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En medio del gran y basto océano de las aguas del East Blue, un gran buque mercante, se desplazaba surcando las grandes olas de las algo turbulentas aguas por una posible tormenta que con gran fuerza bufaba en dirección oeste, se aproximaba se podía ver a no mucha distancia como peligrosamente se aproximaba al mercante. Por su cubierta, la tripulación corria de allí para alla controlando el velamen del barco siguiendo las ordenes del capitán y del contramaestre que a todo pulmón daban ordenes con la intención de bordear la tormenta por estribor. En las entrañas de la nave todo era silencio a excepción del ocasional ruido que hacia la madera, entre toda la sujetada carga de cagas y sacos de la bodega de la cubierta inferior situada bajo la línea de flotación. Sin que nadie se hubiese percatado de ello durante el periodo en el que cargaron la nave, no llegaron a imaginarse que no solo transportaban comida y material de construccion.
un animal parlante con apariencia de Zorro que se metio como polizon, estaba durmiendo con el balanceo de la nave como si se encontrase plácidamente en una hamaca movida por olas, incluso se le estaba cayendo la baba. Tenia la espalda apollada en la pared de madera sujetando entre sus manos su largo baston que era tan solo dos centímetros menor que él, a su lado, sobre un pequeño saco de patatas, un par de afiladas garras de acero bien pulidas y brillantes, preparadas para el combate. no tenia ni la menor idea de cual seria el destino hacia el que navegaba la nave ni tampoco era que le importase mucho pues en cuanto llegasen el tenia la intención de salir antes de que siquiera empezase la descarga intentando no dejar muchas pistas de su presencia y ya se daría cuenta de donde habria ido a parar una vez en tierra.
En su tranquila cabezadita, estaba sumido en su mundo de fantasias, soñaba conque estaba viviendo fantásticas y sorprendetes aventuras en las mas lejanas tierras, que entraba en antiguos templos y demás ruinas legendarias que se creían que eran solamente mitos y en las que pocos habían puesto sus pies desde los albores de los tiempos en los que fueron erigidos por sus extintos pueblos y que se enfrentaba a fabulosos enemigos en épicas batallas.
un animal parlante con apariencia de Zorro que se metio como polizon, estaba durmiendo con el balanceo de la nave como si se encontrase plácidamente en una hamaca movida por olas, incluso se le estaba cayendo la baba. Tenia la espalda apollada en la pared de madera sujetando entre sus manos su largo baston que era tan solo dos centímetros menor que él, a su lado, sobre un pequeño saco de patatas, un par de afiladas garras de acero bien pulidas y brillantes, preparadas para el combate. no tenia ni la menor idea de cual seria el destino hacia el que navegaba la nave ni tampoco era que le importase mucho pues en cuanto llegasen el tenia la intención de salir antes de que siquiera empezase la descarga intentando no dejar muchas pistas de su presencia y ya se daría cuenta de donde habria ido a parar una vez en tierra.
En su tranquila cabezadita, estaba sumido en su mundo de fantasias, soñaba conque estaba viviendo fantásticas y sorprendetes aventuras en las mas lejanas tierras, que entraba en antiguos templos y demás ruinas legendarias que se creían que eran solamente mitos y en las que pocos habían puesto sus pies desde los albores de los tiempos en los que fueron erigidos por sus extintos pueblos y que se enfrentaba a fabulosos enemigos en épicas batallas.
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- ¡Mamá! ¡He conseguido zarpar por mi cuenta! ¡Superé la prueba del abuelo! – Brand hablaba con Amelia de una forma entusiasta, alegre y lleno de ilusión. La mujer sonreía con esos ojos algo achinados y esa melena blanca recayendo por su espalda. No decía ninguna palabra, pero afirmaba a toda explicación de Brandom - ¡Me hizo escalar la montaña de la isla Yuki! ¡Me encontré con bestias que nunca había visto! ¡Fue impresionante mamá! –
La imagen de Amelia fue sustituida por un cielo nuboso que se oscurecía por momentos, la tormenta no tardaría en llegar – Un sueño… - murmuró mientras restregaba la mano por la cara y se incorporaba, se había quedado totalmente dormido en la barca. Miró hacia el oscuro horizonte – La tormenta aún está lejos… - un temblor de la barca hizo que desviara su atención hacia atrás, divisando a unos 50 metros un gran buque mercante - ¡MIERDA! – sin pensarlo empezó a remar, cogiendo el viento favorable que soplaba con fuerza y gracias a la vela, el medio de transporte acuático se apartaba de la trayectoria de ese gran navío.
- Es grande… - se mostraba maravillado ante el tamaño del buque y su mente empezó a trabajar a plena potencia << Espera… si se acerca esa tormenta que tiene pinta de peligrosa, las pasaré mal. Debería subir para resguardarme del temporal, pero… >> sus ojos se centraron en unos marineros que le observaban desde el borde, esa era su oportunidad y no la desaprovechó - ¡EEEEHHH! – Gritó para llamar más su atención - ¡Necesito ayuda! ¡Se acerca una tormenta peligrosa! ¡Puedo ofrecerme para trabajar durante el trayecto, hasta la siguiente isla! – no tenía un gran nivel de carisma por lo que chasqueó la lengua al ver que los marineros se retiraban del borde, desapareciendo de su campo de visión << Mierda… me han ignorado >> el plan B era abandonar la barca con vela y subir al buque.
- ¡Muchacho! ¡Prepárate para subir! – esa voz hizo que Brand alzara la vista hacia el gran buque mercante, sonreía, esta vez había tenido suerte. Los marineros no tardaron en ayudarlo para subir; mediante unas poleas y un soporte subieron la pequeña barca con vela, manteniéndola sujetada en uno de los laterales, esos trabajadores tenían experiencia en realizar dichas labores.
- Gracias, me llamo Brand – agradeció la ayuda que le ofrecieron y el capitán le respondió – Muy bien, ahora te toca cumplir con lo que dijiste, los marineros te encargaran tus tareas – sin queja alguna el espadachín afirmó, cumplía con sus tratos. Los marineros tenían una de esas miradas cómplices, querían encasquetar una de las peores faenas que tenían por hacer – Muy bien Brand, tienes que llevar todas esas cajas – el marinero señaló una acumulación de cajas apiladas – Hacia esa sala – la señaló.
El espadachín no tardó en empezar a realizar aquel trabajo como si se tratara de uno de los entrenamientos que impartía con Grehmi, su abuelo. Los marineros presenciaban la disciplina del joven que cumplía con sus palabras reduciendo la inmensa cantidad de cajas que había en esa zona de proa.
La tormenta empezó azotar con fuerza aquella zona, entorpeció un poco las labores del pirata pero su dedicación y firmeza no pusieron fin hasta que entró con la última caja en aquella gran sala. Un ruido llamó la atención de Brand cuando colocaba el último suministro en la pila que había formado, por casualidad las cajas estaban agrupadas alrededor del origen del sonido. Sacó la cabeza para observar el susodicho origen, sus ojos se abrían con gesto de sorpresa, allí apoyado a una pared había algo parecido a un zorro con “apariencia” humana.
<< Que coño… >> pensó, percatándose de esas garras de acero que había encima de un saco. Se acercó de forma cuidadosa para no llamar mucho la atención y verlo más de cerca manteniéndose a una distancia de tres metros << Es alto… >> Miró a su alrededor, fijándose en esa pared y las columnas de cajas que había colocado, de tal forma, que formaban una especie de barrera que ocultaba la entrada a esa sala.
- ¡Ehh…! Pss psss – lo llamaba como si se tratara de un animal corriente, era la primera vez que veía algo parecido << ¿Qué clase de bestia será? >>.
Había cumplido con la tarea que le mandaron, podía escaquearse un rato mientras el resto de marineros seguían las órdenes del capitán y contramaestre para asegurar el trayecto bajo esa tormenta.
La imagen de Amelia fue sustituida por un cielo nuboso que se oscurecía por momentos, la tormenta no tardaría en llegar – Un sueño… - murmuró mientras restregaba la mano por la cara y se incorporaba, se había quedado totalmente dormido en la barca. Miró hacia el oscuro horizonte – La tormenta aún está lejos… - un temblor de la barca hizo que desviara su atención hacia atrás, divisando a unos 50 metros un gran buque mercante - ¡MIERDA! – sin pensarlo empezó a remar, cogiendo el viento favorable que soplaba con fuerza y gracias a la vela, el medio de transporte acuático se apartaba de la trayectoria de ese gran navío.
- Es grande… - se mostraba maravillado ante el tamaño del buque y su mente empezó a trabajar a plena potencia << Espera… si se acerca esa tormenta que tiene pinta de peligrosa, las pasaré mal. Debería subir para resguardarme del temporal, pero… >> sus ojos se centraron en unos marineros que le observaban desde el borde, esa era su oportunidad y no la desaprovechó - ¡EEEEHHH! – Gritó para llamar más su atención - ¡Necesito ayuda! ¡Se acerca una tormenta peligrosa! ¡Puedo ofrecerme para trabajar durante el trayecto, hasta la siguiente isla! – no tenía un gran nivel de carisma por lo que chasqueó la lengua al ver que los marineros se retiraban del borde, desapareciendo de su campo de visión << Mierda… me han ignorado >> el plan B era abandonar la barca con vela y subir al buque.
- ¡Muchacho! ¡Prepárate para subir! – esa voz hizo que Brand alzara la vista hacia el gran buque mercante, sonreía, esta vez había tenido suerte. Los marineros no tardaron en ayudarlo para subir; mediante unas poleas y un soporte subieron la pequeña barca con vela, manteniéndola sujetada en uno de los laterales, esos trabajadores tenían experiencia en realizar dichas labores.
- Gracias, me llamo Brand – agradeció la ayuda que le ofrecieron y el capitán le respondió – Muy bien, ahora te toca cumplir con lo que dijiste, los marineros te encargaran tus tareas – sin queja alguna el espadachín afirmó, cumplía con sus tratos. Los marineros tenían una de esas miradas cómplices, querían encasquetar una de las peores faenas que tenían por hacer – Muy bien Brand, tienes que llevar todas esas cajas – el marinero señaló una acumulación de cajas apiladas – Hacia esa sala – la señaló.
El espadachín no tardó en empezar a realizar aquel trabajo como si se tratara de uno de los entrenamientos que impartía con Grehmi, su abuelo. Los marineros presenciaban la disciplina del joven que cumplía con sus palabras reduciendo la inmensa cantidad de cajas que había en esa zona de proa.
La tormenta empezó azotar con fuerza aquella zona, entorpeció un poco las labores del pirata pero su dedicación y firmeza no pusieron fin hasta que entró con la última caja en aquella gran sala. Un ruido llamó la atención de Brand cuando colocaba el último suministro en la pila que había formado, por casualidad las cajas estaban agrupadas alrededor del origen del sonido. Sacó la cabeza para observar el susodicho origen, sus ojos se abrían con gesto de sorpresa, allí apoyado a una pared había algo parecido a un zorro con “apariencia” humana.
<< Que coño… >> pensó, percatándose de esas garras de acero que había encima de un saco. Se acercó de forma cuidadosa para no llamar mucho la atención y verlo más de cerca manteniéndose a una distancia de tres metros << Es alto… >> Miró a su alrededor, fijándose en esa pared y las columnas de cajas que había colocado, de tal forma, que formaban una especie de barrera que ocultaba la entrada a esa sala.
- ¡Ehh…! Pss psss – lo llamaba como si se tratara de un animal corriente, era la primera vez que veía algo parecido << ¿Qué clase de bestia será? >>.
Había cumplido con la tarea que le mandaron, podía escaquearse un rato mientras el resto de marineros seguían las órdenes del capitán y contramaestre para asegurar el trayecto bajo esa tormenta.
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Una ola bastante grande producida por la todavía mas cercana tormenta choco con violencia contra el casco de la nave balanceándolo, en su bodega unas cagas cayeron al igual que Renart que se vio lanzado contra unos sacos de verdura.
-¡me caigo del cielo!-grito al despertarse revolcándose viéndose boca arriba y refunfuñando entre dientes, tiro una caja con un montón de zanahorias dentro justo sobre su cuerpo, al verlas el animal parlante no se vio muy contento
-verduras, precisamente tuve que meterme de polizón en un mercante que transporta toneladas de lo que más odio comer, ¿Por qué demonios no me metí de polizón en una carnicería flotante?-dijo enfadado quitándoselas todas de su cuerpo Su olfato sintió un olor que no era de las zanahorias ni de ningún otro alimento de la bodega, rastreo con la mirada la dirección del olor. Al posar sus ojos sobre un humano que le miraba casi se queda de piedra -. ¡Me descubrieron!-.
Al ver que portaba una espada se levantó rápidamente rastreando el suelo de la bodega buscando sus garras de acero perdidas entre la mercancía caída tras la sacudida de la nave por parte de la ola.
-¡donde estáis garritas mías!, ¡Maldición perderlas gusto en este preciso momento!-rugía Renart sin tener éxito en busca de sus queridas armas blancas
Se conformó con recoger y blandir firmemente su bastón de combate Bo en postura de combate poniéndolo detrás de su espalda con su mano derecha y usando la izquierda para señalar con la palma abierta al que le descubrió “no sé qué hacer, aunque llegue a cubierta estará todo lleno de humanos y no quisiera tirarme al agua y nadar a la siguiente isla” pensaba Renart
-¡esto, no te aproximes más humano, o de lo contrario… bueno… seguramente no te atacare, pero sí que recogeré mis armas y saldré pitando de este barco!-grito el Zorro temblándole el pulso por miedo. Por el rabillo del ojo derecho miraba un pequeño brillo entre dos cajas intuyendo que era de una de sus garras de acero
-¡me caigo del cielo!-grito al despertarse revolcándose viéndose boca arriba y refunfuñando entre dientes, tiro una caja con un montón de zanahorias dentro justo sobre su cuerpo, al verlas el animal parlante no se vio muy contento
-verduras, precisamente tuve que meterme de polizón en un mercante que transporta toneladas de lo que más odio comer, ¿Por qué demonios no me metí de polizón en una carnicería flotante?-dijo enfadado quitándoselas todas de su cuerpo Su olfato sintió un olor que no era de las zanahorias ni de ningún otro alimento de la bodega, rastreo con la mirada la dirección del olor. Al posar sus ojos sobre un humano que le miraba casi se queda de piedra -. ¡Me descubrieron!-.
Al ver que portaba una espada se levantó rápidamente rastreando el suelo de la bodega buscando sus garras de acero perdidas entre la mercancía caída tras la sacudida de la nave por parte de la ola.
