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Los constantes viajes que movían a Jacko lo habían hecho embarcarse de imprevisto en un junco que partió desde Water Seven en la mañana de ese mismo día. No sabía que acabaría llegando a una isla famosa por sus espadachines y aun más por ser la isla natal de Zoro. Tras caminar por una senda empedrada con rocas redondas de rio cubiertas por pétalos rosas que caían de los cerezos cuando soplaba el viento, llegó hasta una escuela de espadachines que también era un museo dedidaco a zoro principalmente y a los demás sombreros de paja en menor medida.
Siguió caminando hasta encontrarse con una taberna construida con un claro estilo japonés medieval. Se sentó y esperó al tabernero. Mientras esperaba ser atendido vio en la pared un papel en donde se mencionaba una especie de competencia que consistía en duelos, algo similar a un pequeño duelo de las artes marciales hecho por gente de dinero para entretener al público.
-Hey, tabernero ¿que me puedes decir de esto?- preguntó Jack.
-¿Eso? Ah claro, es un duelo. Seleccionan a dos personas y las hacen luchar mientras una multitud los ve. Aunque desde ahora te digo que no toman a cualquiera, sólo pueden entrar quienes tengan suficiente habilidad como para sorprender a los señores- dijo el tabernero.
-¿Dan dinero o algo?-
-Claro, dan una paga después de la exhibición, algo así como una lucha de box sólo que puedes elegir el modo de combate que prefieras ¿no estás pensando en participar verdad?
-Muchas gracias- dijo el pirata levantándose de su asiento. Arrancó el papel de la pared y se dirigió a la dirección de la inscripción.
-Vaya, un dojo- pensó Jack al llegar al lugar. Al principio creyó que no era el lugar debido a la clara falta de gente pero era claro que no era tiempo de turismo.
Había un estandarte que decía: inscripción al torneo del dojo "Hermanos del Sable".
Tras entrevistarse con la señorita que recibía el registro, se acercó un experimentado luchador del dojo, un hombre alto y musculoso con un kimono verde. Me pidió mostrar mis habilidades con un muñeco de madera así que desenvainé mi espada y comenzé. Poco impresionado decidió aceptarme por el hecho de que faltaban combatientes y hasta ahora había muy pocos para el evento de esa noche y la mayoría habían sido rechazados por la clara falta de habilidades.
-Tome el reglamento, un número y aguarde aquí, pronto vendrán a llamarlo- le dijo el luchador sentándolo en una banca de madera.
-Este... ¿cuanto es el premio?- preguntó Jack pero el luchador sólo le miró por encima de su hombro y cerró la puerta de papel y bambú, dejándolo solo en un cuarto de espera.
-Bien, esperaré a ver quien es mi oponente- dijo el pirata, recostándose sobre el banco para esperar a su oponente. Realmente le interesaba saber la coontidad pero también si habría algún banquete.
Siguió caminando hasta encontrarse con una taberna construida con un claro estilo japonés medieval. Se sentó y esperó al tabernero. Mientras esperaba ser atendido vio en la pared un papel en donde se mencionaba una especie de competencia que consistía en duelos, algo similar a un pequeño duelo de las artes marciales hecho por gente de dinero para entretener al público.
-Hey, tabernero ¿que me puedes decir de esto?- preguntó Jack.
-¿Eso? Ah claro, es un duelo. Seleccionan a dos personas y las hacen luchar mientras una multitud los ve. Aunque desde ahora te digo que no toman a cualquiera, sólo pueden entrar quienes tengan suficiente habilidad como para sorprender a los señores- dijo el tabernero.
-¿Dan dinero o algo?-
-Claro, dan una paga después de la exhibición, algo así como una lucha de box sólo que puedes elegir el modo de combate que prefieras ¿no estás pensando en participar verdad?
-Muchas gracias- dijo el pirata levantándose de su asiento. Arrancó el papel de la pared y se dirigió a la dirección de la inscripción.
-Vaya, un dojo- pensó Jack al llegar al lugar. Al principio creyó que no era el lugar debido a la clara falta de gente pero era claro que no era tiempo de turismo.
Había un estandarte que decía: inscripción al torneo del dojo "Hermanos del Sable".
Tras entrevistarse con la señorita que recibía el registro, se acercó un experimentado luchador del dojo, un hombre alto y musculoso con un kimono verde. Me pidió mostrar mis habilidades con un muñeco de madera así que desenvainé mi espada y comenzé. Poco impresionado decidió aceptarme por el hecho de que faltaban combatientes y hasta ahora había muy pocos para el evento de esa noche y la mayoría habían sido rechazados por la clara falta de habilidades.
-Tome el reglamento, un número y aguarde aquí, pronto vendrán a llamarlo- le dijo el luchador sentándolo en una banca de madera.
-Este... ¿cuanto es el premio?- preguntó Jack pero el luchador sólo le miró por encima de su hombro y cerró la puerta de papel y bambú, dejándolo solo en un cuarto de espera.
-Bien, esperaré a ver quien es mi oponente- dijo el pirata, recostándose sobre el banco para esperar a su oponente. Realmente le interesaba saber la coontidad pero también si habría algún banquete.
