Hueles a pollo... (Oxama y Gamzee)

La pareja de extraños seres cornudos corría por la playa de forma caótica y extraña, llevando algo en las manos. La camiseta del menor de ellos estaba llena de arañazos y agujeros, mientras que la del mayor tenía una enorme mancha violeta. Ambos se escondieron tras una roca de los acantilados, mientras abrían los envoltorios que llevaban: estaban llenos de unas pequeñas esferas anaranjadas brillantes y húmedas.

- Mmmmm... bro, ¿tú crees que podremos hacer baba verde con esto? -preguntó Gamzee. Su hermano asintió en silencio.
- Debería. -dijo, únicamente, mientras se quitaba su camiseta con motivos de esqueleto, dejando al descubierto un cuerpo pálido y delgado, desgarbado y con una fea herida a la altura del pecho. Por suerte ya se había cerrado con la extraña sangre morada del chico. Eezmag agarró una de sus agujas, un carrete de hilo y se puso a coserse el lugar, para evitar perder más sangre si la herida se abría.
- ¡Ha sido un milagro! ¡Aquel cangrejo era enorme! -exclamó Gamzee alzando las manos sobre su cabeza, emocionado. Eezmag volvió a asentir en silencio, mientras la aguja perforaba su carne y el hilo unía la herida. Su rostro permaneció inmutable durante todo el proceso.

El menor de los hermanos observó los huevos de cangrejo gigante y los olisqueó con fuerza, aspirando su aroma. Sus ojos brillaron de emoción y el pequeño chico se relamió de gusto. Aquello olía deliciosamente bien. Con la punta de los dedos agarró uno de los huevos con cuidado y se lo llevó a la boca, saboreándolo. Se pasó la lengua un par de veces por los labios, relamiéndose, y tragó con un ruido húmedo y fuerte. Eezmag le observó en silencio. Su herida estaba mejor ahora, pero la verdadera pregunta era qué hacer a continuación. Saltó sobre una roca, haciéndole un gesto a su hermano, que saltó sobre él, montando en sus hombros. Como un centinela en una torre humana, Gamzee oteó la playa en busca de peligros o posibles aliados. A lo lejos estaba aquel cangrejo gigante, correteando en busca de los ladrones de huevos. Gamzee miró en otra dirección, con suerte encontraría a alguien por allí cerca.

Un pequeño bote a la orilla llegaba, con un único pasajero a bordo, un joven de cabello negro de lo más corriente. Tan normal que desentonaba con el paisaje.

El muchacho bajo del bote, con sumo cuidado, como si quisiese evitar mojarse, a pesar de que su aspecto desaliñado no empeoraría si lo hiciese.
Llevaba una chaqueta verde muy grande, tanto que apenas se le veían las manos.

Tras saltar con ímpetu del bote se descolgó de la espalda una mochila que portaba, y empezó a observar su interior, probablemente comprobando que el contenido de esta fuese el adecuado

-Vale, está todo. -Afirmó Oxama tras una breve pausa.

Se colgó su mochila a la espalda y se dispuso a avanzar. Pero nada más hundir el pie en la arena al primer paso se detuvo, notaba algo observándole.

-¡Oh, mierda!. Exclamó Oxama, con una perplejidad que deformó su cara hasta un aspecto cómico.

Cerca de donde se encontraba, encima de unas rocas, había una pareja extraña, uno encima de otro. Pero no sabría decir si eran más extraños que el cangrejo que lo observaba desde la orilla, al lado de ellos, con una actitud amenazadora.

El mayor de los dos hermanos agarró una estaca de madera, posiblemente arrastrada hasta allí por la marea, y se la dio a su hermano sobre sus hombros. Gamzee la agarró y se puso a agitarla sobre su cabeza. Tras unos cuantos giros, la lanzó con fuerza hacia el cangrejo, golpeándole en el grueso caparazón. Eezmag suspiró, y Gamzee estalló en vítores.

- ¡Le he dado! ¡Le he dado, bro! -gritó.
- Creo que lo has enfadado... -murmuró su gemelo, mientras empezaba a correr, haciendo que Gamzee se tambalease ligeramente sobre él-. Vámonos. -el hermano esquelético saltó hacia donde habían dejado los huevos y los agarró con ambos brazos.