-¡donde estáis garritas mías!, ¡Maldición perderlas gusto en este preciso momento!-rugía Renart sin tener éxito en busca de sus queridas armas blancas
Se conformó con recoger y blandir firmemente su bastón de combate Bo en postura de combate poniéndolo detrás de su espalda con su mano derecha y usando la izquierda para señalar con la palma abierta al que le descubrió “no sé qué hacer, aunque llegue a cubierta estará todo lleno de humanos y no quisiera tirarme al agua y nadar a la siguiente isla” pensaba Renart
-¡esto, no te aproximes más humano, o de lo contrario… bueno… seguramente no te atacare, pero sí que recogeré mis armas y saldré pitando de este barco!-grito el Zorro temblándole el pulso por miedo. Por el rabillo del ojo derecho miraba un pequeño brillo entre dos cajas intuyendo que era de una de sus garras de acero
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El temblor producido por ese oleaje, que cada vez se intensificaba más, hizo que Glash D. Brandom se tambaleara de un lado a otro, viendo de reojo algunas cajas caerse del montón que acumuló <<Tal vez no fue la mejor opción apilarlas… >> pensó el espadachín manteniendo ese equilibrio, escuchó una voz y miró a su alrededor.
<< ¡Mierda! Algún marinero… me caerá la bronca por esas cajas… >> Brand se iba a poner a recoger la mercancía y acumularla unas encima de otras, pero con el límite de dos cajas para que tengan una mejor consistencia y no recaigan con el movimiento del buque. Su decisión fue interrumpida por esa voz, es en ese preciso instante, cuando el joven se percata de que el origen de esas palabras es el propio animal, que dormía plácidamente.
No daba crédito a lo que estaba viendo y escuchando, ese animal quejándose de las cajas de verduras, luego esa posición de combate con el bo. En comparación de altura Brand era mucho más bajo que ese exótico animal.
- ¡UN ZORRO PARLANTE! – su rostro era un poema que desprendía sorpresa, incredulidad, asombro; sus ojos casi salen de sus orbitas y la boca quedó prácticamente abierta mientras alzaba las manos, sin poder dar crédito a lo que estaba viendo. Había visto sapos gigantes, grandes osos, hasta bestias tan enromes que sus pezuñas eran de la altura de Brandom; pero esta vez… era… ¡Un animal parlante! Nunca había coincidido con una especie así.
- ¡CON CAPACIDAD DE RAZONAMIENTO! – vociferó con cierta fascinación cuando susodicho animal le advirtió de que cogería las armas y saldría pintado del barco. Un nuevo movimiento producido por el oleaje hizo balancear con fuerza el buque mercante, el barco se iba inclinando y por la inercia Brandom empezó a recular dando pequeños pasos y bajando su centro de gravedad para mantener el equilibrio con esas manos en alza, mostrando gesto de que no quería combatir - ¡Espera! ¡Espera! ¡Espera! – tenía que meditar bien sus palabras, si ya le es difícil hablar con desconocidos, que sea un animal parlante no le ayuda en nada - ¡Hay una tormenta acercándose y es imposible salir de este barco hasta que no llegue a un puerto! ¡Me recogieron hace unas horas! ¡Yo no soy un marinero! ¡No trabajo en este barco! Bueno… técnicamente les ofrezco ayuda por “recogerme” ¡Soy un pirata! – seguía allí con esas manos alzadas, de nuevo otro brusco movimiento hizo que algunas cajas cayeran hacia su dirección, las esquivó dejando que pasaran a escasos centímetros de su cuerpo, demostrando unos buenos reflejos; seguía sin abandonar ese gesto de “no querer combatir” con las manos en alto.
<< Mierda… creo que eso último… no debería haberlo dicho >>
- ¿Qué… qué eres? O ¿Quién eres? – estaba tan asombrado que ni se percató de las intenciones de Renart en conseguir esas zarpas, seguía muy sorprendido ante la presencia de ese animal parlante.
<< ¡Mierda! Algún marinero… me caerá la bronca por esas cajas… >> Brand se iba a poner a recoger la mercancía y acumularla unas encima de otras, pero con el límite de dos cajas para que tengan una mejor consistencia y no recaigan con el movimiento del buque. Su decisión fue interrumpida por esa voz, es en ese preciso instante, cuando el joven se percata de que el origen de esas palabras es el propio animal, que dormía plácidamente.
No daba crédito a lo que estaba viendo y escuchando, ese animal quejándose de las cajas de verduras, luego esa posición de combate con el bo. En comparación de altura Brand era mucho más bajo que ese exótico animal.
- ¡UN ZORRO PARLANTE! – su rostro era un poema que desprendía sorpresa, incredulidad, asombro; sus ojos casi salen de sus orbitas y la boca quedó prácticamente abierta mientras alzaba las manos, sin poder dar crédito a lo que estaba viendo. Había visto sapos gigantes, grandes osos, hasta bestias tan enromes que sus pezuñas eran de la altura de Brandom; pero esta vez… era… ¡Un animal parlante! Nunca había coincidido con una especie así.
- ¡CON CAPACIDAD DE RAZONAMIENTO! – vociferó con cierta fascinación cuando susodicho animal le advirtió de que cogería las armas y saldría pintado del barco. Un nuevo movimiento producido por el oleaje hizo balancear con fuerza el buque mercante, el barco se iba inclinando y por la inercia Brandom empezó a recular dando pequeños pasos y bajando su centro de gravedad para mantener el equilibrio con esas manos en alza, mostrando gesto de que no quería combatir - ¡Espera! ¡Espera! ¡Espera! – tenía que meditar bien sus palabras, si ya le es difícil hablar con desconocidos, que sea un animal parlante no le ayuda en nada - ¡Hay una tormenta acercándose y es imposible salir de este barco hasta que no llegue a un puerto! ¡Me recogieron hace unas horas! ¡Yo no soy un marinero! ¡No trabajo en este barco! Bueno… técnicamente les ofrezco ayuda por “recogerme” ¡Soy un pirata! – seguía allí con esas manos alzadas, de nuevo otro brusco movimiento hizo que algunas cajas cayeran hacia su dirección, las esquivó dejando que pasaran a escasos centímetros de su cuerpo, demostrando unos buenos reflejos; seguía sin abandonar ese gesto de “no querer combatir” con las manos en alto.
<< Mierda… creo que eso último… no debería haberlo dicho >>
- ¿Qué… qué eres? O ¿Quién eres? – estaba tan asombrado que ni se percató de las intenciones de Renart en conseguir esas zarpas, seguía muy sorprendido ante la presencia de ese animal parlante.
- Brand sorprendido:
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Renart disimuladamente daba uno pasos hacia donde vio una de las garras de acero mientras escuchaba hablar al humano “tengo que alcanzar mis garras”.
Paso a coger el bastón por su extremo aprovechando su largaría palpando por la madera del suelo mirando de reojo a ver si las tenía y cerca y algún otro vistazo a la salida por si tenía que salir corriendo pero sin quitar su atención del humano que parecía más sorprendido que Renart a pesar de los temblores de miedo que el zorro humanoide intentaba contener.
-¿Qué es lo que soy yo me preguntáis vos?, esa pregunta me la llevo haciendo desde el orfanato y aún no he hallado la respuesta idónea en ningún libro de los que he leído ni siquiera los largos años en el circo ambulante encontré la solución a que es lo que soy exactamente, te diré humildemente, que me llamo Renart-el Zorro echo un vistazo al suelo, una de las garras estaba cuidadosamente atrapada por el extremo del bastón de combate.
Su hablar ceso en cuanto se escuchó el furioso tronar de la tormenta que ya sobre el mercante se hallaba, airadamente lanzaba relámpagos peligrosamente cerca del navío, tuvo que apoyarse en su bastón cuando el impacto de una ola casi le tira al suelo acompañada de un número mayor de arremetidas contra la nave, algunas más fuertes otras más débiles que las anteriores “a este paso me pregunto si el casco de este buque aguantara más embistes”pensó el joven Zorro alzando su vista al techo. Renart en cuanto vio que podía volver a seguir de pie sin muchos problemas continúo hablando
-dijisteis usted, que sois Pirata, he oído muchas historias sobre vosotros y todas las maldades que habéis propagado a lo largo de los siglos y los bastos océanos de este mundo, pero también he leído mucho sobre vosotros y sé qué hace mucho tiempo hubo una banda de piratas originaria de este mar, y que a pesar de lo que eran se cuentan en los viejos libros que obraron con bondad y honor desde estos mares hasta los lejanos lares del Grand Line-decía Renart que aunque no lo parecía después de leer tantos libros había enriquecido bastante su vocabulario-. Y bien señor mío, esta es la pregunta que yo me permito dirigidos a vos, ¿Qué tipo de pirata vas ser?-.
Paso a coger el bastón por su extremo aprovechando su largaría palpando por la madera del suelo mirando de reojo a ver si las tenía y cerca y algún otro vistazo a la salida por si tenía que salir corriendo pero sin quitar su atención del humano que parecía más sorprendido que Renart a pesar de los temblores de miedo que el zorro humanoide intentaba contener.
-¿Qué es lo que soy yo me preguntáis vos?, esa pregunta me la llevo haciendo desde el orfanato y aún no he hallado la respuesta idónea en ningún libro de los que he leído ni siquiera los largos años en el circo ambulante encontré la solución a que es lo que soy exactamente, te diré humildemente, que me llamo Renart-el Zorro echo un vistazo al suelo, una de las garras estaba cuidadosamente atrapada por el extremo del bastón de combate.
Su hablar ceso en cuanto se escuchó el furioso tronar de la tormenta que ya sobre el mercante se hallaba, airadamente lanzaba relámpagos peligrosamente cerca del navío, tuvo que apoyarse en su bastón cuando el impacto de una ola casi le tira al suelo acompañada de un número mayor de arremetidas contra la nave, algunas más fuertes otras más débiles que las anteriores “a este paso me pregunto si el casco de este buque aguantara más embistes”pensó el joven Zorro alzando su vista al techo. Renart en cuanto vio que podía volver a seguir de pie sin muchos problemas continúo hablando
-dijisteis usted, que sois Pirata, he oído muchas historias sobre vosotros y todas las maldades que habéis propagado a lo largo de los siglos y los bastos océanos de este mundo, pero también he leído mucho sobre vosotros y sé qué hace mucho tiempo hubo una banda de piratas originaria de este mar, y que a pesar de lo que eran se cuentan en los viejos libros que obraron con bondad y honor desde estos mares hasta los lejanos lares del Grand Line-decía Renart que aunque no lo parecía después de leer tantos libros había enriquecido bastante su vocabulario-. Y bien señor mío, esta es la pregunta que yo me permito dirigidos a vos, ¿Qué tipo de pirata vas ser?-.
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No daba crédito a lo que estaba escuchando, seguía con ese gesto de sorpresa que se reflejaba en su cara como un libro abierto << ¡Qué forma de hablar tan peculiar! >> pensó sin decir nada, atento a cada palabra que decía el zorro parlante, llamado Renart. Seguía sin percatarse de las intenciones del desconocido para recuperar esas garras de acero; el espadachín estaba ocupado en asimilar esa sorpresa e idear una respuesta a las palabras del animal.
<< No sabe lo que es… Circo ambulante… ¿Qué será? >> se empezaba hacer muchas preguntas en su mente, desvió su atención unos segundos al resto de la sala. Los fuertes impactos de las olas hacían que el buque se moviera en un vaivén, perjudicando de esa manera la estabilidad de los presentes.
Renart había acabado de hablar, ahora esperaba sus respuesta y era momento de que Brand respondiera – Eh… - seguía aun con ese gesto de sorpresa, ni se había percatado de los temblores del zorro humanoide – Mi nombre es Brandom, pero puedes llamarme Brand – los truenos se dejaban oír cada vez con más fuerza y la fuerte lluvia silenciaba las labores que hacían los marineros en la popa y proa del navío – Eh… - se podía ver que no sabía muy bien que decir, sentía vergüenza ante el “don” de palabra que tenía ese desconocido y su ineptitud, en esos casos, no ayudaba para nada.
– Esto… soy el tipo de pirata que… que… quiere moverse tanto por tierra como por mar con total liberad… navegar por los mares… - se le podía ver algo nervioso, había vivido siempre con su familia y el conocer gente nueva no era su fuerte – Con el objetivo de… - empezó hablar más rápido – ¡Conelobjetivode… mostraramimadrecadarincóndeestemundo! – Parecía que con esas palabras se había desfogado por completo, hablando con un poco más de pausa – Me considero una persona con principios, no voy a ser como esos piratas que abusan del frágil y se aprovechan de cualquier situación para doblegar al débil. Yo… voy a seguir mi propio camino honrando la memoria de mi madre – un largo suspiro surgió de sus labios, parecía ser que había conseguido transmitir lo que quería decir, pero le había costado horrores.
Para desviar el tema de conversación y que le tocara hablar a Renart, Brand preguntó - ¿Qué es un circo ambulante? y ¿Qué haces… aquí? – Tal vez por la inocencia o los puros nervios, mezclados con la sorpresa; impidieron que Glash D. Brandom dedujera que el animal parlante se encontraba oculto a ojos de los marineros
<< No sabe lo que es… Circo ambulante… ¿Qué será? >> se empezaba hacer muchas preguntas en su mente, desvió su atención unos segundos al resto de la sala. Los fuertes impactos de las olas hacían que el buque se moviera en un vaivén, perjudicando de esa manera la estabilidad de los presentes.
Renart había acabado de hablar, ahora esperaba sus respuesta y era momento de que Brand respondiera – Eh… - seguía aun con ese gesto de sorpresa, ni se había percatado de los temblores del zorro humanoide – Mi nombre es Brandom, pero puedes llamarme Brand – los truenos se dejaban oír cada vez con más fuerza y la fuerte lluvia silenciaba las labores que hacían los marineros en la popa y proa del navío – Eh… - se podía ver que no sabía muy bien que decir, sentía vergüenza ante el “don” de palabra que tenía ese desconocido y su ineptitud, en esos casos, no ayudaba para nada.
– Esto… soy el tipo de pirata que… que… quiere moverse tanto por tierra como por mar con total liberad… navegar por los mares… - se le podía ver algo nervioso, había vivido siempre con su familia y el conocer gente nueva no era su fuerte – Con el objetivo de… - empezó hablar más rápido – ¡Conelobjetivode… mostraramimadrecadarincóndeestemundo! – Parecía que con esas palabras se había desfogado por completo, hablando con un poco más de pausa – Me considero una persona con principios, no voy a ser como esos piratas que abusan del frágil y se aprovechan de cualquier situación para doblegar al débil. Yo… voy a seguir mi propio camino honrando la memoria de mi madre – un largo suspiro surgió de sus labios, parecía ser que había conseguido transmitir lo que quería decir, pero le había costado horrores.
