"Pateando algunos traseros" o... "nuestros traseros han sido pateados", not sure [Privado - Adam, Rhys]

-Okay, okay, okay... Cálmate, Rhys, respida hondo -se dijo a mí misma-, digoooo, cálmate, niña, que no te estoy haciendo nada.

Acababa de descubrir que aquello de quitarle un caramelo a un niño no era tan fácil como la gente decía, bueno, sustituyendo el caramelo por un helado que ahora se derretía en su mano y el niño por una niña llorona y chillona con un peluche de un osito en la mano. Sus gritos desorientaban a Rhys, hasta el punto de no saber si correr o fingir que había sido un malentendido, ya que debía oírse en medio pueblo y en un sexto de la isla. Sonrió. Vale, no, joder, no era momento para juegos de palabras estúpidos. El helado empezaba a derretirse en su mano y una señora cotilla se había asomado un balcón a ver qué pasaba, pero no hacía nada, sólo las miraba mal y ya.

-¿Qué he hecho yo para merecer esto...? -murmuró la peliverde. "Fuck."

La chica se agachó frente a la cría y le preguntó, mirando a todos lados y sonriendo de forma forzada:

-¿Qué te pasa? ¿Te has perdido? -Le tendió el helado, porque es que ya ni sabía qué hacer con él. ¿Se callaría si se lo devolvía? -¿Lo quieres? Era sólo que me apetecía probarlo... -Agitó las manos, nerviosa. -¡Tengo una idea! ¿Y si jugamos a un juego? ¡El que tú quieras!

Pero nada, no había forma de hacer que se callara la maldita niña. Los pasos de alguien empezaron a resonar por la callejuela estrecha, donde los edificios casi se tocaban. "Perfecto, ¿y ahora qué? Era... ¿un guardia? Se llevó la mano a la frente para usarla a modo de visera, porque el sol ya descendía y la luz que entraba en la calle la deslumbraba. Pudo ver cómo se llevaba la mano a cinturón, donde debía tener algún arma. ¿De verdad era necesario todo aquello? Que sólo era una niña llorando, por dios. ¿O es que ya estaba delirando? Su voz grave le pegó un pequeño susto:

-¿Qué pasa aquí? ¿Por qué tanto grito?

Rhys se aclaró la garganta.

-P-por nada. -Retomó la compostura. -He tropezado con esta niña y se le ha caído el helado, así que pensaba en comprarle otro. Además, da la impresión de que se ha perdido. No ha dejado de llorar y ya no sabía qué hacer, menos mal que has aparecido tú. -Soltó un suspiro que esperaba que fuera convincente.

Jhon Jhames era un hombre de mandíbula y hombros anchos, su cabeza había sido rapada en un vano intento de ocultar el hecho de que se estaba quedando calvo… ¿Acaso era mejor aceptar la calvicie como un corte de pelo más que aceptar que uno se convierte poco a poco en un viejo alopécico? ¿Qué importaba?… lo que importaba es que era un hombre amable con familia que había luchado por hacerse con un puesto en la policía local… un alma al devoto servicio de la justicia. Era lógico.

Los cuarteles eran buenos lugares en los que pasar el tiempo y conocer gente… hacer amigos siempre es algo provechoso, y fue en los crucigramas donde se inició la conversación. Todo requiere amabilidad y cierta… práctica… así fui labrando la emocional tierra para saber que tenía mujer y dos hijos, sólo uno de ese matrimonio… los adolescentes suelen ser problemáticos, pero hay tácticas para saber llevarlos sin necesidad de que sepan que tienen una correa.

- Pues eso… tienes que tratarla como una persona, sé que aún es pequeña para saber qué es lo que realmente quiere… pero los adolescentes no escuchan a la voz de la razón de sus padres, necesitan de ese acto de rebeldía, así prospera y cambia una sociedad. Cada generación… y si no se produce esa… lucha contra el sistema, no hay un adecuado desarrollo de la moral de una persona. Tu hija debe de ser muy lista.. pero la edad es lo que tiene… todas esas hormonas la tendrán revolucionada.

