¡Rumbo a la Isla Gyojin! [Priv.-Pas.] [Peste-Kenmei]

Jojojojo. Me han dejado venir a la Isla Gyojin. Podré curiosear a estos seres sin igual. Recitaba al enterarme de que habían aceptado mi petición de llevarme a aquella isla submarina. Esto de tener ayuda del gobierno para todo me estaba encantando, solo tenía que pedir y podía ir a cualquier sitio si consideraban que sería útil... ¿Y cómo no iba a ser útil que aprendiera más sobre los gyojin? Por el racismo que sufren no se les permite entrar en nada que esté afiliado al gobierno... pero si conseguía aprender qué era lo que les permitía aprender el gyojin karate... si había algún factor biológico envuelto... quizás podría hacer que humanos lo aprendiesen sin necesidad de que un gyojin les enseñara. ¿Os imagináis un ejército de humanos capaces de usar el gyojin karate? O mejor, YO haciendo gyojin karate ajajajajaja.

Bueno, me he dejado llevar un poco. Llegué a la isla gyojin y nadie me esperaba allí, lógico, pero algún día sabrán quién soy yo, JA, algún día allá donde vaya se inclinarán ante mí, vaya que sí. A lo mejor mi presencia incomoda a los nativos, la verdad lo desconozco, pero bueno, ¿quién tendría el valor de amenazar a alguien que ha venido en un barco del gobierno?

Off:

Por fin, después de tantos años, conseguí llegar a esa maldita isla, bueno a una de las tantas que había por el mundo. Camine con resignación y odio por las calles de aquel lugar, viendo como los aldeanos vivían felices y llenos de vida. Maldita sea, como me repateaba todo aquel lugar. Quería destruirlo y acabar con todos los seres de esa isla, pero tenía que andar con cuidado y no dejarme llevar por mis emociones. Esos malditos eran más fuertes de lo que parecían y estaba claro que solo podría enfrentarme a un par de ellos a la vez. La verdad que estaba tan acostumbrado a luchar fuera del agua, que ahora enfrentarme a otro enemigo en mi elemento me dejaba en desventaja.

Caminé por el lugar hasta llegar a lo que parecía ser un puerto. Me quede algo flipado al observar como un barco del gobierno se encontraba en este, envuelto en una de esa enorme burbuja que le permitían bajar hasta las profundidades del mar. Observé desde lo lejos a todos los humanos que había por la zona, caminando, con sus burbujas recubriendo sus cabezas para no morir asfixiados. Que fácil sería matarlos a todos. No pude parar de sonreír al imaginarme la situación.

Decidí seguir a unos de esos sujetos, que se alejaba del puerto y se adentraba en la ciudad. El tipo parecía llevar una máscara que le cubría la cara, haciéndome recordar a un viejo amigo que hacía lo mismo. ¿Sería el mismo? Lo dudaba, el odiaba tanto a los humanos que nunca se afiliaría al gobierno. Decidí, para más precaución seguirlo y aprovechar el momento para atacarlo y sacarle información. Con suerte lo mataría.

Estuve mirando a todos los individuos, pero no sabía cómo lo haría... Entablar una conversación no era mi punto fuerte, y mucho menos con un extraño, así que intenté ser observados para encontrar a alguien fuerte, que dominara el gyojin karate. Vi un soldado patrullando que pasó por delante mía, me miró y, por encima de mi hombro, miró algo. Me giré pero no vi a nadie... ¿alguien me estaba siguiendo? No creo que haya alguien que... Bien pensado sí, es posible que alguien me estuviera siguiendo, ahora tenía que encontrar la forma de hacerle saber a mi seguidor que era inútil seguir ocultándose. Me dirigí a un gran edificio y me dejé caer sobre el, quedándome sentado en el suelo con las piernas cruzadas.

-¡Venga, tú, seas quien seas, sal de ahí! - Dije gritando. Aquellos seres me miraban, pero no me importaba, total, el que quisiera atacarme tendría que hacerlo de frente, a no ser que prefiriera cargarse aquel edificio. -Si quieres hablar, no hay motivo para ocultarse, y si quieres luchar... pues divirtámonos. Puse las manos encima de mis espadas, por si hubiera que desenvainar.

