Will Gadow
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
En las aguas del North Blue, una familia decidió hacer un viaje en barco para poder explorar otros mares y conocer nuevas personas. El pequeño Will Gadow era el miembro más joven de esa familia, hijo de un ex-pirata y una humilde chef. Sin previo aviso, el barco en el que se encontraban empezó a ser destrozado por una banda de piratas que quería obtener las riquezas de los pasajeros de la nave, los cuales si bien no eran de la nobleza, tenían pertenencias de alto valor. Gracias a sus padres que hicieron todo lo posible para que este escapara, el joven de ocho años pudo sobrevivir al incidente abandonando el barco junto con un niño un poco menor de otra familia, que se encontraba llorando sin sus padres durante el momento del ataque. Ningún sobreviviente quedó de ese asalto, ya que al mostrar resistencia los rehenes, estos fueron ejecutados bajo órdenes del capitán de la tripulación pirata. Sólo los dos niños pudieron seguir con sus vidas al huir en un bote salvavidas mientras todos estaban distraídos durante la conmoción de las personas y la inexplicable barbaridad de los piratas. Unas cuantas horas después un bote de la marina surcaba esas aguas en busca de sobrevivientes o los responsables del acto; sin embargo, no se halló ninguna pista sobre el paradero de estos. Cuatro años han pasado, y Will fue enviado con su nuevo “hermano” a una isla bastante comercial del North Blue, donde una pareja de aproximadamente cincuenta años estaba dispuesta a recibir en su hogar a los dos niños huérfanos, y criarlos con toda la comodidad que fuera posible. Por petición del joven, este continuó usando su apellido original, que le heredó su padre.
— Bien… ¡Hora de trabajar! — dijo el joven con mucho ánimo.
Al ser un día soleado, con un viento soplando con una fuerza considerable y muy relajante, era el momento perfecto para ir a recoger hierbas naturales, lo cual formaba parte del trabajo del pequeño. Como pasatiempo, su padre adoptivo le propuso ir a ayudar a un afamado doctor de la ciudad, cosa que a Will le emocionó ya que siempre se sintió atraído a la medicina de cierta forma. Para él, ejercer en medicina era un trabajo muy noble, ya que se encargaba de ayudar a personas con problemas de salud, y el hecho de sentirse bien por ayudar a las personas es algo que heredó de su padre biológico, que si bien no era médico, siempre se preocupaba por la salud de las personas.
— Las plantas medicinales para el Dr. Hanzo no se recogerán solas. Debo apresurarme o se enojará si llego tarde, de nuevo… —
En las afueras de la zona poblada de la isla se pueden encontrar distintas variedades de plantas y hongos, tanto medicinales como venenosos, por lo cual el recoger estas hierbas es una tarea bastante difícil que no se le confiaría a alguien tan joven; sin embargo, este no era el caso de Will, quien había estado estudiando las plantas que se pueden encontrar en la isla por más de un año. El doctor mismo fue quien preparó al chico, ya que si iba a tener un ayudante quería que fuera alguien bien instruido.
Corriendo sin darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor, Will se dirigió al "Living Forest", el cual era apodado así por la cantidad de flora y fauna que este albergaba. Un poco antes de adentrarse a este bosque, tuvo que transitar cerca del muelle, en donde habían varias personas de aspecto sospechoso, clásico de los aficionados a la piratería. Debido a la prisa que tenía el pequeño, este ni se percató de la existencia de estos hombres o de lo que ellos estaban platicando, cosa que de cierta forma le debía interesar el chico, ya que mencionaban al Dr. Hanzo Madou.
— Se dice que en esta ciudad reside un doctor "prodigio". Al parecer tiene vastos conocimientos en muchas áreas. ¿Cree que él pueda identificar la verdad sobre el tesoro encontrado, capitán? — murmuró uno de los tripulantes del barco que estaba anclado al muelle.
El capitán, que se encontraba recostado sobre la madera del muelle algo ebrio, se pronunció con una estruendosa risa al momento de levantarse con un poco de dificultad. A simple vista era un hombre de mal genio, un viejo barbudo con prendas sucias y desgastadas que lo harían parecer un vagabundo si no fuera por las armas que portaba. Engreído, obstinado y testarudo; este individuo solamente se preocupaba por conseguir alcohol y manipular a sus hombres a voluntad. Los pertenecientes a la tripulación de Newman eran, igual que su capitán, hombres de poca astucia e intelecto; por lo tanto, eran fáciles de manipular. El actual grupo del capitán Newman solo se diferenciaba de este en su experiencia. Los hombres recién se habían unido al mundo de la piratería y tuvieron la mala suerte de caer en manos de un capitán experimentado pero incompetente.
— ¡Yajajajajaja! Ya se los dije, yo sé que es ese tesoro que cayó en nuestra posesión. ¿Acaso no confían en su capitán, panda de inútiles? Si ese es el caso, no tengo problema en ir con ese tal prodigio a que confirme lo obvio, aunque... Cuando me de la razón no se sorprendan de que les caiga una reprimenda a aquellos que dudaron. —
Sin preocupación alguna por lo que le ocurriera a sus hombres y dispuesto a hacer lo necesario para demostrar que nunca se equivoca, el "capitán" John Newman se dirigió tambaleándose al centro de la ciudad, acompañado por su tripulación. Iba robando cosas pequeñas de un comerciante a otro sigilosamente, cosa contradictoria ya que este era un hombre muy escandaloso y aunque los vendedores no se dieran cuenta de que estaban siendo víctimas de un robo, otras personas si lo hacían pero, ¿quién se atrevería a delatar a semejante hombre? Si con lo descuidado que estaba su aspecto y las acciones que llevaba a cabo asustaban a todos los ciudadanos. Además, los hombres que lo seguían le hacían de escolta y a la vez intimidaban a los residentes de la isla.
Mientras tanto, el joven Gadow ya se hallaba inmerso en la majestuosidad del Living Forest. En esta isla, durante la primavera se da un tipo de flor que al abrir sus pétalos deja escapar un suave polen con la capacidad de curar una enfermedad del hígado que causaba la muerte de muchas personas en la población de esta isla. La belleza de esta flor solo se igualaba con su valor medicinal. Debido a que no se da en muchas otras islas y es solo una vez al año, el valor del estas flores era mucho, lo que significaba que el doctor le daría una buena recompensa a Will, y más importante, lo halagaría por haber conseguido tal planta.
—Un año entero esperando para este momento... Espero que con esto se puedan salvar muchas personas. — dijo el niño con algo de inocencia en su tono.
Recogió todas las flores que ya habían abierto sus pétalos y las guardó cuidadosamente en un recipiente hermético que las mantendría con su "magia" aún viva. Algunas aún no habían florecido, así que cuando no quedaron más por recoger abandonó esa área y buscó otro tipo de plantas que pudieran servirle. No obstante, un pequeño cambio surgió en el cielo y el viento dejó de soplar con la calma que lo estaba haciendo, para volverse una inquietante brisa. Will ya sabía lo que pasaba, pocas veces al año ocurría ese tipo de cambios en el clima, lo que indicaba que una fuerte tormenta se acercaba. Era muy raro ver que este cambio climático ocurriera durante la primavera. Al percatarse de la situación, el chico se encaminó devuelta al pueblo, al consultorio del Dr. Hanzo, para hacer entrega de las flores y poder volver a casa antes de que la tormenta se alzara sobre la isla.
No pasó mucho tiempo hasta que Will se dio cuenta de que las personas de la ciudad se veían aterrorizadas. Muchos se estaban quejando de la estancia de los piratas en la isla, otros se quejaban porque la marina no intervenía y se llevaba a la tripulación, a pesar de que en una isla vecina y no muy lejana estaba una base de la marina. Algunos pocos estaban hablando sobre poner algo de su dinero para contratar un cazador de recompensas y que este se hiciera cargo de los piratas. Por su parte, el chico solo se preguntaba por qué una simple banda pirata tenía a las personas asustadas, si en muchas oportunidades otras bandas habían estado en la isla sin causar problemas. Se preguntaba qué tipo de personas eran esos piratas.
— ¿Tantos problemas estarán causando? Será mejor que vaya a casa rápido, si esto de los piratas llega a oído de mis padres se preocuparán mucho… —
La inquietante brisa cada vez se hacía más fuerte, y a su vez el cielo empezaba a oscurecer. Las nubes estaban reclamando el cielo de la isla, anunciando que una fuerte tormenta tendría lugar pronto. Los comerciantes empezaron a recoger sus negocios, las madres llamaron a sus hijos para refugiarse, los roedores se escondieron en sus madrigueras, y Will finalmente llegó al consultorio del Dr. Hanzo para hacer entrega de las plantas medicinales. Usualmente el joven ayudante usa la entrada principal pero esta vez estaba cerrada. El chico supuso que era por la tormenta que se acercaba y el doctor no quería recibir pacientes ya que luego estarían atrapados hasta que todo terminase. Unas semanas luego de comenzar a trabajar de ayudante, el doctor le dio a Will una copia de la llave de la entrada trasera, así podía acceder al consultorio en caso de que no hubiese nadie para abrir la puerta o que en la entrada principal hubiese una obstrucción. Al dirigirse al callejón que conducía a la entrada trasera, el pequeño se percató de que cubriendo las esquinas del callejón había personas que nunca antes había visto; cerca de 10 hombres en cada esquina. De todas formas Will no se atemorizó y entró al callejón escabulléndose entre los hombres y pidiendo permiso. Él ya sabía que ellos eran los piratas. Con solo ver su intimidante apariencia y armas ya se sabía eso, además que recordaba bien el aspecto estándar de los piratas debido al incidente que ocurrió cuatro años atrás. Y para añadir más tensión a la situación, en la puerta que daba entrada al consultorio estaba el doctor Hanzo Madou en persona, hablando con el capitán de esa tripulación, el viejo John Newman. Aunque ante los ojos de Will, él no era más que alguien que venía a solicitar un chequeo médico, cosa que no era para nada cierta.
— Permiso, permiso. ¿Disculpe, puede hacerse a un lado, señor? — dijo Will dirigiéndose hacia Newman.
— ¿Te diriges a mí, renacuajo? Supongo que no sabes quién soy. —
— No señor, la verdad no tengo ni idea. Lo siento… —
En el rostro del capitán Newman se pudo notar cierta molestia al ver que alguien tan pequeño le hablaba en un tono tan descuidado y alegaba no conocerlo. Esta molestia también se hizo notoria para el doctor, y al ver que el capitán posó su mano lentamente sobre su espada, se vio en la necesidad de intervenir antes de que algo lamentable ocurriera.
— Will, vienes tarde. ¿Te has quedado dormido otra vez? — preguntó Hanzo, intentando distraer la atención.