- Y el tío es un mindungui, sin trabajo sin nada… se está aprovechando de ella.
- Probablemente… y debes explicárselo, pero no respetará tu autoridad, intenta que se lo explique alguna prima mayor… o alguien que considere menos como un padre y más como un amigo.

- Hubiera preferido tener hijos… sería más sencillo- arrojó la colilla al suelo, pisándola con fuerza.

- El pasado…- un alarido, agudo y continuo sólo interrumpido por las tomas de aire de unos pequeños pulmones… llanto puro. Su paternal instinto le empuja a cruzar la calle… le sigo a una distancia prudencial… me servirá de posible distracción si es algo grave.

Pero no lo es… oigo los comentarios y las excusas desde la esquina… la niña se aferra a su fetiche. Siempre es provechoso hacer amigos.

- Tranquilo Jhames, ya me encargo yo… serán cosas de críos…- avanzo con los movimientos ondulantes de mi gabardina y sombrero en testa- Dalia debe de estar esperándote, y llevas una semana dura… esto no es nada grave, puedo encargarme- murmura con el sentimiento aún aferrado, pero sabe que es lo mejor… asiente encaminándose al hogar.

¿Es ya una mujer? Puede que su aspecto se deba tan sólo a una fase…

- Bueno… mentirle a un policía está muy mal… caérsele el helado cuando aún lo tienes en la mano…- me acuclillo para respetar a la desconsolada niña- ¿Verda que es una mujer muy mala? ¿Qué se hace con los malos Señor osito? ¿Hmm? – a través de su compañero la larva quizás encontraría las fuerzas para hablar de lo sucedido y sacarla de su llanto… los estudios de la mente infantil me respaldan.

Off: Sí, Jhames , con h xD.

La cara de Rhys debía ser un poema. ¿Cómo podía haber dejado que la pillaran de forma tan estúpida? Además, aquel hombre era espeluznante, ¿no podía haberle tocado un poli afable que se limitara a consolar a la niña y decirle a la chica que se largara de una vez?

-Eh eh eh -trató de recomponerse después de que la pillara en plena mentira. -¡Se cayó y he recogido lo que he podido! -Puso carita triste y fue a tirar lo que quedaba de helado en una papelera.- Aunque ya era un poco tarde... ¡Lo siento!, ¿vale? Por eso me ofrecí a comprarle otro, nada más. -Se dirigió a la niña. -Así que eso, ¿dónde te puedo invitar a otro helado? -No obtuvo respuesta e hizo una mueca de frustración. -También me ofrecí a jug... -decidió un poco tarde que era mejor no desvelar lo de sus juegos, ya que no era la primera vez que esos poderes inútiles la metían en problemas. -A acompañarla a su casa, que supongo que será por aquí cerca, no creo que una niña tan pequeña esté muy lejos de donde vive, o no debería, verdad, ¿señor? Bueno, que pierdo el hilo. El caso es que no deja de llorar y no puedo hacer ninguna de esas cosas. Agradecería un poco de ayuda.

Se le secaba la boca con tanto monólogo, pero quizás mostrando buenas intenciones y dando detalles, colara que había sido así. Y si la niña aceptaba el helado... También iba a decirle a aquel tipo de la gabardina dónde podía guardarse lo de que era una "mala mujer", pero se mordió el labio y se contuvo. ¡Había herido sus sentimientos! En fin, se le pasaría en un ratito, cuando hubiera salido de aquel embrollo. De hecho, en su cabeza ya estaba sonando "miau miau miau miau miau miau miau miau" porque ni en las situaciones complicadas se concentraba lo suficiente. Debía mejorar eso.

