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Alexandra Silvercat
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Bueno, parecía que habíamos llegado a una conclusión, así que tocaba comprobar que no nos faltara nada. Tobías por su parte dijo que tenía que recoger unas cosas, pero yo simplemente señalé la mochila que había dejado a mi lado en el suelo, aquella que llevaba portando desde lo del entrenamiento. Quería dar a entender que ya había tomado aquella precaución con antelación, y que tenía todo lo que necesitaba conmigo.
Dado que no tenía ganas de caminar de más, le dije a mi compañero que nos viéramos dos calles antes de llegar al punto C, tomando como referencia que yo saldría desde allí (el bar), para estudiar la zona desde una distancia prudencial y sin levantar demasiadas sospechas. Por la hora empezaba a quedar poca gente en las calles, y si nuestros objetivos también estaban esperando a que la zona estuviera desierta, una vez entráramos en el marco de visión no nos quitarían el ojo de encima, por lo que era lo más lógico evitar acercarnos demasiado.
Una vez Thorn se fue, tras despedirme de él con un simple gesto de la mano, decidí adelantarme y comenzar la observación. Así cuando Tobías llegase podría ponerle al tanto de la situación y tendríamos margen de sobra para actuar. Me levanté de la mesa recogiendo mi mochila, e ignorando las miradas de preocupación del dueño del bar y Lisa. "Cierto..." Pensé. "Ellos también me habían visto antes con este aspecto. Pero no deberían preocuparse, igual que la última vez, esto saldrá bien, es imposible que fallemos..." Estaba demasiado confiada, pero uno no supera las dificultades de la vida sin esa clase de actitud, o al menos eso creía yo. Haciendo un gesto hacia ellos también para despedirme, marché por una de las calles transversales.
Tardé poco más de diez minutos en llegar al lugar de encuentro, un callejón oscuro y lleno de cajas, sin salida y rodeado de edificios altos de aspecto moderno. Dos calles más abajo, el local que sospechábamos que sería atacado. Era lo que comúnmente se conocía como "Todo a 100", porque la mayoría de sus artículos se vendían por cien Berries o menos. Tenían toda clase de cosas que un ciudadano medio podría necesitar, desde herramientas hasta fruta, incluso algún juguete o decoración. Todo simple, todo barato. Según tenía entendido, la mayoría de objetos a la venta eran manufacturados por una empresa montada por el Gobierno, y se rumoreaba que esa clase de productos traían dispositivos de localización ocultos y cámaras minúsculas. De ser cierto, la comida era usada como tapadera para que los ignorantes se confiaran, pensando cosas como 'es imposible que aquí haya nada' al mirar una manzana... y tras la manzana, compraban ya de paso algún cacharro inútil que a su juicio necesitaban urgentemente (aunque fuera una completa tontería, como la cuchara doble que por un extremo es cuchara y por el otro tenedor).
El caso era que si nuestros delincuentes 'amigos' pertenecían a la Revolución, un ataque en aquel local significaría una considerable pérdida de información para el Gobierno (suponiendo, de nuevo, que los rumores fueran ciertos y este tuviera alguna necesidad de controlar a todos y cada uno de sus ciudadanos). Así pues, era el lugar más idóneo para proteger, por ser el que más porcentaje tenía de ser asaltado. No por cubrir lo que hubiera dentro, sino por atrapar in fraganti a los malhechores.
Miré al cielo. Quedaría menos de una hora, puede que media, antes de las doce. Y con el toque de queda, las calles estarían completamente vacías a excepción de gente de las sombras y agentes de la Ley. Dado que nosotros eramos las dos cosas, me sentía como un pez en el agua, y por primera vez en mucho tiempo, sonreí con dulzura. La Luna llena estaba resplandeciente aquella noche, casi tanto o más que las pobres luces de la calle. Aquella pálida superficie astral en el Marco Celeste me daba fuerza e inspiración. Sin duda, bajo su mirada, no podía fallar aquel encargo... ¿verdad?
Dado que no tenía ganas de caminar de más, le dije a mi compañero que nos viéramos dos calles antes de llegar al punto C, tomando como referencia que yo saldría desde allí (el bar), para estudiar la zona desde una distancia prudencial y sin levantar demasiadas sospechas. Por la hora empezaba a quedar poca gente en las calles, y si nuestros objetivos también estaban esperando a que la zona estuviera desierta, una vez entráramos en el marco de visión no nos quitarían el ojo de encima, por lo que era lo más lógico evitar acercarnos demasiado.
Una vez Thorn se fue, tras despedirme de él con un simple gesto de la mano, decidí adelantarme y comenzar la observación. Así cuando Tobías llegase podría ponerle al tanto de la situación y tendríamos margen de sobra para actuar. Me levanté de la mesa recogiendo mi mochila, e ignorando las miradas de preocupación del dueño del bar y Lisa. "Cierto..." Pensé. "Ellos también me habían visto antes con este aspecto. Pero no deberían preocuparse, igual que la última vez, esto saldrá bien, es imposible que fallemos..." Estaba demasiado confiada, pero uno no supera las dificultades de la vida sin esa clase de actitud, o al menos eso creía yo. Haciendo un gesto hacia ellos también para despedirme, marché por una de las calles transversales.
Tardé poco más de diez minutos en llegar al lugar de encuentro, un callejón oscuro y lleno de cajas, sin salida y rodeado de edificios altos de aspecto moderno. Dos calles más abajo, el local que sospechábamos que sería atacado. Era lo que comúnmente se conocía como "Todo a 100", porque la mayoría de sus artículos se vendían por cien Berries o menos. Tenían toda clase de cosas que un ciudadano medio podría necesitar, desde herramientas hasta fruta, incluso algún juguete o decoración. Todo simple, todo barato. Según tenía entendido, la mayoría de objetos a la venta eran manufacturados por una empresa montada por el Gobierno, y se rumoreaba que esa clase de productos traían dispositivos de localización ocultos y cámaras minúsculas. De ser cierto, la comida era usada como tapadera para que los ignorantes se confiaran, pensando cosas como 'es imposible que aquí haya nada' al mirar una manzana... y tras la manzana, compraban ya de paso algún cacharro inútil que a su juicio necesitaban urgentemente (aunque fuera una completa tontería, como la cuchara doble que por un extremo es cuchara y por el otro tenedor).
El caso era que si nuestros delincuentes 'amigos' pertenecían a la Revolución, un ataque en aquel local significaría una considerable pérdida de información para el Gobierno (suponiendo, de nuevo, que los rumores fueran ciertos y este tuviera alguna necesidad de controlar a todos y cada uno de sus ciudadanos). Así pues, era el lugar más idóneo para proteger, por ser el que más porcentaje tenía de ser asaltado. No por cubrir lo que hubiera dentro, sino por atrapar in fraganti a los malhechores.
Miré al cielo. Quedaría menos de una hora, puede que media, antes de las doce. Y con el toque de queda, las calles estarían completamente vacías a excepción de gente de las sombras y agentes de la Ley. Dado que nosotros eramos las dos cosas, me sentía como un pez en el agua, y por primera vez en mucho tiempo, sonreí con dulzura. La Luna llena estaba resplandeciente aquella noche, casi tanto o más que las pobres luces de la calle. Aquella pálida superficie astral en el Marco Celeste me daba fuerza e inspiración. Sin duda, bajo su mirada, no podía fallar aquel encargo... ¿verdad?
Tobías Thorn
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Tarde poco en llegar a la base tras desperdirme de Alex y quedar con ella cerca del punto C. Nada más llegar me acerqué a la recepcionista de sonrisa fácil y le dejé a Croc y un mensaje al superior que nos había mandado el trabajo, el animal no parecía satisfecho pero no quería arriesgarme a llevármelo, mientras en el papel pedía que no mandasen patrullas cerca del punto C, puesto que no quería que los delincuentes se asustasen si veían más vigilancia de lo normal. Fue rápido y sencillo pero me tenía que pasar a por un par de cosas del armamento.
Ya había cogido la munición, no tenía pensado usar las pistolas pero si nuestra estragegia se torcía no dudaría en usarlas, y cogí otra "cosita" por si terciaba la cosa.
Ya estaba llegando a la zona por donde habíamos quedado pero Alex no estaba a la vista como ya esperaba. Tras mirar por los alrededores y ver que casi no quedaba nadie por la calle me apresuré en adentrarme por el callejón que mejor cobertura y visión podía darme.
Nada más entrar en el callejón volví mis piernas sirope y avancé así para no hacer ruido con mis pisadas y así intentar pasar desapercibido. El trabajo empezaba y ya empezaba a sentir esa sensación que me inundaba al sentirme como una sombra más con el entorno y una sonrisa se dibujaba en mi rostro mientras avanzaba.
Estaba apunto de ser medianoche, quedarían escasos minutos y esperaba que la vigía no fuera duradera pero todavía me quedaba juntarme con mi compañera. Realmente esperaba que hubiésemos acertado con el objetivo puesto que si eran revolucionarios no les costaría mucho introducir varios de esos objetos cámaras en distintas bases y nos pondrían en una postura comprometida, teníamos que pararlos.
Tras avanzar unos metros vislumbré unos cabellos níveos, era mi compañera oculta vigilando. No quería asustarla y que me clavase una de sus enormes armas, asique a escasos metros volví mis piernas a la normalidad haciendo un poco de ruido con mi última pisada y producí un pequeño carraspeo, habría sido algo inaudible si no fuera por el silencio que abarcaba la noche. Esperaba que no hiciera algo que nos delatase, puesto que estábamos cerca de la tienda y se empezaba a escuchar como una pequeña marea de murmullos. Si no fuera por la quietud de la noche habría pasado desapercivida. Cuando mi compañera me mirase le haría un gesto para indicarle que estaba preparado y podía empezar la función, mientras unas sombras empezaron a entrar en nuestro campo de visión.
Ya había cogido la munición, no tenía pensado usar las pistolas pero si nuestra estragegia se torcía no dudaría en usarlas, y cogí otra "cosita" por si terciaba la cosa.
Ya estaba llegando a la zona por donde habíamos quedado pero Alex no estaba a la vista como ya esperaba. Tras mirar por los alrededores y ver que casi no quedaba nadie por la calle me apresuré en adentrarme por el callejón que mejor cobertura y visión podía darme.
Nada más entrar en el callejón volví mis piernas sirope y avancé así para no hacer ruido con mis pisadas y así intentar pasar desapercibido. El trabajo empezaba y ya empezaba a sentir esa sensación que me inundaba al sentirme como una sombra más con el entorno y una sonrisa se dibujaba en mi rostro mientras avanzaba.
Estaba apunto de ser medianoche, quedarían escasos minutos y esperaba que la vigía no fuera duradera pero todavía me quedaba juntarme con mi compañera. Realmente esperaba que hubiésemos acertado con el objetivo puesto que si eran revolucionarios no les costaría mucho introducir varios de esos objetos cámaras en distintas bases y nos pondrían en una postura comprometida, teníamos que pararlos.
Tras avanzar unos metros vislumbré unos cabellos níveos, era mi compañera oculta vigilando. No quería asustarla y que me clavase una de sus enormes armas, asique a escasos metros volví mis piernas a la normalidad haciendo un poco de ruido con mi última pisada y producí un pequeño carraspeo, habría sido algo inaudible si no fuera por el silencio que abarcaba la noche. Esperaba que no hiciera algo que nos delatase, puesto que estábamos cerca de la tienda y se empezaba a escuchar como una pequeña marea de murmullos. Si no fuera por la quietud de la noche habría pasado desapercivida. Cuando mi compañera me mirase le haría un gesto para indicarle que estaba preparado y podía empezar la función, mientras unas sombras empezaron a entrar en nuestro campo de visión.
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Un ruidito a mis espaldas me sacó de mi ensimismamiento, y todos mis sentidos me indicaban peligro. Alarmada, me dí la vuelta con los puños en guardia, para ver que se trataba de Tobías. Aliviada, suspiré mientras relajaba mi postura, deseando que no volviera a darme un susto así nunca más. Aunque la culpa fue mía por estar distraída, eso era algo que no podría admitir nunca.
Con un gesto clave, me indicó que estaba listo, y que la operación daba comienzo. Me asomé ligeramente por un lado de las cajas, y pude ver a lo lejos a un grupo de gente acercarse entre las pálidas luces, haciendo girar sus bastones y dando saltitos mientras canturreaban algo. Pensé que eso estaba bien para nosotros, pues hacían tanto ruido ellos mismos que les resultaría imposible distinguir los sonidos provenientes de nuestro callejón. Lo que significaba que, primero, no habrían escuchado a Thorn; y segundo, no escucharían el leve roce de la tela con el suelo cuando dejase mi mochila allí.
Antes de proceder, me quité el emblema del Gobierno del cuello de la camisa, y lo enganché en una de las correas de la mochila, tras lo cual abrí ligeramente la cremallera. No podría sacar los Katares sin llamar la atención, pero por eso tenía pensado usar otra cosa: por el pequeño hueco saqué lo que aparentemente eran varias varillas de metal y un par de grandes anillos aplastados, que rápidamente oculté bajo mi chaqueta, en un agarre interior. Yo tenía que estar completamente erguida para que no se notasen las varillas en mi costado, pero estaba acostumbrada así que confiaba en que no se notaría. También saqué un pequeñísimo libro de tamaño bolsillo, el cual sería mi excusa inicial. Totalmente lista, hice un gesto en el aire sin darme la vuelta. Suponía que mi compañero podría verlo, y le indicaba que iba a empezar.
Mi intención era caminar lentamente con el libro abierto, como si lo estuviera leyendo. Al ser una 'guía de bolsillo de Water Seven y lugares que visitar', podría detenerme poco antes del local con cara de confusión, como si no entendiera algo y estuviera perdida. Entonces entablaría conversación con el grupo para distraerlos y tratar de discernir sus intenciones. En cuanto confirmase que eran el objetivo, haría gala de mis habilidades para terminar antes de que se les pasara la sorpresa. Con suerte, el agente oculto no tendría ni que actuar.
Segura de mí misma y de mi plan, abrí el libro por una página cualquiera y di un paso hacia la calle principal. Ya podía ver un poco mejor al grupo y sus extravagantes ropajes.
