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Aix… Lindo descanso después de un duro día de trabajo. Acabas de estar comentando sin parar los combates, viendo cómo la sangre salpica al público y cómo se matan los unos a los otros. Divertido. ¿Verdad? La cuestión es que tienes la boca seca, necesitas ir a beber algo y es la hora del descanso. Todos los participantes están reposando. ¿Por qué tú no? Puedes ver que incluso el público se están acercando a los puestos de perritos calientes y de bebidas. A lo lejos puedes ver un bar y, oye, esos tickets de comida y bebida te irán bien. Ya que aún no te han pagado, al menos comerás gratis. Puedes ver que es un pequeño bar colorido, con toques llamativos y afuera hay una terraza con tres mesas y sus sillas correspondientes. Por desgracia dentro está lleno, y tan sólo podrías comer de pie, pero fuera hay una mesa libre. Puedes ver que el club de okamas ocupa toda la sala de dentro, así que al menos no te molestarán. Puedes ver que hay un pequeño cartel fuera con el menú del día. De primero hay espaguetis a la carbonara y de segundo un bistec con patatas. De beber puedes pedir un refresco, o un poco de vino. De postre hay tarta de queso o de fresa.
Te sientas en la mesa ya que te sientes hambriento y sediento, pides lo que quieres al camarero y esperas. Mientras estás sentados puedes escuchar ruidos extraños, un alboroto. Al parecer hay marines y agentes del gobierno correteando por todo el lugar en busca de un tal... ¿Sed? ¿Med? ¿Pek? ¿Zen? ¿Qué será lo que está ocurriendo? Parecen hablar de uno de los participantes, el asesino de las sombras, Zed. Puedes ver que los que corres son simples novatos, reclutas de poca monta, cualquiera lo podría hacer mejor que ellos. Puedes hacer dos cosas, ayudarlos a encontrar al asesino y tal vez así te den más tickets de restaurante (aunque te quedarías con hambre, ya que no comerías) o esperar a que te traigan la comida y disfrutar de un exquisito manjar.
Te sientas en la mesa ya que te sientes hambriento y sediento, pides lo que quieres al camarero y esperas. Mientras estás sentados puedes escuchar ruidos extraños, un alboroto. Al parecer hay marines y agentes del gobierno correteando por todo el lugar en busca de un tal... ¿Sed? ¿Med? ¿Pek? ¿Zen? ¿Qué será lo que está ocurriendo? Parecen hablar de uno de los participantes, el asesino de las sombras, Zed. Puedes ver que los que corres son simples novatos, reclutas de poca monta, cualquiera lo podría hacer mejor que ellos. Puedes hacer dos cosas, ayudarlos a encontrar al asesino y tal vez así te den más tickets de restaurante (aunque te quedarías con hambre, ya que no comerías) o esperar a que te traigan la comida y disfrutar de un exquisito manjar.
Krieg
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"Válido para 1 Almuerzo”. Rojo. "Válido para 1 cena”. Azul. Supongo que la especificidad les permitirá aprovechar la gente que se olvida de usarlos... aunque es un malgasto de papel y tinta. Quizás deberían haberse limitado a imprimir una fecha en cada uno y una hora... supongo que el marketing explicaría la lógica de esta decisión.
Los pasillos del coliseo van calmando su bullicio mientras muchos salen a comer hacia sus hogares, bien sean de piedra o de madera flotante; otros se quedan aprovechando los puestos posicionados estratégicamente, y el hambre les hace olvidar la injusticia de tales precios.
Me limito a seguir los carteles sobre el empedrado. Cafetería.
Mis pasos se detienen justo antes de entrar a la misma, demasiados okamas… no podía permitirme perder mi valioso tiempo disculpando sus posibles, y por experiencia probables, actitudes hacia mí. Hay una solución, en la propia estructura hay un pequeño camino que bordea las mesas cuya meta es una terraza anexa donde los motivos coloridos de las mesas se asemejan a la barra azulada. Sin duda se trataba de un anexo para que las gentes del exterior del coliseo (posiblemente cuando no hubiera tales eventos) pudieran llegar al establecimiento.
Descubrí mi cabeza del sombrero, sujetándolo para interceptar toda mirada hacia mi rostro mientras con paso apresurado cruzaba la estancia hacia mi futuro asiento, una mirada se cruzó en esta incursión pero por suerte no se trataba de uno de los clientes.
Me senté de espaldas al sol, empezando a desvestirme de mis pesadas ropas. Había sido una imprudencia por mi parte no consultar la climatología de esta isla, que dista mucho de mi húmedo hogar. No se volverá a repetir.
Una figura que no estaba ahí...
- Buenas tardes. ¿Qué quiere usté’ para comer? Tenemos choquitos, gambas, unas papitas ali-oli- era un rápido y diligente muchacho de tez oscura y pelo engominado, se balanceaba sobre sus pies en un nervioso gesto y giraba el bolígrafo sobre sus dedos con la destreza del no pensar.- Uy, y tenemos una paellita bien rica.
Metí la mano en el bolsillo de mi zaíno traje, el cual ya empezaba a calentarse, extraje los tickets para darle sólo el carmesí.
No tenía ninguna referencia del lugar, no podía discernir la calidad de la comida o el balance de los nutrientes…
- También tenemos un menú…- dijo cogiendo el ticket para comprobar su validez mientras señalaba con su instrumento de escritura hacia una pizarra caída en el suelo.
- Eso estará bien.- pude notar cierto amargor en su cara , era poco probable que alguien que pagara con un cupón dejara propina.
- Ahora mismito te lo traigo “pisha”.- se marchó tan rápido como hubo aparecido. ¿Qué significaba tal apodo? ¿Era una referencia a mi sexo? Quizás era un acortamiento para muchacho… la línea de pensamiento quedó interrumpida por su súbito regreso.
- Oye que con la tontería se me ha ido. A ver. ¿Refresco o vino tinto? Que te lo recomiendo que está bueno, bueno eh. Y tenemos o tartita de queso echa por la Toñi, o de fresa de medio máquina… que no te recomiendo no está muy buena.
- Tinto y queso…
- Peeerfecto.- volvió a marcharse con una sonrisa en los labios, habría conseguido quitarse los platos que habían sobrado de la producción; no hubiera insistido tan sutilmente de no ser así.
Aflojo mi corbata en un vano intento por traspirar, hay un toldo, pero dudo que lo echen sólo para mí, mi sombrero se convierte en un sustitutivo por ahora suficiente de un abanico.
La arquitectura del lugar destaca por el aprovechamiento natural de las pendientes de la isla; blancos techos estampados de diseños simétricos rojos y azules provocan la unificación del estilo permitiendo aun así discernir un edificio de otro.
Pero mis ojos no admiran la cultura del lugar, más bien se fijan en el continuo hormigueo de agentes de la justicia.
Se supone que la paz reinaba durante el evento… y nadie lo suficientemente inteligente se atrevería a quebrar esta paz…
Los agitados grupos dejaban palabras al aire que se desvanecen con su paso. “Asesino”, “Atrapar” y numerosos insultos contra aquel ignoto que les había arrebatado su descanso… la marcialidad de las patrullas era nula, su voluntad mínima, pero la población necesitaba sentirse segura, y un uniforme, independientemente del papanatas que lo lleve, proporciona esta sensación… que queda en sólo eso, una sensación.
Por fin el objetivo pasa de ser sólo un monosílabo donde reina la E a uno coincidente con la lista de concursantes: Zed, el asesino de las sombras… y aunque el apodo registrado daba cierta información de su modus operandi aún quedaban demasiadas incógnitas.
- ¿Menudo revuelo, verdad?- su discreción es mortal. Podría ser él mismo ese asesino, le pegaría bastante. Dejó la bandeja sobre la mesa- Hay que ver la que se ha montado por el pavo de la armadura… parecía un ninja y todo… quizá más metálico de lo que debería… yo prefiero al ninja Hattori.
- ¿Quién?- arqueé la ceja mientras observaba el menú. Un pequeño entrante de espaguetis a la carbonara, un bistec mediano acompañado por una cantidad de patatas fritas que lo sobrepasaba en tamaño, un trozo de tarta cuyo tamaño la hacía parecer más el tamaño principal y una copa colmada de vino.
- Ya sabes, el ninja Hattori. – dijo con naturalidad, para empezar a canturrear la que parecía ser su sintonía.- Saltando montañas, atravesando valles, a nuestra ciudad llegó el ninja Hattori, a nuestra ciudad llegó…- varió su tono,ofendido por mi desconocimiento - Es un… héroe de mis tiempos mozos… ¿pero tu dónde vives, bajo un puente? Ya me estoy arrepintiendo de haberte echado más vino…
Parecía que representaba una figura importante para él… de ahí tal desprecio. Ahora que disponía de más información… quizás podría poner en práctica lo aprendido en el torneo.
- ¿Pero cómo demonios puedes no conocer al ninja Hattori? Sus ojos son grandes y no dejan de brillar- parecía que la canción había tomado una mezcla con su ira.
Tendría que buscar al susodicho, y antes lo hiciera mejor. Empecé a cortar el bistec con total tranquilidad ante los iracundos comentarios del camarero, que había perdido toda compostura.
- Lleva sandalias y no se cansa jamás. ¡Miles de cadenas preparadas para usar! ¡A sus espaldas una espada ninja siempre va! TIRA SU ARO Y SIN FALLAR.- apretaba el borde de la mesa con frustración.
Teniendo la carne ya cortada podía llevar a cabo la primera parte de mi plan.
Vertí el contenido del segundo plato sobre el primero, la bebida y por último el postre sobre éste, mezclando y machacando con el tenedor para lograr la homogeneidad del amalgama.
La ira pasó a estupefacción.
- Siento no conocerle, parece alguien realmente…- hundí la cuchara sobre mi menú – asombroso…- introduje el cargado cubierto en mi boca.
- ¿Qué coñ…- se tapó la boca mientras un estertor emergió de su estómago, pero no parecía que su estómago ansiara por recibir algo, más bien quería expulsarlo.
Tragué, y eso fue suficiente para que se marchara.
Ahora que tenía un único plato era el momento de la segunda fase. Entre bocados recogí mis cosas para luego sostener con la izquierda el plato pegado al cuerpo, su axila sostenía mis pesadas ropas; en diestra la cuchara y en la testa el sombrero.
Comencé a investigar las inmediaciones del coliseo, poco a poco y debido al sol una idea se hacía cada vez más hueco en mi cerebro, debía buscar sombras… era el lugar más probable de encontrar a mi presa y alejarme de la influencia del astro evitaría mi cocción.
OFF: Amalgama me pone que es tal que "LA amalgama" "de LA amalgama". Pero como con águila no creo que debiera ser así. Lo pongo como si fuera la regla como con águila porque la verdad que De la amalgama suena fatalmentemal, así que uso DEL. y el amalgama.
Los pasillos del coliseo van calmando su bullicio mientras muchos salen a comer hacia sus hogares, bien sean de piedra o de madera flotante; otros se quedan aprovechando los puestos posicionados estratégicamente, y el hambre les hace olvidar la injusticia de tales precios.