Rhys rebuscó en su mochila. Ni siquiera se había planteado que a lo mejor no tenía con qué pagar ese helado y no podía robar en presencia de, ¿alguien que intentaba que la gente cumpliera las leyes? O lo que fuera. Por suerte, encontró un par de monedas en un bolsillo escondido en el forro. Ay, si sus padres la vieran ahora... ¿Horrorizados? ¿Orgullosos? Le salió una sonrisa que parecía más una mueca. Quién sabe. Quién sabría alguna vez. Se acercó a la niña y le puso en la manita las monedas, sin volver a repetir que lo sentía, porque lo cierto es que hubiera sonado falso hasta para ella.

-Me imagino que tú puedes acompañarla, así que yo me voy, ¡que tengo prisa! -Les dirigió una sonrisa. -Perdón por molestar con el malentendido.

Echaría a caminar y si lograba alejarse un poco, seguro que soltaba un profundo suspiro de alivio. "Por qué, señor, por qué a mí."

La había pillado, su rostro se contrajo en una parálisis nívea. Y volvió a mentir, con otro alegato imposible.
- Y no hay suciedad en el suelo… ni en tus manos de recogerlo… claro- intenta excusarse ante la parte ofendida, ofreciéndose a comprar un sustitutivo de la pertenencia robada… aunque antes sugiere de… ¿jugar? sin llegar del todo a hacerlo… es desordenada al hablar, como yo – Te ayudaré… por supuesto.

Sospechoso. Delimitar si se trata de una secuestradora/persona con intenciones pederastas.

Le da el dinero tras rebuscar en una desordenada mochila… obligando a la pequeña larva a tomarlo e intenta huir.

Pongo mi mano en la espalda de la niña para así asegurar su respaldo emocional ante la situación de angustia.

- Acaba de decir que se ofrecía a acompañarla a su casa. – declaro a la espalda de la peliverde- Y eso hará. Debe hacerse responsable por sus actos, ¿no cree?- necesario cambio tonal para hablar con la niña- ¿A que sí? La gente que hace cosas malas tiene que pedir perdón para no ser mala, y ser buena- la niña asiente apretando la cabeza contra su muñeco.
- Panda… mi osito se llama Panda…

Sonrío para alentar la salida del shock. Responde favorablemente… ha dejado de llorar aunque su mandíbula inferior sigue titubeante.
- Y sabe Panda ¿dónde vivís?- la niña niega ahogando a la inanimada criatura.

- Hmm…. ¿Y sabe Panda donde comprar helados?- asiente con cierta ilusión.

Es probable que sepa el camino de su casa hasta el comercio, al fin y al cabo la respuesta positiva de un estímulo dulce habría creado una fuerte presencia en la memoria.

- Bien… entonces iremos a comprarte un helado. Y lo podrás pagar tú con el dinero que te ha dado aquí…- quizás confiese su nombre… en vez de volver a mentir.- Yo me llamo Adam… Panda es Panda… ¿y tú eres…?

Sigh... ¿Por qué todo tenía que salirle mal últimamente? Ni un robo decente, ni un helado podía quitar, no conseguía convencer a nadie para que la invitaran a comer, iba a morirse hasta de hambre. Le rugieron las tripas. Tanteó el tirachinas. !A este paso iba a tener que buscarse un trabajo respetable y todo! Hizo una mueca de desagrado y se estremeció sólo de pensarlo. A quién se le ocurre...

-E-está bien. Será lo mejor, supongo. -Le echó un vistazo con pena a la niña. Demasiado tocada para ser sólo por culpa de Rhys, eso la tranquilizó. Seguramente se habría alejado de su madre o salido de casa sin pensar en que luego no sabría volver. -Iremos a por el helado pues.

"Pero lo de pedir perdón... ajaja sí, sigue soñando" pensó. Aquel tío le daba miedo y le parecía petardo a partes iguales, parecía capaz de hacer cualquier cosa. Además, cualquier chorrada que hiciera Rhys se le volvería en contra, al parecer, así que lo lógico hacerle caso. Lo mejor sería seguirle el rollo y luego ya podría irse. Al fin y al cabo, acompañar a la niña, comprar un helado, eso era fácil, ¿no? Aish.

