Un dia muy frio [Privado Inaga y Eoghan Frang]

El sol se encontraba en el horizonte a punto de despuntar, los primeros rayos de sol atravesaban el firmamento amenazando con difuminar la oscuridad de la noche, el roció de alba se congelaba en las plantas y en las paredes de los edificios creando diversas formas cristalinas, la superficie del terreno se encontraba completamente nevada, creando un manto blanco que cubría desde las montañas hasta los tejados de las casas de la ciudad de Bighorn. Inaga se encontraba solamente ataviado con su túnica entrenando su control corporal el cual le permitiría aislar su mente de su cuerpo haciendo que no sintiera el frió invernal de la isla. A su alrededor un pequeño fuego ayudaba en la tarea de calentarlo.

Tras pasar la noche meditando Inaga decidió que era hora de desayunar por lo que empezó a calentar unas sardinas que había conseguido comprar en el mercado. A lo lejos un barco con una bandera negra y una calavera se disponía a atracar en el puerto el cual se encontraba algo revolucionado pues la presencia de piratas no era bienvenida en la isla. Gracias a su nuevo cargo como Saigo Yonkaikyo no tenía que temer por que los marines le arrestaran o le persiguieran, aun así dudaba que hubiera alguien capaz de detenerlo en esta tranquila isla.

Tras unos minutos la gente se empezó a aglutinar en el puerto pero sin darle más importancia el monje empezó a desayunar. Ese día, los pájaros se encontraban muy silenciosos, lo cual le hizo pensar si en esa isla habitaría alguno soportando este frió. Decidió poner un dial con una de las legendarios composiciones del Rey del Soul Brook. Un blues llamado High clouds, el sonido de la armónica era espectacular acompañado de una soberbia voz. Hacía mucho tiempo desde que el anciano había conseguido tener un poco de paz y la verdad es que lo agradecía bastante, por lo que se puso a comer tranquilamente con la vista en el horizonte.

Me encontraba en mitad de la montaña de Drum junto a Kyran entrenando para mejorar la fuerza de mis piernas con el fin de lograr una mayor potencia de salto y mayor velocidad. Kyran por su parte lo que hace es practicar para que la creación de cuchillas en partes de su cuerpo sea lo más rápida posible. Para ello se dedica a lanzar golpes contra los árboles tratando de convertir su cuerpo en una cuchilla afilada para cortar dicho árbol. Todo iba bien hasta que los conejos que habitan la montaña aparecieron y empezaron a atacarnos, momento en el que nos dimos la vuelta y nos alejamos de la montaña pues ya llevábamos mucho tiempo en la montaña.

Bajamos con naturalidad por la nieve como si viviésemos rodeados de la misma pese a que no fuese así en absoluto. Tras un buen rato caminando llegamos a la ciudad y teníamos algo de sed y hambre por todo el esfuerzo, por lo que lo primero que buscamos fue un lugar donde poder conseguir comida. En poco tiempo encontraron un lugar que les preparó unos platos excelentes para llevar ya que muchos de los presentes sentían miedo del gorila. El dueño del bar aceptó no cobrar por la comida si nos marchábamos del lugar. Cogí la comida y tras agradecer al dueño y disculparme por el alboroto me marché del lugar y me senté a comer mirando al puerto donde veía un barco con bandera pirata acercarse, pero no le di mucha importancia, los piratas y demás no me importaban a no ser que me atacasen a mí o a mis amigos. De pronto noté como alguien me abrazó por la espalda y por el olor supe que era Holo. Sonreí feliz y le di un poco de mi comida a mi esposa mientras le metía mano un poco.

El sabor de las sardinas se adentraba por sus papilas gustativas, el contacto con su boca le hacía salivar en exceso por lo que tuvo que limpiarse la comisura de los labios con su túnica. El sonido de la agradable melodía se silenciaba a medida que llegaba a su fin, tras acabarse el desayuno guardó el dial en su petate y apagó el fuego al mismo tiempo que su contramaestre llegaba hasta su posición.

Capitán, los piratas de Marco el perro rabioso acaban de atracar en el puerto y aun queda parte de nuestra tripulación comerciando con los lugareños.

No creo que sea tan insensato. Además este es un lugar tranquilo bajo el control del gobierno no creo que se atrevan a hacer nada.

