Gusi
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Me encantaba, no podía negarlo, me quedaba horas y horas mirando el precioso rotulo a la entrada de mi local, Las Chicas OMG (Oh My Gusi). Pero ese día no podía perder el tiempo en mis fantasías. Había reunido hacía pocas semanas a la tripulación en mi nuevo establecimiento, el cual ninguno había ido a ver, algo que me repateaba, a excepción de la pequeña Yoshi que me había pedido las llaves de mi despacho para organizar el lugar. No sabía que podía esperarme de aquella pequeña y alocada jovencita, pero esperaba que no hubiera destrozado mucho el lugar.
Me adentré por la puerta y nada más atravesarla una brisa de calor y calma me envolvió, sin duda me encontraba en casa.
-Buenos días, Señor Gusi.- dijo una joven recepcionista que se encontraba, detrás de un mostrador, para recibir a los clientes. La mire con mi mirada más seductora y esta se sonrojo.
-¿Ha llegado alguno de mis invitados?- dije mientras mis ojos se iban a sus enormes pechos, los cuales realzaba a través de un traje de Santa Claus algo pequeño para su cuerpo. La joven negó con la cabeza, mientras sus enormes melones se balanceaban y me dejaban algo hipnotizado.
-Pero la marine Yoshi lleva días en su despacho.-dijo al final, sacándome de mi empanamiento.
-Qué raro, que estará haciendo tanto tiempo allí dentro.- me puse a reflexionar mientras estaba a punto de atravesar las puertas para adentrarme al salón. -Por cierto, seguramente los invitados vengan con algún tipo de abalorio o regalo, haz el favor de recogerlo y entregarlo más entrada la noche.- la guiñe el ojo y me adentre al salón.
Un fuerte olor a alcohol y a una mezcla de perfumes inundaba el local. Las mesas estaban a rebosar de clientes, todos vestidos de traje y pelo engominado, mientras una joven al fondo del escenario estaba improvisando una actuación de canto con arpa. Me acerque a la barra, mientras las chicas que se cruzaban por mi camino me saludaban coquetamente o se me insinuaban descaradamente, y me senté en uno de los taburetes a pedir un whisky. Una de las chicas de la barra me atendió enseguida y se me quedo mirando como esperando algo.
-Buen trabajo.- la dije y esta se puso colorada y se fue corriendo a decírselo a su compañera de la barra. Era fácil complacer a mis fan. De repente un pequeño temblor hizo que las botellas de la pared temblaran.
-¿Qué cojones ha sido eso?- dije preocupado de que mi local se derrumbara.
-Señor, es la recluta Yoshi. Esta remodelando su despacho y a veces se le escapa algún golpe.- la joven miró al suelo algo preocupada, dándome a entender que ninguna se atrevía a enfrentarse a esa pequeñaja rubia, la cual si se le iba la pinza era capaz de sacarte un ojo. Decidí ir a mi despacho y poner fin a las locuras de la recluta, cuando fui abordado por un montón de mis chicas vestidas de Santa Claus.
-Hemos decidido entre todas regalarte una cosa.- me entregaron una caja. La abrí con cuidado, pues no sabía que esperarme y encontré lo que parecía ser un traje bien doblado.- ¿Por qué no te lo pruebas?- No tenía ningunas ganas de ponerme esa cosa, pero las miradas de las chicas me lo estaban rogando. Me adentre a los servicios y en uno de los cubiletes me coloque aquel extraño traje que me habían comprado entre todas. No voy a decir que era horrible, pero no era de mi gusto.
Volví a mi sitio de la barra y otra serie de golpes se repitieron en mi despacho, haciéndome cabrear cada vez más por lo que pudiera estar rompiendo o destrozando mi nakama. Decidí no darle importancia y me puse a beber y a observar el espectáculo, mientras de vez en cuando escuchaba una música muy extraña proveniente de mi despacho. “Miedo me da”, pensaba tapándome los oídos y esperando al resto de los nakamas que estaban por llegar.
Me adentré por la puerta y nada más atravesarla una brisa de calor y calma me envolvió, sin duda me encontraba en casa.
-Buenos días, Señor Gusi.- dijo una joven recepcionista que se encontraba, detrás de un mostrador, para recibir a los clientes. La mire con mi mirada más seductora y esta se sonrojo.
-¿Ha llegado alguno de mis invitados?- dije mientras mis ojos se iban a sus enormes pechos, los cuales realzaba a través de un traje de Santa Claus algo pequeño para su cuerpo. La joven negó con la cabeza, mientras sus enormes melones se balanceaban y me dejaban algo hipnotizado.
-Pero la marine Yoshi lleva días en su despacho.-dijo al final, sacándome de mi empanamiento.
-Qué raro, que estará haciendo tanto tiempo allí dentro.- me puse a reflexionar mientras estaba a punto de atravesar las puertas para adentrarme al salón. -Por cierto, seguramente los invitados vengan con algún tipo de abalorio o regalo, haz el favor de recogerlo y entregarlo más entrada la noche.- la guiñe el ojo y me adentre al salón.
Un fuerte olor a alcohol y a una mezcla de perfumes inundaba el local. Las mesas estaban a rebosar de clientes, todos vestidos de traje y pelo engominado, mientras una joven al fondo del escenario estaba improvisando una actuación de canto con arpa. Me acerque a la barra, mientras las chicas que se cruzaban por mi camino me saludaban coquetamente o se me insinuaban descaradamente, y me senté en uno de los taburetes a pedir un whisky. Una de las chicas de la barra me atendió enseguida y se me quedo mirando como esperando algo.
-Buen trabajo.- la dije y esta se puso colorada y se fue corriendo a decírselo a su compañera de la barra. Era fácil complacer a mis fan. De repente un pequeño temblor hizo que las botellas de la pared temblaran.
-¿Qué cojones ha sido eso?- dije preocupado de que mi local se derrumbara.
-Señor, es la recluta Yoshi. Esta remodelando su despacho y a veces se le escapa algún golpe.- la joven miró al suelo algo preocupada, dándome a entender que ninguna se atrevía a enfrentarse a esa pequeñaja rubia, la cual si se le iba la pinza era capaz de sacarte un ojo. Decidí ir a mi despacho y poner fin a las locuras de la recluta, cuando fui abordado por un montón de mis chicas vestidas de Santa Claus.
-Hemos decidido entre todas regalarte una cosa.- me entregaron una caja. La abrí con cuidado, pues no sabía que esperarme y encontré lo que parecía ser un traje bien doblado.- ¿Por qué no te lo pruebas?- No tenía ningunas ganas de ponerme esa cosa, pero las miradas de las chicas me lo estaban rogando. Me adentre a los servicios y en uno de los cubiletes me coloque aquel extraño traje que me habían comprado entre todas. No voy a decir que era horrible, pero no era de mi gusto.
- TRAJE:
Volví a mi sitio de la barra y otra serie de golpes se repitieron en mi despacho, haciéndome cabrear cada vez más por lo que pudiera estar rompiendo o destrozando mi nakama. Decidí no darle importancia y me puse a beber y a observar el espectáculo, mientras de vez en cuando escuchaba una música muy extraña proveniente de mi despacho. “Miedo me da”, pensaba tapándome los oídos y esperando al resto de los nakamas que estaban por llegar.
- NOTA:
- Los regalos se entregaran en recepción, pero en verdad debéis mandar un Mp a Kimura, para que una vez estemos todos reunidos los reparta.