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Era un día soleado, con algunas nubes y algo de viento en la Villa Shimotsuki. Shiro se encontraba regresando de una simple misión de espionaje que no había dado ningún fruto, puesto que al parecer el objetivo era una distracción. O tal vez ya sabían eso los altos cargos y le querían dar más experiencia de campo, quien sabe. Pensando en regresar y llenar un par de informes simples para luego tener el tiempo necesario para descansar, el rubio repentinamente se percata de un cartel colgado en una pared. Temeroso de que su recompensa ya estuviese circulando (y era una MUY ALTA para alguien que era meramente un soldado) simplemente se acercó a este cartel, siendo para su alivio un simple panfleto de promoción para una competencia que ocurriría en un tal dojo "Hermanos del Sable". Pensando en que podría ganar algo de dinero extra o algún objeto especial, al revolucionario se le ocurrió inscribirse a este; después de todo lo habían dejado con ganas de algo de acción tras una misión sin punto.
No pasó mucho tiempo antes de que encontrase el Dojo. Venga, que no había forma de no verlo. Resaltaba como un pulgar hinchado en una mano anémica. Simplemente tuvo que correr la puerta de madera y tela (claramente de estilo japonés antiguo) para ser recibido por una mujer que aparentemente llevaba los registros. Dándole una identidad falsa (Shinso Masamune, una que ya había usado en el pasado) es inscrito en el torneo y pronto, un hombre alto y de aspecto fuerte le muestra el camino hacia un muñeco de práctica con algunas muescas de cortes y golpes; se notaba que los anteriores participantes no le habían hecho mucho. Extendiendo su brazo cyborg, tapado por su manga derecha y su guante negro, Shiro agarra la cabeza del muñeco y la aprieta fuertemente, destrozándola como si estuviese rompiendo un huevo. Ese era su estilo de combate, el Ryusoken, basado en apretones extremos que rompían los objetos que agarraba, siempre y cuando tuviese suficiente fuerza para ello; la madera no era rival para sus agarres a estas alturas.
El hombre parecía escéptico, como si no se creyera que un crío acabase de cargarse la cabeza de su muñeco de un apretón, pero sin perder su orgullo y su mirada casi-no impresionada, le guió a una sala de espera, dándole una hoja de papel con las reglas que llevaba un numerillo en ella, al parecer su número de participación. Allí vio a un chico bastante alto de cabello negro con una cicatriz en su ceja, aparentemente alguien con algo de experiencia. Sin molestarse en hablar, intentando mantener el numerito del tipo oscuro y misterioso (para evitar que su cara sea vista bajo su capucha negra) simplemente se sienta en un banco apartado y espera a que designen a su oponente mientras lee las reglas.
No pasó mucho tiempo antes de que encontrase el Dojo. Venga, que no había forma de no verlo. Resaltaba como un pulgar hinchado en una mano anémica. Simplemente tuvo que correr la puerta de madera y tela (claramente de estilo japonés antiguo) para ser recibido por una mujer que aparentemente llevaba los registros. Dándole una identidad falsa (Shinso Masamune, una que ya había usado en el pasado) es inscrito en el torneo y pronto, un hombre alto y de aspecto fuerte le muestra el camino hacia un muñeco de práctica con algunas muescas de cortes y golpes; se notaba que los anteriores participantes no le habían hecho mucho. Extendiendo su brazo cyborg, tapado por su manga derecha y su guante negro, Shiro agarra la cabeza del muñeco y la aprieta fuertemente, destrozándola como si estuviese rompiendo un huevo. Ese era su estilo de combate, el Ryusoken, basado en apretones extremos que rompían los objetos que agarraba, siempre y cuando tuviese suficiente fuerza para ello; la madera no era rival para sus agarres a estas alturas.
El hombre parecía escéptico, como si no se creyera que un crío acabase de cargarse la cabeza de su muñeco de un apretón, pero sin perder su orgullo y su mirada casi-no impresionada, le guió a una sala de espera, dándole una hoja de papel con las reglas que llevaba un numerillo en ella, al parecer su número de participación. Allí vio a un chico bastante alto de cabello negro con una cicatriz en su ceja, aparentemente alguien con algo de experiencia. Sin molestarse en hablar, intentando mantener el numerito del tipo oscuro y misterioso (para evitar que su cara sea vista bajo su capucha negra) simplemente se sienta en un banco apartado y espera a que designen a su oponente mientras lee las reglas.
- OOC:
- Disculpa por la tardanza, entre el torneo del hexódromo y otros foros no había podido postear. Si quieres en el próximo post explica las reglas del torneo y de paso que empiece el combate, o como desees xD
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Sin darse cuenta el espadachín se había quedado dormido. No parecía tener muchos planes de despertar hasta que la puerta volvió a correrse para dejar ver a un sujeto encapuchado acompañado del sujeto que se encargaba de evaluar a los competidores. Le ordenó esperar y los dejó solos.
Sin duda no era un sujeto ordinario y eso podía verlo en su rostro y en su forma de vestir, escondiéndose de algo o de alguien. Posiblemente tenía muchas técnicas ocultas. Pasaron las horas sin muchas noticias. Al parecer habían llegado un par de luchadores más pero ellos competirían en la siguiente exhibición. Tras un breve y muy precario banquete nos hicieron pasar a la arena del dojo, un lugar en medio de la construcción hecho de bambú con varias gradas alrededor donde algunas familias veían las batallas y apostaban. Cayó la tarde, el cielo se veía de un extraño color morado con nubes anaranjadas en el horizonte y cuando finalmente salió la luna fue cuando dieron la órden de comenzar. El espadachín observó el lugar con detenimiento. Todos parecían decepcionados de los pocos participantes conseguidos para esa noche.
