- LEER:
- NO ES PRIVADO.
Pero Solamente Aceptó un Máximo de 2 o 3 personas en este rol. Esto para hacer que el rol no sea demasiado lento.
Gracias
Era un mañana soleada en Loguetown, un día más como cualquier otro, con una leve brisa marina que circulaba por entre los edificios dándole a los ciudadanos que despertaban un fresco respiro de vitalidad. Y dándole a Yamato, una joven cabo de la marina, fuerzas para seguir con su entrenamiento. Había estado desde temprano haciendo ejercicios en la plaza, una serie larga y casi inacabable de sentadillas, abdominales, lagartijas, fondos de tríceps, saltar la soga, tablas, zancadas, bicicleta y elevaciones, que la tenia sudando como si no hubiera un mañana. Concentrada e inalterada por el movimiento que lentamente comenzaba a hacer los mercaderes.
-22, 23, 24… -
Estaba en la decimosegunda repetición y sus músculos ya comenzaban a tensionarse de cansancio en cada movida. Pero ella no pararía hasta no terminar todas las series. Si quería ser alguien en la marina tenía que esforzarse. Tenía que superar sus límites y sobrepasar los ajenos.
-28, 29, 30… uhf… no doy más. –
Terminando las sentadillas, se desplomaría en el suelo, tomando unos segundos de aire para seguir con los abdominales. Lucia una musculosa blanca muy usada y suelta con la estampa de la marina en el frente que cubría un top de bikini rojo, con un mini short tricolor (blanco, rojo y negro), zapatillas blancas con un pequeño logo de la marina en los costados y un gorro de la marina típico, a y claro medias blancas. Tenía su cabello atado en una pequeña cola para que no le molestara pero aun así varios mechones se le habían escapado a la cara.
-5…6…7…8… tres…series… más… -
No estaba trabajando con peso, asique todo el esfuerzo venia directamente de las repeticiones y el poco descanso que llevaba entre serie.
Dafne
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*El día soleado en aquella pequeña villa de Shellstown hacía que la joven Dafne caminara por las calles tranquila, ignorando en gran medida a los ciudadanos que pasaban por su lado. Parecía ser que el sol en la cara de la "Dríada" era más placentero que su odio hacia las personas. La joven recluta se había alistado en la marina hace apenas unas pocas horas, le habían entregado el uniforme reglamentario, pero ella prefirió ignorarlo y vestir tal y como había vestido durante 12 años en el bosque, con telas finas rasgadas que tapaban su cuerpo en zonas parciales. Lo único que tenía para hacer referencia a que pertenecía a la marina, era una gema color azul marino con el símbolo de La marina en su frente, haciendo juego con su cabello rubio.*
*Caminó hacia la plaza principal, donde todo tipo de mercaderes compraban y vendían sus mercancías a los ciudadanos de la villa. Se acercó a la tienda de frutas y compró unas hierbas, similar al laurel, que iba comiendo por el camino. Los ciudadanos miraban confusos a la muchacha comiendo esas "hojas", pero a ella se la miraba muy contenta. Su tono de piel era en este momento blanco.*
*Una vez comida una de las hojas de la bolsita que había comprado, mira al frente. Pudo observar a una chicha haciendo ejercicio intenso. Parecía que también era una marine, sólo me pude quedar mirando para ella detenida, pensativa. Pues Dafne nunca había visto a una persona hacer ejercicio en medio de una ciudad, tal vez es porque ella siempre vivió en el bosque y toda conducta de fuera de su entorno se le hacía extraña. Cogió otra hoja para comer mientras miraba a la chica, a pesar de que su atención estaba puesta en ella, no podía evitar las miradas de los aldeanos, pues Dafne era una bella dama de ojos verdes, pelo rubio y tez blanca, muy alta a decir verdad 1,90. Lo cual hacía que destacase por encima de todos, además unas pequeñas ramificaciones se podían ver por sus muslos, brazos y pecho*
*Caminó hacia la plaza principal, donde todo tipo de mercaderes compraban y vendían sus mercancías a los ciudadanos de la villa. Se acercó a la tienda de frutas y compró unas hierbas, similar al laurel, que iba comiendo por el camino. Los ciudadanos miraban confusos a la muchacha comiendo esas "hojas", pero a ella se la miraba muy contenta. Su tono de piel era en este momento blanco.*
*Una vez comida una de las hojas de la bolsita que había comprado, mira al frente. Pudo observar a una chicha haciendo ejercicio intenso. Parecía que también era una marine, sólo me pude quedar mirando para ella detenida, pensativa. Pues Dafne nunca había visto a una persona hacer ejercicio en medio de una ciudad, tal vez es porque ella siempre vivió en el bosque y toda conducta de fuera de su entorno se le hacía extraña. Cogió otra hoja para comer mientras miraba a la chica, a pesar de que su atención estaba puesta en ella, no podía evitar las miradas de los aldeanos, pues Dafne era una bella dama de ojos verdes, pelo rubio y tez blanca, muy alta a decir verdad 1,90. Lo cual hacía que destacase por encima de todos, además unas pequeñas ramificaciones se podían ver por sus muslos, brazos y pecho*
Estaba terminando la última serie, ya no daba más, sus cabellos en la frente estaban mojados del sudor, sus piernas le temblaban un poco. Pero en su rostro no había ni un reflejo de cansancio sino de determinación. El ultimo abdominal era realizado y sin pérdida de tiempo, apurada por terminar y poder tomar un descanso, se giro y comenzó con las elevaciones. Era más tranquilo ese ejercicio y era ya el último.
-Un poco más… -
Ya terminaba, uno, dos, tres, y listo. Se desplomo en el suelo al terminar la última. Exhausta. Con una gran sonrisa en la cara, de triunfo. Y pensar que esto lo hacia casi todos los días por la mañana. Para mantenerse en forma, tenía que hacerlo, no quería ser una marine como el resto, débil. Quería destacar y ser la mejor. No Pain No Gain. Ya finalizadas todas las series podía tomarse un descanso, un respiro. ¿Pero a donde ir? Quizás una ducha le vendría bien, o quizás ir al mar a refrescarse con el agua pura y helada. Luego tal vez una comida en algún restaurante. Se lo merecía. Pero antes que nada… tenía que ir al baño. No quería detener abruptamente sus ejercicios por algo frívolo como ir al baño, ¿no?. Se paro lentamente y se sacudió el polvo de los shorts. Elongo un poco las piernas, luego los brazos y con unos movimientos de cadera se puso en marcha… Había una chica algo diferente del resto detenida y observándola. ¿No era aquella una Marine como ella?
