-Tú vas a ser mi hijo [Nonillo-Kyogre] [privado-pasado]

Noni se acababa de bajar del barco en la gran isla Skyros, habían varios cultivos alrededor de la ciudad con gente trabajando la tierra, Noni fue a la ciudad que era de la Edad Media mas o menos, había bastantes puestos de compra por hay y Noni andaba buscando a un criminal de unos 20.000.000 de berries, mientras Noni iba caminando por lo que parecía ser la calle principal debido al tránsito de gente por allí él sacó su cartel y lo miró detenidamente era un hombre con el pelo cortado a 1 y de color verde, tenía los ojos marrones y tenía una cicatriz en cruz en la frente, vestía con ropa muy normal pero distinta a la que vestía la gente de por hay así que no sería muy difícil de localizar. Noni se sentó en un puesto de comida en el que tenía un cartel al lado de la puerta en el que ponía bol de ramen a 100.000 berries. A Noni le pareció bien parar un poco a comer así que entró y se sentó en la barra diciéndole al camarero.

-Un bol de ramen por aquí señor.

-Claro ahora mismo sale.

Al cabo de 5 minutos salió su ramen, Noni entregó los berries y empezó a soplar poco a poco al bol para que se fuese enfriando, porque estaba ardiendo. Después Noni cojió sus palillos y empezó a comer Noni lo disfrutó con muchas ganas tenía algunas verduras y algo de carne incluido Noni comía con mucha ansia tenía mucha hambre. Después de comerse el primero Noni se pidió otro y después 3 mas estaban buenísimos.

Una persona caminaba por aquel lugar. Era un tipo de dos metros de altura, un hombre bastante alto a decir verdad. Vestía con un abrigo blanco bastante largo, el cual le llegaba hasta las rodillas. También portaba unos pantalones del mismo color que la prenda superior, unos zapatos negros y en la espalda un jutte. Estaba rapado al dos y el tono de sus cabellos era rojo. Poseía unas gafas de Sol que ocultaban sus ojos y tenía unas extrañas patillas en forma de rayo. La verdad es que parecía un tipo bastante raro. Este caballero no era otro que el agente del Cipher Pol ocho, Kiogre Kergo.

El luchador estaba investigando a unos cuantos liantes que se habían pasado de listos en aquella isla. En especial le interesaba uno de setenta millones. No iba a tolerar que esos capullos hiciesen el mal. No tardó en llegar a un pequeño puesto de ramen y en ese momento su estómago soltó un pequeño rugido. Una sonrisa apareció en su rostro y en ese instante decidió entrar a comer algo rico. En cuanto estuvo dentro pudo darse cuenta de que había un chico allí sentado. Su aspecto era bastante extraño, parecía ser una rata más que una persona. La mirada del pelirrojo se clavó en él y entonces le miró seriamente.

Parecía estar a punto de arrestarle, pero en ese momento mostró la mayor de las sonrisas y dio un leve golpe en la mesa. – ¡Póngame tres tazones de ramen de ternera! Además, yo pagaré la cuenta del chico. – Dijo con una alegre expresión para después mirar a la joven rata. – ¿Qué hace un niño como tú por aquí? ¿Quieres ser mi amigo? – El luchador no estaba muy bien de la cabeza, o al menos parecía aquello. Iba haciendo amigos por todo el mundo y deseaba que uno de ellos fuese aquel pequeño que comía allí sentado.

Mientras Noni se terminó su último ramen, parece que entró una persona diciendo que el pagaba lo suyo y que si quería ser su amigo a lo que Noni contestó con una sonrisa.

-Muchas gracias por pagar mi cuenta, pareces buena persona creo que para ser tu amigo deberíamos conocernos mas si quieres mientras colegas. Soy Nonillo caza recompensas estoy aquí por una misión ¿te apuntas?

Mientras el señor comía Noni preguntó.

-Perdone señor no me ha dicho cómo se llama  ¿le importaría decírmelo?

Después de que el trajeado terminase Noni se dirigió a investigar hiciese lo que hiciese el trajeado. Noni se caminaba por la calle principal a lo lejos visualizó un castillo bastante grande y por allí cerca lo que parecía ser la plaza. Noni se dirigió hacia la plaza en busca de su criminal, si estaba allí debería de ser fácil encontrarlo. Noni vio a una persona apoyada en una fuente y vestía con ropajes distintos a los que vestía la gente de por allí a si que se acercó a hablar con él. El hombre llevaba puesto una gabardina marrón con parches en los codos y una camisa blanca, unos pantalones de pana marrones y su pelo y rostro lo ocultaba por su sombrero marrón desgastado.

-Buenas señor veo por su atuendo que no es de por aquí.

-Buenas niño ¿quieres un caramelo?

-No gracias ya he comido, perdone ¿va ha responder a mi pregunta?

-¿Por qué debo responder la pregunta de una rata cómo tu?