Los primeros en luchar fueron aquellos sujetos novatos, quienes realmente parecían niños batiéndose en el patio de recreo, causando risa y suspiros de desesperación al ver su estilo tan pobre.
-¿Enserio esto es lo que han conseguido para entretenernos? Ni para una apuesta sirven estos mocosos- dijo uno de los espectadores quien parecía un comerciante con dinero. Ambos chicos fueron retirados de la arena sin que pudieran acabar de tirarse de los cabellos. Sin embargo, la sonrisa maliciosa de aquel fornido hombre indicaba que había guardado algo sorpresa.
Dio el anuncio del siguiente combate, encendieron las luces y redoblaron los tambores.
"La lucha puede ser con el estilo que uno quisiera siempre y cuando no fuese a muerte, no salieran del ring, no desaparecieran de la vista del réferi ni atacaran al público"- dijo el hombre fornido que haría de réferi, saliendo inmediatamente de la arena para dar paso a los participantes.
Jacko subió lentamente las escaleras para encarar a su enemigo, haciendo ruido con sus botas sobre el suelo de bambú. Sentía un extraño presentimiento.
Sin pensárselo dos veces, el espadachín alzó la empuñadura y con la hoja subrió su cuerpo en su famosa técnica "hoja mutante" para reaccionar ante el ataque del rival. Lo había invitado a tomar la ofensiva.
-Cuando quieras- dijo Jack tratando de mostrar coraje y valor con una sonrisa.
Sin duda no era un sujeto ordinario y eso podía verlo en su rostro y en su forma de vestir, escondiéndose de algo o de alguien. Posiblemente tenía muchas técnicas ocultas. Pasaron las horas sin muchas noticias. Al parecer habían llegado un par de luchadores más pero ellos competirían en la siguiente exhibición. Tras un breve y muy precario banquete nos hicieron pasar a la arena del dojo, un lugar en medio de la construcción hecho de bambú con varias gradas alrededor donde algunas familias veían las batallas y apostaban. Cayó la tarde, el cielo se veía de un extraño color morado con nubes anaranjadas en el horizonte y cuando finalmente salió la luna fue cuando dieron la órden de comenzar. El espadachín observó el lugar con detenimiento. Todos parecían decepcionados de los pocos participantes conseguidos para esa noche.
Los primeros en luchar fueron aquellos sujetos novatos, quienes realmente parecían niños batiéndose en el patio de recreo, causando risa y suspiros de desesperación al ver su estilo tan pobre.
-¿Enserio esto es lo que han conseguido para entretenernos? Ni para una apuesta sirven estos mocosos- dijo uno de los espectadores quien parecía un comerciante con dinero. Ambos chicos fueron retirados de la arena sin que pudieran acabar de tirarse de los cabellos. Sin embargo, la sonrisa maliciosa de aquel fornido hombre indicaba que había guardado algo sorpresa.
Dio el anuncio del siguiente combate, encendieron las luces y redoblaron los tambores.
"La lucha puede ser con el estilo que uno quisiera siempre y cuando no fuese a muerte, no salieran del ring, no desaparecieran de la vista del réferi ni atacaran al público"- dijo el hombre fornido que haría de réferi, saliendo inmediatamente de la arena para dar paso a los participantes.
Jacko subió lentamente las escaleras para encarar a su enemigo, haciendo ruido con sus botas sobre el suelo de bambú. Sentía un extraño presentimiento.
Sin pensárselo dos veces, el espadachín alzó la empuñadura y con la hoja subrió su cuerpo en su famosa técnica "hoja mutante" para reaccionar ante el ataque del rival. Lo había invitado a tomar la ofensiva.
-Cuando quieras- dijo Jack tratando de mostrar coraje y valor con una sonrisa.
- OOC:
- No te preocupes, yo también he andado ocupado XD
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Tras la espera y la comida ofrecida generosamente, finalmente había llegado el turno del revolucionario. El mismo fue guiado hacia una pequeña arena donde tomaban lugar los combates, donde observó a dos paletos darse de tortas como niñas pequeñas, obviamente sin idea de lo que hacían, aunque por suerte para la salud de sus ojos ya estaba terminando. Al ser retirados los contendientes, se percató de que ahora seguían él y otra persona, por lo que avanzó al centro de la arena mientras disminuía su peso hasta los 17 kilos en total con sus poderes de fruta del diablo. Sintiendo la ligereza que esto le otorgaba, solo necesitó un saltito para subir al área donde combatiría mientras aquellos reunidos alrededor observaban y apostaban a placer. Aparentemente, su oponente era el mismo tipo que había visto antes en la sala de espera. Sin preocuparse mucho por sus provocaciones, el rubio avanzó tranquilamente hacia su oponente, aunque aún le faltaba algo para acercarse a una zona peligrosa.
