Somos únicos. [Animales Parlantes]

Aclaración:

Un pequeño grupo de cinco contrabandistas de esclavos se ha juntado en una mansión abandonada de Shabaody, con el propósito de reunirse allí para planear emboscadas y secuestros.

Hace poco, encontraron un botín que podrían vender en el mercado de esclavos por una gran suma de dinero. Animales Parlantes.

Despertáis en la oscuridad, en el frío suelo de una jaula de metal perfecta para vuestro tamaño. Os emboscaron y atacaron, dejándoos inconscientes con distintos métodos. Debido a la oscuridad no sois capaces de ver lo que la habitación esconde, excepto algunos animales en los que la visión nocturna está dentro de sus habilidades naturales.

El pequeño Frog yacía tirado en el suelo. Él no estaba inconsciente, no, sólo estaba dormido. O al menos eso pensaba, ya que jamás hubiera permitido que lo secuestraran. La excusa perfecta para no caer en vergüenza. Entonces entreabrió los ojos, se había despertado y todo lo que observaba era oscuridad. Pero eso no importaba ahora, no... "Mis armas, ¿dónde están?" Pensaba mientras con sus manos intentaba buscar sus armas. Tan sólo halló su espada rota, la más importante, y su otra espada. Pero, ¿y su escudo? Había desaparecido, alguien se lo había robado.

Por otra parte, se preguntó donde se encontraba. Escuchó el sonido de dos metales chocando. Alguien más estaba ahí, no se encontraba solo. Era muy oscuro por lo que no podía observar muy bien, tan sólo distinguía de donde provenía el sonido, y era muy cerca de donde estaba. Podría ser alguien peligroso, o tan sólo otro prisionero. Debía averiguarlo, por lo que decidió hacer lo más esperado.

- ¿Quién esta ahí?- Preguntó esperando obtener una respuesta. Apenas y podía distinguir donde estaban los barrotes, aunque quizá pudiera intentar cortarlos, su débil haki podría ayudarlo en aquel momento. Pero por ahora intentaría conocer a su acompañante o acompañantes. Lo más seguro para él en ese momento.

- ¡Socorro! ¡No veo nada, me he quedado ciego! ¡Tengo miedo a la oscuridad! - Gritaba una voz con un tono grabe.

Era Crock, el cocodrilo borracho. Estaba encerrado en una jaula y no podía ver nada. Acababa de despertar, tenía resaca y le dolía ligeramente la cabeza. "Joder... Menudo pedo debí alcanzar anoche..." Pensaba. Estaba agarrado a los barrotes de la jaula. Investigó si estaba su espadón para poder cortar los barrotes, pero nada... No había nada... Ni su espadón, ni su guitarra, ni su alcohol.

- ¡Esto es una tortura! ¡Sacadme de aquí! ¡Casi se me pasa la borrachera! - Seguía gritando sin parar.

Estaba confuso, necesitaba salir y beber más o su borrachera quedaría atrás. Pero... Espera. Ese cocodrilo era idiota. "Soy idiota... Si yo poseo el poder de una logia." Pensó. De pronto su cuerpo se empezó a transformar en esquirlas negras que se movían como si fuese polvo. Pasó entre los barrotes y salió de la jaula, volviendo a la normalidad. De pronto escuchó una voz tras un sonido metálico. Alguien preguntaba que quién había ahí.

- Yo no, tipo raro estés donde estés. Yo aún no se si estoy ahí, ni siquiera se donde estás tú. - Dijo con un tono burlón.

Se volvió a hacer esquirlas de Osmio para buscar algún botón o algo por las paredes, algún interruptor para encender la luz. Aquello estaba oscuro y él tenía miedo a la oscuridad. O eso creía.

- ¿Dónde estás, luz? Tengo miedo a la oscuridad... Oh, espera, ese no era yo. El que tenía miedo a la oscuridad era Enrique. - Empezó a delirar. - Pero espera... ¿Yo conozco a algún Enrique?