Negocios

Ah la fortuna, ese sueño dorado que se representa en multitud de matices y colores, desde la isla del puño te has embarcado para llegar a Johota. Sabes que allí existen minas de jade una magnifica gema semipreciosa, por supuesto tener acceso a una de estas explotaciones, es totalmente imposible. Por otro lado si hay minas de jade en la isla puede ser que encuentres un yacimiento, por lo que sabes estos suelen encontrarse por las montañas o en los cauces de los ríos, mientras piensas como llegar a hacer fortuna con unas gemas de precio desorbitado, llegas al puerto comercial de Indigo, en este puerto puedes comprar todo aquello que necesites o desees por el precio justo... Bueno puede que no tan justo pero por poder puedes.

El puerto y el mercado es un hervidero de gente, mercaderes que venden sus productos a grito pelado, viajeros que buscan mercancías al mejor precio, alguna patrulla de dos marines intentando mantener el orden y evitar robos, el día es perfecto pues la temperatura acompaña, luce el sol con un cielo nubloso que aparta el calor en su justa medida.

Un barco pesquero navegaba rumbo a isla Johota. Las nubes cubrían el cielo tras un sol radiante. La temperatura era perfecta, justo para todos aquellos amantes de la playa y el agua, lástima que no fuera así para Jung Su, el joven de cabellos naranjas. Se encontraba en proa, avistando su próximo destino. Portaba tan sólo su kimono característico de color naranja y en su hombro descansaba un pequeño gato negro de manchas blancas. ”Misifú, ya casi hemos llegado.” Se dijo a sí mismo. Estaba impaciente por tocar tierra firme. Poco le gustaba la madera y aún menos el agua, necesitaba estar en contacto con algo de civilización. El barco llegó a puerto y Jung Su saltó a tierra. Una ligera brisa pasó por allí, haciendo zarandear su melena brillante y que Misifú cerrara los ojos. ”Aquí es dónde deben estar las minas…” Pensó mientras acariciaba el lomo de su compañero. Comenzó a caminar a paso fijo y se adentró por el mercado. Necesitaba comprar algunas cosas antes de salir a por los tesoros, si no tenía el agua y la comida suficiente, podría pasarle factura.

Se acercó a un puesto de frutas y compró algunas manzanas aparte de algo de atún para Misifú. Ahora se acercó a un pequeño puesto dónde compró un par de botellas de agua frescas que serían suficiente para un pequeño viaje. Comenzó a caminar entre la multitud sin saber a dónde debía ir. Quería encontrar ya el tesoro para así hacerse rico, pero sabía que no iba a ser tan fácil. Crujió sus puños y le dio un poco de atún a su compañero, para así ir en busca de la aventura.

- Vamos Misifú, nos espera un largo viaje.

Valoras tus posibilidades antes de ir en dirección al bosque, sabes que una de las minas esta en el cauce del lecho del río y esta seco gracias a una presa, en su parte mas alta. Podrías revisar dicha parte del río, buscando en sus orillas y fondo con suerte tal vez encuentres alguna piedra de jade, por el mercado has visto pedruscos de varios kilos con un altísimo precio, uno solo de esas características te permitiría forrarte rápidamente. El problema el agua, si esta en el fondo del rió sacarla será complicado eso si encuentras algo, en las orillas la cosa seria mas sencilla. También podrías dirigirte a las montañas en donde se encuentra la segunda mina, acceder a ella seria complicado pero también puedes buscar por sus alrededores el jade puede encontrarse perfectamente a flor de piel. Otra opción seria pedir trabajo en la mina o entrar a robar, incluso puedes esperar en el mercado para ver si encuentras una ganga y revenderla después.

Jung Su comienza a ponerse en camino, con ganas de hacerse rico. Aquel era el primer paso para tener una gran fortuna, por lo que no iba a desaprovecharla. Comenzó a caminar en dirección al bosque con un pequeño mapa donde posiblemente se encontrarían las minas que le darían una vida de lujos. Se fijó que una estaba cerca del río, por lo que dudaba si ir allí. ”A pesar de que el río esté seco… Puede que tenga que zambullirme, por lo que no me hace ninguna gracia. A parte de que no sé nadar…” Pensaba mientras proseguía su camino. Estaba preparado para cualquier imprevisto, aparte de que para su edad era bastante fuerte y resistente gracias a su duro entrenamiento, sin contar con su habilidad secreta. Se dirigió hacia las montañas, atravesando el frondoso bosque con sus ojos bien atentos a lo que pudiese ocurrir, hasta que se encontró, por fin, con la mina que estaba buscando.