Con un gesto clave, me indicó que estaba listo, y que la operación daba comienzo. Me asomé ligeramente por un lado de las cajas, y pude ver a lo lejos a un grupo de gente acercarse entre las pálidas luces, haciendo girar sus bastones y dando saltitos mientras canturreaban algo. Pensé que eso estaba bien para nosotros, pues hacían tanto ruido ellos mismos que les resultaría imposible distinguir los sonidos provenientes de nuestro callejón. Lo que significaba que, primero, no habrían escuchado a Thorn; y segundo, no escucharían el leve roce de la tela con el suelo cuando dejase mi mochila allí.
Antes de proceder, me quité el emblema del Gobierno del cuello de la camisa, y lo enganché en una de las correas de la mochila, tras lo cual abrí ligeramente la cremallera. No podría sacar los Katares sin llamar la atención, pero por eso tenía pensado usar otra cosa: por el pequeño hueco saqué lo que aparentemente eran varias varillas de metal y un par de grandes anillos aplastados, que rápidamente oculté bajo mi chaqueta, en un agarre interior. Yo tenía que estar completamente erguida para que no se notasen las varillas en mi costado, pero estaba acostumbrada así que confiaba en que no se notaría. También saqué un pequeñísimo libro de tamaño bolsillo, el cual sería mi excusa inicial. Totalmente lista, hice un gesto en el aire sin darme la vuelta. Suponía que mi compañero podría verlo, y le indicaba que iba a empezar.
Mi intención era caminar lentamente con el libro abierto, como si lo estuviera leyendo. Al ser una 'guía de bolsillo de Water Seven y lugares que visitar', podría detenerme poco antes del local con cara de confusión, como si no entendiera algo y estuviera perdida. Entonces entablaría conversación con el grupo para distraerlos y tratar de discernir sus intenciones. En cuanto confirmase que eran el objetivo, haría gala de mis habilidades para terminar antes de que se les pasara la sorpresa. Con suerte, el agente oculto no tendría ni que actuar.
Segura de mí misma y de mi plan, abrí el libro por una página cualquiera y di un paso hacia la calle principal. Ya podía ver un poco mejor al grupo y sus extravagantes ropajes.
Tobías Thorn
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No pude evitar sonreír de lado mientras vi como reaccionaba Alex, desde luego la había cogido desprevenida y no parecía muy contenta por ello. Una vez vio mi gesto comenzó a prepararse, tenía curiosidad de qué iba a hacer, pero no pude ver que sacaba de la mochila nada más que un pequeño libreto.
La joven hizo un gesto y la misión empezaba. La verdad es que no entendía como no los habían cogido antes, pues según se acercaban más se oían los golpes de una especie de palos. Alex ya estaba en el callejón haciendo su papel de chica perdida y los tipos se acercaban cada vez más a ella. No quería pensar que fuese a salir algo mal, pero siempre se podía torcer la cosa, incluso todavía no sabíamos si eran nuestros objetivos y los verdaderos delincuentes podían estar en el punto A, pero ya sólo quedaba averiguarlo.
Alex había salido al callejón principal y decidí hacerme un charco y avanzar detrás de ella. La verdad es que estaba haciendo bien su papel y parecía que realmente estaba perdida, pero mi objetivo era otro. Avanzando lentamente en mi forma líquida fui por la zona que estaba oculta por las sombras, además los tipos parecían ver visto a Alex y se acercaban a ella girando lo que parecían unos bastones. Una vez que los vi desde luego que parecían delincuentes, pero había aprendido a no juzgar un libro por su cubierta aunque su actitud parecía amenazadora e incluso lasciva por alguno de los comentarios que comenzaban a decirle a Alex.
Ya había ganado sus espaldas puesto que estaban completamente centrados en la joven. Al ver que no tenían armas de fuego, a simple vista, y sólo llevar esos bastones me relajé y decidí ver como se desenvolvía mi compañera. Se que tiene buenas cualidades para el combate, yo mismo las había visto y dudaba que esos tipos pudieran hacerle frente, aunque por si acaso me mantuve cerca de ellos, tanto como para escuchar la información como para volverme sólido y acabar con ellos si la cosa se ponía tensa para mi compañera, al fin y al cabo era mi responsabilidad, por mucha guerra que me hubiese dado. Comenzaba a simpatizar con la chica y en verdad en la agencia no tenía nada más que un conocido, el chico lava, pero no era momento de pensar esas cosas. La fiesta parecía comenzar.
La joven hizo un gesto y la misión empezaba. La verdad es que no entendía como no los habían cogido antes, pues según se acercaban más se oían los golpes de una especie de palos. Alex ya estaba en el callejón haciendo su papel de chica perdida y los tipos se acercaban cada vez más a ella. No quería pensar que fuese a salir algo mal, pero siempre se podía torcer la cosa, incluso todavía no sabíamos si eran nuestros objetivos y los verdaderos delincuentes podían estar en el punto A, pero ya sólo quedaba averiguarlo.
Alex había salido al callejón principal y decidí hacerme un charco y avanzar detrás de ella. La verdad es que estaba haciendo bien su papel y parecía que realmente estaba perdida, pero mi objetivo era otro. Avanzando lentamente en mi forma líquida fui por la zona que estaba oculta por las sombras, además los tipos parecían ver visto a Alex y se acercaban a ella girando lo que parecían unos bastones. Una vez que los vi desde luego que parecían delincuentes, pero había aprendido a no juzgar un libro por su cubierta aunque su actitud parecía amenazadora e incluso lasciva por alguno de los comentarios que comenzaban a decirle a Alex.
Ya había ganado sus espaldas puesto que estaban completamente centrados en la joven. Al ver que no tenían armas de fuego, a simple vista, y sólo llevar esos bastones me relajé y decidí ver como se desenvolvía mi compañera. Se que tiene buenas cualidades para el combate, yo mismo las había visto y dudaba que esos tipos pudieran hacerle frente, aunque por si acaso me mantuve cerca de ellos, tanto como para escuchar la información como para volverme sólido y acabar con ellos si la cosa se ponía tensa para mi compañera, al fin y al cabo era mi responsabilidad, por mucha guerra que me hubiese dado. Comenzaba a simpatizar con la chica y en verdad en la agencia no tenía nada más que un conocido, el chico lava, pero no era momento de pensar esas cosas. La fiesta parecía comenzar.
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Algo no iba bien. Aquel grupo era demasiado extravagante, actuaban como si hubieran mezclado drogas con alcohol y setas alucinógenas... Si nuestros objetivos actuasen así siempre, sería fácil reconocerlos, y sin embargo hasta ahora no habíamos tenido ni descripciones convincentes. ¿Cómo era posible? Manteniendo mis distancias, observé cómo los chicos se habían fijado en mí, y se acercaron a mayor velocidad. Realmente parecían excitados por mi presencia... "No puede ser, estos tipos no pueden ser el objetivo... pero tengo que asegurarme, podrían ser una distracción. ¿Y si resulta ser verdad que tenían ayuda externa?"
- Hooola preciosa. ¿Qué hace una belleza como tú en un sitio como este? - Dijo el cabecilla, adelantándose al resto.
- Eso, eso. ¿Qué haces tú por aquí? - El tipo a su izquierda me observaba con mirada perdida. ¿Era bizco?
- Joe, Joe, ¿nos la podemos quedar? - El más grande del grupo preguntó desde atrás.
- ¡Shhh! - Se escuchó un golpe, como una colleja. - ¡Calla Stan, que te va a oír! - Parecía que el cuarto miembro era el más razonable del grupo... dentro de lo que cabe teniendo en cuenta sus vestiduras.
- ¡Ooh! ¡Joe! ¡Dile a Lee que no me pegue, por favor! - Lloriqueó el grande.
- ¡Silencio los dos! - Ordenó el cabecilla con tono autoritario, haciéndonos dar al resto de los presentes un respingo. - Disculpa a mis amigos, hace tiempo que no disfrutan de una vista como esta. - El tipo volvió a dirigirse a mí, con voz seductora.
Yo por el rabillo del ojo me había fijado en el lento y viscoso líquido oscuro, reptando oculto entre las sombras de los edificios. Parecía que Tobías estaba por ahí por si necesitaba un cable, aunque de momento yo creía tener controlada la situación. Fingiendo no saber hablar el idioma de los chicos, puse cara extrañada y señalé un mapa del libro mientras lo mostraba, como dando a entender que quería llegar hasta allí.
- Psst, Joe... - El cuarto se acercó al primero. - Está agarrando el libro al revés, quizá deberíamos andar con ojo...
- ¿Eres extranjera? ¿Quieres que te llevemos a un sitio divertido? - El segundo parecía querer saltos de alegría.
- Relájate Billy... - Joe hizo un gesto. Yo ya empezaba a relacionar nombres y caras. Aquel parecía ser el líder del grupo. - De acuerdo señores, parece que la señorita no nos entiende. Lo cual nos facilita las cosas. - Una sonrisa maliciosa cruzó su rostro bajo la sombra de su gorro. - Veamos en qué idioma grita piedad y ayuda. Stan, sujeta a nuestra amiga, por favor. - Joe se frotaba las manos mientras le daba órdenes al más grande.
- Joe, ¿y el trabajo? - Lee hacía un gesto hacia el local a nuestro lado. ¿Entonces... sí que eran nuestro objetivo? Yo estaba muy confusa a estas alturas.
- Tranquiiilo, Lee... - Joe se relamía, arrastrando las palabras. - Teneeemos tieeempo de sooobra.
- Pero, Jack se enfadará si no seguimos sus instrucciones al pie de la letra...
- Jack no tiene por qué enterarse de este pequeño rodeo... ¿A que no, chicos? - Joe miró de forma amenazadora a los otros tres, que asintieron con miedo. - Como iba diciendo... Stan, la chica, antes de que se asuste y salga corriendo.
Riendo como un bobo, el más grande de los cuatro se separó del grupo y trató de ponerse en mi espalda. Yo retrocedí algunos pasos mientras metía mi mano por dentro de la chaqueta, guardando el libro y agarrando las varillas de metal. El tipo dijo algo como 'Tranquila, solo dolerá si eres virgen...', y los otros tres empezaron a caminar hacia mí también, haciendo girar sus bastones. Me estaban presionando para que retrocediera de nuevo al callejón, y yo les seguí el juego mientras intentaba enganchar las varillas y los mangos. Con una sola mano era difícil, y me estaba costando horrores. Además, aparte de la impaciencia de Billy y Stan, Joe y Lee parecieron darse cuenta de que algo no iba bien. Nadie tarda tanto en guardar un libro... Los cuatro aceleraron el paso, yo me alarmé durante un instante antes de suspirar de alivio: las armas estaban montadas.
De dos saltos me distancié de Stan, y saqué aquellas 'garras' improvisadas de mi chaqueta con expresión furiosa. Al ver las armas, los chicos redujeron el paso hasta detenerlo. Yo aproveché para ajustarlas bien en mis manos, asegurándome de que estaban las anillas rodeando mis palmas, y las varillas acabadas en punta encima de cada nudillo. Entonces, una presión abrumadora se sintió delante de mí: los muchachos me miraban con una mezcla de sadismo y violencia antinatural.
- Oyeoyeoye... - Joe parecía contener la emoción, y temblaba de placer. - Esta perra quiere vender cara su piel... Eso nos da derecho a responder, ¿verdad? ¿Igualdad de género? - Con esas palabras, sujetó con fuerza su bastón y separó el cabezal del resto. Parecía ser una espada oculta, con el cuerpo del bastón haciendo de vaina. "Mierda, esto se pone feo..." Pensé mientras los otros tres hacían lo mismo. "Pero todavía no hay razón para que Thorn se inmiscuya, daré buena cuenta de ellos yo misma."
O eso creía. En ese momento no sabía que en el techo del edificio a mi lado había una figura observándome, y por eso no comprendí lo que ocurrió a continuación.
Sin darles tiempo a reaccionar me lancé a por el que estaba separado, Stan. Por la sorpresa, no pudo defenderse a tiempo y enterré las varillas hasta el fondo en su intestino, provocando que vomitara sangre mientras caía al suelo entre espasmos. Y seguidamente me dirigí a acabar con los otros tres, pero una figura me agarró por la espalda. Stan estaba ileso y sonriente como si nada hubiera pasado. Yo le encajé mi talon en su pie y el hombro en la barbilla, provocando que me soltara, y en cuanto fui a matarlo de nuevo... Estaba de vuelta en el punto inicial, ajustándome las armas.
Caí de rodillas mientras me sujetaba la cabeza, que me dolía tanto que pensé que me iba a estallar. Aquellos mareos no eran normales, pero lo más raro era la sensación de Déjà Vu. ¿Ya había pasado por eso? ¿O estaba a punto de suceder? Tenía la memoria hecha un lío, pero por suerte solo afectaba a los últimos minutos. ¿Sería la habilidad de algún Usuario de Fruta para manipular la memoria a corto plazo? Si ese era el caso estaba en un gran problema, porque para empezar no sabía si era alguno de los cuatro o alguien más.
Definitivamente, necesitaría ayuda de alguna clase. Casi necesitaba un Milagro del Señor, y como ya no podía estar segura de si había hecho la señal a Tobías para que actuase, o si solo me lo había imaginado, empecé a rezar en voz baja, mientras el grupo se acercaba a mí de forma amenazadora y riendo como maníacos.
- Hooola preciosa. ¿Qué hace una belleza como tú en un sitio como este? - Dijo el cabecilla, adelantándose al resto.
- Eso, eso. ¿Qué haces tú por aquí? - El tipo a su izquierda me observaba con mirada perdida. ¿Era bizco?
- Joe, Joe, ¿nos la podemos quedar? - El más grande del grupo preguntó desde atrás.
- ¡Shhh! - Se escuchó un golpe, como una colleja. - ¡Calla Stan, que te va a oír! - Parecía que el cuarto miembro era el más razonable del grupo... dentro de lo que cabe teniendo en cuenta sus vestiduras.
- ¡Ooh! ¡Joe! ¡Dile a Lee que no me pegue, por favor! - Lloriqueó el grande.
