Zombienrelleno
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Una taza de chocolate caliente estaba posada al lado de unas porras recién hechas, azucaradas. En la mesa también había un pergamino blanco y unas pequeñas aunque fuertes manos. Eran las de Jung-Su, que esperaba a sus compañeros. Hacía poco que había comenzado con su plan, acababa de formar un gremio de cazadores, pero aún no tenían un lugar donde descansar. Así que estaba en una posada rústica, con pocas personas, idónea para charlar. El día anterior había enviado una carta a cada uno de sus compañeros, citándolos en aquel lugar a aquella hora, la de desayunar. Disfrutaba de su comida poco a poco, mojando las porras en aquel espeso chocolate para después llevársela a la boca. Las cartas tenían un mensaje claro, les contaba sobre sus planes.
“Querido compañero, hermano.
Te cito el martes día dos a las once de la mañana en la posada “Rust Mer” de Domica. Allí hablaremos sobre cómo conseguiremos un local donde poder descansar y planearlo todo. Mi principal intención es hacerme rico, junto a vosotros, así que tengo una gran idea.
Atte: Jung-Su”
Tan sólo le quedaba esperar a sus compañeros. Llevaba su típico kimono naranja con su armadura del fénix justo debajo, mostrando los brazaletes característicos. Su cabello largo lo llevaba recogido con una coleta, por lo que así estaba mucho más cómodo. También tenía una bolsa negra, de cuerda para ajustar, que estaba reposada sobre la silla en la que se encontraba.
“Querido compañero, hermano.
Te cito el martes día dos a las once de la mañana en la posada “Rust Mer” de Domica. Allí hablaremos sobre cómo conseguiremos un local donde poder descansar y planearlo todo. Mi principal intención es hacerme rico, junto a vosotros, así que tengo una gran idea.
Atte: Jung-Su”
Tan sólo le quedaba esperar a sus compañeros. Llevaba su típico kimono naranja con su armadura del fénix justo debajo, mostrando los brazaletes característicos. Su cabello largo lo llevaba recogido con una coleta, por lo que así estaba mucho más cómodo. También tenía una bolsa negra, de cuerda para ajustar, que estaba reposada sobre la silla en la que se encontraba.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Por una vez, el felino no iba a llegar tarde. Cuando recibió la carta de su compañero, estaba justo por Baterilla, por lo que no le costó nada desplazarse hasta allí. Su entrenamiento había salido muy bien, y por supuesto, había mejorado sus poderes. Su haki de observación era bastante bueno, y tenía su nueva técnica lista. El Zan Nin Na era un estilo impresionante. Estaba feliz de ser una de las dos personas que lo tenían. De hecho, él iba a desarrollarlo mejor que su padre, el cual se dedicaba simplemente a mejorar su cuerpo. Era un trabajo difícil, pero no pensaba rendirse en ningún momento. Zero era un chico muy luchador, y no sólo en el tema físico. También en la mayoría de las situaciones. No por nada se había librado de la prisión sin recibir cargos ni nada parecido.
Las puertas de aquel local se abrieron entonces. El chico entró con una sonrisa simple, observando a su alrededor. Portaba su kimono naranja de siempre, llevando esta vez nada debajo debido al calor. Sus pectorales podían verse con mucha facilidad. Pero, lo que sí llevaba, eran unos bóxer bajo el pantalón. A su espalda portaba una mochila de tela roja, dónde metía sus cosas. En su cintura podía verse su vara de madera. El chico miró un poco más por la zona, hasta que pudo ver a su hermano. Sonrió de forma calmada, sentándose justo en frente sin avisar. Sin permiso tomó una de las porras, llevándosela entera a la boca, y masticándola con voracidad. Al cabo de unos momentos, se la había comido entera. El sabor era muy bueno, y no tardó mucho en sonreír de lado mirando al pelinaranja, dedicándole una sonrisa amable.
Lo conocía bastante bien, y ya le daría su correspondiente abrazo cuando terminase de comerse el chocolate. No quería mancharse su precioso kimono. Era un coñazo tener que limpiarlo, y luego encima plancharlo. Echaba de menos a su madre en aquellas situaciones tan embarazosas. – ¡Qué rico! Buenas hermanito. Veo que te lo has montado bien. – Dijo relamiéndose de lado mientras miraba el chocolate de forma celosa. Por ese motivo levantó la mano llamando al camarero. – ¡Diez tostadas de mantequita con bacón y una ración de palomitas! ¡Ah, y un refresco de limón! – Una vez tomó aquello, sonrió de lado mirando a su compañero de forma tranquila. Esperaba a que llegase Eichi de una vez.
