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Tobías Thorn
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- Esto es precioso. - pensaba mientras paseaba por uno de los canales de la "Capital del Agua".
Me encontraba en Water 7 para entregar varios informes de misiones pasadas y una carta personal de mi superior hacia el jefe de la base que aquí se encuentra. Paseaba por el canal 3 con mi cuervo al hombro buscando algo interesante que comprar, el día incitaba al paseo pues hacía un día soleado pero sin azotar el calor, a Croc le brillaba su plumaje negro dándole un brillo azulado bastante bonito, como siempre parecíamos una pareja bastante lúgubre, yo con mis ropajes oscuros y mi compañero negro como el tizón. Había llegado un día antes de lo previsto y no tenía prisa por entregar esos papeles, no fueran a mandarme a algo corriendo y no pudiese aprovechar unas horitas de este día que prometía tranquilidad asique me paré en varios puestos y tiendas para hechar un vistazo en busca de algo interesante.
Después de un pequeño paseo y no ver nada que me gustase me paré en una pequeña terraza de un bar. La camarera era una chica bastante bonita que tras pedir me brindó una encantadora sonrisa y un piropo al pájaro, el maldito triunfaba más que yo. La chica trajo un zumo de frutas y un poco de agua para Croc y tras pagarle me relajé dispuesto a aprovechar el tiempo libre de la mejor manera que se me ocurría y eso era no hacer nada. Me merecía un descanso después de haber pasado por tantas misiones, tenía la sensación que desde que había entrado al CP no había tenido tiempo para mí y con los pequeños ascensos que había obtenido en relativamente poco tiempo menos todavía.
- ¿Verdad que nos lo hemos ganado pequeño? - pregunté al cuervo como si él pudiese seguir el hilo de mis pensamientos y aunque sólo contestase con un graznido yo sabía que había dicho sí.
Me encontraba en Water 7 para entregar varios informes de misiones pasadas y una carta personal de mi superior hacia el jefe de la base que aquí se encuentra. Paseaba por el canal 3 con mi cuervo al hombro buscando algo interesante que comprar, el día incitaba al paseo pues hacía un día soleado pero sin azotar el calor, a Croc le brillaba su plumaje negro dándole un brillo azulado bastante bonito, como siempre parecíamos una pareja bastante lúgubre, yo con mis ropajes oscuros y mi compañero negro como el tizón. Había llegado un día antes de lo previsto y no tenía prisa por entregar esos papeles, no fueran a mandarme a algo corriendo y no pudiese aprovechar unas horitas de este día que prometía tranquilidad asique me paré en varios puestos y tiendas para hechar un vistazo en busca de algo interesante.
Después de un pequeño paseo y no ver nada que me gustase me paré en una pequeña terraza de un bar. La camarera era una chica bastante bonita que tras pedir me brindó una encantadora sonrisa y un piropo al pájaro, el maldito triunfaba más que yo. La chica trajo un zumo de frutas y un poco de agua para Croc y tras pagarle me relajé dispuesto a aprovechar el tiempo libre de la mejor manera que se me ocurría y eso era no hacer nada. Me merecía un descanso después de haber pasado por tantas misiones, tenía la sensación que desde que había entrado al CP no había tenido tiempo para mí y con los pequeños ascensos que había obtenido en relativamente poco tiempo menos todavía.
- ¿Verdad que nos lo hemos ganado pequeño? - pregunté al cuervo como si él pudiese seguir el hilo de mis pensamientos y aunque sólo contestase con un graznido yo sabía que había dicho sí.
Alexandra Silvercat
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Pregunta: ¿Qué hacía yo en Water Seven? Respuesta: Ayudar a un amigo.
La ventaja que tenía pertenecer al CP era la libertad con la que podías viajar a otras islas libre de temores, y sin la necesidad de huir de las autoridades que tenían los piratas buscados. Así que no es muy difícil imaginar la cantidad de gente distinta a la que conoce una durante sus viajes en las misiones. Particularmente allí en Water Seven en cierta ocasión me vi obligada a detener unas operaciones revolucionarias... bueno eso es otra historia, lo importante es que acabé con una relación de mutuo beneficio con el dueño de aquel bar.
Y precisamente cuando estaba en una de las islas cercanas, recibí una carta mediante un murciélago mensajero (Dios bendiga a esos pobres e inteligentes animales por ser usados de aquella forma por el Gobierno), en la cual aquel hombre me pedía ayuda. Alarmada, me apresuré a dirigirme de inmediato hacia allí... solo para verme atendiendo mesas y recogiendo pedidos. Sinceramente, creo que en realidad me lo merecía, por ser tan incauta e inocente, aunque quiero sospechar que el dueño del bar no lo hizo con mala intención. Al parecer varias de sus chicas habituales se habían quedado indispuestas por un banquete de marisco en mal estado, y el pobre hombre había acudido desesperado a medidas desesperadas.
Así que allí estaba, haciendo uso de mi prodigiosa (aunque a corto plazo) memoria, y con más relleno en el sostén que de costumbre para realzar mi 'carisma' frente a los clientes masculinos, roja cabellera al viento de aquel hermoso día y con un ajustado traje de camarera. "Oh bueno..." Pensé. "Al menos me lo tomaré con calma y buen humor. Ya que lo hacemos, hagámoslo bien."
En estas estaba, más de media jornada ya hecha y con la clientela disminuyendo temporalmente (ya a la tarde esperaba que volviera el flujo de gente, pero en ese momento tenía un respiro que pensaba aprovechar). Me encontraba detrás de la barra de bebidas, tomándome un batido de fresa y mirando sin ver mientras me sumía en mis pensamientos, cuando vi algo que me llamó la atención. Una figura oscura que destacaba demasiado en aquella escena, y a la cual tardé un rato en reconocer. Otra de las chicas sustitutas le estaba atendiendo, de forma quizá demasiado coqueta para mi gusto... aunque bueno, en ese trabajo nunca se puede ser demasiado coqueta, el peso en mi pecho me lo recordó amablemente.
- Oye Lisa... - llamé la atención de a muchacha cuando se puso a hacer cuentas en la caja registradora al lado mío. - ¿Te importa quedarte un momento atendiendo la barra? - Ante la confusa mirada de la simple chica, señalé disimuladamente con la barbilla hacia la mesa que acababa de atender. - Necesito hablar con él de un par de cosas.
- ¡Oh! ¿Le conoces? - Preguntó Lisa a su vez, sonriendo. - ¿Qué pequeño es el mundo, verdad? La casualidad de que hayáis coincidido...
Haciendo una mueca y asintiendo, me alejé, dejándola hablar sola sobre el Destino y tonterías similares. No fui directa hacia la mesa para no llamar demasiado la atención, sino que di un pequeño rodeo por la espalda del oscuro muchacho sentado, antes de sentarme a su lado como si fuera lo más normal del mundo, mientras suspiraba.
- Thoby... ¿No te enseñaron en la academia a pasar un poco más desapercibido? - Dije con desgana y sin mirar a nadie en particular. Estaba al noventa y cinco por ciento segura de que no me equivocaba de persona, aquel hombre perteneciente al CP tenía un aspecto que era imposible de no reconocer, incluso si solo lo había visto un par de veces en algún informe.
La ventaja que tenía pertenecer al CP era la libertad con la que podías viajar a otras islas libre de temores, y sin la necesidad de huir de las autoridades que tenían los piratas buscados. Así que no es muy difícil imaginar la cantidad de gente distinta a la que conoce una durante sus viajes en las misiones. Particularmente allí en Water Seven en cierta ocasión me vi obligada a detener unas operaciones revolucionarias... bueno eso es otra historia, lo importante es que acabé con una relación de mutuo beneficio con el dueño de aquel bar.
Y precisamente cuando estaba en una de las islas cercanas, recibí una carta mediante un murciélago mensajero (Dios bendiga a esos pobres e inteligentes animales por ser usados de aquella forma por el Gobierno), en la cual aquel hombre me pedía ayuda. Alarmada, me apresuré a dirigirme de inmediato hacia allí... solo para verme atendiendo mesas y recogiendo pedidos. Sinceramente, creo que en realidad me lo merecía, por ser tan incauta e inocente, aunque quiero sospechar que el dueño del bar no lo hizo con mala intención. Al parecer varias de sus chicas habituales se habían quedado indispuestas por un banquete de marisco en mal estado, y el pobre hombre había acudido desesperado a medidas desesperadas.
Así que allí estaba, haciendo uso de mi prodigiosa (aunque a corto plazo) memoria, y con más relleno en el sostén que de costumbre para realzar mi 'carisma' frente a los clientes masculinos, roja cabellera al viento de aquel hermoso día y con un ajustado traje de camarera. "Oh bueno..." Pensé. "Al menos me lo tomaré con calma y buen humor. Ya que lo hacemos, hagámoslo bien."
En estas estaba, más de media jornada ya hecha y con la clientela disminuyendo temporalmente (ya a la tarde esperaba que volviera el flujo de gente, pero en ese momento tenía un respiro que pensaba aprovechar). Me encontraba detrás de la barra de bebidas, tomándome un batido de fresa y mirando sin ver mientras me sumía en mis pensamientos, cuando vi algo que me llamó la atención. Una figura oscura que destacaba demasiado en aquella escena, y a la cual tardé un rato en reconocer. Otra de las chicas sustitutas le estaba atendiendo, de forma quizá demasiado coqueta para mi gusto... aunque bueno, en ese trabajo nunca se puede ser demasiado coqueta, el peso en mi pecho me lo recordó amablemente.
- Oye Lisa... - llamé la atención de a muchacha cuando se puso a hacer cuentas en la caja registradora al lado mío. - ¿Te importa quedarte un momento atendiendo la barra? - Ante la confusa mirada de la simple chica, señalé disimuladamente con la barbilla hacia la mesa que acababa de atender. - Necesito hablar con él de un par de cosas.
- ¡Oh! ¿Le conoces? - Preguntó Lisa a su vez, sonriendo. - ¿Qué pequeño es el mundo, verdad? La casualidad de que hayáis coincidido...
Haciendo una mueca y asintiendo, me alejé, dejándola hablar sola sobre el Destino y tonterías similares. No fui directa hacia la mesa para no llamar demasiado la atención, sino que di un pequeño rodeo por la espalda del oscuro muchacho sentado, antes de sentarme a su lado como si fuera lo más normal del mundo, mientras suspiraba.
- Thoby... ¿No te enseñaron en la academia a pasar un poco más desapercibido? - Dije con desgana y sin mirar a nadie en particular. Estaba al noventa y cinco por ciento segura de que no me equivocaba de persona, aquel hombre perteneciente al CP tenía un aspecto que era imposible de no reconocer, incluso si solo lo había visto un par de veces en algún informe.
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Estaba siendo un día espléndido. Me encontraba disfrutando del rico zumo que me habían servido mientras me deleitaba con el pasear de las bellas damas. Hacía calor y el Sol inducía a vestir fresquito para el placer de muchos. Todo estaba realmente tranquilo cuando mi compañero se alteró, fue un pequeño aleteo simplemente, pero yo que ya estaba acostumbrado al animal había aprendido a entender sus peculiares "señales", asique cuando una chica pelirroja se sentó a mi lado no me sorprendió del todo, aunque lo que dijo es otro cantar.
Al parecer me conocía aunque había usado un diminutivo con el que nunca antes nadie se había referido a mí pero al hacer alusión a la agencia no tuve duda de que sabía quien era yo. No me molestaba en ocultarme porque ésta isla estaba bien controloda por el gobierno y mi trabajo aquí no prescindía de ello, sino no llevaría a Croc conmigo aunque eso la chica no tenía porqué saberlo. Me fijé en ella más detenidamente, era bastante guapa y con un cuerpo bonito aunque tenía una mirada que la hacía bastante distante. No recordaba haberla visto antes en ningún otro sitio, estaba seguro de que la recordaría asique empecé a pensar en los wanteds e informes de la agencia. No lograba encontrarla en mi fichero mental cuando me percaté de que llevaba demasiado tiempo callado y estaba tardando en contestar.
- No hay necesidad de andar ocultándose cuando no tienes nada que ocultar. - dije sin mirarla como ella había hecho, todavía seguía pensando en quien podía ser y porqué me conocía, pero como no se me ocurría nada me decidí a salir de duda. - Y perdone señorita, ¿nos conocemos de algo o esque tengo clubs de fans y no me he enterado? - pregunté con un tono simpático induciendo a la gracia mientras me recostaba en el asiento como en señal de relajación, pero lo que estaba haciendo a la par de colocarme era activar mis poderes y estar preparado para cambiar de estado. Uno nunca sabía de quien fiarse y mejor estar preparado, eso sí que lo había aprendido en la agencia.
Al parecer me conocía aunque había usado un diminutivo con el que nunca antes nadie se había referido a mí pero al hacer alusión a la agencia no tuve duda de que sabía quien era yo. No me molestaba en ocultarme porque ésta isla estaba bien controloda por el gobierno y mi trabajo aquí no prescindía de ello, sino no llevaría a Croc conmigo aunque eso la chica no tenía porqué saberlo. Me fijé en ella más detenidamente, era bastante guapa y con un cuerpo bonito aunque tenía una mirada que la hacía bastante distante. No recordaba haberla visto antes en ningún otro sitio, estaba seguro de que la recordaría asique empecé a pensar en los wanteds e informes de la agencia. No lograba encontrarla en mi fichero mental cuando me percaté de que llevaba demasiado tiempo callado y estaba tardando en contestar.
- No hay necesidad de andar ocultándose cuando no tienes nada que ocultar. - dije sin mirarla como ella había hecho, todavía seguía pensando en quien podía ser y porqué me conocía, pero como no se me ocurría nada me decidí a salir de duda. - Y perdone señorita, ¿nos conocemos de algo o esque tengo clubs de fans y no me he enterado? - pregunté con un tono simpático induciendo a la gracia mientras me recostaba en el asiento como en señal de relajación, pero lo que estaba haciendo a la par de colocarme era activar mis poderes y estar preparado para cambiar de estado. Uno nunca sabía de quien fiarse y mejor estar preparado, eso sí que lo había aprendido en la agencia.
Alexandra Silvercat
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- No hay necesidad de andar ocultándose cuando no tienes nada que ocultar.
Ante estas palabras no pude evitar suspirar, pensando en todas las cosas que podría decirle al respecto. Por ejemplo, que no es cuestión de ocultarse, sino de no llamar la atención. Una persona de aspecto tan lúgubre con el sol que hacía, acompañada de un ave igual de oscura... no culparía a nadie si al verlo pensasen que era un traficante o algo peor. Gajes del oficio, supongo, no soy quién para juzgar el estilismo de cada uno.
