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¡Jajajajajajajaja! ¡Jajajajajajaja!
Aloha mi querido y pequeño dragón. El odio que siento por ti es enorme, aunque no sepa de tu existencia. No lo tomes como algo personal, pero solo espero que mueras en este viaje. Os odio a todos por igual. La humanidad es tan odiosa…
Bueno bueno, dejémonos de estupideces y veamos cuanto vives. Te has motivado, y deseas viajar a la isla de los espadachines. El motivo solo lo sabes tú, pero ten mucho cuidado, es posible que mueras. En este momento vas en un pequeño navío, que tú sabrás como lo has pillado. Es enorme, y de velas blancas. Todo está lleno de amables marineros, que se dedican a manteneros en flote, y otros pescan. El tiempo es muy bueno, de hecho son las siete de la tarde.
Si miras por estribor, podrás ver una pequeña oveja que intenta nadar. Está balando y quejándose, pero ¿Qué cojones hace ahí? Estais a unos doscientos metros del puerto. Tú decides que hacer, pero yo la mataría, jejejejejejejeje. Sería divertido.
Aloha mi querido y pequeño dragón. El odio que siento por ti es enorme, aunque no sepa de tu existencia. No lo tomes como algo personal, pero solo espero que mueras en este viaje. Os odio a todos por igual. La humanidad es tan odiosa…
Bueno bueno, dejémonos de estupideces y veamos cuanto vives. Te has motivado, y deseas viajar a la isla de los espadachines. El motivo solo lo sabes tú, pero ten mucho cuidado, es posible que mueras. En este momento vas en un pequeño navío, que tú sabrás como lo has pillado. Es enorme, y de velas blancas. Todo está lleno de amables marineros, que se dedican a manteneros en flote, y otros pescan. El tiempo es muy bueno, de hecho son las siete de la tarde.
Si miras por estribor, podrás ver una pequeña oveja que intenta nadar. Está balando y quejándose, pero ¿Qué cojones hace ahí? Estais a unos doscientos metros del puerto. Tú decides que hacer, pero yo la mataría, jejejejejejejeje. Sería divertido.
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En un pequeño barco la tarde estaba echada. El mar cristalino dejaba ver varias rocas por la profundidad. Una oveja nadaba por el mar, parecía estar ahogándose mientras su gran cantidad de lana absorbía el agua, haciendo que se hundiera poco a poco. En cubierta de aquel barco había un pequeño niño. Tenía el cabello afro oscuro con un cuerno dorado a cada lado, con una cabeza más grande que su cuerpo y un pijama de vaca. Al parecer sus ojos esmeralda miraban fijamente una piruleta que reposaba en su mano, para así sacar la lengua y darle una lamida. Le encantaban los dulces. Cuando de pronto escuchó a la oveja balar. Se asomó mientras sostenía su dulce, que cayó por la borda. La buena noticia era que al menos el caramelo se había pegado en la lana de aquella oveja, así que decidió hacer algo.
- ¡Buah! ¡Mi piluleta! ¡B-Buah~! - Se puso a llorar y a patalear, estaba realmente triste. - ¡Dranser! ¡Ve a por mi piluleta! - Gritó mientras se levantaba del suelo y secaba sus lágrimas. Miró a su alrededor pero se dio cuenta de algo, el revolucionario no estaba por ningún lado. - ¡Kiogre! - Pero no hubo respuesta. Comenzó a enfurecerse así que golpeó con su puño en la baranda de madera, enviándola a volar gracias a su gran fuerza. - ¡Buah! ¡Mi mano! - Gritó para así ponerse a llorar. No se había hecho daño, era mucho más resistente que una persona normal, tan sólo quería llamar la atención. Entonces se dio cuenta que no había nadie en aquel barco que había cogido "prestado" cuando visitó a Madara. ¿Sería de él?
Agarró la bolsa que portaba con todas sus armas, casi más grande que él y se la puso a la espalda. Corrió hacia la borda y saltó, haciendo crecer unas alas a su espalda, su cara se transformó en un hocico con pequeños colmillos y su cuerpo se rodeó de escamas cobrizas. Ahora estaba en su forma híbrida, aún mantenía cierto aspecto de humano. Voló mientras su bolsa se mantenía entre sus alas y con sus brazos trató de agarrar la piruleta, pero sin mucha fuerza. Trató una y otra vez, viendo como la oveja se hundía cada vez un poco más, así que trazó un plan. Se abalanzó a por la oveja y trató de agarrarla en brazos para así llevarla hasta cubierta. ¿Lo conseguiría? Haría lo que fuera por su piruleta.