"Qué valentía, permitiéndole a tu enemigo comenzar... Pero no deberías confiarte tanto." -Para cuando había dicho estas palabras, apenas quedaban tres metros entre ambos; en ese momento, Shiro dio un fuerte paso al frente que agregado a su falta de peso, lo propulsó hacia delante, su mano derecha en forma de garra de dragón preparada para atacar desde arriba. Su plan era que el chico detuviese su mano con su espada, ya que si hacía esto no solo podría deteriorar el estado de la espada con un fuerte apretón, sino que además su mano izquierda estaría libre para un ataque directo. Si no detenía su mano, esta atacaría su hombro izquierdo, dándole un fuerte apretón que le haría mucho daño a nivel muscular y, con la suficiente presión en los lugares adecuados, deshabilitaría la extremidad por unos segundos, como un fuerte calambre o anestesia local a punto de deshacerse. Por si las moscas, su mano izquierda estaba también en forma de garra y preparada para agarrar la espada entre sus dedos sin tocar el filo con la palma, haciendo fuerza para detener el arma en su sitio mientras su otra mano asestaba el golpe.
"Qué valentía, permitiéndole a tu enemigo comenzar... Pero no deberías confiarte tanto." -Para cuando había dicho estas palabras, apenas quedaban tres metros entre ambos; en ese momento, Shiro dio un fuerte paso al frente que agregado a su falta de peso, lo propulsó hacia delante, su mano derecha en forma de garra de dragón preparada para atacar desde arriba. Su plan era que el chico detuviese su mano con su espada, ya que si hacía esto no solo podría deteriorar el estado de la espada con un fuerte apretón, sino que además su mano izquierda estaría libre para un ataque directo. Si no detenía su mano, esta atacaría su hombro izquierdo, dándole un fuerte apretón que le haría mucho daño a nivel muscular y, con la suficiente presión en los lugares adecuados, deshabilitaría la extremidad por unos segundos, como un fuerte calambre o anestesia local a punto de deshacerse. Por si las moscas, su mano izquierda estaba también en forma de garra y preparada para agarrar la espada entre sus dedos sin tocar el filo con la palma, haciendo fuerza para detener el arma en su sitio mientras su otra mano asestaba el golpe.
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El espadachín estaba confundido ¿porque alguien se arrojaría así, desarmado, contra un espadachín?
La inercia de ese sujeto haría que se impactara contra él, por lo que la única opción que tuvo fue dar un gran salto hacia un lado para evitar su embestida. Sin embargo, era demasiado como para escapar de su gran salto por lo que optó por cambiar su hoja a modo ataque, haciendo una estocada al enemigo en el abdomen mientras detendría con su antebrazo el ataque de su brazo libre.
En caso de que sus brazos fueran sujetos tendría oportunidad para contraatacar dando un fuerte pisotón sobre las rodillas de su rival para volver a cargar.
Definitivamente ese sujeto era bueno luchando cuerpo a cuerpo ya que ésa era la única explicación de su comportamiento.
La inercia de ese sujeto haría que se impactara contra él, por lo que la única opción que tuvo fue dar un gran salto hacia un lado para evitar su embestida. Sin embargo, era demasiado como para escapar de su gran salto por lo que optó por cambiar su hoja a modo ataque, haciendo una estocada al enemigo en el abdomen mientras detendría con su antebrazo el ataque de su brazo libre.
En caso de que sus brazos fueran sujetos tendría oportunidad para contraatacar dando un fuerte pisotón sobre las rodillas de su rival para volver a cargar.
Definitivamente ese sujeto era bueno luchando cuerpo a cuerpo ya que ésa era la única explicación de su comportamiento.
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Observando la veloz reacción de su oponente, Shiro rápidamente siguió sus movimientos con la mirada, usando su mano izquierda para intentar atrapar la punta de la espada de su rival; si lo lograba, la detendría en seco y aprovecharía para detener toda la inercia que llevaba y girarse para lanzarle una patada giratoria a la cara, con la otra pierna firme en el suelo y su brazo derecho preparado para reaccionar a cualquier otro movimiento. Si eso no bastaba para darle un golpe, puede que el combate terminara siendo uno de desgaste, más que otra cosa. Igual no iba a dejar de lanzar golpes hasta que se rindiera o cayera inconsciente, ¿o quién sabe, a lo mejor era Shiro el que caería? En todo caso, quería algo de acción y parece que a fin de cuentas, va a tenerla.
"Veamos cuanto dura sin que tenga que usar mis poderes sobre él" -Pensó mientras intentaba ejecutar su plan.
"Veamos cuanto dura sin que tenga que usar mis poderes sobre él" -Pensó mientras intentaba ejecutar su plan.
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No pudo evitarlo. Pese a que tanto el luchador como el espadachín estaban más o menos igualados de alguna forna, la agilidad en combate cuerpo a cuerpo ponía en desventaja al último. Su estocada fue detenida con una mano y recibió una fuerte patada en el rostro. Durante un breve estante en que se sintio perder la conciencia pudo sentir que algunos golpes le impactaban en el cuerpo.
-Pensé que sería más fuerte- dijo Jack para sus adentros. Poco a poco parecía que perdería el equilibrio y caería pero fue el brío de su interior y un fugaz momento de adrenalina lo que le hizo reaccinar. Plantó firmentente su pie en el suelo para tener un punto de equilibrio más o menos fuerte y usó toda su fuerza para hacer resbalar su sable por la mano de su enemigo intentando dañar su brazo artificial en un sólo y rápido movimiento.
