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Permanecí sentado sobre el taburete en el que me habían dejado tras tratar mis heridas, meciendo las piernas en actitud algo infantil. Sentía dentro de mí una mezcla de emociones que rara vez se habían juntado de semejante manera, o por lo menos no sin que estuviera luchando por mi vida contra un enemigo más grande que yo.
"Si no fuera por Theo no nos habrían dejado subir, y lo sabes. Somos un peligro, pero le hemos demostrado a ella que podemos controlarnos y se mejor, que no necesitamos matar para sentirnos vivos."
- ¡¡GRRRÑÑÑCÁLLATE!!
"Eso, revuélvete y enfádate, pero sabes tan bien como yo que lo que te digo es cierto. Tanto como que estos tipos no son como los que nos hemos estado encontrando: estos tipos nos matarán sin pensárselo dos veces antes de dejarnos fuera como la liemos."
Gruñí, profundamente molesto con mi propia voz en mi mente. El cuerpo vendado me dolía demasiado como para ponerme a descargar mi ira contra el aire cercano. Tampoco me sentía capaz de dar rienda suelta al resto de mis sentimientos: a había intentado correr, saltar y trepar por varias partes del barco con nefastos resultados y con la preocupada Theo deteniéndome. Todo aquello me había cansado lo suficiente como para apenas llegar a notar la presencia y el trabajo de mi curandero hasta que abandonara la sala, momentos en los que por fin pude recuperarme e incorporarme mínimamente.
Continué contemplando el lugar sin prestar mucha atención hasta que la puerta se abrió, dejando entrar al que ya me habían señalado como el capitán. Inmediatamente posé la mirada de mi único ojo sano y visible sobre él, analizándolo lentamente y con atención como hacía siempre con todas las personas hacia las que no sentía el instinto asesino nada más verlas.
"Recuerda lo que te he estado diciendo: NO. BUSQUES. PROBLEMAS."
"Si no fuera por Theo no nos habrían dejado subir, y lo sabes. Somos un peligro, pero le hemos demostrado a ella que podemos controlarnos y se mejor, que no necesitamos matar para sentirnos vivos."
- ¡¡GRRRÑÑÑCÁLLATE!!
"Eso, revuélvete y enfádate, pero sabes tan bien como yo que lo que te digo es cierto. Tanto como que estos tipos no son como los que nos hemos estado encontrando: estos tipos nos matarán sin pensárselo dos veces antes de dejarnos fuera como la liemos."
Gruñí, profundamente molesto con mi propia voz en mi mente. El cuerpo vendado me dolía demasiado como para ponerme a descargar mi ira contra el aire cercano. Tampoco me sentía capaz de dar rienda suelta al resto de mis sentimientos: a había intentado correr, saltar y trepar por varias partes del barco con nefastos resultados y con la preocupada Theo deteniéndome. Todo aquello me había cansado lo suficiente como para apenas llegar a notar la presencia y el trabajo de mi curandero hasta que abandonara la sala, momentos en los que por fin pude recuperarme e incorporarme mínimamente.
Continué contemplando el lugar sin prestar mucha atención hasta que la puerta se abrió, dejando entrar al que ya me habían señalado como el capitán. Inmediatamente posé la mirada de mi único ojo sano y visible sobre él, analizándolo lentamente y con atención como hacía siempre con todas las personas hacia las que no sentía el instinto asesino nada más verlas.
"Recuerda lo que te he estado diciendo: NO. BUSQUES. PROBLEMAS."
Byakuro Kyoya
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Byakuro entró en el cuarto que habían habilitado como enfermería hasta que alguien lo llenase. Un hombre estaba tumbado en un taburete, al lado de la cama. El cazador lo reconoció como el tipo que se había dedicado a recorrer el barco de proa a popa, con Theo tras él. El mismo que se había caído desde la mitad del palo mayor al suelo de cubierta. Aún le daba vueltas a aquello. ¿Qué motivos habría tenido para hacerlo?
- Buenos días, ¿has descansado? -el chico se sentó en una silla situada frente al escritorio del camarote, sin dejar de observar al hombre-. Bueno, la verdad es que has causado algo de revuelo.
El cazador observó por la ventana al exterior, donde un mar calmado, y poco común en aquel mar, parecía invitarle a salir y disfrutar del día. El chico volvió su mirada de nuevo hacia el herido, y añadió:
- La próxima vez, intenta no hacerte tanto daño, y ahora si te apetece túmbate un rato en la cama. Te vendrá bien descansar... -se encogió de hombros- supongo.
- Buenos días, ¿has descansado? -el chico se sentó en una silla situada frente al escritorio del camarote, sin dejar de observar al hombre-. Bueno, la verdad es que has causado algo de revuelo.
El cazador observó por la ventana al exterior, donde un mar calmado, y poco común en aquel mar, parecía invitarle a salir y disfrutar del día. El chico volvió su mirada de nuevo hacia el herido, y añadió:
- La próxima vez, intenta no hacerte tanto daño, y ahora si te apetece túmbate un rato en la cama. Te vendrá bien descansar... -se encogió de hombros- supongo.
Krieg1
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El capitán del barco parecía amistoso y para nada hostil, quizás incluso intrigado. Asentí con efusividad como respuesta a su interés por mi descanso, pero no pareció darle especial importancia a la energía que puse en ello pues se limitó a observar un momento a través de la ventana. Después de aquella extraña pausa en la que empecé a incomodarme y a volver a mecer las piernas, el cazador me regresó su atención para aconsejarme no volver a forzarme tanto y descansar, a lo que, de improviso, me levanté y miré al techo alzando los brazos.
- ¡¡YO SOY EL DAÑO, Y TODOS QUIEREN UN POQUITO DE MÍ!! ¡SOY EL MATASANOS DE LA ENVIDIA Y EL CRIMEN, Y PURIFICO TODO HASTA QUEDAR SACIADO!
