, que esquivabas como si fuera lava.
Después se dirigió a la habitación donde estaba la cama y abrió una pequeña ventana por la que entraba una leve iluminación, pero suficiente para alumbrar aquello. Luego se volteó y miro a un reloj con forma de gato que colgaba de la pared.
-Vaya, aún es muy pronto. Normal que no allá sonado el despertador.-dijo cansinamente.
-Bueno al menos aprovechare la mañana.- Se tiró al suelo y empezó a hacer flexiones, abdominales y más ejercicios anaeróbicos. Después de una hora de duro ejercicio sin descanso, Gusi se dio una larga ducha de media hora. Cabe mencionar que la ducha era lo más moderno de la estancia, funcionaba perfectamente. Después se secó, se peinó (por no decir engomino, para tener su peculiar pelo pincho) y se vistió con mucha calma. Cogió su escopeta y se la coloco en la parte de atrás del pantalón, también se puso sus guantes de combate. Y dispuesto a salir de la habitación pensó: Estoy listo para empezar el día.
Lentamente se fue incorporando de pie, colocándose unas chancletas y arrastrándolas, se dirigió al baño. Donde con los ojos cerrados por la cantidad de legañas que tenía, se puso a orinar. Bueno, o a intentarlo, ya que una tercera parte de lo que orino callo en su respectivo lugar. Una vez termino, con movimientos tambaleantes, se dirigió al lavabo y giro el grifo. El cual se veía que estaba viejo y le costaba escupir una mísera gota, produciendo un ruido chirriante y desagradable. Después de un minuto eterno, empezó a salir un chorrito de agua. Pudiendo por fin, lavarse la cara y abrir los ojos.
A pesar de tan desastrosa estancia estaba contento por tener una habitación individual y con lavabo. Odiaba tener que dormir en literas, algunos de sus compañeros roncaban como bestias. Y tener que usar baños compartidos era horrible, como hubiera entrado antes alguien con problemas intestinales, dejaba un olor vomitivo durante todo el día. Por no hablar de los riachuelos de orina del suelo, que esquivabas como si fuera lava.
Después se dirigió a la habitación donde estaba la cama y abrió una pequeña ventana por la que entraba una leve iluminación, pero suficiente para alumbrar aquello. Luego se volteó y miro a un reloj con forma de gato que colgaba de la pared.
-Vaya, aún es muy pronto. Normal que no allá sonado el despertador.-dijo cansinamente.
-Bueno al menos aprovechare la mañana.- Se tiró al suelo y empezó a hacer flexiones, abdominales y más ejercicios anaeróbicos. Después de una hora de duro ejercicio sin descanso, Gusi se dio una larga ducha de media hora. Cabe mencionar que la ducha era lo más moderno de la estancia, funcionaba perfectamente. Después se secó, se peinó (por no decir engomino, para tener su peculiar pelo pincho) y se vistió con mucha calma. Cogió su escopeta y se la coloco en la parte de atrás del pantalón, también se puso sus guantes de combate. Y dispuesto a salir de la habitación pensó: Estoy listo para empezar el día.
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Cuando sales de tu cuarto ves a tu superior parado frente a tu puerta con cara de muy pocos amigos, seguramente sea porque debías hacer algo y se te ha olvidado, o simplemente es que le caes mal.
-Marine, deberías estar hace quince minutos en el comedor para el desayuno. Ahora es demasiado tarde, preséntese en la puerta principal salimos en cinco minutos. ¡Vamos! ¡Muévase!
Parece que hoy tendrás que pasar toda la mañana si comer nada, y tus tripas parecen que empiezan a rugir pidiendo algo. La puerta principal esta hacia el norte, y si vas caminando normal tardarías como cuatro minutos, la cocina esta para el lado contrario y tardarías tres en llegar. Es tú decisión, pero parece que tu superior te haría un consejo de guerra si te pilla o no llegas a la puerta principal a tiempo.
-Marine, deberías estar hace quince minutos en el comedor para el desayuno. Ahora es demasiado tarde, preséntese en la puerta principal salimos en cinco minutos. ¡Vamos! ¡Muévase!
Parece que hoy tendrás que pasar toda la mañana si comer nada, y tus tripas parecen que empiezan a rugir pidiendo algo. La puerta principal esta hacia el norte, y si vas caminando normal tardarías como cuatro minutos, la cocina esta para el lado contrario y tardarías tres en llegar. Es tú decisión, pero parece que tu superior te haría un consejo de guerra si te pilla o no llegas a la puerta principal a tiempo.
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Al salir por la puerta Gusi, se golpeó contra un cuerpo mucho más grande y fuerte, que el suyo. Al afinar su vista delante de su cara, pudó apreciar el emblema de un rango superior. Rápidamente el recluta Gusi, se llevó la mano a la frente y se puso firme, con los dos pies juntos. Acompañado de un convincente y fuerte:
-¡¿Mi señor?!- alzando la vista y mirando directamente a los ojos del superior. Era una de las pocas cosas que aprendió en el reclutamiento. Si apartabas la vista de un superior, estabas perdido, porque entonces sabría que le tienes miedo y te haría pasar un infierno.
-Marine, deberías estar hace quince minutos en el comedor para el desayuno. Ahora es demasiado tarde, preséntese en la puerta principal salimos en cinco minutos. ¡Vamos! ¡Muévase!- grito con rabia, dejando un leve pitido en los oídos al recluta.
¿Enserio se le había hecho tan tarde? No podía creérselo, las tripas ya empezaban a rugirle descontroladamente, produciendo unos ruidos un tanto peculiares. La noche anterior no había pegado bocado, porque quería tener más apetito para el desayuno. Ya que los desayunos eran más suculentos que las vaporizadas y humeantes cenas. Pero quien iba a pensar que se iba a perder el desayuno también.
-¡Si, mi señor!- alzo la voz clara y firma ante el superior. Mientras pensaba en la suculenta variedad de bollos y pasteles que había en el comedor. Las tripas empezaron a rugirle de nuevo. Con optimismo pensó que alguno de los reclutas más glotones podría haberse guardado parte del desayuno y ,con suerte, le daría algo.
El superior dirigió la marcha en dirección a la puerta principal y Gusi decidió seguirle a pesar de la hambruna. Mientras de reojo miraba la otra dirección del pasillo, en la cual se encontraba la cocina, con los pasteles sobrantes del desayuno, esperándole.
-¡¿Mi señor?!- alzando la vista y mirando directamente a los ojos del superior. Era una de las pocas cosas que aprendió en el reclutamiento. Si apartabas la vista de un superior, estabas perdido, porque entonces sabría que le tienes miedo y te haría pasar un infierno.
-Marine, deberías estar hace quince minutos en el comedor para el desayuno. Ahora es demasiado tarde, preséntese en la puerta principal salimos en cinco minutos. ¡Vamos! ¡Muévase!- grito con rabia, dejando un leve pitido en los oídos al recluta.
¿Enserio se le había hecho tan tarde? No podía creérselo, las tripas ya empezaban a rugirle descontroladamente, produciendo unos ruidos un tanto peculiares. La noche anterior no había pegado bocado, porque quería tener más apetito para el desayuno. Ya que los desayunos eran más suculentos que las vaporizadas y humeantes cenas. Pero quien iba a pensar que se iba a perder el desayuno también.
-¡Si, mi señor!- alzo la voz clara y firma ante el superior. Mientras pensaba en la suculenta variedad de bollos y pasteles que había en el comedor. Las tripas empezaron a rugirle de nuevo. Con optimismo pensó que alguno de los reclutas más glotones podría haberse guardado parte del desayuno y ,con suerte, le daría algo.
El superior dirigió la marcha en dirección a la puerta principal y Gusi decidió seguirle a pesar de la hambruna. Mientras de reojo miraba la otra dirección del pasillo, en la cual se encontraba la cocina, con los pasteles sobrantes del desayuno, esperándole.
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Cuando llegas a la puerta el oficial al mando de tu unidad se gira y empieza a caminar seguido del resto de marines, parece que vas a tener que preguntar a tus compañeros de que se trata hoy la misión, pues te has perdido el informe de inteligencia, bueno que más da, estos suelen fallar casi siempre ¿no?, bueno quizás en el de hoy habían acertado, puede que nunca lo sepas. Mientras avanzas para alcanzar al resto el capitán que te ha llevado hasta la puerta os mira, con una cara indescifrable, es nostalgia, pena, no puedes estar seguro.
El camino de vuestra patrulla termina una hora después delante de lo que parece la entrada a un bunker, aunque está cubierta de vegetación y la puerta oxidad y con marcas de dientes, garras o arañazos, no lo sabes seguro. ¿Has sacado algo en claro del viaje, comida quizás? Y ahora que harás, el resto parecen nerviosos. Desde dentro del bunker de repente suena una especie de aullido escalofriante, aunque puede ser el viento en alguna vieja y oxidada rejilla de ventilación.
El camino de vuestra patrulla termina una hora después delante de lo que parece la entrada a un bunker, aunque está cubierta de vegetación y la puerta oxidad y con marcas de dientes, garras o arañazos, no lo sabes seguro. ¿Has sacado algo en claro del viaje, comida quizás? Y ahora que harás, el resto parecen nerviosos. Desde dentro del bunker de repente suena una especie de aullido escalofriante, aunque puede ser el viento en alguna vieja y oxidada rejilla de ventilación.
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Al llegar a la puerta principal Gusi se percató de que su pelotón ya estaba partiendo. Rápidamente hecho a correr dejando atrás al superior que le había acompañado hasta la puerta. Con rapidez y sigilo, sin que el oficial al mando se enterase de que había llegado tarde, se incorporó en la última fila del pelotón. Entre medias de un tío gordo, llamado Carl, y otro con cara de bobo, llamado Leny. Gusi se volteó un segundo para ver por el cuartel y allí diviso al capitán que seguía en la puerta principal, mirándoles fijamente.