Para desviar el tema de conversación y que le tocara hablar a Renart, Brand preguntó - ¿Qué es un circo ambulante? y ¿Qué haces… aquí? – Tal vez por la inocencia o los puros nervios, mezclados con la sorpresa; impidieron que Glash D. Brandom dedujera que el animal parlante se encontraba oculto a ojos de los marineros
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Renart escucho el nombre del espadachín justo cuando había acercado las garras de acero a sus pies. Le dirigió una mirada a los ojos y sin bajar su bastón se acercó a una distancia segura para olerle de arriba abajo algo que por un desconocido impulso lo hacía con toda la gente que él conocía y por lo que muchos se molestaban por ello
-vale, Brand-dijo Renart alejándose un par de pasos-. Confió en vos, vuestros ojos me dicen que estáis siendo sincero conmigo y después de olerte creo que sois de fiar pues yo también deseo vagar libre por este mundo pues la libertad es algo que realmente aprecio y por ello a usted revelare parte de mi difícil pasado-. Abandonado lentamente su posición de combate para una pose tranquila. Tras coger la garra de acero la puso en un pequeño cordel del lado derecho su pantalón “¿Dónde estará la otra garra?” se preguntaba mirando a su alrededor para tener completo su par de agudas armas
-Fui vendido para salvar el orfanato en el que crecí y que sinceramente, de poco sirvió pues hace poco lo visite en busca de unas cuantas pistas y solo encontré un edificio en un deplorable estado de abandono víctima de la escasez de fondos. El circo ambulante, fue una mala época tras pasar los primeros diez años de mi vida en el orfanato como un marginado sin amigos. Acabe convirtiéndome en el espectáculo estrella del susodicho circo que mostro por prácticamente toda la tierra del East Blue como si de un monstruo fuese antes de que me las apañara para escapar. Bueno y respecto a vuestra pregunta sobre qué hago yo aquí-.
Renart dio una pequeña vuelta por la bodega apartando cajas con el objetivo de localizar su tan preciada segunda garra
-estoy en este buque solamente como polizón al igual que lo he sido en otra media docena de navíos-se le escapo una pequeña risa -.cuando la tripulación estaba distraída y el cargado de la grúa concentrado en bajar esta carga, aproveche para saltar y escalar por el castillo de popa, penetrar en la bodega y meterme dentro de esa caja grande del fondo cuando bajaron a revisar la carga que transportaban antes de que yo saliese a estirar mis patitas-paro de hablar cuando sintió escalofrió recorriendo toda su espina dorsal, sintió sus patas mojadas y miro hacia abajo, medio dedo de agua mojaba sus pies pensó que con todos los impactos alguna ola abrió una vía de agua
-vale, Brand-dijo Renart alejándose un par de pasos-. Confió en vos, vuestros ojos me dicen que estáis siendo sincero conmigo y después de olerte creo que sois de fiar pues yo también deseo vagar libre por este mundo pues la libertad es algo que realmente aprecio y por ello a usted revelare parte de mi difícil pasado-. Abandonado lentamente su posición de combate para una pose tranquila. Tras coger la garra de acero la puso en un pequeño cordel del lado derecho su pantalón “¿Dónde estará la otra garra?” se preguntaba mirando a su alrededor para tener completo su par de agudas armas
-Fui vendido para salvar el orfanato en el que crecí y que sinceramente, de poco sirvió pues hace poco lo visite en busca de unas cuantas pistas y solo encontré un edificio en un deplorable estado de abandono víctima de la escasez de fondos. El circo ambulante, fue una mala época tras pasar los primeros diez años de mi vida en el orfanato como un marginado sin amigos. Acabe convirtiéndome en el espectáculo estrella del susodicho circo que mostro por prácticamente toda la tierra del East Blue como si de un monstruo fuese antes de que me las apañara para escapar. Bueno y respecto a vuestra pregunta sobre qué hago yo aquí-.
Renart dio una pequeña vuelta por la bodega apartando cajas con el objetivo de localizar su tan preciada segunda garra
-estoy en este buque solamente como polizón al igual que lo he sido en otra media docena de navíos-se le escapo una pequeña risa -.cuando la tripulación estaba distraída y el cargado de la grúa concentrado en bajar esta carga, aproveche para saltar y escalar por el castillo de popa, penetrar en la bodega y meterme dentro de esa caja grande del fondo cuando bajaron a revisar la carga que transportaban antes de que yo saliese a estirar mis patitas-paro de hablar cuando sintió escalofrió recorriendo toda su espina dorsal, sintió sus patas mojadas y miro hacia abajo, medio dedo de agua mojaba sus pies pensó que con todos los impactos alguna ola abrió una vía de agua
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La tensión era palpable en el momento en que Renart se acercó a olisquear a Brandom. El espadachín podía estar acostumbrado a que los animales se acercaran a él a curiosear, pero en esos instantes lo que tenía frente suyo era un zorro humanoide, la incomodidad era difícil de camuflar pero por suerte fue un tiempo muy corto. El joven Glash continuó escuchando cada palabra del animal parlante, atendiendo cada una de las frases que decía. Se percató de cómo Renart se relajaba abandonando esa posición de combate, había encontrado una de las garras y seguía buscando la otra.
<< Le he caído bien… pero menuda manera de hablar tiene, parece una persona sabia con un lenguaje bastante culto >> pensaba Brand, notando ese movimiento alternativo del navío de un lado a otro por el oleaje. Se centró en mantener la atención en Renart para escuchar su historia.
<< No ha tenido un pasado fácil, no… >> Decidió sentarse sobre una de las cajas, recolocándose mejor esa bufanda que ocultaba la mayor parte de su cuello sin desviar la curiosidad de animal parlante.
<< Polizón… Oh… se ha colado en el barco >> logró entender lo que explicaba, si no le hubieran dejado subir, tal vez, Brand estaría en la misma situación en la que se encontraba Renart – Ahora lo entiendo todo, por eso querías escaparte – empieza a poder juntar cabos sueltos y deducir las intenciones del zorro humanoide.
Se incorporó para ponerse de pie y un pequeño chapoteo se escuchó, en el preciso instante en el que el zorro sintió ese escalofrío – Ostras… Esto no es bueno… - ante la expectación que le había causado el animal parlante, no se llegó a percatar de que esa sala se estaba llenando de agua.
Miró su alrededor para localizar la fuga de agua, podría ser que no se encontrara en esa bodega y fuera de otro lugar, durante ese vistazo un brillo resplandeció entre las cajas – Renart, allí – señaló Brand – Creo que está la garra que te falta – A los pocos segundos se empezaron a escuchar unos pasos que venían del pasillo, los marineros correteaban en busca de la posible fuga de agua – Creo que se acerca alguien… deberíamos de escondernos, si me pillan, no pasaría nada; pero mejor que a ti no te vean – aconsejó el espadachín, esos pasos cada vez estaban más cerca y Brandom se agachó tras una caja – Si te pillasen… siempre podemos escaparnos con mi barca, pero deberá pasar esa tormenta – le ofrecía una vía de escape si los marineros encontraban a Renart.
<< Le he caído bien… pero menuda manera de hablar tiene, parece una persona sabia con un lenguaje bastante culto >> pensaba Brand, notando ese movimiento alternativo del navío de un lado a otro por el oleaje. Se centró en mantener la atención en Renart para escuchar su historia.
<< No ha tenido un pasado fácil, no… >> Decidió sentarse sobre una de las cajas, recolocándose mejor esa bufanda que ocultaba la mayor parte de su cuello sin desviar la curiosidad de animal parlante.
<< Polizón… Oh… se ha colado en el barco >> logró entender lo que explicaba, si no le hubieran dejado subir, tal vez, Brand estaría en la misma situación en la que se encontraba Renart – Ahora lo entiendo todo, por eso querías escaparte – empieza a poder juntar cabos sueltos y deducir las intenciones del zorro humanoide.
Se incorporó para ponerse de pie y un pequeño chapoteo se escuchó, en el preciso instante en el que el zorro sintió ese escalofrío – Ostras… Esto no es bueno… - ante la expectación que le había causado el animal parlante, no se llegó a percatar de que esa sala se estaba llenando de agua.
Miró su alrededor para localizar la fuga de agua, podría ser que no se encontrara en esa bodega y fuera de otro lugar, durante ese vistazo un brillo resplandeció entre las cajas – Renart, allí – señaló Brand – Creo que está la garra que te falta – A los pocos segundos se empezaron a escuchar unos pasos que venían del pasillo, los marineros correteaban en busca de la posible fuga de agua – Creo que se acerca alguien… deberíamos de escondernos, si me pillan, no pasaría nada; pero mejor que a ti no te vean – aconsejó el espadachín, esos pasos cada vez estaban más cerca y Brandom se agachó tras una caja – Si te pillasen… siempre podemos escaparnos con mi barca, pero deberá pasar esa tormenta – le ofrecía una vía de escape si los marineros encontraban a Renart.
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A sus pies el nivel del agua crecía pausadamente, Renart escucho a Brand comentarle haber visto la última garra. Fue a ojear
-¡Zambomba!-se sorprendió tras apartar un saco y ver que la segunda garra de acero con sus afiladas hojas estaba clavada formando tres agujeros en el casco, entre los daños formados por la garra en el casco de la nave, entraba el agua de mar con bastante fluidez
-esto no es bueno, las hojas se han clavado hasta llegar prácticamente a la empuñadura del arma-dijo Renart posando la mano en la empuñadura de las garras. Trato de sacarlas pero estaban bien clavadas, escucho los pasos de tripulantes acercándose rápidamente, atraídos por el agua que debió de haber llegado por todo el suelo de la cubierta inferior y alertada a sus navegantes
-¡la debo de sacar antes de que esos hombres entren en esta sala y me descubran!-grito Renart estirando de la garra agitando su cola por todos lados-. ¡Me parece que tendré que dedicarle más tiempo a entrenar que a dormir como un perezoso!-.
La garra se movió, con un último y fuerte estirón salió por completo cayendo Renart de espaldas al agua que con la garra desclavada ahora salía con más fuerza que hasta las cajas y sacos más pequeños habían empezado a flotar por el agua. Por fin tenia al completo el par de garras de acero pero el agujero era relativamente grande y el agua salía a borbotones. Renart miro el agujero y prestando atención al aproximamiento de los marineros. Mojarse no le gustaba nada pero no tenía otra salida
-no, no puedo esconderme, esta fuga de agua ha sido provocada por mi acero y la responsabilidad recae principalmente sobre su portador, ósea, un peludo servidor-dijo Renart aproximándose al mini geiser de agua para taparlo con las manos. El agujero era bastante grande y por lo tanto no podría taponarlo completamente con las manos, necesitaba algo más grande para frenar la entrada del agua, ojeo a su alrededor pero no había nada que podía servirle y era pésimo trabajando con la madera. Entonces, su cola paso por delante de su cara y se le ocurrió una idea algo alocada. Los marineros llegaron a la sala querandos de piedra ante la visión de un animal parlante tapando el agujero con su espesa cola para parar la entrada de agua
-¿a qué esperáis con esas caras de pasmarotes ahí parados, a que los grillos anuncien la llegada de la primavera o qué?-pregunto Reynard
-¡Zambomba!-se sorprendió tras apartar un saco y ver que la segunda garra de acero con sus afiladas hojas estaba clavada formando tres agujeros en el casco, entre los daños formados por la garra en el casco de la nave, entraba el agua de mar con bastante fluidez
-esto no es bueno, las hojas se han clavado hasta llegar prácticamente a la empuñadura del arma-dijo Renart posando la mano en la empuñadura de las garras. Trato de sacarlas pero estaban bien clavadas, escucho los pasos de tripulantes acercándose rápidamente, atraídos por el agua que debió de haber llegado por todo el suelo de la cubierta inferior y alertada a sus navegantes
-¡la debo de sacar antes de que esos hombres entren en esta sala y me descubran!-grito Renart estirando de la garra agitando su cola por todos lados-. ¡Me parece que tendré que dedicarle más tiempo a entrenar que a dormir como un perezoso!-.
La garra se movió, con un último y fuerte estirón salió por completo cayendo Renart de espaldas al agua que con la garra desclavada ahora salía con más fuerza que hasta las cajas y sacos más pequeños habían empezado a flotar por el agua. Por fin tenia al completo el par de garras de acero pero el agujero era relativamente grande y el agua salía a borbotones. Renart miro el agujero y prestando atención al aproximamiento de los marineros. Mojarse no le gustaba nada pero no tenía otra salida
-no, no puedo esconderme, esta fuga de agua ha sido provocada por mi acero y la responsabilidad recae principalmente sobre su portador, ósea, un peludo servidor-dijo Renart aproximándose al mini geiser de agua para taparlo con las manos. El agujero era bastante grande y por lo tanto no podría taponarlo completamente con las manos, necesitaba algo más grande para frenar la entrada del agua, ojeo a su alrededor pero no había nada que podía servirle y era pésimo trabajando con la madera. Entonces, su cola paso por delante de su cara y se le ocurrió una idea algo alocada. Los marineros llegaron a la sala querandos de piedra ante la visión de un animal parlante tapando el agujero con su espesa cola para parar la entrada de agua
-¿a qué esperáis con esas caras de pasmarotes ahí parados, a que los grillos anuncien la llegada de la primavera o qué?-pregunto Reynard
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- ¿Zambomba? – preguntó con cierta curiosidad ante la palabra que dijo Renart, desconocida para el joven espadachín. Con calma y medio agachado se acercó hacia el zorro parlante para ser partícipe de la escena que había en ese rincón de la bodega, las afiladas garras estaban clavadas en la madera y por allí el agua entraba en la sala.
<< Mierda… eso no pinta bien >> pensó atendiendo a las palabras del animal que no le faltaba razón al decir que se debía dar prisa para extraer esas garras, antes de que los marineros le pillaran con las manos en la masa y lo culparan por agujerear esa pared.
- ¿Te ayu… - no le dio tiempo acabar la frase ya que Renart había extraído esas afiladas cuchillas. Como resultado de esa acción el agua empezó a desbordar por esos agujeros, tanta era la cantidad que las cajas y sacos empezaban a flotar, se estaban inundando.