Tras aquel súbito arrebato no tuve más remedio que toser por el esfuerzo y sentarme de nuevo en el taburete, aferrándome la cabeza calva con una mano.
"¿¿SE PUEDE SABER QUÉ PRETENDES, MALTIDO DESCEREBRADO?? ¡Te he repetido una y otra vez que tienes que comportarte, maldición! Cuando se acostumbren a lo que somos tal vez podamos soltarnos un poco más, pero si de buenas a primeras te presentas como el psicópata peligroso que eres no dudarán en matarte."
- Gggñññ...
Con un terrible dolor de cabeza a causa de mis emociones y neuronas enfrentadas me doblé sobre mi vientre, incapaz de volver a mirar al hombre que me había acogido a la cara y de soportar tal agonía interior al mismo tiempo. Notaba algo extraño más allá de mi desquiciada locura habitual, algo que rara vez sentía: miedo. En algún oscuro rincón de mi mente en combate contra sí misma, la certeza de que el tipo que tenía delante podía matarme sin apenas molestarse lo más mínimo en ello hacía que me encogiera a causa del sinsentido que acababa de gritar.
- No... no quiero ser... ser un peligro... -Logré articular con un trémulo hilo de voz, probablemente el primero que había salido de mis labios desde hace muchos, muchos años.
- ¡¡YO SOY EL DAÑO, Y TODOS QUIEREN UN POQUITO DE MÍ!! ¡SOY EL MATASANOS DE LA ENVIDIA Y EL CRIMEN, Y PURIFICO TODO HASTA QUEDAR SACIADO!
Tras aquel súbito arrebato no tuve más remedio que toser por el esfuerzo y sentarme de nuevo en el taburete, aferrándome la cabeza calva con una mano.
"¿¿SE PUEDE SABER QUÉ PRETENDES, MALTIDO DESCEREBRADO?? ¡Te he repetido una y otra vez que tienes que comportarte, maldición! Cuando se acostumbren a lo que somos tal vez podamos soltarnos un poco más, pero si de buenas a primeras te presentas como el psicópata peligroso que eres no dudarán en matarte."
- Gggñññ...
Con un terrible dolor de cabeza a causa de mis emociones y neuronas enfrentadas me doblé sobre mi vientre, incapaz de volver a mirar al hombre que me había acogido a la cara y de soportar tal agonía interior al mismo tiempo. Notaba algo extraño más allá de mi desquiciada locura habitual, algo que rara vez sentía: miedo. En algún oscuro rincón de mi mente en combate contra sí misma, la certeza de que el tipo que tenía delante podía matarme sin apenas molestarse lo más mínimo en ello hacía que me encogiera a causa del sinsentido que acababa de gritar.
- No... no quiero ser... ser un peligro... -Logré articular con un trémulo hilo de voz, probablemente el primero que había salido de mis labios desde hace muchos, muchos años.
Byakuro Kyoya
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Byakuro arqueó la ceja, algo sorprendido ante la reacción del hombre. Parecía estar algo tocado de la azotea. El cazador observó la reacción del tipo, que parecía estar teniendo una lucha interna consigo mismo. Y no sabía qué iba a salir de todo aquello. Mientras tuviera al tipo bajo control, al menos se aseguraría de que no hiciera nada malo a los demás miembros de la tripulación. Sin embargo, aquel sujeto había sido llevado por Theo, y parecía que la chica confiaba en él. Byakuro decidió darle el beneficio de la duda al hombre y simplemente soltó un largo y calmado suspiro.
- No eres un peligro, amigo -el chico extendió la mano-. Ven, será mejor que te enseñe el barco, ya que tanto interés parecías tener en verlo entero -el cazador sonrió al hombre, mientras con la otra mano generaba un apéndice negro y largo, y soltaba un latigazo a la puerta para abrirla-. Y al menos así no te aburrirás encerrado aquí dentro.
El chico esperó a que el hombre aceptase la invitación. Y si no quería, llamaría a los demás miembros de la banda para que fueran pasando por el lugar para conocer a aquel extraño personaje.
- No eres un peligro, amigo -el chico extendió la mano-. Ven, será mejor que te enseñe el barco, ya que tanto interés parecías tener en verlo entero -el cazador sonrió al hombre, mientras con la otra mano generaba un apéndice negro y largo, y soltaba un latigazo a la puerta para abrirla-. Y al menos así no te aburrirás encerrado aquí dentro.
El chico esperó a que el hombre aceptase la invitación. Y si no quería, llamaría a los demás miembros de la banda para que fueran pasando por el lugar para conocer a aquel extraño personaje.
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Levanté la cabeza de inmediato cuando oí la respuesta de mi anfitrión, dolviéndole la mirada con un brillo especial casi húmedo de una lágrima rebelde. La aparición de un extraño apéndice negro desde el cuerpo del cazador hasta la puerta con el fin de abrirla me sorprendió momentáneamente, pero mi mente inestable rápidamente regresó a la euforia de saber que estaba siendo aceptado y, de un salto, abracé con efusividad a aquel capitán que me había acogido.
- ¡¡MI DEDOS BURBUJEAN Y ME ESTALLA LA SESERA!!
"Eres incorregible..."
Habiendo hecho partícipe al cazador de mi júbilo y de que aceptaba su propuesta, le solté y volví a dar un par de pasos hacia atrás. Instintivamente busqué mi arma, mas no parecía estar en la sala, aunque aquello no me causaba toda la inquietud que debería gracias a que sabía que, por el momento, me encontraba en un ambiente amistoso y no merecedor de mis arranques de ira.
- ¡EL MUNDO ME COSQUILLEA! ¡VAMOS A DEVOLVERLE LAS COSQUILLAS!