El cangrejo subió por la zona de rocas unos segundos después. En ese momento Gamzee vio un barco llegar a la playa. Había una persona cerca, con una enorme mochila en la espalda. Con un gesto algo brusco, agarró los cuernos de su hermano y tiró de ellos de lado, obligándole a girar la cabeza hacia la derecha, Eezmag empezó a virar hasta encararse con el recién llegado, sin parar de correr. Gamzee entonces se sentó sobre los hombros de su hermano con gran agilidad, haciéndole una pedorreta al cangrejo, que seguía tras ellos.

Eezmag saltó hacia delante, y en ese momento Gamzee abrió mucho los ojos, estirando los brazos frente a él y amortiguando el impacto con ellos. Con una vistosa voltereta, ambos se separaron, rodeando al hombre que estaba allí, yendo uno por cada lado para volver a juntarse a su espalda, sin parar de correr. El cangrejo ahora cargaba contra el pobre hombre, mientras los hermanos corrían de nuevo, con Gamzee haciendo el pino sobre los hombros de Eezmag.

Como si de un espectáculo callejero se tratase, los dos endiablados seres con cuernos empezaron a provocar al cangrejo, y a correr en una sincronizada coreografía hacia el joven, haciendo piruetas, para luego rodearlo y continuar corriendo.
Cuál mero espectador, Oxama se limitó a mirar, con los ojos abiertos como platos, como todo esto sucedía. Con la mente en blanco, sin poder articular palabra o pensar en algo.

-¡PUM!. -Oxama salió despedido hacia atrás, su falta de concentración le había impedido ver como el cangrejo, mucho mas grande de lo que parecía desde la distancia, había alcanzado rápidamente su posición y le embestía de frente.

El golpe lo despertó de su enajenación y, a malas maneras, consiguió no caer sobre la mochila, raspándose el brazo izquierdo en el proceso. Acto seguido empezó a correr detrás de los personajes que habían salido de no se sabe donde.

-¡No era esto a lo que me refería cuando quería ir de aventuras! - Pensó angustiadamente mientras intentaba alcanzar a los muchachos y escapar del cangrejo con toda su alma.

Eezmag corría lo más rápido que podía. Gamzee se giró sobre él, quedando mirando hacia atrás. El cangrejo corría tras ellos, y el hombre que se había comido el golpe también estaba allí, con cara de pánico. Gamzee abrió mucho los ojos, desencajando la mandíbula y gritando como un poseso. De no ser por la situación, aquello habría resultado hilarantemente cómico. El cangrejo de pronto se detuvo, al tiempo que los hermanos entraban en un denso bosque al lado de la playa.

- Buffff... -suspiró el mayor de los dos, mientras se sentaba en el suelo. Abrió los paquetes y agarró uno de los huevos de cangrejo. Lo observó, callado. Esperaba que al menos aquello estuviera bueno. Pasó la lengua por la húmeda y viscosa superficie del huevo. Tenía un gusto salado. Con un leve encogimiento de hombros, se lo metió en la boca y lo masticó.
- ¡Brooooo! ¡Nos hemos salvado de milagro! -dijo Gamzee, mientras abría la boca y se metía uno de aquellos huevos, del tamaño de una pelota de tenis, en la boca. Sonrió al saborearlo-. Con esto podremos hacer mucha baba verde. -dijo a continuación.

Tras eso, los chicos dirigieron la mirada hacia el hombre que les había seguido. El mayor de los dos le dio la espalda un par de segundos después, mientras el pequeño agarraba uno de los huevos y se acercaba a él, con una sonrisa de todo menos inocente. Con un rápido movimiento, saltó hacia él, intentando colgarse de su cuello para abrirle la boca con una mano mientras le metía el huevo en ella a la fuerza.

- ¡Come! ¡Está rico! -dijo con una sonrisa bobalicona.
- Gamzee... deja tranquilo a ese hombre... -dijo, lacónico, Eezmag.