Gusi suspiro pesadamente, por lo estresante que estaba empezando el día. Sin duda le había mirado un tuerto. Con un poco de su chulería se arrimó a Carl y le pidió educadamente que si tenía algo de comer. Este se negó a darle nada, y Gusi improviso una historia de porque no había podido ir a desayunar. Carl al final accedió, pero claramente acompañado por un asombro discurso de cómo había salvado a una familia de Skypianos y por eso no pudo llegar al desayuno. El recluta gordo, flipando por la absurda historia le entrego a Gusi medía chocolatina mordisqueada en su envoltorio. ¿Realmente le había creído? Gusi la cogio con un poco de asco, pues aun tenía babas frescas. La envolvió bien en su envoltorio y se la introdujo en el bolsillo, para cuando el feroz hambre le llamara a las puertas del estómago.
Cansado de tanto caminar decidió preguntar a los dos tipos que a donde se dirigían. Leny le contesto con un “Si”, un tanto desconcertante. Así pues, Gusi decidió que era mejor no volver a preguntarle. Miro a Carl, el cual sudaba como un cerdo y dijo. “-Vamos a acabar con una plaga de animalillos en un bunker abandonado.” ¿Otra vez a esterninar ratas? Pensó Gusi con mucho pesar. En ese momento, toda la patrulla se detuvo. Y ante nosotros se veía un enorme bunquer cubierto por vegetación. La imagen era terrorífica, la puerta era enorme y estaba repleta de arañazos y marcas de dientes.
En ese momento sonó como un aullido. Alguno de los marines empezaron a temblar y a mirar de un lado a otro en busca de alguna escapatoria. Gusi los miraba con cara de incrédulo, ante tales acciones. Leny miraba la puerta, mientras una baba salía de su boca y colgaba como una cascada. Carl parecía demasiado seguro de si mismo y una y otra vez se repetía: “-Solo son ratas, solo son ratas, solo…”
Gusi suspiro pesadamente, por lo estresante que estaba empezando el día. Sin duda le había mirado un tuerto. Con un poco de su chulería se arrimó a Carl y le pidió educadamente que si tenía algo de comer. Este se negó a darle nada, y Gusi improviso una historia de porque no había podido ir a desayunar. Carl al final accedió, pero claramente acompañado por un asombro discurso de cómo había salvado a una familia de Skypianos y por eso no pudo llegar al desayuno. El recluta gordo, flipando por la absurda historia le entrego a Gusi medía chocolatina mordisqueada en su envoltorio. ¿Realmente le había creído? Gusi la cogio con un poco de asco, pues aun tenía babas frescas. La envolvió bien en su envoltorio y se la introdujo en el bolsillo, para cuando el feroz hambre le llamara a las puertas del estómago.
Cansado de tanto caminar decidió preguntar a los dos tipos que a donde se dirigían. Leny le contesto con un “Si”, un tanto desconcertante. Así pues, Gusi decidió que era mejor no volver a preguntarle. Miro a Carl, el cual sudaba como un cerdo y dijo. “-Vamos a acabar con una plaga de animalillos en un bunker abandonado.” ¿Otra vez a esterninar ratas? Pensó Gusi con mucho pesar. En ese momento, toda la patrulla se detuvo. Y ante nosotros se veía un enorme bunquer cubierto por vegetación. La imagen era terrorífica, la puerta era enorme y estaba repleta de arañazos y marcas de dientes.
En ese momento sonó como un aullido. Alguno de los marines empezaron a temblar y a mirar de un lado a otro en busca de alguna escapatoria. Gusi los miraba con cara de incrédulo, ante tales acciones. Leny miraba la puerta, mientras una baba salía de su boca y colgaba como una cascada. Carl parecía demasiado seguro de si mismo y una y otra vez se repetía: “-Solo son ratas, solo son ratas, solo…”
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Tu oficial al mando pide voluntarios para entrar al bunker, y parece que nadie está muy dispuesto a ser el que entre a investigar el bunker y limpiarlo. Aun así el oficial de vuestra patrulla no pierde la esperanza y se planta entre vosotros y la puerta del lugar. Mirándoos con determinación y sin hacer caso de otro aullido, o viento que silva, aunque parece más lo segundo empieza a hablar:
-Marines, estamos aquí para reconquistar nuestra base, devolverle el esplendor y hacer que los piratas, revolucionarios y maleantes del mundo vean que por mucho que lo intenten la marina siempre resurgirá, más fuerte, más dura, mejor preparada. Vosotros sois ese resurgimiento, ¡¿Quién será el primero en aceptar el desafío e ser un marine?!
Tras este discurso varios marines comienzan a levantar la mano presentándose como voluntarios, cuando parece que está conforme con el número el oficial os acompaña a la puerta.
*Nota: si no te ofreces voluntario el mismo oficial te pedirá que vayas, por eso de llegar tarde.
-Marines, estamos aquí para reconquistar nuestra base, devolverle el esplendor y hacer que los piratas, revolucionarios y maleantes del mundo vean que por mucho que lo intenten la marina siempre resurgirá, más fuerte, más dura, mejor preparada. Vosotros sois ese resurgimiento, ¡¿Quién será el primero en aceptar el desafío e ser un marine?!
Tras este discurso varios marines comienzan a levantar la mano presentándose como voluntarios, cuando parece que está conforme con el número el oficial os acompaña a la puerta.
*Nota: si no te ofreces voluntario el mismo oficial te pedirá que vayas, por eso de llegar tarde.
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En ese momento, el oficial de la patrulla se colocó en medio de la enorme puerta. El tipo era fuerte y grande, la verdad que infundía confianza y seguridad. Todos los reclutas se pusieron firmes y en filas. El oficial con una voz grave dijo: "-Marines, estamos aquí para reconquistar nuestra base, devolverle el esplendor y hacer que los piratas, revolucio..." Algunos marines al escuchar tal discurso, se sintieron orgullosos de ser marines y levantaron la mano firmemente. Lo cual no era el caso de Gusi. Un aullido volvió a retumbar dentro del bunquer. Produciendo que algunos reclutas bajaran las manos.
Gusi estaba orgulloso de ser marine, pero no quería hacer el trabajo sucio. Así pues a pesar de lo que dijeran no tenía intención de levantar la mano por nada del mundo. Pero como se dice, "nunca digas nunca". Como sabemos ese día Gusi no tenía un día que digamos perfecto. Debido al calor y a la caminata. La chocolatina que Carl le había dado empezó a derretirse en el bolsillo. Haciendo que un reguillo de chocolate recorriera su pierna. Dejando un caminito de chocolate.
Gusi al estar firme no se percató, pero en ese momento unas cuantas hormigas se introdujeron en sus pantalones. Las cuales empezaron a picarle. El recluta al darse cuenta empezó a dar saltos y a mover los brazos, como un mala coreografía de Shakira. Como se encontraba al final de la fila, el oficial pensó que estaba levantando los brazos efusivamente para ser voluntario. El recluta golpeo todas las hormigas que sentía por encima de su ropa. Con mucho asco, se sacó la chocolatina, que ahora era una bola de chocolate derretido con hormiguitas por todos lados. La tiro al suelo y le limpio la mano con la vegetación que estaba cerca. Carl miro con pena la chocolatina en el suelo.
Cuando Gusi levanto la vista vio como el oficial le estaba señalando y dijo algo así como:"-Me gusta el entusiasmo de ese chico, espero que todos cojáis nota de él". Todos los marines le miraron, algunos con reproche y otros con valentía. Gusi sorprendido se dio cuenta de que no podía echarse atrás, y pesadamente se dirigió a la puerta del bunquer, mientras con la mano mataba disimuladamente a las hormigas que aún estaban dentro de su uniforme. Para su asombro, Carl y Leny iban detrás de él, como voluntarios. Éramos un puñado de soplagaitas los que habíamos decidido ser los voluntarios. El oficial estaba conforme con el número y nos dirigimos al interior de aquella terrorífica catacumba.
Gusi estaba orgulloso de ser marine, pero no quería hacer el trabajo sucio. Así pues a pesar de lo que dijeran no tenía intención de levantar la mano por nada del mundo. Pero como se dice, "nunca digas nunca". Como sabemos ese día Gusi no tenía un día que digamos perfecto. Debido al calor y a la caminata. La chocolatina que Carl le había dado empezó a derretirse en el bolsillo. Haciendo que un reguillo de chocolate recorriera su pierna. Dejando un caminito de chocolate.
Gusi al estar firme no se percató, pero en ese momento unas cuantas hormigas se introdujeron en sus pantalones. Las cuales empezaron a picarle. El recluta al darse cuenta empezó a dar saltos y a mover los brazos, como un mala coreografía de Shakira. Como se encontraba al final de la fila, el oficial pensó que estaba levantando los brazos efusivamente para ser voluntario. El recluta golpeo todas las hormigas que sentía por encima de su ropa. Con mucho asco, se sacó la chocolatina, que ahora era una bola de chocolate derretido con hormiguitas por todos lados. La tiro al suelo y le limpio la mano con la vegetación que estaba cerca. Carl miro con pena la chocolatina en el suelo.
Cuando Gusi levanto la vista vio como el oficial le estaba señalando y dijo algo así como:"-Me gusta el entusiasmo de ese chico, espero que todos cojáis nota de él". Todos los marines le miraron, algunos con reproche y otros con valentía. Gusi sorprendido se dio cuenta de que no podía echarse atrás, y pesadamente se dirigió a la puerta del bunquer, mientras con la mano mataba disimuladamente a las hormigas que aún estaban dentro de su uniforme. Para su asombro, Carl y Leny iban detrás de él, como voluntarios. Éramos un puñado de soplagaitas los que habíamos decidido ser los voluntarios. El oficial estaba conforme con el número y nos dirigimos al interior de aquella terrorífica catacumba.