-Ahhhh!- gritó el espadachí en su estocada para después hacer lo mismo en dirección contraria y zafarse de su enemigo, Estaba herido y el golpe en el rostro había sido brutal pero aún podía mantenerse un tiempo más en pie.
La gente del dojo parecía incrédula ante nuestros movimientos pero, por otra parte, aquellos ricos que apostaban no paraban de gritarnos emocionados.
Con dificultad,Jacko volvió a colocar su hoja en estilo "mutante" esta vez en forma ofensiva. Llevaría la empuñadura hacia atrás y el filo lo dejó hacia adelante, con su mano libre apretó el puño esperando atacar. Ahora correría hacia el enemigo para atacar y rápidamente ponerse a la defensiva. Alternaría entre una faceta y otra de su técnica.
-Pensé que sería más fuerte- dijo Jack para sus adentros. Poco a poco parecía que perdería el equilibrio y caería pero fue el brío de su interior y un fugaz momento de adrenalina lo que le hizo reaccinar. Plantó firmentente su pie en el suelo para tener un punto de equilibrio más o menos fuerte y usó toda su fuerza para hacer resbalar su sable por la mano de su enemigo intentando dañar su brazo artificial en un sólo y rápido movimiento.
-Ahhhh!- gritó el espadachí en su estocada para después hacer lo mismo en dirección contraria y zafarse de su enemigo, Estaba herido y el golpe en el rostro había sido brutal pero aún podía mantenerse un tiempo más en pie.
La gente del dojo parecía incrédula ante nuestros movimientos pero, por otra parte, aquellos ricos que apostaban no paraban de gritarnos emocionados.
Con dificultad,Jacko volvió a colocar su hoja en estilo "mutante" esta vez en forma ofensiva. Llevaría la empuñadura hacia atrás y el filo lo dejó hacia adelante, con su mano libre apretó el puño esperando atacar. Ahora correría hacia el enemigo para atacar y rápidamente ponerse a la defensiva. Alternaría entre una faceta y otra de su técnica.
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"Bien, logré patearle" -Se dijo Shiro, sin darse cuenta de que el sujeto no había caído del todo; ese momento de despiste fue suficiente para que el hombre lograse retirar su sable de entre sus dedos y pudiera cortarlo... en su brazo derecho. Un buen pedazo de su manga derecha cayó, desgarrada, dando a conocer que este brazo era artificial, hecho de acero, y posiblemente tan duro como la espada de su oponente, sino más debido a que no poseía filo y por tanto era más macizo. El corte, aparte de dañar su gabardina en la manga, no hizo mucho más que un pequeño rayón en su brazo, haciendo que el rubio riera para sus adentros; vaya mala suerte, atacando justo el brazo equivocado. Sin embargo, ¿porqué atacar sus extremidades si pudo haber atacado su torso? Poco a poco, el revolucionario se hacía la idea de que este hombre intentaba deshabilitar las extremidades con las que Shiro era eficiente luchando. Habían dos pistas: La primera, el hombre no había visto venir la patada, tal vez porque estaba ocupado observando sus manos todo el tiempo desde que lanzó su primer ataque. La segunda, que había hecho un corte a su brazo derecho, que podía ser asumido como su brazo dominante ya que atacó con este primero.
Sin embargo, no le dio mucho tiempo a comprobar su teoría. En el momento en el que se fijó de nuevo en él, ya estaba corriendo hacia el rubio con la intención de atacar, sin aparente objetivo exacto, lo cual contradecía su pensamiento. ¿Bueno, quizás ahora se haya desesperado debido a su dura patada y el daño ocasionado? Sin perder tiempo en estos pensamientos, Shiro esperó a que su oponente estuviese lo suficientemente cerca como para que comenzara a echar su sable hacia atrás, el comienzo de casi cualquier corte con espada. Justo entonces, usaría su peso disminuido para dar un salto muy alto (posiblemente llegase al techo apoyándose con las manos en este, dependiendo de la altura del techo del dojo); y luego, en el momento en el que se encontrara sin balance debido a lanzar un ataque al aire, el revolucionario aumentaría todo su peso corporal hasta los 240 kilos, cayendo de pie sobre su enemigo como una jabalina caída de los cielos. Esto no sería suficiente para dejarlo inconsciente, como era obvio, pues ni siquiera le lanzaría una patada, simplemente caería sobre él parado en su espalda con el peso aproximado de 3 hombres robustos combinado, pero puede que lograra dejarlo lo suficientemente dañado como para ganar el combate. Eso, considerando que no lo esquivase, claro está.
