¡No! ¡Los papeles! [Privado - Pasado] [Alice Turner, Murasaki Akane]

Me estaba empapando. ¿Paraguas? ¿Qué era eso? No formaba parte de mi vocabulario. De todos modos se estaba a gusto. Era como una... ¡una tormenta de verano! Sí, eso. Aunque después de pasar tanto tiempo en un hospital y después en aquella ciudad, ya ni siquiera tenía claro en que estación estaba. Lo único que temía era que se mojara demasiado el paquete que llevaba bajo la chaqueta y que iba protegiendo como podía del agua. Para un encargo que me hacían mis compañeros revos no quería fallarles, ahora que por fin me estaba recuperando de lo que me había hecho en mi infierno particular.

El paquete no parecía algo demasiado importante, pero es probable que sí lo fuera. Conmigo pasaría desapercibido... si no fuera porque miraba a todas partes, un poco paranoica debido a las secuelas. Y eso sin contar que apretaba mi chaqueta con bastante más fuerza de la necesaria. Mis pensamientos iban muy rápido por una vez, pero desde fuera seguía pareciendo que estaba un poco en shock. Me había costado tanto salir de aquel piso mugroso e incluso de la cama... Cada día me costaba hacer las tareas más cotidianas, como comer o ducharme. En qué momento había degenerado tanto... Vivía con miedo. No sabía a qué, pero lo tenía siempre presente. Aún así, una chispita de orgullo se me encendía dentro cada vez que lograba hacer un pequeño avance.

Mi curiosidad innata me estaba tentando para que abriera la bolsa de plástica donde llevaba los papeles y los leyera. Sabía perfectamente que no debía y que estaban cerrados de tal forma que no podría devolverlos a su estado original si fisgoneaba. Me mordí el labio. Tenía que llevarlos hasta uno de los puertos exteriores, no demasiado lejos de allí. Solo tardaría si me perdía, dado que todavía no conocía del todo bien el trazado de aquella ciudad. Y me daba cuenta de que quizás me estaban probando porque todavía no se fiaban de mí... Debía hacer la entrega de forma correcta y lo más rápido que pudiera, evitando los problemas.

A esas alturas no dejaba de pisar charcos en los que se me hundían los pies, y necesitaba unas veinte toallas. Me aparté un mechón de pelo de la cara por manía y continué, tras soltar un suspiro.

-¡Otro plato de comida, por favor!- Exclamó una chica de cabellos anaranjados, haciendo que su alegre voz se escuchara por todo el establecimiento, cosa que parecía haber hecho gracia a los comensales que se encontraban en el lugar en ese momento. Seguramente la mayoría eran clientes habituales que debía ir muy seguid a aquel pequeño hostal para disfrutar de su acogedor ambiente. "Creo que acerté viniendo aquí." Se dijo a sí misma mientras observaba a todos disfrutando como una gran familia. Los dueños del lugar eran amables y simpatizaban con sus clientes, quienes, al contrario de lo que suele ocurrir al ir a cualquier posada, tenían educación y no se ponían a soltar blasfemias o lanzar jaras   por los aires.

Era realmente un momento agradable, de hecho, si  ella siguiera siendo la misma chica que viajaba sin rumbo de un lado a otro, ese lugar hubiera podido ser un lugar en el que intentar permanecer. Ya se lo había ofrecido, de hecho, ya que  demostró, sin quererlo, ser una cantante y bailarina de primera, capaz de animar cualquier velada. "No pude evitarlo...esa canción era muy animada." -Aquí tienes, Akane-san.- Dijo el posadero al tiempo que dejaba un humeante plato de conejo en salsa frente a ella y rellenaba su vaso con agua. Era increíble que en solo dos días de estancia en aquel lugar, ya  fuera conocida por su preferencia por comer carne de conejo, entre otras cosas.

-¡Muchas gracias, señor!- Exclamó la chica antes de que una carcajada estallara  en las mesas de alrededor, quizá porque la chica estaba babeando a pesar de ser su cuarto plato de comida.

-Si sigues así acabaras engordando, onee-chan.- Dijo un hombre cerca  suya, antes de tomarse de un trago lo que le quedaba de su botella de ron, sin dejar de reír.

-¡Ca-Callate! No engordaría ni aunque me comiera el conejo más grande del mundo.- Contestó al tiempo que sus mejillas se tornaban en un tono carmesí, avergonzada. Aunque...tras darse cuenta de que acababa de decir algo así como "comerse a Rito", no pudo evitar unirse a las risas.