-Un poco más… -
Ya terminaba, uno, dos, tres, y listo. Se desplomo en el suelo al terminar la última. Exhausta. Con una gran sonrisa en la cara, de triunfo. Y pensar que esto lo hacia casi todos los días por la mañana. Para mantenerse en forma, tenía que hacerlo, no quería ser una marine como el resto, débil. Quería destacar y ser la mejor. No Pain No Gain. Ya finalizadas todas las series podía tomarse un descanso, un respiro. ¿Pero a donde ir? Quizás una ducha le vendría bien, o quizás ir al mar a refrescarse con el agua pura y helada. Luego tal vez una comida en algún restaurante. Se lo merecía. Pero antes que nada… tenía que ir al baño. No quería detener abruptamente sus ejercicios por algo frívolo como ir al baño, ¿no?. Se paro lentamente y se sacudió el polvo de los shorts. Elongo un poco las piernas, luego los brazos y con unos movimientos de cadera se puso en marcha… Había una chica algo diferente del resto detenida y observándola. ¿No era aquella una Marine como ella?
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Mi primera parada nada más salir de Pendragón fue la gran ciudad de Shellstown, un gran centro marine y lugar de congregación de muchos cazadores de recompensas. Nada más bajarse del barco de la academia sintió estar en el paraíso, la multitud de bellezas que había en aquella isla no era normal. A su pesar siguió a sus maestros hasta la sede de cazadores, en ella tendría que pasar el registro, obteniendo su carné oficial, sin el cual no sería considerado para recibir las recompensas que trajera. Tras una larga y aburrida charla acerca de los daños colaterales, como elegir los objetivos, y un montón de cosas de sentido común más, no dejaron libertad.
Mi caminar me llevó hasta una plaza con un mercado, en la cual dos chicas sobresalían del resto de gente, bien por su actividad, o bien su altura. La primera de ellas estaba haciendo tandas de ejercicios en top rojo, resaltando todos sus atributos. Debía llevar ya un buen rato, pues estaba empapada en sudor. La segunda de ellas estaba al lado de un puesto mirando a la chica que se ejercitaba, que ahora que me fijaba debía ser marine por los símbolos que tenía. Esta segunda, tenía una apariencia algo extraña y estaba comiendo hojas, lo que la hacía resaltar aún más, casi más que la altura. Me acerqué hasta la que estaba parada, no quería interrumpir un entrenamiento, y teniendo donde elegir, iría a la que no estaba ocupada.
-Buenos día señorita, es impresionante verla ¿Verdad? – Le comenté mientras seguía mirando a la marine. – Debo decir que usted tampoco se queda corta, mi nombre es Rezvan, soy cazador de recompensas. ¿Puedo invitarla a tomar algo? Si es amiga suya, a ella también por supuesto. – Le dije esperando que aceptara y vinieran las dos.
Mi caminar me llevó hasta una plaza con un mercado, en la cual dos chicas sobresalían del resto de gente, bien por su actividad, o bien su altura. La primera de ellas estaba haciendo tandas de ejercicios en top rojo, resaltando todos sus atributos. Debía llevar ya un buen rato, pues estaba empapada en sudor. La segunda de ellas estaba al lado de un puesto mirando a la chica que se ejercitaba, que ahora que me fijaba debía ser marine por los símbolos que tenía. Esta segunda, tenía una apariencia algo extraña y estaba comiendo hojas, lo que la hacía resaltar aún más, casi más que la altura. Me acerqué hasta la que estaba parada, no quería interrumpir un entrenamiento, y teniendo donde elegir, iría a la que no estaba ocupada.
-Buenos día señorita, es impresionante verla ¿Verdad? – Le comenté mientras seguía mirando a la marine. – Debo decir que usted tampoco se queda corta, mi nombre es Rezvan, soy cazador de recompensas. ¿Puedo invitarla a tomar algo? Si es amiga suya, a ella también por supuesto. – Le dije esperando que aceptara y vinieran las dos.
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*Seguía comiendo las hojas de la pequeña bolsita mientras miraba a la marine hacer ejercicio, me parecía divertido y a la vez curioso. Parecía que nada podía alterarme en aquel sitio siempre y cuando respetaran mi espacio vital, pero en aquel momento un joven, alto de pelo blanco que comenzó a hablarle. Ella se tornó seria, casi hasta molesta, pues no sabía como actuar ante terceros. Si en cierto modo su entrada a la marina había sido de forma casual...su necesidad de hacer amistades era innecesaria para ella. A pesar de todo, aceptó comenzar aquella charla con aquel hombre que se hacía llamar "cazador de recompensas"*
*Cerró la bolsita de hierbas y la ató con un cordel a su cintura. Una vez hecho esto procedió a responder al cazarecompensas*
.....- La muchacha no dijo nada, simplemente con un aceno de cabeza, accedió a la invitación del cazarrecompensas. No pasaron ni 3 segundos cuando Dafne vio a un niño llorando cerca de la frutería de la plaza, parecía que se había hecho daño en una rodilla. Ella pasó por el lado del cazarrecompensas hasta llegar al niño. Silenciosa el niño se calló al verla ,y esta, de su boca sacó un trozo de hoja que no había comido. La hoja en un inicio verde, ahora era marrón, y la puso sobre la herida del niño, sanando lentamente. La Dríada sonrió al pequeño y se marchó nuevamente hacia Revan, ya que la había invitado a tomar algo, y si algo le enseñaron de pequeña, era a ser educada.