La cosa es que lo siguiente que dijo Tobías me hizo tener que aguantar a duras penas una carcajada, y por suerte ya había tragado el batido que tenía en la boca antes de eso, porque si no habría puesto perdida la mesa del olor a fresa. Haciendo caso omiso de la actitud alerta que tenía el hombre frente a mí, empecé a reír sin poder aguantar más. Había merecido la pena actuar de aquella forma solo para ver la reacción de Thorn. Torciendo el torso para encarar a mi interlocutor, procedí a respirar hondo, sonreír y hablar:
- Me temo que aún no hemos tenido el placer de vernos en persona. - Dije secándome una lágrima con el dedo. - Hasta hoy, por supuesto. Soy Alexandra, Alexandra Silvercat. Y dudo que hayas oído hablar de mí, pues aún soy una novata. Pero yo a ti si que te he podido reconocer, no hay muchas personas como tú que vengan a la mente cuando lees la descripción de los informes. Culpa a tu particular forma de vestir. - Diciendo esto, saqué un poco la lengua en un gesto burlesco mientras guiñaba un ojo. Tenía curiosidad por saber cómo respondería a eso mi compañero...
Ante estas palabras no pude evitar suspirar, pensando en todas las cosas que podría decirle al respecto. Por ejemplo, que no es cuestión de ocultarse, sino de no llamar la atención. Una persona de aspecto tan lúgubre con el sol que hacía, acompañada de un ave igual de oscura... no culparía a nadie si al verlo pensasen que era un traficante o algo peor. Gajes del oficio, supongo, no soy quién para juzgar el estilismo de cada uno.
La cosa es que lo siguiente que dijo Tobías me hizo tener que aguantar a duras penas una carcajada, y por suerte ya había tragado el batido que tenía en la boca antes de eso, porque si no habría puesto perdida la mesa del olor a fresa. Haciendo caso omiso de la actitud alerta que tenía el hombre frente a mí, empecé a reír sin poder aguantar más. Había merecido la pena actuar de aquella forma solo para ver la reacción de Thorn. Torciendo el torso para encarar a mi interlocutor, procedí a respirar hondo, sonreír y hablar:
- Me temo que aún no hemos tenido el placer de vernos en persona. - Dije secándome una lágrima con el dedo. - Hasta hoy, por supuesto. Soy Alexandra, Alexandra Silvercat. Y dudo que hayas oído hablar de mí, pues aún soy una novata. Pero yo a ti si que te he podido reconocer, no hay muchas personas como tú que vengan a la mente cuando lees la descripción de los informes. Culpa a tu particular forma de vestir. - Diciendo esto, saqué un poco la lengua en un gesto burlesco mientras guiñaba un ojo. Tenía curiosidad por saber cómo respondería a eso mi compañero...
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El estado de alerta se pasó de la misma forma que llegó. Me relajé al instante nada más escucharla reír, por un instante se borró la seriedad en su rostro, estaba mucho más guapa sin estar tan seria, parecía que una máscara había caído de su rostro y mostraba una chica más alegre de lo que aparentaba ser.
Se giró para contestarme. Se presentó tranquilamente y así averigüé que se llamaba Alexandra Silvercat, era un bonito nombre pero no quería distraerme y enterarme bien de lo que decía. Al parecer había leído sobre mí en los informes de la agencia y dijo que era novata en la misma, claramente en ellos se describía mi atuendo habitual como otros datos. Me gustaba ir con estos ropajes para ir más caracterizado cuando no desarrollaba ninguna misión y así sólo tenía que cambiarme de atuendo, peinarme distinto y dejar al cuervo en casa para que la mitad de la gente que conocía ni siquiera se fijase en mí, y por otro lado me gustaba trabajar en la oscuridad pero claro estaba que eso no se reflejaba en ningún papel. Estaba claro que tenía razón con lo decía pero no sabía el porqué lo hacía, asique me dispuse a contestar.
- Claro que llamo la atención - dije sonriéndola. - ¿Acaso ésta carita no está hecha para mirarla? - pregunté a la vez que ponía el gesto más inocente que podía usar para seguir la tontería. No dejaría que respondiese pues esto nada más que era una chorrada y pensaba contestarla de verdad.
- Bromas aparte... Y puesto que ya sabes mi nombre... ¿No crees que puedo tener un motivo o piensas que soy tan torpe? - pregunté manteniendo el tono amigable aunque no sólo íbamos ha hablar de mí. - ¿Y que hace una joven promesa de la agencia sirviendo en un bar? ¿Alguno de nuestros "queridos" jefes te han mandado aquí?.
Se giró para contestarme. Se presentó tranquilamente y así averigüé que se llamaba Alexandra Silvercat, era un bonito nombre pero no quería distraerme y enterarme bien de lo que decía. Al parecer había leído sobre mí en los informes de la agencia y dijo que era novata en la misma, claramente en ellos se describía mi atuendo habitual como otros datos. Me gustaba ir con estos ropajes para ir más caracterizado cuando no desarrollaba ninguna misión y así sólo tenía que cambiarme de atuendo, peinarme distinto y dejar al cuervo en casa para que la mitad de la gente que conocía ni siquiera se fijase en mí, y por otro lado me gustaba trabajar en la oscuridad pero claro estaba que eso no se reflejaba en ningún papel. Estaba claro que tenía razón con lo decía pero no sabía el porqué lo hacía, asique me dispuse a contestar.
- Claro que llamo la atención - dije sonriéndola. - ¿Acaso ésta carita no está hecha para mirarla? - pregunté a la vez que ponía el gesto más inocente que podía usar para seguir la tontería. No dejaría que respondiese pues esto nada más que era una chorrada y pensaba contestarla de verdad.
- Bromas aparte... Y puesto que ya sabes mi nombre... ¿No crees que puedo tener un motivo o piensas que soy tan torpe? - pregunté manteniendo el tono amigable aunque no sólo íbamos ha hablar de mí. - ¿Y que hace una joven promesa de la agencia sirviendo en un bar? ¿Alguno de nuestros "queridos" jefes te han mandado aquí?.
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Ante la contestación de Tobías, decidí que era momento de respetarlo un poco más. No todo el mundo tenía la madurez para tomarse a bien las bromas, y que tuviera sentido del humor después de todo le hizo ganar puntos. Aunque tampoco estaba muy segura de si debería perderlos por egocentrismo... bueno, ¿qué más daría? La cosa era que había sido una salida elegante del compromiso.
Dicho lo cual, y tras confirmar que se había tratado de una broma, el hombre se puso más serio y me devolvió la pelota con una pregunta acerca sus posibles motivos. Por supuesto, yo no soy ni adivina ni psicóloga, así que no podía decirle simplemente 'No tuve en cuenta tus razones.' y quedar como una chica superficial... es decir, más de lo que ya lo soy. Así que en su lugar respondí con otra pregunta, actuando de forma un poco evasiva:
- Oh bueno, ¿Y cuál es el motivo? Ahora tengo curiosidad... ¿No te mueres de calor con esa ropa?
La pregunta quedó un poco en el aire, más como una retórica que como una interrogación real, y agradecí el cambio de tema cuando Tobías me preguntó por mis razones para estar allí. No dejando pasar la oportunidad ni que Thorn respondiese seriamente a mi pregunta anterior, me apresuré a continuar:
- No, en realidad es más simple que eso. Simplemente no tengo nada entre manos ahora mismo, y el dueño es un amigo, si lo quieres considerar así... por lo que vine a ocupar mi tiempo de forma activa en lugar de esperar sentada en un cuarto a que alguien se decida a mandarme un trabajo. Ya sabes cómo van estas cosas: sin experiencia no te dan trabajo porque puedes cagarla, y sin trabajo no ganas experiencia... - Suspiré, un poco exasperada, antes de seguir hablando al aire, como si estuviera conversando conmigo misma en voz alta. - Podría entrenar, pero así no ganaría experiencia real. ¿Realmente no hay ninguna misión que una novata como yo pueda hacer? En los videojuegos te lo ponen tan fácil, y la curva de dificultad no parece tan ilógica... - Terminé poniendo morritos, como una niña pequeña que se enfada por una tontería. Entonces me acordé de quién me acompañaba, y un poco nerviosa me disculpé por mi falta de atención: - Perdona, a veces tengo la manía de no parar de hablar. ¿Por qué no me dices ahora lo que te ha traído a ti a esta soleada ciudad?
Dicho lo cual, y tras confirmar que se había tratado de una broma, el hombre se puso más serio y me devolvió la pelota con una pregunta acerca sus posibles motivos. Por supuesto, yo no soy ni adivina ni psicóloga, así que no podía decirle simplemente 'No tuve en cuenta tus razones.' y quedar como una chica superficial... es decir, más de lo que ya lo soy. Así que en su lugar respondí con otra pregunta, actuando de forma un poco evasiva:
- Oh bueno, ¿Y cuál es el motivo? Ahora tengo curiosidad... ¿No te mueres de calor con esa ropa?
La pregunta quedó un poco en el aire, más como una retórica que como una interrogación real, y agradecí el cambio de tema cuando Tobías me preguntó por mis razones para estar allí. No dejando pasar la oportunidad ni que Thorn respondiese seriamente a mi pregunta anterior, me apresuré a continuar:
- No, en realidad es más simple que eso. Simplemente no tengo nada entre manos ahora mismo, y el dueño es un amigo, si lo quieres considerar así... por lo que vine a ocupar mi tiempo de forma activa en lugar de esperar sentada en un cuarto a que alguien se decida a mandarme un trabajo. Ya sabes cómo van estas cosas: sin experiencia no te dan trabajo porque puedes cagarla, y sin trabajo no ganas experiencia... - Suspiré, un poco exasperada, antes de seguir hablando al aire, como si estuviera conversando conmigo misma en voz alta. - Podría entrenar, pero así no ganaría experiencia real. ¿Realmente no hay ninguna misión que una novata como yo pueda hacer? En los videojuegos te lo ponen tan fácil, y la curva de dificultad no parece tan ilógica... - Terminé poniendo morritos, como una niña pequeña que se enfada por una tontería. Entonces me acordé de quién me acompañaba, y un poco nerviosa me disculpé por mi falta de atención: - Perdona, a veces tengo la manía de no parar de hablar. ¿Por qué no me dices ahora lo que te ha traído a ti a esta soleada ciudad?
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Al parecer había conseguido picar en la curiosidad de la pelirroja y ésta me preguntó sobre mis motivos. Parecía que por un momento ella había esquivado mi pregunta pero siguió hablando contándome el que hacía aquí y de más.
Sus cavilaciones me parecieron muy interesantes a la par que inteligentes, tenía razón en que era difícil que confiasen en ti para una misión cuando todavía no habías cogido experiencia, pero... ¿Cómo pretendían que adquiriésemos esa experiencia sino trabajamos en el terreno? Es la pescadilla que se muerde la cola. Estuve a punto de empezar a divagar sobre el tema, pero no quería aburrir a la chica, además me había preguntado algo y todavía no la había contestado.
- Respecto al calor la verdad es que no paso mucho, ésta ropa está hecha con una tela finísima que transpira lo justo, me agarro a un principio que aprendí de un tuareg hace tiempo. - dije mientras alargaba un brazo para que pudiese tocar la tela, ya si tenía más curiosidad podría explicarle algo más pero no quería tampoco cansarla con tecnicismos. - Y por otro lado... Si fuese sin camisa y con pantalón corto color chillón.. ¿ Me hubieses reconocido? - pregunté como respuesta. A veces me encantaba responder preguntando, era una de mis manías.
Entonces se me ocurrió que si su problema eran las opciones me decidí a proponerla algo, aunque primero quería ver su reacción ante algo. Una vez que hubiese tocado la tela y esperado su respuesta intentaría sorprenderla.
- Además... si me pongo al sol directo me derrito -dije casi en susurro como si fuese un secreto que nadie más podía saber. Tras decir eso me pondría en una zona donde daba el sol para arremangarme la manga del brazo izquierdo para cuando me diese de pleno los rayos en él activaría mi poder para hacer que saliesen del antebrazo y la punta de los dedos unas gotas de sirope para simular el derretimiento. Desde luego planeaba guardar en mi memoria la cara que pusiese, estaba deseando verla.
Sus cavilaciones me parecieron muy interesantes a la par que inteligentes, tenía razón en que era difícil que confiasen en ti para una misión cuando todavía no habías cogido experiencia, pero... ¿Cómo pretendían que adquiriésemos esa experiencia sino trabajamos en el terreno? Es la pescadilla que se muerde la cola. Estuve a punto de empezar a divagar sobre el tema, pero no quería aburrir a la chica, además me había preguntado algo y todavía no la había contestado.
- Respecto al calor la verdad es que no paso mucho, ésta ropa está hecha con una tela finísima que transpira lo justo, me agarro a un principio que aprendí de un tuareg hace tiempo. - dije mientras alargaba un brazo para que pudiese tocar la tela, ya si tenía más curiosidad podría explicarle algo más pero no quería tampoco cansarla con tecnicismos. - Y por otro lado... Si fuese sin camisa y con pantalón corto color chillón.. ¿ Me hubieses reconocido? - pregunté como respuesta. A veces me encantaba responder preguntando, era una de mis manías.
Entonces se me ocurrió que si su problema eran las opciones me decidí a proponerla algo, aunque primero quería ver su reacción ante algo. Una vez que hubiese tocado la tela y esperado su respuesta intentaría sorprenderla.
- Además... si me pongo al sol directo me derrito -dije casi en susurro como si fuese un secreto que nadie más podía saber. Tras decir eso me pondría en una zona donde daba el sol para arremangarme la manga del brazo izquierdo para cuando me diese de pleno los rayos en él activaría mi poder para hacer que saliesen del antebrazo y la punta de los dedos unas gotas de sirope para simular el derretimiento. Desde luego planeaba guardar en mi memoria la cara que pusiese, estaba deseando verla.
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¡Otra pregunta! Si la cosa seguía así no terminaríamos en todo el día, así que en cuanto tuviera oportunidad, la respondería. Pero primero parecía que mi compañero quería presumir un poco de ropa, poniéndomela delante para pudiera admirarla y tocarla. Bueno, si no le hacía yo el favor, ¿quién lo haría? Además, un poco de curiosidad sí que tenía al fin y al cabo.
