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Una mirada feroz se reflejaba en los ojos de Gusi, era el momento de dar caña a los malos. Al subir a la planta principal observó como todo estaba sumido en una profunda oscuridad, a excepción de los rayos de luz de las linternas de cabeza. Gusi observo que esta vez había más cantidad de marines a su disposición. Se dirigió a los que estaban más alejados de la puerta.
-¡Vosotros! Coger vuestros fusiles y subiros a las vigas del bunker. Tened cuidado, las instalaciones son viejas y podríais tener algún accidente.-los marines miraron incrédulos a Gusi.- ¡¿Qué estáis mirando?! ¡Daros prisa, ahora estoy yo al mando!
Los marines echaron a correr en dirección a las vigas. Gusi continúo su trayectoria hacia la puerta del bunker, que estaba aguantando cerrada por unos cuantos marines que la empujaban. Gusi se dirigió a otro grupo de marines que estaban por allí sin hacer nada productivo.
-¡Ustedes, que están haciendo ahí sin hacer nada! Coger todos los muebles y objetos que veáis para atrancar la puerta. ¡Rápido!.- la voz de Gusi sonó tan firme que daba hasta miedo. Los marines asustados fueron corriendo a realizar la misión que Gusi les había encomendado.
Gusi siguió corriendo hasta llegar por fin a la puerta del bunker. Allí había unos cuantos marines aguantando los golpetazos de la puerta. Gusi empujó con fuerza la puerta y más marines vinieron a echar una mano.
-¡Soldados estamos siendo atacados!¡Nuestra mayor prioridad ahora es que el enemigo no consiga entrar al bunker!-Gusi recibió un golpetazo de la puerta, que le hizo empujar con más fuerza.-¡Quiero que todos cojáis vuestra espada y la clavéis en la hendidura de la puerta!- Gusi cogió la espada de uno de los marines que estaba al lado suyo e hizo una demostración.-Así conseguiremos que la puerta aguante un poco más. Una vez que lo hayáis conseguido, quiero que vayáis a buscar objetos para atrancar la puerta.
En ese momento aparecieron los marines, a los que se lo había ordenado antes, con armarios viejos y pesados en dirección a la puerta. En unos diez minutos, la puerta del bunker estaba completamente rodeada de espadas y objetos que impedían que se abriesen con facilidad.
-Señor, ya no nos quedan más objetos.-dijo un marine que parecía bastante joven.
-Bien, espero que con eso baste.-Gusi alzó la voz para que todos a su alrededor le escucharan.- Quiero que todos cojáis vuestros fusiles y os escondáis en las sombras. Ahora mismo nuestra única ventaja es la oscuridad. Los que no tengan miedo a las alturas que se suban a las vigas, allí tendrán mayor ángulo de tiro y podrán cubrir a los soldados que estemos en el planta baja. -Gusi planteaba su estrategia con frialdad y seriedad.- Una vez que estéis todos posicionados, quiero que apaguéis las linternas de vuestra cabeza.-todos le observaban de manera sería al amrine.- ¡Dispersaos, soldados!- gritó Gusi, los soldados cada uno corrió en una dirección, Gusi se escondió en un rincón oscuro a una distancia prudente de la puerta principal.-Espero que esto aguante el tiempo suficiente hasta que venga el superior.
-¡Vosotros! Coger vuestros fusiles y subiros a las vigas del bunker. Tened cuidado, las instalaciones son viejas y podríais tener algún accidente.-los marines miraron incrédulos a Gusi.- ¡¿Qué estáis mirando?! ¡Daros prisa, ahora estoy yo al mando!
Los marines echaron a correr en dirección a las vigas. Gusi continúo su trayectoria hacia la puerta del bunker, que estaba aguantando cerrada por unos cuantos marines que la empujaban. Gusi se dirigió a otro grupo de marines que estaban por allí sin hacer nada productivo.
-¡Ustedes, que están haciendo ahí sin hacer nada! Coger todos los muebles y objetos que veáis para atrancar la puerta. ¡Rápido!.- la voz de Gusi sonó tan firme que daba hasta miedo. Los marines asustados fueron corriendo a realizar la misión que Gusi les había encomendado.
Gusi siguió corriendo hasta llegar por fin a la puerta del bunker. Allí había unos cuantos marines aguantando los golpetazos de la puerta. Gusi empujó con fuerza la puerta y más marines vinieron a echar una mano.
-¡Soldados estamos siendo atacados!¡Nuestra mayor prioridad ahora es que el enemigo no consiga entrar al bunker!-Gusi recibió un golpetazo de la puerta, que le hizo empujar con más fuerza.-¡Quiero que todos cojáis vuestra espada y la clavéis en la hendidura de la puerta!- Gusi cogió la espada de uno de los marines que estaba al lado suyo e hizo una demostración.-Así conseguiremos que la puerta aguante un poco más. Una vez que lo hayáis conseguido, quiero que vayáis a buscar objetos para atrancar la puerta.
En ese momento aparecieron los marines, a los que se lo había ordenado antes, con armarios viejos y pesados en dirección a la puerta. En unos diez minutos, la puerta del bunker estaba completamente rodeada de espadas y objetos que impedían que se abriesen con facilidad.
-Señor, ya no nos quedan más objetos.-dijo un marine que parecía bastante joven.
-Bien, espero que con eso baste.-Gusi alzó la voz para que todos a su alrededor le escucharan.- Quiero que todos cojáis vuestros fusiles y os escondáis en las sombras. Ahora mismo nuestra única ventaja es la oscuridad. Los que no tengan miedo a las alturas que se suban a las vigas, allí tendrán mayor ángulo de tiro y podrán cubrir a los soldados que estemos en el planta baja. -Gusi planteaba su estrategia con frialdad y seriedad.- Una vez que estéis todos posicionados, quiero que apaguéis las linternas de vuestra cabeza.-todos le observaban de manera sería al amrine.- ¡Dispersaos, soldados!- gritó Gusi, los soldados cada uno corrió en una dirección, Gusi se escondió en un rincón oscuro a una distancia prudente de la puerta principal.-Espero que esto aguante el tiempo suficiente hasta que venga el superior.
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Tus preparativos parecen que surten efecto y las puertas resisten los embates, tus hombres se han colocado por las vigas y detrás de columnas y algunos muebles sin problemas, quitando alguna maldición por la suciedad o caca de ave en las vigas. De repente se dejan de oír y sentir los golpes en la puerta, en su lugar llegas a escuchar cuchicheos varios al otro lado de la puerta, a la vez que botas correr en dirección contraria. ¿Qué estarán planeando ahora? Por cierto antes de quedaros sin luz te diste cuenta de dos puertas en los laterales de la camra donde os encontráis.
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Los empujones siguieron insistiendo, parecía que la puerta estaba aguantando y que todos los marines estaban en sus puestos. Pero algo paso, la puerta dejo de sonar y empezaron a escucharse unos cuchicheos casi inaudibles. Después de unos minutos de tensión se oyeron unos pasos correr y alejarse de la puerta. Los marines estuvieron en la oscuridad en silencio durante unos largos minutos hasta que al final Gusi decidió encender la luz de su linterna.
- Tú y otros cinco soldados más venir conmigo. Esto me da muy mala espina.- dijo Gusi al marine que tenía más cercano. El chaval no tardó mucho en formar aquel pequeño grupillo. Gusi les hizo unas señas con la mano para que le siguieran.
Caminaron hasta uno de los laterales del bunker y se quedaron observando lo que parecía ser una puerta. La puerta en si se mantenía bastante oculta de miradas, pues tenía el mismo color que la pared y, oxido y vegetación que la hacía casi invisible. Gusi con la mirada ordeno a los marines que la abriesen. Tras unos minutos de sufrimiento hasta que consiguieron encajar los dedos en alguna apertura para poder abril, se abrió con un sonoro chirrido. Enfrente de sus ojos apareció un pasillo de unos tres metros de largo con la potente luz del día al otro lado.
Gusi cogió su escopeta y camino con cautela hasta el exterior. Tras estar unos segundo cegados por la luz del sol, observo un inmenso patio lleno de plantas y polvo. El lugar era similar al interior del bunker, pero la única diferencia era que no tenía techo. Gusi tuvo un mal presentimiento y volvió al interior del bunker.
-Quiero que selléis esta puerta como sea.-ordeno al primer marine que vio. El joven asintió con la cabeza y se marchó corriendo.
-Señor, creo que he encontrado otra puerta.- dijo un marine regordete. Gusi le miro sorprendido y le hizo una seña con la mano para que le guiara.