Una sonrisa se dibujó en su cara mientras acariciaba la cabeza de su compañero. Se dio cuenta de algo y era que en aquella mina ya había gente trabajando en explotarla. Podría ser una mala noticia, pero también una buena. Si habían tantos trabajadores querría decir que estaban sacando todo lo que pudiesen, pero también quería decir que aquella mina era un buen lugar dónde buscar. Lo bueno era que Jung Su, con su fuerza y resistencia sin contar con su pequeño tamaño, podría meterse en los huecos por los que ningún otro podría meterse. Se dirigió a hablar con el capataz de la mina para pedirle un pico y un casco, protegerse era lo primero, también para pedir permiso. Se acercó al que parecía estar dando las órdenes y dejó a Misifú en el suelo.

- Hola, soy Jung Su, vengo a trabajar. – Dijo convencido y sin miramientos. – Estoy buscando un pico y un casco, aparte del permiso del capataz. ¿Es usted? Podríamos llegar a un acuerdo. – Aclaró mientras se sacaba 1.000 Berries del bolsillo. Si algo podía hacer era esperar la respuesta de aquel hombre y, si se negaba, podría ofrecerle 1.000 berries por el “alquiler” de las herramientas. Era una buena forma de conseguir lo que quería, ofrecer dinero para ganar aún más.

Antes siquiera que el capataz pueda darse la vuelta para atenderte una terrible explosión sacude la tierra, el suelo tiembla y tanto esclavos como guardias caen al suelo. No sabes que acaba de suceder y mucho menos sabes que ocurre a continuación. Los obreros se tiran en manada sobre los guardianes, arrebatándoles las llaves y liberándose, entorno a ti se monta un pandemónium, el polvo y los gritos llenan el ambiente y apenas puedes ver mas allá de tus narices, en el fregado alcanzas un casco y un pico apoyados al lado de una vagoneta, te fijas en la palanca del freno y después de montar en ella la sueltas liberándola, la vagoneta se pone en marcha tranquilamente poco a poco entras en la oscuridad iluminada por antorchas, puedes escuchar los gritos de los esclavos aullando por libertad, venganza y sangre a partes iguales.

La carretilla se detiene en las profundidades de la mina después de unos veinte minutos de trayecto, los gritos han sido ahogados y apenas escuchas el eco.
Ante ti ves una bifurcación, en el camino de la derecha puedes oír el agua correr, en el de la izquierda ves una titilante luz, aunque también podrías ponerte a picar aquí sin ton ni son.
Tu última opción es seguir el camino por el que has venido y buscar en donde se extraen las piedras, o el almacén en donde se guardan.

Pero podría haber kilómetros de galerías y perderse es una opción muy mala.

Antes de que aquel hombre respondiese a Jung Su hubo una tremenda explosión que sacudió la tierra del lugar. Los obreros y los esclavos comenzaron a pelearse entre ellos mientras que el joven pelinaranja decidió aprovecharse de aquel momento. Agarró un casco y un pico que había junto a una vagoneta, se subió en ella y soltó el freno. Sabía que podía ser peligroso, por lo que siempre tendría la opción de saltar de ella si se ponía en peligro. Pasó por un camino iluminado por antorchas hasta llegar a una pequeña bifurcación. Jung Su saltó de la camioneta y se puso a observar aquel lugar. Habían dos caminos a parte del de dónde venía. Por uno de los trayectos se podía escuchar el agua correr. ”Este camino no es una buena idea.” Pensó. Si el agua corría, significaba que podría llegar a mojarse y, a las malas, tener que nadar cuando no sabía. Vio que por el otro lado había una luz titilante. Tampoco le daba buena espina, pero decidió ir por allí.

- Misifú, iremos por aquí. – Dijo a su compañero que estaba escondido dentro de la vagoneta por el miedo.