Tras recoger sus pertenencias y asegurarse que el fuego estaba bien cubierto de nieve puso rumbo al puerto. El camino consistía en un simple sendero recubierto de sal para derretir el blanco manto que lo cubría. A su lado el fornido Sancho caminaba ataviado con pieles de pies a cabeza, este miraba sorprendido a su capitán el cual estaba ataviado únicamente con su túnica. El tiempo estaba empeorando y las oscuras nubes empezaban a cubrir las altas montañas.

Capitán, si no nos damos prisa nos atrapara la nevada, y como el mar se congele no podremos entrar al Santuari.0.

Tranquilo Sancho la providencia dispone.    

Aun habiendo dicho esas palabras el anciano aumentó el ritmo de su caminata y tras unos minutos llegaron al puerto, en el los piratas de Marco se encontraban desembarcando y nada más terminar de atracar estos sacaron sus armas. Su líder con una voz fuerte se pronunció a los presentes.

¡Pueblerinos! No tienen nada que temer, solo tienen que darme todo lo que poseen y los dejaremos vivos.

Los habitantes se juntaron y empezaron a deliberar intentando ganar tiempo a que llegaran las fuerzas del rey o de la marina que se encontraban asentadas en la base. Tras unos minutos de deliberación un anciano se adelanto sobre los demás.

Nunca temeremos a los malnacidos como tú, no te daremos nada.

Maravilloso, eso es lo que quería oír. Chicos ¡Quemadlo todo!

Y con una risa más parecida a la de un perro que a la un humano disparó una bala al anciano quien cayó muerto cubriendo con sangre carmesí el blanco manto de nieve. Los hombres del pirata empezaron su carga, la cual sería mortal para los lugareños si nadie lo impedía.

Mientras me divertía con un gran amigo y mi esposa empecé a escuchar un gran alboroto gracias a que mi oído era bastante agudo. En un principio pensaba ignorar lo que ocurría y simplemente seguir paseando discretamente con mi amada esposa y mi amigo Kyran pues no me convenía llamar mucho la atención. Seguía comiendo aquella comida que no era la mejor pero tampoco era intragable mientras Holo se divertía jugando con mis orejas. Escuchaba cada palabra que decían los piratas ya que tampoco me encontraba muy alejado del puerto como para no poder hacerlo y en un principio pensaba ignorar sus amenazas y simplemente comer, pero cuando amenazó con quemarlo todo, la cosa cambió. Si ese bastardo quemaba todo lo que había Holo correría peligro y eso era algo que no podía permitir bajo ningún concepto ya que ella era la luz que alumbraba mi camino.

Me levanté con decisión y le dije a Holo que no se separara de mí y a Kyran que me diese mis rapiers normales, no pensaba emplear las rapiers especiales con semejante basura. Até bien las rapiers a mi cintura y empecé a correr junto a mi esposa y mi amigo hacia el puerto para comprobar que eran un gran grupo de canallas que solo se limitaban a destruir todo lo que tenían enfrente. Me planté frente a todos y miré con desprecio al que parecía ser el capitán que se fijó en Holo y en el gorila y dijo

-Gatito, si quieres salir vivo de aquí entrégame a la mujer y al gorila así como tus espadas.

Al escuchar eso Holo cerró los ojos y negó con la cabeza mientras mi mirada se volvía fría como un témpano y mis manos desenvainaban las rapiers. Me quedé quieto con las espadas apuntando al suelo en un ángulo de 45º mientras decía

-Acabas de cometer un gran error, pequeña rata de alcantarilla.

Al escuchar esas palabras el que parecía ser el capitán mandó a varios de sus secuaces a atacarme. En ese instante simplemente desaparecí con el Cromlacht Ethereal mientras Kyran hacía de guardaespaldas de Holo mandando a volar a todos los que se acercaban de un golpe seco. Aprovechando su sorpresa me dediqué a cortar las articulaciones de hombros y rodillas de mis atacantes haciendo que no pudieran moverse en absoluto, pero sin matarlos. Al acabar me coloqué al lado del gorila y dije

-Si os váis ahora no habrá más heridos, pero si insistís lo que habrá serán muertos de vuestro parte.