Worick L. Arcangelo
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Podía ver los tonos anaranjados y morados del atardecer desde aquel pequeño agujero en el barril, parecía que nos acercábamos por fin a nuestro destino por lo que había podido oír gritar segundos antes a los marineros. Mi vida no me permitía costearme un barco y aunque así fuese no tenía los conocimientos para llevarlo por lo que no tenía ningún sentido tenerlo, pero siempre podía recorrer al ancestral viaje del polizón. Al principio me preocupaba, sin embargo tras toda una vida de pillaje y robos supongo que terminas acostumbrándote a estas situaciones, desenvolviéndote más cómodamente en ellas.
Los bruscos movimientos que hacía el tonel en la bodega denotaban la clara falta de experiencia del navegante, pues por lo visto estaba teniendo algunos problemas para arribar, pero aquel era el momento perfecto para escabullirme hasta cubierta y salir pitando. Sin hacer mucho ruido dejé el interior del contenedor y marché con sumo cuidado por la bodega echando una mano a mi bolsillo por si fuera necesario silenciar a algún molesto marinero. Al parecer aquella isla no era muy agradecida con los extranjeros, pero puesto que era completamente ajena al gobierno, era un buen destino de vacaciones para alguien de mi calaña.
Por fin en cubierta, empecé a caminar hacía estribor con tal de bajar del barco tan pronto tocase tierra, esperando que nadie se percatase de mi presencia en el navío, pero por desgracia no fue así. Entre gritos y disparos hacía mi posición corrí la distancia restante y salte por estribor con la suerte de llegar al puerto por escasos centímetros, no obstante no era momento de regocijarse sino más bien de continuar mi huida del lugar. Emprendí la marcha tan rápido como pude sin percatarme de que quizás había hecho enfadar a gente que no debía, pues los marineros del barco parecían ser la milicia del lugar, o eso pensé, debido al increíble despliegue de medios con tal de cazar a un polizón sin el más mínimo miramiento o remordimiento.
Había conseguido despistar a aquellos marineros, por fin estaba en la ciudad caminando entre la gente y apartándolos mientras todos buscaban refugio pues el sol casi había caído por completo en el horizonte. Por mi parte busqué refugio en una posada con habitaciones libres y tras un rato encontré una en plena calle principal y que parecía llena de vida, no me apasionaba frecuentar lugares como estos, pero era lo que tocaba así que no podía quejarme tampoco. Me coloqué el cuelo de la camisa, eché mano al bolsillo sacando una cajetilla de cigarros acompañada por un pequeño mechero, deje descansar uno entre mis labios y prendí su punta. Tras todo aquel pequeño ritual devolví las cosas a su sitio, le di una larga calada y entre al lugar...
Los bruscos movimientos que hacía el tonel en la bodega denotaban la clara falta de experiencia del navegante, pues por lo visto estaba teniendo algunos problemas para arribar, pero aquel era el momento perfecto para escabullirme hasta cubierta y salir pitando. Sin hacer mucho ruido dejé el interior del contenedor y marché con sumo cuidado por la bodega echando una mano a mi bolsillo por si fuera necesario silenciar a algún molesto marinero. Al parecer aquella isla no era muy agradecida con los extranjeros, pero puesto que era completamente ajena al gobierno, era un buen destino de vacaciones para alguien de mi calaña.
Por fin en cubierta, empecé a caminar hacía estribor con tal de bajar del barco tan pronto tocase tierra, esperando que nadie se percatase de mi presencia en el navío, pero por desgracia no fue así. Entre gritos y disparos hacía mi posición corrí la distancia restante y salte por estribor con la suerte de llegar al puerto por escasos centímetros, no obstante no era momento de regocijarse sino más bien de continuar mi huida del lugar. Emprendí la marcha tan rápido como pude sin percatarme de que quizás había hecho enfadar a gente que no debía, pues los marineros del barco parecían ser la milicia del lugar, o eso pensé, debido al increíble despliegue de medios con tal de cazar a un polizón sin el más mínimo miramiento o remordimiento.
Había conseguido despistar a aquellos marineros, por fin estaba en la ciudad caminando entre la gente y apartándolos mientras todos buscaban refugio pues el sol casi había caído por completo en el horizonte. Por mi parte busqué refugio en una posada con habitaciones libres y tras un rato encontré una en plena calle principal y que parecía llena de vida, no me apasionaba frecuentar lugares como estos, pero era lo que tocaba así que no podía quejarme tampoco. Me coloqué el cuelo de la camisa, eché mano al bolsillo sacando una cajetilla de cigarros acompañada por un pequeño mechero, deje descansar uno entre mis labios y prendí su punta. Tras todo aquel pequeño ritual devolví las cosas a su sitio, le di una larga calada y entre al lugar...
Reiko
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El color del cielo, azul celeste, había dado paso a nubes oscuras que parecían descargar una tormenta en cuestión de segundos. El oleaje se había vuelto bravío y era bastante difícil dirigir el barco, pues este se mecía de un lado a otro de forma impetuosa. Sin embargo, esto no era la mayor de las preocupaciones. El buque Victory había resistido cantidad de tormentas y batallas, gracias a su resistente coraza y a su capitán, el cual era el navegante del barco desde hacía más de quince años.
Reiko llevaba días viajando a Valston cada vez que podía. Se sentía bien en aquel reino, más segura y protegida, no como en otros lugares. Su mente en aquella isla siempre estaba en otra parte. Se sentía como si dejase de estar en su cuerpo y fuese tan solo un alma libre. La recluta era como si estuviese poseída en aquel lugar. Reiko tenía confianza con el capitán del buque, pues era un antiguo amigo de sus padres que había llegado lejos en la marina, alguien muy experimentado en el manejo de barcos.
La travesía tenía toques amargos y aburridos para ella, las tormentas le resultaban especialmente molestas, pero respirar el olor de la hierba mojada después de una, era un placer para ella, así que tampoco las podía odiar. El buque, finalmente, atracó en el puerto de Valston. Una vez había bajado se quedó mirando a las personas que transitaban y a los edificios. Todo seguía como la última vez que vino. Se fijó en la estatua de la gobernadora.
Reiko deseaba verla lo antes posible. Hablar con ella y saber por qué no estaba cumpliendo lo que dijo. Sería duro para ella que no la atendiese después de todo lo que había hecho. Reiko continuó su camino, con parsimonia, tampoco tenía prisa. La última vez que caminó por esas calles fue en la compañía de la gobernadora, la cual le había pedido que formase parte de su guardia. A veces se arrepentía de negarse, pero la pobre siempre tenía la cabeza hecha un lío.