Al poner mis dedos sobre la manga, índice por dentro y pulgar por fuera, pude frotar ligeramente y sentir la textura perfectamente. Ciertamente, se notaba que era bastante fina, pero no tanto como para que sintiera que no había nada. Y era algo suavecilla, como la franela... El sastre debía tener muy claro lo que estaba haciendo. Pero, ¿de qué me sonaba a mí esa sensación? Cuando caí en la cuenta, puse mi puño derecho sobre mi palma izquierda y exclamé:
- ¡Oh! ¡Es como aquella ropa de chica mágica que me obligaron a ponerme una vez para un espectáculo! Desde luego, si la tela hubiera sido normal me habría muerto de calor... ahora todo tiene sentido. - Rematé, asintiendo como si hubiera comprendido los misterios del Universo. - Y no, no creo que te hubiera podido reconocer. - Añadí. - Pasé mucho tiempo haciendo papeleos y por mis manos pasaron miles de informes, solamente recuerdo detalles extravagantes que llamaron mi atención. - Dije, sacando la lengua un poco avergonzada mientras me rascaba la cabeza. Esperaba no haberle ofendido con lo de 'extravagante'.
Luego me susurró algo acerca de derretirse, seguido de un intento de espectáculo que, presupuse, sería una broma. Supongo que él esperaba que reaccionara tal que así, pero en realidad yo más bien terminé haciendo algo como esto. Imagino que se sentiría decepcionado, pero al fin y al cabo, ¿qué esperaba?
- Es por eso que estaba diciendo... - Expliqué, tras asegurarme de que nadie más estuviera mirando o escuchando - Detalles extravagantes. De los poderes de mis posibles compañeros intentaba acordarme siempre, al fin y al cabo no son tan comunes. Y una Logia de Sirope destaca más que la mayoría, no sé si me explico... Además, lamento decirte que ese tono de sirope destaca respecto a tu piel, no ha quedado muy realista... Pero ha sido un buen intento, que es lo que cuenta, y lo aplaudo. - Añadí rápidamente, mientras sonreía sinceramente. Tampoco era cuestión de criticar todo lo que hiciera el chico y hundirlo en la miseria, yo solamente quería expresar mis pensamientos genuinos.
Al poner mis dedos sobre la manga, índice por dentro y pulgar por fuera, pude frotar ligeramente y sentir la textura perfectamente. Ciertamente, se notaba que era bastante fina, pero no tanto como para que sintiera que no había nada. Y era algo suavecilla, como la franela... El sastre debía tener muy claro lo que estaba haciendo. Pero, ¿de qué me sonaba a mí esa sensación? Cuando caí en la cuenta, puse mi puño derecho sobre mi palma izquierda y exclamé:
- ¡Oh! ¡Es como aquella ropa de chica mágica que me obligaron a ponerme una vez para un espectáculo! Desde luego, si la tela hubiera sido normal me habría muerto de calor... ahora todo tiene sentido. - Rematé, asintiendo como si hubiera comprendido los misterios del Universo. - Y no, no creo que te hubiera podido reconocer. - Añadí. - Pasé mucho tiempo haciendo papeleos y por mis manos pasaron miles de informes, solamente recuerdo detalles extravagantes que llamaron mi atención. - Dije, sacando la lengua un poco avergonzada mientras me rascaba la cabeza. Esperaba no haberle ofendido con lo de 'extravagante'.
Luego me susurró algo acerca de derretirse, seguido de un intento de espectáculo que, presupuse, sería una broma. Supongo que él esperaba que reaccionara tal que así, pero en realidad yo más bien terminé haciendo algo como esto. Imagino que se sentiría decepcionado, pero al fin y al cabo, ¿qué esperaba?
- Es por eso que estaba diciendo... - Expliqué, tras asegurarme de que nadie más estuviera mirando o escuchando - Detalles extravagantes. De los poderes de mis posibles compañeros intentaba acordarme siempre, al fin y al cabo no son tan comunes. Y una Logia de Sirope destaca más que la mayoría, no sé si me explico... Además, lamento decirte que ese tono de sirope destaca respecto a tu piel, no ha quedado muy realista... Pero ha sido un buen intento, que es lo que cuenta, y lo aplaudo. - Añadí rápidamente, mientras sonreía sinceramente. Tampoco era cuestión de criticar todo lo que hiciera el chico y hundirlo en la miseria, yo solamente quería expresar mis pensamientos genuinos.
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No conseguí la reacción que esperaba de Alexandra aunque su cara me hizo igual de gracia de la que yo imaginaba. Del esfuerzo que hice para aguantar la risa casi me derrito del todo pero al escuchar lo que dijo se me pasó.
Me quedé un momento serio, no es que me molestase el comentario ni mucho menos, pero lo dicho me había hecho darme cuenta de algo. Yo no había reportado sobre mi fruta del diablo a la agencia y no es que lo fuese escondiendo tampoco, pero normalmente había trabajado con gente ajena al CP en mis misiones y por tanto nadie en ésta me había visto usarlas. Al parecer la agencia seguía de cerca a sus agentes pero ésto eran cavilaciones propias que ya las pensaría más detenidamente, además estaba ahí Alexandra esperando a seguir con la conversación.
- ¿Tienes que quedarte mucho rato a aquí o te apetece acompañarme a entregar unos documentos? - pregunté con una sonrisa cambiando el semblante que solía poner al pensar. - Seguro que estarás aburrida de estar aquí y podemos buscar algo facilito que hacer para estirar los músculos, habrá que empezar a aprovechar a la joven promesa de la agencia. - terminé incitándola un poco.
Si aceptaba caminaríamos hasta la base explicándole que estaba haciendo aquí, para que así también viese que daba igual el rango, a veces a cualquiera le tocaba hacer el trabajo más simple aunque también le preguntaría sobre ella, tenía curiosidad por sus habilidades, porque cualidades ya demostraba.
Me quedé un momento serio, no es que me molestase el comentario ni mucho menos, pero lo dicho me había hecho darme cuenta de algo. Yo no había reportado sobre mi fruta del diablo a la agencia y no es que lo fuese escondiendo tampoco, pero normalmente había trabajado con gente ajena al CP en mis misiones y por tanto nadie en ésta me había visto usarlas. Al parecer la agencia seguía de cerca a sus agentes pero ésto eran cavilaciones propias que ya las pensaría más detenidamente, además estaba ahí Alexandra esperando a seguir con la conversación.
- ¿Tienes que quedarte mucho rato a aquí o te apetece acompañarme a entregar unos documentos? - pregunté con una sonrisa cambiando el semblante que solía poner al pensar. - Seguro que estarás aburrida de estar aquí y podemos buscar algo facilito que hacer para estirar los músculos, habrá que empezar a aprovechar a la joven promesa de la agencia. - terminé incitándola un poco.
Si aceptaba caminaríamos hasta la base explicándole que estaba haciendo aquí, para que así también viese que daba igual el rango, a veces a cualquiera le tocaba hacer el trabajo más simple aunque también le preguntaría sobre ella, tenía curiosidad por sus habilidades, porque cualidades ya demostraba.
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Miré a Tobías y luego al bar, para luego mirarme a mí misma y mi ropa. No es que estuviera en las mejores condiciones para entregar papeleo (ni tampoco que tuviera muchas ganas, todo fuera dicho de paso), pero aquello se me presentaba como una oportunidad única y especial: usar como puente a un agente ya experimentado para irme ganando mi propia reputación. Por supuesto, no es que pensara en mi compañero simplemente como una herramienta, me refiero a que era una oportunidad de oro y habría sido estúpido por mi parte no aprovecharla. Además, no era mentira: ganaría experiencia de primera mano y podría ver cómo hacían las cosas los 'agentes de verdad', por llamarlo de alguna forma. Sería aprender algo nuevo, y conocer mejor a un compañero.
El problema no era escaquearse del bar, pues tras indicar a Thorn que me esperase un minuto, procedí a hablar con el dueño, y tras un poco de encanto femenino y un par de excusas bien puestas, me despidió con una sonrisa en la cara. Salí por la puerta trasera vestida de forma casual, con unos vaqueros y una sudadera roja, y mi bolso colgando a un lado, tras lo que dí un pequeño rodeo para encontrarme de nuevo con 'Thoby'.
- Estoy lista. - Dije entusiasmada.
No, el problema vendría cuando llegáramos a la base... una vez estuviéramos en 'territorio profesional' (como lo llamaba yo), sería como si un interruptor girase en mi cabeza. Sabía que el cambio sería brusco e inesperado para mi lúgubre amigo, por lo que tenía que avisarle de antemano, sin enrollarme demasiado:
- Por cierto, hay algo que tengo que decirte... - Empecé, dubitativa. - La que ves ahora soy yo, Alex, la extrovertida y encantadora, si me permites usar esos adjetivos... - No estaba siendo el mejor de los comienzos, lo admito. Así que mejor ir directa al grano: - Pero cuando trabajo, es como si me transformara. Pierdo la capacidad de sentir, y me vuelvo fría como el hielo. Te lo comento para que no te asustes ni pienses que soy otra persona... Bueno, técnicamente me puedes considerar otra persona, pero sigo siendo yo... ¡Agh! ¡Es complicado de explicar! - Me estaba poniendo nerviosa al intentar explicar mi inusual situación. - Solo... no te asustes ni te extrañes, por favor... Ya verás a lo que me refiero...
Dicho esto, comencé a caminar, aún abrumada por la vergüenza y deseando que Tobías no pensara que yo era un bicho raro y se arrepintiese de ofrecerme la ayuda.
El problema no era escaquearse del bar, pues tras indicar a Thorn que me esperase un minuto, procedí a hablar con el dueño, y tras un poco de encanto femenino y un par de excusas bien puestas, me despidió con una sonrisa en la cara. Salí por la puerta trasera vestida de forma casual, con unos vaqueros y una sudadera roja, y mi bolso colgando a un lado, tras lo que dí un pequeño rodeo para encontrarme de nuevo con 'Thoby'.
- Estoy lista. - Dije entusiasmada.
No, el problema vendría cuando llegáramos a la base... una vez estuviéramos en 'territorio profesional' (como lo llamaba yo), sería como si un interruptor girase en mi cabeza. Sabía que el cambio sería brusco e inesperado para mi lúgubre amigo, por lo que tenía que avisarle de antemano, sin enrollarme demasiado:
- Por cierto, hay algo que tengo que decirte... - Empecé, dubitativa. - La que ves ahora soy yo, Alex, la extrovertida y encantadora, si me permites usar esos adjetivos... - No estaba siendo el mejor de los comienzos, lo admito. Así que mejor ir directa al grano: - Pero cuando trabajo, es como si me transformara. Pierdo la capacidad de sentir, y me vuelvo fría como el hielo. Te lo comento para que no te asustes ni pienses que soy otra persona... Bueno, técnicamente me puedes considerar otra persona, pero sigo siendo yo... ¡Agh! ¡Es complicado de explicar! - Me estaba poniendo nerviosa al intentar explicar mi inusual situación. - Solo... no te asustes ni te extrañes, por favor... Ya verás a lo que me refiero...
Dicho esto, comencé a caminar, aún abrumada por la vergüenza y deseando que Tobías no pensara que yo era un bicho raro y se arrepintiese de ofrecerme la ayuda.
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La pelirroja pareció dudar unos instantes puesto que me miró a la par que miraba al bar y así misma. Al principio creí que no podría marcharse pero tras mandarme a esperar un minuto se marchó a hablar con un hombre que parecía el dueño.
Al ver que se metía en las trastienda del local me imaginé que se iba a cambiar y para entretenerme me puse a jugar con Croc. La verdad es que el pobre me aguantaba bastante bien y aprendía rápido, no me valdría nunca en el combate aunque era un vigía excepcional, además le había cogido cariño al muy cabroncete.
Por fin apareció Alex, se había cambiado completamente el atuendo y ahora vestía mas casual, la verdad no me sorprendía esa forma de vestir tras haber hablado con ella pero me trastocó ver todo lo que había tardado para vestirse, yo el día que tardaba más de cinco minutos en vestirme era una eternidad.
Comenzamos a andar hacia la base mientras charlábamos. Explicó algo que no llegé muy bien a entender aunque pareció verme la consternación en el rostro y dijo que no me preocupase, aunque me pareció entender a lo que se refería, yo también me volvía más serio trabajando, no iba derritiéndome por las oficinas precisamente pero ella parecía incluso avergonzada ante la mención del tema.
No quise interrogarla sobre el tema puesto que no parecía querer dar más explicaciones sobre ello y además ya estábamos cerca de la base y pronto averiguaría de que se trataba. Aunque no pude evitar soltar una carcajada, no quería que se ofendiese porque para ella parecía importante pero había algo de la situación que me lo había provocado y así se lo trasladé.
- Perdona que me ría compañera. - dije intentando parar de hacerlo. - Pero creía que el extravagante del dúo era yo. Eso último lo dije más serio pero sin parar de sonreír.
Al entrar en la base pasamos el control nada más enseñé mi acreditación como agente del CP4. Nos dejaron pasar y me dirijí hacia el despacho del encargado.
Al entrar había un olor a puro que inundaba la estancia, un hombre corpulento se encontraba sentado en un escritorio inmerso en unos papeles y pareció no darse cuenta de nuestra presencia. El despacho era pequeño y se encontraba casi vacío a excepción del escritorio, un montón de papeles y un cenicero repleto de colillas.
Carraspeé para hacernos notar y mientras ponía los papeles encima del montón que ya tenía nos identifiqué como miembros del CP. El tipo no parecía contento ante más trabajo pero al ver el sobre que iba dirijido a él lo cogió con premura.
Tenía curiosidad por lo que ponía en él, pues parecía extraoficial y ajeno al gobierno. El tipo se puso bastante serio nada más leer las primeras líneas de la misiva y para mi asombro con un brusco ademán lo tiró en mi dirección.
- Necesito que os encargéis de esto, agentes -dijo bastante serio. - No puedo mandar a ninguno de mis muchachos, os necesito. Esto último lo dijo como enfurruñado consigo mismo.
Leí la carta sin cambiar el semblante, no es que no hubiese hecho cosas mejores o peores pero no por eso dejó de sorprenderme. No quería embarcar a mi compañera en nada que no quisiese asique sin pensarlo dos veces le di el escrito.
- ¿Qué opinas? - pregunté en tono serio. -¿Nos apuntamos? Aunque no tenemos que hacerlo si no queremos, no parece nada oficial de nuestra agencia. - lo último lo dije en susurro pretendiendo que sólo ella lo escuchara, quería que entendiese que no estábamos obligados.
Al ver que se metía en las trastienda del local me imaginé que se iba a cambiar y para entretenerme me puse a jugar con Croc. La verdad es que el pobre me aguantaba bastante bien y aprendía rápido, no me valdría nunca en el combate aunque era un vigía excepcional, además le había cogido cariño al muy cabroncete.
Por fin apareció Alex, se había cambiado completamente el atuendo y ahora vestía mas casual, la verdad no me sorprendía esa forma de vestir tras haber hablado con ella pero me trastocó ver todo lo que había tardado para vestirse, yo el día que tardaba más de cinco minutos en vestirme era una eternidad.