Me limito a seguir los carteles sobre el empedrado. Cafetería.
Mis pasos se detienen justo antes de entrar a la misma, demasiados okamas… no podía permitirme perder mi valioso tiempo disculpando sus posibles, y por experiencia probables, actitudes hacia mí. Hay una solución, en la propia estructura hay un pequeño camino que bordea las mesas cuya meta es una terraza anexa donde los motivos coloridos de las mesas se asemejan a la barra azulada. Sin duda se trataba de un anexo para que las gentes del exterior del coliseo (posiblemente cuando no hubiera tales eventos) pudieran llegar al establecimiento.
Descubrí mi cabeza del sombrero, sujetándolo para interceptar toda mirada hacia mi rostro mientras con paso apresurado cruzaba la estancia hacia mi futuro asiento, una mirada se cruzó en esta incursión pero por suerte no se trataba de uno de los clientes.
Me senté de espaldas al sol, empezando a desvestirme de mis pesadas ropas. Había sido una imprudencia por mi parte no consultar la climatología de esta isla, que dista mucho de mi húmedo hogar. No se volverá a repetir.
Una figura que no estaba ahí...
- Buenas tardes. ¿Qué quiere usté’ para comer? Tenemos choquitos, gambas, unas papitas ali-oli- era un rápido y diligente muchacho de tez oscura y pelo engominado, se balanceaba sobre sus pies en un nervioso gesto y giraba el bolígrafo sobre sus dedos con la destreza del no pensar.- Uy, y tenemos una paellita bien rica.
Metí la mano en el bolsillo de mi zaíno traje, el cual ya empezaba a calentarse, extraje los tickets para darle sólo el carmesí.
No tenía ninguna referencia del lugar, no podía discernir la calidad de la comida o el balance de los nutrientes…
- También tenemos un menú…- dijo cogiendo el ticket para comprobar su validez mientras señalaba con su instrumento de escritura hacia una pizarra caída en el suelo.
- Eso estará bien.- pude notar cierto amargor en su cara , era poco probable que alguien que pagara con un cupón dejara propina.
- Ahora mismito te lo traigo “pisha”.- se marchó tan rápido como hubo aparecido. ¿Qué significaba tal apodo? ¿Era una referencia a mi sexo? Quizás era un acortamiento para muchacho… la línea de pensamiento quedó interrumpida por su súbito regreso.
- Oye que con la tontería se me ha ido. A ver. ¿Refresco o vino tinto? Que te lo recomiendo que está bueno, bueno eh. Y tenemos o tartita de queso echa por la Toñi, o de fresa de medio máquina… que no te recomiendo no está muy buena.
- Tinto y queso…
- Peeerfecto.- volvió a marcharse con una sonrisa en los labios, habría conseguido quitarse los platos que habían sobrado de la producción; no hubiera insistido tan sutilmente de no ser así.
Aflojo mi corbata en un vano intento por traspirar, hay un toldo, pero dudo que lo echen sólo para mí, mi sombrero se convierte en un sustitutivo por ahora suficiente de un abanico.
La arquitectura del lugar destaca por el aprovechamiento natural de las pendientes de la isla; blancos techos estampados de diseños simétricos rojos y azules provocan la unificación del estilo permitiendo aun así discernir un edificio de otro.
Pero mis ojos no admiran la cultura del lugar, más bien se fijan en el continuo hormigueo de agentes de la justicia.
Se supone que la paz reinaba durante el evento… y nadie lo suficientemente inteligente se atrevería a quebrar esta paz…
Los agitados grupos dejaban palabras al aire que se desvanecen con su paso. “Asesino”, “Atrapar” y numerosos insultos contra aquel ignoto que les había arrebatado su descanso… la marcialidad de las patrullas era nula, su voluntad mínima, pero la población necesitaba sentirse segura, y un uniforme, independientemente del papanatas que lo lleve, proporciona esta sensación… que queda en sólo eso, una sensación.
Por fin el objetivo pasa de ser sólo un monosílabo donde reina la E a uno coincidente con la lista de concursantes: Zed, el asesino de las sombras… y aunque el apodo registrado daba cierta información de su modus operandi aún quedaban demasiadas incógnitas.
- ¿Menudo revuelo, verdad?- su discreción es mortal. Podría ser él mismo ese asesino, le pegaría bastante. Dejó la bandeja sobre la mesa- Hay que ver la que se ha montado por el pavo de la armadura… parecía un ninja y todo… quizá más metálico de lo que debería… yo prefiero al ninja Hattori.
- ¿Quién?- arqueé la ceja mientras observaba el menú. Un pequeño entrante de espaguetis a la carbonara, un bistec mediano acompañado por una cantidad de patatas fritas que lo sobrepasaba en tamaño, un trozo de tarta cuyo tamaño la hacía parecer más el tamaño principal y una copa colmada de vino.
- Ya sabes, el ninja Hattori. – dijo con naturalidad, para empezar a canturrear la que parecía ser su sintonía.- Saltando montañas, atravesando valles, a nuestra ciudad llegó el ninja Hattori, a nuestra ciudad llegó…- varió su tono,ofendido por mi desconocimiento - Es un… héroe de mis tiempos mozos… ¿pero tu dónde vives, bajo un puente? Ya me estoy arrepintiendo de haberte echado más vino…
Parecía que representaba una figura importante para él… de ahí tal desprecio. Ahora que disponía de más información… quizás podría poner en práctica lo aprendido en el torneo.
- ¿Pero cómo demonios puedes no conocer al ninja Hattori? Sus ojos son grandes y no dejan de brillar- parecía que la canción había tomado una mezcla con su ira.
Tendría que buscar al susodicho, y antes lo hiciera mejor. Empecé a cortar el bistec con total tranquilidad ante los iracundos comentarios del camarero, que había perdido toda compostura.
- Lleva sandalias y no se cansa jamás. ¡Miles de cadenas preparadas para usar! ¡A sus espaldas una espada ninja siempre va! TIRA SU ARO Y SIN FALLAR.- apretaba el borde de la mesa con frustración.
Teniendo la carne ya cortada podía llevar a cabo la primera parte de mi plan.
Vertí el contenido del segundo plato sobre el primero, la bebida y por último el postre sobre éste, mezclando y machacando con el tenedor para lograr la homogeneidad del amalgama.
La ira pasó a estupefacción.
- Siento no conocerle, parece alguien realmente…- hundí la cuchara sobre mi menú – asombroso…- introduje el cargado cubierto en mi boca.
- ¿Qué coñ…- se tapó la boca mientras un estertor emergió de su estómago, pero no parecía que su estómago ansiara por recibir algo, más bien quería expulsarlo.
Tragué, y eso fue suficiente para que se marchara.
Ahora que tenía un único plato era el momento de la segunda fase. Entre bocados recogí mis cosas para luego sostener con la izquierda el plato pegado al cuerpo, su axila sostenía mis pesadas ropas; en diestra la cuchara y en la testa el sombrero.
Comencé a investigar las inmediaciones del coliseo, poco a poco y debido al sol una idea se hacía cada vez más hueco en mi cerebro, debía buscar sombras… era el lugar más probable de encontrar a mi presa y alejarme de la influencia del astro evitaría mi cocción.
OFF: Amalgama me pone que es tal que "LA amalgama" "de LA amalgama". Pero como con águila no creo que debiera ser así. Lo pongo como si fuera la regla como con águila porque la verdad que De la amalgama suena fatalmentemal, así que uso DEL. y el amalgama.
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Te adentras en un callejón oscuro sin salida, las gradas tapan los rayos de sol que podrían entrar. Notas la adrenalina correr por tus venas, aquella deliciosa comida y extraña mezcla ha hecho que tu cuerpo esté lleno de energías. Notas ganas de correr, de saltar, incluso puedes llegar a pensar que puedes volar. ¿Será eso cierto? Por si acaso yo no lo probaría. Escuchas a niños correr por la calle más próxima, cantando canciones infantiles con un tono extraño. La voz de dichos niños provoca que haya eco en donde te encuentras. "Uno, dos; Ven a correr. Tres, cuatro; La sombra se mueve. Cinco, séis; Estoy detrás tuyo." De pronto, tras esas voces infantiles notas cómo hay algo a tu espalda, te giras pero no ves nada, tan solo una masa oscura en el suelo. Esa especie de mancha enorme de café comienza a salir del suelo, tomando forma. ¿Qué será? Es como si el suelo se transformara en algo tétrico, típico de toda película de terror fantástico.
Notas que es una especie de casco samurai, que a medida que va saliendo del suelo, va tomando forma. Parece la forma de un humano con armadura plateada, con una especie de bufanda roja y a su cintura, un pañuelo color carmesí, como la sangre misma. Dos enormes cuchillas en cada brazo y una especie de Shuriken gigante a la espalda. De pronto, una voz ronca y sonora sale desde el casco. Es más, el tono está como modificado, recordando a la voz de un robot. ¿Será humano?
- Una nueva víctima para mí.
Aquel humano extraño con poderes lanza un corte directo a tu zona abdominal con las cuchillas de su brazo derecho. Su intención es rajarte como si te hicieses un seppuku a ti mismo, intentando clavarte primero los filos para moverlos hacia tu lado derecho, rajando tu estómago. ¿Estarás dispuesto a pelear? ¿Es posible que sea el asesino que buscan? Aunque, este parece más bajo de lo que aparentaba en el toneo, es más, tan sólo mide un metro setenta, y si llega.
Notas que es una especie de casco samurai, que a medida que va saliendo del suelo, va tomando forma. Parece la forma de un humano con armadura plateada, con una especie de bufanda roja y a su cintura, un pañuelo color carmesí, como la sangre misma. Dos enormes cuchillas en cada brazo y una especie de Shuriken gigante a la espalda. De pronto, una voz ronca y sonora sale desde el casco. Es más, el tono está como modificado, recordando a la voz de un robot. ¿Será humano?
- Una nueva víctima para mí.
Aquel humano extraño con poderes lanza un corte directo a tu zona abdominal con las cuchillas de su brazo derecho. Su intención es rajarte como si te hicieses un seppuku a ti mismo, intentando clavarte primero los filos para moverlos hacia tu lado derecho, rajando tu estómago. ¿Estarás dispuesto a pelear? ¿Es posible que sea el asesino que buscan? Aunque, este parece más bajo de lo que aparentaba en el toneo, es más, tan sólo mide un metro setenta, y si llega.
- Zed:
Es un asesino nivel 18 con unos extraños poderes, capaces de fundirse con el suelo.
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Poco a poco el contenido del plato iba desapareciendo, cucharada a cucharada aquel menú se había fundido en uno sólo formando un líquido lechoso y amarillento, y como el pus con el que compartía el color presentaba también varias texturas.