Riendo para mí, me dirigí a la puerta y la abrí para luego mirar al capitán cazarrecompensas y hacerle gestos para continuar y guiarme en aquel barco que no era mío. Abandoné la estancia tras él, deseoso de conocer al resto de mis anfitriones y, por supuesto, a aquel magnífico barco.
"Bueno, por ahora todo genial, pero no nos hagamos ilusiones. No sabemos si nos van a dejar quedarnos con ellos, así que todo lo que podemos hacer por el momento es comportarnos y disfrutar de la ruta turística."
- ¡¡MI DEDOS BURBUJEAN Y ME ESTALLA LA SESERA!!
"Eres incorregible..."
Habiendo hecho partícipe al cazador de mi júbilo y de que aceptaba su propuesta, le solté y volví a dar un par de pasos hacia atrás. Instintivamente busqué mi arma, mas no parecía estar en la sala, aunque aquello no me causaba toda la inquietud que debería gracias a que sabía que, por el momento, me encontraba en un ambiente amistoso y no merecedor de mis arranques de ira.
- ¡EL MUNDO ME COSQUILLEA! ¡VAMOS A DEVOLVERLE LAS COSQUILLAS!
Riendo para mí, me dirigí a la puerta y la abrí para luego mirar al capitán cazarrecompensas y hacerle gestos para continuar y guiarme en aquel barco que no era mío. Abandoné la estancia tras él, deseoso de conocer al resto de mis anfitriones y, por supuesto, a aquel magnífico barco.
"Bueno, por ahora todo genial, pero no nos hagamos ilusiones. No sabemos si nos van a dejar quedarnos con ellos, así que todo lo que podemos hacer por el momento es comportarnos y disfrutar de la ruta turística."
Byakuro Kyoya
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Byakuro salió al pasillo principal de aquella cubierta interior. Frente a ellos había una barandilla de madera pulida y tratada, que los apartaba de una caída a una gran piscina interior. El cazador había ordenado hacer una balconada en aquel lugar, únicamente para así poder saltar a la piscina desde las habitaciones. Aunque ciertamente, él no la usaba. Frente a ellos dos, el otro lado de la balconada, también rematado con una barandilla de idénticas características.
- Bueno... veamos a quién podemos encontrar. -el cazador se hizo a un lado, para dejar salir del cuarto al hombre, y luego pensó para sí mismo: "Tal vez salir a cubierta sea la mejor opción. Allí habrá más espacio para todos.".
Sin apenas detenerse, el chico empezó a caminar a mano derecha, pasando por la zona de acceso al exterior, donde una enorme estatua de un camaleón escalando a un árbol hizo que se detuviese para contemplarla. A veces se podía llegar a pasar varios minutos observando el nivel de detalle de la obra. Sin duda, el recuerdo de su amigo no sería olvidado. Siguió avanzando, subiendo por un tramo de escaleras, de los dos que había a ambos lados de la estatua, hasta salir al lado de la puerta del gimnasio. Probó a abrir la puerta en completo silencio, y vio que en el interior estaban Chrome y Theo practicando, cada una por su lado. El chico esbozó una ligera sonrisa antes de seguir caminando hasta la cubierta, donde el fresco aire marino los recibió a ambos.
- Bueno... veamos si encontramos a alguien por aquí... -murmuró a su acompañante-. Por cierto... ¿te llamas...?
- Bueno... veamos a quién podemos encontrar. -el cazador se hizo a un lado, para dejar salir del cuarto al hombre, y luego pensó para sí mismo: "Tal vez salir a cubierta sea la mejor opción. Allí habrá más espacio para todos.".
Sin apenas detenerse, el chico empezó a caminar a mano derecha, pasando por la zona de acceso al exterior, donde una enorme estatua de un camaleón escalando a un árbol hizo que se detuviese para contemplarla. A veces se podía llegar a pasar varios minutos observando el nivel de detalle de la obra. Sin duda, el recuerdo de su amigo no sería olvidado. Siguió avanzando, subiendo por un tramo de escaleras, de los dos que había a ambos lados de la estatua, hasta salir al lado de la puerta del gimnasio. Probó a abrir la puerta en completo silencio, y vio que en el interior estaban Chrome y Theo practicando, cada una por su lado. El chico esbozó una ligera sonrisa antes de seguir caminando hasta la cubierta, donde el fresco aire marino los recibió a ambos.
- Bueno... veamos si encontramos a alguien por aquí... -murmuró a su acompañante-. Por cierto... ¿te llamas...?
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Trastabillando un poco a causa de mi estado físico y de mi propio ímpetu, seguí a mi anfitrión casi intentando adelantarle para conocer lo antes posible todos los rincones de aquel barco y a todos los que lo habitaban. Salimos de la sala a una gran escalera cuyo vacío central parecía dar a una piscina interior que me dejó los ojos como platos.
- ¡AGUA DENTRO DE MADERA DENTRO DE AGUA! ¡¡ES COMO MIS TRIPAS!!
Reí con un deje de demencia, emocionado por el descubrimiento, y continué tras el paso del cazador, que ascendió las escaleras hasta detenerse frente a una estatua que representaba un curioso y feo animal subiéndose a un árbol. Observé la escultura, intrigado, mientras esperaba a que mi anfitrión continuase la visita guiada y, cuando por fin decidió reanudarla, dediqué un momento frente a aquel dichoso ser. Formando unas pistolas con los dedos de sendas manos, apunté con la derecha al animal de mentira y con la izquierda a mi cuello, haciendo el gesto de disparar ambas al tiempo que murmuraba un "bang".
Volví a centrarme en el jefe del lugar, que continuaba su ruta subiendo más escalinatas, e hice un pequeño esfuerzo por darle alcance. Conseguí llegar hasta él según abría unas puertas para abandonarlas justo después con una leve sonrisa. Curioso e impulsivo, decidí asomarme también a aquella sala, encontrándome con que en ella entrenaban dos chicas jóvenes y guapas: una con un parche y la otra nada más y nada menos que la que me rescató y que se llamaba Theo.