Pyros Silver
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Ya estaba atardeciendo cuando llegué cargada con los presentes para uno de los miembros de la banda. Hace una semana, recibí un mensaje que decía que todos los integrantes de los CW, debían acudir al nuevo establecimiento del Teniente Comandante Gusi con algún regalo, ya que íbamos a hacer una especie e fiesta llamada " amigo invisible". Nunca había escuchado hablar de tal fiesta en mi tierra, así que indagué un poco por ahí y descubrí que se trataba de un evento en el que cada uno de los participantes le regalaba algo al otro, de forma anónima. Bien había gastado un poco de los escasos ahorros que tenía pero no importaba, había investigado un poco sobre a la persona a la cual le iba regalar y compré un par de cosas que espero que le gusten. Les había ordenado a un par de reclutas que me ayudasen a cargar con ellos hasta el establecimiento, ellos cargaban los más pesados y yo cargaba con el más ligero. - Ánimo chicos, que ya casi lo conseguís- dije mientras animaba con una sonrisa a los fatigados reclutas. Mientras ellos dejaban los dos regalos fuera, yo entré al establecimiento con el que sí podía entrar. - Buenas tardes señorita, soy Ciaran Ehre una de los miembros de flota del dueño de este establecimiento- dije mientras levantaba el presente para que la recepcionista lo viera. - Oh sí, el jefe la está esperando en la zona de barras. Es por ahí, permítame guardar eso aquí, si es tan amable- me dijo mientras le pasaba el regalo. Antes de dirigirme al interior del establecimiento, le dije que dos regalos más estaban fuera y que no podían entrar al establecimiento. Dicho esto, me dirigí hacia la zona del público para ir a saludar a Gusi. - Buenas tardes Teniente, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos- dije mientras le ofrecía mi mano y una cálida sonrisa.
Nocturne93
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Akuma no mi
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Aquella idea nos pareció realmente buena, sobre todo para estrechar lazos entre nosotros. Puesto que Gusi había logrado una parcela en una isla del nuevo mundo conocida como el Ojo, y se había montado un local allí, decidimos que sería lo mejor hacerlo allí, y ya de paso el peliblanco nos enseñaría las instalaciones. Parecía ser un lugar entretenido y divertido. Habría que verlo bien.
Llegué a la entrada portando un paquete de regalo estirado, mi presente era un pequeño obsequio que esperaba agradase a mi camarada. El letrero me hizo esbozar una mueca de asombro a la vez que una sonrisa, no podía esperar menos de Gusi que un nombre como ese para dicho establecimiento. Pasé y pronto me atendió una mujer con una gran sonrisa. Lo primero que me percaté era que todo lo que allí había eran mujeres. Sabía que Gusi tenía buena mano con las chicas, pero eso era excesivo, que cantidad de chicas.
-Buenas tardes señorita. Vengo de parte de Gusi.
-¿De Crimson Wolves?
-Así es -respondí con una sonrisa.
La chica me indicó una mesa donde estaban Gusi y Ciaran. Al parecer no había llegado nadie más, cosa extraña, pensaba que llegaba tarde, puesto que la embarcación se retrasó un poco. Además, no solamente los Crimson Wolves eramos los que estabamos dentro de ésto, sino que también mi buen amigo Noa y el capitán Silverfang, con quien habíamos llegado a entablar una buena amistad, estaban invitados a esta cita de hoy. Me extraño no ver a Yoshi, tenía entendido que ella había salido bastante antes.
La chica además de mostrarme la ubicación de mi segundo de abordo, inquirió que dejara ahí el regalo y ellas lo prepararían todo más adelante. Le agradecí y dejé esa caja que parece ser se le antojó algo pesada. Me fui a la mesa con mis camaradas, Gusi vestía un elegante traje, ciertamente poco habitual y bastante extraño en él. No pude evitar mofarme un poco, aunque se le veía muy elegante a decir verdad.
Llegué hasta ellos y me incliné a modo de reverencia.
-Saludos señor Gustavo Park -se me hacía raro decir su nombre-. Veo que no soy el último en llegar. Muy buenas Ciaran -dije mientras me sentaba a su lado- Cómo va todo chicos. ¿Ha llegado alguien más aparte de vosotros?
Llegué a la entrada portando un paquete de regalo estirado, mi presente era un pequeño obsequio que esperaba agradase a mi camarada. El letrero me hizo esbozar una mueca de asombro a la vez que una sonrisa, no podía esperar menos de Gusi que un nombre como ese para dicho establecimiento. Pasé y pronto me atendió una mujer con una gran sonrisa. Lo primero que me percaté era que todo lo que allí había eran mujeres. Sabía que Gusi tenía buena mano con las chicas, pero eso era excesivo, que cantidad de chicas.
-Buenas tardes señorita. Vengo de parte de Gusi.
-¿De Crimson Wolves?
-Así es -respondí con una sonrisa.
La chica me indicó una mesa donde estaban Gusi y Ciaran. Al parecer no había llegado nadie más, cosa extraña, pensaba que llegaba tarde, puesto que la embarcación se retrasó un poco. Además, no solamente los Crimson Wolves eramos los que estabamos dentro de ésto, sino que también mi buen amigo Noa y el capitán Silverfang, con quien habíamos llegado a entablar una buena amistad, estaban invitados a esta cita de hoy. Me extraño no ver a Yoshi, tenía entendido que ella había salido bastante antes.
La chica además de mostrarme la ubicación de mi segundo de abordo, inquirió que dejara ahí el regalo y ellas lo prepararían todo más adelante. Le agradecí y dejé esa caja que parece ser se le antojó algo pesada. Me fui a la mesa con mis camaradas, Gusi vestía un elegante traje, ciertamente poco habitual y bastante extraño en él. No pude evitar mofarme un poco, aunque se le veía muy elegante a decir verdad.
Llegué hasta ellos y me incliné a modo de reverencia.
-Saludos señor Gustavo Park -se me hacía raro decir su nombre-. Veo que no soy el último en llegar. Muy buenas Ciaran -dije mientras me sentaba a su lado- Cómo va todo chicos. ¿Ha llegado alguien más aparte de vosotros?
Bizvan
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Akuma no mi
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Me detuve frente a un establecimiento de tamaño considerable. Miré la fachada y el nombre captó mi atención de inmediato.- No cabe duda que esto es obra del teniente. –Gusi era un hombre peculiar y este lugar era la mejor prueba, aunque no por eso dejaba de ser un buen marine.- Es un peliblanco agradable. –ese hombre era mi maestro y por ende le tenía respeto… Pero al ver de nuevo el nombre del lugar solté un ligero suspiro mientras esbozaba una ligera sonrisa.
El motivo de encontrarme en aquel sitio se debía a una pequeña reunión sugerida por alguno de mis compañeros. Algo acerca de un intercambio de regalos, motivo por el cual sostenía uno con ambas manos. Se trataba de un objeto cuadrado envuelto en papel de color blanco, con un listón rojo. Un sonido de pequeñas piezas de metal chocando entre si podía escucharse del interior de este con cada paso que daba.
Me acerqué a la entrada y para poder abrir la puerta sujeté el regalo (que tenía en ambas manos) con mi mano izquierda y giré la perilla para entrar.
Una joven me dio la bienvenida al verme ingresar. Tras acercarme para saludar e informarle del motivo de mi visita, me indicó donde se encontraban mis compañeros y el hecho de poder dejar el regalo con ella. Agradecí su amabilidad y aunque no era necesario le indiqué que el regalo contenía piezas de metal y debería tener cuidado. No me preocupaba que este fuera a dañarse, más bien era miedo a que mi regalo terminara cayendo sobre el pie o cabeza de alguien.
Durante mi pequeño trayecto a la mesa donde se encontraban algunos de mis nakamas, noté la enorme cantidad de chicas que trabajan en este lugar, e incluso podría jugar que el rostro de algunas de ellas me resultaba familiar, aunque no conseguí recordar donde podría haberlas visto antes.