Maldito guardia. Aquel estúpido gyojin había delatado mi posición y si no llega a ser por la rapidez con la que me escondí aquel tipo enmascarado se hubiera dado cuenta de mí. Me oculte en las sombras de los callejones y le seguí con más precaución de la normal. Ese malnacido sabía que estaba siendo perseguido, ahora sería imposible acercarme a él si ser visto y menos ante su inexplicable actitud de sentarse en medio de la calle gritando como loco.

Decidí pasar desapercibido y actué como un gyojin más de la isla. Me adentré en un restaurante cercano al tipo ese y lo observé mientras el tiempo pasaba y yo devoraba una comida típica del lugar. No estaba mala, pero no era de mi agrado. Espere y espere, haciendo que el día pasara y que mi presa se sintiera tan inútil como parecía. Como buen asesino que era, solo tenía que esperar el momento adecuado para atacar y podrían pasar días, semanas, meses o incluso años si fuera necesario. Pero no tenía tanto tiempo que perder por un tipo que ni siquiera me interesaba.

Terminé de comer y pase por su lado, lanzándole unos cuantos berries como si se tratara de un vagabundo, denigrando un poco más su apariencia. Seguí caminando y me dirigí sin piedad al ayuntamiento del lugar. Si quería destruir esa isla, que mejor manera hacerlo desde dentro, tenía que robar algo importante que hiciera cundir el pánico en un lugar así y por mi cabeza rondaba una leve idea. La joya de la corona.

Sinceramente, no me lo esperaba... Suponía que el que me seguía sería el típico tonto que cae ante las provocaciones... Tras un rato allí pensando en mis cosas decidí ponerme en marcha. Justo cuando me levantaba un estúpido me dio una limosna... UNA LIMOSNA, A MI ¿QUIÉN SE CREE QUE ES?

El retrasado ese siguió su camino y yo, tras levantarme, fui detrás de él. Cuando pude lancé mi mano a su hombro izquierdo y tiré un poco para girarlo, dándome cuenta de que le faltaba ese brazo. -Hey, no soy un vagabundo, así que toma tu dinero... - Me detuve pensando que, quizás, ese gyojin tendría conocimientos sobre el gyojin karate, así que aproveché la ocasión para preguntar. -...¿Por casualidad no serás bueno con el gyojin karate no?

Off:

Cuando me disponía a continuar mi camino, algo me agarró del hombro y me hizo voltearme. "Mierda" pensaba mientras mi rostro se giraba para buscar el causante de ese movimiento ¿Ya me han pillado? ¿Tan rápido? Mis mayores temores recorrieron mi cabeza, pero al observar al tipo de la máscara no pude evitar poner una cara de indiferencia. ¿Qué cojones quería ese mamón? Solté su extraña mano de mi hombro y le mire con rabia, pues aquella situación había hecho llamar la atención de los guardias de la puerta del ayuntamiento y eso solo eran problemas para mí.

Me dirigí hacía él y lo agarré con fuerza del brazo, alejándome de la vista de los guardias. Lo lleve a donde los ojos indiscretos no pudieran vernos y con un ágil movimiento de manos le coloque un cuchillo en el cuello.-No me importa el dinero, pero no te pongas a mendigar si no quieres dar lastima.- mi voz sonaba con algo de rabia. ¿Qué me impedía cortarle el cuello a ese tipo molesto y alejarme de allí? Nada la verdad, pero algo me llamo la atención.

-¿Qué te importa si se usar el karate gyojing o no?- de repente una idea fugaz recorrió mi mente. Podría utilizar a ese tío, sí, eso era lo que iba a hacer con él.-Si me ayudas a conseguir cierto objeto del ayuntamiento yo te cuento todo lo que se.- una sonrisa maliciosa apareció en mi rostro, ocultando con rapidez de nuevo el cuchillo y mostrándole mi mano para cerrar el trato.- Que me dices, ¿aceptas?

-Qué desfachatez...-Dije mientras me sacudía un poco la ropa tras que aquel individuo me soltara.

