¿Éstas preparada? [Reclutamiento CW :Ciaran Ehre - Gusi]

Gusi había llegado hacía escasos minutos a una de las isla Gecko en un navío típico de la marina. Desembarco sin equipaje y se dirigió directo a la plaza principal de aquel pueblo que se veía a lo alto de la colina, la villa Syrup. Mientras caminaba, iba sumido en sus pensamientos, y una patrulla de cinco reclutas iba detrás de él, como si fueran perros lazarillos. La verdad que aquella situación no le agradaba lo más mínimo, pero al ascender a Teniente sus obligaciones aumentaron, y una de ellas era cuidar de los reclutas primerizos. Según iba subiendo por la colina el pueblo se iba vislumbrando con mayor claridad, mientras el bosque que los rodeaba iba desapareciendo.

A los pocos minutos subieron la cima un poco sofocados, en principio no parecía tan elevada, pero teniendo en cuenta a la velocidad que subía el Teniente los reclutas apenas podían seguirla. El marine se dio cuenta de la situación y se acercó a ellos con frialdad, apoyándose en un cartel que ponía “Villa Syrup”. -¿Qué os pasa? ¿Estáis cansados por una mísera cuesta, eso es lo mejor que me espero de vosotros?- realmente no estaba enfadado, simplemente les aplicaba mano dura para que no fueran unos enclenques.-Bien, poner orden. Tú, Zacarías, encárgate de conseguir provisiones y de ocuparte de las necesidades de los chicos. Tenéis hasta la noche y el que no esté en el barco a esa hora se queda en tierra. Yo tengo que atender unos asuntos y en mi ausencia Zacarías estará al mando. ¿Alguna duda? - todos contestaron un "No, señor" al unísono.

Después de aquello los marines se dispersaron y Gusi siguió su camino al centro del pueblo. Por el camino iba observando y saludando a la gente con la que se cruzaba, todos demasiado amables para su gusto, aunque de vez en cuando se cruzaba con algún viejo cascarrabias. Al final llego a una plaza diminuta y llena de tierra en la que jugaba un puñado de niños con una pelota roja. El marine se sentó en uno de los abundantes bancos de piedra que rodeaba el lugar y sacó una especie de informe. Lo abrió y lo primero que observo fue el símbolo oficial de los Crisom Wolves, un lobo rojo, y el nombre de "Ciaran Ehre" al lado de reclutamiento. El Teniente se puso a leer detenidamente la hoja de aquel nuevo marine que quería formar parte de las filas de los Crisom, Gusi parecía sorprenderse con cada cosa que leía en aquella hoja. Después cerró la carpeta de golpe y se la guardo de nuevo en su chaqueta roja, miro a un lado y a otro de la plaza y no pareció distinguir a la tal Ciaran que tenía que llegar allí. El marine suspiró acostumbrado a las situaciones similares que tenía con los nuevos miembros y después se puso a observar a los chiquillos jugar con la pelota, hasta el punto de quedarse totalmente hipnotizado con el partido que estaban disputando entre ellos.

Hacía un buen día, los pájaros cantaban y volaban por el cielo azul mientras la suave brisa del viento acariciaba mi cara. Me encontraba a bordo de un barco de la Marina rumbo a una isla del East Blue, en la cual se encontraba el apacible pueblo de Villa Syrup. Llevaba días impaciente por unirme a una de las mejores flotas de la Marina, los Crimson Wolves. Estaba tan nerviosa por la incertidumbre de que si me iban a reclutar o no, que me había quedado en vela durante dos noches. Saqué el documento que me había llegado unos días antes, lo abrí y me dispuse a leerlo una vez más. No podía evitar fijarme en el símbolo de la flota, un gran lobo de color rojo, lo cual yo lo tomaba como una representación de la lealtad y el trabajo duro, que me sacaba una sonrisa porque era justamente lo que andaba buscando. Volví a cerrar el documento y lo guardé en mi petate. Mientras estaba distraída pensando en lo que pasaría ese día, el vigía anunció que en cuestión de minutos llegaríamos a nuestro destino.

Transcurrida media hora, el barco atracó en el pueblo y rápidamente aceleré el paso ya que llegaba más tarde de lo pensaba. No me gustaría dar una mala impresión a mi superior el primer día, es algo que no me gusta ya que mi código moral así lo dicta. Así pues, decidí empezar a correr por las calles del pueblo en dirección a la plaza del mismo, ya que era el lugar donde me estaría esperando el Teniente Gusi según decía el documento. Las gentes del lugar eran bastante majas, ya que me saludaban aunque veían que tenía bastante prisa pero , por alguna extraña razón, alegraba mi corazón y les devolvía el saludo con una sonrisa cálida. Estando ya bastante sudada por correr, por fin conseguí llegar a una pequeña plaza en el centro del pueblo. Me paré para recobrar el aliento un momento y limpiarme el sudor de la frente, después me puse a buscar con la vista al Teniente. Al principio solo vi a un grupo de niños jugando a la pelota pero me dispuse a mirar mejor y había un hombre sentado en las gradas observando a los niños, parecía estar esperando a alguien. Empecé a correr otra vez hacia aquel hombre de pelo blanco y que llevaba un elegante chaleco rojo para preguntarle si era él la persona que me estaba esperando.

- Disculpe, ¿es usted el Teniente Gusi? - pregunté con decisión. - La recluta Ciaran Ehre se presenta y me disculpo por la tardanza, el barco en el que iba se retrasó más de la cuenta pero no es una excusa para hacerle perder el tiempo a alguien de su rango. Por lo cual le ofrezco mis más sinceras disculpas - le dije poniéndome firme y realizando el saludo militar.

¿Cómo era posible que ese niño fuera tan bueno jugando a la pelota? ¿Sería un enano? Pensaba una y otra vez, mientras observaba a aquel joven de camiseta amarilla que demostraba un control de la pelota de forma prodigiosa, y marcaba goles sin parar. De repente, una voz a mi izquierda pronunció mi nombre, mire un segundo, y vi a una joven de cabello rubio.

-Sí, soy yo. ¿Qué desea?- dije desviando la mirada de nuevo al partido que estaba siendo interesante. ¿Qué querría aquella mujer de mí? Tal vez alguno de mis reclutas la había liado, y ella era la dueña de algún establecimiento. Pero la joven siguió hablando, presentándose como "recluta Ciaran Ehre", mi ceja no pudo evitar levantarse al escuchar ese nombre. ¿Recluta? ¿Recluta Ciaran? ¿De qué me sonaba ese nombre? La joven continuo hablando, disculpándose por llegar tarde y pidiéndome disculpas, y en ese momento recordé que estaba esperando a una nueva camarada. Me puse en pie de forma algo extraña, y me lleve la mano a la frente, en forma de saludo oficial.- Encantado, señorita Ciaran. ¿Estás lista para las pruebas?- dije con mi voz seria e intimidante, que siempre mostraba ante los nuevos.

Cuando me fije mejor en la mujer, me percaté de su enorme altura y su espada. Sin duda, me vino una imagen familiar a la cabeza, recordando el reclutamiento de Bizvan. Saqué sutilmente la carpetita de los Crimson Wolves y revise por encima el informe, mientras la joven respondía a una serie de preguntas que le iba formulando.

-¿Qué podrías fabricar con tu nivel de herrera? ¿Cuánto tardarías en crear un antídoto para una serpiente de piruleta negra? ¿En qué año se encontró la primera ruta hacia la isla Gyojing?- eran preguntas básicas relacionadas con su profesión, y las cuales sabía, o eso intentaba aparentar. Seguí leyendo el informe mientras improvisaba más preguntas.- Conocida como "el caballero blanco".- no pude evitar sonreír.- He oído hablar muy bien de ti en el North Blue, sub-capitán de Hallstat. Bueno, en este caso, sub-capitana. ¿Así que tienes dotes de liderazgo? Quiero que me lo demuestres.- volví a mirar a los chavales.- Quiero que organices el equipo que va perdiendo para que consigan meter un punto. Si lo consigues habrás pasado la primera prueba.- dije muy serio, mientras me guardaba el informe de nuevo en la chaqueta y me volvía a sentar en las gradas.-Venga, no me hagas perder el tiempo. No sabes la enorme cantidad de reclutas que quieren ingresar en los Crimson y no lo consiguen. Demuéstrame que eres una candidata imprescindible para nuestras filas.- la verdad que rara vez había gente que quería unirse a nosotros, pero como había dicho antes, siempre hay que causar una impresión autoritaria ante los novatos, para que los más débiles se marchen y así dejen puestos a los más cualificados.

El Teniente, al principio, me confundió con algún civil pero se dió cuenta que yo era la nueva recluta por la que estaba esperando. Se puso de pie y me devolvió el saludo de una forma un tanto seria, lo cual no me echó para atrás, ya que estaba acostumbrada cuando servía en la guardia en Hallstat. Me preguntó si estaba lista para las series de pruebas que me iba a hacer para valorar si yo era lo suficientemente buena como para que me diese el visto bueno. Yo me mostraba firme y decidida exteriormente pero, por dentro, estaba bastante nerviosa y esperaba que el Teniente no se diese cuenta.

Hechas las presentaciones, mi superior se dispuso a preguntarme una serie de cuestiones relativas a mis habilidades en la herrería, la medicina y la historia. - Con mi nivel de herrera soy capaz de entender la metalurgia y hago ligeros arreglos en varios tipos de armas fabricadas con hierro. Me temo que aún no soy capaz de fabricar antídotos, sólo soy capaz, por el momento, de desinfectar y curar  heridas leves. Y la primera ruta que se encontró a la isla Gyojin fue durante el Siglo Vacío, a manos de un hombre llamado Joy Boy que fue el primer humano en llegar a la isla- dije contestando sinceramente y lo mejor que podía. Cuando mencionó el apodo por el cual se me conocía en mi tierra natal, el Teniente mostró una leve sonrisa diciendo que había escuchado cosas muy buenas sobre mi persona, lo cual hizo que los nervios que me carcomían por dentro se aliviaran un poco. Me propuso una primera prueba para poner a prueba mis dotes de mando. Me señaló a los niños que seguían jugando y me ordenó que lograra que el equipo que iba perdiendo consiguiera marcar, al menos, un punto.

Me acerqué a la cancha improvisada y les pedí a los niños que iban perdiendo que se acercaran un momento. Los niños, mirándome como si estuviesen en problemas, se acercaron con miedo en los ojos. Probablemente estaban asustados por mi altura o por mi arma que llevaba en la espalda, los tranquilicé diciéndoles que todo estaba bien. - No he podido evitar fijarme en que vais perdiendo contra vuestros amigos,¿queréis un consejo?.- Les pregunté mientras afirmaban con sus cabezas y los ojos bien abiertos.- La clave para la victoria es el trabajo en equipo, si jugáis de forma individual os ganarán pero si unís fuerzas, seréis capaces de marcar e incluso darle la vuelta al partido. ¡Así que ánimo y a por todas, sé que podéis lograrlo!.- Dije con entusiasmo.

Al reanudarse el partido, sacaron los niños con los que hablé de medio campo. Me puse de pie por fuera de la cancha a observar a aquellos niños y , para mi inmensa alegría, nada más sacar empezaron a pasársela unos a otros continuamente, logrando avanzar superando a la defensa rival y al jugador estrella del equipo rival. Uno de los niños chutó la pelota haciendo un pase largo y otro consiguió darle de cabeza, el portero no pudo pararla y la pelota acabó entrando a la portería a la vez que los niños gritaban de júbilo. *-Mi trabajo aquí ha terminado-* pensé sonriendo y entrando al campo a celebrarlo con los niños mientras estos me daban las gracias. Me despedí de los niños y avancé hacia el Teniente que me estaba aguardando para decirme si había superado la prueba o no. - Señor, espero su evaluación con ansias- dije mientras una suave sonrisa se dibujaba en mi rostro y adoptaba el saludo militar.

Observé cómo la nueva recluta se desenvolvía ante la situación y hablaba con los chicos, los cuales parecían algo sorprendidos al principio. La situación transcurrió tan rápido, que cuando quise darme cuenta, ya estaban empezando de nuevo el partido. Arrugué la nariz algo extrañado, y me puse a observar el partido, mientras de vez en cuando desviaba la mirada a la joven. ¿Sería capaz de demostrar su ingenuo?

El partido transcurrió en apenas diez minutos, y el equipo que iba perdiendo marcó un punto. Mi cara de sorpresa se reflejo considerablemente en mi rostro ¿Qué les habría dicho? Sin duda algo de que jugaran en equipo, ya que gracias a eso consiguieron que el mejor jugador no fuera capaz de tocar la pelota. De repente, observé que la recluta se acercaba a mí, cambie el semblante y me puse serio, mientras ella por el contrario parecía bastante feliz por el resultado de la prueba.

-No está mal.- la conteste mientras hacía que escribía algo en la carpeta de los CW(Crimson Wolves), pero en realidad estaba dibujando un gato con alas.-Continuaremos con la siguiente prueba.- cerré la carpeta con un "chas" y me puse a observar de un algo a otro, encontrándome con un recluta que pasaba por allí.

-¡Eh, tú! Ven aquí.- el recluta se acercó hasta nosotros con cara de miedo y escondió a las espaldas algo que llevaba.- ¿Qué escondes ahí?-dije con rabia en la voz.

-Nada, señor.- dijo llevándose una mano a la frente, en señal de saludo.

-Muéstralo.- dije mientras miraba la mano que ocultaba. El marine con algo de resignación acabo cediendo y mostro una bolsa repleta de golosinas y bollos. Miré algo sorprendido y le confisque la bolsa de forma fugaz.-Vaya, vaya. Pero mira lo que tenemos aquí.- dije sacando un bollo con un aroma delicioso. Entregué la bolsa a la recluta, mientras la miraba con una sonrisa.-Compensa a los chicos por el buen partido que han disputado.- espere a que se alejara, para quedarme a solas con el recluta.

-Pero, señor, esos bollos son mi...- le miré con rabia y este se calló en seco.

-Creo que no le hace falta comer tantas guarrerías, ¿o me equivoco? Kemi, el go...- me quedé pensando el mote que le habían puesto en el cuartel.- El goloso. Como castigo tendrás que dar cinco vueltas alrededor del pueblo, pero antes espere aquí.-dije señalando al suelo.

Me acerque a la recluta, mientras iba alborotando los pelos de los chicos que la rodeaban, y la mire con una sonrisa cordial. La hice un gesto para que se agachara, y a su oreja, la susurre.- Quiero que mates al recluta de los bollos.- Después me aparte de ella y me puse a jugar con la pelota roja que parecía no llamar la atención de los niños en ese momento.

Esperaba mucho de esa nueva recluta, me había sorprendido como había conseguido controlar la situación con los niños, pero este era otro nivel. Quería saber si para ella era más importante la orden de un superior o el compañerismo. Por desgracia, a pesar de que se lo mereciera, el recluta goloso no sería malherido, pues resultaba ser uno de los pocos usuarios logia que se encontraban en la isla. A ver con que me sorprendería la nueva integrante.

Al parecer había superado la primera prueba, lo cual me llenaba de pura alegría y emoción. Pero me dije a mí misma de no bajar la guardia, pues seguramente , esto solo había sido la primera prueba de varias y sospechaba que cada nueva prueba iba a ser más dura que la anterior. El Teniente sacó su libreta y empezó a escribir algo en ella, probablemente asuntos referidos a mí y alguna que otra observación.

Otro recluta pasaba por la zona cuando el Teniente lo mandó llamar, al parecer estaba ocultándole algo. No me dió tiempo a verlo bien, pero por el olor a dulce y el físico del recluta que estaba en problemas, todo apuntaba a que escondía lo que podría ser su aperitivo. El recluta, empezó a mostrarse nervioso ante las preguntas del Teniente y empezó a sudar. Finalmente, el recluta cedió ante la orden de nuestro superior y mostró una bolsa marrón la cual estaba chorreando algún tipo de aceite, lo que posiblemente sean bollos. El Teniente Gusi le confiscó la bolsa al pobre recluta que mostraba una cara suplicante para que no le quitasen sus dulces y me pasó la bolsa, mostrando una sonrisa de oreja a oreja." -Compensa a los chicos por el buen partido que han disputado-" me ordenó. Sin contradecirle y sintiendo pena por el propietario original de la bolsa de dulces, me dirigí hacia el campo a darle los bollos a los jóvenes que esperaban para seguir jugando conmigo.

- Chicos, os he traído un regalo para recobrar energías después de un partido tan intenso. Debéis agradecerle a aquellos Marines que están allí cuando terminen de hablar y vengan hacia aquí, ¿ de acuerdo?-. Les dije mientras me agachaba y les iba dando a cada uno un dulce. Al parecer el Teniente y el recluta de los dulces habían acabado de hablar, el primero se acercó hacia mí y los niños mientras el otro permanecía inmóvil y firme esperando algo. El jefe les fue alborotando el pelo a los jóvenes hasta que llegó enfrente mía y me indicó que me agachara, pues quería susurrarme algo al oído.

Al escuchar la orden que me dió, sentí una fuerte presión en el pecho y me puse pálida como la blanca nieve que cae en invierno. Quería que matase a un compañero, algo que no permite mi sentido de la justicia y la moral. Aún así me, quedé quieta como una estatua y pensando en los caminos que podía seguir en ese momento. O seguía la orden del Teniente y mataba al inocente recluta yendo en contra de código moral o desobedecía la orden que me podría costar la admisión en los Crimson Wolves. Me encontraba en un auténtico dilema mientras me comía la cabeza intentando encontrar una posible solución al problema que se mostraba ante mí. Al mirarle la cara al recluta desde la distancia, este me dirigió una nerviosa sonrisa pero sincera la cual disipó la duda existencial que me carcomía la cabeza. Opté por actuar por mi código moral y en vez de lanzarme a atacarle, fui hacia donde estaba él y le di un par de berries que llevaba encima.

- Toma estas monedas y cuando termines tu jornada vete a comprarte unos dulces , yo invito.- dije tendiéndole el dinero y dirigiéndole una cálida sonrisa.- ¿Si no nos apoyamos entre nosotros ,quién lo hará?-. Después de hablar con el recluta y me dirigí hacia donde me aguardaba mi superior esperando para evaluar mi acción.- Señor... mucho me temo que no he podido seguir su orden. Pero , si me permite la osadía, puedo explicarle el motivo. Verá, no lo he matado ya que el matar a un compañero va en contra de mi código moral y valoro más a mis compañeros que las órdenes de mis superiores. Sé que lo que acabo de hacer es motivo suficiente para negarme la entrada en la flota e incluso de echarme de la Marina, pero si no nos ayudamos unos a otros no podremos colaborar y luchar juntos contra el mal que se esparce por este mundo.- Dije poniéndome firme y con el puño en el pecho.

Intenté lo mejor que pude mantener la pelota en la punta del pie sin que esta se cayera al suelo, pero debido a la generosa gravedad, esta no hacía nada más que caerse. Parecía que mi carrera como jugador se estaba deteriorando. Mire al horizonte para comprobar cómo la nueva recluta se desenvolvía con la prueba tan peculiar que la había encomendado, mientras de vez en cuando algún joven me daba las gracias por los bollos, a los cuales no les hice ni el más mínimo caso. Tal y como sospeche, la joven no le atacó a pesar de ser la orden de un superior, pero a demás de eso, entregó unos cuantos berries al recluta de los bollos, con los cuales supuse que era para recaudar los que había gastado con los chicos. No pude evitar arrugar mi nariz al pensar por un segundo que aquel hombre gastaría todos esos berries en otra bolsa de bollos.-¡Maldita sea!¡Recluta Goloso, a correr de una puta vez!- dije alto mientras movía el brazo para que se marchara. En ese momento, me percaté de la enorme palabrota que había dicho en presencia de los chicos y rápidamente intente rectificar.- ¡De una “punta”!De una punta a otra de la isla.- dije llevándome la mano a la nuca, intentando tapar la cagada, mientras algunos chicos me miraban de una forma sospechosa. Seguro que se habían dado cuenta.

Cuando quise darme cuenta Ciaran se encontraba delante de mí, excusándose por no haber realizado la orden que le había encomendado. La joven parecía algo extraña, como si temiera que por sus acciones no hubiera superado la prueba, pero rápidamente la calmé con una sonrisa cordial. -Mi criterio dice que has hecho lo correcto, pero si el Capitán te ordena algo similar deberás confiar en él. No matamos compañeros así porque si. Si alguna vez te encuentras en una situación similar, infórmate de porque te ordenamos algo así, pues podría tratarse de un pirata infiltrado.- dije poniéndome serio a cada palabra que decía, recordando cada situación incómoda que había llegado a tener con los Crimson. Volví a mi sonrisa cordial.- Que sepas que estoy orgulloso y espero grandes cosas de ti.- en ese momento, mi tripa emitió un ruido similar a un gruñido, dándome cuenta de lo rápido que había pasado el tiempo y que ya era la hora de comer.-Vamos a comer algo, aun no has terminado el reclutamiento- saque la lengua.- ,pero ya tienes medio pie dentro.

Cuando estábamos a punto de irnos, los chicos que jugaban el partido, los cuales estaban chupándose y lamiéndose los dedos rebañándose el cada milímetro de azúcar de su piel, empezaron a darme las gracias. No pude evitar mirarlos extrañados sin comprender a que se debía, pero nada más ver la bolsa de bollos vacía me di cuenta de que se trataba, y mostré mi mejor sonrisa. - No tenéis que darnos las gracias os lo habéis ganado vosotros por el magistral espectáculo que me habéis mostrando jugando a la pelota. Deberíais recordar siempre el fabuloso consejo que os ha dado mi compañera.- les guiñe el ojo, dándome cuenta de que el jugador estrella parecía un poco molesto por mis palabras.- ¿Te ocurre algo, joven?

-Nosotros no hemos recibido ayuda de ella, y por eso nos han marcado.- dijo cruzándose de brazos mostrándose más molesto.

-Realmente no necesitabais ayuda. Eres un gran jugador- se vio como el ego del joven crecía en su rostro- , pero no sabes jugar en equipo. Es tu mayor problema.- el joven cambio su semblante mostrándose molesto, pero a la vez dándose cuenta de que tenía razón.-¿Por qué creéis que los marines somos tan fuertes?- espere unos segundos a que los chicos respondieran absurdeces típicas de la edad, y respondí.- Porque luchamos en equipo.-Algunos jóvenes se miraron entre ellos acompañados de un "uoh", mientras otros decían “te dije que lo sabía”- Además si eres un marine podéis llegar a volar.- dije mientras levitaba del suelo y me ponía a caminar por el aire. Con la intención de que aquella pequeña mentirijilla les motivase a llegar a ser marines, o por lo menos, buenas personas. Los chicos se quedaron boquiabiertos y medio paralizados al ver mi actuación, incluso los que estaban enfadados.- Venga vámonos, Ciaran.- dije alejándome por el aire sin mover las piernas.

Cuando me aleje de las miradas expectantes de los chicos decidí dejar de levitar, a pesar de que con los poderes podía ponerme a una altura más adecuada de Cia. Caminamos no más de dos calles y entramos en un restaurante, el cual parecía tener buena pinta. Al entrar una fuerte brisa cálida acaricio nuestro rostro, acompañado por el ruidoso estruendo que realizaban los comensales del lugar. Me senté en la primera mesa que me encontré libre e hice un gesto para que mi compañera se sentara.-Bueno, dime ¿qué te interesa realmente para ser un miembro de los Crimson Wolves?

Espere a que Ciaran contestara y en ese momento apareció la camarera.- Hola, buenos días. Quiero un filete con patatas, no muy hecho, y lo que quiera mi acompañante.- dije con un gesto cordial, sabiendo que a pesar de no mirar la carta, en todos los restaurantes había filetes con patatas.-Gracias.- dije a la camarera cuando termino de tomar notas y se alejaba.

-¿Por qué piensas que los Crimson te necesitan? ¿Cuáles son tus mejores habilidades y cuales las peores?¿Cómo te desenvuelves con la espada?¿Tu sueño?¿Tus metas en la vida?...- empecé a soltar mi parrafada de preguntas estándar mientras esperaba que la comida llegara. Cuando la joven termino de hablar la camarera llego con los platos suculentos. Cogí los cubiertos, para dejar hueco en la mesa, y mire mi plato con una sonrisa de satisfacción.-Comienza la siguiente prueba.- dije mientras me llevaba una patata a la boca y la masticaba, poniendo una cara picarona.-Vamos a ver tus habilidades de medico.- dije con el moflete lleno de patata y los labios brillantes por el aceite.

Agarré con fuerza el tenedor y me lo clave en la mano que tenía libre, produciendo un sonido de lo más peculiar. Un chorrito de sangre empezó a salir de los palitos de tenedor, los cuales tenían aun un poco de patata, y mi rostro ocultaba el inmenso dolor que estaba sufriendo terminando de masticar la comida que tenía en la boca.- ¿A qué esperas? Cúralo o estas fuera.- dije completamente serio, pues me había pasado de fuerza y el tenedor se había clavado en la mesa, haciendo que no pudiera mover la mano. Esperaba que la recluta se diera prisa y supiera controlar la situación, pues los Crimson a veces recibíamos heridas inesperadas y necesitábamos a alguien rápido entre nuestras filas. Además del hecho de que tenía hambre y no tenía más tenedores.

Temerosa de que el Teniente me excluyera de la banda por no haber obedecido su orden me encontré con que no le importó lo que había hecho, es más , me dijo que para él había hecho lo correcto. Sin embargo, me advirtió de que si el Capitán de la flota me ordenaba algo de ese estilo tendría que depositar mi confianza en él y ejecutar la orden sin dudar. Ellos no mataban compañeros sin motivo, ya que según me dijo el jefe podrían ser piratas infiltrados entre nuestras filas. Pero después de darme esa advertencia, me dedicó una sonrisa y me alabó diciendo que se sentía orgulloso y esperaba muchas cosas sobre mi persona. No pude evitar sentir una sensación de alivio y de orgullo, también deje escapar un sonrisa de oreja a oreja ya que me sentía muy contenta ante esas palabras. De repente, escuché un extraño gruñido y empecé a mirar alrededor para localizar su procedencia. Era el estómago del Teniente que reclamaba que era la hora de comer algo a lo que él dijo que fuéramos a alguna parte a zampar algo no sin antes decirme que ya estaba a medio camino de poder unirme a los Crimson Wolves.

Antes de dejar atrás el lugar donde nos encontrábamos, los niños vinieron corriendo hacia donde nosotros para agradecer al Teniente por los bollos y a mí por el consejo que les había dicho. Uno de los niños del equipo contrario , el delantero estrella, se encontraba de morros y se quejó de que yo no les había prestado ayuda también. El Teniente le contestó diciendo que o necesitaban ayuda ya que el niño era bastante bueno en la delantera pero que les faltaba un elemento esencial, el trabajo en equipo. Mi jefe, para animar a los niños a ser marines algún día posiblemente, empezó a levitar de la nada. Todos los niños lo miraron estupefactos y yo también, así que el Teniente se había comido una de las legendarias Akuma no Mi. Y a juzgar por el poder que le concedía la fruta que se había comido, era un usuario del tipo Paramecia.

Con el espectáculo que les dió a los niños, el Teniente y yo nos alejamos y nos pusimos en marcha hacia el pueblo en busca de un local en el que íbamos a comer. Pasadas un par de calles, entramos en un restaurante cuyo nombre era " La Espada y la Rosa " y nada más estar en las puertas del local, se podía escuchar las conversaciones de la gente y el exquisito olor a comida casera que se metía por mis fosas nasales produciendo que se me hiciese la boca agua al darme cuenta del hambre que tenía pero que no me dí cuenta debido a los nervios por el reclutamiento. Nada más entrar, el Teniente me indicó que nos sentáramos en la primera mesa al lado de la ventana. Cuando nos sentamos, me preguntó el motivo por el cual quería entrar a los Wolves.- Sinceramente quiero entrar porque me he informado y creo que los ideales de esta flota son los que más coinciden con los míos. Dije a la vez que no pude evitar mirar de reojo a un delicioso plato de calamares con una guarnición de patatas fritas que llevaba una camarera a otra mesa.

Llegó la camarera a nuestra mesa a tomar nuestros pedidos y el Teniente ordenó un filete de carne con patatas. Después de pensarlo un poco, le pedí unos macarrones gratinados con queso acompañado de un refrescante vaso de Cola. Después de que la mujer se marchase a la cocina, el Teniente me preguntó una serie de cuestiones sobre mis habilidades. - Pienso que los Crimson me pueden querer en sus filas porque mi ideal de justicia puede interesarles. Mmm.. podría decir que mis mejores habilidades son el tener una memoria fotogénica y el poseer unas habilidades físicas ligeramente superiores a la gente corriente. Se me dan mal los eventos sociales como galas y fiestas ,cuando bebo alcohol me vuelvo muy inestable y tengo un nefasto sentido de la orientación. Respecto al manejo de la espada, fui entrenada durante años así que puedo defenderme bien contra gente corriente. Mi sueños consisten en eliminar el lado oscuro de la Marina y abolir tanto la venta de esclavos como la discriminación a otras razas.- Fui contestando a sus preguntas a la vez que hacía alguna que otra pausa.

Al cabo de unos minutos, la camarera puso nuestros respectivos platos en la mesa y nos deseó un buen provecho. El Teniente dejó escapar una sonrisa un tanto curiosa y dijo que era hora de pasar a la tercera prueba: demostrar mi habilidad como médica. A lo que tomó un cubierto y se lo clavó en la mano con una considerable fuerza, con una pequeña línea de sangre bajando por su mano. Me sobresalté un poco ante dicho acto pero rápidamente abrí mi bolsa y saqué unas vendas y un poco de alcohol.- Deje la mano quieta y no se mueva.- dije a la vez que agarré el tenedor y empecé a sacarlo lentamente para no dañar más las venas. Saqué el tenedor de su mano, luego apliqué un poco de alcohol para evitar que la herida se infectase a lo que , al hacerlo, el Teniente se quejó un poco. Para terminar, cogí unas vendas y corté un poco con mi espada para luego aplicárselas alrededor de la zona de la herida. - Esto ya está, suerte que siempre llevo vendas y alcohol para heridas leves.- Dije mirando alrededor ya que la gente estaba mirando asustada ante lo que hizo el Teniente.

No pude evitar sorprenderme por la rapidez de Ciaran. La joven saco de su macuto unas vendas y una botellita de alcohol, o eso parecía a simple vista, y se puso a sacar el tenedor con cuidado de la mano. Mientras yo iba comiendo con la otra mano unas cuantas patatas, las cuales estaban deliciosas. Al cabo de unos segundos tenía toda la cara y la mano llena de aceite, hasta el momento en el que Cia echó alcohol en la herida y me hizo pegar un grito pequeño, agudo y corto, como si de una tetera se tratara. Algunos de los comensales que estaban viendo el espectáculo no pudieron evitar ponerse a reír. Yo les sonreí cordialmente y seguí a lo mío.

Cogí el tenedor que me había extirpado la recluta y me puse a devorar el filete del plato. No podía creerme lo bueno que estaba todo en aquel lugar, o tal vez era que tenía mucho hambre. Cuando llevaba la mitad del plato digerido mire el trabajo que Cia me había realizado. El dolor de la mano no era muy fuerte, y al cabo de unos minutos la herida había dejado de sangrar.- Pareces que has hecho un gran trabajo.- Alcé la mano vendada.- Has sido rápida y has trabajado con precisión a pesar de la situación.- me quede mirando su plato, pensando si debía pedirla un trozo o hacer un intercambio de platos para probarlos todos.- Por mi parte debo decir que los Crimson Wolves te necesitamos, y que estaríamos orgullosos de que formaras parte de nuestras filas.- la regale una bonita sonrisa, a pesar de tener todavía la cara llena de grasa, la cual hacía que reluciera con un amarillo reluciente.

En ese momento, se notó un pequeño temblor en el suelo, cuando quise darme cuenta un enorme moreno con trenzas estaba a mi lado, con un chica delgada entre sus brazos.- Vaya un marine más inservible. ¿Cómo es posible que te claves un tenedor tu mismo? Tan tontos sois en la marina.- aquel tipo que tenía pinta de ser más alto que Cia se echó a reír, mientras la joven que tenía entre los brazos parecía querer escapar.- Y encima su novia, o lo que seas tú, te tiene que cuidar las heridas. Menudo nenaza estas echo.- aquel tipo volvió a reír y esta vez parecía haber terminado de decir papanatas. Cuando estaba a punto de irse, la joven nos miro con cara de terror y pidiendo ayuda con la mirada, hice una seña a Ciara para que se quedara sentada.

Cuando el enorme tipo salió del establecimiento, comprobé que la gente nos estaba mirando.- Si, me suele pasar mucho. Soy algo despistado.- dije enseñando la mano vendada.-espere a que todos volvieran a sus cosas y clave el tenedor en la mesa con rabia.- Ciara, ocúpate de ese maldito.-mi mirada estaba llena de ira.- Pero no le mates. No se merece tal lujo.- sin duda aquella joven que llevaba entre brazos estaba en apuros. Si hubiéramos entablado combate en aquel local seguramente hubiera habido heridos innecesarios. La mejor opción era que aquel tipo se alejara del lugar y que mi nueva nakama se ocupara del asunto, yo podía hacerle más daño del que tenía pensado, y eso no sería bueno.

Mientras estaba centrada en curar la herida del Teniente, este cogió el tenedor que le había quitado y empezó a comer de nuevo. No pude evitar sacar una pequeña sonrisa ante el acto del Teniente. Cuando acabé de vendarle la herida, me felicitó por el trabajo realizado. - No es nada, sólo he podido desinfectarle la herida y parar el sangrado, pero la herida que tiene en la mano debería cerrársela algún médico con aptitudes mejores que las mías-. Dije sin poder evitar sonrojarme ante el halago. Se me quedó mirando el plato unos segundos, seguramente quería un poco de mi comida ya que él ya se había comido la mayor parte del suyo.- "Por mi parte debo decir que los Crimson Wolves te necesitamos, y que estaríamos orgullosos de que formaras parte de nuestras filas"- dijo sonriente. Me puse muy contenta ante lo que dijo, ya que eso significaba que había superado todas las pruebas y que ya estaba dentro de la flota. Mi corazón no podía dejar de latir de la emoción del momento, parecía que me iba a estallar el pecho.

Pero tras la emoción del momento, oí unos pasos bastante pesados acercándose a nosotros.-*Genial, seguramente es alguien que va a fastidiarme este bonito momento*- pensé bastante molesta. Me giré y un hombre de tez morena ,que me sacaba como 20 centímetros, cargaba en brazos a una joven damisela de pelo rojo y de mirada suplicante. Sólo al ver el rostro de la mujer, supe que no estaba con aquel hombre por voluntad propia. El moreno se empezó a reír del Teniente por haberse clavado el tenedor y montar el espectáculo de antes. Si ya de por sí me encontraba molesta por el comentario hacia el Teniente, luego aquel sujeto me metió dentro de sus estúpidos comentarios llamándome "novia". Instintivamente, toqué mi espada con la intención de amenazar al hombre pero luego caí en la cuenta que estábamos en un lugar público y sería mala idea iniciar una pelea ahí, además de que parecía portar a una rehén. Cuando el hombre se disponía a irse, la joven nos lanzó una mirada suplicando ayuda. Pero el Teniente me ordenó que me quedara sentada con un gesto.

Pasados unos minutos, el Teniente se mostró molesto ante la situación y clavó con furia el tenedor que tenía en la mano contra la mesa. Con una pequeña vena marcándole el cuello, me ordenó que fuera a por ese bribón, pero que no le matara y le hiciera pagar caro por aquella afrenta y para salvar a la joven de cabello pelirrojo.- Será un placer Teniente Gusi, haré que ese bastardo se coma sus propias palabras.- Dije levantándome, cogiendo la espada que tenía apoyada junto a la pared y saliendo por patas tras aquel extraño hombre.
Al salir a la calle, miré de un lado a otro para ver si podía localizarlo. Para mi suerte, logré alcanzarlo a ver al fondo de la calle que se encontraba por la derecha. Empecé a correr detrás de él pero sin dejar que me viera, ya que si me enfrentaba a él ahora, la civil que portaba podría resultar dañada. Comencé a seguir a mi objetivo de cerca, pasamos tras varias calles, luego atajó por un callejón hasta que entró en una especie de casa abandonada en las afueras del pueblo. Cuando el sujeto había entrado al domicilio, me acerqué silenciosamente a la puerta y puse mi oído en ella para ver si habían mas personas dentro. - *Es extraño, no se escucha nada*- pensé centrándome en escuchar algo.

Decidí arriesgarme y entrar de una, ya que el sigilo no era lo mío. Derribé la puerta de una patada y entré portando mi espada. Vi al hombre que portaba a la mujer, sentado en la mesa comiendo lo que parecía ser unos huevos revueltos pero no había ni rastro de la mujer cautiva. - ¿ Te acuerdas de mí, morenito?- dije con cierta rabia en mi voz. El hombre se levantó rápidamente y su cabeza casi rozaba el techo. - Oh, eres la mujer que estaba con aquel patético marine del restaurante. ¿ Que se te ha perdido por aquí? - dijo nervioso. Empecé a caminar hacia delante y guardé mi espadón, mientras iba estirando ambos brazos. - He venido a arreglarte esa bonita cara a golpes y a por la chica que seguramente has secuestrado.- El hombre se empezó a reír.-Jajajaja, ¿ te refieres a la hija del dueño del local? Está ahí detrás en la habitación, luego daré buena cuenta de ella, no sé si me explico...- Empezó a relamerse los labios. Eso fue la gota que colmó el vaso. Un torrente de rabia invadió mi mente, me lancé hacia delante y le propiné un fuerte puñetazo en la cara haciendo que su cuerpo saliese despedido por la ventana y cayese al suelo de forma violenta. - Mejor que cierres ese pozo de basura que tienes por boca, escoria. Levántate y ponte en guardia, sólo acabo de empezar.-

Vi como mi nueva compañera salía con algo de prisa a por aquel enorme moreno, yo por el contrario intenté relajarme en mi asiento y disfrutar del resto de la comida. Saboreé con calma el resto del filete y las patatas que me quedaban. Cuando termine de comerme todo, no pude evitar quedarme mirando por unos largos minutos el plato de mi compañera y como supuse que no volvería decidí probarlo. La primera prueba me sabio insípida, así que volví a coger otro trozo, esto lo hice una y otra vez hasta que al final acabe rebañando el plato con la yema de los dedos.

Cuando creí apropiado me levante y me acerque a la barra para pagar la comida consumida. Di el dinero a la camarera y salí sin rumbo a la calle. El día parecía estar acabando y no quedarían muchas horas de luz, tenía que reunir de nuevo a los reclutas para partir antes del anochecer, además de encontrar a mi nueva compañera la cual esperaba que hubiera dado su merecido a aquel grandullón.

Camine sin dirección por las calles de esa ciudad, pateando una lata que había por el suelo, hasta que tuve la suerte de cruzarme con un recluta. Este nada más verme se sorprendió y me saludo llevándose la mano a la frente.

-Soldado, reúne a las tropas para partir en media hora. Si alguien no está presente, se quedara en la isla y tendrá una grave represalia.- hice un gesto para que se marchara y este echó a correr.- ¡Espera! Si ves a una mujer con armadura dila que también venga. Os espero en el puerto.

Después de aquello seguí mi rumbo hasta el puerto, parando en algunas tiendas y comprando una serie de objetos que pensaba que le agradarían a la nueva recluta. Cuando termine de hacer las compras el tiempo ya había llegado a su fin y me dirigí al puerto. Una vez llegué al puerto los reclutas ya se encontraban en fila y firmes. Los salude con la mano en la frente y estos reaccionaron rápidamente.-Descansen.-conté por encima a todos los recluta para comprobar que estaban todos e hice un gesto con la mano para que estos subieran rápido al barco, mientras mi mirada buscaba desesperado la presencia de Ciaran, la cual no conseguí encontrar.

Ordene a un recluta que la buscara por todo el barco antes de partir, pero después de un rato el joven llego sofocado y me dijo, con cansancio en la voz que no la había visto por ningún lado. Maldije por lo bajo y le entregué la bolsa con el manual de escalibar y una crema abrillantadora de armaduras.-Como compensación por sus servicios, le ordeno esperar en el puerto hasta que aparezca la recluta Ciaran, una vez haga ese cometido, tendrá una semana de vacaciones en esta isla hasta nuevo aviso.

-Señor, si señor.- dijo el recluta colocándose la mano en la frente y cogiendo la bolsa con los paquetes que le había entregado.

Me subí pesadamente al barco, con la esperanza de volver a ver de nuevo a mi nueva nakama, pero por más que volvía la vista esta no aparecía. Decidí rendirme a la espera y ordene a los reclutas que partiéramos. Los reclutas se pusieron manos a la obra con rapidez y en menos que canta un gallo ya estábamos en alta mar. Con mi mente ocupada redactando el informe para mi superior avisándole de las condiciones y mi visto bueno a la nueva recluta en la banda, la cual esperaba volver a encontrar pronto, di por finalizado ese día.

El moreno se puso en pie y , con una cara de pocos amigos, empezó a adoptar una posición ofensiva. - Has cabreado al tipo equivocado, maldita mujer.- Dijo con furia. Empezamos a caminar en círculos, mirándonos a los ojos y esperando al primero que atacase primero. Finalmente fue mi adversario el que dió el primer paso en la pelea, empezó una embestida con su hombro para intentar derribarme. Me aparté justo a tiempo antes de que me golpease y me dispuse a preparar un golpe dirigido a su mandíbula. Antes de que mi puño alcanzase su objetivo, este lo paró con su mano izquierda y me devolvió el golpe propinándome un rodillazo al estómago, por el cual me quedé de rodillas en el suelo por el dolor. El hombre se puso gallito y empezó a pavonearse diciendo que yo no era para tanto, que volviera a la pocilga de la que había salido.

Con una notable vena marcándose en el cuello, me levanté rápidamente y le dí un fuerte puñetazo en la mejilla, haciendo que un par de dientes salieran despedidos de su boca.- No des por ganada una pelea hasta que uno de los dos esté inconsciente o , en todo caso, uno se rinda y pida clemencia.- dije sujetándome el estómago. Y así pasaron los minutos que acabaron transformándose en una hora y poco, intercambiando golpes  entre nosotros. Los dos ya nos encontrábamos bastante heridos y cansados por el combate y el desgaste, él tenía el ojo izquierdo morado y la nariz rota,  y yo tenía la mejilla hinchada y los labios rojos por la sangre.- Uf, uf... no luchas nada mal para ser una mujer, debo reconocértelo.- Dijo el hombre cansado.- Y tú no te manejas nada mal para ser un secuestrador de damiselas- contesté escupiendo sangre a la vez que esbozaba una sonrisa sarcástica. Esa pelea se había alargado demasiado, tenía que acabar con el moreno para rescatar a la chica y reunirme con el Teniente, que seguramente me estaría esperando aguardando las buenas noticias. Así que decidí acabar con un último golpe.

Reuní las pocas fuerzas que me quedaban y me lancé contra mi oponente. Este intentó frenar mi embestida con un gancho pero logré esquivarlo y situarme detrás de él, luego le cogí por detrás para usar las pocas fuerzas que me quedaban y terminar con un suplex. Con un grito, logré levantarle y usar el suplex en él y su gran cuerpo chocó con violencia contra el suelo, dejándolo inconsciente. Me quedé sentada viendo al criminal que tanto me había costado derrotar, empapada de sudor y faltándome el aire por el gran esfuerzo. - Ahora debo ir a llevar a la pobre chica a casa... o eso me gustaría, no puedo ni moverme de la golpiza que me ha dado este hombre.- Dije para mí misma mientras intentaba en vano levantarme. El cuerpo me dolía a horrores y estaba ligeramente mareada. Para mi suerte, una pareja que paseaba por la zona vinieron corriendo a ver que sucedió. - Soy de la Marina, por favor... id a avisar a las autoridades de que vengan a llevarse a este hombre y que lleven a casa la chica que ha secuestrado- dije antes de perder la consciencia y desmayarme.

No sé por cuanto tiempo estuve inconsciente pero, cuando abrí los ojos, lo primero que vi fue un techo blanco y estaba en una cama. Miré hacia los lados y habían dos personas durmiendo en unos sillones próximos a mí, una de ellas era la chica que había sido secuestrada y el otro era un hombre con gafas, vestido con una camisa negra y un delantal blanco. Seguramente era el padre de la chica y dueño del local.  Me fijé mejor en mi cuerpo, me habían quitado la armadura y tenía puesta una camisa y pantalones blancos, tenía la zona de las costillas vendada y también tenía la mejilla con un esparadrapo. * Así que un rufián me ha hecho perder la consciencia... tendré que entrenar más para que este tipo de cosas no vuelvan a pasar más. Me incorporé lentamente y me quede sentada en la cama , no sin dejar escapar un quejido de dolor ya que tenía un par de costillas rotas. Ante mi queja, la chica se despertó y avisó a su padre. Los dos corrieron a agradecerme por haber salvado a la chica que se identificó como Clare. Al parecer, me habían trasladado a un hospital para curar mis heridas después de que me desmayara y los refuerzos de la Marina, se habían llevado al criminal en un barco. Ante el jaleo que estaban montando esos dos, un recluta entró a la habitación con una bolsa entre sus manos. - El Teniente Gusi se ha ido de la isla por asuntos oficiales pero me ha ordenado que te esperase y te diera esto.- Dijo dándome la bolsa. - Has hecho un muy buen trabajo con la captura de ese criminal y el rescate de esta muchacha. Buen trabajo.- Dijo con una sonrisa y realizando el saludo militar.

Ya cuando todos se fueron y me quedé sola en la habitación, procedí a abrir la bolsa y ver su contenido, dentro había un viejo manual llamado "Excalibur" y una crema para dar brillo a mi armadura.- Cuando le vea de nuevo tengo que agradecerle por estos regalos- sonreí ante los regalos que me había proporcionado el Teniente. Después de eso, me quedé en la isla una semana hasta curar mis heridas para luego volver al Cuartel.