Las puertas de aquel local se abrieron entonces. El chico entró con una sonrisa simple, observando a su alrededor. Portaba su kimono naranja de siempre, llevando esta vez nada debajo debido al calor. Sus pectorales podían verse con mucha facilidad. Pero, lo que sí llevaba, eran unos bóxer bajo el pantalón. A su espalda portaba una mochila de tela roja, dónde metía sus cosas. En su cintura podía verse su vara de madera. El chico miró un poco más por la zona, hasta que pudo ver a su hermano. Sonrió de forma calmada, sentándose justo en frente sin avisar. Sin permiso tomó una de las porras, llevándosela entera a la boca, y masticándola con voracidad. Al cabo de unos momentos, se la había comido entera. El sabor era muy bueno, y no tardó mucho en sonreír de lado mirando al pelinaranja, dedicándole una sonrisa amable.
Lo conocía bastante bien, y ya le daría su correspondiente abrazo cuando terminase de comerse el chocolate. No quería mancharse su precioso kimono. Era un coñazo tener que limpiarlo, y luego encima plancharlo. Echaba de menos a su madre en aquellas situaciones tan embarazosas. – ¡Qué rico! Buenas hermanito. Veo que te lo has montado bien. – Dijo relamiéndose de lado mientras miraba el chocolate de forma celosa. Por ese motivo levantó la mano llamando al camarero. – ¡Diez tostadas de mantequita con bacón y una ración de palomitas! ¡Ah, y un refresco de limón! – Una vez tomó aquello, sonrió de lado mirando a su compañero de forma tranquila. Esperaba a que llegase Eichi de una vez.
Eichi Tsukasa
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
– South Blue, Domica – murmuró el pelirrojo, mientras avanzaba por las calles de aquel pueblo.
Le tomó un poco de tiempo llegar a su destino, por el simple hecho de que había recibido el mensaje mientras se encontraba en el paraíso. El joven príncipe frunció al recordar lo que sucedió en Isla Banaro; por segunda vez se involucró en una pelea, aunque esa vez fue aún mas seria que la primera que tuvo. El combate con Alex fue amistoso, dentro de un torneo y entre amigos. En cambio, lo que sucedió con Ban fue una pelea seria en todo su rigor. Si no fuera por la versatilidad de su fruta, probablemente Eichi habría perdido alguna extremidad. De hecho, estuvo a punto de perder el brazo y pierna en más de una ocasión. El pelirrojo frunció el ceño y se colocó la mano en el bolsillo; pudo sentir un objeto duro y redondo dentro de este. Luego de perder, Ban le entregó su encendedor como promesa para que se volvieran a encontrar cuando se volviera un príncipe de verdad, y eso era justo lo que haría el pelirrojo. Pero antes que el chico comenzara a entrenar, una carta llegó por medio de una paloma mensajera (el pelirrojo matará a Jung por aquella indirecta).
“Querido compañero, hermano.
Te cito el martes día dos a las once de la mañana en la posada “Rust Mer” de Domica. Allí hablaremos sobre cómo conseguiremos un local donde poder descansar y planearlo todo. Mi principal intención es hacerme rico, junto a vosotros, así que tengo una gran idea.
Atte: Jung-Su”
Eichi bufó un poco al escuchar el objetivo del líder, si el pelinaranja se enteraba de que el pelirrojo era rico, y además un príncipe, éste estaba seguro que el pequeño no lo dejaría en paz hasta la próxima vida. A pesar de estar en el Paraíso, no le costó mucho llegar a su destino gracias a la vive card que el joven poseía. Realmente, ese objeto era útil para encontrar personas en cualquier parte del mundo.
