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El oficial caminaba tranquilamente por aquella isla sureña. Al parecer, la rebelión había recibido una llamada de un chico queriendo unirse a ellos. En lugar de enviar un cabo o un comandante, habían mandado al mismísimo demonio de la niebla. Krauser no podía creer que Lauret le enviase a aquellos sitios en lugar de a misiones peligrosas. El general tendría sus propios motivos, pero el asesino no iba a discutir. Las órdenes debían cumplirse mientras no estuviesen mal desde su punto de vista. El antiguo Almirante sabía bastante de eso. Desde que fue expulsado de la marina, había visto las cosas con muchísima más claridad. Esos putos miembros del gobierno iban a caer todos bajo su espada, sin importarle las consecuencias. Tenía su propia forma de ver las cosas después de todo lo ocurrido en la guerra.
El demonio no se ocultaba e iba vestido con sus ropas habituales. Tenía una camiseta de manga corta negra, dejando ver sus brazos bien trabajados y curtidos. Portaba un pantalón verde militar y como siempre, sus vendajes, los cuales le tapaban la nariz y la boca. En su frente un protector metálico y en su espalda una enorme funda negra. En ella llevaba su legendario espadón. En las fundas de su cintura llevaba sus machetes. En los pies calzaba unas sandalias y por dentro unos calcetines rojos. La combinación era rara, pero mientras él estuviese cómodo le daba lo mismo. El ex almirante entonces tomó su comunicador, marcando un número y colocándoselo después en la oreja derecha. Esperó a que diese señal y después comenzó a hablar en un tono bastante calmado.
- Estoy en el puesto clave ¿Dónde debo esperar al nuevo? Empieza a hacer frío y no veo nada que pueda servirme para entrar en calor. – Dijo mientras metía ambas manos en los bolsillos. Tras escuchar lo que le dijeron, asintió con la cabeza y colgó.
Krauser había llegado a una especie de plaza rodeada de árboles. Se sentó en un banco con tranquilidad y soltó un pequeño suspiro. El cielo se estaba nublando y eso significaba que iba a empezar a llover dentro de poco. Pudo ver desde su posición un pequeño establecimiento de dulces y té caliente. Esperaría al nuevo y después irían a ese sitio. Parecía un buen lugar para charlar y de paso tomar algo. El demonio querría saber todo sobre ese chico, para saber dónde encajaría mejor dentro de las filas revolucionarias. Como uno de los mejores militares, sabía perfectamente lo que tenía que hacer y donde explotar las habilidades de sus hombres. Su inteligencia para ese sector, era profesional.
El demonio no se ocultaba e iba vestido con sus ropas habituales. Tenía una camiseta de manga corta negra, dejando ver sus brazos bien trabajados y curtidos. Portaba un pantalón verde militar y como siempre, sus vendajes, los cuales le tapaban la nariz y la boca. En su frente un protector metálico y en su espalda una enorme funda negra. En ella llevaba su legendario espadón. En las fundas de su cintura llevaba sus machetes. En los pies calzaba unas sandalias y por dentro unos calcetines rojos. La combinación era rara, pero mientras él estuviese cómodo le daba lo mismo. El ex almirante entonces tomó su comunicador, marcando un número y colocándoselo después en la oreja derecha. Esperó a que diese señal y después comenzó a hablar en un tono bastante calmado.
- Estoy en el puesto clave ¿Dónde debo esperar al nuevo? Empieza a hacer frío y no veo nada que pueda servirme para entrar en calor. – Dijo mientras metía ambas manos en los bolsillos. Tras escuchar lo que le dijeron, asintió con la cabeza y colgó.
Krauser había llegado a una especie de plaza rodeada de árboles. Se sentó en un banco con tranquilidad y soltó un pequeño suspiro. El cielo se estaba nublando y eso significaba que iba a empezar a llover dentro de poco. Pudo ver desde su posición un pequeño establecimiento de dulces y té caliente. Esperaría al nuevo y después irían a ese sitio. Parecía un buen lugar para charlar y de paso tomar algo. El demonio querría saber todo sobre ese chico, para saber dónde encajaría mejor dentro de las filas revolucionarias. Como uno de los mejores militares, sabía perfectamente lo que tenía que hacer y donde explotar las habilidades de sus hombres. Su inteligencia para ese sector, era profesional.
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[Hace un mes]
Cuando Edward por fin se decidió a llamar a la revolución estaba muy entusiasmado y hasta nervioso, tanto que no se dio cuenta del fallo que había cometido hasta después de colgar la llamada.
-"Así que me reuniré en un mes con alguien de la revolución... ¡Qué emoción! ¿Dónde han dicho? ¿Isla del Karate? ¿dónde demonios está eso? Juraría haber leído ese nombre en algún mapa... debe ser en este... ¿no? ¿no está en el North Blue?..."
Edward se estaba poniendo cada vez más nervioso, no podía ser que no hubiera dicho en la llamada que se encontraba en el North Blue... ¿verdad?
-"¡La Isla del Karate! ¡No puede seeeeer!... Está en el South Blue... ¿Ahora que hago? Si los llamo voy a quedar como un idiota... ¡Que estúpido soy! Ugh...
Bueno, por suerte me han dado un mes de margen, tendré que buscar algún barco que me lleve..."
Edward fué directamente a una isla no muy lejana conocida por su mercado portuario, allí, con labia, suerte, o ambas, convenció a un grupo de pescadores que casualmente viajaban hacia el South Blue. Edward se les presentó como un guardaespaldas que solo quería llegar al South Blue y únicamente pedía a cambio 5.000 berries y que remolcaran su pequeño barco.
-"Solo espero que no se me presente la ocasión en la que tenga que demostrar mis dotes de "guardaespaldas"..." Susurraba mientras subía a bordo.
......
El viaje transcurrió casi sin percances, algún día de mal tiempo, algún pescador cuya presa era más grande de lo que pensaban... Poco más.
Edward hizo buenas migas con los pescadores y no podía evitar sentir que los estaba utilizando, la noche antes de separarse, tres semanas después de haberse conocido, les contó la historia de su vida mientras trasnochaban bebiendo, en ese momento quizás Edward era el único sobrio (puesto que apenas bebe alcohol), pero se sinceró con ellos y les dijo que no tenían que pagarle tanto si no querían.
-"Chicos, me lo he pasado muy bien con todos vosotros y como ya os he explicado, necesitaba una forma de llegar aquí, así que no os voy a cobrar, ni siquiera me habéis necesitado más que para tirar de la caña con alguna que otra presa demasiado grande, ha sido un placer tíos, voy a dormir, a partir de mañana vuelvo a navegar solo hacia la Isla del Karate y no puedo ir sin descansar." Diciendo eso los dejó con sus bebidas y se retiró a su barco remolcado, pensaba desatarlo a la mañana siguiente, antes de que los demás se levantasen, puesto que odia las despedidas y aún más despedirse dos veces (o tener que explicar a un grupo de resacosos que hicieron la noche anterior).