Comenzamos a andar hacia la base mientras charlábamos. Explicó algo que no llegé muy bien a entender aunque pareció verme la consternación en el rostro y dijo que no me preocupase, aunque me pareció entender a lo que se refería, yo también me volvía más serio trabajando, no iba derritiéndome por las oficinas precisamente pero ella parecía incluso avergonzada ante la mención del tema.
No quise interrogarla sobre el tema puesto que no parecía querer dar más explicaciones sobre ello y además ya estábamos cerca de la base y pronto averiguaría de que se trataba. Aunque no pude evitar soltar una carcajada, no quería que se ofendiese porque para ella parecía importante pero había algo de la situación que me lo había provocado y así se lo trasladé.
- Perdona que me ría compañera. - dije intentando parar de hacerlo. - Pero creía que el extravagante del dúo era yo. Eso último lo dije más serio pero sin parar de sonreír.
Al entrar en la base pasamos el control nada más enseñé mi acreditación como agente del CP4. Nos dejaron pasar y me dirijí hacia el despacho del encargado.
Al entrar había un olor a puro que inundaba la estancia, un hombre corpulento se encontraba sentado en un escritorio inmerso en unos papeles y pareció no darse cuenta de nuestra presencia. El despacho era pequeño y se encontraba casi vacío a excepción del escritorio, un montón de papeles y un cenicero repleto de colillas.
Carraspeé para hacernos notar y mientras ponía los papeles encima del montón que ya tenía nos identifiqué como miembros del CP. El tipo no parecía contento ante más trabajo pero al ver el sobre que iba dirijido a él lo cogió con premura.
Tenía curiosidad por lo que ponía en él, pues parecía extraoficial y ajeno al gobierno. El tipo se puso bastante serio nada más leer las primeras líneas de la misiva y para mi asombro con un brusco ademán lo tiró en mi dirección.
- Necesito que os encargéis de esto, agentes -dijo bastante serio. - No puedo mandar a ninguno de mis muchachos, os necesito. Esto último lo dijo como enfurruñado consigo mismo.
Leí la carta sin cambiar el semblante, no es que no hubiese hecho cosas mejores o peores pero no por eso dejó de sorprenderme. No quería embarcar a mi compañera en nada que no quisiese asique sin pensarlo dos veces le di el escrito.
- ¿Qué opinas? - pregunté en tono serio. -¿Nos apuntamos? Aunque no tenemos que hacerlo si no queremos, no parece nada oficial de nuestra agencia. - lo último lo dije en susurro pretendiendo que sólo ella lo escuchara, quería que entendiese que no estábamos obligados.
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El resto del camino ocurrió sin más detalles de importancia, salvo quizá el comentario de Tobías, al cual respondí simplemente con un 'Nunca dije que yo no lo fuera también.', sonriendo.
Cuando fuimos a entrar a la, para mí, ya familiar base, en el control no pusieron muchas pegas cuando Thorn simplemente enseñó su acreditación. A mí me tenían vista ya, aunque no haría mal en enseñar la mía también, pero eso me hizo pensar que el hombre también frecuentaba esta base.
En cuanto cruzamos para adentro, noté varias cosas: primeramente, un olor a puro que venía desde el pasillo al que nos dirigíamos, el cual me provocó algunas disimuladas arcadas, mientras intentaba evitar vomitar; lo segundo, el deseo de quitarme la peluca y cambiarme de ropa, aunque la prisa de Tobías no parecía querer ayudarme con eso... por lo que me quedé en un estado intermedio entre la apatía y la empatía, mientras sentía como si tuviera algo molesto en la cabeza de lo que no me podía librar. La misma sensación que cuando te pones por primera vez unos zapatos...
No entraré en muchos detalles por secretismo del Gobierno, pero el resumen es que dentro de la sala había un hombre fumando que recibió los papeles de Tobías y se puso a leer un sobre. Tras esto, nos lo dio a nosotros diciendo que era algo de lo que nos tendríamos que encargar, y Tobías me dijo que no teníamos porqué hacerlo pero que por él estaba bien si nos apuntábamos. Yo necesitaba leer la carta primero para poder tomar una decisión, pero antes de eso había algo más de lo que necesitaba encargarme, que no podía esperar más.
El hombre del puro llevaba un rato mirándome, como si pensara 'Yo a esta chica la conozco de algo...' y yo, incómoda, había pasado los últimos minutos intentando forzar una sonrisa sin éxito, lo que resultó en una serie de muecas que no ayudaban para nada. Hasta las narices de no tener claro cómo actuar, me llevé una mano a la nuca mientras suspiraba exasperada. En cuanto removí un poco del pelo artificial, encontré con los dedos la pestaña que estaba buscando.
Inmediatamente, dí un pequeño tirón de la pestaña, haciendo que la peluca perdiera toda la presión que ejercía sobre mi propio cuero cabelludo, de forma que ya parecía más una peluca normal, y facilitándome poder retirarla sin problemas mientras exhalaba aire aliviada. Sacudí mi cabeza, y pude sentir los dos mechones de pelo blanco, a los lados de mi flequillo, caer en mis mejillas, mientras mi rostro tomaba un semblante serio y helado, como una cara de Poker.
El hombre del puro se acarició la barbilla mientras sonreía, como si ahora me pudiese reconocer mucho mejor, y sin prestarle demasiada atención a la reacción de Tobías (aunque imagino que como poco se habría sorprendido) le cogí la carta de las manos y empecé a leerla con rapidez. ¿Qué clase de trabajo nos estaría endosando?
Al parecer era un asunto de asalto y huida. Un grupo de jóvenes que se sospechaba estaban iniciándose en la revolución (aunque también podrían haber sido simples anarquistas independientes), se estaba dedicando a entrar por las noches en los locales de ciudadanos subvencionados por el Gobierno, provocar el caos y destrucción, y luego desaparecer de la escena como si nunca hubieran estado ahí. Al principio parecía que los objetivos eran escogidos al azar, y resultaba imposible seguirles la pista, pero el Departamento de Inteligencia había descubierto un patrón.
La carta traía toda la información necesaria para realizar una operación de intercepción durante las próximas noches, señalando posibles objetivos y modus operandi del grupo, que constaría de entre cuatro y cinco muchachos, posiblemente armados. El trabajo consisitía, como ya dije, en avergiuar si realmente estaban relacionados con la Revolución, y detener sus actividades vandalísticas. Cuando terminé de leer la carta, miré sin mover un músculo de la cara a mi compañero, devolviéndosela. Simplemente dije:
- Hagámoslo. - De forma seca pero firme. - Esta noche. Emboscada en el punto C.
Y sin mediar más palabras salí de la habitación y me dirigí a cambiarme de ropa en uno de los habitáculos vacíos.
Cuando fuimos a entrar a la, para mí, ya familiar base, en el control no pusieron muchas pegas cuando Thorn simplemente enseñó su acreditación. A mí me tenían vista ya, aunque no haría mal en enseñar la mía también, pero eso me hizo pensar que el hombre también frecuentaba esta base.
En cuanto cruzamos para adentro, noté varias cosas: primeramente, un olor a puro que venía desde el pasillo al que nos dirigíamos, el cual me provocó algunas disimuladas arcadas, mientras intentaba evitar vomitar; lo segundo, el deseo de quitarme la peluca y cambiarme de ropa, aunque la prisa de Tobías no parecía querer ayudarme con eso... por lo que me quedé en un estado intermedio entre la apatía y la empatía, mientras sentía como si tuviera algo molesto en la cabeza de lo que no me podía librar. La misma sensación que cuando te pones por primera vez unos zapatos...
No entraré en muchos detalles por secretismo del Gobierno, pero el resumen es que dentro de la sala había un hombre fumando que recibió los papeles de Tobías y se puso a leer un sobre. Tras esto, nos lo dio a nosotros diciendo que era algo de lo que nos tendríamos que encargar, y Tobías me dijo que no teníamos porqué hacerlo pero que por él estaba bien si nos apuntábamos. Yo necesitaba leer la carta primero para poder tomar una decisión, pero antes de eso había algo más de lo que necesitaba encargarme, que no podía esperar más.
El hombre del puro llevaba un rato mirándome, como si pensara 'Yo a esta chica la conozco de algo...' y yo, incómoda, había pasado los últimos minutos intentando forzar una sonrisa sin éxito, lo que resultó en una serie de muecas que no ayudaban para nada. Hasta las narices de no tener claro cómo actuar, me llevé una mano a la nuca mientras suspiraba exasperada. En cuanto removí un poco del pelo artificial, encontré con los dedos la pestaña que estaba buscando.
Inmediatamente, dí un pequeño tirón de la pestaña, haciendo que la peluca perdiera toda la presión que ejercía sobre mi propio cuero cabelludo, de forma que ya parecía más una peluca normal, y facilitándome poder retirarla sin problemas mientras exhalaba aire aliviada. Sacudí mi cabeza, y pude sentir los dos mechones de pelo blanco, a los lados de mi flequillo, caer en mis mejillas, mientras mi rostro tomaba un semblante serio y helado, como una cara de Poker.
El hombre del puro se acarició la barbilla mientras sonreía, como si ahora me pudiese reconocer mucho mejor, y sin prestarle demasiada atención a la reacción de Tobías (aunque imagino que como poco se habría sorprendido) le cogí la carta de las manos y empecé a leerla con rapidez. ¿Qué clase de trabajo nos estaría endosando?
Al parecer era un asunto de asalto y huida. Un grupo de jóvenes que se sospechaba estaban iniciándose en la revolución (aunque también podrían haber sido simples anarquistas independientes), se estaba dedicando a entrar por las noches en los locales de ciudadanos subvencionados por el Gobierno, provocar el caos y destrucción, y luego desaparecer de la escena como si nunca hubieran estado ahí. Al principio parecía que los objetivos eran escogidos al azar, y resultaba imposible seguirles la pista, pero el Departamento de Inteligencia había descubierto un patrón.
La carta traía toda la información necesaria para realizar una operación de intercepción durante las próximas noches, señalando posibles objetivos y modus operandi del grupo, que constaría de entre cuatro y cinco muchachos, posiblemente armados. El trabajo consisitía, como ya dije, en avergiuar si realmente estaban relacionados con la Revolución, y detener sus actividades vandalísticas. Cuando terminé de leer la carta, miré sin mover un músculo de la cara a mi compañero, devolviéndosela. Simplemente dije:
- Hagámoslo. - De forma seca pero firme. - Esta noche. Emboscada en el punto C.
Y sin mediar más palabras salí de la habitación y me dirigí a cambiarme de ropa en uno de los habitáculos vacíos.
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Alex había entrado en un extraño mutismo desde que habíamos entrado, no me parecería raro si no fuera porque ya llevaba un rato con el papel delante sin leerlo, sólo miraba al hombre con una extraña mueca en el gesto mientras éste la miraba con un gesto que no pude definir. Por un momento me preocupé por ella, temí que le hubiese dado un iptus o se hubiese quedado catatónica, puesto que el silencio se alargaba. Me disponía a preguntarle si estaba bien cuando casi de repente me quedo catatónico yo de la impresión, si se hubiese fijado en mi rostro hubiese visto que en éste inundaba la perplejidad.
Alex realmente tenía razón, se transformaba. Al principió pensaba que se trataría de un cambio de actitud como ella mismo había comentado pero no habría esperado algo tan drástico. Su melena carmesí se encontraba en su mano, de un movimiento se la había sacado para dejar al descubierto una preciosa cabellera nívea aunque su actitud también parecía tal.
Con una fria determinación muy dispar de la Alex con la que yo había entrado leyó el documento. Al parecer estaba dispuesta a llevar el encargo a acabo, pues sus únicas palabras fueron en referente a éste.
Me parecía bien la determinación con la que habló, no había rastro en ella de la duda que la pelirroja mostraba pero destilaba una falta de pasión que antes irradiaba. No tenía pensado preguntarle allí delante de aquel hombre, pero tampoco me dejó opción pues se marchó dejandome allí.
Me propuse a seguirla tras despedirme del tipo con un simple encogimiento de hombros pero este me retenió.
- Un momento muchacho - dijo bastante serio. - Hay algo que no resalta el informe pero que alguno de nuestros espías sospechan.
Eso último había conseguido llamar mi atención así que aguardé a que prosiguiera. - Según uno de los míos están siendo entrenados por un par de tipos aunque no están siempre con ellos. -Se sospecha que son dos delicuentes ya reconocidos con sendas recompensas que demuestran que no son novatos cómo los otros. - prosiguió en el mismo tono serio. - Si están, tened cuidado y no hagáis locuras.
Agradecí la información con educación pero no pude salir de la estancia con una sonrisa en el rostro, quizás se pusiese entretenido la cosa, pero antes me tocaba encontrar a mi compañera e intentar averiguar algo de lo que pasaba.
Al salir al pasillo no la encontré, asique me propuse a esperarla por donde habíamos entrado, teníamos que planear nuestro siguiente movimiento aunque al verla no podría evitar preguntarle si no podía haberme contado lo del pelo. Todavía tenía esa fragmento en mi mente de como desaparecía una persona para mostrar otra.
Alex realmente tenía razón, se transformaba. Al principió pensaba que se trataría de un cambio de actitud como ella mismo había comentado pero no habría esperado algo tan drástico. Su melena carmesí se encontraba en su mano, de un movimiento se la había sacado para dejar al descubierto una preciosa cabellera nívea aunque su actitud también parecía tal.
Con una fria determinación muy dispar de la Alex con la que yo había entrado leyó el documento. Al parecer estaba dispuesta a llevar el encargo a acabo, pues sus únicas palabras fueron en referente a éste.
Me parecía bien la determinación con la que habló, no había rastro en ella de la duda que la pelirroja mostraba pero destilaba una falta de pasión que antes irradiaba. No tenía pensado preguntarle allí delante de aquel hombre, pero tampoco me dejó opción pues se marchó dejandome allí.
Me propuse a seguirla tras despedirme del tipo con un simple encogimiento de hombros pero este me retenió.
- Un momento muchacho - dijo bastante serio. - Hay algo que no resalta el informe pero que alguno de nuestros espías sospechan.
Eso último había conseguido llamar mi atención así que aguardé a que prosiguiera. - Según uno de los míos están siendo entrenados por un par de tipos aunque no están siempre con ellos. -Se sospecha que son dos delicuentes ya reconocidos con sendas recompensas que demuestran que no son novatos cómo los otros. - prosiguió en el mismo tono serio. - Si están, tened cuidado y no hagáis locuras.