Dudó sobre decirle o no su nombre. Seguro que si mentía de nuevo la pillaba, porque esos últimos días no daba pie con bola y si le decía la verdad... Bueno, quizás no pasara nada. De todos modos, sólo diría su nombre (su apodo, en verdad) y no su apellido.

-Me llamo Rhys -dijo, y le tendió la mano con toda la compostura que pudo, porque ya que estaba, tenía que intentar arreglar todo el estropicio que había hecho.

Si se daban un apretón bien, si no pues la retiraría al cabo de nada y mirando al suelo, porque bastante incómoda era la situación de por sí. La niña, a ojos de la chica que poco entendía de niños, parecía mejor y empezaba a dar algún pasito en cierta dirección, mirando a los adultos allí presentes como pidiéndoles su aprobación.

-¿Vamos entonces? -le preguntó.

Las dos echaron a caminar, la niña era quien guiaba. "Cuanto antes se acabe todo, mejor."

Un estómago tiembla bajo piel y entrañas…

Acepta mi orden, pero ni de lejos por aceptar mi autoridad si no por empatía a la pequeña criatura… ¿finge esa preocupación? El rechazo hacia mí seguro que no.

Su presentación es dubitativa, reticente… ¿está inventándose un nombre o quizás está evaluando si la situación es lo suficientemente segura como para dar el verdadero? Rhys… guardado en información.

La mano se tiende expectante, un simple gesto incómodo pero esforzado… debe ser correspondido con un refuerzo positivo. Guante y piel se estrechan, firme pero sin la amenaza de una presa que sugiera un rapto o forcejeo.
- Veremos si es un placer.- no toda respuesta positiva lo es al 100%, aún quedan muchas cosas que concretar.

La niña espera el refuerzo que la figura femenina le otorga con su pregunta… y la carabina se pone en marcha, la niña en cabeza… la muchacha segunda… y debatiendo este segundo puesto sin alcanzarlo, yo. Debo tenerlas en el mismo ángulo… bajo mi atenta mirada.

Llegaron a la plaza del pueblecito, donde estaba el mercado. La mayoría de los puestos ya estaban "cerrando", sus vendedores recogiendo, porque poco faltaba para que fuera noche. Cogió a la niña de la mano y echó a medio correr, mirándola con una sonrisa. No pareció asustarse, de hecho sonrió también como disfrutando de la travesura, puesto que ya sabía a dónde se dirigían. No era un puesto, sino una pequeña cafetería medio escondida tras todos ellos, que ambas habían visto ya y que también estaba a punto de cerrar. La peliverde llegó a la puerta resollando. Seguro que Adam se enfadaría un poco por intentar dejarle atrás, pero aguantaría la bronca y ya.

"Uf, tengo que hacer más ejercicio. Propósito de año viejo o algo. No soy tan mayor como para respirar tan mal."

-¡Espere, espere! -le gritó al que supuso que era el dueño del sitio. La verdad es que pensándolo ahora en frío, debió asustarse de ella y de su cara de estarse muriendo. Se giró hacia la niña antes de decir nada que no debiera. -¿De qué quieres el helado?

Agarró el peluche con más fuerza, como si quisiera esconderse tras él. "Oh no, más timidez ahora no, por favor. Peor momento." A pesar de todo, procuró no increparla, sólo le hizo un gesto para que mirara todos los tipos que había. Al final decidió que algo clásico iba bien, por suerte para Rhys.

-Fre-fresa -susurró, ya con la carita roja, pero aparentemente feliz. Aún así, no soltaba prenda y todavía parecía estar muy lejos de allí, figuradamente.

Y en aquel mostrador dejó las monedas que le quedaban. Aquella noche no tenía qué comer ni qué dormir por el momento, pero sí tenía un problema menos, al parecer. Llevó a la niña de la mano hasta donde estuviera el chico. Se le estaba ablandando el corazoncito por momentos (al fin y al cabo, aunque irracional a veces, no era tan mala), pero seguía primando lo de librarse del problema cuanto antes.