Los bocados no formaban un conjunto homogeneizado, la nata hacía flotar aquellos trozos de pasta, y la textura limosa se veía perturbada de vez en cuando con los trozos fibrosos de filetes y las patatas deshechas formando grumos en la argamasa; la acidez del postre iniciaba para verse licuada en la mezcla dejando un regusto dulce hasta el fondo de la garganta.
El perímetro iba siendo explorado al mismo ritmo y medida que el estómago recibía su extraño alimento, lenta pero pausadamente. Entre calles de grandes arcos y floridos geranios por fin encontré un lugar que satisfacía mi cuadro de búsqueda; el callejón se adentraba en la piedra ocultando toda luz, era un lugar fresco y sin duda una buena guarida… quizás en su interior podría encontrar al asesino.
Los pasos descargaron su eco en las paredes, el ruido de las calles cesó en su barullo por el aislamiento natural de la zona. Respiré hondo mientras el sudor de mi frente se enfriaba aliviando la pegajosa temperatura de aquella isla.
“Uno dos, ven a correr”- La voz de niños jugando en sus correteos en una calle adyacente… ¿qué clase de tutores dejarían a sus hijos salir con éste peligro suelto… con la visión de los agentes por la ciudad… “Tres, cuatro; La sombra se mueve.” A no ser…”Cinco, séis; Estoy detrás tuyo.”
Me giré desplazando la punta de mi pie derecho en un rápido desgaste por las losas, mis manos se desplazaron en el movimiento soltando aquel plato que se precipitaba contra el suelo en búsqueda de alguna de mis dagas, los dedos se abrian su camino hasta el bolsillo de la doblada y pesada prenda con espasmódica dificultad.
Una masa oscura informe en el suelo descansa entre los restos de platos fragmentados, de apariencia lúgrube y viscosa la mancha es sin duda producto de un poder inhumano.
Lección de Torneo: Las frutas son comunes. El mundo está lleno de cosas previamente catalogadas como imposibles.
Mis manos buscan con nerviosismo entre los pliegues ¿Dónde demonios está el bolsillo? Necesito un arma más apropiada.
El casco emerge primero, enfundado en una bufanda roja, y tras él los hombros. Sus brazos están posicionados en una cruz sobre el pecho… una armadura plateada completa pero aun así lo suficientemente ligera como para que no le impidiera realizar su macabro trabajo. Las armas se hacen pronto patentes, los guanteletes han sido engarzados con dos enormes cuchillas y en su espalda la estructura circular convierte al objeto parcialmente oculto en algún tipo de proyectil.
Mi mano se cierra sobre el mango mientras del casco emerge una voz zumbante y con un deje metálico.
- Una nueva víctima para mí.- ha terminado de formarse, su estructura es pequeña, pero al fin y al cabo es lo que interesa en un maestro del sigilo… aunque parecía que mi adversario usaba más el poder del miedo para anular a sus víctimas. Era una técnica apropiada en la mayoría de los casos… pero no hay miedo en mi corazón, no hay corazón en ese sentido.
Descarga su derecha hacia delante en una puñalada. Pero ese movimiento tiene una clara respuesta.
Lanzo mi rojiza prenda como un mantón sobre él para impedirle ver mis movimientos, me desplazo a mi izquierda para aprovechar el movimiento de su brazo y disponerme allá donde no puede doblarse, una vez allí mi destino es apuñalar su costado con mi mano derecha mientras continuo mi avance cercano a la pared hacia la salida del callejón. No puedo permitirme estar atrapado.
Los bocados no formaban un conjunto homogeneizado, la nata hacía flotar aquellos trozos de pasta, y la textura limosa se veía perturbada de vez en cuando con los trozos fibrosos de filetes y las patatas deshechas formando grumos en la argamasa; la acidez del postre iniciaba para verse licuada en la mezcla dejando un regusto dulce hasta el fondo de la garganta.
El perímetro iba siendo explorado al mismo ritmo y medida que el estómago recibía su extraño alimento, lenta pero pausadamente. Entre calles de grandes arcos y floridos geranios por fin encontré un lugar que satisfacía mi cuadro de búsqueda; el callejón se adentraba en la piedra ocultando toda luz, era un lugar fresco y sin duda una buena guarida… quizás en su interior podría encontrar al asesino.
Los pasos descargaron su eco en las paredes, el ruido de las calles cesó en su barullo por el aislamiento natural de la zona. Respiré hondo mientras el sudor de mi frente se enfriaba aliviando la pegajosa temperatura de aquella isla.
“Uno dos, ven a correr”- La voz de niños jugando en sus correteos en una calle adyacente… ¿qué clase de tutores dejarían a sus hijos salir con éste peligro suelto… con la visión de los agentes por la ciudad… “Tres, cuatro; La sombra se mueve.” A no ser…”Cinco, séis; Estoy detrás tuyo.”
Me giré desplazando la punta de mi pie derecho en un rápido desgaste por las losas, mis manos se desplazaron en el movimiento soltando aquel plato que se precipitaba contra el suelo en búsqueda de alguna de mis dagas, los dedos se abrian su camino hasta el bolsillo de la doblada y pesada prenda con espasmódica dificultad.
Una masa oscura informe en el suelo descansa entre los restos de platos fragmentados, de apariencia lúgrube y viscosa la mancha es sin duda producto de un poder inhumano.
Lección de Torneo: Las frutas son comunes. El mundo está lleno de cosas previamente catalogadas como imposibles.
Mis manos buscan con nerviosismo entre los pliegues ¿Dónde demonios está el bolsillo? Necesito un arma más apropiada.
El casco emerge primero, enfundado en una bufanda roja, y tras él los hombros. Sus brazos están posicionados en una cruz sobre el pecho… una armadura plateada completa pero aun así lo suficientemente ligera como para que no le impidiera realizar su macabro trabajo. Las armas se hacen pronto patentes, los guanteletes han sido engarzados con dos enormes cuchillas y en su espalda la estructura circular convierte al objeto parcialmente oculto en algún tipo de proyectil.
Mi mano se cierra sobre el mango mientras del casco emerge una voz zumbante y con un deje metálico.
- Una nueva víctima para mí.- ha terminado de formarse, su estructura es pequeña, pero al fin y al cabo es lo que interesa en un maestro del sigilo… aunque parecía que mi adversario usaba más el poder del miedo para anular a sus víctimas. Era una técnica apropiada en la mayoría de los casos… pero no hay miedo en mi corazón, no hay corazón en ese sentido.
Descarga su derecha hacia delante en una puñalada. Pero ese movimiento tiene una clara respuesta.
Lanzo mi rojiza prenda como un mantón sobre él para impedirle ver mis movimientos, me desplazo a mi izquierda para aprovechar el movimiento de su brazo y disponerme allá donde no puede doblarse, una vez allí mi destino es apuñalar su costado con mi mano derecha mientras continuo mi avance cercano a la pared hacia la salida del callejón. No puedo permitirme estar atrapado.
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Consigues esquivar el ataque gracias a lanzar tu capa, pero el asesino corta en dos la prenda, haciendo que no tape la visión del todo. Al disponerte en el lado derecho de tu rival consigues asestar una puñalada directo a las costillas. Notas como el cuchillo se hunde con suma facilidad y cuando lo sacas puedes ver un líquido negro salir de la herida. No parece ser sangre. A medida que el líquido se desprende, el asesino cada vez se va haciendo más y más pequeño, hasta que consigue cerrar su herida. La mala suerte para él es que ahora mide un metro de altura y eso le ha quitado fuerza, pero ha aumentado su velocidad.
Lanza dos shurikens de dureza acero directo a tus tobillos para así evitar que escapes. Tras ese ataque, corre hacia ti con una gran velocidad. Se dispone a apuñalar tu espalda por la zona lumbar con sus cuatro cuchillas, las dos de cada mano. Su intención es acabar contigo de una vez por todas, no piensa dejar que te escapes.
Lanza dos shurikens de dureza acero directo a tus tobillos para así evitar que escapes. Tras ese ataque, corre hacia ti con una gran velocidad. Se dispone a apuñalar tu espalda por la zona lumbar con sus cuatro cuchillas, las dos de cada mano. Su intención es acabar contigo de una vez por todas, no piensa dejar que te escapes.
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Puedo ver su rostro girando a través de la abertura que ha abierto en el rojo manto, pero ya es demasiado tarde para él. La hoja se hunde profundamente, debo haber tenido la suerte de deslizar las hojas entre las costillas… pero aun así el tejido era demasiado blando; mis pasos terminan a su espalda mientras giro para enfrentar a mi rival, ahora es él quien está acorralado.
Su altura decrece mientras la herida se cierra, al fin y al cabo la masa tiene que conservarse por ley… ¿Dónde podría conseguir kairoseki? Cada vez se está haciendo más patente la necesidad de éste material… ¿Qué clase de sustancia era en la que se convertía?
A la vez que se gira ejecuta un rápido movimiento de manos, dos proyectiles que giran en el aire… doy un pequeño salto hacia atrás con el pie izquierdo pero aunque retraigo el derecho en el aire para recibir el impacto de la caída de manera equilibrada, éste recibe de lleno el impacto de la cuchilla en la espinilla. Un instante de lacerante dolor, pero mi cuerpo sabe que no hay tiempo.
Cuando toco el suelo me veo obligado a reaccionar, se ha lanzado hacia mí arqueando la espalda y posicionando los brazos estabilizando su centro de masas para luego pinzar mis costados; pronóstico letal.
Sólo se me ocurre una probabilidad de supervivencia, a cierto coste.
Giro mi cabeza hacia la derecha y hacia atrás. Acompaso mi cuerpo en un ligero giro… afianzo los pies en el suelo para tomar un impulso… ¿huir? No.
De desplazarme hacia atrás desplazaría su carga unos pasos más allá, me mataría. Pero alguien que está acostumbrado a cazar a temerosas presas… no esperaría que fueran de frente.
Dos metros, distancia suficiente. Cargo hacia él, posicionando mi izquierda libre adelantada para tomar su antebrazo y evitar el ataque, las piezas no están engarzadas a la mano, no hubiera podido ejecutar su lanzamiento sin mover en arco los brazos, además hubiera sido un diseño ineficiente para el sigilo. La diestra en cambio sube por encima del hombro…
Sacrificaré una puñalada por otra… pero mientras que la suya tiene como objetivo mi costado la mía tiene un objetivo más letal. Grité, tanto de alarma para los alrededores como con el objetivo de aumentar la fuerza del movimiento; no era sólo la cultura popular la que apoyaba mi razonamiento, “La lógica de la ira” por Drexel había realizado un estudio estadístico que cuantificaba el aumento en un 10%, y necesitaba cada percentil.
¿Por qué ibas a llevar una bufanda al cuello? Estaba claro, no había armadura en esa parte, y tiene lógica, de haberla llevado no podría girar la cabeza, sería tremendamente impráctico desde el punto de vista perceptivo…
Tan sólo espero que separar la cabeza de su cuerpo siga la misma facilidad de corte que la anterior herida y la misma lógica que tendría la herida en un cuerpo sin akuma.
De no ser así… al menos perderíamos fuerzas.
