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No era la primera vez que el lobo blanco visitaba aquella extraña isla llena de curiosidades. De hecho era la segunda, la primera fue con el revolucionario Flea, del cual se hizo amigo. Juntos habían liberado a muchos esclavos de las garras de unos estúpidos nobles. Drake tuvo que usar una identidad secreta en ese momento y por ello ahora podía caminar tranquilo sin miedo a que le reconociera. Todo tenía que ir bien mientras no usará su forma completa pues fue la que usó en aquella ocasión. La razón por la que no se dejó ver era bastante sencilla. No quería que Derian tuviera problemas por su culpa ya que estuvo a punto de golpear a un Tenryubito, quizás lo habría hecho si el revolucionario no le hubiese parado. Aquello fue hacía ya casi tres años y ahora esperaba que no hubiese mucha esclavitud por allí o trataría de liarla sin meter a la chica que protegía en líos.
El transporte que estaban usando era una especie de carruaje arrastrado por cuatro magníficos caballos. Dentro se hallaba Iliana, Drake sin embargo iba en el techo tumbado y no recordaba bien si alguien más se había unido. Le daba demasiada pereza olisquearlo y activar el haki de observación mucho más. Tan solo se dedicaba a mirar a su alrededor al mismo tiempo que buscaba gente musculosa con la que luchar. El motivo por el que estaban allí era típico ya para el luchador, debían de reunirse con un noble conocido de Derian. El castaño llevaba por primera vez en mucho tiempo su túnica blanca, la cual usaba para sus entrenamientos. Dicho ropaje estaba hecho a su medida y por ello le quedaba bien pese a que era un poco más “ancho” por así decirlo. El capitán de la guardia metió la mano derecha en el bolsillo y notó algo extraño, por ello no tardó en sacarlo cuanto antes para ver de qué se trataba dicha sensación.
Lo qué sacó el hizo esbozar una sonrisa algo extraña, era un cartel en el qué salía él con el precio correspondiente a su cabeza. Por el momento nadie podía atacarle gracias a ser el soldado de un Shichibukai pero la verdad es que le encantaba mirarse en aquellas cosas. Drake estiró la mano ahora y coló aquel pedazo de papel por la ventana del carruaje con la esperanza de que la chica lo viera, si lo hacía vería un precio de 421.000.000 Berries. Pasaron unos cuantos minutos más cuando por fin llegaron a una especie de edificio bastante llamativo. Tenía un intenso color morado por toda la fachada y daba todo el cantazo allí en mitad, lo que provocó que el lobo blanco empezara a reírse sin parar. Las risas provocaron que los dos guardias de la puerta se mosquearan un poco y llevaran las manos a las lanzas. La descripción de aquellos tipos podía definirse como “gorilas” aunque para el guardaespaldas eran ardillas. El transporte paró y ahora unos sirvientes de aquel noble se acercaron para recibir a la princesa Iliana.
El transporte que estaban usando era una especie de carruaje arrastrado por cuatro magníficos caballos. Dentro se hallaba Iliana, Drake sin embargo iba en el techo tumbado y no recordaba bien si alguien más se había unido. Le daba demasiada pereza olisquearlo y activar el haki de observación mucho más. Tan solo se dedicaba a mirar a su alrededor al mismo tiempo que buscaba gente musculosa con la que luchar. El motivo por el que estaban allí era típico ya para el luchador, debían de reunirse con un noble conocido de Derian. El castaño llevaba por primera vez en mucho tiempo su túnica blanca, la cual usaba para sus entrenamientos. Dicho ropaje estaba hecho a su medida y por ello le quedaba bien pese a que era un poco más “ancho” por así decirlo. El capitán de la guardia metió la mano derecha en el bolsillo y notó algo extraño, por ello no tardó en sacarlo cuanto antes para ver de qué se trataba dicha sensación.
Lo qué sacó el hizo esbozar una sonrisa algo extraña, era un cartel en el qué salía él con el precio correspondiente a su cabeza. Por el momento nadie podía atacarle gracias a ser el soldado de un Shichibukai pero la verdad es que le encantaba mirarse en aquellas cosas. Drake estiró la mano ahora y coló aquel pedazo de papel por la ventana del carruaje con la esperanza de que la chica lo viera, si lo hacía vería un precio de 421.000.000 Berries. Pasaron unos cuantos minutos más cuando por fin llegaron a una especie de edificio bastante llamativo. Tenía un intenso color morado por toda la fachada y daba todo el cantazo allí en mitad, lo que provocó que el lobo blanco empezara a reírse sin parar. Las risas provocaron que los dos guardias de la puerta se mosquearan un poco y llevaran las manos a las lanzas. La descripción de aquellos tipos podía definirse como “gorilas” aunque para el guardaespaldas eran ardillas. El transporte paró y ahora unos sirvientes de aquel noble se acercaron para recibir a la princesa Iliana.
Iliana Markov
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Lord Garou era un noble de Hallstat exiliado hacía ya cuatro años, cuando su padre había sido acusado de alta traición y despojado de su título de conde. Este había sido otro de los nobles acusados, pero a diferencia de a Derian, la vida en el exilio le había sonreído. Se había convertido en un acaudalado comerciante del Paraíso, inmensamente más rico que cuando tenía su anterior título de barón. Lord Garou había sido uno de los principales promotores de la guerra civil de Hallstat junto a un tal don Meneror y el barón de Veris. Por ello, el rey lo consideraba un buen aliado y amigo, motivo que les había llevado a acudir ahora a su ayuda.
De momento el noble les había acogido bien. En el momento en que desembarcaron en el groove 30, un carruaje de caballos estaba esperando para llevarlos hasta la residencia del barón. Iliana hubiera preferido alguno de los transportes burbuja que empleaban en la isla, pero no le pareció muy diplomático negarse a aceptar la hospitalidad del noble. Posiblemente en las próximas semanas dependería de su buena voluntad, y no hubiera sido sabio enfadar a la persona que podía entregarla a la Marina. Apartó las cortinas y miró por las ventanas del carruaje. Nunca había visto una isla similar, y era bastante extraña. Había esas extrañas plantas colosales por todos lados, y cada varios cientos de metros cruzaban un puente a otro groove. ¿Realmente era una isla? Casi parecía una aglomeración de muchos islotes bastante próximos entre sí.
Mientras observaba el paisaje, comenzó a pensar en los riesgos de aquello. Si Lord Garou pretendía tenderles una trampa, no podría tenerlo más fácil... lo peor de aquello es que una vez estuviese "a salvo", Drake se marcharía a participar en la guerra de Hallstat. En ese momento, estaría indefensa ante una posible argucia del noble. Realmente si iba a estar sola, necesitaría una buena defensa. En ese momento una enorme manaza asomó por la ventana sujetando un cartel de recompensa: Era Drake, enseñando el suyo. Con un suspiro, Iliana le dio un manotazo y dijo:
- Ya se que eres un bruto, chucho, no hace falta que lo demuestres.
Algo de mal humor, se giró y miró hacia el otro lado, dándole vueltas al asunto. Entonces se dio cuenta de que Drake tenía la clave para resolver todo aquello fácilmente. Asomó la cabeza por la ventana y dijo:
- Oye... cuando tú te vayas, estaré sola. Necesito que me hagas un favor, y es por mi seguridad. Si me das tu sombra, podré defenderme de cualquiera que me ataque.
En ese momento se fijó en que estaban llegando a una enorme y extravagante mansión con el tejado de color morado intenso. Drake comenzó a reírse a carcajadas, y ciertamente no era para menos. ¿Quién tenía tan mal gusto como para vivir ahí? El carruaje se detuvo, y un criado abrió la puerta y le tendió la mano para ayudarla a bajar. Con un bufido de desdén, descendió ella sola de un salto y se dirigió a la puerta. Entonces se giró hacia su enorme guardaespaldas, el cuál seguía en el techo del carruaje.
- ¿Vamos, Drake?
En la puerta había un mayordomo junto a los guardias. Este hizo una reverencia y dijo:
- Acompañadme Alteza, por favor. Su Señoría os espera en el salón.
De momento el noble les había acogido bien. En el momento en que desembarcaron en el groove 30, un carruaje de caballos estaba esperando para llevarlos hasta la residencia del barón. Iliana hubiera preferido alguno de los transportes burbuja que empleaban en la isla, pero no le pareció muy diplomático negarse a aceptar la hospitalidad del noble. Posiblemente en las próximas semanas dependería de su buena voluntad, y no hubiera sido sabio enfadar a la persona que podía entregarla a la Marina. Apartó las cortinas y miró por las ventanas del carruaje. Nunca había visto una isla similar, y era bastante extraña. Había esas extrañas plantas colosales por todos lados, y cada varios cientos de metros cruzaban un puente a otro groove. ¿Realmente era una isla? Casi parecía una aglomeración de muchos islotes bastante próximos entre sí.
