Un encuentro con un muñeco, o no [Ken y Mercedes]

Hace unos minutos había atracado en el puerto, lo primero que hice al salir del puerto fue secarme las gotas de sudor que resbalaban por mi frente.
Hacía calor, bastante calor y bueno creo que lo mejor sería ir a tomarme un helado tranquilamente, así que me dirigí hacía el pueblo en busca de una taberna.
Al pasar por la plaza , la cual estuve admirando un buen rato, hasta que volvieron a caer gotas de sudor por mi frente, y decidí darme prisa en buscar una taberna.
Al cabo de unos minutos la encontré, entré tranquilamente y me senté en un taburete con una sonrisa le dije al tabernero:
-Tabernero, por favor un helado de vainilla jajaja
El tabernero asintió, y fue a buscarme el helado. Al cabo de unos minutos este volvió con un helado de vainilla, me lo entregó y con una sonrisa comencé a comerlo dándole lamidos, cada lamido que daba refrescaba mi cuerpo, me encanta el helado.

Al fin había conseguido un descanso tras unos intensos entrenamientos con el resto de marines. Esta vez me encontraba en Loguetown ya que en esta ciudad los marines eran más fuertes debido a ser la puerta de entrada al Grand Line y me habían transferido. Esta ciudad tenía mucha historia, ¿Quién no la conocería? Aquí ejecutaron a Gol D. Roger, y tenía que ir a esa plaza para ver el lugar. Un fanático del pasado histórico como yo no podía dejar pasar esta oportunidad.

Allí me encontraba admirando la plaza, la cuál estaba bastante transitada. Me fijé en la plataforma donde ejecutaron al rey de los piratas. Yo odiaba a los piratas, pero uno no puede evitar sentirse emocionado con un lugar con tanto valor histórico. Tras un rato, debido al calor del ambiente y el que proporcionaban todos los que pasaban por la plaza decidí ir a refrescarme tomando algo en alguna taberna cercana.

Me fui hacia la zona portuaria, ya que las tabernas de la plaza eran bastante más caras y entré tras soltarme un poco la camisa reglamentaria de los marines, debido al calor. Me acerqué a la barra y miré de reojo a una mujer que se dedicaba a lamer un helado.

-Que aproveche, ciudadana.

Sonreí de forma cortés a la muchacha y seguidamente agradecí al tabernero que justo llegaba con la bebida. El primer trago siempre es el más especial debido al cambio de temperatura, y el más placentero.

Una voz de hombre llamó mi atención mientras lamía aquel delicioso helado, al mirar pude ver que era un chico de cabellos castaños, y además parecía ser un marine, pero solo un simple recluta.
El muchacho iba a dar el primer sorbo a su bebida, cuando le dije con una sonrisa:
-Que aproveche jajaja muchacho jajaja oh parezco vieja diciendo muchacho jajaja
Reí, era un comentario absurdo como muchos de los que yo hacía, en parte era divertido.
Al cabo de un tiempo miré al recluta marine y le dije con una sonrisa:
-¿Que trae a un recluta por aquí?jajaja
Luego pensé en la historia de este lugar, quien nunca en su vida a querido visitar este lugar solo por la historia que arrastra desde hace tiempo, Gol D.Roger el rey de los piratas fue ejecutado aquí pero dejando un legado enorme, unas palabras que llegaron a provocar “La gran era de los piratas” , solo por recordar acontecimientos como esos hacen que cada pelo de mi cuerpo se erice, me encantaba esas historias de piratas.

Estaba apunto de dar un sorbo a la bebida refrescante cuando la mujer paró de tomar su helado y me habló. Se reía bastante y me llamaba muchacho, pero claramente yo tenía más edad que ella. Esbocé una sonrisa tras dejar el vaso y saborear el primer sorbo y asentí a la mujer. -Pues sí, no es normal llamar muchacho a alguien mayor. Pero bueno, tampoco nos llevaremos muchos años, jovenzuela. Dije con tono de burla lo de "jovenzuela". Finalmente reí un poco, la verdad es que la constante risa de la chica era algo pegadiza, pero tampoco estaba mal, ni siquiera estaba de servicio. Tras un rato, la chica volvió a hablarme preguntándome que qué traía a un recluta por aquí. Carraspeé, ya que se me había enfriado la garganta levemente y volví a dirigirme a la mujer, aunque justo antes de hablarle ella parecía haberse sumido en sus pensamientos, así que esperé un rato antes de hablarle para que pudiera concentrarse. 