El trío cómico había conseguido escapar milagrosamente de su enorme perseguidor.
Si bien la pareja malabarista parecía estar inalterada, como si simplemente estuviesen acostumbrados a situaciones similares, el pobre hombre apenas podía estar erguido. Apoyando sus manos sobre las rodillas intentaba recobrar el aliento, el viaje por mar había hecho que se le durmiesen los músculos, y la carrera no había sido un paseo.

Sin siquiera dejarle tiempo a recomponerse, uno de los diablillos, el más jovial se le acercó y abriéndole la boca le introdujo lo que a todas luces parecía ser una pelota naranja.

Oxama estuvo a punto de vomitar, su mandíbula era un poco más grande que la media, pero aun así la violencia con la que el huevo se le introducía le revolvió las tripas. Consiguió sacarlo a duras penas de su boca, tosiendo sin parar, y tirándose al suelo para recuperar el aliento.

-¡Parad! ¿Acaso queréis matarme? - Dijo Oxama entre toses. No estaba seguro, pero le pareció escuchar una risa.

Sin esperar respuesta Oxama sacó una botella de Ron de su mochila, completamente nueva, sin abrir, y usó un poco para limpiarse la herida producida al caer al suelo por el golpe anterior. Posteriormente, al contrario de lo que habría cabido de esperar al tener alcohol en mano, saco una cantimplora con agua y bebió de ella.

Gamzee sonrió cuando el hombre tuvo el huevo dentro de la boca, y correteó de nuevo hacia el montón de estos. Estaba seguro de que aquel hombre querría comer más. Fue entonces cuando escuchó al tipo toser como un descosido, diciendo que ellos estaban intentando matarlo.

- ¡Nooooo! -dijo Gamzee, agarrando otro de los huevos y metiéndolo en la boca, masticándolo y tragándolo en apenas tres segundos. Tras eso, soltó un sonoro eructo. Eezmag se levantó, mostrándole su herida recién cosida al hombre, dado que aún no se había puesto su traje de esqueleto.
- Perdona a mi hermano. -dijo, con tono suave, susurrante-. A veces se emociona demasiado. -tras eso, se giró hacia Gamzee y le agarró por la mano-. Creo que tenemos que irnos ya de esta isla, bro...
- ¡Pero si acabamos de llegar! -se quejó el menor de los dos.
- No sabemos cuando pueden aparecer los hombres de blanco. -le respondió el mayor de los dos, tras echar una mirada analítica al hombre. Por lo que sabían de él, bien podría ser un aliado de sus perseguidores.

- ¿Hombres de blanco? ¿Doctores? - Se le escapó a Oxama en voz alta. No pudo evitar pensar que se habían escapado de un psiquiátrico.
- En cualquier caso, veo que estáis heridos, podéis tomar vendajes si lo necesitáis. - Les dijo mientras sacaba un rollo de venda y se lo lanzaba al más cercano.

- Deduzco por lo que acaba de pasar que Míster Cangrejo andaba persiguiendo las esferas como la que casi usáis para poner fin a mi existencia. Presumiblemente huevos de su especie. - Dijo más calmado.

Volvió a colocarse su mochila en la espalda, sintiendo como le crujían sus huesos después del esfuerzo realizado. Acto seguido se quedó unos segundos observando a la pareja, que parecían sin duda ser hermanos, no solo por la apariencia, si no por sus comentarios.
El aspecto díscolo de ambos no hacia presagiar nada bueno, pero Oxama se sentía atraído por su singularidad.

- Bueno, creo que es hora de continuar. -Dijo poniéndose firme.
- ¿Habéis dicho de marcharos de la isla? Entonces supongo que nos dirigimos los tres a la ciudad. - Concluyó Oxama.

Gamzee observó con una sonrisa bobalicona al hombre, que acababa de llamar a la enorme monstruosidad crustácea que los había perseguido. El chico se empezó a reír ante la ocurrencia. Tras eso, agarró otro de los huevos y se lo comió de golpe. Su tripa dejó de quejarse debido al hambre y el chico suspiró, relajado.

