Entre carpinteros anda la cosa (Moderado 2 Gusi)

Estas descansando tirado en alguna parte de cuartel, cuando de repente, algo golpea tu cara. No es un golpe fuerte, pero te sobresalta. Resulta que una gaviota mensajera con mal día te ha tirado el correo encima. Entre las cartas que recibes hay una con el sello del gobierno. Si la abres encontraras una misión:

“Teniente Gustavo Park necesitamos de sus servicios en la capital del agua, Water Seven. Tiene que dirigirse al distrito 6 de la ciudad al muelle 6B-55 donde recibirá ordenes más concretas, es una misión urgente, no se demore en partir”

Parece que el descanso se ha acabado marine, o simplemente puedes hacer que no has leído nada y seguir tirado vagueando.

Me levante con el cuerpo entumecido enfrente de un enorme prado verde y reluciente, lleno de flores y plantas que nunca había visto. Mi mente estaba entumecida y sentía una relajación extraña por todo el cuerpo. Camine mientras observaba extrañado el lugar, pues aquello no parecía ninguna isla que hubiera visto. De repente unos seres muy extraños aparecieron delante de mí, cada uno tenía un color diferente y parecían portar unos consoladores muy extraños en la cabeza. Mi primera reacción fue alejarme de ellos, pero los malditos empezaron a perseguirme mientras iban cantando sus nombres, los cuales eran terriblemente absurdos como: "Poo”, “Tinky Winky”, “Laa-Laa” y el unico que parecía más normal, “Dipsy". Aunque igualmente me parecía un nombre de mascota. Al final, tuve que aligerar el paso, pues no conseguía librarme de esos seres que parecían portar televisiones en la tripa ¿Serían ciborg? La verdad que no me importaba siempre que me dejaran en paz. Pero me quede petrificado, en medio de mi huida, al observar como un sol gigante con cara de bebe no paraba de reírse. Al ver aquello eche a correr desesperadamente, pero algo chocó con mi cara y todo empezó a distorsionarse, hasta que se hizo la oscuridad completa.

Cuando intenté abrir los ojos, una luz cegadora me impedía abrirlos. Intenté ponerme en pie, para huir de aquellos malditos seres, pero el cuerpo me dolía un montón y parecía pesar el doble. En ese momento, noté como algo pesado se movía por mi cara y caía en mi pecho, acompañado por uno desagradable dolor en la nariz. Con los ojos palpé aquel objeto, que parecía ser un paquete de cartas. Con dolor, fui abriendo poco a poco los ojos, mientras intentaba sentarme.

Tape los rayos de sol con la mano y comprobé que estaba tirado en el suelo, sin saber muy bien que hacía allí. Estiré la espalda un par de veces, hasta que chascó, y me fui desperezando. Me di un par de guantazos en la cara para despejarme y me pellizque repetidamente para comprobar que no era un sueño. Me arrastré como un gusano por el suelo hasta llegar a una pared en la que diera la sombra y me puse a mirar el lugar donde me encontraba.

Era un sitio amplio y bastante inusual, sin muebles ni señales de vida. Miré de un lado a otro, sin saber dónde estaba, y a los lados divise un suelo de tejas ¿Estaba en un tejado? ¿Qué cojones hacía allí? La verdad que me daba igual, seguramente la noche anterior tuve alguna idea loca que acabó mal. Pero bueno, así era mi vida. Cogí el paquete de cartas y los desenvolví con cuidado, a pesar de que estaban llenos de excrementos de ave y plumas seguramente provenientes de su trasero. Me pregunto cuándo modernizaran el correo, esto no era aceptable para el cliente. Las aves volaban durante horas sin parar, y cuando tenían que hacer sus necesidades las acaban haciendo encima de las cartas del prójimo.

Me puse a revisar la pila de cartas, y con pereza comprobé que la mitad era publicidad barata y la otra mitad de una maldita acosadora que no paraba de perseguirme. Pero, una carta del montón destacó en mi revisión, una carta certificada del gobierno. La abrí con mucho cuidado, a pesar de destrozar casi por completo el sobre, y en ella había una pequeña tarjeta.


La mire una y otra vez, incluso por el reverso. Rebusque dentro del sobre por si había algo más. Entonces comprendí que al gobierno les cobraban por palabras en sus comunicados ¿Cómo era posible que fueran tan escuetos siempre sus mensajes? No daban nada de información. Me guarde la tarjeta en el bolsillo y termine de estirarme. Dejé el resto de cartas en aquel tejado y me acerque al borde, después simplemente deje caer mi cuerpo desde las alturas.

Según iba cayendo me iba peinando y arreglándome en el reflejo de las ventanas del edificio que estaba cayendo. Cuando estaba a escasos metros de impactar contra el suelo, active mis poderes de levitación y me coloque sutilmente de pie. Al alzar la vista comprobé que estaba en el cuartel de la marina, acompañado de un "Anda" que salió de mis labios. Cuando me dispuse a entrar por la puerta una sucesión de reclutas aparecieron por esta con lo que parecían ser un montón de cajas de cruasanes recién hechos. Fui a coger uno, pero el recluta me esquivo hábilmente. Aquellos malditos ya se sabían todas mis artimañas.

-¿Ha donde vais con eso?
-Señor, nos dirigimos a Water Seven a entregar este pedido para la gente pobre.

No podía creer aquella fastuosa coincidencia del universo. Cogí uno de los cruasanes, a regañadientes del recluta,  y me lo metí en la boca.

-Qué suerte, yo también iba a ese lugar.

