Una isla llena de agua y riquezas[Ron/Nemesis]

El comisario se hallaba sentado en una de aquellas sillas del local de comida. Sus ojos estaban totalmente cerrados y roncaba como un jodido oso. Este hombre se llamaba Némesis, un tipo rubio y de ojos verdes. Medía tres metros al ser un semigigante y además parecía estar totalmente dormido. Vestía con una camisa negra de manga corta y con un pantalón blanco. Unos zapatos en los pies y una guadaña verde de dos metros en su espalda. Dicho objeto tenía la calidad de una O Wazamono, amaba aquella arma. A su espalda portaba una mochila grisácea, dónde llevaba informes y otra arma. Tenía la cabeza agachada y además en la mesa tenía un refresco de limón con gas. También había una tapa de anchoas con trozos de pan duro, algo que le gustaba mucho. Sin embargo no podía disfrutar aquella comida al estar completamente dormido.

Se había desplazado hacia aquel sitio para investigar un caso de corrupción. Además era su isla natal y por ello podía darse el lujo de ir a algunos sitios. Pensaba ir a visitar a sus tíos después de acabar con su trabajo. La vida que llevaba aquel hombre era bastante dura y él tenía el don de la pereza. Hacía poco había empezado a realizar misiones mucho más difíciles, pero ninguna como la que tuvo que soportar en la isla del Norte, dónde se enfrentó a los revolucionarios. No tardó mucho en abrir los ojos debido al ruido que se estaba liando. Allí entonces pudo ver como unos tipos se metían con la camarera. Después de unos momentos uno de los hombres hizo justicia y encima le robó, aquello ya no era necesario. El enorme semigigante se puso en pie y tomó la guadaña con tranquilidad. De un leve golpe con la zona ancha, le dio al tipo de rodillas un calambrazo y lo dejó tirado.

A continuación el asesino se quedó mirando al hombre que había cogido la cartera. Parecía ser un hombre fuerte pero había que reconocer que robar no era lo correcto. – Soy el comisario Sousuke D. Némesis. Deja el dinero de ese capullo, ya ha recibido su merecido, hombre. – Su tono era calmado y además mostraba una sonrisa amable en todo momento. – ¡Te invitaré yo a una buena ronda de pollo! – Dicho mientras sacaba de su mochila una pequeña radio y tras darle a un botón empezaba a sonar una canción de rock and roll puro. Después se sentó en la barra tranquilamente y le miró de forma tranquila. – Venga, amigo. Podrían ponerte un precio bonito y no creo que te merezcas eso. – Némesis no solía desearle el mal a nadie, solo era un poco ruidoso allá por dónde iba.