*Una vez junto a él, volvió a mirar a la compañera marine con total tranquilidad.,. Era sin dudas una joven hermosa, pues ¿porque no hablaba? ¿Estaría incómoda?*
*Cerró la bolsita de hierbas y la ató con un cordel a su cintura. Una vez hecho esto procedió a responder al cazarecompensas*
.....- La muchacha no dijo nada, simplemente con un aceno de cabeza, accedió a la invitación del cazarrecompensas. No pasaron ni 3 segundos cuando Dafne vio a un niño llorando cerca de la frutería de la plaza, parecía que se había hecho daño en una rodilla. Ella pasó por el lado del cazarrecompensas hasta llegar al niño. Silenciosa el niño se calló al verla ,y esta, de su boca sacó un trozo de hoja que no había comido. La hoja en un inicio verde, ahora era marrón, y la puso sobre la herida del niño, sanando lentamente. La Dríada sonrió al pequeño y se marchó nuevamente hacia Revan, ya que la había invitado a tomar algo, y si algo le enseñaron de pequeña, era a ser educada.
*Una vez junto a él, volvió a mirar a la compañera marine con total tranquilidad.,. Era sin dudas una joven hermosa, pues ¿porque no hablaba? ¿Estaría incómoda?*
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La joven pareció aceptar, además era de las tímidas, que podía ser más apasionante que alguien tímido y hermoso. Sin duda resultaría un reto sacar algo de aquella situación, si al menos la otra chica se acercara. De cualquier forma, cuando estaba a punto de darle mi brazo para llevarla hasta algún sitio cercano, ella comenzó a apartarse. ¿Qué estaba pasando allí? ¿Acaso había hecho algo mal? En cuanto se paró cerca de un crio llorando lo comprendí, no huía, solo quería ayudarlo.
Tras ver algo realmente extraño, pues la mujer saco una hoja de la boca y tras ponerla en la herida esta pareció dejar de dolerle al crio. Estaba impresionado por los poderes de esa chica, que unidos a su belleza, altura y timidez hacían de ella un gran reto de conquista. Miré varias veces a la marine que ahora nos observaba, viendo detrás de la misma un restaurante. Ya tenía la estrategia, solo falta que la suelte me guiara.
Cuando la tímida volvió, le tendí el brazo para caminar juntos. Tanto como si se cogía a él como si lo rechazaba la llevaría en dirección a la marine, forzando el encuentro. Con esta jugada esperaba terminar tomando algo con dos preciosidades, y si tenía suerte, incluso podíamos tener alguna actividad extra.
Tras ver algo realmente extraño, pues la mujer saco una hoja de la boca y tras ponerla en la herida esta pareció dejar de dolerle al crio. Estaba impresionado por los poderes de esa chica, que unidos a su belleza, altura y timidez hacían de ella un gran reto de conquista. Miré varias veces a la marine que ahora nos observaba, viendo detrás de la misma un restaurante. Ya tenía la estrategia, solo falta que la suelte me guiara.
Cuando la tímida volvió, le tendí el brazo para caminar juntos. Tanto como si se cogía a él como si lo rechazaba la llevaría en dirección a la marine, forzando el encuentro. Con esta jugada esperaba terminar tomando algo con dos preciosidades, y si tenía suerte, incluso podíamos tener alguna actividad extra.
- Off:
- Si os parece bien el orden sería yamato dafne y yo
Deteniendo su andar, paso a mirar a la alta mujer que ¿comía hojas?, sin duda un alimento algo diferente, pero no por nada poco sano. Le dio curiosidad, quizás le podría compartir alguna para probar, no estaba cerrada a probar cosas nuevas. Al lado de ella se encontraba otra persona, un muchacho alto y esbelto que no parecía ser marine. Bueno, ellas tampoco parecían marines, si no era por los detalles en sus ropas no tenían nada más que las distinga, y la pequeña joya que traía la alta mujer era casi difícil de observar.
-¿Marine, cierto?-
Pregunto directa al grano. No estaba con tiempo para dar vueltas, tenía que hacer cosas. Pero le interesaban aquellas hojas de apariencia diferenciada. Mirando al otro individuo, se acomodo un poco el bikini y luego se saco la gorra un momento para correrse los pelos de la frente y soltarse el pelo. Tiro su cabeza hacia atrás y de un movimiento rápido con su mano libre tiro todo sus cabellos hacia atrás, usando el sudor para lograr ayudar a los pelos que se mantengan en su posición. Terminando por colocarse la gorra de nuevo en su cabeza.
-¿Usted también es Marine? –
Al igual que antes, utilizando una voz seria y casi cortante.
-¿Marine, cierto?-
Pregunto directa al grano. No estaba con tiempo para dar vueltas, tenía que hacer cosas. Pero le interesaban aquellas hojas de apariencia diferenciada. Mirando al otro individuo, se acomodo un poco el bikini y luego se saco la gorra un momento para correrse los pelos de la frente y soltarse el pelo. Tiro su cabeza hacia atrás y de un movimiento rápido con su mano libre tiro todo sus cabellos hacia atrás, usando el sudor para lograr ayudar a los pelos que se mantengan en su posición. Terminando por colocarse la gorra de nuevo en su cabeza.
-¿Usted también es Marine? –
Al igual que antes, utilizando una voz seria y casi cortante.
- Spoiler:
- pero respetemos el orden:
Yamato - Dafne - Rezvan - Yamato - Dafne - Rezvan
XD
me tocaba postear a mi recien.
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*Dafne no se fiaba de los humanos, a pesar de que ella lo era, o al menos, una parte de ella sigue siéndolo, no concebía a los ciudadanos como sus iguales, más bien los detestaba y les tenía miedo, pues los sucesos que hacía 12 años le habían convertido en lo que era le impedían poder fiarse u simpatizar con los que antaño fueron "ciudadanos". Sin embargo aquel hombre, lleno de bondad aparente le ofreció el brazo para que lo cogiera y así partir al lugar donde iríamos a tomar algo. Dafne se disponía a dejarse coger el brazo, pero el tacto del hombre se le antojaba doloroso, pues la piel de Dafne era muy frágil y cambió de color la zona por donde había agarrado al cazarrecompensas, ahora era un azul oscuro intenso, lo que provocó que la Dríada soltara el brazo del hombre para volver a recuperar su piel blanca nuevamente. Siguió a su lado ,sin embargo no pronunció palabra aún.*
*A pesar de todo la otra marine se acercó a ellos, era una esbelta mujer, me recordaba mucho a alguien, sin embargo no recordaba a quién. Me preguntó si era marine, a lo que respondí con un leve aceno de cabeza. Estaba lista para ir a tomar algo, pero a pesar de su disposición, la marine Dafne, se sentía algo perdida en aquel sitio, pues llevaba viviendo toda su vida en el bosque.*
*A pesar de todo la otra marine se acercó a ellos, era una esbelta mujer, me recordaba mucho a alguien, sin embargo no recordaba a quién. Me preguntó si era marine, a lo que respondí con un leve aceno de cabeza. Estaba lista para ir a tomar algo, pero a pesar de su disposición, la marine Dafne, se sentía algo perdida en aquel sitio, pues llevaba viviendo toda su vida en el bosque.*
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La chica se agarró al brazo, apartándose rápidamente cuando su color cambió a azul oscuro. Aquella reacción de la piel de la chica fue muy extraña, y sin duda le resulto molesta. Aquello daba al traste con mis expectativas, pero por si acaso era algún tipo de truco, seguiría con el plan de invitarla. Por el camino como tenía previsto la otra marine nos interceptó, preguntando si éramos marines.