Sin embargo, no le dio mucho tiempo a comprobar su teoría. En el momento en el que se fijó de nuevo en él, ya estaba corriendo hacia el rubio con la intención de atacar, sin aparente objetivo exacto, lo cual contradecía su pensamiento. ¿Bueno, quizás ahora se haya desesperado debido a su dura patada y el daño ocasionado? Sin perder tiempo en estos pensamientos, Shiro esperó a que su oponente estuviese lo suficientemente cerca como para que comenzara a echar su sable hacia atrás, el comienzo de casi cualquier corte con espada. Justo entonces, usaría su peso disminuido para dar un salto muy alto (posiblemente llegase al techo apoyándose con las manos en este, dependiendo de la altura del techo del dojo); y luego, en el momento en el que se encontrara sin balance debido a lanzar un ataque al aire, el revolucionario aumentaría todo su peso corporal hasta los 240 kilos, cayendo de pie sobre su enemigo como una jabalina caída de los cielos. Esto no sería suficiente para dejarlo inconsciente, como era obvio, pues ni siquiera le lanzaría una patada, simplemente caería sobre él parado en su espalda con el peso aproximado de 3 hombres robustos combinado, pero puede que lograra dejarlo lo suficientemente dañado como para ganar el combate. Eso, considerando que no lo esquivase, claro está.
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El primer ataque tuvo un éxito relvativo ya que alcanzó a dañar el miembro pero para su mala suerte este estaba hecho de acero y sólo le hizo un rayon con el filo de su sable. Después de eso volvió a tener poco éxito con sus ataques ya que el enemigo los había esquivado relativamente rápido y ahora había saltado por los aires.
Al principio consideró que sus mejores armas eran esas fuertes piernas pero, al verlo suspendido brevemente en el aire, asumió que no era un salto normal.
-En el aire está en desventja, espero, intentaré zanjar este combate ya que no creo soportar muchos golpes como esos- dijo el espadachín. Una idea se le había ocurrido pero era muy peligrosa para ambos, por lo que optó de nuevo por su estilo de hoja mutante.
Alzó el brazo en señal de esperar a su adversario pero ocurrió algo inesperado: caería de pronto con suma fuerza sobre él, intentando aplastarlo. Con el sable alzado giró su brazo hacía atrás lo más rápido que pudo para darle toda la vuelta y concentrar toda su fuerza en una "abanicada" con su sable. Quizá no alcanzaría a ser el golpe definitivo pero consideró que debía hacerle suficiente daño. Era un cambio de golpes interesante que dejó a los espectadores con la boca abierta.
Pronto todo se llenó de polvo.
Al principio consideró que sus mejores armas eran esas fuertes piernas pero, al verlo suspendido brevemente en el aire, asumió que no era un salto normal.
-En el aire está en desventja, espero, intentaré zanjar este combate ya que no creo soportar muchos golpes como esos- dijo el espadachín. Una idea se le había ocurrido pero era muy peligrosa para ambos, por lo que optó de nuevo por su estilo de hoja mutante.
Alzó el brazo en señal de esperar a su adversario pero ocurrió algo inesperado: caería de pronto con suma fuerza sobre él, intentando aplastarlo. Con el sable alzado giró su brazo hacía atrás lo más rápido que pudo para darle toda la vuelta y concentrar toda su fuerza en una "abanicada" con su sable. Quizá no alcanzaría a ser el golpe definitivo pero consideró que debía hacerle suficiente daño. Era un cambio de golpes interesante que dejó a los espectadores con la boca abierta.
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Mientras Shiro caía, pudo observar que su oponente se había recuperado muy rápido de haber lanzado un ataque al aire, habiendo redirigido un sablazo hacia el rubio que no alcanzaría a esquivar: a pesar de aterrizar con sus pies encajándose en la carne de su oponente, el sable surcó un corte a través de su torso que lo hizo gritar de dolor, siendo suficiente para causarle una hemorragia moderada (y agradeciendo a su resistencia natural por no ser nada peor aún.) El sitio se llenó de polvo, por lo que Shiro no alcanzaba a ver a su oponente tras haber rodado lejos de este para evitar más contraataques; simplemente se quedó arrodillado y de manos en el suelo, cara abajo, mientras intentaba recuperar la respiración y aguantar el horrible dolor.
No era nada como perder un brazo, pero siendo el primer tajo en el torso que recibía, no era para menos que su reacción actual. Sus oídos estaban trabajando casi inconscientemente mientras él se recuperaba, intentando localizar a su oponente mediante pasos, respiración, jadeos o el sonido de una espada, pero por el momento no llegó a sentir nada, atribuyendo esto al fuerte golpe que se llevó su oponente. Recibir 240 kilogramos de peso concentrados en dos pies justo en el abdomen no podía sentirse nada bonito, pensó.
No era nada como perder un brazo, pero siendo el primer tajo en el torso que recibía, no era para menos que su reacción actual. Sus oídos estaban trabajando casi inconscientemente mientras él se recuperaba, intentando localizar a su oponente mediante pasos, respiración, jadeos o el sonido de una espada, pero por el momento no llegó a sentir nada, atribuyendo esto al fuerte golpe que se llevó su oponente. Recibir 240 kilogramos de peso concentrados en dos pies justo en el abdomen no podía sentirse nada bonito, pensó.
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El aire estaba espeso y el silencio dejaba oír como las partículas de tierra y astillas se asentaban en el suelo de bambú. Uno de los maestros de ese dojo alzó una ceja y ordenó a sus médicos acercarse de una vez a la arena. Cuando el polvo se asentó se pudo ver a un Jacko de rodillas en el suelo mientras sonreía. El peso de tres o cuatro personas le había caido sobre el pecho y apenas podía respirar. Con su espada se aseguraba de no caer en el suelo mientras intentaba descansar.