Su habilidad me había sorprendido. -Bueno, no estaba mendigando, pero eso ya no importa... Tienes un plan ¿eh? -Antes, cuando sacó su cuchillo pensé que era un vulgar ladrón o algo por el estilo, pero su rápido cambio de actitud denotaba una cabeza fría y calculadora. Me quité la máscara, enseñándole una exagerada sonrisa. -Creo que me vas a caer bien, trato hecho-Dije con una leve carcajada al final mientras le estrechaba la mano.

-Si mi evaluación no ha fallado, te gustan los juegos... ¿Qué tienes pensado sacar del ayuntamiento y qué papel juego yo en todo esto? -Dije mientras colocaba bien mi mano izquierda, que no estaba bien encajada por la brusquedad del gyojin. -Si no te importa... sería conveniente saber tu nombre para seguir conversando... ¿no crees? El mío es Kenmei ¿y el tuyo? -Me puse de nuevo la máscara y esperé a que me explicara qué pensaba hacer.

Sonreí al ver la molestia de aquel tipo ante mi ataque, no había cosa que más me agradara, bueno si, el simple hecho de matar por placer. - No serás un mendigo, pero tu forma de actuar lo parecía.- intenté tapar el bulto. Sabía de sobra que no era un vagabundo, pero no me quería delatar diciendo que le estaba siguiendo desde el puerto. -¿Un plan?- normalmente no tenía ningún plan, simplemente entraba, cogía lo que quería, mataba a todo aquel que se interpusiese y me marchaba. Pero dado que este tipo era del gobierno tal vez debía pensar algo menos agresivo.-Claro que tengo un plan. Tú despistas a los guardias y yo me infiltro a robar el objeto. Un plan fácil, ¿no? - la verdad que no se me ocurría nada mejor, esperaba que él diera una mejor idea. Después simplemente estrechamos la mano para cerrar el trato, mientras él se reía mostrándose su verdadero rostro, un grave error, pues si no me era fiel le perseguiría hasta acabar con él.

-Realmente no te necesito.- dije con brusquedad.- Pero tu ayuda me hará las cosas más fáciles.- o por lo menos eso esperaba.- Eres un agente del gobierno, ¿no? Tendrás facilidad para acercarte a los tesoros nacionales, o por lo menos tendrás permisos.- sonreí maliciosamente.- Quiero el ojo de Poseidón, una joya muy valiosa en este reino.- había dicho demasiado, solo esperaba que no me delatara y lo tuviera que matar antes de tiempo, odiaba tener que lidiar con novatos o inútiles.

Era brusco y no tenía un plan muy elaborado, además de que era un ladrón... No sé que hago aquí con él, pero quizá el robo podía ser algo interesante siempre que no me provoque ningún problema a mí. Con respecto a mi recompensa, los datos acerca del gyojin karate, realmente no creía que ese tipo supiera nada interesante, pero quizás con alguna demostración podría comprobar qué características biológicas les ayudaba a desarrollar esas técnicas con tanta facilidad. He oído de humanos que han aprendido a usarlo, pero de seguro les ha costado mucho más, quizás exige un control sobre el agua del cuerpo... Hum, es una interesante hipótesis, espero ponerla a prueba luego.

El gyojin, que no se presentó, a diferencia de mí, hablaba de facilidades, tesoros y permisos... No recuerdo haber firmado nada tocante a tesoros nacionales, pero si podría ser una distracción.

-Bueno, ¿y cuándo piensas hacerlo? ¿Actuarás ahora o esperamos a la noche? -Si prefería hacerlo ahora sería más fácil para mí, a ver cómo explico que me presento en medio de la noche, pero no sería de extrañar que decidiera esperar, así que estaba en sus manos.

No me terminaba de agradar aquel sujeto, de todas maneras había quedado claro quién mandaba y que si se le ocurría joderme yo le jodería el doble. Termine de escuchar sus palabras, con la espera de encontrar alguna estrategia mejor, pero dado que quería hacer el trabajo lo antes posible no quería complicarme en realizarlo a altas horas de la noche. Además dudaba que en la isla gyojin se supiera cuando era de noche, ya que siempre tenía la misma luz al encontrarse en lo más profundo del mar.