Para su sorpresa, a la mañana siguiente todos estaban despiertos y recordaban con claridad la noche pasada (al menos algunos, a otros el término "despiertos" les quedaba algo grande, quizás era demasiado temprano, quién sabe). Se despidieron de él con abrazos y fuertes apretones de manos, deseándose lo mejor.
Entonces uno de ellos se acercó a Edward:
-"Creo que hablo en nombre de todos, ha sido un placer tu estancia con nosotros, has hecho muy ameno el viaje y agradecemos tu cambio de opinión respecto al precio de tus servicios... Como te hemos contado no somos unos pescadores con muchas ganancias, por lo que cualquier gasto resulta... Bueno, duro de afrontar... Sin embargo, hemos decidido pagarte de todas formas. ¿Sabes? Quizás para la próxima deberías considerar pedir más Jajajajajaja"
Se reía de una forma muy sonora, lo cual molestó un poco al sensible Edward, pero aún así se mostró muy agradecido y aceptó con gusto el pago.
Actualidad
Edward había llegado a la Isla del Karate hace dos días y estaba impaciente desde entonces, deseando que el momento llegara, hoy, por fin, es el día.
-"Debe ser en esta plaza... ¡Qué nervios! Será un hombre alto y fuerte seguramente... No, no, no, será alguien que no llame mucho la atención, quizás metro setenta, con gabardina o algo que lo tape... O puede que una mujer con aspecto inofensivo..." Decía mientras se acercaba al punto de encuentro.
"Oye, no recuerdo si les dije una descripción física para que me pudieran reconocer, suerte que la plaza está prácticamente vacía...Salvo por ese tío tan sospechoso con pintas raras sentado en un banco, con una espada tremenda a su espalda y mirando fijamente un puesto de dulces..."
Tras meditar un par de segundos en la descripción que el mismo acababa de dar pensó:
"Una de dos, o es el ciudadano más sospechoso y peligroso de todo el South Blue o... es la persona que busco. ¡No puede ser! ¡Me está mirando! No te pongas nervioso, debe ser él, simplemente actúa natural, acércate con tranquilidad y salúdalo con una sonrisa... ¡Como haga un movimiento brusco es capaz de degollarme antes si quiera de verlo venir!" Pensaba mientras observaba su cuerpo claramente entrenado para matar y se acercaba lentamente.
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El demonio continuaba mirando el puesto de dulces con toda la calma del mundo. Unas pequeñas gotas habían empezado a caer sobre él, pero le iba a dar lo mismo por el momento, pues su objetivo era reunirse con el chico lo más rápido posible. Sabía su nombre, pero no el aspecto físico y eso podía ser un problema. El asesino entrecerró los ojos con calma, pasando ahora a mirar las nubes de forma calmada. Por un momento se le pasó por la mente cortarlas, pero eso no podía ser una buena idea. La verdad, es que le daba demasiado palo tener que volar hasta arriba del todo. Se ajustó un poco mejor los vendajes y sacó de su bolsillo derecho un hilo de piano afilado, el cual usó para jugar mientras esperaba. Hizo algunos cortes en el banco, usando para ello su buena capacidad con aquella arma.
No tardó mucho en cambiar su mirada hacia un muchacho de cabellos rubios, el cual comenzó a acercarse a él. Metió el hilo en su bolsillo y activó el haki de observación. Al comprobar su poder de pelea, se dio cuenta de que era bastante normalito. Eso le indicó que no era un agente encubierto ni un marine de paisano. Nadie tendría semejantes huevos. Podía ser el chico que estaba buscando, pero por el momento no pensaba decir nada. Finalmente, aquel muchacho se quedó a su lado, mirándole. Era el momento de hablar y lo haría en código, como solía hacer siempre. Si era de verdad el chico que esperaba, como mínimo sabría su propio nombre. Entonces tosió un poco y después se quedó mirándolo fijamente a los ojos.
- ¿Eres Stuar Ogami? – Preguntó con un tono de voz bastante serio.
Si era un espía, asentiría y eso le haría tener luz verde para ocuparse de él. Si por el contrario respondía con su verdadero nombre, el demonio sabría que se trataba del soldado que debía recoger. Pese a la lluvia, el asesino no se movía de aquel banco, empezando a notar sus cabellos húmedos. Algunas personas pasaron y se quedaron mirando, era raro ver a otra gente dejándose mojar por la lluvia. Krauser se colocó en pie, observando al chico de cerca. Le sacaba más de una cabeza y eso era debido a su considerable altura. Tan solo esperaba una respuesta por parte del muchacho.
- Responde, chico.
No tardó mucho en cambiar su mirada hacia un muchacho de cabellos rubios, el cual comenzó a acercarse a él. Metió el hilo en su bolsillo y activó el haki de observación. Al comprobar su poder de pelea, se dio cuenta de que era bastante normalito. Eso le indicó que no era un agente encubierto ni un marine de paisano. Nadie tendría semejantes huevos. Podía ser el chico que estaba buscando, pero por el momento no pensaba decir nada. Finalmente, aquel muchacho se quedó a su lado, mirándole. Era el momento de hablar y lo haría en código, como solía hacer siempre. Si era de verdad el chico que esperaba, como mínimo sabría su propio nombre. Entonces tosió un poco y después se quedó mirándolo fijamente a los ojos.
- ¿Eres Stuar Ogami? – Preguntó con un tono de voz bastante serio.
Si era un espía, asentiría y eso le haría tener luz verde para ocuparse de él. Si por el contrario respondía con su verdadero nombre, el demonio sabría que se trataba del soldado que debía recoger. Pese a la lluvia, el asesino no se movía de aquel banco, empezando a notar sus cabellos húmedos. Algunas personas pasaron y se quedaron mirando, era raro ver a otra gente dejándose mojar por la lluvia. Krauser se colocó en pie, observando al chico de cerca. Le sacaba más de una cabeza y eso era debido a su considerable altura. Tan solo esperaba una respuesta por parte del muchacho.
- Responde, chico.
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Aquel hombre se puso en pie, lo cual impresionó aún más a Edward, puesto que la diferencia de altura era considerable, el extraño debía medir casi dos metros.
-"¿Eres Stuar Ogami?"
Por unos segundos varias cosas pasaron por la cabeza de Edward:
"Ha dicho... ¿Stuar? debo haberlo oido mal, porque Ogami lo ha dicho muy claramente... Me está mirando fijamente... ¡Oh! Quizás me está poniendo a prueba, debe ser eso, sí"
El extraño habló una vez más con tono serio: "Responde, chico".