El réferi hizo a alzar la mano para dar por finalizado el combate cuando el pirata le clavó una mirada penetrante, haciéndole desistir de cancelar la batalla. Los espectadores murmuraban cosas entre sí mientras se acercaban al filo de su asiento.
Se levantó lo suficiente como para quedar sentado sobre sus rodillas. Alzó su espada.
Tanto algunos miembros de la audiencia como los médicos le pedían al réferi que detuviera el combate pero los maestros del dojo no estaban de acuerdo.
Jacko sabía que iba a caer, sobre todo por la falta de respiración y el dolor de un par de costillas rotas, pero si iba a hacerlo lo haría con gracia. Con su sable alzado concentró lo restante de su energía en su sable, intentando no caer desmayado en el intento. Con un ojo cerrado y una mirada gris, hizo una fuerte estocada al aire con lo último de fuerza antes de caer inconciente al suelo, con la cual lanzaría una onda de energía cortante que, lejos de matar al enemigo, sólo le haría un daño equivalente a la poca energía que le había quedado (manual excalibur).
Mientras la onda de energía viajaba hacia su enemigo que yacía de rodillas y sangrando, los médicos le exigían al réferi entrar en acción pero éste esperaría a ver el desenlace.
El réferi hizo a alzar la mano para dar por finalizado el combate cuando el pirata le clavó una mirada penetrante, haciéndole desistir de cancelar la batalla. Los espectadores murmuraban cosas entre sí mientras se acercaban al filo de su asiento.
Se levantó lo suficiente como para quedar sentado sobre sus rodillas. Alzó su espada.
Tanto algunos miembros de la audiencia como los médicos le pedían al réferi que detuviera el combate pero los maestros del dojo no estaban de acuerdo.
Jacko sabía que iba a caer, sobre todo por la falta de respiración y el dolor de un par de costillas rotas, pero si iba a hacerlo lo haría con gracia. Con su sable alzado concentró lo restante de su energía en su sable, intentando no caer desmayado en el intento. Con un ojo cerrado y una mirada gris, hizo una fuerte estocada al aire con lo último de fuerza antes de caer inconciente al suelo, con la cual lanzaría una onda de energía cortante que, lejos de matar al enemigo, sólo le haría un daño equivalente a la poca energía que le había quedado (manual excalibur).
Mientras la onda de energía viajaba hacia su enemigo que yacía de rodillas y sangrando, los médicos le exigían al réferi entrar en acción pero éste esperaría a ver el desenlace.
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Shiro finalmente escuchó un sonido algo adelante de él, como si se hubiese dejado caer de rodillas, ante lo cual levantó la cabeza observándolo con un solo ojo abierto, el otro cerrado de dolor, mientras veía que el hombre le pedía al referí que le dejase continuar el combate. Observó entonces con admiración como su oponente levantaba su espada y preparaba una de esas técnicas de onda cortante que hacían tan famosos a algunos espadachines, estando algo impresionado de que en ese estado pudiese hacer algo decente. Sin embargo, no se apartaría del medio: Debía aceptar ese último momento tan importante para el espadachín y decidir quién ganaba el combate. Levantando su torso para quedar arrodillado como su oponente, abre los brazos como si pretendiera abrazarlo pero los mantiene así, esperando a que el ataque le diese de frente. "No hay honor en recibir un ataque... haaah... de espaldas... ¡Lo voy a tomar de frente!"
Escuchando como aquellos que habían apostado por él murmuraban entre sí e insistían en que se quitara del medio del ataque, Shiro no vaciló y siguió en esa posición, recibiendo un segundo más tarde un corte doloroso pero débil en su pecho. Era como si se hubiese hecho un corte de papel, pero a través de todo el torso desde el pectoral derecho hasta las costillas izquierdas en diagonal. Por suerte, no parecía que los cortes que había recibido le fueran a dejar cicatrices, si bien les habían faltado muy poco para penetrar lo suficiente su piel, y tuvo que agradecer a su fuerte entrenamiento físico para resistir y repartir dolor que le había otorgado algo de dureza extra en la piel. Viendo como su oponente se desmayaba, habiendo dado lo último de sí en ese ataque de desesperación, el rubio se levantó con un poco de cojera y falta de balance por la pérdida de sangre ligera, su vista algo fogosa, mientras lentamente, alzaba los brazos, hasta que ambos estuvieron en el aire, gritando entonces:
"¡¡¡GRAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!"
"El ganador es... ¡El campeón de cabello dorado, Shinso Masamune! Un aplauso para nuestro competidor estrella, damas y caballeros. Con esto, el evento de hoy termina, muchas gracias por asistir y espero que hayan podido ganar sus apuestas."
El hombre continuó su discursillo para darle final al evento mientras "Shinso" era trasladado a una camilla y sus heridas se le eran tratadas. En cuestión de unos días sería capaz de irse según le decían los médicos, pero alegando ser un médico él mismo, solo dejó que le desinfectaran y vendaran los cortes antes de continuar por su camino, por supuesto pidiendo su recompensa en recepción. Esos cortes no eran nada que le impidieran regresar a la base, aunque ciertamente una vez allí debería reposar y evitar que se abran de nuevo. El mayor problema era que su recompensa le hacía reconocido en su propio mar y si bien este no era su mar de nacimiento, cualquiera con dos dedos de frente vigilaría a un chico con 101 millones de berri por recompensa. No podía quedarse allí. Pronto zarpó como polizón dentro de un barco mercantil que se dirigía de vuelta a su querido North Blue, donde reportaría posiblemente un montón de cosas para justificar esas heridas en una misión supuestamente sencilla... Eso sería una verdadera molestia.