- ¡¡PRECIOSAAAS!! -Saludé con un efusivo grito antes de desaparecer del umbral en pos de mi guía, que se había encaminado finalmente a la cubierta.
"Eres todo un galán, por lo que se ve..."
Salí, por fin y una vez más, al amparo del reconfortante aire salado del océano. Respiré profundamente y exhalé en un aullido de júbilo y felicidad, antes de que el capitán del barco murmurara algo y preguntara por mi nombre.
"Bueno, conseguiste decírselo a Theo, no veo por qué no podríamos repetirlo con nuestro anfitrión. Venga, vamos a esforzarnos un poc..."
- ¡¡ERUPCIONES DE CAL!!
"Oye, de verdad necesitamos que dejes de hacer eso. Necesitan saber tu nombre, y mejor cuantas menos idioteces digas antes de dárselo."
- ¡¡VIVO EN UNA PIÑA DEBAJO DEL MAR!!
"Te voy a dar una última oportunidad, más te vale aprovecharla o nos tiro ahora mismo al fondo del mar por gilipollas."
Meneé la cabeza, intentando aclarar mis pensamientos en los que aquella voz tan molesta e insidiosa se afanaba en interferir. Cuando por fin creí tener algo coherente, alcé la vista hacia mi particular mecenas y le miré fijamente con mi ojo sano.
- ¡¡MI HACHA ME LLAMA KRIEG, Y OTROS ME DICEN PSICÓPATA!! ¿CÓMO PODRÉ SER LLAMADO AQUÍ? ¡¡PREFIERO AMIGO Y JUSTICIERO, PERO CARNICERO SIENTA IGUAL DE BIEN!!
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Reí con un deje de demencia, emocionado por el descubrimiento, y continué tras el paso del cazador, que ascendió las escaleras hasta detenerse frente a una estatua que representaba un curioso y feo animal subiéndose a un árbol. Observé la escultura, intrigado, mientras esperaba a que mi anfitrión continuase la visita guiada y, cuando por fin decidió reanudarla, dediqué un momento frente a aquel dichoso ser. Formando unas pistolas con los dedos de sendas manos, apunté con la derecha al animal de mentira y con la izquierda a mi cuello, haciendo el gesto de disparar ambas al tiempo que murmuraba un "bang".
Volví a centrarme en el jefe del lugar, que continuaba su ruta subiendo más escalinatas, e hice un pequeño esfuerzo por darle alcance. Conseguí llegar hasta él según abría unas puertas para abandonarlas justo después con una leve sonrisa. Curioso e impulsivo, decidí asomarme también a aquella sala, encontrándome con que en ella entrenaban dos chicas jóvenes y guapas: una con un parche y la otra nada más y nada menos que la que me rescató y que se llamaba Theo.
- ¡¡PRECIOSAAAS!! -Saludé con un efusivo grito antes de desaparecer del umbral en pos de mi guía, que se había encaminado finalmente a la cubierta.
"Eres todo un galán, por lo que se ve..."
Salí, por fin y una vez más, al amparo del reconfortante aire salado del océano. Respiré profundamente y exhalé en un aullido de júbilo y felicidad, antes de que el capitán del barco murmurara algo y preguntara por mi nombre.
"Bueno, conseguiste decírselo a Theo, no veo por qué no podríamos repetirlo con nuestro anfitrión. Venga, vamos a esforzarnos un poc..."
- ¡¡ERUPCIONES DE CAL!!
"Oye, de verdad necesitamos que dejes de hacer eso. Necesitan saber tu nombre, y mejor cuantas menos idioteces digas antes de dárselo."
- ¡¡VIVO EN UNA PIÑA DEBAJO DEL MAR!!
"Te voy a dar una última oportunidad, más te vale aprovecharla o nos tiro ahora mismo al fondo del mar por gilipollas."
Meneé la cabeza, intentando aclarar mis pensamientos en los que aquella voz tan molesta e insidiosa se afanaba en interferir. Cuando por fin creí tener algo coherente, alcé la vista hacia mi particular mecenas y le miré fijamente con mi ojo sano.
- ¡¡MI HACHA ME LLAMA KRIEG, Y OTROS ME DICEN PSICÓPATA!! ¿CÓMO PODRÉ SER LLAMADO AQUÍ? ¡¡PREFIERO AMIGO Y JUSTICIERO, PERO CARNICERO SIENTA IGUAL DE BIEN!!
Byakuro Kyoya
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Byakuro se encogió de hombros ante la efusividad de Krieg. El hombre parecía un tipo bastante raro, pero divertido. Siempre y cuando no se le fuera la pinza demasiado. Un poco de locura podía estar bien, pero demasiada podía derivar en problemas. Y tener problemas en su barco suponía suprimir la fuente de problemas de formas poco delicadas.
- Así que Krieg... bueno, es un alivio descubrir que tienes un nombre, sin duda. Mmmm... -el chico señaló la cubierta y luego el castillo de popa, donde estaba el comedor y la cocina-. ¿Quieres algo de comer? Debes estar hambriento de estar metido en ese cuarto.
Sin esperar una respuesta concreta, el peliblanco entró en la zona de popa, donde se dirigió al comedor, y le señaló la mesa a Krieg. Después se fue a la cocina americana que había al lado y empezó a freír unas varitas de pescado. Esperaba que el entusiasmo del hombre se viera reflejado en un hambre a la par. Por si acaso, empezó a freir varitas en gran cantidad, para que no faltase comida. Él al menos tenía bastante hambre.