En ese momento Edward notó algo que con los nervios había pasado inadvertido, tras unos minutos chispeando había empezado a llover, ambos estaban mojados y la gente los miraba extrañados, Edward se había relajado un poco y decidió dejar de perder el tiempo observando el horizonte y responder antes de que su interlocutor se impacientara.
-"Señor, Edward Ogami, a su servicio" -Respondió firmemente e hizo una reverencia, tras lo cual sin darle mucho tiempo al colosal extraño a responder le dijo: -"¿Le importa si continuamos sin mojarnos?"
-"¿Eres Stuar Ogami?"
Por unos segundos varias cosas pasaron por la cabeza de Edward:
"Ha dicho... ¿Stuar? debo haberlo oido mal, porque Ogami lo ha dicho muy claramente... Me está mirando fijamente... ¡Oh! Quizás me está poniendo a prueba, debe ser eso, sí"
El extraño habló una vez más con tono serio: "Responde, chico".
En ese momento Edward notó algo que con los nervios había pasado inadvertido, tras unos minutos chispeando había empezado a llover, ambos estaban mojados y la gente los miraba extrañados, Edward se había relajado un poco y decidió dejar de perder el tiempo observando el horizonte y responder antes de que su interlocutor se impacientara.
-"Señor, Edward Ogami, a su servicio" -Respondió firmemente e hizo una reverencia, tras lo cual sin darle mucho tiempo al colosal extraño a responder le dijo: -"¿Le importa si continuamos sin mojarnos?"
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Krauser sonrió de lado al escuchar las palabras del joven, pues al parecer era el hombre que estaba buscando. Dijo correctamente sus datos y además no le gustaba mojarse, cosa que no tenía importancia, pero siempre era bueno saber cosas de los demás. La lluvia había aumentado su fuerza al parecer y eso hizo que el asesino le concediese aquel capricho al chico. Le hizo un gesto con la cabeza y empezó a caminar hacia el puesto de dulces. Una vez llegó, se sentó en la barra, en el asiento de la esquina derecha. Esperaría a que el rubio se sentase a su lado. Después de aquello levantaría la voz para que el dueño del local le atendiese.
- Yo quiero unos pasteles dangos, ración para tres personas. Al chico ponle lo que le dé la gana, yo pagaré.
El castaño tenía bastante dinero debido a sus misiones en la marina. No era nada desperdiciador y sabía ahorrarlo bien. No iba a morirse por invitar a un nuevo miembro de la rebelión. El dueño era un hombre anciano de unos sesenta años. Su rostro tenía bastantes arrugas y vestía con trapos viejos, pero se notaba que era buena persona. Debía ser un ciudadano que vivía para su negocio, pues no pareció reconocer al demonio de la niebla. El asesino entonces desvió la marinada hacia el joven de su lado.
- Bueno, cuéntame por qué deseas unirte a las filas revolucionarias. Dime tus sueños, si tienes precio, sus estilo de combate y cualquier cosa que creas que necesito saber, sin miedo alguno.
Una vez dijo aquello, soltó un suspiro mientras se cruzaba de brazos.
- Yo quiero unos pasteles dangos, ración para tres personas. Al chico ponle lo que le dé la gana, yo pagaré.
El castaño tenía bastante dinero debido a sus misiones en la marina. No era nada desperdiciador y sabía ahorrarlo bien. No iba a morirse por invitar a un nuevo miembro de la rebelión. El dueño era un hombre anciano de unos sesenta años. Su rostro tenía bastantes arrugas y vestía con trapos viejos, pero se notaba que era buena persona. Debía ser un ciudadano que vivía para su negocio, pues no pareció reconocer al demonio de la niebla. El asesino entonces desvió la marinada hacia el joven de su lado.
- Bueno, cuéntame por qué deseas unirte a las filas revolucionarias. Dime tus sueños, si tienes precio, sus estilo de combate y cualquier cosa que creas que necesito saber, sin miedo alguno.
Una vez dijo aquello, soltó un suspiro mientras se cruzaba de brazos.
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A partir de el momento en el que Edward se identificó, la conversación tomó un tono mucho más relajado. Edward suspiró y con una gran sonrisa acompañó al extraño hasta el puesto de dulces.
Tras escucharlo pedir dijo: "Yo también quiero dangos, para una persona por favor" y dirigiéndose a él dijo: "Gracias por invitarme"- acompañando el comentario con otra amplia sonrisa.
Edward estaba muy satisfecho de poder mantener una conversación amigable, estaba sorprendido (gratamente) de que aquel hombre, con el físico monstruoso que tenía, pudiera ser tan amable.
Mirando nuevamente a Edward, dijo:-"Bueno, cuéntame por qué deseas unirte a las filas revolucionarias. Dime tus sueños, si tienes precio, sus estilo de combate y cualquier cosa que creas que necesito saber, sin miedo alguno. "
La sucesión de preguntas, que no eran realmente nada del otro mundo, dejaron pensativo a Edward, pues sin intentar mentir ni engañar en lo más mínimo, quería dar una buena impresión.
Pensó unos instantes para no dudar mientras respondía, tras lo cual procedió a hacerlo en orden:
-"Pues el motivo es sencillo, quiero justicia, justicia de verdad, que no pueda ser comprada ni corrupta, mi sueño es adquirir todo el conocimiento posible, saber es poder ¿no? Y los marines, junto al gobierno mundial, son una barrera para que tanto yo, como cualquier otro, aprenda todas las verdades del mundo, sueño con el día en que todas las personas del mundo sean cultas e ilustradas... Quizás suena raro, pero creo se me ha entendido..." -Dijo agachando un poco la cabeza en señal de nerviosismo.
"Continuando con tus preguntas, sí, se ofrece precio por mi cabeza, 3 millones de berries, aunque no sé si se me busca tan lejos de mi isla de origen... ¡Ah! No lo he dicho, soy del North Blue, he venido aquí expresamente para encontrarme contigo... Por último, mi estilo de lucha es sin armas, basado en conectar golpes rápidos y esquivar mucho, intentando mantenerse lo más cerca posible del oponente... Me lo enseñó un hombre en el Reino de Lyneel, Krister, decía ser revolucionario, pero supongo que no tienes porqué conocer a todos los revolucionarios, claro..."
Tras decir eso el anciano del puesto trajo los pasteles, Edward hizo un gesto de agradecimiento y cuando fue a probar bocado volvió a mirar a su interlocutor, diciendo: "Ahm... Debo añadir una cosa más, no lo he dicho cuando he descrito mi estilo de pelea por que realmente aún no sé como repercutirá en él, pero... soy usuario de una akuma no mi, he estado probando sus poderes y creo que tiene relación con los vehículos, pero no me ha quedado muy claro, la verdad... Creo que eso es todo jajajajaja" Terminó con una risa nerviosa y se quedó observando la mirada del extraño, tras esto le hizo una breve pregunta: "¿Cómo debo llamarle señor?"