- ¡Esto es un problema! – exclamó viendo como el animal de aspecto humanoide se disponía a tapar el agujero como buenamente podía. << Su responsabilidad… si pero uff… ¿Qué hago? Piensa, piensa, piensa… >> no sabía cómo reaccionar, no estaba acostumbrado a trabajar con terceras personas y mucho menos en esos momentos de tensión con el tiempo en contra. Los marineros estaban al llegar pero el espadachín se sorpendió al ver como Renart taponaba la entrada de agua con... ¡Su cola!.
La cara de Brandom era como la de esos marineros que habían entrado en la sala fijando su atención en el animal parlante, tardaron unos segundos en reaccionar - ¡Eh! ¿Quién eres? – Dijo uno de ellos, pero el otro le recriminó esa pregunta - ¡No preguntes! ¡Hay que buscar un tablón de madera y clavos! ¡VAMOS NO HAY TIEMPO QUE PERDER! – los dos trabajadores del barco salieron corriendo ante las palabras de Renart, allí el pirata ya podía ver el camino que intentaba seguir el zorro para salvarse de su infiltración en ese buque mercantil.
Al minuto llegaron los dos marineros y con cierto recelo se pusieron al lado del animal parlante, Brand por su parte se ofreció a aguantar el tablón de madera mientras uno de los trabajadores clavaba esos clavos, bordeando la superficie con una masilla, estaban acostumbrados a poner ese tipo de parches para evitar que el navío se inundara.
- ¿Qué ha sucedido aquí? – Preguntó uno de ellos – Yo me encargué de traer las cajas a esta sala, hasta que me percaté de que se estaba llenando de agua y el animal parlante – No dijo su nombre por si no quisiera que fuera revelado – Me ayudó a taponarlo, iba a pedir ayuda cuando llegasteis. Si no hubiera sido por él… tal vez esta sala estaría perdida – su atención era darle protagonismo en la reparación de ese agujero, para desviar malas atenciones hacia Renart. El agua empezaba a llegar por la altura de su gemelo, debían de reparar esa fuga si querían mantener el barco a flote.
Desvié mi atención para buscar a Renart, tal vez el recién conocido tenga algunas palabras que decir a esos marineros, alguna excusa o inventarse algo. Los marineros acababan de colocar ese parche en la pared y esperaban más información por parte del espadachín y el animal parlante.
- Estas tormentas son peligrosas, se ha de ir con cuidado… toda ayuda es bien recibida - comentó el más charlatán de los marineros.
<< Mierda… eso no pinta bien >> pensó atendiendo a las palabras del animal que no le faltaba razón al decir que se debía dar prisa para extraer esas garras, antes de que los marineros le pillaran con las manos en la masa y lo culparan por agujerear esa pared.
- ¿Te ayu… - no le dio tiempo acabar la frase ya que Renart había extraído esas afiladas cuchillas. Como resultado de esa acción el agua empezó a desbordar por esos agujeros, tanta era la cantidad que las cajas y sacos empezaban a flotar, se estaban inundando.
- ¡Esto es un problema! – exclamó viendo como el animal de aspecto humanoide se disponía a tapar el agujero como buenamente podía. << Su responsabilidad… si pero uff… ¿Qué hago? Piensa, piensa, piensa… >> no sabía cómo reaccionar, no estaba acostumbrado a trabajar con terceras personas y mucho menos en esos momentos de tensión con el tiempo en contra. Los marineros estaban al llegar pero el espadachín se sorpendió al ver como Renart taponaba la entrada de agua con... ¡Su cola!.
La cara de Brandom era como la de esos marineros que habían entrado en la sala fijando su atención en el animal parlante, tardaron unos segundos en reaccionar - ¡Eh! ¿Quién eres? – Dijo uno de ellos, pero el otro le recriminó esa pregunta - ¡No preguntes! ¡Hay que buscar un tablón de madera y clavos! ¡VAMOS NO HAY TIEMPO QUE PERDER! – los dos trabajadores del barco salieron corriendo ante las palabras de Renart, allí el pirata ya podía ver el camino que intentaba seguir el zorro para salvarse de su infiltración en ese buque mercantil.
Al minuto llegaron los dos marineros y con cierto recelo se pusieron al lado del animal parlante, Brand por su parte se ofreció a aguantar el tablón de madera mientras uno de los trabajadores clavaba esos clavos, bordeando la superficie con una masilla, estaban acostumbrados a poner ese tipo de parches para evitar que el navío se inundara.
- ¿Qué ha sucedido aquí? – Preguntó uno de ellos – Yo me encargué de traer las cajas a esta sala, hasta que me percaté de que se estaba llenando de agua y el animal parlante – No dijo su nombre por si no quisiera que fuera revelado – Me ayudó a taponarlo, iba a pedir ayuda cuando llegasteis. Si no hubiera sido por él… tal vez esta sala estaría perdida – su atención era darle protagonismo en la reparación de ese agujero, para desviar malas atenciones hacia Renart. El agua empezaba a llegar por la altura de su gemelo, debían de reparar esa fuga si querían mantener el barco a flote.
Desvié mi atención para buscar a Renart, tal vez el recién conocido tenga algunas palabras que decir a esos marineros, alguna excusa o inventarse algo. Los marineros acababan de colocar ese parche en la pared y esperaban más información por parte del espadachín y el animal parlante.
- Estas tormentas son peligrosas, se ha de ir con cuidado… toda ayuda es bien recibida - comentó el más charlatán de los marineros.
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El Zorro dejo paso a los marineros para que arreglasen el agujero tan bien como podían, mientras puso la segunda garra en el cordel izquierdo del pantalón. Se cogió la cola y exprimió para quitar agua. Se quedó con prácticamente todo el pelaje erizado por culpa del agua y sabía que así le quedaría el pelaje durante un buen rato hasta que volviese a ser liso y suave.
-de todos modos empezaba a necesitar un pequeño remojón por lo mal que olía, casi a cubo de la basura al sol-murmuro Renart pues ahora olía más a perro mojado que a otra cosa, Cayo en la cuenta que su viaje en el mercante ya no era un secreto a ojos de los marineros que veía como tapaban el agujero. Él se estaba aproximando a la salida temeroso, tenía en mente salir a cubierta y quizás coger un bote con el que escapar a tierra pero con la tormenta tenía sus dudas de si valdría la pena o no. Pero si confesaba haberse metido de polizón seguramente le detendrían y le mandarían a la Marina lo que era un riesgo demasiado grande, por lo que pensó una excusa lo suficientemente convincente para tratar de no levantar sospechas así que cuando terminaron la reparación de emergencia y se dirigieron a él se puso a hablar usando para su mentira algo que leyó días antes en el periódico
-apuesto los pelos de mi cola a que ustedes mis buenos señores os preguntareis el porqué de mi presencia en vuestro humilde buque mercante, pues veréis, no sé si habréis leído o escuchado cosas sobre tráfico ilegal de armas y demás mercancías peligrosas en grandes buques mercantes como lo es en el que estamos actualmente, fui contratado por la marina para infiltrarme en vuestro barco y que revisara en secreto la carga que transportáis y asegurarme de que no fueseis una de esas tripulación del tráfico ilegal-explico Renart sin titubear con un tono serio y firme, sin apartar los ojos y de los hombres ni mostrar siquiera signo corporal de su enorme mentira-. Y bueno, de seguro que os preguntares porque fui contratado, pues porque nadie creería que la Marina hubiese contratado a un Zorro bípedo parlante de casi dos metros para que revisara un barco-. Termino de hablar a la espera de que su mentira hubiese calado lo suficiente como para haber convencido a los marineros sobre su infiltración en el enorme mercante
-y esto-continúo hablando el zorro apilando un par de cajas -. Y como compensación por ello, os ayudare a apilar las cajas, sacos y ayudaros en la descarga de toda la mercancía una vez que hayamos atracado en puerto-. sintiendo que algunas eran bastante pesadas penso “madre mía, espero no haber caído realmente en uno de esos buques de traficantes”
-de todos modos empezaba a necesitar un pequeño remojón por lo mal que olía, casi a cubo de la basura al sol-murmuro Renart pues ahora olía más a perro mojado que a otra cosa, Cayo en la cuenta que su viaje en el mercante ya no era un secreto a ojos de los marineros que veía como tapaban el agujero. Él se estaba aproximando a la salida temeroso, tenía en mente salir a cubierta y quizás coger un bote con el que escapar a tierra pero con la tormenta tenía sus dudas de si valdría la pena o no. Pero si confesaba haberse metido de polizón seguramente le detendrían y le mandarían a la Marina lo que era un riesgo demasiado grande, por lo que pensó una excusa lo suficientemente convincente para tratar de no levantar sospechas así que cuando terminaron la reparación de emergencia y se dirigieron a él se puso a hablar usando para su mentira algo que leyó días antes en el periódico
-apuesto los pelos de mi cola a que ustedes mis buenos señores os preguntareis el porqué de mi presencia en vuestro humilde buque mercante, pues veréis, no sé si habréis leído o escuchado cosas sobre tráfico ilegal de armas y demás mercancías peligrosas en grandes buques mercantes como lo es en el que estamos actualmente, fui contratado por la marina para infiltrarme en vuestro barco y que revisara en secreto la carga que transportáis y asegurarme de que no fueseis una de esas tripulación del tráfico ilegal-explico Renart sin titubear con un tono serio y firme, sin apartar los ojos y de los hombres ni mostrar siquiera signo corporal de su enorme mentira-. Y bueno, de seguro que os preguntares porque fui contratado, pues porque nadie creería que la Marina hubiese contratado a un Zorro bípedo parlante de casi dos metros para que revisara un barco-. Termino de hablar a la espera de que su mentira hubiese calado lo suficiente como para haber convencido a los marineros sobre su infiltración en el enorme mercante
-y esto-continúo hablando el zorro apilando un par de cajas -. Y como compensación por ello, os ayudare a apilar las cajas, sacos y ayudaros en la descarga de toda la mercancía una vez que hayamos atracado en puerto-. sintiendo que algunas eran bastante pesadas penso “madre mía, espero no haber caído realmente en uno de esos buques de traficantes”
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<< No puede ser… ¡Es un agente encubierto de la marina! >> el inocente de Brandom se estaba creyendo toda la historia que estaba contando el animal parlante << Todo tiene lógica… la primera historia era una tapadera para que yo no supiera que era un marine… por eso por el interés del tipo de pirata que era… por si tenía que actuar o no, al decirle que era un pirata con “honor” decidió que su primera misión era más importante… Cabronazo ¡Me ha engañado! ¡Maldito animal parlante! ¡Ahora qué hago! >> la tensión en el rostro del espadachín era palpable.
Los dos marineros escuchaban de forma atónita a las palabras del zorro humanoide, eran conocedores de esa noticia que circulaba por los diarios y medios periodísticos. Uno de los trabajadores irradiaba tensión, su voz temblaba – Entonces… eres un miembro de la marina… un agente secreto… nosotros… nosotros no diremos nada, no desenmascaremos tu misión – el otro marinero afirmó – Claro, toda ayuda en esta travesía vendrá bien. La tormenta sigue azotando, no sabemos cuánto tiempo tardaremos en abandonarla –
<< Mierda… estoy perdido… y me ha pillado… >> Brand reculaba pausadamente para intentar salir de esa escena, pero su plan de escapar no funcionó, la espalda del pirata golpeó una de las cajas y esta se cayó de forma estrepitosa al suelo, rompiéndose; allí delante de todos los presentes la caja medio abierta flotaba, dejando ver el contenido, un amasijo de armas blancas y de fuego.
<< ¡Mierda! ¡Decía la verdad! ¡Soy un inocente! ¡Me creo todo lo que me dicen! >> La cara del espadachín era un auténtico poema – ¡Oye marine! ¡Te aseguro que no voy a montar ningún escándalo, soy un pirata pero yo no tengo nada que ver con esto de las armas! – señaló el contenido de esa caja flotando. La cara de los marineros era pálida y uno de ellos miró la puerta, como si quisiera aprovechar la mínima oportunidad para salir de allí.
- ¡UN PIRATA! - dijeron los trabajadores al unisono como queriendo desviar la atención o realmente se sorprendieron.
El marinero que aparentaba normalidad dijo – Esto no puede ser cierto… he de comunicárselo al capitán ¡Esto no es parte de nuestra mercancía! – el otro estaba muy nervioso ¿Sería verdad que algunos marineros liderados por alguien utilizaran ese buque mercantil para transportar armas sin que el capitán se enterase? O hasta el mismísimo capitán estaba metido en eso…
<< Que problemón, ahora no sé si hubiera estado más seguro en mi barca bajo esa tormenta… o en este navío… >> esperaba ver la reacción de todos los presentes, estaba atento a cualquier movimiento
Los dos marineros escuchaban de forma atónita a las palabras del zorro humanoide, eran conocedores de esa noticia que circulaba por los diarios y medios periodísticos. Uno de los trabajadores irradiaba tensión, su voz temblaba – Entonces… eres un miembro de la marina… un agente secreto… nosotros… nosotros no diremos nada, no desenmascaremos tu misión – el otro marinero afirmó – Claro, toda ayuda en esta travesía vendrá bien. La tormenta sigue azotando, no sabemos cuánto tiempo tardaremos en abandonarla –
<< Mierda… estoy perdido… y me ha pillado… >> Brand reculaba pausadamente para intentar salir de esa escena, pero su plan de escapar no funcionó, la espalda del pirata golpeó una de las cajas y esta se cayó de forma estrepitosa al suelo, rompiéndose; allí delante de todos los presentes la caja medio abierta flotaba, dejando ver el contenido, un amasijo de armas blancas y de fuego.
<< ¡Mierda! ¡Decía la verdad! ¡Soy un inocente! ¡Me creo todo lo que me dicen! >> La cara del espadachín era un auténtico poema – ¡Oye marine! ¡Te aseguro que no voy a montar ningún escándalo, soy un pirata pero yo no tengo nada que ver con esto de las armas! – señaló el contenido de esa caja flotando. La cara de los marineros era pálida y uno de ellos miró la puerta, como si quisiera aprovechar la mínima oportunidad para salir de allí.
- ¡UN PIRATA! - dijeron los trabajadores al unisono como queriendo desviar la atención o realmente se sorprendieron.