- Me alegra saber que están bien. –expresé para dar a conocer mi llegada, mientras me sentaba en una silla desocupada.- Lamento el retraso, pero llegar a este lugar fue más difícil de lo que esperaba y tuve algunos problemas con el hecho de no poder portar armas. –estuve cerca de una hora y media discutiendo con un hombre sobre el tema de confiscar mi espada bastarda. Al final no tuve más opción que ceder y entregarla… Junto con el resto de mis armas
Aunque traté de no demostrarlo, actualmente me sentía bastante incómodo. No por el hecho de encontrarme desarmado, simplemente no podía aceptar que la espada de mi padre se encontrara lejos de mí.
El motivo de encontrarme en aquel sitio se debía a una pequeña reunión sugerida por alguno de mis compañeros. Algo acerca de un intercambio de regalos, motivo por el cual sostenía uno con ambas manos. Se trataba de un objeto cuadrado envuelto en papel de color blanco, con un listón rojo. Un sonido de pequeñas piezas de metal chocando entre si podía escucharse del interior de este con cada paso que daba.
Me acerqué a la entrada y para poder abrir la puerta sujeté el regalo (que tenía en ambas manos) con mi mano izquierda y giré la perilla para entrar.
Una joven me dio la bienvenida al verme ingresar. Tras acercarme para saludar e informarle del motivo de mi visita, me indicó donde se encontraban mis compañeros y el hecho de poder dejar el regalo con ella. Agradecí su amabilidad y aunque no era necesario le indiqué que el regalo contenía piezas de metal y debería tener cuidado. No me preocupaba que este fuera a dañarse, más bien era miedo a que mi regalo terminara cayendo sobre el pie o cabeza de alguien.
Durante mi pequeño trayecto a la mesa donde se encontraban algunos de mis nakamas, noté la enorme cantidad de chicas que trabajan en este lugar, e incluso podría jugar que el rostro de algunas de ellas me resultaba familiar, aunque no conseguí recordar donde podría haberlas visto antes.
- Me alegra saber que están bien. –expresé para dar a conocer mi llegada, mientras me sentaba en una silla desocupada.- Lamento el retraso, pero llegar a este lugar fue más difícil de lo que esperaba y tuve algunos problemas con el hecho de no poder portar armas. –estuve cerca de una hora y media discutiendo con un hombre sobre el tema de confiscar mi espada bastarda. Al final no tuve más opción que ceder y entregarla… Junto con el resto de mis armas
Aunque traté de no demostrarlo, actualmente me sentía bastante incómodo. No por el hecho de encontrarme desarmado, simplemente no podía aceptar que la espada de mi padre se encontrara lejos de mí.
Tobías Thorn
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El viaje hasta el Nuevo Mundo fue más largo de lo que esperaba y por lo tanto, en contra de mis principios, llegué más tarde de lo previsto a la cita que tenía con todos los CW. Por lo visto Gusi había conseguido un terreno, en el cual había montado un negocio, y todos los miembros habíamos quedado para celebrar una pequeña fiesta en la que intercambiaríamos regalos, incluso los aliados estaban invitados a la reunión y aunque me costase admitirlo estaba ilusionado con el momento.
Al desembarcar me pareció casi indignante tener que depositar mis armas y más en territorio enemigo, pero como tenía prisa y no iba en calidad de Agente, permití que aquellos guardias guardasen mis cosas. Por un segundo temí que pusiesen trabas también con la caja de regalo que llevaba, pero por suerte parecía que no era el primero que veían en el día de hoy y me dejaron pasar.
Me quedé sorprendido por la tranquilidad y armonía que se respiraba en aquel lugar, nunca hubiese imaginado que un lugar regentado por un Yonkou fuese así y me hizo pensar que tipo de persona podía ser. Sería interesante averiguar más sobre tan enigmático personaje, aunque ya tendría tiempo para ello. Ahora tenía prisas.
El vistoso cartel, digno de mi nakama, consiguió arrancarme una sonrisa. Entré y fui bastante bien recibido por una bella mujer que muy amablemente me preguntó que deseaba.
- Vengo buscando a Gustavo Park. Soy miembro de los CW y hemos quedado aquí para una fiesta privada - dije a la jovencita.
- Estábamos esperándole. Si es tan amable déjeme aquí su regalo y pase. Ya estáis casi todos.
- Muchas gracias - contesté mientras entregaba aquel paquete envuelto en papel color blanco con un lacito azul.
Al entrar me encontré que ya estaban allí Bizvan, Kimura, Gusi dando la nota como siempre y la última miembro de la manada Ciaran. Al parecer aún faltaban Yoshi, Kasan y Amaiar por llegar, asique respiré aliviado por no ser el último.
- Buenas compañeros - saludé en general mientras buscaba asiento. - ¿No podrías haber montado esto más lejos? - pregunté ya directamente a Gusi.
La verdad es que hacía tiempo que no lo veía, pero impulso que no sabría explicar hacía que tuviese siempre ganas de "picarme" con él.
Al desembarcar me pareció casi indignante tener que depositar mis armas y más en territorio enemigo, pero como tenía prisa y no iba en calidad de Agente, permití que aquellos guardias guardasen mis cosas. Por un segundo temí que pusiesen trabas también con la caja de regalo que llevaba, pero por suerte parecía que no era el primero que veían en el día de hoy y me dejaron pasar.
Me quedé sorprendido por la tranquilidad y armonía que se respiraba en aquel lugar, nunca hubiese imaginado que un lugar regentado por un Yonkou fuese así y me hizo pensar que tipo de persona podía ser. Sería interesante averiguar más sobre tan enigmático personaje, aunque ya tendría tiempo para ello. Ahora tenía prisas.
El vistoso cartel, digno de mi nakama, consiguió arrancarme una sonrisa. Entré y fui bastante bien recibido por una bella mujer que muy amablemente me preguntó que deseaba.
- Vengo buscando a Gustavo Park. Soy miembro de los CW y hemos quedado aquí para una fiesta privada - dije a la jovencita.
- Estábamos esperándole. Si es tan amable déjeme aquí su regalo y pase. Ya estáis casi todos.
- Muchas gracias - contesté mientras entregaba aquel paquete envuelto en papel color blanco con un lacito azul.
Al entrar me encontré que ya estaban allí Bizvan, Kimura, Gusi dando la nota como siempre y la última miembro de la manada Ciaran. Al parecer aún faltaban Yoshi, Kasan y Amaiar por llegar, asique respiré aliviado por no ser el último.
- Buenas compañeros - saludé en general mientras buscaba asiento. - ¿No podrías haber montado esto más lejos? - pregunté ya directamente a Gusi.
La verdad es que hacía tiempo que no lo veía, pero impulso que no sabría explicar hacía que tuviese siempre ganas de "picarme" con él.
Amaiar Silverfang
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Tras tocar a la puerta, que estaba abierta, me asomé ligeramente a la habitación para asegurarme de que no estuviera interrumpiendo nada. Dentro ya estaba casi toda la banda, a la mayoría de los cuales ya conocía en persona, aunque no veía a Yoshi por ninguna parte. Bueno, por lo menos no era el último en llegar, y eso que me había retrasado por asuntos personales. Tenía las manos vacías, tras dejar mi regalo de "amigo invisible" en la entrada, junto a otro gran paquete. De hecho, por llevar no llevaba ni mis queridas espadas, me las había dejado en casa sabiendo que allí no me harían falta, y solamente supondrían una falta de respeto. De todas formas podía defenderme sin ellas perfectamente, si se diera la necesidad, y por fortuna todo el viaje había sido tranquilo. Al entrar, dejé a la vista el traje que había arreglado para la ocasión, y me sorprendió bastante ver que Gusi había hecho lo propio.
- Buenas tardes, caballeros... - Saludé con una sonrisa. - La chica de la entrada amablemente me indicó que aquí os encontraría, y me alegra comprobar que mi sentido de la orientación sigue intacto. Mis felicitaciones, Park. - Le dije a Gusi mientras me acercaba al grupo. - Este lugar es enorme, pero parece bien cuidado y tiene un personal encantador. - Tras lo cual le ofrecí un apretón de manos amistoso. - Soy el Capitán Silverfang, Amaiar Silverfang. - Me presenté a los que aún no me conocieran. - Pero podéis llamarme Ami.
