Bonita caverna ;) [Pasado libre]

Un comerciante no se vuelve rico de la noche a la mañana. Son muchas las decisiones que tiene que tomar, y algunas son bastante arriesgadas. Yo, como buen mercader, debo procurar que mi vino llegue a todos los rincones del mundo. Es por eso que cuando escuché hablar a uno marineros sobre un paraíso protegido por la ley pirata al que todos los prófugos acudían a gastar todos sus botines, no pude dejar pasar la oportunidad.

Fue por esto que había llegado a aquel rocoso archipiélago. Tenía bien ganado el nombre de Archipiélago de los Ahogados, las aguas que lo rodeaban estaban llenas de rocas que podían hundir cualquier barco si no se andaba con cuidado. Por suerte mi embarcación era pequeña, lo que me permitía maniobrar con más seguridad. No tardé en llegar al islote principal, el cual tenía una amplísima cavidad en su interior que los piratas utilizaban como refugio. Tomando la identidad del mercenario Nairb, me presenté como portavoz del conocido comerciante de vinos Raghersir. Como era costumbre ofrecí un barril del mejor vino que tenía al dueño del principal bar de la zona para que lo diese a probar a los clientes. Mi vino era bueno, seguro que aquel camarero decidía encargar más.

Mientras veía como piratas y bandidos disfrutaban de la deliciosa mercancía que les había traído decidí tomar una jarra y dirigirme a inspeccionar aquel animado lugar. Había buen ambiente por todos lados. Bardos y juglares ofreciendo sus mejores canciones y chistes, prostitutas correteando y bailando alrededor de la plaza, piratas borrachos haciendo torneos de pulsos y de lanzamientos de barriles. Los marineros no mentían, para cualquier persona que buscase algo de diversión ese era el auténtico paraíso.

Mientras estoy en una bar, veo a la gente lo bien que lo pasa, bailando, bebiendo, comiendo, hay de todo, y de muchos tipos de personas, pero me da la sensación que la única semigigante que hay en el bar soy yo, cuando estoy bebiendo cerveza, veo a un chico entras por la puerta, por como va vestido y los barriles que trae debe de ser un comerciante, miro para todas partes, mientras sigo bebiendo, estoy interesada en preguntale al muchacho si vende los barriles solo en bares o tiendas, o si también vende a gente de a pie.

Me levanto, con cuidado de no pisar a nadie, ni de hacer volar por los aires a las gentes con las pisadas al andar, me acerco al chico, y me agacho a su altura, -Oye chico, ¿los barriles los vendes solo a bares y tiendas, o también a personas de a pie?, -le pregunto alzando un poco la voz, puesto que en ese bar hay tanto gritos que se podría levantar del sueño a los muertos.

Alzo las cejas en espera de su respuesta, mientras se siguen oyendo gritos, música, alguna que otra pelea entre marineros borrachos, las chicas gritando mientras los hombres les meten mano, en fin, jaleo allá donde mire.

Comenzaba a examinar más atentamente a las gentes de la zona cuando de repente sucedió lo último que habría esperado que sucediese ese día. Una mujer, que sin duda debía tener sangre de gigante en sus venas, me preguntó si vendía barriles de vino a gente de a pie. Al principio pensé que podía ser una prostituta buscando clientela, pero los términos semigigante y prostituta no me encajaban bien juntos. Tras eso quedé un momento parado decidiendo que es lo que me sorprendía más, estar hablando con una semigigante o que una pirata quisiese comprar vino en lugar de robarlo. Finalmente me dispuse a responderle.

-Por supuesto que vendemos barriles a personas de a pie. Pero hay un pequeño inconveniente, no sé si el hombre al que represento está interesado en negociar con un pirata. Debería tener algo que me asegurase que no vas a robar las mercancías y atacar a nuestros empleados.- dije poniéndome serio.- Pero bueno, si me cuentas un poco tu historia y me convences de que no eres tan mala como pareces podría conseguirte la mercancía que quieres.- añadí sonriendo.

En verdad no tenía ningún problema en venderle vino y yo mismo podría asegurarme de cobrarlo si era necesario. Sin embargo no todos los días te cruzas con una guapa semigigante, debía aprovechar la situación. No es que me atrajese, aunque hay que admitir que no habría sido extraño que lo hiciese, simplemente sentía curiosidad por aquella extraña mujer.