-Me llamo Rezvan preciosa, soy cazador de recompensas, me dirigía a invitar a su compañera a un refresco o algo, ¿Si gusta en acompañarnos? -Le comenté a pesar de su tono.
Muchas mujeres habían tratado de escapar a mis encantos con tonos fríos y distantes, pero gracias a ello había aprendido ano desistir al primer intento, ni a la primera mala respuesta. Aunque lo de piel era nuevo, no dejaría que ni eso, ni la frialdad de la exuberante marine que acababa de terminar de ejercitarse me desanimaran, y menos teniendo a las dos juntas en ese momento.
-Me llamo Rezvan preciosa, soy cazador de recompensas, me dirigía a invitar a su compañera a un refresco o algo, ¿Si gusta en acompañarnos? -Le comenté a pesar de su tono.
Muchas mujeres habían tratado de escapar a mis encantos con tonos fríos y distantes, pero gracias a ello había aprendido ano desistir al primer intento, ni a la primera mala respuesta. Aunque lo de piel era nuevo, no dejaría que ni eso, ni la frialdad de la exuberante marine que acababa de terminar de ejercitarse me desanimaran, y menos teniendo a las dos juntas en ese momento.
El brazo por donde aquella mujer había colgadose del chico había cambiado de color a unos azulado. Algo raro sin duda. Pero quizás fuera una respuesta de su tez hacia el contacto ajeno. Quizás tendría alguna enfermedad o tan solo una respuesta alérgica de algún tipo. Como sea, los pensamientos de Yamato cambiaron rápido de interés a cierta molestia, al escuchar lo que el chico decía. Rápidamente se dio cuenta de sus intenciones, no era de esas chicas débiles que caían ante cualquier alago. Por muy lindo que fuera, Yamato era un acorazado reforzado. Tendría que hacer mucho más que unas palabras bonitas para caerle bien.
-Tsch~
Realizando una especie de sonrisa molesta, mostrando apenas sus dientes, se cruzó de brazos por debajo de sus exuberantes pechos y apoyándose su peso en una pierna para descansar se les quedó mirando. A decir verdad, algo de tomar no le caería mal. Pero ya le caía mal desde un primer contacto aquel sujeto. Cazador de recompensas. Tomando una decisión apresurada, señaló a lo lejos un local donde ofrecían bebidas y comidas rápidas. Si nos quería invitar podría hacerlo ahí. Estaba relativamente cerca, y ahí Yamato podría relajarse un poco con algo fresco y dulce, y pasar al baño… ya no aguantaría mucho más.
-Yo te acepto algo frío de tomar… - Dijo sin más y ni esperando respuesta, comenzó a ir hacia el lugar señalado.
-Tsch~
Realizando una especie de sonrisa molesta, mostrando apenas sus dientes, se cruzó de brazos por debajo de sus exuberantes pechos y apoyándose su peso en una pierna para descansar se les quedó mirando. A decir verdad, algo de tomar no le caería mal. Pero ya le caía mal desde un primer contacto aquel sujeto. Cazador de recompensas. Tomando una decisión apresurada, señaló a lo lejos un local donde ofrecían bebidas y comidas rápidas. Si nos quería invitar podría hacerlo ahí. Estaba relativamente cerca, y ahí Yamato podría relajarse un poco con algo fresco y dulce, y pasar al baño… ya no aguantaría mucho más.
-Yo te acepto algo frío de tomar… - Dijo sin más y ni esperando respuesta, comenzó a ir hacia el lugar señalado.
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*Dafne observaba con mucha curiosidad los actos de sus dos acompañantes. En cierto modo, apreciaba la soltura y fuerza que aquella mujer representaba. En cuanto al cazarrecompensas, agradable sin duda en un primer momento ofreció a mi compañera tomar algo junto a nosotros. La verdad es que me sorprendió ver la iniciativa de la gimnasta señalando un bar no muy lejano. Dafne sin dudarlo, comenzó a caminar hacia el lugar sin medir palabra alguna, alejándose de los dos. A mitad de camino entre el bar y sus compañeros, se gira para mirarles haciendo con un aceno de cabeza nuevamente para " que vinieran con ella".*
*Una vez llegados a al establecimiento, Dafne optó por sentarse en una de las sillas de la terraza, junto a una maceta de piedra al lado con un pequeño árbol medio marchito, parecía que el dueño del bar no le cuidaba. Miró al arbusto con cierta pena, pero no hizo nada hasta que esperó a que sus compañeros, llegaran al bar y se sentaran donde ella. Ese bar era famoso por sus granizados naturales y comida rápida, pero Dafne, las pocas veces que había ido era para pedir algún zumo. Sentada y con las piernas cruzadas y los brazos bajo el pecho también cruzados, decidió mirar a sus compañeros mientras se acercaban*
*Una vez llegados a al establecimiento, Dafne optó por sentarse en una de las sillas de la terraza, junto a una maceta de piedra al lado con un pequeño árbol medio marchito, parecía que el dueño del bar no le cuidaba. Miró al arbusto con cierta pena, pero no hizo nada hasta que esperó a que sus compañeros, llegaran al bar y se sentaran donde ella. Ese bar era famoso por sus granizados naturales y comida rápida, pero Dafne, las pocas veces que había ido era para pedir algún zumo. Sentada y con las piernas cruzadas y los brazos bajo el pecho también cruzados, decidió mirar a sus compañeros mientras se acercaban*
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La tarea se complicó por momentos, las dos chicas parecían de los más dominantes que había visto en mucho tiempo. Las seguí hacía el nuevo restaurante, no me importaba a cuál fuéramos, mientras pudiera charlar con ellas. La primera en sentarse eligiendo así la mesa fue la que masticaba hojas, escogiendo un sitio al lado de unas macetas y un árbol. Empezaba a sospechar que aquella chica tenía un extraño gusto por la naturaleza. Me senté a su lado, dejando el hueco de enfrente y el del otro lado, libres para la otra marine. Teniendo así contraladas todas las vistas.
