tony.randalph
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Akuma no mi
Varios
Jero se encontraba en el puerto pescando por la mañana. Iba a por su desayuno, claro está. Previamente había encendido la leña en el barril, y solo le hacía falta poner el pescado encima de la plancha de metal cuando terminase. Así han sido la mayoría de sus mañana desde hace 2 años. No le importaba vivir así toda su vida, él era un joven tranquilo y bastante simple. Pero sin embargo, él sentía que había algo que hacer. Algo que terminar.
Su mente regresó a un estado más consciente, pues un pez había picado. Después de sacarlo a tierra firme con un tiro seco y eficaz, se percató de que quizas ese sería el pez-pulpo más jugoso y con la textura más blanda de la temporada. Un manjar digno de nobles, sacado por pura suerte a manos de un joven vagabundo. Pero el pez-pulpo tenía una peculiaridad, tardaba al menos una hora en cocerse en una olla. Mientras empezaba con este largo proceso, el pez le dio un bofetón con su tentáculo en la cara a Jero. Estúpido insolente -pensó él- que aún siendo más débil luchas desesperadamente. Pero el pez-globo no era él único estúpido insolente presente ahí.
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Todo empezó ese día. Jero se encontraba con Rosa, charlando, jugando, riendo. El joven había terminado su entrenamiento diario sobre un cuarto de hora antes.
- ¡Juguemos al escondite, Jero! - gritó la chica, armada de energía.
- ¡No, mejor escalemos esa palmera! - respondió con el mismo tono de voz Jero.
Ambos jóvenes tenían 15 años, pero se comportaban como cuando tenían 7. No les importaba.
- No es justo, tu siempre subes las plameras en menos de 3 segundos.
-¿ Y tú que? Cuando jugamos al escondite, tardas menos tiempo en saber donde estoy. Y lo peor es que te haces la loca, no lo dices y me montas una trampa. Como esa con los huevos de gallinavestruz y la gravilla.
Rosa, esbozando una sonrisa pícara, empezó romper a carcajadas con su peculiar risa. Y empezó a imitar ridículamente a Jero en esa situación.
- ¡Soy Jero, el monstruo medio piedra y medio humano!. Kjekjekje.
- Oye, niña, que la gravilla pegada al cuerpo duele y bastante. ¿Porqué esa basura tiene que ser tan buen adhesivo? - replicó intentando ser serio, pero tampoco pudo aguantarse la risa.
- Salto y Caída
Rosa pegó un estupendo y estiloso salto hacia la colina, se puso de lado al caer sobre la mullidita hierba y empezó a rodar. El joven, sorprendido, empezó a perseguirla. Esa parte de la isla era la única que no era un bosque de bambú selvático; una llanura en forma de cono invertido rodeado de hierba en el que al final había un árbol de mango. Tras la durada frenada en el tronco por parte de Rosa y la suave de Jero sobre el costado de Rosa, estos empezaron a acercarse poco a poco, y la chica le dio un dulce beso en la mejilla del blanquecino joven.
- Tu entrenamiento ha sido muy duro hoy, ¿no? Me dijiste que estás en la etapa en la que hay fortalecer tu cuerpo llevándolo al límite de este.
- ¡Que va! Yo estoy perfectamente... - Dijo mientras se acomodaba usando el brazo de ella, cerrando los ojos lentamente.
Y poquito a poco, su vista se cubrió de un velo oscuro, y entró en el mundo onírico.
Esos eran los días felices. La familia de Jero y Rosa eran campesinos de esa isla selvática, gente muy humilde y trabajadora. Cómo estaba dictado en este tipo de vida, los jóvenes enamorados se casan a los 18 años y tienen hijos que los ayuden a sobrevivir de mejor manera. Jero no era una excepción, pero él desempeñaba uno de los trabajos más nobles de Shin Shiki, un defensor y guerrero de la isla. Desde muy pequeño, no estaba interesado en su vida a largo plazo, solo en entrenar en el arte de las formas, llevando al límite su cuerpo hasta los 14 años. Aunque con solo sabiendo la técnica del Touch-shot, ya se le consideraba uno más en las fuerzas de defensa de la isla.
Toda la isla estaba preparada para forzar el cuerpo hasta sus límites, desde el bosque de bambú selvático hasta la cascada del acantilado. Los primeros exploradores de la isla, asombrados por la altura de la montaña que crecía en mitad de la isla, la llamaron la Gran Púa. Ansiosos por escalarlo, empezaron a subir por dentro haciendo un túnel. A primera vista, las personas normales ni se lo plantearía debido a su gran altura acompañado de su ladera increíblemente empinada. Pero un maestro de la isla del Kárate empezó a subir excavando, y al llegar arriba, empezó un Dojo que ha seguido durante 950 años. Su descendiente, Shiki D. Rust, es la que gobierna en base a unos principios morales de solidaridad. La isla no está afiliada al gobierno mundial, pero sin embargo se rumoreaba que mantenía contacto con este para proteger la isla.
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A 100 km al sureste de la isla de Shin Shiki, se encontraba la isla del kárate. Como en todos los países afiliados al gobierno del mundo, allí existía una sede representante de la marina. Ese lugar estaba regentado por el Sargento Hook, conocido por ser una persona muy irascible y violenta cuando empieza una pelea, aunque siempre intente controlar su temperamento. El vicealmirante Risky se encontraba en la isla para hablar con él de unos asuntos de suma importancia.