- Así que Krieg... bueno, es un alivio descubrir que tienes un nombre, sin duda. Mmmm... -el chico señaló la cubierta y luego el castillo de popa, donde estaba el comedor y la cocina-. ¿Quieres algo de comer? Debes estar hambriento de estar metido en ese cuarto.
Sin esperar una respuesta concreta, el peliblanco entró en la zona de popa, donde se dirigió al comedor, y le señaló la mesa a Krieg. Después se fue a la cocina americana que había al lado y empezó a freír unas varitas de pescado. Esperaba que el entusiasmo del hombre se viera reflejado en un hambre a la par. Por si acaso, empezó a freir varitas en gran cantidad, para que no faltase comida. Él al menos tenía bastante hambre.
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Atendí con interés a las palabras del capitán, inclinando levemente la cabeza hacia la izquierda. Parecía más que satisfecho con mi respuesta ya que me invitó a tomar algo y saciar mi hambre en una habitación hacia la que me indicaba con su dedo.
"¡Comida! Maldita sea, llevamos tanto tiempo viviendo de lo que podemos encontrar que ya no sé cuándo necesitamos comer de verdad."
- ¡¡NECESITO LLENAR MI ALMA CON LA DULCE AMBROSÍA DE LA VIDA!! -Grité, saltando y alzando los brazos lleno de júbilo por el ofrecimiento.
Eché a correr detrás del cazarrecompensas, que había comenzado a dirigirse a la puerta señalada antes de que le respondiera, alcanzándole rápidamente. Entré en lo que parecía ser el comedor local, que estudié brevemente con gran agitación hasta que mi anfitrión me invitó a sentarme en la espaciosa mesa, a lo cual procedí con mucho gusto.
Saltando sobre el mueble, llegué hasta el lado opuesto y me senté en la primera silla que encontré, riéndome con nerviosismo e inquietud. El olor a fritos alcanzó pronto mi nariz, estimulando mi boca para salivar por el agradable y delicioso olor que llegaba.
- ¡¡YUHUUU, COMIDA CALIENTE, DELICIOSA Y NUTRITIVA!! ¡¡CASI TAN BUENA COMO EL DOLOR DE LOS INFIELES Y EL SABOR DEL BOTÍN!!
"Supongo que tú no tienes arreglo. Pero mientras nos acepten aquí, estaremos bien."
Los palitos de pescado empezaron a llegar en montoncitos sobre grandes platos, acrecentando todavía más mis ganas de devorar aquello que tenía delante. Olvidando mis prejuicios a que otros vieran mi cara, me deshice momentáneamente de la máscara y comencé a engullir las varitas de dos en dos, riendo exaltado por su sabor.
"Ahora que lo pienso, no sabemos cómo se llama. Mmmh, sé que últimamente te estoy pidiendo demasiado, pero igual deberíamos preguntarle a nuestro anfitrión su nombre. A no ser que... espera, si se supone que este es el capitán de Theo, entonces tiene que ser..."
- ¡¡JEFE!! -Llamé al cazador con la boca medio llena.- ¿¿ES BYAKURO EL NOMBRE INSCRITO EN TU SESERA??
"¡Comida! Maldita sea, llevamos tanto tiempo viviendo de lo que podemos encontrar que ya no sé cuándo necesitamos comer de verdad."
- ¡¡NECESITO LLENAR MI ALMA CON LA DULCE AMBROSÍA DE LA VIDA!! -Grité, saltando y alzando los brazos lleno de júbilo por el ofrecimiento.
Eché a correr detrás del cazarrecompensas, que había comenzado a dirigirse a la puerta señalada antes de que le respondiera, alcanzándole rápidamente. Entré en lo que parecía ser el comedor local, que estudié brevemente con gran agitación hasta que mi anfitrión me invitó a sentarme en la espaciosa mesa, a lo cual procedí con mucho gusto.
Saltando sobre el mueble, llegué hasta el lado opuesto y me senté en la primera silla que encontré, riéndome con nerviosismo e inquietud. El olor a fritos alcanzó pronto mi nariz, estimulando mi boca para salivar por el agradable y delicioso olor que llegaba.
- ¡¡YUHUUU, COMIDA CALIENTE, DELICIOSA Y NUTRITIVA!! ¡¡CASI TAN BUENA COMO EL DOLOR DE LOS INFIELES Y EL SABOR DEL BOTÍN!!
"Supongo que tú no tienes arreglo. Pero mientras nos acepten aquí, estaremos bien."
Los palitos de pescado empezaron a llegar en montoncitos sobre grandes platos, acrecentando todavía más mis ganas de devorar aquello que tenía delante. Olvidando mis prejuicios a que otros vieran mi cara, me deshice momentáneamente de la máscara y comencé a engullir las varitas de dos en dos, riendo exaltado por su sabor.
"Ahora que lo pienso, no sabemos cómo se llama. Mmmh, sé que últimamente te estoy pidiendo demasiado, pero igual deberíamos preguntarle a nuestro anfitrión su nombre. A no ser que... espera, si se supone que este es el capitán de Theo, entonces tiene que ser..."
- ¡¡JEFE!! -Llamé al cazador con la boca medio llena.- ¿¿ES BYAKURO EL NOMBRE INSCRITO EN TU SESERA??
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Byakuro empezó a freir varitas de pescado en cantidades exageradas, y según iban saliendo del aceite, eran colocadas en platos blancos y relucientes, ordenadas en pirámides de rebozado y enviadas a la mesa. El cazador hizo cuatro viajes, y cuando estuvo satisfecho con el total de comida, se sentó frente a Krieg y empezó a comer con ansia. Su estómago rugía, exigiendo alimento, y él iba a dárselo.