Bueno, ya me dirás que tiene que ver comprar vino con que sea una pirata, o con contarle mi vida, es increíble, no pueden existir los piratas medianamente honrados, -A pesar de ser una pirata soy buena persona, no robo si no lo veo necesario, sobretodo si tengo dinero, nací en Alta Mar, y naufragué con mi hermano pequeño cuando tenía 14 años, en el naufragio murieron mis padres, mis 3 hermanas y mi hermano, y toda mi familia marinera como la llamaba yo, y por desgracia, mi hermano pequeño también esta muerto, lo mataron hace 9 años por una bronca que armó el, después lo vengue matando a los asesinos, naufragamos en Villa Syrup, donde un hombre nos acogió y nos acabó entrenar en la lucha a mi y mi hermano y a enseñarnos el bien de la medicina natural, -miro por un momento hacia otro lado, para que no vea recorrer por mis mejillas las lagrimas de aquel triste acontecimiento.

Miro para el chico de reojo creyendo que podría no verme llorar, pero no se si lo he conseguido, seco con el pulgar de mi mano derecha las lagrimas, y recobro la compostura de la conversación.

-¿Puedes explicarme a que viene que tenga que contarte mi historia solo por un barril de vino?, no lo voy a robar, -le digo enseñándole una pequeña bolsa de cuero y follado de tela por dentro con varias docenas de monedad para pagarle.

Debió notárseme la sorpresa en la cara tras escuchar la respuesta de aquella gran mujer. Yo solo quería entablar una conversación para pasar el rato. Lo último que habría esperado era recibir una respuesta tan directa y entristecedora. La mujer había quedado claramente molesta. Me mostró que podía pagar con una bolsa de monedas. No sabía cómo continuar, me sentía mal por dentro. Sin duda debía disculparme con ella. A pesar de ser tan grande, seguía siendo una señorita por lo que mi carácter caballeroso me obligaba a compensarla.

-Lo siento si te he hecho recordar cosas que deberían quedar en el pasado. Déjame que te compense. Traeré un par de barriles para animar un poco la cosa mientras discutimos el precio de los siguientes.- le dije en modo de disculpa.

Ya me había disculpado, pero no me parecía suficiente para calmar el espíritu de esa muchacha. Tenía que mostrarle que no era uno de esos ricos desconfiados y engreídos que tratan a todo el mundo con superioridad y desprecio. Quizá si viese que no es la única que ha sufrido podría calmarla un poco.

-Y tranquila, no hace falta que ocultes tus lágrimas. Muchos hemos sufrido en el pasado, pero lo importante es superarlo y dedicarnos a vivir nuestro presente.- añadí en un intento de discurso motivador que no quedó tan bien como yo esperaba.

-Bueno, voy por el vino. ¿Me acompañas?- dije sonriéndole dejando atrás todo lo anterior.

Se quedó por un momento atónito por mi historia, pero era así, tal cual la escuchó, desde luego no lo hice para darle lastima, simplemente me pidió que le contara mi historia, se disculpó por haberme hecho recordar mis experiencias funestas, me dijo que el también había sufrido, pero aun así yo no estoy tan convencida de que sufriese tanto como yo, acto seguido volví a guardar mi bolsa de dinero, me ha dicho que quiere que le acompañe a por los barriles, y que discutiríamos el precio...

-De acuerdo, te acompaño a por los barriles, -le dije levantándome, iba andando a su lado mientras alguna lagrima seguía amenazando con salir a flote, -Ya esta bien Sarah, no pueden verte así, serías un gran punto débil en este momento, y aquí no todos tienen buenas intenciones, -pensaba para mi mientras me secaba una lagrimilla que rondaba por mi ojo.

Cuando salimos del recinto, aproveché para estirar mi espalda, llevaba un buen rato con la espalda encorvada y al final me iba a acabar doliendo, cuando empecé a estirarme, sonaron todos los huesos de mi espalda, de mi cuello y de mis brazos, parecía que no me hubiera estirado en años, bostecé por un momento, y seguí al comerciante.