Aunque bueno...toda diversión tiene su fin, y la suya ya se había acabado. Una vez terminó de comer, pago la cuenta y fue a recoger sus cosas, las cuales había dejado en el humilde cuarto que había alquilado en el mismo hostal.  A todo esto, ¿qué hacía ahí? Bueno...el barco en el que habían estado viajando necesitaba algunas reparaciones, así que su capitán decidió detenerse en aquella isla-ciudad para repararlo, dejando a cada uno a sus anchas. "Nos reuniremos en el puerto en la tercera noche (llegaron por la noche por lo que pasaron ya dos noches y dos días) y partiremos a nuestro próximo destino." Y ya faltaba poco para el atardecer. La chica tomó la bolsa con sus pertenencias, que había dejado preparadas antes de ir a darse un festín (una vez a bordo se acabaría el comer conejo), su espada y juego de dagas y a Owl, quien se había quedado con ella a pesar de poder quedarse con Eagle y Sumire, quienes se encontraban ya en el barco, y tras ponerse una capa, con capucha, de color negro que había comprado ahí y la cubría prácticamente por completo, salió de camino al puerto.

Las gotas de lluvia caían cada vez con más intensidad sobre ella, empapando su cabello, el cual llevaba al descubierto a pesar de tener capucha. ¿Qué importaba? Cualquiera que la viese pensaría que era idiota por no resguardarse, teniendo con que, pero para ella aquello era agradable y renovaba de energía su cuerpo, que se movía con gracia, esquivando como en una danza los charcos que se habían acumulado. De hecho, si no fuera porque debía tener cuidado de que Owl no se lastimase, hubiera comenzado un espectáculo ahí mismo. Pero..."Ouch....Tal vez debería ir más atenta..." Ya era demasiado tarde. Sus juegos habían provocado que se chocara con una persona, y al menos ella había caído al suelo de culo, empapándose, más aún. -¡L...Lo siento mucho!- Se apresuró a disculparse al tiempo que se levantaba y centraba la mirada en ella, para ver si necesitaba ayuda o estaba bien.

Izquierda, derecha, derecha, de frente... Eh, un momento, ¿por qué había ahí un callejón sin salida? Deshice mis pasos hasta dar con el fallo y seguí el camino que me habían marcado. Estaba cansada de estar fuera del piso, y para colmo tenía que pasar cerca del hospital si no quería llegar tarde. Quise parar, dar media vuelta, echar a correr. Cualquier cosa antes que volver al infierno. Quería volver a casa, o ir con Jack a donde fuera, aunque esperaba que amainara antes de ir a dar una vuelta con él. Se suponía que quería enseñarme algo importante, y no sería yo la que se quejara. Si esa era la recompensa por superar aquella prueba...

Ya me había olvidado de las tentaciones, sólo estaba pendiente del reloj de muñeca que me había prestado por un rato, para que no se me fuera la cabeza. Tan pendiente...

-¡Au! -exclamé por la sorpresa.

El choque provocó una caída tanto suya como mía. ¿Quién era aquella chica y por qué no miraba dónde caminaba? Oh, espera... Yo tampoco lo hacía. Aun así, ¡estaba cabreada! Seguro que no me duraría demasiado, pero en ese momento hervía. Aquel traspiés me había retrasado más de lo que esperaba. Me levanté como pude y sacudí mi ropa, inútilmente. Total, más agua no cabía y la funda de plástico protegería todo lo demás.

-No pasa nada... -dije, conteniéndome para no dirigirle una mirada feroz. -Al menos parte de la culpa es mía, no iba atenta. -Suspiré, sin saber muy bien qué hacer con mis manos, si seguir sacudiendo mi camiseta, meterlas en los bolsillos... -¿Te has hecho daño en la caída?

Sonaba tanto como una frase cutre para ligar, que no pude evitar esbozar una sonrisa. "¿Te has caído del cielo, chica?" Era estúpido y además, no entendía por qué me hacía tanta gracia.

-De veras, lo siento -expresé, poniéndome más seria y mirando al suelo. -Pero...

"Tengo que irme." No quería dejarla con la palabra en la boca y menos si se había hecho daño, así que me quedé allí plantada, esperando.