Jung Su agarró el pico y se puso el casco que por suerte llevaba una linterna incorporada. Cómo aún había una luz tenue se decidió en mantenerla apagada para ahorrar batería, nunca se sabía cuándo se podían acabar. Comenzó a caminar por aquel estrecho lugar, decidido. Sabía que podría llegar a perderse y por eso comenzó a memorizar aquel lugar. Menos mal que contaba con una gran memoria, sino podría llegar a ser tan fácil perderse cómo difícil encontrar una aguja en un pajar. Misifú seguía detrás de él, por lo que el joven se paró y agarró a su compañero para así apoyarlo en su hombro. Notaba cómo Misifú temblaba de miedo por la pelea y la explosión, por lo que el muchacho acarició su cabeza, haciendo que éste se calmara. ”Esperemos encontrar algo interesante.” Pensó mientras seguía su rumbo a lo desconocido. Era impaciente por lo que necesitaba encontrar algo ya, o podría comenzar a ponerse nervioso.

El camino te lleva hasta una tenue luz en el suelo, donde puedes ver picos, palas, explosivos y cadenas. Todo tirado de cualquier manera como si aquellos que las sostenían hubieran salido a toda prisa sin tiempo para llevar exceso de peso. En la oscuridad puedes ver un cuerpo tirado en el suelo, parece ser un guardia de la mina, no podrías discernir si esta vivo o no. Por que moverse no es que se mueva mucho.

La galería no tiene salida y esta excavada directamente en la roca, seguramente fuera un punto de extracción por las numerosas huellas que hay en el suelo, estas parecen que arrastraban algo pesado por el suelo, tal vez fueran cestos con arena y piedras o directamente rocas.

El silencio es sepulcral, parece ser que nadie te va a molestar, ¿quien sabe? Tal vez sea aquí donde encuentres tu premio, o podrías ayudar al guardia, opciones tienes así que tu mandas.

Jung Su camina hacia aquella luz extraña en medio de la cueva. Ya puede oler el dinero, la fortuna, sabe que si sigue por ese camino acabará haciéndose rico. En el suelo ve de dónde procede la luz tenue, y es de la típica linterna para señalizar obstáculos. Al parecer al lado hay más picos, palas, explosivos y cadenas. ”¿Tal vez aquí se originó la explosión?” Pensó Jung Su mientras comprobaba aquellos explosivos, que estuvieran en buen estado. Si funcionaban bien, era una buena forma de encontrar joyas, ya que iría mucho más rápido que sólo picando. Pero se dio cuenta de algo más que había por allí. Había un extraño cuerpo tirado en el suelo que parecía ser de un guardia por las ropas bien cuidadas que portaba. Jung Su no estaba seguro de si aquella persona estaba viva o no, ya que no se movía. Comenzó a pensar que era lo mejor y lo más problemático, desde luego que era molesto tener a alguien ahí tirado, ya que si alguien llegaba podrían creer que había sido él el causante. Lo que sí tenía claro es que no había ningún otro lugar más a donde ir, ya que el camino terminaba allí. Bajó a Misifú de su hombro y comenzó a rascarse la cabeza. Iba a usar los explosivos para abrir un camino más grande y así descubrir nuevas cosas, pero tampoco podía dejar a ese hombre allí. Agarró de las piernas a aquel tipo y lo arrastró lejos. Agarró un poco de dinamita y la preparó, incrustándola entre las rocas para volar un buen trozo en pedazos. Alejó todos los demás explosivos y herramientas y comenzó a estirar el cable con el pulsador. Una vez estuvo lo suficientemente alejado se iba a disponer a activar el explosivo, pero antes debería intentar despertar al guardia. Se acercó a él y levantó sus piernas para que así le llegara la sangre a la cabeza. Comprobó su respiración y su pulso, si no tenía intentaría practicar un boca a boca, posando las dos manos entrecruzadas en el pecho de aquel hombre y aplicar presión para después lanzar aire a su boca. Lo repetiría varias veces hasta que resultara efecto, o no. Una vez terminara pulsaría el activador de los explosivos estando alejado, para que así no le afectara la explosión. Había puesto poca carga ya que no quería que todo aquello se derrumbara. Por si acaso tenía preparada una salida y las hormonas de testosterona.