La chica finalmente accedió a ir por el vino. Sus ojos aún estaban llorosos, pero noté como pretendía hacerse la dura, por lo que decidí no decirle nada. Conforme entramos a un sitio con más espacio la mujer se estiro haciendo que todos sus huesos crujiesen. Me asustó un poco pensaba que se le habría roto algo por estar tanto rato encogida, pero no era nada. No tardamos mucho en llegar a la zona del puerto. Mi barco sin duda debía parecerle enano. A pesar de una calidad decente, solo tenía el espacio justo para una persona y su carga, ella no podría haber navegado en él. Rápidamente saque los dos barriles del barco. Estaba a punto de decirle que ya podíamos regresar cuando de pronto… ¡AUUUUUUUUUUUUU! ¡AUUUUUUUUUU! Una alarma comenzó a sonar.

Me asomé a la salida de la caverna y pude ver como tres barcos de la marina se acercaban. No eran el orgullo del ejército, pero venían a atacarnos sin duda alguna. No podía dejar que tomasen el puerto conmigo dentro, sería mi final. A pesar de no tener mucho aprecio por los delincuentes que se encontraban en el lugar debía ayudarles a defender el refugio.

-Toma los barriles y corramos a la plaza.- le dije a la grandullona esperando que pudiésemos llegar a tiempo para ver cómo se coordinaba la defensa.

En cuanto llegamos me da los dos barriles, obviamente con mi tamaño no me iban a pesar tanto como le pudieran pesar a el, los cogí en una mano, y a el lo agarre de la mano con la otra para no tardar en llegar a la plaza, estaban a punto de atacarnos, así que había que avisar, y prepararlo todo.

-Ven, aunque sea hay que protegerse en alguna de las casas, no podemos dejar que nos vean así sin mas, avisaré a la gente, tu si quieres quédate aquí, voy a llevar los barriles a lugar seguro, -dije mientras me alejaba de el, yendo por todas las casas, bares y tabernas avisando de que estaban a punto de atacarnos.

Voy a una de las tabernas, y dejo los barriles dentro, es donde estuvimos antes, le pido al camarero que los guarde, y aviso rápidamente que todos se vayan a sus puestos...

-¡Vamos, moveos, llegan barcos de la marina para atacarnos!, -digo gritando enfurecida por que nadie me esta haciendo ni caso. Una vez que los he hecho moverse del sitio, todos se colocan donde deben, yo me voy a la plaza junto a Rag, que está observando desde detrás de una pared, yo ya tengo mi puño en la mano izquierda, y la navaja en la derecha, listas para enfrentamientos directos cuerpo con cuerpo.

Había comenzado a correr cuando de repente note como la gigantona me cogía como si fuese un gatito. Vale que era una situación de emergencia, pero eso me estaba hiriendo realmente el orgullo. En fin, no tardamos mucho en llegar a la plaza. Mi compañera rápidamente pone el vino a salvo y comienza advertir a todos los presentes en la isla. Pronto se forma una pequeña tropa dispuesta a proteger su refugio. La chica parecía dispuesta a comenzar a liarse a golpes con los marines sin planear nada antes. Fue una suerte que un pirata de aspecto más experimentado interviniese seguido de su banda.

-No podemos enfrentarnos a ellos directamente, estamos en inferioridad numérica.- dijo con un tono serio.- Tú, coge a ese chico a esos dos de ahí y a mi hombre y encargaros de los cañones.- añadió dirigiéndose al más anciano de los posaderos mientras nos señalaba a mí y a dos piratas más.

No sabía si quería seguir órdenes de aquel pirata pero sin duda conocía el refugio y sabía lo que hacía. Seguí casi corriendo al anciano hasta uno de los cañones que estaban subiendo por los pasadizos del refugio. El resto del grupo siguió a tomar otras posiciones. Estaba solo pero tenía munición, un cañón y una buena posición elevada desde la que atacar a los marines. Mientras cargaba la primera bala vi como uno de los barcos de la marina chocaba contra las rocas que protegían el islote. Menos mal un objetivo menos, eso facilitaba mucho la defensa. Debíamos darnos prisa y comenzar a disparar mientras que los otros dos barcos aun avanzaban en hilera entre las rocas. Esperaba que abajo se estuviesen preparando bien por si los cañonazos no eran suficiente para detener el avance de nuestros enemigos.

Off-rol:

Mientras veo alejarse al comerciante con otro grupo, yo espero ordenes, aunque tengo mi puño y mi navaja, no puedo esperar a verlas venir, tengo que proteger como sea, a lo lejos...