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Bien, nada más entrar os dan unas linternas estilo mina para poneros sobre la gorra, o donde os dé la gana. Por dentro el lugar tiene también muchos arañazos sobre la roca escavada que forman el bunker, cosa que hace temblar a más de un voluntario. Algún gracioso acaba de asustar a Lenny, ¿o no han sido tus compañeros? En cualquier caso el pobre ha dado un salto que casi llega al techo.
-Marines, tener preparados los DDM, quiero informes cada hora o si algo raro ocurre. Gustavo, tu lideras por el ser el más entusiasta. –Se acerca a ti para susurrarte.- Si lo haces olvidare tu falta de puntualidad, y puede que incluso te recomiende para una medalla o ascenso, si no, bueno ya veremos. –Tras eso se aparta y os habla a todos de nuevo.- Este bunker es esencial, tiene varios subniveles, cada uno deberéis coger uno de los planos sobre la mesa y seguir las indicaciones de Gustavo, aquí dentro es vuestro superior directo, ¡¿Entendido Marines?!
-Marines, tener preparados los DDM, quiero informes cada hora o si algo raro ocurre. Gustavo, tu lideras por el ser el más entusiasta. –Se acerca a ti para susurrarte.- Si lo haces olvidare tu falta de puntualidad, y puede que incluso te recomiende para una medalla o ascenso, si no, bueno ya veremos. –Tras eso se aparta y os habla a todos de nuevo.- Este bunker es esencial, tiene varios subniveles, cada uno deberéis coger uno de los planos sobre la mesa y seguir las indicaciones de Gustavo, aquí dentro es vuestro superior directo, ¡¿Entendido Marines?!
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Gusi contemplaba la enormidad del bunker. Era como una enorme cueva prehistórica, pero con una sutil diferencia, esta estaba llena de grandes y largos arañazos que se contemplaban con la leve luz que entraba por la puerta. El bunker estaba casi en completa oscuridad, así pues, el oficial al mando empezó a entregarnos linternas de cabeza. Gusi se la puso y comprobó que funcionaba. Esa misma acción hicieron algunos otros reclutas, y esto hizo que por primera vez vieran los arañazos de las paredes. Algunos reclutas pusieron cara de pánico al imaginarse que ser había hecho tal cosa. Uno de ellos fue nuestro querido Leny, que las miraba con la vista perdida en un mundo de fantasía. En ese momento uno de los más populares reclutas, Sebastián. Agarro a Leny de las costillas y le asusto.
Leny dio un enorme salto y su linterna cayó al suelo. El bobalicón compañero se puso a llorar mientras cogía la linterna rota del suelo. Gusi se acercó a él y le dijo: "-No pasa nada Leny, aquí tienes la mía". Leny cogió la linterna y las lágrimas dejaron de salir de su rostro. Gusi se acercó al oficial y le pidió otra linterna. A lo que el oficial le contesto un “no” rotundo. Gusi no sabía si se refería a que no quedaba más o que no quería darle otra, para que acabara rota. En ese momento el oficial alzo la voz y dijo:"-Marines, tener preparados los DDM, quiero informes cada hora o si algo raro ocurre. Gustavo, tu lideras por el ser el más entusiasta." Gusi miro dubitativo al oficial, como si no acabara de creerse lo que acaba de oír. Entonces el oficial se acercó y le susurro"- Si lo haces olvidare tu falta de puntualidad, y puede que incluso te recomiende para una medalla o ascenso, si no, bueno ya veremos." Entonces Gusi lo comprendió, aun se la tenía guardada por haber llegado tarde. Entonces el oficial volvió a alzar la voz y dijo:"- Este bunker es esencial, tiene varios subniveles, cada uno deberéis coger uno de los planos sobre la mesa y seguir las indicaciones de Gustavo, aquí dentro es vuestro superior directo, ¡¿Entendido Marines?!". Acompañado por un "Si, mi señor" al unísono de todos los reclutas.
Gusi rápidamente hecho un vistazo a los mapas del bunker y los reclutas empezaron a rodear la mesa. Alumbrándose con la ayuda de los reclutas que miraban los mapas empezó a trazar un plan improvisado y rápido, pues estaba seguro que el oficial le echaría una bronca si tardaban mucho en realizar la misión.
-Bien, chicos. Nos encontramos en la parte superior del bunker. Está dividido en 3 subniveles, nuestro objetivo, es limpiar todos. Somos 11 así que no dividiremos en grupos de tres y dispersarnos por los niveles. Y un grupo de dos se quedara en las escaleras por si algún equipo necesita su apoyo allí abajo.- dijo mientras señalaba y lo indicaba todo en el mapa. Al alzar la vista vio como Sebastián le miraba con odio, seguramente eran celos.-Yo haré los grupos y partiremos a mi orden.
Gusi empezó a dividirlos en partes iguales. Para que en todos los grupos hubiera un recluta considerablemente fuerte(o eso creía Gusi según lo que veía en los entrenamientos). Estaba claro que no quería a Sebastián en su grupo y menos cerca de Leny. Así pues, Gusi acabo formando equipo con Carl y Leny. "-¡Todos a sus puestos!" grito Gusi.
Y empezaron a formar fila y seguir las indicaciones de Gusi en dirección a las escaleras. Dos reclutas se quedaron a la entrada de la escalera (de refuerzo en caso de problemas), mientras los otros nueve miembros bajaban. En el primer subnivel contemplamos como era casi idéntico al superior. Después de echar un leve vistazo desde las escaleras el primer equipo (en el que iba Sebastián) partió a la oscuridad. Continuaron los demás, y al llegar al segundo subnivel, contemplamos un gran espacio con muchas puertas. Tras unos segundos en busca de posibles inconvenientes con la mirada, el segundo equipo partió. "-Tener mucho cuidado chicos, y estar siempre atentos" le dijo Gusi con firmeza para que no tuvieran miedo. Al llegar a la última planta Gusi apenas veía nada con las luces de Leny y de Carl. Así pues, cogió una tabla que había por allí y con telarañas, que salían de todos lados, se improvisó una antorcha que encendió con un puño de fuego de sus guantes. Y al alzar la visto contemplo…
Leny dio un enorme salto y su linterna cayó al suelo. El bobalicón compañero se puso a llorar mientras cogía la linterna rota del suelo. Gusi se acercó a él y le dijo: "-No pasa nada Leny, aquí tienes la mía". Leny cogió la linterna y las lágrimas dejaron de salir de su rostro. Gusi se acercó al oficial y le pidió otra linterna. A lo que el oficial le contesto un “no” rotundo. Gusi no sabía si se refería a que no quedaba más o que no quería darle otra, para que acabara rota. En ese momento el oficial alzo la voz y dijo:"-Marines, tener preparados los DDM, quiero informes cada hora o si algo raro ocurre. Gustavo, tu lideras por el ser el más entusiasta." Gusi miro dubitativo al oficial, como si no acabara de creerse lo que acaba de oír. Entonces el oficial se acercó y le susurro"- Si lo haces olvidare tu falta de puntualidad, y puede que incluso te recomiende para una medalla o ascenso, si no, bueno ya veremos." Entonces Gusi lo comprendió, aun se la tenía guardada por haber llegado tarde. Entonces el oficial volvió a alzar la voz y dijo:"- Este bunker es esencial, tiene varios subniveles, cada uno deberéis coger uno de los planos sobre la mesa y seguir las indicaciones de Gustavo, aquí dentro es vuestro superior directo, ¡¿Entendido Marines?!". Acompañado por un "Si, mi señor" al unísono de todos los reclutas.
Gusi rápidamente hecho un vistazo a los mapas del bunker y los reclutas empezaron a rodear la mesa. Alumbrándose con la ayuda de los reclutas que miraban los mapas empezó a trazar un plan improvisado y rápido, pues estaba seguro que el oficial le echaría una bronca si tardaban mucho en realizar la misión.
-Bien, chicos. Nos encontramos en la parte superior del bunker. Está dividido en 3 subniveles, nuestro objetivo, es limpiar todos. Somos 11 así que no dividiremos en grupos de tres y dispersarnos por los niveles. Y un grupo de dos se quedara en las escaleras por si algún equipo necesita su apoyo allí abajo.- dijo mientras señalaba y lo indicaba todo en el mapa. Al alzar la vista vio como Sebastián le miraba con odio, seguramente eran celos.-Yo haré los grupos y partiremos a mi orden.
Gusi empezó a dividirlos en partes iguales. Para que en todos los grupos hubiera un recluta considerablemente fuerte(o eso creía Gusi según lo que veía en los entrenamientos). Estaba claro que no quería a Sebastián en su grupo y menos cerca de Leny. Así pues, Gusi acabo formando equipo con Carl y Leny. "-¡Todos a sus puestos!" grito Gusi.