Llegaron en un periquete al final del bunker, casi al lado de las escaleras. Ante él había una puerta vieja de madera. Gusi la intento abrir pero no pudo, al final con la ayuda del gordito marine y con un fuerte impulso consiguieron abrirla. Al alzar la vista encontraron ante sus ojos un par de cañones, un puñado de lanzas oxidadas, una estantería con un par de libros y una mesa de escritorio.
Gusi camino al interior y observo como aquello tenía pinta de ser un almacén abandonado de armas, pero estaba claro que se las habían llevado todas a excepción de los cañones y las lanzas. Gusi ordeno a los marines que les seguían que cogieran las armas (eran pocas, pero mejor que nada era).
-Quiero un cañón para cada puerta. Cualquier enemigo que veáis dispararle.- dijo Gusi pareciendo más mayor de lo que era.-Espero que todo el mundo siga en su puesto, esto aún no ha acabado soldados.- Los soldados arrastraron los cañones al interior del bunker y otro soldado cogió todas las lanzas con intención de repartírselas a sus compañeros.
Gusi se sentó en el pesado escritorio y se puso a hurgar por los cajones. No encontró nada de interés. Después desvió su mirada a los cuatro libros que había en la estantería, ninguno era nada especial, a excepción de uno que ponía "Manual de combate tribal". Gusi lo cogió y se puso a ojearlo por encima, el libro resultaba que te enseñaba el estilo de combate de las tribus tribales de los pueblos aborígenes.
Caminaba despistado mientras iba leyendo el libro cuando observo como la puerta que daba al patio seguía sin estar sellada. El marine al que le encomendó la misión vino sofocado.
-Señor, no encontramos nada más con lo que tapar esa puerta.- dijo exhausto y sin aliento.
-Tranquilo, ve con unos cuantos compañeros a una habitación que hay al fondo. Allí encontrareis un armario y un escritorio bastante pesado con el que podréis tapar la puerta.- Gusi hizo unas señas a unos cuantos para que le acompañaran.
Después Gusi se guardó el libro en el interior de la chaqueta y saco su escopeta de tres cañones cubriendo la puerta que faltaba, hasta que vinieran los soldados a taparla. Unos diez soldados más, tanto en vigas como en columnas, se pusieron a cubrir también esa posible apertura para los piratas.
- Tú y otros cinco soldados más venir conmigo. Esto me da muy mala espina.- dijo Gusi al marine que tenía más cercano. El chaval no tardó mucho en formar aquel pequeño grupillo. Gusi les hizo unas señas con la mano para que le siguieran.
Caminaron hasta uno de los laterales del bunker y se quedaron observando lo que parecía ser una puerta. La puerta en si se mantenía bastante oculta de miradas, pues tenía el mismo color que la pared y, oxido y vegetación que la hacía casi invisible. Gusi con la mirada ordeno a los marines que la abriesen. Tras unos minutos de sufrimiento hasta que consiguieron encajar los dedos en alguna apertura para poder abril, se abrió con un sonoro chirrido. Enfrente de sus ojos apareció un pasillo de unos tres metros de largo con la potente luz del día al otro lado.
Gusi cogió su escopeta y camino con cautela hasta el exterior. Tras estar unos segundo cegados por la luz del sol, observo un inmenso patio lleno de plantas y polvo. El lugar era similar al interior del bunker, pero la única diferencia era que no tenía techo. Gusi tuvo un mal presentimiento y volvió al interior del bunker.
-Quiero que selléis esta puerta como sea.-ordeno al primer marine que vio. El joven asintió con la cabeza y se marchó corriendo.
-Señor, creo que he encontrado otra puerta.- dijo un marine regordete. Gusi le miro sorprendido y le hizo una seña con la mano para que le guiara.
Llegaron en un periquete al final del bunker, casi al lado de las escaleras. Ante él había una puerta vieja de madera. Gusi la intento abrir pero no pudo, al final con la ayuda del gordito marine y con un fuerte impulso consiguieron abrirla. Al alzar la vista encontraron ante sus ojos un par de cañones, un puñado de lanzas oxidadas, una estantería con un par de libros y una mesa de escritorio.
Gusi camino al interior y observo como aquello tenía pinta de ser un almacén abandonado de armas, pero estaba claro que se las habían llevado todas a excepción de los cañones y las lanzas. Gusi ordeno a los marines que les seguían que cogieran las armas (eran pocas, pero mejor que nada era).
-Quiero un cañón para cada puerta. Cualquier enemigo que veáis dispararle.- dijo Gusi pareciendo más mayor de lo que era.-Espero que todo el mundo siga en su puesto, esto aún no ha acabado soldados.- Los soldados arrastraron los cañones al interior del bunker y otro soldado cogió todas las lanzas con intención de repartírselas a sus compañeros.
Gusi se sentó en el pesado escritorio y se puso a hurgar por los cajones. No encontró nada de interés. Después desvió su mirada a los cuatro libros que había en la estantería, ninguno era nada especial, a excepción de uno que ponía "Manual de combate tribal". Gusi lo cogió y se puso a ojearlo por encima, el libro resultaba que te enseñaba el estilo de combate de las tribus tribales de los pueblos aborígenes.
Caminaba despistado mientras iba leyendo el libro cuando observo como la puerta que daba al patio seguía sin estar sellada. El marine al que le encomendó la misión vino sofocado.
-Señor, no encontramos nada más con lo que tapar esa puerta.- dijo exhausto y sin aliento.
-Tranquilo, ve con unos cuantos compañeros a una habitación que hay al fondo. Allí encontrareis un armario y un escritorio bastante pesado con el que podréis tapar la puerta.- Gusi hizo unas señas a unos cuantos para que le acompañaran.
Después Gusi se guardó el libro en el interior de la chaqueta y saco su escopeta de tres cañones cubriendo la puerta que faltaba, hasta que vinieran los soldados a taparla. Unos diez soldados más, tanto en vigas como en columnas, se pusieron a cubrir también esa posible apertura para los piratas.
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Mientras estas con los preparativos de la segunda puerta una explosión, seguida de gritos de “muerte a los lobos” llena toda la planta superior. Las puertas han quedado hechas añicos, lanzando metralla a todo el interior y quedando una abertura de unos dos metros cuadrados. A la vez que pasa eso por la puerta lateral se empiezan a escuchar golpes, posiblemente no tarde en correr la misma suerte que la principal, ahora que parece un medio efectivo. En el techo sobre la puerta ves cómo se forma unas grandes grietas, mientras que la marea de pirata ya está en combate con algunos de tus hombres.
*Tiempo de acción: desde la explosión cinco minutos.*
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Gusi escucho el estruendo de la explosión y los gritos de los piratas que iban en busca de sangre. La explosión hizo temblar levemente el suelo y del techo empezó a caer cascadas de polvo. El marine se puso firme y fue raudo a la puerta principal. Allí con horror comprobó una gran abertura en la puerta principal y a algunos de sus compañeros entablando combate. Gusi se lanzó de lleno a la batalla, apoyando a cada compañero a acabar con aquellos piratas mientras los soldados que se encontraban en las vigas se incorporaban después de la gran explosión (por lo menos no se cayó ninguno). Poco a poco consiguieron algo de cobertura mientras los demás marines les cubrían desde la oscuridad y desde las alturas.
-¡Retroceder!- gritó Gusi. Poco a poco fueron retrocediendo, cubriéndose entre los pilares para evitar las balas perdidas y a los pocos minutos los piratas habían conseguido entrar parcialmente. Gusi maldecía una y otra vez por no poder retenerlos, pero no podía permitirse perder marines. Para él todos eran fichas importantes, ninguno debía ser un peón mal gastado.
Acabaron pasando de largo por la segunda puerta, pues no podían permitir un ataque lateral. Pues hasta ahora tenía la ventaja de que no tenían ni una baja, cada compañero se cubrían unos a otros, mientras algunos piratas iban cayendo por la lluvia de balas que disparaban los marines.
Mientras retrocedían Gusi temió por los cañones que se había encontrado. No podía permitir que los piratas se apoderaran de ellos y los atacaran con sus propias armas, además del hecho de que el lugar era viejo y otra explosión podría producir un derrumbamiento, y enterrarlos a todos. Pero por suerte, cuando estaba cubriéndose en uno de ellos, observo con ilusión que aquellos cañones estaban quebrados y que si alguien los hubiera usado, hubiera acabado explotando en mil pedazos.
A los pocos minutos, todos los marines estaban reagrupados al lado de las escaleras. Gusi les ordenaba que bajaran de dos en dos y que se reagruparan en la siguiente planta. Sin duda aquello estaba resultando difícil y los piratas les estaban comiendo terreno, pues ya llevaban la mitad de la primera planta del bunker ya conquistada. Esperaba que los oficiales volvieran pronto y hubieran arreglado el asunto con los mituis.