El marinero que aparentaba normalidad dijo – Esto no puede ser cierto… he de comunicárselo al capitán ¡Esto no es parte de nuestra mercancía! – el otro estaba muy nervioso ¿Sería verdad que algunos marineros liderados por alguien utilizaran ese buque mercantil para transportar armas sin que el capitán se enterase? O hasta el mismísimo capitán estaba metido en eso…
<< Que problemón, ahora no sé si hubiera estado más seguro en mi barca bajo esa tormenta… o en este navío… >> esperaba ver la reacción de todos los presentes, estaba atento a cualquier movimiento
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La mentira de que era un enviado de la marina para revisar el buque resulto bien efectivo haciendo creer a todos los presentes que realmente estaba ahí para asegurar que no llevaban nada peligroso a bordo de forma ilegal pero ciertamente dentro suyo le interesaba unirse a la marina pero no estaba seguro de si eso era lo que él quería de verdad. La caída de una caja al suelo mostro una buena cantidad de rifles en perfecto estado y espadas bien pulidas definitivamente Renart se había metido en un barco que realmente traficaba con armas“oh venga ya, miento diciendo que voy a encontrar un millón de berries y no encuentro una misera moneda, miento diciendo que soy de la marina e investigo un caso y me meto de lleno en un barco del tráfico ilegal de armas, alguien ahí arriba debe estar jugando conmigo”
Todos se pusieron tensos al verla y de repente Brand que al parecer cayo también en la mentira de que se trataba de un marine, le juro que no tenía nada que ver con ello y revelo que era un pirata poniendo de los nervios a la tripulación que salieron corriendo en busca del capitán dejando a uno tres marines que se comportaban de forma extraña levantando las sospechas de Renart. Sin que creyesen que no les estaban viendo habían cogido espadas de las cajas, el animal parlante vio por el rabillo del ojo como el de su derecha sacaba una pistola.
Le golpeo en la mano con un rápido movimiento con el bastón de combate para desarmarle y un rodillazo conectado por un golpe de codo para tirarle al suelo
-ni que fuera a caer en algo tan evidente-dijo Renart sujetando con la derecha el bastón apretando la garganta del marinero dificultándole bastante la respiración-.Tranquilo, no voy a matarte, solamente quiero que te quedes quieto y no te levantes-. Vio a los otros dos blandiendo sus espadas con cierta falta de habilidad estaba claro que incluso para el nivel de Renart no serían muy complicados de derrotar pero sería mejor no bajar la guardia frente a ellos
-tenéis dos opciones: la primera es que bajéis las armas y os rindáis para que os ate con esas curdas que hay en la esquina de esta sala dejándoos listos para que os entregue junto a los demas a la base de la marina de la isla que atracaremos, la segunda seria que me atacáis, sois derrotados y ocurre lo susodicho de la primera opción ¿Qué elegís?-pregunto Renart con tono agudo y serio cogiendo la garra izquierda por si tenía que responder a una posible agresión por parte de sus oponentes y tenía que bloquear las espadas con su acero. Sin más ellos corrieron contra Renart al mismo tiempo que este se lanzó a por ellos. Se deslizo por el suelo esquivando sus armas que le cortaron unos pelos de la cara, les hizo caer con su bastón y acabo justo enfrente de Brand dirigiéndose a él sin apartar su atención de los dos marineros que todavía se levantaban
-bueno Brand ahora una pregunta para usted, ¿vais vos a enfrentaros también a estos trúhanes que tan poca amenaza representan o vais a esperar que los peces se pongan a cantar canciones sobre el mar?
Todos se pusieron tensos al verla y de repente Brand que al parecer cayo también en la mentira de que se trataba de un marine, le juro que no tenía nada que ver con ello y revelo que era un pirata poniendo de los nervios a la tripulación que salieron corriendo en busca del capitán dejando a uno tres marines que se comportaban de forma extraña levantando las sospechas de Renart. Sin que creyesen que no les estaban viendo habían cogido espadas de las cajas, el animal parlante vio por el rabillo del ojo como el de su derecha sacaba una pistola.
Le golpeo en la mano con un rápido movimiento con el bastón de combate para desarmarle y un rodillazo conectado por un golpe de codo para tirarle al suelo
-ni que fuera a caer en algo tan evidente-dijo Renart sujetando con la derecha el bastón apretando la garganta del marinero dificultándole bastante la respiración-.Tranquilo, no voy a matarte, solamente quiero que te quedes quieto y no te levantes-. Vio a los otros dos blandiendo sus espadas con cierta falta de habilidad estaba claro que incluso para el nivel de Renart no serían muy complicados de derrotar pero sería mejor no bajar la guardia frente a ellos
-tenéis dos opciones: la primera es que bajéis las armas y os rindáis para que os ate con esas curdas que hay en la esquina de esta sala dejándoos listos para que os entregue junto a los demas a la base de la marina de la isla que atracaremos, la segunda seria que me atacáis, sois derrotados y ocurre lo susodicho de la primera opción ¿Qué elegís?-pregunto Renart con tono agudo y serio cogiendo la garra izquierda por si tenía que responder a una posible agresión por parte de sus oponentes y tenía que bloquear las espadas con su acero. Sin más ellos corrieron contra Renart al mismo tiempo que este se lanzó a por ellos. Se deslizo por el suelo esquivando sus armas que le cortaron unos pelos de la cara, les hizo caer con su bastón y acabo justo enfrente de Brand dirigiéndose a él sin apartar su atención de los dos marineros que todavía se levantaban
-bueno Brand ahora una pregunta para usted, ¿vais vos a enfrentaros también a estos trúhanes que tan poca amenaza representan o vais a esperar que los peces se pongan a cantar canciones sobre el mar?
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Brand seguía con esa mirada que reflejaba sorpresa y cierto desconcierto por la situación en la que se encontraba, menudo marrón se le venía encima. Para dar más dramatismo a esa escena los marineros salieron pitando del lugar, no sin antes dejar tres de sus compañeros para que no quitaran el ojo al pirata, pero dichos individuos parecían tener un comportamiento extraño ya que miraban de reojo al animal parlante.
Brandom no se enteraba de nada, solo reaccionó y empezó a anudar algunos cabos sueltos, cuando Renart inició esa pelea contra el marinero que iba agarrar un arma de fuego, desarmándolo y tirándolo contra el suelo. Luego los otros dos atacaron al zorro humanoide pero ese animal parlante demostraba tener una buena habilidad con su bastón, reduciéndolos hasta ponerse frente al pirata. Si no hubiera sido por sus palabras, el pelo blanco hubiera seguido observando el combate que tenía el zorro con ese grupo de tres marineros.
- Esto… ¿Qué los peces se pongan a cantar…? – tanta poca habilidad para el don de palabra tenía Brand que le costaba entender al zorro parlante << ¿Los peces cantan? >> Luego volvió al “sí” de la cuestión - ¡Oh! – Había entendido todo el significado de la frase - ¡Vale te ayudaré! ¡Pero tú aquí no me has visto marine! – le recriminó a Renart, todo convincente de que el animal es un marine, que equivocado estaba el joven espadachín.
Los marineros empezaban a incorporarse - ¡Encárgate de los dos últimos que derribaste! – dijo Brand al tiempo que sujetaba la empuñadura del boken y se precipitó hacia el marinero corrupto que había más lejos, el que intentó atacar con una pistola a Renart anteriormente. La habilidad del pirata reflejaba cierto adiestramiento en el uso de las espadas, el golpe en la muñeca del rival fue preciso, rompiéndosela; sin perder tiempo golpeó la rodilla dejando escuchar un pequeño “Crack” y para rematar el porrazo en la nuca acabó por dejar fuera de combate a ese desconocido. El pirata no había tenido contemplación en noquearlo haciendo rotura en la rodilla, muñeca y dejarlo inconsciente con un fuerte golpe en la nuca.
Los ruidos que provenían de fuera de esa sala cada vez se escuchaban más de cerca, Brandom fue a curiosear dejando que Renart se encargara de reducir a esos dos marineros restantes. Los ojos del espadachín pudieron ver como un grupo de marineros se iba acercando por el estrecho pasillo, algunos de ellos llevaban palos y otros espadas - ¡Mierda! ¡Creo que han llamado a los traficantes! – el grupo era numeroso, tal vez unos 10, no se podía distinguir bien por la pequeña anchura de ese corredor - ¡Están cada vez más cerca! – por suerte el pirata pudo ver el arma de fuego del bandido que derribó, estaba en una caja, no se había mojado. Sujetándola fue al pasillo, apuntó y disparó; los traficantes se cubrieron empotrándose contra la pared o abriendo algunas puertas mientras gritaron asustadizos – ¡NO DISPARES! ¿¡QUIERES QUE NOS UNDAMOS!? – Brand se llevó las manos a la cabeza sujetando a la vez la pistola y el boken - ¡ES CIERTO! – un chorrito de agua entraba por el agujero que hizo la bala en ese corredor - ¡Mierda! ¡Vosotros dos taparlo! – Ordenó el que lideraba ese grupo, ahora eran un total de 8 los que pensaban llegar hasta esa sala - ¡Renart! ¿Te falta mucho? – Los traficantes querían avanzar pero se cubrieron de nuevo cuando Brand los apuntaba - ¡NO DISPARES! – Suplicaron los rivales – ¡No os acerquéis! - al ver que los marineros no le hacían caso apretó el gatillo, no salió ningún proyectil - ¡Mierda! – en ese instante los traficantes salieron de las coberturas a la vez – ¡VAMOS A POR ÉL! – Brand sin pensárselo dos veces entró en la sala en busca de la ayuda del animal parlante que se hacía pasar por marine encubierto.
- ¡Renart! ¡Se acercan ocho! - esta vez el espadachín envainó el boken y desenvainó las dos katanas, poniéndose en guardia cargando el peso en la pierna delantera, mirando la entrada a la espera de que llegaran esos traficantes de armas. Por el ruido de la tormenta y las tareas de la superficie del navío, impidió que el resto de marineros se percatasen de lo que sucedía por aquella zona interna del buque.
Brandom no se enteraba de nada, solo reaccionó y empezó a anudar algunos cabos sueltos, cuando Renart inició esa pelea contra el marinero que iba agarrar un arma de fuego, desarmándolo y tirándolo contra el suelo. Luego los otros dos atacaron al zorro humanoide pero ese animal parlante demostraba tener una buena habilidad con su bastón, reduciéndolos hasta ponerse frente al pirata. Si no hubiera sido por sus palabras, el pelo blanco hubiera seguido observando el combate que tenía el zorro con ese grupo de tres marineros.
- Esto… ¿Qué los peces se pongan a cantar…? – tanta poca habilidad para el don de palabra tenía Brand que le costaba entender al zorro parlante << ¿Los peces cantan? >> Luego volvió al “sí” de la cuestión - ¡Oh! – Había entendido todo el significado de la frase - ¡Vale te ayudaré! ¡Pero tú aquí no me has visto marine! – le recriminó a Renart, todo convincente de que el animal es un marine, que equivocado estaba el joven espadachín.
Los marineros empezaban a incorporarse - ¡Encárgate de los dos últimos que derribaste! – dijo Brand al tiempo que sujetaba la empuñadura del boken y se precipitó hacia el marinero corrupto que había más lejos, el que intentó atacar con una pistola a Renart anteriormente. La habilidad del pirata reflejaba cierto adiestramiento en el uso de las espadas, el golpe en la muñeca del rival fue preciso, rompiéndosela; sin perder tiempo golpeó la rodilla dejando escuchar un pequeño “Crack” y para rematar el porrazo en la nuca acabó por dejar fuera de combate a ese desconocido. El pirata no había tenido contemplación en noquearlo haciendo rotura en la rodilla, muñeca y dejarlo inconsciente con un fuerte golpe en la nuca.
Los ruidos que provenían de fuera de esa sala cada vez se escuchaban más de cerca, Brandom fue a curiosear dejando que Renart se encargara de reducir a esos dos marineros restantes. Los ojos del espadachín pudieron ver como un grupo de marineros se iba acercando por el estrecho pasillo, algunos de ellos llevaban palos y otros espadas - ¡Mierda! ¡Creo que han llamado a los traficantes! – el grupo era numeroso, tal vez unos 10, no se podía distinguir bien por la pequeña anchura de ese corredor - ¡Están cada vez más cerca! – por suerte el pirata pudo ver el arma de fuego del bandido que derribó, estaba en una caja, no se había mojado. Sujetándola fue al pasillo, apuntó y disparó; los traficantes se cubrieron empotrándose contra la pared o abriendo algunas puertas mientras gritaron asustadizos – ¡NO DISPARES! ¿¡QUIERES QUE NOS UNDAMOS!? – Brand se llevó las manos a la cabeza sujetando a la vez la pistola y el boken - ¡ES CIERTO! – un chorrito de agua entraba por el agujero que hizo la bala en ese corredor - ¡Mierda! ¡Vosotros dos taparlo! – Ordenó el que lideraba ese grupo, ahora eran un total de 8 los que pensaban llegar hasta esa sala - ¡Renart! ¿Te falta mucho? – Los traficantes querían avanzar pero se cubrieron de nuevo cuando Brand los apuntaba - ¡NO DISPARES! – Suplicaron los rivales – ¡No os acerquéis! - al ver que los marineros no le hacían caso apretó el gatillo, no salió ningún proyectil - ¡Mierda! – en ese instante los traficantes salieron de las coberturas a la vez – ¡VAMOS A POR ÉL! – Brand sin pensárselo dos veces entró en la sala en busca de la ayuda del animal parlante que se hacía pasar por marine encubierto.
- ¡Renart! ¡Se acercan ocho! - esta vez el espadachín envainó el boken y desenvainó las dos katanas, poniéndose en guardia cargando el peso en la pierna delantera, mirando la entrada a la espera de que llegaran esos traficantes de armas. Por el ruido de la tormenta y las tareas de la superficie del navío, impidió que el resto de marineros se percatasen de lo que sucedía por aquella zona interna del buque.