Alzó la mirada y un movimiento de masas llamó su atención. Al parecer eran marinos mercantes. Se acercó hasta ellos, puesto que su puesto no eximía de cumplir la ley. Estos le explicaron todo lo ocurrido con un hombre, el cual había echado a correr. Le dieron indicaciones de cómo era, ropa, pelo y facciones de la cara. Una vez se hizo la idea en su cabeza comenzó a ir en su busca, siguió la calle que le habían indicado los marines y vio a un hombre que le llamó la atención. Si su intuición no fallaba le seguiría para luego hacerle preguntas, puesto que era una chica cautelosa.
Al ver como entraba en una taberna, ella aminoró su paso, pues no quería aparentar que estaba siguiendo a alguien. Minutos después entró. El olor a alcohol y a tabaco la envolvió por completo. Las miradas se pegaron a ella, pero la suya solo iba en una dirección y era en busca de aquel hombre.
Reiko llevaba días viajando a Valston cada vez que podía. Se sentía bien en aquel reino, más segura y protegida, no como en otros lugares. Su mente en aquella isla siempre estaba en otra parte. Se sentía como si dejase de estar en su cuerpo y fuese tan solo un alma libre. La recluta era como si estuviese poseída en aquel lugar. Reiko tenía confianza con el capitán del buque, pues era un antiguo amigo de sus padres que había llegado lejos en la marina, alguien muy experimentado en el manejo de barcos.
La travesía tenía toques amargos y aburridos para ella, las tormentas le resultaban especialmente molestas, pero respirar el olor de la hierba mojada después de una, era un placer para ella, así que tampoco las podía odiar. El buque, finalmente, atracó en el puerto de Valston. Una vez había bajado se quedó mirando a las personas que transitaban y a los edificios. Todo seguía como la última vez que vino. Se fijó en la estatua de la gobernadora.
Reiko deseaba verla lo antes posible. Hablar con ella y saber por qué no estaba cumpliendo lo que dijo. Sería duro para ella que no la atendiese después de todo lo que había hecho. Reiko continuó su camino, con parsimonia, tampoco tenía prisa. La última vez que caminó por esas calles fue en la compañía de la gobernadora, la cual le había pedido que formase parte de su guardia. A veces se arrepentía de negarse, pero la pobre siempre tenía la cabeza hecha un lío.
Alzó la mirada y un movimiento de masas llamó su atención. Al parecer eran marinos mercantes. Se acercó hasta ellos, puesto que su puesto no eximía de cumplir la ley. Estos le explicaron todo lo ocurrido con un hombre, el cual había echado a correr. Le dieron indicaciones de cómo era, ropa, pelo y facciones de la cara. Una vez se hizo la idea en su cabeza comenzó a ir en su busca, siguió la calle que le habían indicado los marines y vio a un hombre que le llamó la atención. Si su intuición no fallaba le seguiría para luego hacerle preguntas, puesto que era una chica cautelosa.
Al ver como entraba en una taberna, ella aminoró su paso, pues no quería aparentar que estaba siguiendo a alguien. Minutos después entró. El olor a alcohol y a tabaco la envolvió por completo. Las miradas se pegaron a ella, pero la suya solo iba en una dirección y era en busca de aquel hombre.
Worick L. Arcangelo
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Aquel barullo de las tabernas, las incesantes discusiones y peleas, el aire cargado de los fuertes aromas del tabaco y la bebida. Sin duda este no era el ambiente más agradable o al menos así era para la mayoría, pues yo ya me había más que acostumbrado y me sentía como pez en el agua. Habían tardado poco y frente a mí en la mesa ya descansaba una jugosa cerveza. Las peleas se detuvieron y tanto las miradas como los comentarios se centraron en una bella joven que acababa de atravesar las puertas del local. Aquella bella atracción empezaba a despertar a pasiones en la gente mientras se movía entre la multitud recibiendo todo tipo de comentarios e improperios.
Bebía mientras la observaba desde la lejanía y, por un momento, sentí como nuestras miradas se cruzaron, en primera instancia creí que era simple casualidad, pero poco a poco veía como esta se aproximaba a mi mesa. No entendía porque una chica completamente extraña a mí iba a querer algo de mí y menos vestida de aquel modo tan provocativo y a la vez formal, pero la verdad es que me picaba la curiosidad. Deje que pasara el tiempo mientras seguía bebiendo de aquella rica cerveza, a la espera de que algo sucediese. A medida que pasaban los segundos la gente iba perdiendo interés en la chica mientras esta buscaba su destino, que al parecer finalmente había encontrado frente a mi mesa.
Alcé la vista mientras la observaba de arriba a bajo y me deleitaba con las curvas de la señorita, sin duda no tenía que envidiar a ninguna mujer que hubiese visto en mi vida al menos no en lo que al físico se refería. — ¿En que te puedo ayudar preciosa? — Pregunté sin dejar de mirar descaradamente sus senos y ofreciéndole una silla. — ¿Quieres alguna cosa? —
Bebía mientras la observaba desde la lejanía y, por un momento, sentí como nuestras miradas se cruzaron, en primera instancia creí que era simple casualidad, pero poco a poco veía como esta se aproximaba a mi mesa. No entendía porque una chica completamente extraña a mí iba a querer algo de mí y menos vestida de aquel modo tan provocativo y a la vez formal, pero la verdad es que me picaba la curiosidad. Deje que pasara el tiempo mientras seguía bebiendo de aquella rica cerveza, a la espera de que algo sucediese. A medida que pasaban los segundos la gente iba perdiendo interés en la chica mientras esta buscaba su destino, que al parecer finalmente había encontrado frente a mi mesa.
Alcé la vista mientras la observaba de arriba a bajo y me deleitaba con las curvas de la señorita, sin duda no tenía que envidiar a ninguna mujer que hubiese visto en mi vida al menos no en lo que al físico se refería. — ¿En que te puedo ayudar preciosa? — Pregunté sin dejar de mirar descaradamente sus senos y ofreciéndole una silla. — ¿Quieres alguna cosa? —
Reiko
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El humo denso se expandía por todo el lugar. Reiko tenía ganas de toser y salir de aquel local de mala muerte. No se dejaba llevar por las apariencias, pero tenía buen ojo para saber cuándo alguien no había sido bueno, era bueno tener una gran percepción para fijarse en los detalles más nimios. Su mirada recorría cada rincón en busca del hombre que encajase a la perfección sus datos. No se hartaba de buscar, pero los comentarios que llegaban hasta sus oídos la ponían nerviosa. Avanzó por el medio del local, ignorando a borrachos hasta que se fijó en un hombre.