Entraba, como digo, con las manos vacías, pero no había sido así hasta cinco minutos antes. Tuve que dejar mi regalo a la entrada, al cuidado de la señorita recepcionista, junto a otros cuantos bártulos. Tenía planeada un par de sorpresas o dos, sabiendo que había confianza entre los Crimson Wolves y su reciente aliado, yo. Quizá así les demostraría que sí que tengo sentido del humor, pues corrían rumores sobre mi seriedad en la Marina, y no era cuestión de que mis nuevos amigos me tomaran por alguien demasiado irrazonable.
En cuanto a la localización... Bueno, debía reconocer que el Ojo estaba bastante lejos. Y en medio del territorio de Dexter, no menos, aunque sabía que no era un problema pues ya había conocido en persona al Yonkou hace tiempo. Es más, saber que el local que había planeado Gusi estaría allí me reconfortaba, sabiendo que sería un lugar bastante seguro para aquellas chicas que el ex-teniente salvó.
- Ah, Kimura, saludos también. Deja que hoy te invite yo a las bebidas, en compensación por lo de aquella vez... - Le ofrecí al capitán de aquella banda tan curiosa. - Gusi, pásame una factura luego. Ciaran, querida, estás radiante. Biz...
Uno a uno fui saludando personalmente a todos los presentes, ofreciendo apretones de manos por aquí y por allá. Puede que se notara un poco, pero estaba realmente feliz de poder compartir un momento tan cálido con un grupo después de tanto tiempo. Lo más parecido que tenía era mi amistad con Silver, pero aquello era distinto, más "de hermanos" y no tanto como "de familia"... Es difícil de expresar con palabras, pero era realmente acogedor, y sacaba lo mejor de mí.
- Amaiar para esta velada (sin el arma):
- Buenas tardes, caballeros... - Saludé con una sonrisa. - La chica de la entrada amablemente me indicó que aquí os encontraría, y me alegra comprobar que mi sentido de la orientación sigue intacto. Mis felicitaciones, Park. - Le dije a Gusi mientras me acercaba al grupo. - Este lugar es enorme, pero parece bien cuidado y tiene un personal encantador. - Tras lo cual le ofrecí un apretón de manos amistoso. - Soy el Capitán Silverfang, Amaiar Silverfang. - Me presenté a los que aún no me conocieran. - Pero podéis llamarme Ami.
Entraba, como digo, con las manos vacías, pero no había sido así hasta cinco minutos antes. Tuve que dejar mi regalo a la entrada, al cuidado de la señorita recepcionista, junto a otros cuantos bártulos. Tenía planeada un par de sorpresas o dos, sabiendo que había confianza entre los Crimson Wolves y su reciente aliado, yo. Quizá así les demostraría que sí que tengo sentido del humor, pues corrían rumores sobre mi seriedad en la Marina, y no era cuestión de que mis nuevos amigos me tomaran por alguien demasiado irrazonable.
En cuanto a la localización... Bueno, debía reconocer que el Ojo estaba bastante lejos. Y en medio del territorio de Dexter, no menos, aunque sabía que no era un problema pues ya había conocido en persona al Yonkou hace tiempo. Es más, saber que el local que había planeado Gusi estaría allí me reconfortaba, sabiendo que sería un lugar bastante seguro para aquellas chicas que el ex-teniente salvó.
- Ah, Kimura, saludos también. Deja que hoy te invite yo a las bebidas, en compensación por lo de aquella vez... - Le ofrecí al capitán de aquella banda tan curiosa. - Gusi, pásame una factura luego. Ciaran, querida, estás radiante. Biz...
Uno a uno fui saludando personalmente a todos los presentes, ofreciendo apretones de manos por aquí y por allá. Puede que se notara un poco, pero estaba realmente feliz de poder compartir un momento tan cálido con un grupo después de tanto tiempo. Lo más parecido que tenía era mi amistad con Silver, pero aquello era distinto, más "de hermanos" y no tanto como "de familia"... Es difícil de expresar con palabras, pero era realmente acogedor, y sacaba lo mejor de mí.
Kasan
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Akuma no mi
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Tetas, muchas, por todos lados. Si no fuera porque la isla estaba en el culo del GrandLine sería un paraíso para mis perversiones. Aunque esta vez no visitaba las actuaciones del OMG, habíamos quedado aquí todos los Crimson para jugar a un juego con más años que el Gobierno Mundial, el amigo invisible. La mecánica era simple, cada uno habíamos sacado un papelito de una urna donde ponía nuestros nombres, según el nombre que saliese, a esa persona le tendríamos que hacer un regalo. Hacía tiempo que quería compartir aquello con los lobos pero no había encontrado un buen momento hasta ahora.
Iba vestido con un bonito traje negro, camisa blanca y pajarita roja. Se suponía que debíamos ir lo mas ""decentes" posible aunque hacer esto en un lugar como el "Oh My Gusi" no le daba mucho caché ni crédito al asunto. Atravesé la puerta del local donde para mi sorpresa, una chica muy ligera de ropa me atendió, sin duda debía de decir cosas muy interesantes y útiles, pero ese par de elefantes que tenía por tetas no me permitía prestarle atención. No fue hasta que agitó un poco las manos de mis ojos que le hice algo de caso, tampoco mucho porque le empezaron a rebotar de arriba abajo y bueno... Al grano, que el regalo tenía que dárselo a ella y dejar cualquier arma que portase en recepción, le hubiera dejado algo de haber traído armas, lo único que podía darle era el anillo pero eso no era negociable, además de que daba el pego como un complemento.
Luego de aquello, me acompañó a una sala donde mis compañeros se supo que me esperaban, justo antes de atravesar la puerta, la chica de tetas bamboleantes me preguntó por algo de beber, le dije que si, un rico zumo de naranja y seguidamente entré al salón. Imagino que se habría quedado con cara extrañada, pero hacía mucho tiempo que había renunciado al alcohol y a sus efectos, no se de donde sacaría las naranjas pero si no me traía el zumo le pondría una queja a Gusi.
Iba vestido con un bonito traje negro, camisa blanca y pajarita roja. Se suponía que debíamos ir lo mas ""decentes" posible aunque hacer esto en un lugar como el "Oh My Gusi" no le daba mucho caché ni crédito al asunto. Atravesé la puerta del local donde para mi sorpresa, una chica muy ligera de ropa me atendió, sin duda debía de decir cosas muy interesantes y útiles, pero ese par de elefantes que tenía por tetas no me permitía prestarle atención. No fue hasta que agitó un poco las manos de mis ojos que le hice algo de caso, tampoco mucho porque le empezaron a rebotar de arriba abajo y bueno... Al grano, que el regalo tenía que dárselo a ella y dejar cualquier arma que portase en recepción, le hubiera dejado algo de haber traído armas, lo único que podía darle era el anillo pero eso no era negociable, además de que daba el pego como un complemento.
Luego de aquello, me acompañó a una sala donde mis compañeros se supo que me esperaban, justo antes de atravesar la puerta, la chica de tetas bamboleantes me preguntó por algo de beber, le dije que si, un rico zumo de naranja y seguidamente entré al salón. Imagino que se habría quedado con cara extrañada, pero hacía mucho tiempo que había renunciado al alcohol y a sus efectos, no se de donde sacaría las naranjas pero si no me traía el zumo le pondría una queja a Gusi.