-Oye, Vice-almirante, ¿está seguro que la necesitamos traerla para convertirla en Marine?
- No tenemos más opción, esa jovencita posee uno de los hakis más poderosos que hemos encontrado.- Le contestó el vicealmirante Risky mientras bebía un vaso de leche- Y eso ya lo sabes, Sargento Hook, en esta época la marina necesita gente poderosa, y adoctrinable. Esa tal Rosa tiene el don de escuchar los corazones de la gente, saber sus fortalezas y debilidades. Esa gente la llamaría maga o vidente si no fuese porque Rust no es ninguna ignorante. Además de eso, hay que sacarla de ahí para proseguir con los planes del Gorosei.
- ¿Puedo preguntar porqué no he sabido nada de eso hasta ahora, vice-almirante? Yo soy el regente de la isla mas cercana de Shin Shiki, podría haber sido informado para preparado un pelotón de soldados o una flota para...
A medida que Hook hablaba, Risky le interrumpió tras terminarse de beber su vaso de leche, recalcando así su curioso tic verbal.
- ¡Eso no es algo que te incumba, Sargento! Además, no necesito a nadie más que el miembro de la Cipher pol infiltrado allí... y el resto de marines, supongo.
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Jero se encontraba recostado en el brazo derecho de Rosa, mientras ella usaba su mano izquierda para pasar las diversas páginas de un viejo libro que se encontraba releyendo. Este empezó a abrir los ojos y se giró lentamente.
- ¿Que gracia le verás a ese libro? De tanto leer se te irá la cabeza. No es natural mirar un fondo blanco con rayajos negros.
- Calla, estúpido. Si supieses leer, entenderías porqué aprecio tanto este libro.
- Ya me lo intentaste leer una vez. Y me volví a girar para seguir durmiendo...
Efectivamente, ese tipo de libros no formaría parte de su selección si supiese leer. Ahí se relata la historia de Shin shiki, su filosofía y sus leyes morales y sociales. Un libro arcaico que se encotraba en todas las casas.
- El atardecer se está acabando, deberíamos volver.
Rosa poseía un poder del cual no quería hablar demasiado. La vieja Rust le dijo una vez que eso se llamaba Haki del mantra. Con él, ella podía saber que seres con alma se encuentran en un radio e indirectamente, reconocerlos cuando ese rango era corto y poder comprender su corazón. La maestra del dojo le dijo que el haki se divide en tres categorías, y que dependiendo de cada persona un haki puede tener diversos usos.
- Jero, lejos de mí tu corazón me dice cosas distintas a cuando no lo estás. Es decir, tu personalidad cambia tanto que pareces una persona distinta.
- ¿En serio?, yo no lo noto.-Y realmente no lo hacía, pues él no se da cuenta. Jero es una persona tranquila, sensata y sobretodo serena. Pero con Rosa parecía una persona despreocupada y activa.- ¡Hazme una demostración!
- Claro. Voy a mirar si mi madre ha terminado la cena.- Ella se concentró y puso su mira en su hogar. Se encontró con algo inesperado.- ¿Qué está ocurriendo? En mi casa se encuentran mis padres... mis hermanos... y creo... sí también está tu familia. También hay una octava persona.
- ¿Qué puedes decirme de esta situación?
Rosa empezó a sudar en frío, no se podía creer lo que estaba pasando.
- Todo el mundo está muy intranquilo, menos el extraño... tiene un aire arrogante.
No podía asumirlo, pero no podía ser otra cosa. Todos estaban siendo atacados o por un bandido o por un pirata. Ni se lo pensó dos veces cuando empezó a correr hacia el pueblo.
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- Y bueno, eso es básicamente lo que queremos hacer.- Terminó con esa simple conclusión tras esa chocante declaración.
- ¡Tienes que estar de broma! -Replicó le padre de Rosa.- Mi niña no puede entrar en la marina. Solo tiene 15 años.
- Como ya le dije, eso es una estupidez. Yo entré con esa edad, y míreme, ahora soy un sargento que cuida de la isla de...
- ¡Da igual lo que digas, NO PUEDES LLEVÁRTELA! - Esta vez fue la madre de Jero la que entró. Se la conocía por su carácter temperamental y también porque solia ser una guerrera. Aún así no estaba amenazando, solo era un intento desesperado de ayudar a su amiga y futura consuegra, pues sabía que ella era muy cobarde como para replicarle a un marine.
- Tengo el permiso de Rust, ¿sabe? Y no pienso irme de aquí sin ella.- Esa son las palabras que tenía que decir, pero en el fondo lo único que quería hacer era volver con la chica y desentenderse del problema. Y de paso mandar a paseo al vice-almirante.
Jero se fue acercando sigilosamente a la ventana y solo una frase le bastó para entrar en escena.
- ... y le repito, por eso tenemos que llevarnos a su hija Rosa.
Abrió la puerta con tanta violencia que el pomo salió disparado lejos.
- Oye, tú no eras el mejor amigo de la chi...
- Cierra la boca, estúpido payaso.
Hook se quedó desconcertado, nunca antes había conocido a alguien fuera del mundo de la piratería que tratase a un marine con tan poco respeto. Además con esa serenidad... Jero le parecía un asesino de la sangre más fría. Y sin darse cuenta, Jero se movió detrás de él.