Coincidía con todos los rasgos que le habían indicado. Miró a los lados y a medida que avanzaba los comentarios iban desapareciendo. Se quedó en frente al hombre de cabellos dorados. Sus vítreos ojos reflejaban el aspecto de su alma, la cual no debía estar muy limpia. Lo miró de arriba abajo e hizo una mueca de asco cuando el hombre le habló. Grosero… Pensó malhumorada al fijarse en los gestos.
-Le recomendaría levantar la vista, señor, o puede que sufra algún esguince en el cuello.
La hermosa recluta agarró una silla y la echó hacia atrás, dejándose caer de golpe sobre ella. Luego se cruzó de brazos y pasó una pierna sobre la otra. Quedando su mirada a la misma altura que la del hombre. Estuvo un rato en silencio y un camarero se acercó, le pidió una copa de whisky amablemente y este no tardó en traérsela.
-Debe tener asuntos muy importantes en Valston para causar tal jaleo ahí fuera… ¿no cree? – Comentó meneando un poco la copa y después dándole un trago. – No es de buena educación mirar a otro lado cuando le hablan. ¿Qué clase de valores le han inculcado? Aunque bueno, viendo lo que hizo, a saber si le inculcaron algo. – Reiko poseía una voz seductora y, casi parecía que hacía a posta todos aquellos gestos y movimientos, pero simplemente era su forma de ser.
Coincidía con todos los rasgos que le habían indicado. Miró a los lados y a medida que avanzaba los comentarios iban desapareciendo. Se quedó en frente al hombre de cabellos dorados. Sus vítreos ojos reflejaban el aspecto de su alma, la cual no debía estar muy limpia. Lo miró de arriba abajo e hizo una mueca de asco cuando el hombre le habló. Grosero… Pensó malhumorada al fijarse en los gestos.
-Le recomendaría levantar la vista, señor, o puede que sufra algún esguince en el cuello.
La hermosa recluta agarró una silla y la echó hacia atrás, dejándose caer de golpe sobre ella. Luego se cruzó de brazos y pasó una pierna sobre la otra. Quedando su mirada a la misma altura que la del hombre. Estuvo un rato en silencio y un camarero se acercó, le pidió una copa de whisky amablemente y este no tardó en traérsela.
-Debe tener asuntos muy importantes en Valston para causar tal jaleo ahí fuera… ¿no cree? – Comentó meneando un poco la copa y después dándole un trago. – No es de buena educación mirar a otro lado cuando le hablan. ¿Qué clase de valores le han inculcado? Aunque bueno, viendo lo que hizo, a saber si le inculcaron algo. – Reiko poseía una voz seductora y, casi parecía que hacía a posta todos aquellos gestos y movimientos, pero simplemente era su forma de ser.
Worick L. Arcangelo
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Aquellos aires de superioridad y aquella actitud... Sin duda era el tipo de chica que me gustaba, con carácter y las cosas claras, sin tapujos ni problemas a la hora de tener que poner a alguien en su sitio. No obstante seguro que en el fondo era como todas las chicas, tierna y cariñosa cuando se encontraba en un entorno realmente íntimo y sin nadie que estuviese observando. Atravesar todo el lugar para sentarse en la mesa de un desconocido denotaba una de dos cosas: o quería algo de mí, y si era lo que yo pensaba visto lo visto lo iba a encontrar, o bien me buscaba por lo acaecido minutos atrás en las calles de la ciudad.
Aquel comentario sobre lo que andaba observando mientras se acercaba y tomaba la silla hizo estallar mi risa mientras miraba nuevamente de arriba a bajo a la joven. — Entonces habrá valido la pena el esguince, jovencita. — Inquirí para segundos después continuar bebiendo y pedir otra jarra de cerveza. La chica tomó asiento frente a mí y comenzó a darme una charla sobre modales y principios, bastante aburrido la verdad, pero no era más que cuestión de tiempo empezar a hablar de cosas interesantes. — Me hubiese gustado verte en las mismas situaciones que he estado yo y entonces recibiendo en mi lugar la charla de una jovencita indiscreta que viene a la mesa de otro hombre a darle lecciones sobre la vida. Sin duda eres de lo más indiscreta e irrespetuosa, así que no sé si estas realmente en condiciones de cuestionar que clase de educación me han dado a mí. Quizás deberías preguntarte que valores te han inculcado a ti. — Dije para de nuevo indiscretamente mirar los senos de la joven, la verdad es que apenas la conocía,aquel genio había captado mi atención, pues eran muchas las mujeres que había conocido, pero pocas que me hablasen de aquella manera.
Era bastante curioso e increíble, algo en aquella chica me había cautivado y no podía apartar la vista de sus claros cabellos y sus preciosos ojos como zafiros, poco original, pero a quién le importaba. — Y bien... ¿Qué se supone que tiene que hacer un desaliñado maleante para agradarle a un chica preciosa y de alta cuna que acaba de asaltarle en un bar, con su imparable carácter y sus ganas de buscar problemas? — Le pregunté a la joven mientras sonreía, había llegado a aquella isla sin ninguna esperanza simplemente huyendo de la justicia, alejándome de los problemas. pero ahí estaba ella como si de un pequeño premio se tratase. — Por cierto, Worick Arcangelo, ya que no lo preguntas me tomaré las molestias de presentarme y por ello... ¿Qué tal si al menos me das tu nombre, pequeña? — Dije dedicándole una coqueta sonrisa mientras esperaba deleitar mis oídos con su voz dándome un nombre.
Aquel comentario sobre lo que andaba observando mientras se acercaba y tomaba la silla hizo estallar mi risa mientras miraba nuevamente de arriba a bajo a la joven. — Entonces habrá valido la pena el esguince, jovencita. — Inquirí para segundos después continuar bebiendo y pedir otra jarra de cerveza. La chica tomó asiento frente a mí y comenzó a darme una charla sobre modales y principios, bastante aburrido la verdad, pero no era más que cuestión de tiempo empezar a hablar de cosas interesantes. — Me hubiese gustado verte en las mismas situaciones que he estado yo y entonces recibiendo en mi lugar la charla de una jovencita indiscreta que viene a la mesa de otro hombre a darle lecciones sobre la vida. Sin duda eres de lo más indiscreta e irrespetuosa, así que no sé si estas realmente en condiciones de cuestionar que clase de educación me han dado a mí. Quizás deberías preguntarte que valores te han inculcado a ti. — Dije para de nuevo indiscretamente mirar los senos de la joven, la verdad es que apenas la conocía,aquel genio había captado mi atención, pues eran muchas las mujeres que había conocido, pero pocas que me hablasen de aquella manera.