-Primer paso, completado -les guiñó un ojo. La energía la inundaba otra vez, aunque sus tripas rugían y rugían. Se agachó otra vez para hablarle a la niña. -¿Por dónde está tu casa?

Y para su sorpresa, la niña puso cara de miedo durante un instante tan breve que creyó que había sido su imaginación, y luego volvió a la mirada vacía y perdida del principio, mientras seguía pegando lametones a su helado. Rhys se estremeció.

-Estoy segura de que esto no lo he hecho yo. Tiene que haberle pasado algo más...

Poco a poco las calles dan lugar a una de las plazas de la ciudad, las palomas en los quicios de las ventanas y sobre las fuentes dando un último sorbo antes de que el sol caiga… la gente recoge los puest… ESTÁN HUYENDO.

Tira del brazo de la niña que sigue la corriente divertida, ¿Cuántos raptos habrán empezado así? No voy a perderlas de vista… les sigo agarrando mi sombrero, encorvado y lanzado hacia delante… aunque pronto me doy cuenta que no hace falta y bajo el ritmo en una frenada. Ha de limitarse a la máxima velocidad de la niña después de todo… no parece querer robarla.

¿Qué ha sido ese ruido? ¿Un pájaro rápido?
La cafetería tiene ya las ventanas cerradas y las mesas sin sillas… la cara del tendero lo dice todo, no quiere servirles… pero su expresión se ablanda ante la pequeña niña y la recompensa monetaria. Rhys tiene prisa… es poco probable que la niña pueda leer con facilidad los letreros que le señala, pero los colores vívidos y el recuerdo del postre helado tienen rápida respuesta.

Se olvida por un instante de que ya le ha dado el dinero a la niña… vuelve a pagar. Eso no es un gesto fingido… bajada la probabilidad de pedofilia.

Y de la mano volvieron a la puerta lentamente y con una sonrisa en el rostro… podría haber sido una familia.
- Primer paso, completado- guiña, parece que le falta sacar la lengua… parece un poco “loca” en el sentido extendido y amigable de la palabra, se agacha… aprendiendo de mi cambio de altura para hablar cara a cara con la, más, pequeña- ¿Por dónde está tu casa?

Una mueca temporal de terror, un recuerdo no del todo reprimido… de miedo que quiere ser negado.

Me quito el sombrero colocándolo sobre mi rodilla mientras me acuclillo. Hay… algo raro en su textura… lo toco, detectando una incisión que lo atraviesa pero que no se ve en la negra tela. No era un pájaro… era un proyectil.

Protocolo: Cobertura, prioridad máxima.
- No te preocupes, con nosotros estás a salvo- dogma, no debe haber lugar a duda en la expresión- Vamos al cuartel. Ahora.- digo mirando a la peliverde. Si quisiera matar a la niña no me hubiera disparado… usarla de parapeto. - ¿Quieres que te lleve a la espalda?- sonrío sin darle tiempo a recaer en la gravedad no prosódica de mi orden anterior.
Off: Sí, usar a la niña de escudo humano es una hijoputez, pero así soy.

No... no entendía nada. Ni qué le pasaba a la niña, ni lo del sombrero, qué. Echó un vistazo a los tejados en la dirección en que suponía que habría alguien. ¿Había alguien que la acechaba? Probablemente la quería viva, porque de no ser así... Eran un blanco demasiado fácil.

No valía la pena discutir. Se limitó a seguir la orden, sacando el tirachinas del bolsillo y mirando a todas partes con desconfianza. Psé, un tirachinas. En qué estaría pensando. Aquella mierda no protegería a ninguno de los tres si fuera necesario, pero era todo lo que tenía y lo único que podía emplear en aquella situación. Ni siquiera tenía muy claro si debía ir delante o cubriéndoles las espaldas, aunque tampoco tenía sentido guiar cuando no sabía el camino. Se metieron por más callejuelas, se notaba que, aunque el pueblo era bastante grande, no se podía comparar ni de lejos a una ciudad.