- Touch
- ¡Mi brazo!, no lo siento. ¡¿ Qué me has hecho, niñato bastardo?!
-Sho...
Y justo cuando iba a darle el golpe de gracia, Rosa gritó desde fuera.
- ¡Jero, para! ¡Si continuas, le romperás el brazo!
- ¿Cómo? Crío insolente.
En medio de la confusión, la madre de Jero le dió un puñetazo en la cabeza en lo tumbó contra el suelo. Si hubiese sido una persona normal, Jero hubiese caído inconsciente al chocar contra la dura piedra del suelo.
- Te arrepentirás de esto, muchacho. Me llevo a la chica.- Se giró hacia Rosa y la cogió del brazo y se la llevó arrastrándola violentamente, aprovechando el caos de la situación y de la joven, que aún no sabía qué estaba pasando.- ¡Vente y no repliques!
Jero seguía con ganas de pelea, pero su madre le agarró la cabeza contra el suelo, de tal manera que estaba inmóvil.
- Mamá, se la están llevando.
- ¡No me tomes por idiota, y más cuando el verdadera imbécil eres tú!- Le empezó a gritar su madre, desatando su impotencia en el joven.- ¡Nos duele más que a ti, ¿lo sabes?!
No respondió.
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Ese sentimiento que le invadió a Jero fue la depresión. No quería moverse, ni hablar, ni mirar. Su madre le recomendó irse a pescar, para aclararse la mente, y de paso que pensase en otra cosa. ¡Qué ilusa! Precisamente esa actividad le gustaba a Jero porque podía pensar en cualquier cosa que no fuese la pesca mientras lo hacía. Entonces, después de un rato sin que no pudiese pescar nada se dispuso a ir a entrenar.
Subiendo la Gran Púa, al llegar al Dojo se puso a pelear con otros guerreros en duelos amistosos. No tenía ni el cuerpo caliente cuando la maestra, Rust interrumpió la actividad allí.
- Chicos, hoy tenéis libre el día. Hoy tengo que hacer reformas en el dojo.
Decaído y sin nada que hacer, jero siguió rumbo a la deriva. Un paseo sin rumbo que quería que fuese eterno. Fue entonces cuando encontró una fruta muy rara. El bambú selvático, original de esa isla echan unos frutos verde que nunca superaban los 5 centímetros. Pero esa en concreto era una fruta muy grande como para ser una versión muy deforme de esta.
- Jé, tu también debes ser algo asqueroso y repulsivo. Me da igual si eres venenosa, de hecho lo prefiero así.
Jero probó un bocado. Luego se arrepentiría de ello, no solo por su sabor, sino también por otras razones.
Entonces, sin quererlo, su cuerpo experimentó una transformación. Su piel empezó a secarse, tanto que se le escamó, empezó a rascarse desesperadamente por ese tacto tan raro, pero de manera inmediata se acostumbró y de hecho era agradable; el olfato fue agudizándose, pudiendo oler ese delicioso olor del pajaro muerto en el árbol pudriéndose; en sus ojos le aparecieron un par de párpados nuevos, perfectos para poder mirar una presa haciéndose el dormido; le empezaron a salir garras como cuchillas con las cuales podía abrirle la piel a un enemigo y destriparlo; la musculatura de Jero creció de tal manera que ganó 40 kg de peso y creció 20 centímetros de altura. Con su típica agilidad, escaló por los arboles de bambú selvático y se llevó el exquisito cadáver a la boca. Nunca le supo tan bien comer carne cruda con un aderezo plumífero.
- Necesito más... carne.
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Un pequeño navío pesquero se acercaba sigilosamente por la bahía. El único tripulante se encontraba bajo una sombrilla para protegerse del penetrante sol de verano.
- Pufff, Shin Shiki. ¡Perezaaaa! Bueno hay que buscar la "Ryuu ryuu no Mi" igualmente. Para eso me pagan.- Cogió un catalejo y empezó a mirar para tener una idea de donde buscar. Muchos árboles, pero en teoría tiene que estar encima de ese acantilado... ¡Noooo!
El sol le hacía daño como al que nadie, y un reflejo de sol proveniente de una ola, cegándole por un instante.
- A ver, Saile. Malditas gafas de sol. Podría habérmelas cogido, pero no. Tenía que dejármelas porque soy un chulo.
También era alguien que no te esperarías que fuese un asesino. Carismático como nadie pese a ser un borde con la gente, y satírico como él solo. Su objetivo era conseguir escabullirse por la isla y conseguir una fruta del diablo en concreto, quizás llevarse una vida en el proceso. Atracando en la playa, decidió escalar la pared en su peculiar manera y en la que según él, todo asesino debería hacer.
- Talón contra pared y codos con ganchos. Ale, arriba.
Y Saile empezó a escalar mirando cara al abismo, con las manos libres por si acaso mientras escalaba pues se quería comer una manzana o algo. Más de una vez, escalar de espaldas le salvó de la muerte. Anda que no le sirvió para luchar contra ese marine con la "Peto-Peto no mi", que subía por las paredes. Con la mano diestra y zurda libres - y un guante con un dedo de Kairoseki - pudo hacerle frente a ese adversario, así que técnicamente, le ha salvado la vida.
Pero escalando ya pudo ver aproximándose varios barcos de la marina.