Tras escucharlo pedir dijo: "Yo también quiero dangos, para una persona por favor" y dirigiéndose a él dijo: "Gracias por invitarme"- acompañando el comentario con otra amplia sonrisa.
Edward estaba muy satisfecho de poder mantener una conversación amigable, estaba sorprendido (gratamente) de que aquel hombre, con el físico monstruoso que tenía, pudiera ser tan amable.
Mirando nuevamente a Edward, dijo:-"Bueno, cuéntame por qué deseas unirte a las filas revolucionarias. Dime tus sueños, si tienes precio, sus estilo de combate y cualquier cosa que creas que necesito saber, sin miedo alguno. "
La sucesión de preguntas, que no eran realmente nada del otro mundo, dejaron pensativo a Edward, pues sin intentar mentir ni engañar en lo más mínimo, quería dar una buena impresión.
Pensó unos instantes para no dudar mientras respondía, tras lo cual procedió a hacerlo en orden:
-"Pues el motivo es sencillo, quiero justicia, justicia de verdad, que no pueda ser comprada ni corrupta, mi sueño es adquirir todo el conocimiento posible, saber es poder ¿no? Y los marines, junto al gobierno mundial, son una barrera para que tanto yo, como cualquier otro, aprenda todas las verdades del mundo, sueño con el día en que todas las personas del mundo sean cultas e ilustradas... Quizás suena raro, pero creo se me ha entendido..." -Dijo agachando un poco la cabeza en señal de nerviosismo.
"Continuando con tus preguntas, sí, se ofrece precio por mi cabeza, 3 millones de berries, aunque no sé si se me busca tan lejos de mi isla de origen... ¡Ah! No lo he dicho, soy del North Blue, he venido aquí expresamente para encontrarme contigo... Por último, mi estilo de lucha es sin armas, basado en conectar golpes rápidos y esquivar mucho, intentando mantenerse lo más cerca posible del oponente... Me lo enseñó un hombre en el Reino de Lyneel, Krister, decía ser revolucionario, pero supongo que no tienes porqué conocer a todos los revolucionarios, claro..."
Tras decir eso el anciano del puesto trajo los pasteles, Edward hizo un gesto de agradecimiento y cuando fue a probar bocado volvió a mirar a su interlocutor, diciendo: "Ahm... Debo añadir una cosa más, no lo he dicho cuando he descrito mi estilo de pelea por que realmente aún no sé como repercutirá en él, pero... soy usuario de una akuma no mi, he estado probando sus poderes y creo que tiene relación con los vehículos, pero no me ha quedado muy claro, la verdad... Creo que eso es todo jajajajaja" Terminó con una risa nerviosa y se quedó observando la mirada del extraño, tras esto le hizo una breve pregunta: "¿Cómo debo llamarle señor?"
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El demonio de la niebla le dio un bocado al primer dango, quitándose primero sus vendajes y mostrando unos dientes dignos de un Gyojin. Empezó a masticar despacio y después de unos momentos lo tragó tranquilamente. Le gustaba el estilo de lucha de aquel chico y después de unos instantes terminó de escuchar los demás. De modo que una fruta de vehículos, eso podía ser bastante favorable si tenían que usarle de transporte, aunque si era imitar sus capacidades, podía ser igual a la de Dranser. De todas formas, tenían un equipo impresionante con los poderes de piedra de su sargento favorito, la fuerza sobrehumana del dragón, la velocidad de Karl, la electricidad de Ai, el agua de la gyojin y su propia niebla. Sin duda alguna era temibles en todos los aspectos. El demonio no tardó mucho en relamerse despacio y después de unos momentos se comió otro dango.
- Me gustan tus pensamientos. Puedes llamarme Krauser. Antes de nada debes saber que fui un almirante, por lo que no opino mal de la marina. Salvo que está podrida y llena de corrupción, pero recuerda… No todos son iguales. – Le dijo con un tono calmado.
En cuando dijo aquello se comió el resto de sus cosas y le indicó al chico que le siguiera a la calle. En cuanto estuvo en ella, el demonio de la niebla entrecerró sus ojos unos momentos y después se quedó mirando al joven con una mirada tranquila. Era el momento de la última prueba de todas, la cual era muy dura, pero todos habían hecho. Recordó a Osuka mejorando su haki armadura gracias a aquella pelea y por ello sonrió de lado.
- Es el momento, chico. Combate contra mí y quiero que vayas a matar. Piensa que soy el gobierno en personas y tienes que luchar por tus sueños. Esto durará dos asaltos, de modo que empieza.
En cuanto dijo aquello, el demonio metió ambas manos en los bolsillos y cerró los ojos. Activó su haki de observación y entonces esperó a que aquel joven le atacase.
- Me gustan tus pensamientos. Puedes llamarme Krauser. Antes de nada debes saber que fui un almirante, por lo que no opino mal de la marina. Salvo que está podrida y llena de corrupción, pero recuerda… No todos son iguales. – Le dijo con un tono calmado.
En cuando dijo aquello se comió el resto de sus cosas y le indicó al chico que le siguiera a la calle. En cuanto estuvo en ella, el demonio de la niebla entrecerró sus ojos unos momentos y después se quedó mirando al joven con una mirada tranquila. Era el momento de la última prueba de todas, la cual era muy dura, pero todos habían hecho. Recordó a Osuka mejorando su haki armadura gracias a aquella pelea y por ello sonrió de lado.
- Es el momento, chico. Combate contra mí y quiero que vayas a matar. Piensa que soy el gobierno en personas y tienes que luchar por tus sueños. Esto durará dos asaltos, de modo que empieza.
En cuanto dijo aquello, el demonio metió ambas manos en los bolsillos y cerró los ojos. Activó su haki de observación y entonces esperó a que aquel joven le atacase.
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Poco a poco, comiendo con aquel hombre, Edward se fue calmando, parecía un buen tío. El hombre terminó de comer y mostró su aprobación al joven, presentándose como Krauser. Su cercanía hizo que el rubio sonriese, su siguiente comentario, no tanto. Dijo haber sido un almirante...
-"Wow... un almirante... No... no se que decir"- Pensó. Con voz baja y agachando un poco la cabeza dijo un tímido "lo siento", Krauser, como ex almirante y revolucionario de experiencia (o al menos lo aparentaba) fue en ese momento una autoridad para Edward. Si el decía que no todos son iguales, era verdad. Es imposible que aquel hombre tan calmado, tan cercano y amable, estuviese mintiendo, o al menos eso le pareció a Ed.
Edward seguía a Krauser como si se tratara de su padre, quizás estaba confiando demasiado en él teniendo en cuenta que lo acababa de conocer, pero algo le decía que era de fiar, quizás sus conocimientos psicológicos tenían algo que ver, quién sabe.