En tu búsqueda por la fortuna, te armas con dinamita y la preparas para una voladura controlada. Aunque no sabes muy bien como funciona has visto muchas películas. Por suerte para el pobre tipo lo sacas arrastras de allí antes de la detonación. Esta vivo y respira con soltura, simplemente algún bestia lo noqueo de un tortazo.
Desde una posición a cubierto activas el detonador pirotécnico, el cordón detonante se consume rápidamente hasta el tren de iniciación que detona la carga principal, el sonido que produce es inmenso que cojones ha sido eso, la dinamita no tiene tanta potencia, igual era trilita, pero tu estas a salvo y sin un rasguño eso es lo que importa.
Momentos después entras a ver el trabajo creado, para tu sorpresa toda la sala se ha hundido, el suelo ha caído y solo ves escombros, comienzas una búsqueda superficial pero no ves nada de ese color verde tan característico del jade, tal vez debajo de las rocas encontrarías algo, pero lo que es en la superficie de los escombros no hay nada.

Tienes explosivos y cebos como para hacer cinco voladuras, ahora bien esta galería sigue sin tener salida y el silencio continua, parece que la gente o ha huido o esta K.O
Te viene a la memoria el otro camino por el que oigas agua tal vez allí tengas mejor fortuna, o podrías continuar buscando en esta galería.

Parece que aquel hombre está vivo, respira y su pulso es estable, pero no parece despertar. Es como si estuviese un una especie de coma o algo por el estilo. Jung Su traga saliva mientras pulsa el interruptor. El hilo comienza a consumirse con velocidad hasta llegar a la carga, que explota creando un estruendo realmente fuerte. ”¿Me habré pasado con la carga?” Piensa Jung Su mientras camina junto a Misifú hacia el lugar de la explosión. Parece que ha sido todo más potente de lo que esperaba y eso que usó una carga mínima para que la potencia fuera baja. Al ver lo que había creado con aquella explosión se quedó atónito. Todo el lugar estaba lleno de escombros, las paredes y el techo se habían derrumbado. ”Creo que me sí me he pasado…” Piensa mientras una gota de sudor cae por su frente. Desde luego que se había pasado, había cortado el paso por completo. Jung Su se puso a buscar con la mirada un poco por encima de aquellas rocas para ver si encontraba alguna joya o algo, pero nada. Había tenido mala suerte y no encontró nada. Al parecer todo iba a costar más de lo que él esperaba. Agarró el casco que tenía en la cabeza y lo lanzó contra el suelo con fuerza.

- ¡Mierda! ¡Joder! – Gritaba mientras pisaba el casco con fuerza.

Dio la vuelta y fue hacia dónde estaba el guardia y los otros explosivos. Agarró al hombre y lo metió dentro de la vagoneta junto a las herramientas y los explosivos y se puso a empujar. Había decidido ir por el camino que menos le gustaba, por dónde parecía escuchar agua correr, como si de un riachuelo se tratase. Lo bueno era que si había agua, ésta habría desgastado las rocas poco a poco por lo que podría dejar al descubierto alguna que otra joya y así no tendría ni porqué mojarse. Sin contar de que tal vez con agua podría despertar a aquel hombre y ponerlo a trabajar para él, ya que le había salvado la vida. Caminó mientras iluminaba con la linterna que tenía para así ver mejor, tal vez las joyas se iluminasen con la luz, o tal vez no. Misifú se subió a la vagoneta para no tener que caminar. ”Este gato me ha salido vago…” Pensaba mientras empujaba la vagoneta.

Ante ti se encuentra una enorme caverna con su precipicio y todo. Tiene forma circular a tu derecha el agua cae desde el techo al vacío en forma de catarata, a tu izquierda no hay mas que roca, y en medio tapándote la visión ves un pilar, esta rodeado por una pasarela metálica de aspecto muy resistente a la cual puedes acceder por un puentecito si continuas tu camino, hacia el agua.
El hombre a pesar de tus esfuerzos sigue grogui, te das cuenta que aquí aunque no hay mucha luz una sustancia fosforescente ilumina las paredes, seguramente por efecto de la humedad ha conseguido crecer.