Escuchando como aquellos que habían apostado por él murmuraban entre sí e insistían en que se quitara del medio del ataque, Shiro no vaciló y siguió en esa posición, recibiendo un segundo más tarde un corte doloroso pero débil en su pecho. Era como si se hubiese hecho un corte de papel, pero a través de todo el torso desde el pectoral derecho hasta las costillas izquierdas en diagonal. Por suerte, no parecía que los cortes que había recibido le fueran a dejar cicatrices, si bien les habían faltado muy poco para penetrar lo suficiente su piel, y tuvo que agradecer a su fuerte entrenamiento físico para resistir y repartir dolor que le había otorgado algo de dureza extra en la piel. Viendo como su oponente se desmayaba, habiendo dado lo último de sí en ese ataque de desesperación, el rubio se levantó con un poco de cojera y falta de balance por la pérdida de sangre ligera, su vista algo fogosa, mientras lentamente, alzaba los brazos, hasta que ambos estuvieron en el aire, gritando entonces:
"¡¡¡GRAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!"
"El ganador es... ¡El campeón de cabello dorado, Shinso Masamune! Un aplauso para nuestro competidor estrella, damas y caballeros. Con esto, el evento de hoy termina, muchas gracias por asistir y espero que hayan podido ganar sus apuestas."
El hombre continuó su discursillo para darle final al evento mientras "Shinso" era trasladado a una camilla y sus heridas se le eran tratadas. En cuestión de unos días sería capaz de irse según le decían los médicos, pero alegando ser un médico él mismo, solo dejó que le desinfectaran y vendaran los cortes antes de continuar por su camino, por supuesto pidiendo su recompensa en recepción. Esos cortes no eran nada que le impidieran regresar a la base, aunque ciertamente una vez allí debería reposar y evitar que se abran de nuevo. El mayor problema era que su recompensa le hacía reconocido en su propio mar y si bien este no era su mar de nacimiento, cualquiera con dos dedos de frente vigilaría a un chico con 101 millones de berri por recompensa. No podía quedarse allí. Pronto zarpó como polizón dentro de un barco mercantil que se dirigía de vuelta a su querido North Blue, donde reportaría posiblemente un montón de cosas para justificar esas heridas en una misión supuestamente sencilla... Eso sería una verdadera molestia.
- Off:
- Si puedes, mándame por MP las recompensas por el torneo, para saber a la hora de pedir recompensa por rol de isla
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Jacko abrio los ojos lentamente con una sonrisa en la boca. De los últimos momentos de su lucha sólo recordaba confusamente lo que había sucedido. Recordó haber usado una técnica cortante y después de eso nada. Miró al techo del cuarto donde había despertado mientras unas enfermeras le cambiaban los vendajes.
Sonreía porque aún podía progresar, porque había hecho lo mejor de sí desconociendo las habilidades del enemigo. Ahora se volvería más fuerte.
Tras un par de días en una camilla de un sanatorio local, volvió a ponerse de pie con un poco de dificultad. Se llevó varios vendajes en el pecho, un parche en la mejilla y pastillas para el dolor.
Cuando salió del sanatorio quizo volver a ver a su contrincante para confirmar sus sospechas sobre sus habilidades pero éste se había ido.
-Vaya personaje tan peculiar me tope, pero si quiero viajar es obvio que me encontraré a muchos como él y más fuertes- dijo Jacko mientras caminaba de nuevo hacia el muelle.
Al pasar por el dojo, aquel hombre robusto lo miró fijamente pero antes de irse le dijo: Tienes potencial, entrena mucho...
No era necesario que lo dijera, el espadachín sabía que hacer. Zarparía en el siguiente barco hacia otra ciudad ya que no estaba en condiciones de robar otro bote y dejarse llevar.
Sonreía porque aún podía progresar, porque había hecho lo mejor de sí desconociendo las habilidades del enemigo. Ahora se volvería más fuerte.
Tras un par de días en una camilla de un sanatorio local, volvió a ponerse de pie con un poco de dificultad. Se llevó varios vendajes en el pecho, un parche en la mejilla y pastillas para el dolor.
Cuando salió del sanatorio quizo volver a ver a su contrincante para confirmar sus sospechas sobre sus habilidades pero éste se había ido.
-Vaya personaje tan peculiar me tope, pero si quiero viajar es obvio que me encontraré a muchos como él y más fuertes- dijo Jacko mientras caminaba de nuevo hacia el muelle.
Al pasar por el dojo, aquel hombre robusto lo miró fijamente pero antes de irse le dijo: Tienes potencial, entrena mucho...
No era necesario que lo dijera, el espadachín sabía que hacer. Zarparía en el siguiente barco hacia otra ciudad ya que no estaba en condiciones de robar otro bote y dejarse llevar.
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