- ¡¿Enserio?! Ya van a empezar. El barco de Risky, tiene que ser por narices el primero, porque está en la isla del Kárate. Pero esto es MUY pronto. Bueno, hay que darse prisa.
Y velozmente, se aproximó a la cima del barranco. Ahí pudo ver como hubo cierto movimiento en el bosque. No pensó que fuese un usuario de Akuma no mi (y menos de la Ryuu Ryuu no mi, pues se imaginaba un dragón "de verdad" en ese momento). Esperó escondido unos segundo. 1, 2, 3, 4, 4 y medio, y... ¡5! Salió de la roca de la que estaba de una zancada. Y tuvo que iniciar una pelea con Jero, no sin antes hacer una gigantesca muestra de asombro.
- Hey tú, si tú. Me acabas de fastidiar los planes, ¿lo sabes? - Le fue contando mientras Saile iba sacando su cuchillo mariposa. Jero no respondía, seguía masticando. - Que asco das tío... ¿Acaso no serás usuario de Zoan despertada? Y yo pensando que ese tipejo me estaba vacilando mientras me lo iba contando... Una bestia parda que solo sigue sus instintos más bajos. No, no creo. Pienso que solo eres un loco con Akuma.
Y tiró una pierna hacia atrás para impulsarse. Una velocidad digna de un asesino, pero no tanta como para evitar que Jero le cogiese del hombro derecho y lo tirase violentamente contra el suelo. Ese golpe contra un árbol normal podría haber sido una pérdida de sentido instantanea, pero solo se clavó astillas en la espalda, pues el bambú selvático era delgado y hueco.
- Colega, que eso duel... - No le dió tiempo a terminar la frase cuando recibió otro golpe en el estómago.- Gafuuuuuh.
La bestia fue acercándose a Saile más y más... hasta que finalmente estaba encima de él. Saile estaba muy asustado, y más aún cuando vio como Jero empezó a juntar los dedos y mirar sus afiladas uñas. Sí, comprendió que estaban lo suficientemente afiladas como para ensartar. Empezó a hacer carrerilla con la mano derecha y empezó a bajar hasta atravesar a...
- Nope. - Saile le pudo propinar una patada a su brazo, haciendo que en vez de cortarle a él, cortase el tronco del bambú. Entonces Saile pudo aprovechar su repentino cambio en el centro de gravedad para levantarse, hacerle una llave a Jero, y tocarle con su dedito mágico.- Já, toma piedra marina... Espera, ¡si eres un chaval! .
El primer cañonazo fue disparado hasta golpear una parte inhóspita de la selva. Jero, medio aturdido, fue levántandose poco a poco.
- ¿Dónde estoy? Ese golpe ha sonado bastante cerca... ¿Qué habrá sido?
- Pobrecito, no sabe lo que es un cañonazo. 800 años de cultura y seguís así de atrasados. No es culpa tuya, pero debes irte conmigo.
- No se lo que está pasando, pero suena extrañamente sensata.
Saile le cogió del brazo, y fue arrastrando a Jero hasta que fue incorporándose en la huida.
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Ya en el barco, Jero no podía creerse lo que estaba viendo. Una ráfaga de balas tras otra fue ahogando la triste isla de Shin Shiki. La Gran Púa fue derribada junto a su dojo. La selva ardía de manera intensa, el mismo infierno. No había ni rasto de las cenizas en las que se convirtieron las casas. Todo su mundo se deshacía en mil pedazos.
- Oye, sé que es duro pero deberías irte a otro lado. Acepta que esta isla ya no existe. Borrada por la marina. Era una Buster Call. Cuando vuelvas solo verás cenizas. Tu único paisaje será ceniza. Tú unica comida será la ceniza. - Esto fue lo que le contó, pero se encontraba igual de confuso que él. Por otras razones, por supuesto. Ya sabía de los planes de Risky. - Bueno, aunque parece ser que eres una persona impasible, a lo mejor no te importaba nada.
Aunque le importase realmente todo. Y todo lo perdió por plantarle cara a un marine. O eso creía él. Se sentó, junto las rodillas al pecho y empezó a meditar.
Años más tarde, se reencontraría con Saile, pero esa es otra historia.
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En medio del mar, se encontraban los 6 buques de la marina. Risky se puso al frente de todos los vice-almirantes.
- ¡Esa Buster Call, ha sido un éxito! -Todos los soldados gritaron eufóricos de alegría, se había quitado un peso de encima. No solo por destruir Shin Shiki, sino por quitarse de encima al Comodoro Hook e irse a sus respectivas bases. - Pero esa no es una razón para relajarse. Si bien es cierto que como premio podéis iros por una semana de vacaciones, para ver a la familia o esas cosas que veáis convenientes para vuestro descanso, tenéis que tener en cuenta que solo en torno al 85% de la población de la isla, según nuestras estadísticas... han ... sido borrados. Pero hay que hacer un sobreesfuerzo para encontrar al restante. "Las bestias de Shin Shiki" no deben seguir en este mundo.
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Y porfín terminé, menudo mesecito más ajetreado. Tengo un par de cosas que aclarar. La primera es que Jero no tiene esa fuerza ni de coña. Jero no va a ir reventando brazos desde level 1 on-rol, porque eso está muy OP. Le voy a meter un nerfeo a esa técnica, que de hecho desde un principio la tenía pensada como un ataque que iba según la relación de fuerza entre el usuario y el oponente. Sí, Hook es tán débil físicamente, que Jero podría haberlo matado xD, no es ni más fuerte que Spandam.