El joven se sorprendió al darse cuenta que se trataba de una isla en el South Blue, la última vez que estuvo en ese mar fue en Baterrilla, y en esa ocasión se había armado la grande por culpa de cierto espadachín imbécil. Eichi sacudió la cabeza, levantó la mirada y observó que había llegado a su destino. El pueblo no era ni muy grande o pequeño, era el tamaño perfecto para no perderse (de nuevo, la vive card ayudaba mucho). Entró y vio que habían pocas personas, Jung se encontraba en una de las mesas cerca del bar, y se fijó que Zero ya había llegado. Eichi suspiró un poco y se acercó a ellos.
– Disculpen la tardanza, pero ir y venir del Paraíso no es cosa fácil – se sentó en una silla, y al ver que un camarero pasaba cerca de ellos, lo detuvo. – Un jugo de naranja por favor – dijo cortésmente el pelirrojo.
Una vez que el hombre se había ido, Eichi se acomodó lo mejor que pudo en su silla y le habló al pequeño pelinaranja.
– Entonces, ¿a qué se debió ese mensaje urgente? – El pelirrojo no lo aparentaba, pero tenía curiosidad, y su tono de voz lo delataba.
Le tomó un poco de tiempo llegar a su destino, por el simple hecho de que había recibido el mensaje mientras se encontraba en el paraíso. El joven príncipe frunció al recordar lo que sucedió en Isla Banaro; por segunda vez se involucró en una pelea, aunque esa vez fue aún mas seria que la primera que tuvo. El combate con Alex fue amistoso, dentro de un torneo y entre amigos. En cambio, lo que sucedió con Ban fue una pelea seria en todo su rigor. Si no fuera por la versatilidad de su fruta, probablemente Eichi habría perdido alguna extremidad. De hecho, estuvo a punto de perder el brazo y pierna en más de una ocasión. El pelirrojo frunció el ceño y se colocó la mano en el bolsillo; pudo sentir un objeto duro y redondo dentro de este. Luego de perder, Ban le entregó su encendedor como promesa para que se volvieran a encontrar cuando se volviera un príncipe de verdad, y eso era justo lo que haría el pelirrojo. Pero antes que el chico comenzara a entrenar, una carta llegó por medio de una paloma mensajera (el pelirrojo matará a Jung por aquella indirecta).
“Querido compañero, hermano.
Te cito el martes día dos a las once de la mañana en la posada “Rust Mer” de Domica. Allí hablaremos sobre cómo conseguiremos un local donde poder descansar y planearlo todo. Mi principal intención es hacerme rico, junto a vosotros, así que tengo una gran idea.
Atte: Jung-Su”
Eichi bufó un poco al escuchar el objetivo del líder, si el pelinaranja se enteraba de que el pelirrojo era rico, y además un príncipe, éste estaba seguro que el pequeño no lo dejaría en paz hasta la próxima vida. A pesar de estar en el Paraíso, no le costó mucho llegar a su destino gracias a la vive card que el joven poseía. Realmente, ese objeto era útil para encontrar personas en cualquier parte del mundo.
El joven se sorprendió al darse cuenta que se trataba de una isla en el South Blue, la última vez que estuvo en ese mar fue en Baterrilla, y en esa ocasión se había armado la grande por culpa de cierto espadachín imbécil. Eichi sacudió la cabeza, levantó la mirada y observó que había llegado a su destino. El pueblo no era ni muy grande o pequeño, era el tamaño perfecto para no perderse (de nuevo, la vive card ayudaba mucho). Entró y vio que habían pocas personas, Jung se encontraba en una de las mesas cerca del bar, y se fijó que Zero ya había llegado. Eichi suspiró un poco y se acercó a ellos.
– Disculpen la tardanza, pero ir y venir del Paraíso no es cosa fácil – se sentó en una silla, y al ver que un camarero pasaba cerca de ellos, lo detuvo. – Un jugo de naranja por favor – dijo cortésmente el pelirrojo.
Una vez que el hombre se había ido, Eichi se acomodó lo mejor que pudo en su silla y le habló al pequeño pelinaranja.
– Entonces, ¿a qué se debió ese mensaje urgente? – El pelirrojo no lo aparentaba, pero tenía curiosidad, y su tono de voz lo delataba.