Agradecí la información con educación pero no pude salir de la estancia con una sonrisa en el rostro, quizás se pusiese entretenido la cosa, pero antes me tocaba encontrar a mi compañera e intentar averiguar algo de lo que pasaba.
Al salir al pasillo no la encontré, asique me propuse a esperarla por donde habíamos entrado, teníamos que planear nuestro siguiente movimiento aunque al verla no podría evitar preguntarle si no podía haberme contado lo del pelo. Todavía tenía esa fragmento en mi mente de como desaparecía una persona para mostrar otra.
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Cuando salí del habitáculo, apenas habían pasado cinco minutos. A diferencia de cuando actuaba como una chica sensible y femenina, en aquel momento mis prioridades me obligaban a actuar de forma eficiente y veloz, por lo que sin siquiera preocuparme de las posibles cámaras de seguridad (aunque por supuesto me aseguré de que estuviera vacío de gente), nada más entrar me desvestí por completo salvo por la ropa interior. De mi bolso saqué una perfectamente doblada muda de mi uniforme, el cual procedí a vestir, y en su lugar dentro del bolso metí de nuevo doblada la ropa que llevaba antes, junto un par de rellenos que había estado usando en el sostén. "Bendito sea el bolso... la gente debe pensar que dentro llevo bártulos y equipamiento femenino variado, como un Den Den Mushi o maquillaje..."
Como dije, después de eso salí al pasillo de nuevo y me dirigí a una ventanilla de administración que había un poco más lejos, donde entregué el bolso junto mi acreditación, y tras darles un par de instrucciones, me devolvieron una mochila. Tras abrirla y comprobar que dentro estaba lo que necesitaba, me la puse al hombro, me despedí de la mujer tras la ventanilla de forma educada y caminé hacia la salida.
Cuál no fue mi sorpresa (aunque en mi rostro no se notase), cuando vi que Tobías estaba allí esperándome. Primero pensé en echarle la bronca por no estar aprovechando el tiempo, pero me lo pensé mejor cuando me dí cuenta de que era sensato hacer los planes con antelación... incluso si esos planes, yo tenía pensado que fueran bastante simples. "Yo cargo de frente y tú los flanqueas." Era la idea que pensaba yo, aunque ver de pie frente a mí a mi compañero me indicaba que seguramente él tuviera otros planes. Chasqueando la lengua por la decepción, fue como llamé la atención de Thorn. Decidí tomar la iniciativa y acercarme mientras hablaba:
- Aún quedan varias horas hasta el momento clave. - Dije como si fuera lo más obvio del mundo... que en cierto sentido lo era. - No irás a decirme que demos un paseo o tomemos un helado hasta entonces, ¿verdad? - Como única señal del sentimiento que quería expresar, enarqué una ceja y fruncí la otra, en un intento de semblante interrogativo.
Como dije, después de eso salí al pasillo de nuevo y me dirigí a una ventanilla de administración que había un poco más lejos, donde entregué el bolso junto mi acreditación, y tras darles un par de instrucciones, me devolvieron una mochila. Tras abrirla y comprobar que dentro estaba lo que necesitaba, me la puse al hombro, me despedí de la mujer tras la ventanilla de forma educada y caminé hacia la salida.
Cuál no fue mi sorpresa (aunque en mi rostro no se notase), cuando vi que Tobías estaba allí esperándome. Primero pensé en echarle la bronca por no estar aprovechando el tiempo, pero me lo pensé mejor cuando me dí cuenta de que era sensato hacer los planes con antelación... incluso si esos planes, yo tenía pensado que fueran bastante simples. "Yo cargo de frente y tú los flanqueas." Era la idea que pensaba yo, aunque ver de pie frente a mí a mi compañero me indicaba que seguramente él tuviera otros planes. Chasqueando la lengua por la decepción, fue como llamé la atención de Thorn. Decidí tomar la iniciativa y acercarme mientras hablaba:
- Aún quedan varias horas hasta el momento clave. - Dije como si fuera lo más obvio del mundo... que en cierto sentido lo era. - No irás a decirme que demos un paseo o tomemos un helado hasta entonces, ¿verdad? - Como única señal del sentimiento que quería expresar, enarqué una ceja y fruncí la otra, en un intento de semblante interrogativo.
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Esta vez la espera fue inferior. Llevaba escasos minutos esperando cuando vi a lo lejos aparecer a Alex. Todavía estaba sorprendido por como se había quitado la peluca, había estado con ella un rato y no había notado nada raro en su pelo, tendría que preguntarle donde la había conseguido porque para misiones de infiltración vendría muy bien.
La chica andaba mucho más erguida que antes. Se había cambiado de ropa y ahora llevaba un traje oscuro bastante elegante que resaltaba su color de pelo y sus ojos carmesí, tenía un aspecto magnífico.
Al escucharla chasquir la lengua salí de mi ensoñación. Me acaba de dar cuenta que tenía la boca entreabierta y tendría cara de tonto asique me puse serio ante tal gesto.
La verdad es que la pregunta me descolocó un segundo, no por ésta en sí, pero sí por la forma de realizarla. ¿Era sarcasmo?.
La verdad es que me fastidiaron las formas pero puesto que ya me había informado de que algo iba a cambiar en ella decidí pasarlo por alto puesto que me había caído bien, pero tendría que recordarla quien tenía mayor rango.
- No compañera, no. - dije como respuesta a su interrogante, no quería parecer tan seco pero me salió así. -No tengo hambre, pero sí que vamos a dar un pequeño paseo. - Tras terminar la frase me giré haciendole un ademán con la mano como única señal para que me siguiera. No iba a atender a ninguna réplica por su parte.
Andé en absoluto silencio hacia la zona que usaban para entrenar en la parte trasera. Era como una especie de gimnasio y se encontraba vacío a estas horas. Dentro había distintos tipos de aparatos para ejercitar músculos y practicar con maniquíes pero mi idea no era esa.
Tras hacerle un ademán a Croc para que se posase por los alrededores me coloqué en el centro de una gran colchoneta de entrenamiento.
- Vamos recluta, demuestra que más escondes. -Dije con el tono que solían usar los instructores mientras mantenía una pose relajada y mis poderes activados.
Antes de diseñar ningún plan tenía que saber que podía hacer Alex y que estilo de combate usaba. Yo no quería morir pero mucho menos quería que le pasara algo a ella diseñando algún plan que la desfavoreciese. Además siempre estaba bien estirar los músculos antes de hacer ninguna misión.
La chica andaba mucho más erguida que antes. Se había cambiado de ropa y ahora llevaba un traje oscuro bastante elegante que resaltaba su color de pelo y sus ojos carmesí, tenía un aspecto magnífico.
Al escucharla chasquir la lengua salí de mi ensoñación. Me acaba de dar cuenta que tenía la boca entreabierta y tendría cara de tonto asique me puse serio ante tal gesto.
La verdad es que la pregunta me descolocó un segundo, no por ésta en sí, pero sí por la forma de realizarla. ¿Era sarcasmo?.
La verdad es que me fastidiaron las formas pero puesto que ya me había informado de que algo iba a cambiar en ella decidí pasarlo por alto puesto que me había caído bien, pero tendría que recordarla quien tenía mayor rango.
- No compañera, no. - dije como respuesta a su interrogante, no quería parecer tan seco pero me salió así. -No tengo hambre, pero sí que vamos a dar un pequeño paseo. - Tras terminar la frase me giré haciendole un ademán con la mano como única señal para que me siguiera. No iba a atender a ninguna réplica por su parte.
Andé en absoluto silencio hacia la zona que usaban para entrenar en la parte trasera. Era como una especie de gimnasio y se encontraba vacío a estas horas. Dentro había distintos tipos de aparatos para ejercitar músculos y practicar con maniquíes pero mi idea no era esa.
Tras hacerle un ademán a Croc para que se posase por los alrededores me coloqué en el centro de una gran colchoneta de entrenamiento.
- Vamos recluta, demuestra que más escondes. -Dije con el tono que solían usar los instructores mientras mantenía una pose relajada y mis poderes activados.
Antes de diseñar ningún plan tenía que saber que podía hacer Alex y que estilo de combate usaba. Yo no quería morir pero mucho menos quería que le pasara algo a ella diseñando algún plan que la desfavoreciese. Además siempre estaba bien estirar los músculos antes de hacer ninguna misión.
Alexandra Silvercat
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"¿Oh?" Fue la reacción que pensé tener cuando escuché la respuesta de mi interlocutor. Al parecer había algo que quería hacer después de todo... y cuál no fue mi sorpresa cuando acabé entrando en la zona de entrenamientos. "¿Estará pensando en ponerme a hacer pesas y flexiones?" Medité, un poco emocionada por la idea.
Pero no, lo que Tobías quería hacer era mucho menos emocionante, al menos en mi opinión. Y esto se debía a que estaba en medio del tatami acolchado que se usaba para combates, en guardia y ordenándome que le enseñara lo que sabía hacer. Yo lo miré a él durante un segundo, luego a mi mochila, y luego de nuevo a él. Suspiré, ante un dilema moral: si usaba mis armas no podría combatir con Haki, o dañaría a mi compañero (lo cual no era recomendable dado que unas horas más tarde tendríamos que ejecutar la operación); por otro lado, si combatía sin armas no estaría enseñándole lo que quería, además de que ese no era mi estilo cuando estaba en esa faceta.
Pasándome los dedos por el entrecejo, dejé la mochila en el suelo y rebusqué en el interior. No me quedaba otra que rezar para que Thorn supiera lo que estaba haciendo, y aunque no me gustaba que entonces actuara como un superior, oficialmente lo era. Así que saqué de la mochila un par de guanteletes que acomodé en mis antebrazos, y un par de hojas afiladas que acoplé a los mismos. Estaba firmando para recibir una paliza, pero confiaba en mi rápido factor curativo para recuperarme antes de la misión.
Antes de entrar en el tatami, me quité los zapatos con un rápido y fluido movimiento con los pies, entrando en la improvisada arena descalza salvo por los calcetines. Miré a los ojos a mi temporal instructor, y me puse en guardia. Separando las piernas, flexionándolas ligeramente, y poniendo una delante de la otra, de forma que yo estaba en posición lateral respecto a mi oponente, con los puños en alto, uno frente a mi cara y el otro junto al pecho, apuntando con las chuchillas en un ángulo de 45º hacia arriba y un par de centímetros hacia adentro (como si hiciera un triángulo imaginario entre ambas).
Dado que mi compañero me había ordenado tomar la iniciativa y enseñarle mi estilo, no me lo pensé dos veces y me lancé al ataque: calculando la distancia que nos separaba en un par de metros, y sin perder de vista las extremidades de mi enemigo, dí un paso rápido con la pierna trasera seguido de un impulso mayor con la delantera. El inicio de la carga sería más lento, pero el tiempo de desplazamiento mucho menor. Aprovechando cualquier momento de sorpresa que hubiera podido ocasionar tan extraño comienzo, estiré mi mano derecha hacia el frente en un puñetazo, mientras giraba usando la cadera para darle más potencia. La intención era hundir por completo mi Katar en el pecho de mi enemigo, confiando en que pudiera convertirse o apartarse a tiempo, mientras con la otra mano mantenía una guardia por si acaso intentaba contraatacar.
Pero no, lo que Tobías quería hacer era mucho menos emocionante, al menos en mi opinión. Y esto se debía a que estaba en medio del tatami acolchado que se usaba para combates, en guardia y ordenándome que le enseñara lo que sabía hacer. Yo lo miré a él durante un segundo, luego a mi mochila, y luego de nuevo a él. Suspiré, ante un dilema moral: si usaba mis armas no podría combatir con Haki, o dañaría a mi compañero (lo cual no era recomendable dado que unas horas más tarde tendríamos que ejecutar la operación); por otro lado, si combatía sin armas no estaría enseñándole lo que quería, además de que ese no era mi estilo cuando estaba en esa faceta.
Pasándome los dedos por el entrecejo, dejé la mochila en el suelo y rebusqué en el interior. No me quedaba otra que rezar para que Thorn supiera lo que estaba haciendo, y aunque no me gustaba que entonces actuara como un superior, oficialmente lo era. Así que saqué de la mochila un par de guanteletes que acomodé en mis antebrazos, y un par de hojas afiladas que acoplé a los mismos. Estaba firmando para recibir una paliza, pero confiaba en mi rápido factor curativo para recuperarme antes de la misión.
Antes de entrar en el tatami, me quité los zapatos con un rápido y fluido movimiento con los pies, entrando en la improvisada arena descalza salvo por los calcetines. Miré a los ojos a mi temporal instructor, y me puse en guardia. Separando las piernas, flexionándolas ligeramente, y poniendo una delante de la otra, de forma que yo estaba en posición lateral respecto a mi oponente, con los puños en alto, uno frente a mi cara y el otro junto al pecho, apuntando con las chuchillas en un ángulo de 45º hacia arriba y un par de centímetros hacia adentro (como si hiciera un triángulo imaginario entre ambas).
Dado que mi compañero me había ordenado tomar la iniciativa y enseñarle mi estilo, no me lo pensé dos veces y me lancé al ataque: calculando la distancia que nos separaba en un par de metros, y sin perder de vista las extremidades de mi enemigo, dí un paso rápido con la pierna trasera seguido de un impulso mayor con la delantera. El inicio de la carga sería más lento, pero el tiempo de desplazamiento mucho menor. Aprovechando cualquier momento de sorpresa que hubiera podido ocasionar tan extraño comienzo, estiré mi mano derecha hacia el frente en un puñetazo, mientras giraba usando la cadera para darle más potencia. La intención era hundir por completo mi Katar en el pecho de mi enemigo, confiando en que pudiera convertirse o apartarse a tiempo, mientras con la otra mano mantenía una guardia por si acaso intentaba contraatacar.
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Alex seguía sin dar síntomas de parececerse a la chica que había conocido, no sólo por el aspecto si no también su lenguaje corporal era otro. No parecía dar señales de que le entusiasmase la idea que había propuesto pero tampoco de lo contrario. No estaba seguro de hasta que punto podía ser bueno para la chica aquello, psicológicamente hablando, pero dudaba de que pudiese hacer algo por ella en ese sentido.
Seguía dándole vueltas al tema en la cabeza cuando me fijé en que se enfundaba una especie de guanteletes y les acoplaba unas grandes hojas. La verdad es que tenía un aspecto temible a la par que magnífico con aquellas armas, pero mientras no viese ningún tono morado en su cuerpo no tendría que preocuparme, además confiaba en mis habilidades y experiencia obtenida en varias misiones para esquivar algo así.