-Sarah, tu y este grupo coger ahí delante unas escopetas, y coger mucha munición, intentar matar desde aquí a la mayor gente posible, sobretodo a los que veáis mas fuertes, y los que estén controlando los timones, -me dijo en tono autoritario, estaba dispuesta a seguir ordenes con tal de que esta gentuza se fuese de nuestra isla de ocio.

Fui hasta donde estaban las escopetas y los mosquetones, agarré uno de cada tipo y munición, toda la que me cabía en las manos y los bolsillos, teniendo en cuenta que soy una semigigante, necesitaba armas de mi tamaño, así que fue lo que cogí, tenían armas de tamaño humano, semigigante y gigante. Ahora que también, una bala de las de mi tamaño haría caso por una bola de cañón.

Me coloqué en una buena posición donde tenía una vista casi perfecta, sin pensármelo dos veces preparé la munición en el mosquete, y comencé a disparar a bocajarro, en cuestión de unos minutos, ya me había cargado a 6 marines, y dos timoneles. de varios barcos por supuesto, tengo buena puntería, así que seguí durante un rato, mientras mis compañeros hacían lo mismo, arriba tenían los cañones listos y a punto para empezar la fiesta.

Escuché como debajo de mí desde el puerto comenzaban a disparar a los barcos. Los encargados de los cañones debíamos darnos prisa en actuar, teníamos en nuestras manos la mayor potencia de fuego disponible. Mi puntería no era nada extraordinario, pero estaba en una posición muy ventajosa y los barcos se movían muy lento. Además se notaba mucho que yo no era el único disparando, tanto el chico de la tripulación del pirata experimentado como el viejo tabernero eran excelentes tiradores. Era increíble ver como desde sus túneles salían balas de cañón al doble de velocidad que del mío y no fallaban ninguno. Finalmente logramos hundir uno de los barcos. Era una maravilla ver como los tiburones devoraban a los marines que intentaban salir a nado de los barcos hundidos.

La labor que estábamos haciendo por proteger el refugio era increíble, pero aun así no pudimos evitar que uno de los navíos llegase hasta el puerto. Estaba bastante dañado, por lo que no podía usar sus cañones, pero nada impedía que los marines desembarcasen y nos atacasen directamente. Dentro del puerto no teníamos ángulo como para disparar con los cañones, por lo que decidí apresurarme y bajar a ayudar a mis camaradas, que ya habrían entablado una cruenta lucha directa.

Cuando ya lo solo queda un barco, y que encima aunque dañado ya ha atracado en el puerto, desde donde estamos tenemos un ataque casi perfecto para asestarles un duro golpe, en realidad son 4 pelagatos, así que entre los que estamos aquí mas los de arriba también con escopetas o mosquetones yo creo que en un abrir y cerrar de ojos acabaremos con ellos, es cuestión de tener paciencia, un buen tiro, y mucha pero que mucha puntería, cuando me doy cuenta los que estaban en los cañones, entre ellos Rag, bajan mas rápido que deprisa, yo ya le cogí una escopeta y un mosqueton con munición de su tamaño...

-¡FIUUU!, ven, ya tengo aquí armas y munición para ti, -silbo para que se de cuenta que lo estoy llamando, y le señale donde me encuentro, -Aunque ni que fuera tan difícil no ver a una semigigante con una escopeta o un mosqueton de su tamaño, -pensaba para mi mientras recarga mi arma, y le hacía un hueco a Rag...

-Bueno, ya solo quedan algunos malheridos por las pocas balas que les han alcanzado, y aunque hay unos pocos luchando a espada, necesitan el respaldo de los que estamos aquí, ponte en posición, -le digo sin gritar, hay que proteger a los que están luchando con espada, por si hubiese algún listo que quiera acercarse por las espaldas, incluso nos hemos puesto alternando, unos hacía el campo de batalla, y otro hacía detrás de nosotros, por si nos vienen por la espalda.