- Bueno, creo que es hora de continuar. ¿Habéis dicho de marcharos de la isla? Entonces supongo que nos dirigimos los tres a la ciudad. -dijo el hombre. Eezmag le observó en silencio, para después levantarse con lentitud y agarrar de la mano a Gamzee, mientras en la otra cargaba con el paquete de huevos.
- ¡Wiiiii! -exclamó el menor de los hermanos, mientras correteaba alrededor de Oxama. Tras unos segundos, empezó a correr hacia el bosque, en busca de la ciudad que había dicho aquel hombre. Eezmag iba tras él, todo lo rápido que podía, tratando de no chocarse con los árboles y piedras de alrededor.
- ¡Gam! -gritó, estirando los hilos de su boca al máximo. El menor de los hermanos estaba frente a él, quieto. Parecía ver algo que los dañados ojos del gemelo mayor no podían detectar. Gamzee señaló hacia delante.
- ¡Mira, bro! ¡Una ciudad! -tras eso, empezó a botar en el sitio, alegre. Frente a ellos, a un par de kilómetros se veían varios edificios. Tal vez allí encontrasen una forma de dejar atrás la isla. Eezmag observó a la persona que los seguía.
- ¿Quién eres? -preguntó, frío. No le gustaban los desconocidos, y aquel empezaba a darle mala espina, siguiéndolos a todas partes.

Los tres sujetos pusieron marcha hacia donde debía estar la ciudad, Oxama parecía saber la dirección correcta, Ezmagg pareció ver la ciudad a una distancia imposible, y Gamzee solamente estaba dando vueltas alrededor, haciendo dudar a Oxama si lo más agitado eran sus nervios o el diablillo.

Nada más anunciar Ezmagg que la ciudad estaba a la vista y recibir los vítores de Gamzee, miró con recelo a Oxama y preguntó sin tapujos que quién era.

- ¿Huh? - A Oxama casi se le vuelve a desencajar la mandíbula. Le extrañaba la falta de modales y el tono en el que le había preguntado.
- ¡Eso debería preguntarlo yo! Acabo de llegar a una isla supuestamente habitada por seres alados, y de momento solo he visto cuernos y pinzas. - El joven tomó aire, para relajarse, y continuó hablando.

- Lo siento, estoy alterado. - Se disculpó. - Mi nombre es Oxama, y he venido en un barco, pero éste no atracaba en el puerto de Gracia, por eso he tenido que bajarme en bote en la orilla.

Gamzee arqueó una ceja, confundido ante el repentino enfado de aquel hombre. ¿Qué demonios le pasaba? Debería probar a relajarse y a disfrutar más de la vida. Tal y como él hacía. El chico agarró un palo bastante del suelo y empezó a caminar, apoyándolo en el suelo como si de un cayado improvisado se tratase.

- ¡Vamos, hermano! -dijo mientras empezaba a caminar. Eezmag echó una última mirada inexpresiva a Oxama y siguió caminando tras su gemelo, pensativo.

En ese momento, una flecha se clavó frente a los pies de Gamzee. Una voz resonó entre la espesura. Una voz de hombre joven, grave y firme.

- ¡Alto! ¿Quién va? -Gamzee agudizó sus ojos, buscando alguna silueta que delatase a aquel arquero invisible, pero la vegetación era muy densa. Tras unos segundos de silencio tenso, el mayor de los hermanos dijo:
- Venimos buscando un barco. Queremos salir de la isla y el barco en que íbamos se ha hundido en la zona de los acantilados. -Eezmag dio un par de pasos hacia delante al tiempo que hablaba. Un hombre apareció entre la maleza: una especie de ángel con una única ala en la espalda.
- ¡Woaaaah! -exclamó Gamzee, con los ojos muy abiertos de sorpresa-. ¡Es un pollo! ¿Olerá a pollo? -el gesto del misterioso hombre indicó que no parecía muy alegre por el comentario, tensó el arco que llevaba en la mano con gesto serio.

Sin dignarse a responder al enfadado muchacho, los hermanos continuaron la marcha seguidos por este, para ser detenidos al poco por una persona con un ala en la espalda, que apuntaba al grupo con un arco. Oxama lo reconoció como un Kamael, un habitante de la isla, probablemente un guardia.

