¿Una última cena? [Pasado][Privado][Error - Bizvan]

No me considero una persona con un oído agudo o algún don que me permitiera percibir la presencia de otros, razón por la cual al escuchar una voz extraña mencionar lo lindo de la noche mi cuerpo sufrió un pequeño espasmo. Por reflejo tomé la empuñadura de mi espada mientras giraba mi cabeza para verlo.

Una figura un tanto baja (en cuanto a tamaño) se encontraba parada. Debido a que hasta ahora estaba mirando el fuego, mis ojos no se adaptaron al cambio repentino de iluminación y no podía verlo adecuadamente.-Si… supongo que lo es.-Traté de fijar la mirada para ver su rostro, pero aún era demasiado pronto para hacerlo.

No parecía ser una amenaza, quiero decir, fácilmente podría haberme matado. Tal vez se trataba de un viajero que tras ver el fuego se acercó buscando calor. Aunque también puede que se tratara de un asesino que disfrutara de anunciar su presencia antes de atacar y dentro de poco mi cadáver estaría flotando en el mar.

*Espero no equivocarme*Dejé de sujetar la empuñadura y regresé mi atención al alimento. Si me descuidaba se quemarían.

Tras mencionar el tamaño de los peces solté una pequeña risa.-¿Tú crees? Yo los veo un poco pequeños.-Giré los pescados para asegurarme de que ambos lados se asaran debidamente.-¿Error Sans? Es la primera vez que escucho ese nombre.-No quité la mirada de la fogata.-Yo soy Bizvan, Bizvan Oresan C., no preguntes que es la C, ni yo estoy seguro.

Me levanté y aparté mi mirada del fuego para que mi visión se adaptara a la oscuridad. Error parecía mirar algo en el mar o quizás solo miraba el mar, no lo sé.-No llevo mucho tiempo en este lugar, pero estoy casi seguro de no conocer tu voz.-Traté de no sonar amenazante, e incluso dejé mi espada en el suelo para evitar parecer agresivo.-Si estás aquí buscando comida en unos momentos estará lista.

Mi visión comenzaba a adaptarse a la oscuridad y dentro de poco podría verlo bien.-Que te parece si me cuentas algo sobre ti mientras esperamos la comida.-Sugerí en tono amigable.

Es difícil saber cuándo una persona miente o dice la verdad. Razón por la cual escuché atentamente su historia, he de admitir apenado que en un principio me resultó difícil creer acerca de la experimentación que sufrió en el orfanato, pero en el momento que giró su cabeza para verme, me paralicé e involuntariamente tragué saliva. Posiblemente fue irrespetuoso por mi parte, pero froté mis ojos, como si con esto la piel de su rostro regresaría y ese cráneo solo fuera un producto de mi imaginación, sin embargo no fue así, realmente me encontraba en compañía de un… un…

*¡Es un maldito fantasma!*En mi mente me encontraba gritando producto del terror.*Todas esas historias que he escuchado al parecer son ciertas. Siempre pensé que eso de estar solo en algún lugar, para posteriormente ser visitado por una entidad paranormal solo se trataba de un cliché, pero ahora me encuentro viviendo una en carne propia*Traté de no parecer nervioso, pero lo más probable era que no lo lograra.

Error parecía interesado en la comida, cosa que causó otro recuerdo.*En las historias por lo general el fantasma siempre vaga en busca de terminar “algo” que lo retiene en este mundo*Me crucé de brazos y miré hacia el suelo.*Puede que haya muerto de hambre y ahora suele vagar por este lugar pidiendo comida… De hecho eso explicaría por qué no recuerda de donde proviene, es un fantasma de solo dios sabe cuántos años.*Levanté mi mirada para verlo nuevamente, pero esta vez no había miedo en mi rostro.*Quizás hasta ahora todos han salido corriendo al verlo sin darle nada y si lo alimento podrá descansar en paz.*

-Un mercenario.-Me encogí de hombros.-Puede que se deba a que nunca salí a otros mares, pero nunca escuche de él.-No mentía, aunque si se trataba de un agente del gobierno debería de existir algún registro formal suyo en alguna parte.

Le hice una seña con la mano para que se acercara a la fogata y sin esperar a obtener una respuesta me giré para nuevamente estar pendiente del pescado.

-Bueno… Soy de estos mares, pero solía vivir en otra isla junto a mi viejo.-Tomé uno de los peces para ver qué tal se encontraba la carne.-Él era un herrero, no uno famoso o conocido, solo un humilde herrero, y yo solo un mocoso con sueños de ser un espadachín reconocido en todas partes.-La carne parecía estar lista para ser ingerida.-Hace una semana aproximadamente hubo un incendio en su forja y murió, ¿Fue accidente o intencional? No lo sé, pero no tuve el valor de quedarme a averiguarlo, solo escapé del dolor que me causaba ese lugar. Si te preguntas si aún busco ser un espadachín, ya no estoy seguro de lo que quiero, mas utilizar una espada es lo único que se hacer medianamente bien.