La pregunta de Krieg le pilló en medio de la ingesta de cuatro varitas al mismo tiempo, por lo que tuvo que alzar la mano para indicarle al hombre que esperase un poco. Cuando logró tragarlas, el chico bebió un poco de agua y dijo:
- Sí, bueno... me llaman Byakuro, aunque también Bya. Eso ya es cosa de tu gusto personal. A mi me da igual cómo me llames, la verdad.
El chico se metió otras tres varitas en la boca, comiendo sin descanso. Pronto entre ambos dieron cuenta de toda la comida que se había preparado. Byakuro recogió los platos y se los llevó a la cocina, para lavarlos.
- Y dime, Krieg... ¿tienes pensado pasar mucho tiempo con nosotros? -le preguntó, mientras abría el grifo del fregadero, y se ponía a enjabonar toda la loza-. Porque habrá que buscarte un cuarto, ¿no? -dijo mientras empezaba a fregar toda la vajilla.
La pregunta de Krieg le pilló en medio de la ingesta de cuatro varitas al mismo tiempo, por lo que tuvo que alzar la mano para indicarle al hombre que esperase un poco. Cuando logró tragarlas, el chico bebió un poco de agua y dijo:
- Sí, bueno... me llaman Byakuro, aunque también Bya. Eso ya es cosa de tu gusto personal. A mi me da igual cómo me llames, la verdad.
El chico se metió otras tres varitas en la boca, comiendo sin descanso. Pronto entre ambos dieron cuenta de toda la comida que se había preparado. Byakuro recogió los platos y se los llevó a la cocina, para lavarlos.
- Y dime, Krieg... ¿tienes pensado pasar mucho tiempo con nosotros? -le preguntó, mientras abría el grifo del fregadero, y se ponía a enjabonar toda la loza-. Porque habrá que buscarte un cuarto, ¿no? -dijo mientras empezaba a fregar toda la vajilla.
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Apenas hube realizado mi pregunta cuando, de un vistazo rápido, me percaté no sólo de la ingente cantidad de comida que el cazador había preparado tan rápidamente, sino también de la repentina cercanía de mi anfitrión al haberse sentado frente a mí para comer también. Casi atragantándome y esperando que no se hubiera dado cuenta de mi cara, que había estado completamente centrada en los palitos de pescado, alargué mi mano a tientas hacia mi máscara y la agarré malamente, cubriendo mi rostro tanto como pude sin obstruir mi boca ni mi visión. Gruñí levemente, expresando mi descontento con aquel atrevimiento mientras continuaba comiendo lentamente, vigilando al hombre que tenía delante.
De una forma o de otra, y aún en caso de haber visto aquella faz mía de la que tanto me avergonzaba, el capitán no le dio importancia y me confirmó mis sospechas sobre su identidad cuando por fin pudo articular palabra, restándole peso también a dicha revelación.
“Entonces es verdad… joder, estamos delante de una leyenda de los cazarrecompensas… de un Shichibukai, nada menos y si la memoria no me falla. O tenemos un maldito jardín botánico incrustado en el culo o no me explico cómo no estamos muertos…”
Continuamos comiendo, si bien no pude quitarme de encima la incómoda sensación de estar frente a un tipo tan duro que actuaba con tanto descaro hacia mí. Aquello conformaba una mezcolanza agria y ácida en mi interior, una mezcla que me afanaba en reprimir pues sabía que, de explotar, alguien terminaría muerto en aquella habitación.
“No, no, NO. ¡No puedes hacer eso ahora y mucho menos con él! Entiende que apenas te conoce, y tú en cambio has demostrado una excesivo descaro con él. No ha hecho nada por lo que deba morir, no que sepamos, y si intentas atacarle acabará contigo sin pestañear.”
Mis gruñidos aumentaron levemente de volumen y un ligero tic nervioso sacudió mi cabeza a intervalos intermitentes. Afortunadamente, terminamos rápido con la comida y pude relajarme un poco al levantarse Byakuro y yo poder volver a ajustarme la máscara, mas en mi interior todavía me debatía ferozmente entre mis sanguinarios instintos y los hilos de la razón reforzados por el miedo que el poder de aquel tipo me infundía.
Afortunadamente, algo me ayudó a decantar la balanza en mi interior: el propio Byakuro, desde el fregadero en el que comenzaba a limpiar los platos, me preguntó cuánto tiempo pretendía quedarme con ellos por si necesitaba una habitación. Por primera vez, quizás, en toda mi vida, me había quedado completamente atónito y sin palabras, sin un único grito incoherente que acudiera a mi boca.
Temblé ligeramente, inseguro ante lo que debía o no decir. En el pasado hubo gente que me aceptó lo suficiente como para entrenarme y ayudarme a hacerme más fuerte, pero hasta la fecha nadie que yo recordara había confiado tanto en mí como para proponerme convivir con él y con aquellos a los que apreciaba. Tras varios largos segundos de indecisión, la emoción y el júbilo comenzaron a crecer sobre mis dudas, cubriéndolas por completo y llevando a mis labios aquello que necesitaba decir.
- ¡¡PONDRÉ A TUS PIES LAS CABEZAS DE LOS IMPUROS HASTA QUE MI BUMBUM SE PARE!! -Grité con todas mis fuerzas, subiéndome de un salto a la mesa- ¡¡MI HACHA SERÁ TU LENGUA Y MI BRAZO, TU CEREBRO!! ¡¡¡QUIERO MATAR A TUS ENEMIGOS, Y A LOS ENEMIGOS DE TUS AMIGOS, HASTA QUE SE DESATE EL APOCALIPSIS SOBRE MÍ O YO SEA DESATADO SOBRE EL APOCALIPSIS!!!
“… Interesante juramento.”
De una forma o de otra, y aún en caso de haber visto aquella faz mía de la que tanto me avergonzaba, el capitán no le dio importancia y me confirmó mis sospechas sobre su identidad cuando por fin pudo articular palabra, restándole peso también a dicha revelación.