-¡Es un pollo! - Gritó entusiasmado Gamzee.

Si bien la situación era seria y delicada, ya sea por la serie de acontecimientos ocurridos, por el comentario inesperado, o simplemente por locura, Oxama no pudo evitar reirse. -¡Gphffffhuhuhu! - Oxama intentó tapar su boca con las manos, a la vez que intentaba contener las lágrimas.

El arquero no parecía estar para bromas, pues había tensado el arco y todo hacía aparentar que no le importaría dispararlo.

¡Lo siento, lo siento! - Dijo Oxama como pudo, le faltaba el aire de reirse. - Es como ellos han dicho, hemos tenido problemas cada uno con nuestro barco y hemos acabado en la orilla, no pretendemos causar problemas.

El ángel parecía no querer disparar sin motivo, pero los tres individuos que acababa de encontrar eran demasiado sospechosos. De pronto sacó un den den mushi, descolgó y dijo: - He encontrado intrusos cerca de la ciudad, son tres, afirman que han varado en nuestra isla. - El silencio se hizo mientras esperaba la respuesta.

- Ya sabes que hacer. -sonó al otro lado de la linea. El hombre alado asintió y el aparato se apagó. Tras eso, observó a los tres "intrusos" y dijo, con un tono que no daba lugar a réplica.
- Venido conmigo. -tras eso, bajó el arco, aunque su postura tensa indicaba que probablemente no estaba del todo cómodo con aquello.

Gamzee sonrió como un idiota y asintió enérgicamente, mientras su hermano empezaba a caminar arrastrando los pies. El mayor observó de reojo el bosque, que en un primer momento había parecido salvaje, pero que parecía tener una pequeña senda marcada levemente. Posiblemente habían entrado en el camino y por eso los habían descubierto, quienquiera que fueran aquellos extraños hombres. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por un brusco peso sobre sus hombros. Gamzee acababa de subirse a ellos, colocándose a caballito, observando los árboles y extendiendo los brazos para tocar las ramas bajas mientras murmuraba algo acerca de los milagros.

- Vamos, no os quedéis atrás. -dijo el guardia. Pronto llegaron a un camino más amplio, y bastante más cuidado que la estrecha senda de la que venían. A lo lejos se podían contemplar las torres de la ciudad, visibles para todos salvo para Eezmag y su vista nublada.
- ¡Wooooooah! ¡Hermano, vamos allí! ¡Parece un lugar divertido! -dijo el menor.

El frustrado vigilante guió rápido y de malas maneras al grupo a la ciudad.

Las vistas soprendieron al grupo, cada edificio de la ciudad tenían forma de iglesia, siendo los que parecían más importantes de mayor tamaño. En el centro se vislumbraba una enorme catedral que unía por el cielo los torreones de otros edificios. El estilo era muy caótico, con marmol duro y reflejos escarlata, rompiendo la armonía con la vegetación alrededor. El cielo daba un color anaranjado a la ciudad, como si estuviese atardeciendo, a pesar de que todavía era temprano.

Para entrar a la ciudad tuvieron que atravesar dos puertas amuralladas, la primera de estas doble. Nada más atravesar la segunda, pudieron ver la catedral delante suya. La ciudad era bastante amplia, por lo que incluso con la cantidad de seres alados que paseaban por la calle parecía casi desierta.

El guía señaló a la derecha, hacia un inmenso edificio justo al lado. - Esta es la zona reservada a tratar con humanos extranjeros en Gracia, en cuanto a vosotros dos. - Señaló a los hermanos. - No tengo claro lo que sois, pero iréis los tres juntos. - Tras decir esto se quedó esperando a que el grupo entrase, impaciente por volver a su puesto.

Dentro del edificio se encontraban muchos seres alados, tratando con varios grupos de humanos. Lejos se encontraba un Kamael(el nombre por el que estos ángeles se autodenominaban) de gran tamaño con un traje blanco. Tenía el pelo oscuro y la piel de su cara tersa, sin ninguna imperfección. Este se acercó al grupo con una sonrisa bastante agradable, aunque Oxama retrocedió un paso intimidado por el porte del kamael y la inquietud que le surgió.