— Si, disculpe. Sin embargo, hoy le traje lo que hemos estado esperando todo un año, doctor. ¡La flor de la primavera naciente! —
— ¡Ah, que bien! Gracias a eso podremos curar a todos esos pacientes que vienen a diario por sus problemas en los riñones. Excelente trabajo, Will. Ponlas sobre mi escritorio, por favor. En un momento iré para que podamos iniciar con la preparación del medicamento. —
Si bien no fue mentira esto que dijo el doctor, su verdadera intención era alejar a Will de Newman, quien ya se había calmado un poco. Pero a juzgar por su reacción, el temperamento de este hombre no era estable. Se veía que podía estallar con facilidad y atreverse a usar la fuerza contra un niño de no más de metro y medio. El bienestar de Will era muy importante para el doctor, ya que se lo debía a sus padres adoptivos por ser como un padrino para él, y no solo eso, sino que con el pasar de los años fue acumulando mucho aprecio hacia ese niño a quien ya había visto crecer, y pasar de ser alguien resentido y cerrado por una perdida a ser alguien confiado que podía socializar sin dificultad. De ninguna forma el doctor Hanzo se podía permitir que Newman hiriera a Will.
— Señor, como ya le dije, si no me trae el objeto no puedo afirmarle que sea legítimo. Vuelva con él en sus manos. —
— Cuide su forma de hablarme, “geniecillo”. ¡Yo he encontrado una Akuma no Mi, y estoy seguro de eso! — gritó mientras levantaba su espada hacia el cielo. — Si lo que quiere es verla, lo hará. Solo espere unas horas y volveré con ella. —
Tras terminar esa oración, Newman se retiró con todos sus hombres, y se alivió tanto la tensión del aire como la preocupación del doctor por Will. Aunque el grito del capitán pudo llegar a oídos del chico, cosa que el doctor Hanzo pensó que no era relevante, y estaba equivocado. El pronunciar de las palabras “Akuma no Mi” hizo que la piel de Will se erizara, y le trajo un recuerdo de sus días felices con sus padres biológicos vivos. Al ser su padre un ex-pirata este tenía conocimiento sobre los poderes de las Akumas, aunque solo lo vio como una oportunidad para contarle a su hijo historias sobre personas con fantásticas habilidades y poderes magníficos. Will siempre pensó que eran solo cuentos, aunque al oír lo que Newman dijo unas palabras de su padre llegaron a su mente.
— Con una Akuma no Mi, las personas pueden ser libres y explorar el mundo sin preocupaciones. —
Esas palabras, a su vez, le recordaron el sueño de su padre. Explorar todos los mares junto con su familia. Y fue casi como una necesidad para Will el saber más sobre esa supuesta Akuma no Mi del pirata, y de ser posible, tenerla. Por más que lo intentó, no pudo evitar preguntarle al doctor si eran ciertas las declaraciones de Newman; la curiosidad superó a todas las otras cosas que pasaban por la mente de Will en ese momento.
— Dr. Hanzo, ¿de qué hablaba ese hombre? Oí algo sobre una Akuma no Mi… No es primera vez que veo que alguien las nombra, ¿de verdad existen? —
— Oh, Will... Esperaba que no supieras nada sobre las Akuma no Mi, ya que aunque le puedan conceder a quien la come poderes fantásticos, también pueden atraer la atención de personas malas que poseen otros poderes. — dijo el doctor mientras se sentaba en su escritorio a revisar las cosas que Will había traído del Living Forest.
Will decidió dejar un momento la sala del doctor, fue a buscar agua y volvió luego; debía calmarse un poco para poder entender bien todo lo que se refería a las Akuma no Mi, así que se sentó. Tal como él pensaba, le concedían a las personas poderes más allá de los humanos normales. Si su padre le dijo la verdad sobre eso, entonces también podía ser verdad cuando le dijo que una Akuma no Mi le otorgaba el poder suficiente al consumidor para ir a donde este quisiera. Cada vez el asunto de los poderes especiales emocionaba más al pequeño.
— Doctor, si poder explorar el mundo, tener aventuras y viajar con personas cercanas requiere un poco de riesgo, ¿no cree que vale la pena hacerlo? —
— Supongo que estás hablando sobre ir en busca de aventuras formando parte de alguna tripulación... Mi antiguo yo habría respondido tu pregunta con un "si"... Pero actualmente el mundo es muy peligroso, Will. Los mares son mucho más peligrosos ahora tanto para piratas, como marines y cazadores de recompensas. —
Hanzo Madou era un hombre de gran intelecto, genio de la medicina y un sabihondo en muchos ámbitos, todos en la isla tenían eso claro y hasta los más jóvenes lo sabían. Lo único que las personas no sabían era que en su juventud, el doctor Hanzo fue un fuerte y valeroso pirata. No de los que asesinaban sin razón, ni los que saqueaban por diversión. Él era de los piratas que disfrutaban de viajar por los mares acompañados por sus compañeros. Cuando estallaron las guerras entre el gobierno mundial, piratas y revolucionarios, Hanzo lo vio cómo su hora de retirarse. A la edad de cuarenta años y sin un poder suficiente para sobreponerse ante el alto mando del gobierno, este hombre no tuvo otra elección que dejar la piratería y vivir el resto de sus días en paz, recibiendo dinero a costa de su intelecto. Él sabía que el mundo era un lugar peligroso, y no quería que su pequeño pupilo se viera inmerso en la piratería, pero, ¿quién era él para prohibirle a un niño con sueños convertirse en pirata? Si la razón de que Hanzo se uniera a una banda junto a otros hombres y mujeres con los mismos objetivos fue el soñar con cumplirlos. Solamente podía apelar a que el chico no hiciera nada estúpido.
— No hay certeza de que lo que tenga ese hombre sea una Akuma no Mi, ya lo confirmaré cuando me la traiga. — El doctor se levantó y sumergió las flores en agua para luego calentar esta. — Will, prométeme que no harás nada que te ponga en peligro. —
— Si... Está bien, Dr. Hanzo, me quedaré tranquilo. Creo que ya es hora de que vuelva a casa, el cielo está cambiando otra vez. Nos vemos cuando la tormenta se disipe. — dijo Will antes de levantarse de su asiento y prepararse para salir.
— ¡Espera! Casi olvidas tu recompensa. Aprecio mucho tu trabajo. —
— Oh, muchas gracias, doctor. —
Will se acercó al doctor, recibió una pequeña bolsa con los berries que el doctor le había dado, y luego abandonó el consultorio; debía volver a casa. Se podía notar que el ánimo de Will había decaído tras las palabras del doctor. El ver que las historias de su padre eran ciertas le hacía querer llevar a cabo su sueño de explorar el mundo, aunque la promesa que había hecho no se lo permitiría.
- "Viajar por el mundo... En verdad me gustaría hacerlo." - Pensó el chico.
De regreso a su casa, su familia lo recibió con la cena lista en la mesa. Sus padres se encontraban platicando y su hermano estaba jugando con sus figuras de acción en el suelo. Una vez se lavó las manos todos de sentaron juntos para deglutir. En el rostro de sus padres Will podía notar cierta preocupación, pero dedujo que era debido a la tormenta que se acercaba. Su hermano también se notaba un poco angustiado, aunque Will sabía que él aún no se percataba de la tormenta ya que durante las anteriores nunca vio el cielo previo al inicio de estas, por lo tanto, algo más debía estar molestando al hermano menor. El día había pasado muy rápido, y Will había pasado gran parte de este tan solo recogiendo las plantas medicinales. Aparte de esto en el transcurso de la tarde pasaron muchas cosas y la información que Will recibió tal vez fue más de la que necesitaba. La noche ya había caído y el cielo aún se encontraba iluminado; esto debido a los recurrentes rayos que se alzaban en las nubes tormentosas sobre la isla. Ya casi era la hora de dormir y la familia entera se encontraba viendo un documental sobre la historia del mundo por televisión. El joven Gadow no estaba de humor como para ver algo sobre el conflicto entre piratas y marines, así que prefirió irse a dormir en ese momento y con suerte, despejar su mente del asunto de las Akuma no Mi.
— Es solo una fruta, Will. Debes olvidarla… — se dijo a sí mismo.
Tras un buen rato mirando al techo de su habitación, finalmente se quedó dormido. En sus sueños resonaban las palabras de su padre, al mismo tiempo que la conversación que tuvo Will con Hanzo lo hacía interesarse más por la piratería incluso al dormitar. Asimismo, las declaraciones de Newman causaban inquietud en el subconsciente del chico. Tras unos minutos de tener pesadillas con todos los recuerdos del día, Will despertó de un salto y seguido a esto un escalofrío recorrió su espalda. La tormenta ya había iniciado. Una ventana de la habitación de los niños estaba abierta, la cual dejaba que toda la lluvia y fuertes vientos entraran. El menor de los hermanos se levantó y la cerró, pero el estruendo que producían los truenos y el azote de los rayos cayendo sobre las calles de la isla no podían dejar dormir a Will. Durante las tormentas, son pocas las personas que se atreven a salir a las calles; estar rondando por estas quizá sea la peor decisión que se puede tomar. Aún durante una emergencia, sería mejor esperar a que la tormenta cese.
— Yo… Lo siento mucho, doctor. Tal vez una oportunidad así no vuelva a llegar. — susurró el chico para no despertar a su hermano.
Estas palabras solo querían decir una cosa, que intentaría tomar la supuesta Akuma no Mi de manos del capitán Newman así rompiera su promesa con el Dr. Hanzo. Con su decisión ya tomada y la resolución de seguir el sueño de su padre fijada, Will empezó a cambiar su pijama por un atuendo negro impermeable que le permitiría mezclarse entre la oscuridad de la tormentosa noche, o al menos eso creía él. La misma ventana que había cerrado para protegerse de la lluvia fue la que unos minutos después le sirvió de ruta de escape para emprender su pequeña y peligrosa aventura sin que sus padres o hermano lo notaran.
Mientras tanto, en la parte comercial de la ciudad, había un bar que aún durante la terrible tormenta seguía trabajando. Esto no era porque el dueño del bar quisiera, sino porque los hombres del capitán Newman lo amenazaron bajo órdenes del malgeniado hombre y por si fuera poco, lo obligaron a servirles el sake ya que el barman se había marchado a su hogar unas horas antes. Lo más probable era que los piratas decidieron refugiarse en el bar mientras la tormenta estaba en su apogeo y posponer la verificación de la Akuma no Mi con el Dr. Hanzo. Un alboroto se había formado en este bar debido a que los piratas, tras estar un poco pasados de copas, empezaron a amenazarse unos a otros y eso conllevó a una pelea en la que destrozaban todos los muebles del lugar. Newman solo se regodeaba viendo como los hombres de su tripulación se molían a golpes mientras se bebía el más caro sake del bar sin siquiera pagar. Al estar la mayoría de los piratas en este bar, la situación era la ideal para que Will se escabullese en el barco sin siquiera ser visto.
