Los 7 del distrito siete. (privado Danio-Lara)

Después de lo pasado con Corvo y la joven cazadora Nostariel me quede aún unos días más en la ciudad, estaba seguro de que habría mucho más que hacer aparte de acabar con una banda de revolucionarios. Como en el distrito cinco estaba seguro de no encontrar nada más me trasladé al siete. La nueva posada que usaría como base se llama “La luna nueva”, era algo mejor que la anterior y el tabernero mucho más enterado que el otro. Se percató nada más que entre de mi posición y no solo eso, se ofreció a ayudarme con lo que necesitara.

Esa noche me encontraba en una de las mesas, no me fui a una de las más oscuras pues no esperaba que me estuvieran siguiendo ni nada parecido. Había pedido un surtido de carnes a la brasa para cenar y una buena jarra de hidromiel para acompañar la carne. Tenía los oídos atentos por si me enteraba de algo de los demás clientes, pero todos parecían ser hombres y mujeres de bien. Cuando llegó la cena, no tuve tiempo casi de empezarla cuando el espectáculo de la noche comenzó. Este se trataba de una música, cuyas melodías nos embelesaron a todos al instante.

Aunque esto no duro demasiado, pues salí de él estado en que me encontraba por un rugido de mi estómago, obligándome a seguir comiendo. La noche parecía prometer bastante, y hacia mucho que no disfrutaba de un espectáculo como aquel en una taberna, o en ningún otro lugar.

Mientras terminaba el postre, y la balada que la joven estaba tocando llegaba al climax la puerta de local se abrió de golpe, por ella entro una recluta, parecía bastante agotada y a juzgar por lo que grito debió de encontrar algo muy malo, ¿Y dónde estaba el resto de su patrulla? El tabernero no parecía contento por el golpe que dio, y el resto de gente de la taberna enmudeció de golpe, parecía que ninguno se quería hacer el héroe, a pesar de que la recluta no debía ser fea para sus ojos.

-¡Eh! ¿Y tú patrulla recluta? - Dije mientras me levantaba y me acercaba hasta ella. – Veamos ese ataque pirata, pero tendrás que explicar por qué andas sola con el uniforme. Tabernero, con esto bastara por la cena, guárdeme esa habitación. –Concluí mientras le lanzaba una bolsita con dinero.

Tras ello, salí de la posada, preparándome para correr detrás de la asustada recluta. No me gustaba demasiado correr por las ciudades, pero tenía un deber que cumplir, y derrotar y salvar reclutas siempre era divertido, aunque más divertido era castigarlos por no cumplir las normas, y más si eran tan guapas como aquella.

Después de una corta carrera por la calles de la ciudad, en la que la chica por fin explico algo comentándome que el resto de sus compañeros estaban allí luchando y que eran los que la habían mandado a por ayuda. Cuando estábamos llegando al lugar se empezaron a oír ya los gritos y golpes típicos de una pelea, tuve que pararme en seco para no recibir el impacto de una puerta y un recluta. Por el hueco que había dejado la misma apareció el que era el jefe del ataque, un pirata típico vestido de rojo y grandes guantes metálicos. Lo reconocí enseguida como uno de los capitanes de la coalición roja. Siete capitanes piratas que se habían unido bajo una bandea roja y que habían jurado llenar la ciudad de sangre, hasta que no quedara agua cristalina.

-Bueno, bueno, vas a seguir dándole a la lengua o vas a venir a probar este pescadito

Como el tipo siguió avanzando hacia el recluta, no tuve más remedio que hacer un muro entre los dos con el agua ambiental, que en esta ciudad era inmensa, dándole la consistencia del hierro. Si no me estuvieran viendo se podían imaginar que el muro salió de la nada, pero eso sería mucho esperar con un Gyojin cerca. Tras eso me acerqué algo hacia él, dejando paso libre para que la joven recluta pudiera pasar sin problemas al interior de la taberna.

El grandullón pareció comprender por fin a quien debía enfrentarse, aunque aún no conocía todo el poder de capitán de la marina y eso al final sería su perdición. Aquellos malditos piratas se creían los amos del cotarro, sin embargo no eran más que unos debiluchos que se metían con la gente de a pie buscando fama rápida y sin sentido. El pirata por fin se decidió a atacar intentando darme un puñetazo en la cara, imbuyendo mi puño en haki armadura se lo contrarreste, aunque una corriente leve recorrió todo mi cuerpo.