En un determinado momento...

-¡Cuidado! -gritó Rhys, empujándolos a ambos a un callejón sin salida, porque era muy lista y no estaba nerviosa ni nada. Qué bonita paranoia. -Uf...

Era sólo una señora que llevaba una barra de pan en la mano y se les quedó mirando con cara de no fiarse ni un pelo. Unos segundos después apuraba el paso para alejarse lo máximo posible de ellos. La calma no duró demasiado. Oyó un gruñido, como de alguien que tenía una flema atascada en la garganta y estaba algo enfadado. Venía de la azotea del pequeño edificio.

-Fuck. -Soltó, sin preocuparse ya de que hubiera niños cerca. Vale, en verdad nunca se había preocupado de que los hubiera. -Fuck. Fuck. Fuck. Fuck. Fuck.

La chica empezó a correr tirando de ellos. Se giró hacia el tipo creepy, que esperaba que siguiera confiando en ella al ver que intentaba salvarles el culo, para decirle:

-¿Falta... mucho para... el cuartel? -Ya le faltaba algo de aire. -Si no vas tú delante, por eso de llevar a la niña más rápido, al menos dime hacia donde tengo que ir.

El cuartel de la marina estaba cerca de la costa, no inmediatamente pues esto había sido usado para los negocios… pero próximo… ahora ¿dónde estaba con respecto a la calle en la que nos encontrábamos? Simplemente hay que caminar hacia visible puerto mientras intentamos escondernos en ángulos muertos… debe de dispararnos desde algún sitio. Las pequeñas calles entre las casas parecen el lugar con menos posibilidades de ataque. Y si nos encontrábamos… bueno, tenía una baza.
-¡ Cuidado!
Me empuja, incluso con la niña en brazos… me inclino luchando contra la gravedad, llevar un niño a cuestas requiere de la remodelación de los movimientos… a menos claro que no quiera asegurarse la vida del infante.
- ¿Qué?- la señora de la baguette pasa con cierto rechazo… dadas nuestras pintas no me extraña en absoluto.- Gracias… pero no soy celíaco. No creo que pueda matarme con una barra de pan… claro que…
El sonido de un incipiente gargajo mascado con odio. Arriba en la esquina del edificio, la sombra nos observa preparándose para disparar. ¿Con qué?

Rhys me agarra por la chaqueta, estirando la ya destartalada ropa, se gira en el espanto de la persecución.
- ¿Falta… mucho para… el cuartel? – jadea- S no vas tú delante, por eso de llevar a la niña más rápido, al menos dime hacia donde tengo que ir.
- Sígueme- debía intentar llegar a la calle principal… había sido un error. Tenemos que llamar la atención para que no pueda…

Ese sonido de nuevo, el proyectil. Se clava en mi gemelo izquierdo como una aguja.
- ¿Qué demon…?- voy a caer… mi pie no se está tensando para aguantar el peso…
Alargo la mano en búsqueda de un apoyo… debemos seguir corriendo, sea como sea. Tenemos que llegar a la calle principal.

Rhys abrió mucho los ojos. ¿Qué había sido eso...? Tropezó, cayó, dio unas cuantas vueltas por el suelo, perdió de vista al resto de la cuadrilla. Era una tontería, no notaba nada excepto que le había fallado la pierna ¿derecha? Había algo en su muslo, salía bastante sangre... Aunque por suerte no parecía haberle dado en nada importante, ni que fuera a desangrarse y morir por ello. El dolor llegó tras unos segundos.

-Ay, ¡joder! -gritó.

Las lágrimas empezaban a caerle por las mejillas, y nadie podría haber asegurado si se debían al dolor, a la rabia de haber caído o a la visión de la sangre que manaba de la pierna. Lo bueno es que la sensación le ayudó de salir del shock a medias, y con suerte, no volvería a entrar en él, pero se le nublaba la vista. "Maldita sea, no puedo llorar como una cría... ¿o sí? A lo mejor así me dejan en paz, podría fingir más inocencia." ¡Pero ni siquiera sabía desde donde la atacaban! Vio de reojo a Adam, o a lo que creía que era Adam, que aún parecía dispuesto a seguir con la carrera.