Renart
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Renart vio como finalmente Brand reacciono pidiendo que se ocupara de los dos a los que derribo mientras este rompía la muñeca y tobillo del que trato de disparar a Renart “para mí que se ha pasado un pelín” Renart. Brand salió de la sala dejando al animal parlante frente a los dos traficantes con espadas enfurecidos
-bueno señores, venid antes de que me salgan raíces- dijo Renart girando su bastón a gran velocidad. Cada uno de ellos se puso en un lugar distinto para rodear al joven zorro. El de la izquierda se lanzó a por él. Lo bloqueo con el bastón, estuvieron forcejeando un rato. El otro ataco al joven por la espalda, este empujo al que tenía delante lo suficiente como para que la espada le causara un pequeño corte en el hombre, emitió un pequeño gruñido de dolor bajando la guardia momentáneamente recibiendo un corte en el lado derecho de la cara “que daño, pero debo continuar luchando, por lo que más quiero “pensó Renart. De una finta se deshizo del forcejeo y se alejó de ellos. Escucho a Brand, parecía que quería que se diese más prisa
-¡un momento, que esto se me está complicando!-grito Renart- -. ¡No me falles estilo de los tres reinos!-. Agarro las garras de acero chocando ambas armas para producir sonido metálico y señalar a los dos oponentes
-de los tres reinos!, ¡mostrare como un zorro atrapado es más peligroso que un chacal!-grito Renart en posición de combate con las garras en alto, como si fuera un lobo hambriento cargo contra los dos oponentes. Cada garra choco contra una espada sonando por toda la sala y el pasillo las hojas metálicas, era un pulso de aceros que Renart estaba tratando de ganar con todas las fuerzas de las que podía recurrir. Lanzo una consecutiva lluvia de golpes con la parte frontal de las cuchillas quebrando las espadas y rompiendo la guardia de sus oponentes
-¡ahora!-grito Renart propinando una patada en la cabeza de uno de ellos, otra ola que debió de ser gigantesca choco por estribor desequilibrando la nave y estando a punto de volcarla e incluso de romper su casco que se quebró por algunos puntos. En la bodega, Renart estaba por los suelos al igual que los dos oponentes
-menudo tortazo-dijo Renart. Alzo la vista y el oponente al que se estaba enfrentando no mostraba signo alguno de respiración ni de movimiento, estaba muerto, al principio pensó que debió haberse roto el cuello pero lo que descubrió le dejo horrorizado ¡la garra derecha se había perforado en la carne de su enemigo!. Dentro de él estuvo al borde de llorar pues era algo que no podía soportar, aunque eso hubiera sido por accidente pues debió de caer en la garra por el empuje de la ola.
-perdón…perdón-murmuro Renart levantándose con cara de espanto. Se fijó en que el casco de la bodega volvía a sufrir vías de agua de gran tamaño y la que fue reparada se estaba abriendo con litros de agua volviendo a penetrar en el navío. Sombríamente, cogió a los dos que todavía estaban con vida y los saco de la sala, cerró la puerta y la bloqueo con trozos de madera “así el agua no debería de hundir por ahora el navío, al menos tendremos unas escasas horas antes de que se vaya a pique” pensó Renart atando a los dos traficantes y apartando su mirada de las garras que puso de nuevo en su sitio. Lanzo a los dos trúhanes a una sala y blandió su bastón para ir junto al espadachín. Estaba algo dolorido pero una vez allí, vio a un grupo de más de media docena de personas
-perdón por la tardanza, me entretuve luchando-dijo Renart fingiendo una sonrisa
-bueno señores, venid antes de que me salgan raíces- dijo Renart girando su bastón a gran velocidad. Cada uno de ellos se puso en un lugar distinto para rodear al joven zorro. El de la izquierda se lanzó a por él. Lo bloqueo con el bastón, estuvieron forcejeando un rato. El otro ataco al joven por la espalda, este empujo al que tenía delante lo suficiente como para que la espada le causara un pequeño corte en el hombre, emitió un pequeño gruñido de dolor bajando la guardia momentáneamente recibiendo un corte en el lado derecho de la cara “que daño, pero debo continuar luchando, por lo que más quiero “pensó Renart. De una finta se deshizo del forcejeo y se alejó de ellos. Escucho a Brand, parecía que quería que se diese más prisa
-¡un momento, que esto se me está complicando!-grito Renart- -. ¡No me falles estilo de los tres reinos!-. Agarro las garras de acero chocando ambas armas para producir sonido metálico y señalar a los dos oponentes
-de los tres reinos!, ¡mostrare como un zorro atrapado es más peligroso que un chacal!-grito Renart en posición de combate con las garras en alto, como si fuera un lobo hambriento cargo contra los dos oponentes. Cada garra choco contra una espada sonando por toda la sala y el pasillo las hojas metálicas, era un pulso de aceros que Renart estaba tratando de ganar con todas las fuerzas de las que podía recurrir. Lanzo una consecutiva lluvia de golpes con la parte frontal de las cuchillas quebrando las espadas y rompiendo la guardia de sus oponentes
-¡ahora!-grito Renart propinando una patada en la cabeza de uno de ellos, otra ola que debió de ser gigantesca choco por estribor desequilibrando la nave y estando a punto de volcarla e incluso de romper su casco que se quebró por algunos puntos. En la bodega, Renart estaba por los suelos al igual que los dos oponentes
-menudo tortazo-dijo Renart. Alzo la vista y el oponente al que se estaba enfrentando no mostraba signo alguno de respiración ni de movimiento, estaba muerto, al principio pensó que debió haberse roto el cuello pero lo que descubrió le dejo horrorizado ¡la garra derecha se había perforado en la carne de su enemigo!. Dentro de él estuvo al borde de llorar pues era algo que no podía soportar, aunque eso hubiera sido por accidente pues debió de caer en la garra por el empuje de la ola.
-perdón…perdón-murmuro Renart levantándose con cara de espanto. Se fijó en que el casco de la bodega volvía a sufrir vías de agua de gran tamaño y la que fue reparada se estaba abriendo con litros de agua volviendo a penetrar en el navío. Sombríamente, cogió a los dos que todavía estaban con vida y los saco de la sala, cerró la puerta y la bloqueo con trozos de madera “así el agua no debería de hundir por ahora el navío, al menos tendremos unas escasas horas antes de que se vaya a pique” pensó Renart atando a los dos traficantes y apartando su mirada de las garras que puso de nuevo en su sitio. Lanzo a los dos trúhanes a una sala y blandió su bastón para ir junto al espadachín. Estaba algo dolorido pero una vez allí, vio a un grupo de más de media docena de personas
-perdón por la tardanza, me entretuve luchando-dijo Renart fingiendo una sonrisa
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Los ojos del espadachín pasaban por cada uno de los rivales que tenía enfrente, ese grupo sumaba un total de 8 traficantes que se habían infiltrado a ese buque con el propósito de transportar mercancías prohibidas, en ese caso, armas. La tormenta seguía haciendo de las suyas, realizando balanceos cada vez más significativos en el navío impidiendo una estabilidad perfecta; por otro lado, en popa y proa seguía sin cesar la actividad de los marineros combatiendo esa tormenta, algunas partes estaban dañadas pero seguían sin descanso los trabajadores de ese buque para sobrepasar ese temporal y poder continuar con su trayecto.
Brand sujetaba las dos katanas y miraba fijamente a los presentes, eran muchos y no eran precisamente amistosos, si tenían la oportunidad lo matarían. << He de ir con cuidado… no puedo dar ningún paso en falso >> en sus pensamientos resonó la voz de un espadachín, que coincidió con él en la Villa Cocoyashi << Si alguno de ustedes no ha estado nunca en una batalla le aconsejaré que apunten a la cabeza. Ya saben lo que se dice: un enemigo herido es solo medio enemigo; un enemigo muerto no es nada >> tenía toda la razón, en su mente pudo ver la forma de luchar del zorro humanoide, similar a la suya con el boken, para dejar a los enemigos incapacitados con el bastón. Eso lo presenció cuando estaba atónito ante la explicación del animal parlante de que era un marine, pero todos esos datos visuales se le quedaron grabados en la memoria, la forma en desarmar al marinero y derribarlos al suelo.
La voz de Renart despejó su mente de esos recuerdos – Renart, una vez, me dijeron que en una batalla un enemigo herido es medio enemigo; un enemigo muerto no es nada – lo miró de reojo ya que no dejaba de prestar atención a los traficantes de armas – Eres tú o ellos… - veía la distribución de los enemigos, ya estaba ideando una acción para iniciar la batalla, debía de analizar el espacio y no dar la espalda a nadie, mantener siempre la espalda despejada y un rival entre los otros con la finalidad de entorpecer sus movimientos y evadir posibles ataques.
- ¡Estáis rodeados! – comentó uno de los traficantes, como si esas palabras se trataran de un interruptor Brandom pasó a la ofensiva precipitándose con las dos katanas hacia uno de los enemigos, concretamente por uno de los extremos para no dar la espalda a ninguno de ellos. El choque entre la espada del rival y la katana del pirata resonó en aquella sala, Brand aprovechó la fuerza que ejercía su enemigo para que abriera una brecha en su defensa sin dejar de cubrirse con la katana que había utilizado para atacar, arremetiendo contra el marinero con el otro sable en un corte hacia el cuello, descendente y en diagonal seccionando a su paso una de las manos. Tres traficantes, al ver lo sucedido, fueron atacar al pirata; el espadachín pateó al marinero herido de muerte hacia esos tres individuos que iban a por él. Parecía ser que Brand estaba en su salsa, transmitía más cosas luchando que hablando, sus movimientos delataban años de entrenamiento con los sables, ese joven había tenido un proceso de aprendizaje inicial.
- ¡El marine será nuestro! – berrearon los cuatro restantes enemigos que fueron a por el zorro humanoide, dos llevaban como arma una espada y los dos restantes bastones.
Brand sujetaba las dos katanas y miraba fijamente a los presentes, eran muchos y no eran precisamente amistosos, si tenían la oportunidad lo matarían. << He de ir con cuidado… no puedo dar ningún paso en falso >> en sus pensamientos resonó la voz de un espadachín, que coincidió con él en la Villa Cocoyashi << Si alguno de ustedes no ha estado nunca en una batalla le aconsejaré que apunten a la cabeza. Ya saben lo que se dice: un enemigo herido es solo medio enemigo; un enemigo muerto no es nada >> tenía toda la razón, en su mente pudo ver la forma de luchar del zorro humanoide, similar a la suya con el boken, para dejar a los enemigos incapacitados con el bastón. Eso lo presenció cuando estaba atónito ante la explicación del animal parlante de que era un marine, pero todos esos datos visuales se le quedaron grabados en la memoria, la forma en desarmar al marinero y derribarlos al suelo.
La voz de Renart despejó su mente de esos recuerdos – Renart, una vez, me dijeron que en una batalla un enemigo herido es medio enemigo; un enemigo muerto no es nada – lo miró de reojo ya que no dejaba de prestar atención a los traficantes de armas – Eres tú o ellos… - veía la distribución de los enemigos, ya estaba ideando una acción para iniciar la batalla, debía de analizar el espacio y no dar la espalda a nadie, mantener siempre la espalda despejada y un rival entre los otros con la finalidad de entorpecer sus movimientos y evadir posibles ataques.
- ¡Estáis rodeados! – comentó uno de los traficantes, como si esas palabras se trataran de un interruptor Brandom pasó a la ofensiva precipitándose con las dos katanas hacia uno de los enemigos, concretamente por uno de los extremos para no dar la espalda a ninguno de ellos. El choque entre la espada del rival y la katana del pirata resonó en aquella sala, Brand aprovechó la fuerza que ejercía su enemigo para que abriera una brecha en su defensa sin dejar de cubrirse con la katana que había utilizado para atacar, arremetiendo contra el marinero con el otro sable en un corte hacia el cuello, descendente y en diagonal seccionando a su paso una de las manos. Tres traficantes, al ver lo sucedido, fueron atacar al pirata; el espadachín pateó al marinero herido de muerte hacia esos tres individuos que iban a por él. Parecía ser que Brand estaba en su salsa, transmitía más cosas luchando que hablando, sus movimientos delataban años de entrenamiento con los sables, ese joven había tenido un proceso de aprendizaje inicial.
- Brand:
- ¡El marine será nuestro! – berrearon los cuatro restantes enemigos que fueron a por el zorro humanoide, dos llevaban como arma una espada y los dos restantes bastones.
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Renart se quedó parado respirando y exhalando profundamente, cerró los ojos sintiendo los acelerados latidos de su corazón y puso sus pensamientos ajenos a lo que tenía a su alrededor “debo de centrarme en las técnicas del estilo de los tres reinos y usarlas del mismo modo que el me enseño, antes he estado a punto de caer por no haberlo hecho y haber cometido el error de distraerme” pensó Renart relajando los músculos de su cuerpo disminuyendo sus nervios poco a poco para sentir hasta la última fibra de su cuerpo y el correr de la sangre por las venas. Se quitó lentamente la chaqueta y el tiro al suelo dejando a la vista toda la parte superior de su cuerpo y el amplio corte al que trataba de ignorar para dirigir toda su concentración a la situación. Cuando los abrió, cuatro traficantes se dirigían hacia él
-os diré Trúhanes quien soy yo, yo, soy-comenzó a Decir blandiendo su bastón con la mano izquierda y agarrando su garra derecha -. ¡Yo Soy, Renart Lupin!-rugió esquivando a los que llevaban bastones y poniéndose de espaldas alzando el Bo desde su espalda deteniendo las espadas. Los de los bastones arremetieron nuevamente, la garra derecha hizo pedazos el bastón del primero y esquivo el segundo dándole una dentellada a la mano para obligarle a soltar su arma y mantenerle cogido con sus afilados colmillos. Una rápida patada en las costillas del primero seguido por una finta con la que se alejó de los que portaban espadas para propinar un rápido y doloroso golpe con el Bo al segundo directamente a la mandíbula, lo dejo inconsciente
Dirigió su mirada a los traficantes con espadas lanzando una mirada penetrante. Sin decir la más mínima palabra se abalanzo contra ellos, sin que les diese tiempo a reaccionar, Renart había roto las espadas con sus garras y empezado lanzarles una rápida serie de puñetazos y patadas mostrando la fuerza y velocidad que años de entrenamiento le otorgaron
-y una última cosa que tengo que deciros mis malhadados señores, me asegurade de que acabeis en manos del primer buque de la marina con el que nos crucemos-dijo mientras los dos últimos oponentes caían al suelo, miro arriba para susurrar con el puño en el corazón -. Maestro, hoy el estilo de los tres reinos que me transmitiste me han salvado la vida, una vez más yo le doy mi más sincera gratitud y espero que me halláis visto pelear y pido perdón por haberme dejado herir de forma tan vergonzosa-. Tras terminar cogió su chaqueta y se la puso en el hombro, apoya en la pared con sus músculos doliéndole de forma horrible por haberlos usados en exceso sin estar totalmente preparado para atacar con toda su fuerza
-bueno señor Brand-suspiro Renart tosiendo un poco -. Yo marcho a cubierta a ver si no estamos lejos de un lugar en calma, por esta ruta suelen pasarse a menudo buques de la marina así que iré a ver si localizo alguno que pueda acercarse a este mercante antes de que nos vayamos directos al cofre de Davy Jones, tu si quieres puedes atar a estos tipos y sacarles antes de que el agua inunde esta parte, necesitare que estos tipos confiesen despues de que toda prueba material de su fechoria este bajo litros de agua.- Renart vio como un poco de agua pasaba por la puerta atrancada, seguramente la parte grande de la bodega estaría medio llena de agua. Usando su bastón como apoyo salió de la bodega
-os diré Trúhanes quien soy yo, yo, soy-comenzó a Decir blandiendo su bastón con la mano izquierda y agarrando su garra derecha -. ¡Yo Soy, Renart Lupin!-rugió esquivando a los que llevaban bastones y poniéndose de espaldas alzando el Bo desde su espalda deteniendo las espadas. Los de los bastones arremetieron nuevamente, la garra derecha hizo pedazos el bastón del primero y esquivo el segundo dándole una dentellada a la mano para obligarle a soltar su arma y mantenerle cogido con sus afilados colmillos. Una rápida patada en las costillas del primero seguido por una finta con la que se alejó de los que portaban espadas para propinar un rápido y doloroso golpe con el Bo al segundo directamente a la mandíbula, lo dejo inconsciente
Dirigió su mirada a los traficantes con espadas lanzando una mirada penetrante. Sin decir la más mínima palabra se abalanzo contra ellos, sin que les diese tiempo a reaccionar, Renart había roto las espadas con sus garras y empezado lanzarles una rápida serie de puñetazos y patadas mostrando la fuerza y velocidad que años de entrenamiento le otorgaron
-y una última cosa que tengo que deciros mis malhadados señores, me asegurade de que acabeis en manos del primer buque de la marina con el que nos crucemos-dijo mientras los dos últimos oponentes caían al suelo, miro arriba para susurrar con el puño en el corazón -. Maestro, hoy el estilo de los tres reinos que me transmitiste me han salvado la vida, una vez más yo le doy mi más sincera gratitud y espero que me halláis visto pelear y pido perdón por haberme dejado herir de forma tan vergonzosa-. Tras terminar cogió su chaqueta y se la puso en el hombro, apoya en la pared con sus músculos doliéndole de forma horrible por haberlos usados en exceso sin estar totalmente preparado para atacar con toda su fuerza
-bueno señor Brand-suspiro Renart tosiendo un poco -. Yo marcho a cubierta a ver si no estamos lejos de un lugar en calma, por esta ruta suelen pasarse a menudo buques de la marina así que iré a ver si localizo alguno que pueda acercarse a este mercante antes de que nos vayamos directos al cofre de Davy Jones, tu si quieres puedes atar a estos tipos y sacarles antes de que el agua inunde esta parte, necesitare que estos tipos confiesen despues de que toda prueba material de su fechoria este bajo litros de agua.- Renart vio como un poco de agua pasaba por la puerta atrancada, seguramente la parte grande de la bodega estaría medio llena de agua. Usando su bastón como apoyo salió de la bodega
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El espadachín se enfrentaba contra tres traficantes, retrocedió un par de pasos para ganar algo de espacio mientras esos rivales se acercaban con cautela hacia él. Las dos katanas se alzaban firmes ante la estatura del pirata, con gesto serio esperaba la arremetida de sus adversarios. Uno de los desconocidos decidió atacar con un corte en diagonal descendiente, Brand interpuso una de las katanas para parar dicho golpe, con la otra le propino un corte dañando de forma mortal varios órganos internos, le golpeó con una patada para lanzarlo contra los otros dos traficantes.