Parece que lo único que es interesante es la pasarela metálica que acaba un poco mas allá en una puerta cerrada con carteles de peligro, autchung, largo, fuera

Pos su parte tu perezoso gato continua feliz sin inmutarse por nada, parece que peligro lo que es peligro no hay en las inmediaciones.

Jung Su camina entre la oscura caverna iluminando el camino con la linterna que encontró. Tan sólo puede ver rocas y ni una sola joya, hasta que por fin llega al origen del sonido. Era una especie de caverna enorme donde el causante de aquel ruido era una cascada. Extraño, el agua debía filtrarse entre las rocas para llegar hasta allí sin tener que pasar por la mina. Parece un agujero negro enorme que seguramente daría a un pequeño lago subterráneo. Al frente un pilar de rocas rodeado por una especie de puente metálico y al final una puerta en la que hay un cartel avisando del peligro. ”¿Qué puede ser?” Piensa Jung Su, curioso. El joven se puede fijar en algo más, la pared parece estar iluminada por una luz fosforescente. ¿Podrían ser joyas, piedras preciosas? El chico se acerca a las paredes para examinar, con el pico, y así probar a mirar un poco más a fondo para ver de qué se tratan los brillos.

Una vez investigado, cogería agua de la cascada para así mojar la cabeza del hombre que llevaba. Ojalá se despertase pronto para que le ayudase a buscar, o acabaría tirándolo por la cascada, ya que sería una carga. Traspasó la pasarela en busca de algo interesante, quería ver lo que había detrás de aquella puerta. Sonrió de lado mientras miraba a su pequeño compañero de ojos brillantes y éste se subió a su hombro. Empujó la vagoneta hacia la puerta, y una vez en frente de ella decidió abrirla. Tragó saliva, se preparó para luchar si hiciese falta y entonces abriría la puerta, despacio y con seguridad.

Lentamente te acercas a las paredes que brillan, la luz proviene de un pequeño musgo que crece aquí por causa de la humedad, decepcionado bajas el pico e intentas despertar al hombre con un poco de agua, consigues introducirle la cabeza en el frío liquido, después de varios intentos el hombre reacciona, se encuentra aturdido y semiconsciente, mientras se recupera te adelantas a la puerta, la pasarela metálica chirría bajo tu peso, pero tiene aspecto de ser firme y fuerte, la puerta de acero esta cerrada con un candado.
Con un sonoro golpe de pico descerrajas el candado y la puerta se desliza silenciosamente sobre sus goznes, el interior esta oscuro, la emoción se palpa en el ambiente... Iluminas la estancia y descubres una enorme colección de cajas perfectamente apiladas, grandes y pequeñas, se encuentran colocadas por toda la estancia.
Decides abrir alguna haciendo palanca, para tu sorpresa en su interior perfectamente protegido encuentras una figura dorada con incrustaciones de piedras que brillan como si tuvieran luz propia. Con ansia examinas el resto de cajas, en todas y cada una de ellas hay un exquisito objeto, verdaderas obras de arte desde cuadros hasta joyas, En una de ellas incluso encuentras una cinta magnetofonía que dice así, Los mejores éxitos de OPD con canciones como tiranos-de-opd, Dyscordia y otros rotundos éxitos una joya de coleccionista valorada en millones de billones... (Eso que lo decida el mod de turno XD)

Sabes que esto no es normal que este aquí seguramente sean artículos robados y traídos ilícitamente a esta isla para su posterior distribución. Puedes intentar alertar a las autoridades o llevarte todo lo que puedas cargar también podrías tirarlo todo al agua quien sabe igual flota.