-Venga, pues ya está todo listo. Tú te encargas de los guardias y yo de infiltrarme.- me incorporé y camine por la calle al lado de aquel tipo. Cuando más nos acercábamos más me daba cuenta que aquella arquitectura no se parecía nada a un ayuntamiento y como era de esperar no lo era, pues en toda la puerta ponía bien grande "Museo". Sonreí sabiendo que esos lugares no solían estar protegidos por muchos vigilantes, este trabajo iba a ser fácil. -Por cierto, me llaman Peste Blanca.- le sonreí a mi compañero y le di unas palmaditas para poner el plan en marcha mientras me separaba de él y buscaba un lugar por donde infiltrarme.

Desde la lejanía observe como aquel tipo se ponía a hablar con los guardias de la puerta ¿Qué estaría contándolos? La verdad me importaba poco mientras los tuviera ocupados y no me molestaran en mi incursión. Espere hasta que no hubiera nadie cerca y me adentre por una de las ventanas que estaban abiertas.

Nada más atravesar el ventanal di una voltereta en el suelo para hacer el mínimo de ruido, por desgracia una señora de la limpieza se encontraba en esa sala y se me quedo mirando con cara de pocos amigos. Me quedé paralizado al no esperarme tal inconveniente. La mujer parecía bastante molesta, no sabía si por haberme introducido en el museo o por haberla pisado lo fregado. Hubo unos minutos de tensión, en el que los dos estábamos completamente quietos, a la espera de un movimiento imprudente del otro. La mujer agarro con fuerza la fregona que tenía en las manos y cogía mucho aire, como si estuviera a punto de gritar. Reaccione lo más deprisa que pude, lanzándola un cuchillo que por desgracia se me resbalo de las manos. El cuchillo fue directo a la frente de la mujer, pero sin dar un mísero giro en el aire, provocando que el mango le impactara con fuerza y la hiciera caer al suelo dejándola totalmente inconsciente. Espere unos segundos, aguardando a que alguna alarma saltara o los ruidos de alguien acercándose, pero allí no había nadie más.

Recogí mi cuchillo y escondí el cuerpo de la señora mientras con la mirada buscaba el objeto que deseaba, pero no tenía tanta suerte como creía. Cogí un puñado de llaves de un bolsillo de la señora y me dispuse a inspeccionar aquel lugar. No debería llevarme mucho tiempo hasta encontrar lo que buscaba.

En cuanto se despidió de mi diciendo lo que supuse que era un apodo, me dirigí a la entrada del museo, quitándome la máscara para mostrar mi rostro aparentemente más joven. Intentando parecer lo más amable posible comencé a hablar con los dos guardias que allí se encontraban.

-¡Buenas! Estoy llevando una investigación a cabo centrada en el gyojin karate, estoy muy sorprendido por la gran facilidad que mostráis en su aprendizaje ¿creéis que podéis ayudarme?

Al parecer les caí bien, o al menos le gustó que el tema a tratar fuera el estilo de lucha que lleva su nombre, pues sonriendo me preguntaron cómo podían ayudarme.

-Pues es muy sencillo, me gustaría que me hicierais una demostración, ¿os importaría traer a alguno de vuestros compañeros de dentro? Cuantos más tipos de gyojin vea, más datos tendré... también necesitaría una muestra de sangre.

Con esto intenté que al menos algún guardia dejase su puesto dentro, además de ser beneficioso para mi investigación. Los gyojin respondieron favorablemente, aunque lo de la sangre no les hizo demasiada gracia.

De manera que allí estaban, cinco guardias mostrándome su control sobre el agua. La verdad es que creo que desde fuera se vería algo ridículo, pero fue bastante útil. Si estaba en lo correcto, el control sobre el agua podría estimularse y los gyojin tienen más agua que un humano medio, por eso es que les es más fácil aprender el gyojin karate, con menos control pero más agua no necesitan tanto entrenamiento como necesitaría un humano. Con la sangre de estos individuos contrastaría mi hipótesis y, de acertar, intentaría fabricar un fármaco que diera temporalmente el control necesario sobre el agua como para emular este estilo.

Espero que esta distracción le fuese suficiente a Peste, pues tres guardias habían abandonado sus puestos en pos de la ciencia. Los mantendría un poco más de tiempo ocupados y esperaba que le diera tiempo a encontrar lo que buscaba y salir.