Con el oído pudo escuchar a Renart combatir contra esos individuos, parecía ser que el zorro humanoide se defendía bien y estaba en pleno auge en su pelea; confió en que el animal parlante se las arreglaría, por eso se centró en esos malhechores que tenía enfrente. Esta vez decidió atacar él, se precipitó hacia los dos rivales por uno de los laterales, un choque de aceros resonó en el ambiente a un ritmo vertiginoso, después de compartir varias estocadas los primeros cortes llegaron, Brand logró herir a uno de los bandidos en el muslo, pero el joven también recibió un corte en el antebrazo, por lo que se movió hacia un lateral intentando que no le rodearan. En un fallo del rival, la espada quedó clavada en el suelo; ese segundo lo aprovechó el pirata para poner fin a la vida de ese traficante, para luego bloquear con una katana la arremetida del restante y propinarle un corte ascendente con el otro sable.
Brandom respiraba de forma agitada, había tenido un combate intenso pero había conseguido ponerle fin. Es en ese momento en que escucha las palabras de Renart, también terminó con los traficantes.
- ¿Cofre de Davy Jones? – le preguntó << ¿Qué será el cofre de Davy Jones…? Un tesoro... >> pensaba Brandom sin entender el significado de la frase de Renart. Luego afirmó a cada palabra del zorro, pero luego se le encendió el signo de exclamación en su mente - ¡No le digas nada a los marines de lo que sabes de mí! ¡Acepté ayudar si mantenías el secreto! – allí que pudo observar como el zorro marchaba de esa sala ayudándose del bastón, se acordó de su corte en el antebrazo y se rasgó un trozo de tela para aplicarse un vendaje improvisado.
Brandom fue en busca de una cuerda para inmovilizar a los traficantes que habían sido reducidos en esos enfrentamientos. El espadachín pudo ver como la puerta no aguantaría mucho, la tormenta estaba pasando factura y esas batallas en la zona interna del navío no ayudaron en nada. Se dispuso a subir a cubierta con las capturas, esperando encontrarse con Renart, el problema sería que sucedería si no se había informado al capitán de lo que había sucedido ¿Qué pensarían del espadachín?
Con el oído pudo escuchar a Renart combatir contra esos individuos, parecía ser que el zorro humanoide se defendía bien y estaba en pleno auge en su pelea; confió en que el animal parlante se las arreglaría, por eso se centró en esos malhechores que tenía enfrente. Esta vez decidió atacar él, se precipitó hacia los dos rivales por uno de los laterales, un choque de aceros resonó en el ambiente a un ritmo vertiginoso, después de compartir varias estocadas los primeros cortes llegaron, Brand logró herir a uno de los bandidos en el muslo, pero el joven también recibió un corte en el antebrazo, por lo que se movió hacia un lateral intentando que no le rodearan. En un fallo del rival, la espada quedó clavada en el suelo; ese segundo lo aprovechó el pirata para poner fin a la vida de ese traficante, para luego bloquear con una katana la arremetida del restante y propinarle un corte ascendente con el otro sable.
Brandom respiraba de forma agitada, había tenido un combate intenso pero había conseguido ponerle fin. Es en ese momento en que escucha las palabras de Renart, también terminó con los traficantes.
- ¿Cofre de Davy Jones? – le preguntó << ¿Qué será el cofre de Davy Jones…? Un tesoro... >> pensaba Brandom sin entender el significado de la frase de Renart. Luego afirmó a cada palabra del zorro, pero luego se le encendió el signo de exclamación en su mente - ¡No le digas nada a los marines de lo que sabes de mí! ¡Acepté ayudar si mantenías el secreto! – allí que pudo observar como el zorro marchaba de esa sala ayudándose del bastón, se acordó de su corte en el antebrazo y se rasgó un trozo de tela para aplicarse un vendaje improvisado.
Brandom fue en busca de una cuerda para inmovilizar a los traficantes que habían sido reducidos en esos enfrentamientos. El espadachín pudo ver como la puerta no aguantaría mucho, la tormenta estaba pasando factura y esas batallas en la zona interna del navío no ayudaron en nada. Se dispuso a subir a cubierta con las capturas, esperando encontrarse con Renart, el problema sería que sucedería si no se había informado al capitán de lo que había sucedido ¿Qué pensarían del espadachín?
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Renart se paraba algún momento dolorido, tenía prácticamente, todas sus fuerzas agotadas y difícilmente podría mantener un combate o estar de pie sin perder el equilibrio, se habría caído si no fuera por el apoyo proporcionado por el bastón “por favor, que la Marina tenga cerca un barco” pensó. Ya en cubierta, la tormenta pareció disminuir su ferocidad, se acercó a la borda para mirar a lo lejos, se divisaba una zona calmada y de cielo azul. Era donde la nave se dirigía.
La inclinación hacia proa por el agua que subía en la bodega se podía notar fácilmente, pero era algo bastante lento. Hasta ese momento no se había encontrado con nadie desde que abandono la cubierta interna de la nave, se preguntó si los que bajaron esos eran todos los que había, Subió al castillo de popa en busca de un catalejo que le sirviera para divisar la Marina. Entro al camarote del capitán, era un lugar sucio y de fuerte olor a alcohol. Lo registro bien afondo localizando un catalejo dentro del primer cajón de una mesa. Cerca del timón lo utilizo. Estuvo un buen rato mirando por todas direcciones sin avistar barco alguno. Después de un poco, sus ojos vieron una nave de casco pintado de azul y velas blancas con un águila en la vela y que tenía un rumbo de unos grados de diferencia que el mercante pero al que podrían alcanzar en una hora al menos
-¡barco a la vista!-grito Renart -. ¡Puedo decir sin temor a equivocarme que es de la Marina!-. Estaba bastante ilusionado y alegre. Pero al darse la vuelta, el capitán que hasta entonces había estado oculto, estaba frente a él, sostenía una pistola cargada con el que estaba apuntando a Renart
-dichoso monstruo de la Marina, he perdido una mercancía valorada en millones de berries y no solo eso, sino que por tu culpa mi barco acabada en el fondo del mar, ¿tú sabes cuánto me has costado, acaso lo sabes demonio vulpino de las narices?-el capitán estaba realmente furioso
-tus chanchos con el tráfico de armas ilegales a terminado, debes rendirte-dijo Renart moviéndose hacia la borda de popa tratando de buscar algo que le sirviera de cobertura en caso de disparo
-¡tú caerás primero, y ese espadachín te seguirá al fondo del mar!-el capitán galo el gatillo, la bala alcanzo el hombro izquierdo de Renart desestabilizándole y cayendo por la borda. Afortunadamente y con velocidad pudo usar la garra derecha para clavarla en la madera de la nave, en un punto en el que no se le podría ver desde lo alto. Estaba colgando con todo el cuerpo temblándole y a pocos metros del agua “maldición, espero que Brand tenga más suerte que yo” pensó Renart mirando como podría salir de esa
La inclinación hacia proa por el agua que subía en la bodega se podía notar fácilmente, pero era algo bastante lento. Hasta ese momento no se había encontrado con nadie desde que abandono la cubierta interna de la nave, se preguntó si los que bajaron esos eran todos los que había, Subió al castillo de popa en busca de un catalejo que le sirviera para divisar la Marina. Entro al camarote del capitán, era un lugar sucio y de fuerte olor a alcohol. Lo registro bien afondo localizando un catalejo dentro del primer cajón de una mesa. Cerca del timón lo utilizo. Estuvo un buen rato mirando por todas direcciones sin avistar barco alguno. Después de un poco, sus ojos vieron una nave de casco pintado de azul y velas blancas con un águila en la vela y que tenía un rumbo de unos grados de diferencia que el mercante pero al que podrían alcanzar en una hora al menos
-¡barco a la vista!-grito Renart -. ¡Puedo decir sin temor a equivocarme que es de la Marina!-. Estaba bastante ilusionado y alegre. Pero al darse la vuelta, el capitán que hasta entonces había estado oculto, estaba frente a él, sostenía una pistola cargada con el que estaba apuntando a Renart
-dichoso monstruo de la Marina, he perdido una mercancía valorada en millones de berries y no solo eso, sino que por tu culpa mi barco acabada en el fondo del mar, ¿tú sabes cuánto me has costado, acaso lo sabes demonio vulpino de las narices?-el capitán estaba realmente furioso
-tus chanchos con el tráfico de armas ilegales a terminado, debes rendirte-dijo Renart moviéndose hacia la borda de popa tratando de buscar algo que le sirviera de cobertura en caso de disparo
-¡tú caerás primero, y ese espadachín te seguirá al fondo del mar!-el capitán galo el gatillo, la bala alcanzo el hombro izquierdo de Renart desestabilizándole y cayendo por la borda. Afortunadamente y con velocidad pudo usar la garra derecha para clavarla en la madera de la nave, en un punto en el que no se le podría ver desde lo alto. Estaba colgando con todo el cuerpo temblándole y a pocos metros del agua “maldición, espero que Brand tenga más suerte que yo” pensó Renart mirando como podría salir de esa
Brand
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Una vez en la superficie Brandom pudo notar como la tormenta estaba pasando de largo, parecía ser que se avecinaba un claro y allí que se aseguró el espadachín viendo ese cielo azul en el horizonte. El gran barco se acercaba hacia ese punto y la sonrisa del pirata se agrandó viendo que lo peor del temporal había pasado.
<< Bien, podré continuar con mi viaje ¡Sí! >> estaba feliz, dejó a los traficantes inmovilizados a cubierta asegurándose de que no podrían moverse atándolos al mástil más grande. << Una cosa menos >>
Parecía ser que los marineros de ese lugar habían desaparecido o fueron los que bajaron a por él y el supuesto marine. Brandom no podía garantizar que no hubiera ningún marinero más, no lo sabía, pero toda la popa y proa estaba en completo silencio. Escuchó a lo lejos lo que parecía ser la voz de Renart y el espadachín empezó a correr para encontrarse con el animal parlante. Durante su trayecto pudo ver a lo lejos un barco de la marina – Mierda… ya están por aquí, si no me doy prisa tal vez pueda tener problemas. Tendré que despedirme de Renart y continuar con mi viaje… - murmuró apartando sus ojos de ese gran navío que se apreciaba a lo lejos.
Avanzó hacia la zona del timón y allí se quedó de piedra al ver el capitán, el propio hombre que le dio la bienvenida al barco, apuntar al zorro con una pistola. El alto mandatario de aquel buque disparó sin contemplación al animal parlante. Brandom solo pudo ver como el cuerpo del animal de forma humanoide se precipitaba por la borda - ¡NO! ¡RENART! – apretó los dientes con gesto de rabia al ver como ese desconocido había apretado el gatillo sin miramiento alguno.
El capitán le apuntó y el espadachín tuvo que ponerse a cubierto detrás de unos mástiles, la madera saltó por los aires tras el disparo. El pirata notaba el dolor en el antebrazo recordándole la intensa batalla que sucedió en la zona interna de ese barco que cada vez se acercaba más a su fin, se notaba ya la inclinación del medio de transporte a causa de la acumulación de agua por sus bodegas internas. Miró de reojo para ver si localizaba al capitán, pero otro disparo hizo que el peliblanco reculara.
