Documento de tesis doctoral 42-CJ-82: Alex Cooper y el novedoso e increíble descubrimiento que revela las verdades acerca de la naturaleza terrible y mortalmente venenosa de los ofidios y enseña a resumir para la creación de titulares [ROL MODERADO EMPI].

Shoko... Maravillosa isla, ¿No crees? Desde que entraste en el departamento de investigación del gobierno mundial vas a lugares encantadores, pero ninguno como éste. Barro, bichejos, alimañas y de todo tipo de insectos enormes. En el ambiente se respira paz, tranquilidad, y ese delicioso aroma a fango que tanto gusta por estos lares.

Has llegado hasta aquí con una misión interesante: Capturar viva una mamba negra que, al parecer, se desarrolla aquí. Debe ser un bicho muy raro, ya que las mambas suelen referir entornos secos y cálidos. Ello te hace sospechar que no será una serpiente común, y obviamente hay motivos para que estés aquí:

• 30 muertos en un mes.
  
• No funciona ningún antídoto.
  
• No se ha encontrado ningún ejemplar.
  
• Hay miedo generalizado.
  

Veneno, desconocimiento y miedo. ¿Puede haber tres palabras que suenen mejor?

Hay una cosa que te escama: ¿Cómo saben qué es si no lo han visto? Tal vez debas investigar una conspiración mientras buscas un antídoto.

- ¡PUTA ISLA DE SHOKO! -el grito de frustración del médico sonó por todo el lugar. Lo habían enviado a aquella isla a buscar una serpiente. Sí, una serpiente. Aquello era un desperdicio  de sus capacidades. El hecho de que hubiera treinta muertos era lo único que no le hacía mandar todo a la mierda e irse a comer empanadillas. Eso, y que mientras estuviese ahí, Derian lo dejaría en paz. El conde a veces podía ser muy pesado. Cosas de egomaníacos, seguramente. Ahora que lo pensaba mejor, aquello no era tan malo... sin contar con el barro, los mosquitos, más barro, más mosquitos... ¿he mencionado ya el barro? Y es que las botas del médico estaban cubiertas hasta la altura de la rodilla con barro. Eso, y los pantalones, y la camisa, y el abrigo. Dos horas antes se había caído en un charco cuando uno de los incompetentes de por allí lo había empujado.

Porque sí, se había librado de Derian, pero ahora estaba en un campamento de investigación de la isla que dios sabe por qué seguían allí. Es decir: cualquiera en su sano juicio sabría que si un animal ha matado a 30 personas en los últimos días, esa isla no tiene interés. Pero no, seguro que todo se trataba de una conspiración de las mambas para evitar que aquel equipo de investigación encontrase el valioso mineral de "tuputamadreenbicicletita" o a saber qué.

Pero bueno... ahí estaba el médico. Con su maletín, su libreta y media empanadilla en la mano. Oh, y ropa limpia. Llevaba varias cargas de Secreto de Law y un montón de frutas guardadas en su chaqueta. No sabía si allí había jabalís, pero mejor no arriesgarse. El médico se acercó a alguno de los investigadores del lugar.

- ¡Eh, tú! -le preguntó-. ¿Dónde han sido los ataques de esa serpiente que ha provocado tanto caos por aquí? -en efecto, el médico podía ser muy discreto si quería, pero ahora le apetecía ir directo al grano. Llegaría, mataría a la serpiente, la estudiaría, comería una empanadilla y se volvería a su barco.

-Ehm...- dice el hombre, sin saber muy bien qué responder-. No lo tenemos muy claro, señor. La verdad es que nadie con vida ha visto la serpiente. Sin embargo se han localizado excrementos en la sección norte de la isla. No ha sido fácil, al fin y al cabo hay toda clase de alimañas y casi el terreno al completo está cubierto de barro. Pero puedo acompañarle a examinarlos. Hace escasas dos horas aún estaban calientes, así que puede que usted logre hacer un mapa de la situación.

Bueno, tú eliges doctor. ¿Vas a ver excrementos o prefieres preguntar por los cadáveres? Una buena autopsia podría hacerte pasar un rato divertido, y en un orden secundario tal vez logres saber algo más de esta extraña serie de sucesos.

- Está bien, está bien... llévame a ver los cuerpos de los hombres. -dice el doctor con cierto aire de desagrado. Malditos incompetentes, podían haber cogido los excrementos, pero no... preferían dejarle a él el trabajo de ir a recoger mierda. Oh, no. No pensaba caer tan bajo.

El hombre asintió y se llevó al doctor a una especie de morgue improvisada, con dos mesas metálicas y un cuerpo sobre una de ellas. Un hombre desnudo estaba en una de las mesas. El médico suspiró y miró al hombre.

- Bien, puedes irte. -le hizo un gesto con la mano, como queriendo espantar una mosca.