Y empezaron a formar fila y seguir las indicaciones de Gusi en dirección a las escaleras. Dos reclutas se quedaron a la entrada de la escalera (de refuerzo en caso de problemas), mientras los otros nueve miembros bajaban. En el primer subnivel contemplamos como era casi idéntico al superior. Después de echar un leve vistazo desde las escaleras el primer equipo (en el que iba Sebastián) partió a la oscuridad. Continuaron los demás, y al llegar al segundo subnivel, contemplamos un gran espacio con muchas puertas. Tras unos segundos en busca de posibles inconvenientes con la mirada, el segundo equipo partió. "-Tener mucho cuidado chicos, y estar siempre atentos" le dijo Gusi con firmeza para que no tuvieran miedo. Al llegar a la última planta Gusi apenas veía nada con las luces de Leny y de Carl. Así pues, cogió una tabla que había por allí y con telarañas, que salían de todos lados, se improvisó una antorcha que encendió con un puño de fuego de sus guantes. Y al alzar la visto contemplo…
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Bueno parece que de momento todo va bien, pero un momento, ¿Qué ha sido ese aullido? Tus dos compañeros tiemblan de miedo, ha sonado muy cerca de vosotros, hacia delante y a la derecha, justo por esa esquina del pasillo. Además ahora podéis escuchar como si unas garras rasparan el cemento. Leny y Carl están temblando justo detrás de ti, ahora que lo piensas cuando te han dejado el primero si caminaban a tu lado. Bueno da igual los ruidos se acercan, tienes unos segundos para prepararte, pero ¿Estas totalmente seguro de que lo que viene es una amenaza, o es el miedo?
- off:
- Sientete libre de describir los pasillos y una o dos salas como mucho
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Los tres reclutas avanzaron lentamente por los pasillos de aquel subnivel. Intentando ver más allá del horizonte, pero una oscuridad absoluta les obligaba a andar poco a poco. Gusi iba atento de cualquier imprevisto que pudiera aparecer, mientras los otros dos miraban asustados a cada sombra sospechaste que veían. Se dirigieron con cautela, y entraron en la primera puerta que apareció. Al entrar Gusi ilumino toda la estancia con la luz de la antorcha. Con determinación se puso a observar cada uno de los rincones de ese lugar. La habitación estaba polvorienta y llena de telarañas, sin duda hacía mucha tiempo que por allí nadie pasaba. El único inmobiliario que por allí había, era una litera llena de agujeros y unas cuantas cajas enormes en un lateral. Gusi con la mano, hizo un gesto a Carl, para que mirara entre las cajas en busca de algún roedor molesto. Pero lo único que encontró Carl fue un par de cucarachas que pisoteo concienzudamente. Al comprobar que no había más posibles escondites para roedores en el lugar, decidieron continuar con su búsqueda.
Tras realizar la misma acción en un par de habitaciones más adelante, seguían sin encontrar alimañas. Lo único que encontraban era la escasez de inmuebles en las habitaciones, que variaban desde una librería temblorosa, a una litera repugnante y pringosa. Tras salir de su última habitación registrada, el pasillo se agrando considerablemente, pudiendo andar uno al lado del otro.
Tras un largo paseo sin puertas. Las paredes se alargaron, enseñando unos pronunciados arañazos en ellas. En ese momento, empezó a entrar el pánico a los reclutas. Pues si os imagináis en esa situación, la claustrofobia vendría a vosotros aunque no lo quisierais. De repente, un ruido chirriante empezó a sonar en el horizonte. Gusi estiro el brazo para intentar ver más adelante, pero no consiguió divisar nada. La oscuridad era muy intensa. Al volver la vista atrás, vio a Carl y Leny que estaban unos pasos más atrás que él, con cara sin duda de terror.
-Chicos, ¿qué os pasa? Seguramente ha sido el viento, que ha movido algún hierro oxidado y ha hecho que choque contra alguna pared.- dijo Gusi para intentar calmarlos.
-Pero señor. Si aquí no hay viento- dijo Leny, lo cual por primera vez en mucho tiempo no parecía algo absurdo. Un fuerte escalofrió recorrió el cuerpo del recluta al mando.
El ruido volvió a sonar, acercándose poco a poco a la posición donde estaban los reclutas. Gusi se puso en posición, afinando la vista, para ver que producía aquel ruido tan terrorífico. Mientras con la mano ordenaba a los dos reclutas que se acercaran a él. Pues, si separaban podría meterse en un lio con su superior.
Tras realizar la misma acción en un par de habitaciones más adelante, seguían sin encontrar alimañas. Lo único que encontraban era la escasez de inmuebles en las habitaciones, que variaban desde una librería temblorosa, a una litera repugnante y pringosa. Tras salir de su última habitación registrada, el pasillo se agrando considerablemente, pudiendo andar uno al lado del otro.
Tras un largo paseo sin puertas. Las paredes se alargaron, enseñando unos pronunciados arañazos en ellas. En ese momento, empezó a entrar el pánico a los reclutas. Pues si os imagináis en esa situación, la claustrofobia vendría a vosotros aunque no lo quisierais. De repente, un ruido chirriante empezó a sonar en el horizonte. Gusi estiro el brazo para intentar ver más adelante, pero no consiguió divisar nada. La oscuridad era muy intensa. Al volver la vista atrás, vio a Carl y Leny que estaban unos pasos más atrás que él, con cara sin duda de terror.
-Chicos, ¿qué os pasa? Seguramente ha sido el viento, que ha movido algún hierro oxidado y ha hecho que choque contra alguna pared.- dijo Gusi para intentar calmarlos.
-Pero señor. Si aquí no hay viento- dijo Leny, lo cual por primera vez en mucho tiempo no parecía algo absurdo. Un fuerte escalofrió recorrió el cuerpo del recluta al mando.
El ruido volvió a sonar, acercándose poco a poco a la posición donde estaban los reclutas. Gusi se puso en posición, afinando la vista, para ver que producía aquel ruido tan terrorífico. Mientras con la mano ordenaba a los dos reclutas que se acercaran a él. Pues, si separaban podría meterse en un lio con su superior.
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El ruido de las uñas contra el cemento va creciendo en intensidad, hasta que cuando parece que va entrar en el pasillo cesa de golpe. Con la poca luz que lleváis apenas es visible la esquina del pasillo, pero puedes jurar que has visto como una sombra asomarse para justo después sonar otro aullido. Tras el aullido, mucho más alto y potente que el los otros no llegas a escuchar nada durante varios minutos, y tus dos compañeros ahora están pegados a ti, agarrándote con fuerza. Tras lo que parecen diez minutos, no sabes con exactitud el tiempo ahí abajo sin luz ni nada, se escuchan otros dos aullidos más y esta vez has visto lo que parecen sombras en otros dos pasillos más.
-Iros de aquí, la lobera es sólo para lobos.-Resuena una voz profunda y gutural por toda la zona.- sino os marcháis ya seréis pasto de la manada, es vuestro único aviso.
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El corazón de Gusi se aceleraba cada vez más deprisa al oír el ruido de los arañazos que se iban acercando progresivamente. El recluta estiraba el brazo concienzudamente para intentar alumbrar el final del pasillo, y a la vez, achinaba los ojos para ver algo a través de la oscuridad. Sin ningún resultado. Cuando parecía que el ruido estaba a punto de aparecer ante sus ojos, ceso por completo. El recluta, en ese momento se dio cuenta de lo fuerte que estaba respirando por los nervios. Trago saliva profundamente produciendo un sonido retumbante en aquel pasillo inhóspito y volvió a estirar el brazo para intentar iluminar. Pero para su asombro, esta vez sí que consiguió divisar algo en la espesura. Era como una especie de silueta peluda y grande. Gusi no sabía si estaba alucinando o realmente había algo o alguien enfrente suya. Lo cual estaba claro, que no eran ratas, y si lo eran, no eran normales.
Aquella cosa se estiro y empezó a producir un fuerte aullido. Acompañado por una fuerte honda de viento, que provoco que la antorcha de Gusi se apagara. El ruido era tan potente, que el recluta no pudo evitar caer de rodillas mientras con las manos se tapaba los oídos y cerraba los ojos para que pasara pronto. Cuando el ruido y aquella brisa dejo de soplar, un fuerte pitido aun retumbaba en los oídos del recluta, y seguramente en el de los demás. Gusi abrió los ojos, y aterrorizado contemplo como estaba en la absoluta oscuridad. En ese momento, dos manos le agarraron de los brazos fuertemente. El pulso de Gusi se aceleró rápidamente, casi dándole un infarto. Pero un destello intermitente empezó a iluminar de nuevo el pasillo. Y el recluta comprobó con alivio que solo eran Leny y Carl que estaban aterrados. Se repitió el intermitente destello de luz de las linternas una y otra vez hasta que volvieron a la normalidad. Sin duda aquel aullido tenía algo especial.
No sabría decirte el tiempo que estuvieron tirados en el suelo, casi aletargados por lo sucedido. Gusi, miro a los dos reclutas que estaban a su mando y cogió fuerzas de flaqueza. No podía dejar que algo malo les pasara, y menos a su cargo.
-¡Venga chicos, somos marines. Y los marines no le tienen miedo a nada! Esos intrusos se han apoderado de nuestro bunker, y lo menos que podemos hacer es echarlos de aquí a patadas- dijo Gusi con fiereza para que los otros dos recluta se motivaran un poco.
-Sin duda son fuertes, pero parece que solo hay uno. Y nosotros somos 3, podremos con el con facilidad- dijo mientras señalaba al final del pasillo. En ese momento, una de las linternas de los reclutas reflejo el contorno de dos seres peludos en la oscuridad. Al hacer aquello empezaron a aullar, pero esta vez sin ser tan potente. Más bien era un aullido de advertencia, seguramente para que se marcharan de lugar. En ese momento una voz sonó al final del pasillo.
-Iros de aquí, la lobera es sólo para lobos.-Resonó una voz profunda y gutural por toda la zona.- sino os marcháis ya seréis pasto de la manada, es vuestro único aviso.
En ese momento Gusi se percató de que había muchos más seres ocultos en las sombras. El recluta no podía arriesgarse a atacar y que Carl y Leny salieran mal heridos. Gusi saco su Den den mushi e intento comunicarse con los refuerzos de la escalera o con el oficial al mando. Pero el chisme no daba señales de vida. Gusi no sabía si era debido a la profundidad del bunker o a que el aparato se había roto por el potente aullido, al igual que había pasado con las linternas.