La verdad que si no llega a ser porque quería desayunar gratis no hubiera acabado en aquel barco. Pero dado que quedaba un buen camino hasta llegar me eche otra larga siesta. Cuando me desperté todos habían bajado del barco y se había llevado mi comida. Bueno, no era mía, pero tenía hambre y no había otra cosa que llevarse a la boca. Salí del barco escopetado en busca de los reclutas pero no los veía por ningún lado. De repente un fuerte olor a panceta frita me hizo fijarme en una taberna rebosante de gente. Me puse a buscar por mis bolsillos y solo encontré la tarjeta del gobierno. Maldita sea, no tenía un solo berrie. Mire la tarjeta con malicia y pensé que tal vez los del gobierno habían montado un guateque de comida antes de empezar la misión. Además puede que me ganara unos berries por pegar alguna paliza algún pirata brabucón. Me acerque a uno de los canales de la ciudad y me monte en una de esas barcas/animales que transportaban a la gente. Di la dirección al que lo guiaba y me acomode mientras observaba a las mozas y las vistas hermosas de la ciudad. Me relaje tanto que casi me duermo de nuevo, lo único que me preocupaba un poco era tener que pagar a aquel conductor. Pero suponía que le cargaría el pato a algún recluta que por allí pasara.

El viaje hasta el muelle no es muy largo, ni pasas por zonas turísticas, aun así, puedes ver varias mujeres de buen ver. El canal en esta zona es inmensamente más grande que en las otras zonas, parece que al fin estas en los astilleros, cosa sorprendente por que no ves gente por los bordes andando. Cuando el recorrido acaba te encuentras frente a unas grandes puertas de lo que parece acero forjado con dos guardias vestidos de negro en una especie de puerta más pequeña. El canal en esta zona es inmensamente más grande que en las otras zonas, parece que al fin estas en los astilleros, cosa sorprendente por que no ves gente por los bordes andando. El conductor del transporte te comenta que serán mil berrys el viaje. Bueno, tendrás que ingeniártelas para pagar, no creo que este bien visto por el gobierno o la marina que un oficial deje de pagar un servicio a un ciudadano honrado. ¿Cómo te las vas a apañar? ¿Qué harás luego?
Nota 1: Los guardias de la puerta ni te responderán si intentas hablarles, si decides acercarte a ellos yo te diré lo que te dicen.

Nota 2: Si intentas jugársela al barquero marchándote sin pagar o sin llegar a un acuerdo, uno de los guardias se acercará a vosotros indagando que problema hay. No te ayudará, pero si podría insinuar que lo que intentas hacer es un delito, y su trabajo es detener a los delincuentes.

Nota 3: Si vas a hacer más alusiones (me refiero a los teletubbies), al menos que no sean tan claras, sacas a la gente del mundo One piece.

No pude evitar quedarme medio entumecido en el sillón tan cómodo de aquel transporte. Era de un color negro y parecía estar bien reforzado con gomaespuma, para que los viajeros fueran realmente cómodos. No sabría decir cuánto costaría un bicho como ese, pero sin duda debía ser caro mantenerle. Esperaba que el viaje no me costara demasiado.

En varias ocasiones el conductor intentó entablar conversación conmigo, para hacerme el viaje más ameno, pero yo le contestaba con respuestas cortantes o que no llevaban a ningún lado. La verdad que no me apetecía entablar conversación con aquel tipo, pues seguramente acabaría diciendo algo de mal gusto que le molestara. Como pasaba con todo el mundo que lo intentaba, y lo que menos quería era que me arrojara en aquel río que parecía estar bastante frio.

Según iba por aquellas riadas, no pude evitar fijarme en que poco a poco la gente iba disminuyendo y el ancho del "río" iba creciendo. Llegando a un punto en el que no se veía a apenas un par de personas por la calle. Aquello era un fenómeno muy peculiar, pero todo turista se sorprende al ver cómo le llevan por sitios deshabitados de la mano de dios.  Decidí no darle importancia, pues a pesar de que aquel hombre me estuviera alejando para secuestrarme, o robarme, dudo que pudiera ser lo suficientemente fuerte para poder contra mí, un Teniente fuerte y apuesto de la marina.

Al cabo de unos minutos, acabamos atracando en uno de los diminutos “puertos” o “adaptaciones”, para que bajaran los pasajeros.

-Hemos llegado a la dirección, señor. El viaje serán mil berries.

En ese momento me di cuenta que mi mayor temor había llegado ante mí. Mire de un lado a otro en busca de algún marine o ciudadano al que cargarle el marrón, pero por allí solo se veían a un par de gorilas trajeados que no tenían pinta de ser muy cordiales. Me hice el tonto como que me buscaba algo entre la ropa y empezaba a asustarme, aunque lo que realmente me asustaba era los precios tan caros de ese viaje.

-No se lo va a creer, caballero. Pero me he dejado la cartera en casa.- él tipo parecía un poco molesto al oír eso y agarro con fuerza el remo que tenía en su mano.

-Vivo allí mismo.- dije señalando la puerta grande con los dos seguratas, para que se calmara.- Puedo ir a por el dinero y ahora mismo se lo entrego.- aquel hombre no parecía muy convencido de la situación, pues seguramente le habrían hecho mil cosas similares para no pagar sus servicios. Así pues empecé a quitarme la chaqueta,  y no penséis que era para hacerle algo "sexual" para pagar el viaje, sino para mostrarle un tatuaje de la marina que tenía en la espalda. El cual no recuerdo ni cuando me lo hice, simplemente un día me desperté con él.

-Soy Teniente de la Marina, puede confiar en mí. Voy a por el dinero y ahora vengo, si ves que tardo mucho pídeselo a uno de mis guardaespaldas y yo se lo devolveré.- intentaba sonar lo más calmado y relajado posible. Así pues, di un salto para alejarme del bote y me dirigí a la enorme puerta con los dos gorilas. Me acerque al que parecía más risueño y le dije como si fuera un amigo de toda la vida.

-Ey, colega. Cuanto tiempo, ¿no podrías dejarme mil berries? Que luego te los devuelvo.- como me esperaba que aquel tipo no contestara, me puse a buscar la tarjeta entre mis ropas para enseñárselo. La saque con cuidado, para que no pensarán que llevaba un arma.- Creo que me estabais esperando, soy el Teniente Gustavo Park.- dije enseñándosela como si de una identificación del Gobierno se tratara, aunque era una simple tarjeta de cartón.