PD: El estudio está cuantificado en la realidad, que me da por consultar cosas. xD; al parecer gritar y gruñir aumenta un 10% en la fuerza porque , cito: “La explicación más plausible es que los gruñidos aumentan la potencia de las señales eléctricas que nuestro cerebro envía a los músculos para que se contraigan. Más señales, mayor contracción, mayor fuerza”
Su altura decrece mientras la herida se cierra, al fin y al cabo la masa tiene que conservarse por ley… ¿Dónde podría conseguir kairoseki? Cada vez se está haciendo más patente la necesidad de éste material… ¿Qué clase de sustancia era en la que se convertía?
A la vez que se gira ejecuta un rápido movimiento de manos, dos proyectiles que giran en el aire… doy un pequeño salto hacia atrás con el pie izquierdo pero aunque retraigo el derecho en el aire para recibir el impacto de la caída de manera equilibrada, éste recibe de lleno el impacto de la cuchilla en la espinilla. Un instante de lacerante dolor, pero mi cuerpo sabe que no hay tiempo.
Cuando toco el suelo me veo obligado a reaccionar, se ha lanzado hacia mí arqueando la espalda y posicionando los brazos estabilizando su centro de masas para luego pinzar mis costados; pronóstico letal.
Sólo se me ocurre una probabilidad de supervivencia, a cierto coste.
Giro mi cabeza hacia la derecha y hacia atrás. Acompaso mi cuerpo en un ligero giro… afianzo los pies en el suelo para tomar un impulso… ¿huir? No.
De desplazarme hacia atrás desplazaría su carga unos pasos más allá, me mataría. Pero alguien que está acostumbrado a cazar a temerosas presas… no esperaría que fueran de frente.
Dos metros, distancia suficiente. Cargo hacia él, posicionando mi izquierda libre adelantada para tomar su antebrazo y evitar el ataque, las piezas no están engarzadas a la mano, no hubiera podido ejecutar su lanzamiento sin mover en arco los brazos, además hubiera sido un diseño ineficiente para el sigilo. La diestra en cambio sube por encima del hombro…
Sacrificaré una puñalada por otra… pero mientras que la suya tiene como objetivo mi costado la mía tiene un objetivo más letal. Grité, tanto de alarma para los alrededores como con el objetivo de aumentar la fuerza del movimiento; no era sólo la cultura popular la que apoyaba mi razonamiento, “La lógica de la ira” por Drexel había realizado un estudio estadístico que cuantificaba el aumento en un 10%, y necesitaba cada percentil.
¿Por qué ibas a llevar una bufanda al cuello? Estaba claro, no había armadura en esa parte, y tiene lógica, de haberla llevado no podría girar la cabeza, sería tremendamente impráctico desde el punto de vista perceptivo…
Tan sólo espero que separar la cabeza de su cuerpo siga la misma facilidad de corte que la anterior herida y la misma lógica que tendría la herida en un cuerpo sin akuma.
De no ser así… al menos perderíamos fuerzas.
PD: El estudio está cuantificado en la realidad, que me da por consultar cosas. xD; al parecer gritar y gruñir aumenta un 10% en la fuerza porque , cito: “La explicación más plausible es que los gruñidos aumentan la potencia de las señales eléctricas que nuestro cerebro envía a los músculos para que se contraigan. Más señales, mayor contracción, mayor fuerza”
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Consigue herirte ese ninja extraño, pero entonces tú atacas. Tu arma atraviesa el cuello de ese pequeño hombre hasta separar la cabeza del cuerpo. Por extraño que parezca no sangra, lo único que ves es una extraña masa marrón oscura saliendo del cuello. El cuerpo cae desplomado al suelo y tanto éste como la cabeza se funden con el suelo. Es algo sorprendente, parece que lo has derrotado, que le has ganado. Bueno, tampoco era tan buen rival, o eso parecía. Notas como esta vez hay más manchas en el suelo, una delante de ti y otra detrás, cortándote el paso en ambas direcciones. De pronto de las dos manchas, sale en cada una de nuevo ese tipo. Parece que no están tan fornidos con el anterior, pero dos personas armadas… Pueden contra una. Escuchas una voz tétrica, retumbando por aquel oscuro callejón.
- No puedes contra alguien inmortal, presa.
De pronto el humano de detrás de ti se lanza contra ti, lanzando un corte con su arma derecha directo a tu hombro derecho. El que está delante, intenta hacer lo mismo, con su arma derecha lanzar un corte, pero esta vez a tu hombro izquierdo. Parece que estás acorralado, que no hay salida alguna, que ese puede ser tu final. Aunque tienes una ventaja, estos no son ni tan rápidos ni fuertes como el anterior.
- No puedes contra alguien inmortal, presa.
De pronto el humano de detrás de ti se lanza contra ti, lanzando un corte con su arma derecha directo a tu hombro derecho. El que está delante, intenta hacer lo mismo, con su arma derecha lanzar un corte, pero esta vez a tu hombro izquierdo. Parece que estás acorralado, que no hay salida alguna, que ese puede ser tu final. Aunque tienes una ventaja, estos no son ni tan rápidos ni fuertes como el anterior.
- Spoiler:
Los dos son asesinos lv 8
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Su golpe llega antes, es más rápido… la garra se desliza por mi costado dejando tras de sí un calambre de dolor y la sensación tibia de la sangre; pero no ha llegado todo lo dentro que quería, su cabeza se despega de su cuerpo por mi daga y eso le habrá impedido aplicar toda la fuerza. Aun así… deberé recurrir lo más pronto posible a un médico.
Cae… por fin. Pero cuando cabeza y cuerpo tocan el suelo empiezan a fundirse lentamente. ¿No debería poder usar sus poderes, verdad? Mientras la mancha desaparece en el empedrado aparecen otras dos.
El dúo de figuras sale, más escuálidas que la anterior… ¿se divide? ¿Acaso son marionetas? ¿Dónde está el titiritero? Demasiadas preguntas, poca información, menor tiempo.
Uno atrás, cortando el paso. Otro delante hacia el callejón. Quiere retenerme aquí, si he puesto en peligro su guarida quiere decir que tiene que presentar alguna vulnerabilidad. Si está perdiendo fuerzas y por ello los clones son más débiles quizás pueda aguantar un poco más… si está jugando conmigo ninguna respuesta importa realmente.
- No puedes contra alguien inmortal, presa.- ¿de dónde viene esa voz? El eco hace difícil localizar el origen.
Tuerzo mi cabeza y ligeramente el cuerpo para mantener una posición lateral a ambos, no puedo permitirme perderlos de vista… a más pequeños más velocidad tendrán.
Incorrecto… los clones presentan menor velocidad cuando se lanzan a mí en una simetría especular. Me atacan con sus derechas al hombro más cercano.
Me preparo para enfrentarme al del callejón, mi intención es clara, aprovechar su menor velocidad y fuerza para, tomando con mi izquierda su brazo lanzado empujarle en la carga hacia el otro, dejando así el paso libre para una posible huida. Necesito clavar mis uñas y arañar en el lanzamiento, quizás si saboreo los restos de mi uña antes de que desaparezca pueda saber con qué clase de oscuro elemento estoy tratando.
Podría estar al fondo del oscuro callejón… podría intentar estar defendiendo la posición porque no tiene manera de salir de allí.
Cae… por fin. Pero cuando cabeza y cuerpo tocan el suelo empiezan a fundirse lentamente. ¿No debería poder usar sus poderes, verdad? Mientras la mancha desaparece en el empedrado aparecen otras dos.
El dúo de figuras sale, más escuálidas que la anterior… ¿se divide? ¿Acaso son marionetas? ¿Dónde está el titiritero? Demasiadas preguntas, poca información, menor tiempo.
Uno atrás, cortando el paso. Otro delante hacia el callejón. Quiere retenerme aquí, si he puesto en peligro su guarida quiere decir que tiene que presentar alguna vulnerabilidad. Si está perdiendo fuerzas y por ello los clones son más débiles quizás pueda aguantar un poco más… si está jugando conmigo ninguna respuesta importa realmente.
- No puedes contra alguien inmortal, presa.- ¿de dónde viene esa voz? El eco hace difícil localizar el origen.
Tuerzo mi cabeza y ligeramente el cuerpo para mantener una posición lateral a ambos, no puedo permitirme perderlos de vista… a más pequeños más velocidad tendrán.
Incorrecto… los clones presentan menor velocidad cuando se lanzan a mí en una simetría especular. Me atacan con sus derechas al hombro más cercano.
Me preparo para enfrentarme al del callejón, mi intención es clara, aprovechar su menor velocidad y fuerza para, tomando con mi izquierda su brazo lanzado empujarle en la carga hacia el otro, dejando así el paso libre para una posible huida. Necesito clavar mis uñas y arañar en el lanzamiento, quizás si saboreo los restos de mi uña antes de que desaparezca pueda saber con qué clase de oscuro elemento estoy tratando.
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Consigues pasar de largo de esos dos asesinos, saboreas tus uñas y te das cuenta de algo. Tiene un ligero toque a arena, es cómo si fuera barro. Al pasar de largo ves que tanto las paredes y el suelo por el que pasas está cubierto por una sola mancha. Los dos asesinos que dejaste atrás se han derretido, consumido, pero ahora tienes algo peor. La gran mancha oscura comienza a convertirse en un hombre gigante, de unos casi 7 metros. Antes de que sigas tu camino, posa su pierna delante de ti, tapando el lugar para así no dejarte pasar. De pronto, con las dos cuchillas gigantescas de su brazo derecho, lanza un poderoso corte hacia ti, con intenciones de partirte en dos.
Puedes notar que su velocidad es muy baja, contrastando con su grandiosa fuerza, ya que al pisar el suelo para que no pases, crea un pequeño temblor. Estás acorralado, y ese asesino de armadura plateada, bufanda roja y cuchillas gigantescas parece que no quiere dejarte salir de allí. ¿Tal vez tan sólo sea un juego para él?
Puedes notar que su velocidad es muy baja, contrastando con su grandiosa fuerza, ya que al pisar el suelo para que no pases, crea un pequeño temblor. Estás acorralado, y ese asesino de armadura plateada, bufanda roja y cuchillas gigantescas parece que no quiere dejarte salir de allí. ¿Tal vez tan sólo sea un juego para él?
- Spoiler:
El gigante es un asesino matón de nivel treinta. Cuidado con su fuerza, aunque su velocidad es muy baja puede llegar a hacerte pupita.
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El agarre es efectivo, la desviación de pesos también. Se precipita hacia su imagen especular impacta y empiezan a fundirse con el suelo. Deslizo mi mano sobre mis labios antes de que se esfumen por completo.
Las partículas crujen entre mis dientes al saborearlas, es húmedo y pastoso... algún tipo de tierra húmeda, cieno... barro.
Quizás todo haya acabado...
El suelo está más oscuro... y la salida está mucho más próxima, referencia visual errónea. Las paredes ahora son ladrillo negro. Conclusión...