Gusi dio una orden visual a los reclutas para que retrocedieran despacio y atentos. Pues tenía que estar en guardia ante cualquier cosa. Algo dentro de él no estaba seguro de si aquello se podría convertir en una emboscada. Retrocedieron poco a poco, mientras con la mano apretaba una y otra vez el den den mushi hasta que diera señales de vida. Hecho una fugaz mirada hacia atrás y comprobó pesadamente que aún les quedaba un buen tramo de pasillos oscuros hasta llegar a la escalera. Realmente habían avanzado mucho hasta las profundidades de aquel sitio y ahora se arrepentía un poco.
Aquella cosa se estiro y empezó a producir un fuerte aullido. Acompañado por una fuerte honda de viento, que provoco que la antorcha de Gusi se apagara. El ruido era tan potente, que el recluta no pudo evitar caer de rodillas mientras con las manos se tapaba los oídos y cerraba los ojos para que pasara pronto. Cuando el ruido y aquella brisa dejo de soplar, un fuerte pitido aun retumbaba en los oídos del recluta, y seguramente en el de los demás. Gusi abrió los ojos, y aterrorizado contemplo como estaba en la absoluta oscuridad. En ese momento, dos manos le agarraron de los brazos fuertemente. El pulso de Gusi se aceleró rápidamente, casi dándole un infarto. Pero un destello intermitente empezó a iluminar de nuevo el pasillo. Y el recluta comprobó con alivio que solo eran Leny y Carl que estaban aterrados. Se repitió el intermitente destello de luz de las linternas una y otra vez hasta que volvieron a la normalidad. Sin duda aquel aullido tenía algo especial.
No sabría decirte el tiempo que estuvieron tirados en el suelo, casi aletargados por lo sucedido. Gusi, miro a los dos reclutas que estaban a su mando y cogió fuerzas de flaqueza. No podía dejar que algo malo les pasara, y menos a su cargo.
-¡Venga chicos, somos marines. Y los marines no le tienen miedo a nada! Esos intrusos se han apoderado de nuestro bunker, y lo menos que podemos hacer es echarlos de aquí a patadas- dijo Gusi con fiereza para que los otros dos recluta se motivaran un poco.
-Sin duda son fuertes, pero parece que solo hay uno. Y nosotros somos 3, podremos con el con facilidad- dijo mientras señalaba al final del pasillo. En ese momento, una de las linternas de los reclutas reflejo el contorno de dos seres peludos en la oscuridad. Al hacer aquello empezaron a aullar, pero esta vez sin ser tan potente. Más bien era un aullido de advertencia, seguramente para que se marcharan de lugar. En ese momento una voz sonó al final del pasillo.
-Iros de aquí, la lobera es sólo para lobos.-Resonó una voz profunda y gutural por toda la zona.- sino os marcháis ya seréis pasto de la manada, es vuestro único aviso.
En ese momento Gusi se percató de que había muchos más seres ocultos en las sombras. El recluta no podía arriesgarse a atacar y que Carl y Leny salieran mal heridos. Gusi saco su Den den mushi e intento comunicarse con los refuerzos de la escalera o con el oficial al mando. Pero el chisme no daba señales de vida. Gusi no sabía si era debido a la profundidad del bunker o a que el aparato se había roto por el potente aullido, al igual que había pasado con las linternas.
Gusi dio una orden visual a los reclutas para que retrocedieran despacio y atentos. Pues tenía que estar en guardia ante cualquier cosa. Algo dentro de él no estaba seguro de si aquello se podría convertir en una emboscada. Retrocedieron poco a poco, mientras con la mano apretaba una y otra vez el den den mushi hasta que diera señales de vida. Hecho una fugaz mirada hacia atrás y comprobó pesadamente que aún les quedaba un buen tramo de pasillos oscuros hasta llegar a la escalera. Realmente habían avanzado mucho hasta las profundidades de aquel sitio y ahora se arrepentía un poco.
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Seguís caminando hacia atrás, al pasar por uno de los pasillos cercanos a las escaleras llegas a distinguir otra de aquellas figuras, pero no hace ademan de atacaros ni de perseguiros una vez llegáis a las escaleras los DDM parece que siguen sin funcionar y cuando llegas arriba descubres el por qué, el resto de tus chicos están enzarzados en combate, o al menos eso parece que ocurre, y por los ruidos que escuchas parecen que están perdiendo, sobre todo cuando escuchas a Sebastián decir que retrocedan mientras maldice. ¿Qué harás marine? Por cierto en la parte baja de la escalera suenan otra vez los ruidos de garras en las paredes.
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Gusi aceleraba más y más el paso en dirección a las escaleras, las cuales parecían que estaban en china, de lo que estaban tardando. En su trayectoria diviso como más de aquellas sombras se hacían ver entre los pasillos. Pero sin intención de atacarles. Gusi de todas maneras, no se fiaba e iba metiendo un poco de prisa a los reclutas.
Al final, por eterno que les pareciese, consiguieron llegar a la escalera. Con rapidez empezaron a correr por ellas y Gusi se volteó para echar un último vistazo. Viendo como una de las sombras les observaba fijamente desde el tercer subnivel. Gusi seguía sin saber si aquellas cosas eran humanas o animales. Pues la postura de sus cuerpos y el contorno peludo que les rodeaba, daba mucho que pensar a la imaginación.
Al llegar al segundo nivel, Gusi oyó los gritos de algunos reclutas. El joven peliblanco volvió a mirar escaleras abajo y, al comprobar que nadie les seguía, ordeno a Carl y a Leny que le siguieran. Tras unos leves pasos, contemplo con horror como aquellas sombras atacaban desde la oscuridad a sus reclutas. Gusi se puso por delante de sus subordinados y grito a las sombras:
-¡No ataquéis! No venimos a haceros daño. Nos vamos pacíficamente de aquí.- dijo mientras alzaba los brazos en son de paz. Rápidamente con la mirada dio una orden a Carl y Leny para que ayudaran a los reclutas malheridos. Gusi empezó a retroceder despacio a las escaleras, mientras observaba fijamente a las sombras. Seguía en guardia, pues estaba preparado para cualquier imprevisto que pudiera surgir. Los reclutas fueron por delante de su capitán y empezaron a subir las escaleras hacia el primer piso. Gusi al poner el pie en la escalera, echó una mirada inusual a la oscuridad. Pues, las pocas luces que le alumbraban se fueron escaleras arriba. En ese momento, cuando se disponía a subir hacia el siguiente nivel oyó el gruñido de cientos de lobos a su espalda.
No hizo mucho caso y siguió su rumbo escaleras arriba. Al llegar al primer piso Gusi observo como los reclutas que habían subido estaban parados en las escaleras observando algo. Gusi alzó la voz para que se movieran:
-¡¡Que hacéis parados? Hay compañeros heridos!¡Los reclutas que estén bien, que ayuden a los malheridos a salir al exterior!¡Los que no estén haciendo nada que vengan conmigo!- Gusi empezó a pasar entre los reclutas para contemplar lo que estaban observando.
Al alzar la vista vio como el pelotón de Sebastián estaba siendo atacado por una panda de licántropos un tanto translucidos, como si fueran de polvo. Gusi corrió a prisa al encuentro de la batalla, y cargando su escopeta con balas de aire explosivo. Al llegar cerca de sus compañeros, disparo ferozmente a un lobo que saltaba sobre Sebastián en ese momento. Al impactar la bala sobre el lobo esta produjo una explosión de aire, tan fuerte, que hizo que el lobo saliera disparado hacia la oscuridad mientras los otros de la manada retrocedían.
- ¡Venga, todo el mundo fuera¡- grito tan fuerte el recluta al mando, que su voz retumbo por todas las paredes del bunker.
-¿Por qué debería hacerte caso?- dijo Sebastián de manera engreída. Gusi le echo una mirada terrorífica y le agarró del cuello de la camisa.
-¡Porque en este sucio bunker de mierda mando yo! Y si no quieres morir aquí dentro, te recomiendo que me obedezcas.- Gusi soltó a Sebastián, y este afirmo con un poco de terror y sorpresa en sus ojos. Los reclutas que habían venido con Gusi ayudaron a los marines malheridos del grupo de Sebastián. Después todos corrieron rápidamente a las escaleras, subiendo con mucha precaución, de que ningún lobo les siguiera.
Al llegar a la plata principal del bunker, Gusi vio como Carl y Leny venían a socorrerlo. Gusi se apoyó pesadamente sobre la barandilla observando las escaleras. Ya que era normal que estuviera cansado de subir tantos peldaños.
-Chicos...-dijo sofocado de correr- ...tenéis que avisar al superior de lo que ha pasado. Los den den mushi no funcionan.-dijo mientras alzaba el suyo y lo tiraba a las profundidades del bunker. El joven jadeante empezó a cargar sus puños, los cuales fueron adquiriendo un color rojo intenso, que poco a poco iba teniendo matices negros.- Si aparece algún malnacido de esos destruiré las escaleras para que no puedan subir.- Gusi dio una bocanada de aire y miro a Carl aterrado.-Antes de iros. ¿Habéis contado a los reclutas que han subido? No podemos abandonar a nadie allí abajo. – dijo mientras su mirada se perdía en la oscuridad de la escalera.
Al final, por eterno que les pareciese, consiguieron llegar a la escalera. Con rapidez empezaron a correr por ellas y Gusi se volteó para echar un último vistazo. Viendo como una de las sombras les observaba fijamente desde el tercer subnivel. Gusi seguía sin saber si aquellas cosas eran humanas o animales. Pues la postura de sus cuerpos y el contorno peludo que les rodeaba, daba mucho que pensar a la imaginación.