Era bastante curioso e increíble, algo en aquella chica me había cautivado y no podía apartar la vista de sus claros cabellos y sus preciosos ojos como zafiros, poco original, pero a quién le importaba. — Y bien... ¿Qué se supone que tiene que hacer un desaliñado maleante para agradarle a un chica preciosa y de alta cuna que acaba de asaltarle en un bar, con su imparable carácter y sus ganas de buscar problemas? — Le pregunté a la joven mientras sonreía, había llegado a aquella isla sin ninguna esperanza simplemente huyendo de la justicia, alejándome de los problemas. pero ahí estaba ella como si de un pequeño premio se tratase. — Por cierto, Worick Arcangelo, ya que no lo preguntas me tomaré las molestias de presentarme y por ello... ¿Qué tal si al menos me das tu nombre, pequeña? — Dije dedicándole una coqueta sonrisa mientras esperaba deleitar mis oídos con su voz dándome un nombre.
Reiko
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El hombre no sabía controlar sus palabras ante la rubia; por suerte, Reiko, ya había lidiado con hombres así y puede que incluso peores. La charla iba a ser interesante, haría todo lo posible para cumplir con su deber pues los castigos no debían quedar impunes. La recluta escuchó atentamente todas sus palabras, hasta que él terminase. Esta siempre había tenido mucha paciencia en cualquier cosa. Sin embargo, últimamente, ocurridos ciertos hechos empezaba a cuestionar que le quedase una poca. De todas formas, por educación, mantendrá las formas aunque le hubiese gustado levantarse y lanzarle alguna copa a la cara.
La rubia respiró profundamente. Bebió un solo sorbo, saboreando el delicioso alcohol que servían en Valston. La charla iba a ser larga así que prefería no terminarse su copa antes de tiempo, por precaución. Suspiró y, en cuanto hubo terminado, lo miró a los ojos.
-Solo cumplo mi trabajo... - Tomó una pausa. - Es mejor que no hablemos de irrespetuosidad, pues podríamos estar todo el día aquí discutiendo. - Dijo cruzándose de brazos y apoyándolos sobre la mesa. - Además, no queremos empezar con mal pie, ¿no? Se supone que me tienes que caer bien y yo te dejo ir o así son siempre las historias. No me costaría nada llevarte nada hasta la gente que te buscaba. - Sonrió. Bebió un poco más de su copa y continuó la charla.
-Reiko Awashima. - Dijo algo molesta, por referirse a ella con aquel adjetivo cuando de pequeña no tenía nada, en cuanto él habló de su nombre. Una vez presentados ella se dispuso a seguir hablando. - Vayamos por pasos: lo primero es que me invites a esta copa o a lo que beba, deberías ser más caballeroso. Y lo siguiente... bueno, lo iremos viendo sobre la marcha, aunque si te portas bien, te dejo elegir a ti. - Respondió mientras esbozaba una sonrisa y sujetaba la copa.
La rubia respiró profundamente. Bebió un solo sorbo, saboreando el delicioso alcohol que servían en Valston. La charla iba a ser larga así que prefería no terminarse su copa antes de tiempo, por precaución. Suspiró y, en cuanto hubo terminado, lo miró a los ojos.
-Solo cumplo mi trabajo... - Tomó una pausa. - Es mejor que no hablemos de irrespetuosidad, pues podríamos estar todo el día aquí discutiendo. - Dijo cruzándose de brazos y apoyándolos sobre la mesa. - Además, no queremos empezar con mal pie, ¿no? Se supone que me tienes que caer bien y yo te dejo ir o así son siempre las historias. No me costaría nada llevarte nada hasta la gente que te buscaba. - Sonrió. Bebió un poco más de su copa y continuó la charla.
-Reiko Awashima. - Dijo algo molesta, por referirse a ella con aquel adjetivo cuando de pequeña no tenía nada, en cuanto él habló de su nombre. Una vez presentados ella se dispuso a seguir hablando. - Vayamos por pasos: lo primero es que me invites a esta copa o a lo que beba, deberías ser más caballeroso. Y lo siguiente... bueno, lo iremos viendo sobre la marcha, aunque si te portas bien, te dejo elegir a ti. - Respondió mientras esbozaba una sonrisa y sujetaba la copa.
Worick L. Arcangelo
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Comentarios inútiles sobre cosas que a ninguno de los dos nos importaban, ambos sabíamos que yo no me iba a mover de allí si no era con lo que quería y en aquellos momentos se me antojaba una única cosa, una chica cuyo nombre no sabía. Aunque unos pocos segundos después mi curiosidad fue parcialmente saciada por un par de palabras: "Reiko Awashima". La verdad es que no era un nombre que hubiese oído nunca en mi vida ni tampoco el apellido, aunque sería bastante pretencioso que pensase que iba a conocer gente en una isla al otro lado del mundo, no tendría mucho sentido.
— Awashima Reiko... Bonito nombre. — Susurré de manera apenas audible para cualquiera que no estuviese prestando atención. No lo negaré, aquella chica era bastante guapa y tras ese comentario empezaba a ganar más y más puntos, no es que yo fuese el mejor hombre del mundo, pero tampoco se podía decir que fuese el peor. Si esta noche podía gozar de la compañía de una bella joven como Rei-chan no iba a decir que no y si para eso había que pagar un par de copas para que las cosas estuviesen más fácil por qué no. — ¡Camarero, traiga una botella de whisky, hoy será un buen día! — Exclamé mientras levantaba la mano para facilitar al camarero su tarea de búsqueda.
Con esto ya había cumplido mi parte, así que iba siendo hora de que Reiko cumpliese la suya. — Listo ya tienes tu copa y no te preocupes por el dinero no será un problema, pero lo que si es un problema es estar viendo esos preciosos ojos y esas curvas y que las escondas tras esos brazos cruzados... Mira que hay que ser mala para esconderse de esa manera cuando le pides a un completo desconocido que te invite a una copa, Rei-chan. — Dije de nuevo coqueteando y en un tono dulce mientras al acabar le dedicaba una sonrisa. — Bueno yo cumplí mi parte así que a ti te va a tocar cumplir la tuya y qué mejor que hacer compañía a un desaliñado malhechor, durante una dulce, larga y apasionada noche. — Le reproché mientras veía al camarero acercarse con nuestro pedido, aquello acabaría mejor o peor para mí, pero sin duda estaba seguro de que esa noche me iba a divertir como nunca en mucho tiempo.
— Awashima Reiko... Bonito nombre. — Susurré de manera apenas audible para cualquiera que no estuviese prestando atención. No lo negaré, aquella chica era bastante guapa y tras ese comentario empezaba a ganar más y más puntos, no es que yo fuese el mejor hombre del mundo, pero tampoco se podía decir que fuese el peor. Si esta noche podía gozar de la compañía de una bella joven como Rei-chan no iba a decir que no y si para eso había que pagar un par de copas para que las cosas estuviesen más fácil por qué no. — ¡Camarero, traiga una botella de whisky, hoy será un buen día! — Exclamé mientras levantaba la mano para facilitar al camarero su tarea de búsqueda.
Con esto ya había cumplido mi parte, así que iba siendo hora de que Reiko cumpliese la suya. — Listo ya tienes tu copa y no te preocupes por el dinero no será un problema, pero lo que si es un problema es estar viendo esos preciosos ojos y esas curvas y que las escondas tras esos brazos cruzados... Mira que hay que ser mala para esconderse de esa manera cuando le pides a un completo desconocido que te invite a una copa, Rei-chan. — Dije de nuevo coqueteando y en un tono dulce mientras al acabar le dedicaba una sonrisa. — Bueno yo cumplí mi parte así que a ti te va a tocar cumplir la tuya y qué mejor que hacer compañía a un desaliñado malhechor, durante una dulce, larga y apasionada noche. — Le reproché mientras veía al camarero acercarse con nuestro pedido, aquello acabaría mejor o peor para mí, pero sin duda estaba seguro de que esa noche me iba a divertir como nunca en mucho tiempo.
Reiko
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La tensión se palpaba en el ambiente. Para Reiko, ahora, solo existía aquella mesa. Ignoraba el resto de ruido y gente que molestase, su mente solo se centraba en una cosa en específico. Sin embargo, a pesar de centrarse siempre estaba pendiente de todo lo que ocurría a su alrededor. Cualquier detalle nimio, un movimiento de cigarro o colocar algo, era apreciado por la rubia de manera audaz. La perspicacia era su punto fuerte y se sentía orgullosa de mantener tal talento, el cual no deseaba perder.
-Podría decir lo mismo de tu nombre, por quedar bien, pero a mi no me gusta. - Dijo con una sonrisa vacilona.
El comentario de Worick llamó la atención de Reiko. ¿Una botella? Eso iba a acabar mal. La recluta no se emborrachaba fácilmente, pero tampoco tenía ganas de aguantar a alguien ebrio, de todas formas si las cosas se complicaban se iría a cumplir su objetivo, aunque no sin antes hablar con los afectados. El camarero no tardó en llegar hasta nuestra mesa. Puso dos vasos pequeños y los llenó, después dejó la botella y se retiró.
"Rei-chan". Ella Nunca había recibido tal nombre, estaba asombrada por la capacidad de raciocinio que podía generar un hombre. Al final iba a ser más inteligente de lo que parecía. Reiko acercó su vaso hacia ella. Era fuerte, pues el olor le llegaba hasta donde estaba. Se echó hacia el respaldo de la silla.
-Si, va a ser una larga noche, habrá que hacerla un poco más amena. - Dijo, remarcando un poco la última palabra. - Deberíamos hacer una competición... a ver quién aguanta más. Vamos, bebe. ¿O es que no asimilas bien el alcohol? - Le gustaba soltar comentarios burlescos siempre que tenía ocasión y, sobre todo, con la gente que estaba a su altura. Tras eso, bebió su vasito de un golpe y, después, cogió la botella hasta rellenarlo hasta rebosar.
-Podría decir lo mismo de tu nombre, por quedar bien, pero a mi no me gusta. - Dijo con una sonrisa vacilona.
El comentario de Worick llamó la atención de Reiko. ¿Una botella? Eso iba a acabar mal. La recluta no se emborrachaba fácilmente, pero tampoco tenía ganas de aguantar a alguien ebrio, de todas formas si las cosas se complicaban se iría a cumplir su objetivo, aunque no sin antes hablar con los afectados. El camarero no tardó en llegar hasta nuestra mesa. Puso dos vasos pequeños y los llenó, después dejó la botella y se retiró.
"Rei-chan". Ella Nunca había recibido tal nombre, estaba asombrada por la capacidad de raciocinio que podía generar un hombre. Al final iba a ser más inteligente de lo que parecía. Reiko acercó su vaso hacia ella. Era fuerte, pues el olor le llegaba hasta donde estaba. Se echó hacia el respaldo de la silla.
-Si, va a ser una larga noche, habrá que hacerla un poco más amena. - Dijo, remarcando un poco la última palabra. - Deberíamos hacer una competición... a ver quién aguanta más. Vamos, bebe. ¿O es que no asimilas bien el alcohol? - Le gustaba soltar comentarios burlescos siempre que tenía ocasión y, sobre todo, con la gente que estaba a su altura. Tras eso, bebió su vasito de un golpe y, después, cogió la botella hasta rellenarlo hasta rebosar.
Worick L. Arcangelo
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Sin duda una chica con carácter, totalmente impasible ni el más mínimo agradecimiento respecto a mis comentarios, eso solo significaba una cosa no importaba lo que dijese ella ya tenía claro cuál era mi actitud, así que lo mejor sería seguirle el juego. — Impasible, implacable, parece que no tengas corazón Rei-chan, acaso no sabes que las palabras pueden ser el arma más dolorosa en función de como se usan, no me esperaba esto de ti Rei-chan. — Contesté ante sus comentarios con una sonrisa melancólica en mi cara, tratando de apenarla o apelar a su buena fe, aunque estaba casi seguro de que no iba a servir de nada.
Menuda idea había tenido, aunque viniendo de un completo extraño no sabía si estaba muy segura de sí misma o iba a hacer algún tipo de trampa, pero la verdad es que no me importaba mucho, si de algo me había dado cuenta en este tiempo es que hay que disfrutar de la única vida que tenemos. — Cómo veas, pero no valdrá echarle las culpas al alcohol mañana por la mañana, Rei-chan. — Contesté a su proposición para seguidamente tomar aquel pequeño vaso y beberlo de un trago imitando a mi acompañante. No es que fuese intolerante al alcohol, es más se podría decir que tenía bastante aguante, pero nunca había bebido por el simple afán de competir. — Estoy seguro de que esto no va a acabar bien para ninguno de los dos, aún así que no se diga que me negué. — Reproché a la joven segundos antes de toma la botella y darle un largo trago.