Mientras observaba el paisaje, comenzó a pensar en los riesgos de aquello. Si Lord Garou pretendía tenderles una trampa, no podría tenerlo más fácil... lo peor de aquello es que una vez estuviese "a salvo", Drake se marcharía a participar en la guerra de Hallstat. En ese momento, estaría indefensa ante una posible argucia del noble. Realmente si iba a estar sola, necesitaría una buena defensa. En ese momento una enorme manaza asomó por la ventana sujetando un cartel de recompensa: Era Drake, enseñando el suyo. Con un suspiro, Iliana le dio un manotazo y dijo:
- Ya se que eres un bruto, chucho, no hace falta que lo demuestres.
Algo de mal humor, se giró y miró hacia el otro lado, dándole vueltas al asunto. Entonces se dio cuenta de que Drake tenía la clave para resolver todo aquello fácilmente. Asomó la cabeza por la ventana y dijo:
- Oye... cuando tú te vayas, estaré sola. Necesito que me hagas un favor, y es por mi seguridad. Si me das tu sombra, podré defenderme de cualquiera que me ataque.
En ese momento se fijó en que estaban llegando a una enorme y extravagante mansión con el tejado de color morado intenso. Drake comenzó a reírse a carcajadas, y ciertamente no era para menos. ¿Quién tenía tan mal gusto como para vivir ahí? El carruaje se detuvo, y un criado abrió la puerta y le tendió la mano para ayudarla a bajar. Con un bufido de desdén, descendió ella sola de un salto y se dirigió a la puerta. Entonces se giró hacia su enorme guardaespaldas, el cuál seguía en el techo del carruaje.
- ¿Vamos, Drake?
En la puerta había un mayordomo junto a los guardias. Este hizo una reverencia y dijo:
- Acompañadme Alteza, por favor. Su Señoría os espera en el salón.
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Iliana dijo unas palabras que nunca debió de haber dicho. Dijo que iba a estar sola sin poder defenderse y eso ya había liberado el lado sádico del castaño. Drake pensaba amenazar a toda la isla con un altavoz en cuanto fuera posible, sin embargo terminó de escucharla y ahora creyó haber escuchado mal. Ella le estaba pidiendo su sombra así de buenas, esto provocó que el guardaespaldas se quedara pensativo con una expresión bastante seria. No pasaron ni cinco segundos cuando de repente volvió a reír. – Oh pues quédatela, no me sirve para nada. – El cánido era tan simple que sus respuestas resultaban impresionantemente ridículas pero con lógica. Todavía no había descartado la idea de amenazar a todo el mundo. No iba a permitir que la princesa se sintiera insegura en aquel sitio lleno de traficantes y de idiotas con aires de grandeza por tener dinero.
El chico se quedó en el tejado del carruaje hasta que escuchó las palabras de la morena, a las que asintió saltando del vehículo. Una vez sus pies tocaron la tierra se pudo notar una leve vibración que hizo a uno de los guardias fruncir el ceño. Pensaban que solo era un arrogante con túnica y nada más, era gracioso saber que estaban totalmente equivocados. Cuando aquel hombre los invitó a pasar al interior, el lobo blanco se colocó el primero con toda la confianza del mundo y activó su mantra. Aquello fue algo irrespetuoso pero le daba igual, era la persona más desconfiada del mundo y prefería ir delante por si había trampas. Su olfato ahora empezó a traerle bastantes aromas, entre ellos el de hamburguesas. Los ojos del luchador tomaron un brillo especial debido a su enorme felicidad, esperaba poder comerse alguna allí dentro y repetir varias veces si era posible.
Aquel mayordomo los condujo por el edificio mostrándoles algunas esculturas raras sobre antiguos héroes de islas lejanas. Drake cada vez que escuchaba aquellas cosas empezaba a reír por lo bajo pero con el suficiente tono para que pudiera escucharse si se ponía atención. Le resultaba divertido que alguien alardeara de tener trozos de piedra con forma de personas. De hecho no tardó en ponerle un mote al noble al que habían ido a visitar, se llamaría “El Príncipe Medusa”. No tardaron en llegar a un enorme salón con varios sillones, mesas y sillas, además había una enorme chimenea. Al final de la sala se podía ver un sofá, claramente había alguien sentado pero estaba mirando hacia el fuego y no podía vérsele. Al lobo no le importaba mucho y tan solo se dedicó a caminar a una estantería dónde había varios platos con golosinas, galletas y demás aperitivos. Sacó su lengua a pasear, relamiéndose despacio y pensando en comer pues tenía bastante hambre.
- Señor, la princesa Iliana está aquí.
Dijo ahora aquel mayordomo mientras esperaba órdenes y miraba al sofá de forma sonriente. Drake alzó una ceja al darse cuenta de que a él no lo habían nombrado, eso provocó que esbozara una mediana sonrisa y mirase a la dirección de dónde venía el olor a hamburguesa. Justo tras eso esperó a que el sirviente se fuera para después transformarse en su forma completa antes de que el noble le viera. Una vez hecho eso emitió una sonrisa que inspiraba miedo, ya iba a hacer de las suyas durante la conversación de la chica con aquel tío. Pensaba comerse todo a escondidas, darles alguna que otra colleja a los guardias y desafiar al guardaespaldas de aquel tipo de forma amistosa. A decir verdad se había preparado bien la agenda en cuestión de segundos.
El chico se quedó en el tejado del carruaje hasta que escuchó las palabras de la morena, a las que asintió saltando del vehículo. Una vez sus pies tocaron la tierra se pudo notar una leve vibración que hizo a uno de los guardias fruncir el ceño. Pensaban que solo era un arrogante con túnica y nada más, era gracioso saber que estaban totalmente equivocados. Cuando aquel hombre los invitó a pasar al interior, el lobo blanco se colocó el primero con toda la confianza del mundo y activó su mantra. Aquello fue algo irrespetuoso pero le daba igual, era la persona más desconfiada del mundo y prefería ir delante por si había trampas. Su olfato ahora empezó a traerle bastantes aromas, entre ellos el de hamburguesas. Los ojos del luchador tomaron un brillo especial debido a su enorme felicidad, esperaba poder comerse alguna allí dentro y repetir varias veces si era posible.
Aquel mayordomo los condujo por el edificio mostrándoles algunas esculturas raras sobre antiguos héroes de islas lejanas. Drake cada vez que escuchaba aquellas cosas empezaba a reír por lo bajo pero con el suficiente tono para que pudiera escucharse si se ponía atención. Le resultaba divertido que alguien alardeara de tener trozos de piedra con forma de personas. De hecho no tardó en ponerle un mote al noble al que habían ido a visitar, se llamaría “El Príncipe Medusa”. No tardaron en llegar a un enorme salón con varios sillones, mesas y sillas, además había una enorme chimenea. Al final de la sala se podía ver un sofá, claramente había alguien sentado pero estaba mirando hacia el fuego y no podía vérsele. Al lobo no le importaba mucho y tan solo se dedicó a caminar a una estantería dónde había varios platos con golosinas, galletas y demás aperitivos. Sacó su lengua a pasear, relamiéndose despacio y pensando en comer pues tenía bastante hambre.
- Señor, la princesa Iliana está aquí.
Dijo ahora aquel mayordomo mientras esperaba órdenes y miraba al sofá de forma sonriente. Drake alzó una ceja al darse cuenta de que a él no lo habían nombrado, eso provocó que esbozara una mediana sonrisa y mirase a la dirección de dónde venía el olor a hamburguesa. Justo tras eso esperó a que el sirviente se fuera para después transformarse en su forma completa antes de que el noble le viera. Una vez hecho eso emitió una sonrisa que inspiraba miedo, ya iba a hacer de las suyas durante la conversación de la chica con aquel tío. Pensaba comerse todo a escondidas, darles alguna que otra colleja a los guardias y desafiar al guardaespaldas de aquel tipo de forma amistosa. A decir verdad se había preparado bien la agenda en cuestión de segundos.
Iliana Markov
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Antes de acercarse a la puerta, se agachó y "agarró" la sombra de Drake, despegándola del suelo. Con un rápido movimiento de la katana la cortó, y esta disminuyó de tamaño hasta convertirse en una figura negra con la forma del chico lobo. Iliana dejó caer esta dentro de su propia sombra, y la figura desapareció en el interior de esta. Ya estaba hecho... ahora tenía un seguro de vida. Se acercaron a la mansión, y el mayordomo les abrió las puertas y los guió por los pasillos. El lugar derrochaba lujo y opulencia por todos lados, pero a diferencia del palacio real de Hallstat, estaba clara la falta de buen gusto. El resultado es que el lugar parecía una especie de galería de los horrores con toda clase de obras de arte, a cada cuál más estrafalaria y extraña que la anterior.
- Si esto es la casa, a saber cómo es el dueño - le susurró a Drake.
Al cabo de un rato en que se dedicó a ignorar las aburridas explicaciones del mayordomo acerca de las obras allí expuestas, llegaron al salón. No era mucho más agradable, aunque la comida servida en este era un punto agradable. El mayordomo la presentó, y el hombre del sillón se levantó. Era un tipo con un traje morado y amarillo, que lucía un gran bigote púrpura, una chistera dorada y un monóculo. No podía ser más extraño.
- Oh, Alteza, sed bienvenida a mi morada. Por favor, tomad asiento.