Al llegar al segundo nivel, Gusi oyó los gritos de algunos reclutas. El joven peliblanco volvió a mirar escaleras abajo y, al comprobar que nadie les seguía, ordeno a Carl y a Leny que le siguieran. Tras unos leves pasos, contemplo con horror como aquellas sombras atacaban desde la oscuridad a sus reclutas. Gusi se puso por delante de sus subordinados y grito a las sombras:
-¡No ataquéis! No venimos a haceros daño. Nos vamos pacíficamente de aquí.- dijo mientras alzaba los brazos en son de paz. Rápidamente con la mirada dio una orden a Carl y Leny para que ayudaran a los reclutas malheridos. Gusi empezó a retroceder despacio a las escaleras, mientras observaba fijamente a las sombras. Seguía en guardia, pues estaba preparado para cualquier imprevisto que pudiera surgir. Los reclutas fueron por delante de su capitán y empezaron a subir las escaleras hacia el primer piso. Gusi al poner el pie en la escalera, echó una mirada inusual a la oscuridad. Pues, las pocas luces que le alumbraban se fueron escaleras arriba. En ese momento, cuando se disponía a subir hacia el siguiente nivel oyó el gruñido de cientos de lobos a su espalda.
No hizo mucho caso y siguió su rumbo escaleras arriba. Al llegar al primer piso Gusi observo como los reclutas que habían subido estaban parados en las escaleras observando algo. Gusi alzó la voz para que se movieran:
-¡¡Que hacéis parados? Hay compañeros heridos!¡Los reclutas que estén bien, que ayuden a los malheridos a salir al exterior!¡Los que no estén haciendo nada que vengan conmigo!- Gusi empezó a pasar entre los reclutas para contemplar lo que estaban observando.
Al alzar la vista vio como el pelotón de Sebastián estaba siendo atacado por una panda de licántropos un tanto translucidos, como si fueran de polvo. Gusi corrió a prisa al encuentro de la batalla, y cargando su escopeta con balas de aire explosivo. Al llegar cerca de sus compañeros, disparo ferozmente a un lobo que saltaba sobre Sebastián en ese momento. Al impactar la bala sobre el lobo esta produjo una explosión de aire, tan fuerte, que hizo que el lobo saliera disparado hacia la oscuridad mientras los otros de la manada retrocedían.
- ¡Venga, todo el mundo fuera¡- grito tan fuerte el recluta al mando, que su voz retumbo por todas las paredes del bunker.
-¿Por qué debería hacerte caso?- dijo Sebastián de manera engreída. Gusi le echo una mirada terrorífica y le agarró del cuello de la camisa.
-¡Porque en este sucio bunker de mierda mando yo! Y si no quieres morir aquí dentro, te recomiendo que me obedezcas.- Gusi soltó a Sebastián, y este afirmo con un poco de terror y sorpresa en sus ojos. Los reclutas que habían venido con Gusi ayudaron a los marines malheridos del grupo de Sebastián. Después todos corrieron rápidamente a las escaleras, subiendo con mucha precaución, de que ningún lobo les siguiera.
Al llegar a la plata principal del bunker, Gusi vio como Carl y Leny venían a socorrerlo. Gusi se apoyó pesadamente sobre la barandilla observando las escaleras. Ya que era normal que estuviera cansado de subir tantos peldaños.
-Chicos...-dijo sofocado de correr- ...tenéis que avisar al superior de lo que ha pasado. Los den den mushi no funcionan.-dijo mientras alzaba el suyo y lo tiraba a las profundidades del bunker. El joven jadeante empezó a cargar sus puños, los cuales fueron adquiriendo un color rojo intenso, que poco a poco iba teniendo matices negros.- Si aparece algún malnacido de esos destruiré las escaleras para que no puedan subir.- Gusi dio una bocanada de aire y miro a Carl aterrado.-Antes de iros. ¿Habéis contado a los reclutas que han subido? No podemos abandonar a nadie allí abajo. – dijo mientras su mirada se perdía en la oscuridad de la escalera.
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Todos los reclutas van pasando, y ninguno parece haber contado a sus compañeros, hasta que Sebastián pasa diciendo que faltan tres, los tres que dejaste de apoyo en las escaleras. Habrían huido ante los problemas o caerían en alguna emboscada de los hombres, lobos o lo que quiera que son esos tipos. Sebastián se queda contigo, y parece que esa vez por mucho que le insistas no se moverá ni te dejara atrás. Por las plantas inferiores escuchas el sonido de las garras por las paredes y el suelo, aullidos bajitos, siseos e incluso puedes ver lo que parecen dos ojos dorados mirándoos desde la oscuridad. De repente, vuestro DDM suena.
-Mantener esa posición, es una orden.- Era vuestro superior y parece que está más serio de lo que nunca antes lo habíais notado.
Tenéis cinco minutos antes de que lleguen, y no sabéis si los seres de abajo intentaran subir, ¿Qué haréis?
-Mantener esa posición, es una orden.- Era vuestro superior y parece que está más serio de lo que nunca antes lo habíais notado.
Tenéis cinco minutos antes de que lleguen, y no sabéis si los seres de abajo intentaran subir, ¿Qué haréis?
- Spoiler:
- Tienes unos diez minutos para narrar, los seres no subirán de momento, y no puedes destruir las escaleras ni las paredes.
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Gusi contemplaba el fondo de las escaleras y se percató de la antigüedad del sitio. Se quedó mirando fijamente una grieta y la siguió con la vista, alzando la mirada hasta contemplar que estaba enlazada con las paredes de aquel lugar. No podía reventar aquel sitio, pues enterraría a todo el que estuviera dentro. Sin darle oportunidad de salir con vida. En ese momento los reclutas que estaban activos volvieron a las escaleras, rodeando a Gusi. Este los miro uno a uno intentando contarlos y notar si faltaba alguno. Pero una enorme ansiedad empezó a recorrer el cuerpo de Gusi, que estaba empezándose a estresar. No paraba de pensar que alguno de sus compañeros estuviera en peligro, y más aún por su culpa. Él siempre había pensado en salvarse el pellejo, y ahora tenía que pensar en todas aquellas personas.
En ese momento sintió una mano tranquilizadora en su hombro. Al girar la vista vio a Sebastián con cara de disgusto.
-Gusi, tengo una mala noticia. No vemos por ningún lado a los que estaban de guardia en las escaleras. Esperemos que no estén en problemas y simplemente hayan huido. ¿Qué hacemos ahora?-dijo con una mirada brillante en los ojos. Como si fuera a obedecer cualquier palabra de Gusi le diera. Parecía que aquel recluta le había funcionado la reprimenda de antes. Pero la cabeza de Gusi estaba en otra parte. ¿Realmente sus compañeros estaban allí abajo?¿Estarían vivos o huyeron como decía Sebas? ¿Qué debía hacer…
-Mantener esa posición, es una orden.- la voz del superior hizo volver a la realidad al recluta al mando. El cual se quedó observando el den den mushi de Sebastián, por el que sonaba la voz del superior.
-¿Funciona tu den den mushi?.- dijo Gusi un poco atontado. En ese momento recordó su den den mushi que lanzó a las escaleras y se quedó mirando fijamente a la oscuridad. Afinando su oído y vista empezó a escuchar el sonido de las garras por las paredes y el suelo, aullidos bajitos, siseos e incluso llegar a divisar dos ojos dorados mirándole desde la oscuridad. Un escalofrío de terror recorrió el cuerpo del marine. Poniéndole los huevos de corbata.
Estaba a punto de marcharse de aquel lugar cuando al darse la vuelta, vio la cara de todos aquellos marines. Le tomarían como a un cobarde si huía de aquella situación y no podía esperar a que el superior le salvara el cuello. Además de que no podía permitirse abandonar a sus compañeros, los cuales podrían estar en problemas en ese mismo momento. Alzó la vista con firmeza y miro fijamente a Sebastián.
-¡Reclutas! ¡Estamos ante una situación peligrosa, con enemigos formidables!¡Dos de nuestros compañeros han desaparecido y nuestra nueva misión es encontrarlos!-dijo Gusi planteando la situación al equipo. –Yo y Sebastián (ya que era el más dotado del equipo) bajaremos por las escaleras en busca de indicios de si se encuentran allí abajo. La mitad de los aquí presentes que los busquen por la zona. La otra mitad que este de guardia en las escaleras no quiero que dejen subir a nadie que no sea un marine. Por último, si alguien los encuentra o está en problemas, que lo comunique por el den den mushi ¡Entendido! –gritó fieramente. Todos los marines dijeron un “Si, señor” al unísono, aumentando un poco el ego de Gusi.
El marine se acercó a uno de los reclutas y le cogió educadamente la linterna de la cabeza.
-La necesitaré ahí abajo. Espero que no te moleste.- dijo con pesar, mientras se disponía a bajar escaleras abajo con Sebastían.
En ese momento sintió una mano tranquilizadora en su hombro. Al girar la vista vio a Sebastián con cara de disgusto.
-Gusi, tengo una mala noticia. No vemos por ningún lado a los que estaban de guardia en las escaleras. Esperemos que no estén en problemas y simplemente hayan huido. ¿Qué hacemos ahora?-dijo con una mirada brillante en los ojos. Como si fuera a obedecer cualquier palabra de Gusi le diera. Parecía que aquel recluta le había funcionado la reprimenda de antes. Pero la cabeza de Gusi estaba en otra parte. ¿Realmente sus compañeros estaban allí abajo?¿Estarían vivos o huyeron como decía Sebas? ¿Qué debía hacer…
-Mantener esa posición, es una orden.- la voz del superior hizo volver a la realidad al recluta al mando. El cual se quedó observando el den den mushi de Sebastián, por el que sonaba la voz del superior.