Suspiré ligeramente y tomé otro de los pescados (de la rama ensartada en su boca) con mi mano libre para ofrecerlo a Error.-No te quejes del sabor, no soy un chef de cinco estrellas.-Me reí ligeramente.

Soplé para enfriar el pescado recién retirado de las brasas y lo mordí con entusiasmo. Algunas cuantas especias y las herramientas necesarias (tomando en cuanta saber cómo utilizarlas) harían que este fuera un alimento majestuoso.

Error parecía querer mostrarme algo, así que le preste atención. De su ropa sacó dos objetos: Una espada y un muñeco de trapo, posteriormente comenzó a hacerlos moverse con unos extraños hilos.

*¿Un marionetista?, Había oído hablar de ellos, pero esta era la primera vez que veía uno fantasma.*Una leve sonrisa se formó en mi rostro al escuchar las palabras del esqueleto.-Aceptar.-Susurré.

Desvié mi mirada hacía la espada que se encontraba a mi costado.-Gracias Error.-Él tenía razón, lo mejor era aceptar el dominio de la espada que gané, pero resultaba más fácil decirlo que hacerlo. No quería parecer irrespetuoso y mucho menos con alguien que trataba de animarme.-No puedo afirmar ahora mismo que continuaré siendo un espadachín, sin embargo te prometo que grabaré tus palabras en mi corazón.-Toqué unas cuantas veces la funda de mi espada.

Cuando mi acompañante elogió mi comida me apené.-Solo es pescado asado, no es la gran cosa.-Di otro mordisco y comencé a masticarlo mientras escuchaba su nueva pregunta. Tras pasarme el bocado contesté.

-Llegué a este lugar como polizón en un barco comerciante, pero ahora me encuentro con la problemática de dormir bajo las estrellas todos los días.-Miré el cielo estrellado y la visión me recordó a un joyero lleno de piedras preciosas brillando.-Aunque la vista no está mal.-Nuevamente fijé mi mirada en él.-Algunas veces trabajo en los sembradíos o con los pescadores a cambio de algo de comida. Supongo que podemos llamarlo una vida modesta o al menos me gusta pesar eso.-Miré a Sans con curiosidad y con un poco de incomodidad.-Oye, puede que sea un poco mal educado señor fantasma, pero… ¿Qué se siente ser fantasma? ¿Hay alguna posibilidad de que mi padre también sea uno?

No puede evitar mostrar mi decepción al enterarme que no se trataba de un fantasma, pero como no quería parecer irrespetuoso traté de cambar mi expresión. Error era el resultado de unos experimentos y si de algún modo le deba a entender que prefería que fuera un fantasma a una persona, tal vez terminaría ofendiéndolo. Trató de consolarme diciendo que existía una posibilidad de que realmente mi padre fuera un fantasma, pero una de las palabras que mencionó captó mi atención totalmente.

*¿Resucita? ¿Existen personas con tal poder?* Tal como el esqueleto mencionó, él era un caza recompensas, por lo que debería haber viajado por muchos lugares y en algunos de sus viajes debió conocer a alguien que pueda resucitar. *Hay tantas cosas que desconozco, me pregunto si yo también debería tratar de viajar más.*Aquello no sonaba mal, una lástima que mi situación económica actual no me permitiera realizar algo así… al menos no de la manera legal.

Terminé de comer el pescado, el cual ya se encontraba en la temperatura adecuada para no tener que preocuparme por las quemaduras.

El tercer pescado aún se encontraba cerca dela fogata, por lo que una de los lados se había comenzado a quemar. Lo retiré velozmente del fuego y miré el área daña nada.-Ouhh, se quemó un poco.-Clavé el pescado aun costado mío.-Si tienes hambre todavía puedo darte este también.-Señalé el pescado.-Pero está un poco quemado de uno los lados.

El viento comenzó a soplar con un poco más fuerza y con esto el sonido de las olas aumentó. La luna llena brillaba acompañada de un sinfín de estrellas, en un cielo totalmente despejado por los vientos. Una noche tranquila que invitaba a recostarse y disfrutar de la vista… ¿Continuaría de esta manera?

Teníamos visitas y no parecían ser precisamente buenas. Un total de tres hombres vistiendo de la misma manera aparecieron, alegando algo acerca de estar en su territorio. Por un momento pensé que serían bandidos, pero al estar vestidos iguales había una pequeña posibilidad de que fueran un banda cualquiera. Dos de ellos portaban sables comunes y si uno se fijaba bien, podía notar que no se encontraban en buen estado. El líder por el contrario contaba con una katana mejor cuidada, la cual colgaba de su cadera.

-Es la primera vez que los veo.-Contesté a la pregunta de Error, mientras dirigía lentamente mi mano hacia mi espada. Los sujetos no parecieron prestarme atención, al estar enfocados en la peculiar apariencia de esqueleto que poseía.

