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¿Existe la verdad? [En construcción] Empty ¿Existe la verdad? [En construcción] {Miér 3 Ago 2016 - 21:21}

Aclaración:

Capítulo I: Superación

Despertó de forma brusca, estaba con todo el cuerpo vendado y sus tres espadas estaban a su lado. Se levantó, activó su mantra, agarró sus armas y empezó a caminar, por los pasillos de la casa. Sentía dos presencias; una la conocía y era la de su maestra, Melissa. La otra era igual o más fuerte que la de Derrick y eso le hizo sentir un gran escalofrío. Recordaba de forma algo vaga, lo que había pasado antes de llegar a este punto. Una traición del que le enseñó a usar el estilo de fuego y del que antaño fue el que rescató a la pelirroja. Lo odiaba, su falsa actitud de amistad, incluso aquella promesa que le hizo hacer… ”Maldito bastardo” – Ushio no tardó en llegar al comedor. Dudaba que la otra presencia fuera algún enemigo, pudo haberlos matado hace tiempo y acabar con su miserable vida de una vez por todas. Suspiró con calma y trató de encontrar la habitación donde estaba su amiga.

– Oh… Veo que despertaste. – Ushio se giró y lo vio. Era un Gyojin alto, tenía el pelo y los ojos de un tono café oscuro; su tez era blanquecina. Éste sonrió y abrió una puerta que estaba a su lado, ambos entraron y el pelinegro suspiró de alivio. Durmiendo en una cama hecha en su totalidad de madera, estaba Melissa. Tenía muchas ganas de llevársela de ese lugar y tener unos segundos, minutos, horas o días a solas con ella… Cualquier cosa que le hiciera olvidar el hecho de que no pudo proteger a nadie. ”Solo soy un experto en decir cosas bonitas” – de reojo miró al que parecía ser el dueño de casa; notó que hizo una seña y ambos salieron de la casa. Afuera notó que la isla era totalmente distinta a la anterior. Había un pueblo a unos pocos kilómetros.

– Debes tener suficientes dudas como para hablar largo y tendido – Se apoyó en una pared y se cruzó de brazos. Era el único Gyojin residente en aquella isla y había llegado hace algunos años atrás. – Soy Ukitake y soy tu padre – su tono fue lo bastante serio como para que Ushio se sorprendiera y sonriera de forma nerviosa. No lo podía negar, en ese momento estaba bastante tenso. Era la primera vez que veía a su hijo, sus sentimientos se mezclaban en su cabeza. No sabía qué sentir en aquel momento: duda, nostalgia, miedo, amor, felicidad, compasión, tristeza… ¿Qué debía decir o sentir? Sus emociones jugaban en su cuerpo como si se tratara de una montaña rusa. – Logré llegar a tiempo para salvarlos de Derrick. – notó que su hijo retrocedía un par de pasos y estaba a nada de sacar sus espadas. Pero, con una seña logró calmarlo. – En fin, te toca hablar. – Guardó silencio y esperó con calma la respuesta del pelinegro.

– Solo tengo dos preguntas, ¿dónde está mi madre? – Ushio tomó una ligera pausa mientras se iba calmando. Además, aprovechó ese silencio algo incómodo, para ordenar sus emociones. Quería matarlo por abandonarlos, pero ahora era el que los había salvado. Sus sentimientos chocaban en su cuerpo. Suspiró. – La otra… ¿Por qué nos abandonaste? – Sí, era probable que las cosas no cambiaran solo por saber la razón; pero podría explicar algunas cosas que, para él, no tenían explicación. Guardó silencio, pensó en agregar alguna otra cosa, pero lo vio totalmente innecesario. Su padre sonrió de medio lado mientras ahora miraba al cielo. No lo había notado antes, pero estaba soleado y despejado. Un silencio total inundó el ambiente, además; se lograba sentir la increíble tensión.