No pretendía haber luchado con ella ni nada por el estilo, si no hubiese sido tan borde ahora podríamos estar tomando un helado mientras me explicaba sus habilidades para poder diseñar un buen plan, pero al parecer a la chica del pelo blanco no le gustaban los zumos y el hablar como la pelirroja.
Ésta ya se encontraba enfrente poniendo una pose de combate. Me fijé detenidamente y la posición era técnicamente perfecta, había recibido buena instrucción y eso me alegraba. - Por lo menos sabe colocarse. - pensé mientras me acomodaba para defenderme.
Yo suelo usar armas blancas o incluso mis dos pistolas pero eso claramente lo tenía descartado, no quería herir a Alex. No sólo porque luego íbamos a una misión si no porque me había caído bastante bien y esto era algo meramente instructivo.
Avanzó frontalmente como yo esperaba pues el rango de sus armas era corto. Lanzó un directo tan bien ejecutado que casi olvido que el ataque era contra mí, pero sólo casi.
Recurrí al Kami-e en vez de mis poderes como imaginé que ella esperaba, asique me limité a girar sobre mí mismo hacia mi izquierda a la par que me iba agachando para usar la fuerza del giro y lanzarle una patada baja para intentar derribarla, esperaba cogerla desprevenida.
Daba igual si lo conseguía o no porque tras hacer el movimiento usaría el Soru para intentar desplazarme a sus espaldas a unos tres metros y así poder evitar un contragolpe si ésta había conseguido escapar de la patada.
- Me gustaría ver algún combo o técnica y no un único golpe Alexandra. -dije tranquilamente. - Según el tipo del puro quizás haya dos tipos fuertes entre ellos y no simples novatos. -dije para informarla de la parte que no había escuchado. - No quiero que te pase nada. -mientras decía eso hice un gesto cómo para que continuase a la vez que me preparaba para el siguiente embate. Ésta ve tenía pensado intentar bloquear sus golpes para poder tener un intercambio de éstos pero manteniendo siempre mis poderes activos por si se le escapaba una puñalada.
Seguía dándole vueltas al tema en la cabeza cuando me fijé en que se enfundaba una especie de guanteletes y les acoplaba unas grandes hojas. La verdad es que tenía un aspecto temible a la par que magnífico con aquellas armas, pero mientras no viese ningún tono morado en su cuerpo no tendría que preocuparme, además confiaba en mis habilidades y experiencia obtenida en varias misiones para esquivar algo así.
No pretendía haber luchado con ella ni nada por el estilo, si no hubiese sido tan borde ahora podríamos estar tomando un helado mientras me explicaba sus habilidades para poder diseñar un buen plan, pero al parecer a la chica del pelo blanco no le gustaban los zumos y el hablar como la pelirroja.
Ésta ya se encontraba enfrente poniendo una pose de combate. Me fijé detenidamente y la posición era técnicamente perfecta, había recibido buena instrucción y eso me alegraba. - Por lo menos sabe colocarse. - pensé mientras me acomodaba para defenderme.
Yo suelo usar armas blancas o incluso mis dos pistolas pero eso claramente lo tenía descartado, no quería herir a Alex. No sólo porque luego íbamos a una misión si no porque me había caído bastante bien y esto era algo meramente instructivo.
Avanzó frontalmente como yo esperaba pues el rango de sus armas era corto. Lanzó un directo tan bien ejecutado que casi olvido que el ataque era contra mí, pero sólo casi.
Recurrí al Kami-e en vez de mis poderes como imaginé que ella esperaba, asique me limité a girar sobre mí mismo hacia mi izquierda a la par que me iba agachando para usar la fuerza del giro y lanzarle una patada baja para intentar derribarla, esperaba cogerla desprevenida.
Daba igual si lo conseguía o no porque tras hacer el movimiento usaría el Soru para intentar desplazarme a sus espaldas a unos tres metros y así poder evitar un contragolpe si ésta había conseguido escapar de la patada.
- Me gustaría ver algún combo o técnica y no un único golpe Alexandra. -dije tranquilamente. - Según el tipo del puro quizás haya dos tipos fuertes entre ellos y no simples novatos. -dije para informarla de la parte que no había escuchado. - No quiero que te pase nada. -mientras decía eso hice un gesto cómo para que continuase a la vez que me preparaba para el siguiente embate. Ésta ve tenía pensado intentar bloquear sus golpes para poder tener un intercambio de éstos pero manteniendo siempre mis poderes activos por si se le escapaba una puñalada.
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Tal como imaginaba, Tobías iba a actuar como maestro de combate y no dejarme simplemente golpearle. Dado que me evitó por el exterior (a mi derecha), no pude usar mi brazo izquierdo para intentar detenerle, y en cuanto fui a darle un codazo con mi derecha, desapareció de la vista. "Kami-e y Soru... va en serio, pero solo esquivando..." Pensé, justo antes de notar un golpe en mis rodillas que me derribó. "¡Maldita sea!" Caí de lado tras pasar un segundo en el aire. La patada no me había dolido como tal, sino que había sido más bien un como un empujón, haciéndome girar sobre un eje imaginario.
Para evitar golpearme la cabeza o hacerme daño en el cuello, además de facilitar la reincorporación, dirigí un golpe con el canto de mi mano hacia el tatami en el ultimo momento. El golpe me dejó entumecida la zona durante unos segundos, pero amortiguó la caída haciendo un sonoro ruido. Sin perder tiempo me levanté, poniéndome en guardia de nuevo. El lugar de impacto estaba algo rasgado, se ve que con el golpe había cortado parte de la tela con la punta del Katar. De haber caído sobre suelo sólido probablemente hubiera acabado con alguna contusión.
Ante lo siguiente que me dijo Tobías no pude evitar fruncir el ceño. "No hay necesidad de alargar un combate a muerte más de lo necesario, eso me enseñaron." Pensé en contestar. "Si puedes acabar antes de que empiece, mejor." Sin embargo, no me pude obligar a mí misma a explicarle aquello a mi oponente, pues estaba más interesada en la segunda parte de su mensaje. "¿Oh? Esto se pone más interesante por momentos..." Ignorando la preocupación de Thorn (que a mis ojos no era diferente a la pena, lo cual me irritaba), mis ojos se encendieron con un nuevo brillo. Si la cosa iba a ser tan seria, era mejor que yo tampoco me lo tomara a la ligera... Además, aunque sabía que no podría contra un usuario Logia, mi nihilismo desapareció en cuanto pensé que sería como desahogarme con un saco, solo que más entretenido. "Bien, entonces veamos que tal esto..."
Renovada con una pasión interior, volví a cargar de frente, solo que esa vez intentaría una finta. Fingiría ir a atacarlo de nuevo con la diestra, para rápidamente cambiar el ataque por una patada vertical con mi pierna izquierda, aprovechando que mi derecha estaría de frente como apoyo. Si mi ataque conseguía desequilibrarlo, lo seguiría con varios tajos con sendos Katares, alternando uno y otro para cortar en esternón, pectorales, cuello y cara... en ese orden. Estaba desprotegiéndome mucho para poder centrarme en la ofensiva, pero al fin y al cabo esa era mi especialidad: matar antes de ser matada. Además, si sabía aprovecharlo, seguía teniendo un minúsculo margen entre cada golpe para intentar reaccionar a su defensa y contraataque.
Para evitar golpearme la cabeza o hacerme daño en el cuello, además de facilitar la reincorporación, dirigí un golpe con el canto de mi mano hacia el tatami en el ultimo momento. El golpe me dejó entumecida la zona durante unos segundos, pero amortiguó la caída haciendo un sonoro ruido. Sin perder tiempo me levanté, poniéndome en guardia de nuevo. El lugar de impacto estaba algo rasgado, se ve que con el golpe había cortado parte de la tela con la punta del Katar. De haber caído sobre suelo sólido probablemente hubiera acabado con alguna contusión.
Ante lo siguiente que me dijo Tobías no pude evitar fruncir el ceño. "No hay necesidad de alargar un combate a muerte más de lo necesario, eso me enseñaron." Pensé en contestar. "Si puedes acabar antes de que empiece, mejor." Sin embargo, no me pude obligar a mí misma a explicarle aquello a mi oponente, pues estaba más interesada en la segunda parte de su mensaje. "¿Oh? Esto se pone más interesante por momentos..." Ignorando la preocupación de Thorn (que a mis ojos no era diferente a la pena, lo cual me irritaba), mis ojos se encendieron con un nuevo brillo. Si la cosa iba a ser tan seria, era mejor que yo tampoco me lo tomara a la ligera... Además, aunque sabía que no podría contra un usuario Logia, mi nihilismo desapareció en cuanto pensé que sería como desahogarme con un saco, solo que más entretenido. "Bien, entonces veamos que tal esto..."
Renovada con una pasión interior, volví a cargar de frente, solo que esa vez intentaría una finta. Fingiría ir a atacarlo de nuevo con la diestra, para rápidamente cambiar el ataque por una patada vertical con mi pierna izquierda, aprovechando que mi derecha estaría de frente como apoyo. Si mi ataque conseguía desequilibrarlo, lo seguiría con varios tajos con sendos Katares, alternando uno y otro para cortar en esternón, pectorales, cuello y cara... en ese orden. Estaba desprotegiéndome mucho para poder centrarme en la ofensiva, pero al fin y al cabo esa era mi especialidad: matar antes de ser matada. Además, si sabía aprovecharlo, seguía teniendo un minúsculo margen entre cada golpe para intentar reaccionar a su defensa y contraataque.
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El ataque había surtido efecto y la chica tocó suelo. Al ver la técnica que había usado para evitar la caída no pude evitar sonreír. Desde luego era bastante mejor que yo cuando me inicié.
Tras escuchar mis palabras parecía dispuesta a replicar puesto que arrugó el ceño pero al terminar de escucharme su mirada brillaba con energías. No pude evitar pensar que en el fondo la chica que tenía ante mí fría como un témpano sólo guardaba con recelo los sentimientos que dejaba aflorar cuando se calzaba la peluca pero no pude delucidar más sobre el tema puesto que Alex se encontraba lista y venía de nuevo.
No podía creer que volviese a utilizar el mismo ataque pero por su colocación física eso parecía. Ésta vez yo no haría el mismo movimiento aunque volví a recurrir a mi viejo amigo el Kami-e. Pretendía haber esquivado el puñetazo saltando hacia mi izquierda pero me encontré con que Alex había simulado el puño y lanzó una patada con la pierna contraria.
Me pilló desprevenido y sólo pude bloquear el golpe interponiendo el antebrazo porque era más rápido que ella aunque consiguió entumecerme la parte golpeada.
Al ver que había conseguido engañarme recurrí a mis poderes Logia haciéndome inmune al daño físico nada más ver que se preparaba a cortarme. Los dos primeros los intenté bloquear golpeando yo en sus extremidades antes de que llegase a tocar mi cuerpo valiéndome de mi velocidad y reflejos de asesino experimentado, pero Alexandra luchaba con una pasión abrumadora y no paraba de golpear intentando darme tajos. Podría haber usado uno de los huecos que su defensa dejaba usando el Soru pero preferí dejarme que me golpeara usando mi poder y que así viese por ella misma lo indefensa que estaría en una situación así.
El corte del cuello casi me decapita pero sus hojas sólo estaban manchadas de un líquido espeso color marrón, por un instante todo olió a sirope. Ahora me tocaba a mí.
Me quedé plantado ante ella unos instantes para que viese que seguía ileso pero tardé un momento en generar medio litro de sirope y lanzárselo hacia la cara desde mi brazo izquierdo para intentar cegarla. Diese en el blanco o no volvería a recurrir al Soru para moverme a una velocidad abrumadura mientras desenfundaba una de mis pistolas y me colocaba en su flanco izquierdo.
Apreté el gatillo. Escuché un "Clic" como bien sabía que pasaría puesto que no tenía el cargador puesto y me había asegurado de que tuviera el seguro puesto. Lo había hecho para que entendiese mejor el mensaje. No dudaba de Alex sabía que estaba vencida pero por si acaso mantuve mis poderes activos. No sabía que mal perder podría tener pero igualmente diría.
- Muy bien Alexandra. Ya me hago una idea de tus habilidades y no dudo que pronto te tenga que llamar "jefa",pero como estiramientos antes de la misión nos sirve. - No dejaría de sonreír sinceramente aunque se mostrase fría o incluso desagrable, porque desde luego se había ganado mi estima tanto fuera como dentro del combate.
Si Alexandra daba por terminado el asunto le diría lo siguiente. - Y ahora donde quieres que detallemos los planes de hoy, porque de aquí sería mejor que nos fuésemos antes de que volviera el señor de la limpieza, no creo que le haga mucha gracia limpiar eso. -dije a modo de quitarle hierro al asunto a la par que señalaba las manchas del suelo.
Tras escuchar mis palabras parecía dispuesta a replicar puesto que arrugó el ceño pero al terminar de escucharme su mirada brillaba con energías. No pude evitar pensar que en el fondo la chica que tenía ante mí fría como un témpano sólo guardaba con recelo los sentimientos que dejaba aflorar cuando se calzaba la peluca pero no pude delucidar más sobre el tema puesto que Alex se encontraba lista y venía de nuevo.
No podía creer que volviese a utilizar el mismo ataque pero por su colocación física eso parecía. Ésta vez yo no haría el mismo movimiento aunque volví a recurrir a mi viejo amigo el Kami-e. Pretendía haber esquivado el puñetazo saltando hacia mi izquierda pero me encontré con que Alex había simulado el puño y lanzó una patada con la pierna contraria.
Me pilló desprevenido y sólo pude bloquear el golpe interponiendo el antebrazo porque era más rápido que ella aunque consiguió entumecerme la parte golpeada.
Al ver que había conseguido engañarme recurrí a mis poderes Logia haciéndome inmune al daño físico nada más ver que se preparaba a cortarme. Los dos primeros los intenté bloquear golpeando yo en sus extremidades antes de que llegase a tocar mi cuerpo valiéndome de mi velocidad y reflejos de asesino experimentado, pero Alexandra luchaba con una pasión abrumadora y no paraba de golpear intentando darme tajos. Podría haber usado uno de los huecos que su defensa dejaba usando el Soru pero preferí dejarme que me golpeara usando mi poder y que así viese por ella misma lo indefensa que estaría en una situación así.
El corte del cuello casi me decapita pero sus hojas sólo estaban manchadas de un líquido espeso color marrón, por un instante todo olió a sirope. Ahora me tocaba a mí.
Me quedé plantado ante ella unos instantes para que viese que seguía ileso pero tardé un momento en generar medio litro de sirope y lanzárselo hacia la cara desde mi brazo izquierdo para intentar cegarla. Diese en el blanco o no volvería a recurrir al Soru para moverme a una velocidad abrumadura mientras desenfundaba una de mis pistolas y me colocaba en su flanco izquierdo.