Edit: La fruta no está despertada como dice Saile, solo que la forma híbrida hace que Jero tenga otra personalidad.
Un saludo ~~~
Su mente regresó a un estado más consciente, pues un pez había picado. Después de sacarlo a tierra firme con un tiro seco y eficaz, se percató de que quizas ese sería el pez-pulpo más jugoso y con la textura más blanda de la temporada. Un manjar digno de nobles, sacado por pura suerte a manos de un joven vagabundo. Pero el pez-pulpo tenía una peculiaridad, tardaba al menos una hora en cocerse en una olla. Mientras empezaba con este largo proceso, el pez le dio un bofetón con su tentáculo en la cara a Jero. Estúpido insolente -pensó él- que aún siendo más débil luchas desesperadamente. Pero el pez-globo no era él único estúpido insolente presente ahí.
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Todo empezó ese día. Jero se encontraba con Rosa, charlando, jugando, riendo. El joven había terminado su entrenamiento diario sobre un cuarto de hora antes.
- ¡Juguemos al escondite, Jero! - gritó la chica, armada de energía.
- ¡No, mejor escalemos esa palmera! - respondió con el mismo tono de voz Jero.
Ambos jóvenes tenían 15 años, pero se comportaban como cuando tenían 7. No les importaba.
- No es justo, tu siempre subes las plameras en menos de 3 segundos.
-¿ Y tú que? Cuando jugamos al escondite, tardas menos tiempo en saber donde estoy. Y lo peor es que te haces la loca, no lo dices y me montas una trampa. Como esa con los huevos de gallinavestruz y la gravilla.
Rosa, esbozando una sonrisa pícara, empezó romper a carcajadas con su peculiar risa. Y empezó a imitar ridículamente a Jero en esa situación.
- ¡Soy Jero, el monstruo medio piedra y medio humano!. Kjekjekje.
- Oye, niña, que la gravilla pegada al cuerpo duele y bastante. ¿Porqué esa basura tiene que ser tan buen adhesivo? - replicó intentando ser serio, pero tampoco pudo aguantarse la risa.
- Salto y Caída
Rosa pegó un estupendo y estiloso salto hacia la colina, se puso de lado al caer sobre la mullidita hierba y empezó a rodar. El joven, sorprendido, empezó a perseguirla. Esa parte de la isla era la única que no era un bosque de bambú selvático; una llanura en forma de cono invertido rodeado de hierba en el que al final había un árbol de mango. Tras la durada frenada en el tronco por parte de Rosa y la suave de Jero sobre el costado de Rosa, estos empezaron a acercarse poco a poco, y la chica le dio un dulce beso en la mejilla del blanquecino joven.
- Tu entrenamiento ha sido muy duro hoy, ¿no? Me dijiste que estás en la etapa en la que hay fortalecer tu cuerpo llevándolo al límite de este.
- ¡Que va! Yo estoy perfectamente... - Dijo mientras se acomodaba usando el brazo de ella, cerrando los ojos lentamente.
Y poquito a poco, su vista se cubrió de un velo oscuro, y entró en el mundo onírico.
Esos eran los días felices. La familia de Jero y Rosa eran campesinos de esa isla selvática, gente muy humilde y trabajadora. Cómo estaba dictado en este tipo de vida, los jóvenes enamorados se casan a los 18 años y tienen hijos que los ayuden a sobrevivir de mejor manera. Jero no era una excepción, pero él desempeñaba uno de los trabajos más nobles de Shin Shiki, un defensor y guerrero de la isla. Desde muy pequeño, no estaba interesado en su vida a largo plazo, solo en entrenar en el arte de las formas, llevando al límite su cuerpo hasta los 14 años. Aunque con solo sabiendo la técnica del Touch-shot, ya se le consideraba uno más en las fuerzas de defensa de la isla.
Toda la isla estaba preparada para forzar el cuerpo hasta sus límites, desde el bosque de bambú selvático hasta la cascada del acantilado. Los primeros exploradores de la isla, asombrados por la altura de la montaña que crecía en mitad de la isla, la llamaron la Gran Púa. Ansiosos por escalarlo, empezaron a subir por dentro haciendo un túnel. A primera vista, las personas normales ni se lo plantearía debido a su gran altura acompañado de su ladera increíblemente empinada. Pero un maestro de la isla del Kárate empezó a subir excavando, y al llegar arriba, empezó un Dojo que ha seguido durante 950 años. Su descendiente, Shiki D. Rust, es la que gobierna en base a unos principios morales de solidaridad. La isla no está afiliada al gobierno mundial, pero sin embargo se rumoreaba que mantenía contacto con este para proteger la isla.
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A 100 km al sureste de la isla de Shin Shiki, se encontraba la isla del kárate. Como en todos los países afiliados al gobierno del mundo, allí existía una sede representante de la marina. Ese lugar estaba regentado por el Sargento Hook, conocido por ser una persona muy irascible y violenta cuando empieza una pelea, aunque siempre intente controlar su temperamento. El vicealmirante Risky se encontraba en la isla para hablar con él de unos asuntos de suma importancia.
-Oye, Vice-almirante, ¿está seguro que la necesitamos traerla para convertirla en Marine?