– No sé dónde está. Si lo supiera, créeme que te lo diría – Ushio entrecerró sus ojos ante aquella respuesta. De verdad quería saber su ubicación, quería volver a verla y preguntarle tantas cosas que, en estos momentos, no entendía. – Respecto a la segunda pregunta, ella me lo pidió. Era muy peligroso estar los tres juntos. Ella se quedó contigo y yo tuve que irme – Ukitake tomó una leve pausa. ”¿Eso era todo? ¿Protegerme?” – pensó el espadachín al escuchar aquella explicación. – No estoy orgulloso de aquello. A día de hoy, me siento un inútil, una basura por hacer eso. – El pelinegro suspiró. No era necesario que lo jurara. Nunca le hizo mucha falta, pero entendía lo que debía estar sintiendo. Se acercó a él con calma y puso una mano sobre su hombro.

– Está bien, no necesitas sentirte así – no es que se considerara bueno tratando de subirle el ánimo a los demás, pero… Sabía tener tacto. – Quizás nos hiciste falta un tiempo, pero pudimos sobrevivir. Ahora… Hay cosas más importantes y el pasado no nos ayuda para nada. – Sonrió de medio lado. Ukitake asintió con la cabeza y dijo un “gracias” sin llegar a pronunciar sonido alguno. Ushio, en tanto, ya se estaba dirigiendo a la casa. Aún quedaba un tema por resolver y sin eso resuelto no iba a poder avanzar. Era necesario recuperarla… Recuperar a Melissa. No tardó en llegar a la habitación donde ella estaba y, para buena fortuna, la encontró sentada en la cama con la mirada perdida en la nada. ”Va a ser algo difícil” – suspiró de forma relajada mientras se apoyaba en el marco de la puerta con los brazos cruzados.

– Dime, Ushio… ¿Es un mal sueño? – ella sabía mejor que nadie que no era un sueño. Que todo lo que habían vivido en esa isla era real. La persona en la cual más confiaba, su objetivo a superar… Los había traicionado. – ¿Cómo no lo vi venir? Soy una idiota – unas cuantas lágrimas cayeron de su rostro a las sábanas. Miró a Ushio, tratando de encontrar respuestas a lo evidente. Apretó sus puños antes de sollozar… Su corazón estaba roto, sentía que le clavaban agujas una y otra vez, en un interminable ciclo sin fin. – ¿Qué haremos ahora, Ushio? ¿Cómo nos moveremos? ¿En quién confiaremos? – Melissa sabía que sus preguntas no encontrarían respuestas. No en el espadachín que había entrenado hace unos años atrás. Miró a los ojos ambarinos de su alumno y guardó silencio…. ¿Qué más podía decir? Unas simples palabras no iban a bastar para decir todo lo que sentía.

Ushio suspiró de forma ligera. Miró a la pelirroja y se maldijo por dentro al tener la culpa de toda esa situación. – Nos tenemos a nosotros, ¿no? – sonrió de medio lado. Era lo único que necesitaban para enfrentarse al mundo entero si era necesario. Ella y él ante todo y contra todos. No necesitaban malditas ayudas o gente en quién confiar. – Es cierto, es difícil. Duele una traición de esa manera, pero la vida sigue – el pelinegro se sentó a su lado y ella, de forma casi instintiva, se acomodó apoyando su cabeza contra su pecho. La mano derecha del espadachín se posó con delicadeza sobre su cintura. – Nos tenemos que levantar, Melissa. Seguir adelante y nada más. Arreglaremos todo sobre la marcha. – Le besó la frente con cuidado y notó un leve suspiro de la pelirroja; se acomodó un poco más en él y, lentamente, ambos se fueron quedando dormidos. Una suave brisa cruzó la habitación cerrando la puerta en el proceso. Sus corazones estaban intranquilos, dolidos y sus cerebros confundidos. Pero… Mientras los dos estuvieran juntos, algo podrían hacer para salir de aquella situación. Después de todo, ambos dudaban que les podría pasar algo peor que la traición de Derrick, ¿o no?
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