“Entonces es verdad… joder, estamos delante de una leyenda de los cazarrecompensas… de un Shichibukai, nada menos y si la memoria no me falla. O tenemos un maldito jardín botánico incrustado en el culo o no me explico cómo no estamos muertos…”
Continuamos comiendo, si bien no pude quitarme de encima la incómoda sensación de estar frente a un tipo tan duro que actuaba con tanto descaro hacia mí. Aquello conformaba una mezcolanza agria y ácida en mi interior, una mezcla que me afanaba en reprimir pues sabía que, de explotar, alguien terminaría muerto en aquella habitación.
“No, no, NO. ¡No puedes hacer eso ahora y mucho menos con él! Entiende que apenas te conoce, y tú en cambio has demostrado una excesivo descaro con él. No ha hecho nada por lo que deba morir, no que sepamos, y si intentas atacarle acabará contigo sin pestañear.”
Mis gruñidos aumentaron levemente de volumen y un ligero tic nervioso sacudió mi cabeza a intervalos intermitentes. Afortunadamente, terminamos rápido con la comida y pude relajarme un poco al levantarse Byakuro y yo poder volver a ajustarme la máscara, mas en mi interior todavía me debatía ferozmente entre mis sanguinarios instintos y los hilos de la razón reforzados por el miedo que el poder de aquel tipo me infundía.
Afortunadamente, algo me ayudó a decantar la balanza en mi interior: el propio Byakuro, desde el fregadero en el que comenzaba a limpiar los platos, me preguntó cuánto tiempo pretendía quedarme con ellos por si necesitaba una habitación. Por primera vez, quizás, en toda mi vida, me había quedado completamente atónito y sin palabras, sin un único grito incoherente que acudiera a mi boca.
Temblé ligeramente, inseguro ante lo que debía o no decir. En el pasado hubo gente que me aceptó lo suficiente como para entrenarme y ayudarme a hacerme más fuerte, pero hasta la fecha nadie que yo recordara había confiado tanto en mí como para proponerme convivir con él y con aquellos a los que apreciaba. Tras varios largos segundos de indecisión, la emoción y el júbilo comenzaron a crecer sobre mis dudas, cubriéndolas por completo y llevando a mis labios aquello que necesitaba decir.
- ¡¡PONDRÉ A TUS PIES LAS CABEZAS DE LOS IMPUROS HASTA QUE MI BUMBUM SE PARE!! -Grité con todas mis fuerzas, subiéndome de un salto a la mesa- ¡¡MI HACHA SERÁ TU LENGUA Y MI BRAZO, TU CEREBRO!! ¡¡¡QUIERO MATAR A TUS ENEMIGOS, Y A LOS ENEMIGOS DE TUS AMIGOS, HASTA QUE SE DESATE EL APOCALIPSIS SOBRE MÍ O YO SEA DESATADO SOBRE EL APOCALIPSIS!!!
“… Interesante juramento.”
Byakuro Kyoya
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Byakuro se llevó la mano a la boca, reprimiendo una ligera risa ante la declaración de intenciones de Krieg:
- Bueno, bueno... no creo que haga falta que mates a nadie por ahora... -el chico sonrió, tendiéndole la mano y colocándola sobre el hombro del enmascarado-. Por ahora con que no vuelvas a acabar en enfermería todo irá bien.
Tras eso, Byakuro se llevó la mano al mentón, pensativo. "Tal vez sea buena idea si lo dejo ir con Theo por el barco, para que ella se lo vaya enseñando todo..." caviló mientras observaba a su nuevo compañero de navío. Asintiendo para sí mismo, el albino dijo:
- Bien, ¿qué te parece si vamos al gimnasio y le pedimos a Theo que te enseñe el lugar? -el cazador esperaba una respuesta afirmativa por parte del enmascarado. Si Theo le había llevado hasta allí, seguramente se sintiera más cómodo con ella que con cualquier otro miembro de la tripulación-. Aunque intenta no hacerte daño, ¿vale? -añadió con una sonrisa amplia y sincera.
- Bueno, bueno... no creo que haga falta que mates a nadie por ahora... -el chico sonrió, tendiéndole la mano y colocándola sobre el hombro del enmascarado-. Por ahora con que no vuelvas a acabar en enfermería todo irá bien.
Tras eso, Byakuro se llevó la mano al mentón, pensativo. "Tal vez sea buena idea si lo dejo ir con Theo por el barco, para que ella se lo vaya enseñando todo..." caviló mientras observaba a su nuevo compañero de navío. Asintiendo para sí mismo, el albino dijo:
- Bien, ¿qué te parece si vamos al gimnasio y le pedimos a Theo que te enseñe el lugar? -el cazador esperaba una respuesta afirmativa por parte del enmascarado. Si Theo le había llevado hasta allí, seguramente se sintiera más cómodo con ella que con cualquier otro miembro de la tripulación-. Aunque intenta no hacerte daño, ¿vale? -añadió con una sonrisa amplia y sincera.
Krieg1
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El cazador pareció tomarse bien mi extraña y efusiva declaración, mas mi buen humor se desvaneció casi tan rápido como había llegado al oír que no tendría que matar nada por el momento y que debería cuidarme más en salud. Algo enfurruñado, me senté en la propia mesa cruzando las piernas mientras el jefe pensaba acerca de algo, hasta que por fin se volvió a dirigir hacia mí con una proposición.
“¿Quiere que sea Theo quien me presente el barco? Podría estar bien, al menos ella ya sabe cuán mal estoy de la olla.”
- ¿LA QUE PEGA Y MIRA CON FUEGO Y LLEVA A UN AMIGO BLANCO ENORME? ¡¡SE ME RETUERCE EL DEDO MEÑIQUE DE PENSARLO!! –Sentencié, esperando que mi respuesta fuera tomada como afirmativa mientras me incorporaba de un salto y bajaba al suelo.- ¿¿QUÉ HAY DE LOS DEMÁS?? ¡¡PROMETO SOLEMNEMENTE NO COMERME A SUS FAMILIAS SI NO ME QUEDO CIEGO!!