-¿Qué podría traer a un recluta a un lugar de paso de piratas tan concurrido? Pues entrenamiento y trabajos. La verdad es que no soy un recluta ordinario, aún soy recluta porque estas cosas llevan tiempo, y no es por egocentrismo, pero soy bastante mejor que muchos otros marines de mayor rango, al menos si hablamos de lucha. Así que puedes estar tranquila, si un pirata te da problemas, avísame. 

Tras esto, me reí nuevamente y volví a coger la bebida. Di unos cuantos tragos a esta, la terminé y dejé algo de dinero sobre la barra, el justo para pagarle la bebida. Me levanté desperezándome y miré a la mujer del helado, para ver si me respondía.

Al parecer el chico pillo mi “chiste” sobre muchacho ya que el me respondió con jovenzuela ,cosa que reí y le dije:
-Oh! Perdone Anciano jajaja
Dije anciano de forma irónica, ya que era una broma, la cual me estaba haciendo gracia y reía.
Dijo que él estaba trabajando y de entrenamiento, a lo que sonreí, para después escuchar sobre si algún pirata me molesta que le avisé, reí , y le dije con una sonrisa:
-Lo dudo jajaja pero te avisare algun dia aunque no sea por problemas jajaja
El chico terminó su bebida, y a mí aún me quedaba un poco de cono, pero enseguida me lo acabé, me levante mientras pagaba y le dije al recluta:
-Jajaja estoy de paso por aquí ¿qué tal si me enseñas un poco el lugar? Y si puedes me explicas la historia y esas cosas, un poco de guía jajaja
Sería divertido, y educativo

Me levanté y ella empezó a terminarse el helado. Se estaba dando más prisa ya que yo había terminado así que era de suponer que iba a decirme algo y acompañarme luego, por lo que esperé. Finalmente me llamó anciano, continuando la broma de antes, por lo que le respondí con una sonrisa. Tampoco parecía que le interesara mi ayuda, seguramente sabría defenderse pero dijo que me avisaría para algo que no fueran problemas, así que me encogí de hombros. -Como quieras, aunque a lo mejor dentro de un tiempo ya no estoy por esta isla. Ya sabes, de vez en cuando necesitan refuerzos en otros lugares, pero quién sabe dónde nos volveremos a encontrar. Seguidamente, escuché la propuesta de la chica y me rasqué el mentón. -¿Yo guía? La verdad es que nunca había pensado en eso. Tampoco conozco demasiado la ciudad, llevo pocos días por aquí, pero puedo llevarte a la plaza donde ejecutaron al Rey de los Piratas. Tras esto salí por la puerta y miré unos momentos hacia el puerto, no hubiera algún problema.

Tras echar una rápida ojeada, esperando que la mujer me siguiera comencé mi marcha hacia la plaza donde me encontraba antes, en la cuál parecía que la mujer no había estado anteriormente. -La plaza estará un poco concurrida, pero podrás verlo todo bastante bien. Yo fui antes y es algo impactante, incluso a mí, que odio a los piratas, me da escalofríos. Continué la marcha a un paso normal que la mujer pudiera seguir cómodamente y de vez en cuando le señalaba algún edificio medianamente importante, aunque sin valor histórico real.

Me dijo que quizás él en un tiempo no estaría por aquí pero a lo mejor nos veríamos en otro lugar por lo que sonreí y le dije:
-Quizás jajaja nadie sabe lo que nos depara el destino jajaja
Después me dijo que me llevaría a la plaza donde ejecutaron al Rey de los piratas, yo no tenía inconvenientes así que le seguí.
Cuando llegamos él comentó que era un lugar muy transcurrido el había estado antes a pesar de que odia a los piratas, me quedé boquiabierta unos segundos hasta que sonreí y le dije:
-¿A todos los piratas?jajaja
Me encogí de hombros y dije con una sonrisa:
-No se puede juzgar a todos por unos cuantos ¿no crees? jajaja hay muchas personas en el mundo y muchos piratas jajaja quizás logres encontrar a alguien que te caiga bien jajaja
El chico me había caído bien, no quería que me odiase por ser lo que soy.