Camine con sigilo por la estancia, andando sin hacer ruido y con mis sentidos al cien por ciento para percatarme de la presencia de algún enemigo. Pero los minutos pasaban y el silencio inundaba el lugar, a excepción del barullo que se escuchaba en el exterior. Llegué a lo que parecía ser un mapa gigante del lugar. Intenté con todas mis fuerzas descifrar aquel complejo dibujo que indicaba donde se encontraban las obras dependiendo de su valor. Al cabo de unos pocos minutos, deduje por instinto más que por otra cosa, que las joyas y lo que estaba buscando debía encontrarse en la planta superior.

Conseguí llegar con rapidez a lo que parecía ser una escalera que subía a la planta deseada, pero como un rayo tuve que esconderme al escuchar como unos cuantos guardias bajaban e iban conversando sobre su nivel de karate gyojin. Por unos segundos me quede pensando de qué hablaban, hasta que comprendí que mi anfitrión estaba haciendo bien su trabajo. Esperé con cautela a que ningún guardia más bajara, para poder subir con seguridad por aquella escalera.

Una vez arriba y sin ningún problema, me puse inspeccionar el lugar, observando con detalle cada vitrina y su contenido. A los pocos minutos encontré lo que estaba buscando, un anillo con una enorme amatista que iluminaba toda la vitrina con su poder. Saque el manojo de llaves que había robado a la señora de la limpieza y fui probando una a una en la cerradura de la vitrina. Parecía que la suerte no estaba de mi lado, pues hasta que no llegue a la penúltima llave la cerradura de la vitrina no cedió para abrirse. La abrí con el mayor cuidado del mundo, en busca de algún mecanismo que pudiera saltar una alarma e introduje el brazo para coger aquel objeto que tanto apreciaba. También cogí otra serie de objetos que había en la vitrina para compensar el trabajo a mi buen anfitrión.

En ese momento, unos pasos se escucharon a mi espalda. Temiendo lo peor, me volteé y observé con asombro como la señora de la limpieza se encontraba de pie, con una mirada furiosa y un enorme chichón en la frente. La mujer empezó a dar giros con la fregona, como si de una maestra de artes marciales se tratara y se lanzó al ataque. Recibí el impacto sin inmutarme, haciendo que el palo reventara en mil pedazos contra mi cuerpo y me dejara completamente a merced de un nuevo ataque. Agarrando, sin pensármelo, el rostro de aquella mujer y estampándolo contra el suelo, provocando un leve terremoto que hizo que algunas figuras se cayeran dentro de sus vitrinas y saltara la alarma.

-Me cagón la ...-pude decir antes de saltar por la ventana más cercana y aterrizar sobre un arbusto de Alt*. Cuando conseguí salir del lugar, me dirigí al callejón donde mantuve la charla con mi anfitrión y me deje caer en el suelo. Sintiendo un profundo cansancio y un leve mareo. Me coloque lo más cómodo que pude entre dos cubos de basura y me relaje a la espera de aquel tipo enmascarado. Estaba seguro que era lo suficientemente listo para saber que nos reuniríamos allí una vez acabado el trabajo.

*Alt: Una raza de planta que me he inventado. Esta planta es como un arbusto normal, pero lleno de espinas y vayas con un leve veneno, nada peligroso.

Todo fue sobre ruedas... al menos hasta que sonó la alarma.

-¡Oh! Siento haberlos distraído, gracias por todo.- Les dije a los guardias mientras entraban en el edificio y yo me alejaba.

Con algo de suerte, Peste habría conseguido escapar indemne, por lo que me dirigí al callejón con la intención de esperarlo. Para mi sorpresa, ya estaba allí, derribado entre dos cubos de basura. No sé si había tomado algo, estaba herido o tenía alguna enfermedad, pero resultaba una escena un tanto patética. Tan rápido como pude le tomé el pulso, estaba vivo y, por la mirada que me echaba, consciente.