Yoshi
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Todo a mi alrededor se tambaleó y del susto dejé caer un pequeño lazito rojo que llevaba en las manos, me giré algo enfadada para comprobar de donde provenía todo aquel alboroto. El gigantesco árbol de navidad que había instalado en una de las esquinas de la sala se había golpeado con el techo, otra vez. -¡Te he dicho millones de veces que no hagas eso no me apetece que Gusi me haga pagar todo el maldito local por haberlo destrozado!- Me había entusiasmado tanto con hacer un gran y majestuoso árbol de navidad para la reunión de aquella noche que tal vez le había estimulado demasiado y de vez en cuando hacía lo que quería y crecía más de lo que podía, resignada le devolví a un tamaño más razonable para que no se diera contra el techo.
Acabé de colgar el lazo rojo que llevaba en mis manos en una de las esquinas de la barra que había allí a bajo, después de terminar aquello solamente me quedaban un par de detalles y estaría todo listo y menos mal puesto que ya se estaba haciendo tarde. Tras retirar algunas de las mesas de juego en el centro había quedado un espacio perfecto para una gran mesa con ocho sillas, para todos los integrantes de los Crimson y para Amaiar y Kasan que también estaban invitadas a aquella bonita fiesta e intercambio de regalos, mentiría si dijera que aquello no me causaba ningún tipo de emoción, es más tal vez era una de las que más emocionaba estaba con todo aquello y por eso me había tirado casi una semana decorando todo aquel sitio.
Me transformé en mi forma híbrida y unas pequeñas alas nacieron en mi espalda, impulsándome un poco con ellas conseguí la altura necesaria para coronar el gran abeto con una preciosa estrella de navidad, aterricé lentamente en el suelo de nuevo y admiré mi obra de arte, por todas partes se podía contemplar espumillones, lazos rojos, copos de nieve, muñecos de nieve y todos los adornos navideños que una persona pudiese llegarse a imaginar, incluso había hecho galletitas de Jengibre y las había colocado en medio de la mesa.
Miré la hora y me di cuenta de que me había entretenido más de lo que creía, entré corriendo al despacho de Gusi a cambiarme, tenia un conjunto reservado para aquella noche.
-Ya están todos sus compañeros en la sala.- Me dijo aquella chica un poco apurada tras dejar el regalo resguardado en la recepción, emitió un pequeño sonido metálico al dejarlo sobre la superficie donde estaban los demás regalos. Me apresuré a reunirme con los demás, efectivamente estaban ya todos allí y bastante elegantes la verdad aunque el traje de Gusi era muy gracioso no podía negarlo. -¡Buenas noches- Les saludé a todos con mi habitual sonrisa y entusiasmo, es más aquella noche tenia como el doble de energía y estaba el doble de entusiasmada que en un día normal. -Ya está todo preparado para cuando queráis.- Les guiñé un ojo mientras me dirijía donde estaba Gusi y me apoyaba mi codo en su hombro, al estar sentado podía hacer aquello con facilidad cosa que no podía decir el resto del tiempo. -Te las devuelvo, Muchas gracias.- Le tendía las llaves de su despacho que me había prestado para que pudiera decorar todo a mi antojo.
Acabé de colgar el lazo rojo que llevaba en mis manos en una de las esquinas de la barra que había allí a bajo, después de terminar aquello solamente me quedaban un par de detalles y estaría todo listo y menos mal puesto que ya se estaba haciendo tarde. Tras retirar algunas de las mesas de juego en el centro había quedado un espacio perfecto para una gran mesa con ocho sillas, para todos los integrantes de los Crimson y para Amaiar y Kasan que también estaban invitadas a aquella bonita fiesta e intercambio de regalos, mentiría si dijera que aquello no me causaba ningún tipo de emoción, es más tal vez era una de las que más emocionaba estaba con todo aquello y por eso me había tirado casi una semana decorando todo aquel sitio.
Me transformé en mi forma híbrida y unas pequeñas alas nacieron en mi espalda, impulsándome un poco con ellas conseguí la altura necesaria para coronar el gran abeto con una preciosa estrella de navidad, aterricé lentamente en el suelo de nuevo y admiré mi obra de arte, por todas partes se podía contemplar espumillones, lazos rojos, copos de nieve, muñecos de nieve y todos los adornos navideños que una persona pudiese llegarse a imaginar, incluso había hecho galletitas de Jengibre y las había colocado en medio de la mesa.
Miré la hora y me di cuenta de que me había entretenido más de lo que creía, entré corriendo al despacho de Gusi a cambiarme, tenia un conjunto reservado para aquella noche.
- La vestimenta de Yoshi para esta velada:
-Ya están todos sus compañeros en la sala.- Me dijo aquella chica un poco apurada tras dejar el regalo resguardado en la recepción, emitió un pequeño sonido metálico al dejarlo sobre la superficie donde estaban los demás regalos. Me apresuré a reunirme con los demás, efectivamente estaban ya todos allí y bastante elegantes la verdad aunque el traje de Gusi era muy gracioso no podía negarlo. -¡Buenas noches- Les saludé a todos con mi habitual sonrisa y entusiasmo, es más aquella noche tenia como el doble de energía y estaba el doble de entusiasmada que en un día normal. -Ya está todo preparado para cuando queráis.- Les guiñé un ojo mientras me dirijía donde estaba Gusi y me apoyaba mi codo en su hombro, al estar sentado podía hacer aquello con facilidad cosa que no podía decir el resto del tiempo. -Te las devuelvo, Muchas gracias.- Le tendía las llaves de su despacho que me había prestado para que pudiera decorar todo a mi antojo.
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Los últimos invitados tardaron un poco más en llegar, pero poco a poco fueron llegando. Bizvan llegó saludando y alegrándose de vernos allí bien, Tobías mostró una pequeña "queja", apostaba que tan solo para molestar a Gusi, pero bien era cierto que la isla estaba bastante lejana, y no pude evitar sonreir ante esa pequeña mofa. El siguiente en llegar fue el capitán Amaiar Silverfang, quien nos dedicó un saludo a todos e insistió en invitarme a mí esta vez en compensación por aquella ocasión en nuestro primer encuentro.
-No soy capaz de negar la invitación de un superior, capitán -dije con una sonrisa burlona en la cara.
Noa llegó y parecía que había enmudecido, me pareció extraño ver que no saludaba a nadie, yo tan solo le estreché la mano antes de que se sentara y le trajeran... ¿Un zumo? No dejaba de sorprenderme el agente del gobierno, aunque no siempre lo hacía positivamente. Fue bastante irónico que la única persona que estaba allí mismo desde el principio, fuese también la última en llegar a reunirse con todos. Le devolvió a Gusi sus llaves y se sentó. La saludé con un beso en la mejilla.
Pasaron unos minutos hasta que nos terminamos las bebidas que teníamos en ese momento, para entonces en la otra sala ya habría sido todo bien preparado. La sala la había dejado adornada Yoshi, y en la ausencia, y mientras nos terminábamos esas copas, ciertas chicas entraban y salían llevando cosas a escondidas. Nos levantamos todos y nos fuimos hacia allá.
La primera impresión fue ver una mesa llena de pequeños aperitivos, frutos secos y demás, además de unas galletas de jengibre. Pero lo que más destacaba era que bajo un gran árbol estaban allí todos los regalos, las chicas de Gusi lo habían dejado todo preparado, realmente lo había preparado todo muy bien este hombre, me sentí hasta sorprendido, tanto por él como por la decoración navideña que puso Yoshi en toda la sala.
Uno a uno nos fuimos acercando a recoger nuestros paquetes. No pude evitar reir como un bobo cuando vi a Yoshi saltando de alegría, aunque también me sentí algo extrañado, estábamos todos allí manteniendo un momento bastante agradable, no eran muchos los ratos así que podíamos compartir para estrechar los lazos entre nosotros mismos, y aquella situación, como capitán, me hizo sentir bien, pero como amigo de todos y cada uno de ellos, sentí un gran sentimiento de satisfacción en mi interior.