La joven centró su mirada en la joven de cabellos oscuros con la que se había tropezado, la pobre estaba empapada de pies a cabeza, y no parecía ser solo a causa de aquella caída, aunque esta solo había empeorado su situación. "Con tanta ropa mojada, acabará pescando un resfriado." Pensó mientras sus ojos morados la recorrían, dando sus ojos  con un paquete que llevaba entre sus brazos, protegido por una cubierta de plástico, idónea para llevar papeleo en días lluviosos, pero...¿qué llevaría dentro?  "Preguntar esas cosas es de mala educación." Pensó, antes de darse cuenta de que estar delante mirándola como quien observa un espectáculo o un cuadro, tampoco lo era.

-¡Y..yo estoy bien, es solo que pesaba que no había nadie en la calle y....de verás que lo siento!- Exclamó la chica de forma nerviosa. Era increíble que siendo un puma, sea tan terriblemente torpe en algunas ocasiones...Aunque un tras pies lo tiene cualquiera, ¿no?  Pero eso no quitaba que por su culpa la chica estuviera totalmente empapada. -Eh...esto...¡Ten!- Dijo la joven de cabellos anaranjados al tiempo que se quitaba la capa y la aireaba un poco, salpicando hacia un lado el agua, de forma que ninguna de las dos se mojara más aún, antes de tendérsela a la desconocida. "Es lo menos que puedo hacer, está calada hasta los huesos por mi culpa."  Pensó, mirándola mientras mantenía su brazo extendido hacia ella, antes de recordar que debía llegar al punto de encuentro si no quería que zarparan sin ella por hacer la broma.

-Por dentro está seca y te mantendrá caliente, me gustaría ayudar más, pero tengo que llegar al puerto lo antes posible, así que al menos puedes quedarte con esto.- Le dijo a la chica, esperando que aceptará su regalo, antes de percatarse de que le faltaba algo, o mejor dicho, alguien. El buhito que solía ir siempre a su lado, el cual rondaba ya los viente centímetros de altura. Owl, quien había caído a apenas un par de metros de ella y era incapaz de volar a causa de la lluvia, que había empapado sus alas, llamó su atención con un graznido, logrando que se calmara al ver que estaba bien. "Prometo que tendré más cuidado." le prometió mentalmente antes de centrarse de nuevo en...¿Cómo se llamaba?

Suspiré y me recompuse. Su gesto era bonito y demostraba estar arrepentida, pero... Era su capa y seguro que la necesitaría, ahora y en un futuro.

-No pasa nada -murmuré con la cabeza gacha. -Quédate con la capa o serás tú la que se ponga enferma, eh... no sé tu nombre -dije con una risita nerviosa. -Por cierto, me llamo Alice Turner. -Extendí la mano con intención de estrechar la suya, aunque sería un poco raro teniendo en cuenta que en el momento ya no teníamos ni un solo centímetro de piel que no estuviera cubierto por agua. -Además, yo también tengo que ir al puerto a entregar esto. Si no, se me escapará un barco igual que a ti...

"Aunque quizás en sentido figurado." Levanté la funda con los papeles para que me entendiera y volví a meterla bajo la ropa. Cogí la capa que me tendía y la rodeé para quedar a su espalda y echársela sobre los hombros. Con suerte no le molestaría que lo hiciera.

-Vamos, que parecemos tontas. -Me quité unos mechones de pelo que se me habían pegado a la cara. -Al fin y al cabo, parece que tenemos el mismo destino, o parecido, ¿no?

El destino eran unos cuantos puertos libres de vigilancia, donde siempre había trapicheos y además, los piratas, revos y cualquiera fuera de la ley atracaban. Si no era un puerto sería cualquiera de los de al lado... No importaba. Lo único que me preguntaba era si tendría alguna implicación no seguir el itinerario que me habían dicho. Y que me acompañara alguien ajeno a lo que nos traíamos entre manos. Me eché a temblar por un instante, aunque no de frío. Esperaba que no pasara nada, eran tonterías, sin más. Miré de reojo a la chica.

-Y bueno... ¿a qué te dedicas? -pregunté cuando ya estaba en marcha.

Pregunta estúpida donde las haya. Sólo necesitaba saber si tendría que estar en tensión todo el trayecto o si no corría peligro, nada más.

