Necro Mago
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Akuma no mi
Varios
De las veces que había dicho que el destino soplaba la vela de mi barco, podría decir que, hasta ahora, no me había equivocado.
Despues de algunas pericias, donde los dioses me habían hecho malas jugarretas, había venido a parar a una isla más o menos tranquila. Busqué un lugar donde comer y comencé a dar rienda a mi gula.
Un enorme trozo de carne jugosa y una jarra de cerveza negra, cuyo contenido degusté lentamente. No era tanto por no embriagarme, sino que, además, era el hecho de que casi no me gustara la cerveza. No podía pasar por bicho raro.
Entre las cosas que observé, con total calma, fue el semi gigante músico que alegraba la taberna.
-Vaya, donde eh ido todos los humanos repudian a las demás razas, o al menos tienen sus ideas- pensé, sonriendo mientras analizaba a aquel hombre. Quizás por efectos de la cerveza, o por haber dejado a mi amiga sola por un tiempo, el bochornoso pensamiento de saber cómo era una mujer de esas proporciones. Una vez más, el viento puso a mi alcance esa suerte.
Tras estar casi una hora vagando por la isla, después del almuerzo, me dirigí a la costa para ver los boletos en venta, para continuar mi aventura.
-La isla de donde provienen la banda de gigantes ¿eh?- dije mientras analizaba la información- de hecho, de donde son los gigantes.
Normalmente, donde había gigantes había tesoros y, a decir verdad, eran de las pocas razas que me faltaba por conocer. Quizás, podría aprender algo de ellos, así como lo había hecho en una buena parte de las islas que visitaba.
-Deme un boleto- le dije al vendedor, luego subí por la rampa hacia cubierta y abordé. Definitivamente, algo grande estaba por acontecer.
Despues de algunas pericias, donde los dioses me habían hecho malas jugarretas, había venido a parar a una isla más o menos tranquila. Busqué un lugar donde comer y comencé a dar rienda a mi gula.
Un enorme trozo de carne jugosa y una jarra de cerveza negra, cuyo contenido degusté lentamente. No era tanto por no embriagarme, sino que, además, era el hecho de que casi no me gustara la cerveza. No podía pasar por bicho raro.
Entre las cosas que observé, con total calma, fue el semi gigante músico que alegraba la taberna.
-Vaya, donde eh ido todos los humanos repudian a las demás razas, o al menos tienen sus ideas- pensé, sonriendo mientras analizaba a aquel hombre. Quizás por efectos de la cerveza, o por haber dejado a mi amiga sola por un tiempo, el bochornoso pensamiento de saber cómo era una mujer de esas proporciones. Una vez más, el viento puso a mi alcance esa suerte.
Tras estar casi una hora vagando por la isla, después del almuerzo, me dirigí a la costa para ver los boletos en venta, para continuar mi aventura.
-La isla de donde provienen la banda de gigantes ¿eh?- dije mientras analizaba la información- de hecho, de donde son los gigantes.
Normalmente, donde había gigantes había tesoros y, a decir verdad, eran de las pocas razas que me faltaba por conocer. Quizás, podría aprender algo de ellos, así como lo había hecho en una buena parte de las islas que visitaba.
-Deme un boleto- le dije al vendedor, luego subí por la rampa hacia cubierta y abordé. Definitivamente, algo grande estaba por acontecer.
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