- ¡Silencio los dos! - Ordenó el cabecilla con tono autoritario, haciéndonos dar al resto de los presentes un respingo. - Disculpa a mis amigos, hace tiempo que no disfrutan de una vista como esta. - El tipo volvió a dirigirse a mí, con voz seductora.
Yo por el rabillo del ojo me había fijado en el lento y viscoso líquido oscuro, reptando oculto entre las sombras de los edificios. Parecía que Tobías estaba por ahí por si necesitaba un cable, aunque de momento yo creía tener controlada la situación. Fingiendo no saber hablar el idioma de los chicos, puse cara extrañada y señalé un mapa del libro mientras lo mostraba, como dando a entender que quería llegar hasta allí.
- Psst, Joe... - El cuarto se acercó al primero. - Está agarrando el libro al revés, quizá deberíamos andar con ojo...
- ¿Eres extranjera? ¿Quieres que te llevemos a un sitio divertido? - El segundo parecía querer saltos de alegría.
- Relájate Billy... - Joe hizo un gesto. Yo ya empezaba a relacionar nombres y caras. Aquel parecía ser el líder del grupo. - De acuerdo señores, parece que la señorita no nos entiende. Lo cual nos facilita las cosas. - Una sonrisa maliciosa cruzó su rostro bajo la sombra de su gorro. - Veamos en qué idioma grita piedad y ayuda. Stan, sujeta a nuestra amiga, por favor. - Joe se frotaba las manos mientras le daba órdenes al más grande.
- Joe, ¿y el trabajo? - Lee hacía un gesto hacia el local a nuestro lado. ¿Entonces... sí que eran nuestro objetivo? Yo estaba muy confusa a estas alturas.
- Tranquiiilo, Lee... - Joe se relamía, arrastrando las palabras. - Teneeemos tieeempo de sooobra.
- Pero, Jack se enfadará si no seguimos sus instrucciones al pie de la letra...
- Jack no tiene por qué enterarse de este pequeño rodeo... ¿A que no, chicos? - Joe miró de forma amenazadora a los otros tres, que asintieron con miedo. - Como iba diciendo... Stan, la chica, antes de que se asuste y salga corriendo.
Riendo como un bobo, el más grande de los cuatro se separó del grupo y trató de ponerse en mi espalda. Yo retrocedí algunos pasos mientras metía mi mano por dentro de la chaqueta, guardando el libro y agarrando las varillas de metal. El tipo dijo algo como 'Tranquila, solo dolerá si eres virgen...', y los otros tres empezaron a caminar hacia mí también, haciendo girar sus bastones. Me estaban presionando para que retrocediera de nuevo al callejón, y yo les seguí el juego mientras intentaba enganchar las varillas y los mangos. Con una sola mano era difícil, y me estaba costando horrores. Además, aparte de la impaciencia de Billy y Stan, Joe y Lee parecieron darse cuenta de que algo no iba bien. Nadie tarda tanto en guardar un libro... Los cuatro aceleraron el paso, yo me alarmé durante un instante antes de suspirar de alivio: las armas estaban montadas.
De dos saltos me distancié de Stan, y saqué aquellas 'garras' improvisadas de mi chaqueta con expresión furiosa. Al ver las armas, los chicos redujeron el paso hasta detenerlo. Yo aproveché para ajustarlas bien en mis manos, asegurándome de que estaban las anillas rodeando mis palmas, y las varillas acabadas en punta encima de cada nudillo. Entonces, una presión abrumadora se sintió delante de mí: los muchachos me miraban con una mezcla de sadismo y violencia antinatural.
- Oyeoyeoye... - Joe parecía contener la emoción, y temblaba de placer. - Esta perra quiere vender cara su piel... Eso nos da derecho a responder, ¿verdad? ¿Igualdad de género? - Con esas palabras, sujetó con fuerza su bastón y separó el cabezal del resto. Parecía ser una espada oculta, con el cuerpo del bastón haciendo de vaina. "Mierda, esto se pone feo..." Pensé mientras los otros tres hacían lo mismo. "Pero todavía no hay razón para que Thorn se inmiscuya, daré buena cuenta de ellos yo misma."
O eso creía. En ese momento no sabía que en el techo del edificio a mi lado había una figura observándome, y por eso no comprendí lo que ocurrió a continuación.
Sin darles tiempo a reaccionar me lancé a por el que estaba separado, Stan. Por la sorpresa, no pudo defenderse a tiempo y enterré las varillas hasta el fondo en su intestino, provocando que vomitara sangre mientras caía al suelo entre espasmos. Y seguidamente me dirigí a acabar con los otros tres, pero una figura me agarró por la espalda. Stan estaba ileso y sonriente como si nada hubiera pasado. Yo le encajé mi talon en su pie y el hombro en la barbilla, provocando que me soltara, y en cuanto fui a matarlo de nuevo... Estaba de vuelta en el punto inicial, ajustándome las armas.
Caí de rodillas mientras me sujetaba la cabeza, que me dolía tanto que pensé que me iba a estallar. Aquellos mareos no eran normales, pero lo más raro era la sensación de Déjà Vu. ¿Ya había pasado por eso? ¿O estaba a punto de suceder? Tenía la memoria hecha un lío, pero por suerte solo afectaba a los últimos minutos. ¿Sería la habilidad de algún Usuario de Fruta para manipular la memoria a corto plazo? Si ese era el caso estaba en un gran problema, porque para empezar no sabía si era alguno de los cuatro o alguien más.
Definitivamente, necesitaría ayuda de alguna clase. Casi necesitaba un Milagro del Señor, y como ya no podía estar segura de si había hecho la señal a Tobías para que actuase, o si solo me lo había imaginado, empecé a rezar en voz baja, mientras el grupo se acercaba a mí de forma amenazadora y riendo como maníacos.
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Akuma no mi
Varios
- Inútiles. - fue la única palabra que por mi mente pasó.
Según veía evolucionar la escena más pensaba que nos habíamos confundido o que simplemente habías topado con los lerdos del lugar. Sabía que Alex podía defenderse y además estaba ejecutando su papel a la perfección, aunque tuve que hacer un acopio de esfuerzo por no atravesarle la nuca al tipo cuando hizo mención a violarla, pero lo más importante era la misión y al final si parecían nuestros objetivos. Yo me encontraba bastante cerca para ayudar si era necesario, o eso esperaba.
- Chica lista. - pensé mientras veía como los atraía hasta el callejón, así disminuía la posibilidad de que le atacasen todos a la vez por la falta de espacio.
Me mantuve a la entrada del callejón sin dejarme ver y así demostrarle a mi compañera que confiaba en ella, además si había un ápice de duda en mi desapareció nada más verla armada, tenía un aspecto espléndido desde mi punto de vista, pero claro, no era a mí a quien quería apuñalar.
Al parecer uno de los tipos llevaba oculta una espada en el bastón pero no amedentró a la joven. Alexandra se lanzó con esa rapidez de la cual yo había sido testigo y antes de que pudiesen reaccionar había caído el primero. Todo parecía ir bien y mi atención hubiera ido a los que quedaban en pie, pero por el rabillo del ojo algo extraño había visto. El grandullón se había levantado otra vez rodeado de una especie de resplandor naranja aunque eso no fue lo más raro, se había levantado con una postura inverosímil de creer, parecía como si lo hubiesen rebobinado.
El tipo lejos de parecer extraño agarró a Alex por detrás creyéndolo caído. Me sobresalté y volví a estado sólido pero antes de hacer nada Alexandra se había soltado y revuelto para atacar al tipo de nuevo, pero todo cambió otra vez.
Ésta vez lo vi más claro. Todos empezaron a realizar las mismas acciones que habían hecho pero a la inversa. Era algo super extraño y eso sólo podía significar usuario de fruta o alguien con poderes extraños. Tenía claro que no era ninguno de los tipos con sombrero, porque ellos también habían sido rebobinados como Alex, también que quien fuera, focalizaba su poder pues había visto dos tipos de "rebobinado". Una vez descartado eso y viendo que desde mi posición seguía sin ser visto y yo no veía a nadie sólo quedaba las alturas en los puntos ciegos que tenía, asique sin dudar me puse en acción.
Usando el Soru pude saltar para situarme en el tejado de la casa a mi izquierda. Usando mis poderes amortigué la caída para no recibir daños a la par que reducía el sonido de la caída a un simple "Chof". Confiaba en la rápidez de la técnica sumado a mis ropajes oscuro para no ser visto.
Desde mi nueva posición veía como Alexandra volvía a ejecutar sus mismos movimientos a excepción de que ésta vez el tipo había esquivado su ataque poniéndola en una postura comprometida, por suerte o por habilidad sobrepuso el obstáculo y volvió a apuñalarlo, era lo que estaba esperando y comencé a mirar en busca de algo.
Tras escudriñar las oscuridad encontré lo que buscaba. Un pequeño resplandor naranja bastante tenue brillaba en el tejado opuesto. Era el momento. Usando el Soru me lancé contra lo que brillaba impactando contra algo más oscuro que yo, aunque no fui lo suficientemente rápido y el tipo que Alex había tumbado ya estaba de pie.
El golpe fue bastante doloroso para mí. Me había lanzado con el cuádriceps por delante en un golpe horizontal, pero el impacto a esa velocidad me quedó bastante entumecida la pierna. Lo que fuese que estuviese envuelto en los ropajes negros salió despedio varios metros hacia atrás quedándose al borde opuesto del tejado. Mi maldita suerte me volvía a traicionar. - ¿Porqué coño no habrá caído? - pensé maldiciéndome.
Lo que fuera empezó a levantarse maldiciendo en voz alta mientras se agarraba a la altura del hombro, parecía haber inutilizado una extremidad aunque casi a costa de una mía. Me molestaba la pierna al apoyar el peso en ella, aunque esperaba que con mi actuación mi compañera pudiese seguir sin dificultades su combate.
El tipo comenzó a reírse y de su mano buena comenzó a brillar ese resplandor de nuevo.
Ahora comencé a pensar que era yo quien necesitaba ayuda pero no me hecharía atrás y me lancé contra él para atacarle de nuevo. Al estar más lejos pude ver que se trataba de un tipo de piel oscura y sonrisa sádica y antes de que pudiese clavar mi daga, que había sido desenfundaba con el característico "Clic" del simple mecanismo que llevaba para hacerla aparecer en mi mano, me encontraba como mareado y en mi situación anterior antes de atacar con mi arma.
- ¿Pero qué coño? - fue lo único que pude pensar.
Según veía evolucionar la escena más pensaba que nos habíamos confundido o que simplemente habías topado con los lerdos del lugar. Sabía que Alex podía defenderse y además estaba ejecutando su papel a la perfección, aunque tuve que hacer un acopio de esfuerzo por no atravesarle la nuca al tipo cuando hizo mención a violarla, pero lo más importante era la misión y al final si parecían nuestros objetivos. Yo me encontraba bastante cerca para ayudar si era necesario, o eso esperaba.
- Chica lista. - pensé mientras veía como los atraía hasta el callejón, así disminuía la posibilidad de que le atacasen todos a la vez por la falta de espacio.
Me mantuve a la entrada del callejón sin dejarme ver y así demostrarle a mi compañera que confiaba en ella, además si había un ápice de duda en mi desapareció nada más verla armada, tenía un aspecto espléndido desde mi punto de vista, pero claro, no era a mí a quien quería apuñalar.
Al parecer uno de los tipos llevaba oculta una espada en el bastón pero no amedentró a la joven. Alexandra se lanzó con esa rapidez de la cual yo había sido testigo y antes de que pudiesen reaccionar había caído el primero. Todo parecía ir bien y mi atención hubiera ido a los que quedaban en pie, pero por el rabillo del ojo algo extraño había visto. El grandullón se había levantado otra vez rodeado de una especie de resplandor naranja aunque eso no fue lo más raro, se había levantado con una postura inverosímil de creer, parecía como si lo hubiesen rebobinado.
El tipo lejos de parecer extraño agarró a Alex por detrás creyéndolo caído. Me sobresalté y volví a estado sólido pero antes de hacer nada Alexandra se había soltado y revuelto para atacar al tipo de nuevo, pero todo cambió otra vez.
Ésta vez lo vi más claro. Todos empezaron a realizar las mismas acciones que habían hecho pero a la inversa. Era algo super extraño y eso sólo podía significar usuario de fruta o alguien con poderes extraños. Tenía claro que no era ninguno de los tipos con sombrero, porque ellos también habían sido rebobinados como Alex, también que quien fuera, focalizaba su poder pues había visto dos tipos de "rebobinado". Una vez descartado eso y viendo que desde mi posición seguía sin ser visto y yo no veía a nadie sólo quedaba las alturas en los puntos ciegos que tenía, asique sin dudar me puse en acción.
Usando el Soru pude saltar para situarme en el tejado de la casa a mi izquierda. Usando mis poderes amortigué la caída para no recibir daños a la par que reducía el sonido de la caída a un simple "Chof". Confiaba en la rápidez de la técnica sumado a mis ropajes oscuro para no ser visto.
Desde mi nueva posición veía como Alexandra volvía a ejecutar sus mismos movimientos a excepción de que ésta vez el tipo había esquivado su ataque poniéndola en una postura comprometida, por suerte o por habilidad sobrepuso el obstáculo y volvió a apuñalarlo, era lo que estaba esperando y comencé a mirar en busca de algo.
Tras escudriñar las oscuridad encontré lo que buscaba. Un pequeño resplandor naranja bastante tenue brillaba en el tejado opuesto. Era el momento. Usando el Soru me lancé contra lo que brillaba impactando contra algo más oscuro que yo, aunque no fui lo suficientemente rápido y el tipo que Alex había tumbado ya estaba de pie.
El golpe fue bastante doloroso para mí. Me había lanzado con el cuádriceps por delante en un golpe horizontal, pero el impacto a esa velocidad me quedó bastante entumecida la pierna. Lo que fuese que estuviese envuelto en los ropajes negros salió despedio varios metros hacia atrás quedándose al borde opuesto del tejado. Mi maldita suerte me volvía a traicionar. - ¿Porqué coño no habrá caído? - pensé maldiciéndome.
Lo que fuera empezó a levantarse maldiciendo en voz alta mientras se agarraba a la altura del hombro, parecía haber inutilizado una extremidad aunque casi a costa de una mía. Me molestaba la pierna al apoyar el peso en ella, aunque esperaba que con mi actuación mi compañera pudiese seguir sin dificultades su combate.