En el centro de la ciudad se encontraba el Dr. Hanzo trabajando como siempre, estudiando una forma de aplicar el suero producido por las flores en cantidades que no dañen al paciente, ya que en exceso el polen diluido también podía inducir una intoxicación. Por más que lo intentaba, no podía concentrarse; Will lo tenía preocupado. Él sabía cómo era la juventud y por eso mismo no confiaba en que Will se quedara tranquilo. Si bien aún no se confirmaba que los piratas tuvieran una verdadera Akuma no Mi, eso no detendría a un niño que se guiaba por su voluntad. Tras un rato de mirar la disolución sin tener idea alguna de lo que en realidad hacía debido a su falta de concentración, Hanzo Madou tomó su paraguas y partió hacia el hogar de Will. Debía comprobar que estuviese sano y salvo.
Con el doctor en camino a la casa de Will, los piratas "festejando" el barco posiblemente vacío, Will corría por las calles de la ciudad camino al muelle con la lluvia dificultando el correr sin caerse. Al no haber otros navegantes en la ciudad en ese momento, el barco de Newman podía estar en un solo lugar. Él se imaginaba que para poder tomar la fruta tendría que abrirse paso entre los piratas, así que antes de salir de su casa tomó un cuchillo de cocina de su madre y lo guardó, de esa forma podría protegerse de ser necesario.
-"No es que quiera matar a nadie... Pero debo tomar mis precauciones."- pensó.
Al estar cerca del muelle, Will pasó por la zona comercial de la ciudad y justamente junto al bar donde estaban los piratas. En la puerta del bar, tirado en el piso ebrio, inconsciente y mojándose con la tormenta se encontraba uno de los piratas de Newman que fácilmente reconoció el chico, porque ese pirata era uno de los que estaban cuidando las esquinas del callejón que lleva a la puerta trasera del consultorio de Hanzo. Sigilosamente Will espió por la ventana del bar y notó que este estaba invadido por los piratas, incluso el capitán estaba ahí. Al ver que por ningún lugar había señas de un cofre o algo para guardar un objeto valioso, como sería una Akuma no Mi, el pequeño dedujo que esta se encontraba en el barco. Esto significó luz verde para Will, y a toda la velocidad que sus piernas le permitían ir se dirigió hacia el barco de Newman.
— ¡Es mi oportunidad! —
Mientras Will se apresuraba lo más que podía para conseguir una Akuma no Mi, Hanzo ya se encontraba en la puerta de la humilde residencia Stonewatch. Primero intentó mirar a través de las ventanas para poder captar señales de la actividad de la familia; si estaban despiertos o ya se encontraban descansando. Tras ver que aún estaba prendida una luz dentro de la casa golpeó tres veces la madera de la puerta. Esperó un momento y como nadie abrió volvió a golpear con un poco más de fuerza esta vez. Con un poco de inquietud el hombre estuvo a punto de irse pero el padre adoptivo de Will y amigo de muchos años de Hanzo abrió la puerta.
— ¡Ah, Hanzo! ¿Qué haces afuera durante una noche como esta? — dijo el señor Stonewatch mientras lo dejaba pasar. — Nadie en su sano juicio saldría hasta que se calme el tiempo, y mucho menos tú. ¿Todo está bien? —
El doctor cerró su paraguas, lo apoyó inclinado sobre una pared. Se quitó su abrigo negro y lo colgó en el perchero. Tras ver que Stonewatch se notaba calmado y estaba preparando algo de té se tranquilizó un poco. Se sentó en un sillón de la sala frente al televisor y tomando un sorbo de su té se decidió a entablar conversación con su viejo amigo.
— Si, me encuentro bien, Morris. Tal vez me sentía solo, ¿quién sabe? Jaja. — tras otro trago de su té y una observación corta a la casa, una duda surgió. — ¿Mary y los chicos dónde están? Siendo sincero, estaba algo preocupado por Will así que vine a ver como se encontraba. —
— ¡Así que eso es lo que pasa! Tranquilo hombre, puedes venir cuando quieras. De hecho, Will suele estar despierto durante las tormentas. Voy a ver si lo está ahora, así conversa un rato con su maestro, jaja. —
Hanzo sonrió ante el comentario del viejo Stonewatch; siguió concentrado en su bebida y la televisión. Unos segundos después se escuchaban los pasos de alguien corriendo hacia la sala. Se trataba del padre de Will, cuya mirada indicaba que algo no estaba bien. Y esto lo notó inmediatamente Hanzo, dejando que su taza de té aún sin terminar se estrellara contra el piso.
— ¡Will…! — dijo Morris, con lágrimas en sus ojos. Ni siquiera pudo terminar de explicar lo que pasaba cuando Hanzo se levantó, recogió su abrigo del perchero y apenas se lo puso dejó el hogar de los Stonewatch. Hasta el paraguas olvidó por la tensión del momento. Las palabras no podían expresar la angustia del doctor Hanzo, fue por eso mismo que sin emitir ni un sonido fue saltando de techo en techo, haciendo cosas que nunca antes alguien del pueblo le había visto hacer, directo hacia el barco de los piratas de Newman.
Por su parte, el chico ya se encontraba en frente al barco. Fácilmente se reconocía porque la Jolly Roger que llevaba tenía la misma barba descuidada y dientes podridos de su capitán. Sigilosamente abordó la nave y se adentró en lo que él suponía que era la cabina del capitán. Al entrar pudo notar que en comparación con el resto del barco, esa sala estaba muy limpia, sus suposiciones eran ciertas. Habían armarios, cajas, gabinetes y un gran escritorio en la sala del capitán, por deducción en alguno de esas cajas o armarios se encontraban los tesoros de Newman y de igual forma, la Akuma no Mi. Gateando sobre la madera de la sala registró cada una de las cajas que estaban a su alcance. Luego pasó a abrir los armarios en silencio, aunque no parecía haber nadie cerca que pudiese descubrirlo. La búsqueda en los armarios, cajas y gabinetes fue fallida, habían berries y uno que otros rubíes entre los tesoros de la tripulación, pero ninguno de estos le interesaba a Will por el momento. Con casi toda la sala del capitán registrada, el chico se puso de pie y se acercó directamente al escritorio, pues era lo único que faltaba por revisar. Empezó a registrar los cajones del lado derecho del escritorio, nada. Registró los cajones del lado izquierdo, aún nada. Solo un lugar faltaba en el escritorio, y era el compartimiento más grande que tenía el escritorio, el del centro. No tenía seguridad alguna este cajón, por lo que Will lo abrió fácilmente y se encontró con un cofre. Levantó el cofre y lo colocó sobre el escritorio. Este cofre tampoco se encontraba asegurado, parecía que a Newman le daba igual pensar que alguien lo robara, o confiaba tanto en sus hombres que dudaba que esto pasara. Al abrir el cofre, para el deleite de sus ojos se encontraba ahí una fruta amarilla y grumosa, con forma de una luna en cuarto menguante o cuarto creciente dependiendo de cómo se le viera. Un tallo verde con forma de “T” adornaba el tope de la fruta. Él no sabía si eso era una Akuma no Mi, fácilmente podía ser un simple plátano, pero no perdería la oportunidad si esta estaba frente a sus ojos. Antes de poder tomar la fruta se escuchó un fuerte golpe en la puerta, que luego se abrió. Era uno de los hombres de Newman, uno distinguidamente apuesto. Este venía de besarse apasionadamente bajo la lluvia con una señorita que parecía disfrutarlo. El joven Gadow no pensó en otra cosa que ocultarse, así que se lanzó al suelo y se ocultó bajo el escritorio, en donde la gente suele poner los pies.
— ¿Así que te gustan los hombres con poder? Pues estás frente al capitán de este barco, preciosa. — dijo el hombre, mintiendo, antes de levantar a la chica sobre su cintura y mover la acción sobre el escritorio de la sala.
Estaban tan inmersos en su juego previo que el joven pirata ni se dio cuenta de que la fruta estaba sobre el escritorio, junto a la chica que estaba besando. Justo antes de prepararse para iniciar con la copulación, el pirata se detuvo para buscar la debida protección. Fue en ese momento, mientras iba a buscar los condones en los cajones del escritorio, que notó que estos estaban abiertos, al igual que el compartimiento principal. A su vez, finalmente se dio cuenta de que el cofre con la Akuma no Mi estaba abierto sobre el escritorio. Sus piernas estaban justo frente a Will, por lo que los nervios de este crecían con el pasar de los segundos.
— Cariño, ¿sabes lo que es esto? — le dijo a la chica mientras sacaba la fruta y la mostraba. — Es una Akuma no Mi, se dice que le otorga poderes a quién la consume. ¿Qué dices si… la como y buscamos una manera de hacer esto más interesante? —
Al escuchar estas palabras, Will no esperó ni un segundo y salió de su escondite, pateando las piernas del apuesto pirata, lo que hizo que soltara la fruta y cayera de nuevo dentro del cofre. Por más que lo intentó, no llegó a agarrar la Akuma no Mi a tiempo, ya que el pirata lo agarró por el su traje de encubierto y lo levantó.
— ¿Qué crees que haces, mocoso? Que molestia… Tendré que posponer esto, belleza. Este chico debe ser llevado al bar ante Newman para recibir su castigo. — dijo el pirata antes de partir hacia el bar y dejar a la chica en el escritorio con ganas de fornicar. Will intentaba librarse de su captura, pero ni siquiera podía tocar al que lo mantenía colgando de su ropa. Para su suerte, Hanzo llegó al barco unos minutos después de que ellos dos se fueron.
— El chico… ¡¿Dónde está?! — gritó el doctor con furia en su tono.
— Se lo llevaron al bar de Bob… — contestó la chica que venía con el apuesto pirata, muy asustada. Hanzo se dio vuelta y fue, con aún más rapidez, al bar en que se llevaría a cabo la reprimenda hacia Will.
Al llegar al bar Will fue lanzado por la puerta y se llevó un golpe en la cara al aterrizar, aunque no fue nada grave. En ese momento, todos los piratas se detuvieron con lo que estaban haciendo; no pelearon, vomitaron, defecaron o eructaron. Todos, absolutamente todos en el bar estaban viendo al chico que había sido lanzado al interior de este, incluyendo al capitán Newman.