La enorme figura se alza lentamente de las superficies, en inicio deforme deja una de sus probóscides inferiores impidiendo mi huida.
Retrocedo para estimar su tamaño, rozando con mi pie en el último paso mis rajadas pertenencias, las tomo en una rápida flexión de piernas.
Me he precipitado en mi "heroica" decisión.
El gargantuesco homúnculo se forma. Altura aproximada 7m, ancho ligeramente inferior al hueco; no proporcional, distorsionado.
Lanza su cuerpo en un paso que hace retumbar la calle, atrasa su escoliado hombro y ejecuta el golpe.
Mi cuerpo se tensa en una respuesta primal, salta hacia atrás en una posición más segura,y gracias al instinto consigo sortear el pilar que acaba de hundirse en el suelo . El polvo se levanta y yo sólo alcanzo a ponerme de cuclillas…
Sus deformados ojos muestran cierta diversión… no como la que presentaría un depredador… eso no es realmente diversión, más bien se trata como aquellos niños que les arrancan las alas a las moscas.
Coincido con mi subconsciente, debo correr.
Me giro mientras mis manos buscan con rapidez sus pertenencias, se aferran y los nudillos se desgastan contra la piedra al empujar mis piernas el suelo. Puedo escuchar los pasos en redonda, mis latidos son semicorcheas.
Las partículas crujen entre mis dientes al saborearlas, es húmedo y pastoso... algún tipo de tierra húmeda, cieno... barro.
Quizás todo haya acabado...
El suelo está más oscuro... y la salida está mucho más próxima, referencia visual errónea. Las paredes ahora son ladrillo negro. Conclusión...
La enorme figura se alza lentamente de las superficies, en inicio deforme deja una de sus probóscides inferiores impidiendo mi huida.
Retrocedo para estimar su tamaño, rozando con mi pie en el último paso mis rajadas pertenencias, las tomo en una rápida flexión de piernas.
Me he precipitado en mi "heroica" decisión.
El gargantuesco homúnculo se forma. Altura aproximada 7m, ancho ligeramente inferior al hueco; no proporcional, distorsionado.
Lanza su cuerpo en un paso que hace retumbar la calle, atrasa su escoliado hombro y ejecuta el golpe.
Mi cuerpo se tensa en una respuesta primal, salta hacia atrás en una posición más segura,y gracias al instinto consigo sortear el pilar que acaba de hundirse en el suelo . El polvo se levanta y yo sólo alcanzo a ponerme de cuclillas…
Sus deformados ojos muestran cierta diversión… no como la que presentaría un depredador… eso no es realmente diversión, más bien se trata como aquellos niños que les arrancan las alas a las moscas.
Coincido con mi subconsciente, debo correr.
Me giro mientras mis manos buscan con rapidez sus pertenencias, se aferran y los nudillos se desgastan contra la piedra al empujar mis piernas el suelo. Puedo escuchar los pasos en redonda, mis latidos son semicorcheas.
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Las dos cuchillas se clavan en el suelo mientras que tú tan solo puedes esquivar. Al atravesar el suelo un pequeño terremoto derrumba parte de las paredes, una lluvia de ladrillos inunda la zona, con suerte ninguno te da. El gran asesino gigantesco se dispone a atacar de nuevo. Saca sus cuchillas de la tierra, levantando una pequeña niebla hecha de polvo, dificultando la velocidad. Notas una leve brisa a tu espalda, es la cuchilla que viaja a gran velocidad hacia ti. Está cortando las paredes, viajando horizontalmente hasta llegar a la altura de tu cadera. Quiere partirte en dos, la hoja a destruido todo a su paso, ya ha llegado tu fin. El gran filo se acerca a tu cuerpo a una velocidad desmesurada, está a punto de cortarte pero de pronto se para. Algo ha entorpecido su movilidad, o eso parece. De pronto la gran hoja comienza a consumirse, a caer al suelo como si barro se tratase y con ella, el asesino gigante. Las paredes comienzan a caer y puedes ver que estás en una zona amplia, una plaza.
- ¿Estás bien? - Se escucha una voz en el cielo.
De pronto ves un hombre volando, porta un traje negro y elegante junto a una camisa blanca y una corbata lila oscura. Puedes fijarte que lleva una extraña máscara con pico, y un cabello corto y rubio. Su complexión no es muy fuerte, y tiene unas alas a su espalda. Son de plumas blancas y desciende hasta ponerse a tu altura. - Bueno, he visto tu forma de pelear contra esas cosas. A pesar de estar en desventaja numérica, lo hiciste bien. - Dice con una voz algo aguda.
De pronto aterriza al suelo y se da la vuelta. - Bueno, me has servido de bastante ayuda. ¿Te apetece acompañarme? Podemos hablar de negocios. - Comienza a caminar lentamente mientras pliega sus alas. Acaba en un restaurante en el cual entra y se sienta en la barra del bar, pidiendo un buen whisky con hielo.
- ¿Estás bien? - Se escucha una voz en el cielo.
De pronto ves un hombre volando, porta un traje negro y elegante junto a una camisa blanca y una corbata lila oscura. Puedes fijarte que lleva una extraña máscara con pico, y un cabello corto y rubio. Su complexión no es muy fuerte, y tiene unas alas a su espalda. Son de plumas blancas y desciende hasta ponerse a tu altura. - Bueno, he visto tu forma de pelear contra esas cosas. A pesar de estar en desventaja numérica, lo hiciste bien. - Dice con una voz algo aguda.
De pronto aterriza al suelo y se da la vuelta. - Bueno, me has servido de bastante ayuda. ¿Te apetece acompañarme? Podemos hablar de negocios. - Comienza a caminar lentamente mientras pliega sus alas. Acaba en un restaurante en el cual entra y se sienta en la barra del bar, pidiendo un buen whisky con hielo.
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¿Dónde está? Debería estar aquí. Debería estar en algún sitio.
Otro terremoto, parte de la pared se precipita tras de mí… casi caen en mi espalda. Ahí no acaba todo, la polvareda resultante le sirve de medio para lanzar su poder, puedo ver por el rabillo del ojo como las cuchillas se acercan, se expanden para formar una sola que roza con los bordes del lugar, segmentando la estructura.
Voy a ser cercenado en dos, y por ende a morir. Me arrojo al suelo como última opción y cuando el impacto contra éste termina no hay más movimiento de la hoja… está quieta.
Las paredes, las construcciones y el enorme soldado se desvanecen, grumo a grumo como los castillos llevados por la marea. Una plaza blanca.
- ¿Estás bien?- la voz se cierne sobre mí.
“Error delimitado: No comparar el cambio de arquitectura, ha usado sus poderes para imitar el entorno pero esto podría haberse previsto de haber notado el cambio en las formas de los edificios y los materiales de construcción.”
- No. Tengo heridas en el costado, no son profundas pero debería tratármelas previo que se infecten.- aún dura la sensación de peligro y el dolor se ve remitido, permaneciendo como un escozor sordo.
Miro hacia arriba mientras me levanto, volando veo un ángel de negocios.
Ataviado con un traje negro en contraste con su camisa blanca adornada por el regio color de una corbata, pero no es esto lo más extraño del ángel, no, su rostro está cubierto por una máscara minimalista que recuerda a un ave, sólo asoman los laterales de un recortado rubio. Como cabría esperar de una figura eclesiástica parece más fibroso que fuerte, más largo que ancho.
- Bueno, he visto tu forma de pelear contra esas cosas. A pesar de estar en desventaja numérica, lo hiciste bien.- dice al bajar en sutiles movimientos de las plumas de su espalda. Su voz recuerda a un silbido, quizás sea tan sólo un deje de la máscara, o bien se produzca por alguna de tantas cosas extrañas que pueblan estos mares.
Se da la vuelta plegando sus alas a una postura más cómoda.
- Bueno, me has servido de bastante ayuda. ¿Te apetece acompañarme? Podemos hablar de negocios- mi definición inicial me parece exquisitamente acertada… no espera mi respuesta, porque ya la sabe, y comienza a andar pausadamente.
Me levanto recogiendo mis cosas, palpo los bolsillos para delimitar mis duras posesiones; mantengo mi brazo armado con la daga mientras doy pasos tras él.
Se detiene en un establecimiento cercano, entrando al bar se sienta de inmediato en la barra ordenando al camarero, que vuelve de un estado ausente, un whisky con hielo. Cubro con mis rajadas ropas el dañado costado, no quiero preguntas.
- Agua, por favor, con hielo si no le importa.- pediría un médico… pero la herida puede esperar unas horas. Miro al enmascarado, deberá descubrirse para beber.- ¿Podría concretar esos negocios? Como comprenderá el tiempo es un recurso muy valioso como para malgastarlo, sobretodo en mi situación.
Otro terremoto, parte de la pared se precipita tras de mí… casi caen en mi espalda. Ahí no acaba todo, la polvareda resultante le sirve de medio para lanzar su poder, puedo ver por el rabillo del ojo como las cuchillas se acercan, se expanden para formar una sola que roza con los bordes del lugar, segmentando la estructura.
Voy a ser cercenado en dos, y por ende a morir. Me arrojo al suelo como última opción y cuando el impacto contra éste termina no hay más movimiento de la hoja… está quieta.
Las paredes, las construcciones y el enorme soldado se desvanecen, grumo a grumo como los castillos llevados por la marea. Una plaza blanca.
- ¿Estás bien?- la voz se cierne sobre mí.
“Error delimitado: No comparar el cambio de arquitectura, ha usado sus poderes para imitar el entorno pero esto podría haberse previsto de haber notado el cambio en las formas de los edificios y los materiales de construcción.”
- No. Tengo heridas en el costado, no son profundas pero debería tratármelas previo que se infecten.- aún dura la sensación de peligro y el dolor se ve remitido, permaneciendo como un escozor sordo.
Miro hacia arriba mientras me levanto, volando veo un ángel de negocios.
Ataviado con un traje negro en contraste con su camisa blanca adornada por el regio color de una corbata, pero no es esto lo más extraño del ángel, no, su rostro está cubierto por una máscara minimalista que recuerda a un ave, sólo asoman los laterales de un recortado rubio. Como cabría esperar de una figura eclesiástica parece más fibroso que fuerte, más largo que ancho.
- Bueno, he visto tu forma de pelear contra esas cosas. A pesar de estar en desventaja numérica, lo hiciste bien.- dice al bajar en sutiles movimientos de las plumas de su espalda. Su voz recuerda a un silbido, quizás sea tan sólo un deje de la máscara, o bien se produzca por alguna de tantas cosas extrañas que pueblan estos mares.
Se da la vuelta plegando sus alas a una postura más cómoda.
- Bueno, me has servido de bastante ayuda. ¿Te apetece acompañarme? Podemos hablar de negocios- mi definición inicial me parece exquisitamente acertada… no espera mi respuesta, porque ya la sabe, y comienza a andar pausadamente.
Me levanto recogiendo mis cosas, palpo los bolsillos para delimitar mis duras posesiones; mantengo mi brazo armado con la daga mientras doy pasos tras él.