-¿Funciona tu den den mushi?.- dijo Gusi un poco atontado. En ese momento recordó su den den mushi que lanzó a las escaleras y se quedó mirando fijamente a la oscuridad. Afinando su oído y vista empezó a escuchar el sonido de las garras por las paredes y el suelo, aullidos bajitos, siseos e incluso llegar a divisar dos ojos dorados mirándole desde la oscuridad. Un escalofrío de terror recorrió el cuerpo del marine. Poniéndole los huevos de corbata.
Estaba a punto de marcharse de aquel lugar cuando al darse la vuelta, vio la cara de todos aquellos marines. Le tomarían como a un cobarde si huía de aquella situación y no podía esperar a que el superior le salvara el cuello. Además de que no podía permitirse abandonar a sus compañeros, los cuales podrían estar en problemas en ese mismo momento. Alzó la vista con firmeza y miro fijamente a Sebastián.
-¡Reclutas! ¡Estamos ante una situación peligrosa, con enemigos formidables!¡Dos de nuestros compañeros han desaparecido y nuestra nueva misión es encontrarlos!-dijo Gusi planteando la situación al equipo. –Yo y Sebastián (ya que era el más dotado del equipo) bajaremos por las escaleras en busca de indicios de si se encuentran allí abajo. La mitad de los aquí presentes que los busquen por la zona. La otra mitad que este de guardia en las escaleras no quiero que dejen subir a nadie que no sea un marine. Por último, si alguien los encuentra o está en problemas, que lo comunique por el den den mushi ¡Entendido! –gritó fieramente. Todos los marines dijeron un “Si, señor” al unísono, aumentando un poco el ego de Gusi.
El marine se acercó a uno de los reclutas y le cogió educadamente la linterna de la cabeza.
-La necesitaré ahí abajo. Espero que no te moleste.- dijo con pesar, mientras se disponía a bajar escaleras abajo con Sebastían.
- Spoiler:
- Eran dos los reclutas que estaban de refuerzo en la escalera, pero has puesto tres. ¿Que hago? Pienso que son dos o tres.
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Al marine parece no importarle que te lleves su linterna, seguramente si fuera por el no volvería a bajar hay en lo que le quedara de vida. Cuando llegas de nuevo junto a Sebastian este te señala hacia abajo, cuando miras iluminas una figura que se escabulle rápidamente sin darte tiempo a precisar aún que es a lo que os enfrentáis, aunque ya no escuchas ruidos ni voces ni aullidos, sólo silencio.
De repente una mano sale del borde lateral de las escaleras, bueno más bien es una mezcla de mano y zarpa, a la vez que suena un potente aullido. Esta agarra por el tobillo a Sebastian que cae al suelo mientras se aferra a la esquina, piensa con cuidado tus siguientes movimientos marine.
De repente una mano sale del borde lateral de las escaleras, bueno más bien es una mezcla de mano y zarpa, a la vez que suena un potente aullido. Esta agarra por el tobillo a Sebastian que cae al suelo mientras se aferra a la esquina, piensa con cuidado tus siguientes movimientos marine.
- off:
- Tienes libertad, pero Sebastian no aguantará más de unos segundos agarrado
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Gusi caminaba decidido observando cada rincón oscuro de la escalera. Cuando la mano de Sebastián le indicaba que mirara hacía delante. Al iluminar al frente con la linterna percibió una extraña silueta salir corriendo.
-¿Has podido llegar a ver qué era eso?-pregunto Gusi.
-No estoy seguro, se movió muy rápido cuando lo alumbraste y apenas pude distinguirlo.
En ese momento una mano agarró el tobillo de Sebastián haciendo que cayera sobre los escalones. Por suerte se agarró como pudo a uno de ellos. Gusi ilumino en ese momento la mano y se quedó algo sorprendido, pues vio unas grandes manos con zarpas. Pero la sorpresa fue fugaz, pues el deber le llamaba y tenía que salvar a su compañero. Rápidamente Gusi golpeo la mano de aquel ser liberando su ámbito eléctrico alrededor de su puño. Al golpear, produjo un entumecimiento en la bestia y Sebastián se pudo liberar de su opresor.
Gusi comprobó que Sebastián no estaba herido y después echo a correr a la planta en busca del sujeto que lo agarró, pero allí no se veía a nada. Aun había mucha oscuridad a pesar de las linternas. En ese momento, de la planta principal se oyó la voz de Carl diciendo:
-He encontrado algo que os puede servir, os lo lanzó.-de repente empezó a sonar algo cayendo escaleras abajo. Sebastián que estaba más arriba que Gusi dijo:-Esto es perfecto, toma Gusi.-Sebastián estiro el brazo para entregar algo alargado al marine.
Gusi hasta que no lo ilumino con la linterna no pudo apreciar de que se trataba, eran unas bengalas. Una sonrisa afloro en la cara de Gusi, y encendió una de las bengalas raspándola en el suelo. Un fuerte fogonazo rojo ilumino con fuerza toda la escalera donde se encontraban. Entonces Gusi cogió la bengala y la lanzó al interior del primer piso, para que iluminara todo lo que allí había, y con sorpresa encontró...
-¿Has podido llegar a ver qué era eso?-pregunto Gusi.
-No estoy seguro, se movió muy rápido cuando lo alumbraste y apenas pude distinguirlo.
En ese momento una mano agarró el tobillo de Sebastián haciendo que cayera sobre los escalones. Por suerte se agarró como pudo a uno de ellos. Gusi ilumino en ese momento la mano y se quedó algo sorprendido, pues vio unas grandes manos con zarpas. Pero la sorpresa fue fugaz, pues el deber le llamaba y tenía que salvar a su compañero. Rápidamente Gusi golpeo la mano de aquel ser liberando su ámbito eléctrico alrededor de su puño. Al golpear, produjo un entumecimiento en la bestia y Sebastián se pudo liberar de su opresor.
Gusi comprobó que Sebastián no estaba herido y después echo a correr a la planta en busca del sujeto que lo agarró, pero allí no se veía a nada. Aun había mucha oscuridad a pesar de las linternas. En ese momento, de la planta principal se oyó la voz de Carl diciendo:
-He encontrado algo que os puede servir, os lo lanzó.-de repente empezó a sonar algo cayendo escaleras abajo. Sebastián que estaba más arriba que Gusi dijo:-Esto es perfecto, toma Gusi.-Sebastián estiro el brazo para entregar algo alargado al marine.
Gusi hasta que no lo ilumino con la linterna no pudo apreciar de que se trataba, eran unas bengalas. Una sonrisa afloro en la cara de Gusi, y encendió una de las bengalas raspándola en el suelo. Un fuerte fogonazo rojo ilumino con fuerza toda la escalera donde se encontraban. Entonces Gusi cogió la bengala y la lanzó al interior del primer piso, para que iluminara todo lo que allí había, y con sorpresa encontró...
- Spoiler:
- Estoy un poco perdió, no se que tengo que hacer. Si luchar con los lobos o salir echando hostias de allí. ¿Algún consejo?
Alwyn
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Cuando lanzas las bengalas al piso de abajo este se ilumina con el color rojizo de las mismas, mostrando ahora sí, a vuestros acechantes. Pues ver tapándose la cara con las manos/garras a tres lobos humanoides, seguramente animales parlantes. Estos retroceden rápidamente por el pasillo hasta una esquina alejándose de las bengalas. Si decides bajar antes de llegar de llegar al descansillo uno de los animales aparecerá con los dos reclutas que os faltan, tirándoles delante de ti diciendo:
-Llevaros a vuestros lloricas, salir de aquí y no volváis, si lo hacéis no seremos tan benévolos.
Bueno, ¿Qué harás ahora?
-Llevaros a vuestros lloricas, salir de aquí y no volváis, si lo hacéis no seremos tan benévolos.
Bueno, ¿Qué harás ahora?
- Off:
- No puedo decir que hacer, tu sabras como es la pscología de Gusi y que haria, además de que has pedido. Además suele haber siempre más de una opción buena de hacer las cosas
Gusi
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La bengala iluminó gran parte del lugar, mostrando lo que la oscuridad ocultaba. Gusi contemplo horrorizado los cuerpos monstruosos de los seres que se escondían en las sombras. Los seres estaban tapándose la cara pues debían de molestarle la luz. Sus cuerpos eran peludos a ronchones, como si antes hubieran tenido un gran pelaje y se lo hubieran arrancado a cachos. Aquellos seres echaron a correr cuando Gusi dio un paso para acercarse a ellos. Miro al horizonte y comprobó que allí no había ninguno de los marines. “Por lo menos no hay sangre”, pensó para alegrarse un poco.
Cuando estaba dispuesto a seguir avanzando por el piso iluminado por las bengalas, la voz de Sebastián le llamo dudosa desde las escaleras. El marine al darse la vuelta vio como uno de esos seres lanzaba al suelo a los dos marines desaparecidos. Los dos marines parecían un poco malheridos y llenos de mocos y lagrimas.
-Llevaros a vuestros lloricas, salir de aquí y no volváis, si lo hacéis no seremos tan benévolos.
Gusi hizo una señal a Sebastián para que ayudara a los marines y se marcharan, mientras el poco a poco iba acercando sin apartar la vista de aquel ser, hasta acabar por encararse con él.
-¿Quién te crees que eres para capturar a mis hombres? Y más aún, atreverse a herirlos y salirse de rositas.- Gusi comprobó de reojo que Sebastián y los marines ya estaban bastante alejados, casi en la parte superior. Al menos si atacaba a esos seres se aseguraba que ningún compañero saldría herido por su culpa y que ya estaban todos a salvo
Bajo la mirada y comprobó que sus guantes tenían un color azulado. "Mierda" pensó Gusi, pues sabía las habilidades de sus guantes y eso no le venía bien en ese momento. Sabía que como no se encontraba furioso sus guantes no eran de color rojo y podía atacar con fuego. Pero en vez de eso eran azules, los cuales podían llegar a congelar pero si daba repetidamente en el mismo lugar, y tal como estaba la situación no podía arriesgarse. Aquellos seres parecían realmente rápidos.