Noni se enfadó mucho e intentó clavarle uno de sus puñales en el estómago, pero él lo esquivó con facilidad. El misterioso al esquivar el ataque se le cayó el sombrero, Noni creyó recordar haber visto un cartel por su cabeza por unos 5.000.000 de berries. Su pelo era verde y lo tenía recojido con un moño.

El hombre escuchó las palabras del niño y entonces le mostró una sonrisa amable para después continuar comiendo. Debía reconocer que aquellos platos estaban deliciosos y no se arrepentía de haber viajado hasta allí. El crío sin duda había demostrado ser atento y listo, no había que fiarse de los desconocidos de ninguna forma. Le había agradado mucho la respuesta y entonces el pelirrojo no tardó en responderle de forma amable. – Puedes llamarme Kiogre. – Mostró una sonrisa llena de confianza y después continuó comiendo de forma rápida. Era justo que antes de ser amigos se conocieran un poco más, pero para el pelirrojo, aquel pequeño ya era de su familia. Tenía la manía de tratar a todo el mundo bien salvo a los criminales. Cumplía su deber a la perfección.

El pequeño le había invitado a una misión y aseguró ser un cazador. Al luchador le impresionó que lo fuera debido a la edad que tenía o al menos la que aparentaba. Tras pagar las cosas, salió junto a él y le siguió de forma amable. En ese momento llegaron a una fuente y el pequeño trató de interrogar a un tipo que le contestó mal. Entonces el crío sacó unas armas y el pelirrojo alzó una ceja. No era para tanto y se las hubiese confiscado de no ser por lo que pasó a continuación. Aquel tipo le esquivó y además resultó ser un buscado criminal de cinco millones. En ese momento el luchador apretó los puños pues el chico podía resultar dañado. Los asesinos eran peligrosos. – ¡Cuidado! – Gritó el pelirrojo para después tragar un poco de saliva.

El delincuente no tardó en mostrar una pistola bastante grande. Con ella apuntó hacia el niño, el agente no conocía las habilidades de su pequeño colega, pero no iba a dejar a aquel capullo apretar el gatillo. – Soru… – Susurró para después desplazarse a una velocidad impresionante hacia aquel tipo. No tardó mucho en ponerse a su espalda. De repente impactó su puño en la espalda de aquel capullo, haciéndole soltar un enorme quejido. Acto seguido saltó y en pleno aire le metió una patada descendente en la cabeza. El peliverde acabó tirado en el suelo con los ojos en blanco y la baba cayéndole de la boca al suelo. – Ten más cuidado, pequeño. No ataques sin estar seguro, pudo ser un civil. – Dijo entonces el luchador para después acercarse al cazador para ver si estaba bien.

Noni pudo observar como el CP machacó con facilidad al criminal, parecía ser bastante fuerte Noni respondió con seriedad.

-Si hubiese sido un civil no iría con esas pintas y hablando así por la calle.

Noni cojió su Den Den Mushi y llamó a la estación marine más cercana para que viniese cuanto antes, mientras esperaba Noni se sentó en la fuente mientras esperaba. Al cabo de varios minutos llegó una patrulla y se lo llevó.

-Bueno señor Kiogre aún no le he preguntado que esta haciendo usted aquí ¿Le importaría decírmelo? Yo estoy aquí en busca de este criminal.

Noni le enseñó el cartel de se busca, tras ello se lo volvió a guardar. Si Kiogre lo siguiese o no Noni iría hacia las afueras no creería que se escondiese allí un criminal algo buscado, alrededor de la ciudad había bastantes cultivos de trigo y algún que otro barbecho. Noni escuchó:

-¡Al ladrón!

Noni se giró y pudo ver a un hombre bastante delgado y unas ropas desgastadas, como de vagabundo con el pelo castaño corriendo con un saco de manzanas rojas. Noni se lanzó corriendo hacia el e intentó placarlo.

Se notaba que el chico era un novato. Había muchísimas personas inocentes que iban con ropajes extraños. De todas formas había tenido suerte de que se tratase de un criminal de verdad y no de una persona normal. Encima el muy idiota llevaba una pistola, menos mal que el luchador tenía una velocidad fuera del común. De lo contrario podía haber pasado algo bastante malo. Eran muchas las muertes que se causaban por armas de fuego.

Ambos comenzaron a caminar con calma. Entonces el chico le preguntó por el motivo por el que estaba allí. Él al parecer trataba de buscar a un criminal por un precio interesante por su cabeza. – Estoy patrullando la zona. Pero por suerte no me aburro, tú me caes muy bien, chico. – Dijo entonces el pelirrojo mientras le mostraba una sonrisa amable al chico. Era un tipo demasiado bueno y no solía desearle el mal a nadie, más bien buscaba amigos con los que divertirse. Por el momento tenía dos, su compañero Castor Troy y el cazador conocido como Murphy. Debía volver a reunirse con aquel tipo algún día de aquellos, le empezaba a echar de menos.