-Peste, ¿todo bien? ¿tienes lo que querías?- Pregunté retirando mi mano de su muñeca y esperando algo más que un simple "sí, estoy bien". Si era serio podría necesitar tratamiento o incluso cirugía. Realmente ya tenía lo que quería de los gyojin, pero otra muestra más no me vendría mal y... al fin y al cabo, no me agradaba la idea de dejar un cadáver en las calles en mi primera visita a la isla. Es posible que en el futuro tenga que volver y ninguna sospecha debería interponerse en mi camino.

Yupiiii....mi mente daba vueltas y hacía percibir la realidad de una forma más feliz y alegre. Me quede observando un animal peludo y con grandes ojos que me daba abrazos calentitos, sintiéndome feliz. De repente, un enorme tipo con una cara blanca y una enorme sonrisa empezó a hablarme y agarrarme de la mano. No entendía que estaba pasando, así que zarandeé la cara y el mundo volvió a la realidad. A mi lado se encontraba Kennei, tomándome el pulso, mientras una rata me devoraba el pie. La pateé sin miramiento y mire algo cabreado a Kennei, no me gustaba tener a alguien tan cerca y menos tocándome.

-Sí, sí. Estoy bien.- dije poniéndome en pie con la ayuda de la pared y sintiendo una nausea muy extraña. No pude evitar ponerme a vomitar en el cubo de la basura que tenía al lado, mientras levantaba la mano y decía entre arcadas.- Como digas una sola palabra o te mato.- después vomite todo el veneno que estaba en mi cuerpo, sintiéndome totalmente aliviado y como nuevo.

-Por tu ayuda en esta dura misión, bla bla bla, te entrego esto.- le arroje una bola de tela, la cual en su interior había varios objetos que había robado.- Yo ya tengo lo mío.- dije sacándole el dedo índice mostrándole la pertenecía que había robado, un anillo azul intenso.- Después me agache a quitarme las zarzas que seguían enroscadas en mis piernas y se las mostré a Kennei.- Estas plantas solo se encuentran en la isla gyojin y son más fuertes que muchas drogas humanas, deberías llevártelas de recuerdo.- me sacudí la suciedad que tenía encima.- Ah, por cierto, ¿querías saber sobre el karate gyojin? Pues solo te daré un consejo. El agua y tú tenéis que ser el mismo ser. El gyojin y el humano venimos del agua, por lo que desde hace millones de años eramos uno, solo hay que entrenar esas raíces para que se vuelvan a unir.- me eche a reír y golpee con cuidado a mi nuevo amigo, mientras me alejaba.- Se que es difícil de entender, pero si de verdad estas destinado a aprender el karate gyojin lo acabaras entendiendo. Suerte en tu viaje, amigo.

Spoiler:

Peste volvió en sí, un poco cabreado, lo cuál es lógico. Estaba bastante mareado y vomitó un par de veces, diciéndome que no quería oír ni una palabra... Meh, no hacía falta que hablara, él mismo estaba pasándolo lo suficientemente mal como para tener que decir yo algo.

Cuando acabó sí que quise hablar, pero no me dio tiempo, él empezó a agradecerme, a su forma, mi inestimable ayuda, entregándome en una tela enrollada algunos objetos que presumiblemente serían robados. Después me enseñó el anillo que había robado para sí.

[color:b6a1=8850ff]-Hum... muy interesante, un placer hacer negocios contigo, Peste.- Dije quitándome la máscara una vez más y dándole una palmadita con una amplia sonrisa.

Después de eso, me dio unas zarzas, que presuntamente eran la razón de su malestar temporal, y un consejo sobre el gyojin karate. La verdad es que creo que no comprendió del todo mi interés en él... pero bueno, qué más da. Se marchó tras una carcajada y un leve golpe que supuse mostraba cierta complicidad ¿sería posible que me considerara un amigo después de todo? Je, que curioso, desde luego no era un tipo normal... este Peste... Sería interesante encontrármelo en otra ocasión.

Me dirigí al barco y me puse la máscara, satisfecho con los resultados. Me llevaba el consejo sobre el gyojin karate, las zarzas, las muestras de sangre, lo que había podido observar de las demostraciones de los guardas y lo que me regaló Peste envuelto en tela.

[color:b6a1=8850ff]-Esto sí que ha sido una investigación fructífera jajajaja. -Dije en voz alta cuando el barco partió.

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