El tipo comenzó a reírse y de su mano buena comenzó a brillar ese resplandor de nuevo.
Ahora comencé a pensar que era yo quien necesitaba ayuda pero no me hecharía atrás y me lancé contra él para atacarle de nuevo. Al estar más lejos pude ver que se trataba de un tipo de piel oscura y sonrisa sádica y antes de que pudiese clavar mi daga, que había sido desenfundaba con el característico "Clic" del simple mecanismo que llevaba para hacerla aparecer en mi mano, me encontraba como mareado y en mi situación anterior antes de atacar con mi arma.
- ¿Pero qué coño? - fue lo único que pude pensar.
Alexandra Silvercat
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Mientras rezaba, pude ver cómo por detrás de los hombres se alzaba una sombra. Reconocí el sirope desde la distancia y me alivié al saber que Tobías estaba allí. Pero, lejos de ayudarme a derribar al grupo, se lanzó hacia arriba a toda velocidad, usando una combinación de Geppou y Soru supuse. Su objetivo estaba en los tejados, y tan solo tuve que encajar las piezas en mi cabeza una vez. Iba a encargarse del tipo o tipos a los que no podía ver, que me estaban dando problemas y seguramente fueran la única razón para que, aquellos lerdos enfrente mío, pudieran escapar sin testigos de cada escena.
Me levanté con una nueva expresión de determinación en el rostro, lo que hizo que por un instante el grupito se detuviera. Tan solo tenía que seguir derrotándolos hasta que dejasen de recibir ayuda, y tenía perfectamente la capacidad de hacerlo cientos o miles de veces... sobretodo cuando me di cuenta de que a pesar de haber hecho todo lo que había hecho, estaba tan cansada como al principio, y no más. Eso significaba que el radio de acción del poder que estuvieran usando no se limitaba a la memoria, sino al cuerpo entero, y que se trataba de algo diferente a lo que creía en un principio. "Entonces no es altercación, ¿sino retrocedido?" Pensé, algo perturbada.
La cantidad de personas en el mundo que pueden jugar con el tiempo, se cuentan con los dedos de la mano. Ese es un poder tan increíble y con tanto potencial, que en malas manos también es peligroso, y por suerte es muy raro. A mí no me habían preparado para luchar contra ello, ni había tenido la ocasión de verlo en acción antes, por lo que en ese momento que pensé que nuestros enemigos contaban con ello, me quedé de piedra por el miedo. ¿Cómo peleas contra alguien que deshace todo el esfuerzo que hiciste chasqueando los dedos?
Pero no era momento de dudar. Era momento de levantarse y seguir peleando. Mientras mi compañero pudiese distraer al quinto, tenía la certeza de que yo terminaría pronto y subiría a ayudarle... Pero claro, para eso primero tenía que terminar lo que había empezado. "Padre Nuestro que estás en los Cielos, Santificado sea tu Nombre..." Haciendo un gesto en el aire enfrente mío, dibujé una cruz y me preparé para lo peor. "... Amén." Terminé la plegaria mental y salté de nuevo hacia Stan.
Esta vez fue lo suficientemente inteligente como para evitar el golpe, y tratar de nuevo de agarrarme. Se ve que no lo suficientemente inteligente como para evitar que me volviera a soltar golpeándole con el hombro. Sin embargo, en vez de darme la vuelta tras apuñalarle, me quedé durante un segundo a la expectativa, con un ojo mirando el cuerpo y el otro asegurándose de que los tres restantes no iban a por mí. Y aquella muestra de paciencia tuvo su recompensa: pude ver el cadaver levantarse, la sangre volver a entrar por los orificios y un aura naranja brillar ligeramente, mientras Stan hacía las mismas acciones pero a la inversa y con mucha velocidad.
Cuando confirmé aquel poder de retroceso, lo primero que pensé fue en lo que ocurriría si lo volvía a apuñalar con mis garras mientras
estuviera en aquel estado. Mas no tuve tiempo de confirmar mi teoría cuando tuve que bloquear la espada de Joe. Por primera vez, el trío se había movilizado para atacarme también, y dado que yo no retrocedí de nuevo hasta mi posición inicial, sonreí ferozmente. Las cosas estaban avanzando.
Con un gesto hacia el exterior, desvié aquel bastón y me dispuse a terminar con la vida del cabecilla, pero Lee había usado su propio bastón-espada para bloquear mi ataque. Retrocedí para evitar al mismo tiempo el puñetazo de Stan y la estocada de Billy, y me puse en guardia con el corazón latiéndome cada vez más rápido. Me estaba emocionando ante la perspectiva de que aquellos inútiles, no fueran tan inútiles después de todo.
Y aquello fue la demostración de que algunas esperanzas nunca se cumplen. En lugar de atacarme a la vez, empezaron a ir a por mí de uno en uno cargando con torpeza, y tan rápido como llegaban, yo evadía sus ataques con soltura y les hacía agujeros nuevos en el cuerpo. Decepcionada, chasqueé la lengua mientras pasaba mis pies por encima de tres cuerpos. Billy me miraba aterrorizado, y en cuando me acerqué decidió soltar su arma y correr por su vida.
Tenía que decidir entre perseguirle y ayudar a Tobías, pero como no podía ver si mi compañero lo estaba haciendo bien o mal, decidí eliminar al chico primero para que no hubieran testigos. Tan pronto como salí disparada hacia él escuché un silbido a mis espaldas.
Me agaché justo a tiempo de ver (y sentir) una de las cajas del callejón rozar mi coronilla, y estrellarse contra la cabeza del chico. La caja se hizo añicos y el pobre cayó en un charco de su propia sangre, mientras yo observaba paralizada. Pude darme la vuelta y rodar hacia un lado por puro reflejo, cuando otra caja pasó volando por donde yo estaba momentos antes.
- Si estos estúpidos me hubieran hecho caso... En serio, ¿no te has frustrado nunca por llegar tarde a una reunión y descubrir a todo el mundo celebrando una fiesta en tu ausencia? ¿No?
Congelada en el sitio, pude ver a un hombre con acercarse mientras hablaba. Si tuviera que definirlo, diría que era un tipo alto y flaco vestido de negro con traje y corbata. Parecía el típico mafioso que no se mancha las manos si puede evitarlo, tanto en su postura como en su expresión facial. Y lo mas atemorizante de todo eran las cajas que flotaban a su lado, rodeadas de un tenue brillo azulado. "Lo que me faltaba ahora, telekinesis, o algo similar..." Pude pensar, antes de correr pegada a la pared del edificio a mi lado. Las cajas hicieron bastante ruido al estrellarse contra la misma, y tan pronto como eran disparadas otras más ocupaban su lugar.
- Estoy intentando mantener una conversación, sería educado por tu parte pararse al menos a escucharme... - Dijo el hombre con fingida indignación. - De todas formas, Steve terminará pronto con tu amigo, ¿por qué no te rindes ya? - Si el del techo era Steve, este debía ser Jack. Pero nadie me aseguraba que fueran sus nombres reales, podían estar usando nombres en clave perfectamente.
Rezando mentalmente para que Tobías estuviera bien por sí mismo, empecé a planear cómo superar aquel nuevo obstáculo...
Me levanté con una nueva expresión de determinación en el rostro, lo que hizo que por un instante el grupito se detuviera. Tan solo tenía que seguir derrotándolos hasta que dejasen de recibir ayuda, y tenía perfectamente la capacidad de hacerlo cientos o miles de veces... sobretodo cuando me di cuenta de que a pesar de haber hecho todo lo que había hecho, estaba tan cansada como al principio, y no más. Eso significaba que el radio de acción del poder que estuvieran usando no se limitaba a la memoria, sino al cuerpo entero, y que se trataba de algo diferente a lo que creía en un principio. "Entonces no es altercación, ¿sino retrocedido?" Pensé, algo perturbada.
La cantidad de personas en el mundo que pueden jugar con el tiempo, se cuentan con los dedos de la mano. Ese es un poder tan increíble y con tanto potencial, que en malas manos también es peligroso, y por suerte es muy raro. A mí no me habían preparado para luchar contra ello, ni había tenido la ocasión de verlo en acción antes, por lo que en ese momento que pensé que nuestros enemigos contaban con ello, me quedé de piedra por el miedo. ¿Cómo peleas contra alguien que deshace todo el esfuerzo que hiciste chasqueando los dedos?
Pero no era momento de dudar. Era momento de levantarse y seguir peleando. Mientras mi compañero pudiese distraer al quinto, tenía la certeza de que yo terminaría pronto y subiría a ayudarle... Pero claro, para eso primero tenía que terminar lo que había empezado. "Padre Nuestro que estás en los Cielos, Santificado sea tu Nombre..." Haciendo un gesto en el aire enfrente mío, dibujé una cruz y me preparé para lo peor. "... Amén." Terminé la plegaria mental y salté de nuevo hacia Stan.
Esta vez fue lo suficientemente inteligente como para evitar el golpe, y tratar de nuevo de agarrarme. Se ve que no lo suficientemente inteligente como para evitar que me volviera a soltar golpeándole con el hombro. Sin embargo, en vez de darme la vuelta tras apuñalarle, me quedé durante un segundo a la expectativa, con un ojo mirando el cuerpo y el otro asegurándose de que los tres restantes no iban a por mí. Y aquella muestra de paciencia tuvo su recompensa: pude ver el cadaver levantarse, la sangre volver a entrar por los orificios y un aura naranja brillar ligeramente, mientras Stan hacía las mismas acciones pero a la inversa y con mucha velocidad.
Cuando confirmé aquel poder de retroceso, lo primero que pensé fue en lo que ocurriría si lo volvía a apuñalar con mis garras mientras
estuviera en aquel estado. Mas no tuve tiempo de confirmar mi teoría cuando tuve que bloquear la espada de Joe. Por primera vez, el trío se había movilizado para atacarme también, y dado que yo no retrocedí de nuevo hasta mi posición inicial, sonreí ferozmente. Las cosas estaban avanzando.
Con un gesto hacia el exterior, desvié aquel bastón y me dispuse a terminar con la vida del cabecilla, pero Lee había usado su propio bastón-espada para bloquear mi ataque. Retrocedí para evitar al mismo tiempo el puñetazo de Stan y la estocada de Billy, y me puse en guardia con el corazón latiéndome cada vez más rápido. Me estaba emocionando ante la perspectiva de que aquellos inútiles, no fueran tan inútiles después de todo.
Y aquello fue la demostración de que algunas esperanzas nunca se cumplen. En lugar de atacarme a la vez, empezaron a ir a por mí de uno en uno cargando con torpeza, y tan rápido como llegaban, yo evadía sus ataques con soltura y les hacía agujeros nuevos en el cuerpo. Decepcionada, chasqueé la lengua mientras pasaba mis pies por encima de tres cuerpos. Billy me miraba aterrorizado, y en cuando me acerqué decidió soltar su arma y correr por su vida.
Tenía que decidir entre perseguirle y ayudar a Tobías, pero como no podía ver si mi compañero lo estaba haciendo bien o mal, decidí eliminar al chico primero para que no hubieran testigos. Tan pronto como salí disparada hacia él escuché un silbido a mis espaldas.
Me agaché justo a tiempo de ver (y sentir) una de las cajas del callejón rozar mi coronilla, y estrellarse contra la cabeza del chico. La caja se hizo añicos y el pobre cayó en un charco de su propia sangre, mientras yo observaba paralizada. Pude darme la vuelta y rodar hacia un lado por puro reflejo, cuando otra caja pasó volando por donde yo estaba momentos antes.
- Si estos estúpidos me hubieran hecho caso... En serio, ¿no te has frustrado nunca por llegar tarde a una reunión y descubrir a todo el mundo celebrando una fiesta en tu ausencia? ¿No?
Congelada en el sitio, pude ver a un hombre con acercarse mientras hablaba. Si tuviera que definirlo, diría que era un tipo alto y flaco vestido de negro con traje y corbata. Parecía el típico mafioso que no se mancha las manos si puede evitarlo, tanto en su postura como en su expresión facial. Y lo mas atemorizante de todo eran las cajas que flotaban a su lado, rodeadas de un tenue brillo azulado. "Lo que me faltaba ahora, telekinesis, o algo similar..." Pude pensar, antes de correr pegada a la pared del edificio a mi lado. Las cajas hicieron bastante ruido al estrellarse contra la misma, y tan pronto como eran disparadas otras más ocupaban su lugar.
- Estoy intentando mantener una conversación, sería educado por tu parte pararse al menos a escucharme... - Dijo el hombre con fingida indignación. - De todas formas, Steve terminará pronto con tu amigo, ¿por qué no te rindes ya? - Si el del techo era Steve, este debía ser Jack. Pero nadie me aseguraba que fueran sus nombres reales, podían estar usando nombres en clave perfectamente.
Rezando mentalmente para que Tobías estuviera bien por sí mismo, empecé a planear cómo superar aquel nuevo obstáculo...
Tobías Thorn
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- Mierda, mierda - pensaba una y otra vez cada vez que me encontraba en el mismo lugar.
La cosa se estaba poniendo fea, no sólo por no poder llegar a tocar al tipo (que ya era bastante frustante) sino que cada vez estaba más cansado. Había intentado atacarle de diversas formas y maneras, pero nada daba resultado porque siempre me encontraba antes de comenzar el ataque, asique decidí a cambiar de plan.
-Ya veo que no sois unos patanes al fin y al cabo. - empecé a decir puesto que no sabía que otra cosa decir y para ir descansando, además era verdad.
- Jajaja. No podrás ni rozarme muchachito. - comenzó a burlarse de mí. Mientras hablaba mantenía su único brazo en alto puesto que el otro no se le había recuperado del golpe anterior. - Ya sólo queda que llege Jack y te machaque, tenemos tiempo.
- ¿Jack? - pensé, seguro que éste y ese tal Jack eran los tipos sobre los que me había avisado el hombre del puro.