- ¡Buah! ¡Mi piluleta! ¡B-Buah~! - Se puso a llorar y a patalear, estaba realmente triste. - ¡Dranser! ¡Ve a por mi piluleta! - Gritó mientras se levantaba del suelo y secaba sus lágrimas. Miró a su alrededor pero se dio cuenta de algo, el revolucionario no estaba por ningún lado. - ¡Kiogre! - Pero no hubo respuesta. Comenzó a enfurecerse así que golpeó con su puño en la baranda de madera, enviándola a volar gracias a su gran fuerza. - ¡Buah! ¡Mi mano! - Gritó para así ponerse a llorar. No se había hecho daño, era mucho más resistente que una persona normal, tan sólo quería llamar la atención. Entonces se dio cuenta que no había nadie en aquel barco que había cogido "prestado" cuando visitó a Madara. ¿Sería de él?
Agarró la bolsa que portaba con todas sus armas, casi más grande que él y se la puso a la espalda. Corrió hacia la borda y saltó, haciendo crecer unas alas a su espalda, su cara se transformó en un hocico con pequeños colmillos y su cuerpo se rodeó de escamas cobrizas. Ahora estaba en su forma híbrida, aún mantenía cierto aspecto de humano. Voló mientras su bolsa se mantenía entre sus alas y con sus brazos trató de agarrar la piruleta, pero sin mucha fuerza. Trató una y otra vez, viendo como la oveja se hundía cada vez un poco más, así que trazó un plan. Se abalanzó a por la oveja y trató de agarrarla en brazos para así llevarla hasta cubierta. ¿Lo conseguiría? Haría lo que fuera por su piruleta.
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Lo lamento, pero Kiogre lo maté hace poco. El revo no está por ahí, de modo que nadie te ayudará. Yo pensaba hacerlo, pero ese barco es del payaso de mi hermano, de modo que no. Pero por el momento veremos tus hechos. Ese enorme golpe ha hecho volar parte de la borda, la cual impactó en la pobre oveja. El animal abre la boca, mostrando la lengua y quedando sus ojos en blanco. El animal ha quedado fuera de combate, y con una jodida piruleta en su lana. La pobre tuvo una vida bonita, pero es el fin de su existencia, y eso me gusta.
¡NOOOO! Maldito Usurpador, la has salvado por lo que veo. Al dejarla en cubierta ves que está inconsciente, y encima tu piruleta está salada, pues se mojó. Pero no lo sabrás si no la pruebas. Por el momento uno de los marineros lo ha visto todo, y no tarda en acercarse a ti, mostrándote una sonrisa amable. Es un hombre de cabellos morenos, barba una poblada, y encima parece un monstruo de gimnasio. Viste con una camiseta de tirantes blanca.
- ¡Eso ha sido impresionante! Chico, eres un fenómeno. Mi nombre es John Prambo. – Dije el tipo de forma amable, intentando estrecharte la mano.
El capitán aparece enseguida, un hombre viejo, pero muy bien vestido. Lleva un traje rojo precioso. Sus cabellos son blancos y sus ojos verdes. El tipo de la barba los tiene negros. El capitán entonces abraza a la oveja, y te sonríe de forma amable.
- Muchas gracias, niño. Te doy las gracias por salvar a Basilia.
En ese momento el hombre te ofrece una pequeña bolsa. Dentro hay 100.000 berries. Justo entonces el barco comienza a atracar en el muelle. Me temo que has llegado, y solo tú sabes a dónde vas, pero puedes ver desde tu posición una cortina de humo.
¡NOOOO! Maldito Usurpador, la has salvado por lo que veo. Al dejarla en cubierta ves que está inconsciente, y encima tu piruleta está salada, pues se mojó. Pero no lo sabrás si no la pruebas. Por el momento uno de los marineros lo ha visto todo, y no tarda en acercarse a ti, mostrándote una sonrisa amable. Es un hombre de cabellos morenos, barba una poblada, y encima parece un monstruo de gimnasio. Viste con una camiseta de tirantes blanca.