Decepcionado tras ver que el brillo de las paredes tan solo era musgo, el muchacho está a punto de abrir la puerta con el pico, rompiendo el candado. Entonces escucha un mísero ruido, alguien tosiendo, se gira y ahí está el hombre, medio aturdido. Jung Su está a punto de ir a hablar con él, pero se da cuenta de que aún no está en sus cabales ese hombre. Con un golpe rápido y fuerte parte el candado en dos, abriendo la puerta lentamente. Es una especie de cámara oscura que el joven ilumina con la pequeña linterna, dándose cuenta de que todo está repleto de cajas. ”¿Cajas? Sí, cajas. El muchacho se acerca a una de ellas, curioso por saber qué puede haber dentro. ”¿Más dinamita?” Piensa mientras mete el pico entre la tapa y las paredes de la caja, haciendo palanca para así abrirla. De pronto la luz de la linterna se refleja en una especie de metal amarillo, casi dejando a Jung Su. Entonces mira más fijamente a esa cosa y descubre una figura extraña y dorada. Los ojos del joven se abren de par en par, emocionado, mientras su boca casi se disloca de la sorpresa. Con ansias se pone a abrir las demás cajas, descubriendo más objetos antiguos, incluso una colección de discos únicos sobre… ”¿OPD?” Puede ver que también hay un tocadiscos, así que curioso conecta uno de ellos, Dyscordia.

- ¿Qué es esto? – Pregunta Jung Su en alto. - ¿Dark? ¿Quién es Dark? Ese nombre no me suena… Parece un tipo genial. – Dice mientras para el disco y lo guarda en su sitio.

Tras escuchar varias canciones pegadizas de aquel extraño grupo musical, Jung Su acabó de abrir todas las cajas. Tenía una grandiosa cantidad de tesoros, parecía que su objetivo, su sueño, al fin se había cumplido. No podía creerlo. ¿Tan fácil fue todo? ¿Tan sencillo fue ser rico? Algo de trampa debía haber en el asunto. El muchacho extrañado agarró varios objetos. Un guante dorado que se puso en su mano derecha, un colgante antiguo aparentemente de una tribu ya acabada y por último se colocó una corona. Era dorada con tela roja cómo la sangre, con joyas incrustadas en el aparente oro. Comenzó a llenar la vagoneta de todos los tesoros que había encontrado, pero tan sólo tenía un problema ahora. El guardia. Tal vez él sabía de eso, o lo estaba custodiando. Lo que no podía permitir es que se fuera de la boca. Salió con la vagoneta y se paró, mirando fijamente al guardia. Entonces levantó su mano derecha para señalarlo con el dedo índice cubierto por el guante dorado, mientras la cabeza la apoyaba en la otra mano, sonriendo de medio lado y con sus ojos zafiro abiertos.

- Tú no hablarás. – Aclaró.

Spoiler:

El hombre te mira con los ojos desorbitados inyectados en sangre. Se levanta del suelo, aunque sigue confuso ha tenido tiempo mas que suficiente para recuperarse del anterior golpe, de sus labios surgen las palabras frías y cargadas de desprecio

- No tu no puedes darme ordenes, te voy ha hacer papilla y después volverás a tu lugar en las minas y vas a desear no haberte escapado.
Ante tus ojos el tipo comienza a cambiar a volverse blanco como el azúcar y muy plano, en breves instantes el individuo se ha transformado en un hombre de papel, sin pensarlo dos veces sus brazos se transforman en hojas que lanzan sendos cortes contra ti, a pesar de ser papel esta afilado como una hoja de afeitar, y si. Los cortes con papel son los peores.

El espacio para luchas del que dispones es reducido pues, atrás tuyo tienes el vacío y delante al mozo este, a tu derecha esta la entrada de la gruta por la que viniste y a la izquierda el puente por el cual accediste a la sala donde los tesoros esperan a ser llevados.

Como diría la cosa, es la hora de las tortas. Eso o puedes huir raudo y veloz

De pronto tras las palabras de Jung Su, aquel hombre le mira con rabia. Parece estar enfadado mientras se levanta del suelo. Aquel hombre comenzó a amenazar al joven, al parecer tenía bastante mal humor. El cuerpo de aquel hombre se volvió blanco y se transformó en una especie de hombre de papel. Parece usar sus brazos como katanas, lanzando numerosos cortes al joven sin parar. El espacio era escaso, casi no podía moverse. Por suerte tenía la vagoneta al lado. Recibió un corte superficial en el brazo izquierdo al lado del bíceps y un segundo corte en su mejilla izquierda. Dio un salto hacia atrás, dónde estaba la plataforma. Abrió sus manos y sus uñas crecieron, clavándoselas así en el corazón. Comenzó a doparse de testosterona, aumentando sus características para así dar una mejor pelea.