-¡Retroceder!- gritó Gusi. Poco a poco fueron retrocediendo, cubriéndose entre los pilares para evitar las balas perdidas y a los pocos minutos los piratas habían conseguido entrar parcialmente. Gusi maldecía una y otra vez por no poder retenerlos, pero no podía permitirse perder marines. Para él todos eran fichas importantes, ninguno debía ser un peón mal gastado.
Acabaron pasando de largo por la segunda puerta, pues no podían permitir un ataque lateral. Pues hasta ahora tenía la ventaja de que no tenían ni una baja, cada compañero se cubrían unos a otros, mientras algunos piratas iban cayendo por la lluvia de balas que disparaban los marines.
Mientras retrocedían Gusi temió por los cañones que se había encontrado. No podía permitir que los piratas se apoderaran de ellos y los atacaran con sus propias armas, además del hecho de que el lugar era viejo y otra explosión podría producir un derrumbamiento, y enterrarlos a todos. Pero por suerte, cuando estaba cubriéndose en uno de ellos, observo con ilusión que aquellos cañones estaban quebrados y que si alguien los hubiera usado, hubiera acabado explotando en mil pedazos.
A los pocos minutos, todos los marines estaban reagrupados al lado de las escaleras. Gusi les ordenaba que bajaran de dos en dos y que se reagruparan en la siguiente planta. Sin duda aquello estaba resultando difícil y los piratas les estaban comiendo terreno, pues ya llevaban la mitad de la primera planta del bunker ya conquistada. Esperaba que los oficiales volvieran pronto y hubieran arreglado el asunto con los mituis.
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Los piratas siguen entrando en el bunker, y parecen que no acaban, además acabas de perder la oportunidad de aprovechas el cuello de botella que se había formado en la puerta, o incluso de derrumbarla para que solo se pudiera salir o entrar por la lateral. Aunque has salvado a casi todos tu hombres, ahora solo podéis salir atravesando la marea creciente de piratas, y tu superior no da señales de aparecer. Los piratas ya están llegando a las escaleras, cuando se escucha una explosión en mitad de la sala, algún listo ha intentado usar el cañón que dejasteis allí. Bueno que tiene planeado para salir de ahí, todos cuentan contigo, y lo sabes.
*Tienes 5 minutos de tiempo de acción*
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El marine bajó los últimos escalones sin dejar de mirar a la planta superior. Después, Gusi giró la vista, y observo el rostro de todos los marines allí presentes. En ellos se reflejaba; el cansancio, el miedo, la rabia, la impontencia,… Gusi observaba con pesar como aquellos jóvenes estaban desmoralizados, pues parecía que les estaba conduciendo a su propia tumba, sin oportunidad de escapatoria.
-¡Soldados no quiero ver esas caras largas!¡ Aun no se ha acabado la batalla!-algunos marines alzaron la vista para observarlo con algo de esperanza en sus ojos. Gusi pensaba todo lo rápido que podía una estrategia factible, para poder salir con vida de allí, o por el contrario, llevarse todos los piratas que pudiera por delante.
-¡Soldados!, sin duda estamos en un aprieto. Esos cabroncetes de ahí arriba parece que se reproducen más que los conejos (una gracia para intentar relajar a los marines). No podemos enfrentarnos a ellos en batalla (nos acabarían aniquilando), pero podemos luchar contra ellos de mil maneras diferentes.-Gusi se puso firme sacando pecho.- Nuestra estrategia actual es usar la técnica de guerrillas (se practicaba mucho en el cuartel, pero era más un juego que una táctica). Nos ocultaremos a oscuras en las diversas habitaciones de esta planta y las inferiores. Cuando tengáis a un enemigo cerca, acabar con él. No queremos que alerte a los demás y se arme la de san quintín.- Gusi señalo escaleras abajo.- La mitad del pelotón que vaya a la planta inferior. El resto, ¡esconderos! Yo os cubriré para que tengáis algo más de tiempo. -No se le ocurrió otra cosa mejor que un juego. Al menos de esa manera tendría a salvo a los marines y sufriría menos bajas que si lucharan contra ellos de frente.
Gusi se agazapo en la oscuridad para observar a los piratas que bajaban por las escaleras. Los primeros en bajar divisaron a los marines que bajan por la escalera a la planta inferior. Gusi los conto: 1...2(...) 6...(eran suficientes para que sus chicos pudieran de sobra contra ellos)- y entonces, Gusi salió de la oscuridad y lanzó un puñetazo al séptimo pirata que tenía intención de bajar. El impacto fue directo a la cara, acompañado por unas ascuas de cenizas. El guante iba cargado con un fuerte puñetazo de fuego, pero sin llegar a ser explosivo.
El golpe hizo que los piratas que estaban arriba se sorprendieran de su aparición del marine. Gusi aprovecho el asombro para desenfundar por detrás del pantalón su escopeta, con el brazo que le quedaba libre. Cogió la escopeta con soltura y, por detrás de la espalda, disparo una de sus balas de aire explosivo a los piratas de la escalera. La explosión hizo que los piratas salieron por los aires descontroladamente. Gusi con el retroceso la escopeta, aprovecho la energía cinética con un giro alrededor de cuerpo y golpeo al pirata que tenía más cerca.
Gusi aprovecho la situación y fue corriendo a adentrarse en la espesura de la oscuridad. Los piratas que salieron por los aires con la explosión se reincorporaron y se adentraron en esa planta en busca del marine. Gusi corrió un poco desorientado, hasta que una mano le agarró del brazo y le introdujo en una habitación oscura.
-Señor, ya estamos todos en nuestros puestos.-dijo una voz joven, seguramente de un marine.
-¡Soldados no quiero ver esas caras largas!¡ Aun no se ha acabado la batalla!-algunos marines alzaron la vista para observarlo con algo de esperanza en sus ojos. Gusi pensaba todo lo rápido que podía una estrategia factible, para poder salir con vida de allí, o por el contrario, llevarse todos los piratas que pudiera por delante.
-¡Soldados!, sin duda estamos en un aprieto. Esos cabroncetes de ahí arriba parece que se reproducen más que los conejos (una gracia para intentar relajar a los marines). No podemos enfrentarnos a ellos en batalla (nos acabarían aniquilando), pero podemos luchar contra ellos de mil maneras diferentes.-Gusi se puso firme sacando pecho.- Nuestra estrategia actual es usar la técnica de guerrillas (se practicaba mucho en el cuartel, pero era más un juego que una táctica). Nos ocultaremos a oscuras en las diversas habitaciones de esta planta y las inferiores. Cuando tengáis a un enemigo cerca, acabar con él. No queremos que alerte a los demás y se arme la de san quintín.- Gusi señalo escaleras abajo.- La mitad del pelotón que vaya a la planta inferior. El resto, ¡esconderos! Yo os cubriré para que tengáis algo más de tiempo. -No se le ocurrió otra cosa mejor que un juego. Al menos de esa manera tendría a salvo a los marines y sufriría menos bajas que si lucharan contra ellos de frente.
Gusi se agazapo en la oscuridad para observar a los piratas que bajaban por las escaleras. Los primeros en bajar divisaron a los marines que bajan por la escalera a la planta inferior. Gusi los conto: 1...2(...) 6...(eran suficientes para que sus chicos pudieran de sobra contra ellos)- y entonces, Gusi salió de la oscuridad y lanzó un puñetazo al séptimo pirata que tenía intención de bajar. El impacto fue directo a la cara, acompañado por unas ascuas de cenizas. El guante iba cargado con un fuerte puñetazo de fuego, pero sin llegar a ser explosivo.
El golpe hizo que los piratas que estaban arriba se sorprendieran de su aparición del marine. Gusi aprovecho el asombro para desenfundar por detrás del pantalón su escopeta, con el brazo que le quedaba libre. Cogió la escopeta con soltura y, por detrás de la espalda, disparo una de sus balas de aire explosivo a los piratas de la escalera. La explosión hizo que los piratas salieron por los aires descontroladamente. Gusi con el retroceso la escopeta, aprovecho la energía cinética con un giro alrededor de cuerpo y golpeo al pirata que tenía más cerca.
Gusi aprovecho la situación y fue corriendo a adentrarse en la espesura de la oscuridad. Los piratas que salieron por los aires con la explosión se reincorporaron y se adentraron en esa planta en busca del marine. Gusi corrió un poco desorientado, hasta que una mano le agarró del brazo y le introdujo en una habitación oscura.
-Señor, ya estamos todos en nuestros puestos.-dijo una voz joven, seguramente de un marine.