- ¡Eso ha sido impresionante! Chico, eres un fenómeno. Mi nombre es John Prambo. – Dije el tipo de forma amable, intentando estrecharte la mano.
El capitán aparece enseguida, un hombre viejo, pero muy bien vestido. Lleva un traje rojo precioso. Sus cabellos son blancos y sus ojos verdes. El tipo de la barba los tiene negros. El capitán entonces abraza a la oveja, y te sonríe de forma amable.
- Muchas gracias, niño. Te doy las gracias por salvar a Basilia.
En ese momento el hombre te ofrece una pequeña bolsa. Dentro hay 100.000 berries. Justo entonces el barco comienza a atracar en el muelle. Me temo que has llegado, y solo tú sabes a dónde vas, pero puedes ver desde tu posición una cortina de humo.
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Tras salvar a aquella oveja que ahora parecía una manta de lana mojada, arrancó la piruleta con pequeños pelos en ella y se la metió en la boca. No tardó mucho en escupirla, ya que el agua la había salado y los pelos eran incómodos. Sus ojos comenzaron a inundarse en unas lágrimas a punto de estallar, cuando de pronto apareció un hombre que era uno de los marineros. Se acercó al niño mostrando una sonrisa. Moreno y con barba, hacía que el pobre Ushi se alejase un poco de él ya que no sabía de sus intenciones y, siendo sinceros, le daba un poco de pánico. De repente, emocionado hasta las trancas, comenzó a alabar al niño como si de un Dios o algo por el estilo se tratase. Ushi se sonrojó y en su cara se dibujó una extraña sonrisa que hacía caer una baba. Comenzó a rascarse la cabeza con los ojos cerrados.
- Vamo, tampoco es para tanto… Ya sé que soy impresonante. ¡Huehehehe! – Ríe mientras sigue rascándose la cabeza como si de un tic nervioso se tratase, ignorando que el marinero quería estrecharle la mano.
De pronto un hombre viejo con traje rojo aparece para así abrazar a la oveja. Parecía que la conocía, sobretodo porque dio las gracias a Ushi por salvarla, aunque su verdadera intención era recuperar la piruleta. Le ofrece una bolsa con berries, que la pequeña vaquilla no tarda en agarrar y pensar en la gran cantidad de gominolas y comida basura que puede comprar con eso.
Al llegar al muelle se fijó en algo. Una cortina de humo cubría el paisaje, dejando ver tan sólo los crujientes y viejos tablones de maderas que formaba la pasarela hacia la isla. Comenzó a temblar y con mochila en mano comenzó a caminar por aquel lugar. Cada paso que daba hacía chirriar aquellos tablones, los tornillos estaban oxidados y, por si fuera poco, no podía ver más allá de dos metros por delante. Caminaba, sólo y desesperado, mientras para intentar aliviar la tensión, cantaba una pequeña canción alegre.
- H-Hola a todos… - Cantaba desmotivado y con voz temblorosa. – Soy el rey de mundo… - Caminaba mientras sus ojos, de nuevo y como de costumbre, se iban inundando en sus famosas lágrimas. – No tengo medo de nada… Soy el conquistador… ¡Yayh! – Gritó asustado al sentir algo a su espalda. Pegó un gran salto y sacó uno de sus caramelos, metiéndoselo así en la boca.
Su piel se volvía rojiza como si estuviese aumentando su temperatura, sacando un extraño humo por todos sus poros. Al dispersarse el vapor, se había transformado en el Ushi de dieciséis años. Parecía un conquistador de mujeres, o mejor dicho un mujeriego. Llevaba su ojo derecho cerrado, una camisa blanca con manchas negras cubierta por una americana negra y, para acompañar, unos pantalones de vestir marrones, junto a unas botas.
- Es hora de buscar una bella dama. – Dijo mientras sostenía su mochila sobre su hombro derecho.
- Vamo, tampoco es para tanto… Ya sé que soy impresonante. ¡Huehehehe! – Ríe mientras sigue rascándose la cabeza como si de un tic nervioso se tratase, ignorando que el marinero quería estrecharle la mano.
De pronto un hombre viejo con traje rojo aparece para así abrazar a la oveja. Parecía que la conocía, sobretodo porque dio las gracias a Ushi por salvarla, aunque su verdadera intención era recuperar la piruleta. Le ofrece una bolsa con berries, que la pequeña vaquilla no tarda en agarrar y pensar en la gran cantidad de gominolas y comida basura que puede comprar con eso.
Al llegar al muelle se fijó en algo. Una cortina de humo cubría el paisaje, dejando ver tan sólo los crujientes y viejos tablones de maderas que formaba la pasarela hacia la isla. Comenzó a temblar y con mochila en mano comenzó a caminar por aquel lugar. Cada paso que daba hacía chirriar aquellos tablones, los tornillos estaban oxidados y, por si fuera poco, no podía ver más allá de dos metros por delante. Caminaba, sólo y desesperado, mientras para intentar aliviar la tensión, cantaba una pequeña canción alegre.
- H-Hola a todos… - Cantaba desmotivado y con voz temblorosa. – Soy el rey de mundo… - Caminaba mientras sus ojos, de nuevo y como de costumbre, se iban inundando en sus famosas lágrimas. – No tengo medo de nada… Soy el conquistador… ¡Yayh! – Gritó asustado al sentir algo a su espalda. Pegó un gran salto y sacó uno de sus caramelos, metiéndoselo así en la boca.
Su piel se volvía rojiza como si estuviese aumentando su temperatura, sacando un extraño humo por todos sus poros. Al dispersarse el vapor, se había transformado en el Ushi de dieciséis años. Parecía un conquistador de mujeres, o mejor dicho un mujeriego. Llevaba su ojo derecho cerrado, una camisa blanca con manchas negras cubierta por una americana negra y, para acompañar, unos pantalones de vestir marrones, junto a unas botas.
- Es hora de buscar una bella dama. – Dijo mientras sostenía su mochila sobre su hombro derecho.
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Oh, señor galán, saludos. Parece que en esa forma las normas me permiten matarte, pero bueno, continuemos con tu historia, humano. Vas tan feliz buscando damas por la calla, cuando de repente escuchas unas palabras que van dirigidas hacia ti.
- Hola guapetón…
Dice de repente una voz hermosa. Al darte la vuelta podrás ver a una chica de cabellos azulados como el mar y ojos similares. Su piel es blanca como la nieve y además tiene una bonita figura. Lo malo es que su barba y nuez podrían echarte para atrás. Aunque para ser un okama es bien guapo ¿eh? Bueno, parece que quiere conversar contigo. Te sonríe de forma amigable y después se coloca frente a ti de forma amable.
Por otro lado, escuchas algo de jaleo en una pequeña tienda de pescado que hay a tu lado. Un hombre de dos metros, calvo y musculoso, está tratando de robar un salmón, pero el dueño, el cual es de su tamaño también, trata de retenerlo. Ambos parecen tener un conflicto, pero no van a más de las palabras. De repente una pequeña patrulla de siete marines aparece por el puerto y los dos tipos en menos de un minuto empiezan a ser interrogados. Uno de los marines, el cual lleva una capa de cabo, se acerca a ti y a la chica con una sonrisa calmada.
- Buenos días ¿Me podrían decir si saben algo del tema de la pescadería?
Parece amable, pero la okama peli azul entonces se coloca detrás de ti, como si estuviese asustada. Notas que te agarra el culo.
- Hola guapetón…
Dice de repente una voz hermosa. Al darte la vuelta podrás ver a una chica de cabellos azulados como el mar y ojos similares. Su piel es blanca como la nieve y además tiene una bonita figura. Lo malo es que su barba y nuez podrían echarte para atrás. Aunque para ser un okama es bien guapo ¿eh? Bueno, parece que quiere conversar contigo. Te sonríe de forma amigable y después se coloca frente a ti de forma amable.
Por otro lado, escuchas algo de jaleo en una pequeña tienda de pescado que hay a tu lado. Un hombre de dos metros, calvo y musculoso, está tratando de robar un salmón, pero el dueño, el cual es de su tamaño también, trata de retenerlo. Ambos parecen tener un conflicto, pero no van a más de las palabras. De repente una pequeña patrulla de siete marines aparece por el puerto y los dos tipos en menos de un minuto empiezan a ser interrogados. Uno de los marines, el cual lleva una capa de cabo, se acerca a ti y a la chica con una sonrisa calmada.
- Buenos días ¿Me podrían decir si saben algo del tema de la pescadería?
Parece amable, pero la okama peli azul entonces se coloca detrás de ti, como si estuviese asustada. Notas que te agarra el culo.
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Una voz dulce y femenina se escucha a la espalda del conquistador de mujeres. Emocionado, se gira para ver a la dama y así conseguirla con su empatía. Sus cabellos eran azulados al igual que sus ojos. Una piel pálida, como si no tomase el sol y con una figura esbelta. Pero había algo en su rostro que no encajaba, su barba. ¿Era un hombre? Se acerca al joven, motivada por la seducción para intentar conquistarlo. Pero, Ushi, con una cara pálida como si viera a un fantasma, comienza a retroceder con pasos cortos. Por suerte un conflicto cerca de allí, en una pescadería, consigue que la atención de la “mujer” se centre un poco en el lugar. Dos hombres grandes y fuertes discuten ya que al parecer uno de ellos intentó robar un pescado. La marina consigue parar el conflicto y, uno de ellos, el cabo, se acerca al joven y al okama.
- Gracias. – Dice con total sinceridad el joven. Al estar allí haría, tal vez, que el okama guardara las distancias, pero no fue así. Notó que algo le agarraba del trasero e incómodo, trató de apartarse poniéndose al lado del marine. – Bueno, creo que uno de ellos intentó robar algo, pero no estoy seguro. – Dijo mientras se zarandeaba para apartarse de él o ella. – Agente. ¿Podría denunciar a alguien por acoso? Creo que lo estoy comenzando a pensar… - Entonces, al no poder soltarse, intenta apartarla de un empujón, pequeño y sin mucha fuerza.
- Gracias. – Dice con total sinceridad el joven. Al estar allí haría, tal vez, que el okama guardara las distancias, pero no fue así. Notó que algo le agarraba del trasero e incómodo, trató de apartarse poniéndose al lado del marine. – Bueno, creo que uno de ellos intentó robar algo, pero no estoy seguro. – Dijo mientras se zarandeaba para apartarse de él o ella. – Agente. ¿Podría denunciar a alguien por acoso? Creo que lo estoy comenzando a pensar… - Entonces, al no poder soltarse, intenta apartarla de un empujón, pequeño y sin mucha fuerza.
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Tu ayuda ha servido para que los marines puedas hacer mejor las cosas con lo ocurrido, pero al escuchar lo que has dicho, la joven de cabellos azules frunce el ceño. Justo entonces te da la espalda al parecer un poco indignada por eso del acoso. Yo creí que a ti te iba todo… Tal vez me haya equivocado, lo que sí es seguro es que ese okama se está enfadando… No tarda mucho en acercarse al marine y mirarle a los ojos. El cabo entonces ladea un poco la cabeza al estar confuso por lo que está pasando y acto seguido le pregunta sobre lo que desea.
- Este hombre quería invitarme a su casa, pero antes me ha dado una pastilla… Creo que podríamos estar ante un violador…
Dijo entonces con rostro apenado y sacando una pastilla roja del bolsillo con el símbolo de un Z. El cabo está algo confuso y te mira a ti sin saber qué hacer. De hecho, lo siguiente que hace es dar un suspiro y avanzar despacio hacia ti mientras se cruza de brazos. El okama te saca la lengua desde detrás de él y después se abraza al marine fingiendo estar un poco asustada.
- Señor ¿Es cierto lo que dice esta joven? Podría estar usted en peligro de ser arrestado tres años por intento de violación.
- Mi virginidad arrebatada por un bárbaro…
Dijo entonces la okama mientras unas lágrimas salen de sus ojos. Se ve que la cabrona es una actriz perfecta y el marine encima se está creyendo todo al verla así. El tipo entonces saca una porra y te mira esperando tu respuesta. Justo en ese momento, el enorme calvo que había robado el pescado sale corriendo dándose a la fuga y durante dicha huida embiste al cabo que te miraba de mala forma. El hombre car al suelo con un quejido. La okama también se ha visto en el suelo y algunos marines gritan al calvo para que se detenga. Dicho hombre te mira a ti mientras corre.
- ¡Huye, chico! ¡En esta isla están como cabras!
¿Qué harás ahora?
- Este hombre quería invitarme a su casa, pero antes me ha dado una pastilla… Creo que podríamos estar ante un violador…
Dijo entonces con rostro apenado y sacando una pastilla roja del bolsillo con el símbolo de un Z. El cabo está algo confuso y te mira a ti sin saber qué hacer. De hecho, lo siguiente que hace es dar un suspiro y avanzar despacio hacia ti mientras se cruza de brazos. El okama te saca la lengua desde detrás de él y después se abraza al marine fingiendo estar un poco asustada.
- Señor ¿Es cierto lo que dice esta joven? Podría estar usted en peligro de ser arrestado tres años por intento de violación.
- Mi virginidad arrebatada por un bárbaro…
Dijo entonces la okama mientras unas lágrimas salen de sus ojos. Se ve que la cabrona es una actriz perfecta y el marine encima se está creyendo todo al verla así. El tipo entonces saca una porra y te mira esperando tu respuesta. Justo en ese momento, el enorme calvo que había robado el pescado sale corriendo dándose a la fuga y durante dicha huida embiste al cabo que te miraba de mala forma. El hombre car al suelo con un quejido. La okama también se ha visto en el suelo y algunos marines gritan al calvo para que se detenga. Dicho hombre te mira a ti mientras corre.
- ¡Huye, chico! ¡En esta isla están como cabras!
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- ¡Eso es mentira! – Replicó Ushi al escuchar la acusación de aquel okama. Estaba sorprendido al escuchar las mentiras de aquella persona y no sólo eso, al ver la cara de pena que ponía. Aquel okama se merecía un premio al mejor actor de Villa Shimotsuki. ¡Incluso sacó una pastilla del bolsillo!
El cabo avanza hacia el joven tras un suspiro, al parecer no cree al ligón. Mientras tanto, el okama le saca la lengua a Ushi. ”Si se saldrá con la suya, ese trasvestido…” La pregunta del cabo sorprendía al chico. ¿Cómo era posible que él, un amante de toda buena mujer, intentara algo con un hombre con complejo de mujer? Estaba realmente indignado, su talón se levantaba del suelo para volver a apoyarse en una sucesión larga y rápida, mostrando sus nervios y rabia por la impotencia.
- ¿En serio crees que me fijaría en ese monstruo? ¡No lo tocaría ni con un palo! – Ya se estaba descontrolando, no podía creer que pensaran que él podría hacer eso. Vale, sí, la desesperación podría llevarlo a eso… ¡Pero jamás con un bicho como ese! Sin contar que los comentarios que soltaba el okama eran realmente repelentes. ”Malditas lágrimas de cocodrilo” Pensó tras ver aquella fantástica obra de teatro. El cabo no se iba a quedar con los brazos cruzados, literalmente, así que desentrelazó los brazos y sacó una porra. - ¡Eh! ¡Ya te dije que yo no hice nada! ¡Arréstame si crees que tengo tan mal gusto! – Estaba desafiando a la ley. – Y si yo le di una pastilla para violarla… ¿No crees que la habría forzado para que la tomase? ¿O se la habría dado a escondidas? Pues, dicho esto… ¿Por qué la ha sacado del bolsillo? ¿Por qué no la tiró cuando supuestamente se la di? – Estaba intentando mostrar su inocencia, no iba a dejar que un okama loco lo condenase a oprisión. Entonces el criminal que había provocado aquello, huyó del lugar, embistiendo al cabo y al okama, lanzándolos al suelo.
Ushio estaba sorprendido, aún más que antes. ¿Aquel marine iba a dejar a un criminal escapar por una tontería como aquella? El criminal le había avisado de que allí estaban todos locos. ¿A qué se refería?
- Hey, tú. – Dijo dirigiéndose al cabo. - ¿Estás bien? Se te escapa un criminal… ¡Lo alcanzaré por ti! – Era su oportunidad de hacer algo por el marine, tal vez así le creería.
De pronto apretó sus puños y una armadura de escamas le comenzó a rodear. Eran de un tono anaranjado, brillante. Una enorme cola salió de su trasero y su boca se convirtió en un pequeño hocico. Sus manos y pies ahora eran garras con grandes zarpas. Estaba en su forma híbrida. Ushi avanzó a toda velocidad contra el criminal y se lanzó con una embestida, tratando de chocar con él y con su fuerza, enviarlo a volar.
El cabo avanza hacia el joven tras un suspiro, al parecer no cree al ligón. Mientras tanto, el okama le saca la lengua a Ushi. ”Si se saldrá con la suya, ese trasvestido…” La pregunta del cabo sorprendía al chico. ¿Cómo era posible que él, un amante de toda buena mujer, intentara algo con un hombre con complejo de mujer? Estaba realmente indignado, su talón se levantaba del suelo para volver a apoyarse en una sucesión larga y rápida, mostrando sus nervios y rabia por la impotencia.
- ¿En serio crees que me fijaría en ese monstruo? ¡No lo tocaría ni con un palo! – Ya se estaba descontrolando, no podía creer que pensaran que él podría hacer eso. Vale, sí, la desesperación podría llevarlo a eso… ¡Pero jamás con un bicho como ese! Sin contar que los comentarios que soltaba el okama eran realmente repelentes. ”Malditas lágrimas de cocodrilo” Pensó tras ver aquella fantástica obra de teatro. El cabo no se iba a quedar con los brazos cruzados, literalmente, así que desentrelazó los brazos y sacó una porra. - ¡Eh! ¡Ya te dije que yo no hice nada! ¡Arréstame si crees que tengo tan mal gusto! – Estaba desafiando a la ley. – Y si yo le di una pastilla para violarla… ¿No crees que la habría forzado para que la tomase? ¿O se la habría dado a escondidas? Pues, dicho esto… ¿Por qué la ha sacado del bolsillo? ¿Por qué no la tiró cuando supuestamente se la di? – Estaba intentando mostrar su inocencia, no iba a dejar que un okama loco lo condenase a oprisión. Entonces el criminal que había provocado aquello, huyó del lugar, embistiendo al cabo y al okama, lanzándolos al suelo.
Ushio estaba sorprendido, aún más que antes. ¿Aquel marine iba a dejar a un criminal escapar por una tontería como aquella? El criminal le había avisado de que allí estaban todos locos. ¿A qué se refería?
- Hey, tú. – Dijo dirigiéndose al cabo. - ¿Estás bien? Se te escapa un criminal… ¡Lo alcanzaré por ti! – Era su oportunidad de hacer algo por el marine, tal vez así le creería.
De pronto apretó sus puños y una armadura de escamas le comenzó a rodear. Eran de un tono anaranjado, brillante. Una enorme cola salió de su trasero y su boca se convirtió en un pequeño hocico. Sus manos y pies ahora eran garras con grandes zarpas. Estaba en su forma híbrida. Ushi avanzó a toda velocidad contra el criminal y se lanzó con una embestida, tratando de chocar con él y con su fuerza, enviarlo a volar.
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El marine se levantó y sacudió sus ropas. Estaba sorprendido cuando vio como te transformaste y volaste hacia aquel criminal. Ni siquiera le diste tiempo a reaccionar de si aceptaba ese trato o no. El criminal fue más astuto que tu. Recuerda que estás en una pequeña villa y no es fácil moverse por los diversos obstáculos que puede haber, como por ejemplo, personas. Personas delante de ti que deberías haber esquivado antes de lanzarte a volar cual loco. Por suerte tuviste una pared de hormigón contra la que parar.
De todas formas, decidiste ignorar el consejo del criminal. Ahora te costaría un poco más pillarlo, pero seguramente puedas seguirle la pista en cuanto te pongas de pie.
-¡Eh! - gritó el marine - ¡Si quieres cazar al criminal hazlo por tu cuenta! - El señor se acercó a ti, viendo el desastre ocasionado -. Pero no voy a tolerar que un extraño cumpla con el trabajo de la marina.
Por suerte nadie acabó herido de gravedad, solo rasguños y moratones. Recibiste malas miradas de la gente, pero estos abandonaron inmediatamente el lugar cuchicheando e insultándote por lo bajo. En cuanto las cosas se calmaron, el marine regresó con el okama, quitándose la boina y farfullando que un día de estos se jubilaría. A lo mejor si le llevas el criminal hasta él, cambia de opinión, quizás es un cascarrabias hasta que le muestras las pruebas suficientes. En caso de que le sigas la pista, el hombre se escabulló por la rendija de un muro que daba lugar a una calle más abajo, pero recuerda sus palabras: en esta isla están como cabras. Y nunca sabes cual será el siguiente movimiento.