- Gracias por vuestra hospitalidad, lord Garou - dijo Iliana - Mi padre tendrá muy en cuenta vuestra generosidad.
- Vuestro padre siempre ha sido un buen amigo mío, Alteza. No necesito más motivos para acogeros.
La chica se sentó en uno de los sofás, cogiendo un aperitivo de la mesa. En ese momento se fijó en que Drake había pasado a su forma completa. "Espero que no la líe..." pensó, algo preocupada. A veces era difícil mantener al lobo controlado o evitar que anduviese haciendo el cafre. De repente notó algo extraño con su mantra... bastantes presencias en torno a la estancia, como rodeándola. Y algunos por el lado de la ventana. ¿Qué estaba ocurriendo? Esperaba que su guardaespaldas también se hubiera dado cuenta, pues si era una trampa pronto tendrían que entrar en acción.
- Si esto es la casa, a saber cómo es el dueño - le susurró a Drake.
Al cabo de un rato en que se dedicó a ignorar las aburridas explicaciones del mayordomo acerca de las obras allí expuestas, llegaron al salón. No era mucho más agradable, aunque la comida servida en este era un punto agradable. El mayordomo la presentó, y el hombre del sillón se levantó. Era un tipo con un traje morado y amarillo, que lucía un gran bigote púrpura, una chistera dorada y un monóculo. No podía ser más extraño.
- Oh, Alteza, sed bienvenida a mi morada. Por favor, tomad asiento.
- Gracias por vuestra hospitalidad, lord Garou - dijo Iliana - Mi padre tendrá muy en cuenta vuestra generosidad.
- Vuestro padre siempre ha sido un buen amigo mío, Alteza. No necesito más motivos para acogeros.
La chica se sentó en uno de los sofás, cogiendo un aperitivo de la mesa. En ese momento se fijó en que Drake había pasado a su forma completa. "Espero que no la líe..." pensó, algo preocupada. A veces era difícil mantener al lobo controlado o evitar que anduviese haciendo el cafre. De repente notó algo extraño con su mantra... bastantes presencias en torno a la estancia, como rodeándola. Y algunos por el lado de la ventana. ¿Qué estaba ocurriendo? Esperaba que su guardaespaldas también se hubiera dado cuenta, pues si era una trampa pronto tendrían que entrar en acción.
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El lobo ya había empezado su investigación por aquel lugar tan grande. Por suerte debido a su gran control del haki de observación, tenía controlado el lugar. Ya había notado más presencias de lo normal. Sin embargo hasta que estas no estuvieran más cerca de la chica no tenía que hacer nada. No tardó en llegar a una preciosa cocina repleta de neveras y para sorpresa del guardaespaldas ni una persona. De repente vio lo que parecía ser una deliciosa pechuga de pollo allí servida. Era como si la hubiesen puesto para el chico lobo y él no era nadie para hacerles el feo. Cogió el pedazo con una mano y lo engulló en pocos segundos para después soltar una carcajada y seguir caminando por el lugar. Retrocedió sobre sus pasos hasta llegar al pasillo del salón. Pensó en entrar por la puerta para ver cómo iba la chica cuando de repente notó un golpe bastante fuerte en el hombro.
El lobo atravesó la pared de golpe cayendo bocarriba en el salón, justamente delante de la morena. El causante parecía haber sido el guardia de la entrada, pero ahora llevaba una armadura bastante ancha y unos guanteletes enormes. – Señor el animal está envenenado, no hay problema. – Dijo ahora aquel tipo mientras sonreía de lado. El castaño comenzó a sentirse mareado y bastante debilitado frente a los ojos de su propia jefa. No quería que ella pensara mal de él. Aquel nombre pareció empezar a contener la risa, al parecer era una trampa de verdad. – Cuídate mucho Iliana… – Dijo el lobo mientras cerraba los ojos, lo que provocó las risas del noble y el guardia mazado. Parecía el final del luchador. Una intensa carcajada comenzó a salir de la boca del capitán de la guardia. – ¡Jajajajaja! ¡Odio los putos venenos y ya saqué armas para combatirlos! – Gritó de repente mientras empezaba a levantarse.
Sus ojos cambiaron a un tono dorado y empezó a sudar bastante. Jadeaba como si le estuviera costando y su sangre aumentó la velocidad dentro de su cuerpo. – ¡Fuerza interior! – Dijo al mismo tiempo que lanzaba un terrible rugido que hizo temblar a los dos idiotas. Estiró su mano derecha a un lado empezando a formar una esfera blanca en esta. A continuación centró su energía en esa cosa redonda y trató de golpear con ella al guardia de la enorme armadura. Le impactó de lleno en el pecho, metiéndole una descarga de energía vibratoria y de choque por el cuerpo. Los ojos del payaso se tornaron en blancos y escupió una importante bocanada de sangre. – Acabo de reventarte por dentro… – Susurró el luchador para después empezar a reírse y a aumenta su aura oscura todo lo posible. Había desarrollado su habilidad ante venenos solo para Karl y su energía de choque para enemigos con grandes corazas como pudo ser en su día Krabbo.
El lobo atravesó la pared de golpe cayendo bocarriba en el salón, justamente delante de la morena. El causante parecía haber sido el guardia de la entrada, pero ahora llevaba una armadura bastante ancha y unos guanteletes enormes. – Señor el animal está envenenado, no hay problema. – Dijo ahora aquel tipo mientras sonreía de lado. El castaño comenzó a sentirse mareado y bastante debilitado frente a los ojos de su propia jefa. No quería que ella pensara mal de él. Aquel nombre pareció empezar a contener la risa, al parecer era una trampa de verdad. – Cuídate mucho Iliana… – Dijo el lobo mientras cerraba los ojos, lo que provocó las risas del noble y el guardia mazado. Parecía el final del luchador. Una intensa carcajada comenzó a salir de la boca del capitán de la guardia. – ¡Jajajajaja! ¡Odio los putos venenos y ya saqué armas para combatirlos! – Gritó de repente mientras empezaba a levantarse.
Sus ojos cambiaron a un tono dorado y empezó a sudar bastante. Jadeaba como si le estuviera costando y su sangre aumentó la velocidad dentro de su cuerpo. – ¡Fuerza interior! – Dijo al mismo tiempo que lanzaba un terrible rugido que hizo temblar a los dos idiotas. Estiró su mano derecha a un lado empezando a formar una esfera blanca en esta. A continuación centró su energía en esa cosa redonda y trató de golpear con ella al guardia de la enorme armadura. Le impactó de lleno en el pecho, metiéndole una descarga de energía vibratoria y de choque por el cuerpo. Los ojos del payaso se tornaron en blancos y escupió una importante bocanada de sangre. – Acabo de reventarte por dentro… – Susurró el luchador para después empezar a reírse y a aumenta su aura oscura todo lo posible. Había desarrollado su habilidad ante venenos solo para Karl y su energía de choque para enemigos con grandes corazas como pudo ser en su día Krabbo.
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De repente escuchó un fuerte golpe, y Drake cayó frente a ella derribando la mesa de la merienda. El lobo parecía muy débil. Iliana, asustada, buscó al agresor con la mirada. ¿Quién era tan monstruosamente fuerte como para lograr dañar al capitán de la guardia de Derian? Uno de los guardias de la entrada, ataviado con una armadura completa, entró en el salón sonriendo. Veneno... así que lo habían hecho de aquella manera tan rastrera. Apretó los dientes, conteniendo su ira. Entonces miró al chico, preocupada. Llevaban ya un tiempo viajando juntos, y vaya si no le estaba cogiendo aprecio. Entonces Drake cerró los ojos, despidiéndose de ella. No... ¿así de fácil? Se levantó, con el pelo ensombreciéndole el rostro. Iban a pagar la muerte de...
- ¡Jajajajaja! ¡Odio los putos venenos y ya saqué armas para combatirlos! - gritó Drake, levantándose.
El rostro de estupefacción de Iliana fue comparable al de los otros dos, con la diferencia en que al momento siguiente se convirtió en un gesto de ira. Le dio una colleja al lobo y gritó:
- ¡No me des esos sustos, idiota!
Viendo que su amigo ya se había encarado al guardaespaldas, ella se giró hacia lord Garou. Este les miraba con terror, y estaba cogiendo un den den mushi. Con un rápido movimiento, hizo que una sombra cercana volara hacia la mano de este en forma de puñal y se la atravesara, haciéndole soltar el aparato. Entonces se acercó, mientras el barón chillaba de dolor agarrándose el brazo. La sombra se deshizo y volvió a su posición original.
- Has intentado asesinar a mi guardaespaldas, Garou, y me has tendido una trampa. La familia Markov te ha tendido su mano en señal de amistad y tú nos has escupido a la cara. Es hora de que seas castigado por tu deslealtad al rey. En nombre de su majestad Derian III de la casa Markov, rey de Hallstat, yo, Iliana Markov, despojo de títulos y tierras a ti y a toda tu familia, y condeno a todo miembro de la casa Garou que aun se halle en el reino al exilio. Y por el honor del rey y bajo el crimen de alta traición, yo te sentencio a morir.