Zombienrelleno
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Jung-Su seguía disfrutando de aquel delicioso chocolate y de aquellas porras, cuando de pronto apareció uno de sus compañeros. ”Ya era hora de que llegase alguien.” Pensó. Como de costumbre, Zero enseñaba su pecho ya que estaba casi descamisado. Agarró una de las porras y el pelinaranja se quedó boquiabierto, sorprendido, viendo como Zero se comía una sin preguntar. ”Esta me las pagarás. Esta noche te pinto la cara.” Pensó mientras sonreía de forma sádica. Al menos se dignó a pedir tostadas y… ¡Palomitas! ¡El plato favorito de Jung-Su! Ahora tan sólo faltaba Eichi para poder comenzar con lo bueno.
- Buenas, Zero. Espero que te haya gustado la porra, maldito. – Dijo en un tono irónico. – Sólo falta Eichi. – Terminó para darle un sorbo a su chocolate caliente.
Entonces ahí estaba, entrando por la puerta el pelirrojo. Parecía ser nombrado y aparecer. Se estaba disculpando por llegar tarde y no era de menos, ya que al camarero le dio tiempo de traer las tostadas con beicon y las palomitas, las cuales Jung-Su estaba comiendo. Eichi parecía impaciente, ya que quería saber cuál era el mensaje.
- Pues empezaré. – Apartó las palomitas, agarró su bolsa y la puso sobre la mesa. – Bien, practiqué el discurso, pero ahora no sé cómo comenzarlo. – Abrió el pergamino y lo puso en medio de la mesa. Tenían suerte de estar apartados y que la taberna no estuviese muy llena, nadie se fijaría en ellos. – Como podéis ver, esto es un mapa del South Blue, donde nos encontramos ahora mismo. – En efecto. El mapa tenía varios círculos y connotaciones por todos lados. – Nosotros estamos aquí, en Domica. – Señaló la isla en el mapa. – Dicha isla es de las más grandes que hay en este mar, y no sólo eso, sino que es céntrica. ¿Qué quiere decir esto? Que Domica está conectada a varias islas importantes, como puede ser el Cuartel Marine. – Jung-Su señalaba cada lugar que nombraba. – Todo gremio que se precie, necesita tener un lugar de asedio, no sólo uno movible, como puede ser un barco, si no uno fijo. ¿Por qué he elegido Domica? Como sabréis, cerca también hay una isla muy conocida por sus luchadores, justo aquí. – Señaló a una isla donde se podía ver “Isla del Karate”. – Domica es una isla comerciante, muchos vienen aquí por los preciosos y la calidad de las armas y demás. Desde dicha isla vienen mucha gente potencial, por lo que podríamos captar a gente para que trabaje para nosotros… - De pronto desvió su mirada, captada en el trasero de una joven dama. Al darse cuenta que iba a perder el hilo, volvió a mirar el mapa. – Bueno… ¡Ah, sí! Bueno, con una base en Domica, muchos podrían unirse. De esta forma ganaremos dinero y seremos más. Por cierto. ¿Sabéis otro motivo más por el que elijo esta isla? Porque al ser céntrica y un lugar muy importante para el comercio, muchos criminales vienen aquí para intentar robar armas poderosas, y ahí es donde entramos nosotros. Domica, en mi opinión, es la mejor isla del South Blue para todo Cazador que se aprecie: Comercio, personas potencialmente fuertes, criminales… - Jung-Su abrió ahora la bolsa y sacó un segundo pergamino, extendiéndolo encima del mapa del mar. Era un mapa de Domica. – Bien, nosotros estamos justo aquí, al sur de la isla, en el poblado. Hay puntos importantes en toda la isla, lugares de interés. Uno es aquí, en el centro de la isla, dentro del inicio del bosque hay un dojo de esgrima llamado Fukashi. Muchos criminales van aquí para batirse en duelo contra los integrantes del dojo o simplemente por diversión. – Señaló justo a la entrada del bosque, poco después del poblado. – Domica también posee a los mejores marineros de los cuatro males, algo que necesitamos para poder movernos. Ninguno de nosotros somos unos expertos y por eso necesitamos a alguien que sí lo sea. Será fácil encontrar a uno, dado que los muelles bordean la mitad de la isla, pasando por el oeste hacia el sur y terminando en el este. Las montañas no son muy altas, y el bosque no muy denso, lo cual hará fácil la exploración de dicha isla. Es una zona muy poco explotada y aquí es donde quería llegar. Para que nuestro gremio sea difícil de encontrar, se me ocurrió tener justo aquí. – Ahora su dedo se posaba en una de las montañas del centro de la isla, la más grande, a unos pocos kilómetros del dojo de esgrima. – Esta es la mejor zona para instalarnos. Estaríamos cerca del dojo de esgrima, por lo que si ellos o nosotros necesitáramos ayuda, podríamos apoyarnos. De este modo no sufriríamos ataques ni pérdidas, o las mínimas. Estaríamos rodeados de naturaleza, por lo que estaríamos escondidos. Y más adelante, cuando todo fuese bien, podríamos tanto aquí, aquí y aquí… - Señaló tres puntos un poco alejados de la futura base, formando un triángulo con la montaña en medio. - … podríamos hacer alguna que otra fábrica, sacando provecho a los minerales, y a la… Odiosa madera. – Agarró un puñado de palomitas y se las metió en la boca. – Bien. Eso es todo. Como podéis ver soy calculador y codicioso. ¿Alguna pregunta sobre todo esto?