La joven bajo la cabeza levemente, algo decepcionada ya que la chica no quiso aceptar su ayuda, pero al menos parecía haber logrado que dejará de estar molesta, o eso quería creer. -¡Yo me llamo Akane, encantada!- Exclamó la joven de forma alegre, al tiempo que le dedicaba una sonrisa, al tiempo que espachurraba entre sus brazos al pequeño Owl para hacer que entrara en calor. -Oh, cierto..este es Owl, mi compañero.- Comentó a la chica antes de ponerse en marcha con ella, dirigiéndose hacia el puerto, como si a esta le importara su vida...Aunque bueno, era una forma de sacar un tema de conversación mientras caminaban al puerto, donde quizá tuvieran que separarse, es decir...Alice, que era el nombre con el que se había presentado su acompañante, no tenía pinta de ser una criminal o algo por el estilo. También es verdad que ella podría tampoco parecerlo, pero por atolondrada e infantil que pareciera, era una asesina despiadada.

La joven de cabellos oscuros hizo su primer movimiento, preguntando a Mura antes de que esta fuera capaz de hacerlo ella. "¿A qué te dedicas?" Era una pregunta algo complicada...Y si bien era verdad que la pelinaranja en ocasiones parecía tonta, no lo era. Sería mejor que midiera sus palabras. -Bueno...la verdad es que soy...un nómada. Me dedico a ir de lugar en lugar. Para ganarme la vida cazo o realizo actuaciones callejeras. Normalmente iba siempre sola, pero ahora me he unido a cierta tripulación...aunque a veces me pregunto por qué lo hice...- Dijo, murmurando la ultima frase al tiempo que hinchaba las mejillas algo molesta, quizá por la bronca que tuvo con sus compañero antes de desembarcar. Muchas veces parecía estar fuera de lugar.

-¿Y tú, Alice?- Preguntó con curiosidad, mientras iba esquivando los charcos a modo de juego. No, esta chica no era capaz de ir andando como una persona normal, a no ser que tuviera obligación de hacerlo...Entre eso, sus tontos despistes como perder las botas si no se andaba con ojo y otras cosas...Pero bueno, al menos está vez no se las había olvidado.

-Es bonito -dije, refiriéndome a Owl y sonriendo. -Yo también tuve una mascota parecida una vez... -murmuré con cierta nostalgia.

En verdad no tan parecida, puesto que de un halcón a un búho había bastante diferencia, pero no creí que eso le interesara a ella. Parecía una chica inofensiva, pero tampoco tenía muy claro hasta qué punto podía contarle cosas sobre mí, aunque fueran insignificantes. Daba la impresión de que nos estábamos tanteando, como si tratáramos de averiguar hasta qué punto podíamos confiar la una en la otra y dónde estaba la línea entre una conversación inocente y algunas palabras que nos pudieran poner en peligro. Yo seguía mirando el reloj que tenía en la muñeca de cuando en cuando, cada vez menos a menudo.

Esa respuesta me lo decía todo... No, en verdad no me decía nada. Por lo menos parecía que lo de cazar no iba en el sentido de cazar gente así que podía estar tranquila.

-Yo... también voy de un lugar a otro en busca de cualquier trabajo, aunque ahora ya me he asentado un poco. Al principio me movía buscando información sobre mi pasado, pero ahora me limito a ayudar en lo que puedo a los menos afortunados supongo.

No pasaba nada porque le contara aquello, no le estaba diciendo nada que me pusiera en peligro. La verdad es que eso solo me recordaba que debía seguir avanzando, pero me quedaba una larga temporada en Water Seven, por suerte o por desgracia.

-Parece que ya estamos llegando. -El único barco más o menos grande que había por allí tenía una bandera pirata encima del mástil, lo cual explicaba muchas cosas. -¿Es ese tu barco? -pregunté, con una sonrisa que se podría malinterpretar fácilmente.

Así que una piratilla y una revolucionaria... Interesante, seguramente nos llevaríamos bien.

-¿Sobre tú pasado?- La chica miró a la joven con sorpresa y curiosidad. ¿Acaso ella también había perdido la memoria? Bueno, en su caso alguien había borrado sus recuerdos tiempo atrás para sus beneficios, cosa que dudaba que le hubiera sucedido a alguien en apariencia tan...distinta a ella. -Yo también...estuve buscando algo parecido...- Comentó al tiempo que bajaba la mirada. Una sonrisa amarga se formó entonces en sus labios. Pensar que aún no había hecho ningún avance en cuanto a eso...