Alzó la mano en el aire y la cerró violentamente. Al instante, las sombras del sillón y muebles cercanos al barón se alzaron, convirtiéndose en largas cadenas con pinchos, brazos con garras y espadas. Todas estas creaciones de sombras rodearon al noble, cortándole la retirada.
- Shi no Geijutsu: Kage no Jikko.
Al instante las cadenas lo rodearon, atándolo y deslizándose sobre él, causando que los pinchos de estas le desgarraran ropa, carne y piel. Las espadas salieron disparadas contra su cuerpo, atravesándolo por diferentes puntos, y los brazos comenzaron a deshollarlo vivo, arrancándole cachos de piel y carne. A pesar de sus súplicas y lamentos, Iliana se limitó a ver la escena con una mirada inhumanamente fría. "Este es tu castigo por atreverte a intentar hacernos daño." Al recordar la escena del lobo tirado en el suelo, y las frías risas del noble, su rabia fue en aumento, e hizo que más sombras tomaran formas de objetos punzantes y empezaran a destrozar al hombre. Al cabo de un corto rato, sólo quedaba un amasijo de carne destrozada. Si quedaba un ápice de vida en él, no tardaría en morir desangrado. Si no fuese por el traje o el feo mostacho púrpura (ahora manchado de carne y sangre), nadie podría haberlo reconocido.
- Vámonos, Drake - dijo, recogiendo el den den mushi y la cartera del noble, tras mirar en su chaqueta - Sus guardias deben estar en camino.
- ¡Jajajajaja! ¡Odio los putos venenos y ya saqué armas para combatirlos! - gritó Drake, levantándose.
El rostro de estupefacción de Iliana fue comparable al de los otros dos, con la diferencia en que al momento siguiente se convirtió en un gesto de ira. Le dio una colleja al lobo y gritó:
- ¡No me des esos sustos, idiota!
Viendo que su amigo ya se había encarado al guardaespaldas, ella se giró hacia lord Garou. Este les miraba con terror, y estaba cogiendo un den den mushi. Con un rápido movimiento, hizo que una sombra cercana volara hacia la mano de este en forma de puñal y se la atravesara, haciéndole soltar el aparato. Entonces se acercó, mientras el barón chillaba de dolor agarrándose el brazo. La sombra se deshizo y volvió a su posición original.
- Has intentado asesinar a mi guardaespaldas, Garou, y me has tendido una trampa. La familia Markov te ha tendido su mano en señal de amistad y tú nos has escupido a la cara. Es hora de que seas castigado por tu deslealtad al rey. En nombre de su majestad Derian III de la casa Markov, rey de Hallstat, yo, Iliana Markov, despojo de títulos y tierras a ti y a toda tu familia, y condeno a todo miembro de la casa Garou que aun se halle en el reino al exilio. Y por el honor del rey y bajo el crimen de alta traición, yo te sentencio a morir.
Alzó la mano en el aire y la cerró violentamente. Al instante, las sombras del sillón y muebles cercanos al barón se alzaron, convirtiéndose en largas cadenas con pinchos, brazos con garras y espadas. Todas estas creaciones de sombras rodearon al noble, cortándole la retirada.
- Shi no Geijutsu: Kage no Jikko.
Al instante las cadenas lo rodearon, atándolo y deslizándose sobre él, causando que los pinchos de estas le desgarraran ropa, carne y piel. Las espadas salieron disparadas contra su cuerpo, atravesándolo por diferentes puntos, y los brazos comenzaron a deshollarlo vivo, arrancándole cachos de piel y carne. A pesar de sus súplicas y lamentos, Iliana se limitó a ver la escena con una mirada inhumanamente fría. "Este es tu castigo por atreverte a intentar hacernos daño." Al recordar la escena del lobo tirado en el suelo, y las frías risas del noble, su rabia fue en aumento, e hizo que más sombras tomaran formas de objetos punzantes y empezaran a destrozar al hombre. Al cabo de un corto rato, sólo quedaba un amasijo de carne destrozada. Si quedaba un ápice de vida en él, no tardaría en morir desangrado. Si no fuese por el traje o el feo mostacho púrpura (ahora manchado de carne y sangre), nadie podría haberlo reconocido.
- Vámonos, Drake - dijo, recogiendo el den den mushi y la cartera del noble, tras mirar en su chaqueta - Sus guardias deben estar en camino.
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El lobo no pudo evitar soltar una leve carcajada cuando recibió aquella colleja. Ahora la morena usando su poderosa fruta acabó con la vida de aquel payaso con suma facilidad. Parecía un espectáculo de sangre y dolor, cosa que hizo al castaño sonreír de lado. Habían jugado con su mayor debilidad, la comida. Empezaba a sospechar que el viajecito iba a ser ajetreado y que lo peor aún estaba por pasar. Cuando la chica le dijo que era la hora de irse, él simplemente la siguió. Una vez estaban fuera del castillo el lobo decidió frenarse en seco y relamerse despacio. – Espera un momento. – Clavó sus verdosos ojos en el edificio tan feo y poco a poco comenzó a rodearse de un aura blanca e intensa. Sus orbes ahora se pusieron dorados y una sádica sonrisa se formó en su rostro. – !Ripera o utsu! ¡Maximún power! – El chico estrelló su puño contra la fachada de forma calmada.
Pareció no pasar nada. De repente en un abrir y cerrar de ojos el enorme monumento estalló en pedazos como si hubiese estallado una bomba en su interior. Los enormes fragmentos de roca cayeron contra los árboles haciéndolos pedazos en cuestión de segundos. Era su ataque más devastador en su forma humana. Un golpe lleno de energía de choque y expansiva acumulada que al ser liberado reventaba todo lo posible en veinte metros a la redonda. Sin embargo el lobo no lo exageró tanto para que el rango de su ataque no llegara hasta la princesa. Se formó una enorme humareda en el lugar y tras eso el lobo blanco caminó hasta la chica con ambas manos metidas en los bolsillos para nada más llegar a ella arrancarse la túnica blanca del tirón. Dejó ver su musculoso cuerpo ante todo el que pasara, se encontraba muy cómodo de aquella forma.
Aquello no había hecho más que empezar y en menos de unos segundos se veían rodeados de bastantes soldados que portaban armas de fuego y afiladas. La expresión de Drake era bastante calmada y tranquila, era como si aquello fuera un simple juego de niños para él. – Parece ser que estamos rodeados. El primero que se cargue veinte podrá pedirle al otro lo que quiera. – Dijo ahora tratando de que la chica entrase al trapo para vencer y llevarse cien hamburguesas. A toda velocidad se lanzó contra los enemigos, empezando a derribarlos a golpes con suma facilidad. Su cuerpo era morado azabache debido a que estaba imbuido totalmente en haki armadura. Tras unos momentos acabó con diecinueve y decidió dejar el último para ver si la chica había aceptado y lograba alcanzarle. – ¡Solo me queda uno! – La gente al ver lo que estaba pasando empezó a alertar a las autoridades, cosa que enfureció bastante al lobo blanco y le hizo dejar de prestar atención a los soldados.
Pareció no pasar nada. De repente en un abrir y cerrar de ojos el enorme monumento estalló en pedazos como si hubiese estallado una bomba en su interior. Los enormes fragmentos de roca cayeron contra los árboles haciéndolos pedazos en cuestión de segundos. Era su ataque más devastador en su forma humana. Un golpe lleno de energía de choque y expansiva acumulada que al ser liberado reventaba todo lo posible en veinte metros a la redonda. Sin embargo el lobo no lo exageró tanto para que el rango de su ataque no llegara hasta la princesa. Se formó una enorme humareda en el lugar y tras eso el lobo blanco caminó hasta la chica con ambas manos metidas en los bolsillos para nada más llegar a ella arrancarse la túnica blanca del tirón. Dejó ver su musculoso cuerpo ante todo el que pasara, se encontraba muy cómodo de aquella forma.
Aquello no había hecho más que empezar y en menos de unos segundos se veían rodeados de bastantes soldados que portaban armas de fuego y afiladas. La expresión de Drake era bastante calmada y tranquila, era como si aquello fuera un simple juego de niños para él. – Parece ser que estamos rodeados. El primero que se cargue veinte podrá pedirle al otro lo que quiera. – Dijo ahora tratando de que la chica entrase al trapo para vencer y llevarse cien hamburguesas. A toda velocidad se lanzó contra los enemigos, empezando a derribarlos a golpes con suma facilidad. Su cuerpo era morado azabache debido a que estaba imbuido totalmente en haki armadura. Tras unos momentos acabó con diecinueve y decidió dejar el último para ver si la chica había aceptado y lograba alcanzarle. – ¡Solo me queda uno! – La gente al ver lo que estaba pasando empezó a alertar a las autoridades, cosa que enfureció bastante al lobo blanco y le hizo dejar de prestar atención a los soldados.