Abrí el regalo y leí esa nota. Debía de ser de parte de uno de mis hombres, dudo que ese regalo venga de parte de Noa o de Amaiar, ya que no soy su capitán. Fue todo un detalle, y aunque no acostrumbraba a participar en este tipo de juegos de estrategia, lo cierto es que resultaba bastante interesante. Cogí aquella concha, eso era un dial, no era la primera vez que veía uno de esos, no obstante no sabía qué capacidades tenía, ya lo descubriría en otra ocasión. Ahora tan solo me quedaría contemplando a todos. Menos a Noa, prefería no mirar lo que estuviera haciendo con esa chica.
-Emmm Gusi. ¿No tienes una habitación para esos dos?
-No soy capaz de negar la invitación de un superior, capitán -dije con una sonrisa burlona en la cara.
Noa llegó y parecía que había enmudecido, me pareció extraño ver que no saludaba a nadie, yo tan solo le estreché la mano antes de que se sentara y le trajeran... ¿Un zumo? No dejaba de sorprenderme el agente del gobierno, aunque no siempre lo hacía positivamente. Fue bastante irónico que la única persona que estaba allí mismo desde el principio, fuese también la última en llegar a reunirse con todos. Le devolvió a Gusi sus llaves y se sentó. La saludé con un beso en la mejilla.
Pasaron unos minutos hasta que nos terminamos las bebidas que teníamos en ese momento, para entonces en la otra sala ya habría sido todo bien preparado. La sala la había dejado adornada Yoshi, y en la ausencia, y mientras nos terminábamos esas copas, ciertas chicas entraban y salían llevando cosas a escondidas. Nos levantamos todos y nos fuimos hacia allá.
La primera impresión fue ver una mesa llena de pequeños aperitivos, frutos secos y demás, además de unas galletas de jengibre. Pero lo que más destacaba era que bajo un gran árbol estaban allí todos los regalos, las chicas de Gusi lo habían dejado todo preparado, realmente lo había preparado todo muy bien este hombre, me sentí hasta sorprendido, tanto por él como por la decoración navideña que puso Yoshi en toda la sala.
Uno a uno nos fuimos acercando a recoger nuestros paquetes. No pude evitar reir como un bobo cuando vi a Yoshi saltando de alegría, aunque también me sentí algo extrañado, estábamos todos allí manteniendo un momento bastante agradable, no eran muchos los ratos así que podíamos compartir para estrechar los lazos entre nosotros mismos, y aquella situación, como capitán, me hizo sentir bien, pero como amigo de todos y cada uno de ellos, sentí un gran sentimiento de satisfacción en mi interior.
- regalos:
- Bizvan:
- La caja con tu nombre es grande. No tanto como la de Noa... Hostias, una mujer a aparecido de la nada y se le ha tirado encima!! Parece que están bien, no se les ve heridos, y si así lo es el besito de "cura sana" que se están dando seguro que lo cura. Si vuelves a lo tuyo verás que esa cajita... Más bien pequeña... tiene dos juguetitos preciosos, te puede servir tanto como para trinchar el pavo como para cazarlos, además de meter buenos puñetazos, es un multiusos pues se trata de una pareja de cuchillas de unos siete centímetros con un mango en forma de "T". Preciosos oye tú.
- Yoshi:
- Lo primero que te llama la atención es... ¿De donde mierda ha salido esos árboles si yo no los he hecho crecer? Cuando te acercas ves que pone en un papelito pegado a sus troncos "Yoshi". Parece ser que son regalitos para tí, un arbol le cuelgan cosicas amarillas que como le des un bocado el gesto de asco no te lo quita nadie, como si le dieras un bocado a un limón, vaya. El segundo árbol lo conoces también, es un cerezo y parece que tiene frutos. Además hay una cajita que guarda ese ánimo de sorpresa. Ves que la caja tiene agujeros y escuchas un sonido de aleteo dentro, por si no está claro también hay un papelito con tu nombre sobre este. Hija mía, más regalos no puedes tener.
¡Ah! Si, en la caja esa si la abres verás como un loro de color verde comienza a volar y se posa en tu hombro. ¿Habrá hecho sus necesidades dentro de la caja?
- Amaiar:
- "Amaiar Silverfang". Eso es lo que pone en una cajita con papel de regalo que lleva estampado unos calzones navideños muy sensuales. La cajita tiene un lazo y una tarjetita que pone "Con todo mi love" y que si la abres ves una especie de ficha técnica.Le loveador escribió:Nombre del objeto: Almas gemelas
Descripción del objeto: Un juego de dos Kopesh de buena calidad con la empuñadura modificada, la cual presencia ciertas características que afectan al metal al cual van acoplado, una de ellas es capaz de provocar descargas eléctricas mientras que la otra se convierte en una hoja helada capaz de enfriar hasta el punto de provocar pequeñas congelaciones con un solo corte.
Usos comunes: Cortar, proporcionar energía y mantener las bebidas heladas... Claro que también se pueden usar esas habilidades para el combate pero no está ideado para eso.
Habilidades especiales o destacables: Las empuñaduras están fabricadas a partir de madera de roble, tallada con un precioso acabado. El artesano le dio tanta estima que dicha madera es completamente ignífuga y tan resistente como el acero, además que por la propia madera es ya de por sí resistente al agua. Una de las dos empuñaduras ha sido complementada con un dial de rayo, lo cual hace posible que, mediante un pequeño apretón a dicha empuñadura, se active un mecanismo interior que hace que esa electricidad recorra la hoja por completo, si se ha cargado lo suficiente (dos posts de carga) podrá llegar a lanzar esa electricidad a partir de un botón alojado en la parte superior de la empuñadura.
El otro Kopesh lleva implantado un dial de hielo. El mecanismo es similar al de su gemelo y en esta ocasión lo que hace es enfriar la hoja de dicho Kopesh, llegado el momento (dos posts enfriando) es capaz de causar congelación con un solo corte. También tiene ese botón en la parte superior, lo cual hace que la escarcha acumulada alrededor de la hoja se desprenda, quedando como pequeños copos de nieve.
- Kasan:
- Te ves un regalo realmente grande, como la mitad de tamaño que tú, de estos que se abren por encima como su fueran una caja. Cuando vas a abrirlo notas un pequeño movimiento dentro, como si el propio Satanás estuviese allí dentro preparado para poseerte. Aunque dudas notas las miradas encima de ti y cuando lo abres... ¡BOOM! Que noooo no explota nada... Bueno, tal vez tus pantalones cuando una moza de muy buen ver se levante y con los brazos estirados, como si se hubiera estado ahogando ahí dentro y respirase por fin, se te lanza al cuello cayendo encima de ti, haciendote caer de espaldas contra el suelo.
Bueno, el primer beso la os lo habéis dado, y parece estar dispuesta a pasar toda la noche contigo. Además si miras en el fondo de la caja podrás ver una especie de puño americano unido a una cuchilla que es tan grande como una espada, pero estás muy ocupado con esa tipeja encima de tí.
- Pyros:
- ¡Regalos, regalos! Hay una caja realmente grande, pero pone "Noa", joder que pena, ese tiene pinta de ser algo realmente bueno. Pero ves otro más pequeño, que aún así es el segundo más grande de todos y ves "Ciaran Ehre". Eso si es para ti campeona. Lo abres con toda tu ilusión... O con toda tu parsimonia, aquí tampoco es que tengamos prisa ninguno... ¡Pero abrelo joder! Verás que cosita más preciosa te encuentras.
Al abrirlo te ves con una elegante armadura. La ves y dices: Joder, esta mierda es buena. Si te da por probártela verás que te queda como un guante, como si alguien te hubiera tomado las medidas, hasta las de los pechos, además también te cubre los hombros y los brazos hasta el codo. El torso viene con distintas decoraciones mu requetebonicas. ¡Ah! Es plateada, por si te interesaba también.