Aún no sé cómo, pero logre recordar el camino para salir de los pasadizos y volver a la zona del puerto. Una vez allí vi como la situación estaba casi controlada. Había varios de nuestros camaradas luchando con espadas mientras que los demás los cubrían desde unas barricadas improvisadas. Tenía ganas de lanzarme a acompañar al experimentado pirata en la vanguardia, pero escuché como mi nueva amiga me silbaba. No sé cómo pude no darme cuenta antes de su posición, no es que una semigiganta pueda pasar desapercibida fácilmente. En fin ella tenía armas munición y un sitio bastante cubierto, aunque tuviese ganas de pelea lo más inteligente era ir con ella.

-¿Qué tal se ha visto la lluvia de cañonazos desde aquí?- pregunté amistosamente mientras me incorporaba a la posición.

Una vez situado la mujer me informa de la situación, nuestro bando va ganando el enfrentamiento en la vanguardia, pero siguen necesitando nuestro apoyo. Esto ya casi está hecho tomo un arma, la cargo y me pongo a disparar. Como ya he dicho, no soy el mejor de los tiradores, por lo que me dedico a disparar a los enemigos que aún no se han acercado mucho a nuestro grupo, no puedo arriesgarme a disparar a los nuestros sin querer.

Pronto ya no queda nadie a quien disparar. Hemos ganado la batalla. El viejo pirata da un grito de victoria y todos lo seguimos. Es hora de que la celebración comience, ya se encargarán los tiburones de los marines que se han lanzado al agua intentando huir.

-¿Le metemos mano a esos barriles? Yo creo que están bien ganados.- le digo a mi compañera mientras río.

Todos estamos contentos, Rag me dice que los barriles están mas que ganados, tiene toda la razón, hemos luchado como jabatos, ahora estamos todos en la plaza, con mesas por fuera, preparando comida y bebida a doquier, ahora toca la fiesta...

-Bien, creo que nos merecemos esto y mas, -digo chocando la jarra con vino, con la de Rag, -De todos modos, tenemos que ir mañana al barco que quedó en el puerto, y registrarlo, -digo mirando al mar.

-Vamos, esto es una fiesta amigo, hay que celebrar, -digo dando un buen trago de la jarra, desde luego este comerciante sabe lo que vende, es buen vino, y además esta riquísimo.

Después de una noche de fiesta y celebración, mientras todos duermen, Rag y yo nos hemos levantado para ir a registrar el barco que quedaba, hemos encontrado algunas espadas, unos mosquetones, y unos revolveres, y un par de cajones con dinero, y joyas, nos miramos uno al otro cuando vemos todo aquello, y sonreímos, creo que pensamos lo mismo...

-Llevémonos todo esto, ahora nos pertenece...

Tras la batalla, todos los que no estábamos heridos comenzamos una fiesta. Antes de empezar con la celebración me presenté a la semigigante, ya que a causa del ataque no habíamos tenido la oportunidad de hacerlo anteriormente. Tras esto ella pareció haber tomado más confianza conmigo, y me propuso que tomásemos el botín de los barcos de la marina una vez hubiésemos acabado la fiesta.

-Estoy completamente de acuerdo en ir a ver que conseguimos, aunque primero la fiesta eh. Jajajajaja- contesté sonriéndole.

Con todo ese ánimo y buen ambiente casi olvidé que estaba rodeado de asesinos y ladrones. Seguí con la fiesta disfrutando como todos los demás, pero ahora siendo un poco más cuidadoso. Seguramente acabase volviendo más a esta isla, esta gente sabía cómo divertirse realmente.

Rato después de que la fiesta se acabase, estando todos ya dormidos, Sarah se me acercó y me despiertó. La chica tenía una genial idea, adelantarnos al reparto del botín para obtener un mayor beneficio. Fuimos sin hacer mucho ruido al barco de la marina que aún quedaba a flote, donde encontramos una gran cantidad de cosas valiosas. Ambos nos miramos sonrientes y Sarah propuso llevárnoslo todo para repartirlo después. Me gustaba la idea, pero había algo mejor que podríamos hacer.

-Me gustaría tomar estas cosas, pero quizá deberíamos dejarlas aquí.- le dije poniendo cara de arrepentimiento.

Hice una pequeña pausa, pero no pude contener la risa.

-Para que nos vamos a llevar las cosas valiosas que hemos encontrado si podemos llevarnos el barco y desvalijarlo completamente más adelante. Corre ponlo en marcha. Yo vigilare que nadie nos descubra y te alcanzaré después con mi transporte.- le propuse entre risas.