Apreté el gatillo. Escuché un "Clic" como bien sabía que pasaría puesto que no tenía el cargador puesto y me había asegurado de que tuviera el seguro puesto. Lo había hecho para que entendiese mejor el mensaje. No dudaba de Alex sabía que estaba vencida pero por si acaso mantuve mis poderes activos. No sabía que mal perder podría tener pero igualmente diría.
- Muy bien Alexandra. Ya me hago una idea de tus habilidades y no dudo que pronto te tenga que llamar "jefa",pero como estiramientos antes de la misión nos sirve. - No dejaría de sonreír sinceramente aunque se mostrase fría o incluso desagrable, porque desde luego se había ganado mi estima tanto fuera como dentro del combate.
Si Alexandra daba por terminado el asunto le diría lo siguiente. - Y ahora donde quieres que detallemos los planes de hoy, porque de aquí sería mejor que nos fuésemos antes de que volviera el señor de la limpieza, no creo que le haga mucha gracia limpiar eso. -dije a modo de quitarle hierro al asunto a la par que señalaba las manchas del suelo.
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"¡Conectó!" Estaba pensando al sentir mi patada golpear a su objetivo. Tal como planeé, proseguí el ataque, incluso cuando Tobías trataba de bloquearme. Yo sabía que no le estaba haciendo ningún daño real, pero me conformaba con saber que contra una persona que no fuera mi camarada, la victoria ya estaría en mis manos. No obstante, Thorn no parecía estar de acuerdo, pues en lugar de felicitarme inmediatamente, se tomó un instante para intentar cubrirme de sirope la cara. No me pilló tan de sorpresa como él esperaría, pero aun así estaba en una postura comprometida por mi ataque de antes, y no pude evitarlo tan perfectamente como me hubiese gustado.
Aunque me cubrí con los brazos, el espeso y viscoso fluido encontró la forma de colarse entre los huecos de mi defensa, manchándome no solo las mangas del traje sino también toda la mitad inferior de mi rostro, incluido mejillas, barbilla y boca. A pesar del olor que desprendía la sustancia, deliberadamente evité abrir mis labios para que nada pudiera entrar en mi organismo. Aunque fuera sirope, si me lo comía sería como comerse un trozo de Tobías, idea que no me agradaba en absoluto. En cuanto pudiera, me pasaría el otro lado de la manga para limpiarme... De todas formas ya tendría que mudarme de ropa más tarde.
En ese momento, cuando bajé los brazos y miré al frente, mi oponente no estaba donde antes, y pude oír un leve sonido de cliqueo a mi lado. Solamente tuve que girar un poco la cabeza para confirmar que me estaban apuntando con una pistola vacía. ¿Era esa su forma de marcar el fin del combate? 'Oh, mira, soy Logia y no puedes tocarme, podría matarte así de fácil'... ¿Ese era el mensaje que trataba de transmitirme? Irritada y con muchas ganas de devolverle la humillación, levanté los brazos en señal de rendición. Ya me las cobraría cuando tuviera oportunidad, pero de momento habían otras cosas que requerían prioridad inmediata.
- Tómate tu tiempo esperando donde quieras. - Respondí secamente al diálogo de Tobías. - Yo voy a cambiarme la ropa. - Añadí, lanzando un intento de mirada asesina en dirección a mi compañero. Además de las mangas, resulta que también me había manchado los hombros, desde los cuales el sirope había resbalado hacia mi pecho. La sensación húmeda de mi uniforme se sentía horrible, y no deseaba otra cosa que quitármela de encima, aunque por supuesto no lo haría delante suya. Frunciendo el ceño, salí de la habitación mascullando maldiciones en voz baja e ignorando cualquier respuesta que pudiera querer darme el hombre... Estaba demasiado frustrada como para prestarle atención a nadie en esos momentos.
Un rato más tarde, aparecí de nuevo por la sala, con un uniforme exactamente igual al anterior (salvo por el hecho de que este estaba limpio, por supuesto). Comprobé que la sala estuviera vacía, y procedía a limpiar yo misma las manchas de sirope restantes en el suelo con una fregona húmeda. La idea de dejar aquella suciedad allí hasta que alguien se dignase a pasarse a limpiar me repugnaba, y tendría las conciencia más tranquila de esa forma. No me llevó demasiado tiempo, aunque sí que me costó un poco frotar las más grandes, de forma que terminé jadeante pero satisfecha. Exceptuando el corte que había hecho yo, no parecía que hubiera pasado nadie por allí en horas.
Y una vez me quité eso de encima, procedí a buscar a Tobías, pues no recordaba si me había dicho algún sitio de encuentro. O a lo mejor me lo dijo pero no lo escuché. "¡Maldita sordera!" Pensé mientras hurgaba mi oreja con el dedo meñique. "Juro ante Dios que algún día me acabará matando..." Bueno, como fuera. Empezaría preguntándole a la chica del control si lo había visto salir...
Aunque me cubrí con los brazos, el espeso y viscoso fluido encontró la forma de colarse entre los huecos de mi defensa, manchándome no solo las mangas del traje sino también toda la mitad inferior de mi rostro, incluido mejillas, barbilla y boca. A pesar del olor que desprendía la sustancia, deliberadamente evité abrir mis labios para que nada pudiera entrar en mi organismo. Aunque fuera sirope, si me lo comía sería como comerse un trozo de Tobías, idea que no me agradaba en absoluto. En cuanto pudiera, me pasaría el otro lado de la manga para limpiarme... De todas formas ya tendría que mudarme de ropa más tarde.
En ese momento, cuando bajé los brazos y miré al frente, mi oponente no estaba donde antes, y pude oír un leve sonido de cliqueo a mi lado. Solamente tuve que girar un poco la cabeza para confirmar que me estaban apuntando con una pistola vacía. ¿Era esa su forma de marcar el fin del combate? 'Oh, mira, soy Logia y no puedes tocarme, podría matarte así de fácil'... ¿Ese era el mensaje que trataba de transmitirme? Irritada y con muchas ganas de devolverle la humillación, levanté los brazos en señal de rendición. Ya me las cobraría cuando tuviera oportunidad, pero de momento habían otras cosas que requerían prioridad inmediata.
- Tómate tu tiempo esperando donde quieras. - Respondí secamente al diálogo de Tobías. - Yo voy a cambiarme la ropa. - Añadí, lanzando un intento de mirada asesina en dirección a mi compañero. Además de las mangas, resulta que también me había manchado los hombros, desde los cuales el sirope había resbalado hacia mi pecho. La sensación húmeda de mi uniforme se sentía horrible, y no deseaba otra cosa que quitármela de encima, aunque por supuesto no lo haría delante suya. Frunciendo el ceño, salí de la habitación mascullando maldiciones en voz baja e ignorando cualquier respuesta que pudiera querer darme el hombre... Estaba demasiado frustrada como para prestarle atención a nadie en esos momentos.
Un rato más tarde, aparecí de nuevo por la sala, con un uniforme exactamente igual al anterior (salvo por el hecho de que este estaba limpio, por supuesto). Comprobé que la sala estuviera vacía, y procedía a limpiar yo misma las manchas de sirope restantes en el suelo con una fregona húmeda. La idea de dejar aquella suciedad allí hasta que alguien se dignase a pasarse a limpiar me repugnaba, y tendría las conciencia más tranquila de esa forma. No me llevó demasiado tiempo, aunque sí que me costó un poco frotar las más grandes, de forma que terminé jadeante pero satisfecha. Exceptuando el corte que había hecho yo, no parecía que hubiera pasado nadie por allí en horas.
Y una vez me quité eso de encima, procedí a buscar a Tobías, pues no recordaba si me había dicho algún sitio de encuentro. O a lo mejor me lo dijo pero no lo escuché. "¡Maldita sordera!" Pensé mientras hurgaba mi oreja con el dedo meñique. "Juro ante Dios que algún día me acabará matando..." Bueno, como fuera. Empezaría preguntándole a la chica del control si lo había visto salir...
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Definitivamente se había enfadado, no había que ser un genio para darse cuenta. La verdad es que molestó bastante su forma de contestarme, me pareció la típica reacción de muchachina enfurruñada porque había perdido. Tras contestarme de malos modos salió de la sala murmurando cosas, no entendí que decía, pero seguro que nada bonito. Intenté explicarle el porqué de lo que había hecho pero tras intentar llamarla dos dos veces y ver que hacía oídos sordos me comencé a enfadar yo. Empezaba a hechar de menos a su otro yo.
Podría haber recogido el sirope que había generado yo mismo con la misma facilidad que lo había creado. Pensaba haberlo hecho pero la conversación con Alex hizo que se me olvidara, incluso casi dejo a Croc allí.
No tenía ganas de esperar a que se cambiase y además me apetecía despejarme la cabeza tomando aire fresco, asique tras dejarle un mensaje en recepción diciendo que si quería verme estaría en el bar donde nos habíamos conocido y que si no, nos veríamos en donde ella sabía. Sabía que entendería el mensaje y la recepcionista no necesitaba más información, aunque por la risita que soltó la joven parecía pensar que era otro tipo de cita.
No tardé mucho en llegar al bar y pedirme un refresco fresquito. Me atendió la misma chica que antes y agradecí que alguien fuese amable conmigo por un rato, llevaba ya una dosis más que suficiente de hostilidad.
No sé cuanto tiempo estuve allí pensando en lo que me hubiese gustado decirle a la chica si no se hubiese ido pasando de mí. No quería mostrarme superior ni mucho menos y lo que había dicho sobre su habilidad lo pensaba de verdad, pero quería mostrarle que su estilo contra un Logia no valía y no sabíamos si uno de esos supuestos revolucionarios con recompensa no era uno. Sólo petrendía haber charlado profundamente sobre el tema, puesto que quería que saliese todo bien. Yo sabía que posee un potencial que sólo se veía en uno entre cien y estaba seguro de que llegaría lejos en el CP, pero hay cosas que siempre se pueden mejorar.
Tras beberme lo que quedaba del refresco de un trago pedí un helado. Ya me había cansado de esperar y de darle vueltas a la cabeza y si no llegaba antes de que lo acabase me marcharía para ir diseñando un plan.
Podría haber recogido el sirope que había generado yo mismo con la misma facilidad que lo había creado. Pensaba haberlo hecho pero la conversación con Alex hizo que se me olvidara, incluso casi dejo a Croc allí.
No tenía ganas de esperar a que se cambiase y además me apetecía despejarme la cabeza tomando aire fresco, asique tras dejarle un mensaje en recepción diciendo que si quería verme estaría en el bar donde nos habíamos conocido y que si no, nos veríamos en donde ella sabía. Sabía que entendería el mensaje y la recepcionista no necesitaba más información, aunque por la risita que soltó la joven parecía pensar que era otro tipo de cita.
No tardé mucho en llegar al bar y pedirme un refresco fresquito. Me atendió la misma chica que antes y agradecí que alguien fuese amable conmigo por un rato, llevaba ya una dosis más que suficiente de hostilidad.
No sé cuanto tiempo estuve allí pensando en lo que me hubiese gustado decirle a la chica si no se hubiese ido pasando de mí. No quería mostrarme superior ni mucho menos y lo que había dicho sobre su habilidad lo pensaba de verdad, pero quería mostrarle que su estilo contra un Logia no valía y no sabíamos si uno de esos supuestos revolucionarios con recompensa no era uno. Sólo petrendía haber charlado profundamente sobre el tema, puesto que quería que saliese todo bien. Yo sabía que posee un potencial que sólo se veía en uno entre cien y estaba seguro de que llegaría lejos en el CP, pero hay cosas que siempre se pueden mejorar.
Tras beberme lo que quedaba del refresco de un trago pedí un helado. Ya me había cansado de esperar y de darle vueltas a la cabeza y si no llegaba antes de que lo acabase me marcharía para ir diseñando un plan.
Alexandra Silvercat
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La chica me miró de forma divertida mientras me indicaba las últimas instrucciones dejadas por Tobías. Al parecer nos veríamos de nuevo en el bar, y no se había ido con muy buen humor. Yo suspiré, exasperada, mientras sujetaba mi mochila y salía por la puerta. No me importaba lo que pensara el hombre de mí. Estaba acostumbrada a esa clase de tratos y no pretendía fingir que después de aquel día seríamos mejores amigos ni nada por el estilo. En el estado en el que me encontraba, lo único importante era el trabajo, nada más y nada menos. Después de acabar la misión, cada uno se iría por su lado y olvidaríamos que nunca nos encontramos, como siempre...
"Deberías ser un poco más comprensiva." En cuanto salí a la luz del sol y las blancas paredes quedaron atrás, una voz muy familiar asaltó mi cabeza. Yo puse los ojos en blanco, mientras intentaba ignorarla. Los doctores me habían dicho que era una secuela de mi problema de bipolaridad, que a veces hablo conmigo misma como si mis dos personalidades fueran dos personas diferentes. Según ellos, el síntoma debería dejar de persistir si simplemente pasaba de él. "¡No seas tan tozuda! ¡Párate a pensarlo durante un segundo solamente!" Realmente estaba insistente ese día...
"¿Por qué no me dejas hacer las cosas a mi manera? Hasta ahora nos ha ido bien." Respondí mentalmente. "Porque no puedes ir por ahí haciendo de todo el mundo tu enemigo. Además este tema me concierne, no me gustaría que estropearas la buena imagen que traté de dar por nosotras... ¡Y es tu superior!" "¡De acuerdo, de acuerdo! ¡Ya lo pillo!" Realmente ese día estaban todos irritándome mucho. Ya tenía ganas de que llegara la noche y desahogarme con cualquiera de los maleantes objetivo que se pasara de la raya.
En ese momento lo vi al fondo, sentado en la misma silla y tomándose un helado. Suspirando me acerqué, y al sentarme a su lado tuve una sensación de Déjà Vu. Tenía que meditar muy bien mis siguientes palabras, o la pelirroja no me dejaría en paz. Al final, decidí estirar la mano ofreciendo un apretón amistoso, mientras murmuraba:
- Disculpa por lo de antes, estaba un poco estresada. - No era la mejor forma, pero era un comienzo. Ya solo me faltaba dejar de poner cara de póquer y habría sido una disculpa casi humana... "Aunque el que avisa no es traidor..." Era como quería continuar, pero un carraspeo lejano en mi cabeza me indicó que no debía. - Yo y las manchas no nos llevamos bien, es un tema delicado...
No sabía cómo respondería ante eso mi compañero, o si aceptaría la disculpa en silencio, o si se disculparía él también... El caso es que tenía la intención de dejar que dijese lo que se le estuviera pasando por la cabeza, antes de preguntarle lo que tenía pensado. Apenas quedaban dos horas o tres hasta que anocheciera, a juzgar por el tono rosado que empezaba a teñir el cielo.