-Llévala tú, yo me quedo por aquí -le susurró. Probablemente se le notaba algo de miedo en los ojos. Ya no le daba la voz para más, con suerte lo entendería y seguiría corriendo... Aunque también había sido herido, esperaba que no de gravedad. No le caía bien, pero tampoco era plan de que sufriera, y la niña menos.

Oyó las pisadas de alguien grande y pesado cerca, pero su vista seguía mal. Cerró los ojos, como esperando que quien fuera la figura borrosa le asestara otro golpe, otro disparo, o lo que fuera. Era una debilucha y no podría escaparse, estaba más que claro.

-¿Vais a parar por fin? -preguntó una voz bastante grave. Carraspeó, intentando librarse de las flemas. -¿Se puede saber qué hacéis con mi nieta, cabrones?

"Qué. Toda esta mierda porque...." Se giró hacia donde creían que estaban los otros dos. "Me cago en la maldita niña, como esto fuera sólo porque no quería estar en casa..." Todavía no podía ver del todo bien por las lágrimas.

Me aguanto en las ventanas de una de las oscuras, pero de seguro tranquilas, casas de la callejuela. Rhys rueda a mi lado mientras intento continuar la marcha dando tumbos y manotazos sobre la piedra. La niña no parece tomarse la situación como peligrosa, más bien como un juego de cabalgar una bestia salvaje.

Habrá impactado con otro disparo en alguna de sus piernas. Esto está mal.
- Llévala tú, yo me quedo por aquí- susurra con desesperado heroísmo. Iba a hacerlo, la peliverde no importaba ahora mismo, la niña era mi seguro de vida y no pensaba perder la oportunidad que me había ofrecido. Un sacrificio sin importancia, eso era lo que significa para mí la vida de aquella muchacha. Mi seguro de vida es todo lo que cuenta.
Algo cae atrás, se mueve firmemente. La vida de Rhys daría a su fin sin que me diera tiempo a llegar al final de la calle.

- ¿Vais a parar por fin? – la intensidad de la voz era un trueno. Regurgita como un enfermo tan alto que a pesar de la distancia puedo contar cuantos escupitajos le harán falta para vaciarse la boca-¿Se puede saber qué hacéis con mi nieta, cabrones?
Oh, ya veo.

- ABUELO NO DIGAS PALABRAS FEAS- Rhys también las ha dicho… - NO QUIERO IR CONTIGO.
Me detengo. Cojo a la niña para que baje de mi espalda y la pongo en el suelo. No parece contenta.

El hombre está encapotado en pieles, a saber de qué animal, sus ojos están pintados de negro y está repleto de cicatrices. ¿No va a estar la pobre niña de pueblo asustada de semejante engendro anciano? Capaz de que haya despellejado alguna alimaña delante de ella.
- Como comprenderá señor, si encontramos a una niña por la calle nuestra responsabilidad como ciudadanos es llevarla a la policía- ahorremos el hecho de que mi compañera intentó robarle, será lo mejor- . Eso hacíamos. ¿Cuánto tiempo dura el veneno o el proyectil que nos ha… disparado?- tan sólo tiene un tubo en la mano.
¿Qué clase de arma es esa?

Off: Cerbatana.

-No me jodas, tío, no me jodas -masculló Rhys, por lo bajo.

Se dejó caer, tumbada en el suelo, jadeando un poco por toda la adrenalina. Se incorporó de nuevo, mirando al viejo sin saber muy bien cómo actuar. Seguro que no tendría reparos en dispararles de nuevo, ¿verdad?