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Iliana se paró, mientras miraba los alrededores inquieta. Notaba presencias acercándose rápidamente, y sabía lo que podía significar eso. Lo que seguramente implicaba, más bien, viendo la situación en que se hallaban. ¿Qué se propondría Drake? Esperaba que nada que llevara demasiado tiempo, por supuesto. De repente el chico lobo dio un poderoso puñetazo contra la pared del edificio, ante lo que ella arqueó una ceja. ¿Es que a caso...? Entonces toda la estructura comenzó a derrumbarse rápidamente con un gran estruendo. Iliana observó el espectáculo, bastante impactada. Sabía que su guardaespaldas era monstruosamente fuerte, pero, ¿tanto? Aquello hacía que tuviesen que dejar la isla cuanto antes, pero también mejoraba las cosas. Habían eliminado a todas las personas de la mansión en un instante... ahora sólo les quedaba encargarse de los que venían de camino. Mientras su compañero entraba en modo stripper y se quitaba la ropa, Iliana observó con preocupación a los hombres armados que se acercaban. Eran bastantes...
- Ay... eres incorregible, chucho. Está bien, acepto tu pequeña apuesta. Después de todo, tengo un as en la manga - dijo, con una sonrisa.
Debía andarse con ojo. Ella no era Drake, y si la alcanzaban con sus armas de fuego, estaría en problemas. Chasqueó los dedos, y del suelo salió un brazo negro sujetando una figura de sombras pequeña que se retorcía y trataba de liberarse. Era la sombra de su guardaespaldas. Iliana la cogió y se la apoyó contra el estómago, absorbiéndola. Al instante notó una oleada de poder inmenso recorriéndola, y con una sonrisa sádica empuñó su katana. La hoja, hasta entonces aparentemente inexistente, comenzó a salir del mango hasta alcanzar un metro de longitud. Observó a los tipos durante un instante, y al momento siguiente estaba justo tras un grupo de ellos, mientras estos caían al suelo, cortados en varias partes. El poder de Drake era inmenso, y a pesar de ser inmensamente fuerte, era un tipo rápido. Eso, combinado con su Tsukiakari, la volvía inmensamente veloz, y sumando la fuerza del chico lobo hacía sus golpes letales. En escasos segundos destrozó a todos los restantes, girándose hacia el lobo y haciendo el símbolo de la victoria con los dedos.
- Te he ganado, chucho - dijo, haciéndole la burla con la lengua - Oh, cierto, elimina a todos los testigos sin excepción. No queremos que nadie sepa que hemos estado aquí.
- Ay... eres incorregible, chucho. Está bien, acepto tu pequeña apuesta. Después de todo, tengo un as en la manga - dijo, con una sonrisa.
Debía andarse con ojo. Ella no era Drake, y si la alcanzaban con sus armas de fuego, estaría en problemas. Chasqueó los dedos, y del suelo salió un brazo negro sujetando una figura de sombras pequeña que se retorcía y trataba de liberarse. Era la sombra de su guardaespaldas. Iliana la cogió y se la apoyó contra el estómago, absorbiéndola. Al instante notó una oleada de poder inmenso recorriéndola, y con una sonrisa sádica empuñó su katana. La hoja, hasta entonces aparentemente inexistente, comenzó a salir del mango hasta alcanzar un metro de longitud. Observó a los tipos durante un instante, y al momento siguiente estaba justo tras un grupo de ellos, mientras estos caían al suelo, cortados en varias partes. El poder de Drake era inmenso, y a pesar de ser inmensamente fuerte, era un tipo rápido. Eso, combinado con su Tsukiakari, la volvía inmensamente veloz, y sumando la fuerza del chico lobo hacía sus golpes letales. En escasos segundos destrozó a todos los restantes, girándose hacia el lobo y haciendo el símbolo de la victoria con los dedos.
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El lobo quedó impresionado cuando la chica se metió aquella cosa negra en el ombligo, al parecer también le gustaban las cosas raras como al padre. En ese momento pudo seguir con su mantra los movimientos de ella de tal forma que incluso le costó hacerlo. Se había movido a mucha velocidad y había eliminado a los que quedaban. Aquello no hizo más que hacer sonreír al luchador pues al ver que ella era tan fuerte se quedó más tranquilo. En cuanto a su derrota, estaba tan pendiente en ella que se le olvidó rematar al último, lo que le hizo soltar un enorme suspiro para después asentir a sus palabras. Ella no quería que hubiese testigos y alrededor de las ruinas del castillo había bastantes soldados y estúpidos cotillas que miraban tranquilamente la escena.
El lobo empezó a caminar hacia ellos dejando que la chica siguiera su camino, la quería bien alejada para poder completar su tarea correctamente sin dañarla. Esperó unos instantes a que ella estuviese a más de cuarenta metros para ahora dar un enorme salto y volar hacia las alturas. Desde el cielo pudo ver mejor la escena y ahora una sonrisa algo temible surgió de su rostro al mismo tiempo que sus ojos se ponían dorados. Su cuerpo empezó a cambiar totalmente, su altura pasó a ser de tres metros y medio. Sus orejas se volvieron lupinas y de la parte baja de su espalda surgió una cola. Se rodeó de un pelaje blanco intenso y su hocico se alargó un poco quedando ahora en su forma híbrida. Paseó la lengua por alrededor de su boca mientras analizaba la zona del impacto.
Empezó a acumular energía para después liberar las cinco puntas de la estrella negra, como a él le gustaba llamar a su técnica Berserker. Su pelaje empezó a ponerse rojizo y su altura llegó hasta medir unos cinco metros, su musculatura aumentó de forma exagerada. Los pectorales parecían querer salir de su cuerpo y los abdominales estaban muy marcados. Sus brazos parecían troncos de árboles y sus piernas ya ni nombrarlas. La bestia rugió tornándose en un aura de fuego mientras en su mano derecha se formaba aquella peligrosa esfera blanca. De repente la aplastó con su mano y su cuerpo entero empezó a brillar en un aura intensa. El enorme lobo salió disparado hacia el suelo envuelto ahora en un aura negra que se mezclaba con la anterior. Cuando llegó a este imbuyó su puño en haki armadura y lanzó un temible golpe con toda su fuerza.
Una inmensa explosión azotó la tierra, el suelo estalló y veinte metros a la redonda volaron por los aires, la gente fue reventada con aquello. Una inmensa humareda salió de la nada y cuando esta se dispersó solo quedaba Drake en forma humana sobre una piedra. Debajo había un jodido cráter enorme que abarcaba el radio de su golpe especial, una vez lo hubo hecho voló hasta alcanzar a la princesa y se puso a su lado sudando y jadeando un poco por el cansancio. No había dejado alma viva en aquel sitio y todo indicaba que había explotado una terrible bomba en el lugar.
El lobo empezó a caminar hacia ellos dejando que la chica siguiera su camino, la quería bien alejada para poder completar su tarea correctamente sin dañarla. Esperó unos instantes a que ella estuviese a más de cuarenta metros para ahora dar un enorme salto y volar hacia las alturas. Desde el cielo pudo ver mejor la escena y ahora una sonrisa algo temible surgió de su rostro al mismo tiempo que sus ojos se ponían dorados. Su cuerpo empezó a cambiar totalmente, su altura pasó a ser de tres metros y medio. Sus orejas se volvieron lupinas y de la parte baja de su espalda surgió una cola. Se rodeó de un pelaje blanco intenso y su hocico se alargó un poco quedando ahora en su forma híbrida. Paseó la lengua por alrededor de su boca mientras analizaba la zona del impacto.
Empezó a acumular energía para después liberar las cinco puntas de la estrella negra, como a él le gustaba llamar a su técnica Berserker. Su pelaje empezó a ponerse rojizo y su altura llegó hasta medir unos cinco metros, su musculatura aumentó de forma exagerada. Los pectorales parecían querer salir de su cuerpo y los abdominales estaban muy marcados. Sus brazos parecían troncos de árboles y sus piernas ya ni nombrarlas. La bestia rugió tornándose en un aura de fuego mientras en su mano derecha se formaba aquella peligrosa esfera blanca. De repente la aplastó con su mano y su cuerpo entero empezó a brillar en un aura intensa. El enorme lobo salió disparado hacia el suelo envuelto ahora en un aura negra que se mezclaba con la anterior. Cuando llegó a este imbuyó su puño en haki armadura y lanzó un temible golpe con toda su fuerza.
Una inmensa explosión azotó la tierra, el suelo estalló y veinte metros a la redonda volaron por los aires, la gente fue reventada con aquello. Una inmensa humareda salió de la nada y cuando esta se dispersó solo quedaba Drake en forma humana sobre una piedra. Debajo había un jodido cráter enorme que abarcaba el radio de su golpe especial, una vez lo hubo hecho voló hasta alcanzar a la princesa y se puso a su lado sudando y jadeando un poco por el cansancio. No había dejado alma viva en aquel sitio y todo indicaba que había explotado una terrible bomba en el lugar.
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Con Drake ocupándose de todo en principio no había nada que temer, aunque por otro lado... el lobo no podía estar pendiente de todo, y había visto a gente alejándose hacia el bosque. Bastante tenía ya con encargarse de todos los otros soldados y del resto de transeúntes que se habían quedado por la zona. En ese momento se dio cuenta de que el barón había llamado a guardias propios, no a la Marina ni al propio Gobierno. "¿Tendría planeado negociar él mismo con mi padre? ¿O tal vez haya otra persona interesada en capturarme?" No tenía respuestas para aquellas preguntas, pero desde luego era algo interesante en lo que debía profundizar. Podían intentar capturar alguno de aquellos hombres para interrogarlo, pero sería tiempo que perderían. Se acercó a una roca, e hizo que la sombra se alargase y alzara en el aire, tomando forma de puerta. Iliana la atravesó, y al hacerlo el portal se deshizo y volvió a su forma anterior.