-¿Hombres de blanco? ¿Se referirían a alguién como él? - Penso Oxama. - No tiene sentido, antes dijeron que habían encallado, es imposible que esten huyendo de gente de la propia ciudad. -Miró a los hermanos para ver su reacción.

Gamzee y Eezmag fueron guiados, junto con el hombre que se hacía llamar Oxama hacia el interior de la ciudad, amurallada en un doble anillo concéntrico. Los llevaron a un edificio donde un montón de aquellos hombres alados parecían estar reunidos. El menor de los dos empezó a observar todo con interés a su alrededor, mientras el mayor simplemente se cruzó de brazos, con un semblante impasible.

Un hombre de los allí reunidos, más grande que los demás y vestido con una túnica blanca y brillante se acercó hasta ellos. Oxama retrocedió un paso, mientras que Gamzee extendió las manos hacia él, con una sonrisa amplia y que, debido a sus afilados dientes, parecía bastante macabra. Tras eso, aspiró sonoramente por la nariz, diciendo:

- Huele a pollo... -tras eso, Eezmag se acercó al hombre, que pese a no tener arrugas parecía haber vivido mucho, probablemente más que la suma de edades de los tres juntos.
- Perdone a mi hermano -dijo, con un tono solemne-. Nos gustaría obtener un permiso para salir de la isla y un vehículo hasta la siguiente isla. No podemos pagar, pero no queremos causar problemas. -el hombre se frotó la barbilla, pensativo.

Gamzee observó al Kamael, mientras con la mano derecha se hurgaba profusamente en el agujero de la nariz, posiblemente buscando petróleo o mocos.

Oxama parecía haber errado en su suposición, al ver que los hermanos no mostraban recelo por el hombre de blanco, lo cual lo aliviaba. Sin embargo estaba dubitativo, no había pensado en qué iba a hacer al llegar a la ciudad, pretendía pasar lo más desapercibido posible, pero la llegada con un grupo tan llamativo como ellos, y el reciente encuentro con los kamael hacían esto imposible. Incluso estaba convencido de haber podido crear algún tipo de barca para salir de la isla sin necesidad de permisos.

Ahora estaba a la espera de entablar conversación con el gran hombre alado.

- Disculpe joven. - Al fin le dirigió la palabra el kamael. - Creo que no nos hemos presentado, me llamo Enzalón, y soy el "Cónsul" de Gracia encargado de recibir a humanos, creo que usted y sus acompañantes han tenido dificultades, me gustaría facilitarles en la medida de lo posible retomar su viaje. -Dijo el hombre con una claridad y potencia sonora solo equiparable a la lentitud con la que pronunciaba. - ¿Hacia dónde se dirigían? - Preguntó.

- Uhhh... ehhh... yo.... -Oxama no tenía muy claro que responder, se decidió por la verdad. - Lo cierto es que no venía en el mismo barco que ellos, nos hemos encontrado en la orilla. Me dirijo aaa... Loguetown. - Improvisó Oxama. - Estoy en busca de aventuras.

- Bien, bien... es interesante, aventuras. Si señor. - Enzalón no mostraba ningún tipo de emoción en su voz, o al menos la camuflaba con su lentitud. - Ya he entendido tu situación. Y ahora.... - Mientras hablaba Enzalón, Oxama miraba de reojo a Gamzee, ya había visto por donde podían ir los tiros, no quería acabar con un moco suyo en el pelo.

-... dime, pequeño, ¿a dónde os dirigís vosotros? -preguntó el hombre, dirigiéndose a Gamzee, que seguía con su particular cruzada en los campos de batalla que son las fosas nasales.
- Yooooo... -dijo él, pensativo, hurgándose aún más-. No lo sé. Bro, ¿a dónde vamos? -preguntó, girándose hacia Eezmag. El mayor de los gemelos miró a los ojos al Kamael.
- Creo que con salir de la isla será suficiente. -dijo, con tono neutro. No era que no se fiase de los Kamael, sino que no se fiaba de nadie en general, al menos de buenas a primeras.