— ¡Capitán! Encontré a este mocoso ingenuo en su camarote, había registrado todo y estaba intentando robar su Akuma no Mi. —
— Oh, ¿ese es el caso? Este pequeño es el ayudante de Madou, lo vi en la tarde. Si estaba intentando robar mi fruta quiere decir que el "geniecillo" se dio cuenta de que si era autentica aún sin verla y lo envió a robarla, ¿no? — Newman se levantó, tomó su cerveza a fondo luego estrelló la raja contra el piso. Levantó ambos brazos y con todo el aire de sus pulmones anunció su orden. — Caballeros, ¡es hora de darle su merecido a este niño! ¡Hagan que sufra a punta de patadas, que escupa sus tripas! —
Todos los hombres de Newman, que eran alrededor de cuarenta, empezaron a rodear al chico. Acto seguido uno de ellos dio la primera patada, y tras eso los demás se le unieron con una sinfonía de violencia hacia el infante. No todos estaba pateando al chico, pero al menos veinte de los hombres de Newman lo hacían sin preocupación alguna. Por más que intentaba moverse y escapar, la fuerza de los adultos era algo que un chico no podía soportar. Sus gritos de ayudan desgarraban el alma de los hombres que no lo estaban golpeando, pero ninguno de ellos lo podía ayudar. Solo el barman, dueño del bar y conocedor de los licores podía ayudarlo pero cuando Will más lo necesitaba, se escondió detrás de la barra. Poco a poco el pequeño se fue derramando en llanto y vomitando sangre, una de sus costillas se había roto y ya casi perdía el conocimiento. Fue en ese momento, antes de que cayera inconsciente, que Newman cesó el maltrato.
— Suficiente. Ya habrá aprendido lo peligrosos que son los piratas. — Se acercó a Will y lo levantó por su cuello, sin hacer mucha presión para que no se desmayara.
— No le temo a los piratas... — dijo Will con las pocas fuerzas que le quedaban, sin darle tiempo a Newman para decirle algo más. — Hace cuatro años sobreviví a un ataque de piratas... Lo haré esta vez igual, eso habrían querido mis padres, quienes murieron ahí para salvarme. —
Luego de un momento de silencio ante las palabras de Will, Newman rompió en carcajadas. No podía aguantarse la risa. Era tal la gracia que le causaron las palabras de Will que lo soltó un momento para poder reírse a gusto y rodar en el suelo. Una vez terminó su infantil escena, volvió a levantar al chico.
— Es curioso que lo digas porque hace cuatro años mi antigua tripulación y yo atacamos un barco. Asesinamos a cada uno de los civiles que ahí se encontraban. Dime chico, ¿cómo era tu padre? —
— Un hombre alto... Con cabello castaño claro y ojos azules... — El recuerdo del padre de Will se encontraba vivo aún en su mente y de ser posible no se lo habría dicho a un pirata tan ruin como lo era Newman; sin embargo, debía hacer tiempo y pensar una estrategia para poder escapar de esa situación con vida.
— Oh, claro. El maldito rebelde. Tu padre era un idiota, y por su culpa perdí a varios de mis mejores hombres ese día. No tienes idea de cuánto disfruté abriéndole la garganta... Y tu madre, ¿era esa mujer de pelo negro y largo con ojos café con lentes? Se volvió loca tras ver a tu padre desangrarse. Tenía una figura increíblemente atractiva, cómo me habría gustado tirármela... Pero hubo un problema. Esa perra se atrevió a escupirme, y alguien como yo no podría permitir eso. Tuve que reprenderla, y luego de arruinarle todo su hermoso rostro con mi navaja, la acabé con un tiro en el pecho. — dijo Newman mientras apoyaba a Will contra una pared, y se acercaba un poco para ser testigo de la miseria del moribundo chico más de cerca.
— No... ¡No, no! — el chico estalló en lágrimas ahora más que nunca. Sin duda, sus padres eran los mayores símbolos de valentía y amor que tenía este chico, el tan solo imaginarlos de esa forma, imaginar ese sufrimiento, la agonía... Lo hacía desear estar muerto. Sin embargo; esto no era algo que estaba en sus planes.
— ¡Sí, sí, sí! ¡Yo maté a tus padres, y ahora estoy a punto de matarte a ti! —
— ¡No, no lo harás! ¡Gyaaah! — gritó el chico mientras sacaba el cuchillo de cocina de su madre adoptiva de su bolsillo y con este atravesaba el pecho de Newman, quien estúpidamente se acercó lo suficiente como para permitirle hacer eso.
Inmediatamente el capitán soltó al chico y calló al suelo escupiendo sangre. Intentó quitarse el cuchillo del pecho pero al hacerlo esto causó una hemorragia que solo empeoraba su estado. En vista de que estaba muriendo, y el único hombre en el pueblo que se dignaría a salvarlo sería el maestro de ese chico, pensó que su último acto en la vida sería asesinar a Will. Al menos se vengaría antes de morir, o eso pensaba él. Con el mismo cuchillo que fue apuñalado se acercó al pequeño que estaba casi inconsciente en el piso y levantó el arma dispuesto a despellejarlo. Antes de que pudiera llevar a cabo el acto, un hombre sujetó con fuerza su brazo, casi rompiéndolo. Era el doctor Hanzo Madou que finalmente había llegado a la acción.
— Will... Discúlpame por no haber llegado antes. — Un nudo se le hizo en la garganta a Hanzo al ver el estado en que Will se encontraba. Antes de poder llevarse al chico, debía resolver algunos asuntos.
Sin decir ni una palabra más volteó a ver a Newman, quien tenía aún el cuchillo en su mano. Le quitó el cuchillo y se lo clavó en la pierna. Al ver esto, todos los hombres de Newman sacaron sus espadas y pistolas preparados a vengar a su capitán. Madou levantó con un solo brazo al moribundo Newman y lo lanzó contra sus hombres. Rápidamente se acercó a todos los que tenían armas de fuego y con un solo golpe en la nuca los dejó inconscientes. Luego, se fue tras los que tenían espadas y con su ira desatada golpeó a cada uno, devolviendo la golpiza que le habían dado a Will. Ya con todos los hombres incapaces de pelear, Madou se acercó detrás de la barra, miró al dueño del bar y le dio una palmada en la cabeza.
— Debiste haberlo ayudado, o al menos pedir ayuda, idiota. —
Toda la batalla de Madou se quedó grabada en la mente de Will, que mantuvo su mente despierta al ver que su maestro vino a salvarlo. Con mucha dificultad se levantó y se acercó al doctor, que se encontraba con su cabeza apoyada sobre la barra y con los ojos llenos de lagrimas, lamentándose por no haber sido lo suficientemente rápido.
— Doctor... No llore... Aún estoy vivo, me recuperaré. Y por favor, no deje que esos hombres mueran. Yo apuñalé al capitán, si muere, será mi culpa y no quiero ser un asesino. —
— Will, no puedo creer que tengas un corazón tan bondadoso como para perdonar a alguien que estaba dispuesto a matarte. —
— No lo he perdonado, y jamás lo haré. Ese hombre dijo cosas de mis padres biológicos que nunca saldrán de mi mente. Morir simplemente le daría paz, y no se merece estar en la misma paz en la que están mis padres ahora. Prefiero que sean entregados a la Marina y se pudran en una celda. —
Semejantes palabras nunca había escuchado el doctor salir de la boca de Will, y sabía que si lo hacía era por una razón. Se levantó de la mesa, y cargó a Will en su espalda. Lo llevó hacia el piso de arriba en el bar y ahí le aplicó primeros auxilios. Las heridas graves ya las podría curar luego, antes debía hacer algo.
— Vamos, tenemos que ir a ver esa Akuma no Mi. — volvió a cargar a Will en su espalda y esta vez con un paraguas, se encaminó al barco. Con la guía de Will fue al camarote del capitán y tomaron la Akuma no Mi que la chica aún lujuriosa estaba observando. Abrió el cofre y con cierta alegría le dio a Will las buenas noticias. — Esta... ¡Will, es una auténtica Akuma no Mi! ¡Esta es tu Akuma no Mi, pequeño! —
— Jaja, que alegría... Muchas gracias, Dr. Hanzo... — tras terminar esta frase Will se quedó dormido.
Pasaron dos días desde esa noche, y los piratas ya habían sido curados, recogidos por la marina y enviados a prisión. Asimismo, la tormenta ya había aplacado y Will ya había sido curado por Hanzo, sus costillas estaban mejorando poco a poco y solo debía tomar sus medicamentos para finalizar el tratamiento. La familia del chico estaba un poco molesta pero más que todo, se alegraba de que volviera con vida. Apenas pudo volver a sus labores, siguió recolectando y llevando plantas medicinales a Hanzo como lo hacía antes de esa noche. Unos días después de todo lo ocurrido, Hanzo llamó a Will para entregarle su recompensa por la recolección de plantas. No era otra cosa que el cofre con la Akuma no Mi.
— Bien... Es toda tuya, ¿qué piensas hacer? —
— Ser libre y explorar este mundo según mi voluntad lo dicte. Así lo habría querido mi padre. —
— Bien… ¡Hora de trabajar! — dijo el joven con mucho ánimo.
Al ser un día soleado, con un viento soplando con una fuerza considerable y muy relajante, era el momento perfecto para ir a recoger hierbas naturales, lo cual formaba parte del trabajo del pequeño. Como pasatiempo, su padre adoptivo le propuso ir a ayudar a un afamado doctor de la ciudad, cosa que a Will le emocionó ya que siempre se sintió atraído a la medicina de cierta forma. Para él, ejercer en medicina era un trabajo muy noble, ya que se encargaba de ayudar a personas con problemas de salud, y el hecho de sentirse bien por ayudar a las personas es algo que heredó de su padre biológico, que si bien no era médico, siempre se preocupaba por la salud de las personas.
— Las plantas medicinales para el Dr. Hanzo no se recogerán solas. Debo apresurarme o se enojará si llego tarde, de nuevo… —
En las afueras de la zona poblada de la isla se pueden encontrar distintas variedades de plantas y hongos, tanto medicinales como venenosos, por lo cual el recoger estas hierbas es una tarea bastante difícil que no se le confiaría a alguien tan joven; sin embargo, este no era el caso de Will, quien había estado estudiando las plantas que se pueden encontrar en la isla por más de un año. El doctor mismo fue quien preparó al chico, ya que si iba a tener un ayudante quería que fuera alguien bien instruido.
Corriendo sin darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor, Will se dirigió al "Living Forest", el cual era apodado así por la cantidad de flora y fauna que este albergaba. Un poco antes de adentrarse a este bosque, tuvo que transitar cerca del muelle, en donde habían varias personas de aspecto sospechoso, clásico de los aficionados a la piratería. Debido a la prisa que tenía el pequeño, este ni se percató de la existencia de estos hombres o de lo que ellos estaban platicando, cosa que de cierta forma le debía interesar el chico, ya que mencionaban al Dr. Hanzo Madou.
— Se dice que en esta ciudad reside un doctor "prodigio". Al parecer tiene vastos conocimientos en muchas áreas. ¿Cree que él pueda identificar la verdad sobre el tesoro encontrado, capitán? — murmuró uno de los tripulantes del barco que estaba anclado al muelle.