- Tobías:
- Tu regalo casi ni se ve, está a un lado de una gran caja que pone "Noa", una pena que ese no sea tuyo, aunque parece que se mueve... en fin, tu regalo parece más bien reducido, se trata de un pequeño sobre azulado, no parece muy abultado.
Dentro te encuentras un papelito de lo que parece ser unas instrucciones y tres cartas, en ese papel lo que pone es esto, yo tampoco se descifrarlo (?)nota misteriosa escribió:11 - Immunité (Inmunidad): 1 carta, esta carta es muy simple te permite evitar cualquier catástrofe ambiental posible. Para activarla se requiere apoyar la carta sobre la persona a proteger y pronunciar a continuación immunité, no sirve en objetos como casas o espadas solo en seres vivos.
10 - Arbre (Árbol): 1 carta, pueden hacer crecer arboles de hasta 600 metros de altura depende lo que se le pida a la carta. Para su activación se le dice el largo del árbol a querer, el ancho, el tipo y todos los datos que le puedan aportar sobre dicho árbol y a continuación la palabra arbre.
4 - Feu (Fuego):1 carta, estas cartas causan una pequeña explosión dejando luego un incendio. Para activarla se ubica la carta en donde se desea que explote y se le dice el tiempo deseado de espera para que explote, en caso de querer que explote al tocar el primer objetivo que toque se le dice exploiter.
- Gusi:
- Una cajita cuadrada reluce como llamandote a gritos, la oyes, la sientes... ¿Qué coño? Un loro se te ha posado en tu hombro y te toca devolverlo a su dueña Yoshi. Pero ahora ya has sentido el llamado de esa caja blanca, en cuanto la abres una nube verdosa te impacta en la cara. Su olor te embriaga y te hace sentir cosas que nunca has sentido, como esa pedazo de arcada del pestazo que hace. Si miras verás una cara de "trollface" al lado de un dial de pedo.
Venga va, no te desanimes, debajo de ese regalo había otro, y puedes ver que también lleva tu nombre "Señor Park". Lo primero que ves es que donde está el nombre es una notacarta de amor escribió:Espero que le guste estos detalles que le pueden servir como decoración para su magnífico establecimiento
-Puño americano de plata reforzada.
-Espadón claymore de plata reforzada.
-Pistola con unos preciosos relieves y alguna joya. Si le apuras hasta puede que dispare de verdad.
-Daga de plata reforzada y adornada con preciosos relieves y alguna joya.
-Katana de aspecto tradicional, muy rebonica, si tan solo supieras de espadas verías que es de mejor calidad de la que parece.
- Noc:
- Una cajita humilde y cuadrada, blanca con un lacito rosa. En su interior un precioso juego de ajedrez donde las blancas son las figuras marines y las negras locos piratas. ¿La reina es un hombre también? Debe ser un okama, nada extraño en este loco mundo. A la vez encima verás una notita que pone con una letra muy humilde:Notita escribió:Es difícil darle un regalo a un hombre que lo tiene todo... Espero y esto le guste capitán.
Abrí el regalo y leí esa nota. Debía de ser de parte de uno de mis hombres, dudo que ese regalo venga de parte de Noa o de Amaiar, ya que no soy su capitán. Fue todo un detalle, y aunque no acostrumbraba a participar en este tipo de juegos de estrategia, lo cierto es que resultaba bastante interesante. Cogí aquella concha, eso era un dial, no era la primera vez que veía uno de esos, no obstante no sabía qué capacidades tenía, ya lo descubriría en otra ocasión. Ahora tan solo me quedaría contemplando a todos. Menos a Noa, prefería no mirar lo que estuviera haciendo con esa chica.
-Emmm Gusi. ¿No tienes una habitación para esos dos?
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Poco a poco el resto de los integrantes comenzaron a llegar, a los cuales saludé de manera amigable. No pude evitar notar que la mayoría se encontraban vestidos de manera un tanto elegantes.* Supongo que debí haber comprado algo acorde a la ocasión. *mi vestimenta actual constaba de una camisa de mangas largas de color rojo, un par de pantalones de color negro opaco y unas botas del mismo color… Realmente me encontraba un poco fuera de lugar si me comparaba con los trajes de Kasan o Gusi, aunque de hecho esta sería la primera vez que mis compañeros me verían con prendas que no fueran el típico uniforme de recluta que siempre utilizaba.
Respondí al saludo de Amaiar con un fuerte apretón, no estaba seguro si eso era lo correcto, pero esperaba que así fuera. Ya que el hombre sólo se limitó a pronunciar mi nombre, para luego centrar su intención en Kimura y comenzar a hablar sobre algo.
Recosté mi cabeza sobre la mesa y comencé a jugar con un vaso que una joven colocó sobre la mesa.
Justo en ese momento apareció Yoshi (la cual de inmediato recibió un beso por parte del capitán) y comentó que las preparaciones estaban terminadas.
Pasamos unos cuantos minutos bebiendo en aquel lugar.* Es jodidamente cursi, pero pasar tiempo con ellos bien podría ser el único regalo que podrían ofrecerme, y lo aceptaría sin protestar. *aquel pensamiento no era producto del alcohol (y mira que había ingerido bastante en tan poco tiempo), no, sólo me sentía alegre al verlos a todos reunidos…* Soy feliz…
Después de unas cuantas risas era tiempo de cambiar de locación y dar por comenzado el motivo de esta reunión. Nos pusimos de pie para dirigirnos a una habitación apartada de la vista de los clientes (aunque estos se encontraban más interesados en la chica del escenario y en su enorme talento… Talento tan grande que terminó alojado en su busto...).
Lo primero que noté al entrar en la habitación fueron las decoraciones.* Esto explica la tardanza de la joven. *por unos momentos imaginé como serían este tipo de fiestas cuando nos encontráramos navegando por el mar.
El momento de los regalos llegó y cuando tuve la caja entre mis manos no me fue posible apartar la mirada de ella. Escuché un sonido extraño, pero no fue suficiente para hacerme apartar mi atención del regalo. Era como si intentara mirar a través de la tapa.
- Gracias. –un inaudible agradecimiento a quien fuera el responsable de esto salió de mi boca.
De manera discreta limpié las comisuras de mis ojos y abrí el regalo.
Un par de dagas de aspecto peculiar se encontraban dentro. Tomé una para poder verla de cerca, se trataban de un trabajo bien hecho, un arma pensada para luchar en situaciones de poco espacio.- Me serán de mucha utilidad. –con una sonrisa en mi rostro coloqué el arma de nuevo en la caja y la cerré. No tenía intención de que alguien de la isla me viera portando armas, era más que seguro que terminaría mal si alguien se enteraba.
Respondí al saludo de Amaiar con un fuerte apretón, no estaba seguro si eso era lo correcto, pero esperaba que así fuera. Ya que el hombre sólo se limitó a pronunciar mi nombre, para luego centrar su intención en Kimura y comenzar a hablar sobre algo.
Recosté mi cabeza sobre la mesa y comencé a jugar con un vaso que una joven colocó sobre la mesa.
Justo en ese momento apareció Yoshi (la cual de inmediato recibió un beso por parte del capitán) y comentó que las preparaciones estaban terminadas.
Pasamos unos cuantos minutos bebiendo en aquel lugar.* Es jodidamente cursi, pero pasar tiempo con ellos bien podría ser el único regalo que podrían ofrecerme, y lo aceptaría sin protestar. *aquel pensamiento no era producto del alcohol (y mira que había ingerido bastante en tan poco tiempo), no, sólo me sentía alegre al verlos a todos reunidos…* Soy feliz…
Después de unas cuantas risas era tiempo de cambiar de locación y dar por comenzado el motivo de esta reunión. Nos pusimos de pie para dirigirnos a una habitación apartada de la vista de los clientes (aunque estos se encontraban más interesados en la chica del escenario y en su enorme talento… Talento tan grande que terminó alojado en su busto...).