Daba igual lo que ya dijese puesto que había entrado en un pequeño monólogo lleno de amenazas y poca información. Al ver que el tipo no podía recuperarse del golpe me hizo pensar. Estaba claro que sus poderes tenían limitaciones y por lo que estaba comprobando se limitaba a que no podía usar su poder sobre sí mismo o que sólo podía "rebobinar" algo sobre lo que estaba concentrado y ya fuese por una cosa o la otra el tipo seguía herido del brazo asique empecé a diseñar un plan.
Durante su monólogo y valiéndome de mis habilidades avancé simplemente dos pasos pero eso me ayudaría a comprobar una cosa.
- Ya...Ya.. - fue mi única contestación y me lancé a la carga para momentos después encontrarme donde estaba.
- Jajaja. ¿Acaso no aprendes nada bastardo? - dijo con esa risa sádica en la boca. Lo que él no sabía es que sí había aprendido algo, puesto que ahora estaba esos dos pequeños pasos adelantados, y eso me dejaba algo de margen.
Seguí dándole vueltas en buscarle una utilidad en lo que había descubierto cuando me acordé de que era lo que había cogido de la base antes de venir. Sentex. Es un explosivo plástico que lleva un detonador a distancia. No quería usarlo en el tejado de una vivienda pero se acababan las opciones y del cansancio ya sólo podía pensar en ello.
Tenía que conseguir avanzar unos metros más y dejar el explosivo cerca del tipo, pero tenía que hacerlo sin estar bajo el influjo de sus poderes y eso recortaba posibilidades puesto que si atacaba el resplandor naranja aparecía. Sólo me quedaba aguantar y esperar que Alex me ayudase o tomar una decisión drástica para salir de aquella situación.
- ¿Porqué tardas tanto pequeña? - fue lo último que pensé antes de comenzar a llevar a puerto mi plan.
La cosa se estaba poniendo fea, no sólo por no poder llegar a tocar al tipo (que ya era bastante frustante) sino que cada vez estaba más cansado. Había intentado atacarle de diversas formas y maneras, pero nada daba resultado porque siempre me encontraba antes de comenzar el ataque, asique decidí a cambiar de plan.
-Ya veo que no sois unos patanes al fin y al cabo. - empecé a decir puesto que no sabía que otra cosa decir y para ir descansando, además era verdad.
- Jajaja. No podrás ni rozarme muchachito. - comenzó a burlarse de mí. Mientras hablaba mantenía su único brazo en alto puesto que el otro no se le había recuperado del golpe anterior. - Ya sólo queda que llege Jack y te machaque, tenemos tiempo.
- ¿Jack? - pensé, seguro que éste y ese tal Jack eran los tipos sobre los que me había avisado el hombre del puro.
Daba igual lo que ya dijese puesto que había entrado en un pequeño monólogo lleno de amenazas y poca información. Al ver que el tipo no podía recuperarse del golpe me hizo pensar. Estaba claro que sus poderes tenían limitaciones y por lo que estaba comprobando se limitaba a que no podía usar su poder sobre sí mismo o que sólo podía "rebobinar" algo sobre lo que estaba concentrado y ya fuese por una cosa o la otra el tipo seguía herido del brazo asique empecé a diseñar un plan.
Durante su monólogo y valiéndome de mis habilidades avancé simplemente dos pasos pero eso me ayudaría a comprobar una cosa.
- Ya...Ya.. - fue mi única contestación y me lancé a la carga para momentos después encontrarme donde estaba.
- Jajaja. ¿Acaso no aprendes nada bastardo? - dijo con esa risa sádica en la boca. Lo que él no sabía es que sí había aprendido algo, puesto que ahora estaba esos dos pequeños pasos adelantados, y eso me dejaba algo de margen.
Seguí dándole vueltas en buscarle una utilidad en lo que había descubierto cuando me acordé de que era lo que había cogido de la base antes de venir. Sentex. Es un explosivo plástico que lleva un detonador a distancia. No quería usarlo en el tejado de una vivienda pero se acababan las opciones y del cansancio ya sólo podía pensar en ello.
Tenía que conseguir avanzar unos metros más y dejar el explosivo cerca del tipo, pero tenía que hacerlo sin estar bajo el influjo de sus poderes y eso recortaba posibilidades puesto que si atacaba el resplandor naranja aparecía. Sólo me quedaba aguantar y esperar que Alex me ayudase o tomar una decisión drástica para salir de aquella situación.
- ¿Porqué tardas tanto pequeña? - fue lo último que pensé antes de comenzar a llevar a puerto mi plan.
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Precisión
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Jadeando, me puse en guardia de nuevo tras esquivar la cuarta caja, la cual se estalló tan violentamente como las otras contra la pared. Jack no parecía aburrirse ni preocuparse por el hecho de que se estaba quedando sin 'munición'. Más bien parecía que estuviera disfrutando, como jugando conmigo, y eso me enfurecía sobremanera. Sin embargo, y a pesar de ello, había algo que no me encajaba. Si quisiera, podría manipularme a mí tan fácilmente como manipulaba aquellas cajas, y de seguro eso le daría la posibilidad de 'divertirse' todavía más... Entonces, ¿la conclusión lógica era que su poder estaba limitado a los objetos inanimados? O algo similar, por lo menos no podía manipular personas.
Con ese pedazo de información, me sentí mucho más segura. Significaba que mi oponente era duro mientras tuviera cosas a su alrededor que levantar y tirar, pero una vez se quedara sin opciones, sería fácil cubrir la distancia de separación y terminar con todo. Mi enemigo se fijó en que no paraba de mirar las cajas para intentar predecir su siguiente ataque, y empezó a reír mientras se sujetaba la cara con una mano. Mosqueada, di un paso hacia adelante... y con las mismas tuve que darlo hacia atrás. Una tubería se había separado del edificio encima mío y trataba de empalarme contra el suelo, por lo que tuve que confiar en que aquella pequeña distancia cubierta por reflejos fuera suficiente.
El impacto de hierro y baldosas levantó una nube de polvo que me cegó e hizo toser, al mismo tiempo que comprendía por qué se había reído. Estaba tan concentrada en lo que tenía a su alrededor, que no tuve en cuenta la posibilidad de que tuviera un rango de alcance mayor. Un fallo de novato que casi me cuesta la vida, aunque por suerte todo había quedado en un simple susto.
Durante los siguientes minutos, me vi obligada a mantenerme en movimiento para evitar cajas, trozos de suelo, ladrillos y otra clase de cosas. El colmo vino cuando me tiró mi propia mochila, y descubrí que faltaba algo muy importante: mis Katares. Un simple vistazo me valió para darme cuenta de que estaban flotando justo al lado de Jack, apuntándome a mí. Yo sonreí, habiéndome dado cuenta de hasta qué punto me subestimaba aquel tipo, y también porque pensé que si no tenía nociones todavía sobre lo que ocurría en el tejado, es que Tobías seguía vivo. No eran las mejores noticias, pero eran algo al fin y al cabo.
"De acuerdo, a ver cómo hacemos esto..." Pensé, trazando una trayectoria mental de varias cosas. "Si eso va ahí y aquello allá... y yo me muevo así... ¡Debería funcionar!" Respiré hondo y me preparé para lo peor.
Esta vez corrí de frente contra Jack, que sonrió de lado mientras murmuraba algo como '¿Ya te cansaste de jugar?', y levantaba sus brazos. Tal como predije, lo primero que me lanzó fueron los Katares, los cuales evité agachándome y deslizándome por el suelo. Me levanté enseguida y seguí mi carrera, mientras aquellos guanteletes giraban y se dirigían de nuevo hacia mí.
Yo me quité mis garras-varilla y las lancé contra el hombre. No tenia mucha puntería, pero él se sintió amenazado y las detuvo con su poder. Sin embargo, me había encargado de soltar las afiladas tuberías del aro, y un gesto de urgencia y preocupación cruzó el rostro de mi enemigo. Parecía que mantener controlados tantos objetivos era más difícil para él, que levantar grandes pesos en pocas cantidades. Los Katares a mis espaldas se ralentizaron lo suficiente como para permitirme acelerar de nuevo, y el hombre bufó mientras las toscas varillas caían al suelo. En lugar de devolvérmelas, usó su habilidad para acelerar también a las armas detrás de mí, mientras me lanzaba un pedazo de suelo del tamaño de mi cabeza.
Su intención era que yo lo esquivara para perder impulso y poder atravesarme con las veloces cuchillas, pero eso era justamente lo que no iba a hacer. Apenas quedaban un par de pasos y podría tocar al hombre... Sin detenerme, estiré mi puño derecho hacia atrás antes de lanzar el golpe más fuerte que había intentado nunca. Aquello era vida o muerte, y el impacto contra la compacta tierra se sintió como pegarle a un muro.
Pude oír los crujidos: los huesos de mi mano se estaban rompiendo. Y el dolor era indescriptible, tanto que me saltaron lágrimas. Pero destrocé el proyectil en el aire sin detenerme, y agarré con mi otra mano a un boquiabierto Jack. De un tirón, intercambié de posición con él, y estando de espaldas no pudo mantener el control sobre mis armas, que por inercia pura se clavaron en su espalda. Todo había tenido lugar tan rápido, que antes de morir el hombre solo pudo mirarme confundido, como si no supiera lo que acababa de pasar.
Dejé caer mi brazo derecho para no hacer esfuerzos innecesarios con la mano. Me seguía doliendo horrores, y dudaba que me pudiera acostumbrar a ello, pero aún tenía una tarea más por hacer. Sin un segundo de descanso, y a ritmo lento pero seguro, comencé a subir unas escaleras metálicas en el callejón. Estas daban al tejado, y desde allí podría llegar adonde fuera que estuviera Thorn. Tan solo esperaba que siguiera de una pieza y no necesitase demasiado mi ayuda...
Con ese pedazo de información, me sentí mucho más segura. Significaba que mi oponente era duro mientras tuviera cosas a su alrededor que levantar y tirar, pero una vez se quedara sin opciones, sería fácil cubrir la distancia de separación y terminar con todo. Mi enemigo se fijó en que no paraba de mirar las cajas para intentar predecir su siguiente ataque, y empezó a reír mientras se sujetaba la cara con una mano. Mosqueada, di un paso hacia adelante... y con las mismas tuve que darlo hacia atrás. Una tubería se había separado del edificio encima mío y trataba de empalarme contra el suelo, por lo que tuve que confiar en que aquella pequeña distancia cubierta por reflejos fuera suficiente.
El impacto de hierro y baldosas levantó una nube de polvo que me cegó e hizo toser, al mismo tiempo que comprendía por qué se había reído. Estaba tan concentrada en lo que tenía a su alrededor, que no tuve en cuenta la posibilidad de que tuviera un rango de alcance mayor. Un fallo de novato que casi me cuesta la vida, aunque por suerte todo había quedado en un simple susto.
Durante los siguientes minutos, me vi obligada a mantenerme en movimiento para evitar cajas, trozos de suelo, ladrillos y otra clase de cosas. El colmo vino cuando me tiró mi propia mochila, y descubrí que faltaba algo muy importante: mis Katares. Un simple vistazo me valió para darme cuenta de que estaban flotando justo al lado de Jack, apuntándome a mí. Yo sonreí, habiéndome dado cuenta de hasta qué punto me subestimaba aquel tipo, y también porque pensé que si no tenía nociones todavía sobre lo que ocurría en el tejado, es que Tobías seguía vivo. No eran las mejores noticias, pero eran algo al fin y al cabo.
"De acuerdo, a ver cómo hacemos esto..." Pensé, trazando una trayectoria mental de varias cosas. "Si eso va ahí y aquello allá... y yo me muevo así... ¡Debería funcionar!" Respiré hondo y me preparé para lo peor.
Esta vez corrí de frente contra Jack, que sonrió de lado mientras murmuraba algo como '¿Ya te cansaste de jugar?', y levantaba sus brazos. Tal como predije, lo primero que me lanzó fueron los Katares, los cuales evité agachándome y deslizándome por el suelo. Me levanté enseguida y seguí mi carrera, mientras aquellos guanteletes giraban y se dirigían de nuevo hacia mí.
Yo me quité mis garras-varilla y las lancé contra el hombre. No tenia mucha puntería, pero él se sintió amenazado y las detuvo con su poder. Sin embargo, me había encargado de soltar las afiladas tuberías del aro, y un gesto de urgencia y preocupación cruzó el rostro de mi enemigo. Parecía que mantener controlados tantos objetivos era más difícil para él, que levantar grandes pesos en pocas cantidades. Los Katares a mis espaldas se ralentizaron lo suficiente como para permitirme acelerar de nuevo, y el hombre bufó mientras las toscas varillas caían al suelo. En lugar de devolvérmelas, usó su habilidad para acelerar también a las armas detrás de mí, mientras me lanzaba un pedazo de suelo del tamaño de mi cabeza.
Su intención era que yo lo esquivara para perder impulso y poder atravesarme con las veloces cuchillas, pero eso era justamente lo que no iba a hacer. Apenas quedaban un par de pasos y podría tocar al hombre... Sin detenerme, estiré mi puño derecho hacia atrás antes de lanzar el golpe más fuerte que había intentado nunca. Aquello era vida o muerte, y el impacto contra la compacta tierra se sintió como pegarle a un muro.
Pude oír los crujidos: los huesos de mi mano se estaban rompiendo. Y el dolor era indescriptible, tanto que me saltaron lágrimas. Pero destrocé el proyectil en el aire sin detenerme, y agarré con mi otra mano a un boquiabierto Jack. De un tirón, intercambié de posición con él, y estando de espaldas no pudo mantener el control sobre mis armas, que por inercia pura se clavaron en su espalda. Todo había tenido lugar tan rápido, que antes de morir el hombre solo pudo mirarme confundido, como si no supiera lo que acababa de pasar.
Dejé caer mi brazo derecho para no hacer esfuerzos innecesarios con la mano. Me seguía doliendo horrores, y dudaba que me pudiera acostumbrar a ello, pero aún tenía una tarea más por hacer. Sin un segundo de descanso, y a ritmo lento pero seguro, comencé a subir unas escaleras metálicas en el callejón. Estas daban al tejado, y desde allí podría llegar adonde fuera que estuviera Thorn. Tan solo esperaba que siguiera de una pieza y no necesitase demasiado mi ayuda...