Tras unas palabras se paró con las manos en los bolsillos y esperando a que Edward comenzara a atacar.
-De acuerdo... ¡Vamos!- Dijo Edward lanzándose hacia él. No sabía si quería una demostración de golpes o de técnicas, así que simplemente supuso que tenía que lanzarlo todo. Cogió aire, espiró, y saltó hacia Krauser lo más rápido que pudo. (activa ámbito luchador demencial y pulmones de acero)
Comenzó con algunos puñetazos y patadas, añadiendo algún que otro amago, aunque no creía que en este caso fueran a funcionar, puede que su extraña e impredecible forma de moverse lo confundiera y lograse conectar algún golpe. Fue moviéndose a su alrededor mientras lanzaba golpes cuando cayó en que llevaba una espada a la espalda... que probablemente condujera la electricidad, ¿un posible pararrayos? Tras caer en ese detalle, retrocedió para lanzar su técnica que tenía relación con esta, el Hebi Kōsen, pero antes de hacerlo lanzó el "soplo del dragón", para intentar desequilibrarlo un poco, a ver si bajaba la guardia y así sorprenderle con la cobra.
Como Krauser dijo "dos asaltos", pensó en dejar su akuma para el final.
-"Wow... un almirante... No... no se que decir"- Pensó. Con voz baja y agachando un poco la cabeza dijo un tímido "lo siento", Krauser, como ex almirante y revolucionario de experiencia (o al menos lo aparentaba) fue en ese momento una autoridad para Edward. Si el decía que no todos son iguales, era verdad. Es imposible que aquel hombre tan calmado, tan cercano y amable, estuviese mintiendo, o al menos eso le pareció a Ed.
Edward seguía a Krauser como si se tratara de su padre, quizás estaba confiando demasiado en él teniendo en cuenta que lo acababa de conocer, pero algo le decía que era de fiar, quizás sus conocimientos psicológicos tenían algo que ver, quién sabe.
Tras unas palabras se paró con las manos en los bolsillos y esperando a que Edward comenzara a atacar.
-De acuerdo... ¡Vamos!- Dijo Edward lanzándose hacia él. No sabía si quería una demostración de golpes o de técnicas, así que simplemente supuso que tenía que lanzarlo todo. Cogió aire, espiró, y saltó hacia Krauser lo más rápido que pudo. (activa ámbito luchador demencial y pulmones de acero)
Comenzó con algunos puñetazos y patadas, añadiendo algún que otro amago, aunque no creía que en este caso fueran a funcionar, puede que su extraña e impredecible forma de moverse lo confundiera y lograse conectar algún golpe. Fue moviéndose a su alrededor mientras lanzaba golpes cuando cayó en que llevaba una espada a la espalda... que probablemente condujera la electricidad, ¿un posible pararrayos? Tras caer en ese detalle, retrocedió para lanzar su técnica que tenía relación con esta, el Hebi Kōsen, pero antes de hacerlo lanzó el "soplo del dragón", para intentar desequilibrarlo un poco, a ver si bajaba la guardia y así sorprenderle con la cobra.
Como Krauser dijo "dos asaltos", pensó en dejar su akuma para el final.
- Cosas usadas:
- Luchador Demencial (Ámbito humano):
- Edward siempre actúa de forma errática, con movimientos rápidos e impredecibles. En un combate puede enloquecer más, con lo que multiplica su velocidad por 1'5 durante dos posts. Necesita dos de recarga. Puede usarla con sus demás habilidades.
De forma pasiva (y como está puesto antes), Edward SIEMPRE actúa de forma errática, por lo que resulta algo impredecible (y, cuanto menos, gracioso de ver), por poner un par de ejemplos, sus gestos (saltos de alegría, risas, etc) a veces son extrañamente exagerados y, a veces, cuando echa a correr, digamos que lo hace de manera... irregular, y a eso me refiero con impredecible.
- Pulmones de acero (Ámbito luchador camino del dragón nv.23):
Pasivamente, puede respirar de manera normal en situaciones de aire algo más adversas (quizás a mayores alturas con menos oxígeno, no con gases venenosos ni nada por el estilo)
Activamente, puede mejorar su respiración para soportar dos post haciendo esfuerzos físicos grandes sin cansarse ni producir agujetas
- Hebi Kōsen (Técnica Manual Kuchiyose):
- Edward puede lanzar una cobra eléctrica de 0.7 (ancho contando la "capucha) x 0.4 (alto) x 1.5 (largo). Dos veces por combate y recorre veinte metros antes de desaparecer.
- Soplo del dragón (Técnica especialización nivel 25):
Edward coge todo el aire que pueda y la expulsa, lanzando hacia delante un vendaval de 20 m/s (rango 8 metros) tiene una recarga de tres post
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El chico se había arrancado por fin y ahora venía la hora de comprobar sus habilidades bélicas. El demonio avanzó hacia él con una sonrisa en su rostro y desactivó el haki de observación para hacerlo más divertido. Empezó a moverse de un lado a otro evitando los golpes con su increíble agilidad y mostrando una expresión de diversión. Debía admitir que el rubio tenía movimientos divertidos. Su forma de moverse y su tamaño le hacían alguien ágil para aquel tipo de cosas. Un impactó en el pecho hizo al Gran Espada cerrar los ojos y dar un paso atrás mientras cerraba los ojos. Un buen golpe. Se tocó la zona afectada por los nudillos del nuevo y después clavó su mirada en él. Buen manejo de las distancias cortas, empezaba bien la cosa. El castaño entonces dio un par de pasos hacia atrás.
¿Qué fue lo siguiente? Una especie de vendaval se lanzó a por el ex marine con una fuerza y velocidad considerables, los cuales le hicieron tambalearse unos momentos. Técnicas especiales del estilo viento, algo formidable. Se notaba que Krauser estaba analizando todos los movimientos de aquella persona. Fue en ese momento cuando pudo ver la cobra ir hacia él. Sin pensarlo lanzó una patada al animal, lanzándolo a un lado de forma violenta. Un calambrazo recorrió su cuerpo durante algunos segundos, haciéndole soltar un quejido de dolor y cerrar los ojos. Menos mal que no estaba en forma intangible, o aquello le habría hecho un daño brutal. Movió las extremidades con fuerza y clavó sus puños en el suelo. En cuanto el efecto pasó se quedó mirando al joven con una sonrisa y con la pierna algo entumecida por aquel ataque.