- Te salvo la vida. ¿Y así me lo pagas? – Dice Jung Su mientras se coloca detrás de la vagoneta. – Pues es hora de jugar.

Empujó con su pierna la vagoneta, con todas sus fuerzas, haciendo que esta fuera con velocidad hacia el hombre de papel para tratar de empujarlo al vacío. Jung Su se puso en posición de combate, esperando el siguiente ataque. Esta vez estaría preparado. Sus heridas sangraban, sobre todo la de la cara. Al parecer le escocía y mostró una mueca de dolor mientras se relamía una gota de sangre que resbalaba por su mejilla. Por si acaso tenía el guante dorado en su mano derecha, eso haría que sus golpes fueran más duros. Rezaba a Buda de que aquel hombre se cayera al vacío, y si no, iría a por él con toda su fuerza.

La vagoneta se desliza con velocidad, ves como impacta encima del tipo y le pasa por encima, un grito desgarrador atraviesa el aire, cuando la carretilla aplasta al hombre. Por suerte no ha caído al vacío y se ha quedado casi en el borde.
El tipo se encuentra tirado en el suelo con dos líneas negras pintadas en su superficie por donde la carretilla lo ha atropellado, antes de que puedas sentir lastima de el siquiera, puedes observar como se levanta.

Su cuerpo se contorsiona y dobla y adquiere la forma de un rinoceronte pequeñito de un metro de altura por uno y medio de largura, esta decidido a devolverte tu amable empentón por lo que carga contra ti de frente.

No sabes hasta que punto puede ser resistente el papel pero el grupo de cuernos que tiene en la frente podría pincharte cuanto menos, tal vez seria mejor mantener las distancias o sacar un capote, venga valor y al ruedo

Jung Su vio como la vagoneta se estampaba contra aquel hombre extraño de papel, pero cuando ésta cayó al vacío, se dio cuenta que en el suelo yacía aquel hombre, con dos marcas de las ruedas de la vagoneta. Sabía perfectamente que aquello iba a ser difícil, sobre todo cuando vio que se levantaba sin más, preparado para luchar. Aquel extraño papel con forma de hombre comienza a doblarse y a tomar forma como si de papiroflexia se tratase. Parece tomar la forma de un animal de cuatro patas y dos cuernos en la frente, un rinoceronte. El animal de papel comienza a correr hacia el joven a una gran velocidad. Jung Su prepara su mejor defensa, recibe al rinoceronte de papel usando todo su poder, parándolo con las manos gracias a agarrarlo del lomo. Aun así el cuerno más largo atraviesa la defensa del pelinaranja, ofreciendo un pequeño apuñalamiento en su estómago, sin causar una herida muy grave. Es superficial, pero aun así sangra bastante. Parece ser que ya ha recibido varios cortes y no puede permitirse ninguno más.

- Mi turno, pues. – Dice Jung Su con una voz seria y una pequeña sonrisa traviesa en su rostro.

Prepara un combo de golpes para acabar con aquella bestia y así llevarse su premio. El chute de testosterona se ha terminado, pero aun así piensa acabar con él. Lanza una patada derecha directo al hocico de aquel animal, con fuerza. Le dé o no, tras aquella poderosa patada iría un puñetazo, acompañándola. El puño sería el derecho con el guantelete de oro, lanzándose con fuerza al mismo lugar, al hocico. Tiene la intención de dejar cao a aquel animal o humano de papel propinando golpes en una zona sensible como puede ser la mandíbula. Tras los golpes trataría de dar un salto hacia atrás para alejarse un poco y posicionarse en forma defensiva.