-Camarero, podría traerme un licor, de lo que usted me recomiendo. Para las señoritas lo que más les apetezca. - Esperaría a que las dos pidieran. Una de las reglas de oro era dejarles tiempo. – Aún no se vuestros nombres encantadoras damiselas.
Estaba seguro de la reacción de cada una, y que seguramente me costaría ganarme la confianza, sobre todo de la que estaba haciendo ejercicio un rato atrás. Con la masca hojas sería otro cantar, podía usar a las plantas como trampolín, pero si no podía tocarla sería todo en vano. Bueno solo cabía esperar las reacciones, eso, y ver que pedían lo que me diría algo de sus caracteres.
-Camarero, podría traerme un licor, de lo que usted me recomiendo. Para las señoritas lo que más les apetezca. - Esperaría a que las dos pidieran. Una de las reglas de oro era dejarles tiempo. – Aún no se vuestros nombres encantadoras damiselas.
Estaba seguro de la reacción de cada una, y que seguramente me costaría ganarme la confianza, sobre todo de la que estaba haciendo ejercicio un rato atrás. Con la masca hojas sería otro cantar, podía usar a las plantas como trampolín, pero si no podía tocarla sería todo en vano. Bueno solo cabía esperar las reacciones, eso, y ver que pedían lo que me diría algo de sus caracteres.
Apresurada entro al establecimiento, sacándose el gorro y llevándolo en mano desde ese momento, observo en donde se sentaría la otra marine, y sin parar se dirigió directamente a la barra a pedir un jugo exprimido de frutas varias, con hielo. Y luego de ello con un caminar veloz entro al baño. Los dejaría unos momentos a solas al mercenario y a la marine muda. Esperaba que ello no les sintiera de mala educación.
Volviendo fresca del toilette, había podido lavarse la cara y peinarse mejor de lo que estaba. Se sentía más vitalizada, cansada por el duro entrenamiento pero más fresca y libre. Podría ir a hacer otra serie si quisiese. Caminando hacia la mesa donde había dejado a sus ahora acompañantes, terminando por acomodarse el pelo en una tensa coleta y llevando su gorro apretado en su axila, se detuvo en la barra para tomar ella misma la bebida antes pedida y terminar por sentarse en la silla libre que le habían dejado.
-Yamato Nadeshiko. Cabo de marina.-
Dando un rápido sorbo a su bebida de mix frutal, sonrió ampliamente. El azúcar del jugo le daba ánimos. Dejando su gorra en la mesa, se apoyo de lleno en el respaldo de la silla y poso un brazo en la mesa junto a su gorra. Relajándose un poco, algo que era poco común en ella.
Volviendo fresca del toilette, había podido lavarse la cara y peinarse mejor de lo que estaba. Se sentía más vitalizada, cansada por el duro entrenamiento pero más fresca y libre. Podría ir a hacer otra serie si quisiese. Caminando hacia la mesa donde había dejado a sus ahora acompañantes, terminando por acomodarse el pelo en una tensa coleta y llevando su gorro apretado en su axila, se detuvo en la barra para tomar ella misma la bebida antes pedida y terminar por sentarse en la silla libre que le habían dejado.
-Yamato Nadeshiko. Cabo de marina.-
Dando un rápido sorbo a su bebida de mix frutal, sonrió ampliamente. El azúcar del jugo le daba ánimos. Dejando su gorra en la mesa, se apoyo de lleno en el respaldo de la silla y poso un brazo en la mesa junto a su gorra. Relajándose un poco, algo que era poco común en ella.
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*La muchacha prestaba más atención al arbusto marchito que a sus dos compañeros, a pesar de eso, respondío al joven cazarrecompensas*
-Dafne, me llamo Dafne, recluta Marine *Dijo la muchacha mientras veía acercarse al camarero, el cual, preguntó que queríamos. El cazarrecomensas ya había pedido, pues ahora era nuestro turno tanto para mi compañera como para mi*
-Yo quisiera un zumo de naranja si es posible. *El camarero afirmó con la cabeza, pero su toma de nota se vió interrumpida cuando Dafne volvió a hablarle* - ¿Porque no la riega? *Haciendo referencia al arbusto marchito junto a ellos*
-Se me ha olvidado, dar de beber a toda esta gente me parece más vital para mi vida ¿no cree señorita?
*Los ojos de Dafne se tornaron rojos por unos segundos, pero logró contenerse y simplemente le pudo responder a aquel amable camarero*
-No se olvide de beber usted, no quisiéramos que cayera enfermo como ella *señala al arbusto. Una vez pedida la nota y retirado el camarero Dafne habló a sus compañeros de mesa mientras tocaba con la palma de su mano el arbusto* -No está marchita, solo olvidada *Su mano tocó la planta y tras retirarla, unos segundos después esta fue recuperando su verdor, hasta parecer la más sana de todas, tras eso, cogió su zumo de naranja ya servido, para dar un pequeño sorbo*
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Como esperaba aquella chica estaba obsesionada con las plantas, además de ser una recluta rasa. Además, parecía tener algún tipo de habilidad con las mismas, ya que cuando la toco se volvió verde de nuevo. Por un instante, también me di cuenta del cambio en sus ojos, cuando el camarero, haciendo gala de una buena responsabilidad argumentó que prefería darnos de beber a nosotros, que, además, era su trabajo real. No era buena idea seguir tratando de cortejarla, pero si le daba de lado ahora, la otra se ofendería, así que debía seguir siendo amable con ella.