-Una duda seria, ¿no podría habernos dicho antes que esta era su nieta y así íbamos todos a su casa, resolvíamos todos nuestros problemas hablando un poco y nos tomábamos un té con pastitas? -Arqueó más y más las cejas a medida que llegaba al final de la pregunta, mientras hacía ademanes extraños de desesperación. Empezaba a cabrearse tras todo el miedo, y no dejaba de ser una inconsciente que no podía mantener la boca cerrada. -Vamos y acabemos con esto de una vez.

Intentó levantarse, pero la pierna no le respondía bien. Había dejado de dolerle tanto, y aunque no sabía exactamente a qué se debía, se alegraba por ello. Se la sudaba un poco la niña, se la sudaba un poco Adam, se la sudaba el viejo, se la sudaba lo que fuera que tenía en la mano y que les había disparado. De todos modos, le gustó el arma utilizada, era bastante original. No sabía de qué iba aquella especie de viejo cazador, pero sin duda molaba bastante. Apreciaba su estilo. La chica sacudió sus ropas, llenas de polvo de la calle. Con el chicle pegado a sus pantalones cortos poco podía hacer.

-No sé qué es eso -señaló el tubito que tenía el señor en la mano-, pero el arma está guay. Y bonitas pieles.

Se levantó, ahora sí, con bastante esfuerzo y siguió sacudiéndose la ropa. No estaba segura de poder caminar muy lejos estando así.

-Es un veneno, como ya deberíais haber adivinado. Si no me hacéis caso, en un par horas habréis muerto, por supuesto -dijo, con toda tranquilidad, como si sus vidas no estuvieran en juego. -Seguidme.

Rhys se sintió desfallecer, pero no quedaba más remedio. Supuso que llegarían hasta su casa o algo así.

Ellos hablan, yo escucho. Parece un simple tubo, ¿es así como lanza los proyectiles? ¿Tienen esas balas algún sistema de propulsión incorporado? ¿Cómo, cuál?
-Es un veneno, como ya deberíais haber adivinado. Si no me hacéis caso, en un par horas habréis muerto, por supuesto. Seguidme- ordena, y obedecemos por el propio bien de nuestras frágiles vidas.

¿Qué clase de hombre intenta asesinar a dos personas? Claro que, hemos puesto en “peligro” a su nieta… la relación sanguínea implica la mayor defensa de su único legado en la tierra… los lazos familiares son una relación de tremenda importancia, incluso cuando realmente no la tienen.

La casa no está demasiado lejos, pero los narcóticos hacen, de lo que hubiera sido un cómodo paseo, una incómoda tortura. Desde luego la casa no parece suya…

La fachada limpia, las plantas vigorosas y bien cuidadas, los cristales brillantes… debe de ser la casa de la familia de la cría, a la que cuida… ¿Han muerto sus padres, o sólo están de vacaciones? Desde luego, dada la actitud del cazador no me extrañaría nada que fuera un ermitaño que vive por, para y en el bosque.
Nos invita a pasar con un ligero gruñido mientras ordena a su nieta ir a su cuarto extendiendo su fibroso y sucio brazo.
- ¿Y el antídoto, señor…?

El viejo se gira con el severo gesto que parece característico de su persona, luego se encoje de hombros.
- No hay ningún antídoto.

Me tenso, ¿voy a morir? ¿Ahora?. El hombre sonríe con cierta malignidad.
- No hay antídoto porque no hace falta antídoto. Se os irá en media hora, si en media hora no he conseguido cazar a mi presa no es justo que ésta no pueda escapar.

La tensión se esfuma lentamente, aunque vaticino que hasta dentro de media hora no se disipará por completo.... hasta que tenga la seguridad que ha perdido con sus palabras.

- Buenas tardes, señor...- arrastro mi pie fuera de la casa, de vuelta al cuartel. Ha sido un día extraño, en el que he conocido a personas aún más extrañas... ¿Era una ladrona de helados? ¿Una hambrienta empujada por la necesidad? No, no hubiera robado un helado. Tan sólo es una muy mala persona.

Cerbatana...

OFF: Rys dijo que ya no seguiría posteando, que probablemente borre la cuenta, así que doy por terminado el rol.