El capitán, que se encontraba recostado sobre la madera del muelle algo ebrio, se pronunció con una estruendosa risa al momento de levantarse con un poco de dificultad. A simple vista era un hombre de mal genio, un viejo barbudo con prendas sucias y desgastadas que lo harían parecer un vagabundo si no fuera por las armas que portaba. Engreído, obstinado y testarudo; este individuo solamente se preocupaba por conseguir alcohol y manipular a sus hombres a voluntad. Los pertenecientes a la tripulación de Newman eran, igual que su capitán, hombres de poca astucia e intelecto; por lo tanto, eran fáciles de manipular. El actual grupo del capitán Newman solo se diferenciaba de este en su experiencia. Los hombres recién se habían unido al mundo de la piratería y tuvieron la mala suerte de caer en manos de un capitán experimentado pero incompetente.
— ¡Yajajajajaja! Ya se los dije, yo sé que es ese tesoro que cayó en nuestra posesión. ¿Acaso no confían en su capitán, panda de inútiles? Si ese es el caso, no tengo problema en ir con ese tal prodigio a que confirme lo obvio, aunque... Cuando me de la razón no se sorprendan de que les caiga una reprimenda a aquellos que dudaron. —
Sin preocupación alguna por lo que le ocurriera a sus hombres y dispuesto a hacer lo necesario para demostrar que nunca se equivoca, el "capitán" John Newman se dirigió tambaleándose al centro de la ciudad, acompañado por su tripulación. Iba robando cosas pequeñas de un comerciante a otro sigilosamente, cosa contradictoria ya que este era un hombre muy escandaloso y aunque los vendedores no se dieran cuenta de que estaban siendo víctimas de un robo, otras personas si lo hacían pero, ¿quién se atrevería a delatar a semejante hombre? Si con lo descuidado que estaba su aspecto y las acciones que llevaba a cabo asustaban a todos los ciudadanos. Además, los hombres que lo seguían le hacían de escolta y a la vez intimidaban a los residentes de la isla.
Mientras tanto, el joven Gadow ya se hallaba inmerso en la majestuosidad del Living Forest. En esta isla, durante la primavera se da un tipo de flor que al abrir sus pétalos deja escapar un suave polen con la capacidad de curar una enfermedad del hígado que causaba la muerte de muchas personas en la población de esta isla. La belleza de esta flor solo se igualaba con su valor medicinal. Debido a que no se da en muchas otras islas y es solo una vez al año, el valor del estas flores era mucho, lo que significaba que el doctor le daría una buena recompensa a Will, y más importante, lo halagaría por haber conseguido tal planta.
—Un año entero esperando para este momento... Espero que con esto se puedan salvar muchas personas. — dijo el niño con algo de inocencia en su tono.
Recogió todas las flores que ya habían abierto sus pétalos y las guardó cuidadosamente en un recipiente hermético que las mantendría con su "magia" aún viva. Algunas aún no habían florecido, así que cuando no quedaron más por recoger abandonó esa área y buscó otro tipo de plantas que pudieran servirle. No obstante, un pequeño cambio surgió en el cielo y el viento dejó de soplar con la calma que lo estaba haciendo, para volverse una inquietante brisa. Will ya sabía lo que pasaba, pocas veces al año ocurría ese tipo de cambios en el clima, lo que indicaba que una fuerte tormenta se acercaba. Era muy raro ver que este cambio climático ocurriera durante la primavera. Al percatarse de la situación, el chico se encaminó devuelta al pueblo, al consultorio del Dr. Hanzo, para hacer entrega de las flores y poder volver a casa antes de que la tormenta se alzara sobre la isla.
No pasó mucho tiempo hasta que Will se dio cuenta de que las personas de la ciudad se veían aterrorizadas. Muchos se estaban quejando de la estancia de los piratas en la isla, otros se quejaban porque la marina no intervenía y se llevaba a la tripulación, a pesar de que en una isla vecina y no muy lejana estaba una base de la marina. Algunos pocos estaban hablando sobre poner algo de su dinero para contratar un cazador de recompensas y que este se hiciera cargo de los piratas. Por su parte, el chico solo se preguntaba por qué una simple banda pirata tenía a las personas asustadas, si en muchas oportunidades otras bandas habían estado en la isla sin causar problemas. Se preguntaba qué tipo de personas eran esos piratas.
— ¿Tantos problemas estarán causando? Será mejor que vaya a casa rápido, si esto de los piratas llega a oído de mis padres se preocuparán mucho… —
La inquietante brisa cada vez se hacía más fuerte, y a su vez el cielo empezaba a oscurecer. Las nubes estaban reclamando el cielo de la isla, anunciando que una fuerte tormenta tendría lugar pronto. Los comerciantes empezaron a recoger sus negocios, las madres llamaron a sus hijos para refugiarse, los roedores se escondieron en sus madrigueras, y Will finalmente llegó al consultorio del Dr. Hanzo para hacer entrega de las plantas medicinales. Usualmente el joven ayudante usa la entrada principal pero esta vez estaba cerrada. El chico supuso que era por la tormenta que se acercaba y el doctor no quería recibir pacientes ya que luego estarían atrapados hasta que todo terminase. Unas semanas luego de comenzar a trabajar de ayudante, el doctor le dio a Will una copia de la llave de la entrada trasera, así podía acceder al consultorio en caso de que no hubiese nadie para abrir la puerta o que en la entrada principal hubiese una obstrucción. Al dirigirse al callejón que conducía a la entrada trasera, el pequeño se percató de que cubriendo las esquinas del callejón había personas que nunca antes había visto; cerca de 10 hombres en cada esquina. De todas formas Will no se atemorizó y entró al callejón escabulléndose entre los hombres y pidiendo permiso. Él ya sabía que ellos eran los piratas. Con solo ver su intimidante apariencia y armas ya se sabía eso, además que recordaba bien el aspecto estándar de los piratas debido al incidente que ocurrió cuatro años atrás. Y para añadir más tensión a la situación, en la puerta que daba entrada al consultorio estaba el doctor Hanzo Madou en persona, hablando con el capitán de esa tripulación, el viejo John Newman. Aunque ante los ojos de Will, él no era más que alguien que venía a solicitar un chequeo médico, cosa que no era para nada cierta.
— Permiso, permiso. ¿Disculpe, puede hacerse a un lado, señor? — dijo Will dirigiéndose hacia Newman.
— ¿Te diriges a mí, renacuajo? Supongo que no sabes quién soy. —
— No señor, la verdad no tengo ni idea. Lo siento… —
En el rostro del capitán Newman se pudo notar cierta molestia al ver que alguien tan pequeño le hablaba en un tono tan descuidado y alegaba no conocerlo. Esta molestia también se hizo notoria para el doctor, y al ver que el capitán posó su mano lentamente sobre su espada, se vio en la necesidad de intervenir antes de que algo lamentable ocurriera.
— Will, vienes tarde. ¿Te has quedado dormido otra vez? — preguntó Hanzo, intentando distraer la atención.
— Si, disculpe. Sin embargo, hoy le traje lo que hemos estado esperando todo un año, doctor. ¡La flor de la primavera naciente! —
— ¡Ah, que bien! Gracias a eso podremos curar a todos esos pacientes que vienen a diario por sus problemas en los riñones. Excelente trabajo, Will. Ponlas sobre mi escritorio, por favor. En un momento iré para que podamos iniciar con la preparación del medicamento. —
Si bien no fue mentira esto que dijo el doctor, su verdadera intención era alejar a Will de Newman, quien ya se había calmado un poco. Pero a juzgar por su reacción, el temperamento de este hombre no era estable. Se veía que podía estallar con facilidad y atreverse a usar la fuerza contra un niño de no más de metro y medio. El bienestar de Will era muy importante para el doctor, ya que se lo debía a sus padres adoptivos por ser como un padrino para él, y no solo eso, sino que con el pasar de los años fue acumulando mucho aprecio hacia ese niño a quien ya había visto crecer, y pasar de ser alguien resentido y cerrado por una perdida a ser alguien confiado que podía socializar sin dificultad. De ninguna forma el doctor Hanzo se podía permitir que Newman hiriera a Will.
— Señor, como ya le dije, si no me trae el objeto no puedo afirmarle que sea legítimo. Vuelva con él en sus manos. —
— Cuide su forma de hablarme, “geniecillo”. ¡Yo he encontrado una Akuma no Mi, y estoy seguro de eso! — gritó mientras levantaba su espada hacia el cielo. — Si lo que quiere es verla, lo hará. Solo espere unas horas y volveré con ella. —
Tras terminar esa oración, Newman se retiró con todos sus hombres, y se alivió tanto la tensión del aire como la preocupación del doctor por Will. Aunque el grito del capitán pudo llegar a oídos del chico, cosa que el doctor Hanzo pensó que no era relevante, y estaba equivocado. El pronunciar de las palabras “Akuma no Mi” hizo que la piel de Will se erizara, y le trajo un recuerdo de sus días felices con sus padres biológicos vivos. Al ser su padre un ex-pirata este tenía conocimiento sobre los poderes de las Akumas, aunque solo lo vio como una oportunidad para contarle a su hijo historias sobre personas con fantásticas habilidades y poderes magníficos. Will siempre pensó que eran solo cuentos, aunque al oír lo que Newman dijo unas palabras de su padre llegaron a su mente.
— Con una Akuma no Mi, las personas pueden ser libres y explorar el mundo sin preocupaciones. —
Esas palabras, a su vez, le recordaron el sueño de su padre. Explorar todos los mares junto con su familia. Y fue casi como una necesidad para Will el saber más sobre esa supuesta Akuma no Mi del pirata, y de ser posible, tenerla. Por más que lo intentó, no pudo evitar preguntarle al doctor si eran ciertas las declaraciones de Newman; la curiosidad superó a todas las otras cosas que pasaban por la mente de Will en ese momento.
— Dr. Hanzo, ¿de qué hablaba ese hombre? Oí algo sobre una Akuma no Mi… No es primera vez que veo que alguien las nombra, ¿de verdad existen? —
— Oh, Will... Esperaba que no supieras nada sobre las Akuma no Mi, ya que aunque le puedan conceder a quien la come poderes fantásticos, también pueden atraer la atención de personas malas que poseen otros poderes. — dijo el doctor mientras se sentaba en su escritorio a revisar las cosas que Will había traído del Living Forest.
Will decidió dejar un momento la sala del doctor, fue a buscar agua y volvió luego; debía calmarse un poco para poder entender bien todo lo que se refería a las Akuma no Mi, así que se sentó. Tal como él pensaba, le concedían a las personas poderes más allá de los humanos normales. Si su padre le dijo la verdad sobre eso, entonces también podía ser verdad cuando le dijo que una Akuma no Mi le otorgaba el poder suficiente al consumidor para ir a donde este quisiera. Cada vez el asunto de los poderes especiales emocionaba más al pequeño.