"Deberías ser un poco más comprensiva." En cuanto salí a la luz del sol y las blancas paredes quedaron atrás, una voz muy familiar asaltó mi cabeza. Yo puse los ojos en blanco, mientras intentaba ignorarla. Los doctores me habían dicho que era una secuela de mi problema de bipolaridad, que a veces hablo conmigo misma como si mis dos personalidades fueran dos personas diferentes. Según ellos, el síntoma debería dejar de persistir si simplemente pasaba de él. "¡No seas tan tozuda! ¡Párate a pensarlo durante un segundo solamente!" Realmente estaba insistente ese día...
"¿Por qué no me dejas hacer las cosas a mi manera? Hasta ahora nos ha ido bien." Respondí mentalmente. "Porque no puedes ir por ahí haciendo de todo el mundo tu enemigo. Además este tema me concierne, no me gustaría que estropearas la buena imagen que traté de dar por nosotras... ¡Y es tu superior!" "¡De acuerdo, de acuerdo! ¡Ya lo pillo!" Realmente ese día estaban todos irritándome mucho. Ya tenía ganas de que llegara la noche y desahogarme con cualquiera de los maleantes objetivo que se pasara de la raya.
En ese momento lo vi al fondo, sentado en la misma silla y tomándose un helado. Suspirando me acerqué, y al sentarme a su lado tuve una sensación de Déjà Vu. Tenía que meditar muy bien mis siguientes palabras, o la pelirroja no me dejaría en paz. Al final, decidí estirar la mano ofreciendo un apretón amistoso, mientras murmuraba:
- Disculpa por lo de antes, estaba un poco estresada. - No era la mejor forma, pero era un comienzo. Ya solo me faltaba dejar de poner cara de póquer y habría sido una disculpa casi humana... "Aunque el que avisa no es traidor..." Era como quería continuar, pero un carraspeo lejano en mi cabeza me indicó que no debía. - Yo y las manchas no nos llevamos bien, es un tema delicado...
No sabía cómo respondería ante eso mi compañero, o si aceptaría la disculpa en silencio, o si se disculparía él también... El caso es que tenía la intención de dejar que dijese lo que se le estuviera pasando por la cabeza, antes de preguntarle lo que tenía pensado. Apenas quedaban dos horas o tres hasta que anocheciera, a juzgar por el tono rosado que empezaba a teñir el cielo.
Tobías Thorn
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Decidí dejar de pensar en lo que podría haber sido y en lo que fue. Ya comenzaba a caer la noche y se acercaba la hora clave. Empecé a cavilar en cómo podríamos aprovechar nuestra ventaja sobre ellos. La verdad es que no estaba preocupado por mi porque según el informe eran novatos, sólo podrían dar problemas sus dos instructores y a lo mejor ni estaban, aunque con la suerte que estaba teniendo hoy seguro que estarían.
Un graznido de mi compañero me devolvió a la realidad. Nada más levantar la vista pude ver como se acercaba Alexandra. Al situarse delante mía extendió su mano ofreciendo un apretón mientras hacía un intento de disculpa. Estaba claro que no era lo suyo, pues no parecía cómoda haciéndolo y mantenía un rictus en la cara casi inhumano.
- No te preocupes compañera, todos tenemos un mal día. - contesté sinceramente. En otra situación no me valdría como excusa, pero por lo que empezaba a conocer de ella sabía que no podía esperar mucho más, seguro que le había costado horrores lo que acababa de hacer y no podíamos ir enfadados a la misión. Tenemos que ser un equipo.
Tras decir eso hice un gesto para indicarle que se sentara y me dispuse ha recrear el mapa que salía en el informe usando mi índice como bolígrafo y mi sirope como tinta, enseguida tuve un plano hecho sobre la mesa, aunque algo pringoso. Tengo una excelente memoria y recordaba todos los detalles de dicho papel. Cuando habíamos estado en la oficina del tipo que nos había mandado el trabajo, Alex decidió que el punto C sería buen sitio y la verdad es que parecía ser el más acertado. Si eran revolucionarios parecía el objetivo más claro, el problema era que si sólo eran delincuentes del montón lo más seguro es que fuesen al punto A. Lo malo es que estaban muy lejos uno del otro y no podíamos abarcar los dos si no fuese separándonos y eso no me parecía buena idea, así que todo ésto que estaba pensando se lo transmití a mi compañera. No me gustaba mandar y sólo eran elucubraciones, pero quería hacer partícipe a la chica para así ver que opinaba ella. Yo quería ser el que se dejase ver, si llegaba al caso, puesto que mi defensa era mucho mejor y ella era perfecta para acechar en la oscuridad y acabar con ellos cuando se fijasen en mí. No sabía como se tomaría nada de lo que dijese, porque ya no sabía como iba a reaccionar la joven ante mis palabras, pero de momento era lo que pensaba.
Esperaría a su respuesta para ver su opinión para así entre los dos llevar la misión a buen puerto. Sólo esperaba que no se molestase otra vez conmigo.
Un graznido de mi compañero me devolvió a la realidad. Nada más levantar la vista pude ver como se acercaba Alexandra. Al situarse delante mía extendió su mano ofreciendo un apretón mientras hacía un intento de disculpa. Estaba claro que no era lo suyo, pues no parecía cómoda haciéndolo y mantenía un rictus en la cara casi inhumano.
- No te preocupes compañera, todos tenemos un mal día. - contesté sinceramente. En otra situación no me valdría como excusa, pero por lo que empezaba a conocer de ella sabía que no podía esperar mucho más, seguro que le había costado horrores lo que acababa de hacer y no podíamos ir enfadados a la misión. Tenemos que ser un equipo.
Tras decir eso hice un gesto para indicarle que se sentara y me dispuse ha recrear el mapa que salía en el informe usando mi índice como bolígrafo y mi sirope como tinta, enseguida tuve un plano hecho sobre la mesa, aunque algo pringoso. Tengo una excelente memoria y recordaba todos los detalles de dicho papel. Cuando habíamos estado en la oficina del tipo que nos había mandado el trabajo, Alex decidió que el punto C sería buen sitio y la verdad es que parecía ser el más acertado. Si eran revolucionarios parecía el objetivo más claro, el problema era que si sólo eran delincuentes del montón lo más seguro es que fuesen al punto A. Lo malo es que estaban muy lejos uno del otro y no podíamos abarcar los dos si no fuese separándonos y eso no me parecía buena idea, así que todo ésto que estaba pensando se lo transmití a mi compañera. No me gustaba mandar y sólo eran elucubraciones, pero quería hacer partícipe a la chica para así ver que opinaba ella. Yo quería ser el que se dejase ver, si llegaba al caso, puesto que mi defensa era mucho mejor y ella era perfecta para acechar en la oscuridad y acabar con ellos cuando se fijasen en mí. No sabía como se tomaría nada de lo que dijese, porque ya no sabía como iba a reaccionar la joven ante mis palabras, pero de momento era lo que pensaba.
Esperaría a su respuesta para ver su opinión para así entre los dos llevar la misión a buen puerto. Sólo esperaba que no se molestase otra vez conmigo.
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Relajándome tanto como esa personalidad me lo permitía, agradecí en silencio la comprensión de mi compañero. Seguidamente decidí prestar atención al mapa que estaba dibujando, aunque no sin hacer una disimulada mueca al ver cómo y donde lo estaba haciendo. En cuanto empezó a explicarme su lógica, tuve que ceder un punto y darle la razón en lo del sitio A, además de que también había tenido en cuenta que no podríamos estar en dos sitios al mismo tiempo. Yo debía reconocerlo, en el ámbito estratégico por lo menos no era mi superior solo de boquilla. Podía notar que estaba aplicando sus experiencias pasadas a la hora de tener en cuenta las posibilidades, detalle que hizo que se ganara un poco más de mi respeto. Involucrándome de forma seria en la operación, empecé a asentir y comentar junto a mi compañero.
Sin embargo, no me terminó de convencer la distribución que él proponía. Yo no era muy buena con el tema de sigilo y esconderme, y se lo comuniqué a Tobías sin reservarme. Prefería mil veces más estar en primera línea y actuar de distracción, y confiaba plenamente en mis capacidades de autodefensa. Realmente no podríamos confiar en que haría un buen trabajo como emboscadora, por lo que si Thorn insistía en dar la cara también, tendríamos que recurrir a un plan de intercepción directa y sin sutilezas. En cambio, si decidía aprovechar sus capacidades como usuario para ocultarse y colarse en el punto más débil del grupo, todo terminaría mucho más rápido en mi opinión.
Una vez decidimos cómo actuaríamos, tocaba aclarar si finalmente iríamos al punto A o al C. Yo pensé que si eran simples delincuentes, ya habrían sido cogidos tiempo antes, y no nos estarían dando tantos problemas. Además, si se confirmaba la sospecha de que tenían maestros, simplemente no tendría sentido. Y a mi me preocupaba más que pudieran ser de la Revolución, pues eso significaba que cuanto más tardáramos en detenerlos, más preparados y entrenados estarían, a diferencia de criminales del montón. Por lo tanto, opiné que la prioridad era presuponer que nuestros objetivos sí que tenían que ver con la causa revolucionaria, y tratar de pillarlos por 'sorpresa' en el punto C o sus inmediaciones. Si hacíamos eso y yo estaba equivocada, en el peor de los casos tendríamos que repetir la operación a la noche siguiente, y la situación sería exactamente la misma. De lo contrario, esperar 24 horas enteras podía suponer una diferencia importante, y cada segundo perdido contaría.
Tras transmitirle todo eso a Tobías, decidí esperar a ver cómo respondía él. La última palabra la tenía el superior, incluso si llevaba un rato intentando evitar actuar como tal.
Sin embargo, no me terminó de convencer la distribución que él proponía. Yo no era muy buena con el tema de sigilo y esconderme, y se lo comuniqué a Tobías sin reservarme. Prefería mil veces más estar en primera línea y actuar de distracción, y confiaba plenamente en mis capacidades de autodefensa. Realmente no podríamos confiar en que haría un buen trabajo como emboscadora, por lo que si Thorn insistía en dar la cara también, tendríamos que recurrir a un plan de intercepción directa y sin sutilezas. En cambio, si decidía aprovechar sus capacidades como usuario para ocultarse y colarse en el punto más débil del grupo, todo terminaría mucho más rápido en mi opinión.
Una vez decidimos cómo actuaríamos, tocaba aclarar si finalmente iríamos al punto A o al C. Yo pensé que si eran simples delincuentes, ya habrían sido cogidos tiempo antes, y no nos estarían dando tantos problemas. Además, si se confirmaba la sospecha de que tenían maestros, simplemente no tendría sentido. Y a mi me preocupaba más que pudieran ser de la Revolución, pues eso significaba que cuanto más tardáramos en detenerlos, más preparados y entrenados estarían, a diferencia de criminales del montón. Por lo tanto, opiné que la prioridad era presuponer que nuestros objetivos sí que tenían que ver con la causa revolucionaria, y tratar de pillarlos por 'sorpresa' en el punto C o sus inmediaciones. Si hacíamos eso y yo estaba equivocada, en el peor de los casos tendríamos que repetir la operación a la noche siguiente, y la situación sería exactamente la misma. De lo contrario, esperar 24 horas enteras podía suponer una diferencia importante, y cada segundo perdido contaría.
Tras transmitirle todo eso a Tobías, decidí esperar a ver cómo respondía él. La última palabra la tenía el superior, incluso si llevaba un rato intentando evitar actuar como tal.
Tobías Thorn
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Al parecer la tensión había acabado en la sala de entrenamiento y la falta de ceños fruncidos por Alex dejaba relajarme y centrarme más en el plan.
Desde luego la joven era lista. Había dado buenos apuntes ha lo que yo había dicho, haciéndome ver otra perspectiva. Yo también me había decantado por el punto C, puesto que como bien había dicho mi compañera sería más lógico que fueran revolucionarios por sus movimientos.
Tras comunicarle que iríamos al punto C sólo quedaba el tema del ataque. Estaba seguro de que la estrategia de uno acechando y otro en el frente funcionaría pero la joven parecía decidida a ser ella la cara visible. Tras pensarlo un momento decidí que dejaría que fuese ella, no porque se enfadase ni mucho menos, pero no sabía si acataría el plan si la dejaba la parte del sigilo y no quería arriesgar el factor sorpresa hasta saber si estaban los dos peligrosos, además intentaría estar cerca para que no le pasase nada, al fin y al cabo en cierto modo yo la había arrastrado hasta allí.
- Bien Alexandra, yo haré la parte sigilosa. - dije mientras pasaba el brazo por la mesa absorbiendo el sirope para dejar la mesa limpia de éste. - Ahora dime si necesitas preparar algo antes de salir, yo necesito pasar a recoger unas cosas. - dije tranquilamente. Seguro que se irritaría pero necesitaba pasar a recoger una cosa de los suministros de la base, además también quería dejar a Croc allí.
Si tenía que coger algo de la base también iríamos a por ello mientras terminábamos de detallar, si no, quedaríamos donde dijese e intentaría tardar lo menos posible.
Desde luego la joven era lista. Había dado buenos apuntes ha lo que yo había dicho, haciéndome ver otra perspectiva. Yo también me había decantado por el punto C, puesto que como bien había dicho mi compañera sería más lógico que fueran revolucionarios por sus movimientos.
Tras comunicarle que iríamos al punto C sólo quedaba el tema del ataque. Estaba seguro de que la estrategia de uno acechando y otro en el frente funcionaría pero la joven parecía decidida a ser ella la cara visible. Tras pensarlo un momento decidí que dejaría que fuese ella, no porque se enfadase ni mucho menos, pero no sabía si acataría el plan si la dejaba la parte del sigilo y no quería arriesgar el factor sorpresa hasta saber si estaban los dos peligrosos, además intentaría estar cerca para que no le pasase nada, al fin y al cabo en cierto modo yo la había arrastrado hasta allí.
- Bien Alexandra, yo haré la parte sigilosa. - dije mientras pasaba el brazo por la mesa absorbiendo el sirope para dejar la mesa limpia de éste. - Ahora dime si necesitas preparar algo antes de salir, yo necesito pasar a recoger unas cosas. - dije tranquilamente. Seguro que se irritaría pero necesitaba pasar a recoger una cosa de los suministros de la base, además también quería dejar a Croc allí.
Si tenía que coger algo de la base también iríamos a por ello mientras terminábamos de detallar, si no, quedaríamos donde dijese e intentaría tardar lo menos posible.
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