Con asombro te das cuenta que tu primer golpe manda volando al bicho, por lo visto puede ser un rinoceronte pero al ser de papel pesa unos pocos gramos, tu golpe lo manda por los aires directo al precipicio por donde se pierde de vista en la oscuridad insondable, dejándote solo con tu tesoro, la vagoneta y el camino libre. Bueno y tu gato, el cual crece hasta alcanzar unas dimensiones monstruosas y te aniquila, vale esto ultimo no pero tenia que rellenar XD

Ahora que haréis tu gato vago y tu,

El primer golpe lanza volando a aquel rinoceronte de papel, haciendo que éste cayese al vacío, donde la vagoneta terminó minutos antes. Jung Su estaba cansado, no había sido un combate largo, pero aún así había terminado herido. Gotas de sudor caían por su frente mientras jadeaba, no tenía intención de quitarse la corona, pues era de lo poco que había quedado. Agarró a Misifú y lo subió a su hombro para así ponerse a caminar. Tenía la intención de volver a la entrada de aquella cueva, tal vez no había conseguido el mineral que buscaba, pero al menos había salido con algo de oro. Se mojó la cara con el agua de la cascada y prosiguió su camino. Andaba de vuelta mientras miraba las paredes, con ganas de encontrar alguna que otra joya. Si no encontraba nada, se daría por rendido, saliendo de aquel lugar para ir directamente al puerto mientras llamaría la atención con las joyas doradas que había conseguido. Iba en búsqueda de un barco pesquero para así salir de aquella decepcionante isla, aunque no tanto, ya que el colgante, la corona y el guantelete valían la pena.

El tipo de papel ha desaparecido en las profundidades, y tu intentas llevar tu camino hacia la superficie, la red de túneles es basta e inmensa y mas de una vez has de dar la vuelta, por fortuna las vías te sirven de guía llevándote poco a poco a la superficie, después de varias horas el hambre te azota con su presencia, y el camino sigue tan oscuro y sinuoso como cuando comenzaste, pero continuas sin desfallecer hasta que finalmente tras sabe dios cuanto rato, la luz de la luna te muestra su agradable mirada. Accedes a la salida, frenético, deseoso de respirar aire puro. Sin embargo te encuentras con un piquete de la marina.

Después de unas cuantas horas de explicaciones e interrogatorios consigues que te liberen a la mañana siguiente en el mercado, en donde te será fácil encontrar un comprador para los objetos que sacaste de la mina.

A Jung-Su le costó bastante tiempo salir de aquel lugar, pero al fin alcanzó la luz, pudiendo así hablar con un piquete de la marina que, tras largas horas de espera y explicaciones consiguió salir de un pequeño calabozo para así dirigirse al mercado. Allí tendría un objetivo claro; vender tanto la corona como el guante de oro, o eso parecía. Al colgante le había cogido cariño, a parte de que le recordaba al antiguo colgante que usaba bañado en oro de poca calidad. Se miró en un espejo y comenzó a autoalabarse, ya que era bastante egocéntrico y creído. Consiguió hablar con un mercader y llegar a un pequeño trato, que aunque no saliese muy bien para él, ya que aún le costaba regatear los precios, al menos consiguió algo de berries. La aventura había merecido la pena. Miró a su compañero, Misifú, y le dedicó una sonrisa al ver que ambos estaban con hambre, así que antes de proseguir por los mares compró algo de pescado para su gato y también algo de palomitas para él. Sí, no había mejor alimento, no, él debía elegir palomitas dulces, concretamente de chocolate.

Se fue caminando hacia el puerto una vez consiguió curar sus heridas, quería salir de aquel lugar y así ir a por otro gran tesoro. Entonces subió a un barco de pescadores, pagando una cuota por el viaje, claro. Tenía planeado ir al South Blue, cambiar de aires por así decirlo y entonces escuchó una conversación que le llamó bastante la atención. Unos viajeros que también se dirigían a South Blue estaba hablando sobre una isla fantasma que escondía un gran tesoro. Eso hizo que la cara de Jung-Su cambiase a pura felicidad. Aún estando algo mareado, cosa que le pasaba siempre que comía palomitas y se montaba a un barco hecho con madera de roble, pudo recuperarse al pensar en su próximo destino.

Fue hacia su camarote sin pensarlo, agarró papel y pluma y se puso a escribir. Sin duda se sabía que estaba haciendo, estaba redactando dos cartas para sus otros compañeros, Eichi y Zero. Esperaba que le llegasen de alguna forma y así que se unieran a él en su travesía, ya que necesitaba ir acompañado para así tener más ojos donde buscar. Cómo sabía que a sus dos compañeros no le interesaban los tesoros y el dinero, sabía que se podía llevar una mejor parte.

- ¡Rumbo a la Isla Fantasma!

Finalizado: