Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
ESCENARIO: Okyu Mazushi [South Blue]: LA ISLA ES PARCIALMENTE REDONDA, RECUBIERTA POR SUS BORDES U ORILLAS POR SISTEMAS MONTAÑOSOS, TENIENDO SOLAMENTE UNA PLAYA EN EL LADO ESTE, Y UN GRAN CANAL LO SUFICIENTEMENTE ANCHO COMO PARA QUE ENTRE UN NAVÍO, EN EL LADO OESTE.
Condiciones:
-Es On-Rol, osea que si hay amputaciones, cicatrices y esas cosas pues supongo que deberán de quedarse, ya tu sabe.
-Combate a K.O
-El ganador tiene la opción de decidir si el contrario debe unirse a él como subordinado o no.
-En caso de no querer al derrotado como subordinado, sí que tiene en su poder el gandor de pedirle un favor, cuando le venga en gana. Ayudarlo en una guerra, que le deje dinero, que secuestre a X persona por él, lo que surja.
-La isla me da igual, intentemos que no beneficie a ninguno.
-Salto de turno a las 72H
-En caso de que ambos superemos los 7 post, entregarlo como un rol de isla.
-El que empieza se decide al azar.
-Pasarlo de puta madre y sacarnos unas risas.
Invitado ha efectuado 1 lanzada(s) de uno 1 :
- 1
1Sharp
2Señor del puro
Simo
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
“El Palacio Real Pobre”. Isla de los mares del sur. Sinceramente nunca la había pisado. Segun tenía entendido se encontraba desierta, aunque en antaño era residencia de una vieja banda pirata. ¿Mugikeitos podría ser? Viejas glorias desaparecidas tiempo atrás. Sin embargo, eso ya no importaba. Ahora este lugar no era más que animales merodeando a sus anchas, viejas ruinas y un ambiente de paz, tranquilidad y silencio. Una lástima que eso cambiase minutos más tarde. ¿Por qué estaba aquí? Me había llamado la atención la isla tras verla al horizonte desde mi navío, y pensé que podría tener una grata exploración. Además, si en antaño tuvo dueño de residencia, tendría que haber algún lugar bonito para residir, y tal vez si llegase a atraerme la isla, hacerla mía.
Había dejado el navío en la costa del este, la única que tenía playa al parecer. No había investigo mucho más las fronteras de la isla, pero tan sólo veía arena en una parte. Era un sol primaveral que no te quemaba viva la piel -já, qué gracioso, yo no me puedo quemar-. Era agradable sentir algo de brisa que recorriese tu cuerpo y llegara a cada rincón del mismo.
Hasta donde yo llegaba, no veía más que pequeñas elevaciones en el terreno, a modo de régimen montañoso. Sin embargo me daba la impresión de que se parecía más a una pequeña sabana. Grandes llanos de tierra con diferentes alturas. Era diferente y bonito. -Podría ser unas interesantes tierras de cultivo. -Me decía a mi mismo. En una de aquellas explanadas opté por sentarme y dejar que mis negras ropas de samurái: en la parte inferior un hakama de colores oscuros, negro por parte general con pequeños bordados grises, mientras que por la parte superior se puede disfrutar de mi hitatare de un tono esmeralda apagado, sin brillo, con pequeños bordes carmesí. En mi cintura se encontraba mi banda que hacía conjunto con mi hitatare al ser de tonalidad esmeralda igual. De ésta banda es de donde se sujetaban mis katanas.
Y allí me encontraba yo. Hubo un momento en el cual decidí sentarme en el suelo cruzando las piernas. Reposando mis brazos sobre mis rodillas continué contemplado el horizonte y mi mente sacaba imágenes de donde no las había. No conseguí ver vida, estaba todo muy apagado para mi gusto al menos. Decidí cerrar los ojos, y relajarme, al menos por un momento.
Había dejado el navío en la costa del este, la única que tenía playa al parecer. No había investigo mucho más las fronteras de la isla, pero tan sólo veía arena en una parte. Era un sol primaveral que no te quemaba viva la piel -já, qué gracioso, yo no me puedo quemar-. Era agradable sentir algo de brisa que recorriese tu cuerpo y llegara a cada rincón del mismo.
Hasta donde yo llegaba, no veía más que pequeñas elevaciones en el terreno, a modo de régimen montañoso. Sin embargo me daba la impresión de que se parecía más a una pequeña sabana. Grandes llanos de tierra con diferentes alturas. Era diferente y bonito. -Podría ser unas interesantes tierras de cultivo. -Me decía a mi mismo. En una de aquellas explanadas opté por sentarme y dejar que mis negras ropas de samurái: en la parte inferior un hakama de colores oscuros, negro por parte general con pequeños bordados grises, mientras que por la parte superior se puede disfrutar de mi hitatare de un tono esmeralda apagado, sin brillo, con pequeños bordes carmesí. En mi cintura se encontraba mi banda que hacía conjunto con mi hitatare al ser de tonalidad esmeralda igual. De ésta banda es de donde se sujetaban mis katanas.
Y allí me encontraba yo. Hubo un momento en el cual decidí sentarme en el suelo cruzando las piernas. Reposando mis brazos sobre mis rodillas continué contemplado el horizonte y mi mente sacaba imágenes de donde no las había. No conseguí ver vida, estaba todo muy apagado para mi gusto al menos. Decidí cerrar los ojos, y relajarme, al menos por un momento.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.