Batalla en la caverna [Roy]

Me encontraba en dirección a la grieta que visualicé anteriormente, mientras que notaba como la noche comenzaba a caer sobre el ahora cielo atrapado. La una sería ahora la encargada de iluminar mi camino y el de aquellos que habían osado colar sus pies en esta isla. La verdad es que sentía lástima por las aves, su total libertad en el cielo se había terminado y al igual que el resto estaban restringidos a ciertas zonas con topes. Sin embargo dichas “aves” eran bastante extrañas, enromes algunas, con formas realmente espantosas, al menos de lejos, y otras que se ocultaban con la tenue situación lumínica.
Mientras continuaba mi marcha volví a sentir un temblor. –Vale, ahora qué cojones pasa. –Dije en voz alta para mi mismo. Sin embargo no era algo tan grande como la última vez, al parecer no se iba a poner a volar otra parte de la isla. Seriamente, comencé a pensar que esto sería como una nave espacial e iría desprendiéndosele partes… Y menos mal que no tenía razón, y esperaba no tenerla de cara al futuro. Al parecer estaba saliendo a la superficie una especie de pirámide gigantesca. Su tamaño era tal que dudaba que nadie que se encontrase por la isla la pudiese ignorar. ¿Qué era eso ahora? Cada vez se hacía más extraña esta aventura, pero eso sólo me podía asegurar una cosa, y es que todo acabaría siendo más divertido el vivir la experiencia.
Finalmente conseguí llegar hasta la grieta. Sin embargo justo antes de entrar para inspeccionarla, algo me retuvo. Se trataba de aquella cúpula, reproducía ahora una imagen. Era un hombre, o eso parecía. Los cabellos eran tan largos que de espaldas cualquiera podría confundir de sexo al individuo, sin embargo sus rasgos faciales me daban a entender que era un hombre. Una piel símil a la de un no viviente acompañada de unos ojos penetrantes y tenebrosos hacían que le recorriera un pequeño escalofrío a uno. Al abrir su boca mostraba unos colmillos que el mismísimo Drácula envidiaría. Además parecía que vistiese con una especie de bata… OH SHIT, ¡ERA EL PUTO CIENTÍFICO ESE! ¿No? Vamos, no creo que se tratase de otra persona, ¿quién sino en una isla supestamente perteneciente al mismo podría emitirse en una cúpula gigante para hacer lo que quiera que vaya a hacer?

[…]

Dio una pequeña charla el hombre, y ahora estaba convencido, se trataba de él. Al parecer no éramos más que ratas para sus juegos, eso me enervaba un poco. Y eso sólo hacía que tuviera más ganas de patearle un poco el trasero. Sin pensármelo dos veces metí mi cabeza en la entrada de la grieta hasta que… Lo escuché, era un enorme rugido que venía de… ¿La pirámide? Y esperad que hay más, la cosa esa creo que explotó. Dejando que me quede con un sentimiento de temor por el rugido, la explosión y lo que vino después. Tres seres emergieron de ella. Eso me daba mala espina, tal vez debiera de dirigirme hacia donde se encontraba esa extraña pirámide… Mas ya era tarde para echarme atrás. De una vez y finalmente, entré a la grieta.
Comienzo a caminar con mi vara bien agarrada por si las moscas me viera en la necesidad de usarla. Las sorpresas no terminarían y mi sentido auditivo me alertaría de que estaba cerca de algo. Pero no se trataba únicamente de algo, era más bien como “dos algo”, tal vez una batalla. Avanzando con cuidado me topé con que había un gran espacio en la grieta en el cual se podía ver –bueno, “ver”, estaba todo oscuro, sin embargo la oscuridad era lo mío…– cómo un joven muchacho se encontraba en una batalla con ¿ManBat? ¿Qué hacía aquí? Vale, espera, no, se trataba tan sólo de un murciélago gigante. Parecía que lo tenía medianamente dominado. El encontrarme a alguien aquí me hacía pensar que mucha más gente estaba aquí, que seguramente algunos hayan llegado a la isla antes que yo y me tengan “ventaja”. Tal vez ese muchacho no sea el primero en pasar por aquí.
En fin, ya que había comenzado por este camino sería hora de terminarlo. Y después de lo que había escuchado no estaría mal tener a alguien al lado. Tal vez si ayudase al joven a terminar con aquella copia de ManBat pudiésemos avanzar más rápido juntos, o al menos intercambiar algo de información de la isla puesto que no la había explorado apenas y él estando luchando aquí adentro no debería de haberse enterado bien de las últimas cosas.
El bichejo ahora iba a atacar al muchacho, por la espalda… Oh, eso era sucio. Corrí para interferir de una vez en la batalla y preparé fuertemente mi vara para pegarle un fuerte golpe. Empecé a correr para coger velocidad y aprovechar esa fuerza en el golpe, el cual sería un golpe directamente a la mandíbula de la criatura con toda la fuerza posible, así que cuando me encontré a dos metros, di el salto para dar el golpe. Debería de ser suficiente para dejarlo al menos algo aturdido, o eso esperaba, no conocía bien qué clase de calaña tenían las criaturas de este lugar.