- No tenemos más opción, esa jovencita posee uno de los hakis más poderosos que hemos encontrado.- Le contestó el vicealmirante Risky mientras bebía un vaso de leche- Y eso ya lo sabes, Sargento Hook, en esta época la marina necesita gente poderosa, y adoctrinable. Esa tal Rosa tiene el don de escuchar los corazones de la gente, saber sus fortalezas y debilidades. Esa gente la llamaría maga o vidente si no fuese porque Rust no es ninguna ignorante. Además de eso, hay que sacarla de ahí para proseguir con los planes del Gorosei.
- ¿Puedo preguntar porqué no he sabido nada de eso hasta ahora, vice-almirante? Yo soy el regente de la isla mas cercana de Shin Shiki, podría haber sido informado para preparado un pelotón de soldados o una flota para...
A medida que Hook hablaba, Risky le interrumpió tras terminarse de beber su vaso de leche, recalcando así su curioso tic verbal.
- ¡Eso no es algo que te incumba, Sargento! Además, no necesito a nadie más que el miembro de la Cipher pol infiltrado allí... y el resto de marines, supongo.
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Jero se encontraba recostado en el brazo derecho de Rosa, mientras ella usaba su mano izquierda para pasar las diversas páginas de un viejo libro que se encontraba releyendo. Este empezó a abrir los ojos y se giró lentamente.
- ¿Que gracia le verás a ese libro? De tanto leer se te irá la cabeza. No es natural mirar un fondo blanco con rayajos negros.
- Calla, estúpido. Si supieses leer, entenderías porqué aprecio tanto este libro.
- Ya me lo intentaste leer una vez. Y me volví a girar para seguir durmiendo...
Efectivamente, ese tipo de libros no formaría parte de su selección si supiese leer. Ahí se relata la historia de Shin shiki, su filosofía y sus leyes morales y sociales. Un libro arcaico que se encotraba en todas las casas.
- El atardecer se está acabando, deberíamos volver.
Rosa poseía un poder del cual no quería hablar demasiado. La vieja Rust le dijo una vez que eso se llamaba Haki del mantra. Con él, ella podía saber que seres con alma se encuentran en un radio e indirectamente, reconocerlos cuando ese rango era corto y poder comprender su corazón. La maestra del dojo le dijo que el haki se divide en tres categorías, y que dependiendo de cada persona un haki puede tener diversos usos.
- Jero, lejos de mí tu corazón me dice cosas distintas a cuando no lo estás. Es decir, tu personalidad cambia tanto que pareces una persona distinta.
- ¿En serio?, yo no lo noto.-Y realmente no lo hacía, pues él no se da cuenta. Jero es una persona tranquila, sensata y sobretodo serena. Pero con Rosa parecía una persona despreocupada y activa.- ¡Hazme una demostración!
- Claro. Voy a mirar si mi madre ha terminado la cena.- Ella se concentró y puso su mira en su hogar. Se encontró con algo inesperado.- ¿Qué está ocurriendo? En mi casa se encuentran mis padres... mis hermanos... y creo... sí también está tu familia. También hay una octava persona.
- ¿Qué puedes decirme de esta situación?
Rosa empezó a sudar en frío, no se podía creer lo que estaba pasando.
- Todo el mundo está muy intranquilo, menos el extraño... tiene un aire arrogante.
No podía asumirlo, pero no podía ser otra cosa. Todos estaban siendo atacados o por un bandido o por un pirata. Ni se lo pensó dos veces cuando empezó a correr hacia el pueblo.
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- Y bueno, eso es básicamente lo que queremos hacer.- Terminó con esa simple conclusión tras esa chocante declaración.
- ¡Tienes que estar de broma! -Replicó le padre de Rosa.- Mi niña no puede entrar en la marina. Solo tiene 15 años.
- Como ya le dije, eso es una estupidez. Yo entré con esa edad, y míreme, ahora soy un sargento que cuida de la isla de...
- ¡Da igual lo que digas, NO PUEDES LLEVÁRTELA! - Esta vez fue la madre de Jero la que entró. Se la conocía por su carácter temperamental y también porque solia ser una guerrera. Aún así no estaba amenazando, solo era un intento desesperado de ayudar a su amiga y futura consuegra, pues sabía que ella era muy cobarde como para replicarle a un marine.
- Tengo el permiso de Rust, ¿sabe? Y no pienso irme de aquí sin ella.- Esa son las palabras que tenía que decir, pero en el fondo lo único que quería hacer era volver con la chica y desentenderse del problema. Y de paso mandar a paseo al vice-almirante.
Jero se fue acercando sigilosamente a la ventana y solo una frase le bastó para entrar en escena.
- ... y le repito, por eso tenemos que llevarnos a su hija Rosa.
Abrió la puerta con tanta violencia que el pomo salió disparado lejos.
- Oye, tú no eras el mejor amigo de la chi...
- Cierra la boca, estúpido payaso.
Hook se quedó desconcertado, nunca antes había conocido a alguien fuera del mundo de la piratería que tratase a un marine con tan poco respeto. Además con esa serenidad... Jero le parecía un asesino de la sangre más fría. Y sin darse cuenta, Jero se movió detrás de él.
- Touch
- ¡Mi brazo!, no lo siento. ¡¿ Qué me has hecho, niñato bastardo?!
-Sho...
Y justo cuando iba a darle el golpe de gracia, Rosa gritó desde fuera.
- ¡Jero, para! ¡Si continuas, le romperás el brazo!
- ¿Cómo? Crío insolente.
En medio de la confusión, la madre de Jero le dió un puñetazo en la cabeza en lo tumbó contra el suelo. Si hubiese sido una persona normal, Jero hubiese caído inconsciente al chocar contra la dura piedra del suelo.
- Te arrepentirás de esto, muchacho. Me llevo a la chica.- Se giró hacia Rosa y la cogió del brazo y se la llevó arrastrándola violentamente, aprovechando el caos de la situación y de la joven, que aún no sabía qué estaba pasando.- ¡Vente y no repliques!
Jero seguía con ganas de pelea, pero su madre le agarró la cabeza contra el suelo, de tal manera que estaba inmóvil.
- Mamá, se la están llevando.
- ¡No me tomes por idiota, y más cuando el verdadera imbécil eres tú!- Le empezó a gritar su madre, desatando su impotencia en el joven.- ¡Nos duele más que a ti, ¿lo sabes?!
No respondió.
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Ese sentimiento que le invadió a Jero fue la depresión. No quería moverse, ni hablar, ni mirar. Su madre le recomendó irse a pescar, para aclararse la mente, y de paso que pensase en otra cosa. ¡Qué ilusa! Precisamente esa actividad le gustaba a Jero porque podía pensar en cualquier cosa que no fuese la pesca mientras lo hacía. Entonces, después de un rato sin que no pudiese pescar nada se dispuso a ir a entrenar.
Subiendo la Gran Púa, al llegar al Dojo se puso a pelear con otros guerreros en duelos amistosos. No tenía ni el cuerpo caliente cuando la maestra, Rust interrumpió la actividad allí.
- Chicos, hoy tenéis libre el día. Hoy tengo que hacer reformas en el dojo.
Decaído y sin nada que hacer, jero siguió rumbo a la deriva. Un paseo sin rumbo que quería que fuese eterno. Fue entonces cuando encontró una fruta muy rara. El bambú selvático, original de esa isla echan unos frutos verde que nunca superaban los 5 centímetros. Pero esa en concreto era una fruta muy grande como para ser una versión muy deforme de esta.
- Jé, tu también debes ser algo asqueroso y repulsivo. Me da igual si eres venenosa, de hecho lo prefiero así.
Jero probó un bocado. Luego se arrepentiría de ello, no solo por su sabor, sino también por otras razones.
Entonces, sin quererlo, su cuerpo experimentó una transformación. Su piel empezó a secarse, tanto que se le escamó, empezó a rascarse desesperadamente por ese tacto tan raro, pero de manera inmediata se acostumbró y de hecho era agradable; el olfato fue agudizándose, pudiendo oler ese delicioso olor del pajaro muerto en el árbol pudriéndose; en sus ojos le aparecieron un par de párpados nuevos, perfectos para poder mirar una presa haciéndose el dormido; le empezaron a salir garras como cuchillas con las cuales podía abrirle la piel a un enemigo y destriparlo; la musculatura de Jero creció de tal manera que ganó 40 kg de peso y creció 20 centímetros de altura. Con su típica agilidad, escaló por los arboles de bambú selvático y se llevó el exquisito cadáver a la boca. Nunca le supo tan bien comer carne cruda con un aderezo plumífero.
- Necesito más... carne.
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Un pequeño navío pesquero se acercaba sigilosamente por la bahía. El único tripulante se encontraba bajo una sombrilla para protegerse del penetrante sol de verano.
- Pufff, Shin Shiki. ¡Perezaaaa! Bueno hay que buscar la "Ryuu ryuu no Mi" igualmente. Para eso me pagan.- Cogió un catalejo y empezó a mirar para tener una idea de donde buscar. Muchos árboles, pero en teoría tiene que estar encima de ese acantilado... ¡Noooo!
El sol le hacía daño como al que nadie, y un reflejo de sol proveniente de una ola, cegándole por un instante.
- A ver, Saile. Malditas gafas de sol. Podría habérmelas cogido, pero no. Tenía que dejármelas porque soy un chulo.
También era alguien que no te esperarías que fuese un asesino. Carismático como nadie pese a ser un borde con la gente, y satírico como él solo. Su objetivo era conseguir escabullirse por la isla y conseguir una fruta del diablo en concreto, quizás llevarse una vida en el proceso. Atracando en la playa, decidió escalar la pared en su peculiar manera y en la que según él, todo asesino debería hacer.
- Talón contra pared y codos con ganchos. Ale, arriba.
Y Saile empezó a escalar mirando cara al abismo, con las manos libres por si acaso mientras escalaba pues se quería comer una manzana o algo. Más de una vez, escalar de espaldas le salvó de la muerte. Anda que no le sirvió para luchar contra ese marine con la "Peto-Peto no mi", que subía por las paredes. Con la mano diestra y zurda libres - y un guante con un dedo de Kairoseki - pudo hacerle frente a ese adversario, así que técnicamente, le ha salvado la vida.
Pero escalando ya pudo ver aproximándose varios barcos de la marina.
- ¡¿Enserio?! Ya van a empezar. El barco de Risky, tiene que ser por narices el primero, porque está en la isla del Kárate. Pero esto es MUY pronto. Bueno, hay que darse prisa.