El chico observó firmemente al hombre alado. El Kamael le aguantó la mirada, pese a lo siniestra de esta, y tras unos segundos, asintió, con una sonrisa amable, como la de un hombre mayor.

- Está bien, podéis dirigiros al puerto y partir. Un par de guardias os acompañarán como escolta y harán de guías. -el hombre dio una palmada y, con el problema resuelto, se giró, dispuesto a regresar a sus asuntos.

Una pareja de hombres del mismo aspecto que el tipo que los había escoltado se acercaron a ellos, indicándoles con un gesto que le siguieran. Eezmag agarró a Gamzee de la muñeca y empezó a tirar de él. El hermano menor sonreía de forma divertida, parecía a punto de romper a reír. El niño esqueleto acabó diciendo:

- ¿Qué ha pasado, Gamzee? ¿Qué es tan gracioso?
- ¡La ropa del pollo gigante es un pañuelo genial! -el chico soltó una risotada-. Los mocos se le pegan muy bien, era como un milagro. -Eezmag observó a los guardias, pero éstos parecían haber ignorado el comentario. El hermano mayor se permitió el lujo de soltar un suspiro de alivio.

Oxama contempló como discutían endiabladamente el hermano más tenebroso con el kamael más iluminado. El ambiente se hacía claramente más pesado alrededor de estos dos hombres, tanto que llamaban la atención de todos los que se encontraban en la sala. No obstante ellos estaban calmados con la vista clavada en el otro.

Por otra parte el hermano jovial no parecía siquiera notar esto, simplemente estaba en sus cosas.

Al final ambos hermanos fueron escoltados por dos guardias, y Oxama por otros dos, que siguieron a los primeros.
La seriedad del momento se cortó cuando Gamzee comentó inocentemente que había empapado de mocos al kamael, a Oxama se le revolvieron las tripas y recordó que no había comido todavía. Mientras eran guiados sacó un poco de fruta de su mochila y empezó a mordisquearla.

Al fin, la pintoresca pandilla llegó al puerto, un barco estaba a punto de zarpar rumbo a Loguetown, y los guardias consiguieron rellenar el papeleo para que Oxama marchase. Ya estaba a punto de subir, cuando vio a los hermanos esperando en el muelle.

Se acercó a ellos, y sin esperar a que los mirase empezó a hablar. - Bueno, no he llegado a conocer siquiera un cuarto de vuestros nombres, pero he tenido el dudoso honor de vivir una aventura por fin. ¡Nunca os olvidaré! - Oxama hizo una especie de reverencia, más bien era una inclinación, debido a la mochila. El resultado es que ésta le golpeó la cabeza.

Acto seguido empezó a andar lentamente hacia la pasarela para subirse al barco.

Gamzee y Eezmag esperaban en el puerto, escoltados aún por un par de guardias, mientras el otro hombre se disponía a montarse en uno de los barcos. Los dos hermanos observaban en silencio la situación. El tipo se acercó a ellos, diciendo que había tenido el honor de tener una aventura y que no les olvidaría. A continuación hizo una ligera reverencia que hizo que su mochila le golpease la cabeza. Gamzee soltó una risotada, extendiendo la mano para estrechársela antes de que se largase. A continuación, los hermanos vieron cómo el tipo subía al barco y se alejaba del puerto.

- Mmmmm... -Gamzee se sentó en el suelo, cruzando las piernas y apoyando la cabeza en el puño derecho. Sus tripas rugieron-. ¡Tengo hambre, bro! -a continuación, extendió la mano hacia la bolsa de huevos, que habían dejado en el suelo, y mordió uno con ganas. Un líquido ambarino se deslizó por la comisura de sus labios, mientras el chico cerraba los ojos y emitía un sonido placentero.

La espera duró un par de horas, mientras otro barco se preparaba para salir. Para cuando los hermanos dejaron la isla atrás, el sol empezaba a descender en el horizonte, como una enorme bola ardiente de fuego. Ambos se apoyaron en la barandilla del barco, observando la puesta de sol, que se reflejaba en sus ojos.

- ¿A dónde vamos, bro? -preguntó Gamzee.
- No lo sé, hermano... -respondió Eezmag-. El tiempo lo dirá.

Nota: