¿Tuyo o mío? [Privado-Pasado][Zack-Sara]

La lluvia humedecía mi melena azulada haciendo que el flequillo se me pegase en la frente. No me gustaba la sensación de estar, aunque mi gabardina con capucha de color negro me aislaba en cierta medida. En la espalda podía notar el repiqueteo del agua en mi nodachi y me hacía sentirme más tranquilo al llevarla. Había decidido echar un vistazo puesto que estando por los alrededores de la isla escuché varios rumores sobre ella. Se decía que en una de las montañas se encontraba el refugio de unos saqueadores y  precisamente por eso estaba aquí. Mi intención era seguir al grupo de bandoleros que solían reunirse en un reservado de un antro una vez a la semana y quería seguirlos hasta su guarida. La idea era saquear a los saqueadores, a estas cosas las llamaban justicia poética u algo así, pero tenía un problema.

Llevaba unos días recabando información sobre ellos, incluso tuve la gran suerte de hacerme "coleguilla" de borrachera de un tipo que decía ser un miembro antiguo de dicha banda y me proporcionó toda la información que buscaba. Es cierto que algunos datos descuadraban según avanzaba la noche, pero tenía una idea clara de a quienes buscaba, aunque no pude convencer al tipo que me ayudase más que acompañarme en el trayecto. El asalto tendría que ser cosa mía pues no quería poner en peligro a su familia si lo descubrían, asique ahí residía mi problema. Yo solo no podría acabar con seis tipos si las cosas se torcían mucho, aunque estuviesen borrachos o resacosos sería un riesgo demasiado grande y por eso necesitaba ayuda.

Andaba con paso decidido con un cigarrillo recién encendido en la boca haciendo virguerías para que no se mojase mientras me dirigía hacia un sitio donde me dijeron que podría encontrar a alguien lo bastante loco como para acompañarme. Había rumores de alguien con una fuerza y un temperamento brutal estaba por el lugar, decían que era de fuera pero todos soltaban una pequeña risita. Era algo que me daba mucha rabia que hiciesen, pero todos alegaban que no era nada, asique me lo tomé con filosofía y fue a ver que parte no me contaban.

- ¿Acaso es porque es un okama u algo así?[/b] - pensaba para mí mismo poniéndome en los peores casos. Aunque me daba igual en definitiva, si me ayudaba en mi golpe como si es marciano, asique me dispuse a entrar en el local buscando a la persona que más llamase la atención. - Aunque quizás sólo tenga un ojo de cristal... - pensé por última vez mientras entraba.

Estaba sentada en aquel antro, mirando a todas partes, mientras tomaba un whiski con hielo, no fumaba así que mis pulmones se perjudicaban con el tabaco de los demás, llevaba un pantalón largo de color azul marino, una camiseta de manga larga azul claro, y unas botas oscuras, el pantalón tenía unos bolsillos, así que ahí llevaba mis armas, mi pelo iba completamente recogido en una coleta, odio el pelo suelto.

Mi disponía a beber un trago de aquel whiski barato, de aquel antro, elevé la mirada y vi que alguien abría la puerta, cogí la capucha de mi camiseta y me la puse, me quedaba tan holgada que casi me tapaba la cara entera. Seguía bebiendo tranquilamente a pesar de que alguien iba a entrar.

Pensaba para mira... -Bueno, parece que alguien va a entrar, intentaré esconderme, soy demasiado visible, y puede que me esté buscando, y no por algo bueno precisamente, -pensaba mientras me recogía un poco en mi misma, poniendo uno de mis brazos delante de mi.

Entré en el tugurio bastante molesto ya que a pesar de todos mis intentos el cigarro terminó inevitablemente mojado. -Puta vida - mascullé mientras lo tiraba al suelo a medias y dejaba caer mi capucha empapada dejando visible mi melena azulada. Me sentía orgulloso de mi color de pelo natural y no dudaba dejar mi melena a la vista.

Comencé a sacudirme el pelo para quitarme parte del agua buscando poder adoptar mi peinado de cada día. Aproveché mi pausa en el umbral para echar un vistazo al interior en busca de personajes que diesen el perfil. Pude vislumbrar a un grupo de tipos con pinta de guerrilleros, pero enseguida los descarté al percatarme de la cogorza que llevaban. Dudaba que al día siguiente tuviesen cuerpo para nada y tampoco me fiaba de que me la liasen gracias a su superioridad numérica, asique seguí fijándome en los tipos del lugar mientras caminaba hacia la barra.

Había un par de candidatos más por allí, pero el que más me intrigaba era una enorme persona completamente encapuchada sentada más apartada del resto bebiendo a solas. Desde luego podría ser a quien estaba buscando, pero decidí indagar algo más preguntándole al camarero después de pedirle una jarra de cerveza. No quería emborracharme mucho, puesto que el día siguiente iba a ser duro.

-Perdona "compi", ¿qué me puedes decir de nuestro amigo el grandullón? - dije señalando al encapuchado mientras dejaba unas pocas monedas de más sobre la barra como aliciente. - Estoy buscando a alguien con músculo y parece apropiado - dije para dejar claro que faceta del encapuchado me interesaba.

- Desde luego si buscas a alguien fuerte es tú persona, pero quizás te sorprendas... - terminó con el mismo deje que los anteriores. ¿Qué mierdas le pasaba a esta gente?.

-Pues ponme uno de lo que esté tomando - dije dispuesto a averiguar que pasaba.

Mientras me iba acercando al encapuchado iba notando que no sólo era grande, sino grandísimo. Seguro que de pie mediría el doble que yo. Quizás se trataba de eso, un semi-gigante en la zona. No se veían todos los días, pero que más daba. Lo importante era si quería sacar dinero.

-Buenas compañero, ¿me puedo sentar? - pregunté ya sentándome sin esperar la respuesta. - Busco un socio competente y pareces el adecuado para el trabajo - seguí hablando mientras le acercaba el vaso que me había dado el camarero aprovechando para hacer una pausa para beber de mi jarra. -Aviso que no será fácil, incluso arriesgado, pero podemos sacar un buen pellizco - terminé para dejar claro todas las cosas importantes. No necesitaba a nadie que se amilanase a la primera.

Esperaría pacientemente a su respuesta mientras encendía otro cigarrillo. Todavía no podía ver bien su rostro, pero parecía bastante voluptuoso. Llevaba unas ropas enormes.

Genial, finalmente el chico se vino a sentar a mi lado, parece que no se ha dado cuenta de que soy una chica, no se si eso será bueno o no, pero en fin, me está hablando de un trabajo para el que le parezco adecuado, pues sinceramente, no se si le parece tan adecuada cuando sepa lo que se esconde debajo de la capucha.

Una vez he terminado mi vaso de whiski, cojo el que me ha entregado el chico, alzo un poco mi cuerpo y poco a poco me saco la capucha y bajo un poco la cremallera, y subo las mangas de la sudadera, dejando entre ver una esclava plateada en mi brazo derecho, donde pone mi nombre, -Claro amigo, sientate, -le digo aunque ya se haya sentado, -¿En que puede ayudarte una semigigante?, -le dije sonriendo, relajando mi espalda en la espaldera de la silla, y mirándolo de reojo.

Desde luego el chico no sabía nada de mi, no sabía quien soy, ni lo que hago, en lo mas mínimo, solo espero que no me la este jugando de algún modo, por que entonces lo pagaría caro. En cualquier caso, pensara que soy chico o chica, a mi me interesa lo que me tenga que proponer, si de por medio hay una jugosa recompensa, desde luego no me iba a quedar aquí quieta viendo como alguno de esos merluzos se llevaba una recompensa poco merecida.

Sabía que había cogido al encapuchado desprevenido, pero sabía que en este antro sólo había bribones y por eso me había decantado por buscar en este lugar que olía un poco a rancio. El encapuchado se tomó unos segundos deleitándose con su vaso de whisky. Tenía que estar acostumbrado a aquel licor, pues no hizo ningún aspaviento al tomarlo y cogió el mío sin reparo, aunque nada de todos esos gestos fueron los que más

me sorprendieron, si no que mi sobresalto vino cuando comenzó a estirarse mientras se destapaba un poco.

Al parecer el enorme grandullón era mujer, si no fuese porque estaba dando una calada me abría quedado boquiabierto. Siempre me había imaginado a las semigigantes de otra forma. Creía que tendrían los mismos rasgos que un hombre, pero con pechos y más rechonchas, pero ante mí se mostraba una enorme preciosidad.

-Nota mental, no prejuzgar más - pensé mientras soltaba el humo lentamente a la par que echaba mano a la jarra de cerveza para dar un largo trago. Necesitaba unos segundos para abordar la nueva situación que tenía ante mí.

Había dado por echo que trataría con uno de estos maleantes de tres al cuarto con sed de dinero, pero quizás la joven no era así. Aunque que hacía en un sitio como este si no era una forajida, a lo mejor era una caza recompensas en busca de alguien y eso torcía mis planes. Yo aún no tenía un cartel de se busca con mi rostro y sabía que una cazadora no sacaría nada por mí. Demasiados interrogantes se mostraban ante mí que no podía pararme a resolver. -[i] Tendría que haber elegido a lo tres que había visto antes. Esos si que parecían delincuentes dispuestos a todo por unas monedas - pensé mientras terminaba el largo trago de la cerveza volviéndola a dejar en su sitio.

-Por lo que veo muchas cosas podríamos hacer juntos - comencé en tono jocoso para quitarle hierro al asunto, tenía que amenizar la situación y conocer algo más a la joven antes de proponerle robar a una banda entera. - Pero lo importante ahora antes de que yo diga más, es que respondas a una simple pregunta. ¿Qué opinas de eso de quien roba a un ladrón cien años de perdón? - pregunté sin dejarle tiempo a responder ante la primera tontería.

Si la guapa semigigante opinaba algo con lo que se mostrase favorable ante la situación le contaría sobre que trataba el golpe. Me reservaría la partes importantes, como que teníamos guía y que los pillaríamos tras una juerga. Simplemente quería ver como respondía ante la insinuación. Pero por otro lado si se mostraba reacia tendría que indagar un poco más.

Me sonreí a mi misma cuando vi la cara de aquel chico, no se esperaba a una mujer en este lugar que no fuera una fulana, y menos aun que fuese una semigiganta, el hecho es que ya sabía que era una mujer, así que acabé sacándome de encima la sudadera que llevaba, dejando ver una camiseta nadadora de color negro. Lo miré un instante, sondeando su mente, como siempre, este hombre por lo visto quería robar a un grupo, y yo en teoría no soy lo que esperaba, creerá que soy una cazarecompensas, pero lo que no sabe es que soy una pirata, de hecho, no conozco nada que no sea la piratería, por malo que sea, yo era una buena persona, y para colmo, diría que nací pirata.

-En fin, no soy nada de lo que puedas imaginarte, nací siendo una pirata, toda mi familia lo era, así que se un poquito del tema, y en cuanto a tu última pregunta, no se que tendrás en mente, pero si hay recompensa de por medio me interesa, -le dije cogiendo mi vaso, y dando un trago, estaba totalmente apoyada en el respaldo de la silla, con las piernas estiradas, una sobre la otra, mi mano izquierda en el bolsillo de mi pantalón, y la derecha sujetando el vaso como si alguien me lo fuese a robar.

Lo miraba de una forma que dejaba entrever que no era una broma, evidentemente nací de descendencia pirata, por lo tanto yo soy una pirata, desde niña he sido enseñada y adiestrada para luchar, y me enseñaron también como curar mis heridas, lo miraba sonriendo de tal forma que quería saber mas...

-Entonces, ¿que tienes pensado?, esa gente probablemente no se esperen a una semigigante contra ellos, sería un mazazo para ellos, digo agarrando de nuevo mi vaso, y terminando esta vez el segundo whiski, lo próximo que pidiese sería sin alcohol, si este hombre tenía algo que proponerme, no iba a tirarlo por la borda por coger una cogorza con whiski. Debía estar bien fresca para lo que pudiera ocurrir.

La joven sonreía divertida. Parecía que le gustaba el haberme sorprendido y no pude evitar corresponder a su sonrisa. La chica parecía completamente relajada ante la intrusión, hasta comenzó a quitarse la enorme sudadera que llevaba dejando a la vista un cuerpo espectacular. Una traviesa mirada escapó fugazmente hacia sus enormes pechos haciéndome fantasear con una isla llena de jóvenes como esa, pero la chica comenzó a hablar y rápidamente recobré la compostura dando otro largo trago de cerveza para intentar refrescarme.

Aunque más allá de su espectacular físico lo que más me impresionó fueron sus palabras. Hablaba de que descendía de una familia pirata y que llevaba en el oficio desde el nacimiento. Lo decía llena de orgullo, como dispuesta a que alguien, si se atrevía, se lo negase. No había conocido nunca a un pirata así y menos que lo dijese así sin más, pero agradecí su franqueza, asique yo hablaría con la misma.

-Veo que no te gustan los rodeos, asique iré al grano - dije mientras reposaba mi jarra ya vacía en la mesa. El trago refrescante tuvo que ser más largo de lo esperado. -¿Estás dispuesta a robar a seis tipos? Son unos bandoleros deleznables que se dedican a saquear a cualquier extranjero, incluso se dice que abusaron de un par de mujeres - eso último que dije no lo sabía a ciencia cierta, pero seguramente fuese cierto y así quizás le daba un incentivo extra a mi compañera. -Mi idea es aprovechar que mañana por la noche se van a correr la fiesta de la semana y así podemos cogerlos desprevenidos o incluso dormidos si se la cogen muy grande. Tengo un "colega" que por unas monedas podrá llevarnos hasta la guarida.

Había un momento en que me planteaba haberlos seguidos a ellos directamente si encontraba a alguien diestro en seguir rastros, pero la compañera que me había buscado dudaba que fuese fácil ir escondiéndonos para que no nos vieran, asique ya sólo quedaba que el tipo con el que hablé colabore.

-Tú decides si quieres unirte con este agradable, guaperas y humilde piratilla que sólo quiere unos ingresos, pero Sarah. Podemos sacar un buen pellizco e incluso pasarlo bien - dije usando su nombre. Cuando antes se había arremangado un  destello metálico había echo que me fijase en una especie de pulsera que llevaba y en ella se podía leer claramente ese nombre. Si hubiese tenido una muñeca de tamaño normal quizás la vista no me habría llegado, pero dado a su tamaño era completamente legible. Sólo quedaba esperar que no fuese de su hermana y hubiese quedado como un tonto.

Miro a mis brazos que ya están cruzados, la verdad es que no esperaba que usase mi nombre, miro mi esclava unos segundos de reojo, y me doy cuenta que ha debido saberlo de ahí, alzo mi brazo en dirección a el, y se lo ofrezco para estrecharnos la mano...

-Ya que sabes mi nombre, me llamo Sarah, encantada, -le digo mirándole a los ojos sin pestañear, y con una ligera sonrisa que deja entrever algún diente...

Me coloco con los brazos en la mesa, explicando como sería el ataque, -Bien, no será muy complicado si realmente estás en lo cierto y los encontramos borrachos, yo por mi parte a pesar de que tengo mi puño y mi navaja, debería llevar algún arma mas, o como mínimo debería conseguirla de algún modo, con mi puño y mi navaja solos no hago gran cosa, si, mataré a alguno de un navajazo, pero no tiene apenas distancia para cubrirme, es solo para superficiales, si son humanos será fácil, no creo que tengamos mucho problema, el caso es hacerles pagar lo que hicieran, -al decir esto último se me nota un ligero tono de rabia y de rencor.

-Por cierto, ¿de cuanto estamos hablando?, es decir, ¿cuanto botín toca por cabeza?, tampoco me quiero poner en peligro por una miseria, si me debo exponer al menos espero que sea una recompensa jugosa, -miro a mis manos, y de nuevo al chico, que parece que me mira con gran curiosidad, Me parece que este chico a visto a pocas mujeres piratas, y sobretodo semigigantes, me mira de un modo extraño, como si intentara saber lo que pienso, -pienso para mi mientras le miro a los ojos,-Y respecto al ataque, ¿solo estaremos nosotros dos?, ¿o contamos con la ayuda de alguien mas?, -digo recostando de nuevo mi espalda sobre la espalda de la silla, miro alrededor por si viene alguien a cuchichear, - si alguien lo hace juro que lo echaré de un guantazo, -vuelvo a mirar alrededor después de pensar eso.

Cuando la joven tendió su mano en forma de saludo no dudé en corresponderla, pero llegado al momento me di cuenta de lo ridículamente pequeño que era a su , aunque por suerte sí acerté con lo del nombre.

- Yo soy Zack - dije presentándome.

Tras contarle el plan la joven expuso su punto de vista al igual que interés por el botín, aunque antes de contestarla no pude evitar comenzar a imaginarme la navaja de Sarah. Seguramente lo que para ella fuera una navaja para mi fuese una daga o incluso una wazikashi, pero ya le pediría que me la enseñase. Ahora debía seguir contándole los pequeños detalles.

-La verdad es que me arriesgo porque hace poco dieron un golpe bastante gordo y que hay darse prisa antes de que quemen el dinero en putas y alcohol. No sabría decirte la cantidad exacta porque la desconozco y te estaría mintiendo, pero según por lo que se dice tienen bastante guardado - dije mostrándole mi sinceridad. Podría haberla engañado contándole alguna milonga, pero con esto quería ser claro. Hay mentiras que en el futuro se pueden volver contra ti y esta  hubiese sido una de ellas , además la muchacha parecía franca y comenzaba a caerme bien por raro que sonase.

-Te voy a exponer como lo tengo planeado para que aportes lo que creas conveniente. Debemos hacerlo en equipo y no quiero ponernos en un aprieto perjudicándonos. Mi idea era suprimir al guía porque es algo borrachín y poco decente, pero dado a tu tamaño sería difícil seguirlos sin que nos vieran, asique no nos queda otra que esperar que el impresentable no nos falle - esperaba que no se ofendiese ante la alusión a su tamaño, ya que algunas chicas eran sensibles con esas cosas. -Asique tras quedar con él nos guiará. E quedado a un par de horas antes del amanecer para que nos lleve ante la guarida que tienen y donde espero cogerles completamente desprevenidos. Pero antes de esa parte tengo pensado otra cosa, pero ahí tienes que ayudarme - en verdad se me había ocurrido ahora, pero no quería mostrarme indeciso. -La cosa es ir a donde van a celebrar la fiesta y asegurarnos de que beben más de lo que puedan aguantar, tenemos que encontrar la manera de hacerlo. - dije. -Se en que bar van a celebrar la juerga y podríamos idear algo para conseguirlo.

Tras terminar de hablar me noté la lengua de nuevo reseca. No sabía si es que en el local hay calefacción o es que el escote de mi compañera al reclinarse sobre la mesa conseguía el mismo efecto.

-Camarero, ponme otra jarra y un vaso de whisky, pero de el del almacén ese que tú guardas - vocee al tipo que justo por allí pasaba. Exactamente no sabía si el tipo era de los que guardaban otra remesa para los clientes más habituales, pero era una técnica que había aprendido. Si no lo intentabas nunca lo sabías.

Según lo escuchaba mas me gustaba el plan, me sorprende que alguien que pide a alguien sigiloso le hablen de una semigigante, eso de hecho parecía que le preocupase al chico, cuando habló de mi altura puse una cara de falso enfado, pero en realidad me daba igual, sabía que era lo suficientemente silenciosa, teniendo en cuenta mi altura.

-Tu por lo del sigilo por mi parte no te preocupes, a pesar de la altura que tengo puedo ser muy sigilosa, tanto como quiera serlo, he vengado muertes con sigilo a tal punto de que no sabrías si soy yo, o si es otra persona, -dije mirando alrededor.

Zach tenía un plan bastante bien planeado, pero yo siendo medico como soy, saque mi vena medica y di una idea...

-Por cierto, se me ha ocurrido una cosa, ¿tienes idea de donde estarán los barriles que van a beber ellos?, si es así, podríamos intentar meter en los barriles algo que los haga estar dormidos un buen rato, el suficiente para poder recoger las cosas, y cuando se despierten estén tan desorientados y mareados, que sea fácil la lucha, -le dije sin titubeos, no era mala idea, y de hecho yo tenía lo que hacía falta para echarles en los barriles.

-Yo soy medico, tengo lo que necesito para hacer eso, haciéndolo de esa manera, sería relativamente fácil acabar con ellos, por si temes al número de rateros que haya, -hasta yo misma sabía que eso tenía algo mas de sentido que entrar a saco allí, podríamos acabar muy dañados si solo vamos dos, y ellos son mas que nosotros, como he dicho, haciendo eso, aseguramos poder llevarnos todo el botín sin que se enteren, y teniendo el tiempo justo para que se despierten, estarán demasiado débiles, y casi no podrán mantenerse en pie por la desorientación. Ahora solo necesitaba que Zach me dijera que le parece la idea.

La joven tenía buen carácter, incluso bromeó un poco. Aunque lo más importante era que parecía que tenía compañera o por lo menos eso entendí de que comenzó a aportar ideas para facilitar el robo. Hablaba de drogarlos y de así desorientarlos más, era perfecto haber encontrado a alguien con conocimientos para poder hacerlo. A mí me sacaban de mis armas y cachivaches y me perdía bastante, además no era malo tener a alguien que supiera curar alguna herida también.

-Me parece perfecto, aunque tendremos que ser capaces de acceder a su bebida antes de que lleguen, pero podremos hacerlo... - dije confiadamente, pero me callé un segundo porque llegaba el camarero con nuestras bebidas.

Esperé a que se fuera y pregunté a la exuberante semigigante. -¿Y con eso que aseguras tener no podríamos acabar con ellos directamente?. Era algo que se me acababa de ocurrir, pero si era posible no tendríamos ni que despeinarnos. Sólo tendríamos que esperar pacientemente a que ellos solos se eliminasen y podríamos ir con el guía tranquilamente para recoger todo lo que tuviesen guardados. Desde luego estaba siendo todo un golpe de suerte el estar haciendo sociedad con la zagala.

Caramba, no pensé que fuera a gustarle tanto la idea...

-¿Que si hay forma?, claro que la hay, se suele decir que lo mismo que cura, en grandes cantidades es venenoso, simplemente habría que echar mas cantidad, y yo creo que cuando se duerman no se han de poder despertar, lo único malo que tiene eso es que si se muere alguno mientras aun están despiertos, aunque ya estén todos envenenados, puede llamar mucho la atención, solo espero que no estén despiertos cuando vayamos. -dije mirando a Zach, ciertamente no es mala idea, pero hay que controlar de poner la misma medida en todos los barriles, no puede ser que a uno le eche de mas, y en los otros de menos, y que unos mueran repentinamente, y otros hasta que se duerman no mueran...

-Lo que si se puede hacer, es hacer una mezcla, que les de sueño para que se duerman pronto, y que en una hora aproximadamente, estén muertos, al estar ``anestesiados´´ no se van a dar cuenta de que se están muriendo..., -dije mirando con malicia y sonriendo de medio lado a Zach...

No entendía nada de medicina, pero Sarah parecía medianamente convencida de que podríamos hacerlo.
La semigiganta mostraba una actitud fría y calculadora, estaba dispuesta a todo. Me encanta.

-Perfecto entonces, hagamos que tengan el sueño de su vida, aunque tenemos que ser capaz de llegar a los barriles - dije secundando su idea. - Creo que la mejor opción es intervenir los barriles antes de que entren en bar, si no nos costará más que puedas acceder a ellos sin llamar la atención. Deberíamos coger al proveedor antes del envío - dije exponiendo mis ideas. Quizás la joven daba otro punto de vista, pero estaba claro que el tabernero no nos iba a dejar envenenar sus barriles. No creo que le gustase ese tipo de publicidad, asique quedaba ponerse de acuerdo.

-¿Asaltamos al proveedor mañana antes del porte o al tabernero cuando esté preparándolo todo antes de abrir? ¿Cual crees que sería la mejor opción? - pregunté ya decidido por decantarme por una de los opciones.

Fuese cual fuese nuestra decisión una vez terminado de hablar me iría a descansar algo antes del plan, a no ser que la joven plantease algo más interesante. El día siguiente iba a ser duro.

Lo miré con una sonrisa, sabía que era una buena idea, satisfecha por saber que los dos pensábamos algo parecido, apoyé mis brazos sobre la mesa, y en su oído sin que nadie lo oyera le dije...

-Pienso que es mejor coger antes la entrega, será una fiesta brutal..., -dije mirándolo mientras sonreía, en mis ojos se veía una pizca de malicia y de odio, que coño..., se trataba recuperar algo robado, mal no íbamos a hacer, y si los dejábamos vivos, volverían a las andadas.

Con la misma cara de satisfacción le di la mano para estrechársela, en símbolo de cerrar nuestro trato, y de amistad.

-¿Entonces te interesa el trato?, si me estrechas la mano es que lo aceptas, en verdad después de hablar me volveré al hostal, necesito dormir y descansar, ¿tienes donde quedarte?, -le pregunté mirando alrededor para que nadie nos oyera.

Sarah sonrió ferozmente. Se notaba que era una pirata de verdad. Ya estaba disfrutando con el sabor de los planes antes del golpe y su entusiasmo era realmente contagioso. Me sentía capaz de ir a hacerlo ahora mismo, incluso me veía a mi mismo matando a los tipos sin necesidad de argucias, aunque rápidamente dejé las ensoñaciones aparte para centrarme en el presente.
La enorme joven comenzó a recostarse sobre la mesa haciendo que sus enormes pechos parecieran a punto de salirse de su sitio consiguiendo que bizqueara durante un segundo, aunque con un poco de suerte Sarah no me habría visto ya que comenzó a susurrarme al oído. Desde luego iba a ser una "enorme" distracción, pero que distracción.

-Por lo que veo vamos a compenetrarnos bastante bien - dije correspondiendo a su espléndida sonrisa. -Démosle los buenos días al mercader entonces - dije con mi sonrisa más burlona mientras volvía a recostarme en mi silla. No sabía si podría haber aguantado mucho más rato sin intentar recorrer cada centímetro de su piel, asique tomé algo de distancia tranquilamente para relajarme de nuevo mientras aceptaba la mano que me tendía como muestra de conformidad. Su mano envolvía completamente la mía haciendo que tomara mejor conciencia de nuestra diferencia de tamaño.

Ese simple hecho fue más que suficiente consiguiendo que el calor saliera de mi cuerpo produciendo que se me erizara cada pelo. Acababa de verme a mi mismo plantado ante esa enorme preciosidad dejándome admirar sus voluptuosas curvas cuando me percaté de lo complicado que podría ser por la diferencia de tamaño, además tenía que centrarme de una maldita vez, pero nada más escuchar de nuevo las palabras de Sarah me di cuenta de que iba a ser difícil dependiendo de que como se diese la situación.

-No tengo ningún sitio en concreto en donde dormir. No soy exigente con donde duermo, pero estoy abierto a nuevas opciones - dije como respuesta a sus palabras.

Lo cierto era que desde que había comido aquella dichosa fruta solía cavarme un agujero en las afueras de cualquier lugar y dormía plácidamente. No sabía si era algún efecto secundario de dicha fruta, pero tampoco iba a dejar pasar la oportunidad de estirarme en un colchón bien mullido si tenía opción.

Cuando me puse sobre la mesa para hablar con el noté una extraña mirada, casi diría que era erótica, como si me hubiese mirado los pechos, pero bueno, tampoco me he fijado mucho, pues me agache un momento para susurrarle eso, y quien sabe lo que estaría mirando sin que lo viese.

Cuando vuelve hacía atrás noto como se relaja de nuevo, que hasta hace un momento lo notaba ligeramente tenso, no se si en realidad por donde estamos, o por que el muchacho mira cosas que no son adecuadas para su tamaño.

Después de eso, me levanto, pagando al camarero las últimas bebidas, -Bueno, pues si no tienes donde quedarte, si quieres puedes venir conmigo, o bien puedes alquilar una habitación, o compartimos la mía, lo que tu prefieras, -digo poniéndome la chaqueta y diciéndole adiós al tabernero.

Me quedo un segundo mirando por la puerta, aún llueve, suerte que llevo capucha, para que pueda cubrirme mejor la capucha, me quito la coleta del pelo, así está mas alisado y se me tapa mejor la cara, antes de poner la capucha, se ve en mi una melena hasta un poco mas abajo de los hombros, liso, de color rubio y blanco, al levantar los brazos para sacarme la coleta, se me levanta la ropa, dejando ver mi vientre ligeramente musculado por las batallas, hasta el ombligo, una vez hecho esto, me pongo la capucha, y miro de reojo a Zach, para saber si lo guío a donde me hospedo, o lo que va a hacer finalmente con esta bendita lluvia, por no llamarlo de otro modo menos cariñoso.

La joven no parecía molesta por mi escrutinio, sino que siguió con la misma actitud. Incluso se recreó desmelenándose lentamente. Dejó caer su cabello platino sobre sus hombros mientras su camiseta se levantaba de forma traviesa. Se veía claramente que la muchacha tenía un espectacular cuerpo y sabía que se me avecinaba una noche intranquila.

No tenía dinero para pagarme una habitación, asique si seguía interesada tendríamos que compartir cuarto y sabía que pasaría toda la noche teniendo sueños pervertidos. No iba a descansar nada, pero dudaba que en mi vida volviese a tener una vivencia igual. Solo con compartir el mismo aire sería digno de contar a mis nietos, asique me levanté cogiendo mi espada colocándomela en la espalda mientras Sarah pagaba al camarero.

-Te aviso que ando escaso de berries, pero si no te importa no dejaré pasar tu oferta - dije mientras encendía un cigarrillo.

Ya tenía todo preparado y estaba dispuesto a seguir a mi preciosa compañera. Esperaba que donde se hospedase no fuese muy lejos, pero seguro que era mejor que ponerme a excavar un agujero con este tiempo. Con lluvia era un trabajo odioso.

Esperaba que mi calenturienta mente me dejase dormir tranquilo ya que quería estar descansado para asaltar al mercader de cerveza.

Una vez comenzó a seguirme, lo guié por el pueblo, no tardamos mas de 10 minutos en llegar, fuimos por alguna callejuela donde había bastantes zonas cubiertas, para que no se mojara demasiado, a fin de cuentas, daba igual que yo me cubriese, me iba a mojar igual, cuando llegamos, había una puerta enorme, para gigantes y semigigantes, y luego una puerta mas pequeña para humanos, ya que es un hostal para ambas razas, entré, y le pedí con la mano que entrase primero, entré después de el, había una entrada enorme, preciosa, con muchos colores, mesas y sillas a la izquierda para sentarse tranquilamente, y a la derecha una recepción, llevaba por un semigigante, en la izquierda al fondo hay unos sofás, donde se ven dos humanos sentados mirando el fuego de la chimenea, y charlando. Y justo después de la recepción las escaleras de subida, y al pie de las escaleras un botones semigigante.

Me acerco a la recepción para comentarla al chico que vamos a compartir habitación...

-Buenas noches, quería comunicarle que este caballero compartirá habitación conmigo, ¿no hay inconveniente verdad?, -miro amablemente a uno y a otro, a la espera de la respuesta del hombre.

-No, claro que no hay inconveniente, disfruten de su estancia, -nos dice con una sonrisa, invitándonos a subir las escaleras al piso de arriba. Comienzo a subir las escaleras, tienen una alfombra de color verde claro, perfecto para dejar las marcas de tu calzado con la lluvia, cuando llegamos al primer piso, hay un montón de habitaciones, a derecha e izquierda, y de frente mas escaleras, por suerte, mi habitación está en el primer piso, me voy a la izquierda...

-Es por aquí, ven, -le digo señalando a la izquierda, llego a la puerta de la habitación, meto la llave, cuando le pido que entre, ve una entrada enorme para su tamaño, pero de tamaño normal para mi, a la izquierda hay un salón pequeño con una chimenea, una mesita, y dos sofás de 2 plazas, en el medio hay una pequeña terraza, que da justo para salir y sentarte un poco en el suelo, a la derecha la cama, y al lado derecho de la puerta de entrada el baño, tiene una bañera gigante para el, con un váter, y un lavamanos con un espejo.

-Bien, aquí es, ponte cómodo, necesito darme una ducha, cuando salga si quieres puedes entrar tu, -le ofrezco que se ponga cómodo, yo mientras voy a donde esta mi bolsa, que esta al lado de la cama, detrás de un biombo, cojo una muda, una camiseta de tirantes un poco larga, mis zapatillas, y mi peine, dejo las cosas en el baño, y antes de entrar me saco la ropa húmeda, tengo el pelo chorreando, -Necesito ya una ducha, estoy echa un desastre, -pienso para mi mientras me acabo de sacar las prendas, con el pecho que tengo se sobresalen un poco por los lados.

Me meto en la ducha, y no tardo mas de 15 minutos en salir con el pelo ya lavado, y con la ropa puesta, a través de la camiseta se me notan ligeramente los pechos, un poco los pezones, -espero que no se de cuenta, -digo para mi mientras salgo del baño secándome el pelo con la toalla.

-¿Vas a ducharte?, -le pregunto sonriendo, mientras me sigo secando el pelo, en muda y camiseta de tirantes.

Una vez salimos del bar la lluvia consiguió apagar mi cigarro enfriando mi humor. Caminamos por callejones buscando el amparo de la cornisas para mitigar el agua, aunque dudaba que la joven se librase del chaparrón. Yo mi parte sin embargo iba más o menos apañado con la capucha de mi gabardina, pero la providencia divina me jugó una mala jugada, cuando estábamos a escaso metros de la entrada pisé un charco calándome casi hasta la rodilla.

-Puta vida... - pensé mientras me sacudía el agua antes de entrar.

Me impresionó el ver que había un establecimiento adaptado para personas de su tamaño. No sabía que había tantos de ellos como para que hubiese sitios así, pero eso no es lo que más me impresionó. El sitio estaba completamente pulcro con una decoración bastante exquisita y había bastantes trabajadores bien uniformados. Nunca antes había entrado en un sitio con tanta clase y me sentía como un bicho raro. No cuadraba en un sitio como este, pero a mi compañera la atendieron con educación y atención. En cierto modo era agradable que no te maldijeran por llenarles todo el rellano de barro, pero me parecía completamente irreal.

Tras comprobar que no había problemas con que me quedara en el lugar subimos hasta la habitación, que por suerte se encontraba en el primer piso. No me gustan las escaleras.

Nada más entrar por la enorme puerta mi vista se fue a la preciosa chimenea que se encontraba en la zona del salón. Necesitaba secar mi ropa de algún modo puesto que no tenía más que aquella. Mis posesiones se basaban en esta ropa y mi espada, cosa que no me importaba hasta crear mi taller para rellenarlo, pero comenzaba a comprobar que tener ciertos lujos podía ser interesante.

-Gracias por el ofrecimiento, necesito quitarme esto - dije señalando mis pantalones completamente empapados. - El último   charco me ha puesto pingando.

Una vez la chica se puso a coger sus cosas me dispuse a acomodarme. Dejé mi espada apoyada en una pared de la salita mientras me desprendía de la gabardina completamente mojada dejando ver así mi camiseta interior de manga larga color granate. Por suerte esa no estaba tan empapada al igual que las cosas de mi bolsillos interiores, asique dejé el paquete de tabaco con el mechero en la mesita mientras me preparaba para encender la chimenea. La preciosa Sarah se introdujo por una puerta que se encontraba al lado de la cama y ese fue el momento que aproveché.

Cogí los utensilios que estaban ya por allí y en escasos minutos ya tenía un fuego pequeño. Mientras esperaba a que la llama cogiese fuerza me acerqué hasta uno de los sofás que había y lo arrastré hasta dejarlo de espaldas a la chimenea, con la suficiente distancia para no causarle ningún daño. No fuese que luego Sarah tuviese que pagar un dineral por ello, aunque ahora que me paraba a pensarlo había algo que no me cuadraba del todo. No entendía como alguien que podía permitirse dormir en un lugar así tenía necesidad de robar, quizás simplemente le gustaba el pillaje. Quien sabe.

Dejé de pensar en tonterías y comencé a quitarme toda la ropa mojada a excepción de los calzones y comencé a colocarla en el respaldo del sofá para que se secara al calor de la chimenea. Mientras colocaba la ropa escuché el ruido de la ducha en funcionamiento y una sensual imagen de Sarah enjabonándose atravesó mi mente. Me entraron unas ganas terribles de ir a echar una ojeadita a mi preciosa compañera, pero rápidamente me controlé. La idea era demasiado tentadora y sabía que rondaría mi cabeza todo el rato hasta que saliera, asique decidí acercarme a coger un cigarrillo tras avivar el fuego. Me asomé al balcón para fumarme el cigarro mientras refrescaba mi mente con la brisa impregnada de pequeñas gotitas. Parecía que el tiempo mejoraba.

Pasaron unos minutos inciertos en los que tuve una lucha interna repletas de pechos, agua y varias cosas más cuando escuché la puerta del baño abierta haciendo que me girase por inercia ante el ruido.

Por un instante el cigarrillo casi se me cae de la boca puesto que se me quedó abierta, pero el filtro se quedó pegado en mis labios resecos desafiando a la gravedad, pero eso no era lo único que desafiaba a esa indómita fuerza. Sarah salía por la puerta secándose el pelo vestida solamente con una camiseta de tirantas, la cual amenazaba con rebosarse en cada vaivén a la par que sus enormes pezones me miraban intensamente. Ahora sí que me arrepentía de no haber echado un vistazo.

-Sin ninguna duda que necesito una ducha - contesté ante la pregunta desviando rápidamente la mirada hacia sus ojos. Me costaba horrores. - Espero que no te moleste el cambio de decoración - dije desviando la conversación intentando distraer mi mente mientras sonreía arrascándome mi melena azul.

Tras ese embarazoso momento me dirigí hacia el cuarto de baño encerrándome. Todo era de un tamaño anormal, pero no tenía la mente para pararme en esos detalles.  Me despojé de los calzoncillos y me metí directamente en la ducha bajo un chorro de agua fría. Pasaron unos veinte minutos y ya me encontraba algo más calmado. Salí de la ducha secándome el cabello mientras observaba mi rostro en un gran espejo en el casi no me veía por la altura a la que estaba, aunque pude observar que tenía buen aspecto. Tras colocarme un poco el pelo y lavar mi ropa interior en la bañera me dispuse a salir del cuarto de baño tapado solamente con una toalla la parte inferior.

No es que me gustase enseñar mucho mi cuerpo a pesar de que estaba bien proporcionado, pero no me quedaba otra opción ya que toda mi ropa estaba secándose. ¿Estaría ya seca? En el fondo daba igual.

- Bueno Sarah. ¿Has pensado cómo vamos a asaltar a el de la cerveza? - pregunté nada más salir calzoncillos en mano. Esperaba que no le molestase mi exceso de comodidad. -Tenemos que pensar como vamos a hacerlo exactamente. No creo que podamos suplantar al mercader así como así si es el suyo habitual, asique deberíamos pensar otra cosa - seguí diciendo intentando llegar a construir un plan mientras intentaba no mirarle demasiado los pechos a Sarah. - Podríamos simular un robo llevándonos algún barril y envenenando el resto, aunque nunca se sabe que puede salir mal - dije exponiendo lo primero que se me ocurrió. La verdad es que estaba demasiado distraído y no había pensado mucho en ello, pero quería romper cualquier silencio incómodo que pudiese formularse. Además estaba la posibilidad de que Sarah hubiese pensado algo mejor.

Al ver su reacción al ver mi pecho, me sonreí, no dije nada, pues ya era embarazoso que finalmente se diera cuenta de que estaba como estaba, me senté en el otro sofá, al fuego, y en un pequeño grito le dije, -no, no te preocupes, tenías que secar tu ropa y no ibas a ponerla en el suelo, yo también debería poner la mía, -mientras el estaba en la ducha, aproveche de poner mi ropa a secar también.

Me levanté para mirar por la ventana, un gran ventanal por el que se veía la calle, y unas vistas de la leche, miré a mi alrededor, buscando un pantalón corto, tenía un poco de frío, y no era plan aparecer resfriada, tenía que tramar un plan para los barriles, y luego cuando salga Zach hablar con el sobre ello.

Pasaron 20 largos minutos en los que no dejé de mirar por la ventana pensando que demonios podíamos hacer, en cualquier caso me dispuse ir a mi bolsa, y coger lo necesario para dejar preparado el veneno con sus cantidades, no quería errores.

Finalmente sale de la ducha, con una toalla por la cintura y con el calzoncillo en la mano, me sonrío un poco mirándolo de reojo, pero bueno, me estaba concentrando en lo mio.

-Verás, en este momento estoy preparando las cantidades de veneno y del somnífero, quiero dejarlo todo listo y que no haya errores, respecto a los barriles, estaba pensando en flanquear de algún modo al comerciante, conmigo siempre llevo mi cerbatana con somníferos y con veneno, estaba pensando que si es solo un comerciante el que va podría dormirle con un somnífero menos potente, para que no se quede tanto tiempo dormido, que sean como mucho 10 minutos, y ya está, mientras este dormido, yo me ocuparé de echarle la mezcla del somnífero y el veneno a los barriles, y antes de que se despierte le sacaré el dardo del somnífero para que no recuerde por que se durmió, el efecto será inmediato, según se le clave el dardo se quedará dormido, ya preparo ese dardo, que será un regalo para el, mientras yo preparo los barriles, tu harás guardia, necesito que me cubras lo poco que voy a tardar, y tiene que ser en una zona ligeramente oscura, no podemos quedar a la luz ni ojos de ningún transeúnte. -Dije mirando hacía el mientras preparaba el mejunje para los barriles, y el dardo para el comerciante.

Lo de los barriles lo preparaba en botes individuales, no quería que se mezclara, ya que las cantidades no saldrían igual para cada barril, preparé 5 botes con la mezcla, las dos cosas actuarían a la vez, pero con la diferencia de que el somnífero actuaría a los 10 segundos, y el veneno a los 20, y como estarían dormidos durante un par de horas, no notarán el veneno, no podrá despertarlos nada, ni agua, ni notar ataques en el cuerpo, absolutamente nada.

-Lo que si, hay una cosa que sugiero, a pesar de echar el veneno en los barriles, voy a buscar la forma de que después de un rato no se pueda detectar, si no se notará a leguas de que estaba preparado, -añadí una cosa mas a la mezcla, eso no iba a afectar en funcionamiento. Dejé las botellas en la bolsa, y el dardo en la cerbatana. Estaba todo listo para el próximo día.

-Y dime, ¿a quien se supone que les han robado estas cosas, y que recompensa obtendremos si hay que devolverlas?, ¿los que les han robado han puesto algún tipo de recompensa si se les devuelve?, yo tengo suficientes problemas como para añadir mas recompensa a lo que ya tengo, -le digo sonriendo mirando para otro lado.

Salí del baño algo más relajado. Ya comenzaba a acostumbrarme a las impresionantes curvas de mi compañera consiguiendo centrarme. La semigiganta parecía bastante inmersa en algo que estaba haciendo y me acerqué a alcahuetear mientras escuchaba sus palabras.

- Por ser, sería lo suyo, pero no conozco tanto la ciudad como para decir donde hacer la emboscada. Mi plan inicial era muy dispar a este - dije respondiendo ante su idea. - Aunque por otro lado siempre puedo preguntarle al tipo que te comenté. Quizás pueda ayudarnos - dije mientras seguí mirando lo que estaba haciendo intentando no mirar fijamente sus preciosos pechos.

La zagala estaba preparando el veneno. Se notaba que sabía lo que estaba haciendo, o por lo menos lo aparentaba. Tenía dispuestos varios botecitos en línea e iba metiendo con un cuentagotas las dosis justas. La verdad es que me interesaba lo que estaba fabricando, pero no era capaz de reconocer ninguno de ellos, además no quería desconcentrarla asique me separé acercándome a la chimenea de nuevo para dejar allí mi ropa interior al lado de la que ya estaba allí. Cogí el resto de ropa que tenía y las di la vuelta para que terminaran de secarse, también se la di a la de Sarah. Que mínimo después de tanta hospitalidad.

Cuando me acerqué a donde tenía el paquete de tabaco pude fijarme en que la semigiganta ya había terminado. Colocó cada cosa en su sitio mientras yo encendía un cigarrillo mientras escuchaba sus palabras.

-Si quieres que te diga la verdad... No sé más allá de lo que ya te e contado. Sólo se que acaban de adquirir un buen botín y quiero recuperarlo antes de que lo gasten. Desconozco si hay recompensa o no, simplemente se me ha ocurrido un mejor dueño para esos tesoros -dije sentándome en el sofá tranquilamente luciendo una inocente sonrisa.

No esperaba que la semigiganta pusiese reparos en robar a los tipos. Ellos no podrían denunciarnos a nosotros, y en el caso de que las personas a las que robaron hubiesen denunciado algo, sería a los bandoleros y no a nosotros. A que al final me quedaba sin ayudante a última hora.

-Si tienes reparos en robar a los tipos dímelo ahora. Yo no tenía pensado devolver el botín, si no que lo repartiéramos entre los dos y ya está - dije ya algo más serio. Esto tenía que quedar zanjado ahora, no fuese que a última hora me dejase con el culo al aire.

Cuando dijo esto último tan serio, lo miré de reojo, con el ceño ligeramente fruncido, se que iba a decir eso, no soy tan ingenua, además, soy una pirata, en teoría somos ladrones, no cazarecompensas.

-No, no hay ningún problema, solo preguntaba por curiosidad, no te voy a dejar tirado ahora que ya esta todo listo, -me tomé la molestia de preparar las dosis de los venenos, y de los somníferos, si no supiera que los iba a robar para nosotros, hubiera dicho algo desde el principio.

-Además, me interesa tanto si fuera la recompensa como el botín, soy una pirata, no una devuelvefortunas, -dije sentándome a la chimenea, sonriéndome.

Se que es cuanto menos curioso matar a unos ladrones para quedarnos con un botín robado, ¿pero quien va a saberlo?, a los que vamos a robar van a estar muertos cuando menos se lo esperen, el veneno desaparecerá de su sistema, y de los barriles, y los efectos del somnífero en el comerciante también desaparecerán.

Era un plan perfecto, solo habría que acallar al hombre que nos iba a ayudar, por lo demás los únicos que podríamos chivarnos uno del otro sería entre nosotros. Desde luego yo no diría nada, por que podría recaer sobre mí.

Una vez hablado esto, me fui a la cama, necesitaba dormir, todo estaba listo ya, solo había que esperar a la mañana.

-Yo me voy a dormir ya, si quieres puedes dormir en el sofá, o conmigo en la cama, hay sitio de sobra, puede pasar toda la noche y no estar ni cerca uno del otro, -dije riéndome mientras le daba las buenas noches, y me metía en la cama. Ahora solo debíamos esperar.

Nada más oír las palabras de la semigiganta me relajé de forma automática. Por unos instantes había visto como el plan que habíamos diseñado se desmoronaba como un castillo de naipes, pero por suerte mi compañera no era tan remilgada como  había pensado.

-Me alegra oír que seguimos juntos en esto - dije reclinándome en el asiento mientras daba otra calada a mi cigarro.

Estaba bien que por fin tuviésemos claro el plan, pero quedaban por definir detalles. Como no sabía ningún sitio propicio para asaltar al mercader y Sarah parecía no hacer alusión al tema, no me quedaría más remedio que recurrir a mi contacto antes de tiempo. Se llevaría una sorpresa mañanera, pero que se jodiese. A mí tampoco me gusta madrugar.

-Pues mañana tendremos que madrugar para identificar bien el terreno antes de nada - comencé a decirle mientras observaba como se dirigía a la cama. Era toda belleza y exuberancia.

La joven me ofreció la cama de forma amigable y por mucho que mi traviesa mente fantasease una y otra vez se notaba que el ofrecimiento era amistoso. Cierto era que podía dormir en el sofá y sería un lujo que no me daba desde hacía tiempo, pero más lo era dormir en una cama. Además esa era gigantesca y podría espatarrarme tranquilamente.

-Pues si no te importa probaré tu espléndido colchón - contesté poniendo una sonrisa con mezcla de picardía y broma. -Pero te aviso que me muevo.

Tras decir eso me encaminé hacia la chimenea para comprobar que mi ropa interior estaba seca. No es que me importase dormir desnudo, pero tampoco quería que la muchacha se lo tomase como una ofensa, asique dándole la espalda a mi compañera desaté la toalla dejando mi culo al aire, del cual estoy bastante orgulloso, y me puse los calzoncillos antes de tumbarme en la cama al lado de Sarah, aunque con una distancia prudencial.

-Mañana despiértame temprano... Suelo dormir como un tejón - dije a modo de buenas noches mientras sonreía tontamente. Era una broma que sólo yo entendía, pero estaba algo nervioso. Nunca antes me había metido con una chica semidesnudo en una cama para dormir y no sabía muy bien como actuar.

Con ese "run run" fue con el que terminaría quedándome dormido si mi compañera no me entretenía más.

La noche pasó y como bien había avisado me había movido un montón. Ahora mismo me encontraba en ese punto de semi-inconciencia en el cual estás dormido pero aún así tu cerebro comprende algo de su alrededor. Y el mío ahora mismo se negaba a terminar de despertar. Notaba como me encontraba abrazado a algo calentito y bastante blando, el cual me reconfortaba de sobremanera. Ojalá la sensación durase unas horas más.

Cuando se destapó de cintura para abajo me fije en su trasero, perfilado y duro, o eso aparentaba. Por un momento me dieron ganas de levantarme e ir a saberlo por mi misma, pero no era plan, puesto que aquel chico de pelo azul no sabría como respondería a eso, pudiera ser que le gustase, como que me cortase las mano.

Nos fuimos a dormir, temprano, no podíamos dormirnos muy tarde puesto que tendríamos que madrugar bastante, debíamos mirar primero el terreno para ver donde asaltar al bueno del comerciante. Pretendía despertar temprano a Zach y contárselo, no debí esperar tanto.

Al día siguiente nos despertamos, me noto ligeramente apretujada, cuando miro efectivamente, estaba apretujada, por aquel chico de pelo azul, me tenía abrazada por la cintura, y su cara prácticamente en mis pechos, suerte que no se le puso mi otro pecho en su cara, si no sería sandwich de cara de Zack, me sonreí ante eso. Al despertarme antes avisé que nos trajeran primero el desayuno, yo me preparé todo lo que debía y zarandee al chico para que se despertase, me costó bastante, casi hasta el punto de tener cogerlo y llevarlo a la ducha, y ponerle agua helada para que se espabilase.

-¡ZACH!, despierta hombre que tenemos cosas que hacer, -le dije dándole unos buenos meneos, por fin se despertó, el desayuno ya estaba en la mesa, debía darse prisa para vestirse y desayunar, si no el día nos acabaría cogiendo, y no podríamos ver el lugar sin que nos pillasen.

-Venga, vístete y desayuna anda, que vamos a salir a ojear el camino para ver donde coger al mercader, -le dije agarrando todas mis armas, como debe ser. Una vez estábamos listos, le agarré de la mano y salimos pitando, al salir del hostal ya había dejado de llover, seguimos un camino que daba a donde estaba el tabernero, donde se supone que esperaba la mercancía, revisamos el lugar, y por los alrededores, justo a la derecha de la taberna, se hallaba un bosque, pensé que sería el punto perfecto, ya que el comerciante vendría por allí.

-Creo que el comerciante pasará por ese bosque, creo que sería bueno escondernos ahí, y cuando pase, como está entre árboles puede pensar que el pinchazo fue de cualquier cosa, ¿que te parece?, -le dije mirando al bosque, oteando todo a mi alrededor, debía estar atenta por si nos vigilaban de imprevisto.

Estuve durante unos instantes más gozando de aquella sensación de bienestar hasta que de repente en un suave movimiento desapareció. La sensación de frío que me entró consiguió que entreabriera un ojo aún adormilado. Pude ver como Sarah salía de la cama dejando solo y helado, pero aún así mi perrería habitual consiguió que me quedase de nuevo dormido pudiéndome estirar por completo en la cama. En mi cabeza ahora mismo no existía plan ninguno, si no en el dulce calor de mi compañera que aún quedaba en las sábanas.

No tardé mucho en llegar al paraíso. Me encontraba en una especie de bosque en el que todo tenía una pinta obscena. Las flores se postraban abiertas con formas ovaladas en vertical, mientras que los grandes montes que me rodeaban se postraban similares a enormes senos de mi compañera. Según avanzaba por aquel erótico lugar, no encontraba ser que no estuviese apareándose o apunto de ello, consiguiendo que todo comenzase a abrumarme. Me hubiese terminado agobiando rodeado de tanto frenesí, pero al final de un sendero vislumbré una enorme silueta que ya me era conocida. Allí postrada estaba Sarah luciéndose en toda su plenitud. Sonrió al verme, lo hizo de una manera que consiguió que se me erizase el vello de la nunca. La semigiganta comenzó a correr en mi dirección haciendo que sus enormes pechos se balancearan como una dulce melodía, todo parecía temblar con cada movimiento de sus curvas trastocando mi mundo de perversión. Corrí hacia ella temiendo que todo se esfumase porque cada vez notaba los temblores más intensamente, incluso tenía la sensación de que era yo el que temblaba, pero no cesé en mi empeño de llegar a ella, y menos cuando ya casi estaba. Escuchaba incluso como pronunciaba mi nombre una y otra vez de forma frenética, mientras mis manos estaban a punto de rozar sus enormes curvas. Llevaba queriendo darles un muerdo desde que las vi, pero aún así todo se truncó.

Mi fantasía cayó de golpe en un último temblor más frenético sacándome de mi sueño. Sarah se encontraba postrada ante mí (a mi pesar vestida) increpándome para que me levantase y preparase. - ¡Maldita mi suerte! - mascullé para mi mismo mientras recordaba pequeños retazos de mi sueño. -¿Será tan bella como imagino? - pensé mientras me desperezaba.

Me levanté pesadamente dirigiéndome hacia el baño. Necesitaba "sacarle el agua al canario" antes que nada. Me costó orinar más de lo que esperaba, me había levantado algo "tontorrón". Proseguí a lavarme las manos y la cara a toda prisa con agua bien fresquita para despejarme cualquier retazo de los sueños de la noche y comenzar a concentrarme en el plan. Había llegado la hora.

Salí apresuradamente del baño a toda prisa mientras observaba a mi compañera terminar de prepararse. Tenía una tensión sexual que dudaba que fuese recíproca, pero me encantaría resolverla. En todo eso pensaba a la par que terminaba de vestirme y de coger mis cosas, mientras la sonreía amigablemente. Iba a disculparme por tardar tanto cuando vi unos sándwiches en la mesa con un par de zumos.

-Tú sí que sabes cuidarme - dije cogiendo uno con la intención de devorarlo de un solo bocado. Ya estaba saboreando el queso fundido que sobresalía por los bordes cuando noté un tirón repentino que me alejaba de nuevo de otra delicia. -¿Con esta chica estoy destinado a quedarme con todo a medias? - pensé mientras era arrastrado por Sarah.

Avanzamos rápidamente y en silencio en dirección a la taberna. Por un momento me sorprendió comprobar que al final no íbamos a ver a mi contacto aún, sino que llegamos al lado de la taberna. Le hubiese dicho algo a mi compañera, pero observando el terreno comprendí su determinación. Sólo había un camino por el que podía venir el mercader, asique nos encaminamos hacia él.

Era un lugar perfecto ya que se adentraba en un bosque espeso, el cual tenía un camino por el que pasaría el carro de forma ajustada. Buscamos un sitio adecuado desde donde Sarah tuviese buena visibilidad para no errar el tiro con la gran cerbatana que portaba. Yo mientras tanto había estado pensando en como aportar mi granito de arena a esta parte del plan. Me acerqué a mi compañera para dejar a su cuidado mi nodachi, iba a molestarme en la tarea.

Me puse en el camino y calculé más o menos por donde pasarían los animales de arrastre o quizás las ruedas guiándome por las marcas que había. Deslicé mi gabardina por los hombros para dejarla tirada a un lado mientras pasaba a mi forma híbrida. Quizás Sarah se sorprendiese ante tal hecho, podría no haber visto nunca antes a alguien con el poder de los zoans, aunque sólo esperaba que no cambiase su forma de verme.

Comencé a cavar un agujero de alrededor de un metro cuadrado de superficie y unos treinta centímetros de profundidad. Me gustaba la sensación de como la tierra era traspasada por mis garras de tejón con relativa facilidad, además el trabajo físico mantenía mi mente ocupada lo suficiente como para distraerla y no pensar más en los recuerdos de mi sueño que aún vagaban de vez en cuando. Una vez lo terminé volví a mi forma normal y cogí unas piedras de por allí cerca. Extendí mi querida gabardina negra tapando completamente el agujero sujetada con las piedras y algo de tierra de la que había sacado. Extendí un poco más para taparla entera intentando no excederme para hundirla en el hoyo y no quedándome corto para que se viese el negro de la chaqueta. Me costó más de lo que pensaba, pero al final lo quedé más o menos aceptable. Aunque por otro lado si la improvisada trampa que había preparado no funcionaba porque el cochero la veía, pararía para ver que era o eso esperaba. Sólo buscaba que el blanco dejase de ser móvil por unos instantes, ya fuese por el atrancamiento de la rueda o por cualquier otro percance. Ya una vez terminado me acerqué a Sarah para ocultarnos en la maleza y recuperar mi arma por las mosca.

-Quizás sea una chorrada, pero no se me ocurría otra forma de ayudar - dije algo avergonzado por no ser más útil en ese momento. Incluso podría pasar antes cualquier otro y liarla antes de tiempo. Puede que no lo haya pensado bien al fin y al cabo.