- ¡L-Lo siento, me despiste un poco...!- Exclamó de repente, intentando pasar del tema. -¿Así que ayudas a los más necesitados? Hay muy poca gente que hace eso hoy en día, debes ser muy buena persona.- Dijo mirando hacia el frente, donde vislumbraron el puerto. Apenas había un par de barcos en los que la gente parecía despierta, o eso indicaban las luces encendidas en estos. Bueno...Menos el suyo que seguramente mantenía la luz apagada por discreción. Llevar a una dragona ta grande resaltaría demasiado si no.

Ambas se dirigieron al mismo puerto, en el que apenas había dos o tres barcos más a parte del suyo, que curiosamente parecía más grande que los otros. "Vaya, no eres la única cascara de nuez." Pensó antes de contestar a la chica. -Sí, es ese.- Admitió sonriendo. Tal vez siendo demasiado confiada, pero siendo como es, a no ser que se lo ordenara Aka (o que lo viera necesario), nunca mentiría sobre quien era ahora, ni se sentiría mal por serlo.

Me hizo gracia el hecho de que se perdiera en sus propios pensamientos. Era algo que me pasaba continuamente a mí también, y sin darme cuenta acababa en cualquier parte por no fijarme en por dónde caminaba. La chica empezaba a caerme bien y la lluvia estaba parando; el día no dejaba de mejorar. Sólo una cosa me preocupaba y era volver, aunque a cada paso pensaba menos en ello. Quise romper el silencio respondiendo a su comentario sobre ayudar a los necesitados.

-Bueno, lo intento, o mejor dicho, intentamos. -Suspiré con desgana. -Hay bastante gente que no deja de ponerle la zancadilla a todo el mundo y no nos lo ponen fácil precisamente. -Miré al suelo. -Pero en fin, no perdemos nada por seguir intentándolo.

En verdad podíamos perder demasiado. Desde nuestra casa y comida, hasta la libertad o la vida. Pero nunca las ganas ni los ideales. Me frené de golpe. ¿Qué era aquello...? Se me pusieron los pelos de punta en los brazos y la piel de gallina.

El ambiente estaba muy cargado, lo cual era raro teniendo en cuenta que la tormenta ya estaba amainando. En un lugar donde solía haber actividad, no se oía ni un rumor. ¿En serio, ni los pasos de alguien apresurado, ni los murmullos de un intercambio ilegal, ni las tablas preparadas para un desembarco? Fuera lo que fuera tendría que ver con el gobierno o aquello no estaría tan tranquilo.

-Algo está mal -murmuré. -Algo está muy muy mal... -repetí, nerviosa. -Ven conmigo, busquemos un sitio más seguro.

Tiré de la chica para escondernos en un callejón y me asomé para mirar el pequeño puerto secundario. Efectivamente, apareció un marine enfundado en su uniforme, patrullando la pequeña plaza. Pero si nunca se acercaban por allí... ¿Qué estaba pasando? ¿Y qué pasaría con lo barcos? Se veían sus banderas claramente.

-No sé si tus compañeros siguen en el barco, pero... te va a costar un poco llegar hasta allí sin llamar la atención de esos marines.

Mura escuchó con curiosidad las palabras de su acompañante, quien por lo visto parecía encaminada al mismo puerto que ella...Y, teniendo en cuenta que ese lugar tendía a ser frecuentado solo por personas como ella...O sujetos más despreciables...Así como los...¿Cómo se llamaban? Sabía que eran personas que luchaban contra el ejercito también..¿Quizá ella fuera una de estas personas? Bueno, no tenía pinta de ser una maleante y no creía haber visto su rostro en algún cartel, aunque el suyo tampoco estaba en uno...aún. Mientras avanzaban, la joven creyó escuchar algo...o mejor dicho, sentir la carencia de ciertos sonidos, y no parecía ser la única, pues Alice también parecía preocupada, si no, no hubiera tratado de tirar de ella para que salieran corriendo a ocultarse. Intentado, pues la chica no se movió hasta pasados unos segundos, planteándose antes el quedarse para enfrentar al marine y a sus amigos de ser necesario, pero no iba a poner en peligro a la chica.

Una vez se alejaron lo suficiente, la chica de cabello oscuro advirtió a Mura del peligro que corrían tanto sus compañeras como ella, y del que la chica no parecía preocuparse demasiado. "Sería una buena práctica nocturna, sí tuviera que pegarme con esos marines..." Pensó antes de contestar a Alice, dedicándole una sonrisa, que asustaba un poco, se mirase como se mirase.

