David contra Goliat

Límite de tiempo : Sin fecha límite.

Escenario : Reino de Lvneel, reino localizado en North Blue. En este reino nació y fue ejecutado "Mentiroso Norland". Su historia es conocida a lo largo de todo North Blue, la de como hizo partir a su rey a Grand Line en busca de la Ciudad de Oro y como fue ejecutado como mentiroso tras no encontrarla. Se encuentran frente a un bar dedicado al "Mentiroso Norland".



Turnos : Tenzo - Dexter - Tenzo ...

Condiciones :
- Se conservan cicatrices pero no muerte ni mutilaciones, a K.O.
- Sin nomenclaturas.
- Que sea en presente.
- Haré el primer post.
- Frente a un bar.

Otra vez en Lnveel... ¿Por qué siempre terminaba allí, como si no tuviera nada mejor que hacer? Desde el comienzo de su vida como pirata, aquella isla era escenario de las cosas más raras y escandalosas que había vivido, incluido el encuentro con aquel Marine, Kimura Hayate. ¿Qué hacía entonces en ese lugar? Tal vez la búsqueda de piezas para I.S.L.A. fuera una buena excusa, ya que el reino era conocido por sus navegantes y, por ello, la memoria del proyecto podría estar repleta de rutas y cartas para evitar contratiempos... Pero no, la verdad es que estaba allí por casualidad. Simple azar, ver un martillo gigante en el cielo caer sobre la isla y acercarse a curiosear.

-Es bastante más ligero de lo que esperaba- dijo, levantándolo con una mano-, pero menos mal que no ha caído sobre una casa- había aún un anciano bastante nervioso junto a él. Había estado a punto de formar parte de la huella de tres centímetros que había dejado la colosal arma.

Intentó hacer un par de movimientos con él, pero debido a la diferencia de tamaño se le resistía, y se planteó la siguiente cuestión lógica. ¿A quién pertenecería? Estaba claro que no a alguien ordinario, pues si con su altura el arma era demasiado grande... Bueno, tampoco era una sorpresa ya que era más grande que él mismo, bastante más, de hecho. Sólo había dos tipos de persona que llevarían un arma así: Un ciborg con los implantes adecuados o un gigante. Y lo segundo no era muy raro verlo. Es más, tras un ruido extraño, gritos de paisanos y un "Sálvese quien pueda", una figura enorme se alzó. Seguramente fuera el propietario del arma. ¿Qué podía perder por preguntarle?

Se hizo con el martillo al hombro y recorrió tranquilamente las calles hasta dar con el hombre de tanta altura, que estaba en ropa interior. La cosa cada vez estaba más rara, y empezaba a preguntarse si no soñaría todo aquello desde un hospital tras darse un golpe en la cabeza. En fin...

-¡Oye, tú?- gritó, intentando que lo oyera. Aunque claro, también podía ver el martillo-, ¡¿Esto es tuyo? Porque casi matas a un viejo!

Cómo reaccionaría era un misterio, pero tampoco era muy importante. Al fin y al cabo, si no había hecho daño a nadie tampoco tenía por qué hacérselo a él.

Casi tuvo que agarrarse al martillo para no salir despedido. Con el golpe de aquel gigante, el martillo había quedado hundido en el suelo y él a varios metros de altura, sujetando con ambas manos lo que perfectamente podría considerarse el tronco de un árbol joven. ¿Cómo había llegado a aquel punto? Porque no recordaba haberle pedido una demostración de fuerza, sino que le había echado una pequeña bronca... Y el enorme hombre lo único que hizo fue mirarlo con gesto extrañado y finalmente reír para terminar intentando hacerlo volar. "Efectivamente este hombre tiene un problema", fue lo que pensó, asiéndose como podía, para terminar dejándose caer al suelo.

-Eso ha sido muy poco educado-dijo, observando al hombre que parecía seguir fascinado-. Podría haber salido volando, no esperaba que hicieras eso.

"Por suerte ha clavado la parte del pico", dijo su mente mientras levantaba con cierto esfuerzo el objeto. Era muy incómodo agarrarlo por ahí, pues seguía siendo enorme y a pesar de su fuerza la presión podía hacer que el suelo cediera bajo sus pies en cualquier momento.

-...¡Y tres!- gritó, mandando el martillo a volar una veintena de metros antes de recogerlo con ambas manos y bastante esfuerzo. ¿Cuánto tiempo llevaba sin hacer ese tipo de tonterías? Tal vez desde antes de Mariejoa... ¿Sunaba? Quién sabe. Dejó el martillo suavemente en el suelo, intentando no romper ningún adoquín y activando su haki de observación para no golpear sin querer a alguien y... ¡Colocado!

Miró de nuevo al gigante, esperando su reacción. ¿Por qué demonios lo estaba poniendo a prueba? Y más importante, ¿Por qué se estaba dejando probar? A quién le importa, estaba empezando a ser hasta divertido. Tan sólo había un pequeño detalle...

-Si quieres seguir jugando a esto, tal vez debiéramos alejarnos de la ciudad. No sé, por eso de no estampar a alguien sin querer y esas cosas.

Off:

Parecía que aceptaba la idea de alejarse, pero sus otras palabras le chocaron un poco más. ¿Rivales? La gente estaba obsesionada con luchar día sí día también. ¿No podían contentarse con llevar una vida sosegada? Dexter era víctima de aquellos espíritus beligerantes, y había perdido a mucha gente por culpa de eso. No le agradaba mucho la idea, la verdad. Aunque, sin embargo, un combate amistoso siempre era plato de buen gusto.

-Soy un caso único- respondió, con una sonrisa, pensando en el halago que acababa de recibir. Sabía que era fuerte, pero había, o debía haber, muchos gigantes que lo superasen. Al fin y al cabo, si él podía entrenarse ellos también, y partían con bastante ventaja-, pero no sé hasta qué punto se podría considerar bueno eso- terminó añadiendo, dubitativo. ¿Era bueno ser el único de su clase? Si todos se pareciesen más a él, no en poder, sino en carácter, la paz volvería a reinar en el mundo... ¿Qué más daba aquello ahora?

El gigante terminó señalándose, objetando que era complicado desplazarse por aquel lugar. Ciertamente, para alguien de su talla no debía ser sencillo precisamente ir con calma por una ciudad de humanos. Incluso a él, con sus dos metros y poco, le costaba a veces estar erguido en algunos lugares. Sin embargo, no debía resultarle demasiado problema llegar al bosque por las calles más amplias... "En fin, vamos a lo rápido".

-Si quieres podemos ir evitando la ciudad- movió un brazo, y a su espalda surgió un peldaño de tono azulado, que tocó con la mano y el viento se volvió sólido en él-. Sólo tienes que subir a los peldaños que te vaya haciendo.

Se creó un segundo, conectado al primero. Odiaba tener que usar aquella técnica de forma tan frívola, pero si no había más remedio...