Se detiene en un establecimiento cercano, entrando al bar se sienta de inmediato en la barra ordenando al camarero, que vuelve de un estado ausente, un whisky con hielo. Cubro con mis rajadas ropas el dañado costado, no quiero preguntas.
- Agua, por favor, con hielo si no le importa.- pediría un médico… pero la herida puede esperar unas horas. Miro al enmascarado, deberá descubrirse para beber.- ¿Podría concretar esos negocios? Como comprenderá el tiempo es un recurso muy valioso como para malgastarlo, sobretodo en mi situación.
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Sigues a ese tipo misterioso hasta al bar, te sientas y pides un agua con hielo. De pronto te fijas en sus manos, son azules, con piel que entrelazan los dedos. Ves cómo mueve su mano derecha hacia arriba y el hielo del vaso toma una forma plana y ancha, donde se posa el whisky, elevándose por el aire y terminando en el pico de la máscara, para con un sorbo, beber. Escucha tus palabras, alza la cabeza y suelta un suspiro. - Iremos al grano. Contra lo que has peleado no era más que muñecos de arcilla siendo controlados por un asesino sin piedad. - El hombre llama al camarero con una seña y le da el vaso, obviando que lo vuelva a llenar. - La cosa era que para controlarlos, necesitaba estar en un punto dónde viese su objetivo, y ahí es donde entraste tú. Gracias a mantenerlo ocupado, pude encontrarlo, pero me di cuenta tarde que todos los muros eran creados por él, y cuando iba a atraparlo, escapó. - De pronto ves como el hielo del vaso se derrite y se junta con el whisky, para elevarse y entrar en el pico de la máscara. - Eres de los pocos que han aguantado tanto contra él, aunque también es cierto que no peleó en serio, más bien te trataba como un juguete. - El hombre se levanta del taburete y comienza a mirar hacia la puerta. - Yo soy un miembro del CP, un agente del gobierno. Y la verdad es que me interesa que te unas a nosotros. - Comienza a caminar dejando atrás un papel, para así salir por la puerta y alzar el vuelo, desapareciendo con velocidad, si se lo permites.
- Nota:
"Si quieres unirte al gobierno, en una hora en el puesto de perritos calientes. Alguien hablará contigo y te dará la información.
Cúrate las heridas y descansa."
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Suspira tras mi diálogo. Muchas personas tienden a hacer eso.
Las manos color índigo que están sobre la barra denotan que no se trata de un ángel... un gyojin con alas. El mundo está lleno de cosas extrañas... tanto rebujo de especies debería tener algún efecto negativo para su sistema inmunitario, debería ser fácil eliminarles con la inducción de algún efecto autoinmune.
Nota: Buscar datos sobre inmunología, buscar algún diseño que permita la eliminación de esos engendros usando su trasfondo biológico.
El camarero se apresura a servir, parece que se ha olvidado de mi pedido… o quizá intuya que al ser un recurso básico no vaya a pagarle y por lo tanto lo ha obviado.
Le basta un solo movimiento para cambiar la forma del único sólido más ligero que su líquido… crea un pequeño platillo sobre el que reposa el alcohol para acercárselo a la terminación de su pico y sorber de un silbido. No iba a ver su cara, pero tantas rarezas que acumulaba hacían de ello algo no indispensable, podría determinarle de otras formas, además el rechazo racista debía darle aún problemas…
- Iremos al grano. – Bien.- Contra lo que has peleado no era más que muñecos de arcilla siendo controlados por un asesino sin piedad.- Obvio. Hace su bebida una doble- - La cosa era que para controlarlos, necesitaba estar en un punto dónde viese su objetivo- De nuevo, ajustándose a mis expectativas, pero la inicial hipótesis de encontrarse al final del pasillo se vio negada cuando toda la estructura constituía su poder- y ahí es donde entraste tú. Gracias a mantenerlo ocupado, pude encontrarlo, pero me di cuenta tarde que todos los muros eran creados por él, y cuando iba a atraparlo, escapó.- Vuelve a beber.- Eres de los pocos que han aguantado tanto contra él,- Sacrificar vidas inútiles como estaban haciendo continuamente parecía una mera cuestión de estadística, como quien lanza sin mirar a un juego de feria- aunque también es cierto que no peleó en serio, más bien te trataba como un juguete.- Gran error y malgasto de tiempo, pero gracias a eso sigo vivo.
Se levanta y comienza a mirar hacia la puerta.
- Yo soy un miembro del CP, un agente del gobierno.- Aunque el uniforme es elegante y sirve su cometido de unificación esto también les hace sencillos de encontrar- Y la verdad es que me interesa que te unas a nosotros.- Comienza a irse, dejando un papel sobre la mesa, tengo la precaución de posar mi mano sobre éste.
- En orden cronológico, gracias por salvarme a pesar de que ello haya puesto en compromiso tu misión. Segundo, consideraré su oferta. Tercero, pague su bebida. Ser un agente de la justicia creo que no le exime de los compromisos económicos, aunque supongo que tendrá sus ventajas.- guardo por fin mi daga mientras abro la nota, tras leer su contenido la devoro.- Quinto…-dirijo mi mirada al camarero mientras la celulosa se deshace costosamente- Mi agua por favor. Sexto, ¿me podría decir la hora?
Volveré al hexódromo para visitar su enfermería, con suerte y tras los incidentes que ha habido en los combates una persona más que solicite los cuidados no llamará la atención.
Las manos color índigo que están sobre la barra denotan que no se trata de un ángel... un gyojin con alas. El mundo está lleno de cosas extrañas... tanto rebujo de especies debería tener algún efecto negativo para su sistema inmunitario, debería ser fácil eliminarles con la inducción de algún efecto autoinmune.
Nota: Buscar datos sobre inmunología, buscar algún diseño que permita la eliminación de esos engendros usando su trasfondo biológico.
El camarero se apresura a servir, parece que se ha olvidado de mi pedido… o quizá intuya que al ser un recurso básico no vaya a pagarle y por lo tanto lo ha obviado.
Le basta un solo movimiento para cambiar la forma del único sólido más ligero que su líquido… crea un pequeño platillo sobre el que reposa el alcohol para acercárselo a la terminación de su pico y sorber de un silbido. No iba a ver su cara, pero tantas rarezas que acumulaba hacían de ello algo no indispensable, podría determinarle de otras formas, además el rechazo racista debía darle aún problemas…
- Iremos al grano. – Bien.- Contra lo que has peleado no era más que muñecos de arcilla siendo controlados por un asesino sin piedad.- Obvio. Hace su bebida una doble- - La cosa era que para controlarlos, necesitaba estar en un punto dónde viese su objetivo- De nuevo, ajustándose a mis expectativas, pero la inicial hipótesis de encontrarse al final del pasillo se vio negada cuando toda la estructura constituía su poder- y ahí es donde entraste tú. Gracias a mantenerlo ocupado, pude encontrarlo, pero me di cuenta tarde que todos los muros eran creados por él, y cuando iba a atraparlo, escapó.- Vuelve a beber.- Eres de los pocos que han aguantado tanto contra él,- Sacrificar vidas inútiles como estaban haciendo continuamente parecía una mera cuestión de estadística, como quien lanza sin mirar a un juego de feria- aunque también es cierto que no peleó en serio, más bien te trataba como un juguete.- Gran error y malgasto de tiempo, pero gracias a eso sigo vivo.
Se levanta y comienza a mirar hacia la puerta.
- Yo soy un miembro del CP, un agente del gobierno.- Aunque el uniforme es elegante y sirve su cometido de unificación esto también les hace sencillos de encontrar- Y la verdad es que me interesa que te unas a nosotros.- Comienza a irse, dejando un papel sobre la mesa, tengo la precaución de posar mi mano sobre éste.
- En orden cronológico, gracias por salvarme a pesar de que ello haya puesto en compromiso tu misión. Segundo, consideraré su oferta. Tercero, pague su bebida. Ser un agente de la justicia creo que no le exime de los compromisos económicos, aunque supongo que tendrá sus ventajas.- guardo por fin mi daga mientras abro la nota, tras leer su contenido la devoro.- Quinto…-dirijo mi mirada al camarero mientras la celulosa se deshace costosamente- Mi agua por favor. Sexto, ¿me podría decir la hora?
Volveré al hexódromo para visitar su enfermería, con suerte y tras los incidentes que ha habido en los combates una persona más que solicite los cuidados no llamará la atención.
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El hombre se gira tras tus palabras y entonces mete su mano derecha en el bolsillo del pantalón, para así sacar un fajo de berries. El miembro del CP se lo lanza al camarero para después salir por la puerta. – Con esto pago los dos whisky, y lo que él tome. Lo que sobre te lo puedes quedar como propina. – Dice para justo después alzar el vuelo. El camarero al fin te sirve el agua con hielo, y entonces después de beber, vuelves al hexódromo.
Allí te encuentras con un enfermero que consigue curar tus heridas, o al menos las superficiales, vendándolas y restregando un ungüento frío y pastoso, que parece calmarte. Ahora estás como nuevo, o casi mejor dicho. Te sientes lleno de energías, más aliviado, aunque aún queda algo de tiempo para tener que ir al puesto de perritos calientes. Aún no ha comenzado a oscurecer, pero sabes que pronto lo hará. No has hecho más que perder el tiempo, y no puedes volver a comer de gratis hasta la hora de cenar, y aún falta tiempo. Estás cerca de un puesto de helados, donde sirven de todos los sabores. Una pequeña niña rubia con coletas a los lados se te acerca. Tiene unos ojos azules y unos labios finos junto a un vestido rosa y blanco. Te mira con cara de pena mientras señala a lo que parece ser una tarrina de helado de vainillas con coockies. Por suerte recuerdas que tienes un ticket que vale por un helado, pero… ¿Lo gastarás en ella, o en ti? Parece ser que a ella le apetece demasiado el comer de ese dulce de los dioses, pero… Puede que a ti también.
Allí te encuentras con un enfermero que consigue curar tus heridas, o al menos las superficiales, vendándolas y restregando un ungüento frío y pastoso, que parece calmarte. Ahora estás como nuevo, o casi mejor dicho. Te sientes lleno de energías, más aliviado, aunque aún queda algo de tiempo para tener que ir al puesto de perritos calientes. Aún no ha comenzado a oscurecer, pero sabes que pronto lo hará. No has hecho más que perder el tiempo, y no puedes volver a comer de gratis hasta la hora de cenar, y aún falta tiempo. Estás cerca de un puesto de helados, donde sirven de todos los sabores. Una pequeña niña rubia con coletas a los lados se te acerca. Tiene unos ojos azules y unos labios finos junto a un vestido rosa y blanco. Te mira con cara de pena mientras señala a lo que parece ser una tarrina de helado de vainillas con coockies. Por suerte recuerdas que tienes un ticket que vale por un helado, pero… ¿Lo gastarás en ella, o en ti? Parece ser que a ella le apetece demasiado el comer de ese dulce de los dioses, pero… Puede que a ti también.