-No te preocupes, dudo que mis compañeros tengan problemas con ellos...Y Tampoco creo que ellos sean capaces de detenerme.- Contestó confiada antes de alzar las orejas, transformadas en las de un felino, en alerta. Parecía que alguien se estaba acercando a ella, y fuera quien fuere apestaba a alcohol. -Viene alguien...- Murmuró, y en un momento sus orejas se esfumaron, volviendo a ser orejas normales segundos antes de que un marine que llevaba unas copas de más encima, apareciera. "Supongo que esperaré un poco para atacar...Por el bien de esta chica." Se dijo a sí misma, volteando de forma totalmente natural, como si no supiera que el hombre estaba ahí y que se chocarían si hacía eso. -¡Uy, lo siento mucho señor!- Exclamó antes de agarrar a Alice con intención de salir corriendo, si las retenía, solo habría que acusarle de borracho y de intentar atacarlas.

La chica titubeó, pero tras unos instantes decidió seguirme y esconderse conmigo. Bueno, por lo menos no era la única que notaba algo raro en aquel lugar. La pelirroja sonrió de forma algo escalofriante antes de contestar que por ella y por sus compañeros no habría ningún problema, que podían defenderse perfectamente de la autoridad. Me hacía replantearme si escogía bien mis compañías para pasear por la ciudad. En cualquier caso no parecía que fuera a tomarla conmigo, no por el momento al menos. Hizo algo que me sorprendió mientras advertía que alguien se dirigía a donde estábamos, aunque yo no podía oír sus pasos. "¿Orejas de gato?" Desde luego aquello no era algo tan común, debía tratarse de una zoan. Aunque bien pensado, las frutas empezaban a ser bastante comunes últimamente y sólo los ciudadanos de a pie se sorprendían al ver usuarios.

Los pasos eran sólo era un hombre que pasaba por allí, aunque no tenía muy buena pinta y nos miraba mal por haber tropezado con él, o mejor dicho, haber fingido que nos tropezábamos, cosa que él no sabía. ¿Tanta tensión por aquel tipo?

-A ver si miráis por dónde vais, enanas... -masculló de mala gana, mientras ya se iba. Después pareció murmurar para sí mismo: -No creo que este sea el mejor sitio para dos señoritas... -Se rascó la cabeza, ensimismado. -Y menos ahora que esos marines ya se han ido.

Solté el aire que había contenido durante ese par de minutos.

-Pues al final... no era para tanto, supongo -dije, arrepentida de haberla arrastrado allí. -Creo que te debo una disculpa por la impulsividad. Y me parece que... -me asomé de nuevo para ver cómo estaba la plaza- ya tenemos vía libre.

Volvía a verse la actividad común de aquel sitio. Fuera lo que fuera lo que buscaban los del gobierno no lo habían encontrado o quizás simplemente querían meterle miedo a la gente que hacía sus chanchullos por allí. Pude ver a la persona a la que debía entregarle los papeles en una esquina, así que salí del escondrijo y fui hacia ella.

-Dame un momento -le dije a Akane mientras ya me iba-, voy a entregar esto y ahora vuelvo -le sonreí.

No quería dejarla sola y con la palabra en la boca, pero corría prisa que hiciera la entrega. Después de que le diera el paquete a la revo, podríamos despedirnos.

Una vez el peligro pasó, ambas regresaron al puerto con total calma. Por lo visto, no había sido nada grave y eso había hecho que su compañera que parecía algo ansiosa, se relajara. Una vez ahí, la chica de cabellos oscuros se detuvo un momento, antes de decirle a Akane que esperara. Por lo visto debía entregar el sobre que había estado cargando y protegiendo de la lluvia a cierta persona que se encontraba en aquel lugar, y que por lo visto ya había localizado. -Claro, te espero.- Dijo asintiendo, antes de dirigirse de buscar un banco en el que sentarse a esperar, fijando sus ojos en ella mientras se alejaba, apartando la vista solo para mirar a Owl de vez en cuando, con quién había empezado una entretenida conversación. Al ser de noche, su amiguito estaba totalmente despierto.