<< Renart… >> si había caído al agua no tenía mucho tiempo. Brandom no logró divisar el lugar en el que recibió el disparo, pero si estaba vivo no sabía cuánto podía durar nadando en alta mar. Los pasos del capitán lo sacaron de sus pensamientos, sujetó con firmeza la empuñadura de sus katanas y las desenvainó sin hacer ruido. Fue bordeando el mástil con suma cautela, paso a paso buscando las espaldas del capitán, decidió correr hasta otra cobertura y el proyectil que disparó el líder de los traficantes le pasó rozando el hombro. El pirata clavó los pies al suelo con tal fuerza que la madera se desquebrajó, el enemigo estaba cargando el arma de fuego, era el momento de pasar al ataque. El joven espadachín se precipitó hacia el rival, antes de que el hombre pudiera volver a disparar había recibido un potente corte en “X” con las dos katanas dejándolo fuera de combate, afectando a varios órganos internos incapacitándolo para que no vuelva a atacar. Envainó los dos sables y se llevó la mano al hombro mientras avanzaba hacia la borda de aquel buque, miró hacia abajo y allí no pudo ver a nadie.
- ¡¡¡¡¡¡¡RENART!!!!!! – gritó a pleno pulmón, tal vez el animal estaba luchando entre el oleaje y no podía verlo, se quedó en silencio esperando recibir alguna respuesta, pero por el momento solo llegaba a escuchar el eco de su propia palabra.
<< Bien, podré continuar con mi viaje ¡Sí! >> estaba feliz, dejó a los traficantes inmovilizados a cubierta asegurándose de que no podrían moverse atándolos al mástil más grande. << Una cosa menos >>
Parecía ser que los marineros de ese lugar habían desaparecido o fueron los que bajaron a por él y el supuesto marine. Brandom no podía garantizar que no hubiera ningún marinero más, no lo sabía, pero toda la popa y proa estaba en completo silencio. Escuchó a lo lejos lo que parecía ser la voz de Renart y el espadachín empezó a correr para encontrarse con el animal parlante. Durante su trayecto pudo ver a lo lejos un barco de la marina – Mierda… ya están por aquí, si no me doy prisa tal vez pueda tener problemas. Tendré que despedirme de Renart y continuar con mi viaje… - murmuró apartando sus ojos de ese gran navío que se apreciaba a lo lejos.
Avanzó hacia la zona del timón y allí se quedó de piedra al ver el capitán, el propio hombre que le dio la bienvenida al barco, apuntar al zorro con una pistola. El alto mandatario de aquel buque disparó sin contemplación al animal parlante. Brandom solo pudo ver como el cuerpo del animal de forma humanoide se precipitaba por la borda - ¡NO! ¡RENART! – apretó los dientes con gesto de rabia al ver como ese desconocido había apretado el gatillo sin miramiento alguno.
El capitán le apuntó y el espadachín tuvo que ponerse a cubierto detrás de unos mástiles, la madera saltó por los aires tras el disparo. El pirata notaba el dolor en el antebrazo recordándole la intensa batalla que sucedió en la zona interna de ese barco que cada vez se acercaba más a su fin, se notaba ya la inclinación del medio de transporte a causa de la acumulación de agua por sus bodegas internas. Miró de reojo para ver si localizaba al capitán, pero otro disparo hizo que el peliblanco reculara.
<< Renart… >> si había caído al agua no tenía mucho tiempo. Brandom no logró divisar el lugar en el que recibió el disparo, pero si estaba vivo no sabía cuánto podía durar nadando en alta mar. Los pasos del capitán lo sacaron de sus pensamientos, sujetó con firmeza la empuñadura de sus katanas y las desenvainó sin hacer ruido. Fue bordeando el mástil con suma cautela, paso a paso buscando las espaldas del capitán, decidió correr hasta otra cobertura y el proyectil que disparó el líder de los traficantes le pasó rozando el hombro. El pirata clavó los pies al suelo con tal fuerza que la madera se desquebrajó, el enemigo estaba cargando el arma de fuego, era el momento de pasar al ataque. El joven espadachín se precipitó hacia el rival, antes de que el hombre pudiera volver a disparar había recibido un potente corte en “X” con las dos katanas dejándolo fuera de combate, afectando a varios órganos internos incapacitándolo para que no vuelva a atacar. Envainó los dos sables y se llevó la mano al hombro mientras avanzaba hacia la borda de aquel buque, miró hacia abajo y allí no pudo ver a nadie.
- ¡¡¡¡¡¡¡RENART!!!!!! – gritó a pleno pulmón, tal vez el animal estaba luchando entre el oleaje y no podía verlo, se quedó en silencio esperando recibir alguna respuesta, pero por el momento solo llegaba a escuchar el eco de su propia palabra.
Renart
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Renart colgaba, la mano seguía cogía a la garra de acero pero cada vez le costaba más. La bala seguramente continuaba dentro de su carne, lo notaba por el calor del plomo. Todo el brazo izquierdo estaba prácticamente inutilizado y le costaba mantenerse consciente “esto no puede acabar así, todavía estoy demasiado legos de la verdad” pensó Renart. Su mano derecha estaba flojeando por mementos parecía que se iba a caer de un momento a otro, sin embargo su voluntad le seguía manteniendo. Apoyo sus patas en la madera de la nave, miro abajo, el timón que direccionaba la nave estaba a poco de estar totalmente fuera del agua.
-esto…es malo-dijo Renart. Puede que la tormenta fuese menos violenta pero algunas olas seguían siendo bastantes altas y peligrosas. Una ola de tamaño imponente se acercó por el lado de estribor golpeando con violencia la zona de popa. Renart quería mantenerse sujeto pero la garra cedió y junto a ella acabo en el agua. Flotando en el agua abrió los ojos viendo a su derecha el costado de babor del mercante ya curvado y con el agua casi en la cubierta principal
-no…. Tengo que… seguir viviendo-gimió Renart. A su lado izquierdo vio el gran buque de la marina aminorando la velocidad, se escuchaba el grito de sus tripulantes y parecía que se habían percatado de que había un hombre en el agua que era de las cosas en las que más parecían se estaban centrando. Uno de los marineros grito al zorro mientras tiraba un salvavidas atado a una cuerda
-¡usted, por favor señor, lo que sea, si puede oírme, por favor agárrese al flotador y nosotros le subiremos!-
Por un momento, Renart vacilo. Nado con su mano derecha en la que la garra continuaba bien cogida, rodeo el salvavidas con el brazo derecho poniendo como pudo la garra en el cordel del pantalón. Tras esto cerro los ojos para quedarse tranquilamente inconsciente, él se había despertado poco a poco, por lo que podía deducir por las banderas era que se había despertado en una de las camas de la enfermería de la nave de la marina. A su lado, una mesa con toda su ropa seca y plegada bajo sus armas. Su cuerpo estaba vendado casi por completo. Hablo con el doctor en busca de respuesta, este le dijo que le habían extraído la bala y que la tormenta ya había terminado y que el barco mercante estaba en ruta al fondo del mar después de que hubiesen sacado a todos los traficantes que confesaron sus crímenes y que estaban encerrados en el calabozo del barco. El doctor le dejo un poco de intimidad para que pudiese ponerse la ropa y que con el bastón como apoyo pudiese salir a dar un pequeño paseo por la cubierta de la nave con todo marine volteándose a mirarle.
-me pregunto, que habrá sido de ese espadachín pirata, bueno tengo que alegrarme de que la marina haya salvado mi vida-murmuro Renart mirando al calmado y azul horizonte al que la nave se dirigía
(Off: bueno señor mío, con este post, marco el final de mi participación en este tema, espero que haya sido de su agrado)
-esto…es malo-dijo Renart. Puede que la tormenta fuese menos violenta pero algunas olas seguían siendo bastantes altas y peligrosas. Una ola de tamaño imponente se acercó por el lado de estribor golpeando con violencia la zona de popa. Renart quería mantenerse sujeto pero la garra cedió y junto a ella acabo en el agua. Flotando en el agua abrió los ojos viendo a su derecha el costado de babor del mercante ya curvado y con el agua casi en la cubierta principal
-no…. Tengo que… seguir viviendo-gimió Renart. A su lado izquierdo vio el gran buque de la marina aminorando la velocidad, se escuchaba el grito de sus tripulantes y parecía que se habían percatado de que había un hombre en el agua que era de las cosas en las que más parecían se estaban centrando. Uno de los marineros grito al zorro mientras tiraba un salvavidas atado a una cuerda
-¡usted, por favor señor, lo que sea, si puede oírme, por favor agárrese al flotador y nosotros le subiremos!-
Por un momento, Renart vacilo. Nado con su mano derecha en la que la garra continuaba bien cogida, rodeo el salvavidas con el brazo derecho poniendo como pudo la garra en el cordel del pantalón. Tras esto cerro los ojos para quedarse tranquilamente inconsciente, él se había despertado poco a poco, por lo que podía deducir por las banderas era que se había despertado en una de las camas de la enfermería de la nave de la marina. A su lado, una mesa con toda su ropa seca y plegada bajo sus armas. Su cuerpo estaba vendado casi por completo. Hablo con el doctor en busca de respuesta, este le dijo que le habían extraído la bala y que la tormenta ya había terminado y que el barco mercante estaba en ruta al fondo del mar después de que hubiesen sacado a todos los traficantes que confesaron sus crímenes y que estaban encerrados en el calabozo del barco. El doctor le dejo un poco de intimidad para que pudiese ponerse la ropa y que con el bastón como apoyo pudiese salir a dar un pequeño paseo por la cubierta de la nave con todo marine volteándose a mirarle.
-me pregunto, que habrá sido de ese espadachín pirata, bueno tengo que alegrarme de que la marina haya salvado mi vida-murmuro Renart mirando al calmado y azul horizonte al que la nave se dirigía
(Off: bueno señor mío, con este post, marco el final de mi participación en este tema, espero que haya sido de su agrado)
Brand
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- ¡¡¡¡¡RENART!!!!!– no había respuesta alguna, pasaban los minutos y no había señal del zorro humanoide. El pirata golpeó con firmeza el suelo de ese buque, descargando así toda la rabia que sentía acumulada. Tenía la imagen de ese capitán disparando, al animal de aspecto humano, grabada en su mente y le torturaba por dentro. Para Brand aunque el zorro fuera un marine, ya que se había creído toda la historia contada por Renart, el animal parlante se había comportado con honor y valentía, no merecía un final así, no después de haber combatido hasta el final cumpliendo con su objetivo. El oleaje seguía impactando en la zona de popa con violencia, dejando como resultado graves sacudidas, eran como si esas últimas olas dieran por finalizada la gran tormenta que había sacudido esa franja del East Blue.
Brandom se giró mirando el barco de la marina, cada vez estaba más cerca y ya se podía apreciar la actividad que había en la superficie de ese navío. Deberían haberse fijado en el estado del buque mercante, que cada vez se hundía un poco más, el agua ya había avanzado por las bodegas internas y la inclinación empezaba a ser peligrosa. Derrotado por el triste final de esa aventura se encaminó hacia una de las bordas, concretamente la que había su barca. Se dejó caer y cortó las cuerdas que la sujetaban, dejando que el pequeño medio de transporte cayera en la picada mar. El espadachín se sujetó y alzó la vela, luego con la ayuda de los remos y el fuerte viento puso rumbo hacia el claro que se veía no muy lejos de su posición, debía de salir de la totalidad de esa tormenta, por suerte, la iba dejando atrás.
El pirata miró a sus espaldas, dejando los remos en el interior de la barca; podía ver a los marines como abordaban el buque mercantil, pero desde esa distancia ni siquiera podía divisar lo que realmente hacían. Brand solo esperaba que el Renart hubiera tenido suerte, tal vez los propios marines lo encontraran y lo rescataran. Debía de pensar en positivo, no podía decaerse aunque se sentía mal por no haberlo podido ayudar.
<< Renart… ¡Nos volveremos a encontrar! >> miró seriamente el horizonte, adornado por el navío mercantil y el barco de la marina, los nubarrones se iban quedando atrás otorgando una imagen tétrica que significaba lo peligroso que podía ser una tormenta en plena mar. Por el otro extremo el mar tranquilo se cernía bajo ese cielo azulado, el sol impactaba con fuerza haciendo que el espadachín utilizara su mano para hacer sombra a sus ojos y poder ver mejor esa fina línea que separaba tanto el mar como el cielo, ese punto en que ambos opuestos se mezclaban.
<< He de continuar mi viaje y tendré que darme prisa antes de que la marina me chafe los talones >>
Glash D. Brandom se puso a remar con más intensidad, aprovechando ese tiempo en que los marines estaban ocupados interrogando a los traficantes y llevándolos a los calabozos del barco.
Brandom se giró mirando el barco de la marina, cada vez estaba más cerca y ya se podía apreciar la actividad que había en la superficie de ese navío. Deberían haberse fijado en el estado del buque mercante, que cada vez se hundía un poco más, el agua ya había avanzado por las bodegas internas y la inclinación empezaba a ser peligrosa. Derrotado por el triste final de esa aventura se encaminó hacia una de las bordas, concretamente la que había su barca. Se dejó caer y cortó las cuerdas que la sujetaban, dejando que el pequeño medio de transporte cayera en la picada mar. El espadachín se sujetó y alzó la vela, luego con la ayuda de los remos y el fuerte viento puso rumbo hacia el claro que se veía no muy lejos de su posición, debía de salir de la totalidad de esa tormenta, por suerte, la iba dejando atrás.
El pirata miró a sus espaldas, dejando los remos en el interior de la barca; podía ver a los marines como abordaban el buque mercantil, pero desde esa distancia ni siquiera podía divisar lo que realmente hacían. Brand solo esperaba que el Renart hubiera tenido suerte, tal vez los propios marines lo encontraran y lo rescataran. Debía de pensar en positivo, no podía decaerse aunque se sentía mal por no haberlo podido ayudar.
<< Renart… ¡Nos volveremos a encontrar! >> miró seriamente el horizonte, adornado por el navío mercantil y el barco de la marina, los nubarrones se iban quedando atrás otorgando una imagen tétrica que significaba lo peligroso que podía ser una tormenta en plena mar. Por el otro extremo el mar tranquilo se cernía bajo ese cielo azulado, el sol impactaba con fuerza haciendo que el espadachín utilizara su mano para hacer sombra a sus ojos y poder ver mejor esa fina línea que separaba tanto el mar como el cielo, ese punto en que ambos opuestos se mezclaban.
<< He de continuar mi viaje y tendré que darme prisa antes de que la marina me chafe los talones >>
Glash D. Brandom se puso a remar con más intensidad, aprovechando ese tiempo en que los marines estaban ocupados interrogando a los traficantes y llevándolos a los calabozos del barco.
- OFF ROL :
- Yo también doy por finalizado el rol. He de decir que me lo he pasado muy bien, buena aventura y muy buena imaginación; ha sido muy divertido. Muchas Gracias ¡Renart! Espero que también hayas disfrutado ¡Nos vemos!
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