- Sorprendente. Tienes potencial, chaval. Mi turno…
Dijo entonces estirando la mano hacia arriba y empezando a formar una corriente de energía que giraba sobre su palma. En poco tiempo se había formado un jodido shuriken del tamaño de una casa, con cinco puntas y cada una de siete metros. Aquel ataque era algo bestial y con el que había terminado con las vidas de supernovas y terribles criminales. Se quedó mirando al joven de forma siniestra y acto seguido lo lanzó ¿Contra él? No. La estrella chocó contra el suelo de manera violenta y entonces una explosión de siete metros a la redonda se formó. Krauser se vio atrapada en ella, pero se convirtió en niebla evadiendo el daño. El radio no llegaba a Edwar, por lo que él también estaría a salvo. Tan solo quería lanzarlo por los aires un poco por la onda expansiva y meterle un poco de miedo, nada serio. Entonces el demonio se formaría de nuevo a un lado y le miraría.
- He fallado… – Dijo con un tono siniestro.
El suelo había quedado hecho trizas y en él había un cráter de unos dos metros bajo tierra. La mirada del oficial continuó clavada en el joven y esperó su siguiente ataque, si es que era capaz de realizarlo, pues su prueba había empezado ya.
¿Qué fue lo siguiente? Una especie de vendaval se lanzó a por el ex marine con una fuerza y velocidad considerables, los cuales le hicieron tambalearse unos momentos. Técnicas especiales del estilo viento, algo formidable. Se notaba que Krauser estaba analizando todos los movimientos de aquella persona. Fue en ese momento cuando pudo ver la cobra ir hacia él. Sin pensarlo lanzó una patada al animal, lanzándolo a un lado de forma violenta. Un calambrazo recorrió su cuerpo durante algunos segundos, haciéndole soltar un quejido de dolor y cerrar los ojos. Menos mal que no estaba en forma intangible, o aquello le habría hecho un daño brutal. Movió las extremidades con fuerza y clavó sus puños en el suelo. En cuanto el efecto pasó se quedó mirando al joven con una sonrisa y con la pierna algo entumecida por aquel ataque.
- Sorprendente. Tienes potencial, chaval. Mi turno…
Dijo entonces estirando la mano hacia arriba y empezando a formar una corriente de energía que giraba sobre su palma. En poco tiempo se había formado un jodido shuriken del tamaño de una casa, con cinco puntas y cada una de siete metros. Aquel ataque era algo bestial y con el que había terminado con las vidas de supernovas y terribles criminales. Se quedó mirando al joven de forma siniestra y acto seguido lo lanzó ¿Contra él? No. La estrella chocó contra el suelo de manera violenta y entonces una explosión de siete metros a la redonda se formó. Krauser se vio atrapada en ella, pero se convirtió en niebla evadiendo el daño. El radio no llegaba a Edwar, por lo que él también estaría a salvo. Tan solo quería lanzarlo por los aires un poco por la onda expansiva y meterle un poco de miedo, nada serio. Entonces el demonio se formaría de nuevo a un lado y le miraría.
- He fallado… – Dijo con un tono siniestro.
El suelo había quedado hecho trizas y en él había un cráter de unos dos metros bajo tierra. La mirada del oficial continuó clavada en el joven y esperó su siguiente ataque, si es que era capaz de realizarlo, pues su prueba había empezado ya.
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Edward estaba muy contento de poder haber sido capaz de golpearlo una vez, pues ya era mucho más de lo que esperaba, sin embargo, cuando Krauser pateó a la serpiente, el rubio se quedó dubitativo.
-"¿Lo-lo ha pateado? ¿Eso es posible? ¿A qué juega?" -Hasta cierto punto, estaba seguro de que el revolucionario no iba para nada en serio, pero por otro lado tenía la extraña sensación de que él también lo había sorprendido... al menos un poco.
De repente, el intimidante combatiente creó de la nada un enorme shuriken.
-"¿Q-qué demonios es eso? ¡¿Pero qué pretende?!" -Pensó el joven mientras retrocedía de manera inconsciente, aterrado por la simple idea de que aquello pudiera chocar contra él. El lanzamiento, aunque no lo golpeó directamente, lo hizo volar un par de metros hacia atrás y caer de espalda.
Tras frotarse la nuca, abrió los ojos rápidamente, observando la escena... y el impresionante cráter. Sus capacidades eran extraordinarias, no cabía duda alguna.
-¡No es posible! -Gritó el rubio, con los ojos como platos. ¿Fallado? ¡Eso no era fallar! Es imposible que hubiera fallado, ¿sería su objetivo asustarlo? ¿Quizás quería comprobar si volaría o no con la onda expansiva?
Jugando un poco con su actual posición, se empezó a incorporar y, cuando aún estaba con la cabeza agachada y las piernas flexionadas, convirtió sus pies en ruedas y aceleró tan rápido como pudo para embestir al ex-almirante. Le diera o no, seguiría usando las ruedas para dar una vuelta a su alrededor y lanzaría su mano convertida en una cadena de bici directa a una de sus piernas, para, a través de la cadena, intentar electrocutarlo. Después tiraría, por si lo había agarrado, para tirarlo al suelo.
-"¿Lo-lo ha pateado? ¿Eso es posible? ¿A qué juega?" -Hasta cierto punto, estaba seguro de que el revolucionario no iba para nada en serio, pero por otro lado tenía la extraña sensación de que él también lo había sorprendido... al menos un poco.
De repente, el intimidante combatiente creó de la nada un enorme shuriken.
-"¿Q-qué demonios es eso? ¡¿Pero qué pretende?!" -Pensó el joven mientras retrocedía de manera inconsciente, aterrado por la simple idea de que aquello pudiera chocar contra él. El lanzamiento, aunque no lo golpeó directamente, lo hizo volar un par de metros hacia atrás y caer de espalda.
Tras frotarse la nuca, abrió los ojos rápidamente, observando la escena... y el impresionante cráter. Sus capacidades eran extraordinarias, no cabía duda alguna.
-¡No es posible! -Gritó el rubio, con los ojos como platos. ¿Fallado? ¡Eso no era fallar! Es imposible que hubiera fallado, ¿sería su objetivo asustarlo? ¿Quizás quería comprobar si volaría o no con la onda expansiva?
Jugando un poco con su actual posición, se empezó a incorporar y, cuando aún estaba con la cabeza agachada y las piernas flexionadas, convirtió sus pies en ruedas y aceleró tan rápido como pudo para embestir al ex-almirante. Le diera o no, seguiría usando las ruedas para dar una vuelta a su alrededor y lanzaría su mano convertida en una cadena de bici directa a una de sus piernas, para, a través de la cadena, intentar electrocutarlo. Después tiraría, por si lo había agarrado, para tirarlo al suelo.
- Cosas utilizadas:
- Ámbito Corriente Natural II:
De manera pasiva, Edward tiene capacidad para bastante más electricidad estática de lo normal, pudiendo absorber pequeñas cantidades de electricidad dirigidas a él (Resistencia elemental al rayo del 10%).
De manera activa, puede crear descargas o corrientes de intensidad moderada, teniendo dos post de recarga.
Aclaro que he usado su activa con la cadena.
La embestida habrá rondado los 70~80 km/h, mientras que la velocidad a la que giro alrededor de Krauser es de 60 km/h.
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Krauser ladeó la cabeza cuando el rubio salió disparado hacia él a una velocidad considerable, pero nada de lo que ya no había podido ver en otras ocasiones de otras personas. Parecía un caballo desbocado tratando de embestirle, pero por ello fue que el ex almirante se mantuvo firme en el sitio. Placó contra él también en un choque que provocó una onda expansiva a los lados de ellos, formando un leve viento. Sus ojos se clavaron en los de él de forma siniestra, como si en todo momento tratase de asustarle. Fue entonces cuando el chico empezó a moverse a su alrededor. Estaba ante un diamante en bruto y un chico con una personalidad genial. Sonrió esta vez de forma amistosa y entonces observó aquella cadena ir hacia su pierna. De un rápido movimiento sacó su machete de kairouseki y lo lanzó contra la cadena, atravesándola contra el suelo.
- No caeré en un truco tan…
No pudo terminar su frase cuando tomó el mango de su arma. Un calambrazo considerable le hizo soltar un rugido y rápidamente apartó la mano del machete, dejándolo allí clavado y moviendo su mano de un lado a otro. Puta electricidad. Notó su brazo entumecido y entonces clavó una rodilla en el suelo. Su maldito counter estaba frente a él en forma de joven promesa. Una pequeña sonrisa se formó en el rostro de Krauser y entonces empezó a correr hacia el joven a toda velocidad. Con su mano disponible sacó el enorme espadón, el cual desprendía un aura oscura como la noche, como si estuviese maldita, y así era. El demonio entonces se desplazó a la espalda del joven y trató de lanzarle un poderoso tajo hacia la cintura, pero en mitad del caminó frenó su arma en seco con algo de dificultad por el peso. Entonces le miró a los ojos.
- Felicidades por tu victoria.
Dijo rindiéndose y dándole al chico el triunfo. Aunque no había ido en serio, los dos ataques de él le habían dado. Casi se le escapó una pequeña carcajada, pues la electricidad de él le parecía algo demasiado cabrón para su bienestar. Estaba claro que lo deseaba en su equipo especial. Se acercó a su machete y le dio una patada rápido para tomarlo con cuidado. Lo guardó en su funda y finalmente le quedó mirándole de forma amable. Estiró la mano hacia él y después esperó a que se la estrechase.
- Bienvenido a la Quimera, demonio amarillo. A partir de ahora por tus metas lucharé y por tu salvar tu vida moriré si hace falta. Puedes llamarme Krau, Krauser, el tito Krau, demonio-chan o como te dé la gana.
- No caeré en un truco tan…
No pudo terminar su frase cuando tomó el mango de su arma. Un calambrazo considerable le hizo soltar un rugido y rápidamente apartó la mano del machete, dejándolo allí clavado y moviendo su mano de un lado a otro. Puta electricidad. Notó su brazo entumecido y entonces clavó una rodilla en el suelo. Su maldito counter estaba frente a él en forma de joven promesa. Una pequeña sonrisa se formó en el rostro de Krauser y entonces empezó a correr hacia el joven a toda velocidad. Con su mano disponible sacó el enorme espadón, el cual desprendía un aura oscura como la noche, como si estuviese maldita, y así era. El demonio entonces se desplazó a la espalda del joven y trató de lanzarle un poderoso tajo hacia la cintura, pero en mitad del caminó frenó su arma en seco con algo de dificultad por el peso. Entonces le miró a los ojos.
- Felicidades por tu victoria.
Dijo rindiéndose y dándole al chico el triunfo. Aunque no había ido en serio, los dos ataques de él le habían dado. Casi se le escapó una pequeña carcajada, pues la electricidad de él le parecía algo demasiado cabrón para su bienestar. Estaba claro que lo deseaba en su equipo especial. Se acercó a su machete y le dio una patada rápido para tomarlo con cuidado. Lo guardó en su funda y finalmente le quedó mirándole de forma amable. Estiró la mano hacia él y después esperó a que se la estrechase.
- Bienvenido a la Quimera, demonio amarillo. A partir de ahora por tus metas lucharé y por tu salvar tu vida moriré si hace falta. Puedes llamarme Krau, Krauser, el tito Krau, demonio-chan o como te dé la gana.
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La mirada inquietante de Krauser se mantuvo fija durante todo el encuentro y, aunque no hicieron que Edward se detuviera, si que le hacían sentirse incómodo y dudar un poco. No sabía si solo pretendía asustarlo o de verdad había algo con lo que no estaba a gusto.
La estrategia de la electricidad había funcionado, aunque a medias, porque ahora estaba atrapado con un machete en el suelo y se sentía extraño. ¿Qué tenía ese arma?
Finalmente, Krauser hizo lo mismo que había hecho en su anterior asalto, lanzó un ataque que, de haber dado, hubiera resultado fatal, pero se detuvo en seco y felicitó al joven con una carcajada. Volvió a su "forma" agradable, sonriendo y hablando con amabilidad. El rubio supuso que, mientras combatía, no podía, o no quería, mostrarse amistoso, pero realmente parecía ser alguien bastante sociable y cordial.
Una vez que Krauser recogió el machete, Edward se sacudió un poco la ropa y alzó la vista con una enorme sonrisa, escuchando con gran atención lo que "el tito Krau" le decía. No le apasionaba la idea de que lo reconocieran por el nombre de demonio, pero, al fin y al cabo, es un nombre en clave o algo por el estilo, así que no pasa nada si no se sentía identificado con él... ¿no?
Entusiasmado, y con cierto brillo en sus ojos, se puso la mano derecha en la frente, haciendo como una seña militar, y luego estrechó con gusto la mano del ex-almirante.
-¡¡Muchísimas gracias!! ¡Intentaré no ser una carga! -Dijo, con una pequeña reverencia.
Ahora que formaba parte de la Quimera, fuera lo que fuera eso, sabía que estaría en buenas manos. No conocía a nadie, pero confiaba en Krauser, así que no hizo pregunta alguna y simplemente siguió al demonio con una amplia sonrisa y admiración.
La estrategia de la electricidad había funcionado, aunque a medias, porque ahora estaba atrapado con un machete en el suelo y se sentía extraño. ¿Qué tenía ese arma?
Finalmente, Krauser hizo lo mismo que había hecho en su anterior asalto, lanzó un ataque que, de haber dado, hubiera resultado fatal, pero se detuvo en seco y felicitó al joven con una carcajada. Volvió a su "forma" agradable, sonriendo y hablando con amabilidad. El rubio supuso que, mientras combatía, no podía, o no quería, mostrarse amistoso, pero realmente parecía ser alguien bastante sociable y cordial.