Off:

El agente lee la tarjeta que le das, parece tomarse su tiempo en ello. Al final le hace un gesto a su compañero que saca una llave, no te da tiempo a ver de dónde, y la introduce en la pequeña puerta. Tu interlocutor te señala la puerta y te dice con tono muy serio:

-Entra, gira a la derecha, sigue recto hasta la oficina y pregunta allí. No te desvíes del camino o serás abatido. – Se gira hacía el transporte, y con tono muchísimo más amable, casi de colegueo le dice al barquero. – Mándanos la factura de este, ya nos encargaremos de cobrársela. Recuerda no llegar tarde mañana.

Como imagino que harás caso del miembro del gobierno, entras a un canal bastante amplio, que se ramifica en tres unas decenas de metros más adelante. El camino que te han indicado avanza por una trinchera bastante alta, no reconoces el material de las paredes. Cuando al fin sales de ella, te encuentras en un patio amplio, con bastantes cajas, tablones de madera y trabajadores que no paran. El edificio de las oficinas, que posee un cartel está custodiado por más agentes, parece que esta misión es de la serias. ¿Qué vas ha hacer?

Gusi observó un poco aterrado como los enormes dedos que aquel gorila cogían la tarjeta de su mano. ¿Cómo era posible que aquel ser tuviera un dedo más grande que su mano? El tipo tardó unos largos minutos, que casi se hicieron eternos, en leer aquella diminuta tarjeta. Parecía que aquel ser no sabía leer, o si sabía pero le costaba demasiado. Mucho musculo y poco cerebro, pero al menos era un motivo razonable por que hacían aquellas tarjetas tan escuetas de información, para que tipos como aquel no se tiraran todo el día leyendo. Al cabo de los minutos el grandullón asintió a su compañero y este sacó una llave tan grande como una espada. Gusi lo miró con los ojos muy abiertos sin saber de dónde había sacado ese armatoste, el cual no había visto hasta ese momento. El tipo introdujo la llave hasta el fondo y un montón de engranajes sonaron dentro de la puerta.

El gorila enfrente de Gusi le devolvió la tarjeta y empezó a hablar con una voz grave y terrorífica.- Entra, gira a la derecha, sigue recto hasta la oficina y pregunta allí. No te desvíes del camino o serás abatido .– ¿de verdad había dicho abatido?¿Serían capaces de matar a un Teniente así a sangre fría? A esta gente del gobierno se les subía demasiado el poder a la cabeza, aunque aquellas palabras era un buen motivo para que Gusi no metiera el hocico donde no le llamaban. De repente el grandullón se inclinó a un lado, como si Gusi fuera muy alto, y se puso a hablar con el barquero de forma muy agradable y formal, totalmente diferente a como lo había hecho con Gusi. – Mándanos la factura de este, ya nos encargaremos de cobrársela. Recuerda no llegar tarde mañana.- ¿Mañana? ¿Que tenía que hacer mañana el barquero allí? Gusi decidió no preguntar y se introdujo en el interior del lugar, al atravesar la puerta se dio cuenta del grosor que esta tenía y eso explicaba la enorme llave.

Gusi siguió las indicaciones que le había dado el portero y se puso a observar por todos lados sin desviarse de su rumbo, esperaba que no le pegaran un tiro por solo mirar. Pero lo único que le dio tiempo a observar fue un enorme canal que parecía dividirse en la lejanía. Continuo con las indicaciones del grandullón y se introdujo en una especie de pasillo o trinchera que no le dejaba ver nada, solo el material extraño con el que estaban hechas, una especie de madera metálica intuyó el marine. Aquellas paredes no tenían ni una sola grieta por la que echar un vistazo, Gusi se moría de ganas de saber que pasaba al otro lado, aunque su mente pensaba en chicas en ropa interior corriendo por el canal mientras jugaban con un patito de goma.

Al final del pasillo vislumbró una serie de cajas en la lejanía, aceleró el paso y salió a un enorme patio repleto de tablones de madera enormes, cajas del tamaño del gorila de la puerta y un montón de currantes que iban de un lado a otro muy sofocados. Gusi los miraba y daba gracias de no haber acabado en un trabajo como aquel, no soportaba clavarse una astilla y menos cargar con tablones diez veces más grandes que él. Después de unos minutos observando a los trabajadores se dio cuenta de la presencia de un montón de gorilas alrededor de un edificio con el cartel de "Oficinas". Gusi cogió fuerzas y fue directo a la boca del lobo, saco su tarjeta de invitación, alzándola a la altura de los ojos, y se puso a andar con chulería mientras pasaba entre los tipos de traje, acompañado de comentarios como: "Holaaa", "¿Cómo estamos?", "Eh, has adelgazado desde la última vez que te vi", "¿Tu no estabas en la puerta?",... seguido de gestos con la cabeza y sonrisas de superioridad.

El tercer agente por el que pasas extiende el brazo, chocándote contra el con fuerza. Casi parece que tiene el brazo hecho de piedra el tío, además de ser semigigante y tener cara muy pocos amigos.

-Dame eso. – Señalando a la carta que llevas en la frente- Y cállate, eres demasiado molesto.

Leerá la carta rápidamente y llamará a otro agente que correrá dentro. Mientras esperas, sino decides intentar seguir, veras como en uno del os laterales del patio, tras una gran puerta abierta por la que meten material, hay un barco. Todavía está en construcción, pero no se parece a nada que hayas visto antes. Y aunque cierran la puerta rápidamente tras meter todo, te das cuenta, ese barco es demasiado grande como para salir por el canal de delante, ¿Habrá otro por el otro lado?

-Teniente Gustabo, Soy Sam, presidente de la compañía y jefe de seguridad. Pedí al gobierno que le enviara para una misión delicada, muy delicada. Estamos terminando el prototipo de un gran barco. – Hace un gesto con el brazo mientras empieza a caminar hacia el gran hangar, parece que quiere que ele sigas. – Con él, el gobierno dominara los mares, pero sabemos que hay ciertas personas en la isla, competencia mía que me quieren sabotear a toda costa y no han dudado en pedir ayuda a la revolución. Necesito que descubra quien o quienes han podido ser coaccionados, comprados o nos han traicionado cuanto antes. Para ello es primordial que se haga con los documentos de casa de los Halar e Istan, en los que detallen sus cuentas oscuras, secretas, ilegales. Como comprenderá no se las darán por las buenas y es muy posible que las destruyan de darse cuenta, por ello le pido discreción. Puede usar cualquier medio que quiera siempre que respete lo que le acabo de decir. Por supuesto será bien recompensado, tenía en mente un barco, como aquel. – Te señala el barco que creo Noc, que está en un dique seco. ¿Acepta?

Gusi seguía vacilando a los seguratas, cuando su rostro choco con algo duro y fuerte, el marine se llevó la mano a la nariz pensando que estaba sangrando o se le había roto y entonces se percató del causante de ese golpe tan desagradable, un semi-gigante trajeado. El enorme ser le hablo de forma muy grave y amenazadora, señalando a su carta y dando órdenes de que cerrara el pico. Gusi se quedó pasmado observando lo que le podría hacer aquel tipo con tan solo un apretón de manos, sus músculos se realzaban por debajo de su traje y su rostro reflejaba autoridad y respeto, pero lo que realmente llamaba la atención al marine era quien podría diseñar los trajes tan grades, sería un buen disfraz para alguna fiesta de marines, Tobías podría sujetarle de sus hombros y él podría hacer de gigante mientras se ganaba a las féminas.

El grandullón leyó con rapidez la carta, o eso quiso demostrar, y aviso a otro tipo trajeado (este sin ser gigante) y corrió raudo y veloz al interior de las instalaciones. Gusi fue a decir algunas de sus estupideces, cuando se percató que el grandullón le miraba y cruzaba sus brazos, el marine se quedó con la boca abierta y el dedo índice estirado sin terminar de decir nada, sin duda el grandullón le intimidaba. El marine decidió no ser menos y adoptó la misma expresión de seriedad y respeto, cruzando los brazos y poniendo cara de pocos amigos mientras observaba todo con odio. El grandullón emitió un ruido, similar a un rugido, y Gusi hizo un ruido parecido mientras observaba todo a su alrededor.

En ese momento, se percató que una de las enormes puertas del patio se abría y por ella entraban un montón de trabajadores con mercancías, materiales y más cajas gigantes; pero lo que realmente llamo la atención del marine fue lo que apreció por unos minutos antes de que la puerta se cerrara, un enorme barco más grande que las paredes y más ancho que cualquier canal de Water7 ¿Cómo tendrían pensado sacarlo a alta mar? Gusi se imaginó a su amigo semi-gigante y a sus amigos alzándolo en vilo y llevándolo hasta la costa mientras los habitantes del lugar les hacían fotos y vitoreaban su sobrenatural fuerza.  

Una voz agradable y gentil hizo despertar a Gusi de sus locas fantasías, el marine se volteó y se encontró con un tipo bien vestido y un bigote bien recortado. El hombre se presentó educadamente y se puso a caminar atravesando a los tipos trajeados mientras esperaba que Gusi le siguiera.

- Buen trabajo, sigue así y luego te doy una galletita.- dijo Gusi al grandullón, el volvió a emitir un gruñido y a enseñar los dientes, esto hizo que Gusi saliera despavorido corriendo detrás del presidente. Después escuchó detenidamente en qué consistía la misión y que tenía que conseguir para ese tipo, Gusi arrugó un poco la nariz al comprobar que era una misión de espionaje y no le agradaba tener que robar, pero dado que la recompensa era un barco majestuoso y gigantesco, no podía rechazar una ofertas así, los Crisom Wolves nunca se lo perdonarían.- Acepto, el trato.-dijo Gusi tendiéndole la mano para cerrar el acuerdo. - Pero tengo un problema, no sé dónde está la casa de los Halar e Istan. ¿Podría facilitarme la información?-dijo todo lo amable y cordial que pudo, pues su forma de tratar con los superiores era totalmente diferente a su forma de actuar con el resto del mundo, y menos si se trataba de una misión.

-Por supuesto, Melson le facilitará todos los datos. - Te dice señalando al semi-gigante. – Espero que comprenda que esta misión debe ser algo ultra secreto, este modelo no debe caer en manos de piratas o revolucionarios o tendrán una ventaja táctica colosal. Ahora si me disculpa le dejo con el agente. – Dicho esto desaparece dentro del gran hangar por una puerta más pequeña al lado de las gigantes hojas de la principal.

-Deja de hablar y escucha. – Oyes a tu espalda. – La casa Halar está en el distrito 5 sección 6, la casa más grande y lujosa del lugar. La casa Istan está en el distrito 3 sección 1, parece un palacio de Arabasta, no tiene perdida. Ahora si sales sin molestar a mis agentes no tendré que poner una queja y ponerte a fregar cubiertas.

Parece que ya tienes ordenes, localización y detalles (pídeme los que se te ocurran que son útiles y veré que puedo ofrecerte) deberías empezar. El barquero sigue en la puerta, aunque puedes no usarlo, parece que el gobierno tiene cuenta, siempre puedes aprovecharlo, aunque deberías tener cuidado.

Gusi no pudo evitar poner una cara de póker al observar como aquel tipo trajeado y agradable se refería al semi-gigante como el individuo que le iba a proporcionar la información que necesitaba. Nada más terminar, el marine no pudo evitar fijarse en que el viejo Sam había remarcado que al misión era “ultra secreta”, ¿realmente existía tal terminología? Pues entendía perfectamente que todo lo que tocaba el gobierno estaba extremamente prohibido para los piratas y revolucionarios, vamos lo tipos malos del mar, pero decir que era "ultra secreto" le parecía algo excesivo, a la vez que excitante y estúpido.

Aquel tipo trajeado se marchó por el hangar y Gusi se quedó observando como el semi-gigante se acercaba con cara de mala leche hacía él. -Ey, si apenas me he ido y ya vuelves corriendo a darme un abrazo.- dijo Gusi extendiendo los brazos de forma cordial, y a la vez desprotegida, pues si el grandullón hubiera querido golpear al marine, ese hubiera sido el momento adecuado, pero en vez de eso le hizo callar.

El marine cogió su carta y un lápiz, del bolsillo delantero de la chaqueta del agente, este parecía tomárselo como una amenaza por un segundo, pero como ya conocía a Gusi decidió no darle importancia. Se puso a apuntar las direcciones en la parte de detrás de las carta mientras observaba al semi-gigante con cara de alumno aplicado.- ...palacio de Arabasta...-decía Gusi mientras escribía y sacaba la lengua como si le costará escribir.-¿Arabasta es con "v" o con "b"?.- el grandullón gruño y Gusi le sonrió.-Vale, no importa. Ya me marchó sin hacer ruido ni molestar.- dijo el marine volviendo a introducir el lápiz en el bolsillo de la chaqueta al enorme Melson y remarcarlo con unos golpecitos molestos. Después de eso se marchó por donde había venido sin mirar atrás, pero sintiendo la mirada fija y atenta de Melson estaba a sus espaldas, algo le decía al marine que si se volteaba acabaría recibiendo un disparo en algún lugar doloroso, llamémoslo "instinto".

A los pocos minutos el marine había salido al exterior y dio unos golpecitos amistosos en el hombro a los seguratas de la puerta.- Se os ve cansados, luego os traigo unos bocatas para recuperar fuerzas.-dijo Gusi burlándose de ellos, pues era un trabajo muy simple. Plantarse en una puerta, con cara de pocos amigos y marcando músculos.- Por cierto, había un tipo igualito a ti allí dentro, aunque bueno, todos sois como jodidos clones.- seguía diciendo chorradas el marine mientras se alejaba más de ellos y se acercaba al barquero que aún seguía en la puerta.

-No te puedes imaginar el cacho truño que he tenido que soltar. Lo siento por hacerte esperar.- dijo el marine ocultando la auténtica verdad, no quería que aquel currante supiera más de lo normal.- Llévame al distrito 5 sección 6, tengo que hacer unas compras por esa zona.- dijo el marine leyendo las indicaciones que le había dado el grandullón, y otra vez decidió no dar más información de la necesaria a aquel barquero.- Cuando lleguemos a la zona, puede recogerme en el mismo lugar al cabo de una hora. Lo digo más que nada para que sigas ganando dinero, y no tengas que esperarme. Por cierto, todo esto lo paga el tipo grandullón que había en la puerta, vestido de traje. Resulta que me acabe acostando con su hermana, y el pobre aún no lo ha asumido, de ahí su mal humor hacía mí. El caso que cuando íbamos de comida a su casa parecía bastante más majo, y ahí donde lo ves tan grande y fuerte cocinada de p....-el marine se puso a inventarse una historia inventada, pues cuando más desviara la conversación de la realidad más difícil le resultaría al barquero saber que iba a hacer en esa dirección.

Cuando llegas al distrito el barquero te deja y se aleja, si no llegas a la hora seguramente ni te espere después de la chapa que le vas dando. Encontrar la mansión sin preguntar te costara como quince minutos, si quieres preguntar en cinco estarás en ella. Parece que entrar va a ser complicado, a menos que hables con el tipo que está al lado de la góndola y parece ser el que lleva a los invitados a la casa. Ves un par de guardias en los balcones aburridos, mirando al canal o charlando entre ellos. ¿Qué se te ocurrirá?

Casa:

-...y entonces fue así como conocí a su madre. Una mujer realmente diminuta para haber parido a un tipo tan grande, pero eso daba igual dado que era realmente agradable y la gustaba mi pe...- en ese momento la mini-embarcación ser paro, dando a entender que habíamos llegado al lugar de destino.- ¡Uoh!, parece que es aquí. Te daría algo de propina, pero ando algo escaso últimamente.- dije sacando los bolsillos por fuera para enseñarle que no tenía nada. El tipo parecía ni siquiera hacerme caso, seguro que estaba hasta las narices de la historia absurda que le estaba soltando. Salté a tierra firme y me estire la espalda con una pose nada agradable, mientras observaba que el barquero se iba en busca de nuevas presas, digo clientes.

Termine de estirarme con un par de chasquidos de espalda nada agradables para aquel que los oyera y me puse a buscar una casa grande y lujosa como me había indicado el semi-gigante, Melson. Di una vuelta de trescientos sesenta grados para encontrar aquella casa tan grande y lujosa que debía destacar entre el resto, pero para mí desgracia casi todas las casas parecían ser lujosas y estrictamente grandes. Suspire algo apenado por no saber por dónde empezar a buscar la casa, así que sin pensármelo dos veces, me puse a caminar con la esperanza de encontrar un letrero enorme que pusiera "CASA HALAR".

Al cabo de cinco minutos, que se me hicieron como veinte o más, decidí preguntar a los ciudadanos que por allí pasaban. La mayoría iban bien vestidos y no tenía pintan de dar limosna a los pobre a pesar de que les saliera el dinero por las orejas, así pues improvise un plan. Me acerque a un callejón y recogí una caja vacía, pegué unos cuantos papeles alrededor de esta y la enrolle con un cordel que había por allí, puse mi mejor cara y me acerque a un grupito que había cerca.

-Hola, buenos días, señoritas. No sé si serían tan amables de indicarme como se llega a la casa de los Halar. Debo entregarles este paquete urgentemente y he perdido el mapa para orientarme, si me hicieran el favor se lo agradecería mucho. No quiero ni pensar cómo se pondría mi jefe si se entera que no he vuelto a entregar un envío.- dije esto último enseñando la enorme cicatriz que me salía del cuello hasta la cara. Las mujeres parecían conmovidas por mi historia y amablemente me dieron la dirección y las indicaciones de cómo llegar, pero antes parecían tremendamente interesadas en saber que había dentro del paquete vaco. Les dije que era un bolso de última generación de un animal ya extinguido. Las mujeres parecían fliparlo y empezaron a cuchichear entre ellas dejándome solo para seguir con mi misión. Eso sí, pegue un poco la oreja para enterarme de que hablaban y sacar algo de información sobre los Halar.

A los pocos minutos llegue a la dirección que me habían dado aquellas desagradable amables señoritas, pero para mi asombro no fue una casa lo que me encontré, sino uno de esos canales que había por todos lados. Observé a distancia durante unos minutos y me percaté de que una de las casas que daban a ese canal estaba siendo custodiada por guardias desde los balcones. Decidí probar suerte con esa casa y me acerque al canal para verla más de cerca.

Casi sin darme cuenta, había un tipo subido a una góndola observándome. Yo sinceramente no me di cuenta de su presencia hasta que tosió apropósito para llamar mi atención. En ese momento lo mire un poco incrédulo sin saber que hacer o decir, intenté analizar a aquel tipo y deduje por su ropa y comportamiento, que era el encargado de hacerme llegar hasta la casa.

-Ee..ttooh...Huola. ¿Este es el domicilio de los Halar? Vengo a entregar un paquete.- dije con voz jovial e infantil mientras le mostraba el paquete vacío que aún seguía en mi mano. No sabía si con aquella argucia me dejaría pasar, pero si no lo hacía al menos podría sacar algo de información.-Parece que tiene un trabajo muy complejo, ¿en qué consiste, señor...?-espere a que me contestara para sacarle más información sobre la casa y su inquilinos, mientras con el rabillo del ojo observaba a los guardias en los balcones. Intenté mantenerle una conversación con la poca información que había sacado a las señoritas que me dieron la dirección del lugar.

Sugerencia/explicación:

Las muchachas comentan algo acerca de los gustos excéntricos de las mujeres de esa familia, de lo mal que lo deben pasara las sirvientas con esos guarros que tienen en casa y el más interesante de todos, el chismorreo de moda: Se dice que encapuchados llegan y salen todas las noches de la casa hasta el amanecer, en góndolas privadas. Las chicas piensan que están prostituyendo a las hijas. De los guardias no sacas mucho, están hablando de lo mal que le caen los del turno de noche, nada más.

El barquero, haciendo gala de su posición te ignora con una cara impasible, haciendo gala de infinita paciencia, y en cuanto pones un pie al otro lado se marcha. El guardia de abajo te mira, parece que tu aspecto no le convence demasiado. Cuando ve el paquete te pregunta que contiene, para quien es y de parte de quien. Son preguntas ensayadas, se las ha aprendido de tanto repetirlas, por lo que puede que estén recibiendo muchos paquetes, puede que te interese buscarlos.

[No vaya más allá de la respuesta, ya te diré según lo que digas que hace el guardia. Los diálogos de las chicas puedes inventarterlos, siendo lo que te he puesto lo que sacarías en claro]

El barquero al verme las intenciones de subirme encima, dio un pequeño golpe con el remo y se alejo de forma muy seria y siniestra a la puerta de la mansión dejándome con cara de tonto mientras lo observaba. Al llegar al otro lado cuchicheó algo con un guardia, delgado con un bigote puntiagudo, que había en la puerta y este me lanzó una serie de preguntas que no me esperaba, pero gracias a mis dotes teatrales pude improvisar con facilidad sin que se me notara mucho que me estaba inventando todo.

-Son unas conchas saltarías para los huéspedes de esta noche.-dije mientras movía la caja de forma extraña, emulando que había algo dentro moviéndose.- No le recomiendo que la abra, podría escaparse una y son difíciles de capturar.- hice como que agarraba con fuerza la caja para que esta no se moviera y seguí respondiendo a sus preguntas.- Como ya dije es para los huéspedes de esta noche, a nombre de la familia Halar, desde el restaurante Funsol.- el nombre lo saque de un restaurante lujoso que vi cuando me acercaba a la zona. Podría colar y todo.- me quedé observando con una sonrisa juvenil al guardia mientras miraba de un lado a otro esperando su respuesta.

De todas maneras si mi actuación no daba resultado tenía pensando cambiar el nombre de Halar por Jalar y me haría el loco con la escusa de que soy novato en lo de repartidor para alejarme de la casa. Una vez alejado tenía pensado introducirme de noche con una capucha, con la intención de infiltrarme, con la poca información que había sacado a las marujas. Mientras llegará la noche iría a la otra casa con la esperanza de que fuera más fácil rescatar los informes que necesitaba. Todo dependía de la suerte que tuviera ese día.

El guardiahace un gesto al barquero mientras saca un papel de la chaqueta que te da para que leas. Es una autorización por parte de su jefe para recoger paquetes en su nombre. Tras unos segundos te la quita junto al paquete, que deja detrás de él en una mesita y te señala la barca. Parece que ya ha acabado contigo y no dirá más. Creo que es hora de poner en macha ese plan alternativo que tenías.

Cuando quise darme cuenta, aquel hombre serio de la puerta, me puso un papel en la cara. Me sorprendí un poco al no esperarme tal acción y me puse a leer. Cuando llevaba menos de la mitad leído, el sujeto cogió el paquete de mis manos y guardo el papel, que estaba leyendo, con suma rapidez. Me quedé boquiabierto sin comprender que pasaba, y hasta que no recibí un pequeño empujón por parte del hombre para que me marchara, no me moví. Cuando quise darme cuenta, me encontraba con las manos vacías y sin ningún plan de como inflárteme, por el momento, en esa fortaleza.

Decidí volver a la parada del canal, y esperar al barquero que me llevaba por esa ciudad. Mientras le esperaba, me entretuve observando los disfraces que había en una tienda. Mire de un lado a otro, y al ver que no había moros en la costa de mi transportista, decidí entrar unos minutos para comprar un disfraz y unos cuantos maquillajes para mi colección personal.

Cuando salí del lugar, no pude evitarme fijarme en una bella dama que pasaba por allí, la hice un saludo caballeresco y me saqué una rosa por debajo de la manga. Solo esperaba que no le diera por olerla, pues la ocultaba en el sobaco y no debía tener una agradable fragancia. Intente convencerla de que conmigo se lo pasaría muy bien esta noche y que nunca se arrepentiría. Mientras mi mente pensaba: ¿Dónde está ese maldito barquero? Una vez llegará le daría la otra dirección, con la esperanza de tener algo más de suerte en mi misión.