Apareció al comienzo del bosque, saliendo de la sombra de un árbol. Por lo que recordaba, hacia el final de aquellos árboles estaba el puente hacia el siguiente groove, así que debía apresurarse antes de que pudieran alcanzarlo. Empuñó a Tsuki no Kagayaki y se centró en su mantra, tratando de detectar las presencias de sus víctimas. Notó a Drake y al grupo del que se encargaría el lobo tras ella, y en el interior del bosque a un grupo de siete presencias alejándose rápidamente. Pero no tanto como para que no pudiera darle alcance. Con una sonrisa siniestra, comenzó a correr a una velocidad tal que si hubiese habido alguien observándola, le hubiese parecido que desaparecía de la vista. Esquivaba los árboles sin esfuerzo aparente, mostrando unos reflejos envidiables. No tardó en alcanzar a los primeros, dos hombres jóvenes, cortándoles el paso con una expresión sádica.
- Lo siento, pero no puedo dejaros ir más lejos. Me gustaría entretenerme a charlar, pero no tengo tiempo.
En dos rápidos movimiento de katana, los partió por la mitad sin dejarles tiempo a reaccionar. Parecía que el poder de la sombra de Drake aun perduraba. Continuó avanzado tan velozmente como pudo, hasta llegar ante los siguientes tres: un matrimonio y una anciana. Con estos no se paró a aterrorizarlos; antes de que supieran siquiera qué les había golpeado ya estaban muertos. En el momento en que los cadáveres cayeron al suelo, escuchó un grito agudo a unos metros de ella, y vio a dos niños pequeños corriendo. "Mierda... ¿por qué niños?" Nunca había arrebatado la vida de nadie menor que ella. No le importaba matar adultos, e incluso disfrutaba torturándolos, pero niños... incluso ella tenía límites. "Sin embargo... es su vida o la mía. Si dejo testigos, estaré en serios problemas." Alzó una mano en el aire, y dos sombras agarraron a los chavales y rodearon sus cuellos. Apartando la vista para no ver la escena, se limitó a hacer otro gesto, tras lo cuál se escuchó un crujido y ambos cadáveres se desplomaron. Tratando de no pensar en lo que acababa de hacer, se sentó apoyada contra un árbol y se puso a limpiar la katana con un paño.
Apareció al comienzo del bosque, saliendo de la sombra de un árbol. Por lo que recordaba, hacia el final de aquellos árboles estaba el puente hacia el siguiente groove, así que debía apresurarse antes de que pudieran alcanzarlo. Empuñó a Tsuki no Kagayaki y se centró en su mantra, tratando de detectar las presencias de sus víctimas. Notó a Drake y al grupo del que se encargaría el lobo tras ella, y en el interior del bosque a un grupo de siete presencias alejándose rápidamente. Pero no tanto como para que no pudiera darle alcance. Con una sonrisa siniestra, comenzó a correr a una velocidad tal que si hubiese habido alguien observándola, le hubiese parecido que desaparecía de la vista. Esquivaba los árboles sin esfuerzo aparente, mostrando unos reflejos envidiables. No tardó en alcanzar a los primeros, dos hombres jóvenes, cortándoles el paso con una expresión sádica.
- Lo siento, pero no puedo dejaros ir más lejos. Me gustaría entretenerme a charlar, pero no tengo tiempo.
En dos rápidos movimiento de katana, los partió por la mitad sin dejarles tiempo a reaccionar. Parecía que el poder de la sombra de Drake aun perduraba. Continuó avanzado tan velozmente como pudo, hasta llegar ante los siguientes tres: un matrimonio y una anciana. Con estos no se paró a aterrorizarlos; antes de que supieran siquiera qué les había golpeado ya estaban muertos. En el momento en que los cadáveres cayeron al suelo, escuchó un grito agudo a unos metros de ella, y vio a dos niños pequeños corriendo. "Mierda... ¿por qué niños?" Nunca había arrebatado la vida de nadie menor que ella. No le importaba matar adultos, e incluso disfrutaba torturándolos, pero niños... incluso ella tenía límites. "Sin embargo... es su vida o la mía. Si dejo testigos, estaré en serios problemas." Alzó una mano en el aire, y dos sombras agarraron a los chavales y rodearon sus cuellos. Apartando la vista para no ver la escena, se limitó a hacer otro gesto, tras lo cuál se escuchó un crujido y ambos cadáveres se desplomaron. Tratando de no pensar en lo que acababa de hacer, se sentó apoyada contra un árbol y se puso a limpiar la katana con un paño.
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Drake seguía a la chica hasta que vio como salía disparada rumbo al bosque, él mientras tanto se ocupó de los soldados que quedaban. Una vez hubo acabado suspiró y salió tras Iliana usando su olfato para seguirle la pista. Le daba pereza usar el haki de observación, sin embargo usó el SN1 para ir más rápido. Mientras iba avanzando veía algunos cadáveres por el suelo, le daba un poco igual hasta que vio incluso una anciana, aquello le hizo alzar una ceja. Se apresuró un poco más y fue cuando observó algo que le hizo abrir los ojos como platos. Unos simples niños estaban a punto de ser asesinados, eso no se lo había visto hacer ni siquiera a su jefe. Al menos él nunca lo hizo delante de él. – ¡Detente Iliana! – Justo cuando estaba acabando de dar aquel gritó observó como los niños morían.
El ojo derecho del chico lobo se abrió más de la cuenta poniéndose en un tono rojizo intenso. Hacía mucho tiempo que Slayer no aparecía pero ya le daba igual pues lo tenía totalmente controlado. El luchador no pudo evitar quedar paralizado unos segundos ante lo que había acabado de ver, de repente dirigió sus ojos hacia la morena y la miró con una expresión algo seria. Desde que se había enterado de que iba a ser padre estaba muy sensible con los niños, no pudo quitarse de la cabeza la imagen de que esos críos incluso podrían haber sido los suyos. Se acercó a ellos despacio y clavó las rodillas en el suelo mirándolos. No pudo evitar apretar el puño derecho tan fuerte que incluso empezó a sangrar un poco por este. – Solo eran niños… – Susurró apretando los dientes un poco mientras notaba como una sensación de cosquilleo recorría su pecho.
El puño del castaño impactó de repente en la tierra, aplastándola y haciendo un pequeño agujero. Ahora pasó los dedos por los ojos de aquellos pequeños, cerrándolos y metiéndolos en el hoyo con una expresión que mostraba pena. Tras eso empezó a echar tierra encima de aquellos pobres. – Solo son basura, déjalos. Ni siquiera son tuyos. – Las palabras de Slayer hicieron que Drake se enfureciera dando un grito. – ¡Cierra la boca asesino! – Su tono había sido no solo muy alto, sino muy grave. Ahora terminó de enterrarlos y se puso en pie mirando a la chica mientras su ojo rojizo se volvía verdoso. Dio unos pasos hasta que se puso frente a ella, después miró a otro lado y chasqueó la lengua bastante molesto. – Una amenaza habría bastado para haberles silenciado. Solo eran niños y ni siquiera te conocerían. Déjame a mí la seguridad a partir de ahora, Iliana. – La vena de padre protector le había salido de repente, no podía ver morir niños inocentes.
Ahora se echó a un lado y agarró un árbol con la mano derecha, justo para de un tirón arrancarlo y tirarlo a un lado. Después se quedó de pie y mirando a la morena esperando las próximas órdenes. Dependiendo de cuales fuera las cumpliría o no, no pensaba matar niños y seguramente no le iba a dejar hacerlo a ella. El lobo tenía sus sentimientos aunque pareciera que no y ahora estaba apenado por dentro, tal vez demasiado. Aquello solo iba a provocar que su ira fuera aplacada con los próximos enemigos que aparecieran.
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Mientras trataba de quitar toda la sangre, constantemente trataba de evitar pensar en el fatal tema. Sin embargo, a cada poco se le venía a la mente la imagen de los aterrorizados rostros de los niños. ¿Por qué? ¿Por qué le afectaba tanto? Se suponía que era una cazadora, una poderosa guerrera de Hallstat. Había acabo con la vida de decenas de personas sin temblarle la mano, escuchando sus gritos de dolor y sus súplicas sin remordimientos, incluso disfrutando de ello. Sin embargo, los adultos eran diferentes a los niños. Ya habían vivido tiempo suficiente como para corromperse con el mal del mundo, y no había ninguno que no se mereciera en el fondo un final terrible. O eso se decía a sí misma para justificar sus actos. Sin embargo... los niños eran puros e inocentes. No tenían nada que ver con aquella pugna entre cazadores y presas a la que serían arrojados al crecer. De repente notó a alguien acercándose, y al alzar la mirada vió a Drake. Este miró sorprendido a los niños, y murmuró unas palabras que le hicieron bajar la mirada para ocultar su vergüenza y sus ojos húmedos.