-Parece que hemos hecho una amiga bastante interesante, ¿verdad Owl?- Comentó mientras acariciaba la cabeza del buhito, quien soltó un graznido al tiempo que cerraba los ojos, por lo visto le gustaba que le acariciaran en esa zona. -Oh, cierto. Tus alas se han debido secar ya. ¿Puedes volar?- El ave se levanto, desacomodándose del regazo de la chica antes de comenzar a batir sus alas, terminando de secar sus plumas antes de alzar el vuelo a modo de respuesta. -Ya veo que sí, como esperaba de mi pequeño. ¿Podrías hacerme un favor? Necesito que vueles hasta el barco ara indicarle a esa estúpida lagartija que llegaré dentro de poco. Y recuerda, al lagarto. Si se lo adviertes al pajarraco lo más posible es que me intente dejar en tierra.- Dijo poniendo mala cara al pensar en su desagradable subcapitán. Al menos para ella. No había hecho muy buenas migas con él y algún que otro miembro de la tripulación.

Una vez dicho eso, Owl asintió y alzó el vuelo, desapareciendo en el cielo nocturno segundos antes de que su acompañante reapareciera. -¿Ya acabaste?- Preguntó volteándose y dedicándole una alegre sonrisa.

La revo observó el paquete, seguramente intentando descubrir si lo había abierto para ver su contenido o si lo habría estropeado de alguna manera. Cuando terminó, esbozó una mueca de lo que parecía satisfacción, y yo dejé escapar el aire que estaba conteniendo y dejé de temblar tanto.

-Buen trabajo -murmuró, sin mostrar ninguna expresión aparte de la fugaz mueca anterior. -Deberías volver a casa para avisar de que ya has completado la misión.

Asentí, eso pensaba hacer en cuanto pudiera. Esperé a que se alejara para volver al lado de Akane sin que la revo me viera. No sabía hasta qué punto aquello estaba bien o mal, así que era mejor no arriesgarme a que me cayera una sanción o algo así. Por lo menos parecía que el día iba a acabar bien y ya había escampado. Me acerqué a la pirata, que había "perdido" a una de sus mascotas en el tiempo que yo estaba cerrando la misión. Podía verla volar hacia el barco, dispuesta a llevar un mensaje, supuse.

-Sip, ya acabé -le respondí, soltando un largo suspiro después. -¿Qué os trajo aquí? ¿Una renovación para el barco? En Water Seven no hay gran cosa que no sean los astilleros, aunque es un sitio bonito para visitar. -No sabía si estaba preguntando más de lo que debía, pero seguí. -¿Y a dónde os dirigís ahora?

Sólo pretendía ser amable. Miré el reloj otra vez, una manía que empezaba a ser preocupante. Si todo iba según lo esperado, le diría:

-Bueno, supongo que es hora de irme... Encantada de conocerte, Akane.

Y me iría.

La chica respondió asintiendo a la primera pregunta que le hizo su acompañante, quien parecía bastante más relajada en aquel momento, tras lo que añadió, para completar su respuesta: -Sí, la verdad es que nuestro barco no es el mejor del mundo...así que había que hacerle algunos arreglos. Aunque no sé hacía donde nos dirigimos.- Dijo al tiempo que alzaba el rostro hacia el cielo y se estiraba. -La verdad es que el único que sabe a donde vamos es el capitán, que es el navegante, pero como tenemos intereses comunes, supongo que está bien. Por mucho que a veces sea un idiota y sea molesto...Es una persona en quien creo que puedo confiar.- Continuó, alejándose del tema inicial, motivo por el que se apuró en disculparse nada más se dio cuenta. -Lo...Lo siento, supongo que te estoy aburriendo con todo esto, además...Seguro que tienes prisa, y yo también debería ir yendo...- Añadió al tiempo que se rascaba la nuca, con algo de nerviosismos. Y razón no le faltaba.

Alice ya se había despedido de ella, y Akane estaba a punto de hacer lo mismo justo cuando un sonido hizo que sus orejas se alzaran, poniéndola en alerta antes de voltear la cabeza en dirección al lugar en el que estaba su barco. ¿Ya están zarpando? No podía ser verdad..."¿QUÉ PIENSA ESA LAGARTIJA QUE HACE ZARPANDO SIN MÍ?" Pensó, junto a un montón de blasfemias por culpa del idiota de Bakagami. -Yo también me alegro de haberte conocido, Alice, espero que nos volvamos a ver- Dijo de forma acelerada al tiempo que salía corriendo y se despedía moviendo la mano de un lado a otro, al tiempo que corría. Al llegar junto al barco, saltó transformándose en Puma, y una vez a bordo, soltó unas cuantas blasfemias hacia sus compañeros.