Error parecía estar tranquilo y no era de extrañar, ya que se trataba de un caza recompensas, situaciones como está debería de vivirlas con frecuencias, pero yo… bueno, este sería mi primer combate real. Debido a los nervios mis manos ya se encontraban húmedas por el sudor. Sujeté la empuñadura con fuerza, en un intento de tranquilizarme.*Pudo ser peor, sin Error, tendría que enfrentarme a ellos yo solo, seguramente habría muerto en un instante*

-¡Qué diablos esperan!-El líder movió su cabeza para ver sus compañeros. -¡Son solo un mocoso y un engendro, muéstrenles lo que pasa al meterse en nuestro territorio!-Tras dar la orden los dos subordinados se dirigieron hacia nosotros con las armas listas.

Uno de los bandidos decidió que yo sería un blanco más fácil. Lo único que impidió que mi cuerpo se paralizara fue la compañía del caza recompensas. Me levanté lo más rápido que pude con mi espada lista. Nuestras armas chocaron y el forcejeo dio a lugar, la diferencia de fuerza era evidente, lo cual me obligó a separarme dando un ligero salto hacia atrás.

Mis manos temblaban ligeramente y mi corazón latía con fuerza.*Esto es más intenso de lo que creí.*No aparté la vista de mi oponente, quien simplemente me miraba con una sonrisa en su rostro.*Solo espero que Error lo tenga más fácil que yo.*

El sonido de las espadas chocando continuamente podía escucharse con claridad. Los destellos de las hojas causadas por la fogata recordaría un muy ligero flash de una cámara periodista. Me gustaría decir que el combate se encontraba igualado, que a pesar de ser mi primera vez me desenvolvía de una manera decente, que mi determinación compensaba mi falta de experiencia…realmente me gustaría decir algo por el estilo. Durante todo el combate no fui capaz de realizar ningún ataque, continuamente era abrumado por los ataques de mi oponente, dejándome únicamente con la opción de bloquear y esquivar.

No podía darme el lujo de mirar hacia otro lado, pero a juzgar por el sonido, sumado al hecho de no ser atacado por otro enemigo, podía deducir que Error tenía todo bajo control.

El sable se movió de manera horizontal a la altura de mi cabeza. Con inclinar mi cuerpo hacía atrás bastó para esquivarlo, más el siguiente movimiento realizó un corte superficial en mi brazo izquierdo. Al ver una apertura traté de contraatacar, por desgracia, la estocada que realicé fue evadida con facilidad.-A sus ojos debo ser un completo novato.-El sudor escurría por mi frente y debes en cuando entraba en alguno de mis ojos provocándome un ardor. No llevaba más de unos minutos de combate y mi cuerpo ya se encontraba cansado.*Así que esta es la diferencia del entrenamiento y una pelea real.*Mis movimientos carecían de técnica, dando como resultado que él pudiera leerlos con facilidad.*No puedo ganar por fuerza o habilidad.*

Una serie de ataques sin ningún tipo de patrón fueron lanzados, de los cuales me fue imposible salir ileso. Ambos brazos presentaban cortes, al igual que mi pecho y hombros. Ninguno era de vital importancia, pero eran molestos. Al intentar retroceder un poco resbalé con algo, terminando de espaldas al suelo.

El hombre no desaprovechó la oportunidad y corrió a intentar acabarme. La punta de su sable casi termina en mi rostro de no haber rodado un poco hacía mi costado. En un desesperado intento por devolver el golpe, le propiné una patada en su entrepierna, causando que el sujeto se encorvara ligeramente. No desperdicié esto y la punta de mi espada perforó su garganta. Gotas de sangre cayeron sobre mi rostro.

Soltó su arma y se llevó ambas manos a la garganta, pero antes de que pudiera tocarla se desplomó sobre mí. Permanecí inmóvil por unos segundos, podía sentir el calor de su cuerpo. Presa del miedo me lo quité de encima y miré su cuerpo.

La hoja de mi espada había atravesado su cuello y se encontraba cubierta por su sangre. Sus ojos sin vida parecían verme fijamente. No me sentía bien, yo acababa de quitar una vida. Sentí como el contenido de mi estómago subía por mi garganta y terminé vomitando.

Utilicé mi mano para limpiar mi boca. Me senté sobre el suelo mientras respiraba entrecortadamente.*Todo el tiempo siempre estuve diciendo que me convertiría en un espadachín, pero nunca me detuve a pensar en lo que ello implicaba.*Miré el cadáver, ya no había posibilidades de vomitar más y aun así las náuseas regresaron.

Error parecía un poco preocupado por mí, por lo que simplemente asentí con la cabeza para expresar que comprendía lo que me decía. Me levanté y tomé la espada para limpiar la sangre en la ropa del sujeto. De no tratarse del arma echa por mi padre la habría dejado ahí. La coloqué en su vaina y me la colgué en la espalda.

Error utilizó sus cables para levantar los tres cuerpos. No me sentía con la fuerza necesaria para hablar, así que no tenía problemas con dejarle eso a él. Traté de devolverle la sonrisa, aunque la mía no fue tan grande como la suya. Ahora no me quedaban dudas, Error era una buena persona.

Cuando mencionó que me terminaría acostumbrando sentí un escalofrió recorrer mi espalda, ¿Cuánto haría falta para acostumbrarme? Dejé de pensar en eso y comencé a caminar junto al esqueleto.