Se dio cuenta de que el chico empujó de repente a un tipo, tirándolo al suelo. Se acercó y pudo ver a un tipo delgado, de ropas pobres y con manzanas. El pelirrojo mostró una sonrisa y le ayudó a levantar. – Huye lo más rápido que puedas, yo me ocupo. – El castaño le dio las gracias a Kiogre y continuó corriendo a toda prisa. El luchador entonces miró al tendero y le dio el doble del precio de las manzanas. – Tome esto, deje a ese pobre hombre… – Aquel hombre tomó el dinero y se dio la vuelta conforme. El pelirrojo no iba a arrestar a nadie por robar para comer, además él sabía bien lo que era vivir en las calles.

Noni se sorprendió al ver la amabilidad del señor Kiogre, dejó a un ladrón escapar y pagó el doble por las manzanas robadas. Ahora Noni debería encontrar a su criminal y matarlo, ya se aburría un poco de buscar, así que si lo querría encontrar debería preguntar a la gente de por allí. Noni se dirigió hacia lo que parecía ser la zona de comercio lo siguiese o no Kiogre, parecía ver mucha gente rara por allí a si que Noni se puso a ver si alguno concordaba con la apariencia de su criminal llamado Sven, al parecer no había nadie y a Noni le entró algo de vageza seguir buscando, pero él seguía buscando en cuanto lo encontrase ese tal Sven se iba a enterar. A Noni le pareció escuchar algo de una conversación de su derecha, un Sven estaba armando un alboroto en el centro de la ciudad y unos marines intentaban pararlo.

-Kiogre, he logrado escuchar algo sobre mi criminal parece que está luchando contra marines en el centro de la ciudad, yo no sé qué vas a hacer tú pero yo voy.

Noni se dirigió hacia la ciudad había bastante alboroto, mujeres chillando, niños llorando por el ruido. Noni pudo divisar a un niño de unos 6 años llorando, pero no estaba acompañado se dirigió hacia él y le preguntó.

-¿Qué haces aquí pequeño?

-Mi madre a muerto ¡Buaaaaaa!

-Chico ¿Dónde está tu padre?

-En el trabajo, trabaja en el único puesto de ramen de la ciudad.

-Sé dónde es, te llevaré.

Después de unos minutos llegaron hasta el puesto de ramen entraron y Noni comunicó al padre lo sucedido el padre les ofreció varios cuencos de su mejor ramen pero Noni los rechazó tenía trabajo por delante, Noni salió del puesto de ramen y se dirigió hasta el centro donde unos marines les impidieron el paso.

Kiogre no había ni siquiera pensado en qué hacer, de hecho el chico estaba corriendo de nuevo hacia otro lado. Una gota de sudor le cayó al pelirrojo por la cabeza, no iba a continuar detrás de nuevo a pesar de que podía adelantarlo con facilidad. La velocidad del agente del gobierno era impresionante, todo había que decirlo. En ese momento su comunicador comenzó a sonar, lo tomó y lo descolgó, esperando una posible respuesta. – Kergo, tenemos un problema. Cerca de tu zona, ha aparecido Ferreck, el gyojin de setenta millones. No podemos dejar que ese cabrón escape. – El luchador al escuchar aquello, mostró una sonrisa calmada y asintió. Luego se dio cuenta de que el tipo al otro lado de la línea no podía verle. – De esto me ocupo yo. – Nada más decir aquello entrecerró los ojos y guardó su comunicador.

Tras activar el soru, comenzó a moverse a una velocidad endemoniada. No tardó nada en llegar al centro del pueblo, dónde unos marines no dejaban pasar a nadie. El luchador caminó hasta ellos y mostró una sonrisa ladeada. – Agente cincuentaiuno, Kergo, Cipher Pol ocho. – Los tipos asintieron y enseguida le dejaron pasar. Al hombre le pareció ver visto a Nonillo entre la multitud. La plaza en ese momento comenzó a inundarse despacio, cosa que hizo al pelirrojo sonreír de lado. De uno de los tejados surgió una figura que Kiogre conocía. Era el objetivo que le habían mandado atrapar, el gyojin tiburón toro. Era un ser de dos metros, cabellos castaños y ojos verdosos. En su mano derecha poseía una especie de espada de doble hoja.

Los marines le apuntaron al momento, pero una técnica de gotas de agua por parte de aquel ser, los derrotó. Aquello hizo que el enorme agente se quitase el abrigo, quedando con una camisa azulada. – Que nadie se acerque, este tipo es demasiado peligroso. – Nada más decir aquello, imbuyó sus brazos en haki armadura, tomando estos un tono negro metálico. El combate estaba a punto de comenzar e iba a ser una verdadera locura, dos portentos físicos iban a chocar.