Y velozmente, se aproximó a la cima del barranco. Ahí pudo ver como hubo cierto movimiento en el bosque. No pensó que fuese un usuario de Akuma no mi (y menos de la Ryuu Ryuu no mi, pues se imaginaba un dragón "de verdad" en ese momento). Esperó escondido unos segundo. 1, 2, 3, 4, 4 y medio, y... ¡5! Salió de la roca de la que estaba de una zancada. Y tuvo que iniciar una pelea con Jero, no sin antes hacer una gigantesca muestra de asombro.
- Hey tú, si tú. Me acabas de fastidiar los planes, ¿lo sabes? - Le fue contando mientras Saile iba sacando su cuchillo mariposa. Jero no respondía, seguía masticando. - Que asco das tío... ¿Acaso no serás usuario de Zoan despertada? Y yo pensando que ese tipejo me estaba vacilando mientras me lo iba contando... Una bestia parda que solo sigue sus instintos más bajos. No, no creo. Pienso que solo eres un loco con Akuma.
Y tiró una pierna hacia atrás para impulsarse. Una velocidad digna de un asesino, pero no tanta como para evitar que Jero le cogiese del hombro derecho y lo tirase violentamente contra el suelo. Ese golpe contra un árbol normal podría haber sido una pérdida de sentido instantanea, pero solo se clavó astillas en la espalda, pues el bambú selvático era delgado y hueco.
- Colega, que eso duel... - No le dió tiempo a terminar la frase cuando recibió otro golpe en el estómago.- Gafuuuuuh.
La bestia fue acercándose a Saile más y más... hasta que finalmente estaba encima de él. Saile estaba muy asustado, y más aún cuando vio como Jero empezó a juntar los dedos y mirar sus afiladas uñas. Sí, comprendió que estaban lo suficientemente afiladas como para ensartar. Empezó a hacer carrerilla con la mano derecha y empezó a bajar hasta atravesar a...
- Nope. - Saile le pudo propinar una patada a su brazo, haciendo que en vez de cortarle a él, cortase el tronco del bambú. Entonces Saile pudo aprovechar su repentino cambio en el centro de gravedad para levantarse, hacerle una llave a Jero, y tocarle con su dedito mágico.- Já, toma piedra marina... Espera, ¡si eres un chaval! .
El primer cañonazo fue disparado hasta golpear una parte inhóspita de la selva. Jero, medio aturdido, fue levántandose poco a poco.
- ¿Dónde estoy? Ese golpe ha sonado bastante cerca... ¿Qué habrá sido?
- Pobrecito, no sabe lo que es un cañonazo. 800 años de cultura y seguís así de atrasados. No es culpa tuya, pero debes irte conmigo.
- No se lo que está pasando, pero suena extrañamente sensata.
Saile le cogió del brazo, y fue arrastrando a Jero hasta que fue incorporándose en la huida.
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Ya en el barco, Jero no podía creerse lo que estaba viendo. Una ráfaga de balas tras otra fue ahogando la triste isla de Shin Shiki. La Gran Púa fue derribada junto a su dojo. La selva ardía de manera intensa, el mismo infierno. No había ni rasto de las cenizas en las que se convirtieron las casas. Todo su mundo se deshacía en mil pedazos.
- Oye, sé que es duro pero deberías irte a otro lado. Acepta que esta isla ya no existe. Borrada por la marina. Era una Buster Call. Cuando vuelvas solo verás cenizas. Tu único paisaje será ceniza. Tú unica comida será la ceniza. - Esto fue lo que le contó, pero se encontraba igual de confuso que él. Por otras razones, por supuesto. Ya sabía de los planes de Risky. - Bueno, aunque parece ser que eres una persona impasible, a lo mejor no te importaba nada.
Aunque le importase realmente todo. Y todo lo perdió por plantarle cara a un marine. O eso creía él. Se sentó, junto las rodillas al pecho y empezó a meditar.
Años más tarde, se reencontraría con Saile, pero esa es otra historia.
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En medio del mar, se encontraban los 6 buques de la marina. Risky se puso al frente de todos los vice-almirantes.
- ¡Esa Buster Call, ha sido un éxito! -Todos los soldados gritaron eufóricos de alegría, se había quitado un peso de encima. No solo por destruir Shin Shiki, sino por quitarse de encima al Comodoro Hook e irse a sus respectivas bases. - Pero esa no es una razón para relajarse. Si bien es cierto que como premio podéis iros por una semana de vacaciones, para ver a la familia o esas cosas que veáis convenientes para vuestro descanso, tenéis que tener en cuenta que solo en torno al 85% de la población de la isla, según nuestras estadísticas... han ... sido borrados. Pero hay que hacer un sobreesfuerzo para encontrar al restante. "Las bestias de Shin Shiki" no deben seguir en este mundo.
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Y porfín terminé, menudo mesecito más ajetreado. Tengo un par de cosas que aclarar. La primera es que Jero no tiene esa fuerza ni de coña. Jero no va a ir reventando brazos desde level 1 on-rol, porque eso está muy OP. Le voy a meter un nerfeo a esa técnica, que de hecho desde un principio la tenía pensada como un ataque que iba según la relación de fuerza entre el usuario y el oponente. Sí, Hook es tán débil físicamente, que Jero podría haberlo matado xD, no es ni más fuerte que Spandam.
Edit: La fruta no está despertada como dice Saile, solo que la forma híbrida hace que Jero tenga otra personalidad.
Un saludo ~~~
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