[Rol Moderado](Maximilian) Piratas y más piratas

La velocidad del barco disminuía a medida que los hombres recogían las velas. El barco en que viajaba no era la gran cosa, un transporte de mediana calidad para personas con bajos recursos. Yo por mi parte observaba sentado en un rincón de la cubierta como los hombres preparaban todo para el desembarco. Al observar el puerto de Jaya que se acercaba rápidamente mis esperanzas comenzaron a crecer ya que pronto podría saciar el hambre y la sed, carencias que desde hace al menos dos días pretendían dominar mi mente y obligarme a actuar de una manera poco razonable. El barco hizo un sonido extraño para que después de unos minutos se redujera la velocidad hasta que finalmente se detuvo. El capitán del barco salio de su camarote fumando una pipa pequeña. El humo que salía de su boca impregnaba en el aire un olor a tabaco quemado bastante desagradable. Me puse en pie y caminé lentamente hasta el borde del barco por donde debíamos desembarcar. Le lancé una mirada fría al capitán justo antes de irme para mostrarle mi descontento con el trato que había recibido.

“Solo espero que la próxima vez que tenga que viajar, lo haga en mi propio barco” - fue lo que pensé mientras descendía al puerto.

Regresar a Jaya era una de las últimas cosas que quería hacer debido a que no me gustaba mucho estar en esa isla. Los problemas con otros piratas estaban a la orden del día y pronto lo comprobaría. Cuando descendí al puerto escuché algunas voces que parecían estar discutiendo. Pude observar al navegante del barco en que había viajado en problemas. Un grupo de hombres con rostros de pocos amigos lo habían rodeado y parecían no tener ninguna buena intención para con él.

“No puede ser” – pensé por un momento mientras me detenía a pensar en aquella situación que supuse era muy común en la isla.

Me acerqué a paso apresurado para colocarme justo detrás del navegante colocándole la mano derecha en el hombro y barrí la mirada a los sujetos que lo intimidaban. Con una sonrisa en el rostro y barriendo con una mirada las manos de los hombres que estaban frente nosotros. Respiré con tranquilidad y luego dije:

-Hola, ¿hay algún problema con mi compañero?

Esperaba que reaccionaran de alguna manera muy agresiva así que llevé mi mano muy cerca a la empuñadura de mi katana que se encontraba a la izquierda de mi cintura sin que pudieran notarlo.

“Mis asuntos”, pensé por un momento mientras observaba a los tipos que se disponían a desenvainar sus armas y preparar sus pistolas para atacarme. Estaba claro que la situación se había salido fuera control y a menos de que tuviera ayuda tendría que neutralizarlos yo solo. Comenzó a pensar en las posibilidades que tenía frente a ellos y cuando hicieron un círculo entorno a mí las cosas se decidieron. Sonreí y observe sus manos. El gatillo del que me apuntaba tardía algo en ser presionado y el disparo al menos por lo que entendí de balística me daría un tiempo prudencial para esquivarlo. Tendría que ir primero por el sujeto de la pistola y luego por el que tenía el sable, una vez esquivada la bala cortaría a la mitad el arma para inutilizarla y luego lanzaría un ataque directo al pecho del que la sostenía.En caso de que no disparará lo único que tendría que hacer era llegar a su posición y cortarlo en el pecho. Era lógico que su reacción de sorpresa sería una gran ventaja y corte llegaría en diagonal desde la izquierda. Los otros sujetos a mi entender no podrían reaccionar a tiempo para salvar a su compañero y eso me daría el factor desencajaste en el combate.

Retrocedí mi pierna izquierda para tratar de engañarlos con una posible retirada. Sabía que el navegante de barco sentiría miedo al saber que nadie lo apoyaba y que su única posibilidad en mí de salir bien librado se esfumaba por cobardía. Levanté las manos y aun viendo al tipo de la pistola apuntándome, me incline hacia adelante luego usar la fuerza de piernas y tomar impulso para llegar hasta unos centímetros de él y cortar su arma como lo había peleado y luego su pecho. La idea no era tan mala.

Mis sentidos se agudizaron a medida que me movía y se centraron en mis objetivos, mis músculos se tensaron y por un momento contuve la respiración para darle a los movimientos toda la precisión de mis ataques que caerían como una ráfaga sobre los que me tenía rodeado. Mi primer objetivo era el que tenia la pistola y tendría que moverme a toda velocidad.

El muchacho aliviado por la situación de la que lo había librado se quedó de pie frente a mí esperando que quizás quisiera reclamar alguna cosa o algún favor pero no lo hice. No importaba lo que podría dar, tal vez no tendría nada así que decidí hacer un gesto de despedida y seguir mi camino. Me fui alejando más y más del puerto y pronto me adentré en la ciudad de Jaya. Podía oír los innumerables quejidos de personas peleando en cantinas y los gritos de otros al ser embestidos contra paredes de madera en las calles. Las personas de aquel lugar no parecían para amigables así que pase de ella y seguí caminando.

-Me preguntó si podré encontrar algo interesante en este lugar – pensé mientras miraba a mi alrededor para encontrar algún lugar donde poder obtener información suelta de algún buen botín o alguna situación que llamara mi atención en específico.

Recordé mientras caminaba que no podía perder a concentración en las cosas que estaban a mi alrededor, ya que si me mantenía despreocupado alguien podría aprovechar eso y sacar ventaja de que este solo.