-Vaya, te gusta jugar con la electricidad. – Le dije mientras comenzaba a condensar agua sobre, empapándole la ropa. – Veamos cómo te defiendes de ellas

Levanté mi puño derecho y dando un golpe al aire generé una onda de choque cargada de electricidad, esta se propago rápidamente hasta impactar contra el pirata, que quedo medio aturdido por el golpe. Aun así, se movió hacia la derecha, quedando de espaldas a la taberna y volvió a atacar con el guante metálico, aunque esta vez el color del mismo era rojizo. Congelé el agua que tenía acumulada en el tejido de los guantes y golpee su puño con todas mis fuerzas. El resultado fue que el hombre voló un par de metros, entrando en la taberna por la puerta mientras su guantelete se hacía añicos. Deje caer toda el agua del muro que cubría al recluta herido y entré en la taberna, a ayudar o terminar de noquear al capitán.

Parecía que la suerte otra vez estaba de mi lado, y el capitán pirata se había llevado por delante a sus hombres y no a marines. La chica que había ido a avisarme estaba sacando de debajo de grandullón a uno de los piratas, estaba bien que se preocupara por una vida, aunque fuera pirata. Los otros reclutas se cuadraron al reconocerme, al igual que la pobre que había cargado con el pirata.

-Descansen, vamos gañanes ayudarla y esposar al resto, tú, sal a ayudar a tu compañero. No tienes que agradecerme nada por hacer mi trabajo, lo has hecho muy bien.

Dicho esto me acerqué al jefe, lo levante y cree unas esporas de agua helada mientras traían unas para él, una vez esposados me cargué al marine herido al hombro y otros dos marines cogieron al pirata inconsciente como les estaba indicando.

-Vamos a llevarnos a estos tipejos al cuartel, pero debemos estar atentos, pertenecen a una coalición pirata y faltan otros seis sueltos que podrían intentar ayudarlo a escapar o tratar de matarnos y a él en el proceso para ganarse mayor fama. –Dicho lo cual comenzamos a andar. Me acerqué hasta la recluta que había venido a buscarme a la taberna y le comenté.- ¿Cómo te llamas recluta? Lo has hecho bien hoy.

Escuché decir a la joven su nombre, resaltando el apellido por encima de todo, Naion, ¿Sería familia del jefe? Estaba a punto de preguntárselo cuando varios encapuchados, seis en total se pusieron delante de nosotros bloqueando el camino. Otro de los piratas de la coalición, Vinta el oculto, sus túnicas eran inconfundibles, y sabía perfectamente que bajo ellas portaban un par de cimitarras cada uno. Casi todos eran uno piratas de tres al cuarto, quitando a los capitanes, algo más fuertes y algunos de los segundos al mando que poseían recompensa por su cabeza, principalmente por destruir barcos, atacar civiles y alteración del orden grave.

-Sacar las armas, casi toda la banda son espadachines. – Me gire hacia los presos con varios hilos de agua en la mano, lanzando uno que se calvo en el suelo.- Si os movéis no irán al suelo, entendido. – Aunque para mayor seguridad le puse unos grilletes de agua endurecida a cada uno en los pies.- Vinta depón las armas y no os haremos daño alguno, de lo contrario no puedo asegurar tu integridad física.

Como era de esperar, el pirata y sus acompañantes cargaron contra nosotros, pare el tajo que me había lanzado el capitán gracias al endurecimiento de la piel con el ámbito de acero, aún no había necesitado usarlo activamente, pero puede que hoy fuera ese día.

Tras parar el golpe del pirata le propine un puñetazo en el estómago que lo alejo varios metros hacia atrás. En lugar de avanzar hacia mi enemigo, forme en las manos de Lara y otro recluta unos guantes agua, dura como el hierro para que se defendieran mejor. Justo cuando acababa vi venir una onda cortante en X hacía mí. Sin mucho más tiempo para reaccionar me imbuí en haki armadura y active la resistencia de acero, resultando en un corte superficial la onda cortante. Como respuesta a eso di una patada al aire, lanzando una onda de choque eléctrica a mi rival, para después correr hacia el pirata y lanzar dos puñetazos, uno dirigido a su cabeza y el otro al estómago, ambos imbuidos en haki armadura. Tras los impactos el encapuchado calló al suelo sangrando.

-Vamos marines, este ya está listo, demostrarles de que estas hechos. – Espeté a los reclutas mientras me sentaba contra el inconsciente pirata y sacaba un DDM.- Aquí el capitán Danio Rerio, solito refuerzos enfrente de la taberna “El cerdo despido”, tenemos a dos piratas de la coalición capturados y estamos bajo ataque, esperamos la aparición de los otros cinco restantes, daos prisa.