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Los piratas siguen llegando, parece que ante tu aparición y derrota de sus amigos, pues los cinco que bajaban por la escalera has salido despedidos, han decidido comenzar a disparate. Una de las balas te golpea en el brazo mientras giras, y la otra la escuchas rebotar en los guantes. Tu táctica puede ser buena, pero estas al descubierto y ellos tienen muchas armas. Por lo que puedes escuchar van a bajar al menos veinte más hacia ti.
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Gusi se calmaba tirado en el suelo, mientras sentía como el marine joven le cubría. En ese momento, empezó a sentir un fuerte ardor en el brazo izquierdo, y llevándose la mano al dolor, comprobó que había recibido un balazo. Gusi dio un pequeño gemido de dolor y el joven marine, que estaba al aldo, fue rápido a ver que le pasaba. El joven, al ver que estaba herido, saco un pequeño botiquín de una riñonera que portaba y le inyecto morfina para el dolor. Después, el joven, se puso a rebuscar en el botiquín seguramente para encontrar utensilios para tapar y curar, la herida de Gusi (o más bien lo intento, ya que estaba oscura la situación)
Gusi se sintió terriblemente relajado tras la inyección y fue notando poco a poco como se marchitaba el dolor. Parecía que la paz había rodeado el lugar, pero el silencio fue roto por el numeroso ruido de pisadas de los piratas que se iban acercando. Después se oían leves gritos de piratas, y sin duda pensó que los marines estaban haciendo bien el ataque de guerrillas. Pero su estrategia se fue al traste cuando más y más piratas aparecían. Los marines que estaban escondidos no pudieron evitar salir al combate. Al oír los gritos de sus compañeros Gusi no pudo evitar ir a ver qué pasaba y con pesar observo como media docena de marines estaba luchando con el doble de enemigos. Gusi no se lo pensó dos veces y se lanzó al combate.
Empezó a cargar sus puños mientras corría. Cuando de repente observo como Leny y Carl estaban dándolo todo en la batalla. El corazón de Gusi se llenó de valentía a ver a sus compañeros llenos de valor. Pero aquello acabo en un abrir y cerrar de ojos. El retumbar de varios fusiles hizo que los cuerpos de aquellos marines cayeran dolorosamente de espaldas contra el suelo. Los ojos de Gusi se abrieron descomunalmente, rodeados por un hilillo de lágrimas. Y la rabia empezó a dominar su cuerpo, su mente y su alma, por el echo de no haber podido llegar antes para ayudarlos. Gusi acelero el paso y dando un potente salto golpeo al primer pirata que estaba más cerca. Estiro sus dos piernas hacía delante, golpeando en el pecho al pirata, mientras su cuerpo acababa cayendo de espaldas al suelo.
El pirata salió disparado y los que estaban al lado de este fueron a atacar a Gusi que se encontraba en el suelo. El marine empezó a dar giros sobre sí mismo y a dar volteretas, esquivando los ataques de los piratas, mientras de vez en cuando les arreaba algún puñetazo un poco cómico. La verdad que toda aquella escena recordaba mucho a una de las películas de Jackie Chan, pero todo aquello se acabó cuando Gusi se encontraba en medio de los veinte piratas y sin ninguna escapatoria.
Una gota de sudor recorrió el rostro de Gusi y cayó al suelo. El cuerpo de Gusi se había llevado algún que otro cuchillazo. Solo había que ver como estaba su ropa, deshilachada y de un color rojo sangre. Gusi golpeo sus guantes que habían adquirido el color negro deseado, y abriendo los brazos, empezó a girar. Una gran explosión de llamas empezó a llevarse por delante a los piratas. Aquello era un gran tornado de fuego. Los piratas salieron por los aires y cayeron al suelo gritando de dolor. Al final, el gran tornado fue desapareciendo y en el centro estaba Gusi, con apenas ropa en las extremidades, que al parecer se había chamuscado.
El cuerpo de Gusi estaba destrozado, no podría luchar mucho más. Sin duda aun aguantaba el dolor por la morfina que le inyecto aquel joven. De repente más piratas empezaron a bajar por las escaleras, y antes de que Gusi pudiera lanzarse al ataque. Un fuerte balazo le impacto en el pecho y cayó de espaldas al suelo. El cuerpo de Gusi se encontraba tirado en el suelo, rodeado de piratas chamuscados. Mientras las luces y las sombras bailaban alrededor de las llamas que el marine había provocado. Los piratas se acercaron rápidamente y rodearon el cuerpo de Gusi, y en ese momento, Gusi dio una fuerte bocanada de aire.
El marine se llevó la mano al pecho y comprobó como la tapa de un libro grueso había parado el impacto. El pirata que estaba más cerca fue a darle una estocada con su espada, cuando un fuerte estruendo, similar al de un trueno, hizo que los piratas cayeran como moscas al suelo. Gusi levanto la cabeza para ver qué pasaba, y observo a todos los marines que estaban escondidos, apuntando con sus rifles hacía donde estaba él.
-¡¿Señor se encuentra bien?!- gritó el marine joven que intento curarle.
Gusi se sintió terriblemente relajado tras la inyección y fue notando poco a poco como se marchitaba el dolor. Parecía que la paz había rodeado el lugar, pero el silencio fue roto por el numeroso ruido de pisadas de los piratas que se iban acercando. Después se oían leves gritos de piratas, y sin duda pensó que los marines estaban haciendo bien el ataque de guerrillas. Pero su estrategia se fue al traste cuando más y más piratas aparecían. Los marines que estaban escondidos no pudieron evitar salir al combate. Al oír los gritos de sus compañeros Gusi no pudo evitar ir a ver qué pasaba y con pesar observo como media docena de marines estaba luchando con el doble de enemigos. Gusi no se lo pensó dos veces y se lanzó al combate.
Empezó a cargar sus puños mientras corría. Cuando de repente observo como Leny y Carl estaban dándolo todo en la batalla. El corazón de Gusi se llenó de valentía a ver a sus compañeros llenos de valor. Pero aquello acabo en un abrir y cerrar de ojos. El retumbar de varios fusiles hizo que los cuerpos de aquellos marines cayeran dolorosamente de espaldas contra el suelo. Los ojos de Gusi se abrieron descomunalmente, rodeados por un hilillo de lágrimas. Y la rabia empezó a dominar su cuerpo, su mente y su alma, por el echo de no haber podido llegar antes para ayudarlos. Gusi acelero el paso y dando un potente salto golpeo al primer pirata que estaba más cerca. Estiro sus dos piernas hacía delante, golpeando en el pecho al pirata, mientras su cuerpo acababa cayendo de espaldas al suelo.
El pirata salió disparado y los que estaban al lado de este fueron a atacar a Gusi que se encontraba en el suelo. El marine empezó a dar giros sobre sí mismo y a dar volteretas, esquivando los ataques de los piratas, mientras de vez en cuando les arreaba algún puñetazo un poco cómico. La verdad que toda aquella escena recordaba mucho a una de las películas de Jackie Chan, pero todo aquello se acabó cuando Gusi se encontraba en medio de los veinte piratas y sin ninguna escapatoria.
Una gota de sudor recorrió el rostro de Gusi y cayó al suelo. El cuerpo de Gusi se había llevado algún que otro cuchillazo. Solo había que ver como estaba su ropa, deshilachada y de un color rojo sangre. Gusi golpeo sus guantes que habían adquirido el color negro deseado, y abriendo los brazos, empezó a girar. Una gran explosión de llamas empezó a llevarse por delante a los piratas. Aquello era un gran tornado de fuego. Los piratas salieron por los aires y cayeron al suelo gritando de dolor. Al final, el gran tornado fue desapareciendo y en el centro estaba Gusi, con apenas ropa en las extremidades, que al parecer se había chamuscado.
El cuerpo de Gusi estaba destrozado, no podría luchar mucho más. Sin duda aun aguantaba el dolor por la morfina que le inyecto aquel joven. De repente más piratas empezaron a bajar por las escaleras, y antes de que Gusi pudiera lanzarse al ataque. Un fuerte balazo le impacto en el pecho y cayó de espaldas al suelo. El cuerpo de Gusi se encontraba tirado en el suelo, rodeado de piratas chamuscados. Mientras las luces y las sombras bailaban alrededor de las llamas que el marine había provocado. Los piratas se acercaron rápidamente y rodearon el cuerpo de Gusi, y en ese momento, Gusi dio una fuerte bocanada de aire.
El marine se llevó la mano al pecho y comprobó como la tapa de un libro grueso había parado el impacto. El pirata que estaba más cerca fue a darle una estocada con su espada, cuando un fuerte estruendo, similar al de un trueno, hizo que los piratas cayeran como moscas al suelo. Gusi levanto la cabeza para ver qué pasaba, y observo a todos los marines que estaban escondidos, apuntando con sus rifles hacía donde estaba él.
-¡¿Señor se encuentra bien?!- gritó el marine joven que intento curarle.
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Los dos últimos piratas vivos del piso corren escaleras arriba, echando un cálculo rápido viendo los cuerpos caídos en esta planta te das cuenta que deben quedar aún muchos piratas, aunque al menos os están dando un respiro. Notas un fuerte dolor en el pecho, a pesar del libro el impacto posiblemente te halla fracturado una costilla. Uno de tus rescatadores intenta vendarte la zona, mientras esto ocurre, una explosión en un punto detrás vuestro hace que te des cuenta de la trampa, pronto tedas dos frentes abiertos en este piso, y te estas quedando pisos a los que bajar. El odio de los piratas parece no tener límites, y tendrás que apagarlo antes de que te queme, marine.
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Gusi observó cómo los últimos piratas que quedaban en pie, salían despavoridos escaleras arriba. Rápidamente, un joven marine (seguramente el médico que le atendió la primera vez) empezó a examinar las heridas de Gusi. El marine se incorporó y con una desagradable mueca de dolor comprobó que aquel disparó le había dejado un bonito recuerdo a pesar de no haber muerto. El marine medico volvió a inyectarle una pequeña cantidad de morfina para lidiar el dolor. Y en ese momento, un fuerte estruendo hizo que el techo se desprendiera a espaldas de los marines.
Gusi observo con terror lo que los piratas estaban intentando conseguir. Con las pocas fuerzas que le quedaban se incorporó y ordenó a los marines que cogieran los cadáveres, tanto de piratas como de marines. Los marines le miraron con desconcierto pero al final le hicieron caso. Gusi bajo escaleras abajo con la ayuda de algunos marines, mientras iba cargando su escopeta con munición, y oía las quejas de algunos reclutas que se quejaban de portar al asesino de su compañeros, y patrañas similares. No tardo ni un minuto en cargar su escopeta, y después golpeo su guantes (uno azul y otro rojo) para crear una espesa niebla blanca que les diera algo de tiempo a los marines, mientras los piratas la atravesaban con más cautela(pensando seguramente que seguían jugando a las guerrillas)
Una vez iban bajando todos los marines, a los que iban los últimos(que eran los que portaban los cadáveres), les ordeno que hicieran un muro con los cuerpos, para evitar el paso de los piratas escaleras abajo. Algunos refunfuñaron, pero Gusi se puso firme y les dijo:
-Estos soldados están muertos, pero a pesar de ello siguen siendo más héroes que vosotros. Pues a pesar de haber llegado al otro mundo siguen protegiendo a sus compañeros. No los veías como marines caídos, sino como héroes que aún siguen luchando a pesar de no estar con nosotros. ¡Así que manos a la obra!- no era un buen discurso, pero dado que su cuerpo y su mente estaba en un estado relajado por la morfina, el discurso le parecía razonablemente bueno.
Un marine se acercó a Gusi con cara de preocupación.
-Señor, ¿por qué seguimos bajando?¿por qué no intentamos escapar?- Gusi le miró con pesar.
-Veo imposible la posibilidad de escapar de aquí. Además aún quedan compañeros dentro de este bunker (se refería a los superiores, que a pesar de ser superiores seguían siendo marines como todos los que estaban allí). Mi única estrategia hasta ahora es seguir bajando mientras poco a poco vamos recuperando energías.- Gusi miró con pesar al joven.-Estoy abierto a sugerencias, pero sinceramente prepárate para una batalla de la que tal vez no salgas con vida.
Gusi observo con terror lo que los piratas estaban intentando conseguir. Con las pocas fuerzas que le quedaban se incorporó y ordenó a los marines que cogieran los cadáveres, tanto de piratas como de marines. Los marines le miraron con desconcierto pero al final le hicieron caso. Gusi bajo escaleras abajo con la ayuda de algunos marines, mientras iba cargando su escopeta con munición, y oía las quejas de algunos reclutas que se quejaban de portar al asesino de su compañeros, y patrañas similares. No tardo ni un minuto en cargar su escopeta, y después golpeo su guantes (uno azul y otro rojo) para crear una espesa niebla blanca que les diera algo de tiempo a los marines, mientras los piratas la atravesaban con más cautela(pensando seguramente que seguían jugando a las guerrillas)
Una vez iban bajando todos los marines, a los que iban los últimos(que eran los que portaban los cadáveres), les ordeno que hicieran un muro con los cuerpos, para evitar el paso de los piratas escaleras abajo. Algunos refunfuñaron, pero Gusi se puso firme y les dijo:
-Estos soldados están muertos, pero a pesar de ello siguen siendo más héroes que vosotros. Pues a pesar de haber llegado al otro mundo siguen protegiendo a sus compañeros. No los veías como marines caídos, sino como héroes que aún siguen luchando a pesar de no estar con nosotros. ¡Así que manos a la obra!- no era un buen discurso, pero dado que su cuerpo y su mente estaba en un estado relajado por la morfina, el discurso le parecía razonablemente bueno.
Un marine se acercó a Gusi con cara de preocupación.
-Señor, ¿por qué seguimos bajando?¿por qué no intentamos escapar?- Gusi le miró con pesar.
-Veo imposible la posibilidad de escapar de aquí. Además aún quedan compañeros dentro de este bunker (se refería a los superiores, que a pesar de ser superiores seguían siendo marines como todos los que estaban allí). Mi única estrategia hasta ahora es seguir bajando mientras poco a poco vamos recuperando energías.- Gusi miró con pesar al joven.-Estoy abierto a sugerencias, pero sinceramente prepárate para una batalla de la que tal vez no salgas con vida.
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Una vez formado el muro, en su mayoría con piratas y uno tres marines, pues son los únicos que han muerto en la planta superior, todos escuchan como respondes al recluta. Desde las escaleras se escucha una risa, y poco después tú y los marines no cubiertos por algo os veis salpicados por sangre y vísceras.
-Esto acaba aquí marineros de agua dulce, entregarnos a nuestras presas sin más lucha y os perdonaremos la vida, luchar, y no habrá descanso para vosotros ni en este ni en el otro mundo.
Los marines titubeantes te miran, esperando las órdenes. En algunos ves la firme voluntad de entregar a los casi los matan, aunque en la mayoría lo que ves es la determinación de morir luchando. Piensa con cuidado tus siguientes acciones, o discurso, podrían marcar el destino de tus hombres y una raza.
Tienes cinco minutos de margen, la voz la escuchas después de que la sangre de los cuerpos destrozados os empape pero en la escalera no hay nadie, por lo que nada de luchar.
-Esto acaba aquí marineros de agua dulce, entregarnos a nuestras presas sin más lucha y os perdonaremos la vida, luchar, y no habrá descanso para vosotros ni en este ni en el otro mundo.
Los marines titubeantes te miran, esperando las órdenes. En algunos ves la firme voluntad de entregar a los casi los matan, aunque en la mayoría lo que ves es la determinación de morir luchando. Piensa con cuidado tus siguientes acciones, o discurso, podrían marcar el destino de tus hombres y una raza.
Tienes cinco minutos de margen, la voz la escuchas después de que la sangre de los cuerpos destrozados os empape pero en la escalera no hay nadie, por lo que nada de luchar.
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Gusi escucho seriamente las palabras del enemigo, mientras los trozos de sangre y vísceras recorrían su cuerpo hasta estrellarse al suelo. Una sonrisa burlona asomo en su rostro, pues de alguna manera u otra siempre acababa repleto de sangre en las batallas. De ahí venía seguramente el apodo de "El Rojo" que los marines le habían puesto después de numerosas situaciones similares.
El marine sintió un pinchazo en el pecho, y se llevó la mano a este. Los efectos de la morfina acabarían por terminarse, y aún tenía que plantar cara a aquellos bravucones. Estaba claro que aquel tipo estaba intentando incitarle con palabras como "marineros de agua dulce", pero Gusi estaba convencido y dispuesto a defender hasta la muerte a cualquier persona o ser que estuviera en peligro.
Después de las palabras del pirata, se escuchó un silencio atroz. Gusi hizo una seña a un marine y susurrándole al oído le ordeno otra vez la posición de guerrillas. No era una buena estrategia pero le serviría para hacer tiempo y acabar con algunos de esos piratas sin perder apenas bajas. Los marines se pusieron en marcha sigilosamente y un par de ellos se quedaron con Gusi para ayudarle a moverse.
-No sé quién te piensas que somos, pero te estas enfrentado a los Marines de este mundo. Nuestro objetivo en la vida es proteger a personas inocentes de seres como tú, que solo quieren acabar con la vida de los demás y hacer del mundo un lugar horrible. Uno de mis hombres vale 10 veces uno de los tuyos. Somos más fuertes, mejor entrenados y llevamos toda nuestra vida esperando este momento...- Gusi alzaba la voz, esperando que aquellas palabras llenaran de fuerza a sus hombres. Mientras con sigilo sin dejar de mirar que nadie estuviera arriba de la escalera empezó a esconder balas de aire explosivo entre los cadáveres. Con suerte aquellas balas le salvarían el pellejo en algún momento.-...hemos nacido para proteger a los seres de este mundo, y salvaremos a cada uno de esos animales parlantes con nuestras vidas si hace falta.- un rugido se escuchó desde lo más oscuro del bunker. El silencio lo acompaño y Gusi se marchó a la oscuridad a cubrirse con sus soldados para la siguiente batalla.
Gusi se escondió en la oscuridad tras una pared y observando, empezó el espectáculo. Los piratas iban en pequeños pelotones bajando (pues las escaleras no les dejaban bajar todos juntos). Los marines disparaban en tres facciones rotatorias: unos recargaban, los siguientes apuntaban al enemigo y por último, los disparaban a bocajarro. Y así sucesivamente. Todo estaba saliendo bien hasta que algunos marines se quedaron sin munición y algunos piratas se dirigían eufóricos a la oscuridad. Gusi temió encontrarse cuerpo a cuerpo otra vez contra ellos, pero en ese momento de entre las sombras salieron unas garras y colmillos que hicieron que los piratas cayeran a los pies de la primera línea de fuego. Gusi sonrió relajadamente, a pesar de que poco a poco sentía cada vez más dolor en su cuerpo.
-Quiero que disparéis a los cartuchos de mi escopeta si la cosa se pone fea. Confió en vosotros chicos- dijo Gusi a los dos marines que tenía a su lado, los cuales parecían que le estaban protegiendo, sin disparar a los piratas. Según recordaba en las prácticas de tiro eran los dos mejores del regimiento, pudiendo disparar entre los ojos a una mosca.
El marine sintió un pinchazo en el pecho, y se llevó la mano a este. Los efectos de la morfina acabarían por terminarse, y aún tenía que plantar cara a aquellos bravucones. Estaba claro que aquel tipo estaba intentando incitarle con palabras como "marineros de agua dulce", pero Gusi estaba convencido y dispuesto a defender hasta la muerte a cualquier persona o ser que estuviera en peligro.
Después de las palabras del pirata, se escuchó un silencio atroz. Gusi hizo una seña a un marine y susurrándole al oído le ordeno otra vez la posición de guerrillas. No era una buena estrategia pero le serviría para hacer tiempo y acabar con algunos de esos piratas sin perder apenas bajas. Los marines se pusieron en marcha sigilosamente y un par de ellos se quedaron con Gusi para ayudarle a moverse.
-No sé quién te piensas que somos, pero te estas enfrentado a los Marines de este mundo. Nuestro objetivo en la vida es proteger a personas inocentes de seres como tú, que solo quieren acabar con la vida de los demás y hacer del mundo un lugar horrible. Uno de mis hombres vale 10 veces uno de los tuyos. Somos más fuertes, mejor entrenados y llevamos toda nuestra vida esperando este momento...- Gusi alzaba la voz, esperando que aquellas palabras llenaran de fuerza a sus hombres. Mientras con sigilo sin dejar de mirar que nadie estuviera arriba de la escalera empezó a esconder balas de aire explosivo entre los cadáveres. Con suerte aquellas balas le salvarían el pellejo en algún momento.-...hemos nacido para proteger a los seres de este mundo, y salvaremos a cada uno de esos animales parlantes con nuestras vidas si hace falta.- un rugido se escuchó desde lo más oscuro del bunker. El silencio lo acompaño y Gusi se marchó a la oscuridad a cubrirse con sus soldados para la siguiente batalla.
Gusi se escondió en la oscuridad tras una pared y observando, empezó el espectáculo. Los piratas iban en pequeños pelotones bajando (pues las escaleras no les dejaban bajar todos juntos). Los marines disparaban en tres facciones rotatorias: unos recargaban, los siguientes apuntaban al enemigo y por último, los disparaban a bocajarro. Y así sucesivamente. Todo estaba saliendo bien hasta que algunos marines se quedaron sin munición y algunos piratas se dirigían eufóricos a la oscuridad. Gusi temió encontrarse cuerpo a cuerpo otra vez contra ellos, pero en ese momento de entre las sombras salieron unas garras y colmillos que hicieron que los piratas cayeran a los pies de la primera línea de fuego. Gusi sonrió relajadamente, a pesar de que poco a poco sentía cada vez más dolor en su cuerpo.
-Quiero que disparéis a los cartuchos de mi escopeta si la cosa se pone fea. Confió en vosotros chicos- dijo Gusi a los dos marines que tenía a su lado, los cuales parecían que le estaban protegiendo, sin disparar a los piratas. Según recordaba en las prácticas de tiro eran los dos mejores del regimiento, pudiendo disparar entre los ojos a una mosca.
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Tus hombres parecen perder algo el miedo, y a pesar de la falta de munición no decaen, uno de ellos parece que ha encontrado algo que os vendrá bien, un arsenal en una de las salas, y bengalas, muchas bengalas. Parece que la munición ya no escasea, aunque el ruido de botas en el primer piso te dice que aún les quedan machismos hombres allí arriba. (Tiempo para ordenes discurso o lo que quieras)
De repente los piratas empiezan a bajar en tropel por las escaleras, aún no hay noticias de tu superior o de los otros seres, tendrás que seguir aguantando por tu cuenta.
Tiempo de acción diez minutos.
De repente los piratas empiezan a bajar en tropel por las escaleras, aún no hay noticias de tu superior o de los otros seres, tendrás que seguir aguantando por tu cuenta.
Tiempo de acción diez minutos.
- Off:
- Lee bien lo que te pongo o podrían empezar a pasar cosas malas
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Gusi descansaba resguardado en la oscuridad mientras sus hombres seguían con la estrategia que parecía tener un grato resultado. El dolor volvía a ser intenso por las quemaduras y los golpes. Un marine médico le examinaba y le limpiaba las heridas, mientras le suministraba una pequeña cantidad de morfina, pues si seguía inyectándole aquella sustancia sería peligroso para Gusi. De repente una voz de un marine le llamaba apresuradamente. Gusi se incorporó con un pequeño dolor punzante en el pecho y camino decidido hacía aquel marine.
-¡Señor! Los piratas han dejado de bajar.- dijo llevándose la mano firme a la frente.-También uno de nuestros compañeros ha encontrado suministros para la batalla.-Al oír eso un ápice de esperanza se ilumino el rostro de Gusi. La esperanza es lo último que debes perder en un combate, pensaba repetidamente. El oficial hizo una señal al joven para que le llevara hacía los suministros.
Llegaron a una habitación a escasos metros de donde se encontraban. El joven ilumino con su linterna y se apreció el interior del lugar. Era viejo y polvoriento, pero se apreciaba una gran figura en el centro tapado por una enorme manta polvorienta. Gusi se acercó decidido y aparto la manta provocando un polvo que dificultaba la vista. Al afinar la vista, Gusi aprecio unos barriles de pólvora, cajas de munición y el doble de cajas de bengalas.
-¿A quién se le ha ocurrido guardar estas dos cosas juntas? Bueno, al menos las ha tapado y se conservan bien.- el marine se llevó la mano al mentón y se puso a pensar rápidamente.- Sacar esto fuera, tengo una pequeña idea.
Un grupo de marines empezó a sacar los barriles y las cajas con cuidado. Mientras que Gusi daba vueltas de un lado a otro reflexionando si realmente era una buena idea. Los pasos en el piso superior iban aumentando y la tensión en el aire se notaba.
-Chicos, quiero que confiéis en mi como lo habéis hecho hasta ahora.- Gusi les planteó su idea, mientras algunos rechistaban otros estaban totalmente de acuerdo y confiaban en que iba a funcionar. Pasaron unos minutos hasta que organizaron todo, pero una vez que estaba todo listo se ocultaron en la oscuridad.
El marine peliblanco se plantó a escasos metros de las escaleras, cerca de la primera habitación del lugar, mientras escuchaba como los piratas bajaban de nuevo a la lucha. Gusi estaba bastante nervioso, pero si aquello salía bien, tendrían una oportunidad de poder escapar. El suelo retumbaba ante las pisadas pesadas de los piratas con ganas de sangre. Cuando estos estaban a escasos centímetros de pisar el último escalón del segundo piso, Gusi encendió dos bengalas, cada una en una mano, y apareció entre la oscuridad.
-¡ALTO!- gritó Gusi con una aparición teatral en la oscuridad. Algunos piratas pararon mientras que otros estaban dispuestos a continuar.- ¡SI DAÍS UN PASO MÁS VOLARE ESTE SITIO POR LOS AIRES!-dijo Gusi alumbrando a un pequeño camino de pólvora que se vislumbraba en el suelo al lado suya. Cogió una de las bengalas y las lanzó hacia detrás alumbrando como el camino de pólvora iba directo a una gran cantidad de barriles de pólvora que bloqueaban casi todo el pasillo. Los piratas se pararon en seco.
-Nos está mintiendo, es una estratagema. Seguir hacia delante chicos.- dijo un pirata con una rabia descomunal en su voz. Los piratas que estaban al frente anduvieron dudosos con pasos amenazadores pero temblorosos.
-Nosotros los marines no tenemos miedo a morir y menos si nos llevamos a una banda de piratas como vosotros.- Gusi soltó la bengala que tenía en la mano y esta prendió la pólvora casi al instante. Un camino de chispas y humo recorría el pasillo en dirección a los barriles. Los piratas abrieron mucho los ojos y …(decisión del STAFF)
*Minutos antes:
-Chicos, vamos a intentar asustar a esos malditos piratas. Se piensan que los marines no podemos dar miedo.- Gusi señalo la mitad del pasillo.- Vamos a hacer una pared de barriles de pólvora(sin polvora) llenos de objetos que veáis por el lugar. Esos barriles van a ser vuestra defensa en la batalla.
-Señor, ¿ y usted?-dijo un marine que aferraba con fuerza el fusil en sus manos.
-Yo saldré a impartir miedo a esos malditos. Haremos un camino de pólvora, para que crean que vamos a volar el lugar con los barriles. Pero claro, los barriles no llevaran pólvora.- dijo Gusi golpeando uno de los barriles con la mano.
-Pero señor, se quedara expuesto ante ellos. –dijo el joven con la voz dudosa.
-Lo sé, pero detrás de los barriles estaréis vosotros cubriéndome. Pondré bengalas en la escalera, para que las disparéis y ceguéis a esos malditos. Si veis que algún pirata va a dispararme quiero que lo matéis. Y, bueno, si la situación sale mal quiero que sigáis con la estrategia anterior. Yo intentare cubrirme en la primera habitación.- Gusi se puso firme.- Venga chicos, manos a la obra.- Cada marine se puso a hacer una cosa mientras Gusi hacia el camino de pólvora por el suelo y cogía una caja de bengalas. Colocó las bengalas por diferentes partes de la escalera y lanzaba la caja vacía a la primera habitación que tenía. Después, se colocó a escasos metros de la escalera y con un gesto con la mano todos los marines apagaron sus linternas y se sumieron en la más profunda oscuridad de aquel viejo y polvoriento bunker.
-¡Señor! Los piratas han dejado de bajar.- dijo llevándose la mano firme a la frente.-También uno de nuestros compañeros ha encontrado suministros para la batalla.-Al oír eso un ápice de esperanza se ilumino el rostro de Gusi. La esperanza es lo último que debes perder en un combate, pensaba repetidamente. El oficial hizo una señal al joven para que le llevara hacía los suministros.
Llegaron a una habitación a escasos metros de donde se encontraban. El joven ilumino con su linterna y se apreció el interior del lugar. Era viejo y polvoriento, pero se apreciaba una gran figura en el centro tapado por una enorme manta polvorienta. Gusi se acercó decidido y aparto la manta provocando un polvo que dificultaba la vista. Al afinar la vista, Gusi aprecio unos barriles de pólvora, cajas de munición y el doble de cajas de bengalas.
-¿A quién se le ha ocurrido guardar estas dos cosas juntas? Bueno, al menos las ha tapado y se conservan bien.- el marine se llevó la mano al mentón y se puso a pensar rápidamente.- Sacar esto fuera, tengo una pequeña idea.
Un grupo de marines empezó a sacar los barriles y las cajas con cuidado. Mientras que Gusi daba vueltas de un lado a otro reflexionando si realmente era una buena idea. Los pasos en el piso superior iban aumentando y la tensión en el aire se notaba.
-Chicos, quiero que confiéis en mi como lo habéis hecho hasta ahora.- Gusi les planteó su idea, mientras algunos rechistaban otros estaban totalmente de acuerdo y confiaban en que iba a funcionar. Pasaron unos minutos hasta que organizaron todo, pero una vez que estaba todo listo se ocultaron en la oscuridad.
El marine peliblanco se plantó a escasos metros de las escaleras, cerca de la primera habitación del lugar, mientras escuchaba como los piratas bajaban de nuevo a la lucha. Gusi estaba bastante nervioso, pero si aquello salía bien, tendrían una oportunidad de poder escapar. El suelo retumbaba ante las pisadas pesadas de los piratas con ganas de sangre. Cuando estos estaban a escasos centímetros de pisar el último escalón del segundo piso, Gusi encendió dos bengalas, cada una en una mano, y apareció entre la oscuridad.
-¡ALTO!- gritó Gusi con una aparición teatral en la oscuridad. Algunos piratas pararon mientras que otros estaban dispuestos a continuar.- ¡SI DAÍS UN PASO MÁS VOLARE ESTE SITIO POR LOS AIRES!-dijo Gusi alumbrando a un pequeño camino de pólvora que se vislumbraba en el suelo al lado suya. Cogió una de las bengalas y las lanzó hacia detrás alumbrando como el camino de pólvora iba directo a una gran cantidad de barriles de pólvora que bloqueaban casi todo el pasillo. Los piratas se pararon en seco.
-Nos está mintiendo, es una estratagema. Seguir hacia delante chicos.- dijo un pirata con una rabia descomunal en su voz. Los piratas que estaban al frente anduvieron dudosos con pasos amenazadores pero temblorosos.
-Nosotros los marines no tenemos miedo a morir y menos si nos llevamos a una banda de piratas como vosotros.- Gusi soltó la bengala que tenía en la mano y esta prendió la pólvora casi al instante. Un camino de chispas y humo recorría el pasillo en dirección a los barriles. Los piratas abrieron mucho los ojos y …(decisión del STAFF)
*Minutos antes:
-Chicos, vamos a intentar asustar a esos malditos piratas. Se piensan que los marines no podemos dar miedo.- Gusi señalo la mitad del pasillo.- Vamos a hacer una pared de barriles de pólvora(sin polvora) llenos de objetos que veáis por el lugar. Esos barriles van a ser vuestra defensa en la batalla.
-Señor, ¿ y usted?-dijo un marine que aferraba con fuerza el fusil en sus manos.
-Yo saldré a impartir miedo a esos malditos. Haremos un camino de pólvora, para que crean que vamos a volar el lugar con los barriles. Pero claro, los barriles no llevaran pólvora.- dijo Gusi golpeando uno de los barriles con la mano.
-Pero señor, se quedara expuesto ante ellos. –dijo el joven con la voz dudosa.
-Lo sé, pero detrás de los barriles estaréis vosotros cubriéndome. Pondré bengalas en la escalera, para que las disparéis y ceguéis a esos malditos. Si veis que algún pirata va a dispararme quiero que lo matéis. Y, bueno, si la situación sale mal quiero que sigáis con la estrategia anterior. Yo intentare cubrirme en la primera habitación.- Gusi se puso firme.- Venga chicos, manos a la obra.- Cada marine se puso a hacer una cosa mientras Gusi hacia el camino de pólvora por el suelo y cogía una caja de bengalas. Colocó las bengalas por diferentes partes de la escalera y lanzaba la caja vacía a la primera habitación que tenía. Después, se colocó a escasos metros de la escalera y con un gesto con la mano todos los marines apagaron sus linternas y se sumieron en la más profunda oscuridad de aquel viejo y polvoriento bunker.
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Los piratas salen corriendo escaleras arriba gritando como locos que el bunker se iba a venir abajo, y el ruido de las pisadas arriba te hace pensar que están corriendo, sin embargo esto te da solo unos minutos para pensar, pues pronto sabrán que no es verdad y que era todo una maldita estratagema. Sin embargo cuando los ruidos vuelven al piso superior, junto con gritos de ira regresa tu jefe. Este te informa que ha convencido a los Mituis para irse, además de descubrir una de las salidas de emergencia ocultas, pero para huir debéis recorrer el pasillo hacia atrás, sin coberturas más que las de las habitaciones. ¿Cómo lo plantearas?
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Una sonrisa de oreja a oreja sobresalía del rostro del marine. Estaba a punto de saltar de alegría por lo que acababa de conseguir, pero sabía que no tendría mucho tiempo hasta que volvieran. Hizo una seña para que se acercaran un puñado de marines. Estos iban riendo al oír las palabras mal sonante de los piratas. Estos portaban en sus manos un par de cajas de bengalas y un barril pequeño de pólvora. Estaba claro que Gusi tenía un plan B para aquella situación.