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El monstruo se gira metiendo la mano en el bolsillo derecho del pantalón. ¿Disparará por el recordatorio de pagar? No… tan sólo arroja un pesado fajo que cae en el pecho del camarero cuyas manos tiemblan hasta que consigue aferrarlo.
– Con esto pago los dos whisky, y lo que él tome. Lo que sobre te lo puedes quedar como propina.- Que desperdicio de dinero. El camarero se apresura a servirme con una sonrisa boba y feliz… ¿Quién le iba a decir que el verse obligado a estar aquí a pesar del asesino suelto iba a salirle tan rentable?
- Gracias…- bebo mientras la seca garganta se hidrata. Señalo con mis dedos dos veces mi muñeca, pero el gesto pasa desapercibido.- Muchacho, la hora por favor.
- Sí, sí…. Las seis menos diez señor.- sonríe nervioso.
- Gracias.- termino de beber.
- ¿Desea algo más?
- Dos botellas de buen vino, pero no la abra, son para regalar.
- Ahora mismo señor…
Antes de irse ya se ha guardado el fajo. Deja la botella sobre la mesa nombrando la procedencia magnífica de las bodegas y propiedades aromáticas y de sabor, información que considero irrelevante.
La tomo y tras otro “gracias” vuelvo al hexódromo. El dolor de la pierna me recuerda aquel proyectil que impactó, el ardor del costado me hace considerar formas de mejorar mis habilidades de combate para que no vuelva a suceder.
La cola de la enfermería es larga, pero el llevar las dos botellas agiliza las cosas “No necesitará dos regalos cuando vuelva a su casa” “Podría darme una, además que no es bueno que beba con estas heridas”. El plan ha tenido éxito y las heridas son sanadas con vendas y un aliviante y desinfectante ungüento.
Deberé hacer reposo para asegurar la correcta cura de las heridas.
Tras encontrar el puesto reposo en uno de los bancos, repaso el contenido de la ajada prenda y por suerte está todo. Cada ticket… no había recaído en un pequeño y blanco cuadrado de bordes serrados “1 Helado”, no parece tener caducidad. Giro mi cabeza para ver el puesto de las dulces y frías golosinas, aun teniendo el papel en las manos.
Un parpadeo de enormes pestañas aparece por el límite de mi visión, los ojos entornados de una niña rubia se mueven entre mi mano y la tarrina expuesta. Señala el helado y el ticket mientras su labio inferior tiembla repetidas veces.
- ¿Y qué obtengo yo a cambio? ¿Qué pasaría si yo también quisiera helado?- arqueo la ceja mientras intento que se haga preguntas en vez de esperar que el mundo contente cada uno de sus caprichos.- ¿Por qué alguien debería sacrificar algo suyo por el bien de otros sin ninguna recompensa?
– Con esto pago los dos whisky, y lo que él tome. Lo que sobre te lo puedes quedar como propina.- Que desperdicio de dinero. El camarero se apresura a servirme con una sonrisa boba y feliz… ¿Quién le iba a decir que el verse obligado a estar aquí a pesar del asesino suelto iba a salirle tan rentable?
- Gracias…- bebo mientras la seca garganta se hidrata. Señalo con mis dedos dos veces mi muñeca, pero el gesto pasa desapercibido.- Muchacho, la hora por favor.
- Sí, sí…. Las seis menos diez señor.- sonríe nervioso.
- Gracias.- termino de beber.
- ¿Desea algo más?
- Dos botellas de buen vino, pero no la abra, son para regalar.
- Ahora mismo señor…
Antes de irse ya se ha guardado el fajo. Deja la botella sobre la mesa nombrando la procedencia magnífica de las bodegas y propiedades aromáticas y de sabor, información que considero irrelevante.
La tomo y tras otro “gracias” vuelvo al hexódromo. El dolor de la pierna me recuerda aquel proyectil que impactó, el ardor del costado me hace considerar formas de mejorar mis habilidades de combate para que no vuelva a suceder.
La cola de la enfermería es larga, pero el llevar las dos botellas agiliza las cosas “No necesitará dos regalos cuando vuelva a su casa” “Podría darme una, además que no es bueno que beba con estas heridas”. El plan ha tenido éxito y las heridas son sanadas con vendas y un aliviante y desinfectante ungüento.
Deberé hacer reposo para asegurar la correcta cura de las heridas.
Tras encontrar el puesto reposo en uno de los bancos, repaso el contenido de la ajada prenda y por suerte está todo. Cada ticket… no había recaído en un pequeño y blanco cuadrado de bordes serrados “1 Helado”, no parece tener caducidad. Giro mi cabeza para ver el puesto de las dulces y frías golosinas, aun teniendo el papel en las manos.
Un parpadeo de enormes pestañas aparece por el límite de mi visión, los ojos entornados de una niña rubia se mueven entre mi mano y la tarrina expuesta. Señala el helado y el ticket mientras su labio inferior tiembla repetidas veces.
- ¿Y qué obtengo yo a cambio? ¿Qué pasaría si yo también quisiera helado?- arqueo la ceja mientras intento que se haga preguntas en vez de esperar que el mundo contente cada uno de sus caprichos.- ¿Por qué alguien debería sacrificar algo suyo por el bien de otros sin ninguna recompensa?
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La niña sigue mirándote, pero su cambia cara. Por cada palabra que sueltas, su tristeza va aumentando, hasta que llega a tal punto que se marcha, llorando. Al parecer la niña se ha asustado y se ha ido triste, pero por extraño que parezca, no es que te haya afectado mucho su reacción, le has dado una lección. El tiempo pasa, y aún parece que nadie se pone en contacto contigo sobre eso del CP, hasta que de pronto escuchas unas voces. Son agudas y forzadas, parecen ser las voces de unos hombres con voz de pito.
- ¡Hola, guapo comentarista! – Sí, es lo que piensas, son un montón de okamas que te han visto. Al parecer les has gustado como comentabas los combates y se han hecho fans de ti. Uno de ellos tiene una camiseta con tu cara. Todos se acercan a ti y algunos intentan sobarte el brazo y los hombros, parecen ser demasiados acaparadores.
No paran de lanzarte piropos mientras a lo lejos escuchas los llantos de aquella pequeña niña. Los okamas parecen querer invitarte a salir, son bastante pesados e insistentes sobre eso, así que debes hacer algo para que se marchen, o el miembro del CP que te espera, no te podrá ver entre tantos okamas.
- ¡Hola, guapo comentarista! – Sí, es lo que piensas, son un montón de okamas que te han visto. Al parecer les has gustado como comentabas los combates y se han hecho fans de ti. Uno de ellos tiene una camiseta con tu cara. Todos se acercan a ti y algunos intentan sobarte el brazo y los hombros, parecen ser demasiados acaparadores.
No paran de lanzarte piropos mientras a lo lejos escuchas los llantos de aquella pequeña niña. Los okamas parecen querer invitarte a salir, son bastante pesados e insistentes sobre eso, así que debes hacer algo para que se marchen, o el miembro del CP que te espera, no te podrá ver entre tantos okamas.
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Las palabras no penetran el córtex de la niña, ella tan sólo las ve como una ofensa a su narcisismo infantil. Se asusta viendo peligrada la visión de su mundo enfrascándose en el llanto y huyendo.
Es probable que no recuerde esto, si lo hace también cabe que solo lo tome como el consejo de un hombre malo… pero también es posible que algún día recuerde las palabras y aprenda de verdad, sólo que esto es mucho menos probable. Pero eso no significa que sea imposible. Sea cual sea el caso gano, a expensas o a favor de otros. ¿No es eso la esencia de la naturaleza humana?
- ¡Hola, guapo comentarista!- La voz aguda no encaja dentro de los patrones femeninos... esta vez no podré evitar al rebaño travestido. Giro mi cabeza hacia la fuente rápidamente taconean el suelo rodeándome y aprovechando los huecos a mi lado acariciándome los brazos en una sutil presa. Son dispares y a la vez pueden ser reducidos al denominador común de la extravagancia… lo más inquietante es que uno de ellos tiene una camiseta con mi cara. ¿De dónde demonios la habrá sacado? Se identificado no sólo por la voz, si no por aspecto podría darme problemas… en especial con Bleyd debido a mis comentarios.
Además está el añadido de que su verborrea que no necesita, ni quiere, contestación como el estar rodeado me impedirá llevar a cabo mi propósito de reunirme con el desconocido agente gubernamental.
- Señoras, por favor.- soy ignorado y me veo obligado a alzar la voz mientas me colocan un rotulador permanente en la mano; me preocupa la facilidad con la que han deslizado el instrumento en mi mano… firmo con sólo mi nombre ante el desviar sonrojado de mirada de aquel maquillado.- Ahora si me disculpan, he quedado… y creo que si con quien he quedado me ve tan solicitado se vería intimidado y no se acercaría.
- ¿¡No me digas que tienes una cita?¡ ¿ Y quién es él? ¿Y en qué lugar se enamoró de ti?- algunas empiezan a llorar por la nulidad de sus futuros planes, otras los cambian para asesinar a la pareja que sólo existe en sus perturbadas mentes.
- Si no les importa…- me levanto aunque puedo sentir como las pintadas uñas arañan mis ropas en un intento por no dejarme ir.- Pero si quieren puedo mantenerme en contacto con ustedes, el club es una entidad podero…- me veo inundado por una montaña de papeles de números privados manchados de pintalabios y obscenas dedicatorias. Las recojo dando gracias en respuesta a los cientos de guiños de largas y postizas pestañas. Ahora ya de pié sólo tengo que deambular por la cercanía del puesto en cortos y repetitivos paseos… mientras siento las miradas desde la esquina de la estancia; el grupo ,como cazadores veteranos vigilan a su presa.
PD: Tengo permiso de Asder para esa añadidura de la moderación. Así se agilizan las cosas. He de decir que le ha hecho gracia. xD
Es probable que no recuerde esto, si lo hace también cabe que solo lo tome como el consejo de un hombre malo… pero también es posible que algún día recuerde las palabras y aprenda de verdad, sólo que esto es mucho menos probable. Pero eso no significa que sea imposible. Sea cual sea el caso gano, a expensas o a favor de otros. ¿No es eso la esencia de la naturaleza humana?
- ¡Hola, guapo comentarista!- La voz aguda no encaja dentro de los patrones femeninos... esta vez no podré evitar al rebaño travestido. Giro mi cabeza hacia la fuente rápidamente taconean el suelo rodeándome y aprovechando los huecos a mi lado acariciándome los brazos en una sutil presa. Son dispares y a la vez pueden ser reducidos al denominador común de la extravagancia… lo más inquietante es que uno de ellos tiene una camiseta con mi cara. ¿De dónde demonios la habrá sacado? Se identificado no sólo por la voz, si no por aspecto podría darme problemas… en especial con Bleyd debido a mis comentarios.