Tobías Thorn
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Cogí una vez más aire. Estaba llegando al límite tras varios intentos más de acercarme al tipo, pero tras quince o más acometidas sólo había recortado dos metros de distancia, aunque ya tenía la bolita preparada del Semtex. Sólo esperaba no morir yo.
Después de tantos rebobinados tenía una jaqueca horrible. Había llegado al punto que no sabía si el siguiente movimiento ya lo había usado o era algo que imaginaba. Estaba cansado y me decidí al fin, hoy no iba a morir y menos a manos de éste gañán que ni siquiera atacaba. Se veía que él tenía que ser la parte defensiva y entonces pensé en Alex. No podía ser que la chica hubiese sido vencida por aquellos tipos y eso sólo me dejó la conclusión de que ése tal Jack estaría con ella y un sudor frío recorrió mi espalda.
- Tío, has ganado. - dije dejando aflorar algo del cansancio que tenía dejando que éste se reflejase en mi rostro. -Tengo que admitir que no hay quien se acerque. Me rindo. -terminé con la mejor cara de derrota que podía tener.
- Jajajaj. Veo que lo has entendido pequeño -dijo con aquella sonrisa que comenzaba a odiar. Yo había aprovechado para pegar la bola en una de mis pistolas, pero pareció percatarse de que me movía y levantó la mano dispuesto a usar sus poderes. -¿Acaso no te has cansado de intentar una y otra vezlo mismo? Soy intoncable. Jajajaj.
- Tranquilo, como he dicho has vencido. - tras decir eso lancé mi arma cerca suya junto con alguno de mis cuchillos. Al ver que me desarmaba pareció relajarse puesto que el brillo cesó, aunque no bajó la mano.
Comenzó a reirse de nuevo tras creerme rendido y hasta casi me entraron ganas de reír yo con él. El muy lerdo se acercaba lentamente hacia mis armas mientras yo retrocedía. Estaba a escasos metros y yo había logrado alejarme asique llegó la hora de los fuegos artificiales.
- Jejejej. - comencé a reírme. Porqué no se me habría ocurrido antes.
-¿De qué te ríes insensato? Vas a morir con tu propia arma y luego dejaré tu cadáver para que mis chicos jueguen contigo. - dijo bastante molesto mientras ya tenía la pistola a centímetros.
- Ahora dí patata. -dije mientras sacaba el detonador disimuladamente. El tipo pareció sorprendido por mi respuesta pero yo ya había comenzado a usar el Soru para alejarme mientras activaba el dispositivo.
Aún usando la velocidad que el Soru me proporcionaba la onda expansiva me golpeó por detrás propulsándome con una fuerza que parecía que iba a desencajar cada uno de los huesos de mi cuerpo, aunque lo peor fue el dolor en la zona de la espalda. La explosión me había propulsado hacia el hueco del callejón y caía estrepitosamente en él. Pude usar mis poderes de logia para amortiguar la caída cayendo en estado líquido, pero por el dolor que me embargaba sólo lo pude hacer a medias y el golpe fue contundente.
Me encontraba tendido en el suelo y me fijé que los tipos del sombrero yacían muertos allí, pero mi atención era para los trozos de tejado que caían chamuscados por la explosión por doquier. Había usado una carga pequeña pero seguro que en el tejado había dejado un buen cráter, esperaba que sólo aquel tipo hubiese muerto con la explosión.
Intenté levantarme pero un dolor lacerante en una pierna me hizo caer de espaldas lo que me ocasionó un dolor aún mayor. Por lo que sentía tenía que tener una buena quemadura en ella, pero ahora mis pensamientos viajaban a Alex y que quizás necesitaba ayudaba y con la promesa de que sólo necesitaba descansar unos minutos ahí me quedé tendido intentando recuperar fuerzas.
- Espero que les hayan gustado los fuegos artificiales. - pensé mientras buscaba una posición donde no me tirase la quemadura. La verdad es que olía a chamuscado y no podía ver la gravedad de la herida. Esperaba que mi compañera estuviera bien y con eso y sin darme cuenta se me cerraron los ojos buscando algo de descanso.
Después de tantos rebobinados tenía una jaqueca horrible. Había llegado al punto que no sabía si el siguiente movimiento ya lo había usado o era algo que imaginaba. Estaba cansado y me decidí al fin, hoy no iba a morir y menos a manos de éste gañán que ni siquiera atacaba. Se veía que él tenía que ser la parte defensiva y entonces pensé en Alex. No podía ser que la chica hubiese sido vencida por aquellos tipos y eso sólo me dejó la conclusión de que ése tal Jack estaría con ella y un sudor frío recorrió mi espalda.
- Tío, has ganado. - dije dejando aflorar algo del cansancio que tenía dejando que éste se reflejase en mi rostro. -Tengo que admitir que no hay quien se acerque. Me rindo. -terminé con la mejor cara de derrota que podía tener.
- Jajajaj. Veo que lo has entendido pequeño -dijo con aquella sonrisa que comenzaba a odiar. Yo había aprovechado para pegar la bola en una de mis pistolas, pero pareció percatarse de que me movía y levantó la mano dispuesto a usar sus poderes. -¿Acaso no te has cansado de intentar una y otra vezlo mismo? Soy intoncable. Jajajaj.
- Tranquilo, como he dicho has vencido. - tras decir eso lancé mi arma cerca suya junto con alguno de mis cuchillos. Al ver que me desarmaba pareció relajarse puesto que el brillo cesó, aunque no bajó la mano.
Comenzó a reirse de nuevo tras creerme rendido y hasta casi me entraron ganas de reír yo con él. El muy lerdo se acercaba lentamente hacia mis armas mientras yo retrocedía. Estaba a escasos metros y yo había logrado alejarme asique llegó la hora de los fuegos artificiales.
- Jejejej. - comencé a reírme. Porqué no se me habría ocurrido antes.
-¿De qué te ríes insensato? Vas a morir con tu propia arma y luego dejaré tu cadáver para que mis chicos jueguen contigo. - dijo bastante molesto mientras ya tenía la pistola a centímetros.
- Ahora dí patata. -dije mientras sacaba el detonador disimuladamente. El tipo pareció sorprendido por mi respuesta pero yo ya había comenzado a usar el Soru para alejarme mientras activaba el dispositivo.
Aún usando la velocidad que el Soru me proporcionaba la onda expansiva me golpeó por detrás propulsándome con una fuerza que parecía que iba a desencajar cada uno de los huesos de mi cuerpo, aunque lo peor fue el dolor en la zona de la espalda. La explosión me había propulsado hacia el hueco del callejón y caía estrepitosamente en él. Pude usar mis poderes de logia para amortiguar la caída cayendo en estado líquido, pero por el dolor que me embargaba sólo lo pude hacer a medias y el golpe fue contundente.
Me encontraba tendido en el suelo y me fijé que los tipos del sombrero yacían muertos allí, pero mi atención era para los trozos de tejado que caían chamuscados por la explosión por doquier. Había usado una carga pequeña pero seguro que en el tejado había dejado un buen cráter, esperaba que sólo aquel tipo hubiese muerto con la explosión.
Intenté levantarme pero un dolor lacerante en una pierna me hizo caer de espaldas lo que me ocasionó un dolor aún mayor. Por lo que sentía tenía que tener una buena quemadura en ella, pero ahora mis pensamientos viajaban a Alex y que quizás necesitaba ayudaba y con la promesa de que sólo necesitaba descansar unos minutos ahí me quedé tendido intentando recuperar fuerzas.
- Espero que les hayan gustado los fuegos artificiales. - pensé mientras buscaba una posición donde no me tirase la quemadura. La verdad es que olía a chamuscado y no podía ver la gravedad de la herida. Esperaba que mi compañera estuviera bien y con eso y sin darme cuenta se me cerraron los ojos buscando algo de descanso.
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Una explosión sacudió los tejados, y por un instante pensé en Tobías. Sin detenerme, continué ascendiendo mientras varias masas caían al suelo, ahora iluminado por las ascuas restantes. Al llegar a mi objetivo, miré hacia el lado contrario para ver un espectáculo horrendo: En medio del techo de aquel edificio, había un agujero enorme dando hacia el piso inferior, que por suerte resultó estar vacío. Y en el borde del cráter, un pilar de llamas crecía y explotaba de forma intermitente. Dentro de la masa ardiente, una figura humanoide estaba paralizada, como intentando cubrirse, pero inútilmente. Cada segundo o dos, el fuego parecía retroceder hasta el instante en que la explosión era mayor, para luego ascender de nuevo con violencia.
Al final, quienquiera que estuviese ahí dentro terminó de morir, y al apagarse el fuego su cuerpo cayó dentro del agujero. Rezando una plegaria rápida por la salvación de su alma, me dí cuenta de que no veía a mi compañero por ningún lado, y me planteé la posibilidad de que se hubiera desintegrado en la conflagración... pero sacudí la cabeza para disipar esos pensamientos. No estaba del todo segura, pero mi impresión era que aquella detonación había sido cosa suya, por lo que seguramente se habría preparado para sobrevivir de alguna forma... Y entonces caí en la cuenta: las masas.
Asomándome por el bordillo del tejado, pude ver en el suelo unas decenas de metros más abajo los cuerpos de los tipos a los que derroté. Y al contar, me dí cuenta de que había uno de más. Aquel cuerpo oscuro y medio viscoso... ¡Sin duda tenía que ser Tobías! Con urgencia, descendí de nuevo la escalera para ir a buscarlo.
Al llegar junto a él, me dí cuenta de que las quemaduras tenían cierta gravedad. Su vida no corría peligro, pero sin duda se había quedado inconsciente por el dolor. Suspirando de alivio, saqué de mi mochila un aparato con el que no estaba del todo familiarizada: un Den Den Mushi. Se suponía que estaba configurado (si es que esa es la palabra) para contactar automáticamente con la central, una vez cumpliéramos el encargo, así que hasta una negada como yo debía ser capaz de usarlo.
- Recepción, administración y conserjería. ¿En qué puedo ayudarle? - Una voz femenina y despreocupada me respondió. ¿Eso que yo oía era chicle siendo mascado?
- Ah, esto... - Algo insegura de cómo proceder, respondí: - Aquí la agente cuatro cuatro nueve cinco, Alexandra para el informe de misión cumplida. Tenemos cinco... no, seis cuerpos de los objetivos, un crater en un tejado y varios escombros desperdigados. El agente que me acompañaba ha sido herido de gravedad y solicito ayuda médica urgente.
- ¿Alex? - Sorprendida, la mujer me reconoció. - No esperaba oír todavía tu voz al otro lado de este aparato... Ya me contarás los detalles, estoy impaciente por oír tu historia. - Llevándome la mano a la cara, suspiré de forma ruidosa. - ¡Ay, cierto! Te envío un equipo médico y de limpieza, la calle estará cerrada durante veinticuatro horas mientras... por cierto, ¿en qué calle dijiste que estabas?
- No lo había dicho, disculpa. Cortés de Melada, cerca del local número veintisiete.
- Entendido, en cinco minutos llegan los refuerzos. - Se tomó una pequeña pausa antes de continuar: - Buen trabajo, y buena suerte. - Sonriendo, escuché colgar a la chica. Todo estaba ya bajo control, así que podía relajarme un poco...
--------------------------------------
Horas mas tarde, me encontraba sentada en una silla en la enfermería. A mi lado estaba Tobías, envuelto en vendas y con algún tubo conectado a su circulación intravenosa. Yo no estaba en mucho mejor estado, con un cabestrillo en mi brazo derecho, y la mano totalmente enyesada. Llevaba puesta la peluca y ropa de calle, pues dudaba que cuando fuese a despertar, Thorn agradeciese la compañía de la seca de mi otra faceta. Además, sin la peluca no me habría preocupado lo suficiente como para ir a visitarle.
Poco antes, me había encontrado con el doctor, que me había asegurado que estaba en una condición estable. Según él, no tardaría en recuperar la consciencia, por lo que yo era libre de pasar a esperarlo. Dado que ya me había encargado del papeleo pertinente, decidí aceptar la propuesta, así que allí me encontraba, esperando pacientemente mientras oía música por mis auriculares.
Al final, quienquiera que estuviese ahí dentro terminó de morir, y al apagarse el fuego su cuerpo cayó dentro del agujero. Rezando una plegaria rápida por la salvación de su alma, me dí cuenta de que no veía a mi compañero por ningún lado, y me planteé la posibilidad de que se hubiera desintegrado en la conflagración... pero sacudí la cabeza para disipar esos pensamientos. No estaba del todo segura, pero mi impresión era que aquella detonación había sido cosa suya, por lo que seguramente se habría preparado para sobrevivir de alguna forma... Y entonces caí en la cuenta: las masas.
Asomándome por el bordillo del tejado, pude ver en el suelo unas decenas de metros más abajo los cuerpos de los tipos a los que derroté. Y al contar, me dí cuenta de que había uno de más. Aquel cuerpo oscuro y medio viscoso... ¡Sin duda tenía que ser Tobías! Con urgencia, descendí de nuevo la escalera para ir a buscarlo.
Al llegar junto a él, me dí cuenta de que las quemaduras tenían cierta gravedad. Su vida no corría peligro, pero sin duda se había quedado inconsciente por el dolor. Suspirando de alivio, saqué de mi mochila un aparato con el que no estaba del todo familiarizada: un Den Den Mushi. Se suponía que estaba configurado (si es que esa es la palabra) para contactar automáticamente con la central, una vez cumpliéramos el encargo, así que hasta una negada como yo debía ser capaz de usarlo.
- Recepción, administración y conserjería. ¿En qué puedo ayudarle? - Una voz femenina y despreocupada me respondió. ¿Eso que yo oía era chicle siendo mascado?
- Ah, esto... - Algo insegura de cómo proceder, respondí: - Aquí la agente cuatro cuatro nueve cinco, Alexandra para el informe de misión cumplida. Tenemos cinco... no, seis cuerpos de los objetivos, un crater en un tejado y varios escombros desperdigados. El agente que me acompañaba ha sido herido de gravedad y solicito ayuda médica urgente.
- ¿Alex? - Sorprendida, la mujer me reconoció. - No esperaba oír todavía tu voz al otro lado de este aparato... Ya me contarás los detalles, estoy impaciente por oír tu historia. - Llevándome la mano a la cara, suspiré de forma ruidosa. - ¡Ay, cierto! Te envío un equipo médico y de limpieza, la calle estará cerrada durante veinticuatro horas mientras... por cierto, ¿en qué calle dijiste que estabas?