De todas formas, decidiste ignorar el consejo del criminal. Ahora te costaría un poco más pillarlo, pero seguramente puedas seguirle la pista en cuanto te pongas de pie.
-¡Eh! - gritó el marine - ¡Si quieres cazar al criminal hazlo por tu cuenta! - El señor se acercó a ti, viendo el desastre ocasionado -. Pero no voy a tolerar que un extraño cumpla con el trabajo de la marina.
Por suerte nadie acabó herido de gravedad, solo rasguños y moratones. Recibiste malas miradas de la gente, pero estos abandonaron inmediatamente el lugar cuchicheando e insultándote por lo bajo. En cuanto las cosas se calmaron, el marine regresó con el okama, quitándose la boina y farfullando que un día de estos se jubilaría. A lo mejor si le llevas el criminal hasta él, cambia de opinión, quizás es un cascarrabias hasta que le muestras las pruebas suficientes. En caso de que le sigas la pista, el hombre se escabulló por la rendija de un muro que daba lugar a una calle más abajo, pero recuerda sus palabras: en esta isla están como cabras. Y nunca sabes cual será el siguiente movimiento.
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Ushi chocó contra varias personas causándoles pequeñas heridas. Se estaba metiendo en un lío aunque si pillaba a aquel criminal tal vez el marine se calmase. Al menos nadie había acabado con grandes heridas lo cual hizo que el joven de cabello afro soltara un suspiro. Decidió que lo mejor era acercarse al marine para intentar calmarlo antes de echar el vuelo.
- Lo traeré en seguida. Y esto no lo hago por la marina, sino por los ciudadanos. – Debía quedar bien ante todas las mujeres que podrían escucharle.
De pronto pegó un gran salto al cielo y extendió sus alas para comenzar a volar. Sobrevolaba el poblado con su mochila preparada. Sabía que si se lo encontraba podría arrestarlo con sus esposas. Entonces, sin pensarlo ni un segundo, activó una de sus técnicas: Hitomi Rei. Sus ojos se volvieron totalmente blancos y unas venas alrededor se hincharon. Gracias a esta técnica sería capaz de ver la energía de la gente para descubrir y diferenciar a los humanos normales de los que poseían el poder de una akuma no mi. Entonces se fijó en el criminal que escapaba por una rendija de un muro que daba a una calle más abajo. Con la mayor de su velocidad se acercaría hacia él, descendiendo y cuando estuviera no muy rodeado de personas trataría de lanzarle una suave patada en la nuca, lo suficientemente fuerte como para intentar lanzarlo al suelo. Se fijaría entonces en el color de su energía. Si era azul, no tendría muchos problemas para vencerlo, seguramente… Pero si era roja sabía que guardaba el poder de una akuma no mi y entonces estaría más atento a sus movimientos.
- Lo traeré en seguida. Y esto no lo hago por la marina, sino por los ciudadanos. – Debía quedar bien ante todas las mujeres que podrían escucharle.
De pronto pegó un gran salto al cielo y extendió sus alas para comenzar a volar. Sobrevolaba el poblado con su mochila preparada. Sabía que si se lo encontraba podría arrestarlo con sus esposas. Entonces, sin pensarlo ni un segundo, activó una de sus técnicas: Hitomi Rei. Sus ojos se volvieron totalmente blancos y unas venas alrededor se hincharon. Gracias a esta técnica sería capaz de ver la energía de la gente para descubrir y diferenciar a los humanos normales de los que poseían el poder de una akuma no mi. Entonces se fijó en el criminal que escapaba por una rendija de un muro que daba a una calle más abajo. Con la mayor de su velocidad se acercaría hacia él, descendiendo y cuando estuviera no muy rodeado de personas trataría de lanzarle una suave patada en la nuca, lo suficientemente fuerte como para intentar lanzarlo al suelo. Se fijaría entonces en el color de su energía. Si era azul, no tendría muchos problemas para vencerlo, seguramente… Pero si era roja sabía que guardaba el poder de una akuma no mi y entonces estaría más atento a sus movimientos.
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Akuma no mi
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