Ya nos encontrábamos en la plaza cuando la chica se quedó con la boca abierta. Yo observé de nuevo unos momentos el lugar y le señalé el lugar exacto donde ejecutaron a Gol D. Roger. Tras esto, la chica me comentó sobre si odiaba a todos los piratas, que no se puede juzgar a todos. La miré unos momentos, ladeando el rostro. -Bueno, ten en cuenta que si te llamas a ti mismo pirata, estás diciendo que eres un criminal. ¿Por qué te llamarías pirata sino para hacer lo propio que hacen los piratas? Robar, asesinar... Escupí esta última palabra con cierto desprecio, pero luego sacudí la cabeza. -La verdad es que me estoy yendo un poco por las ramas... entiendo que hay piratas que buscan el One Piece sin preocuparse por los crímenes. Pero aunque no los odie, si son fuertes, por mi trabajo debo capturarlos y mandarlos a Impel Down, o ese será mi trabajo próximo cuando esté en el Grand Line.

Tras esto, observando nuevamente la famosa plaza y luego nuevamente a la chica, intenté cambiar de tema. -Bueno, ¿Qué te parece la plaza? Es bonita, ¿Verdad? El lugar, aunque no fuera el más precioso del mundo, tenía un encanto único que la hacía única. Finalmente, me quedé observando nuevamente el lugar esperando una respuesta de la joven.

Dijo que si me llamaba pirata me estaba llamando criminal, ¿si no porque otro motivo me llamaría pirata? , reí ante su comentario y con una sonrisa le dije:

-Para ser libres

Sonreí mucho, y continué hablando con una sonrisa:

-Un pirata no obedece a nadie, actúa bajo su responsabilidad que eso algunas personas lo usen para saquear, asesinar es otra cosa, pero los piratas de verdad, no esos codiciosos saqueadores que se hacen llamar piratas, tienen un sueño y actúan conforme a ello

Escuché como decía que si uno era fuerte lo tendría que llevar a Impel Down, cuando el estuviera en Grand Line, sonreí y le dije:

-Lastima, no me gustaría pelear contra ti jajaja, pero si esos son tus sueños animo, te deseo mucha suerte en ellos , seguro que lo consigues

Sonreí y le enseñe el pulgar en alto, para darle todo mi apoyo.

Después cambió de tema preguntándome sobre la plaza, sonreí y le dije:

-Es única, y para mi todo lo único es bonito jajaja así que si, me encanta

Sonreí, mientras seguía observando la plaza, el lugar donde había ocurrido un echo histórico, donde Gol D. Roger había sido ejecutado públicamente y eso dio el inicio a la Gran Era de los Piratas. El Rey de los piratas debe haber sido bueno, tenía todo, era libre había navegado por todos los mares, simplemente genial.

-¿Para ser libres? La libertad de uno termina cuando empieza la del otro. Eso es algo que muchos no entienden y cometen crímenes graves. Entiendo que habrán piratas con sus sueños, pero siempre hay otros caminos.

Le comenté. Ella defendía a los piratas, cosa que no entendía mucho. ¿Sería ella una pirata? No me sonaba de las recompensas. Mis sospechas fueron creciendo cuando ella continuó hablando, siguió comentando los ideales de los piratas como si quisiera defenderlos. Finalmente me comentó que a ella no le gustaría pelear contra mí. Fruncí un poco el ceño, mientras continuaba caminando a lado por la gran plaza, esquivando de vez en cuando a algunos transeúntes. Estaba pensando en qué hacer, no tenía pruebas de que fuera pirata, ni siquiera ella tenía recompensa. Tampoco había hecho nada, así que dejé esos pensamientos de lados y seguí la conversación.

-Por cierto, no me presenté antes, me llamo Ken. Y bueno... no creo que vayamos a pelear, no hay motivos ni los habrá, ¿No? Y bueno, la plaza es bonita, pero tampoco tiene mucho más. No sé qué más enseñarte de la ciudad...

Después de lo que dijo el me encogí de hombros, después de todo ambos teníamos razón, y posturas diferentes, ni él me iba a hacer cambiar a mi de opinión ni yo a el. Sería mejor dejar el tema, pero quería decirle que era pirata, no se como se lo tomaría , si me odiaría o no, pero el chico me caía bien y mejor que se entere ahora que cuando nos veamos otra vez y tengamos que combatir.