- Buenas, Zero. Espero que te haya gustado la porra, maldito. – Dijo en un tono irónico. – Sólo falta Eichi. – Terminó para darle un sorbo a su chocolate caliente.
Entonces ahí estaba, entrando por la puerta el pelirrojo. Parecía ser nombrado y aparecer. Se estaba disculpando por llegar tarde y no era de menos, ya que al camarero le dio tiempo de traer las tostadas con beicon y las palomitas, las cuales Jung-Su estaba comiendo. Eichi parecía impaciente, ya que quería saber cuál era el mensaje.
- Pues empezaré. – Apartó las palomitas, agarró su bolsa y la puso sobre la mesa. – Bien, practiqué el discurso, pero ahora no sé cómo comenzarlo. – Abrió el pergamino y lo puso en medio de la mesa. Tenían suerte de estar apartados y que la taberna no estuviese muy llena, nadie se fijaría en ellos. – Como podéis ver, esto es un mapa del South Blue, donde nos encontramos ahora mismo. – En efecto. El mapa tenía varios círculos y connotaciones por todos lados. – Nosotros estamos aquí, en Domica. – Señaló la isla en el mapa. – Dicha isla es de las más grandes que hay en este mar, y no sólo eso, sino que es céntrica. ¿Qué quiere decir esto? Que Domica está conectada a varias islas importantes, como puede ser el Cuartel Marine. – Jung-Su señalaba cada lugar que nombraba. – Todo gremio que se precie, necesita tener un lugar de asedio, no sólo uno movible, como puede ser un barco, si no uno fijo. ¿Por qué he elegido Domica? Como sabréis, cerca también hay una isla muy conocida por sus luchadores, justo aquí. – Señaló a una isla donde se podía ver “Isla del Karate”. – Domica es una isla comerciante, muchos vienen aquí por los preciosos y la calidad de las armas y demás. Desde dicha isla vienen mucha gente potencial, por lo que podríamos captar a gente para que trabaje para nosotros… - De pronto desvió su mirada, captada en el trasero de una joven dama. Al darse cuenta que iba a perder el hilo, volvió a mirar el mapa. – Bueno… ¡Ah, sí! Bueno, con una base en Domica, muchos podrían unirse. De esta forma ganaremos dinero y seremos más. Por cierto. ¿Sabéis otro motivo más por el que elijo esta isla? Porque al ser céntrica y un lugar muy importante para el comercio, muchos criminales vienen aquí para intentar robar armas poderosas, y ahí es donde entramos nosotros. Domica, en mi opinión, es la mejor isla del South Blue para todo Cazador que se aprecie: Comercio, personas potencialmente fuertes, criminales… - Jung-Su abrió ahora la bolsa y sacó un segundo pergamino, extendiéndolo encima del mapa del mar. Era un mapa de Domica. – Bien, nosotros estamos justo aquí, al sur de la isla, en el poblado. Hay puntos importantes en toda la isla, lugares de interés. Uno es aquí, en el centro de la isla, dentro del inicio del bosque hay un dojo de esgrima llamado Fukashi. Muchos criminales van aquí para batirse en duelo contra los integrantes del dojo o simplemente por diversión. – Señaló justo a la entrada del bosque, poco después del poblado. – Domica también posee a los mejores marineros de los cuatro males, algo que necesitamos para poder movernos. Ninguno de nosotros somos unos expertos y por eso necesitamos a alguien que sí lo sea. Será fácil encontrar a uno, dado que los muelles bordean la mitad de la isla, pasando por el oeste hacia el sur y terminando en el este. Las montañas no son muy altas, y el bosque no muy denso, lo cual hará fácil la exploración de dicha isla. Es una zona muy poco explotada y aquí es donde quería llegar. Para que nuestro gremio sea difícil de encontrar, se me ocurrió tener justo aquí. – Ahora su dedo se posaba en una de las montañas del centro de la isla, la más grande, a unos pocos kilómetros del dojo de