- No me quedó más remedio... - dijo duramente, a la defensiva.
El lobo dio un violento golpe contra el suelo, haciéndolo temblar y creando un pequeño cráter. La fuerza del impacto hizo a Iliana desequilibrarse, haciéndola caerse de lado a pesar de estar sentada. Su guardaespaldas colocó a los niños en el cráter y comenzó a enterrarlos. La chica, arrepentida, fue a decir algo, pero en cuanto abrió la boca él dio un fuerte grito mandándola callar. Le extrañó un poco que dijera "asesino" en vez de asesina, pero la impresión que le supuso esa actitud por parte del normalmente tranquilo y alegre Drake hizo que no se parara a pensar sobre el tema. Miró hacia otro lado, conteniendo las lágrimas. Genial... ahora había logrado que su amigo la odiara. "Soy una inútil... Drake me odia por ser una asesina, y padre por ser tan débil de carácter..."
- Una amenaza habría bastado para haberles silenciado. Solo eran niños y ni siquiera te conocerían. Déjame a mí la seguridad a partir de ahora, Iliana.
La vergüenza y el dolor dieron paso al orgullo, con aquellas palabras. La chica se levantó, con una expresión fría y dolida, y se dio media vuelta para que el lobo no la viera llorar.
- Haz lo que veas. Yo me voy.
Acto seguido, comenzó a correr. No pensó en a dónde se estaba dirigiendo, o las consecuencias de aquello. Tan sólo corrió, huyendo de su propio dolor. En aquel momento hubiese hecho cualquiera cosa para librarse de aquella pesada sensación que oprimía su pecho y hacía que le costara respirar. De aquel sudor frío y aquella intensa angustia. Las lágrimas resbalaban por su pálido rostro y salían despedidas al aire mientras corría. Como no prestaba atención al camino, tropezó con una raíz y cayó de bruces. Sin levantarse, se hizo un ovillo en el suelo y comenzó a sollozar suavemente.
- Jack... - susurró - ¿Dónde estás?
- No me quedó más remedio... - dijo duramente, a la defensiva.
El lobo dio un violento golpe contra el suelo, haciéndolo temblar y creando un pequeño cráter. La fuerza del impacto hizo a Iliana desequilibrarse, haciéndola caerse de lado a pesar de estar sentada. Su guardaespaldas colocó a los niños en el cráter y comenzó a enterrarlos. La chica, arrepentida, fue a decir algo, pero en cuanto abrió la boca él dio un fuerte grito mandándola callar. Le extrañó un poco que dijera "asesino" en vez de asesina, pero la impresión que le supuso esa actitud por parte del normalmente tranquilo y alegre Drake hizo que no se parara a pensar sobre el tema. Miró hacia otro lado, conteniendo las lágrimas. Genial... ahora había logrado que su amigo la odiara. "Soy una inútil... Drake me odia por ser una asesina, y padre por ser tan débil de carácter..."
- Una amenaza habría bastado para haberles silenciado. Solo eran niños y ni siquiera te conocerían. Déjame a mí la seguridad a partir de ahora, Iliana.
La vergüenza y el dolor dieron paso al orgullo, con aquellas palabras. La chica se levantó, con una expresión fría y dolida, y se dio media vuelta para que el lobo no la viera llorar.
- Haz lo que veas. Yo me voy.
Acto seguido, comenzó a correr. No pensó en a dónde se estaba dirigiendo, o las consecuencias de aquello. Tan sólo corrió, huyendo de su propio dolor. En aquel momento hubiese hecho cualquiera cosa para librarse de aquella pesada sensación que oprimía su pecho y hacía que le costara respirar. De aquel sudor frío y aquella intensa angustia. Las lágrimas resbalaban por su pálido rostro y salían despedidas al aire mientras corría. Como no prestaba atención al camino, tropezó con una raíz y cayó de bruces. Sin levantarse, se hizo un ovillo en el suelo y comenzó a sollozar suavemente.
- Jack... - susurró - ¿Dónde estás?
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Drake se mantuvo quieto cuando la vio correr de aquella forma. Sus palabras no le importaron mucho pero ahora soltó un suspiro. Podía irse todo lo lejos que quisiera pues iba a rastrearla y a seguirla con su olfato. El chico ahora detectó una presencia bastante poderosa y eso le hizo alzar una ceja. El olor era muy desagradable y el castaño ya sabía a qué tipo de seres pertenecía aquel aroma. De repente sonrió de lado y activó su SN1 saliendo disparado hacia dónde se había ido la chica. Aquella cosa se dirigía hacia ella y quizás ya lo había sentido. De todas formas no iba a permitir que nadie la tocara y ahora se centró en llegar más rápido. Por suerte pudo sentir la presencia de la chica. Pues los olores comenzaban a ser más complejos y diversos, era como si alguien quisiera joderle el olfato.
Cuando llegó hasta la posición de la morena se quedó mirándola con una sonrisa tranquila. Justo por el lado contrario aparecía algo horrible. Un ser de tres metros, un leopardo que se hallaba a dos patas y con unos guanteletes enormes. No entendía de dónde salía tanto asesino tras la chica pero ahora la mirada del luchador se clavó en la de aquella cosa al mismo tiempo que él se transformaba en la forma completa. Había una clara diferencia de tamaños y así el felino podía tener mucha ventaja. – Llegó el momento de morir. Una chiquilla así no me duraría nada y tú en la forma completa no tienes posibilidades. – De repente un gruñido salió del lobo blanco, el cual rugió ahora con fuerza iluminando los ojos y observando a aquel enorme ser. – Tú no sabes nada acerca de mi orgullo de lobo. Toca a la chica y te juro que te arranco la cabeza. – Drake estaba seguro de que Iliana podía vencer a aquel gatito si se empleaba a fondo pero ella parecía estar algo rara.
El híbrido se lanzó por la joven. Drake saltó metiéndose en medio y subiéndose en el hombro de su adversario para después clavar sus dientes con fuerza en el cuello de aquel ser. Este se imbuyó en haki armadura parando parte del mordisco pero llevándose una herida que no fue mortal de milagro. Acto seguido agarró al cánido con una mano y lo estampó en el suelo con violencia. El cuerpo del guardaespaldas salió rodando hacia un lado mientras sus ojos se cerraron, cosa que hizo al leopardo reír. Justo en ese momento el animal se puso en pie mientras escupía algo de sangre por la boca. – “He gastado todas mis energías” – Pensó ahora algo agotado después de haber usado tres veces su Ripera O Utsu. Lanzó un rugido de ira e imbuyó sus dientes en haki para después lanzarse de nuevo por el felino. Esta vez consiguió morderle con fuerza en un brazo dejándole este muy mal herido. El asesinó volvió a golpearle pero esta vez con un puñetazo que lanzó al animal algo lejos. Las patas de Drake temblaban debido al dolor y a la falta de poder. Cuando vio que el maldito gato empezaba a caminar hacia Iliana se levantó como pudo. Su ojo derecho estaba totalmente cerrado.
Sin pensárselo pegó un corto sprint para ponerse delante rugiéndole agotado. Otro golpe de aquella cosa volvió a tirar al lobo blanco al suelo esta vez produciéndole un daño mayor. – Jejejeje se acabó. – Mencionó ahora aquel usuario mientras trataba de aplastar el cuerpo del lobo con su puño. Gracias al haki de observación, el guardaespaldas pudo rodar a tiempo evadiendo el ataque para después lanzarse de nuevo por su presa, clavándole esta vez los dientes en el cuello de forma violenta y con haki armadura. El asesino gritó de dolor y de un placaje violento contra un árbol dejó al animal tirado por los suelos sangrando. El felino se estaba desangrando sin remedio y pronto moriría. De hecho si la chica lo remataba no iba a durar mucho. Acto seguido el lobo blanco permaneció en su forma completa pero tirado bocarriba mientras respiraba de forma agitada y sangraba por bastantes zonas. – ¿Estás bien, one-chan? – Dijo ahora en un tono cariñoso mientras esperaba una respuesta de la chica y escupía algo de sangre, estaba agotado.
Cuando llegó hasta la posición de la morena se quedó mirándola con una sonrisa tranquila. Justo por el lado contrario aparecía algo horrible. Un ser de tres metros, un leopardo que se hallaba a dos patas y con unos guanteletes enormes. No entendía de dónde salía tanto asesino tras la chica pero ahora la mirada del luchador se clavó en la de aquella cosa al mismo tiempo que él se transformaba en la forma completa. Había una clara diferencia de tamaños y así el felino podía tener mucha ventaja. – Llegó el momento de morir. Una chiquilla así no me duraría nada y tú en la forma completa no tienes posibilidades. – De repente un gruñido salió del lobo blanco, el cual rugió ahora con fuerza iluminando los ojos y observando a aquel enorme ser. – Tú no sabes nada acerca de mi orgullo de lobo. Toca a la chica y te juro que te arranco la cabeza. – Drake estaba seguro de que Iliana podía vencer a aquel gatito si se empleaba a fondo pero ella parecía estar algo rara.