- No lo había dicho, disculpa. Cortés de Melada, cerca del local número veintisiete.
- Entendido, en cinco minutos llegan los refuerzos. - Se tomó una pequeña pausa antes de continuar: - Buen trabajo, y buena suerte. - Sonriendo, escuché colgar a la chica. Todo estaba ya bajo control, así que podía relajarme un poco...
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Horas mas tarde, me encontraba sentada en una silla en la enfermería. A mi lado estaba Tobías, envuelto en vendas y con algún tubo conectado a su circulación intravenosa. Yo no estaba en mucho mejor estado, con un cabestrillo en mi brazo derecho, y la mano totalmente enyesada. Llevaba puesta la peluca y ropa de calle, pues dudaba que cuando fuese a despertar, Thorn agradeciese la compañía de la seca de mi otra faceta. Además, sin la peluca no me habría preocupado lo suficiente como para ir a visitarle.
Poco antes, me había encontrado con el doctor, que me había asegurado que estaba en una condición estable. Según él, no tardaría en recuperar la consciencia, por lo que yo era libre de pasar a esperarlo. Dado que ya me había encargado del papeleo pertinente, decidí aceptar la propuesta, así que allí me encontraba, esperando pacientemente mientras oía música por mis auriculares.
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Corría pero sólo parecía avanzar hacia tras. -Jajaja. Delante mía veía a alguien hecho un ovillo pero mi pasos parecían llevarme a ningún sitio. -Jajaja. El bulto comenzó a coger matices y colores, pero lo que mostraba parecía irreal, una joven con el pelo a dos colores me miraba con una cara de reproche. - Jajaja. Entonces un ruido sordo hizo temblar cada centímetro de mi ser y una marea de fuego consumía a la joven. -Jajaja....
- Nooo -grité mientras buscaba mis armas. - Ya voy pequeña. -dije pensando sólo en mi compañera. La había dejado sola en el callejón, pero entonces un dolor lacerante recorrió mis espalda devolviendome a la realidad.
Alex se encontraba sentada en una silla mirándome de una manera que no pude definir mientras que yo estaba en una especie de camastro enchufado a una especie de gotero. Parecía estar en una especie de enfermería y mi cabeza se llenaba de imágenes de lo sucedido anteriormente. Me pitaban los oídos pero todavía resonaba esa maldita risa en el fondo de mi cabeza.
Me percaté que mi compañera lucía su melena carmesí otra vez. En parte me alegré de verla allí, no sólo porque no tenía ganas de tratar con el carácter de su otra personalidad, sino que se había molestado en quedarse allí.
- Lo siento compañera. -dije con la voz algo ronca. Sentía la garganta como papel de lija. - No pude protegerte, ése cabrón me lo puso complicado. - no quería que sonase como una excusa barata, pero nada más decirlo hasta mí me lo pareció.
-¿Estás bien? - pregunté sin dejar réplica a lo anterior, me sentía algo avergonzado por lo pasado y realmente me preocupaba puesto que ví que tenía un brazo vendado . Seguro que era el puto gotero. - Y dime que esos cabrones han muerto. - seguí diciendo mientras me quitaba las vías. Tenía la sensación de que eso a lo que me tenían enchufado me estaba reblandeciendo el cerebro.
Mientras esperaba contestación me incorporé haciendo un esfuerzo sobrehumano sintiendo parte de la piel de la espalda tirante. Me fijé en un espejo e intenté quitarme la camiseta blanca como la nieve que me habían puesto e intentar ver debajo de los vendajes, pero los dolores me abrumaban, asique me giré y pregunté a la de nuevo pelirroja.
- ¿Me ayudas? Quiero ver hasta donde me he quemado - dije esperando que socorriera a un pobre convaleciente.
Esperaría que me contase su parte de la misión y si ya había entegado el informe de presentación, también preguntaría si habían reconocido a los delicuentes y si éstos eran perseguidos por el gobierno, aunque claro, eso esperando a que se quedase y quisiera responder. Con ésta chica ya no sabía que esperarme, pero había una nobleza en ella que hacía que confiase en ella.
- Nooo -grité mientras buscaba mis armas. - Ya voy pequeña. -dije pensando sólo en mi compañera. La había dejado sola en el callejón, pero entonces un dolor lacerante recorrió mis espalda devolviendome a la realidad.
Alex se encontraba sentada en una silla mirándome de una manera que no pude definir mientras que yo estaba en una especie de camastro enchufado a una especie de gotero. Parecía estar en una especie de enfermería y mi cabeza se llenaba de imágenes de lo sucedido anteriormente. Me pitaban los oídos pero todavía resonaba esa maldita risa en el fondo de mi cabeza.
Me percaté que mi compañera lucía su melena carmesí otra vez. En parte me alegré de verla allí, no sólo porque no tenía ganas de tratar con el carácter de su otra personalidad, sino que se había molestado en quedarse allí.
- Lo siento compañera. -dije con la voz algo ronca. Sentía la garganta como papel de lija. - No pude protegerte, ése cabrón me lo puso complicado. - no quería que sonase como una excusa barata, pero nada más decirlo hasta mí me lo pareció.
-¿Estás bien? - pregunté sin dejar réplica a lo anterior, me sentía algo avergonzado por lo pasado y realmente me preocupaba puesto que ví que tenía un brazo vendado . Seguro que era el puto gotero. - Y dime que esos cabrones han muerto. - seguí diciendo mientras me quitaba las vías. Tenía la sensación de que eso a lo que me tenían enchufado me estaba reblandeciendo el cerebro.
Mientras esperaba contestación me incorporé haciendo un esfuerzo sobrehumano sintiendo parte de la piel de la espalda tirante. Me fijé en un espejo e intenté quitarme la camiseta blanca como la nieve que me habían puesto e intentar ver debajo de los vendajes, pero los dolores me abrumaban, asique me giré y pregunté a la de nuevo pelirroja.
- ¿Me ayudas? Quiero ver hasta donde me he quemado - dije esperando que socorriera a un pobre convaleciente.
Esperaría que me contase su parte de la misión y si ya había entegado el informe de presentación, también preguntaría si habían reconocido a los delicuentes y si éstos eran perseguidos por el gobierno, aunque claro, eso esperando a que se quedase y quisiera responder. Con ésta chica ya no sabía que esperarme, pero había una nobleza en ella que hacía que confiase en ella.
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Cuando Thorn por fin despertó, yo me estaba quedando dormida, y tal grito pegó el malnacido (pero con cariño, ¿eh?) que del susto me quitó todo el sueño de golpe. Le miré con una mezcla de sorpresa, rabia, confusión y felicidad... y por la mirada que me devolvió él, supongo que fue una expresión tan extraña como yo creía que era.
En cuanto nos calmamos ambos un poco, pareció recordar lo que había pasado, y procedió a disculparse. Yo no dije nada, en parte porque no tenía nada que recriminarle, y en parte porque siguió hablando tan rápido que no me dejó, aunque quisiese responder que no había sido culpa suya. Ante sus incógnitas, yo sonreí para que se despreocupara, mientras decía:
- Tranquilo, me recupero rápido. Y sí, podemos descansar tranquilos... Cayeron los seis. - Evité mencionar las circunstancias de cada muerte, principalmente porque no quería que se atormentara pensando en Steve y su cruenta forma de perecer.
Quería seguir poniéndole al día, pero mi compañero se quitó los tubos e intentó levantarse, causando que me cruzara una mirada de preocupación por el rostro. No obstante, no dije nada al respecto, pues él se conocía a sí mismo mejor que yo, y sabría lo que podía o no hacer. Eso sí, la ironía que me hizo reír por dentro vino cuando a pesar de hacerse el duro, no pudo ni levantarse su camisa él solo. Suspirando y fingiendo indignación de forma muy evidente, me acerqué para ayudarle.
Supongo que de haber sido en otras circunstancias, me habría perturbado un poco tener que estar tan íntimamente cerca de él. Pero en ese momento no tenía la cabeza para distracciones, yo también quería ver hasta qué punto se había dañado. Resultó ser una quemadura superficial, aunque bastante amplia. Probablemente dejaría una pequeña cicatriz en el epicentro de donde impactó la explosión, aquella zona estaba más roja que el resto y tenía varias costras secas. Bueno, todo dependería de cómo se cuidase a partir de ese momento, claro, no soy médico y mi diagnóstico improvisado se basa en experiencias previas, por lo que podía variar enormemente. Tras comunicarle mis pensamientos al respecto, volví a tomar una pequeña distancia entre los dos antes de hablar:
- Supongo que querrás que te cuente los detalles, pero cuando termine tendrás que contarme tú también lo que ocurrió en aquel tejado. - Par quitarle hierro al asunto, saqué la lengua de forma traviesa mientras guiñaba un ojo. No iba a aceptar un 'no' por respuesta, necesitaba saber cómo había acabado mi amigo en aquel estado.
Procedí a contarle cómo lo había visto subir al edificio, y lo que sucedió con el grupo después de aquello. También le conté la aparición de Jack, sin recrearme demasiado en los detalles de nuestro combate, sino resumiendo los poderes que tenía, las estrategias que utilizó, y mi forma de 'darle la vuelta a la tortilla'. Luego le dije que le vi caer desde el techo de la construcción, lo cual no era mentira... pero me abstuve de decir nada acerca de haber subido al mismo o de haber visto el crater. Y terminé contándole que había contactado con la central y que todo estaba controlado ya.
Él me preguntó acerca de si nuestros enemigos eran reconocidos y perseguidos de forma oficial. Yo le comenté que ya había hecho casi todo el papeleo, y tenía una buena y una mala noticia que darle. La buena era que Jack y Steve habían sido reconocidos como una pareja de Sargentos Revolucionarios que tomaba parte en el frente de misiones de los reclutas novatos. Al parecer, su trabajo dentro de la Revolución consistía en supervisar y entrenar a las jóvenes promesas, y se les había visto en más de una ocasión causando actos de vandalismo y asesinato a sangre fría en grandes masas, haciendo que sus ataques terroristas parecieran accidentes. Cada uno tenía alrededor de cincuenta millones por cabeza, lo que supondría un ascenso o dos para Tobías.
De hecho, en mi informe había dicho que había sido él el que los derrotó a ambos (y sinceramente, creo que habría podido perfectamente de haberse dado el caso. El de la telekinesis no tenía nada que hacer contra un Logia como él, y se había cargado al otro él solo). Yo me conformaba con reconocer haber derrotado al grupo de cuatro novatos, que todavía no habían tenido la ocasión de darse a conocer por lo que no tenían ni Wanted. De todas formas, a Jack lo había vencido de potra y tomando muchos riesgos, no me merecía un ascenso por ello... ni lo necesitaba. Aún estaba muy verde y me faltaba experiencia, no estaba preparada para los rangos altos del CP. Le dije todo esto a Tobías para que comprendiera mis razones, y no pusiera pegas.
La mala noticia era... bueno, iba a ser que la cara de Steve estaba prácticamente irreconocible por las quemaduras. Pero por suerte entre las dimensiones corporales y un poco de trabajo por parte del departamento de Análisis e Inteligencia, se pudo confirmar la identidad del cadaver. Así que en su lugar opté por decirle que la mala noticia era que el local 'todo a cien' se había visto expuesto al combate, y tendría que cerrar durante un tiempo hasta que hiciesen reparaciones. Menos mal que nuestro trabajo no consistía en protegerlo...
- Bueno, te toca. - Le dije después de todo eso. - Cuéntame, ¿qué pasó allá arriba? - Con la cabeza señalé al espejo, dándole a entender que quería saber por qué estaba en ese estado.
En cuanto nos calmamos ambos un poco, pareció recordar lo que había pasado, y procedió a disculparse. Yo no dije nada, en parte porque no tenía nada que recriminarle, y en parte porque siguió hablando tan rápido que no me dejó, aunque quisiese responder que no había sido culpa suya. Ante sus incógnitas, yo sonreí para que se despreocupara, mientras decía:
- Tranquilo, me recupero rápido. Y sí, podemos descansar tranquilos... Cayeron los seis. - Evité mencionar las circunstancias de cada muerte, principalmente porque no quería que se atormentara pensando en Steve y su cruenta forma de perecer.
Quería seguir poniéndole al día, pero mi compañero se quitó los tubos e intentó levantarse, causando que me cruzara una mirada de preocupación por el rostro. No obstante, no dije nada al respecto, pues él se conocía a sí mismo mejor que yo, y sabría lo que podía o no hacer. Eso sí, la ironía que me hizo reír por dentro vino cuando a pesar de hacerse el duro, no pudo ni levantarse su camisa él solo. Suspirando y fingiendo indignación de forma muy evidente, me acerqué para ayudarle.
Supongo que de haber sido en otras circunstancias, me habría perturbado un poco tener que estar tan íntimamente cerca de él. Pero en ese momento no tenía la cabeza para distracciones, yo también quería ver hasta qué punto se había dañado. Resultó ser una quemadura superficial, aunque bastante amplia. Probablemente dejaría una pequeña cicatriz en el epicentro de donde impactó la explosión, aquella zona estaba más roja que el resto y tenía varias costras secas. Bueno, todo dependería de cómo se cuidase a partir de ese momento, claro, no soy médico y mi diagnóstico improvisado se basa en experiencias previas, por lo que podía variar enormemente. Tras comunicarle mis pensamientos al respecto, volví a tomar una pequeña distancia entre los dos antes de hablar:
- Supongo que querrás que te cuente los detalles, pero cuando termine tendrás que contarme tú también lo que ocurrió en aquel tejado. - Par quitarle hierro al asunto, saqué la lengua de forma traviesa mientras guiñaba un ojo. No iba a aceptar un 'no' por respuesta, necesitaba saber cómo había acabado mi amigo en aquel estado.