Ignorando si se había ido o no, agarró su maletín y empezó a sacar cosas de su interior. Primero observó todo el cuerpo desnudo del hombre, buscando el lugar en el que el animal había mordido al hombre. En cuanto encontrase la mordedura, decidiría que hacer a continuación.

Bien, encuentras una herida de colmillo de unos dos milímetros de radio en el cuello, aunque no hay marca gemela. Qué raro, ¿No? Sigues observando durante un rato y escuchas la puerta cerrarse. El tipo por fin se ha ido, y tú te percatas de que es en el costillar derecho donde tiene otra marca. Parece hecho a la vez, sin embargo es muy raro que una boca tan grande haga incisiones tan pequeñas, ¿No? Habrá que mirar más a fondo.

Extraes un poco de sangre, aunque parece más gelatina de fresa por la textura, y te dispones a analizarlo. Pero tu mantra te advierte de algo. En un segundo la puerta de atrás saldrá disparada hacia ti y algo te atacará. ¿Qué vas a hacer?

Extraño. Ese animal parece tener unos colmillos extrañamente finos para la envergadura que parece tener. No se ajusta a la forma de los ofidios comunes. A no ser que no se trate de una serpiente normal y sea ¡un alienígena! Eso lo explicaría todo. El doctor se planteó de nuevo aquello. No, era imposible que fuera un alien, o habrían señales del aterrizaje de la nave. ¿Y si todo se trataba de una rocambolesca y compleja conspiración para matar al equipo de investigación y luego echarle la culpa a un animal inexistente? No, demasiado típico, un cliché muy explotado. Eso solo ocurría en las películas de dos rombos. Pero aquella gelatina de fresa que tenía el fiambre por sangre demostraba que había algún tipo de veneno en medio. Y el doctor quería ese veneno.

En ese momento, el mantra advirtió a Alex de que la puerta del lugar iba a reventar hacia dentro con bastante fuerza, y que algo desde fuera iba a irrumpir en el lugar con actitud hostil. En el tiempo de margen que tenía, el doctor se volvió intangible, a él y a los objetos que portaba, y dejó que la puerta saliera disparada, atravesándolo y clavándose con la esquina en el abdomen del muerto. El impacto hizo que un poco de gelatina de fresa salpicase el suelo. El médico miró hacia la entrada, mientras en sus manos creaba un pequeño orbe de cloro. Al mismo tiempo, su cuerpo empezó a emitir una nube de cloro a su alrededor.

- Joder... ¿ya nadie llama a la puerta? Estoy ocupado. Vuelve mañana.

Hay tres presencias ante ti, pero sólo ves una cosa. Parece una gigantesca serpiente, que te observa con la boca cerrada y el ceño fruncido. Ruge... Extraño sonido en un ofidio, ¿No? Pero bueno, tú tal vez deberías seguir a lo tuyo, o encargarte de que el "animal" abandone el lugar. Sin embargo yo estoy bastante intranquilo sobre esto.

Abre la boca y lanza un chorro de lo que parece ser un líquido morado. Si te da notarás que es veneno urticante, así que tendrías una pista sobre sus armas. Sin embargo un ataque de un ser tan torpe dudosamente te dará.

Al mismo tiempo, empiezas a escuchar ruidos en el exterior, entre ellos palabras sueltas como "proteger", "chalado" y "doctor". También crees haber oído "cazar doctor", aunque quién sabe. De momento el animal espera para lanzarse a por ti. Dios mío, casi no cabe por la puerta.

Alex giró la cabeza mientras observaba el animal abriendo la boca y mostrándole los colmillos afilados y llenos de sarro. "Joder, que poca higiene bucal tienen estas serpientes hoy en día..." Además, el aliento le olía a... caca. A caca, sí. El hecho es que la serpiente abrió la boca para lanzar un chorro de color violeta a la cara del médico, que se hizo a un lado instintivamente, gracias al haki mantra. En verdad, el violeta no combinaba con su color de ojos.

Sin embargo, ahora se veía inmerso en un problema. No podía salir de la morgue, y aunque la compañía de cadáveres no le incomodaba del todo, no quería acabar convertido en uno. Así que decidió que saldría de la tienda. Tras agarrar una de las herramientas de disección que había allí, se centró en la boca aún abierta de la sierpe y corrió hacia ella a toda velocidad, adquiriendo forma de gas y colocando la herramienta en vertical para que el animal no pudiese cerrar la boca.

- ¡Por Jumanji! -gritó la nube de gas, entrando en el conducto de la serpiente. Como cualquier sierpe, aquel animal tardaría bastante en completar la digestión, así que el médico tenía tiempo. Materializó una hoja de cloro concentrado y empezó a intentar apuñalar al animal desde el interior. Su idea era salir afuera cortando las tripas, el músculo y la piel de la serpiente. Luego ya la examinaría con detenimiento.