El híbrido se lanzó por la joven. Drake saltó metiéndose en medio y subiéndose en el hombro de su adversario para después clavar sus dientes con fuerza en el cuello de aquel ser. Este se imbuyó en haki armadura parando parte del mordisco pero llevándose una herida que no fue mortal de milagro. Acto seguido agarró al cánido con una mano y lo estampó en el suelo con violencia. El cuerpo del guardaespaldas salió rodando hacia un lado mientras sus ojos se cerraron, cosa que hizo al leopardo reír. Justo en ese momento el animal se puso en pie mientras escupía algo de sangre por la boca. – “He gastado todas mis energías” – Pensó ahora algo agotado después de haber usado tres veces su Ripera O Utsu. Lanzó un rugido de ira e imbuyó sus dientes en haki para después lanzarse de nuevo por el felino. Esta vez consiguió morderle con fuerza en un brazo dejándole este muy mal herido. El asesinó volvió a golpearle pero esta vez con un puñetazo que lanzó al animal algo lejos. Las patas de Drake temblaban debido al dolor y a la falta de poder. Cuando vio que el maldito gato empezaba a caminar hacia Iliana se levantó como pudo. Su ojo derecho estaba totalmente cerrado.
Sin pensárselo pegó un corto sprint para ponerse delante rugiéndole agotado. Otro golpe de aquella cosa volvió a tirar al lobo blanco al suelo esta vez produciéndole un daño mayor. – Jejejeje se acabó. – Mencionó ahora aquel usuario mientras trataba de aplastar el cuerpo del lobo con su puño. Gracias al haki de observación, el guardaespaldas pudo rodar a tiempo evadiendo el ataque para después lanzarse de nuevo por su presa, clavándole esta vez los dientes en el cuello de forma violenta y con haki armadura. El asesino gritó de dolor y de un placaje violento contra un árbol dejó al animal tirado por los suelos sangrando. El felino se estaba desangrando sin remedio y pronto moriría. De hecho si la chica lo remataba no iba a durar mucho. Acto seguido el lobo blanco permaneció en su forma completa pero tirado bocarriba mientras respiraba de forma agitada y sangraba por bastantes zonas. – ¿Estás bien, one-chan? – Dijo ahora en un tono cariñoso mientras esperaba una respuesta de la chica y escupía algo de sangre, estaba agotado.
Iliana Markov
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Akuma no mi
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De repente, un ruido la puso alerta, haciendo que se olvidara de su llanto. Se quedó callada, poniéndose en tensión y notando un repentino temor. Aquella sensación... era el mismo instinto asesino que había notado en su padre cuando asesinó a Jack. Al instante todo su cuerpo se tensó y quedó paralizada de terror, recordando aquellos sucesos que su mente había escogido olvidar para preservar su cordura. Los fríos y siniestros ojos dorados de su padre, sus afilados colmillos, y su inhumano tono de voz. Todo en él era de un auténtico asesino, un cazador. A su lado, ella era apenas una niña jugando con espadas de madera. Y el ser que la acechaba era también un verdadero cazador. La bestia salió de entre la espesura, silenciosa como la mismísima muerte. Sus ojos rasgados, carentes de emoción, se clavaron en ella.
- Veo que has notado mi presencia... bueno, es sin duda digno de elogio, pero eso no cambiará tu futuro.
En ese momento llegó Drake, dando un salto y transformándose en un imponente lobo blanco. "¿Ha... venido a protegerme?" pensó, aun en shock. Tras un breve intercambio de palabras, Iliana notó de nuevo el instinto asesino. Trató de ponerse en guardia, pero entonces el rostro de su padre transformado en vampiro se le vino a la mente. Nuevamente sus recuerdos la paralizaron de terror, y el monstruo se abalanzó sobre ella. Drake se interpuso en su camino, y comenzó una bestial y sangrienta batalla, en la que el lobo llevaba las de perder. La chica, atormentada por el imparable torrente de recuerdos, sólo pudo contemplar cómo su amigo y protector era destrozado por el asesino. "Reacciona. ¡Reacciona!" Pero su cuerpo no quería moverse. Apretó los dientes, enfadada consigo misma, y se obligó a ponerse en pie, temblando. El tipo estaba ya sobre Drake, alzando un puño envuelto en haki.
- ¡DEJA A DRAKE!
Su grito, cargado de rabia, fue acompañado de un una fuerte corriente de aire. Las ramas de los árboles cercanos se quebraron, y el suelo tembló ligeramente. Y no fue lo único afectado. El monstruo se quedó paralizado, con una expresión de sorpresa. Y ese breve instante fue su final, pues el lobo saltó sobre él clavando sus colmillos en el cuello de su enemigo, al tiempo que Iliana se abalanzaba sobre este atravesando el corazón del hombre leopardo con su katana. Acto seguido la extrajo y dejó que el ser se desplomara. Drake no estaba en un estado mucho mejor, pero estaba vivo. Ella envainó su katana y lo miró, con seriedad.
- Perdóname. No volveré a cometer un acto tan irreflexivo - dijo, con una voz segura que le sorprendió a ella misma.
Entonces suspiró, y se dejó caer de rodillas, agotada. No estaba acostumbrada a usar el haoshoku aun a pesar de su entrenamiento, y además la presión mental y emocional a la que se había visto sometida había sido demasiado intensa. "Debo controlar más mis impulsos. No puedo comportarme como una cría y marcharme por un simple enfado, o dejarme llevar por la autocompasión." En ese momento comprendió que por mucho que lamentara sus actos, había sido algo necesario, y que llorar o sentirse triste no iba a devolver a los niños a la vida. Además... por incorrectas que le parecieran después, tenía que aprender a vivir con sus decisiones. Esa había sido una de las lecciones de su padre, ¿cómo podía haberla olvidado? Aunque, por otro lado no era que no le hubiera prestado atención, si no que nunca se había planteado seriamente aquello. "Un cazador también comete errores. Sin embargo, no se lamenta por ello, si no que aprende de la experiencia. Son los fallos que comete por el camino más que sus aciertos los que lo forjan y lo convierten en quien es" recordó que había dicho el rey.
- Vámonos, Drake. Volvamos al barco.
- Veo que has notado mi presencia... bueno, es sin duda digno de elogio, pero eso no cambiará tu futuro.
En ese momento llegó Drake, dando un salto y transformándose en un imponente lobo blanco. "¿Ha... venido a protegerme?" pensó, aun en shock. Tras un breve intercambio de palabras, Iliana notó de nuevo el instinto asesino. Trató de ponerse en guardia, pero entonces el rostro de su padre transformado en vampiro se le vino a la mente. Nuevamente sus recuerdos la paralizaron de terror, y el monstruo se abalanzó sobre ella. Drake se interpuso en su camino, y comenzó una bestial y sangrienta batalla, en la que el lobo llevaba las de perder. La chica, atormentada por el imparable torrente de recuerdos, sólo pudo contemplar cómo su amigo y protector era destrozado por el asesino. "Reacciona. ¡Reacciona!" Pero su cuerpo no quería moverse. Apretó los dientes, enfadada consigo misma, y se obligó a ponerse en pie, temblando. El tipo estaba ya sobre Drake, alzando un puño envuelto en haki.
- ¡DEJA A DRAKE!
Su grito, cargado de rabia, fue acompañado de un una fuerte corriente de aire. Las ramas de los árboles cercanos se quebraron, y el suelo tembló ligeramente. Y no fue lo único afectado. El monstruo se quedó paralizado, con una expresión de sorpresa. Y ese breve instante fue su final, pues el lobo saltó sobre él clavando sus colmillos en el cuello de su enemigo, al tiempo que Iliana se abalanzaba sobre este atravesando el corazón del hombre leopardo con su katana. Acto seguido la extrajo y dejó que el ser se desplomara. Drake no estaba en un estado mucho mejor, pero estaba vivo. Ella envainó su katana y lo miró, con seriedad.
- Perdóname. No volveré a cometer un acto tan irreflexivo - dijo, con una voz segura que le sorprendió a ella misma.
Entonces suspiró, y se dejó caer de rodillas, agotada. No estaba acostumbrada a usar el haoshoku aun a pesar de su entrenamiento, y además la presión mental y emocional a la que se había visto sometida había sido demasiado intensa. "Debo controlar más mis impulsos. No puedo comportarme como una cría y marcharme por un simple enfado, o dejarme llevar por la autocompasión." En ese momento comprendió que por mucho que lamentara sus actos, había sido algo necesario, y que llorar o sentirse triste no iba a devolver a los niños a la vida. Además... por incorrectas que le parecieran después, tenía que aprender a vivir con sus decisiones. Esa había sido una de las lecciones de su padre, ¿cómo podía haberla olvidado? Aunque, por otro lado no era que no le hubiera prestado atención, si no que nunca se había planteado seriamente aquello. "Un cazador también comete errores. Sin embargo, no se lamenta por ello, si no que aprende de la experiencia. Son los fallos que comete por el camino más que sus aciertos los que lo forjan y lo convierten en quien es" recordó que había dicho el rey.
- Vámonos, Drake. Volvamos al barco.
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