Además está el añadido de que su verborrea que no necesita, ni quiere, contestación como el estar rodeado me impedirá llevar a cabo mi propósito de reunirme con el desconocido agente gubernamental.
- Señoras, por favor.- soy ignorado y me veo obligado a alzar la voz mientas me colocan un rotulador permanente en la mano; me preocupa la facilidad con la que han deslizado el instrumento en mi mano… firmo con sólo mi nombre ante el desviar sonrojado de mirada de aquel maquillado.- Ahora si me disculpan, he quedado… y creo que si con quien he quedado me ve tan solicitado se vería intimidado y no se acercaría.
- ¿¡No me digas que tienes una cita?¡ ¿ Y quién es él? ¿Y en qué lugar se enamoró de ti?- algunas empiezan a llorar por la nulidad de sus futuros planes, otras los cambian para asesinar a la pareja que sólo existe en sus perturbadas mentes.
- Si no les importa…- me levanto aunque puedo sentir como las pintadas uñas arañan mis ropas en un intento por no dejarme ir.- Pero si quieren puedo mantenerme en contacto con ustedes, el club es una entidad podero…- me veo inundado por una montaña de papeles de números privados manchados de pintalabios y obscenas dedicatorias. Las recojo dando gracias en respuesta a los cientos de guiños de largas y postizas pestañas. Ahora ya de pié sólo tengo que deambular por la cercanía del puesto en cortos y repetitivos paseos… mientras siento las miradas desde la esquina de la estancia; el grupo ,como cazadores veteranos vigilan a su presa.
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Mientras las miradas de los okamas parecen estar devorándote, ves algo a lo lejos, enorme, una silueta de un humano. Puedes ver que se dirige hacia ti, contra más se acerca, mejor puedes ver su cuerpo gigantesco. Al parecer es un hombre de mediana edad, calvo y con un bigote frondoso y negro. Su ojo izquierdo lo tiene cerrado debido a una enorme cicatriz que cruza de arriba abajo, mientras su ojo derecho muestra un color púrpura brillante. Su cuerpo es gigantesco, musculado, como si se hubiese dopado a pura testosterona y hormonas de crecimiento, aparte de que mide cinco metros de altura. Por extraño que parezca, aquel semigigante lleva un traje negro con corbata del mismo color y finas líneas doradas diagonales, junto a una camisa azul a cuadros blancos. Te mira de arriba abajo, contemplando tu vestimenta y suelta un chasquido al aire con la lengua. De pronto se pone de cuclillas, a tu altura, y te ofrece la mano.
- Buenas, pequeño humano. Yo ser Goliather, miembro del CP5. ¿Por casualidad, pequeño humano, no ser usted el posible integrante? – Dice en un tono gutural, como si de un gruñido extraño se tratase. Parece ser él el que debías esperar, pero de pronto aparece la niña pequeña de antes, la cual quería helado.
- ¡Claro que es él, Golitonto! – Dice con una voz infantil. - ¡Y la primera prueba, la aprobó con éxito! ¡Jijiji! – Su risa es como si alguien tuviese hipo consecutivamente, aparte de que cuando se ríe cierra los ojos. – ¡Sube a Golitonto, él te llevará al próximo destino! – Parece ser que mientras la niña no actúa, grita sin parar, como si estuviese emocionada.
Goliather suelta un suspiro al aire tras las palabras de aquella niña que, para ser del CP, no debe ser tan niña. El semigigante se agacha aún más, dándote la espalda y señalándola. – Suba usted, pequeño humano. Goliather llevar rápido a destino. ¿O preferir quedar aquí? – Mientras que él te invita a subir, la niña comienza a volar por el cielo. Pero ésta no tiene alas como el extraño gyojin de hora atrás, sino que parece hacerlo gracias a dar patadas rápidas al suelo.
- Buenas, pequeño humano. Yo ser Goliather, miembro del CP5. ¿Por casualidad, pequeño humano, no ser usted el posible integrante? – Dice en un tono gutural, como si de un gruñido extraño se tratase. Parece ser él el que debías esperar, pero de pronto aparece la niña pequeña de antes, la cual quería helado.
- ¡Claro que es él, Golitonto! – Dice con una voz infantil. - ¡Y la primera prueba, la aprobó con éxito! ¡Jijiji! – Su risa es como si alguien tuviese hipo consecutivamente, aparte de que cuando se ríe cierra los ojos. – ¡Sube a Golitonto, él te llevará al próximo destino! – Parece ser que mientras la niña no actúa, grita sin parar, como si estuviese emocionada.
Goliather suelta un suspiro al aire tras las palabras de aquella niña que, para ser del CP, no debe ser tan niña. El semigigante se agacha aún más, dándote la espalda y señalándola. – Suba usted, pequeño humano. Goliather llevar rápido a destino. ¿O preferir quedar aquí? – Mientras que él te invita a subir, la niña comienza a volar por el cielo. Pero ésta no tiene alas como el extraño gyojin de hora atrás, sino que parece hacerlo gracias a dar patadas rápidas al suelo.
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Puedo ver en el pasillo como la figura enfundada en un traje se aproxima… pero la perspectiva me engaña, su cercanía no es real pero sí lo es su inusual tamaño. De porte fuerte y excesivamente musculada estructura aquella mole se acerca… parece una aumentada mezcla entre dos conocidos míos, por un lado la calva y corpulencia de Iván y por otro el recio y oscuro mostacho de mi padre. Una vez cerca más detalles son revelados, parece tuerto a raíz de un corte antiguo que atraviesa su rostro en una profunda y recta cicatriz, en cambio su otro ojo aunque sano presenta un purpúreo y novedoso color. Tendré que abrir una nueva clasificación sólo para él.
Su traje difiere de los comunes, sin romper el esquema negro el distintivo de rayas diagonales doradas le determina como una posición más importante, en adición su camisa interior parece expresar un tablero cuadrado de los colores propios de la marina.
Tras evaluarme con una rápida mirada en escáner suelta un chasquido con la lengua, se agacha poniéndose de cuclillas y me tiende la mano. Debe de ser muy incómodo para él saludar a gente tan pequeña… y aun así lo hace en muestra de respeto.
- Buenas, pequeño humano. Yo ser Goliather, miembro del CP5. ¿Por casualidad, pequeño humano, no ser usted el posible integrante?- su voz se acompasa con su tamaño, grave y potente. Quizás el mayor tamaño repercuta en la inteligencia… o quizás dada sus cualidades físicas haya optado por centrarse más en el desarrollo más óptimo de sus habilidades… aunque cabe la posibilidad de que no esté usando su lengua materna. Me tiende su zarpa de peludos nudillos.
Le estrecho la mano, aunque la diferencia de tamaños hace del gesto algo inusual e incluso incómodo. Voy a confirmar sus sospechas, pero soy interrumpido.
- ¡Claro que es él, Golitonto!- la voz es la inversa de la del gigante, aguda y chillona.- ¡Y la primera prueba, la aprobó con éxito! ¡Jijiji!- parece que la niña, que quizás no sea tan niña, sufra una crisis respiratoria, ésta risa es añadida a la categoría de inusual, cierra los ojos a causa de los espasmos.
Goliather suspira, tendrá que lidiar con éste tipo de actitud sin poder recurrir a acciones para disuadirla, al fin y al cabo está las convenciones sociales de no herir a alguien más pequeño que uno… y mucho menos a uno del sexo femenino, esto realzado además por su infantil aspecto que activa la actitud protectora de la especie humana hacia nuestras larvas.
- Es un placer señor Goliather.-miro a la niña- Entiendo que tenga razones para ser impertinente, en especial con un compañero de equipo, pero una razón no es una excusa. ¿Debería llamarla de alguna manera, señorita?
La mole se da la vuelta, aunque puede apreciarse una pequeña sonrisa ante mi diálogo de reprimenda, me da la espalda para servirme de transporte.
– Suba usted, pequeño humano. Goliather llevar rápido a destino. ¿O preferir quedar aquí?
- Claro, supongo que habrá que discutir en un sitio más privado.- me quito los zapatos para cogerlos con las manos, sería de mala educación mancharle, me agarro con fuerza a su cuello, aunque me cuesta abarcarlo con los dos brazos y a la vez sujetar mis ya maltrechas pertenencias. La larva tiene cierta cara de molestia mientras a base de patadas se impulsa en el propio aire… vuela,por definición, sin tener alas.
Su traje difiere de los comunes, sin romper el esquema negro el distintivo de rayas diagonales doradas le determina como una posición más importante, en adición su camisa interior parece expresar un tablero cuadrado de los colores propios de la marina.
Tras evaluarme con una rápida mirada en escáner suelta un chasquido con la lengua, se agacha poniéndose de cuclillas y me tiende la mano. Debe de ser muy incómodo para él saludar a gente tan pequeña… y aun así lo hace en muestra de respeto.
- Buenas, pequeño humano. Yo ser Goliather, miembro del CP5. ¿Por casualidad, pequeño humano, no ser usted el posible integrante?- su voz se acompasa con su tamaño, grave y potente. Quizás el mayor tamaño repercuta en la inteligencia… o quizás dada sus cualidades físicas haya optado por centrarse más en el desarrollo más óptimo de sus habilidades… aunque cabe la posibilidad de que no esté usando su lengua materna. Me tiende su zarpa de peludos nudillos.
Le estrecho la mano, aunque la diferencia de tamaños hace del gesto algo inusual e incluso incómodo. Voy a confirmar sus sospechas, pero soy interrumpido.
- ¡Claro que es él, Golitonto!- la voz es la inversa de la del gigante, aguda y chillona.- ¡Y la primera prueba, la aprobó con éxito! ¡Jijiji!- parece que la niña, que quizás no sea tan niña, sufra una crisis respiratoria, ésta risa es añadida a la categoría de inusual, cierra los ojos a causa de los espasmos.
Goliather suspira, tendrá que lidiar con éste tipo de actitud sin poder recurrir a acciones para disuadirla, al fin y al cabo está las convenciones sociales de no herir a alguien más pequeño que uno… y mucho menos a uno del sexo femenino, esto realzado además por su infantil aspecto que activa la actitud protectora de la especie humana hacia nuestras larvas.
- Es un placer señor Goliather.-miro a la niña- Entiendo que tenga razones para ser impertinente, en especial con un compañero de equipo, pero una razón no es una excusa. ¿Debería llamarla de alguna manera, señorita?
La mole se da la vuelta, aunque puede apreciarse una pequeña sonrisa ante mi diálogo de reprimenda, me da la espalda para servirme de transporte.
– Suba usted, pequeño humano. Goliather llevar rápido a destino. ¿O preferir quedar aquí?
- Claro, supongo que habrá que discutir en un sitio más privado.- me quito los zapatos para cogerlos con las manos, sería de mala educación mancharle, me agarro con fuerza a su cuello, aunque me cuesta abarcarlo con los dos brazos y a la vez sujetar mis ya maltrechas pertenencias. La larva tiene cierta cara de molestia mientras a base de patadas se impulsa en el propio aire… vuela,por definición, sin tener alas.
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