Lo primero que noté al entrar en la habitación fueron las decoraciones.* Esto explica la tardanza de la joven. *por unos momentos imaginé como serían este tipo de fiestas cuando nos encontráramos navegando por el mar.
El momento de los regalos llegó y cuando tuve la caja entre mis manos no me fue posible apartar la mirada de ella. Escuché un sonido extraño, pero no fue suficiente para hacerme apartar mi atención del regalo. Era como si intentara mirar a través de la tapa.
- Gracias. –un inaudible agradecimiento a quien fuera el responsable de esto salió de mi boca.
De manera discreta limpié las comisuras de mis ojos y abrí el regalo.
Un par de dagas de aspecto peculiar se encontraban dentro. Tomé una para poder verla de cerca, se trataban de un trabajo bien hecho, un arma pensada para luchar en situaciones de poco espacio.- Me serán de mucha utilidad. –con una sonrisa en mi rostro coloqué el arma de nuevo en la caja y la cerré. No tenía intención de que alguien de la isla me viera portando armas, era más que seguro que terminaría mal si alguien se enteraba.
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Cada vez iban viniendo más y más de mis nakamas, por lo que decidí indicarles un lugar más cómodo para pasar la larga espera hasta que la maldita Yoshi terminara de organizar mi despacho. Todos venían uno detrás de otro y parecían sorprenderse y estar agradecidos por el lugar. Sin duda había conseguido impresionarles y más en la zona VIP donde nos encontrábamos. Los sillones eran tan cómodos que hasta el oso más furioso se quedaría dormido en ellos, además de tener las mejores vistas al espectáculo y alejados de la multitud. Las bebidas no paraban de llegar y los nakamas bebíamos y reíamos como idiotas, por comentarios como: -Tobi, amigo mío. No te viene nada mal andar un poco que te estás poniendo fondón con tanto dulce.- eche a reír y seguí bebiendo, aunque imposible de igualar a la rapidez con la que tragaba Biz. Sin duda dormiría bien esa noche.
De repente, un golpe muy fuerte sonó procedente del despacho, haciéndome saltar de un brinco y ponerme de pie sin saber qué pasaba.
Nada más entrar me quede boquiabierto al comprobar que el lugar no parecía el mismo, todo a simple vista parecía estar normal y corriente. Busque con la mirada donde estaban todos mis objetos (la mesa de billar, la máquina de dardos, el futbolín,…), ocultos entre adornos y cachivaches inservibles, pero al menos me tranquilizo no ver nada roto. A los pocos minutos llegaron las chicas con los diferentes regalos y como era de esperar me lancé como loco a por el mío, aunque parecía que algunos de mis compañeros se adelantaron. Mientras lo abría un loro se me coloco en el hombro a lo que le espante con un manotazo que hizo que se le cayeran algunas plumas, mientras de reojo observaba como mi regalo estaba dando un buen espectáculo. No recordaba a esa chica tan lujuriosa ¿la abrían drogado? El caso es que me daba igual siempre y cuando siguiera trabajando y no trajera un bombo a los pocos días.
Nada más abrir el regalo que tenía mi nombre un olor nauseabundo me explotó en la cara, poniéndome casi a vomitar, después alcé la vista y observé a todos los allí presentes en busca de algún cabrón que se estuviera riendo por la broma, pero todos parecían bastante tranquilo, que extraño era todo. Al final deduje que se trataba de Tobías, el más cabrón de la flota y del cual me vengaría en la cena.
Después de que la nube de gas nauseabundo se disipara empecé a rebuscar en la caja y encontré un montón de objetos altamente bañados en joyas preciosas, los cuales no tenía ni idea de cómo usar. Cogí la caja con las armas y me dirigí al lugar donde se encontraba mi escritorio. Aparte parte de la decoración de la pared, puesta por Yoshi y fui colocando cada objeto en cada clavo que veía por la pared, dando un impresión de alto nivel a la sala. Suspiré aliviado al ver lo bien que quedaban esas armas allí y di unas cuantas palmadas sonoras. Una de las jóvenes que había en la puerta comprendió de que se trataba y a los pocos minutos empezaron a entrar chicas y chicas a la habitación. Colocando todo, sin desordenar el trabajo de Yoshi y colocando un suculento banquete en una mesa improvisada.
-Amigos míos, comer todo lo que queráis. Esta noche invito yo.- dije sonriente sin comprender de donde había salido tanta comida, ya que el lugar no tenía cocina y lo único que servíamos en el bar eran panchitos y pipas. Susurré a unas de las chicas que la comida que iba dirigida a Tobías fuera extremadamente picante y salada, dado que él tenía las papilas gustativas dañadas o eso hice creer a la pobre joven. Cogí una botella de las más caras que tenía y di por comienzo la fiesta, la cual se prolongaría hasta altas horas de la noche, acompañada por alcohol, comida, juegos, risas y ¿sexo?
De repente, un golpe muy fuerte sonó procedente del despacho, haciéndome saltar de un brinco y ponerme de pie sin saber qué pasaba.
- Algo así:
Nada más entrar me quede boquiabierto al comprobar que el lugar no parecía el mismo, todo a simple vista parecía estar normal y corriente. Busque con la mirada donde estaban todos mis objetos (la mesa de billar, la máquina de dardos, el futbolín,…), ocultos entre adornos y cachivaches inservibles, pero al menos me tranquilizo no ver nada roto. A los pocos minutos llegaron las chicas con los diferentes regalos y como era de esperar me lancé como loco a por el mío, aunque parecía que algunos de mis compañeros se adelantaron. Mientras lo abría un loro se me coloco en el hombro a lo que le espante con un manotazo que hizo que se le cayeran algunas plumas, mientras de reojo observaba como mi regalo estaba dando un buen espectáculo. No recordaba a esa chica tan lujuriosa ¿la abrían drogado? El caso es que me daba igual siempre y cuando siguiera trabajando y no trajera un bombo a los pocos días.
Nada más abrir el regalo que tenía mi nombre un olor nauseabundo me explotó en la cara, poniéndome casi a vomitar, después alcé la vista y observé a todos los allí presentes en busca de algún cabrón que se estuviera riendo por la broma, pero todos parecían bastante tranquilo, que extraño era todo. Al final deduje que se trataba de Tobías, el más cabrón de la flota y del cual me vengaría en la cena.
Después de que la nube de gas nauseabundo se disipara empecé a rebuscar en la caja y encontré un montón de objetos altamente bañados en joyas preciosas, los cuales no tenía ni idea de cómo usar. Cogí la caja con las armas y me dirigí al lugar donde se encontraba mi escritorio. Aparte parte de la decoración de la pared, puesta por Yoshi y fui colocando cada objeto en cada clavo que veía por la pared, dando un impresión de alto nivel a la sala. Suspiré aliviado al ver lo bien que quedaban esas armas allí y di unas cuantas palmadas sonoras. Una de las jóvenes que había en la puerta comprendió de que se trataba y a los pocos minutos empezaron a entrar chicas y chicas a la habitación. Colocando todo, sin desordenar el trabajo de Yoshi y colocando un suculento banquete en una mesa improvisada.
-Amigos míos, comer todo lo que queráis. Esta noche invito yo.- dije sonriente sin comprender de donde había salido tanta comida, ya que el lugar no tenía cocina y lo único que servíamos en el bar eran panchitos y pipas. Susurré a unas de las chicas que la comida que iba dirigida a Tobías fuera extremadamente picante y salada, dado que él tenía las papilas gustativas dañadas o eso hice creer a la pobre joven. Cogí una botella de las más caras que tenía y di por comienzo la fiesta, la cual se prolongaría hasta altas horas de la noche, acompañada por alcohol, comida, juegos, risas y ¿sexo?
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