— Doctor, si poder explorar el mundo, tener aventuras y viajar con personas cercanas requiere un poco de riesgo, ¿no cree que vale la pena hacerlo? —
— Supongo que estás hablando sobre ir en busca de aventuras formando parte de alguna tripulación... Mi antiguo yo habría respondido tu pregunta con un "si"... Pero actualmente el mundo es muy peligroso, Will. Los mares son mucho más peligrosos ahora tanto para piratas, como marines y cazadores de recompensas. —
Hanzo Madou era un hombre de gran intelecto, genio de la medicina y un sabihondo en muchos ámbitos, todos en la isla tenían eso claro y hasta los más jóvenes lo sabían. Lo único que las personas no sabían era que en su juventud, el doctor Hanzo fue un fuerte y valeroso pirata. No de los que asesinaban sin razón, ni los que saqueaban por diversión. Él era de los piratas que disfrutaban de viajar por los mares acompañados por sus compañeros. Cuando estallaron las guerras entre el gobierno mundial, piratas y revolucionarios, Hanzo lo vio cómo su hora de retirarse. A la edad de cuarenta años y sin un poder suficiente para sobreponerse ante el alto mando del gobierno, este hombre no tuvo otra elección que dejar la piratería y vivir el resto de sus días en paz, recibiendo dinero a costa de su intelecto. Él sabía que el mundo era un lugar peligroso, y no quería que su pequeño pupilo se viera inmerso en la piratería, pero, ¿quién era él para prohibirle a un niño con sueños convertirse en pirata? Si la razón de que Hanzo se uniera a una banda junto a otros hombres y mujeres con los mismos objetivos fue el soñar con cumplirlos. Solamente podía apelar a que el chico no hiciera nada estúpido.
— No hay certeza de que lo que tenga ese hombre sea una Akuma no Mi, ya lo confirmaré cuando me la traiga. — El doctor se levantó y sumergió las flores en agua para luego calentar esta. — Will, prométeme que no harás nada que te ponga en peligro. —
— Si... Está bien, Dr. Hanzo, me quedaré tranquilo. Creo que ya es hora de que vuelva a casa, el cielo está cambiando otra vez. Nos vemos cuando la tormenta se disipe. — dijo Will antes de levantarse de su asiento y prepararse para salir.
— ¡Espera! Casi olvidas tu recompensa. Aprecio mucho tu trabajo. —
— Oh, muchas gracias, doctor. —
Will se acercó al doctor, recibió una pequeña bolsa con los berries que el doctor le había dado, y luego abandonó el consultorio; debía volver a casa. Se podía notar que el ánimo de Will había decaído tras las palabras del doctor. El ver que las historias de su padre eran ciertas le hacía querer llevar a cabo su sueño de explorar el mundo, aunque la promesa que había hecho no se lo permitiría.
- "Viajar por el mundo... En verdad me gustaría hacerlo." - Pensó el chico.
De regreso a su casa, su familia lo recibió con la cena lista en la mesa. Sus padres se encontraban platicando y su hermano estaba jugando con sus figuras de acción en el suelo. Una vez se lavó las manos todos de sentaron juntos para deglutir. En el rostro de sus padres Will podía notar cierta preocupación, pero dedujo que era debido a la tormenta que se acercaba. Su hermano también se notaba un poco angustiado, aunque Will sabía que él aún no se percataba de la tormenta ya que durante las anteriores nunca vio el cielo previo al inicio de estas, por lo tanto, algo más debía estar molestando al hermano menor. El día había pasado muy rápido, y Will había pasado gran parte de este tan solo recogiendo las plantas medicinales. Aparte de esto en el transcurso de la tarde pasaron muchas cosas y la información que Will recibió tal vez fue más de la que necesitaba. La noche ya había caído y el cielo aún se encontraba iluminado; esto debido a los recurrentes rayos que se alzaban en las nubes tormentosas sobre la isla. Ya casi era la hora de dormir y la familia entera se encontraba viendo un documental sobre la historia del mundo por televisión. El joven Gadow no estaba de humor como para ver algo sobre el conflicto entre piratas y marines, así que prefirió irse a dormir en ese momento y con suerte, despejar su mente del asunto de las Akuma no Mi.
— Es solo una fruta, Will. Debes olvidarla… — se dijo a sí mismo.
Tras un buen rato mirando al techo de su habitación, finalmente se quedó dormido. En sus sueños resonaban las palabras de su padre, al mismo tiempo que la conversación que tuvo Will con Hanzo lo hacía interesarse más por la piratería incluso al dormitar. Asimismo, las declaraciones de Newman causaban inquietud en el subconsciente del chico. Tras unos minutos de tener pesadillas con todos los recuerdos del día, Will despertó de un salto y seguido a esto un escalofrío recorrió su espalda. La tormenta ya había iniciado. Una ventana de la habitación de los niños estaba abierta, la cual dejaba que toda la lluvia y fuertes vientos entraran. El menor de los hermanos se levantó y la cerró, pero el estruendo que producían los truenos y el azote de los rayos cayendo sobre las calles de la isla no podían dejar dormir a Will. Durante las tormentas, son pocas las personas que se atreven a salir a las calles; estar rondando por estas quizá sea la peor decisión que se puede tomar. Aún durante una emergencia, sería mejor esperar a que la tormenta cese.
— Yo… Lo siento mucho, doctor. Tal vez una oportunidad así no vuelva a llegar. — susurró el chico para no despertar a su hermano.
Estas palabras solo querían decir una cosa, que intentaría tomar la supuesta Akuma no Mi de manos del capitán Newman así rompiera su promesa con el Dr. Hanzo. Con su decisión ya tomada y la resolución de seguir el sueño de su padre fijada, Will empezó a cambiar su pijama por un atuendo negro impermeable que le permitiría mezclarse entre la oscuridad de la tormentosa noche, o al menos eso creía él. La misma ventana que había cerrado para protegerse de la lluvia fue la que unos minutos después le sirvió de ruta de escape para emprender su pequeña y peligrosa aventura sin que sus padres o hermano lo notaran.
Mientras tanto, en la parte comercial de la ciudad, había un bar que aún durante la terrible tormenta seguía trabajando. Esto no era porque el dueño del bar quisiera, sino porque los hombres del capitán Newman lo amenazaron bajo órdenes del malgeniado hombre y por si fuera poco, lo obligaron a servirles el sake ya que el barman se había marchado a su hogar unas horas antes. Lo más probable era que los piratas decidieron refugiarse en el bar mientras la tormenta estaba en su apogeo y posponer la verificación de la Akuma no Mi con el Dr. Hanzo. Un alboroto se había formado en este bar debido a que los piratas, tras estar un poco pasados de copas, empezaron a amenazarse unos a otros y eso conllevó a una pelea en la que destrozaban todos los muebles del lugar. Newman solo se regodeaba viendo como los hombres de su tripulación se molían a golpes mientras se bebía el más caro sake del bar sin siquiera pagar. Al estar la mayoría de los piratas en este bar, la situación era la ideal para que Will se escabullese en el barco sin siquiera ser visto.
En el centro de la ciudad se encontraba el Dr. Hanzo trabajando como siempre, estudiando una forma de aplicar el suero producido por las flores en cantidades que no dañen al paciente, ya que en exceso el polen diluido también podía inducir una intoxicación. Por más que lo intentaba, no podía concentrarse; Will lo tenía preocupado. Él sabía cómo era la juventud y por eso mismo no confiaba en que Will se quedara tranquilo. Si bien aún no se confirmaba que los piratas tuvieran una verdadera Akuma no Mi, eso no detendría a un niño que se guiaba por su voluntad. Tras un rato de mirar la disolución sin tener idea alguna de lo que en realidad hacía debido a su falta de concentración, Hanzo Madou tomó su paraguas y partió hacia el hogar de Will. Debía comprobar que estuviese sano y salvo.
Con el doctor en camino a la casa de Will, los piratas "festejando" el barco posiblemente vacío, Will corría por las calles de la ciudad camino al muelle con la lluvia dificultando el correr sin caerse. Al no haber otros navegantes en la ciudad en ese momento, el barco de Newman podía estar en un solo lugar. Él se imaginaba que para poder tomar la fruta tendría que abrirse paso entre los piratas, así que antes de salir de su casa tomó un cuchillo de cocina de su madre y lo guardó, de esa forma podría protegerse de ser necesario.
-"No es que quiera matar a nadie... Pero debo tomar mis precauciones."- pensó.
Al estar cerca del muelle, Will pasó por la zona comercial de la ciudad y justamente junto al bar donde estaban los piratas. En la puerta del bar, tirado en el piso ebrio, inconsciente y mojándose con la tormenta se encontraba uno de los piratas de Newman que fácilmente reconoció el chico, porque ese pirata era uno de los que estaban cuidando las esquinas del callejón que lleva a la puerta trasera del consultorio de Hanzo. Sigilosamente Will espió por la ventana del bar y notó que este estaba invadido por los piratas, incluso el capitán estaba ahí. Al ver que por ningún lugar había señas de un cofre o algo para guardar un objeto valioso, como sería una Akuma no Mi, el pequeño dedujo que esta se encontraba en el barco. Esto significó luz verde para Will, y a toda la velocidad que sus piernas le permitían ir se dirigió hacia el barco de Newman.
— ¡Es mi oportunidad! —
Mientras Will se apresuraba lo más que podía para conseguir una Akuma no Mi, Hanzo ya se encontraba en la puerta de la humilde residencia Stonewatch. Primero intentó mirar a través de las ventanas para poder captar señales de la actividad de la familia; si estaban despiertos o ya se encontraban descansando. Tras ver que aún estaba prendida una luz dentro de la casa golpeó tres veces la madera de la puerta. Esperó un momento y como nadie abrió volvió a golpear con un poco más de fuerza esta vez. Con un poco de inquietud el hombre estuvo a punto de irse pero el padre adoptivo de Will y amigo de muchos años de Hanzo abrió la puerta.
— ¡Ah, Hanzo! ¿Qué haces afuera durante una noche como esta? — dijo el señor Stonewatch mientras lo dejaba pasar. — Nadie en su sano juicio saldría hasta que se calme el tiempo, y mucho menos tú. ¿Todo está bien? —
El doctor cerró su paraguas, lo apoyó inclinado sobre una pared. Se quitó su abrigo negro y lo colgó en el perchero. Tras ver que Stonewatch se notaba calmado y estaba preparando algo de té se tranquilizó un poco. Se sentó en un sillón de la sala frente al televisor y tomando un sorbo de su té se decidió a entablar conversación con su viejo amigo.