Seguí al chico hacía un lado de la plaza, intentando esquivar a las personas que pasaban por ahí pero imposible, las personas pasaban de las demás llegando a ignorarlas, y bueno mas de uno se chocó conmigo, yo decía Lo siento] pero ellos ni se inmutaban y seguían. No me gustaba aquella sociedad, la codicia, el ignorar a personas, no. El mar era libre donde tu podías hacer todo, claro sin matar o otras cosas, que también hacían.

El chico se presentó como Ken, para a continuación decir que no hay ni habrá motivos, después comentó que la plaza era bonita. Yo me puse a chocar mis dedos índices y le dije:

-Bueno...quizás hay uno...soy pirata...

Reí de una forma muy nerviosa, claro no sabía como él reaccionaría, le miré y le dije:

-Tranquilo….no hace falta que me enseñes nada...gracias por todo….yo creo que me marcharé ya...

Sonreí, reí y le dije:

-Gracias por todo

Mientras caminábamos, cada vez se hacía más duro el avanzar. Las personas se iban chocando entre ellas, aunque ni se paraban a ver si habían hecho daño, debido a las prisas propias de una ciudad grande como era esta. Yo como tenía buena forma física no me movía mucho tras recibir algún golpe, pero no era lo mismo para el hombre o mujer con el que me chocase, así que me disculpaba cuando ocurría. La chica parecía molesta con algunos golpes que daban algunos y ni pedían perdón. Pero esto era lo de siempre en lugares concurridos. Aparte, también se le veía pensativa, seguramente se habría dado cuenta que sospechaba que ella era una pirata y no sabía como iba a reaccionar. ¿Lo admitiría? ¿Intentaría irse sin contarlo? O peor aún, ¿Me atacaría? Debido a este motivo estaba tenso, tenía que estar preparado para lo que pudiera pasar, aunque era una locura iniciar un combate aquí. En esta plaza había demasiada gente, sería casi imposible pelear, se generaría un tumulto, habrían bastantes heridos, por lo que tenía que evitar una pelea a toda costa. Pero ella también tendría que planteárselo, le sería muy complicado escapar si iniciaba una pelea.

Finalmente, tras un rato caminando, ella admitió ser pirata. La miré unos momentos, aunque para mi sorpresa no era una mirada fría o de odio, sino de decepción o pena. La verdad es que era una persona agradable, no parecía querer hacer mal pese a ser pirata. Era la primera vez que estaba cerca de un pirata y no sentía repugnancia, pero tampoco podríamos ser amigos, así que tendría que irme, para que esto no fuera a más.

Ella también entendió que no era lo mejor que estuviéramos cerca, incluso sonreía de forma nerviosa. Yo dejé escapar un largo suspiro, aunque mi rostro no decía nada en particular, ya que ahora mismo estaba confundido, no sabía exactamente qué debía hacer, qué sería lo correcto. La miré nuevamente, ahora estaba parado en medio de la calle, tenso e indeciso. Tras un rato volví en mí, cerré los ojos y le dije.

-Ya lo intuía y la verdad es que es una decepción, podríamos habernos llevado bastante bien. Supongo que aquí se separan nuestros caminos, aunque intuyo que nos encontraremos alguna vez más, pero no creo que sea de forma amistosa a no ser que elijas otro camino. Cuídate... ah, y aún no me has dicho tu nombre.

Esperé que me dijera el nombre, aunque entendía que no me lo dijera. Quizás ella prefería evitarlo, por si se creía que podría hacer algún cartel de búsqueda. La verdad era que tenía curiosidad.

Me alegré que el dijese que lo intuía así seria mas facil, aunque claro también dijo que era una decepción ya que nos podíamos haber llevado bastante bien, me encogí de hombros ante aquella frase y con una sonrisa le dije:

-Supongo que si fuéramos amigos te metería en un aprieto, pero que tal si al menos somos conocidos

Sonreí y le extendí la mano, si la aceptaba significaba que aceptaba mi propuesta de ser conocidos, sino...bueno no quiero pensar en eso ya que por el momento yo no odio a nadie y espero que nadie me odie, pero bueno nunca se sabe.

Ken me pregunto mi nombre, era verdad con todo este lío de piratas y todo eso se me habia pasado lo de presentarme. Reí y mientras me frotaba la parte de atrás de mi cabeza dije con una sonrisa:

-Es verdad es verdad jajaja, lo siento por no presentarme, mi nombre es Mercedes

Sonreí y le extendí la mano con una gran sonrisa:

-Un placer

Acabé con una sonrisa.