La otra marine, que nada más llegar entró al local, y tras un rato salió ya con su bebida en la mano y menos, como decirlo, acalorada. Se colocó en una posición que me dejaba en un lugar un tanto incomodo, posicionando el brazo en la mesa junto a su gorra, tapándose así mi visión de parte de su figura. Se presentó como Yamato, un cabo de la marina. Además, ahora parecía mucho más relajada que antes, lo que me daba ánimos a seguir.
-Vaya, no pensé que en mi primer día ya conocería a una recluta y un cabo, además tan amigables como vosotras dos. – Les comenté enseñando mi mejor sonrisa. – Acabo de salir de una academia y no conozco esto, si alguna pudiera enseñarme la ciudad después de la bebida sería estupendo. –Coincidiendo con cuando decía lo de la bebida llegó el camarero con mi licor, al que le di un sorbo cuando acabé de hablar.
La otra marine, que nada más llegar entró al local, y tras un rato salió ya con su bebida en la mano y menos, como decirlo, acalorada. Se colocó en una posición que me dejaba en un lugar un tanto incomodo, posicionando el brazo en la mesa junto a su gorra, tapándose así mi visión de parte de su figura. Se presentó como Yamato, un cabo de la marina. Además, ahora parecía mucho más relajada que antes, lo que me daba ánimos a seguir.
-Vaya, no pensé que en mi primer día ya conocería a una recluta y un cabo, además tan amigables como vosotras dos. – Les comenté enseñando mi mejor sonrisa. – Acabo de salir de una academia y no conozco esto, si alguna pudiera enseñarme la ciudad después de la bebida sería estupendo. –Coincidiendo con cuando decía lo de la bebida llegó el camarero con mi licor, al que le di un sorbo cuando acabé de hablar.
Algo extraño ocurrió. La otra marine al parecer tenía algún poder o habilidad relacionado con las plantas o la vegetación. O quizás poderes curativos de alguna clase. Lo ocurrido con el arbusto del lugar la dejo pensante a Yamato, la cual bajo el vaso apoyándolo en la mesa y mirando con un ceño de seriedad y contemplación a la muchacha. Tenía dudas e interés por saber más acerca de la recluta. Pero cuando estaba por preguntar algo fue interrumpida por cazador de recompensas quien parecía también sorprendido por el hecho con la planta como interesado en ser lo más amigable posible. Tenía ganas de retomar el tema de los supuestos poderes de la chica, pero decidió dejar esto para otro momento. Dando un sorbo más a su bebida, miro al chico.
-¿Supongo una academia de mercenarios?… No he tenido muchos tratos con lo de su clase. Dime, ¿Qué es lo que les enseñan? Supongo algo similar a lo que nos enseñan a nosotras… ¿pero más ambientado a… que?-
Le preguntaría un poco al cazador primero. Quien con su aparente amabilidad al menos no le iba cayendo mal a la cabo. Pero aun así, con sonrisas y todo, no le agradaba. Había algo en él que no la cuadraba, quizás el hecho de ser un mercenario, un cazador. Era similar a lo que los marines hacían, después de todo, ellos también cazaban piratas y malhechores, pero se tenía por conocido el hecho de que los cazadores implementaban todo tipo de métodos para lograr dar con la cabeza del buscado, incluso métodos que iban contra la ley. Y que no les importaba entregar al sujeto con vida, mientras que pudieran cobrar la recompensa estaban felices. La mala fama que tenían no le daba buena espina a la marine.
-¿No es acaso mejor haberse unido a la marina que hacer un curso de cómo “Cazar cabezas”? Digo, el trabajo en ciertos aspectos termina siendo el mismo… - Era verdad que a los marines se les pagaba mucho menos, pero el trabajo era mucho más estable.
-¿Supongo una academia de mercenarios?… No he tenido muchos tratos con lo de su clase. Dime, ¿Qué es lo que les enseñan? Supongo algo similar a lo que nos enseñan a nosotras… ¿pero más ambientado a… que?-
Le preguntaría un poco al cazador primero. Quien con su aparente amabilidad al menos no le iba cayendo mal a la cabo. Pero aun así, con sonrisas y todo, no le agradaba. Había algo en él que no la cuadraba, quizás el hecho de ser un mercenario, un cazador. Era similar a lo que los marines hacían, después de todo, ellos también cazaban piratas y malhechores, pero se tenía por conocido el hecho de que los cazadores implementaban todo tipo de métodos para lograr dar con la cabeza del buscado, incluso métodos que iban contra la ley. Y que no les importaba entregar al sujeto con vida, mientras que pudieran cobrar la recompensa estaban felices. La mala fama que tenían no le daba buena espina a la marine.
-¿No es acaso mejor haberse unido a la marina que hacer un curso de cómo “Cazar cabezas”? Digo, el trabajo en ciertos aspectos termina siendo el mismo… - Era verdad que a los marines se les pagaba mucho menos, pero el trabajo era mucho más estable.
Dafne
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*Dafne estaba ahora centrada en sus dos acompañantes mientras bebía cada poco tiempo un sorbo de su zumo mientras apartaba sus dos mechones de la fara hacia las orejas, le molestaban para beber. Dafne no simpatizaba mucho con los hombres, y menos cuando era un cazarrecompensas. ¿Que podía esperar de una persona que mataba por dinero?, una persona, que mataría a un niño o a todo lo que se le pusiera por el camino por unas pocas monedas. Dafne se había alistado a la Marina en parte, por estos motivos. La moralidad es algo que ella tenía presente, siempre y cuando tocara a algo que le importara. A pesar de todos los contras que podía ofrecer a aquel hombre, decidió darle una oportunidad. Comenzó a hablar, pausada, hasta ir cogiendo soltura*
-Y usted señor,¿ tiene algún código moral o simplemente mata por unas monedas como hacen el resto?-* Tras decir aquello volvió a beber de su vaso para luego escuchar las palabras de su compañera cabo. Realmente, a Dafne no le hacía gracia pensar por un momento ver a aquel individuo vestido de marine, sería una ofensa que no podría tolerar por la mentalidad que tenía. A pesar de todo, cambió su discurso ahora, pues decidió hablar con Yamato*
- Un placer conocerla cabo, debemos agradecer a nuestro buen amigo que nos invitara a tomar algo, sino probablemente no nos conocerías. *Dijo esto último finalizando su zumo, para luego, mirar hacia la plaza, pues había actividad de chiquillos y familias en ella, parecían divertirse, o tal vez hacían sus tareas diarias con sus madres y padres*
-Y usted señor,¿ tiene algún código moral o simplemente mata por unas monedas como hacen el resto?-* Tras decir aquello volvió a beber de su vaso para luego escuchar las palabras de su compañera cabo. Realmente, a Dafne no le hacía gracia pensar por un momento ver a aquel individuo vestido de marine, sería una ofensa que no podría tolerar por la mentalidad que tenía. A pesar de todo, cambió su discurso ahora, pues decidió hablar con Yamato*
- Un placer conocerla cabo, debemos agradecer a nuestro buen amigo que nos invitara a tomar algo, sino probablemente no nos conocerías. *Dijo esto último finalizando su zumo, para luego, mirar hacia la plaza, pues había actividad de chiquillos y familias en ella, parecían divertirse, o tal vez hacían sus tareas diarias con sus madres y padres*
Rezvan Markov
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Al perecer el viaje había estropeado mi radar, había dado con dos marineras de mente cerrada y que encasillaban a todo el mundo dentro del mismo saco del mal. Aun así trataría de hacer cambiar de opinión a la cabo y poder seguir con mi plan, aunque fuera en otro momento. Las dos chicas habían confundido mi trabajo con el de mercenario, algo que distaba mucho de ser la realidad. No estaban desencaminadas en lo de matar a los criminales fueran quienes fuera, pero eso me lo callaría.
-Verán señoritas, la academia a la que fui forma tanto a guardias de la ciudad donde está, como a futuros marines o caza recompensas. De ningún modo forma a nadie para ser mercenarios. Allí aprendemos, además de a usar las armas, leyes, protocolo y demás cosas necesarias. –Otro traguito de licor. – Respondiendo a sus dudad, no jamás acabaría con nadie que no tuviera recompensa por su cabeza por dinero, eso lo hacen los asesinos y mercenarios, no los cazadores. – Otro sorbito al vaso. – Finalmente, respondiéndote Dafne, sí, sigo un estricto código de honor durante los combates. Nunca ataco a gente desarmada a menos que sus armas sean los puños, ni ataco por la espalda. ¿Puedo preguntar por qué ese odio a los cazadores? ¿Y por qué nos juntan con los mercenarios? Seguimos siendo afiliados al gobierno, pero con algo de movilidad que los marines. –Terminé el licor, dudaba poder estar mucho más allí sentado.
Esperaba que hubiera despejado dudas, al menos a Yamato, que era realmente la que me más me interesaba, ya que Dafne, parecía muy delicada y no disponible para lo que yo tenía en mente. Sin embargo, la cabo sería perfecta para ello, aunque viéndola, quizás pudiera usar las esposas, para probar algo nuevo.
-Verán señoritas, la academia a la que fui forma tanto a guardias de la ciudad donde está, como a futuros marines o caza recompensas. De ningún modo forma a nadie para ser mercenarios. Allí aprendemos, además de a usar las armas, leyes, protocolo y demás cosas necesarias. –Otro traguito de licor. – Respondiendo a sus dudad, no jamás acabaría con nadie que no tuviera recompensa por su cabeza por dinero, eso lo hacen los asesinos y mercenarios, no los cazadores. – Otro sorbito al vaso. – Finalmente, respondiéndote Dafne, sí, sigo un estricto código de honor durante los combates. Nunca ataco a gente desarmada a menos que sus armas sean los puños, ni ataco por la espalda. ¿Puedo preguntar por qué ese odio a los cazadores? ¿Y por qué nos juntan con los mercenarios? Seguimos siendo afiliados al gobierno, pero con algo de movilidad que los marines. –Terminé el licor, dudaba poder estar mucho más allí sentado.
Esperaba que hubiera despejado dudas, al menos a Yamato, que era realmente la que me más me interesaba, ya que Dafne, parecía muy delicada y no disponible para lo que yo tenía en mente. Sin embargo, la cabo sería perfecta para ello, aunque viéndola, quizás pudiera usar las esposas, para probar algo nuevo.
Interesante, entonces él no poseía una educación tan “pobre” como la marine creía. Tenía casi la misma que la formación base de marines. Eso le daba más tranquilidad, no hubiese podido aguantar estar tan cerca de un asesino o similar. Aun así, la decisión de él de no formar parte de la marine le incomodaba un poco. Para ella la marina era lo mejor, algo casi sagrado. Y desistir de ello para irse a una vida de cazador no le parecía ni correcto ni factible. Ya había tenido una formación base para entrar a la marina o incluso para pasar a guarida o vigilancia, ¿Por qué no seguir todo el camino y entrar a la marina?. Estaba a un paso de ella.
-Entonces… ¿Por qué no ser marine? –
Comento sagazmente Yamato. Si podía hacerle cambiar de parecer a aquel chico, y hacer que se uniera a la marina o al menos que le diera una opción razonable del porque no, quizás su impresión de él cambiaria por completo. Por ahora había dejado de caerle “raro” para pasar a un estado de inconformidad. ¡Podría ser tanto más de lo que él pretendía! Podía ser un marine, como ellas dos. Incluso decía tener cierto código de honor y no le agradaba el titulo de mercenario. Era verdad que los cazadores e incluso mercenarios o en el peor de los casos asesinos a sueldo tenían cierta relación con el gobierno y marina, implementándolos muchas veces para hacer trabajos sucios o como milicia en otros momentos si faltaba mano de obra para alguna misión; tenían más libertad que los marines, pero no contaban con la misma buena reputación de estos.
-Es verdad, un buen vaso de jugo luego de un entrenamiento siempre es bienvenido. Y conocer reclutas también me alegra… quizás se pueda unir uno más a nuestras filas el día de hoy. –
Tenía la intención de al menos intentar convencer a aquel tipo de que la marina era una buena opción.
-Entonces… ¿Por qué no ser marine? –
Comento sagazmente Yamato. Si podía hacerle cambiar de parecer a aquel chico, y hacer que se uniera a la marina o al menos que le diera una opción razonable del porque no, quizás su impresión de él cambiaria por completo. Por ahora había dejado de caerle “raro” para pasar a un estado de inconformidad. ¡Podría ser tanto más de lo que él pretendía! Podía ser un marine, como ellas dos. Incluso decía tener cierto código de honor y no le agradaba el titulo de mercenario. Era verdad que los cazadores e incluso mercenarios o en el peor de los casos asesinos a sueldo tenían cierta relación con el gobierno y marina, implementándolos muchas veces para hacer trabajos sucios o como milicia en otros momentos si faltaba mano de obra para alguna misión; tenían más libertad que los marines, pero no contaban con la misma buena reputación de estos.
-Es verdad, un buen vaso de jugo luego de un entrenamiento siempre es bienvenido. Y conocer reclutas también me alegra… quizás se pueda unir uno más a nuestras filas el día de hoy. –
Tenía la intención de al menos intentar convencer a aquel tipo de que la marina era una buena opción.
- Spoiler:
- sorry la lenta respuesta
:P
andaba ocupada. jeje
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*Dafne había finalizado su zumo cuando el cazarrecompensas le había preguntado pro su odio hacia su clase. Realmente no era contra él, sino contra todo lo que representaba, pero en cierto modo, las palabras de Rezvan habían calado bien en Dafne, pues había juzgado mal al hombre, esperaba no arrepentirse. A pesar de eso Dafne respondió a su pregunta con un tono amable y tranquilo*
-Porque de momento a todo aquel que se hace llamar cazarrecompensas y se ha cruzado en mi camino, solo ha preguntado a cuanto está la cabeza del pirata o forajido de turno olvidándose de que hay vidas humanas de fondo que deben ser protegidas....*Se acomoda en la silla* -Pero parece que le he juzgado mal señor y le pido mis más sinceras disculpas. Usted, no parece ser uno de esos, y estoy segura, de que es un buen hombre, al menos, hasta que me demuestre lo contrario* dijo con una leve sonrisa, para después dirigirse a Yamato*
-Yo también me alegro mucho de conocerte *dijo sonriendo hasta que escuchó la oferta que le propuso al cazarrecompensas, a la cual respondió*
-Sin duda alguna nos vendría bien alguien con sus principios, una marine con sus aptitudes podría ayudarnos mucho, al menos eso pienso...¿No se anima?.
*Dafne empezaba a sentirse estúpida, ya que, comenzaba a hablar más de lo debido. La situación la hacía sentirse como si sobrara de la escena pero ante la incomodidad y vergüenza que sufría por sus palabras. Esta vez no pudo controlarse y su piel se comenzó a tornar de un azul oscuro, síntoma de que sentía verguenza*
-Porque de momento a todo aquel que se hace llamar cazarrecompensas y se ha cruzado en mi camino, solo ha preguntado a cuanto está la cabeza del pirata o forajido de turno olvidándose de que hay vidas humanas de fondo que deben ser protegidas....*Se acomoda en la silla* -Pero parece que le he juzgado mal señor y le pido mis más sinceras disculpas. Usted, no parece ser uno de esos, y estoy segura, de que es un buen hombre, al menos, hasta que me demuestre lo contrario* dijo con una leve sonrisa, para después dirigirse a Yamato*
-Yo también me alegro mucho de conocerte *dijo sonriendo hasta que escuchó la oferta que le propuso al cazarrecompensas, a la cual respondió*
-Sin duda alguna nos vendría bien alguien con sus principios, una marine con sus aptitudes podría ayudarnos mucho, al menos eso pienso...¿No se anima?.
*Dafne empezaba a sentirse estúpida, ya que, comenzaba a hablar más de lo debido. La situación la hacía sentirse como si sobrara de la escena pero ante la incomodidad y vergüenza que sufría por sus palabras. Esta vez no pudo controlarse y su piel se comenzó a tornar de un azul oscuro, síntoma de que sentía verguenza*
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Parecía que las cosas empezaban a cambiar, ahora las dos quería que me uniera a la marina. No recordaba haber escuchado que estuvieran tan desesperados por reclutar, que hasta cabos y reclutas lo hicieran en la calle. Y aunque varias veces se me había pasado por la cabeza formar parte de ella, era mucho más libre como cazador, algo que apreciaba mucho. No sabía hasta qué punto aquello agradaría o desagradaría a mis compañeras, pero así eran las cosas.
-Pues verán señoritas, tengo ciertos problemas con la autoridad, digamos que me gusta demasiado mi libertad, poder ser quien elija donde ir en cada momento. Sin contar el hecho de que mis presas siempre sé que serán delincuentes violentos, no gente que haya robado una barra de pan. Sin embargo, vosotras debéis seguir ordenes de vuestros superiores, ¿Nunca los cuestionaríais si una orden está bien o mal? – Esta última pregunta estaba formulada con un poco de mala saña, quería que vieran el otro punto de vista, que vieran que la marina no era todo bondadosa y reluciente. – Podemos continuar esta agradable charla con un paseo si les parece, hace un día estupendo.
No podía estarme quieto, era algo superior a mí. Necesitaba estar en movimiento continuo, y más si la compañía era tan preciosa como aquella. Aunque, al fin y al cabo, solo tendría una oportunidad para poder conseguir verlas otra vez. O al menos eso creía por el carácter que tenían las dos.
-Pues verán señoritas, tengo ciertos problemas con la autoridad, digamos que me gusta demasiado mi libertad, poder ser quien elija donde ir en cada momento. Sin contar el hecho de que mis presas siempre sé que serán delincuentes violentos, no gente que haya robado una barra de pan. Sin embargo, vosotras debéis seguir ordenes de vuestros superiores, ¿Nunca los cuestionaríais si una orden está bien o mal? – Esta última pregunta estaba formulada con un poco de mala saña, quería que vieran el otro punto de vista, que vieran que la marina no era todo bondadosa y reluciente. – Podemos continuar esta agradable charla con un paseo si les parece, hace un día estupendo.
No podía estarme quieto, era algo superior a mí. Necesitaba estar en movimiento continuo, y más si la compañía era tan preciosa como aquella. Aunque, al fin y al cabo, solo tendría una oportunidad para poder conseguir verlas otra vez. O al menos eso creía por el carácter que tenían las dos.
- Off:
- Me gustaría terminar y entregar este rol antes del martes, si os parece bien un post más y luego podemos hacer un tema nuevo (yo lo abriría) con el paseo y meter algo más de acción,o seguir como este.
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