Sin plan (Iro, Satsujin y Sinclair PASADO)

Me encontraba en la villa de Orange, en una de sus tabernas. Esta en concreto no tenía mala pinta, era una pequeña taberna de estilo rústico regentada por un abuelete muy simpático.

- Muchacho ¿Qué, otra copa?

La verdad, es que no me había terminado ni siquiera la primera copa, la llevaba a mitad y lo único que hacia era darle vueltas al liquido que contenía el vaso.

- Buff, todavía no me he acabado esta, eche el freno buen hombre.

Mi vestimenta era la habitual en mi. Chupa de cuero, pantalones del mismo material, botas estilo cowboy, mitones negros cubriendo mis manos y las gafas de sol oscuras, que al estar a cubierto y sin sol, descansaban sobre la barra. Y ahí seguíamos, el camarero y yo solos en aquella taberna, quizás solos porque eran las 12:00 del medio día y no era hora de empezar a beber.

Los minutos transcurrían lentamente, las agujas del reloj de la pared de la taberna, parecían no moverse, el camarero y yo hacia rato que ya no hablábamos, por lo que el tic-tac del reloj se escuchaba perfectamente y al estar vacío el local se podía decir hasta que ese sonido hacía eco en la taberna. Yo seguía dándole vueltas al contenido del vaso y el camarero estaba limpiando las mesas. Cuando me canse deje la copa, todavía con líquido dentro, meti la mano en uno de mis bolsillos y deje unas cuantas monedas en la barra, cogi mis gafas de la barra y me dispuse a salir de la taberna.

- Hasta otra.

No se si aquel hombre me contestó, pero estaba tan aburrido e inmerso es mis pensamientos, que no me di cuenta. Salí a la calle. El sol de la mañana lucía con fuerza, pero no hacia calor, pues una suave brisa, refrescaba el ambiente. La calle en la que se encontraba la taberna estaba llena de tiendas de distinta índole y, a pesar de esto la calle estaba desierta, excepto por un hombre que se veía a unos cuantos metros de mi, asi que me acerque a él, con la esperanza de que me diera la solución para aquel aburrido día.

- Buenos días, caballero.

El caballero al que había saludado me había contestado a mi pregunta, con una historia que incluía el quien decidía si un día era bueno o malo y algo sobre la sociedad que no entendí muy bien.  Solo una idea me rondaba por la cabeza, ¿Qué habría pasado si llego a preguntarle por el sentido de la vida?:

- Jejeje, me habría bastado con un buenos días, pero eso también me vale.

De repente, el silencio se rompió con unos gritos:

- Muchacho, ayudanos por favor.

Era el hombre que me había atendido en el bar, que a pesar de su edad y los achaques que esta podía conllevar, se acercaba a mi a bastante velocidad:

- Que ocurre buen hombre, porque esos alaridos de espanto.

Cuando el hombre llegó a nuestra posición, empezó a jadear por el esfuerzo y hablaba de forma entrecortada a causa del cansancio:

- En el puerto…piratas…varias muchachas de la isla han sido tomadas como rehenes. Ayuda…por favor.

En el acto cargué mis armas, una pistola con balas píricas, otra con balas normales, puse mi arrow of destruction en modo máximo lanzallamas, me giré y miré al hombre con el que estaba hablando:


- Esta vez te voy a preguntar algo sencillo y urgente, asique no me vengas con rollos filosóficos, ¿me hechas un cable colega?.

Después me giré hacia el hombre del bar:

- Oiga buen hombre, cuando recupere el aliento, alerte a todos los comerciantes de la zona, pero bajo ningún concepto se acerque a la zona del puerto.

Me convertí en mi forma hibrida y de mi espalda salieron dos alas blancas de ángel, pero antes de despegar le dije al hombre-filosofo:

- Yo voy al puerto si quieres ayudarme ven, pero no seas demasiado rudo en tu entrada, pues si esos piratas, tienen rehenes, si se ponen nerviosos es posible que las maten.
Y despegué rumbo al puerto, pues desde arriba encontraría antes el puerto y mi entrada sería mas sigilosa.

POSDATA: Sacrme del rol anda