Finalmente ella pareció relajarse más, por lo que yo también me relajé. La verdad es que era una chica agradable pese a todo, por lo que mantenerme en tensión había sido una tontería. Ella quería que fuéramos conocidos, la verdad es que por un momento tuve que pensármelo. Si le daba la mano, estaba aceptando que ella fuera pirata y que era mi conocida. ¿Por qué no? La verdad es que era la primera pirata agradable, además no había cometido crímenes aún por lo que no tenía recompensa. También parecía que aunque cometiera crímenes en algún futuro, no serían de asesinato, que eran los crímenes que yo más detestaba, por encima de quemar banderas o derrotar a cualquier otro sin llevarte su vida. Finalmente, tras un rato largo mirando su mano se la estreché con una sonrisa en el rostro. Además de ofrecerme la mano, también dijo su nombre y lo murmuré cuando lo escuché. -Así que Mercedes. Espero que cumplas tus sueños sin romper los sueños de la gente normal y corriente. Ve con cuidado, no todo el mundo en la marina llega a comprender estas cosas, ni yo mismo lo solía hacer. Sayonara, Mercedes.

Tras estas palabras solté su mano e hice un gesto de despedida con mi gorra. Me marché intentando evitar chocarme con la gran cantidad de gente que seguía andando por la famosa plaza, así hasta llegar a una de las calles colindantes que hacían terminar la plaza. Me giré unos momentos, mirando hacia la plaza y a donde se encontraba la mujer por última vez. Era la primera vez que tenía un contacto amistoso con un pirata. ¿Tendría que cambiar mi manera de pensar conforme a ellos? La verdad es que no. Habían muy pocos casos de piratas como ella, por lo que tenía que seguir impartiendo justicia, intentando mejorar el mundo para la gente que no puede protegerse ante estos hombres. Seguramente detendría a un pirata que fuera como ella, o a ella misma en un futuro. Pero como ella dijo, un pirata busca la libertad absoluta, así que si le capturo es que no supo defender su tan apreciada libertad.

Dejé de ensimismarme y volví a iniciar la marcha por las calles de Loguetown. Aquí todo estaba más calmado que en la plaza, la cantidad de gente era mucho menor y se podía andar con libertad, sin tener que esquivar a casi nadie. Tenía que volver a la base, necesitaba entrenar un poco y despejar la mente. No creía que estas cosas podían afectar a uno de esta manera. Aún no había entrado en el Grand Line y ya había luchado contra piratas poderosos, aunque esta vez la batalla fue bastante distinta, era una batalla de ideales. Mercedes defendía que la piratería es sinónimo de libertad, que es algo bueno si sabes aprovecharlo, mientras que yo defendía que el exceso de libertad provocaba que otros no gozaran de esta. ¿Cuál era la postura correcta? En mi interior yo sentía que era la mía, pero siempre podía estar equivocado.

Seguí el camino cuando vi a unos cuantos compañeros marines reteniendo a tres hombres en el suelo, por lo que me acerqué. -¿Qué sucede, son criminales? Pregunté a un oficial que estaba con ellos, que cuando confirmó quién era con una mirada, asintió. -Sí, Ken, son unos piratas, casi asesinan a una anciana y un niño mientras peleaban entre ellos. Torcí el gesto y miré a los hombres, esto confirmaba mis ideales, por gente como esta tenía que seguir luchando. Dejé al oficial que se encargará y volví a andar en dirección a la base de la marina. 

Ya había llegado cuando vi a algunos reclutas golpeando a unos estafermos con sus espadas. Fruncí el ceño y me acerqué a uno de ellos mientras colocaba la katana en mi cintura por el lado izquierdo. Cuando estaba al lado del estafermo, exhalé algo de aire mientras me concentraba y di un corte tras desenvainar que dejó el muñeco de paja cortado en dos, por lo que volví a envainar y entré en la base para ir hacia las habitaciones. Empecé a hacer flexiones con gran intensidad, ya me había decidido, tenía que ir hacia el Grand Line. Ser un recluta por tanto tiempo no era lo que tenía pensado, casi no podía hacer nada, ya iba siendo hora del cambio.