Menuda idea había tenido, aunque viniendo de un completo extraño no sabía si estaba muy segura de sí misma o iba a hacer algún tipo de trampa, pero la verdad es que no me importaba mucho, si de algo me había dado cuenta en este tiempo es que hay que disfrutar de la única vida que tenemos. — Cómo veas, pero no valdrá echarle las culpas al alcohol mañana por la mañana, Rei-chan. — Contesté a su proposición para seguidamente tomar aquel pequeño vaso y beberlo de un trago imitando a mi acompañante. No es que fuese intolerante al alcohol, es más se podría decir que tenía bastante aguante, pero nunca había bebido por el simple afán de competir. — Estoy seguro de que esto no va a acabar bien para ninguno de los dos, aún así que no se diga que me negué. — Reproché a la joven segundos antes de toma la botella y darle un largo trago.
Reiko
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Aquellos adjetivos definían perfectamente el alma de Reiko, pero no en el sentido malo. Ella se había criado con esos valores a lo largo de su vida y no iba a cambiarlos por cualquier imprevisto. La charla entre aquellas dos personas parecía más bien un duelo de palabras esperando a ver quién se hacía más daño, aunque dentro de ese duelo podía haber algo divertido, al fin y al cabo Reiko no esperaba ponerse a beber una botella de whisky con un delincuente.
-Echarle las culpas al alcohol es la excusa más antigua del mundo. ¿Qué es lo peor que podría pasar? - Inquirió mientras esbozaba una sonrisa de lado.
La recluta volvió a coger la botella y lo sirvió, sirviéndose de paso a ella misma. La dejó en su sitio y levantó un poco el vaso, como si fuese a brindar. A Reiko le gustaba jugar en ese aspecto, le gustaba que se arrastraran por su cuerpo y luego rechazarlos de manera despreciable. ¿Sería este chico capaz de cambiar el cometido de la rubia? Quién sabe, aunque hoy no le importaba mucho eso. Para ella seguía siendo un completo desconocido.
-Que pesimista. El que tiene más posibilidades para acabar mal eres tu. - Dijo bebiendo otro vaso.
La botella comenzaba a bajar cada vez más y ninguno de los mostraba síntomas alcohólicos. Parecía que ambos tenían una buena resistencia. La recluta empezaba a tener calor así que se soltó el cabello dorado, y posó la diadema de plata sobre la mesa. Se quedó mirando a Worick y con cierto sarcasmo habló.
-¿Qué miras? ¿Tanto te sorprende ver quitarse una diadema? - Rio. Cogió la botella y siguió sirviendo. - Venga, bebe.
-Echarle las culpas al alcohol es la excusa más antigua del mundo. ¿Qué es lo peor que podría pasar? - Inquirió mientras esbozaba una sonrisa de lado.
La recluta volvió a coger la botella y lo sirvió, sirviéndose de paso a ella misma. La dejó en su sitio y levantó un poco el vaso, como si fuese a brindar. A Reiko le gustaba jugar en ese aspecto, le gustaba que se arrastraran por su cuerpo y luego rechazarlos de manera despreciable. ¿Sería este chico capaz de cambiar el cometido de la rubia? Quién sabe, aunque hoy no le importaba mucho eso. Para ella seguía siendo un completo desconocido.
-Que pesimista. El que tiene más posibilidades para acabar mal eres tu. - Dijo bebiendo otro vaso.
La botella comenzaba a bajar cada vez más y ninguno de los mostraba síntomas alcohólicos. Parecía que ambos tenían una buena resistencia. La recluta empezaba a tener calor así que se soltó el cabello dorado, y posó la diadema de plata sobre la mesa. Se quedó mirando a Worick y con cierto sarcasmo habló.
-¿Qué miras? ¿Tanto te sorprende ver quitarse una diadema? - Rio. Cogió la botella y siguió sirviendo. - Venga, bebe.
Worick L. Arcangelo
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
¿Qué se le estaría pasando por la cabeza a la rubia en aquellos momentos? Seguíamos bebiendo y bebiendo mientras escuchaba esos ácidos comentarios sobre la situación, aquello parecía una batalla en la que las palabras eran las armas. Me encantaba como se aseguraba de dejarme claro que sí algo pasaba no iba a echarle la culpa al alcohol y en parte eso me tranquilizaba, no tenía ganas de tener que dar explicaciones a las autoridades como había pasado otras veces en el pasado. Como con aquella joven de cabellos azules en el East Blue o con aquella chica que parecía una niña en el North, pero bueno eso no tenía una gran importancia, ahora mis ojos se centraban en aquella belleza que tenía ante mí.
— Qué crees que voy a estar mirando, pues a la preciosa chica que tengo ante mí, aunque más exactamente tu postura y como reaccionas ante el alcohol bajando por tu garganta. Observando cada gesto que haces con tus manos, tus brazos, tu pecho...— Paré un segundo tras decir eso y se dibujo una sonrisa en mi cara, sin duda la chica no tenía nada que envidiar en ese aspecto respecto a cualquier otra que hubiese conocido en el pasado. — En fin hago lo que cualquier hombre haría en mi situación supongo, pero a diferencia de ellos lo disfruto de un modo más raro supongo. En cualquier caso y en respuesta a tu pregunta no, no me sorprende que te la quites, pero si me sorprende que estés más guapa con el pelo suelto. Supongo que el mundo es un lugar injusto y a algunos nos favorecen menos que a otras personas. —
Respondía a Rei-chan para segundos después tomar la botella y sin esperarla, amorrarme a ella y empezar a beber a tragos, si seguíamos bebiendo chupito a chupito no acabaríamos nunca así que me tomé la libertad de acelerar un poco el proceso junto a algún que otro comentario de por medio. — Cómo iba diciendo, si seguimos a ese ritmo no acabaremos nunca, vamos te toca beber a ti y hazlo de la botella o no acabaremos nunca, niña. — Inquirí pasándole la botella y esperando a que la aceptase.
Tan pronto como lo hiciese tomaría el cajetín de cigarrillos que descansaba en el bolsillo del pantalón, el mechero junto a éste y encendería un cigarrillo ofrenciéndole uno también a mi acompañante, aunque después de ver su cara respecto al ambiente no me extrañaría que lo rechazase. Veremos como acababa la noche al menos por ahora me estaba divirtiendo y no tenía quejas, había encontrado buena compañía en un día del que no esperaba gran cosa.
— Qué crees que voy a estar mirando, pues a la preciosa chica que tengo ante mí, aunque más exactamente tu postura y como reaccionas ante el alcohol bajando por tu garganta. Observando cada gesto que haces con tus manos, tus brazos, tu pecho...— Paré un segundo tras decir eso y se dibujo una sonrisa en mi cara, sin duda la chica no tenía nada que envidiar en ese aspecto respecto a cualquier otra que hubiese conocido en el pasado. — En fin hago lo que cualquier hombre haría en mi situación supongo, pero a diferencia de ellos lo disfruto de un modo más raro supongo. En cualquier caso y en respuesta a tu pregunta no, no me sorprende que te la quites, pero si me sorprende que estés más guapa con el pelo suelto. Supongo que el mundo es un lugar injusto y a algunos nos favorecen menos que a otras personas. —
Respondía a Rei-chan para segundos después tomar la botella y sin esperarla, amorrarme a ella y empezar a beber a tragos, si seguíamos bebiendo chupito a chupito no acabaríamos nunca así que me tomé la libertad de acelerar un poco el proceso junto a algún que otro comentario de por medio. — Cómo iba diciendo, si seguimos a ese ritmo no acabaremos nunca, vamos te toca beber a ti y hazlo de la botella o no acabaremos nunca, niña. — Inquirí pasándole la botella y esperando a que la aceptase.
Tan pronto como lo hiciese tomaría el cajetín de cigarrillos que descansaba en el bolsillo del pantalón, el mechero junto a éste y encendería un cigarrillo ofrenciéndole uno también a mi acompañante, aunque después de ver su cara respecto al ambiente no me extrañaría que lo rechazase. Veremos como acababa la noche al menos por ahora me estaba divirtiendo y no tenía quejas, había encontrado buena compañía en un día del que no esperaba gran cosa.
Reiko
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La botella iba bajando cada vez más y más. Reiko se planteaba si ir pidiendo otra o esperar a que terminara, pero al ritmo que iban, poco duraría. Aquel hombre hacía desaparecer el alcohol como si de magia se tratase. Ella no iba a ser menos, era muy competitiva en ese aspecto, pero no quería arriesgarse a acabar como todos los borrachuzos de aquella taberna de mala muerte. Además no quería olvidarse de su cometido en Valston.
Los comentarios de Worick hacían sonreír a la recluta. Una sonrisa tonta por aquí, otra por allá... y así se formaba una noche amena. Ella sabía responder perfectamente a cada comentario, relajándose un poco de vez en cuando, pero a veces esto se volvía una batalla de palabras, que sin duda, solían ser las mejores.
La palabra niña seguía pareciéndole mal. No era una chiquilla, era una mujer hecha y derecha, con todos sus atributos para conseguir lo que quisiese. A ratos pensaba en si llamarle niño a él, a ver que tal le parecía o si sonaba adecuado para alguien de tan... avanzada edad. Quizás se estuviera equivocando, pero le parecía alguien bastante mayor.
Levantó su mano en señal de negación cuando Worick ofreció un paquete de cigarrillos. Detestaba el humo del tabaco, era el peor olor que había conocido y le gustaba mantenerlo lo más alejado posible de ella, aunque era bastante difícil teniendo en cuenta en el lugar que estaban. - Vaya, vaya... Qué fuerte eres para que no te afecte media botella.
Reiko agarró la botella por el cuello y la acercó hasta sus rosados labios para beber. Estuvo un buen rato dándole un trago hasta que cesó. Dejó la botella de golpe en la mesa y pasó la mano por sus labios. Después de eso, sonrió. La bebida estaba agria, pero el sabor era bueno, lo amargo venía bien para despejarse.
-Creo que puedes ir pidiendo otra... Parece que vas a gastar un montón conmigo esta noche. Me gusta. - Rió mientras se cruzaba de brazos.
Los comentarios de Worick hacían sonreír a la recluta. Una sonrisa tonta por aquí, otra por allá... y así se formaba una noche amena. Ella sabía responder perfectamente a cada comentario, relajándose un poco de vez en cuando, pero a veces esto se volvía una batalla de palabras, que sin duda, solían ser las mejores.
La palabra niña seguía pareciéndole mal. No era una chiquilla, era una mujer hecha y derecha, con todos sus atributos para conseguir lo que quisiese. A ratos pensaba en si llamarle niño a él, a ver que tal le parecía o si sonaba adecuado para alguien de tan... avanzada edad. Quizás se estuviera equivocando, pero le parecía alguien bastante mayor.
Levantó su mano en señal de negación cuando Worick ofreció un paquete de cigarrillos. Detestaba el humo del tabaco, era el peor olor que había conocido y le gustaba mantenerlo lo más alejado posible de ella, aunque era bastante difícil teniendo en cuenta en el lugar que estaban. - Vaya, vaya... Qué fuerte eres para que no te afecte media botella.
Reiko agarró la botella por el cuello y la acercó hasta sus rosados labios para beber. Estuvo un buen rato dándole un trago hasta que cesó. Dejó la botella de golpe en la mesa y pasó la mano por sus labios. Después de eso, sonrió. La bebida estaba agria, pero el sabor era bueno, lo amargo venía bien para despejarse.
-Creo que puedes ir pidiendo otra... Parece que vas a gastar un montón conmigo esta noche. Me gusta. - Rió mientras se cruzaba de brazos.
Worick L. Arcangelo
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Me encantaba la actitud de Reiko-chan y cada pícara sonrisa hacía que algo dentro de mí se encendiese, no entendía muy bien el que, pero la sensación era de lo más reconfortante. La chica tenía tanto aguante como había prometido tener cuando le propuso aquella estúpida batalla, sin embargo me sorprendía que después de media botella se mantuviese en pie sin tambalearse ni un poco. Por lo visto pensaban lo mismo pues no tardó en hacer el mismo comentario que rondaba mis pensamientos. — No sé que me preocupa más si que sigas en pie después de media botella o que hayas pensado lo mismo que yo al ver que apenas te habías inmutado. — Inquirí a la vez que le sonreía del mismo modo que ella hacía conmigo.
El cigarrillo que había encendido segundos atrás ahora descansaba sobre la mesa a la esperad e que lo retomase, pero antes de hacer eso debería atender las necesidades de mi nueva amiga. — ¿Estas segura de que quieres que pida otra, no preferirías continuar esta velada en un entorno algo más privado? Qué te parece si pedimos otra botella, pero la disfrutamos en la intimidad de una habitación, tú y yo solos. Porque la verdad es que esta solitaria y vacía botella me ha dado bastantes celos, no es justo que ella sea la única que disfrute de esos preciosos labios. — Comenté de nuevo riendo mientras tomaba el cigarro y lo consumía todo de una larga calada.
Sin esperar respuesta por parte de Reiko-chan me levanté, quisiese o no iba a venirse conmigo para disfrutar de lo que quedaba de noche, o eso esperaba, pero quizás me dejase allí tirado y no volviese a verla nunca. ¿Valía la pena arriesgarse? Quizás con otra chica no me arriesgaría a ser rechazado o acabar algo herido, no obstante algo en la rubia me hacía querer seguir con ella aunque solo fuese por aquella noche. Quería conocerla mejor y más profundamente en todos los sentidos posibles, pero viendo su carácter aquella no sería una tarea fácil ni rápida. — Entonces que me dices... ¿Vamos? — Pregunté extendiéndole la mano para ayudarla a levantarse mientras con la otra dejaba un puñado de monedas sobre la mesa. Se me antojaba pasar la noche con Reiko y disfrutar de todo lo que eso significase, pero quizás la joven lo pensase lo mismo o tuviese asuntos más importantes que atender, esperaba que de ser así al menos quisiese pasar la noche con un hombre solitario.
El cigarrillo que había encendido segundos atrás ahora descansaba sobre la mesa a la esperad e que lo retomase, pero antes de hacer eso debería atender las necesidades de mi nueva amiga. — ¿Estas segura de que quieres que pida otra, no preferirías continuar esta velada en un entorno algo más privado? Qué te parece si pedimos otra botella, pero la disfrutamos en la intimidad de una habitación, tú y yo solos. Porque la verdad es que esta solitaria y vacía botella me ha dado bastantes celos, no es justo que ella sea la única que disfrute de esos preciosos labios. — Comenté de nuevo riendo mientras tomaba el cigarro y lo consumía todo de una larga calada.
Sin esperar respuesta por parte de Reiko-chan me levanté, quisiese o no iba a venirse conmigo para disfrutar de lo que quedaba de noche, o eso esperaba, pero quizás me dejase allí tirado y no volviese a verla nunca. ¿Valía la pena arriesgarse? Quizás con otra chica no me arriesgaría a ser rechazado o acabar algo herido, no obstante algo en la rubia me hacía querer seguir con ella aunque solo fuese por aquella noche. Quería conocerla mejor y más profundamente en todos los sentidos posibles, pero viendo su carácter aquella no sería una tarea fácil ni rápida. — Entonces que me dices... ¿Vamos? — Pregunté extendiéndole la mano para ayudarla a levantarse mientras con la otra dejaba un puñado de monedas sobre la mesa. Se me antojaba pasar la noche con Reiko y disfrutar de todo lo que eso significase, pero quizás la joven lo pensase lo mismo o tuviese asuntos más importantes que atender, esperaba que de ser así al menos quisiese pasar la noche con un hombre solitario.
Reiko
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Y finalmente la botella se terminó. Ambos eran muy resistentes a los efectos del alcohol, pero eso hacía que fuese un reto más para la recluta. La compañía estaba siendo realmente agradable, pero algo iba mal en el interior de la rubia, como si tuviera un presentimiento de que se iba a fastidiar. Ella solía tener esa sensación cada vez que lo pasaba bien, era como una especie de aviso para que estuviese siempre alerta, pero estaba cansada de estar siempre así. Tocaba relajarse un rato y olvidarse de tanto trabajo.
Reiko no podía evitar reírse ante el comentario de Worick. Iba demasiado rápido para ella, y a nuestra chica le gustaba ir despacio. No era de las que se metían en la cama de uno a la primera. Cogió la botella, mirando en su interior, y llamó al camarero de nuevo. Dado que el muchacho no cogería otra le tocaba escoger a ella y que pagase él.
-Para el carro... - Dijo con un tono suave. - ¿No crees que vas muy rápido? Disfrutemos de la segunda botella.
La joven recluta esperó a que el camarero trajese la otra botella descorchada. Reiko la agarró y le dio un trago, esta vez corto, pues tenía que compartir. Le tendió la mano a Worick para levantarse de la silla cochambrosa de aquella taberna. Reiko no quería que acabase tan rápido aquello así que recordó lo que había dicho anteriormente.
-¿Te olvidas de que era yo quién ponía las normas? Aún no me has halagado lo suficiente como para que te deje elegir. - Dio otro sorbo a la botella y comenzó a caminar hasta la puerta. Ignorando toda clase de comentarios ajenos a ellos dos. - Llévame a la playa. - Reiko sabía que era una buena idea ir a un lugar tan maravilloso, además la noche estaba cayendo y la luna llena iluminaría el agua perfectamente.
-Vamos ¿a qué esperas para abrirme la puerta? - Inquirió satisfecha mientras posaba una mano en la cadera.
Reiko no podía evitar reírse ante el comentario de Worick. Iba demasiado rápido para ella, y a nuestra chica le gustaba ir despacio. No era de las que se metían en la cama de uno a la primera. Cogió la botella, mirando en su interior, y llamó al camarero de nuevo. Dado que el muchacho no cogería otra le tocaba escoger a ella y que pagase él.
-Para el carro... - Dijo con un tono suave. - ¿No crees que vas muy rápido? Disfrutemos de la segunda botella.
La joven recluta esperó a que el camarero trajese la otra botella descorchada. Reiko la agarró y le dio un trago, esta vez corto, pues tenía que compartir. Le tendió la mano a Worick para levantarse de la silla cochambrosa de aquella taberna. Reiko no quería que acabase tan rápido aquello así que recordó lo que había dicho anteriormente.
-¿Te olvidas de que era yo quién ponía las normas? Aún no me has halagado lo suficiente como para que te deje elegir. - Dio otro sorbo a la botella y comenzó a caminar hasta la puerta. Ignorando toda clase de comentarios ajenos a ellos dos. - Llévame a la playa. - Reiko sabía que era una buena idea ir a un lugar tan maravilloso, además la noche estaba cayendo y la luna llena iluminaría el agua perfectamente.
-Vamos ¿a qué esperas para abrirme la puerta? - Inquirió satisfecha mientras posaba una mano en la cadera.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.