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Eichi Tsukasa
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Akuma no mi
Varios
¿Al gobierno no le molan que se metan en sus archivos y se rían de ellos? No tenía la más mínima idea de lo que Ban quería decir con esa exclamación, y algo me decía que en verdad no quería saberlo, por lo que deje el tema hasta ahí. No es que pudiera haber seguido pensándolo, en todo caso. Antes que pudiera darme cuenta, el pelinegro que me había lanzado un chorro de ron a una de mis heridas, provocando un endiablado escozor allí. Tuve que cerrar los ojos debido al dolor, definitivamente no volvería a luchar contra un espadachín por un buen tiempo. Una vez que la picazón se volvió lo suficientemente soportable, abrí los ojos, suspiré y luego parpadee al ver que band dejaba en encendedor a mi lado. Lo miré con confusión, y éste solo dijo que se lo devolviera para cuando me convirtiera en un verdadero príncipe.
Miré el encendedor por alguno segundos, luego lo tomé y lo observé más de cerca; debía admitir que el espadachín tenía buen gusto para sus cosas. Medité sobre sus palabras; ciertamente el combate de antes me demostró que aun tenía mucho que aprender para poder enfrentar a gigantes de peso como Ban. No solo eso, también quedó demostrado que mi talón de aquiles eran sujetos que usaban con espadas. Mi estilo de combate se basaba en el combate cercano, pero un espadachín podía mantenerme alejado de mi punto de confort. Suspiré un poco; lo primero que haría sería entrenar para poder enfrentar mano a mano a los espadachines. No solo era por Ban, sino también por los cinco caballeros de Péndragon que me estaban dando casa.
Tiré el encendedor hacia arriba y lo cogí en pleno aire. Me lo guardé en el bolsillo y me dispuse a seguir a Ban. Aun le debía una cena a él y a la chica, y me parecía que no era uno de los que se olvidaran tan fácilmente de cosas como esas.
Miré el encendedor por alguno segundos, luego lo tomé y lo observé más de cerca; debía admitir que el espadachín tenía buen gusto para sus cosas. Medité sobre sus palabras; ciertamente el combate de antes me demostró que aun tenía mucho que aprender para poder enfrentar a gigantes de peso como Ban. No solo eso, también quedó demostrado que mi talón de aquiles eran sujetos que usaban con espadas. Mi estilo de combate se basaba en el combate cercano, pero un espadachín podía mantenerme alejado de mi punto de confort. Suspiré un poco; lo primero que haría sería entrenar para poder enfrentar mano a mano a los espadachines. No solo era por Ban, sino también por los cinco caballeros de Péndragon que me estaban dando casa.
Tiré el encendedor hacia arriba y lo cogí en pleno aire. Me lo guardé en el bolsillo y me dispuse a seguir a Ban. Aun le debía una cena a él y a la chica, y me parecía que no era uno de los que se olvidaran tan fácilmente de cosas como esas.
Ai Nanasaki
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Características
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Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Estaba perdida en sus pensamientos, ignorando por completo a los otros dos hombres que hablaban a su lado. Hasta que… Sintió un gran escozor en la zona del pie, no pudo evitar soltar un pequeño quejido. Al parecer, ya era hora de marcharse de aquel lugar. Notó que Ban dejaba una cajetilla a su lado y le dijo que se la devolviera cuando fuera mucho más fuerte. ¿Por qué? Al parecer, su encuentro definitivo se iba a aplazar y en ese momento tendría que entregar aquellos cigarros. Ella no fumaba y lo detestaba, así que la tomó y se la guardó en uno de sus bolsillos. ”Al llegar, los guardaré en mi habitación” – recordó que no era “suya” y que la compartía con Krauser. Pero nada grave, la verdad… Eran unos cigarrillos comunes y corrientes. Vio como ambos se paraban y se iban, pensó en seguirlos, pero ella tenía cosas mejores que hacer.
– Muy pronto te lo devolveré, Ban. – Dijo antes de empezar a caminar en la dirección contraria. Era hora de partir en la búsqueda de esos dos miserables.
– Muy pronto te lo devolveré, Ban. – Dijo antes de empezar a caminar en la dirección contraria. Era hora de partir en la búsqueda de esos dos miserables.
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