Como cualquier dama que se precie lo primero que hizo fue llevarse la flor a la nariz, para a continuación tirártela a la cabeza, deberías guardar esas en otros lugares menos olorosos. Escuchas una fuerte risa a tu espalda, al parecer el barquero lo ha visto todo. Cuando te subes te lleva a la nueva dirección, aunque no para de reírse. Estas seguro que los de negro sabrán de esto para cuando vuelvas al astillero. La nueva casa, parece tener además de la entrada principal en el canal, un jardín lateral y una puerta que debe llegar a la calle. No ves guardias desde el otro lado del canal en el jardín, ni en los balcones. Puede que lo tengas más fácil esta vez, pero no te confíes.

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No pude evitar abrir mucho los ojos, a la vez que los cerraba, al observar como la joven se acercaba la flor a la nariz para olerla, para recibir a continuación el ramo en toda la cara. Por suerte, las flores no me hicieron ningún daño, mientras abría los ojos y veía a la mujer marcharse malhumorada, maldije por lo bajo. De repente, una risa muy alta llamo mi atención, cuando me volteé para ver de quien se trataba, me encontré al barquero desternillándose encima de la barca. Suspiré pesadamente, al darme cuenta que aquel hombre había presenciado mi declive de cortejo y me senté en su barca con cara de refunfuño, mientras este seguía riéndose por lo alto.

-Sí, sí, muy gracioso, pero por favor, ahora llévame al distrito 3 sección 1. Tengo que reunirme con un familiar.- intenté plantarle una mentira, pero dado que el sujeto no paraba de reírse por lo sucedido, no le di más importancia y le deje reírse de la situación, dado que así no me preguntaría por la dirección.

Para mi desgracia, no podía imaginar que aquel estúpido tipo se tirara todo el santo trayecto riéndose como un orangután, sintiéndome a cada carcajada una rabia y una sensación de humillación que se estaba apoderando de mí. Hice al barquero que diera la vuelta, una vez llegada a la dirección, para comprobar que no había guardias en el exterior, y desembarque en una especie de jardín que estaba más a mano para infiltrarme.

-Pásate por aquí cada media hora hasta que aparezca.- se que aquella orden sonaba un poco extraña, pero intenté arreglarla.- Serás muy bien recompensado una vez que llegué.- le golpeé amistosamente en el hombro para que no se tomara a mal mis palabras.

Esperé unos segundos a que el barquero se alejara y con ayuda de mi akuma, empecé a levitar a escasos centímetros del suelo, mientras iba deslizándome por el aire, sin hacer ruido, en busca de una entrada; a la vez que iba observando con cuidado por las ventanas en busca de vida o enemigos inesperados.

A través de las ventanas ves un gran comedor, todavía gente comiendo y bebiendo en él. A juzgar por los restos, algunas espadas clavadas en las mesas y que hay varios tipos dormidos apilados; se podría deducir que alguien dio un fiestón por todo lo alto la noche anterior en ese palacio. Tu vestimenta difiere con la de los tipos de dentro un poco, pero en el estado que debían estar eso no podría suponer un problema.

Si sigues avanzando pared adelante, cuando gires encontraras un jardín. Este tiene varias columnas unidas por vigas formando un mosaico. Un par de guardias charlan en la barandilla que da hacia otro canal, puede que quieras aprovechar a entrar por la puerta antes de que se giren. Justo encima de la estructura hay varias ventanas, podrías tratar de alcanzarlas. Recuerda mirar bien antes de entrar a algún sitio.

Me asomé con cuidado por una de las ventanas, observando el interior con el máximo sigilo que pude. En el interior vislumbre una enorme habitación en la que encontré a varios tipos, vestido de manera extravagante y durmiendo la mona, aunque también encontré a algunos devorando algo de comida que había repartido por una enorme mesa. Supuse, a simple vista, que aquella habitación se trataba del comedor, o por lo menos, el lugar donde comían. También mi vista no pudo evitar fijarse en unas cuantas espadas clavadas en la enorme mesa. Tendría que andar con cuidado, no me gustaría enfrentarme a todos esos tipos y menos con la resaca que debían tener, dado que estaba todo tirado por el suelo y había varios de ellos dormidos en este de forma poco habitual, deduciendo que tuvieron una fiesta movidita la noche anterior. Una lágrima melodramática recorrió mi rostro al recordar la última fiesta que había tenido con mis lobitos, los cuales echaba mucho de menos.

Decidí seguir avanzando por ese jardín, dado que infiltrarme por una de las ventanas del salón hubiera sido una mala idea ya que había sujetos que estaban comiendo y se darían cuenta de mi presencia. Mientras seguía levitando a escasos centímetros del aire, fui observando lo bien cuidado y bonito que tenía aquella familia el lugar, a excepción del comedor que estaba hecha una mierda. Al llegar a la esquina, me asomé con cuidado, mostrándome más jardín y lo que parecía una puerta trasera. Cuando me dispuse a inspeccionar la puerta, me percaté de que en la parte de arriba se encontraban unos soldados charlando, escuché un poco su convesación. Esperé unos minutos, para que ningunos de los dos mirara en mi posición y avance hasta ocultarme debajo suya. Una vez me aseguré de que no me habían visto, seguí observando por las ventanas, antes de entrar en aquella enorme casa. Miré con cuidado por los cristales y encontré…

¡Un pasillo!

Sí, sí. Lo que ves a través de esa ventana es un pasillo. Este lleva hasta unas puertas dobles de madera que por la posición deben ser el comedor. A la derecha de la puerta, si te fuerzas un poco, parece que hay escaleras, pero no sabrías decir si para subir o bajar. Si abres la puerta y entras, veras que suben hasta el piso de arriba. También descubrirás una puerta de madera a la izquierda. Un par de puertas más a los lados del pasillo. Muchas opciones, y esta vez ya no tienes cristales para mirar, aunque las de la derecha no deben ser muy grandes, ya que no tenían ventanas. ¿Qué clase de cuarto no tendría ventana?