“Cada frase que sueltas me hace pensar más que no tienes ni idea de qué quieres expresar.”
Con la tripa llena y las heridas curadas ya me sentía más como solía ser yo, si bien aquello trajo otra necesidad añadida que había estado pasando por alto.
- ¡¡LE HAN CRECIDO PATITAS A MI AMIGA Y QUIERE ABANDONARME!! ¡¡DEBO ENCONTRARLA Y ARRANCÁRSELAS CON SAÑA PARA NO SEPARARLA DE MI LADO!! –Exclamé, refiriéndome a mi hacha sierra antes de salir de la cocina y comedor.
“¿Quiere que sea Theo quien me presente el barco? Podría estar bien, al menos ella ya sabe cuán mal estoy de la olla.”
- ¿LA QUE PEGA Y MIRA CON FUEGO Y LLEVA A UN AMIGO BLANCO ENORME? ¡¡SE ME RETUERCE EL DEDO MEÑIQUE DE PENSARLO!! –Sentencié, esperando que mi respuesta fuera tomada como afirmativa mientras me incorporaba de un salto y bajaba al suelo.- ¿¿QUÉ HAY DE LOS DEMÁS?? ¡¡PROMETO SOLEMNEMENTE NO COMERME A SUS FAMILIAS SI NO ME QUEDO CIEGO!!
“Cada frase que sueltas me hace pensar más que no tienes ni idea de qué quieres expresar.”
Con la tripa llena y las heridas curadas ya me sentía más como solía ser yo, si bien aquello trajo otra necesidad añadida que había estado pasando por alto.
- ¡¡LE HAN CRECIDO PATITAS A MI AMIGA Y QUIERE ABANDONARME!! ¡¡DEBO ENCONTRARLA Y ARRANCÁRSELAS CON SAÑA PARA NO SEPARARLA DE MI LADO!! –Exclamé, refiriéndome a mi hacha sierra antes de salir de la cocina y comedor.
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Byakuro se quedó un poco descolocado ante la efusividad de Krieg, que parecía bastante contento de encontrarse con Theo de nuevo. También preguntó por el resto de la tripulación, que parecían no estar por allí. El cazador de pelo blanco simplemente sonrió y dijo:
- Bueno, estoy seguro de que tendrás tiempo de conocerlos a todos -el cazador se encaminó a la salida del comedor y la sala de estar, volviendo así a la cubierta exterior. Sobre sus cabezas, un enorme loro verde sobrevolaba el barco, volando en círculos-. Oh, Mostaza ha salido a dar un paseo... -dijo el albino mientras se quedaba observando a la majestuosa ave de seis metros de altura sobrevolando el lugar y soltando un graznido de vez en cuando.
Krieg parecía ansioso por recuperar su hacha. Byakuro se preguntó dónde podía estar, y supuso que en la habitación donde habían dejado al hombre.
- Bien, supongo que puedes ir a buscarla con Theo. -se encogió de hombros el chico mientras cruzaba la cubierta y entraba en el castillo de proa, torciendo después en el pasillo para entrar en el gimnasio.
Theo y Chrome seguían allí, cada una por su lado, realizando ejercicios varios. El sudor las cubría, lo que indicaba que no era un simple ejercicio rutinario sino que lo estaban dando todo. ¿Se habrían picado entre ellas para ver cual de las dos lograba mejores resultados? El cazador sonrió y se aclaró la garganta:
- Theo-chan, te he traído a tu amigo... ¿te importaría enseñarle bien el resto del barco e ir a buscar su hacha? Creo que está en el camarote que hemos habilitado como enfermería -la chica raptor lo miró arqueando una ceja y asintió, mientras se acercaba a Krieg y se lo llevaba-. Oh, Chrome-chan... vamos a entrenar un rato juntos... -sonrió el cazador mientras en su mano se formaba una vara negra como la noche, de tinta sólidificada con haki.
- Bueno, estoy seguro de que tendrás tiempo de conocerlos a todos -el cazador se encaminó a la salida del comedor y la sala de estar, volviendo así a la cubierta exterior. Sobre sus cabezas, un enorme loro verde sobrevolaba el barco, volando en círculos-. Oh, Mostaza ha salido a dar un paseo... -dijo el albino mientras se quedaba observando a la majestuosa ave de seis metros de altura sobrevolando el lugar y soltando un graznido de vez en cuando.
Krieg parecía ansioso por recuperar su hacha. Byakuro se preguntó dónde podía estar, y supuso que en la habitación donde habían dejado al hombre.
- Bien, supongo que puedes ir a buscarla con Theo. -se encogió de hombros el chico mientras cruzaba la cubierta y entraba en el castillo de proa, torciendo después en el pasillo para entrar en el gimnasio.
Theo y Chrome seguían allí, cada una por su lado, realizando ejercicios varios. El sudor las cubría, lo que indicaba que no era un simple ejercicio rutinario sino que lo estaban dando todo. ¿Se habrían picado entre ellas para ver cual de las dos lograba mejores resultados? El cazador sonrió y se aclaró la garganta:
- Theo-chan, te he traído a tu amigo... ¿te importaría enseñarle bien el resto del barco e ir a buscar su hacha? Creo que está en el camarote que hemos habilitado como enfermería -la chica raptor lo miró arqueando una ceja y asintió, mientras se acercaba a Krieg y se lo llevaba-. Oh, Chrome-chan... vamos a entrenar un rato juntos... -sonrió el cazador mientras en su mano se formaba una vara negra como la noche, de tinta sólidificada con haki.
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