-Venga chicos, ya sabéis lo que tenéis que hacer.- dijo Gusi mientras los marines colocaban una enorme cantidad de bengalas en las escaleras.
De repente se escucharon las voces de los piratas que se iban acercando con rabia a la planta baja. Gusi estaba impaciente por su próxima actuación. Cuando de improvisto apareció su superior. El rostro de Gusi se congelo al ver que iba acompañado por un montón de Mituis. Gusi se acercó rápidamente a él y coloco su mano en la frente.
-Señor, todo en orden. Hemos perdido un par de bajas, pero estamos manteniendo a raya a los piratas.- dijo Gusi con un deje en la voz.
-No te preocupes soldado. En la guerra muere gente.-dijo el superior para consolarle, aunque dudo que lo consiguiera con tal frase.- Los Mituis han accedidos a ser protegidos por la marina. Para ellos nos han dado información de una salida de emergencia al final de este bunker. Reúne a tus hombres y marchémonos.
-Señor, sí señor. Yo me encargo de la retaguardia.- gritó Gusi con el cuerpo lleno de esperanza. Hizo un gesto al marine que tenía más cerca, este dejo de colocar las bengalas.-Quiero que todos sigáis al superior, él os sacara de aquí. Yo me encargo de terminar esto.
Gusi se puso a colocar las ultimas bengalas en las escaleras, mientras observaba como los Mituis salían corriendo de la planta inferior. Realmente que barbaridades han tenido que sufrir este pequeño pueblo. Siempre siendo perseguidos por esos malditos piratas. Gusi cogió el pequeño barril de pólvora y se puso a repartirlo entre las bengalas, después retrocedió por el pasillo haciendo un camino de pólvora a una distancia prudente.
Hecho un rápido vistazo hacía detrás y observo como los últimos marines corrían y desaparecían en la oscuridad del pasillo. Volvió la vista al frente y apretó sus puños para crear una niebla superficial. Los piratas bajaron por las escaleras y algunos se pararon al ver de nuevo a Gusi de pie en el mismo lugar que al principio, pero esta vez rodeado de niebla.
-¡Os advertí una vez para que pudierais salir con vida de este bunker!-dijo Gusi gritando.-¡Pero ya es demasiado tarde!- Gusi golpeo el suelo con su puño en fuego(por sus guantes), este emano una serie de ascuas que perdieron la pólvora, esta chisporroteaba hacía la escalera con rapidez.- No podéis matarnos. Este es nuestro bunker. ¡SOMOS LOS FANTASMAS DE KAMINARI!- volvió a gritar justo antes de prender la pólvora de la escalera. Realmente no sé qué pensaba al decir aquello, sinceramente creía que podía seguir impartiendo miedo a los piratas con leyendas de fantasmas. Aunque el nombre lo había sacado de una marca de ropa interior, algo que creía que los piratas no se percatarían.
Un fuerte fogonazo predio fuego las escaleras. Las bengalas se encendieron a la vez y la pólvora esparcida provoco una leve explosión que hizo caer a los piratas al suelo. Un fuerte calor y olor a quemado empezó llegar al marine. Este no podía creer la cosa tan macabra que había realizado. Observaba como los piratas se quemaban e intentaba huir del fuego empujando a sus compañeros. Estos se golpeaban unos a otros creando el caos mientras sus rostros se derretían por el fuerte calor del lugar, parecía el mismísimo infierno. Una lágrima recorrió el rostro del marine y echo a correr pasillo atrás. La oscuridad apenas le dejaba ver a pesar de estar medio pasillo iluminado por el fuego de las escaleras. Pero tras unos largos minutos de carrera dolorosa por sus heridas, se encontró a un marine en una especie de puerta en la pared. Este se lanzó a ayudar a Gusi y se introdujeron en una especie de túnel escavado en la pared. La enorme puerta de piedra se cerró a sus espaldas provocando una fuerte brisa de aire que casi les tira al suelo.
-Volvamos a casa.-decía dolorido a aquel marine que le estaba ayudando.-Odio este maldito bunker.
-Venga chicos, ya sabéis lo que tenéis que hacer.- dijo Gusi mientras los marines colocaban una enorme cantidad de bengalas en las escaleras.
De repente se escucharon las voces de los piratas que se iban acercando con rabia a la planta baja. Gusi estaba impaciente por su próxima actuación. Cuando de improvisto apareció su superior. El rostro de Gusi se congelo al ver que iba acompañado por un montón de Mituis. Gusi se acercó rápidamente a él y coloco su mano en la frente.
-Señor, todo en orden. Hemos perdido un par de bajas, pero estamos manteniendo a raya a los piratas.- dijo Gusi con un deje en la voz.
-No te preocupes soldado. En la guerra muere gente.-dijo el superior para consolarle, aunque dudo que lo consiguiera con tal frase.- Los Mituis han accedidos a ser protegidos por la marina. Para ellos nos han dado información de una salida de emergencia al final de este bunker. Reúne a tus hombres y marchémonos.
-Señor, sí señor. Yo me encargo de la retaguardia.- gritó Gusi con el cuerpo lleno de esperanza. Hizo un gesto al marine que tenía más cerca, este dejo de colocar las bengalas.-Quiero que todos sigáis al superior, él os sacara de aquí. Yo me encargo de terminar esto.
Gusi se puso a colocar las ultimas bengalas en las escaleras, mientras observaba como los Mituis salían corriendo de la planta inferior. Realmente que barbaridades han tenido que sufrir este pequeño pueblo. Siempre siendo perseguidos por esos malditos piratas. Gusi cogió el pequeño barril de pólvora y se puso a repartirlo entre las bengalas, después retrocedió por el pasillo haciendo un camino de pólvora a una distancia prudente.
Hecho un rápido vistazo hacía detrás y observo como los últimos marines corrían y desaparecían en la oscuridad del pasillo. Volvió la vista al frente y apretó sus puños para crear una niebla superficial. Los piratas bajaron por las escaleras y algunos se pararon al ver de nuevo a Gusi de pie en el mismo lugar que al principio, pero esta vez rodeado de niebla.
-¡Os advertí una vez para que pudierais salir con vida de este bunker!-dijo Gusi gritando.-¡Pero ya es demasiado tarde!- Gusi golpeo el suelo con su puño en fuego(por sus guantes), este emano una serie de ascuas que perdieron la pólvora, esta chisporroteaba hacía la escalera con rapidez.- No podéis matarnos. Este es nuestro bunker. ¡SOMOS LOS FANTASMAS DE KAMINARI!- volvió a gritar justo antes de prender la pólvora de la escalera. Realmente no sé qué pensaba al decir aquello, sinceramente creía que podía seguir impartiendo miedo a los piratas con leyendas de fantasmas. Aunque el nombre lo había sacado de una marca de ropa interior, algo que creía que los piratas no se percatarían.
Un fuerte fogonazo predio fuego las escaleras. Las bengalas se encendieron a la vez y la pólvora esparcida provoco una leve explosión que hizo caer a los piratas al suelo. Un fuerte calor y olor a quemado empezó llegar al marine. Este no podía creer la cosa tan macabra que había realizado. Observaba como los piratas se quemaban e intentaba huir del fuego empujando a sus compañeros. Estos se golpeaban unos a otros creando el caos mientras sus rostros se derretían por el fuerte calor del lugar, parecía el mismísimo infierno. Una lágrima recorrió el rostro del marine y echo a correr pasillo atrás. La oscuridad apenas le dejaba ver a pesar de estar medio pasillo iluminado por el fuego de las escaleras. Pero tras unos largos minutos de carrera dolorosa por sus heridas, se encontró a un marine en una especie de puerta en la pared. Este se lanzó a ayudar a Gusi y se introdujeron en una especie de túnel escavado en la pared. La enorme puerta de piedra se cerró a sus espaldas provocando una fuerte brisa de aire que casi les tira al suelo.
-Volvamos a casa.-decía dolorido a aquel marine que le estaba ayudando.-Odio este maldito bunker.
Alwyn
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Akuma no mi
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Dulce libertad para los fantasmas, no hay piratas en la zona y el camino hasta el cuartel principal parece que se será algo más corto que la venida. Los pocos piratas que has achicharrado puede que sean los nuevos fantasmas del bunker, y quién sabe si no tendréis que volver en el futuro para tomarlo, repararlo y usarlo. Cuando legas al cuartel te tomas un buen descanso, esperando que tu superior te mande a otra misión, destino o te de un merecido permiso.
- Off:
- Por mi parte esta terminado
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