— Si, me encuentro bien, Morris. Tal vez me sentía solo, ¿quién sabe? Jaja. — tras otro trago de su té y una observación corta a la casa, una duda surgió. — ¿Mary y los chicos dónde están? Siendo sincero, estaba algo preocupado por Will así que vine a ver como se encontraba. —
— ¡Así que eso es lo que pasa! Tranquilo hombre, puedes venir cuando quieras. De hecho, Will suele estar despierto durante las tormentas. Voy a ver si lo está ahora, así conversa un rato con su maestro, jaja. —
Hanzo sonrió ante el comentario del viejo Stonewatch; siguió concentrado en su bebida y la televisión. Unos segundos después se escuchaban los pasos de alguien corriendo hacia la sala. Se trataba del padre de Will, cuya mirada indicaba que algo no estaba bien. Y esto lo notó inmediatamente Hanzo, dejando que su taza de té aún sin terminar se estrellara contra el piso.
— ¡Will…! — dijo Morris, con lágrimas en sus ojos. Ni siquiera pudo terminar de explicar lo que pasaba cuando Hanzo se levantó, recogió su abrigo del perchero y apenas se lo puso dejó el hogar de los Stonewatch. Hasta el paraguas olvidó por la tensión del momento. Las palabras no podían expresar la angustia del doctor Hanzo, fue por eso mismo que sin emitir ni un sonido fue saltando de techo en techo, haciendo cosas que nunca antes alguien del pueblo le había visto hacer, directo hacia el barco de los piratas de Newman.
Por su parte, el chico ya se encontraba en frente al barco. Fácilmente se reconocía porque la Jolly Roger que llevaba tenía la misma barba descuidada y dientes podridos de su capitán. Sigilosamente abordó la nave y se adentró en lo que él suponía que era la cabina del capitán. Al entrar pudo notar que en comparación con el resto del barco, esa sala estaba muy limpia, sus suposiciones eran ciertas. Habían armarios, cajas, gabinetes y un gran escritorio en la sala del capitán, por deducción en alguno de esas cajas o armarios se encontraban los tesoros de Newman y de igual forma, la Akuma no Mi. Gateando sobre la madera de la sala registró cada una de las cajas que estaban a su alcance. Luego pasó a abrir los armarios en silencio, aunque no parecía haber nadie cerca que pudiese descubrirlo. La búsqueda en los armarios, cajas y gabinetes fue fallida, habían berries y uno que otros rubíes entre los tesoros de la tripulación, pero ninguno de estos le interesaba a Will por el momento. Con casi toda la sala del capitán registrada, el chico se puso de pie y se acercó directamente al escritorio, pues era lo único que faltaba por revisar. Empezó a registrar los cajones del lado derecho del escritorio, nada. Registró los cajones del lado izquierdo, aún nada. Solo un lugar faltaba en el escritorio, y era el compartimiento más grande que tenía el escritorio, el del centro. No tenía seguridad alguna este cajón, por lo que Will lo abrió fácilmente y se encontró con un cofre. Levantó el cofre y lo colocó sobre el escritorio. Este cofre tampoco se encontraba asegurado, parecía que a Newman le daba igual pensar que alguien lo robara, o confiaba tanto en sus hombres que dudaba que esto pasara. Al abrir el cofre, para el deleite de sus ojos se encontraba ahí una fruta amarilla y grumosa, con forma de una luna en cuarto menguante o cuarto creciente dependiendo de cómo se le viera. Un tallo verde con forma de “T” adornaba el tope de la fruta. Él no sabía si eso era una Akuma no Mi, fácilmente podía ser un simple plátano, pero no perdería la oportunidad si esta estaba frente a sus ojos. Antes de poder tomar la fruta se escuchó un fuerte golpe en la puerta, que luego se abrió. Era uno de los hombres de Newman, uno distinguidamente apuesto. Este venía de besarse apasionadamente bajo la lluvia con una señorita que parecía disfrutarlo. El joven Gadow no pensó en otra cosa que ocultarse, así que se lanzó al suelo y se ocultó bajo el escritorio, en donde la gente suele poner los pies.
— ¿Así que te gustan los hombres con poder? Pues estás frente al capitán de este barco, preciosa. — dijo el hombre, mintiendo, antes de levantar a la chica sobre su cintura y mover la acción sobre el escritorio de la sala.
Estaban tan inmersos en su juego previo que el joven pirata ni se dio cuenta de que la fruta estaba sobre el escritorio, junto a la chica que estaba besando. Justo antes de prepararse para iniciar con la copulación, el pirata se detuvo para buscar la debida protección. Fue en ese momento, mientras iba a buscar los condones en los cajones del escritorio, que notó que estos estaban abiertos, al igual que el compartimiento principal. A su vez, finalmente se dio cuenta de que el cofre con la Akuma no Mi estaba abierto sobre el escritorio. Sus piernas estaban justo frente a Will, por lo que los nervios de este crecían con el pasar de los segundos.
— Cariño, ¿sabes lo que es esto? — le dijo a la chica mientras sacaba la fruta y la mostraba. — Es una Akuma no Mi, se dice que le otorga poderes a quién la consume. ¿Qué dices si… la como y buscamos una manera de hacer esto más interesante? —
Al escuchar estas palabras, Will no esperó ni un segundo y salió de su escondite, pateando las piernas del apuesto pirata, lo que hizo que soltara la fruta y cayera de nuevo dentro del cofre. Por más que lo intentó, no llegó a agarrar la Akuma no Mi a tiempo, ya que el pirata lo agarró por el su traje de encubierto y lo levantó.
— ¿Qué crees que haces, mocoso? Que molestia… Tendré que posponer esto, belleza. Este chico debe ser llevado al bar ante Newman para recibir su castigo. — dijo el pirata antes de partir hacia el bar y dejar a la chica en el escritorio con ganas de fornicar. Will intentaba librarse de su captura, pero ni siquiera podía tocar al que lo mantenía colgando de su ropa. Para su suerte, Hanzo llegó al barco unos minutos después de que ellos dos se fueron.
— El chico… ¡¿Dónde está?! — gritó el doctor con furia en su tono.
— Se lo llevaron al bar de Bob… — contestó la chica que venía con el apuesto pirata, muy asustada. Hanzo se dio vuelta y fue, con aún más rapidez, al bar en que se llevaría a cabo la reprimenda hacia Will.
Al llegar al bar Will fue lanzado por la puerta y se llevó un golpe en la cara al aterrizar, aunque no fue nada grave. En ese momento, todos los piratas se detuvieron con lo que estaban haciendo; no pelearon, vomitaron, defecaron o eructaron. Todos, absolutamente todos en el bar estaban viendo al chico que había sido lanzado al interior de este, incluyendo al capitán Newman.
— ¡Capitán! Encontré a este mocoso ingenuo en su camarote, había registrado todo y estaba intentando robar su Akuma no Mi. —
— Oh, ¿ese es el caso? Este pequeño es el ayudante de Madou, lo vi en la tarde. Si estaba intentando robar mi fruta quiere decir que el "geniecillo" se dio cuenta de que si era autentica aún sin verla y lo envió a robarla, ¿no? — Newman se levantó, tomó su cerveza a fondo luego estrelló la raja contra el piso. Levantó ambos brazos y con todo el aire de sus pulmones anunció su orden. — Caballeros, ¡es hora de darle su merecido a este niño! ¡Hagan que sufra a punta de patadas, que escupa sus tripas! —
Todos los hombres de Newman, que eran alrededor de cuarenta, empezaron a rodear al chico. Acto seguido uno de ellos dio la primera patada, y tras eso los demás se le unieron con una sinfonía de violencia hacia el infante. No todos estaba pateando al chico, pero al menos veinte de los hombres de Newman lo hacían sin preocupación alguna. Por más que intentaba moverse y escapar, la fuerza de los adultos era algo que un chico no podía soportar. Sus gritos de ayudan desgarraban el alma de los hombres que no lo estaban golpeando, pero ninguno de ellos lo podía ayudar. Solo el barman, dueño del bar y conocedor de los licores podía ayudarlo pero cuando Will más lo necesitaba, se escondió detrás de la barra. Poco a poco el pequeño se fue derramando en llanto y vomitando sangre, una de sus costillas se había roto y ya casi perdía el conocimiento. Fue en ese momento, antes de que cayera inconsciente, que Newman cesó el maltrato.
— Suficiente. Ya habrá aprendido lo peligrosos que son los piratas. — Se acercó a Will y lo levantó por su cuello, sin hacer mucha presión para que no se desmayara.
— No le temo a los piratas... — dijo Will con las pocas fuerzas que le quedaban, sin darle tiempo a Newman para decirle algo más. — Hace cuatro años sobreviví a un ataque de piratas... Lo haré esta vez igual, eso habrían querido mis padres, quienes murieron ahí para salvarme. —
Luego de un momento de silencio ante las palabras de Will, Newman rompió en carcajadas. No podía aguantarse la risa. Era tal la gracia que le causaron las palabras de Will que lo soltó un momento para poder reírse a gusto y rodar en el suelo. Una vez terminó su infantil escena, volvió a levantar al chico.
— Es curioso que lo digas porque hace cuatro años mi antigua tripulación y yo atacamos un barco. Asesinamos a cada uno de los civiles que ahí se encontraban. Dime chico, ¿cómo era tu padre? —
— Un hombre alto... Con cabello castaño claro y ojos azules... — El recuerdo del padre de Will se encontraba vivo aún en su mente y de ser posible no se lo habría dicho a un pirata tan ruin como lo era Newman; sin embargo, debía hacer tiempo y pensar una estrategia para poder escapar de esa situación con vida.
— Oh, claro. El maldito rebelde. Tu padre era un idiota, y por su culpa perdí a varios de mis mejores hombres ese día. No tienes idea de cuánto disfruté abriéndole la garganta... Y tu madre, ¿era esa mujer de pelo negro y largo con ojos café con lentes? Se volvió loca tras ver a tu padre desangrarse. Tenía una figura increíblemente atractiva, cómo me habría gustado tirármela... Pero hubo un problema. Esa perra se atrevió a escupirme, y alguien como yo no podría permitir eso. Tuve que reprenderla, y luego de arruinarle todo su hermoso rostro con mi navaja, la acabé con un tiro en el pecho. — dijo Newman mientras apoyaba a Will contra una pared, y se acercaba un poco para ser testigo de la miseria del moribundo chico más de cerca.
— No... ¡No, no! — el chico estalló en lágrimas ahora más que nunca. Sin duda, sus padres eran los mayores símbolos de valentía y amor que tenía este chico, el tan solo imaginarlos de esa forma, imaginar ese sufrimiento, la agonía... Lo hacía desear estar muerto. Sin embargo; esto no era algo que estaba en sus planes.
— ¡Sí, sí, sí! ¡Yo maté a tus padres, y ahora estoy a punto de matarte a ti! —
— ¡No, no lo harás! ¡Gyaaah! — gritó el chico mientras sacaba el cuchillo de cocina de su madre adoptiva de su bolsillo y con este atravesaba el pecho de Newman, quien estúpidamente se acercó lo suficiente como para permitirle hacer eso.