Procedí a contarle cómo lo había visto subir al edificio, y lo que sucedió con el grupo después de aquello. También le conté la aparición de Jack, sin recrearme demasiado en los detalles de nuestro combate, sino resumiendo los poderes que tenía, las estrategias que utilizó, y mi forma de 'darle la vuelta a la tortilla'. Luego le dije que le vi caer desde el techo de la construcción, lo cual no era mentira... pero me abstuve de decir nada acerca de haber subido al mismo o de haber visto el crater. Y terminé contándole que había contactado con la central y que todo estaba controlado ya.
Él me preguntó acerca de si nuestros enemigos eran reconocidos y perseguidos de forma oficial. Yo le comenté que ya había hecho casi todo el papeleo, y tenía una buena y una mala noticia que darle. La buena era que Jack y Steve habían sido reconocidos como una pareja de Sargentos Revolucionarios que tomaba parte en el frente de misiones de los reclutas novatos. Al parecer, su trabajo dentro de la Revolución consistía en supervisar y entrenar a las jóvenes promesas, y se les había visto en más de una ocasión causando actos de vandalismo y asesinato a sangre fría en grandes masas, haciendo que sus ataques terroristas parecieran accidentes. Cada uno tenía alrededor de cincuenta millones por cabeza, lo que supondría un ascenso o dos para Tobías.
De hecho, en mi informe había dicho que había sido él el que los derrotó a ambos (y sinceramente, creo que habría podido perfectamente de haberse dado el caso. El de la telekinesis no tenía nada que hacer contra un Logia como él, y se había cargado al otro él solo). Yo me conformaba con reconocer haber derrotado al grupo de cuatro novatos, que todavía no habían tenido la ocasión de darse a conocer por lo que no tenían ni Wanted. De todas formas, a Jack lo había vencido de potra y tomando muchos riesgos, no me merecía un ascenso por ello... ni lo necesitaba. Aún estaba muy verde y me faltaba experiencia, no estaba preparada para los rangos altos del CP. Le dije todo esto a Tobías para que comprendiera mis razones, y no pusiera pegas.
La mala noticia era... bueno, iba a ser que la cara de Steve estaba prácticamente irreconocible por las quemaduras. Pero por suerte entre las dimensiones corporales y un poco de trabajo por parte del departamento de Análisis e Inteligencia, se pudo confirmar la identidad del cadaver. Así que en su lugar opté por decirle que la mala noticia era que el local 'todo a cien' se había visto expuesto al combate, y tendría que cerrar durante un tiempo hasta que hiciesen reparaciones. Menos mal que nuestro trabajo no consistía en protegerlo...
- Bueno, te toca. - Le dije después de todo eso. - Cuéntame, ¿qué pasó allá arriba? - Con la cabeza señalé al espejo, dándole a entender que quería saber por qué estaba en ese estado.
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Alex parecía encontrarse bien y eso me tranquilizó, me contó que habíamos completado la misión con éxito, aunque no podía evitar pensar que en parte la había dejado a su suerte. Decidió acercarse a ayudarme a desvestirme y esto cortó el hilo de mis pensamientos, la cercanía de la preciosa pelirroja me perturbó, pero al fin pude ver la gravedad de mis heridas.
Tenía gran parte de la espalda quemada y aunque parecían leves había una mayor en el centro de ésta, que tenía que ser la que me tiraba de la piel al estirarme y la que realmente me molestaba, dejaría marca pero eso no me importaba. Estábamos vivos y era lo más importante.
La joven antes de seguir hablandome cogió distancia y me pareció que a ella también le había perturbado la cercanía, pero hizo un gesto de burla y siguió informándome.
Al parecer una vez que quité la influencia de Steve pudo con los otros cuatro garrulos fácilmente, lo cual no dudaba, pero que se encontró con el tal Jack. Me contó que también era un usuario y la pelea que tuvo con él. No pude evitar sonreír ya que parecía quitarse méritos así misma mientras lo contaba, aunque al final me pareció que ocultaba algo, pero no le dí importancia puesto que siguió respondiéndome a las otras preguntas.
Según le habían informado a Alex los tipos si eran revolucionarios, unos altos cargos buscados por varios delitos. No me extrañaba, ya que el puto Steve era usuario de un poder temible, aunque ya no daría más problemas.
La siguiente parte de la conversación me molestó bastante. No me parecía justo llevarme todo el mérito y las excusas que usó no me parecían correctas. Ella sóla había derrotado a cinco tipos y aunque hablaba de "potra", yo no lo veía así, puesto que sólo con suerte no había ganado, sino que hizo gala de su astucia y pericia. Así se lo transmití, pero no me oyó o hizo oídos sordos al tema. Yo pensaba que era un desperdicio que un talento así se desperdiciase quedándose como iniciada, pero al escuchar que había una mala noticia escuché atentamente.
Temía que uno de mis miedos se hubiesen hecho realidad y que el tejado que había volado se había llevado algún inocente, aunque para mi tranquilidad sólo era que habían tenido que cerrar durante un tiempo la tienda que fuímos a evitar que desbalijaran, pero eso no me preocupaba.
Ahora me tocaba relatar lo que me había sucedido, asique empecé por el principio. Conté como había visto algo extraño en su combate con los cuatro y que subí a los tejados pensando que desde allí tendría mejor visión de los ángulos muertos. Relaté como lo había visto y de como le golpeé pillándole desprevenido y así dejándole inútil un brazo. Omití las amenazas y despropósitos de Steve y me centré en contarle lo frustante que había sido intentar cada movimiento o técnica que conocía contra él para que nada funcionase y que dadas las cirscunstancias sólo quedaba por hacer algo drástico. Entonces le comenté las cavilaciones que hice sobre los poderes de Steve, sobre su funcionamiento y limitaciones y que me arriesgé, lo había hecho en parte porque me preocupaba por ella y no quería que la pasara nada, aunque eso me lo guardé para mí, asique seguí preguntándole si recordaba que antes de empezar la misión yo había vuelto a la base a por algo, y que ése algo había sido un poco de explosivo plástico, que menos mal que había cogido. Ya por último le conté la finguida rendición que hice tras los descubrimientos que hice durante el combate y cómo había logrado que se acercase al explosivo, terminé desarrollando el cómo había salido volando por los aires aún usando mis habilidades y ya lo siguiente era estar aquí.
Esperaría su respuesta para luego invitarla a celebrarlo, me negaría a aceptar un no por respuesta, ya que realmente nos lo habíamos ganado, aunque antes de ir a ningún lado iría a buscar algo de ropa y a mi compañero Croc, sabía que estaría bien, pero no era mi único propósito. Estaba dispuesto a hacer un pequeño "informe" sobre lo sucedido para el tipo del puro. No quería poner a mi compañera en un compromiso, así que no la desmentiría, pero escribiría sobre las grandes cualidades de la chica y que la avalaba personalmente para cualquier encargo, que tenía un gran potencial y que sería un desperdició manteniéndola como iniciada por mucho más tiempo, aunque por último y no menos importante, pediría que la recompensa de Jack se la llevase ella íntegramente. Decía que no quería ascender y aunque yo tuviese reparos al respecto, era su decisión, pero seguro que unos ingresos extras le vendrían muy bien, claro está que a ella no le iba a informar de que ponía en el papel, pero la próxima vez que nos viésemos ya se quejaría si quería.
Tenía gran parte de la espalda quemada y aunque parecían leves había una mayor en el centro de ésta, que tenía que ser la que me tiraba de la piel al estirarme y la que realmente me molestaba, dejaría marca pero eso no me importaba. Estábamos vivos y era lo más importante.
La joven antes de seguir hablandome cogió distancia y me pareció que a ella también le había perturbado la cercanía, pero hizo un gesto de burla y siguió informándome.
Al parecer una vez que quité la influencia de Steve pudo con los otros cuatro garrulos fácilmente, lo cual no dudaba, pero que se encontró con el tal Jack. Me contó que también era un usuario y la pelea que tuvo con él. No pude evitar sonreír ya que parecía quitarse méritos así misma mientras lo contaba, aunque al final me pareció que ocultaba algo, pero no le dí importancia puesto que siguió respondiéndome a las otras preguntas.
Según le habían informado a Alex los tipos si eran revolucionarios, unos altos cargos buscados por varios delitos. No me extrañaba, ya que el puto Steve era usuario de un poder temible, aunque ya no daría más problemas.
La siguiente parte de la conversación me molestó bastante. No me parecía justo llevarme todo el mérito y las excusas que usó no me parecían correctas. Ella sóla había derrotado a cinco tipos y aunque hablaba de "potra", yo no lo veía así, puesto que sólo con suerte no había ganado, sino que hizo gala de su astucia y pericia. Así se lo transmití, pero no me oyó o hizo oídos sordos al tema. Yo pensaba que era un desperdicio que un talento así se desperdiciase quedándose como iniciada, pero al escuchar que había una mala noticia escuché atentamente.
Temía que uno de mis miedos se hubiesen hecho realidad y que el tejado que había volado se había llevado algún inocente, aunque para mi tranquilidad sólo era que habían tenido que cerrar durante un tiempo la tienda que fuímos a evitar que desbalijaran, pero eso no me preocupaba.
Ahora me tocaba relatar lo que me había sucedido, asique empecé por el principio. Conté como había visto algo extraño en su combate con los cuatro y que subí a los tejados pensando que desde allí tendría mejor visión de los ángulos muertos. Relaté como lo había visto y de como le golpeé pillándole desprevenido y así dejándole inútil un brazo. Omití las amenazas y despropósitos de Steve y me centré en contarle lo frustante que había sido intentar cada movimiento o técnica que conocía contra él para que nada funcionase y que dadas las cirscunstancias sólo quedaba por hacer algo drástico. Entonces le comenté las cavilaciones que hice sobre los poderes de Steve, sobre su funcionamiento y limitaciones y que me arriesgé, lo había hecho en parte porque me preocupaba por ella y no quería que la pasara nada, aunque eso me lo guardé para mí, asique seguí preguntándole si recordaba que antes de empezar la misión yo había vuelto a la base a por algo, y que ése algo había sido un poco de explosivo plástico, que menos mal que había cogido. Ya por último le conté la finguida rendición que hice tras los descubrimientos que hice durante el combate y cómo había logrado que se acercase al explosivo, terminé desarrollando el cómo había salido volando por los aires aún usando mis habilidades y ya lo siguiente era estar aquí.
Esperaría su respuesta para luego invitarla a celebrarlo, me negaría a aceptar un no por respuesta, ya que realmente nos lo habíamos ganado, aunque antes de ir a ningún lado iría a buscar algo de ropa y a mi compañero Croc, sabía que estaría bien, pero no era mi único propósito. Estaba dispuesto a hacer un pequeño "informe" sobre lo sucedido para el tipo del puro. No quería poner a mi compañera en un compromiso, así que no la desmentiría, pero escribiría sobre las grandes cualidades de la chica y que la avalaba personalmente para cualquier encargo, que tenía un gran potencial y que sería un desperdició manteniéndola como iniciada por mucho más tiempo, aunque por último y no menos importante, pediría que la recompensa de Jack se la llevase ella íntegramente. Decía que no quería ascender y aunque yo tuviese reparos al respecto, era su decisión, pero seguro que unos ingresos extras le vendrían muy bien, claro está que a ella no le iba a informar de que ponía en el papel, pero la próxima vez que nos viésemos ya se quejaría si quería.
Alexandra Silvercat
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Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Escuché atentamente su parte de la historia, y aunque su enemigo tuviese un poder simple, monótono y que convertía la pelea en algo un poco aburrido, Tobías hizo un esfuerzo por darle emoción describiendo lo poderoso que le parecía. Yo no lo desmentí, pues había sufrido de primera mano los efectos de su maldita habilidad, aunque sí que me extrañaron un poco algunos detalles de su versión de los hechos. Por ejemplo, ¿qué razón había tenido para ir a buscar un explosivo, justamente si no tenía intención de utilizarlo en área metropolitana? Bueno, no lo juzgaría ya que eso nos había salvado la vida, y lo mismo tenía una razón de peso. Pero, ¿cómo fue que su enemigo no pudo ver el explosivo al acercarse? Desconozco los detalles de su tamaño, pero dada la potencia de la explosión asumí que muy pequeño no sería. Tal vez fuera la oscuridad de la noche, o tal vez sí que lo vio y entró en pánico, causando su propia muerte... Pequeños detalles como aquellos me dejaron una sombra de duda en la mente, pero no le dí más importancia y me alegré de que hubiéramos cumplido ambos con nuestro cometido.
Luego me pidió que saliéramos a celebrarlo juntos, y yo quise objetar que aún no estaba recuperado del todo, pero hizo caso omiso y no escuchó ni una palabra. Suspiré exasperada, pero también sonreí de lado. Aquel hombre me recordaba un poco a mí misma en cuanto a tozudez se refería, y seguro que eso me traería problemas en el futuro. Por ahora, tocaría hacer mi parte y disfrutar del momento.
Acabamos tomándonos unas bebidas en el bar de mi amigo, el cual se alegró mucho de que estuviera sana y salva... bueno, en su mayor parte. Lisa también me felicitó, aunque no supiera muy bien por qué y lo hubiera hecho solamente por imitar al hombre. No recuerdo lo que se pidió Tobías, pero yo disfruté de un fresquito batido de fresa. Me pareció irónico que todo terminara de nuevo como empezó, pero no estaba triste:
Seguramente volvería a coincidir con esa gente en el futuro de nuevo. Estaba convencida de ello.
Luego me pidió que saliéramos a celebrarlo juntos, y yo quise objetar que aún no estaba recuperado del todo, pero hizo caso omiso y no escuchó ni una palabra. Suspiré exasperada, pero también sonreí de lado. Aquel hombre me recordaba un poco a mí misma en cuanto a tozudez se refería, y seguro que eso me traería problemas en el futuro. Por ahora, tocaría hacer mi parte y disfrutar del momento.
Acabamos tomándonos unas bebidas en el bar de mi amigo, el cual se alegró mucho de que estuviera sana y salva... bueno, en su mayor parte. Lisa también me felicitó, aunque no supiera muy bien por qué y lo hubiera hecho solamente por imitar al hombre. No recuerdo lo que se pidió Tobías, pero yo disfruté de un fresquito batido de fresa. Me pareció irónico que todo terminara de nuevo como empezó, pero no estaba triste:
Seguramente volvería a coincidir con esa gente en el futuro de nuevo. Estaba convencida de ello.
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