esgrima. – Esta es la mejor zona para instalarnos. Estaríamos cerca del dojo de esgrima, por lo que si ellos o nosotros necesitáramos ayuda, podríamos apoyarnos. De este modo no sufriríamos ataques ni pérdidas, o las mínimas. Estaríamos rodeados de naturaleza, por lo que estaríamos escondidos. Y más adelante, cuando todo fuese bien, podríamos tanto aquí, aquí y aquí… - Señaló tres puntos un poco alejados de la futura base, formando un triángulo con la montaña en medio. - … podríamos hacer alguna que otra fábrica, sacando provecho a los minerales, y a la… Odiosa madera. – Agarró un puñado de palomitas y se las metió en la boca. – Bien. Eso es todo. Como podéis ver soy calculador y codicioso. ¿Alguna pregunta sobre todo esto?
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El pelirrojo no tardó mucho en llegar, diciendo que venía desde el Paraiso. El moreno entonces escuchó el comentario del jefe, el cual le hizo soltar una nueva carcajada. De hecho, las palomitas que había pedido eran para él. En ese momento, el luchador comenzó a explicar una especie de plan , y el felino se puso a atender. De esa forma podría enterarse mejor de las cosas. La explicación duró un poco, pero después de todo, el plan era bueno. El moreno entonces sonrió de lado, relamiendose despacio. La diversión iba a comenzar, y por ello sonrió de lado. – Ninguna, comeós mi desayuno. Me piro a entrenar un poco. – Dijo con un tono siniestro. Era el momento de la verdad, por fin su primer encuentro interesante. El hambre se le había quitado totalmente. – Nos vemos después… – Dijo saliendo por la puerta, y por ello despidiendose de ellos. Iba a ir directo al barco.
Eichi Tsukasa
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Eichi escuchaba atentamente el discurso de Jung mientras bebía de su vaso de jugo. El joven pelirrojo debía admitir que era un buen plan, aunque había cierto tema que le inquietaba. El chico aún no le decía a Zero y al líder que el tenía recompensa; no le vio la necesidad, simplemente, porque el dinero que tenía por su cabeza era minúsculo. Y, conociendo a Jung, podía ser algo malo o bueno sobre la marcha. Terminó su jugo y se puso a pensar en que hacer. Como dijo Jung, esta isla estaba muy cercana al cuartel de la marine de aquel mar, y era muy seguro que se encontrarían con resistencia del gobierno. Entrecerró los ojos; se le había ocurrido una idea. Era algo que usó contra Ban en su momento, y fue de mucha utilidad en ese entonces. Eichi se levantó del asiento, dejó el dinero en la mesa y se marchó del lugar, pero no sin antes decirle una última cosa a su líder.
– Me parece un buen plan, pero debo hacer unas compras, de momento – dijo el joven.
Se tardó poco en encontrar el establecimiento que buscaba; era una tienda de maquillaje. Entró y compró una peluca especial de color negro, tenía la misma textura que su cabello rojizo. ¿Por qué era especial? Simple, era casi imposible que pudiera caersele en combate. El joven tenía claro que sus dos compañeros dirían algo sobre eso, pero entre ellos y los marines, escogió el primero. Ya improvisaría algo sobre la marcha.
– Me parece un buen plan, pero debo hacer unas compras, de momento – dijo el joven.
Se tardó poco en encontrar el establecimiento que buscaba; era una tienda de maquillaje. Entró y compró una peluca especial de color negro, tenía la misma textura que su cabello rojizo. ¿Por qué era especial? Simple, era casi imposible que pudiera caersele en combate. El joven tenía claro que sus dos compañeros dirían algo sobre eso, pero entre ellos y los marines, escogió el primero. Ya improvisaría algo sobre la marcha.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.