Una vez que Krauser recogió el machete, Edward se sacudió un poco la ropa y alzó la vista con una enorme sonrisa, escuchando con gran atención lo que "el tito Krau" le decía. No le apasionaba la idea de que lo reconocieran por el nombre de demonio, pero, al fin y al cabo, es un nombre en clave o algo por el estilo, así que no pasa nada si no se sentía identificado con él... ¿no?
Entusiasmado, y con cierto brillo en sus ojos, se puso la mano derecha en la frente, haciendo como una seña militar, y luego estrechó con gusto la mano del ex-almirante.
-¡¡Muchísimas gracias!! ¡Intentaré no ser una carga! -Dijo, con una pequeña reverencia.
Ahora que formaba parte de la Quimera, fuera lo que fuera eso, sabía que estaría en buenas manos. No conocía a nadie, pero confiaba en Krauser, así que no hizo pregunta alguna y simplemente siguió al demonio con una amplia sonrisa y admiración.
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El demonio estrechó su mano y escuchó lo que dijo. No pudo evitar sonreír de forma calmada y negar un poco. Ni carga ni narices, él lo había elegido por algo y no lo iba a ser. Fue entonces cuando verificó que tenía todas sus armas en el cuerpo. Los machetes, la pistola, el espadón y las balas en los bolsillos. Cuando se dio cuenta de que todo estaba correcto mostró una expresión calmada y soltó un suspiro.
- Si eres una carga, será mi carga. De modo que no te preocupes, porque para mí ninguno de mis hombres lo es. Somos una familia y estamos para ayudarnos.
Dijo mientras ahora le hacía una señal para que le siguiese. Entonces el demonio de la niebla empezó a caminar tranquilamente hacia el puerto. Era el momento de tomar rumbo hacia Báltigo. Tenía el barco listo y se llevaría con él al chico. De esa forma podrían llegar juntos y que el resto de demonios lo pusiera al tanto. El asesino activó el haki de observación para tener todo controlado y acto seguido entrecerró los ojos. Un poco de viento alborotó despacio sus cabellos. Soltó un suspiro considerable y después de unos momentos se estiró.
- Báltigo es la base principal de los demonios y yo estaré en ella la mayoría del tiempo. En caso de que te pille lejos y necesites cualquier cosa… Debes ir a Saint Reia. Se encuentra en el Sur y allí está el oficial Silver D. Dranser casi todo el tiempo. Es el líder de la segunda división de la Quimera, el Espada Negra.
Una vez dijo aquello siguió silbando mientras avanzaba. A medida que los dos rebeldes andaban, sus espaldas empezaban a ser invadidas por niebla, cosa que Krauser estaba haciendo en ese preciso momento. Una mirada que expresaba satisfacción se formó en el rostro del demonio gris, el cual observó el barco que había frente a sus ojos en el puerto. Era el momento de largarse de la isla con su fichaje. Chasqueó los dedos haciendo mucha más niebla alrededor y avanzó hasta el barco. En cuanto subió por la tabla esperó a que el rubio montase y entonces retiraría el tablón.
- Rumbo a casa. – Le dijo al navegante con un tono calmado. El hombre asintió y puso el navío en marcha. Ahora podrían descansar, comer algo y finalmente hacer el informe del fichaje.
- Si eres una carga, será mi carga. De modo que no te preocupes, porque para mí ninguno de mis hombres lo es. Somos una familia y estamos para ayudarnos.
Dijo mientras ahora le hacía una señal para que le siguiese. Entonces el demonio de la niebla empezó a caminar tranquilamente hacia el puerto. Era el momento de tomar rumbo hacia Báltigo. Tenía el barco listo y se llevaría con él al chico. De esa forma podrían llegar juntos y que el resto de demonios lo pusiera al tanto. El asesino activó el haki de observación para tener todo controlado y acto seguido entrecerró los ojos. Un poco de viento alborotó despacio sus cabellos. Soltó un suspiro considerable y después de unos momentos se estiró.
- Báltigo es la base principal de los demonios y yo estaré en ella la mayoría del tiempo. En caso de que te pille lejos y necesites cualquier cosa… Debes ir a Saint Reia. Se encuentra en el Sur y allí está el oficial Silver D. Dranser casi todo el tiempo. Es el líder de la segunda división de la Quimera, el Espada Negra.
Una vez dijo aquello siguió silbando mientras avanzaba. A medida que los dos rebeldes andaban, sus espaldas empezaban a ser invadidas por niebla, cosa que Krauser estaba haciendo en ese preciso momento. Una mirada que expresaba satisfacción se formó en el rostro del demonio gris, el cual observó el barco que había frente a sus ojos en el puerto. Era el momento de largarse de la isla con su fichaje. Chasqueó los dedos haciendo mucha más niebla alrededor y avanzó hasta el barco. En cuanto subió por la tabla esperó a que el rubio montase y entonces retiraría el tablón.
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Edward tenía muchísimas ganas de conocer a los que, a partir de ahora, serían sus compañeros. Báltigo, Saint Reia... Lugares que no conocía y que no podía esperar para conocer. El Espada Negra, Silver D. Dranser y muchos desconocidos le esperaban, un mundo nuevo se abría ante el joven, el recién nombrado demonio amarillo.
Confiado por la compañía de Krauser, siguió caminando, mientras observaba como una extraña niebla, que parecía responder al ex-almirante, aparecía a sus espaldas y luego los rodeaba. Subió al barco, se apoyó en el borde y oyó las palabras de Krauser: "rumbo a casa"... Un hogar, un nuevo lugar al que llamar hogar...
Feliz, sonrió, y esperó impaciente a llegar a su destino y conocer al resto de los demonios bajo el mando de Krauser. Todos tendrían sus propias razones para unirse a la revolución, sus propios sueños, sus propias formas de combatir... Puede que alguno fuese usuario de alguna akuma no mi, quién sabe. Edward, ansioso por aprender más del mundo que le rodeaba y las personas con las que a partir de ahora iba a pasar mucho tiempo, o eso pensó él, miraba entusiasmado al horizonte.
Confiado por la compañía de Krauser, siguió caminando, mientras observaba como una extraña niebla, que parecía responder al ex-almirante, aparecía a sus espaldas y luego los rodeaba. Subió al barco, se apoyó en el borde y oyó las palabras de Krauser: "rumbo a casa"... Un hogar, un nuevo lugar al que llamar hogar...
Feliz, sonrió, y esperó impaciente a llegar a su destino y conocer al resto de los demonios bajo el mando de Krauser. Todos tendrían sus propias razones para unirse a la revolución, sus propios sueños, sus propias formas de combatir... Puede que alguno fuese usuario de alguna akuma no mi, quién sabe. Edward, ansioso por aprender más del mundo que le rodeaba y las personas con las que a partir de ahora iba a pasar mucho tiempo, o eso pensó él, miraba entusiasmado al horizonte.
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