-Pero lo tomare como un simple malentendido, y nuestros hombres se marcharan.- cuando dijo eso, el marine se disponía a marcharse dando un largo suspiro. Con su leve movimiento de darse la vuelta, lo que hizo fue impulsarse para golpear a aquel ser. Pero se concentró en dos únicas cosas: lanzar el puño lo suficientemente rápido para que al ser no le diera tiempo a esquivarlo y, dar tres golpes tan rápidos como pudiera pero sin ir acompañados de fuerza, solo velocidad.
El puñetazo fue feroz al pecho de la bestia y cuando estaba a punto de impactar, Gusi aligero la fuerza y dio tres micro puñetazos a escasos centímetros unos de otros. El pecho de aquel ser empezó a congelarse progresivamente, pero su cuerpo fue desapareciendo, mostrando detrás suya un centenar de ojos brillantes a punto de saltar sobre el marine.
El corazón del marine se paró una milésima de segundo antes de poder reaccionar para huir. Pero al darse la vuelta una mano le paro del hombro. El recluta que estaba muy alterado en ese momento, alzo la vista y miro con terror al oficial, que había bajado a su encuentro.
-¿Qué pasa chico? ¿Te encuentras bien?- Gusi se volteó rápidamente con un nudo en la garganta, mientras señalaba con la mano donde estaban aquellos ojos. Al iluminar el superior con su linterna no se vio nada.
-¿Qué está pasando?¿Qué son esos seres?- medio gritaba Gusi al superior, con los ojos apunto de salírsele de la órbita. Realmente se estaba volviendo loco con aquella situación. El oficial le intento calmar y le sentó en las escaleras para que se calmara un segundo.
-Cálmate, lo has hecho muy bien salvando a tus compañeros. Y esos seres se llaman Mituis y son... (creo que eso lo tienes que explicar tú)
Cuando estaba dispuesto a seguir avanzando por el piso iluminado por las bengalas, la voz de Sebastián le llamo dudosa desde las escaleras. El marine al darse la vuelta vio como uno de esos seres lanzaba al suelo a los dos marines desaparecidos. Los dos marines parecían un poco malheridos y llenos de mocos y lagrimas.
-Llevaros a vuestros lloricas, salir de aquí y no volváis, si lo hacéis no seremos tan benévolos.
Gusi hizo una señal a Sebastián para que ayudara a los marines y se marcharan, mientras el poco a poco iba acercando sin apartar la vista de aquel ser, hasta acabar por encararse con él.
-¿Quién te crees que eres para capturar a mis hombres? Y más aún, atreverse a herirlos y salirse de rositas.- Gusi comprobó de reojo que Sebastián y los marines ya estaban bastante alejados, casi en la parte superior. Al menos si atacaba a esos seres se aseguraba que ningún compañero saldría herido por su culpa y que ya estaban todos a salvo
Bajo la mirada y comprobó que sus guantes tenían un color azulado. "Mierda" pensó Gusi, pues sabía las habilidades de sus guantes y eso no le venía bien en ese momento. Sabía que como no se encontraba furioso sus guantes no eran de color rojo y podía atacar con fuego. Pero en vez de eso eran azules, los cuales podían llegar a congelar pero si daba repetidamente en el mismo lugar, y tal como estaba la situación no podía arriesgarse. Aquellos seres parecían realmente rápidos.
-Pero lo tomare como un simple malentendido, y nuestros hombres se marcharan.- cuando dijo eso, el marine se disponía a marcharse dando un largo suspiro. Con su leve movimiento de darse la vuelta, lo que hizo fue impulsarse para golpear a aquel ser. Pero se concentró en dos únicas cosas: lanzar el puño lo suficientemente rápido para que al ser no le diera tiempo a esquivarlo y, dar tres golpes tan rápidos como pudiera pero sin ir acompañados de fuerza, solo velocidad.
El puñetazo fue feroz al pecho de la bestia y cuando estaba a punto de impactar, Gusi aligero la fuerza y dio tres micro puñetazos a escasos centímetros unos de otros. El pecho de aquel ser empezó a congelarse progresivamente, pero su cuerpo fue desapareciendo, mostrando detrás suya un centenar de ojos brillantes a punto de saltar sobre el marine.
El corazón del marine se paró una milésima de segundo antes de poder reaccionar para huir. Pero al darse la vuelta una mano le paro del hombro. El recluta que estaba muy alterado en ese momento, alzo la vista y miro con terror al oficial, que había bajado a su encuentro.
-¿Qué pasa chico? ¿Te encuentras bien?- Gusi se volteó rápidamente con un nudo en la garganta, mientras señalaba con la mano donde estaban aquellos ojos. Al iluminar el superior con su linterna no se vio nada.
-¿Qué está pasando?¿Qué son esos seres?- medio gritaba Gusi al superior, con los ojos apunto de salírsele de la órbita. Realmente se estaba volviendo loco con aquella situación. El oficial le intento calmar y le sentó en las escaleras para que se calmara un segundo.
-Cálmate, lo has hecho muy bien salvando a tus compañeros. Y esos seres se llaman Mituis y son... (creo que eso lo tienes que explicar tú)
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-Esos seres se llama Mituis, son una tribu de animales parlantes que creíamos extinta. Si los hubieras atacado muy probablemente ahora estarías todos muertos hijo. –Te dice el Capitán muy serio.- Según una de las últimas informaciones apenas quedan unas tribus de ellos y que tengamos aquí una complica mucho las cosas, son aliados y protegidos del gobierno, pero aun así hay una banda de piratas que juro matarlos a todos, tenemos que conseguir que nos acompañen para trasladarlos a un lugar más seguro.
Mientras te habla se escuchan gritos procedentes de la parte superior, así como el sonido de la puerta del complejo cerrándose, lo que hace que el resto de hombres que están allí abajo se estremezcan.
-Parece que tenemos compañía, ¿Prefieres hacer entrar en razón a nuestros amigos o subir y defender la instalación de quien la esté atacando, aunque ya imagino quiénes son?
Mientras te habla se escuchan gritos procedentes de la parte superior, así como el sonido de la puerta del complejo cerrándose, lo que hace que el resto de hombres que están allí abajo se estremezcan.
-Parece que tenemos compañía, ¿Prefieres hacer entrar en razón a nuestros amigos o subir y defender la instalación de quien la esté atacando, aunque ya imagino quiénes son?
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Gusi escuchó con determinación la profunda historia del oficial. No paraba de imaginarse diversas historias diferentes al oír lo que le estaba contando. ¿Eran animales extintos? Eso explica porque eran tan agresivos pero precavidos a la vez. Después el oficial menciono que eran aliados y protegidos del gobierno, así pues si hubieran decidido destruir aquel lugar lo más probable era que el gobierno cayera sobre ellos similar a un halcón cazando a su presa. Su historia continúo mencionando que había unos piratas que se encargaban de matarlo. ¿Por qué querrían matar a esos seres? Tal vez para hacer abrigos con sus pieles, es a la única conclusión a la que pudo llegar el marine.
En ese momento, sonó la pesada puerta del bunker cerrarse. Gusi y el oficial se miraron fijamente. Después sonaron unos numerosos gritos. El oficial dijo:
-Parece que tenemos compañía, ¿Prefieres hacer entrar en razón a nuestros amigos o subir y defender la instalación de quien la esté atacando, aunque ya imagino quiénes son?
Gusi echó a correr escaleras arriba mientras gritaba al oficial: -¡Señor! Todos los marines que estaban a mi disposición están a salvo de los Mituis. No queda ninguno más en las plantas bajas, y como marine mi deber es protegerlos. Así pues corramos en su busca a la planta principal. Por cierto, ¿Sabe quién nos está atacando?.- dijo Gusi con confianza, acabando por preguntar de forma incrédula.
En ese momento, sonó la pesada puerta del bunker cerrarse. Gusi y el oficial se miraron fijamente. Después sonaron unos numerosos gritos. El oficial dijo:
-Parece que tenemos compañía, ¿Prefieres hacer entrar en razón a nuestros amigos o subir y defender la instalación de quien la esté atacando, aunque ya imagino quiénes son?
Gusi echó a correr escaleras arriba mientras gritaba al oficial: -¡Señor! Todos los marines que estaban a mi disposición están a salvo de los Mituis. No queda ninguno más en las plantas bajas, y como marine mi deber es protegerlos. Así pues corramos en su busca a la planta principal. Por cierto, ¿Sabe quién nos está atacando?.- dijo Gusi con confianza, acabando por preguntar de forma incrédula.
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-Gusi, los que nos atacan son peligrosos piratas, ve rápido a las puertas y contenlos hasta que este arreglado todo con nuestros amigos peludos. Intenta aprovechar la disposición del lugar, y recuerda: esto era un bunker. Buena suerte hijo.
Ves alejarse al capitán con un par de sus oficiales, el resto dan media vuelta dispuestos a seguirte hacia la parte superior, donde se empiezan a escuchar golpes metálicos, a pesar de ser un bunker esa puerta no creo que dure demasiado cerrada.
Ves alejarse al capitán con un par de sus oficiales, el resto dan media vuelta dispuestos a seguirte hacia la parte superior, donde se empiezan a escuchar golpes metálicos, a pesar de ser un bunker esa puerta no creo que dure demasiado cerrada.
- off:
- Sientete con libertad para describir toda la zona superior e idear la estrategia que mas te guste, pero sin que los piratas entren aún.
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