Inmediatamente el capitán soltó al chico y calló al suelo escupiendo sangre. Intentó quitarse el cuchillo del pecho pero al hacerlo esto causó una hemorragia que solo empeoraba su estado. En vista de que estaba muriendo, y el único hombre en el pueblo que se dignaría a salvarlo sería el maestro de ese chico, pensó que su último acto en la vida sería asesinar a Will. Al menos se vengaría antes de morir, o eso pensaba él. Con el mismo cuchillo que fue apuñalado se acercó al pequeño que estaba casi inconsciente en el piso y levantó el arma dispuesto a despellejarlo. Antes de que pudiera llevar a cabo el acto, un hombre sujetó con fuerza su brazo, casi rompiéndolo. Era el doctor Hanzo Madou que finalmente había llegado a la acción.
— Will... Discúlpame por no haber llegado antes. — Un nudo se le hizo en la garganta a Hanzo al ver el estado en que Will se encontraba. Antes de poder llevarse al chico, debía resolver algunos asuntos.
Sin decir ni una palabra más volteó a ver a Newman, quien tenía aún el cuchillo en su mano. Le quitó el cuchillo y se lo clavó en la pierna. Al ver esto, todos los hombres de Newman sacaron sus espadas y pistolas preparados a vengar a su capitán. Madou levantó con un solo brazo al moribundo Newman y lo lanzó contra sus hombres. Rápidamente se acercó a todos los que tenían armas de fuego y con un solo golpe en la nuca los dejó inconscientes. Luego, se fue tras los que tenían espadas y con su ira desatada golpeó a cada uno, devolviendo la golpiza que le habían dado a Will. Ya con todos los hombres incapaces de pelear, Madou se acercó detrás de la barra, miró al dueño del bar y le dio una palmada en la cabeza.
— Debiste haberlo ayudado, o al menos pedir ayuda, idiota. —
Toda la batalla de Madou se quedó grabada en la mente de Will, que mantuvo su mente despierta al ver que su maestro vino a salvarlo. Con mucha dificultad se levantó y se acercó al doctor, que se encontraba con su cabeza apoyada sobre la barra y con los ojos llenos de lagrimas, lamentándose por no haber sido lo suficientemente rápido.
— Doctor... No llore... Aún estoy vivo, me recuperaré. Y por favor, no deje que esos hombres mueran. Yo apuñalé al capitán, si muere, será mi culpa y no quiero ser un asesino. —
— Will, no puedo creer que tengas un corazón tan bondadoso como para perdonar a alguien que estaba dispuesto a matarte. —
— No lo he perdonado, y jamás lo haré. Ese hombre dijo cosas de mis padres biológicos que nunca saldrán de mi mente. Morir simplemente le daría paz, y no se merece estar en la misma paz en la que están mis padres ahora. Prefiero que sean entregados a la Marina y se pudran en una celda. —
Semejantes palabras nunca había escuchado el doctor salir de la boca de Will, y sabía que si lo hacía era por una razón. Se levantó de la mesa, y cargó a Will en su espalda. Lo llevó hacia el piso de arriba en el bar y ahí le aplicó primeros auxilios. Las heridas graves ya las podría curar luego, antes debía hacer algo.
— Vamos, tenemos que ir a ver esa Akuma no Mi. — volvió a cargar a Will en su espalda y esta vez con un paraguas, se encaminó al barco. Con la guía de Will fue al camarote del capitán y tomaron la Akuma no Mi que la chica aún lujuriosa estaba observando. Abrió el cofre y con cierta alegría le dio a Will las buenas noticias. — Esta... ¡Will, es una auténtica Akuma no Mi! ¡Esta es tu Akuma no Mi, pequeño! —
— Jaja, que alegría... Muchas gracias, Dr. Hanzo... — tras terminar esta frase Will se quedó dormido.
Pasaron dos días desde esa noche, y los piratas ya habían sido curados, recogidos por la marina y enviados a prisión. Asimismo, la tormenta ya había aplacado y Will ya había sido curado por Hanzo, sus costillas estaban mejorando poco a poco y solo debía tomar sus medicamentos para finalizar el tratamiento. La familia del chico estaba un poco molesta pero más que todo, se alegraba de que volviera con vida. Apenas pudo volver a sus labores, siguió recolectando y llevando plantas medicinales a Hanzo como lo hacía antes de esa noche. Unos días después de todo lo ocurrido, Hanzo llamó a Will para entregarle su recompensa por la recolección de plantas. No era otra cosa que el cofre con la Akuma no Mi.
— Bien... Es toda tuya, ¿qué piensas hacer? —
— Ser libre y explorar este mundo según mi voluntad lo dicte. Así lo habría querido mi padre. —
- Peticiones:
- -Akuma no Mi en base a la nota.
-Unos cuantos berries por eso de llevarle plantas al doctor. (?)
Worick L. Arcangelo
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La verdad es que me ha sorprendido gratamente el encontrar un diario pre-ficha tan elaborado. Gramaticalmente no he encontrado ningún fallo muy destacable y respecto a ortografía tampoco. Si he encontrado algún fallo en algún signo de puntuación, pero nada muy notorio.
Respecto a una moderación algo más personal, no me agrada en lo más mínimo la narrativa en 3era persona porque, al menos a mi parecer, de este modo no se esta roleando sino más bien narrando una historia. Además y como ya digo de forma personal la historia no fue especialmente de mi agrado y se me ha hecho bastante aburrida, pero como ya dije esto es personal.En cualquier caso esto va según gustos. Así que finalmente tu nota es...
8,0
Lo que te deja elegir entre estas akumas:
6: Paramecia grado 1.
6,5: Zoan normal.
7: Paramecia grado 2.
7,5: Zoan carnívora.
8: Zoan prehistórica.
Y te otorga unos sutanciales beneficios por los trabajos al doctor de 1.000.000 , quizás te pago demasiado por ir a recoger unas plantas, pero bueno ahora ya es tuyo.
Por último, si lo deseas puedes pedir unas segunda moderación y si deseas contactarme puedes hacerlo por MP, trataré de atenderte con la máxima brevedad posible.Gracias por el diario y siento la tardanza!
Respecto a una moderación algo más personal, no me agrada en lo más mínimo la narrativa en 3era persona porque, al menos a mi parecer, de este modo no se esta roleando sino más bien narrando una historia. Además y como ya digo de forma personal la historia no fue especialmente de mi agrado y se me ha hecho bastante aburrida, pero como ya dije esto es personal.En cualquier caso esto va según gustos. Así que finalmente tu nota es...
8,0
Lo que te deja elegir entre estas akumas:
6: Paramecia grado 1.
6,5: Zoan normal.
7: Paramecia grado 2.
7,5: Zoan carnívora.
8: Zoan prehistórica.
Y te otorga unos sutanciales beneficios por los trabajos al doctor de 1.000.000 , quizás te pago demasiado por ir a recoger unas plantas, pero bueno ahora ya es tuyo.
Por último, si lo deseas puedes pedir unas segunda moderación y si deseas contactarme puedes hacerlo por MP, trataré de atenderte con la máxima brevedad posible.Gracias por el diario y siento la tardanza!
Will Gadow
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Acepto la moderación y tomaré en cuenta todo lo que me has dicho, Kuroi. Gracias por la nota, la verdad no esperaba tanto xD. Ahora paso a pedir la Akuma.
Taifū Taifū no Mi ("Tifón-Tifón")
Tipo: Paramecia grado 2.
Aspecto de la fruta: Color amarillo y manchas marrones en la cáscara. Forma parecida a la de un plátano y grumos sobre toda la fruta. El tallo forma una "T" curvada.
Habilidad: Da al usuario la capacidad de crear tornados realizando un movimiento de manos. Los tornados pueden usarse tanto para arrasar lo que esté a su paso como para proteger al usuario y mejorar las habilidades en el combate cuerpo a cuerpo.
PD: Yo también creo que me estás dando mucho, pero no me quejo. (?)
Taifū Taifū no Mi ("Tifón-Tifón")
Tipo: Paramecia grado 2.
Aspecto de la fruta: Color amarillo y manchas marrones en la cáscara. Forma parecida a la de un plátano y grumos sobre toda la fruta. El tallo forma una "T" curvada.
Habilidad: Da al usuario la capacidad de crear tornados realizando un movimiento de manos. Los tornados pueden usarse tanto para arrasar lo que esté a su paso como para proteger al usuario y mejorar las habilidades en el combate cuerpo a cuerpo.
- Tabla:
- Nivel 1: Puede crear pequeños tornados de su cuerpo al realizar un movimiento de manos. Estos no pueden ser controlados, y se deshacen al recorrer 4 metros.
Nivel 10: Los tornados creados alcanzan hasta 2 metros de altura y al recorrer 8 metros se deshacen.
Nivel 20: Los tornados creados alcanzan hasta 5 metros de altura y se deshacen al recorrer 12 metros.
Nivel 30: Los tornados creados alcanzan hasta 8 metros de altura y se deshacen al recorrer 16 metros.
Nivel 40: Los tornados creados alcanzan hasta 12 metros de altura y se deshacen al recorrer 20 metros. El usuario ya puede manipular la trayectoria de los tornados.
Nivel 50: Los tornados creados alcanzan hasta 15 metros de altura y se deshacen al recorrer 24 metros.
Nivel 60: Los tornados creados alcanzan hasta 18 metros de altura y se deshacen al recorrer 28 metros.
Nivel 70: Los tornados creados alcanzan hasta 21 metros de altura. El usuario decide cuando deshacer el tornado.
Nivel 80: Los tornados creados alcanzan hasta 24 metros de altura.
Nivel 90: Los tornados creados alcanzan hasta 27 metros de altura.
Nivel 100: Los tornados creados alcanzan hasta 30 metros de altura.
PD: Yo también creo que me estás dando mucho, pero no me quejo. (?)
Worick L. Arcangelo
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
EDIT:
Me temo que no se puede aceptar esta fruta pues ya hay paramecias que hacen un uso parecido del tiempo además de la propia logia del viento. Se ha estado hablando y no es posible aceptarla así que sintiéndolo mucho tendrás que buscar otra fruta.
Siento la tardanza y las molestias que esta pueda ocasionar, pero es lo que tienen las vacaciones. ¡Gracias de antemano!
Me temo que no se puede aceptar esta fruta pues ya hay paramecias que hacen un uso parecido del tiempo además de la propia logia del viento. Se ha estado hablando y no es posible aceptarla así que sintiéndolo mucho tendrás que buscar otra fruta.
Siento la tardanza y las molestias que esta pueda ocasionar, pero es lo que tienen las vacaciones. ¡Gracias de antemano!
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.