Observé con cuidado a través de los cristales, sintiendo un extraño cosquilleo que recorría mi estomago ¿Serían nervios? Lo dudaba y menos al notar como una pompa de gas salía disparada de mi garganta, haciéndome cerrar la boca y liberarla con un leve suspiro para evitar hacer ruido con aquel eructo tan indeseado, parecía que solo se trataban de gases. Coloque las manos a modo de prismático y mire a través del cristal, intentando ver todo lo que pudiera. Para mi asombro solo encontré un pasillo y un montón de puertas que no sabía a donde podrían conducirme, aunque me imaginaba un poco su interior de haber mirado las ventanas desde el jardín. Me separe del cristal y me puse a reflexionar durante unos segundos.

Si me marchaba ahora, seguramente el tipo del embarcadero mandara a alguno de sus matones a liquidarme, mientras que si seguía adentrándome podría acabar en la cárcel o expulsado de la marina por entrar en casas ajenas. Me golpeaba el mentón con el dedo, en busca de alguna solución, pero acabe optando por lo más lógico, seguir adelante, dado además de que si volvía al jardín alguno de los guardias del balcón podría localizarme y liarse el doble.

Abrí con mucho cuidado la puerta que daba al jardín y me adentre levitando por la estancia. Decidí asomarme por la puerta más cercana a la derecha, la cual desde el exterior no tenía ni una sola ventana. Una vez la observara en busca de pistas, seguiría avanzando hasta el piso superior a través de una escalera, pues el resto de las puertas me hacía una vaga idea de lo que había en el interior al observarlas a través del exterior. Mientras subía, levitando, no emitía ni una brizna de ruido, haciendo mi misión más fácil y dejándome el resto de los sentidos para escuchar con más facilidad en busca de algún peligro venidero. Solo quedaba encontrar un despacho o algún lugar donde alguien guardara los informes. Me sentía cerca, lo presentía, algo dentro de mí me lo decía…a no, fueron otra vez los gases.

Cuando la puerta descubres que es un retrete, y no es que huela muy bien ni este, ni el hombre que está dentro sentado. Tiene los pantalones bajado, y podría decirse que es un guardia, ¿Trataras de registrarlo? Si lo haces descubrirás una llave en su bolsillo, junto con algo a lo que no le encuentras mucha utilidad, un plástico enrollado. Ten cuidado con como lo haces. Si subes las escaleras, veras un pasillo como el de abajo. Tiene las mismas puertas, incluida la del baño. En lugar de la salida al jardín, en este piso solo hay una ventana que da a las vigas de madera que viste antes. Una de las puertas del pasillo esta entreabierta, y parece un dormitorio, por lo que ves. ¿Vas a ver siesta ocupado o si hay algo de interés?

No fue buena idea abrir aquella suculenta puerta que me hizo volver sobre mis pasos en aquel peligroso pasillo. Me deslicé hasta la puerta y clavando los pies con firmeza en el suelo, la abrí poco a poco, pero esta parecía atascada. Decidí ejercer más fuerza de la necesaria y esto provocó que se abriera de forma brusca. Golpeándome con un olor desagradable y nauseabundo, que me hizo llevarme la mano a la nariz para taparla. Pero ahí no se acaba todo. Para colmo, enfrente de mí se encontraba el causante de ese olor, unos de los guardias defecando en un retrete que tapaba por completo con su trasero. Los dos nos quedamos durante unos segundos si saber que ocurría.

Sin pensármelo dos veces, al observar que el guardia bajaba su brazo en busca de un arma o algo diferente, reaccione con violencia. Me lancé contra él, agarrándole la boca y golpeándole con la pared que tenía detrás, haciendo que soltara lo que tenía en las manos (una revista) Como el guardia seguía consciente, a pesar del golpe y dado que yo me encontraba nervioso, libere mi ámbito eléctrico en la palma de mi mano durante unos segundos, con intención de poner fin a la situación. El cuerpo de aquel hombre empezó a temblar, típico de una electrocución, haciendo que se defecara de nuevo, suerte que estaba en un baño.

Deje de liberar mi ámbito y un olor más desagradable y putrefacto me hizo ponerme a vomitar al lado del guardia. Una vez eche todo el desayuno mis nervios empezaron a calmarse, al igual que mis ideas. Había faltado poco para que me pillaran y eso era emocionante, me sentía hasta un poco empalmado. Cogí el rollo de papel y creé dos tampones para metérmelos por la nariz e intentar dejar de respirar ese olor que podría llegar a ser tóxico. Después, con todo el arte del mundo, quite la chaqueta y los pantalones de aquel guardia, el cual a pesar de la fuerte descarga seguía con vida, o por lo menos eso indicaban sus pulsaciones en mis dedos al comprobarlo. Me coloque la ropa por encima de la mía, dado que me quedaba bastante grande y seguí en mi misión de investigación.

Antes de salir del baño comprobé que no había moros en la costa y avance con cuidado escaleras arriba, dado que no me fiaba de abrir otra puerta sorpresa por mucho que me llamara la atención. Mientras ascendía escaleras arriba, me di cuenta que el guardia tenía una series de objetos en los bolsillos. Una llave y un rollo de plástico que no entendía su utilidad. Una vez arriba, me deslice con sigilo por un pasillo extrañamente similar al de abajo, pero por suerte este tenía una puerta medio abierta. Observé por el hueco y vislumbre lo que parecía ser un dormitorio. –Umm…podrían estar aquí lo planos.- me dije a mi mismo a una pregunta que ni siquiera me había realizado. Me adentré con precaución.

El guardia sigue con vida, y parece que le has arreglado los problemas intestinales. Subes sin ningún problema. Desde lejos darías el pego de guardia, pero con gente cercana, se darían cuenta enseguida. El dormitorio al que entras es bastante grande, tiene una cama de matrimonio ocupada (un hombre con varias mujeres) aunque parecen dormidos plácidamente. En las mesillas de los lados ves bastantes botellas grandes vacías, que sin duda son el origen del sueño profundo. Además, un escritorio situado bajo la ventana y un armario de tamaño considerable ocupan la habitación. Yo no haría demasiado ruido mientras investigas el cuarto, que se despierten puede llegar a suponer un problema grave.

*El escritorio tiene varios cajones, además de pluma, tinta y un reloj sobre el mismo. El armario tiene tres puertas, una de las cuales tiene candado.

**La ropa descansa repartida por el suelo, al igual que parte de las sabanas y mantas.